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Corte Suprema de Justicia Sala de Casación Laboral

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República de Colombia

Corte Suprema de Justicia


CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL

RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO


Magistrado Ponente

Radicación No. 41725


Acta No. 01

Bogotá, D.C., veintidós (22) de enero de dos mil trece


(2013).

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por el


apoderado de la señora MARIA ELENA RESTREPO
POSADA contra la sentencia proferida por la Sala Laboral
del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín el 19
de marzo de 2009, dentro del proceso ordinario laboral que
le sigue a la EMPRESA DE DESARROLLO URBANO – EDU
-.

ANTECEDENTES

La señora María Elena Restrepo Posada activó el proceso


ordinario laboral con el propósito de obtener que se
declarara que estuvo vinculada con la Empresa de
Desarrollo Urbano – EDU –, a través de una relación laboral
regida por contrato de trabajo, vigente entre el 11 de
octubre de 1997 y el 11 de octubre de 2000, y que, como

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Radicado No. 41725

consecuencia, se dispusiera el pago a su favor de, entre


otras cosas, la “(…) sanción por pago extemporáneo de
cesantías y otras prestaciones sociales.”

Señaló, para tales efectos, que le prestó sus servicios a la


entidad demandada en forma personal y subordinada,
desde el 11 de octubre de 1997 y hasta el 11 de octubre de
2000, con una asignación mensual equivalente a
$1.725.000.oo; que dicha vinculación se cumplió a través
de contratos de prestación de servicios y que adelantaba
labores profesionales de socióloga en procesos de
sensibilización social, durante la ejecución de obras
públicas; que nunca tuvo autonomía en el cumplimiento de
las tareas que le fueron encomendadas, que a su vez no
eran excepcionales o temporales, de forma tal que “(…) se
dieron todos los presupuestos para que se desnaturalizara el
Contrato de Prestación de Servicios y se configurará (sic) un
verdadero CONTRATO DE TRABAJO, sin que se hubiere
reconocido como corresponde, ningún tipo de prestación
social (…)”; que tiene derecho al reconocimiento de todos los
beneficios establecidos a favor del personal de planta de la
entidad; que se efectuaron descuentos indebidos sobre su
salario, por concepto de retención en la fuente; que la
relación de trabajo fue terminada en forma injustificada el
11 de octubre de 2000, pues simplemente fue relevada de la
prestación de su servicio; y que la demandada tenía pleno
conocimiento de que se dieron todos los elementos propios
de los contratos de trabajo, tal y como lo puso de presente
la Contraloría General de Medellín, que evidenció un abuso
en la suscripción de contratos de prestación de servicios.

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Radicado No. 41725

La entidad convocada al proceso se opuso a todas y cada


una de las pretensiones incluidas en la demanda. No aceptó
los hechos y alegó que había suscrito con la demandante
varios contratos de prestación de servicios interrumpidos,
ejecutados de conformidad con los parámetros establecidos
en la Ley 80 de 1993. Propuso las excepciones que
denominó inexistencia de la obligación de indemnizar,
inexistencia del nexo jurídico laboral, buena fe patronal,
falta de jurisdicción, falta de agotamiento de la vía
gubernativa, improcedencia del pago de algunos rubros, la
demandante era una contratista de prestación de servicios y
prescripción.

Tramitada la primera instancia, el Juzgado Sexto Laboral de


Descongestión del Circuito de Medellín profirió fallo el 12 de
febrero de 2008, por medio del cual condenó a la Empresa
de Desarrollo Urbano de Medellín – EDU – a pagar a la
demandante auxilio de cesantía, intereses a la cesantía,
vacaciones, primas de vacaciones, primas de servicio e
indemnización moratoria, a razón de $57.500.oo diarios a
partir del 14 de enero de 2001 y hasta tanto se paguen las
prestaciones sociales reclamadas.

SENTENCIA DEL TRIBUNAL

Al resolver el recurso de apelación interpuesto por el


apoderado de la parte demandada, la Sala Laboral del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín, a través
de la sentencia del 19 de marzo de 2009, confirmó la

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Radicado No. 41725

decisión emitida en la primera instancia, en cuanto declaró


la existencia de la relación laboral, y la revocó en cuanto
condenó a la demandada al pago de primas de vacaciones,
primas de servicio e indemnización moratoria.

En lo que tiene que ver con el pago de indemnización


moratoria, que es el tema que interesa a los fines del
recurso extraordinario de casación, el Tribunal expresó:

“La buena fe según mandan las normas positivas, se presume,


la mala fe se prueba. La sanción moratoria dispuesta en contra
de la demandada y contenida en el Decreto 797 de 1949,
atendiendo al no pago de salarios prestaciones e
indemnizaciones de la actora, no es procedente en el presente
caso, por lo siguiente:

Tal como se demostró, el EDU es una Empresa Industrial y


Comercial del Estado y su finalidad es “desarrollo de proyectos
urbanísticos e inmobiliarios representativos e el (sic) espacio
público y en zonas de renovación urbana para la ciudad de
Medellín. La promoción, construcción, administración,
enajenación, desarrollo, mantenimiento, adquisición,
titularización, legalización, integración y reajuste de predios,
buscando en todos que sea autoaconsejable, mediante la
explotación económica de las zonas, locales y servicios que
puedan serlo, sin lesionar el derecho general al uso del espacio
público, donde este (sic) de presente.”

Atendiendo a la Ley 80 de 1993, artículo 32, numeral tercero, le


está permitido a la demandada celebrar contratos de prestación
de servicios para desarrollar actividades relacionadas con la
administración o funcionamiento de la entidad, contratos que
solo podrán celebrarse con personas naturales cuando dichas
actividades no puedan realizarse con personal de planta o
requieran conocimientos especiales.

Como se puede leer en los contratos celebrados con la


demandante, estos lo fueron atendiendo a sus calidades
profesionales, ya que la planta de personal del demandado no
contaba con sociólogos, conocimientos especiales que ciertamente
dan mejor preparación para la labor de sensibilización de la
comunidad frente a las obras a realizar. Teniendo en cuenta la
disposición citada, la demandada actuó de buena fe en la forma
inicial de contratación, y es por ello que enfrenta el proceso, y
discute el vínculo que la ligó con la demandante, y en estas
condiciones, la condena al pago de la sanción moratoria, por la

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Radicado No. 41725

falta de cancelación de las prestaciones legales discutidas en el


proceso no tiene razón de ser, ya que no se advierte mala fe.

Así las cosas, la sanción moratoria no tiene sustento frente a lo


adoctrinado por la jurisprudencia en relación al tema.

Sobre la sanción moratoria dijo la Corte Suprema de justicia Sala


de Casación Laboral, en sentencia radicada bajo el Nro 20586 de
julio 8 de 2003, con ponencia del Doctor Germán Valdés Sánchez
lo siguiente:

“Pero por otro lado y en relación con el planteamiento que


a esta Sala hace el censor es pertinente anotar que de
tiempo atrás tiene por sentado que la indemnización
moratoria de que da cuenta el artículo 1 del Decreto 797
de 1949, por el no pago o por cancelación extemporánea o
incompleta de los salarios, prestaciones sociales e
indemnizaciones de los trabajadores oficiales, que es la
vinculada específicamente al proceso y al ataque en
casación, no es de aplicación automática ni inexorable
puesto que el juzgador, antes de fulminar la condena
solicitada, debe indagar si la conducta desplegada por el
empleador para omitir o retardar el reconocimiento de las
acreencias laborales estuvo revestida de buena fe
patronal, como lo anotó el ad quem.”

Y en sentencia de la Corte Suprema de Justicia Sala de Casación


Laboral, radicado Nro. 9027 de 1996 se dijo:

“Sin embargo, dadas las afirmaciones que se incluyen en


la censura, es necesario precisar que de acuerdo con las
orientaciones jurisprudenciales de esta Sala, efectivamente
la aplicación de la sanción moratoria contemplada en el
artículo 65 del Código Sustantivo del Trabajo no opera en
forma automática sino que para hacerla efectiva es
necesario identificar si la conducta omisiva de la emplea-
dora respecto del pago de salarios o prestaciones sociales
se origina en una conducta de buena o de mala fe, para
imponerla solo frente a esta última. Como previamente el
juez ha declarado la falta de pago de conceptos laborales
de naturaleza salarial o prestacional, lo cual comporta el
incumplimiento de la norma que consagra el derecho
correspondiente, la conducta del empleador debe tenerse
por negativa al trasgredir un mandato de orden público y,
por tanto, de obligatorio cumplimiento, situación que lo
ubica dentro de un comportamiento de mala fe y que lo
obliga a desvirtuar tal conclusión con la demostración de
su buena fe.

Para lograrlo, corresponde al empleador alegar y probar


que tuvo razones serias y atendibles para creer que no
debía y ello supone señalar los motivos por los cuales

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Radicado No. 41725

estaba bajo tal convicción y probar los mismos, lo cual se


cumple en el presente caso, en el cual como se vió, la
demandada afirmó que creía no deber porque el convenio
celebrado con el demandante no era de caracter laboral y
por ello no generaba los conceptos que a la postre fueron
declarados por los falladores de instancia, para lo cual se
apoyó en los documentos que contenían tales acuerdos, lo
cual representa el sustento demostrativo que en los fallos
de primero y de segundo grado se tuvieron como
suficientes para concluir la actitud positiva de la
demandada, sin que en tal conclusión aparezca un error
fáctico de bulto, por lo cual el cargo no puede alcanzar
éxito.”

En estas condiciones, la Sala revocará la sentencia en cuanto


condenó al pago de dicha indemnización moratoria, y en su lugar
se absolverá de la sanción.”

EL RECURSO DE CASACIÓN

Fue interpuesto por el apoderado de la parte demandante,


concedido por el Tribunal y admitido por la Corte. Pretende
el recurrente que se case parcialmente la decisión
recurrida, “(…) en cuanto absolvió a la demandada del
reconocimiento y pago de la indemnización moratoria, para
que en sede de instancia CONFIRME PARCIALMENTE la
sentencia proferida por el Juzgado Sexto Laboral del Circuito
de Descongestión de Medellín que condenó a la EMPRESA
DE DESARROLLO URBANO E.D.U., a reconocer y pagar a la
demandante la indemnización moratoria a razón de $57.500,
diarios a partir del 14 de enero de 2.001, proveerá sobre
costas conforme a Ley.”

Con el propósito anunciado formula dos cargos, por la


causal primera de casación laboral, oportunamente
replicados y que pasan a ser analizados por la Corte.

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Radicado No. 41725

PRIMER CARGO

Acusa la sentencia del Tribunal por haber incurrido en una


violación directa, por interpretación errónea, del artículo 1
del Decreto 797 de 1949.

En desarrollo del cargo, reproduce el censor el contenido de


la norma que considera infringida y clarifica que, teniendo
en cuenta la vía por la cual encamina su ataque, acepta las
premisas fácticas de la decisión relacionadas con que la
demandante era trabajadora oficial, que tenía derecho al
reconocimiento de prestaciones sociales y que fue vinculada
a través de contratos de prestación de servicios.

Arguye, por otra parte, que el artículo 1 del Decreto 797 de


1949 consagra una presunción de mala fe del patrono que
incurre en mora en el pago de los salarios y prestaciones
sociales y que, en el presente asunto, la entidad llamada al
juicio estaba en la obligación de desvirtuar dicha
presunción y no lo hizo cabalmente. Cita una decisión de
esta Sala de la Corte del 20 de noviembre de 1990 y aduce
que “(…) constituida la Corte en sede de instancia, debe
valorar las pruebas practicadas en el proceso, especialmente
los contratos de prestación de servicios celebrados con la
demandante obrante a fls. 23 y ss del plenario, contratos
números 056 de 1.999, 016 de 2.000, 025 de 2.000 y
adicional Nro. 000001, el informe de auditoría obrante a fls
31 a 51 y las declaraciones de los testigos ARACELLY VILLA
PAJA, JUAN MANUEL TABORDA HERNÁNDEZ, ANGELA DEL
SOCORRO CARDENAS GALLEGO, MARGARITA RESTREPO,

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Radicado No. 41725

pruebas que no hacen más que corroborar la mala fe de la


EMPRESA DE DESARROLLO URBANO E.D.U., al pretender
disfrazar la vinculación laboral de la demandante como un
contrato de prestación de servicios, incluso desconociendo
las advertencias previas que le formulara la Auditoría en el
informe del mes de julio de 1.999.”

LA RÉPLICA

Estima que el alcance de la impugnación está


inadecuadamente planteado, pues no se clarifica el
proceder que debería adelantar la Corte después de casar
parcialmente la sentencia recurrida.

Afirma también que en el cargo no se desvirtúa el


argumento central de la sentencia gravada, relacionado con
que la entidad demandada actuó de buena fe, además de
que la jurisprudencia en la que se apoya el censor resulta
inoportuna, pues es anterior a la Constitución Política de
1991, en la que la buena fe se erigió como derecho
fundamental.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

En el alcance de la impugnación es posible encontrar la


pretensión del actor en el recurso extraordinario de
casación, que se concreta en lograr la casación parcial de la
sentencia recurrida, en cuanto revocó la condena que se
había impuesto por concepto de indemnización moratoria,
para que, en sede de instancia, se confirme la decisión que

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Radicado No. 41725

en torno a tal aspecto había adoptado el juzgador de primer


grado. En ese sentido, no le asiste razón a la réplica en sus
objeciones relacionadas con este punto.

El Tribunal asumió que el artículo 1 del Decreto 797 de


1949 no era de aplicación automática o inexorable, sino que
era su deber indagar si la conducta desplegada por la
demandada frente a la omisión o retardo en el pago de las
prestaciones sociales había estado revestida de buena fe.
Con ello, no incurrió en la interpretación errónea de la
norma que se denuncia en el cargo, pues ciertamente, la
jurisprudencia reiterada y pacífica de esta Sala de la Corte
ha adoctrinado que “(…) la indemnización moratoria de que
da cuenta el artículo 1 del Decreto 797 de 1949, por el no
pago o por cancelación extemporánea o incompleta de los
salarios, prestaciones sociales e indemnizaciones de los
trabajadores oficiales, que es la vinculada específicamente al
proceso y al ataque en casación, no es de aplicación
automática ni inexorable puesto que el juzgador, antes de
fulminar la condena solicitada, debe indagar si la conducta
desplegada por el empleador para omitir o retardar el
reconocimiento de las acreencias laborales estuvo revestida
de buena fe patronal (…)” (Sentencia del 8 de julio de 2003,
Rad. 20586, reiterada en la del 23 de septiembre de 2008,
Rad. 33615.)

La Corte también ha aclarado que la norma no consagra


una presunción de mala fe para el empleador, como lo hace
ver el censor, sino que, se insiste, es deber de los
juzgadores de instancia analizar si la conducta del obligado

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Radicado No. 41725

estuvo ceñida a los postulados de la buena fe. En la


sentencia del 22 de octubre de 2008, Rad. 33966, se dijo al
respecto:

“Pues bien, como primera medida es de recordar que dentro del


correcto entendimiento del artículo 1° del Decreto 797 de 1949
que modificó el artículo 52 del Decreto 2127 de 1945, la
indemnización por mora no es de aplicación automática o
inexorable, dado que para su imposición es menester examinar
la conducta del empleador oficial incumplido o moroso, o en otras
palabras el móvil del proceder patronal, pues de existir razones
atendibles que justifiquen la no satisfacción oportuna de la
deuda laboral, ubica el actuar de la entidad obligada en el
terreno de la buena fe, quedando exonerada de esa drástica
sanción.

Al respecto cabe traer a colación lo adoctrinado por la Corte sobre


esta precisa temática, en sentencia del 9 de octubre de 2003
radicado 20523, en la que se puntualizó:

“(…) se ha explicado por esta Corporación que la sanción


contenida en el artículo 1º del Decreto 797 de 1949 no
procede de manera automática, de tal modo que
corresponde al juez analizar la conducta del empleador
antes de imponerla, y si encuentra que su omisión en el
pago de los salarios, prestaciones sociales o
indemnizaciones estuvo fundada en razones serias y
atendibles, que evidencien que su proceder estuvo asistido
por la buena fe, deberá ser exonerado de dicha sanción.

Así lo explicó en la sentencia del 18 de septiembre de


1995, radicado 7541:

<No sobra reiterar que la sola circunstancia de que un


patrono oficial resulte condenado a pagar una
indemnización por despido en razón de no haber
encontrado los jueces probado el hecho invocado, no tiene
como indefectible consecuencia la condena a la
indemnización por mora. La especial circunstancia de que
la sanción por la mora en el pago de las acreencias
laborales, o su falta de pago, proceda tratándose de
patronos oficiales no sólo cuando lo adeudado son salarios
y prestaciones sociales, sino que también se contemple
dicha indemnización si lo debido son ‘indemnizaciones’,
conforme lo regula el artículo 1º del Decreto 797 de 1949 al
reglamentar por este aspecto lo dispuesto en el artículo 11
de la Ley 6ª de 1945, obliga a los jueces del trabajo a
examinar con especial detenimiento y ponderación en qué
casos realmente al terminar el contrato se obra de mala fe,
para distinguirlos de aquellos otros en que existen razones

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Radicado No. 41725

válidas para que el patrono oficial despida, sin que


interese que posteriormente en el proceso los jueces no
encuentren probado el hecho o les parezca que el mismo no
tiene la gravedad suficiente para hacer justo el despido. De
no tenerse este cuidado resultaría entonces que
inexorablemente y en todos los casos en que el patrono
oficial es condenado a pagar la indemnización por despido
injustificado, simultáneamente, debería aplicarse la
sanción que se ha entendido envuelve la imposición de la
indemnización por mora o, como también se le conoce,
‘salarios caídos’, con independencia de su buena o mala
fe>.

Por lo mismo, no es dable presumir jurídicamente la mala fe del


empleador oficial en los términos propuestos por el recurrente.

En este orden de ideas, el Tribunal no se equivocó cuando aplicó


el artículo 1° del Decreto 797 de 1949, que es el ordenamiento
legal que regula el caso para efectos de la indemnización
moratoria perseguida, aunque lo fue para concluir con
fundamento en la conducta desplegada por el ISS empleador,
que en el presente asunto no tenía cabida esa sanción por falta
de pago.”

Finalmente, el hecho de que la entidad demandada no


hubiera desvirtuado una supuesta presunción de mala fe o
que no hubiera comprobado que su conducta estuvo regida
por los principios que informan la buena fe, se
corresponden con raciocinios fácticos ajenos a la vía por la
cual se formula la acusación.

Así las cosas, el cargo es infundado.

SEGUNDO CARGO

Acusa la sentencia del Tribunal por ser “(…) violatoria de la


ley sustancial por infringir indirectamente el artículo 1º del
Decreto 797 de 1949.”

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Radicado No. 41725

Dice que la infracción descrita se produjo como


consecuencia de los siguientes errores de hecho:

“a). Dar por demostrado sin estarlo, que la demandada actuó de


buena fe.
b). No dar por demostrado estándolo, que la demandada actuó
de mala fe al no cancelar oportunamente las prestaciones
sociales e indemnizaciones a que tenía derecho la señora MARIA
ELENA RESTREPO POSADA como trabajadora oficial a su
servicio por espacio de más de tres años.”

Para fundamentar el cargo, acude al Informe de Auditoría


realizado sobre la entidad demandada (fls. 31 y ss) y
sostiene que dicho documento “(…) demuestra
fehacientemente la mala fe con la que actuó la demandada
al desconocer y pretender desnaturalizar la vinculación
laboral con la demandante, pues precisamente la Auditoria
(sic) (ente de control), dentro de sus conclusiones le advirtió
que los contratos celebrados como prestación de servicios
correspondían a actividades propias de la administración y
de su naturaleza, por lo cual podrían acudir ante la
jurisdicción en ejercicio de sus derechos y no obstante tales
advertencias formuladas por el ente de control, la entidad
demandada continúo (sic) con su retorcido actuar con el
único fin de eludir el pago de derechos prestacionales a que
tenía derecho la demandante y otros servidores.”

Aduce que con posterioridad al informe de auditoría se


siguieron suscribiendo contratos de prestación de servicios,
con el único propósito de eludir el pago de las prestaciones
sociales que le correspondían a la demandante. Cita una
decisión de esta Sala de la Corte del 20 de noviembre de
1990 y concluye que “(...) el Tribunal en su argumentación se

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Radicado No. 41725

rebela contra el mandato del artículo 1º del Decreto 797 de


1.949, pues tal y como lo manifestamos anteriormente, la
entidad enjuiciada actuó con ostensible mala fe durante la
relación sostenida con la demandante, desconociendo
incluso las recomendaciones y advertencias que le había
formulado la auditoría en su informe de julio de 1.999.”

LA RÉPLICA

Indica que el cargo contiene errores de técnica, pues no


precisa la modalidad por la cual se habría vulnerado la ley
sustancial, ni cuales fueron las pruebas que valoró
inadecuadamente el Tribunal, por lo que no existe
demostración del cargo, además de que no se desvirtuaron
en su totalidad los argumentos sobre los cuales se cimentó
la decisión que se ataca.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

Tal y como advierte la réplica, el censor no señala la


modalidad por la cual se habría incurrido en la violación de
la ley que denuncia en el cargo. No obstante ello, la Corte
puede entender que corresponde a la de aplicación
indebida, que ha sido la “(…) aceptada por la jurisprudencia
laboral en el ataque orientado por la vía indirecta, bajo el
entendido de que la existencia de un error de hecho o de
derecho puede dar lugar a que no se aplique la norma que
correspondía al caso.” (Sentencia del 31 de marzo de 2009,
Rad. 33402).

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Radicado No. 41725

De otro lado, a pesar de que el recurrente reprocha al


Tribunal por haber incurrido en una serie de errores de
hecho, no cumple con la carga argumentativa propia de este
tipo de ataques, al no individualizar con precisión las
equivocaciones que se habrían cometido en el terreno
netamente fáctico, al examinar las pruebas recaudadas en
el curso del debate probatorio; no explicar por qué dichas
falencias tendrían las condiciones características de un
error de hecho protuberante y manifiesto; no enseñar
cuáles habrían sido los raciocinios que propiciaron un yerro
de esa naturaleza, ni cuál fue su incidencia en la confección
de la decisión recurrida.

Tampoco señala el censor las pruebas calificadas en


casación que habrían sido dejadas de apreciar por el
Tribunal, o indebidamente valoradas en su contenido, y que
habrían conducido a los errores de hecho cuya ocurrencia
denuncia.

No obstante las incorrecciones descritas, en el desarrollo del


cargo es posible inferir que el recurrente dirige su
argumentación a demostrar que el Tribunal realizó un
indebido análisis del Informe de Auditoría que obra a folios
30 a 51, pues, de acuerdo con lo que afirma, allí se “(…)
demuestra fehacientemente la mala fe con la que actuó la
demandada al desconocer y pretender desnaturalizar la
vinculación laboral con la demandante (…)”

En el citado documento consta la realización de una


auditoría, entre otras, a la forma de contratación del

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personal de la entidad demandada durante los años 1997,


1998 y 1999, y se concluye, en términos generales, que:

“(…) en la práctica se viene presentando un abuso con algunos


contratos de prestación de servicios por parte de la PROMOTORA
INMOBILIARIA DE MEDELLÍN, violando con ello los principios de
eficiencia y eficacia. Esto hace que se pierda la esencia del
contrato, por lo tanto el contratista podrá impugnar su validez
jurídica contractualmente ante la jurisdicción competente, sin que
ello signifique la inexequibilidad de la figura contractual. Por lo
anterior la Auditoría ha observado que al parecer se está
desvirtuando y desnaturalizando finalidad de la relación jurídico
contractual, ya que en algunos contratos se están dando los
elementos de un contrato de trabajo como son: la subordinación,
la prestación personal del servicio, la remuneración periódica, y
el cumplimiento de un horario, lo que pueden generar una
relación laboral, de manera que los contratistas se conviertan en
trabajadores oficiales y por ende puedan gozar de sus
prerrogativas, generando así un posible detrimento patrimonial
para la Entidad.”

El Tribunal tuvo en cuenta el documento para dar por


demostrado el contrato de trabajo, pero le restó importancia
a la hora de definir si la entidad demandada había actuado
de buena fe. Dicho ejercicio debe entenderse cubierto por el
principio de libre formación del convencimiento que
contempla el artículo 61 del Código Procesal del Trabajo y
de la Seguridad Social y, de cualquier manera, para la Corte
resulta relevante advertir que las conclusiones del informe
se refieran en términos generales a las personas
contratadas por la entidad y a que en “algunas” de ellas se
presentaba una desnaturalización de los contratos de
prestación de servicios, de manera que no es posible
identificar plenamente las condiciones de la actora con las
allí analizadas y, por lo mismo, que hubiera existido una
indebida valoración de tales apreciaciones.

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Radicado No. 41725

En efecto, del hecho de que una entidad de control hubiera


encontrado irregularidades en “algunas” de las
vinculaciones de la entidad no puede seguirse
incontrastablemente que la contratación de la actora
hubiera sido permanentemente irregular. El informe no es
preciso en ese sentido, de manera que pudo referirse a la
demandante o no.

En dichos términos, el documento en el que se apoya el


censor, por sí solo y objetivamente analizado, no permite
colegir que la contratación de la actora había sido irregular
y que la entidad demandada actuaba a sabiendas de ello.
Por ello, el juzgador de segundo grado no incurrió en algún
error de hecho manifiesto, al concluir que la conducta de la
empleadora había estado dotada de buena fe.

Finalmente, el Tribunal fundó su conclusión en otras


razones que no son atacadas en el cargo, tales como, i) que
en la planta de personal de la entidad no existían sociólogos
y era dable acudir a la contratación estatal para adquirir
servicios profesionales de esa naturaleza; ii) y que las
labores desarrolladas por la actora lo fueron en función de
sus calidades profesionales, ya que servían de una óptima
manera a la “sensibilización de la comunidad” y, por ello,
eran “conocimientos especiales” de los que trata el artículo
32 de la Ley 80 de 1993.

Dichas premisas le sirvieron al ad quem para hacer ver que


la demandada había tenido la convicción de que estaba
acudiendo a un medio de contratación legítimo y que, por lo

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mismo, no había actuado con malicia al dejar de cancelarle


prestaciones sociales a la actora. Asimismo, tales
raciocinios no fueron atacados en el cargo y por sí solos
mantienen la presunción de acierto y legalidad de la
sentencia gravada.

Por lo anterior, el cargo es infundado.

Costas en el recurso extraordinario de casación a cargo de


la parte recurrente. Las agencias en derecho se estiman en
la suma de TRES MILLONES DE PESOS M/CTE.
($3.000.000.oo)

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,


Sala de Casación Laboral, administrando justicia en
nombre de la República y por autoridad de la ley, NO CASA
la sentencia dictada el 19 de marzo de 2009 por la Sala
Laboral del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Medellín, dentro del proceso ordinario laboral seguido por
la señora MARIA ELENA RESTREPO POSADA contra la
EMPRESA DE DESARROLLO URBANO – EDU -.

Costas en el recurso extraordinario de casación a cargo de


la parte recurrente. Las agencias en derecho se estiman en
la suma de TRES MILLONES DE PESOS M/CTE.
($3.000.000.oo)

Cópiese, notifíquese, publíquese y devuélvase el expediente


al Tribunal de origen.

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Radicado No. 41725

RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERÓN

LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS CARLOS ERNESTO MOLINA MONSALVE

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