Los Muiscas
Los Muiscas
Los Muiscas
También existen otros mitos como el de Bachué, la madre de los Muiscas. Un día salío
de la laguna de Iguaque una mujer esbelta y bella, con un hijo en sus brazos. Ella era
Bachué, se sentó a la orilla de la laguna y esperó hasta que su hijo creciera. Cuando
alcanzó la edad suficiente, se casó con él y tuvieron muchos hijos, esos hijos son los
Muiscas. Bachué les enseñó a cazar, cultivar, respetar las leyes y adorar a los dioses.
Bachué fue tan buena, que los mismos Muiscas se referían a ella también como
Furachoque (Mujer Buena en Chibcha). Cuando ya eran muy viejos, Bachué y su Hijo-
Esposo decidieron volver a Iguaque y se convirtieron en serpientes. Esas serpientes se
sumergieron en el lago. Ese día los Muiscas estuvieron muy tristes, pero sabían que
Bachué, su madre, era feliz.
De los Muiscas nos han llegado muchos mitos, pues como Bogotá se instituyó como
capital del Nuevo Reino de Granada, muchos cronistas y oidores viajaron a asentarse
allí. Durante estas estancias, ellos escribían "Crónicas de Indias", que nos revelaron lo
que quedó de la América Prehispánica, y por supuesto, lo que los Reales Censores
permitieran publicar. Según los muiscas, había muchos dioses, pero los más importantes
eran Sué (El Sol), y su templo de Sugamuxi o Suamox (Sogamoso), era el más venerado
del mundo Muisca. Chía (La Luna), y su templo en el pueblo que hoy lleva ese mismo
nombre, el segundo en orden de importancia. Otros personajes como Bochica, que no
eran dioses, eran recordados por todos con respeto y afecto. El mito de Bochica es este:
en la sabana, vivían los Muiscas, pero ellos se habían cansado de las inundaciones, que
podían ser causadas por Huitaca, la hermosa y malvada mujer o Chibchacum, el
protector de los agricultores. Entonces, del cielo salió un arcoiris, y de él bajó un
hombre blanco, con barbas blancas y túnica. Este dijo llamarse Bochica y les enseñó a
tejer. Bochica escuchó las quejas de los Muiscas sobre las inundaciones, y con su bastón
de oro partió dos piedras al borde del precipicio donde terminaba la Sabana y salió toda
el agua, creándose el Salto de Tequendama. Bochica castigó a Huitaca y Chibchacum, a
la primera convirtiéndola en lechuza, y obligándola a cargar el cielo. A Chibchacum lo
obligó a cargar la tierra, y cada vez que el se cambia de hombro, la tierra tiembla.
Quizás la razón por la cual los muiscas han permanecido en la memora es por ser la
nación de "Eldorado", ese país donde todos llevaban prendas de oro, y que cada cierto
tiempo, en una laguna, el cacique se montaba en una balza, cubierto en aceites y polvos
de oro. Sin que sus ojos dignaran verle, los súbditos iban tirando ofrendas de oro a la
laguna, y el cacique se sumergía en ella mientras los bálsamos dorados se desprendían y
teñían el agua de oro. Se cree que éstos eran los Muiscas, y que esa laguna es la de
Guatavita, a unos 50 km de Bogotá (Bacatá).
La economía de los Muiscas era quizás la más sólida y poderosa de todas las culturas
prehispánicas colombianas. Eran los únicos productores de esmeraldas, monopolizaron
la minería del cobre, el carbón tanto vegetal como mineral, y contaban con las fuentes
saladas más grandes, las de Nemocón, Zipaquirá y Tausa. Las esmeraldas, la sal y el
cobre, necesarios para fabricar joyas, eran canjeadas con los Pijaos y los Opitas, que
habitaban el sur, en cambio, estos les daban oro, que tenían en abundancia.
Los bosques eran públicos, al igual que las lagunas, los páramos y las riveras de los ríos,
haciendo la producción alimenticia acorde a las necesidades de cada habitante, y
dependiendo de lo que él quisiera hacer. En Bacatá, Chocontá y Hunza, se establecieron
los tres grandes mercados donde la gente se reunía a cambiar sus mercancías. Las
fuentes saladas estaban rodeadas de hornos, que podían ser usados por todos para
evaporar el agua y obtener sal gema. En los mercados se cambiaban productos de
primera necesidad, como el maíz, la sal, miel, frutas y granos, hasta los de lujo, entre los
cuales se encontraban las plumas, el oro, el cobre, algodón, coca y caracoles marinos
importados desde la tierra de los Tayronas.
El calendario de los muiscas, era bastante impreciso, pero ellos sabían perfectamente
que el solsticio de verano, el sol duraba más tiempo, y ese 21 de junio (Calendario
Gregoriano), se iban todos a Suamox o Sugamuxi, donde estaba el Templo de Sué, el
Sol a ver la procesión de los más importantes miembros de la corte del Zipa. Esa era una
ocasión muy festiva y especial, donde todos, hombres, mujeres y niños se pintaban con
índigo y achiote mientras cantaban y saltaban, embriagados con chicha regalada por el
Zipa. Al día siguiente, todos asistían a la ceremonia de entrega de ofrendas, pidiendo
por un buen año y mejores cosechas. Posteriormente, salía el Zipa y los saludaba a
todos. Esta era la única vez en el año en que los ojos de los súbditos podían ver al Zipa.
Al terminar esta ceremonia, el Zipa abría las puertas de su cercado y hacía que todos
entraran para seguir celebrando. La celebración duraba cuatro días más.
La casta sacerdotal era instruida desde la infancia y al crecer, éstos se volvían jeques, o
sacerdotes, que dirigían las ceremonias religiosas y enterraban a los muertos. Sólo ellos
entraban a los recintos interiores de los templos, y en sus mochilas cargaban coca que
mascaban con cal, revuelta en sus poporos para celebrar sus ritos en trance. Cada
familia alguna vez tuvo que ofrecer a uno de sus hijos en moxas, jóvenes que eran
instruidos por los jeques hasta los 15 años, posteriormente los sacrificaban y le ofrecían
su sangre al Sué, esto era considerado un gran honor, pero con el tiempo esa tradición
fue siendo relegada por ofrendas de oro, hasta el punto que para 1300 esta tradición ya
había desaparecido. Los jeques también sabían de las estrellas, practicaban
encantamientos y curaban a la gente. Enseñaban a los campesinos acerca de los cambios
de luna, diciéndoles cuando era propio cultivar.
La lengua de los Muiscas, era miembro de la familia lingüística chibcha, lo que les
permitió mantener fluidas relaciones con los Pances, los Motilones, los Tayronas y los
Opitas, miembros dialectales de ese grupo lingüístico.
Los Muisicas, son la cultura que más lejos llegó en evolución política y social de forma
autóctona en Colombia, y por eso deben ser admirados. Para 1537, el último año de paz
antes de la llegada de los Españoles, se estima que los Muiscas eran un poco más de 1
millón, organizados en 56 tribus, adscritas o al Zipa o al Zaque, que casi siempre
convivían en paz, La llegada de la expedición española sembró intrigas y rompió la
concordia, debilitadas ambas confederaciones, los españoles ocuparon Bacatá y mataron
al último zipa, Zaquezazipa, era el año 1538, Gonzalo Jiménez de Quezada sobre la
antigua casa del Zipa refunda Bacatá como Santafé de Bogotá, ese fue el fin de los
Muiscas.
EL IMPERIO MUISCA
Los Muiscas no trataron de agregar a esas confederaciones a otras etnias, sino que sus
jefes se batían entre ellos para unirse entorno al vencedor. 8 La confederación, además de
ser entre tribus hermanas, de la misma cultura e idioma, garantizaba el trueque y la
defensa común ante enemigos externos. Por esta razón el ejército dependía directamente
del máximo jefe de la confederación (Zipa o Zaque) conformado por los güeches, los
tradicionales guerreros muiscas.
La legislación muisca estaba basada en la consuetudine, es decir, en la fuerza de la
tradición. Un determinado comportamiento más o menos aceptado por el común y
aprobado por la máxima autoridad (Zipa o Zaque), era tenida por todos como fuerza de
ley. En tal sentido dicha manera de legislar corresponde naturalmente al modo
organizativo de una confederación y de esta manera la normatividad muisca tenía un
admirable nivel administrativo. Los recursos naturales no podían ser privatizados.
Bosques, lagunas, páramos, ríos y recursos naturales en general pertenecían al bien de
todos.
Historia [editar]
Ver Mitología muisca, El Dorado, Conquista Española
Poblamiento [editar]
En el 500 a. C. ya estaba muy difundido el cultivo del maíz y la papa. Es claro que hacia
el año 800 de la era actual, los Muiscas, de la familia Chibcha, ya habitaban la zona,
como resultado de una migración procedente de otro territorio (probablemente venidos
desde Panamá), y se había mezclado con la población anterior.12
Hasta 1450, mucho de lo que se narra, es de carácter mitológico, por cuanto se daba más
la influencia de las leyendas de personajes divinos y semidivinos dentro de la
cosmogonía muisca. Sin embargo, gracias a la tarea de los cronistas de la época de la
conquista y colonia de las Indias (como el de Lucas Fernández de Piedrahíta), se ha
podido reconstruir los últimos años de existencia histórica de los muiscas.
Con la ascención del Zipa Saguamanchica, este se mantuvo en constantes guerras contra
diferentes tribus hostiles en sus cercanías como los sutagos, fusagasugaes y sobre todo
los panches, lo que sería un serio problema para sus sucesores Nemequene y Tisquesusa
en los años venideros. Así mismo tenían que estar pendientes de las oleadas de
invasores caribes y de la lucha hegemónica con los Zaques de Hunza por el mando del
territorio muisca, principalmente por las minas de sal que eran preciadas para la
economía y al tiempo con los caciques rebeldes que se alzaban en su contra.
Al ser muertos los últimos soberanos muiscas (Sagipa y Aquiminzaque), los restantes
caciques y el pueblo pronto se alzaron tardíamente contra los nuevos dominadores hasta
1542 cuando el conquistador Gonzalo Suaréz Rendón finalmente sofocó los últimos
movimientos de resistencia. Inicialmente el imperio ya fue repartido por Belalcazar,
Federmann y Quesada hasta que la corona designó a éste último como adelantado de los
cabildos de Santa Fe y Tunja.
Población muisca
Corriente bajista: Según esta postura la población muisca era de 300 a 500 mil, de
acuerdo a los calculos de Rosemblat (quien calculo en 850 mil indigenas en toda
Colombia).13 Actualmente estos calculos son muy criticados, aunque en su tiempo eran
muy aceptados.
Corriente moredara: Esta corriente fue producto de las investigaciones de
historiadores colombianos que consideraron a la anterior demasiado baja. Según estos
los muiscas eran 800 mil a 1,2 millones de personas 14 (3 millones en toda Colombia, un
millón eran tayronas la otra gran etnia de la Colombia precolombina). 13 Pero con la
conquista se redujo a 650 mil.
Corriente alcista: La más reciente y apoyada por varios grupos indigenas estima en 2 14
a 3 millones15 (5 a 6 millones en toda Colombia), aunque con la conquista se redujo a
1,5 millones.16
Gobernantes muiscas
Zipas de Bacatá
o Meicuchuca (1450-1470)
o Saguamanchica (1470-1490)
o Nemequene (1490-1514)
o Tisquesusa (1514-1537)
o Sagipa (1537-1538)
Zaques de Hunza
o Quemuenchatocha (1490-1537)
o Aquiminzaque (1537-1541)
Al llegar los europeos, había cuatro confederaciones: Hunza (hoy Tunja), cuyo soberano
era el Zaque; Bacatá cuyo soberano era el Zipa Duitama (Tundama), y Sogamoso (cuyo
sobreano era el Iraca).17
1. Cacicazgo de Bacatá: Funza, Tenjo, Subachoque, Facatativá, Tabio, Cota, Chía, Cajicá,
Zipaquirá, Nemocón, Engativá, Bojacá y Zipacón.
Territorio del Tundama: Duitama, Tobasía, Paipa, Cerinza, Ocavita, Onzaga, Soatá,
Ibacucu, Sativa y Tibaná, entre otras.
Territorio del Iraca: Sogamoso, Bombaza, Busbanzá, Chipatá, Pesca, Pisba, Tópaga,
Toca entre otras.
EL PUEBLO MUISCA
Organización sociopolítica
Representación orfebre de la antigua tradición del Zipa que, cubierto en oro, hace ofrendas a
la diosa de la Laguna de Guatavita. En esta tradición está el origen de El Dorado.
Los muiscas no trataron de agregar a esas confederaciones a otras etnias, sino que sus
jefes se batían entre ellos para unirse entorno al vencedor. 9 La confederación, además de
ser entre tribus hermanas, de la misma cultura e idioma, garantizaba el trueque y la
defensa común ante enemigos externos. Por esta razón el ejército dependía directamente
del máximo jefe de la confederación (Zipa o Zaque) conformado por los güechas, los
tradicionales guerreros muiscas.
Gobernantes muiscas
Al llegar los europeos, había dos confederaciones principales, la de Hunza (hoy Tunja),
cuyo soberano era el Zaque y la de Bacatá cuyo soberano era el Zipa.10 Ambas
confederaciones tenían relaciones políticas estrechas dada la afinidad étnica y cultural,
pero mantenían rivalidad. Además de Bacatá y Hunza, los cronistas refieren la
existencia independiente de las confederaciones de Duitama (Tundama), y Sogamoso
(cuyo jefe era el Iraca).11
1. Cacicazgo de Bacatá: Funza, Tenjo, Subachoque, Facatativá, Tabio, Cota, Chía, Cajicá,
Zipaquirá, Nemocón, Engativá, Bosa, Soacha y Zipacón.
Territorio del Tundama: Duitama, Tobasía, Paipa, Cerinza, Ocavita, Onzaga, Soatá,
Ibacucu, Sativa y Tibaná, entre otras.
Territorio del Iraca: Sogamoso, Bombaza, Busbanzá, Chipatá, Pesca, Pisba, Tópaga,
Toca entre otras.
Economía
Carbón: tanto vegetal como mineral. Hoy todavía se siguen explotando minas de
carbón, por ejemplo en Zipaquirá, y en este producto Colombia es una de las
principales reservas mundiales.14
Oro: el oro era importado y llegó a ser tan abundante que fue material principal para
la artesanía muisca (orfebrería) con fines religiosos. Este material dentro del territorio
de la Confederación más la tradición de Guatavita crearían el mito de El Dorado.
Era una sociedad agrícola que tenía un complejo sistema de regadíos. Otras actividades
económicas fundamentales eran la orfebrería y la cerámica. Se conservan piezas únicas
del arte precolombino muisca de figuras de extraordinaria fineza.
De manera muy especial hay que mencionar la producción textil muisca. Al respecto
dice Paul Bahn que las culturas andinas dominaron todas las técnicas de tejido y
decoración y ya para el 3000 a. C. habían desarrollado los textiles de algodón y
producían tejidos de extraordinaria delicadeza superiores en muchos casos a los
contemporáneos.15 La arqueóloga Sylvia Broadbent —quien estudió tejidos pintados de
algodón—, concluye que las técnicas de los muiscas eran complejas para producir telas
de una sola pieza con innumerables entretejidos y una capacidad de resistir el tiempo.
Idioma
Relaciones: al hijo menor se le dice cuba, a una muchacha se le dice china, muysca
significa ‘gente’.
Cultura
Ruinas de un antiguo observatorio solar muisca en el sitio El Infiernito (en las cercanías de Villa
de Leyva).
Religión
Los sacerdotes se formaban desde la infancia y eran los responsables de dirigir las
principales ceremonias religiosas. Nadie más que los sacerdotes podía entrar al interior
del templo. La religión muisca contemplaba los sacrificios humanos, pero es probable
que a la llegada de los españoles estos hubieran desaparecido tiempo antes y los relatos
de sacrificios humanos entre los muiscas sean historias transmitidas por tradición oral,
pues no existe un testimonio de primera mano que mencione un sacrificio humano
contemporáneo a la presencia de los españoles. En todo caso las fuentes coinciden en
que cada familia debía ofrecer un hijo a los sacerdotes, el cual era criado por ellos como
persona sagrada y a los 15 años era sacrificado a Xue, lo que constituía un honor para la
familia y para la víctima. Junto a las actividades religiosas, los sacerdotes participaban
de la vida de la comunidad con recomendaciones acerca de la agricultura o mediando en
casos de conflicto entre los líderes políticos.
Culto solar
Si bien no era un calendario muy preciso, los muiscas conocían el solsticio de verano (el
día más largo del año, que cae en el 21 de junio). Esa era la fecha indicada para rendir
culto a Xue (el dios Sol). El templo de Sue estaba en Sogamoso, la ciudad sagrada del
sol y sede del iraca (sacerdote). De ese culto viene el nombre de la ciudad: Suamox o
Sugamuxi. Una procesión de la corte del zipa se dirigía al Templo del Sol y el día era
motivo de gran fiesta y alegría entre el pueblo quienes se pintaban el cuerpo y se
embriagaban con chicha. Se hacían ofrendas a Sue para pedir por la bendición de las
cosechas anuales. También era el único día en el cual la gente podía ver al zipa.
Mitología
Sue (El Sol): era el padre del partenón muisca y su templo estaba en Sugamuxi o
Suamox (Sogamoso), ciudad sagrada del sol. Era este el dios más venerado,
especialmente por los súbditos del Zaque que se consideraban hijos de Xue y que le
rendian culto a base de sacrificios humanos muy sangrientos y del consumo de ojos de
niños, los cuales eran extraidos en el momento mismo del ritual.
Chía (La Luna): su templo estaba en lo que hoy conocemos como el municipio de Chía y
era venerada especialmente por los súbditos del zipa, que se consideraban sus
descendientes.
Bochica: este misterioso personaje no era propiamente un dios, pero era digno de gran
veneración. Como sucede con seres mitológicos de otros pueblos, quizá se trate de un
antiguo jefe o héroe inmortalizado en los relatos que protagoniza. Dice de él el relato
que en la sabana, vivían los muiscas, pero se habían cansado de las inundaciones, que
podían ser causadas o por Huitaca, la hermosa y malvada mujer, o Chibchacum (el
protector de los agricultores). Entonces, del cielo salió un arcoiris, y de él bajó un
hombre blanco, con barbas blancas y túnica. Éste dijo llamarse Bochica y les enseñó a
tejer. Bochica escuchó las quejas de los muiscas sobre las inundaciones, y con su
bastón de oro partió dos piedras al borde del precipicio donde terminaba la sabana y
salió toda el agua, creándose el salto de Tequendama. Bochica castigó a Huitaca y
Chibchacum. A la primera la convirta en lechuza, y obligándola a cargar el cielo. A
Chibchacum, lo obligó a cargar la tierra, y cada vez que se la cambia de hombro, la
tierra tiembla.[cita requerida] Se creía que los zipas eran descendientes de la luna (Chía) y los
Zaques del sol (Xue).
La estatua de la Diosa del Agua fue tallada en piedra por la escultora bogotana María Teresa
Zerda. La Diosa del Agua - Sie se identifica con Bachué.
Bachué: la madre de los muiscas. Dice de ella el relato que un día, de la laguna de
Iguaque, salió una mujer esbelta y bella, con un niño en sus brazos. Ella (Bachué), se
sentó a la orilla de la laguna y esperó hasta que su hijo creciera. Cuando este alcanzó
la edad suficiente, se casaron y tuvieron muchos hijos, siendo estos hijos los muiscas.
Bachué les enseñó a cazar, cultivar, respetar las leyes y adorar a los dioses. Bachué fue
tan buena, que los mismos muiscas se referían a ella también como Furachoque
(‘mujer buena’, en chibcha). Cuando ya eran muy viejos, Bachué y su Hijo-Esposo
decidieron volver a Iguaque y se convirtieron en serpientes sumergiéndose en el lago.
Ese día los muiscas, a pesar de su tristeza sabían que Bachué, su madre, era feliz. De la
leyenda existen otras versiones. Por ejemplo aquella que dice que después de
sumergirse en Iguaque, Bachué asciende al cielo para converirse en Chía, mientras que
en otros versiones Chía es una diosa diferente de Bachué.
El Dorado
El Dorado era un lugar mítico en la parte central de la Nueva Granada (hoy Colombia).
Se suponía que tenía grandes reservas de oro. A partir de este mito se han desarrollado
historias como en la película de dibujos animados The Road to El Dorado (La ruta
hacia El Dorado) producida por Bonne Radford. En ella dos aventureros españoles se
embarcan en la misión de encontrar la Ciudad de Oro. La película mezcla elementos de
las culturas Azteca, Mayas e Incas, e incluso representa a Hernán Cortés, conquistador
de México. La misma fue un éxito mundial, salvo que descontextualiza completamente
el origen de la leyenda. El Dorado tiene como origen la Confederación chibcha y la
misma nace de la antigua tradición del zipa de ofrendar dones a la diosa Guatavita en la
laguna del mismo nombre. Dicen los relatos que el zipa se cubría completamente de oro.
Esa tradición que fue conocida por pueblos circunvecinos a los muiscas, atrajo muy
especialmente a los españoles que atravesaron las selvas colombianas y venezolanas en
búsqueda de una Ciudad de Oro con tesoros fabulosos. De esta leyenda y su legitimo
origen colombiano, viene el nombre de Aeropuerto Internacional El Dorado de Bogotá.
Arquitectura
Los muiscas construían sus casas utilizando como principal material la caña y el barro
para hacer las tapias llamadas bahareque. Las casas comunes eran de dos formas: unas
cónicas y otras rectangulares. Las primeras consistían en una pared en círculo hecho de
palos enterrados como pilares más fuertes sobre los cuales se sostenía de lado y lado un
doble entre tejido de cañas cuyo intersticio era tupido de barro. El techo era cónico y
cubierto de pajas aseguradas sobre varas la profusión de tales construcciones en forma
cónica en la sabana de Bogotá, dio origen a que Gonzalo Jiménez de Quezada le diera a
esta altiplanicie el nombre de Valles de los Alcázares. Las construcciones rectangulares
consistían en paredes paralelas también de bahareque, como las anteriores, con techo en
dos alas en forma rectangular.
Tanto las construcciones cónicas como las rectangulares tenían puertas y ventanas
pequeñas. En el interior el mobiliario era sencillo y consistía principalmente en camas
hechas también de cañas, llamadas barbacoas, sobre las cuales se tendía una gran
profusión de mantas; los asientos eran escasos pues los indígenas solían descansar en
cuclillas en el suelo. Además de las casas comunes existían otras dos clases de
construcciones: una para los señores principales, probablemente el jefe de la tribu y del
clan, y otras para los jefes de las confederaciones chibchas, como los Zaque y los zipas.
Historia
Antecedentes
Poblamiento muisca
En la actualidad los estudiosos coinciden en que el grupo humano muisca inmigró hacia
el Altiplano Cundiboyacense en una época comprendida entre el 5500 a. C. y el
1000 a. C., es decir, durante el periodo preclásico por las numerosas evidencias
arqueológicas encontradas en sitios como Aguazuque y Soacha. Como todas las culturas
del preclásico, los mismos estaban en una transición entre cazadores y agricultores.
Entre el 500 a. C. y el año 800 d. C., llegó una nueva oleada de pobladores al altiplano
cundiboyacense cuya presencia está indicada por cerámica pintada y por obras de
adecuación agrícola y de vivienda. Estos grupos permanecen hasta la época de la
conquista española y han dejado abundantes huellas de su ocupación mediante las
cuales y con la ayuda de los testimonios escritos del siglo XVI se puede reconstruir en
forma detallada su modo de vida y organización sociopolítica. Al parecer los muiscas se
integraron a la población que estaba antes que ellos, pero fueron los muiscas los que
definieron el perfil cultural y la lengua estrechamente relacionada con la de los pueblos
de la Sierra Nevada de Santa Marta (Kogui, Ijka, Wiwa y Kankuamo) y la vertiente de
la Sierra Nevada del Cocuy (U'wa).
Historia muisca
Hasta 1450, todo lo que se narra antes de esa época, es de carácter mitológico, por
cuanto se daba mas la influencia de las leyendas de personajes divinos y semidivinos
dentro de la cosmogonía muisca. Sin embargo, gracias a la tarea de los cronistas de la
época de la conquista y colonia de las Indias (como el de Lucas Fernández de
Piedrahíta), se ha podido reconstruir los últimos años de existencia histórica de los
muiscas.
Con la ascención del zipa Saguamanchica, este se mantuvo en constantes guerras contra
diferentes tribus hostiles en sus cercanías como los Sutagaos, Fusagasugaes, a los que
sometió capturando y subordinando a su maximo cacique Usatama y sobre todo los
panches, lo que sería un serio problema para sus sucesores Nemequene y Tisquesusa en
los años venideros. Así mismo tenían que estar pendientes de las oleadas de invasores
caribes y de la lucha hegemónica con los Zaques de Hunza por el mando del territorio
muisca, principalmente por las minas de sal que eran preciadas para la economía y al
tiempo con los caciques rebeldes que se alzaban en su contra.
El Zaque fue sucedido por Quemuechantocha y el Zipa por Nemequene. Este ultimo se
destacó en los siguientes años como una especie de Carlomagno muisca tanto legislador
como conquistador. Rechazaría continuamente las invasiones panches, fortificaría las
fronteras, ademas tipificaría los delitos y dictaría normas estrictas de investigación y
juzgamiento. Finalmente se lanzaría a la conquista de las tierras del Zaque, en una
batalla similar en Chocontá se enfrentó a Quemuechantocha, pese a que los ejercitos del
Zipa inclinaban la balanza, Nuemequene fue herido por una saeta y retirado del campo
de batalla murió unos días despues, lo que provocó la retirada de sus fuerzas, su general
Sagipa cubriría la retirada. Sucedido por su sobrino Tisquesusa se sabe que adelantó una
tregua con el Zaque, mientras organizaba sus ejercitos. Pero fue sorprendido por los
españoles derrotado y finalmente muerto en Facatativá en 1537. Quemuechantocha,
Tundama, Suamox cayeron con facilidad ante los poderosos ejercitos europeos.
Zipas de Bacatá:10
o Meicuchuca (1450-1470)
o Saguamanchica (1470-1490)
o Nemequene (1490-1514)
o Tisquesusa (1514-1537)
o Sagipa (1537-1538)
Zaques de Hunza:
o Quemuenchatocha (1490-1537)
o Aquiminzaque (1537-1541)
Conquista Española
Siglo XX
Siglo XXI
Desde 1989 se ha dado un proceso de reconstrucción de los cabildos indígenas por las
comunidades muiscas sobrevivientes. Actualmente cuentan con Cabildo en
funcionamiento las comunidades muiscas de Suba, Bosa, Cota, Chía y Sesquilé. Los
diferentes cabildos se reunieron del 20 al 22 de septiembre de 2002 en Bosa en el I
Congreso General del Pueblo Muisca y constituyeron el Cabildo Mayor del Pueblo
Muisca, que se afilió a la Organización Nacional Indígena de Colombia ONIC. Se
propusieron la recuperación lingüística y cultural y la defensa del territorio actualmente
ocupado, frente al ordenamiento territorial que se quiere imponer para planes
urbanísticos y de turismo. También apoya a las comunidades muiscas como las de
Ubaté, Tocancipá, Soacha, Ráquira y Tenjo, para que defiendan su identidad y
recuperen su organización y derechos específicos.
Comunidad descendiente de los muiscas en Bosa; se observa la degradación de esta cultura y
el intento de recuperarla.
Hacia finales del año 2006 éste es el informe de la población muisca contemporánea:
3 cabildos muiscas: Cota, Chía y Sesquilé con una población de 2318 personas.
En el Distrito Capital están censadas 5186 personas pertenecientes a la etnia muisca,
principalmente en las localidades de Suba y Bosa.
Ello no cuenta otras comunidades muisca en otros sectores del territorio de las
antiguas confederaciones ni de Colombia y no tiene en cuenta el mestizaje, es decir,
las personas que tienen ancestros muiscas.
Los estudios acerca de la cultura muisca son abundantes y tienen una larga tradición.
Las primeras fuentes históricas acerca de la existencia de este pueblo están en los
llamados Cronistas de Indias cuya labor duró los tres siglos de la existencia de la
Colonia Nuevo Reino de Granada. Después de las gestas de la independencia (1810), se
presentó un fenómeno que fue útil a los estudios sobre los muiscas: los criollos
establecieron como capital la que fuera la capital colonial, Santafé y la que a su vez
fuera la capital de la Confederación del Zipa, Bacatá. Se dio pues un interés por
documentar la idea de que el territorio del Altiplano Cundiboyacense había sido en
realidad la cuna de una civilización avanzada cuyo proceso de esplendor fue
bruscamente detenido por la conquista.18
Este fenómeno social de búsqueda de la identidad que benefició a los muiscas, hizo que
el resto de las culturas que habitaron el territorio de lo que hoy es Colombia fueran
vistas como salvajes. Otro problema fue la creencia inicial de que los muiscas habían
poblado un territorio inhabitado, por lo cual todos los hallazgos arqueológicos fueron
atribuidos a los muiscas. El presidente Tomás Cipriano de Mosquera invitó en 1849 al
cartógrafo italiano Agustín Codazzi, quien dirigió la Comisión Coreográfica con
Manuel Ancízar. Hicieron estudios descriptivos del territorio nacional en el que
contaban hallazgos arqueológicos. Los resultados de dicha expedición fueron
publicados en 1889 en Peregrinación Alfa.19 Argüello García señala que el objetivo de
dichas expediciones dado el contexto reciente de la constitución de la nueva nación, era
el de resaltar la civilización de la época precolombina y en tal sentido se centran en la
Cultura Muysca como parangón cultural. Esta percepción tuvo otros representantes
como Ezequiel Uricoechea en su obra Memorias sobre las Antigüedades
Neogranadinas.20
La contestación vendría de Vicente Restrepo que toma una vía opuesta: si los primeros
quisieron ver en los muiscas un elemento de civilización superior, Restrepo en su obra
Los chibchas antes de la conquista española 21 los muestra en cambio como bárbaros.
Pero Miguel Triana en su obra La civilización chibcha22 abre las puertas a un nuevo
interés y de nuevo se ven centradas las investigaciones alrededor de los muiscas. Triana
llegó a sugerir incluso que los numerosos símbolos de arte rupestre no eran otra cosa
que escritura, teoría esta bastante contestada. Otro autor de destacar en esta época fue el
arqueólogo colombiano Wenceslao Cabrera Ortíz, el cual propuso proyectos de una
profunda investigación para la interpretación de todo el material existente,
especialmente aquel del arte rupestre. Cabrera replantearía la teoría de la procedencia
migratoria de los muiscas. Su importancia radica en su intención de registrar y hacer de
la arqueología de Colombia una materia de estudio en las escuelas y en cada región. En
1969 se publica Monumentos rupestres de Colombia23 e informes de las excavaciones
de El Abra lo que, según Argüello, abre una verdadera época de la investigación
científica en Colombia.24
La figura sagrada de la rana, significaba otra fuente importante de conocimiento para los
Mwiskas en esta parte del valle, ella les hacia determinar cuando iba a llover, caer heladas,
cambiar los tiempos de seco a invierno o al contrario, por medio de su canto que hacia coro
con ranitas y sapos; que sincronizaban en una sonora y agradable voz. Hay mucho de cierto
cuando la doctora Lilia Montaña de Silva Celis afirma: “El oído del aborigen escucha lo que
dicen los pájaros sabios cuando se apaga el sol, y oye hablar a los árboles en el silencio de la
noche”. Los dioses sagrados de los Mwiskas significan mucho para los indígenas, ya que
estos dioses los protegían y ayudaban en todas sus necesidades, al llegar los Españoles
cambiaron bruscamente sus creencias religiosas y aunque adoptaron una nueva religión su
respeto por la tierra, la naturaleza, los animales y el agua no cambiaron, lo que significa una
gran medida de referencia para el presente estudio, que nuestros antepasados mwiskas
valoraban en gran medida el no atentar contra la naturaleza, su bondadosa diosa
benefactora, hoy este valor se refleja en el cariño y apego que los campesinos sogamoseños
sienten por su terruño y sus animales.
Los españoles llamaron de diferentes maneras al territorio mwiskas del Valle de Iraca, tal vez
porque se les dificultaba el dialecto indígena y a la vez ayudados porque el tiempo en que
llegaron a Iraca, estaba gobernando un cacique con un nombre difícil un poco para
pronunciar; se hablo de un Soagamoxo, Sugumunxe, Suagamoso o Sohagamoso,
Suagamunxi, Suamox o Sugamuxi; el hecho es que el nombre de Sogamoso así se haya
tergiversado por la lectura y relatoría de los españoles, tiene sus orígenes en el mismo
Bochica, el cual, según historiadores, se le conocía con el nombre de Sugumonxe que
significaba santo que se hace invisible y habita un lugar no habitado por el pueblo.
Bochica llegó a Iraka a fundar el centro de la suprema doctrina del sol, instruye al cacique
Nompanen y a todos los indígenas sobre buenas costumbres, el respeto, la moral, los oficios,
las ceremonias indígenas al sol; tal vez por eso la ciudad sagrada de Iraka, era el lugar de
adoración al sol y Sua (SOL) y Mox (Moxa=Niño victima) darían el carácter de lugar sagrado
de sacrificio al dios sol.
Aunque se debe reconocer, que desde tiempos prehispánicos, los indígenas Mwiskas ya
sabían de las características populares del sol, como su gran luminosidad y brillo solar, lo
cual hoy está científicamente comprobado en que Sogamoso recibe un mes más luz solar
comparado con el resto del territorio Colombiano y que es únicamente superado en el
mundo por un pueblo ubicado en el centro de Australia; los Mwiskas por ejemplo ubicaron al
templo del sol en el lugar exacto donde se pierde la sombra solar en el momento del cenit en
un determinado mes del año, lo que significa que los Mwiskas tenían un avanzado
conocimiento sobre astronomía.
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