La Historia de Gedeón
La Historia de Gedeón
La Historia de Gedeón
NARRADOR: Después de que las tribus del pueblo de Israel se repartieron la tierra de Canaán se volvieron
perezosos y satisfechos y fracasaron en desalojar a los cananeos, como les había ordenado el Señor. Llegó
el tiempo cuando los madianitas, que habían sido destruidos parcialmente en los días de Moisés, se
multiplicaron y decidieron vengarse de los israelitas. Año tras año, como si se tratase de una plaga de
langostas, venían a las tierras tan pronto como la cosecha estaba lista y permanecían hasta que se recogían
los últimos frutos.
PADRE: Pero madre, tenemos que hacer algo para detener a los madianitas!
PADRE: Durante siete largos años los madianitas nos han oprimido! La gente ha tenido que abandonar sus
casas y fortalezas! Te gusta eso?
GEDEON: He oído lo que decías madre y yo... La gente se fija en nuestro ejemplo!
PADRE: No podemos sentarnos tranquilamente, contemplando como los madianitas saquean nuestras
tierras!
MADRE: Si realmente quieres hacer algo para ayudar a nuestro pueblo, hazles volver a adorar al verdadero
Dios.
PADRE: Bah!
PADRE: Si, yo adoro a Baal! El altar que está en Ofra y que levanté a Baal es lo mejor que se ha hecho en
nuestra tribu!
GEDEON: Por favor, padres, no riñan. He escondido algo de trigo. Lo trillaré y tendremos pan durante algún
tiempo.
MADRE: Trigo? Cómo has podido esconderlo sin que lo hayan visto los madianitas?
GEDEON: Falta tanto para la vendimia que no revisaron el lagar. Trillaré el trigo silenciosamente y fuera de la
vista de ojos curiosos. (Se va a trillar en el lagar)
GEDEON: (trillando trigo en el lagar) Ojalá supiera la manera de liberar a mi pueblo de los madianitas!... Mi
madre tiene razón: Dios no nos bendice porque hemos apostatado. Aún así, muchos de los nuestros han
confesado que su deseo es obrar lo justo y adorar al verdadero Dios.
GEDEON: Si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos pasa todo esto?
ANGEL: El Señor te ha elegido a ti, para salvar a Israel del poder de los madianitas.
GEDEON: No, no, no, no. Estoy convencido que eres un mensajero del cielo, un ángel...
ANGEL: Gedeón, hijo de Joás, en la ciudad de Ofra hay un altar de sacrificios al falso dios Baal. Destrúyelo
en secreto, por la noche. En la misma peña donde está el altar a Baal, construye un altar al Señor tu Dios y
ofrece un sacrificio al Señor.
ANGEL: La liberación del pueblo de Israel ocurrirá después de una solemne protesta contra la adoración de
Baal. Has de declarar la guerra a la idolatría antes de ir a pelear la batalla contra los madianitas y salvarás a
Israel de sus enemigos.
NARRADOR: Con la ayuda de sus criados, Gedeón destruyó el altar a Baal en una noche. Grande fue la ira
de los hombres de Ofra, cuando a la mañana siguiente fueron a ofrecer sus oraciones a Baal.
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GEDEON: Significa que no estoy dispuesto a dejar pasar un día más y permitir que esos amalecitas y
madianitas nos acosen. Voy a hacer algo para impedirlo.
GEDEON: Para empezar voy a hacer un llamado general para conseguir voluntarios.
GEDEON: Busca un grupo de jóvenes que sirvan de mensajeros. Los enviaré a todos los rincones de la tierra.
Tú serás mi ayudante de campaña Fura!
NARRADOR: Y miles respondieron al llamado que hizo Gedeón. ....Y el mensajero del Señor se le apareció a
Gedeón y le dijo:
ANGEL: Traes tanta gente contigo, que si hago que los israelitas derroten a los madianitas, van a alardear
ante mí, creyendo que se han salvado a ellos mismos.
GEDEON: Por tanto hombres de Israel, cualquiera que tenga miedo puede irse a su casa. Y los que no estén
dispuestos a hacer frente al peligro y a la adversidad, también pueden irse.
HOMBRE 1: Pero Gedeón, ya somos pocos para luchar contra el enemigo, porqué hay que reducir el ejército
aún más?
GEDEON: El Señor Dios de Israel me ordenó reducir el ejército por ser demasiado grande!
NARRADOR:Así pues, 22 mil hombres de su ejército regresaron a sus casas y quedó con un grupo de 10
mil. De nuevo el mensajero de Dios se le apareció y le dijo:
ANGEL: Son muchos todavía. Llévalos a tomar agua y allí te diré quiénes irán contigo y quiénes no.
GEDEON: Valientes de Israel somos ahora 10 mil! Vamos a luchar contra un ejército muy superior! Son
hombres fuertes y poderosos! No podemos confiar en derrotarlos a no ser por el poder de Dios! Ahora vamos
a ir a la orilla del río y vamos a beber agua para que no tengan sed en medio del calor de la batalla! Mientras
beben, recuerden que en cualquier momento el enemigo puede caer sobre nosotros! ... Adelante! Al río!
GEDEON: Fura, mira cómo beben! Observa cómo algunos beben despreocupados, de rodillas, como si el
enemigo estuviera a muchos kilómetros de distancia.
GEDEON: Fíjate en los otros: vigilan y están alertas! Toman el agua en sus manos y la beben.
GEDEON: Es así como se revela el carácter de los hombres Fura. Ellos serán los que liberarán al pueblo de
Israel. Recuerda siempre Fura, que Dios es honrado no por el número, sino por el carácter de los que le
sirven!
GEDEON: Voy a ir abajo al valle para espiar al enemigo. El ángel del señor se me apareció y me dijo que
habría de oír algo que me daría coraje!
FURA: (susurrando) Señor, aquí hay una fila de tiendas... Hay una luz en aquella tienda!
GEDEON: (susurrando) Acerquémonos en silencio... Oigo voces... escuchemos... quizás esto es lo que Dios
quiere que oigamos.
HOMBRE2: Fue terrible! Soñé que un pan de cebada venía rodando hasta nuestro campamento y que al
chocar contra una tienda la hacía caer.
HOMBRE3: El pan de cebada debe ser Gedeón y su pequeño ejército acampados encima de la colina. Dios
va a entregar en manos de Gedeón a los madianitas!
HOMBRE2: Si!
GEDEON: Hombres del pueblo de Israel, somos solamente 300, pero, con todo, Dios nos entregará al
poderoso ejército madianita. Nuestro plan de ataque es sencillo, pero resultará eficiente porque Dios está con
nosotros: a cada uno se le ha dado una trompeta y una antorcha escondida dentro de un cántaro de barro.
Nos aproximaremos al campamento enemigo divididos en tres compañías de a cien cada una, como si
viniéramos de todas las direcciones. Cuando suene mi trompeta hagan exactamente lo mismo que yo: toquen
su trompeta con gran fuerza...
HOMBRE3: No me puedo imaginar ninguna forma de que Gedeón nos venza. Ha enviado a casa a todos sus
hombres, a todos excepto a 300. Puedes pensar en alguien tan listo como se supone que es Gedeón
atacando nuestro ejército con solamente 300 hombres?
HOMBRE3: Pero, cómo puede un dios, o un hombre, o cualquiera, ganar una guerra con sólo 300 hombres?
Contra cientos de miles! No creo que sea posible!
HOMBRE3: El qué?
HOMBRE3: Te acompaño!
HOMBRE2: Tocando la trompeta a estas horas de la noche!... algo ocurre!... Mira! Luces! Todas alrededor del
campamento! Es Gedeón! Nos tiene rodeados!
HOMBRE2: Seguramente no envió a casa a los otros soldados! Fue un pretexto para engañarnos.
HOMBRE3: No, si, tienes razón! Rápido! Agarremos la espada y unámonos a la lucha!
HOMBRE2: Tú! (al sentirse herido de espada) Soy yo! Soy tu amigo! Me has atravesado!
HOMBRE3: No distingo quién es quién en medio de esta oscuridad! Apártate de mi camino quien quiera que
seas!
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NARRADOR: Y en medio de la confusión y la oscuridad los madianitas se mataron unos a otros hasta que
perecieron 120 mil hombres!
EL SEÑOR ES MI FORTALEZA
EL ES MI AUXILIO Y MI LIBERACIÓN
EL ES MI REY Y MI DIOS