Cómo Hacer La Voluntad Del Padre
Cómo Hacer La Voluntad Del Padre
Cómo Hacer La Voluntad Del Padre
El pecado ha segado a los hombres y mujeres, así que la persona que no ha sido salvada ve
la vida de acuerdo con una perspectiva falsa. Pero los cristianos que han nacido de nuevo
ven la vida no como una masa indefinida, confusa y sin sentido, sino como algo planeado y
con propósito. Sus ojos han sido abiertos a la verdad espiritual.
En su sermón inaugural en Nazaret, Cristo dijo que una de las razones por las que había
venido a la tierra era “proclamar […] la recuperación de la vista a los ciegos” (Lucas 4:18,
LBLA). El evangelio de Cristo nos ayuda a ver nuestra necesidad y nuestra impotencia, y
luego nos muestra la gracia redentora que Dios ha puesto al alcance de todo hombre y
mujer.
En la Biblia somos llamados “hijos de la luz y del día” (1 Tesalonicenses 5:5), porque Dios
quiso compartir sus misterios y secretos con nosotros. Ya no estamos en tinieblas y
sabemos de dónde vinimos, sabemos por qué estamos aquí y sabemos adónde vamos.
En Efesios 1:9-10 nos enteramos de uno de los misterios de Dios que Él ha revelado. “Él
nos hizo conocer el misterio de su voluntad conforme al buen propósito que de antemano
estableció en Cristo, para llevarlo a cabo cuando se cumpliera el tiempo: reunir en él todas
las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra”.
Es la voluntad de Dios que en algún momento en el futuro, tal vez muy pronto, estemos
todos juntos con Él.
¿Y cuál es la voluntad de Dios para nosotros hoy? A lo largo de las edades ha sido el deseo
del corazón de hombres y mujeres devotos conocer y seguir la voluntad de Dios cada día.
David dijo: “Enséñame a hacer tu voluntad” (Salmos 143:10).
Somos exhortados a buscar la voluntad del Señor. En Efesios 5:17 leemos: “Por tanto, no
sean insensatos, sino entiendan cuál sea la voluntad del Señor”.
Conocer la voluntad de Dios es la sabiduría más elevada. Jesús dijo: “El que esté dispuesto
a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios” (Juan 7:17).
Usted debería desear la voluntad de Dios para su vida más que nada en el mundo.
Usted puede ser feliz en el sufrimiento si se encuentra en la voluntad de Dios, pero puede
tener agonía con buena salud si está fuera de su voluntad.
Usted puede estar contento en la pobreza si se encuentra en la voluntad de Dios; pero puede
ser desdichado en la riqueza si está fuera de su voluntad.
Usted puede estar en calma y en paz en medio de la persecución, siempre que se encuentre
en la voluntad de Dios; pero puede ser una persona infeliz y derrotada en medio de las
aclamaciones si está fuera de su voluntad. Toda la vida gira alrededor de esta bisagra
divina: la voluntad de Dios. Así que es sumamente importante que descubramos su plan
para nuestra vida.
Usted no puede conocer la voluntad de Dios para su vida a menos que acuda primero a la
cruz, confiese que es un pecador y reciba Cristo como Señor y Salvador. Si desea el plan
perfecto que Dios tiene para su vida, tendrá que pasar por el Calvario para obtenerlo. Solo a
través de Cristo podemos tener una buena relación con Dios y conocer su plan para nuestra
vida.
5. Es la voluntad de Dios que los cristianos se amen. “Queridos hermanos, amémonos los
unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo
conoce” (1 Juan 4:7). La mayor evidencia de que Cristo está morando en su corazón es que
usted ame a los hijos de Dios. ¡Cuídese de involucrarse en polémicas, de enfrascarse en
argumentos sectarios y discusiones infructíferas! Que el amor sea el principio que
prevalezca en su vida. Esta es la voluntad de Dios.
6. No es la voluntad de Dios que alguno perezca. “El Señor no tarda en cumplir su promesa,
según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no
quiere que nadie perezca, sino que todos se arrepientan” (2 Pedro 3:9).
Si usted desea conocer la voluntad de Dios, aparte un tiempo especial cada día para leer la
Biblia. Léala en actitud de oración, con regularidad, medite en ella y Dios lo guiará hacia su
bendita voluntad.
Por ejemplo, leemos afirmaciones como ésta: “Atravesaron la región de Frigia y Galicia, ya
que el Espíritu Santo les había impedido que predicaran la palabra en la provincia de Asia.
Cuando llegaron cerca de Misia, intentaron pasar a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se
lo permitió” (Hechos 16:6-7).
Y, en Hechos 13:2, “el Espíritu Santo dijo: ‘Apártenme ahora a Bernabé y a Saulo para el
trabajo al que los he llamado'”.
Escuche a su conciencia
Cuando nos convertimos a Cristo, nuestra conciencia se hace sensible al Espíritu de Dios.
Esto es lo que quiere significar la Biblia cuando dice: “Deben guardar, con una conciencia
limpia, las grandes verdades de la fe” (1 Timoteo 3:9).
Para la conciencia transformada, hay cosas que en su momento parecían correctas y ahora
parecen incorrectas; hay cosas que parecían necias y ahora, sabias; y cosas que parecían
aburridas ahora disfrutamos con el mayor deleite. Las “cosas viejas” pasarán, y “todas”—
incluyendo la conciencia—serán “hechas nuevas” (2 Corintios 5:17 RV60).
Mientras que nuestra conciencia natural buscaba las cosas que nos gratificaban, nuestra
conciencia redimida buscará las cosas que son agradables a Dios. Solo los que tienen una
conciencia transformada pueden conocer el misterio de la voluntad de Dios.
La Biblia dice: “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de
quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito” (Romanos 8:28).
Cuando era una joven cristiana, mi esposa Ruth quería ser misionera, como sus padres.
Pero Dios tenía otros planes para su vida. Sirvió, sin embargo, como una especie de
misionera, ministrando diariamente a su pequeña congregación de hijos mientras el padre
de ellos iba a los confines de la tierra a predicar el evangelio. El cambio de las
circunstancias reveló la voluntad de Dios para ella, y ha estado feliz donde Dios la colocó.
Muchos pedimos que Dios cambie las circunstancias de acuerdo con nuestros deseos, en
vez de conformar nuestra voluntad a la suya.
Dios tiene un plan para la vida de cada cristiano. Cada circunstancia, cada giro del destino,
es para el bien de usted. Obra conjuntamente para hacerlo completo a usted. El plan de Dios
para usted está siendo perfeccionado. Todas las cosas obran juntas para el bien de usted y la
gloria de Él.
No permita que las circunstancias lo aflijan. Más bien, busque que la voluntad de Dios para
su vida se revele en y a través de esas circunstancias.
La Biblia dice: “Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu,
porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios” (Romanos
8:27).
Discierna en oración
La oración nos coloca en la actitud correcta para discernir la voluntad de Dios. Jesús obtuvo
su mayor triunfo en el solitario Getsemaní cuando oró: “No se cumpla mi voluntad, sino la
tuya” (Lucas 22:42).
“Satanás tiembla cuando ve al santo más débil de rodillas”. Si el enemigo de las almas
puede evitar que nos arrodillemos, ha obtenido una importante victoria.
Lo animo a apartar un tiempo con Dios en oración cada día. Es allí, en ese lugar silencioso,
lejos del ruido y la confusión del mundo, donde Dios hace conocer su voluntad.
Y ahora una palabra para usted, si está fuera de la voluntad de Dios: usted fue hecho para
tener comunión con Dios. Dios ha producido un plan fabuloso para su vida, y está
esperando pacientemente ponerlo por obra.
Tal vez usted ya haya experimentado pena y desilusión en la búsqueda de sus propios
planes egoístas para su vida. Sus castillos de arena se han derrumbado antes sus ojos, sus
esperanzas han sido destruidas, sus sueños no se han materializado. La vida es así cuando
uno está fuera de la voluntad de Dios.
Un día nos presentaremos frente a Dios. Él inspeccionará su obra. ¿Le dirá: “Exactamente
de acuerdo con el plan”? Los planes para su vida fueron preparados en el cielo antes que
naciera. Dios dijo de usted: “Si esta persona cede su voluntad ante mí en cada vuelta del
camino a lo largo de la vida, no solo encontrará el mayor gozo y satisfacción en la vida,
sino que todo el universo a lo largo de la eternidad se maravillará de la obra de Dios”.
Reciba a Jesucristo como su Salvador y Señor hoy. Deje que Él gobierne su corazón. “Mas
a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el derecho de ser hijos de
Dios” (Juan 1:12). 3017