Disidencia Consciente. Emilio Carrillo
Disidencia Consciente. Emilio Carrillo
Disidencia Consciente. Emilio Carrillo
Emilio Carrillo
Director del Proyecto de investigación “Consciencia y Sociedad Distópica”
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Todo lo cual sería impensable si no fuera porque demasiada gente, presa
del pánico y la indolencia, opta por actuar cual avestruz, escondiendo la cabeza
bajo tierra. No es un juicio, sino la estricta descripción de la realidad.
Observamos nuestro entorno y ahí están: sencillamente, prefieren no saber;
son sordos porque no quieren oír, ciegos porque no quieren ni ver; se refugian
en las “versiones oficiales” de sus televisores, cuando no en ensoñaciones
banales que les permitan permanecer en su zona de confort (pasivo, rutinario,
apático, displicente, alienado, ensimismado, tendente a la ansiedad y a la
depresión…); intercambian su dignidad a cambio de la seguridad que les
ofrecen los pirómanos que, tras provocar el incendio, se disfrazan de
bomberos; refutan lo obvio y niegan lo evidente; algunos incluso subliman lo
elemental y rudimentario para fingir un falso bienestar y cierta dosis de cultura
y hasta de espiritualidad; y sobreviven encarcelados entre los barrotes del
miedo, la monótona mediocridad y la ridícula esperanza de que todo esto pase
y las cosas vuelvan a ser como eran. Ni de algo tan palpable -que nada volverá
a ser como antes- se dan cuenta.
Por tanto, para que la consciencia sea tal, hay que trascender cualquier
dualidad y unificar lo interior y lo exterior: que la introspección sea acción; y
que la acción resplandezca desde la introspección. Y es curioso constatar
cuántas personas, que se dicen conscientes, andan cojas por la vida al
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centrarse monotemáticamente solo en una de las dos primeras capacidades
aludidas. Así:
+Y, por otro, las que, influidas por la New Age y el psiquismo, buscan evadirse
de lo que ocurre a su alrededor y de las cuestiones terrenales, demasiado
menores y de baja estofa, alegan, como para merecer la consideración de los
que ya han logrado altos niveles de espiritualidad. Menuda sandez: harían bien
en recodar la vida y la obra de los Maestros de todas las épocas y culturas y
comprobar hasta qué punto, incluso a costa de dar la propia vida, llegó su
compromiso social, su actuar en y sobre el mundo y su aplicación del célebre
principio hermético de como es arriba es abajo, y viceversa.
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está, necesitamos que todo cambie”. Efectivamente, el sistema siempre ha
controlado y reorientado a su antojo los intentos de cambiar lo exterior desde el
exterior. Y en los últimos lustros, ha perfeccionado enormemente tal habilidad.
Tanto que actualmente se ha llegado al extremo que sintetiza Elliot Alderson, el
protagonista de la serie Mr. Robot, creada por Sam Esmail, en uno de sus
episodios. Como en una red zombi, el miedo se extiende tan rápido como si lo
impulsara un viento huracanado; nos engulle vivos, digiere las reivindicaciones
y las fagocita en beneficio de los mismos de siempre, que hacen lo que quieren
con un rebaño tan dócil y obediente. Envasan las luchas como si fueran un
producto; convierten el inconformismo en una propiedad intelectual; imprimen
en camisetas y suvenires los eslóganes que aspiraban a ser subversivos; son
capaces de televisar los movimientos de contestación social emitiendo, en
medio, pausas publicitarias; maquillan los hechos y suben los precios; nos
lobotizan con sus espectáculos de realidad virtual; y le dan la vuelta a la
resistencia hasta que estemos dispuestos a renunciar a nuestros derechos, a
ceder privacidad y libertades a cambio de protección y represión.
Por esto, la disidencia consciente nada tiene ver con la revolución, con la
manida, repetida y baldía disidencia dirigida a confrontar o luchar contra lo
viejo; a combatir y pelear contra este sistema que ya no da más de sí, agotado,
exhausto, anquilosado, colapsado, sin otros efectos y resultados posibles que
más dolor y sufrimiento para la humanidad y el conjunto de los reinos y
especies que conviven en la Madre Tierra.
A lo que aquí nos referimos es a una disidencia válida para avanzar por
derroteros más fructíferos y que sirva, acudiendo de nuevo al Diccionario de la
Academia de la Lengua, tanto para “disentir”, no ajustándonos al parecer y
sentir que nos pretenden imponer, como para “disidir”, separándonos de la
común doctrina, creencia o conducta, esto es, del uniformismo en el estilo de
vida, de la robotización del pensamiento y del vaciamiento espiritual.
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Por tanto, la disidencia consciente es, a la par, una acción y un estado:
claro que se manifiesta en actos, como se verá de inmediato, pues por sus
obras los conoceréis (Evangelio de Mateo, 7, 20); mas se configura
especialmente como un modo de vida interior, una visión exterior y un firme
compromiso con ambos, asumiendo las consecuencias -físicas, materiales y
espirituales- de tan íntima elección.
a) Radical
En el sentido estricto de la palabra, esto es, que vaya a la raíz, a los
fundamentos; que sea total, rotunda y real.
Radical para desconectar cabalmente de los paradigmas, hábitos y
mensajes con los que hemos permanecido encadenados al egoísmo, el
egotismo, el egocentrismo, el narcisismo, el materialismo, el economicismo, el
consumismo, la distracción superficial, el entretenimiento lelo, la frívola ansía
de “sentirse bien”, el ensimismamiento, el ensalzamiento de lo trivial, el
especismo, el alejamiento de la vida y de la naturaleza…
Y radical para ir más allá de la apariencia efímera y perecedera –nuestro
pequeño yo físico, emocional y mental y la personalidad a él asociada- y
recordar y plasmar en la vida diaria nuestra Esencia divina y eterna y todos los
inefables atributos y cualidades que la determinan.
b) Pacífica
La violencia, el ojo por ojo y el suponer que el fin justifica los medios son
consustanciales a los falaces sistemas de creencias que, en su vesania, impuso
lo viejo.
Decimos adiós a la resignación y a la impotencia y asumimos el mando
consciente de nuestras vidas. Pero, en paralelo, se acabó la cólera y la rabia,
cesó el rencor y la animadversión. En nuestro corazón y en nuestra vida ya no
hay sitio para guerras, batallas y contiendas del tipo que sean.
Con entusiasmo, bajamos la espada. Y antes de envainarla
definitivamente, damos el último tajo: el que sirve para romper las amarras que
nos mantenían atados a un mundo que se está auto-destruyendo. Así, apacible
y mansamente, iniciamos la travesía por el Océano de la Consciencia que nos
guiará a una Nueva Tierra.
c) Compasiva
Para que desde nuestro ser más íntimo y certero irradie pura
conmiseración e infinita alegría, sin atisbo de hostilidad, juicio o resentimiento.
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Y un amor que todo lo abarque, que todo lo llene e ilumine, a cada ser
sintiente, a cada forma de vida…
Hagamos de la Compasión nuestra exclusiva bandera; y del Amor
benevolente y magnánimo, hacia todo y hacia todos, nuestro himno: paciente,
servicial, sin alardes, sin interés propio, que no tiene en cuenta el mal recibido,
que todo lo disculpa, que todo lo soporta, que se regocija con la verdad y la
busca con perseverancia. Ahora vemos como en un espejo, confusamente;
llegará el día que veremos cara a cara.
d) Creativa
Que nuestra energía, al completo, se ponga al servicio de lo nuevo, de
su creación, de su construcción...
Lo que conlleva que nuestras propias vidas -comportamientos, acciones,
palabras, emociones, pensamientos…- se transformen y sean en sí mismas la
semilla de esa nueva humanidad que anhela nuestro corazón y late en nuestra
alma. Ahondaremos en esto inmediatamente.
e) Activa:
Es necesario expandir el discernimiento y comprender que el hecho de
que todo tenga su porqué y para qué, con la honda aceptación y paz que
implica, ni justifica a los que causan sufrimiento ni conduce a la inacción -a
cruzarse de brazos-, sino a la acción.
Ahora bien, no a la que surge del pequeño yo antes citado, sino otra
muy distinta: una Acción Consciente –y, por lo expuesto, radical, pacífica,
compasiva y creativa- que se despliega en el aquí-ahora desde el equilibrio
entre la quietud y el movimiento; y entre el silencio interno y la repercusión
externa.
Nos liberamos de los juicios y brilla el discernimiento que nos impulsa a
lo que Gautama Buda llamó la Acción Correcta.
f) Valiente:
Para tener sed de Justicia y trabajar por la Paz sin temor a ser injuriados,
calumniados o perseguidos; y asumiendo, como antes se expresó, las
consecuencias físicas, materiales y espirituales que esto implique.
Quizás, ante el avance imparable de estado policial-digital que se
avecina, haya que volver en algún momento, metafóricamente expresado, a las
catacumbas de los primeros cristianos, poniendo en valor su legado de
disidencia con ejemplaridad de vida y sin violencia, a pasar de la mucha que se
desplegó contra ellos. Tampoco debemos preocuparnos ante una tesitura así.
Llevamos muchas encarnaciones preparándonos para esta época y sabremos a
estar a la altura.
g) Tierna:
La ternura es la llave de la disidencia consciente con la que estamos
comprometidos desde nuestro ser verdadero.
Dulzura, para vivir sin las barreras emocionales del poder y la obediencia,
en todas sus escalas, también la familiar y doméstica.
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Calidez, para que en nuestro nuevo sendero no existan las
irracionalidades que nos llevaron a confundir valor y precio e invisibilizan la
auténtica naturaleza de las cosas.
Sensibilidad, para, en lugar de competir, dominar y controlar, sentir con
el otro lo que provee acompañamiento.
Delicadeza, para, en vez de exigir atención e imponer nuestros criterios,
escuchar de corazón lo que construye el diálogo, el enriquecimiento mutuo y los
puntos de encuentros.
Inocencia consciente, para tender la mano amorosamente a ese otro que
fui, soy o seré.
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sublimaciones etérico-energéticas y emocionales… Ni con el amplio muestrario
de técnicas que nos ofrece el supermercado espiritual y de las que vamos
picando para “sentirnos bien” o por mero entretenimiento… No. Nada de esto.
Lo que se precisa es mucho más sencillo y directo, aunque exige un verdadero
compromiso con nosotros mismos, con los demás y con la vida en su globalidad
y unicidad: se trata de un ejercicio consciente en el gimnasio de la vida para
que las cualidades y atributos de nuestro auténtico ser se plasmen
fehacientemente en cada instante de nuestro día en este plano físico. Es lo que
antiguas tradiciones denominaron forjar “El Cielo en la Tierra”.
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que tienes, no confundas valor y precio y date cuenta de que necesitas poco y
lo poco que necesitas lo necesitas poco.
+Tu mente abstracta, el nivel del plano mental preparado para indagar en lo
trascendente, ¿lo tienes olvidado, como si no existiera, sin traer a tu vida
cotidiana nada que vaya más allá del sota, caballo y rey de la apariencia y de lo
material?: La disidencia consciente supone abrir las puertas al discernimiento, a
la verdadera sabiduría, expandiendo la mente abstracta por medio de su uso
frecuente y cotidiano, sustituyendo tus hábitos de distracción y entretenimiento
alienantes por otros de reflexión, práctica y estudio de temas centrados en las
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ciencias, las artes, la filosofía y, muy especialmente, la consciencia y la
espiritualidad.
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ejemplo, a que tu hijo no sea lo que tú (tu ego) quieres que sea, sino lo que
realmente es.
+Tu actitud antes las circunstancias cotidianas, ¿estas obsesionado con lo que
te pasa, crees en los problemas, te contrarían las dudas y rechazas las “noches
oscuras” y los sapos que aparecen en tu vida y en la de los demás? La
disidencia consciente le da la vuela a todo ello como a un calcetín, porque: lo
importante no es el “qué”, lo que pasa o deja de pasar, sino el “cómo” se vive
el qué, lo que depende enteramente de ti; los problemas no existen, pues en
verdad son experiencias-oportunidades que surgen para facilitar tu crecimiento
personal; las dudas son un regalo de la vida y no deberían paralizarte, sino
servirte para buscar, indagar, profundizar…; las “noches oscuras”, como Juan
de la Cruz mostró en su famoso poema, son factores de impulso para que te
desarrolles en consciencia y evoluciones espiritualmente: y esos sapos, si en
vez de rehusarlos, te acercas y los abrazas, verás, cual moraleja de los cuentos
infantiles, que son un regalo, una bendición.
+Tu círculo de compasión, ¿se limita a tus seres queridos, amigos, familiares,
diversiones, aficiones y devociones, ese mini-escenario en el que te sientes
cómodo y que aplaude tus ocurrencias y gracias?: La disidencia consciente te
aporta el entendimiento de que la compasión o es universal o es otra cosa.
Amplia tu compasión: A toda la humanidad, sin fronteras de ningún tipo,
actuando lo más integralmente posible, que no caritativamente, ante la pobreza
y ante todo tipo de marginación y exclusión. Y a la Madre Tierra y a todas las
formas de vida, superando el ridículo especismo, derivado de creerte, como
humano, superior, y desplegando una amorosa Reverencia por la Vida en todas
sus manifestaciones.
+Tu esperanza, ¿se limita a desear que las cosas vuelvan a ser como eran? La
disidencia consciente clama que, por favor, no: más de lo mismo, no: una
humanidad sufriente, deshumanizada, separada de los demás seres vivos, la
Naturaleza y el planeta… ¿No hemos tenido bastante? Lejos de esto, moviliza tu
Esperanza hacia una nueva humanidad, de la que cada uno nos convertimos
activamente en factor de arranque con nuestra ejemplaridad de vida en cada
instante.
+Ante el sufrimiento, las injusticias, los engaños, los abusos, los ataques a la
dignidad humana, el recorte de libertades, la creciente contaminación
electromagnética, el avance del estado policial-digital y la censura, la
vulneración de la intimidad por parte de gobiernos y corporaciones
multinacionales…, ¿te desentiendes desde el mirar para otro lado (no hay que
exagerar, tampoco tiene tanta importancia, mis intereses son otros…), el
sálvese quién pueda y pensando solo en tu seguridad, tu comodidad, tu hábitat
de confort, que ya tienes bastante con lo tuyo, o, lo que es todavía más grave,
en la fantasía insensata de que la espiritualidad nada tiene ver con eso?: La
disidencia consciente conlleva tu nítido compromiso en pro de la defensa y
garantía de la dignidad humana en toda sus expresiones, coadyuvando a paliar
-por caminos ajenos a la política y su dinámica y por novedosos senderos que
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incluyen la desobediencia civil pacífica- tantos abusos, extralimitaciones,
desigualdades, arbitrariedades y atropellos individuales y colectivos, aunque
esto pueda representar poner en riesgo algo –o mucho- de ti mismo.
Las pruebas puede parecer duras; y más que lo serán. Pero nuestra
victoria es segura. Así lo anunciaron desde la noche de los tiempos los Maestros
que han jalonado la historia. Y no porque fueran adivinos, sino porque tenían y
poseen la Sabiduría del devenir de los ciclos y de la fuerza imparable de la
Consciencia.
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Sevilla (Andalucía), 26 de abril de 2020
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