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Pareyson Verdad Interpretación II PDF

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II.

LA CONDICIÓN ORIGINARIA
DE LA INTERPRETACIÓN

J. Reladón con el ser e interpretación de la verdad:


ontología y hermenéutica

Toda relación humana posee siempre un carácter interpretativo,


tanto en el conocer como en el actuar, en el arte o en las relaciones
entre las personas, en el saber histórico o en la meditación filosófica.
Esto no ocurriría si la interpretación no fuese de por sí originaria:
ésta cualifica aquella relación con el ser en la que consiste el mismo
ser del hombre. En ésta se actualiza la primigenia solidaridad del
hombre con la verdad. Su condición originaria no sólo explica el
carácter interpretativo de cada relación humana, sino que también
el carácter ontológico de cada interpretación, por determinada y
particular que sea: interpretar significa trascender, de modo que es
imposible hablar auténticamente de los entes sin referirse al ser al
mismo tiempo. En suma: la originaria relación ontológica es nece-
sariamente hermenéutica, pues toda interpretación posee necesaria-
mente un carácter ontológico.
Esto significa que de la verdad no existe sino interpretación y
que no existe interpretación sino de la verdad: en la interpretación la
originalidad, que deriva de la novedad de la persona y del tiempo, y
la condición originaria, que proviene de su primitiva relación onto-
lógica, son indivisibles y coesenciales. La interpretación constituye

81
Verdad e interpretación ......-----

aquella forma de conocimiento que es al mism .


. . h' , . o tieni
La condición originaria de la interpretación
blemente ventauva e 1stonca, ontológica y personalPo e 'llsep

, teve¡ .ir,.
expresiva. at11¡
1 suprimir o deprecar. Respecto de la verdad, la persona y la situación
no son un impedimento fatal o un obstáculo inoportuno, sino, por
1. . terpretación son coesenciales el aspecto h. , el contrario, la única vía de acceso y el único medio de conocimien-
2 En ia tn zstor¡
· y el aspecto revelativo co to, un órgano de penetración que, si es bien utilizado, es más apto y
sensible que ningún otro y el más útil para el conocimiento.
• d ¡0 anteriormente dicho, se sigue que el ún' En virtud de la interpretación, el anti historicismo - inevita-
A partir e . ico Con . blemente unido a la búsqueda y descubrimiento de la verdad- no
. d ado acerca de la verdad es la mterpretación _ Oc1.
miento a ecu . . . , . entend· tiene y no debe tener un carácter ascético, porque el único modo
da como orf ma de conoc1m1ento h1stonco y personal-
. ., . , . . , en 1acu

de acceder a la verdad no es salir de la historia -cosa imposible,
¡ .~
la persona 1'dad singular y la s1tuac1on h1stonca, leios de eonstnu· pues sería como salir de sí mismos y de la propia situación-, sino
• d'imento límite del conocer, son su condición de p . .1
O
servirse de la historia, cosa muy posible, si bien incómoda, ardua y
un 1mpe . ., os16,1¡.
dad y su único órgano adecuado. La mterpretac1on se puede defi~r origen de todas las dificultades frente a las que se encuentra no sólo
en cierto modo, como aquella forma de conocimiento en la cualel el conocimiento de la verdad, sino todo género de interpretación,
«objeto~ se revela en la medida en la que el '.<sujeto» se expresa,) por particular y determinado que sea.
viceversa. Por esto, no merece el nombre de mterpretación aquella Por lo demás, en la interpretación revelación de la verdad y ex-
presión del tiempo son de tal modo inseparables, que puede decirse
en que la persona y el tiempo, en vez de hacerse trámites y aperturas
que están en relación no inversa sino directa, precisamente porque el
hacia la verdad, son el único objeto real del pensamiento: cuando
aspecto histórico de la interpretación, lejos de suprimir su carácter
esto ocurre, el pensamiento se reduce a lo meramente histórico_ revelativo, es su única condición de posibilidad. La interpretación
en sentido ideológico o técnico- y queda destinado a pasar con el no es menos revelativa si es más personal: contrariamente, ésta es
tiempo, del cual no ha sido más que su retrato y su producto. tanto más revelativa cuanto más personal e histórica sea. Más aún,
El carácter propio de la interpretación es, entonces, el de ser al es imposible distinguir o separar un aspecto temporal y caduco de
mismo tiempo revelativa e histórica, de modo que no se comprende un núcleo inmutable y permanente, porque todo es igualmente y
plenamente su naturaleza si no se entiende en todo su alcance la co- simultáneamente histórico y revelativo, personal y ontológico. Esto
esencialidad de ambos aspectos, es decir, la condición inseparable significa que si el hombre capta la verdad, no lo consigue saliendo
del aspecto revelativo y del aspecto histórico. de la historia, sino sirviéndose de ésta como de un ingreso o acceso
a la misma, ni tampoco lo logra despojándose de sí mismo, sino ha-
Se puede decir que la interpretación constituye una forma de co·
ciendo de su propio ser un trámite y una apertura hacia ésta.
nocimiento revelativa y ontológica en cuanto que es histórica Yper-
En la interpretación, la revelación de la verdad y la expresión del
sonal. La personalidad y la historicidad de la interpretación noson tiempo no están en relación de contigüidad, continuidad o graduali-
unacl 0 •, ·
. . oracion superficial, un añadido inútil, un acompañamiento dad, sino de síntesis, en el sentido de que la una es la forma de la otra. Si
1nd1screto O p b .. . • · , sus·
. ' ' eor, una so reposición arbitraria, una hm1tacwn bien es cierto que la revelación de la verdad no puede ser sino personal
tanc1al o una d f ., . ver,
e ormacion irreparable y fatal que haya que remo e histórica, no lo es menos que ésta, y sólo ésta, contiene también la

82 83
Verdad e interpretación
') .JI
La condició n o riginaria de la interpretació n
verdad del tiempo y de la persona: de modo que 1 .
. . a inter r
es toda revelat1va y toda expresiva, toda personal P etac¡ón de imágenes arbitrarias O en una aproximación superficial hacia un
la vez. y Ontoló .
g1ca
4 objeto jamás alcan~ado. Pero e~ tal caso, _Yª no hay interpretación,
ue la personalidad, convertida en obieto de expresión más que
porq .,
en órgano de penetrac1on, se sobrepone a la verdad contribuyendo
J. Carácter no subjetivista ni aproximativo de la interpretación esconderla y ocultarla en vez de abocarse a captarla y revelarla.
ª El hecho es que la pluralidad de las interpretaciones, lejos de
Es necesario insistir un instante sobre el hecho de que la histori- consistir en un defecto o ~na ventaja, constituye el signo más seguro
cidad y la personalidad de la interpretación están muy lejos de con. de la riqueza del pensamiento humano. Esto es tan cierto, que nada
ferirle un carácter de arbitrariedad o de aproximación, como si de me parece más absurdo que pretender concebir una interpretación
éstas derivase una suerte de subjetivismo, grávido de consecuencias como única y definitiva, como pretenden los que sostienen que un
relativistas o escépticas. conocimiento sólo puede ser pleno y completo si es único y exclu-
Si la interpretación es histórica y personal, debe ser necesaria- sivo, de modo que la personalidad del conocimiento se reduce a
mente múltiple. La pluralidad de la interpretación, que es su más una limitación deplorable Y fatal. La injusticia de estos prej uicios
notoria característica (tot capita tot sententiae; mi, tu, su interpre- radica en que conciben la precisión y la evidencia de un modo tan
tación), se presta a consideraciones que parecen extremadamente pedestre y superficial, que no saben encontrar ninguna de éstas en
naturales y casi obvias, universalmente acogidas y repetidas, pero el ámbito de la variedad y la novedad de la vida humana. Por otra
que generan una serie de peligrosos equívocos y de lamentables parte, el carácter subjetivista y aproximativo del conocimiento no
malentendidos. Piénsese, por ejemplo, en la idea de que la interpre- evita la absurda alternativa que plantea la pretendida unicidad de
tación, en virtud de su pluralidad, acaba por disipar o dispersar la la interpretación - de modo que entre estos dos extremos no hay
0
verdad' . por dejarla en un plano superficial. Por un lado, se dice dilema. Frente a esto, la interpretación misma se erige como única
que la interpretación siempre d' posibilidad real, la cual no ve disminuida su capacidad captadora y
sa la verdad, smo . solamente laesimage
nueva y 1versa hporque no d expre-
ll revelativa - en las confrontaciones de la verdad - en razó n de su
, de nuestras diferentes personal'nd que
traves d nos acemos e .e a a pluralidad, historicidad y personalidad, pues no por el h echo de
reacciones.
. Por otro lado se dice qu 1• al es. y nuestras cambiantes
alcanzar y poseer la verdad debe despojarse de estas características
senta Jamas
· , como umca b
, . y' definitivae si adinterpretación no se pre-
, se e e a q que le atañen. El reino de lo interpretable se basa sob re la imposi-
el corazón de la verdad, sino que sól . ue no penetra en
bilidad de un conocimiento unívoco y directo, en el cual todos es·
escapar su íntima naturaleza. Así co o .d gira en to rno suyo, d eJan. do
nsi erada 1 . . , es tarían de acuerdo sin discusión ni diálogo; lo interpretable presu
confinada al campo de lo arbitrario y de ' ª. tnterpretac1on
la relatividad indiferente del reino de lo ~ aproximativo, esto es, a
1 pone, por el contrario, que no exista otra fo rma de conocimient
. . . ºPinable y ª 1as carencias
. de genuino más que la interpretación, de por sí histó rica y personal
1 conoc1m1ento superficial y deformante. n
un
.
a mterpretac1on . , b'ten puede caer en los e .c.s mu-,,J Ver dadero que por tanto, constitutivamente múltiple y nunca definitiva; indica
del escept1c1smo, s1. es que se despliega en uXtrernos
. . d' . del relativismo y insensatez de despreciar tales características de la interp retaci1
na isipa . - así como la necesidad de considerarlas no sólo como esencial•
Clon s b' ..
84 u Jetw1sta insuprimibles, sino también como positivas y favorables.

85
'4
Verdad e interpretación La condición originaria de la interpretación

d' tinción sería posible solamente si en la interpretación el


E\ pn·ncipio fundamenta\ de la hermenéutica consiste
. .
.
, Prec1
ue e\ único conocimiento adecuado de la verd d sa. 'fa\ ihs_ stórico fuese separable del revelativo; pero resulta que la
mente, en q . . a es la aspe
ctO l .
ción es tal precisamente en cuanto que accede a la verdad
. etac'io'n Esto quiere decir que la verdad es accesib\n
interpr · . ~ y a\. joterpreta ¿· de la histonc1 · ·dad d e la situación
· y de la personalidad
de muchos modos y que ninguno de los ellos deb roe io .
canzable e ser por nte, de modo que no es posible que la revelación advenga
· ·¡
pnv1 eg ·
1ado por sobre los otros,
. en
, el sentido de pretender
. poseer i \ pensa
ue dientemente d e la expresion . , del tiempo,
. y viceversa. Por
\a verdad de manera exclusiva, mas completa o meior. Para alcan- .11'1depen es posible d etectar en esta , un «semilla» . intemporal y supra
0
zar su objetivo propio \a interpretación no necesita despojarse de esto,,~ -como tal eterna y perenne- y una «corteza» pasajera y
sus características de historicidad y personalidad, lo que tampocc b·stonca
1
. , . y temporal.
cuanto histonca
1
rroera en .
podría hacer: en ésta, la intervención de la persona no se manifiesta e1 \ pensamiento humano todo es igualmente histórico y tem-
f,n e d' . . , l
\ mediante su propia atenuación para favorecer un conocimiento im-
\ S
. se quiere hacer una 1stmcion a respecto, la única posible
personal O despersonalizado y «dejar ser» a la verdad. Ciertamente, Pora. 1. tente entre la h'istonc1 . 'd ad que se agota en la expresión del
es la exis , .
es tarea de la persona «dejar ser» a la verdad: pero esto no significa . y la que posee un alcance ontolog1co, entre aquello que es
0
para nada aspirar a un conocimiento impersonal o despersonaliza- nerl'IP te histórico · -y por esto so' 1o expreswo · del propio tiempo
so/amen . . ,.
do. De hecho, aquel aspecto de «despersonalización», que parece . elar la verdad- y aquello que, siendo histonco, es también
sin rev . . ..
ser necesariamente inherente a la «fidelidad» de la interpretación, .., pues en base a la personalidad e histonc1dad la revela-
reve\ati • 0 , , . ,
consiste sólo en impedir que la historicidad y la personalidad se . , de la verdad debe asumir una forma histórica y tener un aspecto
cion d' . . ,
vuelvan fines en sí mismas en vez de trámites hacia la verdad, ocul- · ., Se trata de una 1stmc1on que pretende discernir entre lo
expreS1• 0 . ., . .
tando lo verdadero en lugar de abrir su acceso. Pero para alcan- ue es interpretac1on y lo que no lo es. como ya hemos visto, lo me-
zar tal objetivo, es necesario profundizar en la situación histórica y ~arnente histórico no hace más que expresar su propio tiempo y, por
orientar la sustancia de la persona hasta el punto de transformarla tanto, es caduco y pasajero, de modo que poco a poco es engullido
en un aparato de sintonización y en un órgano de penetración de la por el tiempo, del cual no es más que su producto e imagen. En cam-
verdad. En este caso, sí que se la «deja ser», en la misma medida en bio, en la interpretación de los aspectos histórico y revelativo son
que la verdad es «sintonizada y captada», abandonándose a la inter- de tal manera indisolubles, inseparablemente unidos por la iniciativa
pretación en la medida en que, con su apertura y disponibilidad, la de la persona -que hace de sí misma y de su propia situación el
persona le ha asegurado una acogida y un consenso. órgano de acceso a la verdad-, que el elemento histórico, indispen-
sable para la manifestación y formulación de lo verdadero, queda,
4. La imposibilidad de distinguir entre un aspecto caduco
y un núcleo permanente en la interpretación
\ en cierto modo, sustraído al fluir del tiempo. La verdad es, sin duda,
suprahistórica e intemporal, pero ésta condición suya sólo cobra va-
lor al interior de la formulación histórica y temporal que cada vez
Es necesario también insistir sobre le hecho -ya subrayado anterior- asume. Toda formulación de la verdad es siempre histórica y tempo-
mente- de que en la interpretación es imposible pretender distiriguir se-
O ral, pero tales características, aunque no sean siempre manifestación
parar un aspecto temporal y caduco de un núcleo inmutable y permanente.
o realización directa de la verdad, no pasarán con el tiempo, porque
86
87
La condición originaria de la interpretació n
Verdad e interpretación

· r que la interpretación sea a la vez e inseparable-


•d n apertura y trámite hacia lo verdadero y . to, d ec1 . .
se han converu o e . . . . estan f,11 e{ec . e histórica, equivale a decir que la verdad es acce-
as porla presencia ongmana y profunda del ' elauva . .
or tanto, marca d . . . ser. fllellte rev . terior de cada perspectiva singular, la cual, a su vez,
P La h ermeneu , ti·ca excluye decididamente tanto la idea de que , lo al in . ., hº , . d
10 ¡ble s0 ue la misma situac1on istonca como vía e acceso
s a cosa q . .
.istonco
, . sea, por sí mismo, efímero y caduco, como que el conoc·1- 00 es otr . 0 se puede revelar la verdad sm, a su vez, determ1nar-
h
.
miento y la f ormulación de la verdad carezcan
. de aspectos
., histo'n-
. a la ve rdad-l n 1 lo que só1o ocurre h istonca º ' · y personal mente. L a
mu ar a, , . .
cos y temperaieS• Por el contrario, en la mterpretac10n
. el, eleinento la y f or
d entone ,
es aun siendo umca, no se presenta ¡amás con una
histórico -aun no dejando de expresar el tiempo- esta tan poco verda '. . , n suya propia en una suerte d e formulación que deba
entregad o a Su flui.r, que no pierde nunca su actualidad, inescindi· - deterrn1nacio mo única y d e fi muva, . . .
smo que se o f rece sólo al 1n- .
cerse co
ble, como lo es, de la formulación de la verdad. Por otro lado, la recono •tuación que cada vez se le da y es inseparable de ésta,
. de 1a si . .
revelación de la verdad, lejos de estar abstraída del tiempo, en cuyo tenor ue su único modo de aparecer reside, precisamente, en
seno se mueve, lo adopta como medio indispensable para alcanzar de ~odo ~ gularidad de sus formulaciones personales e históricas.
isrna sin
su propio objetivo. la i:n . retación nace como revelativa y plural a la vez, porque
La interp . . , .
No dejan, entonces, de discriminarse, en el pensamiento hu- . l , ea e indivisiblemente ontologica y personal, de modo
sirnu tan . . . .
mano, los elementos permanentes y duraderos de los pasajeros y es ltiplicidad, bien le¡os de comprometer la unicidad de la
ue su mu
caducos, ni dejan de considerarse como efímeros aquellos que son q d d más bien la remacha y confirma. La verdad es única, pero
solamente temporales e históricos. Pero recuérdese que este análi- ver ª'
su formulación es siempre mu1t1p , · l e, ~ entre l a u~ici · · d a d d e 1~ v_e_r-
sis, lejos de dividir, en la interpretación de la verdad, una «parte» d la multiplicidad de sus formulaciones no existe contrad1cc1on
histórica y efímera de una «parte» eterna y perenne, busca purifi- da y ·
orque en virtu d d e l a 1nterpretac1on
. . , -siempre
. a la vez
car la simple y genuina interpretación de la verdad de las escorias a1guna, P '
histórica y revelativa - , la unicidad de la verdad se expresa sólo al
del pens~miento meramente histórico y técnico, sin comprometer interior de las formulaciones históricas y singulares que se le dan.
~u necesidad de captar -en la interpretación- el nexo que une
La interpretación mantiene a la verdad como única en el acto mismo
i~separablem~nte el aspecto histórico y temporal con el ontoló-
en que multiplica sin fin sus formulaciones. La interpretación no es,
gico y revelauvo, ambos esenciales para el concept . d .
.,
terpretac1on. o mismo e in- no puede, no debe ser única: ésta es múltiple por d efinición. Pero su
multiplicidad es la propia de las formulaciones de la verdad, siem-
pre nuevas y diversas. Se trata de una multiplicidad que, bien lejos
5. La unicidad de la verdad es inseparable de la multiplicidad
de comprometer y dispersar la unicidad de la verdad, la sustenta y al
de sus formulaciones
mismo tiempo se alimenta de ella; la salvaguarda y a la vez encuen-
La inseparabilidad del aspecto revelativo y del histórico en la tra en ella un sentido y un principio. Es indispensable comprender,
interpretación explica también cómo en ésta pueden unirse, sin con- por arduo que resulte, que, en virtud de la interpretación la unici-
tradicción, e incluso indivisiblemente, la unicidad de la verdad y la dad de la verdad y la multiplicidad de sus formulaciones no sólo son
multiplicidad de sus formulaciones.
compatibles, sino incluso co-esenciales, de modo que la una sólo
88 encuentra en la otra su forma adecuada y su verdadero significado.
Verdad e interpretación
La condición originaria de la interpretación

Las formulaciones de la verdad son múltiples, pero su .


'd d no compromete la unicidad de la verdad, más bien llllult,p¡¡_ ulación. La verdad no sólo quedaría como perdida en su
c1 a .. a supon 5u form 1 ., . .fi d , .
• ' n de la formu ac10n -¡ustI can o as1 la actual tendencia

y de ésta vive, así como umc1~ad de la verdad _no anu!a la lllu/¡¡~ e
5 P
arac10 .
más difundida, a no reconocerla en su unicidad e incluso a
,
plicidad de sus formulaciones, smo que las necesita y exige. Efe . siempre
. ·rJa del to do-, smo . que tam b'1en
, se d'1spersaría aquel vínculo
vamente, las verdades históricas no existirían sin la verdad única ct,. . . luble que las une hasta me
supriJlll · 1uso I'd ent1'fi carlas entre sí, pues la
. . , , ¡
la cual son interpretaciones: sm esta, senan so amente expres·
, de ind1s0 'f .
dad no puede mam estarse smo como formulada, de modo que
. . ~n~
del tiempo privadas de valor revelativo; y, vaciadas de toda fun •. ver f rmulación de la verdad aquella que no es la verdad misma
' ª% no es o d .
hermenéutica, quedarían incluso exentas de carácter especulativo: interpretada. No se trata e que exista una verdad única con
0
comúnica formu 1ac10n . ' ver dadera Y que esta
' se re fracte en múltiples
decaerían en pensamiento meramente histórico, esto es, ídeológic
o, una laciones h'1stoncas, . que 1a re fl e¡anan
. . mas . o menos fielmente:
técnico e instrumental. Por otro lado, no puede ser verdad aque!Ja formu , .
que sólo admite un único conocimiento: la formulación única es el único modo con el_ cual la verdad unt~a aparece y puede aparecer
la abolición de la verdad misma, porque pretende confundirse con recisamente mediante sus formulac10nes múltiples e históricas,
esuePno por esto son s1mp . 1es copias
. m. de'b'II es reverberaciones suyas,
ésta, cuando en realidad no es más que su interpretación, es decir,
una formulación singular, co-posible con infinitas otras. q_ su real encarnación y efectiva posesión.
sino
En virtud de la interpretación, la verdad y su formulación pue-
den e incluso deben poseer de manera necesaria una identidad, pero
6. La formulación de la verdad es interpretación y no subrogación es imposible, incluso inadmisible, su confusión: dentro de su cons-
de ésta: ni monopolio ni disfraz titutiva inseparabilidad, no son tan «diversas» como para no deber-
se identificar, ni tan «similares» como para poderse confundir. Más
Para una comprensión exacta de este punto central de la herme-
néutica, deben tenerse presentes dos circunstancias fundamentales. aún: justamente en cuanto que son inseparables, no son ni similares
Sobre todo, no se debe olvidar que la verdad y su formulación no ni diversas entre sí, y esto justamente en cuanto que son idénticas
pueden reducirse la una a la otra: por el contrario, están tan estre- entre sí e inconfundibles. No es que la verdad no se revele más que
chamente unidas que acaban por identificarse; y precisamente por en otro distinto de sí misma, ni que no se deje poseer más que como
esto no pueden confundirse la una con la otra, como sucedería si la otra distinta de sí, sino que ésta se consigna hasta tal punto a las for-
formulación, considerada independientemente de la verdad, preten- mulaciones históricas capaces de captarla, que llega a identificarse
ladiese sustituirla, o si fuese considerada como un simple disfraz de
misma. toda vez con cada una de éstas. Toda formulación de la verdad que
sea digna de tal nombre es la verdad misma como personalmente
& compl,um,m, tt"<lo cons;d,"' q"' e,;,", po, un fado, fa interpretada y poseída, de modo que las formulaciones históricas
,e,d,d án;c, y, po, d º'"'• '"'
mWtipk, lonnuJ,c; nes, como,; de la verdad, siempre nuevas y diversas, son, al mismo tiempo, su
fuesen dos órdenes de cosas completamente diversas0 t ,
único modo de aparecer y de existir, así como nuestro único modo
se encuentran y unen en un determinado punto de ¡ enh' re s1. que

así fuese, no subsistiría ningún nexo verdadero entrea¡ istona.
dd 1 de profesarla y de poseerla.
a ver a y Una formulación de la verdad lo es en cuanto que es interpre-
90 tación de la misma. Esto quiere decir que la formulación no es sino

91
...c::t:::._
Verdad e interpretación La condición originaria de la interpretación

/
. .d d es propia de la formulación y no de la verdad; de este
Aqm ocurre, en efecto, que
,
.
una formulación panicula
r Preten ¡11ultipJici fa diendo la una con la otra, se instituye entre ambos
. • 1 verdad es decir, poseerla de manera exclusiva
sustituir a ª ' • ' Y9Ueda¡ ¡11od0 ,
con un
d'lema falso, fuente de perpetuos equívocos sobre la
nda detrás de sus formulaciones como ba¡'o ¡ . a . s un i
verdad se es Co . a 1nest térJ1'1 1n° d la interpretación, sobre todo cuando está comprome-
ble muta b11 ·1·dad de un continuo enmascaramiento. Se trata de doa. ]eza e
0 atura r medio la verdad.
· 1 de cómo la duplicidad ha generado el engaño ya s tida de po entonces, cómo se agrupan, por un lado, aquellos que,
e¡emp os . . ' que a
· el el monopolio y el disfraz constituyen el más co.,, • Verndos, n la unicidad de la verdad, no sólo la erigen como in-
este mv , ., "'P 1e. ra os e
to olvido y la más resuelta negac1on de la verdad. El monopolio arnPª I •no que la sacan derechamente del tiempo; y por otro
ora, si
por su carácter exclusivista, absolutiza y eterniza una formulació~ telllP ellos que, amparados en que la verdad no tiene otro modo
singular de la verdad quitándole, así, toda su capacidad revelativ lado, aqu sino en sus formulaciones históricas, la consideran múl-
a, arecer
conllevando a la misma disipación de la verdad. El disfraz, por su de ap biante, e incluso la reducen derechamente a un mero
carácter no tanto cambiante y multiforme, como más bien voluble . Je y to
up cam .
del tiempo. De este modo, se impone .
alternativamente~
y oportunista, hace que las alegorías y los símbolos se vuelvan produ~fi ·o ilegítimo e inútil, de las múltiples formulaciones en
1sacn c1 ' . . . .
incapaces de significar la inagotable multiplicidad de las perspecti- e de la verdad única, o bien, el sacnfic10 de la verdad mtemporal
vas reveladoras de lo verdadero -como sí la representan en aque- pro de sus formulaciones históricas. Aquí aparece la alternati-
~ pro . .
lla dialéctica de ocultamiento y manifestación tan fina y sutil que aquellos que sostienen que existe una sola filosofía ver-
va entre , . . , .,
sólo se encuentra en Heidegger y sobre todo en Pascal-, que sólo n razón de la verdad umca e mtemporal, esta tamb1en
dadera - e
señalan el camaleonismo y el enmascaramiento, el transformismo , ·ntemporal y única- y aquellos que pretenden que la verdad
sena 1 . .
y la ficción, esto es, el amplio reino de la disimulación, en el cual . a no puede ser smo plural -al considerar las filosofías como
m1sm
no hay lugar alguno para la verdad, ni siquiera en el caso de que, múltiples e históricas- y que, por tanto, no existen más que ver-
absu_rdamente, se pretendiese que aquello que se disimulase fuera, dades históricas. Esto trae como resultado o bien erigir el imperio
precisamente, la misma verdad. intemporal de una filosofía histórica indebidamente absolutizada,
0
bien reducir la historia a mera sucesión temporal que engulle sus
7. Falso dilema entre la unicidad de la verdad propios productos. En otras palabras: o se priva a la filosofía de su~
carácter histórico y, por tanto, a la verdad de su aparición temporal,
y la multiplicidad de sus formulaciones
I~ se sustrae a la filosofía su alcance revelativo y, por tanto, se sustrae
Sólo quien no se percata de la naturaleza interpretativa de la re- ~ la historia su apertura ontológica.
lación entre la verdad y sus formulaciones -y ésta es la segunda
Surge, en suma, un dilema entre los que salvaguardan la condi-
circunstancia que debemos tener presente-, se escandaliza frente al
ción absoluta de la verdad única e intemporal -arriesgándose cons-
hecho de que las formulaciones de la verdad puedan -en su históri-
ca multiplicidad- constituir una posesión efectiva de la verdad única cientemente a caer en el dogmatismo- y los que, conservando la
, io,empoul. Poc oo, ilosoci, >olont,d d, <o he«nci,, se ol,id, q"' historicidad de estas formulaciones siempre nuevas y diversas, se
1, oaicid, d '"""'", 1, ,e,d,d y no, 1, fo,molaci6n, y qoe 1, arriesgan deliberadamente a incurrir en el relativismo. El vicio del
razonamiento reside en que, en un caso, el dogmatismo es preferido
94

95

LL
Verdad e interpretación La condición originaria de la interpretación

ivismo -como parecería lógico- sino a cualqu. . es como si, siendo la verdad única, debiese existir
no e1re1at .. . . 'd d . ier re, ..,uJac10n ' ,. . d h f l .
• · t de histonc1dad y mult1phc1 a , mcluso en la . sus for,..
. formo !ación legmma y, sien o mue as las ormu ac1ones
conoc1m1en o lll1snia
·, de la verdad·' y en que, en el otro caso, el relati'v•1sn¡ uflª úfllCa la verdad, debiesen ser muchas las verdades: en otras ,
formu1ac1on
es prefen
'do no al dogmatismo -como parecería natural- s,·
.. . . . no a
0 históricas de O si no hubiese otra elección que el fanatismo o el re- ¡J(V/
cualquier reconocimiento de umc1dad e mtemporahdad, incluso en aJabras, co:o si toda afirmación de verdad no pudiese tomar otra 1/
P · -o
Jatívis, ' co del sectansmo,
.. ue · .l l · 'l d'
la verdad misma, tal como se presenta y como opera en sus forrnas q la . . y como s1 a to eranc1a so o pu 1ese
forJllªmentarse en el escept1c1smo.
históricas. fun da
Estas dos posiciones son, ciertamente, opuestas y no hacen sino
_J polemizar entre sí; pero, en realidad, caen por sí mismas al descui- Carácter hermenéutico de la relación entre la verdad
~~ dar la posibilidad de otras posiciones, olvidando que'. para preservar 8. f. la .,
y su 1ormu cion
~ / ' la multiplicidad histórica _de la verdad, no es necesan~ negar l_a ~ni-
I
V cidad de la misma. Del mismo modo que para custodiar la umc1dad Sin embargo, la experiencia común basta para ponernos en guar-
~ de la verdad no es para nada indispensable desconocer la multipli- . frente a posiciones de tal género -desgraciadamente tan difun-
d~
l cidad de las verdades históricas, así como para evitar el dogmatis- b .d
didas. En efecto, a~ta para esto cons1 e:ar un ejemplo clarísimo de
mo no es necesario caer en el relativismo -ni arriesgar aquello por relación interp~etanva, co~o lo es la ~¡ecución musical. También
evitar esto último. Por un lado, la verdad única no tiene otro modo la música la mterpretacJOn es revelauva y plural a la vez; la obra
de presentarse más que al interior de sus formulaciones singulares :: accesible sólo al interior de su _ej_ecución; la multiplicidad de las
y, por otro, es precisamente la unicidad de la verdad aquello que ejecuciones no. con:ipro1:1ete la um~~dad de la obra; la ejecución no
conserva a las verdades históricas en su singularidad, instaurando es copia O refle¡o, smo v1da y poses1on de la obra; la ejecución no es
entre éstas la comunicación y el diálogo.
ni única ni arbitraria. , \, (y- l
En efecto, ambas posicion s c · ci n en el unto cent , es de-
cir, en se ara ver ad de su formulación viceversa, y en confun-
Esta apelación a la estética no debe extrañarnos: está motiva- Je ,eit""
da por el hecho de que en la experiencia artística la estructura del \f\J-
Ir la una con la otra, olvidando que son inconfundibles e incom-
concepto de interpretación aparece con particular evidencia. No se
parables justamente en cuanto que son inseparables; y olvidando
también que no se puede atribuir a la filosofía aquella unicidad que trata de extenderlo a otros sectores o de generalizar un concepto
sólo pertenece a la verdad, ni a la verdad aquella multiplicidad que nacido en primer lugar y solamente en la esfera estética y, por tanto,
sólo pertenece a la filosofía: unicidad e intemporalidad son esen- acotado y limitado, sino más bien de extraer, a partir de la evidencia
ciales a la verdad y no pueden transferirse a su formulación. En tal especial y de la eficacia particular que éste muestra en el campo del
cas,o, no ~~ convierte~ e~ _otra cos~ que en una absurda pretensión. arte, la razón para verificar su carácter profundamente originario,
As1 tamb_1en, la mult1phc1dad e historicidad con connaturales a la que es tal como para conferirle una validez general y una aplicabili-
formulación de la verdad y no pueden transferirse a la verdad mis-
dad fecunda en todos los campos.
ma sin hacerla
. caer de su nivel. De ésta indebida confusion
· , nace
La existencia de la obra musical no se reduce a la vida inerte y muda
el falso dilema entre la unicidad de la verdad y la multiplicidad de
de la partitura, sino a aquella viva y sonora propia de la ejecución, la
96
97

~ , a:'\ _.....
Verdad e interpretación La condición originaria de la interpretación

. mbargo por su carácter necesariamente personal ulaciones históricas, y además, cómo ésta no dispone de
cua1, sm e , . . . Y, Por . . , c f o rUlll""_
~d
• terpretativo siempre es nueva y diversa, es decir "'u'1. ~ frrn mulac1on ~ feimuva.
' ' ESto no podría deberse sino a
tanto, m ' . . '. .. , tiple. 1'1ª . or · · ' de Io que es h'istórico o a una monopoli-
Pero su multiplicidad no cu_est10~,ª en absoluto la unicidad de la \l debida eternizac1on
111
tl J'la. , de \o que es comun. , Ahora b'ien, proclamar el carácter her-
obra musical: más bien, la e1ecuc1on procura mantener la obra en
su individualidad y unicidad sin agregarle nada extraño ni <liso[. i ac1on , • de la re acion entre 1ª verdad Y su formulación significa
l . ,
eneut!C0 .
-•~ verla en diferentes actos. Esto es tan cierto, que la ejecución busca
e,cclu1r
. q s de suJeto
. y ob'Jeto, contem'do y forma virtualidad y de-
~ri<~ \ealizar la obra en su realid~d pr_opia, quiere_ ser 1~_obra misma y no corriente ,
,( solamente una imagen, copia o simple aprox1mac1on suya, y en esto totalidad y partes.
11
sarro o,
consiste su carácter ~<~evelat'.vo»;_y lo logra propi~m~nte en cuanto
que ejercita una act1v1dad eiecuuva, un acto reahzauvo, una toma . La interpretación no es relación de sujeto y objeto
9
de posesión que, en cuanto irrepetible y personal, es consciente de
la posibilidad de otras ejecuciones personales y novísimas, y en esto En primer lugar, la interpretación no se trata de una relación en-
consiste su carácter «plural». 'eto y objeto, tal como aparece, nuevamente en la analogía
tre suJ . , '
Lejos de disolverse en una multiplicidad de ejecuciones arbitra- e Cuando se trata de un mterprete, actor o músico cual-
con e 1 art · . . . '
rias, la obra permanece idéntica a sí misma en el acto en que se con- . ra que sea no nos interesa que se de¡e gmar por el mero criterio

l
qu1e .' . . ., .
signa a cada una de aquellas que sepan realizarla y hacerla vivir, de de la originalidad -como s1 su nueva e1ecuc1on tuviese un interés
modo que estas ejecuciones siempre nuevas y diversas, lejos de ser mayor que el de la obra misma - , ni que aspire a la impersonalidad
meras aproximaciones o simples resonancias de una única ejecución -como si no interesase realmente su ejecución-: no pretendemos
que se pretenda óptima y ejemplar, son la vida misma de la obra, es que él deba renunciar a sí mismo, ni permitimos que él quiera ex-
decir, la obra en cuanto que habla a todos de la manera en la cual
presarse a sí mismo: nosotros deseamos que sea él quien interprete
cada uno sabe entenderla mejor. Así también, la verdad, lejos de
laquella obra, de modo que su ejecución sea a la vez la obra y su
dispersarse en sus propias formulaciones, alimenta su pluralidad,
conservándose única e idéntica precisamente en cuanto que se en- interpretación de la misma. Además, para el intérprete la obra no es
carna en cada una de aquellas formas que saben captarla y revelarla; 1
n objeto que tenga delante suyo y con el cual deba confrontar su
y estas formulaciones históricas y múltiples, lejos de renunciar a la propia ejecución, para así medir su valor: para él, su ejecución es la
verdad intemporal y única -bajo la absurda nostalgia por una for- obra misma, que él, en su esfuerzo de fidelidad y de penetración, ha
mulación única y perfecta-, constituyen el advenimiento temporal querido realizar en su plena realidad. Tan cierto es esto, que la obra
de la verdad, es ~ecir, la verda~ como parlante a todos, pero a cada se concede enteramente a la ejecución capaz de hacerle vivir su pro-
uno en su lengua¡e personal e irrepetible.
pia vida, hasta llegar a identificarse con ésta. Pero lo hace residiendo
La.relación entre la verdad y sus formulaciones es, por tanto, mter- ·
pretanva., así como en ésta con una ulterioridad que le impide agotarse en ella, ya que la
. . lo es la relación entre la obra mu s1ca · 1y sus e¡ecu- ·

~
obra, respecto de sus propias ejecuciones, no permite a ningtma de
~
__ c10nes. Esto explica., sobre todo' cómo la verdad no
, ~em, rPv..l~---

que en el act arse a una ers ectiva éstas monopolizarla, ni se queda en una de éstas de modo privilegia-
_ singu\,r ·
...., es msepara ble de
do Yexclusivo, sino que las suscita y las exige a todas.
98
Lo. <je.cu(l(J() ..xz. ,cJ«¡J,1, c, (.'6' (V- (bt:, , t '\J rt, fo "d'J.
99
\_\)~ ('1-_'?---
,
~Q,~' . /

Verdad e interpretación ~o S~ .,,.,.- . ., ._ _ . ""'d -l~


Q, <>' La cond1c1on ongmana de la interpretación ~f~J~

'd te que una relación de tal género no se puede


Es evt en . . . . , confi
7J<.. '<.\ o/
. de lo expuesto, quedan sobrepasados globalmente \os
, inos de su¡eto y ob¡eto. el interprete no es g1¡, A parnr
rar en los term . un •su . ntes a los que da lugar esta clausura de\ sujeto dentro
. e disuelva la obra en su prop10 acto - o que deba de - 1rven1e l b' . . d
¡eto» qu . . sper. jnc 0 . 0 es decir, e su ¡et1v1smo con to a su arbitrariedad y el
í rn1srn , d' . , b
l.
sona 12ars e para realizar fielmente-, . smo que es,
. . sobre todo , una de s lismo con su con 1c1on a stracta. La apertura ontológica
.,rnP ersona garantizan o a la act1v1
. d . 'd ad personal un caracter
,
persona que sa be servirse. de . su propia
. . . substancia
. histórica y de su
1 persona, . .
más
. . para. penetrar. en lar•,a¡·,_
• e ·ms ust'ituible acuvidad e imciauva de ª e disolvente, y a la personalidad misma una capacidad
propia
dad de la obra, de modo de hacerla vivir con vida propia. Tal11poco ca~
tador qu .
etrante que deformante, advierte que la revelación no ocu- ¡
. as ~en vés de un ideal narcisista de originalidad, ni a través de 0\V /
rn
.

la obra es un «objeto» al cual el intérprete deba adecuar su propia


111 a tra . . V
representación de lo externo: ésta se carac~eriz~ ~or su «inobjetiva. rre do deber de impersonalidad, como s1 se tratase de moldear
un absur
.
f d l ., d , .
tación en avor e a expres1on e s1 mismo y de la bús-
bilidad», ya que, siendo inseparable de la e¡ecucion que la hace vivir, 1 interpre
es irreductible a cualquiera de sus ejecuciones. ªued a d e lo novedoso, en vez de hacerlo en favor de la verdad, 0 de
~\}\ En el caso de la verdad, la relación de sujeto Yobjeto no es utili- q
enfocar e
l descubrimiento desde un esfuerzo general por la desper-
. . .
~'~ zable, y no lo es de un modo todavía más radical y profundo. Sobre
todo, es claro que la relación de la persona con la verdad no es una
5011 al. ción, en vez de hacerlo por medio de la mtens1ficación de la
1za
ia mirada personal.
relación de sujeto y objeto, en la cual el sujeto no pueda alcanzar al prºtucho menos se debe considerar la verdad como objeto, dado
objeto sino disolviéndolo en su propia actividad, o bien, el objeto ue ésta es por su naturaleza inobjetivable, no existiendo entre ésta
no pueda estar presente ante el sujeto si éste no se despoja de sus de- q la persona ni el menor intervalo que permita a ésta última distan-
terminaciones. Según esto, el sujeto estaría cerrado en su actualidad :iarse para contemplarla en una figura definitiva y completa, ni para
específica, disolviendo todo objeto en su actividad subjetiva o en encerrarla en una formulación que la explicite completamente y
una universalidad de tipo impersonal, que sería la única garantía de ue, por tanto, valga como definitiva. Lo principal a considerar es
un conocimiento válido y comunicable. Mientras que, en cambio, la qque la verdad no existe · en f orma ob'¡etiva,
. con una determinación
persona está abierta y siempre desvelada ante otro: en el mismo acto propia frente a la cual nuest ra formulaciones puedan acercarse o
en que exige que todo aquello con lo que entra en relación deba ser en comparación con la cual puedan constituirse en ejemplares suyos. )
interiorizad~, lo mantiene en su irreductible independencia, sirvién-
Cada formulación histórica y personal de la verdad es a la vez la ver- 1
?ose de su misma sustancia histórica irrepetible y singular para tal fin.
La relación de la persona con la verdad es ent I ., dad misma y la interpretación que se le da, indivisiblemente, de modo
, .. . , onces, una re ac1on mu- que es imposible distinguir de algún modo la verdad de la interpreta-
cho mas ongmana, ya que la persona está co . 'd l
. nst1tu1 a como ta pre- ción y la interpretación de la verdad, y contraponer la una a la otra: la
cisamente por su relación con el ser es decir P d' . , I
. es, Justamente
verdad; y su destino . el' recono, . or. su rad 1cac1on en a verdad como término objetivo de confrontación -en base a \a cu
1 d.d , es formulable' sólo cimiento
a me I a en la cual esta l e la verdad en e pueda juzgar sobre la validez de la formulación- y la formulación
que el problema de la verdad es metafísico ant persona mente·' de_ ~o d0
.impone que se apele no a la clausura gnoseológ'es que cognos como imagen o reproducción de un modelo objetivo. Por un lado, es
. c1 t ivo, e
. ica, propia d 1 . imposible captar la verdad en una presunta determinación que nos
smo a la apertura ontológica, propia de la persona. e su¡eto,
permitiría medir exteriormente nuestra formulación y, por el otro,
100 la verdad no se ofrece sino al interior de una perspectiva personal

101
,i rJ! '\\' '-
Verdad e interpretación

que ya la interpreta y determina. Toda formulación histór'


r La condición originaria de la interpretación

. ..
. l d d . ica es la cu estión en los términos . , de subjetivismo y 0 61etw1smo, en el sen
velación de la verdad, es d ecir, es a ver a misma como re,
. persona\ u·do de que una concepcion que considera l ª verd ad como un con-
mente poseída, y por otra parte, l a verd ad como interpretad '- ten1' do común. y .permanente
. , al que cada pers ona connere
c. su propia.
f l ., d h a es tan a es sub¡euvista, asi como una concepci , ·¿
poco diferenciable de su ormu ac1on, que erec amente se id .' orm , . on que cons1 era que
. b' . b ent¡fi_ fen verdad hay una virtualidad infinita de pe rspecttvas,
ca con ésta. De este mo do, la verdad es mo ¡et1va le principal • cad a una
. . ., ' mente la
e cuales desarrollaría., una potencia suya , es ob· • •
¡ettv1sta.
en el sentido de que es mseparah!~ de la mterpret_ac1on que se le da d lasa primera concepcion peca de sub¡' etivismo cuand o cons1'd era
e inconfrontable con la formulac1on que la enuncia. L
\ q e la persona se sobrepone. a un~~contenido preexistente, pero •m-
Además, la verdad se posa en cada formulación en una especie U
o ...,e
... , en vez de considerarla como Órl!gaannooa e opeenneettrac. , ~d e una ~)('r
rac1on I
\- ,'\,1-J.
de irreductible trascendencia, en el sentido de ue acepta conce- f~ra d que se revel_a en el acto_de confiarse a una perspectiva. C on J,:i
@incluso · entificar e con ésta, p ro sin reducirs ~cho esto es compron:ieuda aqu ella ~nseparabilidad entre el aspecto reve- \
menos a g ~ es . n sus formulaciones, ésta reside con toda lativo y ontológico y el expresivo e histórico, que caracteriza la for-
su inagotabilidad propia, es decir, con supresencia -que hace de mulación i~terpretati~a d~ la verdad preservándola de todo peligro
éstas su único modo de presentarse existir y nuestro único modo de subjetivismo y arbmanedad.
de poseerla y enunciarla - y su ulteriori d -que no permite que La segunda concepción peca de objetivismo cuando supone la
ninguna la contenga y posea de mo o exclusivo, de modo que exige existencia de un punto de vista desde el cual no solamente se pue-
y suscita siempre otras nuevas y diversas. De este modo, es siem- da contemplar la infinitud del absoluto - mientras se despliega en la
pre presente y ulterior a la vez, esto es, formulada e informulada, multiplicidad de sus manifestaciones-; sino también cuando reco-
dicha y no dicha, existente como pensamiento formulado y definido noce una correspondencia entre la inagotable virtualidad de la ver-
y residente en el pensamiento como indefinida e informulada; más dad y la pluralidad de sus desarrollos y perspectivas, con lo cual las
presente en el pensamiento como fuente y origen que presente al perspectivas - habiendo caducado el vínculo existencial y personal
pensamiento como objeto de descubrimiento; y, por tanto, inobje- que las unía interpretativamente a la verdad, dotándolas de una ta-
tivable en virtud de su misma inagotabilidad, que rechaza conceder rea infinita de diálogo e intercambio con otras interpretaciones posi-
cualquier privilegio o monopolio a cualquiera de sus formulacio- bles- se agruparían de modo contiguo e indiferente, como una mera
nes, caracterizando así a la interpretación como la posesión jamás numeración, para exhibirse sobre un escenario ideal y artificial.
definitiva de un infinito. Además, ambas concepciones pecan de una insuficiente profun-
dización no sólo en lo que respecta a la inagotabilidad de la verdad,
sino también en cuanto concierne a aquel vínculo indisoluble entre
1O. La interpretación no es una relación de contenido
la inagotabilidad y la libertad humana que constituye uno de los
y forma ni de virtualidad y desarrollo
pilares fundamentales de una teoría de la interpretación.
Para explicar el carácter hermenéutico de la relación entre la En la primera concepción, la persona es considerada desde un
erdad y su formulación, de nada pueden servir los conceptos de individualismo aislado, en que, en el mejor de los casos, la liber-
ontenido y_ forma ni de vi idad Y desarrollo. Ambas instauran tad se expresa mediante una afirmación de arbitrario subjetivismo,
\
102
103
Verdad e interpretación
La condición originaria de la interpretación
~l
mientras que la inagotabilidad de la verdad desciende al n· l
, . ., ive de 1 ¡ punto de que su valor de verdad quedana , compro ·d • ,
informe tomando el aspecto de una caot1ca confus1on. En la s 0 e f sen integradas en la totalidad de la 1:1eti o s1estas
no ue ,. s perspectivas 1
· · b'l'd d d l d d . d egun, . detentadora legmma de la verdad en , que es a
d a concepción, la magota 1 1 a e a ver a p1er e su cara'
. . . . , Cter au, única su completitud p ¡
ténticamente ongmano e mnovador, degradandose en una es e . lado se afirma que en las confrontacion l . or e
otro ' , . d d 1 . es con a verdad todo
de totalidad -si bien ' · y pref ormada- mueh máspa cie
· d'mam1ca t . urso sena .ma ecua o, o que implicaría
,se . la existencia
. . de un des-
O
d iento o, intervalo. entre lo dicho
ª . y lo n0 d'1cho en virtud
.
Para la simple expresión que para una genuina revelación. Efect·p IVa, fasarn l resultana necesanamente parcial e inco l d
del
mente, la virtualidad implica un elemento de totalidad y de necesi- cua . , l mp eto, e modo que
el un , ico remedio sena . a, canzar
. un completam·iento que anulase la
dad, que proyecta lo inagotable como una reserva o un depósito de
1·ferencia entre lo 1mphc1to . y lo explícito' ya que so1amente as,, se
posibilidad en espera, y no como la fuente misma de la novedad d
0 pod ría recuperar la totalidad del discurso y restablecer su entero
la germinación incesante de posibilidades siempre nuevas. Por otra
significado. ., ,
parte, la virtualidad considera a la persona más como el instrumento sta concepc10n esta hoy mucho más difund'd 1 a de cuanto se
E
inerte de una manifestación necesaria que como una libre iniciativa cr ea, insinuándose en los modos más insospechados e ·meluso en
de búsqueda y descubrimiento. Ambas concepciones olvidan que la concepciones aparentemente inobjetables · Pero no ex·1ste nad a mas ,
inagotabilidad de la verdad y la libertad de la persona son insepara- contrario a la naturaleza interpretativa del conocimiento de la ver-
bles, ya que la verdad no se ofrece ni opera sino al interior de una dad y a los principios fundamentales de una correcta hermenéutica.
formulación singular, a la que confiere un carácter al mismo tiempo Principalmente, debemos considerar que no es verdad aquella que
revelativo y difusivo; y sólo en la libertad la perspectiva singular, en no está presente de modo completo en cada uno de sus aspectos
su profundización personal propia y en diálogo incesante con otras por menor y exiguo que sea; tampoco lo es aquella que para reve-
perspectivas, encuentra la posibilidad de su continua renovación y larse requiere de la eliminación de lo no dicho. Por otra parte, n
la realización viviente de la inagotabilidad de la verdad. es interpretación la que no capta la verdad entera, ni la que pone su
ideal en la explicitación completa.
En primero término, la verdad es de tal índole que un simple \
11. La interpretación no implica una relación de partes y todo:
estello suyo o una visión de escorzo que se obtenga de ella no
la insuficiencia de la integración y de la explicitación
onstituye _sim~lemen~e -~na «parte». En ~fec~o, la difusividad ex-
Podríamos pensar que entre la verdad y sus formulaciones sub- ~ rema y la mfimta pos1b1hdad de profund1zac1ón que ofrecen estos 0

sista una relación de totalidad, en el sentido de que las diversas for- destellos ya atestiguan que se la posee entera. Ciertamente, el único Wv
mulaciones, que no captan la verdad entera, sino tan sólo un aspecto modo de captar toda la verdad es poseerla como inagotable, en su (
suyo, serían necesariamente parciales o incompletas, de modo que carácter surgente y originario, fuente de renovación perenne. No se
sólo desde su recíproca integración o desde su pleno completamien- la posee por medio de un imposible retrato suyo que la capte en su
to podrían alcanzar un valor revelativo. Por un lado, se sostiene que totalidad, sino bajo una perspectiva determinada, que es «lateral» sin
las diversas formulaciones de la verdad, limitándose a captar una ser por esto «unilateral», y que, por tanto, no exige integración, sien-
parte suya, serían necesariamente parciales y fragmentarias, hasta do ya de por sí una totalidad. Las múltiples y diversas formulaciones

104
105
-
La condición originaria de la interpretación
Verdad e interpretación

residuo subentendido que se pueda enunciar fácil-


tienen ninguna necesidad de una integración . . uye un . l' . . fi .
de la verdad no . rec1_ risut , bien un 1mp ietto m mto que alimenta un discurso
eguir Oaumentar su valor de verdad, siendo Ya c0 sino rnas
proca para conS cada ¡11erite, • fin. Lo ideal de la formulación de la verdad no es su
, a totalidad que como tal, no se agrega a las Otra . uo y sin . .,
una de estas un ' . , s en corit1!1 . , completa o su enunciac1on definitiva, sino la incesante
. ni' comprensivo sino que dialoga con las demás re . itac1on . . bl d
un sistema om ' co. e){P lic . , de un ongen magota e, e modo que no se puede
nociendo a cada una como totalidad a su vez. .1festac1on f ., . .
¡11ari na imper ecc1on o carencia suya la ausencia de aquella
La interpretación no es una parte de la verdad o una verdad tarau , ·· · •
i!1lPu . . , completa que esta 111 s1qu1era mtenta proveer. Creer
parcial, sino que es la verdad ~is~a com~ ?ers_onalmente poseída c1ac1on f .,
eouri . r retación llega a su per ecc1on alcanzando una presunta
que, como tal, no sólo no necesita mtegrac10n, smo que tampoco la la inte p . . 'd d .. , l .
que . d O defimuv1 a en su expos1c1on, e¡os de remediar su
tolera e incluso la rechaza, teniendo ya todo aquello que puede y leutu . 'fi
comP. . carencia, s1gm ca agregarle algo extraño que en vez de
debe tener. El concepto mismo de interpretación refuta la totalidad fic1eoc1a o
de . l la destruye. Lamentar o deprecar su presunta insuficien-
como externa y como única: la totalidad opera al interior del singu- stru1r a
c00 cia significa no comprender su naturaleza, desechando
. 0 caren
lar, 0 bien es singular y plural ésta misma. La verdad no es la tota- cia.,,., defecto O privación aquello que es, en cambio, su perfección
lidad como sistema que reúne todas sus formulaciones: cada una de CO"•0
éstas es una totalidad, porque contiene en sí la totalidad misma de esencia.
Y No es verdad, pues, la que no se posee como inagotable y que se
lo verdadero, es decir, es un todo porque contiene toda la verdad, . r citar completamente en una enunciación definitiva; y no
naturalmente en el sentido -ya muchas veces mencionado- de su de¡a exp i
. retación la que, para poseer la verdad, cree que debe eli-
inagotabilidad. La verdad no se divide ni se fragmenta en una mul- es 1nterp
. todo lo no dicho, concluyendo el discurso en una especie de
tiplicidad de formulaciones, a partir de las cuales, por tanto, se deba minar
·d d completa y perfecta. La verdad indica como signo de su
reencontrar la totalidad -que no podría ser más que externa- , wtal1 a . . .
resencia el carácter mtermmable y siempre ulterior del discurso:
sino que reside entera en cada una de éstas. Es por esto que la ver-
dad no puede ofrecerse más que a la interpretación, que mantiene su ~nunciarla en una exposición completa sería el signo de no haberla
completitud precisamente en cuanto que se realiza como singular, ca tado de hecho. Ésta puede ofrecerse a su formulación sólo como
de modo que cada una de las formulaciones de la verdad es una in;gotable, es decir, de modo que sea imposible intentar y absurdo
totalidad justa y únicamente porque posee toda la verdad. realizar su explicitación completa -si bien sea tan deseable como
Por ot~a parte, la verdad no es una totalidad de tal índole que exigible su incesante revelación. Esta condición interminable, tí-
el pensamiento que la revele pueda verse disminu1'do 1 d . 1 pica de la interpretación, lejos de constituir un defecto suyo, o de
. a no ec1r a
toda. Del ffils~o mod~, nuestra formulación de la verdad no es tal atestiguar su insuficiencia, es más bien su perfección, incluso su
que deba considerarse madecuada y pobre si no ¡ .
• ., a canza una exp11- riqueza. De ahí la falacia y la vanidad de pretender alcanzar una to-
c1tac10n completa de la misma. La verdad 'd f .
• resi e en su ormulac1ón talidad por medio de la explicitación completa de lo no dicho. Sin
no como ob¡eto de una enunciación completa - . . . 'd
· , m s1qu1era 1 ea!
smo como estimulo de una revelación interminabl s·b' . - , embargo, es precisamente ésta la idea que secretamente anida en la
· mterpretación
· 1
que no eXIste allí donde no e · t e. 1en . es c1ert0 teoría de muchos relativistas declarados o inconscientes, los que
. x1s e un no d h
menos cierto que lo no dicho -prop· d 1 . ic o, no es extraen del carácter no definitivo e interminable de la enunciación
io e a mterpretación- no
de la verdad, no la confirmación del vínculo indisoluble entre su
106

\ 107
Verdad e interpretación
La condición originaria de la interpretación

. b'l'd d la libertad de la persona, sino la conclusión d


magota 11 a Y l d d h' , • e qu
, . d d existentes son as ver a es 1stoncas -c . e . gua 1 r la necesidad de reconocer
. . infinitas otras formulaciones po-
las urucas ver a es . . . . . 0 ns1de, s1J1 , como un contmuo mtercambio con éstas . La cons1'd era-
lativista e md1ferente mult1phc1dad-, mostrand 'bles as1
ra das en su re .. dl • . 0 , de s'. ÓJ1 de esta multi?licidad de perspect'.vas puede y debe ser hecha
d
este mo o, que es tán todavía pns10neros
. . ., e mito rac1onalist a de la c1 nte al interior de cada perspectiva singular, como real expe-
. . , d firu'tiva y de la exphc1tac10n completa de la ve 0Jame . ..
enunc1ac1on e . . rdad, s . de diálogo Y concreto e¡ercicio de alteridad· sólo así todas
. e1que conservan una inconsciente la nostalgia.
hac1a . rie11c1a d 1 . ,
spectivas pue en ser rea mente formulaciones de la verdad y
, de totalidad no es, entonces, apta para explicar la re- Jas per , . .
La categona . rvar su caracter mterpretatlvo y, por tanto, revelativo. El re-
•, entre 1a verdad y sus formulaciones: las muchas y, por esto,
1ac10n coose 1 d , . .
·miento de as emas perspectivas debe realizarse sobre la base
co11oc1 ., . d
parciales formulaciones no encuentran la verdad en su recíproca in- afirmac1on de la propia, e otro modo se perdería la misma na-
de 1a . .,
tegración. Tampoco la formulación sin~l~r encuentra ~a.verdad en el a de la perspectiva como poses1on personal de la verdad _ en
tura1ez .
completamiento de la insuficiencia semann~a de lo expl~cit~ mediante e incumbe a las otras y en lo que mcumbe a la propia_ la
Jo qu . l h' ,. '
la declaración exhaustiva de lo subentendido, como s1 el ideal de la 1decaería en un simp e e ipoteuco punto de vista desde el cual
interpretación de la verdad fuese el sistema total o la explicitación cua d , S d ,
con te ,.,,.,plar
u•
a las . emas. e esvanecena
. .
tanto la alteridad como la
completa. La interpretación rectamente entendida no es compatible •edad es decir, la personalidad misma como raíz existencial y
prop1 ' . . .
con la integración ni con el completamiento: ésta es ya, en el sentido vincu lo interpretativo que caractenza y cualifica a cada formula-
,
clarificado, total y completa en sí misma, de modo que cualquier ción de la verdad. No _quedaría más ~~e una multiplicidad percibida
integración sobreviene exteriormente, así como cualquier comple- exteriormente, es decir, la numerab1hdad de posibilidades sustitui-
tamiento no es más que un agregado extraño: ambos son no sólo bles e intercambiables recíprocamente y, por tanto, indiferentes e
superfluos e inútiles, sino también indiscretos e inoportunos y en el i ualmente válidas, todas situadas sobre el mismo plano y objeto de
fondo perjudiciales y letales, porque comprometen la formulación !na consideración impersonal y objetiva, que es como decir, falsi-
de la verdad .
ficadora.
No se trata de que, por el hecho de ser total y completa, la inter- Existe, entonces, una relación recíproca entre las diversas for-
pretación se aísle de toda relación con otro, rechazando toda cfarifi- mulaciones de la verdad que no tiene nada que ver con su integra-
cació~, de lo n~ dich_~· Su naturaleza excluye solamente que aquella ción total, la que sería, ciertamente, inapropiada a la dignidad de la
relac10n y clanficac10n devengan respectivamente en . t
., .. . , , una m egra- interpretación. Esta relación es el diálogo, entendido en el sentido
c10n total y en una exphcitación completa Pero I .
., • no corre ta pe11gro clarificado, es decir, como el ejercicio de una comunicación que une
aquella relac10n con otros que es el diálogo ru· ll I 'fi . ,
que brota de la profundización en lo implícito M, da cl an cac10n
, aque l a todas las perspectivas entre sí sin sumarlas desde el exterior ni
remos sobre la verdad como exigencia de di , · as abe ante vo ve- integrarlas en un sistema total, de modo que ante cada una están
d' . , d l . , . a1ogo y so re la profun-
1zac1on e o imphc1to en cuando distinto de I b . presentes las otras como interlocutoras y colaboradoras en una bús-
0
ahora, valgan ¡as s1gu1entes
· · aclaraciones. su entendido · Por queda común, respetando a cada cual en su irrepetible totalidad,
Lo primero que debemos destacar es que el c , . como personalísima posesión de la verdad. Sólo ésta libre apertura
y personal del conocimiento de la verdad . aracter mterp re tat1vo
.
del diálogo puede considerarse como una relación adecuada al nivel
exige a cada perspectiva
Y a la naturaleza de la interpretación.
108

109

~
La condición originaria de la interpretación
Verdad e interpretación

ión entre la ve rd ad Ysu formulación es, entonces in-


1aC
Por 1o demas,
, la interpretación es un proceso interminabl
. . ., e que 1,a tiva. La formu 1ac1on
re . , de 1a verdad es por un ¡ d
,
' ,
a o, poses1·on
. d continua e incesante profund1zac1on. Esto se d.b ccrpretal d [a verdad Y, por el otro, posesión de un infinito: aquello
requiere e una ., e ea
. precisamente poses10n de la verdad y a que la
que constituye, ' Ver. Persona es pose
e ído es la verdad poseída de la única manera en la cual
d . l
dad, en cuanto inagotable, se ofrece solamen~e a u~a posesión que no que uede poseer, es ec1r, persona ment~, hasta el punto de que
deja de ser tal si se presenta como una tarea mfi~1ta. Se trata_ incluso se la ;mulación que se le da es la verdad misma, es decir, la verdad
la fo nalmente poseída Y formulada. Por el otro lado la for-
de una tarea 1•nfini·ta, en cuanto que no es una simple aproxunaci· on
. o perso · ,
imagen de la verdad, sino su real y efectiva posesión. Ciertamente, corrt . , n de la verdad es verdaderamente una posesión y no una
0 10 · , pero 1a verd ad res1·de en ésta del único modo
esta naturaleza de \a interpretación puede parecer contradictoria y rnu\ac oximac1on,
·rnple apr .d. d . .
paradoja\ al ser, al mismo tiempo, pos~s_ión efectiva_~ proceso inter- si uede res1 ir, es ecir, como magotable, hasta el punto de
n el que p
minable que, en cuanto tal, une estab1hdad y movilidad, firmeza y e llo que es pose1'do es, d.1rectamente, un infinito.
. . .
La inter-
ue aque l , . f
continuación, obtención y búsqueda. Pero en este punto nos puede q . , es en efecto, a umca orma de conocimiento capaz de
retac1on ' ., 1
ayudar nuevamente la analogía con el arte. En efecto, la lectura es, P forrnulac1on persona Y, por tanto, plural de algo único e
dar una d.
indudablemente, una verdadera posesión de la obra, a pesar de que . . ·b) sin comprometer o ispersar por esto su unicidad. Por
· div1s1 e,
su sentido consiste en ser una invitación a releerla. Aquí la concien- in te es la única forma de captar y revelar un in finito sin
otra par ' . , . . J, ,
cia de haber penetrado la obra es acompañada por la conciencia de rmitarse a aludir a este o a ~1rar en torno suyo, smo poseyéndo-
deber proceder a una profundización ulterior, de modo que toda re- 1 daderamente. No sena verdad aquella que sólo admitiese
¡0 ver . .
velación es premio y conquista sólo en cuanto es estímulo y prome- , ·co conoc1m1ento adecuado o aquella que se sustra1·ese a
un uni . , . .
sa de nuevas revelaciones. Si en el arte aquello que permite unir sin onocimiento posible; y solo existe mterpretación cuando
todo C ..
contradicción posesión y búsqueda es la inagotabilidad misma de la verdad se identifica derec~amente con su fo rmulación sin con-
la obra, tanto mejor se entiende cómo esto suceda en la interpreta- fundirse, sin embargo, con esta, de m_anera que mantiene su plu-
ción de la verdad, dado el carácter mucho más intenso, profundo y ralidad en cuanto que la verdad es siempre ulterior respecto de
originario de la inagotabilidad concerniente a ésta última; de modo su formulación, sin salir, sin embargo, de ésta, de modo que su
que aparecerá bien claro por qué una de las líneas fundamentales presencia queda siempre salvaguardada.
de la hermenéutica es, precisamente, la compatibilidad más aún la La verdad se ofrece sólo al interior de su formulación, con la cual
c~-esencialidad de la posesión y del proceso de la con~uista y d; la
\
1 se identifica cada vez y en la cual reside siempre como inagotable.
busqueda, de la posesión y de la profundización. Pero la relación interpretativa se desvanece si entre la verdad y su
formulación la identificación cede el puesto a la confusión, o si la
12. El estatuto de la interpretación relación de ulterioridad deviene en verdadera y propia exterioridad,
porque en tales casos es suprimida la inseparabilidad de los dos tér-
Es necesario recoger sintéticamente los resultados de la indagación
minos: o uno se pone en el sitio del otro, pretendiendo sustituirlo,
realizada hasta aquí para intentar delinear los principios fundamenta-
o ambos se separan entre sí, perdiendo su relación recíproca a causa
les de la hermenéutica y esclarecer la estructura de la interpretación.
de la inaccesibilidad de uno de éstos.
110
111
Verdad e interpretación La condición originaria de la interpretación

En el primer caso -cuando entre la verdad y su formul . _ f rftlU¡ación, de modo que le permite poseerla d dO
. 'd . ac1on sU O no hasta el punto de autorizar! e mo revela-
da una confusión~ fa~ta aquella coma en~ta entre la verdad y :e . pero a para pre
formulación que, identificando la verdad misma con aquella forrn u t1"º' . " completa, menos aún como ún· d ~~ntarse como
\us1va , , . . tea Y efimt1va
e)(C ya no sena interpretación sinos b . _ -porque
lación que la presenta como personal~~nte poseída e históricarne~- n tal caso f . u rogacion de la verdad
e . na de las tantas ormulaciones h' , . ,
te formulada, garantiza a la vez la unicidad de la verdad y la Plura.: decir u istoncas que d
es . arse y ponerse en el lugar de la verd d p preten en
lidad de sus formulaciones. En este caso, la formulación se pres b o\uuz . ª · or el otr I d ¡
. enta a s d siempre es ulterior respecto de sus formul . o a º'. a
como única y exclusiva suplantando a todas las otras, es decir verda . . .. aciones, pero solo
. 'd d , se en e1ftl
odo de ex1g1r y permmr una pluralidad d f
1 .
e ormulac1ones y
absolutiza arrogándose aquella umci a que respecta solamente
l sentido de postu ar su absoluta inefabilid d f
la verdad; con lo cual se genera una confusión entre los dos térrni~ no en e . , f ª , rente a la cual
to as l as formulaciones
. . senan
d atalmente inade cuadas e .irremedia-
.
nos en el sentido de que, más que interpretar y revelar la verdad d te insigmficantes, ecayendo en una equival . . .
' )
blerllen . d encia e mdiferen-
la formulación intenta sustituirla y tomar su puesto. De este modo )
. eralizada y resigna a.
ambas desaparecen, tanto la verdad traicionada como su formula- . , profu nd'izar mas
c1a gen ecesitanª , aun
, en la personal'd d d . ,
e i a e1mterprete
ción ficticia. Esta última, no siendo interpretación, sino subrogación n
S ulterioridad de la verdad, que da lugar a una nutri'd
de la verdad, pierde todo su carácter revelativo y sólo se expresa a y en la , ,.. a problema- ,
. para lo cual bastaran los breves análisis que siguen a cont'muac1on.
uca, .,
sí misma, de modo que desaparece no solamente la pluralidad de las
formulaciones, sino también la verdad en su unicidad.
En el segundo caso - cuando ambos términos de separan entre . Consecuencias de la personalidad de la interpretación
13
sí - la ulterioridad de la verdad respecto de sus formulaciones es
acentuada de tal modo, que termina por desvanecerse toda su presen- Decir que cada perspectiva es siempre una posesión personal de
cia en la interpretación que se le da. Ambos términos son separados la verdad, es decir, la ve~dad como _personalmente formulada, sig-
recíprocamente y rigidizados en una exterioridad mutua que los aleja \, nifica afirmar que en la interpretación la persona interviene sobre
entre sí y los priva de toda relación. La verdad es transferida hacia todo como vía de acceso y órgano de conocimiento, como instru-
una inaccesibilidad metahistórica, donde permanece como inefable e mento de organización y antena captadora, como faro revelador y
inconfigurable. Frente a esta inefabilidad las diversas formulaciones medio de penetración. En este sentido, la interpretación no agrega
son todas irreparablemente inadecuadas e igualmente insuficientes, nada de extraño a la verdad, nada que no le pertenezca, ya que su ta-
hasta el punto de que no se las puede discernir de las formulaciones rea consiste precisamente en revelarla, en poseerla e incluso en serla.
erróneas, incompletas e infieles; por tanto, queda suprimida toda dis- Esto no quiere decir que la interpretación no sea un proceso acti-
tinción entre verdadero y falso, con lo que la interpretación, privada
vísimo y extremadamente operativo, porque en ésta la persona es
de su carácter revelativo, desaparece, así como se disuelve la ulteriori-
tanto iniciativa como órgano, ya que depende de su libertad el ha-
dad de la verdad, extraviándose en las tinieblas de lo inefable.
En cambio, tal como se ha visto, en la interpretación la relación cer de su propia individualidad histórica una prisión o un obstáculo
entre la verdad y su formulación es de identidad y ulterioridad a la para el conocimiento de la verdad, o bien un instrumento totalmente
vez, en perfecto equilibrio. Por un lado, la verdad se identifica con válido para proyectarla y revelarla. En efecto, su formulación exige

112 113
...
Verdad e interpretación La condición originaria de la interpretación

intensísimo ejercicio de productividad qu . , · ¡11ed1.ªrarnente cercano • d a la ,verdad, puesto que 1a pos1b1hdad


. ..
un atento e ., ' e tnve . del
Ue mas verifica su adecuacion y le da coherenc· . llta ~ esti 1J1¡11áS , abisrnal yextrav1add o esta
, mexorablemem r d 1
e iga a a a conqu1s-.
fi gura esq , ., ta y es 1
a que logra condensar la poses10n personal de la true, er1ºr, lograda de la ver. a . Aqm . se manifiesta con clan'dad la funda-
tura, has t . . . Verdad t3. ¡11icae1OJl
5 . , del dicho heideggeriano: «Wer gross denkt .
a orgánica y v!Vlente capaz de reacciones propia d en . , muss gross zrren».
una for m . . s, 0ta (l'leriCJl es te sentido, elh'concepto
'd utónoma y fecunda en proliferaciones ulteriores p da . . de interpretación es e1umco , . que
de vi a a . . · er0 .i;, • verdad e 1stona sm ,reducir la una ª la otra, o sacnfi- .
'd de toda esta actividad libre y solerte consiste, sin e"'b el Je t1Jllr
~o ·••~ ptle li uflª por la otra, lo que sena
• en la escucha ya que la verdad no es algo que el h go, . como perderlas a am bas, como
siempre ' . ºrnbrc ,ir rre cuando -por un excesivo celo por la umc1 · 'dad de la ver-
•mven te O produzca, o que se pueda en general producir
. O inv
entar• octl
es necesario dejar ser a la verdad, n_~ pretender mvemarla; y si 1~
d--- n° se torna en. cuenta , .
en absoluto la mutabili'd d
a y vane a
.dd
Me lis s1tt1 . aciones .histoncas; . , o. cuando, al procurar comprender as
1
persona se hace órgano de su revelaaon es, sobre todo, para llegar a d ,biS for""ulaciones h1stoncas, se afirma la. inexi'stenc1a · de1error,
'"
ser sede de su advenimiento. (l1.0 ersan do , de este modo, la verdad en la historia•De manera par-
Ciertamente, la personalidad puede ser un obstáculo para pe- ,sP l concepto de mterpretac1on. . , -afirmando a la •
dcicolar, e . . . . vez e msepa-
netrar en la verdad, en la medida en la cual se encierra en la mera la unicidad ongmana y fontal de la verdad , 1
rablemente . . . , as1 como a
temporalidad O se preocupa más de expresarse a sí misma que de
Iura i·d ad esencial
. y. constitutiva
. . .de sus formulaciones- , permite ·
captar lo verdadero. En este caso, la verdad, descuidada y oscureci- P l al indiferenusmo histonc1sta, al mantener la distincio' n _
da, se escapa, pero también desaparece la persona, degradada a ser escapar . en
erdadero y falso en el acto mismo en que reconoce a la historia
mero producto del tiempo y vuelta incomprensible para sí misma. ere
sus vderechos, ad_m.iuen. . , do1a ~~mo via , de acceso a la verdad.
La interpretación es, entonces, un tipo de conocimiento íntimamente El indiferenusmo histonc1sta se expresa en el dicho veritas filia
constituido por el riesgo constante del fracaso y en el cual la revela- oris, el cual, eliminando el error - ya que en la historia todo
ción es obtenida sólo como victoria sobre la amenaza siempre pre- tem,Pi·gualmente expresivo . de1tiempo-
. suprime también a la ver
sente de su ocultamiento. Esta precariedad de la interpretación no
~~ -
dad. Pero, a bien mirar, no se puede decir que el tiempo genere la
se debe a su personalidad y pluralidad, que es más una riqueza que verdad, sino más bien que sólo favorece, promueve y facilita su
una imperfección, sino a la alternativa puesta por la libertad misma advenimiento histórico, ya que, como dice Milton, el tiempo no
de la persona, la cual puede hacer de sí una prisión angosta, opaca es padre, sino obstetra de la verdad: «the midwife rather than the
para el advenimiento de la verdad, o bien una airosa apertura hacia su
mother of Truth». Esto es precisamente lo que está contenido en el
revelación. Esto se manifiesta en que, cuando la libertad elige hacerse
concepto de interpretación, el cual se presenta a sí mismo como el
trámite de la verdad, no existe ningún órgano de conocimiento tan
único modo de conciliar la pluralidad de las verdades históricas con
agudo, penetrante y seguro. A la naturaleza de la interpretación le es
inher~nte esta aper~~a originaria y profunda, por la cual aquello que la distinción entre lo verdadero y lo falso.
constituye su cond1c1ón puede ser también su limitación. De hecho, El ideal de la interpretación no puede ser, entonces, la desperso-
tanto más se le ofrece la verdad cuanto más le cabe la posibilidad de nalización, que la privaría derechamente de su órgano de penetra-
caer en la falsificación y en el riesgo del error· esto es as,1hasta e1pun- ción, ya que, para captar la verdad, la interpretación no tiene otro
to de que el peligro del error nunca es tan amenazante como cuando recurso que la profundización de la persona en su misma sustancia

114
115
Verdad e interpretación La eOndición o riginaria de la in\erprctación

. , ·ca· comprensión del tiempo y posesión de la verdad der una experiencia religiosa· ,
h1ston • ., l d d . , conci ¡11pren , Y as1 en
c d evidencia, uno de los lugares c general. Esto viola
. d la situación y penetrac1on en a ver a , conciencia d , en, 0 to a . omunesm · '
c1a e . e s1 ni. co!l de la cultura cornente, que no sólo h as_tenaces y obsti-
1
mo y r evelación del ser proceden con¡untamente y se cond·1c1.00 s- ados
!1 .
b., h .
ia sino que taro 1en a idealizad0 I0 h'
a reducido t d b
o o sa era
, ocamente De este modo, cuando se trata de la verdad an h1stor ' 1stóri
rec1pr · no tic a
1 de I intelectual, el cual, con su supuest
ª «o6 1ct1v1d d h. mode-
. . ~o como
· gu'n sentido apelar a la pretendida «objetividad» de la ci - . lle ,O cornprender sin juzgar, entender . d. _ ª 1stórica»,
mn .
a la aclamada «neutralidad» _del saber: como mterpreta_ción, el
enc1a
e: 1d0 beria
e
¡11ar p
' sin 1scut
artido, es decir, desinteresarse en d fi . . ir, entender sin
, . ' e nmva p I d d
nocimiento de la verdad es siempre comprometedor, exigiendo u co t::J..,n virtud de su caracter interpretativo , una formul , or a·ver
.. , É I na . , da 1.
elección personal y una toma de pos1c10n. sta es a consecuencia sólo es comumcable a través de las· , acion e a
er a É impatia la e . \'d
más evidente y palpitante del hecho de que la verdad no sea accesible v d df¡nidad electiva. sta no puede contar ' on_gema i ad
)' la a l , con una umversalidad
sino al interior de una formulación singular y que no se la posea más o dsena. una razón impe rsona1previa . o una co-
presUP uesta, . como
, .
!
que como personalmente interpret~da. Conocer pos~er la verdad mun1 . dad histonca
. da a, smo
ll con
. .la fuerza un· 1t" d'f
iva Y 1 usiva. de \a
no es posible sin comprometerse, sm tomar partido, sm exponerse ver ad ' es decir, con aque a umc1dad . y universal·d 1 d d \
a e o verda-
d
personalmente. Esto no sólo ocurre en la filosofía, entendida c01110 ero, tal como se hace valer desde el interior de cad a f ormulac1on .,
formulación de lo verdadero, sino también en cada interpretación d. ular que es una llamada a la libertad más .
s1ng ' . . . . que una constnc-
singular digna de tal nombre, por mínima e insignificante que sea, • , a la evidencia,
c10 . . , una exigencia . de comunión Y de d.'\ 1a ogo mas ,
11
ya que en todo proceso hermenéutico está siempre comprometida qu una sumis10n . a convenciones
. . y hábitos N
• o se trata, por
e
la verdad, de modo que incluso la interpretación más exigua posee est , e una umversahdad preexistente' sino de una umversa · \'1dad
O d
por sí misma un alcance ontológico. por instaurar, lo que sólo pue~e hac~rse instituyendo una comuni-
Pero si bien es cierto que la verdad se ofrece sólo al interior de dad de personas afines e~tre s1, reumdas por una misma interpreta-
una perspectiva singular, es también verdad que sólo desde un pun- ción de la verdad y, precisamente por esto, capaces de comprensión
to de vista personal y concreto es posible considerar una perspecti- y comunicación recíproca.
va como posesión personal de la verdad y, por tanto, comprenderse A partir de lo anterior, se explica el carácter instaurador e in-
un punto de vista cualquiera. No solamente es comprometedora una novador de la interpretación, la cual no lograría jamás modificar
formulación personal de la verdad, sino también la comunicación en- una situación y, mucho menos, inaugurar una época si se \imitase a
tre las varias y diversas formulaciones de la misma, porque sólo si se expresar su tiempo y a promover la conciencia histórica. Esto último
posee la verdad en una formulación propia se puede entender cómo sólo se consigue en cuanto que hay una perspectiva sobre e\ ser y una
se encuentre presente en una formulación diferente. Es necesario to- revelación de la verdad, que ofrece al mundo actual, impregnado de
mar posición para comprender otra posición: sólo puede comprender activismo y de practicismo, el ejemplo de un conocimiento que es
otra interpretación a partir de la propia. Asimismo, sólo quien tiene
iniciador y transformador, en cuanto que se mantiene como teoría
su filosofía puede acceder a la filosofía de otros y, en general, sólo
sin resolverse en pura praxis. La interpretación es contemplativa no
quien es filósofo puede comprender las filosofías: más aún sólo la
en el sentido inerte de la simple conciencia del pasado o de la mera
filosofía comprende a la filosofía. Igualmente, sólo quien posee una
religión puede captar otra religión, y sólo quien es religioso puede
expresión del presente, sino en el sentido eficaz de la revelación

116 \ 117

--
Verdad e interpretación La condición originaria de la interpretación

de \a verdad, que constituye la fuente misma de la r . te del agustiniano canorum et facundum silentium ve-
. , 'l' enovaci0, d1feren 'f , 1b
principio de toda trans formac1on va ida, más allá de tod nye 111llY ' lo se mam est ªna en ª ruma de alusiones arbitrarias y
. d . d .. a con 1
ritatis--, so Por el otro lado, un culto de la evidencia que llegara
sición estén\ y secun ana e practicismo y teoretici·. sm 0 dtrar," r,,_
scenteS, . , d . l 1 ,.
· sy e toda
disipación artificiosa y derivada de la teoría en la pra x1s. evane erstic1on, es ecir, a va orar o explicito por sí mismo se-
la suP 1 lb dl . ,
un inicio más que de una conclusión de la historia po e tratade ha5tª 'd latría -ya que ª pa ª ra e todo dicho, privada de es-
., . . , rque la .1 ura t o l' . b,.
pretac10n es dommadora del tiempo y no secuaz del tie nt~r- rͪ P • a a lo imp icito, es po n sima-, ya que valorarla como
y aJen
. d d · · · 1 mpo n1is1 pesor . o sea, como sede de la verdad, sería valorarla más de lo
suscita ora e s1ruac1ones y no un s1mp e retrato de las mismas.
. 110
, revelatt"ª' D este roo do, la pro1.run dºd d · · ·
i a sm evidencia y la eviden-
b' do, e .
de i. fundidad constituyen ambas verdaderas degeneraciones,
. sin pro1 , 1 d l .
14_Consecuencias de la ulterioridad de la verdad eta . noran la natura eza e a interpretación al confiar en el
porq~e lsmo de la inefabilidad absoluta Y de la alusividad arbitra-
. En cuanto compete a la ulterioridad de la verdad presente en la . raciona . 1 . 1· d . .
1r 'f a bien en e raciona 1smo e la enunciación completa
. de la c1 r ' O . .
formulación singular, es necesario notar que no habría interpreta- na omunicabilidad obJetiva de lo explícito.
ción si la verdad estuviese totalmente escondida o totalmente paten- Yde la c la inseparabºl'd 11 ad de mamºfestacion . , y latencia
· reencuentra
Pero , . l .
te, porque tanto la total ocultación como la explicitación completa u significado hermeneut1co so amente s1 supone como fun-
disimulan la verdad, atrapándola en una definición más apta para todo s la inagotabºl'd 1 1 ad del ser Y si. .imp11ca· una radical distinción
daroento .
disimularla que para declararla, o dispersándola en una inefabilidad ·mplícito y lo subentendido. Por un lado, la oscuridad des-
entre 1o 1 . . .
que la camufla tanto como cualquier definición exclusivista. La re- al se inicia el proceso de ilummac1ón no es la ausencia de
de la cu . .
velación supone la inseparabilidad de manifestación y de latencia, luz sino su abundancia: la abundancia de la luz misma que, en
la , d .. ,
porque no podría emprenderse el proceso de iluminación desde una cuanto que es fuente e v1S1on, se sustrae a la vista, y que cuanto
oscuridad tan honda que careciera de todo destello de luz. Por otro rnás escapa a la vista, incluso cegándola, tanto más intensamente
lado, el carácter fontal de la verdad como origen inagotable se dis- ilumina. Por el otro lado, la evidencia que manifiesta la iluminación
persaría ante una evidencia tan patente que no acogiera ni el más no es la supresión de lo implícito, sino la misma sede e incluso la
exiguo secreto. Un secreto total, que hablase sólo en el silencio, sin custodia de lo implícito: éste, en efecto, no constituye un simple
conceder a la verdad otro carácter que la inefabilidad, se precipitaría subentendido que pueda descubrirse y declararse, sino lo no dicho
en el más oscuro misterio abriéndole el camino al desenfrenado ar- en donde reside el sentido de lo dicho .
bitrio de los s'.mbolos. Una manifestación completa que culminase
De este modo, si la verdad se sustrae lo hace sólo para ofrecerse.
en el «~odo dicho» y deseara la evidencia definitiva de la verdad,
renunciaría a aquel implícito que es la fuente d 1 Más que sustraerse, en el fondo se reserva. Lejos de esconderse para
. , . . e o nuevo y ter- disiparse, se recoge para revelarse mejor; el suyo no es un celo avaro
mmana realzando la univocidad obi'etiva de 1 .d p
1d O enuncia o. or un por su propio secreto, sino la generosidad de una promesa y de una
a o, un culto del misterio que llegase hasta la Sch .. . d .
a abandonarse deliberadamente
• a una fantá t' warmerei,
. 1 , es ecir, llamada, lo que constituye un signo de plenitud y no de ausencia. El
e1s1·¡enc10
. ab'isa! y la noche sin fond s. tea nuto og1a -ya que
fundamento de la ulterioridad de la verdad no es otro que la inago-
o constituyen una falsa riqueza,
tabilidad y no la inefabilidad, la riqueza y no la indigencia. Lo ver-
118
119
-
Verdad e interpretación
Laco ndición o riginaria de la interpretación

originario es la positividad: toda negativ' d , poseer \a verdad más que


. nte de que no sed puede
daderamente . 1 ad nscie
. , degradación y olvido. Decir que en la formulaci ón 1 es tr.¡, 1
rcitO, co deberla buscar to av ia, ya que la interpretación no
c10n, d . , . a "e ¡¡111"\a forrnª iac1on
de_, completa de lo, subentendido, sino \a revelación.
'd origen significa ec1r que esta estimula sust td•d .c.
res1 e comO . . . rayénd efl enunc lo implícito: aqu1 se mamnesta \a pobreza, carencia
estimulando: su ultenondad no es la irónica y ªse
y se sustrae . negat' es \a ¡t1inable
. ter de lo subentendido respecto de \a riqueza, abundancia
. ' n de
•bºl'd d de deshacerse poco a poco de sus propias fo r 1v,
ifl . itac1° l · mplícito.
pos1 11 a rnulac'1 v \¡tl1 . d de o i
bandonándolas y superándolas todas para refugiarse e ci, , . f¡n1tU
nes, a . 1 ºb'lºd n un e i!l
.in formu laciºo' n remota y nocturna, smo a pos1 11 ad, . extrcrnad,a
.b y productiva de encarnarse en formas siempre n -
mente l1 re ' . . . . Uevas
• d de una abundancia inagotable que le permite
en v1rtu . 1dentificarse'
!
con cada una de éstas, suscitándolas trasce~d1énd~~as a todas a la
vez. Todo esto constituye lo contrario 1e la mefab1hdad propia de
la ontología negativa, la cu~l trae consigo, como c~~secuencia, la
alabanza del silencio, el elogio de la noche, la exaltac10n de la nada,
es decir, más concretamente, la indiferencia histórica, el primado de
la praxis, la práctica de la negación: en ~u_n:1ª' el rela_tivismo escépti-
co, el practicismo revolucionario, el mh1hsmo rad1c~l, todos estos
estrechamente conectados entre sí por tener como ongen común la
inefabilidad.
De este modo, aquello que constituye a la interpretación es, en-
tonces, la diferencia entre lo implícito y lo subentendido. Lo suben-
tendido es el margen que falta, provisoriamente, para la perfección
del conocimiento y que requiere su eventual supresión, destinado
a desaparecer en la explicitación completa y en la evidencia total.
En cambio, ninguna explicitación puede agotar lo implícito, el cual
reside en las formulaciones precisamente para renovar incesante-
mente su significado. Esto supone que la interpretación está desti-
nada a contener la verdad como inagotable y no a agotarla en una
enunciación objetiva. Tanto la «demistificación» como la «interpre-
tación» consisten en hacer hablar a lo «no dicho»; pero mientras la
demistificación lo hace hablar en cuanto que suprime lo subenten-
dido en la evidencia total, la interpretación lo hace hablar en cuanto
que profundiza en lo implícito manteniendo su inagotabilidad. Una
filosofía de la interpretación no puede ser sino una filosofía de lo

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