Belchite Salas Larrazabal
Belchite Salas Larrazabal
Belchite Salas Larrazabal
El plan del Gobierno de la Republica consistía en hacer confluir sobre Zaragoza cuatro
Agrupaciones, que avanzarían resueltamente hacia la ciudad desde el norte, el este y el sur
para tomarla en breve tiempo y distraer fuerzas Nacionales del Frente del Norte. Las Heroicas
Brigadas Navarras estaban a punto de tomar Santander y proseguir hacia Asturias
La Agrupación A lo haría a partir de las dos horas del día 24 de Agosto del año 1937,
inicialmente sobre Zuera y después de atravesar el río Gallego dejaría una brigada para retener
el Cruce del Ferrocarril y la Carretera y prevenir cualquier peligro procedente del norte;
simultáneamente destacaría una columna motorizada, compuesta por otra brigada, una
compañía de ingenieros, una batería de artillería y todos los tanques y blindados de la
Agrupación, cuyo grueso se dirigía a Zaragoza, siguiendo la carretera Zuera- Villanueva del
Gallego, en tanto una fracción de la misma, integrada por un batallón motorizado, lo haría por la
otra parte del río, a lo largo de la carretera Zuera- San Mateo de Gallego; la misión de esta
pequeña columna sería flanquear la anterior. Al llegar la brigada motorizada a San Gregorio, a
siete kilómetros de Zaragoza, dejaría un batallón que ocuparía la posición y la defendería, y
con el resto de las fuerzas entraría en la ciudad atravesando los puentes de Hierro y de Piedra,
hasta llegar a la Estación de Ferrocarril y El Pilar. El grueso de la Agrupación seguiría a la
columna motorizada, ocuparía Villanueva del Gallego y entre las 21 y 22 horas del día 24
entraría en la ciudad, en la que tomaría posesión del Castillo de la Alfarería, de las casas de
Teléfonos y Correos, de la Audiencia Provincial y del Hotel Universal, donde según la orden, se
alojaban los técnicos alemanes e italianos.
La Agrupación C tenía su base de partida en la zona de Pina de Ebro, al norte del río; a las
cuatro horas atravesaría la corriente fluvial y progresaría hasta la Estación de Ferrocarril de
Pina, y desde allí seguiría hasta cortar la Carretera de Zaragoza a Quinto, entre los Kilómetros
36 y 39, en los que se fortificaría dejando libre la calzada. al amanecer del día 25, atacaría
Quinto en combinación con tropas del V Cuerpo de Ejercito de la agrupación D, en la que
quedaría absorbida.
La Agrupación D, que constituía la fuerza principal, adelantaría su acción a las 21 horas del día
23 de agosto, es decir, siete horas antes que las restantes, y como en Brunete, intentaría una
infiltración nocturna por sorpresa, que debía situar en la línea Mediana- Fuentes del Ebro a la
4ª Brigada de Caballería y a la 100ª Brigada de la 11ª División. Esa vanguardia retendría la
línea alcanzada, en la que se fortificaría, y detrás de ella dos brigadas alcanzarían las alturas
existentes entre Quinto, Mediana y Fuentes de Ebro, desde las que cooperarían con la
Agrupación C en el asalto a Quinto. Otra Brigada atacaría el pueblo de Codo y cortaría la
carretera de Belchite a Zaila y Mediana, situándose frente a Belchite. Mientras se desarrollaban
esta acciones de limpieza a retaguardia de la línea Mediana- Fuentes de Ebro, alcanzado por la
vanguardia, el grueso de la Agrupación la atravesaría y seguiría rápidamente a Zaragoza, y
después de alcanzar y ocupar Torrero y Montemolín penetrarla a las 21 horas en la ciudad,
posesionándose de Telégrafos, del CG. Falangista, de sus Servicios de Información, de los
Cuarteles del Ejercito, de las Estaciones de la MZA y Ferrocarriles de Cariñena, del Banco de
España y del local de la CNS, hasta llegar a la calle del Coso y la plaza San Miguel, donde
enlazaría con las Agrupaciones A y B. El día 25 se ocuparía Quinto y las fuerzas que
alcanzaran la línea Mediana- Fuentes de Ebro avanzarían hasta otra, jalonada por Zaragoza,
Cadrete y el Km. 12 de la Ctra. de Cariñena.
Cooperando con las fuerzas de Modesto las tropas en línea del XII Cuerpo (25ª Div.)
avanzarían el día 24 hasta 500m de belchite, al objeto de dar la impresión de un avance
general por todo el frente, en tanto una división eventual, la de flanqueo que mandaría el Tcol.
Pérez Salas, iniciaría sus operaciones, como las restantes agrupaciones, a las cuatro horas del
día 24, con la misión de ocupar la Puebla de Albortón y envolver Belchite por el noroeste,
cortando sus comunicaciones a la vez que cubría el flanco izquierdo de la Agrupación D y
colaboraba en el cerco total de Belchite.
La orden disponía que toda la atención de los mandos debía de concentrarse en el objetivo
principal, hasta llegar a "desatender en absoluto las acciones secundarias sobre Quinto u otras
a retaguardia". Vicente Rojo en sus instrucciones generales reclama sorpresa y secreto, y
rubrica: "no atacar de frente, pasar de lado las vanguardias y envolver los gruesos". Señala que
"las direcciones de ataque elegidas constituyen puntos débiles de la línea enemiga contra la
que no debe de empeñarse un combate por el fuego". "Profundizar sin temor a dejar los flancos
descubiertos, en la seguridad de que otras fuerzas de la retaguardia tienen la misión de apoyar
y crear la seguridad de las que profundizan". A la caballería le advierte, como a las fuerzas
motorizadas, que "no teman superarse mucho del grueso de las columnas, pues sus
movimientos serán fáciles, ya que desde los primeros momentos operaran en zonas de
retaguardia, donde el enemigo no está organizado y si actitud no puede ser otra que la de
desconcierto y débil resistencia". A la aviación, de la que se queja que actúa con demasiada
independencia, le pide mayor enlace con tierra, pues "no debe olvidar que la infantería tiene la
impresión de que la aviación nuestra actúa muy poco tiempo a su vista y en cooperación con
ella". En cuanto a la presunta respuesta del enemigo, supone Rojo que este lo hará con
reservas locales, pero que estas reservas deben ser batidas y arrolladas. Más tarde es de
esperar que empleen aviación en número restringido, a la que contestará la caza y la antiaérea.
Supone que el enemigo intentará acciones en masa de aviación y artillería, en cantidad de 50 a
80 aparatos, pero para entonces nuestras tropas deben de tener líneas sólidas, estar
perfectamente enlazadas con las unidades laterales, y por lo tanto, en disposición de hacer
frente con éxito al contraataque, Dada la tenacidad del enemigo, supone que la lucha será dura
a partir de ese tercer o cuarto día y que mandos y tropas deben estar en condiciones de
resistirla durante un periodo prolongado de 15 a 20 días.
El V Cuerpo de ejército, del que se desprendió la 45ª Div. que paso a la zona del XI Cuerpo,
era el encargado de realizar el esfuerzo principal y dicto su orden de ataque número I a las 13h
del 22 de agosto. Modesto articulaba sus fuerzas en cuatro columnas:
1ª Columna al mando de Luis Rivas Amat, jefe de la 100ª Bda. mixta, constituida por esta y la
4ª Bda, de caballería. Era la encargada de situar un frente defensivo en la línea Mediana-
Fuentes de Ebro y ocupar ambas localidades hasta que una vez conquistada Zaragoza pasara
a la línea Zaragoza-Cadrete, Km. 12 de la Ctra. de Cariñena.
2ª Columna al mando del General. Walter, que contaría con las tropas de las Brigadas
Internacionales XI y XV, y cuya misión sería la de envolver y ocupar Quinto, limpiando el
terreno circundante.
3ª Columna al mando de Nilamón Toral Azcona, jefe de la 32ª Bda. de la 35ª Div., que tendría a
sus ordenes su brigada y la 116ª Bda. de la 25ª Div. Su misión sería la de ocupar Codo y seguir
hacia Belchite que sitiaría en cooperación con la 25ª Div., reducida a una sola brigada: 118ª
Bda. de Cristiano Castán.
4ª Columna, la principal, mandada por Líster e integrada por las 1ª y 9ª Bdas. cuyos jefes eran
Fco. Cacho Villarroig y José Montalvo, que habían sustituido a Alberto Sanchez y Gonzalo
Pando, muertos en Brunete. La columna, totalmente motorizada, se lanzaría resueltamente por
el Camino Viejo y a ella correspondería el honor de entrar la primera en Zaragoza.
En Reserva del cuerpo mantenía Modesto a la 134ª Bda. mixta de la 31ª Div. que tenía por jefe
al Cte. de Infantería Celestino Miranda.
Como medios adicionales, la Agrupación Modesto contaría con dos grupos de 7´62; dos de
105mm y uno de 75mm; tres Bons. de Ingenieros; un Bon. y una Cía. de Tanques y 35
Blindados. Des estos medios se le entregaron a Líster 24 Tanques, 27 Blindados y 2 Baterías
de Artillería. Todo el resto, excepto 10 Tanques que se afectaron a la 2ª columna, quedaron a
disposición del cuerpo.
Modesto analiza el frente del enemigo, del que dice que tiene su primera línea dos Kms. al sur
de Belchite y se prolonga por un sistema de defensa que rodea el pueblo "constituyendo el
conjunto, una mediana organización defensiva reducida a la ocupación de pequeñas
posiciones, dejando grandes espacios sin ocupar". En cuanto a sus efectivos dice que su
densidad "es muy pequeña en Codo y algo mayor en Belchite y Quinto, sin ser excesiva".
Estas ordenes dan fin al periodo de preparación y principio a la fase de operaciones, pero en la
distribución de fuerzas y medios hay algo notable que debe consignarse forzosamente y es que
de las 28 Bdas. implicadas (27 mixtas y un de caballería), ocho eran de base confederal (116ª,
117ª, 118ª, 119ª, 120ª, 127ª, 141ª y 153ª) y catorce de base comunista (1ª, 9ª, 100ª, XI, XII,
XIII, XV, 6ª, 21ª,32ª , 102ª, 122ª, 123ª y 124ª). Todos los jefes de la 4 agrupaciones y de las
cinco columnas de la Agrupación Modesto y la Div. Eventual de Flanqueo eran comunistas
excepto Pérez Salas.
La Agrupación A vadeo el Río Gallego y llegó hasta las inmediaciones de Zuera que no pudo
ocupar, como tampoco su Estación de Ferrocarril situada en la otra orilla del río.
El inefable Kléber, de la agrupación B, empezó pronto a enviar sus fantásticos informes dando
cuenta de supuestas victorias que esta vez limita en extensión por haber encontrado "fuerte
resistencia". En realidad apenas había hecho nada ni topado con nadie.
La columna de Toral rebasó y cercó Codo y llegó más allá de Belchite, por lo que al final de la
jornada pudo reforzar el sector de Mediana con la 32ª Bda. y el de Quinto con la 116ª Bda.
La columna motorizada de Líster avanzó hasta Fuentes de Ebro, pero de allí no se podía pasar
porque el pueblo y la carretera se defendían ferozmente por la guarnición local. No obstante, el
General RUSO Gregorovich facilitó personalmente una información que transmitió el ejercito al
Estado Mayor Central, con la salvedad de que "hasta el momento actual" no ha sido
confirmada, en la que el general soviético aseguraba que la columna de Líster se encontraba a
1500m de los puentes de Zaragoza y que personalmente había viajado en un blindado para
comprobar las resistencias existentes. Los mariscales soviéticos faroleaban tanto, por lo
menos, como sus alumnos carpetovetónicos.
En conjunto, el avance había sido considerable en el sector de Zuera y profundo en el de
Belchite, pero su significado era escaso, pues se reducía a progresiones en los espacios
vacíos. Las posiciones, rebasadas o no, resistían con firmeza y la línea Mediana - Fuente de
Ebro, que habría de servir como base de lanzamiento de la columna motorizada, no se había
ocupado.
Al flanco izquierdo, la División Eventual de Pérez Salas tampoco llegó a la Puebla de Albortón y
a su derecha las fuerzas que le quedaban al Col. Sanchez Plaza avanzaron hacía Belchite que
quedó prácticamente aislado.
Las jornadas siguientes irían quebrantando lo que quedaba de optimismo, al tiempo que la
resistencia del enemigo se endurecía en el frente y se mantenía desesperadamente en los
reductos dejados en la retaguardia.
La Agrupación C enlazó en Quinto con la D y, como estaba previsto, quedo integrada en ella
después de ocupar la ermita de Boneste.
Las fuerzas de Modesto, incrementadas como hemos visto con la Agrupación C, no lograron
grandes cosas: Wálter siguió estrellándose ante la reducida guarnición de Quinto, en tanto la
116ª Bda. del anarcosindicalista Boada, más afortunada, logró ocupar Codo al caer la tarde,
después de que sus defensores, requetés - Catalanes del Tercio de Requetés de Ntra. Señora
de Montserrat -, habían perecido en su casi totalidad. Al final de la jornada Quinto se encuentra
también prácticamente ocupado aunque en su interior se mantienen algunos núcleos aislados
de defensores que resisten.
Todo esto ocurría en la inmediata retaguardia del grueso de las fuerzas de Modesto que
habrían de desarrollar el máximo esfuerzo en la dirección principal. En ese sector se hicieron
intervenir, afectándolos al V Cuerpo, a la 21ª Bda. de la 24ª Div. y a la 134ª Bda., que
normalmente pertenecía a la 31ª Div., pero que, para la operación figuraba como reserva de la
Agrupación D. Estas dos unidades reforzaron la punta de lanza de la 11ª Div. que siguió
estrellándose ante Fuentes de Ebro cuyas posiciones defendían los Guardias de Asalto de
Zaragoza. En Mediana chaqueteo la 4ª Bda. de Caballería que ese día y la víspera había
sufrido muchas bajas y fue allí donde se situó la 134ª Bda. Líster tomó a su cargo el mando de
todo el frente entre Mediana y Fuentes de Ebro, y su columna motorizada se mantuvo tascando
el freno a 2 km. a retaguardia de Fuentes de Ebro.
En el frente del XII Cuerpo se consiguieron ligeros avances de las Div. 30ª y 25ª, y el día 26
quedo a cargo de esta gran unidad el asedio de Belchite, cuyo cerco total quedó perfilado;
también quedaron encuadradas en el XII Cuerpo las fuerzas que la víspera ocuparon Codo con
lo que pasó a ser responsabilidad de Sanchez Plaza la limpieza de todo el terreno a
retaguardia de Líster. Según Vicente Rojo estas fuerzas hicieron 821 prisioneros y capturaron 6
piezas de artillería, 20 ametralladoras y 1500 fusiles. aún suponiendo que en esa cifra se
englobaron las pequeñas guarniciones de Codo y Quinto y la de las posiciones del sector, la
cifra parece algo exagerada y muy fácilmente incluya a los paisanos de esas localidades. La
Div. Wálter dio por finalizada la limpieza de Quinto a las 18h del día 26.
En Fuentes de Ebro se luchó con extremada violencia pero no se consiguió dar un paso
adelante. Al darle cuenta Rojo a Prieto de las novedades de la jornada le dice para consolarlo
"que el enemigo está muy agotado".
La orden general de operaciones número 2 del V Cuerpo, fechada a las 21´50h del día 26,
señala que sus fuerzas han alcanzado una línea jalonada por el km. 4 de la Ctra. de Belchite a
El Burgo - Cabeza de los Dineros - Alturas al SE de Mediana - alturas de la margen derecha del
Río Ginel - Rodén - 800m al sur de Fuentes de Ebro - Quinto.
Para el día 27 ordena que la 11ª Div. , reforzada por la 134ª Bda., ocupe Fuentes de Ebro,
corte la Ctra. de Belchite a El Burgo, y se instale en las Alturas al N del valle del Río Ginel que
dominan Mediana y Fuentes de Ebro. Detrás la 35ª Div., una vez conquistado y limpiado
Quinto, pasaría a ocupar posiciones en la Ctra. Zaragoza - Castellón entre los km. 27 y 28 y
desde allí avanzaría al amanecer hacía Zaragoza. Una de sus brigadas, la XI internacional,
quedaría enlazando con la 11ª Div. cuando llegara a la Manga, al S de la Matilla y al N de
Fuentes de Ebro, en tanto las otras que serian la XV internacional y la 102ª Bda. seguirían
hacia Zaragoza, en cuyo itinerario fuerzas de la XV Bda. guarnecerían y mantendrían a toda
costa el Cruce de la Ctra. General, por la que avanzaban, con la de Belchite a El Burgo, pueblo
que ocuparían unidades de la 102ª Bda. Señala, como norma de conducta, a las fuerzas de
Wálter que el avance debía de efectuarse entre el río y el ferrocarril "sin pretender forzar
aquellos núcleos, como Fuentes de Ebro, que podrían entorpecer la marcha" y añade: "cuidar
el enlace con la 11ª Div. pues de ello puede depender el éxito".
El primer día se pensaba que bastarían dos brigadas para ocupar y defender la línea Mediana -
Fuentes de Ebro y otras dos para dirigirse simultáneamente a Zaragoza. el día 27, tres más
tarde, toda la División Líster, reforzada con las brigadas extraídas de las Div 24ª y 31ª y con los
restos de la 4ª de Caballería, resultaban insuficientes para proteger la línea de partida y había
que renunciar a ocupar Fuentes de Ebro limitándose a rebasarle por su flanco. Para el avance
hacía Zaragoza se necesitaba a toda la División Walter, que previsoramente iba reduciendo su
punta de lanza, a medida que progresaba, al tener que dejar grandes jirones de sus fuerzas en
la protección del itinerario.
Al norte del río las agrupaciones A y B siguieron frenadas y lo único que pudo decir Rojo en su
informe al ministro es que la A conservaba sus posiciones. Kléber sigue fracasando frente a
Villamayor y se lamenta de que la XII Bda. Internacional, los italianos der Pencheniatti, no
"tienen su moral a la altura necesaria" y de que los sindicalistas de la 119ª Bda. "no valen para
nada". En realidad la XII Brigada Internacional sufrió fuertes bajas y a pesar de los refuerzos
recibidos de las Bda. 130ª,131ª y 141ª no logró sus objetivos. Kléber alaba a los de la 130ª y se
queja del comportamiento de los demás, de los que dice que no estaban fogueados.
Demasiadas disculpas para velar una clara incapacidad en el mando. Las ordenanzas
españolas dicen sabiamente que ningún superior puede disculparse, en asuntos que debe
vigilar y dirigir por sí, en errores o faltas de sus inferiores. Kléber no deja de hacerlo nunca,
siempre son sus inferiores los responsables de lo que pudo y debió de hacer él. En esta
jornada relevó a Pencheniatti del mando de la XII Brigada Internacional, que entregó a Nino
Raimondi, lo que no mejoró las cosas.
En la jornada del 27 continuó la acción ofensiva en todos los sectores y durante ella se alcanzó
la máxima penetración de las fuerzas del Gen. Pozas. Pérez Salas logró llegar a la Puebla de
Albortón. La agrupación A de Trueba forcejeó sobre Zuera, localidad en la que se sucedieron
ataques y contraataques, y el sector principal, el cuarto Bon. de la 100ª Bda. de Líster alcanzó
Mediana.
En la inmediata retaguardia, Belchite atraía la atención general y el Col. Sanchez Plaza, que
como dijimos quedó encargado de su captura, solicitaba para lograr su objetivo "tropas más
aguerridas", petición que provocó un telegrama del Gen. Pozas, que debió del ser muy duro,
pues Sánchez Plaza lo calificó de "muy desagradable". Para el cerco de Belchite disponía de la
Bda. 118ª que mandaba Castán y de parte de la 117ª de Agustín Barrios y como le pareciera
insuficiente solicitó a la agrupación D la cesión de la 153ª Bda., la antigua columna "Tierra y
Libertad", a la que según Sanchez Plaza, podría relevar la 32ª Bda. mixta de Toral. La tercera
columna, entonces constituida por las Bdas. 116ª que mandaba Boada y la 32ª que era la de
Toral, tuvo como objetivo el día 27 el de consolidar la ocupación de Codo en tanto se
preparaba para futuras operaciones sobre Belchite. La 133ª Bda. mixta que mandaba el Mayor
de Inf. Rodriguez Bozmediano, tenía como misión la vigilancia y protección del flanco izquierdo
en contacto por el norte con el 5ª Reg. de Caballería que relevó a la 4ª Bda., muy diezmada,
que paso a retaguardia a reorganizarse; por el sur debía de enlazar con la tercera columna. De
hecho todas estas fuerzas se ocupaban en actividades de limpieza y reconocimiento de la zona
embolsada y por tanto participaban, ya directamente y a indirectamente en el asedio de
Belchite. Lo que Sánchez Plaza solicitaba es que todas ellas pasaran a sus ordenes.
Al norte del río, Kléber, que fue reforzado por la casi totalidad de la 44ª Div, siguió siendo
incapaz de alcanzar Villamayor del Gallego y la agrupación A mantuvo vivo su forcejeo ante
Zuera, donde se sucedieron a lo largo de la jornada una serie de violentos combates.
En el frente exterior, Pérez Salas atendió a dar seguridad al flanco izquierdo de la penetración
corneándose hacia Fuendetodos y ordenó que se fortificará la línea Fuendetodos - La Puebla
de Albortón - Mediana. Modesto intentó de nuevo atravesar la línea Mediana - Fuentes de Ebro,
en la que ya se combatía, toda la 24ª Div., sin que le acompañara el éxito.
Al norte del río Trueba volvía a fracasar frente a Zuera, aunque el día 27 logró conquistar su
estación. Sus Bdas., la 122ª, 123ª, 124ª y 127ª, esta última confederal, recibieron al final de la
jornada la orden de establecerse defensivamente después de un nuevo fracaso en el intento de
avanzar hacia San Mateo de Gallego por la orilla izquierda del río, por donde según el plan
inicial debiera haberlo hecho la pequeña columna motorizada de flanqueo de la principal.
Kléber anunció como éxito el regreso a sus líneas de los batallones primero y cuarto de la XIII
Bridada Internacional, los que tenían por nombre los de Palafox y Dombronski, que llevaban
dos días perdidos. Según su versión digna de un periódico humorístico, esos batallones habían
ocupado el día 27 Villamayor, localidad en que capturaron prisioneros a un Estado Mayor
Español y otro Alemán. Como en el combate se quedaron sin municiones se vieron obligados a
abrirse paso a la bayoneta por San Gregorio, replegándose con 130 prisioneros entre los que
figuraba el Cte. militar de la plaza y 4 alemanes. Contraatacados pasaron por momentos
difíciles y solo lograron alcanzar la líneas propias 130 hombres que llevaban consigo 30
prisioneros. Es difícil camuflar mejor un mayor desastre. La realidad es que esos dos batallones
anduvieron perdidos y desorientados, acorralados y hostigados por el enemigo que los aniquiló
casi totalmente pues lo único cierto del informe de Kléber es que ellos no lograron regresar más
que 130 hombres. El día 29 fue de calma pues agotada prácticamente la capacidad ofensiva
del ejercito del Este sus tropas se vieron obligadas a descansar sobre la línea alcanzada. La
única actividad se centró en torno a Belchite que vio estrechado su cerco. Sánchez Plaza
reunió para el asalto de la plaza a las Bdas 116ª, 118ª, 32ª y 153ª y solicito refuerzos pues el
"enemigo concentró huidos en Belchite y resiste con nutrido fuego". El frente recibió la visita del
Col. Rojo y el Gen. Pozas que cedieron a Sánchez Plaza 20 tanques y un grupo de artillería
"para hacer el asalto mañana previo bombardeo de aviación y preparación de artillería".
La jornada de descanso fue aprovechada para rehacer el dispositivo de ataque y Pozas decidió
reanudar la ofensiva para lo que dictó su orden general número 14 (segunda relativa a la
batalla). En ella disponía que la agrupación D quedara constituida por las Div. 24ª y 35ª, al
mando de Gallo y Wálter, aquella con las Bdas. 3ª y 134ª y esta con las Bdas. Internacionales
XI y XV; la agrupación se reforzaría con la 145ª Bda. Mixta, la cuarta de caballería, que volvía a
entrar en línea, y cuatro baterías antiaéreas conservando toda su artillería, blindados e
ingenieros.
La línea de partida quedaría cubierta por una nueva agrupación, que se denominaría
agrupación F constituida por las Bda. 102ª, 120ª y 143ª todas ellas al mando del Capitán de
Infantería Nicanor Felipe, jefe de la última y que relevaría a la desgastada 11ª División que
pasaba a la reserva del ejercito para ser reorganizada. El frente de la Agrupación F iría desde
el río Ebro hasta Fuentes de Ebro, en tanto el sector de Mediana quedaría cubierto por la 21ª
Bda. Mixta que dejaría la 24ª Div., en la que sería sustituida por la 134ª Bda.
El día 31 se mantuvo con idénticas características. Al norte del Ebro los nacionalistas
contraatacaron por el sector de Zuera y para aliviar su empuje, Kléber recibió la orden de
presionar por su frente lo que prometió hacer. En Belchite se luchó ferozmente y las trincheras
cambiaron varias veces de mano pues los defensores estaban dispuestos a vender caras sus
vidas; en la jornada perdieron la Estación de Ferrocarril y varias trincheras que habían tomado
poco antes, aprovechándose los defensores de una suspensión del ataque debida a la
necesidad de "repostar los tanques y habilitar los útiles después de la inutilización de algunos
por el bombardeo de la aviación", única protección y apoyo del que gozaban los sitiados. A las
5 de la tarde Sánchez plaza reanuda el asalto "lográndose la total ocupación de la meseta con
sus obras fortificadas al noroeste, primeras casa y trincheras de las eras". Al parecer lo
conseguido no satisfizo al Gen. Pozas que quitó el mando del sector al Col. Sánchez Plaza
entregándose al Gen. Walter, que se hizo cargo a las 20h. Sánchez Plaza se sometió con
evidente disgusto y el nuevo jefe se dispuso a terminar con la resistencia. El coronel sustituido
termina así en su diario el relato de la jornada "entrego el mando del sitio al Gen. Walter por
orden del Gen. Pozas. Se transmite a todas las unidades que hay que resolver lo de Belchite,
pero…". En esos puntos suspensivos se encierra todo el escepticismo del Coronel, sobre lo
que abría de conseguir su sucesor, que además de todas las Brigadas empeñadas hasta la
fecha hizo intervenir a sus dos Brigadas Internacionales y al 35º Grupo de guardias de asalto.
Sánchez Plaza comenta: "se pidió una Brigada; ahora envían dos más y un grupo de Artillería y
la aviación a disposición del General" y luego añade "nosotros carecíamos de ella y sufrió la
tropa 15 bombardeos". Con esta acumulación de medios el ataque adquirió un vigor desusado
y Walter, a las 24h, da parte de que han quedado "ocupadas las defensas de Belchite que
queda virtualmente ocupado pues quedan únicamente el casco de la población y el Seminario,
por lo que será fácil mañana terminar la total ocupación". Sánchez Plaza en el telegrama en
que da cuenta a Pozas de haber entregado el mando precisa "a las 24´15h entrego mando
Sector Belchite a Walter, virtualmente ocupado".
Sin embargo, Sánchez Plaza tendría ocasión de no tener que lamentar lo que le parecía la
víspera un deseo de hurtarle un legítimo triunfo. La ciudad "virtualmente ocupada" sigue
resistiendo. Cordón llama a Sánchez Plaza para que le informe y este le dice: "Amigo Cordón;
aprecio diferencias con otras grandes unidades dotadas con gran lujo de fuerzas y elementos, y
nosotros no tenemos que aprender nada de extranjeros". La misma queja elevó al Comisario
General del Ejercito. Cordón le contesta: "Enterado vuestro telegrama al Comisario, lejos de
separarle del mando se le ha ampliado este, incluido Belchite, en el que espero entres muy
pronto a la cabeza de tus tropas como mereces por tu actuación". Sánchez Plaza ve con
asombro que se le restituye en su puesto y comenta en su diario: "No se que ha pasado por
parte del Mando". Pozas le confirma lo dicho por Cordón, a la vez que le ordena que contribuya
con la máxima energía a la ocupación de Belchite. "¿Qué ha sido esto?" pregunta estupefacto
el Coronel Sánchez Plaza en su diario.
Ha sido, que desvanecida toda ilusión ofensiva, toda la atención se centra en Belchite en donde
se espera encontrar un premio de consolación con vistas a la galería propagandística. Si
después del total fracaso de la ofensiva no se lograra ni esta pírrica compensación, al fracaso
se uniría el ridículo y este, junto al desánimo provocado por la caída de Santander el día 27,
podía producir efectos morales incalculables. Si a esto se suma que la ocupación de Santander
se cargó al haber de Mussolini, tanto por la propaganda gubernamental como por la prensa
fascista italiana, parecía conveniente impedir que la conquista de Belchite pudiera endosarse a
Stalin. Era mejor que el polaco-sovietico Walter pasara a segundo termino y que en Belchite
entraran fuerzas españolas con mando español. Si la Agrupación D hubiera entrado en
Zaragoza, hubiera parecido justo dejar Belchite a las internacionales, pero al quedar totalmente
excluida la posibilidad de alcanzar la capital de Aragón, los planes tenían que cambiar. No era
un "mea culpa", ni una reparación a Sánchez Plaza.
Sin embargo, los de Belchite parecían decididos a fastidiarles la función a sus presuntos
conquistadores y extremaban la resistencia fuera de todo calculo; por añadidura los nacionales
presionaban insistentemente en todo el frente y muy especialmente en dirección a la Salina, al
vértice Sillero y a Mediana y también al Norte del rió Ebro la Agrupación A se ve igualmente
comprometida. Las Fuerzas atacantes eran escasas y no parecían capaces de lograr una
penetración profunda pero aun así, el General Pozasa no las tenía todas consigo, para colmo
Kléber le sigue defraudando y la presión que se había comprometido a ejercer para aliviar el
frente no logra efecto ninguno. El Col. de la Iglesia, segundo jefe de Rojo, recibe un telegrama
de éste en el que refiriéndose a Kléber, dice: "no consigue nada a pesar de sus promesas", el
temor de que los nacionalistas logren levantar el cerco de Belchite sobrecoge a todos.
El día 2 se suceden los asaltos a la ciudad. El 35ª Grupo de Guardias de Asalto ataca el
Seminario en el que logran entrar a las 15h, pero "se lucha en el interior, caen algunos y nos
echan; hay que esperar la noche". La 117 ª Bda Mixta ataca el depósito de agua y el
transformador, pero también aquí el "enemigo arroja a nuestros soldados del terreno
conquistado". La 153ª Bda. logra penetrar en el pueblo por la carretera de Mediana y la XV
Internacional ataca precedida de tanques. el parte oficial de final de la jornada afirma que los
atacantes ocuparon el Seminario y la Plaza de Toros y lucharon en el interior del Casco Urbano
donde se combate en la Calle Mayor. Anotan el detalle de que el hedor es insoportable. Los
defensores que no leen el parte oficial, siguen firmes en sus puestos hasta más allá de la
muerte.
Al día siguiente la situación del Seminario resulta insostenible y sus defensores intentan una
salida para alcanzar el pueblo. Sánchez Plaza dice en sus diario que lo hicieron gritando ¡Viva
la revolución!, para engañar a nuestra gente", pero esto es totalmente inverosímil". Cuarenta
defensores cayeron prisioneros y los restantes consiguieron su propósito. Poco antes de
amanecer los de Asalto ocupaban el Seminario.
A las 6h se inicia el asalto del pueblo, pero la heroica resistencia de la guarnición rechazaba
todos los ataques. Sánchez Plaza, admirado y asombrado, escribe en su diario; "defienden el
terreno palmo a palmo, barricada a barricada, casa a casa"
El 35º Grupo de Asalto, la XV Bda. Internacional, las confederales de las Bdas 117ª y 153ª, y la
32ª de Toral logran escasísimas penetraciones. A las 16´45h Sánchez Plaza telegrafía a
Pozas: "continua avance lento interior de pueblo. Enemigo hace tenaz resistencia en la parte
sureste. A las 16´30h se ha cogido otra pieza de 105, el Polvorín con granadas y herramientas
y bastante armamento. Se tienen prisioneros cuyo número se determinará oportunamente". Y
las 19´30h comunica al general: "Belchite está tomado, queda la labor de limpieza y registro de
casas del pequeño sector del pueblo donde los insensatos aún resisten sin salida posible, pues
las fuerzas están debidamente establecidas en servicio de seguridad, para mañana poder
telegrafiar a V.E: en Catedral ondea la bandera de la República. Los soldados del pueblo
conquistarán Belchite y este Estado Mayor y su jefe supieron hacer honor a la misión confiada
por V.E.". Vicente Rojo transmite alborozado a Valencia: "último momento se ocupa Belchite". A
pesar de todo los defensores de Belchite seguían en la brecha y sus camaradas de Zaragoza
continuaban atacando en un desesperado intento de salvarles.
El día 4 los hombres de Belchite siguen en sus puestos y Sánchez Plaza, que no ha podido
cursar su telegrama, resume así la jornada: "durante la pasada noche y hoy se ha continuado
la penetración de nuestra gente, casa a casa, barricada a barricada, destabicando, y el
enemigo, con mucha moral resiste tenazmente llegándose a las 21h a distancias de los núcleos
facciosos que oscilan entre los diez y cuarenta metros; se ha incendiado parte del pueblo y esta
noche se intentará volar algún edificio y en este sentido se informa al general jefe a las 21´40h.
Ha aparecido otro núcleo de resistencia en la Casa de la Boticaria" de los que abandonan las
barricadas que se van tomando". Pozas, que la víspera había creído resuelta la papeleta,
monta en cólera y a las 19´45h dice a Sánchez Plaza: "si dentro de media hora no tenemos
noticias se hará un escarmiento ejemplar con todos ustedes por la desidia que manifiestan en
el cumplimiento de las ordenes. Informe al mando cada hora, envié una moto o un auto ahora
mismo. Sánchez Plaza subraya en su diario "muy desagradable".
Los nacionales mantuvieron su presión durante ese día con la débil esperanza, que momento a
momento se desvanecía, de poder socorrer a sus amigos. En el sector de Mediana lograron
avanzar hasta ocupar el Km 22 al norte del vértice de Granetes, la Ermita de la Magdalena y la
importantísima posición del vértice Sillero, pero ahí termino su capacidad de penetración y al no
llegar la ansiada infiltración desisten. La agrupación de Belchite recibe autorización para
rendirse pero obstinada, mantiene su legendaria resistencia en el ayuntamiento, la catedral, el
Fuerte Adoni y en las barricadas de las calles. La 32 ª Bda. anuncia a las 4´15h del día 5 que
se ha conquistado la catedral con su tercer batallón, pero la noticia resulta falsa. Ante la
inminencia de la conquista de la ciudad se retira a la XVª internacional que pasan a Codo y el
asalto final queda a cargo de las Bdas. 32ª y 153ª. la plaza está ocupada en su mayor parte y
así lo anuncia Sánchez Plaza. El General Pozas, escéptico va a Belchite a las 13´30h del día 5
y el Coronel le acompaña en su recorrido por el pueblo para convencer al General de la
realidad de su ocupación, pero los focos de resistencia se mantienen y en su diario comenta el
Coronel "se sigue destabicando el pueblo destruido, siguen los focos, los núcleos de
resistencia aún… ¡Cuando terminará esto!"
A las 21h Toral informa que la catedral está definitivamente ocupada excepto la torre. La
escalera para subir a ella ha quedado destruida por efectos del bombardeo y en lo alto seguían
refugiados un grupo de enemigos a los que no había manera de hacerlos bajar. Para obligarles
prendieron fuego a la catedral y el coronel comenta en su diario: " hay mujeres y niños
¡horrible!". Se han apoderado del Hospital con unos 80 heridos, médicos y enfermeras. Se han
capturado unos 200 prisioneros que se enviaron al V cuerpo. Siguen resistiendo en la
comandancia, pero creo que por poco tiempo. Han encontrado una casa llena de cadáveres
pues por la imposibilidad de enterramientos, sin duda, los depositaban allí".
Ese día la contraseña de Sánchez Plaza fue "Vencimos". Durante la noche del 5 al 6 los
defensores que quedaban consiguieron efectuar una salida y algunos lograron alcanzar sus
líneas. Entre estos se contaba el propio jefe de la guarnición, Cte. Santapau. Después de esta
salida a la desesperada la 32ª Bda. consumó la ocupación del pueblo con la del Ayuntamiento
y la Comandancia Militar y en ella anunciaba que "conseguidos los fines propuestas,
aniquiladas las fuerzas enemigas al SE de Zaragoza, retirados grandes contingente de fuerzas
del norte y parada la ofensiva contra Asturias", el ejercito pasaba "por unos días", a la
defensiva. La ilusión no engañaba a nadie y el épico episodio de Belchite, aún terminado con la
ocupación de la plaza, no permitía cubrir el tremendo fracaso sufrido.
Vicente Rojo, aún tenia sus dudas de que la caída de Belchite y para comprobarlo envió a los
Mayores Gascó y Colinas de su Estado Mayor y cuando estos le tranquilizaron telegrafió al
ministro comunicándole la noticia y aclarándole que el número total de prisioneros capturados
en la batalla fue de 2.411 de los que 672 los habían sido en los últimos días. Entre los
prisioneros había tres curas. a esto se reducía lo que Pozas llamaba la aniquilación de las
tropas enemigas al Se de Zaragoza.
Prieto telegrafió el día 7 a Pozas felicitándole por su "victoria pírrica" en un documento que
terminaba así: "Esta felicitación es la de un gobernante español a un general español y para un
ejercito completamente español. Y el gobernante se congratula de que la victoria lograda no le
obligue a rendir gratitud a ningún poder como acaba de hacerlo en forma de repulsivo vasallaje,
el Caudillo faccioso aliado a las potencia invasoras. También VE. se congratulará de no
compartir parabienes con generales advenedizos. Nuestras glorias y nuestras desventuras son
y serán entero españolas".
este documento era el que Prieto destinaba al consumo universal; en otro, íntimo y reservado,
decía el propio ministro al mismo general: "Tantas fuerzas para tomar cuatro o cinco pueblos
no le satisfacen al ministro de defensa ni a nadie; menos aún cuando todo esto sucede por los
manejos políticos y la manifiesta parcialidad, maniobras y torpezas de la cantidad enorme de
oficiales rusos que pululan en Aragón tratando a los militares españoles como si fueran
elementos colonizados.
De los mandos de Belchite, solo cinco tenían el grado de General: el español Pozas, los
soviéticos Gregorovich, Montenegro y Kléber, y el polaco-soviético Walter; y de las tropas 4
Bdas. y 21 Bons. tenían mandos extranjeros. Realmente lo único verdaderamente cierto era lo
de que Pozas no tenía porque rendir gratitud ni compartir parabienes con extraños
advenedizos, pero únicamente porque no había nada que mereciera gratitud o que justificara
tal felicitación.
De todas las grandes batallas de la guerra fue esta en la que la mayor y más contundente
desequilibrio hubo entre las fuerzas de ataque y las de defensa. Del lado gubernamental
combatieron 9 Divisiones completas (11ª, 24ª, 25ª, 26ª, 27ª, 30ª, 35ª, 44ª y 45ª) con un total de
26 Brigadas; 5 Brigadas sueltas (102ª de la 43ª Div.; 134ª de la 31ª Div.; 141ª de la 32ª Div.;
127ª de la 28ª Div. y la 153ª autónoma); batallones sueltos de la 130ª Bda.; 4ª Bda. de
caballería; el 5º Reg. de caballería; y la Brigada de Tanques. En conjunto, 31 Brigadas mixtas
reforzadas por Batallones sin encuadrar lo que supone más de dos Brigadas por encima del
máximo de fuerza que se empeño en Brunete en su sector principal.
Frente a esa formidable concentración, los nacionales opusieron las fracciones de las 51ª y 52ª
Div. que, o bien cubrían el frente afectado, o constituían reservas locales, y la Brigada Móvil del
Col. Galera; solo recibieron el refuerzo de la 13ª Div. que llegó en parte de los montes
universales después de haber combatido en Brunete y la 150ª que al final de la batalla de
Brunete había quedado en reserva en el centro. Terminada la batalla llego la Brigada Mixta
Italo-Española de Flechas que efectuó en la primera quincena de septiembre un contraataque
en el sector de Zuera con reducción notable del saliente producido por las tropas de Trueba. En
total efectivos del orden de 4 Div. frente a más de 10 del contrario. Esta enorme desproporción
no resulta todavía suficientemente reveladora si no se relaciona con la escasísima densidad de
ocupación del frente defensivo en los primeros días de la batalla. Tropas inferiores en número,
pero que cubren su frente con densidad apropiada, tienen en principio, buenas oportunidades
defensivas, pero no así las que por su insuficiencia dejan amplios intervalos sin cubrir y no
pueden dar suficiente profundidad a su despliegue y a sus organizaciones. Decían los
franceses que en la guerra moderna (en 1936) la terrible potencia del fuego sostenido, incluso
sumariamente, por la fortificación y el valor de los obstáculos, obligaba a la ofensiva, sí quería
romper sobre un frente amplio las defensas del adversario, a una enorme acumulación de
materiales, y si quería que esta ofensiva resultara fructuosa era preciso reunir los medios
necesarios para asegurarse, en el sector elegido, una superioridad indiscutible y durable. Todo
ello lo consiguió el Gen. Pozas y nada de ello el Gen. Gil Yuste. Aquél mantuvo la acumulación
de medios que le procuraron una superioridad indiscutible y durable; éste careció de fuego
protegido y de obstáculos continuados para establecer una barrera que cubriera
suficientemente su frente. Sin embargo, las tropas de Pozas no lograron cubrir sus objetivos:
realmente fueron muy malos ejecutantes, tanto las tropas como los mandos. Líster insiste en
que la responsabilidad recae en una mala distribución de las fuerzas atacantes en perjuicio
para el esfuerzo principal, pero si en Brunete era en cierto modo válido su argumento, en
Belchite no resulta en modo alguno convincente. Su vanguardia dispuso el primer día de cinco
Bdas. y dos Bons. de Tanques y no logró superar el obstáculo que representaba Fuentes de
Ebro donde la defensa estaba encomendada a dos Cías. de Guardias de Asalto. Luego la
vanguardia se engrosó con las 24ª y 25ª Div. y la tercera columna, la de Líster, alcanzó una
masa considerable que siguió fracasando en los días sucesivos; para entonces la defensa se
había endurecido, pero siempre tuvo efectivos y medios inferiores a los del ataque. Cuando
Líster fue relevado por la Agrupación F de Nicanor Felipe, el oficial de asalto siguió cosechando
fracasos.
Otra de las causas, según Líster, y en ella coinciden casi todos los comentaristas, en la que se
distrajo excesivo número de fuerzas en vencer las resistencias aisladas que habían quedado a
retaguardia. Este error, cierto y reiteradamente repetido, no tuvo aquí la trascendencia que en
Brunete. En Brunete el mando, temeroso de sus flancos, detuvo la penetración hasta que se
vencieran los obstáculos de Quijorna y Los Llanos de un lado y de Romanillas y Mosquito del
otro; en Belchite las órdenes reiteradas fueron las de continuar.
El V Cuerpo, muy reforzado en la Agrupación D, no tuvo otra misión que la de avanzar, ni otro
objetivo que Zaragoza. Quinto y Codo detuvieron una jornada más de lo previsto a la 35ª Div.,
pero la 24ª Div. y las 134ª y 135ª Bdas de la reserva, compensaron ampliamente esta ausencia
desde la segunda jornada, y en la tercera Wálter, con sus internacionales, tomo la
responsabilidad de la vanguardia.
De la limpieza del terreno a retaguardia se encargan las tropas en línea del XII Cuerpo, y es
Sánchez Plaza el que dirige esta otra batalla que nada tiene que ver con la que
desgraciadamente libraba Modesto. Cierto es que Sánchez Plaza se quejó pronto de lo
escasas que eran las fuerzas que le habían dejado para ocupar Belchite y su comarca y
también es cierto que no tenía razón en sus peticiones, pues para cumplir su misión bastaba
con mantener el cerco y la vigilancia de los núcleos enemigos embolsados, pero también es
cierto que el mando superior le exigía la rápida aniquilación de los sitiados y para asaltar sus
posiciones se necesitaban medios artilleros y potente infantería. La orden de operaciones de
Pozas prescribía acertadamente, que se desatendieran en absoluto las acciones secundarias y
así se hizo en principio. Las fuerzas de maniobra seguían adelante; las tropas de línea
limpiaban el terreno a su retaguardia. Sólo cuando las tropas de maniobra fracasan
rotundamente se invierten los términos y se da prioridad a las acciones secundarias, únicas de
las que se podía sacar alguna tajada que sirviera a efectos propagandísticos. Solamente
cuando los objetivos fundamentales se revelaron imposibles, se dedicaron fuerzas cuantiosas a
vencer las resistencias aisladas. Esto ocurrió el día 31 después del fracaso del ataque
ordenado el día 29 y que debía llevar a efecto la Agrupación F. Fue entonces cuando Walter
regresó a Belchite con la misión de ocupar la ciudad. También fracaso en este cometido y es
entonces cuando empiezan las discordias. Como siempre, otra cosa a la que no se ha prestado
la debida atención: es el fracaso quien engendra las discordias, y no las discordias las
causantes del fracaso.
Desde luego la tenacidad de todas las guarniciones nacionalistas, a las que los atacantes
creían de mala calidad y poca moral y en cuya rebelión esperaban, influyó mucho en la batalla.
El heroísmo de Requetés, Falangistas y Soldados en Codo, Quinto, La Puebla de Albortón,
Zuera, Villamayor, Mediana y Fuentes de Ebro y el proceder numantino (resistencia ciega y
suicida) y fuera de serie de Belchite, causan asombro y admiración. Siempre constituyeron
dificilísimos obstáculos y en ocasiones barreras infranqueables. Estos reductos no permitieron
la progresión de los elementos motorizados del contrario al taponar las vías de comunicación,
pero unas tropas bien instruidas, con elevada moral y conducidas con acierto, hubieran sabido
sacar provecho de su superioridad soslayando primero y reduciendo después los núcleos que
se oponían a su progresión.
Muchos historiadores dan como motivos fundamentales del fracaso, lo poco propicio del terreno
y lo poderoso de su fortificación. el argumento se cae por su propio peso y basta para
desvirtuarlo la lectura de las ordenes del ejercito del este, del V Cuerpo y los boletines de
información del XII Cuerpo. Modesto ya vimos que califica el frente de "mediana organización
ofensiva reducida a la ocupación de pequeñas posiciones, dejando grandes espacios sin
ocupar". Vicente Rojo, en "España Heroica" afirma que el terreno se prestaba a las acciones
ofensivas, y todos coincidían en que las tropas del sector eran medianas en tanto en calidad de
mandos como en la moral de sus soldados. Como siempre no fue el valor del obstáculo ni el de
la obra pasiva, sino la voluntad indómita de los hombres que ocuparon una y otra. Esos
hombres, a los que se suponía de poca calidad, pues casi todos pertenecían a las milicias o a
batallones de línea, superaron ampliamente lo que hubieran podido hacer las mejores unidades
de maniobra. En Belchite hasta el alcalde murió en la brecha, y él y otros paisanos fueron de
los mejores en la lucha.
Las más selectas tropas del gobierno fueron rechazadas una y otra vez en todos los sectores
de ataque a pesar de que la rivalidad entre sindicalistas y comunistas sirvió a ambos de acicate
y estimulo en la lucha. a partir del tercer día nadie lograba dar un paso adelante. Todos los
jefes desde Pozas para abajo, fracasaron estrepitosamente, pero de todos ellos fue Kléber
quien se llevó la palma; al verme obligado a criticar tan asiduamente a tan ensalzada figura,
siento el temor de que se pueda creer que lo hago por esa antipatía personal que muchas
veces sentimos hacia el personaje que historiamos, pero no es este el caso: posiblemente me
detengo más en él por la necesidad de restaurar la verdad histórica y situar a cada personaje
en el lugar que le corresponde y es ello lo que me obliga a afirmar que Kléber fue siempre un
fanfarrón que no pasó de mediocre conductor de tropas y que en Belchite llegó a merecer los
calificativos de "pésimo conductor y jefe incapaz" que ya había acreditado en Brunete. Acumuló
siempre los defectos característicos de los mandos inútiles: informar con falsedad; culpar a
otros, especialmente a los inferiores, de las faltas achacables a él; y creer encontrarse siempre
carente de medios frente a un enemigo sobrado de ellos. Las tropas de la 45ª Div., como antes
las de las Bdas. Internacionales XII y XIII, fueron de las mejores del Ejército Popular y su
torpeza las hacía malas. La pérdida de los Bons. de Pencheniatti y los de Komar y Tkaczov, se
debió a que estuvieron muy mal dirigidos. Un buen jefe hace siempre buenas las unidades que
manda y la recíproca es igualmente cierta. Naturalmente, su incapacidad quedó de manifiesto y
pronto corrió por el frente el rumor de su relevo, que se produjo en el mando del Grupo Farlete,
antes Agrupación B, y más tarde en el de la 45ª Div.
También fue relevado Trueba, que perdió el mando de la 27ª Div. en la que le sustituyó del
Barrio, el antiguo secretario de la UGT catalana que al principio de la guerra compartía con
Trueba el mando de la columna "Carlos Marx" que dio origen a la División. El jefe de la 102ª
Bda. Mixta también fue destituido y reemplazado por el comunista y Mayor de Inf. José
Hernández de la Mano; el anterior jefe es posible, aunque no seguro, que fuera el también
Mayor de inf. Sebastián García de la Peña, que mandó el 3º Bon. de la XIII Bda. Internacional,
después la 102ª Bda. Mixta y pasó por último a la defensa de costas; no he podido averiguar si
su cese en la 102ª fue en ocasión de la batalla o con anterioridad a ella y por lo tanto existe la
posibilidad de que hubiera otro jefe a su frente que sería el destituido.
Los sindicalistas comentaron así este relevo: "Los comandantes aprovechan cualquier
incidente, incluso sus propias torpezas, para sustituir los mandos con gente de sus partido".
Para estos: " las operaciones, como siempre, han sido mal planeadas por el alto mando y si
fracasan, o no consiguen lo que se quería, es culpa de los altos jefes, no de las fuerzas, puesto
que ellas estaban llenas de coraje y de entusiasmo, lo que pasa es que la mayor parte de los
que verdaderamente mandan las fuerzas no son oficiales del ejercito o los jefes de nuestras
divisiones, sino elementos militares rusos cuyo principal papel es hacer que aparezcan como
héroes elementos tan incapaces como Líster". Y en otro informe del mismo matiz, escriben:
"pues si sus fuerzas (las de Líster) hacían un alarde de valor extraordinario para ocupar los
pueblos indefensos de la retaguardia de Aragón, en sentido inverso se han manifestado frente
a las posiciones enemigas que el mando les señalaba como objetivo a ocupar".
Las fuerzas de la CNT no se desmoralizaron por la disolución del consejo de Aragón que si en
algo influyó en ellas fue en aumentar su determinación en la lucha, que les habría de servir
como argumento contra las acusaciones comunistas. La organización se empeñó en
transformar a los pintorescos milicianos roji-negros iniciales en soldados disciplinados y
obedientes, y su premio fue el que las 25ª y 28ª Div. pasaran a las fuerzas de maniobra. El
mando nacional actuó con acierto y visión y no reincidió en los errores de Brunete. Se limitó a
librar una batalla defensiva y cedió, sin intención de recuperación inmediata, un terreno sin
valor táctico ni estratégico. Resistió en los puntos claves para retener la importantísima ciudad
de Zaragoza y a costa del sacrificio de pequeñas guarniciones locales frenó y melló la
capacidad ofensiva de sus enemigos, sin distraer fuerzas de otros frentes y sin detener la
acción ofensiva del norte que continuó después de la conquista de Santander en dirección a
Asturias. De allí no marchó a Zaragoza ni un soldado de superficie y solo unas pocas
formaciones aéreas que fueron suficientes para prestar a las fuerzas, el apoyo defensivo que
precisaban. Las formaciones del Gen. Montenegro, muy superiores fueron incapaces de
mantener el dominio del aire. Huesca, Zaragoza y Teruel, las tres capitales aragonesas, que
siempre estaban a punto de caer y no caían nunca por la supuesta incapacidad o traición de
Anarquistas y Trotskistas, resultaron también inexpugnables para los prepotentes comunistas y
sus míticos jefes surgidos del igualmente mítico 5º Regimiento. Prieto aprovechó su rotundo
fracaso en tierras aragonesas para avanzar resueltamente por el camino de la despolitización
del ejército con los que los comunistas vieron reducida. momentáneamente, su influencia.