Trabajo Practico Ahorro Forzoso
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Lectura de los fallos “Horvath, Pablo c/ Fisco nacional (DGI) s/ ordinario (repetición)
e “Indo S.A. c/ Fisco Nacional (DGI) s/ repetición” de la CSJN
CSJN - 04/05/95 "Indo S.A. c/ Fisco Nacional (D.G.I.) s/ repetición (ley 11.683)" ("Fallos"
318:785). Se trata del reclamo de devolución de importes ingresados en concepto del régimen
de "ahorro obligatorio" ley 23.256, ante la erosión que venían sufriendo las sumas depositadas
por los índices inflacionarios, al no permitirse su reajuste. Dicha ley tomaba como base, la
capacidad económica resultante de la renta o el patrimonio del contribuyente. Cabe agregar
que aunque con distintos matices en el voto de los ministros de la Corte Suprema en el caso
"Horvath, Pablo c. Nación Argentina " también de fecha 04/09/95, existe coincidencia entre
ellos en atribuirle naturaleza tributaria al ahorro obligatorio.
En el análisis del presente fallo seguimos el estudio del Dr. Spisso (36). Resalta la necesidad
de corregir los efectos de la inflación, dado que se producen perturbaciones graves sobre los
tres aspectos de la capacidad contributiva: sobre la capacidad objetiva al deformarse la
cuantificación de los rendimientos netos; sobre la capacidad subjetiva al no tenerse en cuenta
los gastos reales que integran el mínimo no imponible y cargas de familia; y sobre la intensidad
del gravamen al agudizarse la progresividad para los escalones más bajos de renta. De no ser
corregidos los efectos de la inflación, la capacidad económica gravada será inexistente o
ficticia.
Que el actor sostiene que el régimen instituido por la ley 23.256 es inconstitucional pues
la enumeración de los recursos que hace el art. 4° de la Constitución Nacional es
taxativa, y "los empréstitos y operaciones de crédito" a que él se refiere -en
concordancia con el art. 67, inc. 3°- requieren el consentimiento de los suscriptores,-//-
2 H. 102. XXII. Horvath, Pablo c/ Fisco Nacional (D.G.I.) s/ ordinario (repetición). -//-
requisito que no se cumple en el caso del "ahorro obligatorio", que la citada ley
estableció compulsivamente. Entiende que la privación transitoria del uso de la
propiedad por razones de tipo fiscal constituye una confiscación que vulnera los
derechos y garantías de los arts. 14 y 17 del texto constitucional. Afirma que si se
considerara al "ahorro obligatorio" como a un impuesto, éste sería inconstitucional pues
pretendería gravar retroactivamente la riqueza liberada por el oportuno pago de los
impuestos que recaían sobre la renta o el capital durante el "período base". Califica de
"irracionales" a las presunciones contenidas en la ley, en cuya virtud se proyecta a los
ejercicios subsiguientes la situación de aquel período, y sostiene que se produciría una
superposición sobre la misma materia imponible gravada por los impuestos a las
ganancias y al patrimonio neto, circunstancia que originaría una confiscatoria
acumulación de obligaciones que violaría el derecho de propiedad garantizado por la
Constitución Nacional. Se agravia asimismo por la tasa de interés fijada por la ley para
la restitución del importe depositado. Sostiene que ella es inconstitucional pues implica
la confiscación del capital a causa de la persistencia del fenómeno inflacionario.
Que cabe señalar que la obligación que se impone al contribuyente cuya situación encuadra en
los términos de la ley 23.256 no difiere -en cuanto a la génesis de la relación, su estructura,
marco normativo que la regula y organismo de aplicación y fiscalización- de aquélla resultante
de cualquier otra ley tributaria. La particularidad que exhibe el régimen de "ahorro obligatorio"
-la posterior restitución de importes- no desvirtúa la indicada naturaleza tributaria de la
obligación de dar sumas de dinero al Estado, pues ella radica en una circunstancia que es
ulterior a la extinción de ese vínculo obligacional y que, por ende, no es idónea para alterar su
naturaleza.
En este orden de ideas, cabe destacar que el empréstito forzoso -y en particular el régimen de
"ahorro obligatorio" que se analiza- no admite una consideración escindida respecto de las
instituciones tributarias; antes bien, un correcto enfoque del tema conduce a la conclusión de
que aquél participa de la naturaleza de éstas, pues se halla en relación de especie a género con
respecto al tributo. Ya esta Corte ha señalado que el régimen de la ley 23.549 -que instituyó un
sistema de "ahorro obligatorio" estrechamente análogo al de la ley 23.256- podía considerarse
razonablemente comprendido entre las contribuciones nacionales (Fallos: 312:393).
Las disposiciones de una ley o reglamento deben apreciarse con arreglo a su naturaleza
intrínseca, antes que con sujeción a la denominación asignada por el legislador. Es principio
aceptado desde antiguo por esta Corte que no importa la calificación que se utilice para
denominar la realidad de las cosas, si se advierte que las instituciones jurídicas no dependen
del nomen iuris que se le dé o asigne por los otorgantes del acto o el legislador incluso, sino de
su verdadera esencia jurídica económica y entonces, cuando medie ausencia de correlación
entre nombre y realidad deberá desestimarse el primero y privilegiarse la segunda, o lo que es
equivalente, los caracteres que la ciencia del derecho exige para que se configuren los distintos
hechos y actos jurídicos
la ley 23.256 impuso la obligación de ingresar sumas de dinero al erario público para captar
recursos genuinos que consideró necesarios para lograr el equilibrio fiscal, y posibilitar el
cumplimiento de impostergables prestaciones sociales y de obras que apuntalaran la inversión
y sirvieran de base para el crecimiento -//- 5 H. 102. XXII. Horvath, Pablo c/ Fisco Nacional
(D.G.I.) s/ ordinario (repetición). -//- económico; ello en el entendimiento de que la
eliminación o el achicamiento del déficit fiscal constituía uno de los pilares de la lucha
antiinflacionaria que estaba llevando a cabo el gobierno nacional, y que la emisión monetaria
era el sistema impositivo más perverso, pues atacaba a todos los sectores de la sociedad, pero
en forma inversamente proporcional a las capacidades contributivas o de ahorro (confr. la nota
con la que el Poder Ejecutivo remitió el respectivo proyecto al Congreso y expresiones de los
miembros informantes ante cada una de las cámaras). De manera tal que -así como ocurrió en
lo atinente al régimen de garantía de depósitos bancarios (confr. causa D.331.XXII. "De Seta,
Juan Carlos c/ Banco Central de la República Argentina s/ ordinario", fallo del 6 de octubre de
1992)-, los preceptos se encuentran inspirados en fines macroeconómicos integrativos de una
determinada política económica y fiscal, tendiente a canalizar fondos para consolidar el signo
monetario. De suerte tal que la restitución efectiva de los montos quedó sujeta -en cuanto al
poder adquisitivo de las sumas correspondientes- a una circunstancia futura e incierta: el
mantenimiento de las variables económicas proyectadas. Este particular mecanismo, que
deriva de lo dispuesto en el art. 4° del texto legal, conduce a caracterizar al instituto como a un
impuesto total o parcialmente reintegrable, naturaleza que, por otra parte, es atribuible en
general a los llamados "empréstitos forzosos".
Petracchi
12) Que, de conformidad con el criterio expuesto por esta Corte en Fallos: 120:372, debe
suponerse que las comisiones parlamentarias estudian minuciosa y detenidamente en su
fondo y forma los asuntos que despachan, por lo cual sus informes orales o escritos tienen más
valor que los debates en general del Congreso o las opiniones individuales de los legisladores
(Fallos: 77:319; 141 U.S. 268; 166 U.S. 290) y constituyen una fuente legítima de interpretación
(Fallos: 33:228; 100:51 y 337; 114:298; 115:186; Sutherland y Lewis Statutes and Statutory
Construction, párrafo 470, segunda edición 1904 y numerosos fallos allí citados, entre ellos
143 U.S. 457 y 192 U.S. 470). Es por ello que, pese a la disparidad de opiniones
precedentemente reseñadas, adquiere relevancia la voluntad expresada por quienes
sometieron el proyecto de ley a consideración de los restantes integrantes del Parlamento -ver
considerando 9°-, como así también la instrumentación finalmente resultante. De la
consideración de ambos elementos de juicio, aparece nítido que el legislador no ha querido
ejercer su atribución de crear un impuesto. Pudo haber hecho esto último; mas, sin embargo,
dispuso la obtención de ingresos no definitivos mediante una suerte de 'contribución'
(expresión ésta que no se utiliza en sentido técnico) que sería reembolsada con posterioridad.
Sustancialmente, el Estado ha obtenido un préstamo, pues desde el inicio existe por su parte
una promesa de devolución. Dicho préstamo tiene la peculiaridad de obtenerse sin que
concurra la voluntad del sujeto obligado, es -//- -//-decir, se impone, es 'obligatorio'. El
mecanismo ideado sólo puede ser visto como una única obligación integrada por dos tramos
correlativos. El primero: una prestación pecunaria que el particular debe entregar al Estado, e,
inescindible del anterior, el segundo: un reembolso, al cabo de un plazo, de dicha prestación
con más un interés. En consecuencia, la obligación legal en su integralidad tiene en común con
el empréstito que el Estado se compromete a reembolsar el capital y a pagar un interés, pero
posee al mismo tiempo características propias del género 'tributo', pues está presente "...el
carácter jurídico de la coacción y el financiero, de ejercer una presión tributaria imponiendo al
particular un empréstito...en condiciones diversas o por una duración diferente de las que
espontáneamente habría aceptado" (confr. Benvenuto Griziotti, Principios de Ciencia de las
Finanzas, Buenos Aires,. pág. 439; Alain Barrère, Economía Financiera, Madrid 1969, pág. 330).
La detracción obligatoria que pesa sobre el patrimonio de los particulares ha sido exigida por el
Estado para obtener recursos que le permitan el cumplimiento de sus fines, sobre la base de
un presupuesto de hecho -la capacidad de ahorro- que se asienta, a su vez, en la capacidad
contributiva que traducen ciertas manifestaciones de riqueza. Es por todo lo expuesto que la
creación de la ley se adecua a la categoría que en el derecho tributario se conoce como
empréstito forzoso.
15) Queda pues planteado el primer interrogante ¿nuestra Constitución Nacional admite como
fuente de formación de los recursos del tesoro nacional a tales empréstitos?. Al reglarse en
aquélla "los empréstitos y operacio nes de crédito que decrete el mismo Congreso para urgen -
//- -//-cias de la Nación, o para empresas de utilidad nacional" del modo en que se lo ha hecho
¿se ha tenido la expresa voluntad de excluir a los de carácter forzoso o, por el contrario, se
hallan éstos admitidos dentro de los recursos financieros del Gobierno Federal?.
35) Que, sin embargo, si se pretende respetar la entidad de empréstito forzoso, al propio
tiempo, la ley que lo instituye debe garantizar que el reintegro de las sumas ahorradas sea
integral y que, además, contenga un interés correspondiente a todo el lapso en el que las
sumas han permanecido depositadas. Como ya se ha establecido, el Estado ha asumido desde
el inicio una relación jurídica compuesta -//- H. 102. XXII. 70 Horvath, Pablo c/ Fisco Nacional
(D.G.I.) s/ ordinario (repetición). -//-por dos tramos inescindibles y de características
peculiares. No se compadece con esta unidad de obligación, tal como fue concebida
-empréstito forzoso-, que el Estado en una suerte de confusión, pretenda alterar los términos
de aquélla. Al respecto, así como no podría soslayar el cumplimiento de los principios antes
señalados con la simple argumentación de que, en definitiva, las sumas serán reintegradas,
tampoco podría al tiempo de la restitución prevalerse de los caracteres propios del primer
tramo del tributo creado. Desnaturalizaría a éste y no respetaría elementales principios de
buena fe, si sobre la base de argüir la similitud con el tributo denominado impuesto (en el que,
por principio, no hay reintegro alguno) quisiera reembolsar un importe que no guarda
proporción alguna con el depositado. La pregunta es ¿por qué, entonces, recurrir al artificio de
que es un empréstito forzoso?. Si el Estado, poseyendo facultades para crear un recurso que
ingrese de modo definitivo al tesoro público, por las razones que fuere, no ha ejercido tal
potestad y ha preferido crear un tributo distinto, no puede luego quebrantar sus reglas, pues
la confianza que los gobernados depositan en quienes guían el destino de la sociedad reclama
el cumplimiento de los compromisos tal como han sido asumidos. No sin razón se le dirá a él
que debe "estar a las verdes y a las maduras". Estas consideraciones hallan sustento en el
hecho de que los particulares no se han sujetado voluntariamente a un régimen de ahorro de
sus dineros. Pues, si se tratara de una operación financiera voluntaria y ésta no resultara
exitosa al tiempo de reencontrarse con el capital invertido, -//- -//-el suceso sería, en principio,
de exclusiva responsabilidad del inversor, ya que toda operación de esa clase supone la
asunción de un riesgo. La obligación creada por la ley 23.256, por su carácter obligatorio,
difiere sustancialmente de la hipótesis anterior. Es clara, entonces, la injusticia en que se
incurriría si se pretendiera que cargue con consecuencias desfavorables quien no tuvo
posiblidad de preverlas, sencillamente, porque no tuvo opción para el aporte de las sumas. 36)
Que a esta altura, admitido con el alcance precedente el carácter de empréstito forzoso de la
obligación creada por la ley 23.256,
“Que no es función del Poder Judicial juzgar el mérito de las políticas económicas decididas por
otros poderes del Estado, sino ponerles un límite cuando violan la Constitución y, en este caso,
el derecho de propiedad. Los precedentes de esta Corte sostienen que no compete al Poder
Judicial pronunciarse sobre la eficacia o ineficacia de las leyes bajo su concepto puramente
económico o financiero, apreciando si éstas pueden ser benéficas o perjudiciales para el país
(Fallos: 150:89)3 , ya que escapa a la competencia de los jueces pronunciarse sobre la
conveniencia o equidad de los impuestos o contribuciones creados por el Congreso Nacional o
las legislaturas provinciales (Fallos: 242:73 4 ; 249:99 5 , 286:301 6 , 314:1293 7 y, más
recientemente, en Fallos: 329:2152 8 )”. 4 Degó, Félix Antonio. . . ; ; 1958; 242‐ 73. 5 Cía. Swift
de La Plata, S.A. c/ Municip. de San Miguel de Tucumán. . . ; ; 1961; 249‐ 99. 6 Indunor,
S.A.C.I.F.I. y F. c/ Prov. del Chaco. . . ; 1973; 286‐ 301. 7 López López, Luis y otro c/ Santiago del
Estero, Provincia de s/ eximición de inversiones. L. 29. XXII.; ; 15‐10‐1991; 314‐1293. 8 Fisco
Nacional ‐ Administración Federal de Ingresos Públicos c/ Nicola, María del Carmen s/
ejecución fiscal. F. 1735. XL. REX; 30‐05‐2006; 329‐2152. 9
Para la Corte el límite está dado por la confiscatoriedad y no por la inconstitucionalidad de las
normas cuestionadas. Podemos decir que un tributo es confiscatorio cuando desnaturaliza
sustancialmente la renta que se obtiene de la actividad gravada. Precisando más el concepto,
diremos que es confiscatorio lo que excede del límite que razonablemente puede admitirse
como posible de un régimen democrático de gobierno, que ha organizado la propiedad con
límites infranqueables que excluyen la confiscación de la fortuna privada, ni por vía directa, ni
valiéndose de los impuestos. En palabras de la Corte para que la confiscatoriedad exista, debe
producirse una absorción por parte del Estado de una porción sustancial de la renta o el capital
(Fallos: 242:73 12 y sus citas; 268:56 13; 314:1293 14; 322:3255 15, entre muchos otros).
12 Fallo cit. 13 Soficomar y Constitución Palace Hotel S.R.L. y otro c/ Nación. . . ; 1967; 268‐56.
14 Fallo cit. 15 Gómez Alzaga, Martín Bosco c/ Buenos Aires, Provincia de y otro s/
inconstitucionalidad. G 348 XXIII; 21‐12‐1999; 322‐3255. 16 Jarach, Dino, Finanzas Públicas y
Derecho Tributario, tercera edición, Editorial Abeledo‐Perrot, pág 325 y ss.
Dicho instituto no puede ser considerado como un impuesto ya que no surge para el
particular un derecho subjetivo para reclamar del Estado una específica prestación en
virtud de la contribución efectivamente prestada. En consecuencia, resultan inaplicables
los principios generales de la tributación que justifican normativamente el establecimiento
de impuestos.
Tampoco puede considerárselo como un empréstito ya que éste último supone una
aceptación voluntaria por parte del particular. Aún admitiendo la viabilidad constitucional
del empréstito forzoso, el ahorro forzoso adolece de fallas insubsanables ya que el primero
está sujeto a una serie de requisitos que éste no reúne.
El Ahorro Obligatorio no satisface plenamente dichos requisitos por las siguientes causas:
a) irrazonabilidad, b) ausencia de un mecanismo indemnizatorio apropiado que evite la
confiscación, c) vulnera el principio de los derechos adquiridos al disponer con efecto
retroactivo una restricción al derecho de propiedad.
La Corte Suprema de Justicia tiene resuelto que la ley puede alterar o anular un interés o
derecho en expectativa ya existente, pero no puede modificar un derecho patrimonial
adquirido al amparo de la legislación vigente al momento de su incorporación. Este
principio es aplicable al ahorro forzoso ya que el reintegro previsto no es integral.