Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Cristóbal Colón

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 5

Cristó bal Coló n “El Quijote del Océ ano”

Colón fue un navegante cuyo origen aún no está claro, aunque predomina la teoría de que era
genovés.

Ya muy joven se dedicó a la navegación y recorrió todo el mundo conocido. Para 1476 se había
radicado en Portugal donde se casó e intentó vender su idea de llegar a las Indias por el
Occidente. Probablemente en esta época leyó e hizo apuntes de libros teológicos y geográficos o
mantuvo contacto con algunos sacerdotes franciscanos.

En el año 1484 llegó a España. 1486: Se entrevistó con los Reyes Católicos para pedir apoyo a su
proyecto, pero sin éxito. 1492: Sólo en ese año logró Colón el patrocinio de los soberanos
españoles para su expedición, la que se realizaría con la ayuda de algunos cristianos nuevos, todos
altos funcionarios del estado.

Colón prometió piadosamente a los Reyes Católicos que el descubrimiento de las Indias estaría
consagrado a liberar Jerusalén de los infieles.

Creía que la tierra era esférica y pensaba que se podía llegar más rápido a Asia y a las Islas de las
Especias navegando hacia el Oeste.

Cuando Colón murió en Valladolid en 1506 seguía convencido de haber llegado a Asia, pero
algunos de sus contemporáneos se había dado cuenta de que la Tierra era mayor de lo supuesto y
de que entre Europa y Asia existía un nuevo continente

Una misión divina

Colón aseguró varias veces que se sustentaba en el IV Libro de Esdras. Este escrito bíblico no
canónico cita al profeta Isaías de la siguiente forma: “De las siete partes de la tierra seis son
enjutas y una sola ocupada por el mar. Cuando la tierra se seque, sé que seis partes quedarán
secas y la séptima cubierta por aguas.”

Presentó su proyecto a los Reyes Católicos con los que firmó en 1492 las Capitulaciones de Santa
Fe. En ellas se establecía que Colón recibiría los títulos de almirante de la mar oceánica y virrey de
las tierras que descubriera, así como la décima parte de todos los beneficios obtenidos.

Colón realizó cuatro viajes a América. La primera expedición estaba formada por 3 naves, la
“Niña”, la “Pinta” y la “Santa María” y la componían 105 hombres. Salió del Puerto de Palos el 3 de
agosto de 1492 y, después de una escala en las Islas Canarias, llegó a tierra firme el 12 de octubre

1
del mismo año. Era la isla Guanahaní, a la que Colón llamó San Salvador. Se había descubierto
América', aunque Colón murió sin saber que se trataba de un nuevo continente.

El segundo viaje de Colón partió en septiembre de 1493. La expedición estaba formada por 15
barcos y 1500 hombres, que se establecieron en la isla llamada La Española. Aquí empezó la
colonización española en América, al poner Colón en marcha un sistema económico de factorías
comerciales.

En el tercer viaje, realizado en 1498, Colón llegó a la isla de Trinidad y a la desembocadura del río
Orinoco. En el cuarto viaje, en 1502, Colón recorrió las costas de América Central.

El año 1492 es determinante puesto que en él coinciden tres acontecimientos de singular


importancia histórica para el mundo y en particular para España.

 la victoria española sobre los árabes


 la expulsión de los judíos y posteriormente de los moros
 el Descubrimiento de América.

Ya en noviembre de ese mismo año Colón, en su memorable carta a los Reyes Católicos, hacía
referencia a todos esos puntos y los relacionaba con su propio proyecto:

“Este presente año 1492, después de Vuestras Altezas haber dado la guerra a los moros
pensaron enviarme a mí, Cristóbal Colon, a las Costas de la India…- Así que, después de haber
echado fuera a todos los judíos de todos vuestros reinos y señoríos, mandaron Vuestras Altezas
que con armada suficientemente fuese a las dichas costas de la India.”

El almirante decidió confirmar este anuncio con la imagen descrita en forma premonitoria, de la
que más tarde escribiría a los Reyes Católicos: “Para la ejecución de mi empresa de viaje a las
Indias no he utilizado razón, ni matemáticas, ni mapamundi, sino sólo apliqué lo que había dicho
Isaías”.

Colón creyó que actuaba por mandato divino. El móvil que lo animaba era la victoria universal
del cristianismo. Insistía que Dios le hablaba y le encomendaba expresamente que lo sirviera.
Mientras tanto la Reina Isabel se creyó evangelizadora suprema de tierras incógnitas al
convertir a millones de seres, a su juicio, carentes de religión.

Colón proclamó a su vuelta a España que había encontrado el Paraíso terrenal y nunca dejo de
señalar el carácter religioso del descubrimiento.

El día 18 de Octubre de 1492 Colón envió una carta a los Reyes desde Santo Domingo,
comenzándola así: “La Santa Trinidad movió a Vuestras Altezas y por su infinita bondad me hizo

2
a mi mensajero de ello.” En esta carta el Descubridor mencionó por primera vez la Biblia como
fundamento para su acción que lo llevo al encuentro del Nuevo Mundo.

“Yo bien que llevase fatiga, estaba bien seguro que esto no vendría a menos, porque es verdad,
que todo pasara, pero no la Palabra de Dios, y se cumplirá todo lo dicho; el habló de estas
tierras a través de la boca de Isaías en tantos lugares de su Escritura, afirmando que desde
España les sería divulgado su Santo Nombre”.

Aquí encontramos una directa referencia a la profecía de Isaías (Cap. 65, vers. 7). Única, en la
literatura española de su época. Esta cita la hace para reforzar, como lo hace al final de la carta,
la idea que ha encontrado el Edén:

“la Sacra Escritura testifica que nuestro Señor hizo el paraíso terrenal y en él puso el árbol de la
vida y de él sale una fuente de donde vienen los cuatro ríos principales: Ganges, Tigris, Eufrates
y Nilo”.

También encontramos en una carta de fines del año 1500 que Colón menciona que Dios le hizo oír
una promesa que sin duda él la tomó de la Biblia. Es la frase sobre el nuevo cielo y la nueva tierra
que encontramos en el libro de San Pedro, el cual a su vez cita al Profeta Daniel. Pero no sólo
esto; en esa misma carta escribe parafraseando al profeta Isaías “que me hiciera de ello
mensajero”.

Prosigue nuestro Almirante citando al IV Libro de Esdras, versículos 42 y 47 del capitulo 7: “El
tercer día mandaste que las aguas se reuniesen en la séptima parte de la tierra; secaste sus
partes y las dejasteis secas a fin de que plantadas por Dios y cultivadas por el hombre te
sirviesen. El quinto día dejaste a la séptima parte, donde estaban reunidas las aguas que
produjesen criaturas vivas, aves, peces y así fue”.

Colón comenta estos versículos en latín, escribiendo en una glosa: “Pero a este profeta no lo
aceptan los judíos réprobos; lo han aceptado los innumerables que han aceptado el Evangelio…,
al IV. Libro de Esdras los judíos réprobos no lo aceptan como autoridad canónica.”

El Libro de las Profecías

Sin lugar a dudas el Libro de las Profecías, que se encuentra en la biblioteca Colombina de la
Catedral de Sevilla donde se conservan los libros que presuntamente pertenecieron al
Descubridor, es el legado más rico de Colón en citas bíblicas. Es un manuscrito que consta de 84
folios, escritos en ambos lados. Faltan los que correspondían a los números 67 al 77.

El misterioso Libro de las Profecías de Colón es una paciente exégesis del Antiguo Testamento,
con la finalidad de recolectar referencias de los Salmos y de los profetas hebreos para demostrar
la premonitoria visión bíblica sobre la existencia de tierras desconocidas. Con ello se anticiparía ya

3
en el texto sagrado la misión de Colón de recuperar a Jerusalén y reconstruir su Templo en todo su
esplendor.

Así, basándose en las Profecías de Colón, al cabo de poco tiempo algunos conquistadores,
cronistas y misioneros le atribuyeron a los indios americanos un origen judío. Para legitimarlos
teológicamente, no es extraño que los primeros cronistas hayan acudido al Antiguo Testamento,
explicando de esta forma las supuestas migraciones y el errático destino de pueblos y tribus
narrados en la Biblia. La teoría de las Diez Tribus perdidas del Antiguo Reino de Israel desterradas
a Asiria fue el primer fundamento teórico y religioso para explicar la existencia de los indios
americanos, sin contradecir con ello al canon teológico de la época. Por otra parte, el mito del
origen judío de los indios americanos y la supuesta aparición de las Diez Tribus perdidas formaban
parte de las expectativas milenaristas de la época y se interpretaba como indicio necesario para
anunciar la Venida de Jesús. Las lecturas de Colón del IV Libro de Esdras y su Libro de las Profecías
es el legado más rico de Colón, en cuanto a citas bíblicas y escatológicas, convirtiéndose en la
fuente canonizada de los cronistas de la Nueva España. Colón acudió a la Biblia la cual “con rayos
de claridad maravillosa lo consolaba”, no sólo para ratificar con ella sus propios méritos, sino que
además intentó demostrar con la misma que había sido llamado a cumplir propósitos mucho más
elevados.

Sin embargo, no sólo citaba la Biblia y los libros deuterocanónicos, sino también a los sabios y
teólogos considerados como las máximas autoridades por su época: Santo Tomas de Aquino, el
Canciller Juan Gerson, San Isidoro Sevilla, Nicolás de Lyra.

Hay además una carta dedicatoria para los Reyes con citas de San Mateo e Isaías. Según él, sólo
faltaban 157 años para el Fin de los Tiempos, por lo que recalca la urgente necesidad de predicar
La Palabra en todo el mundo, tal cual como Cristo lo anunciara. El final de la historia conocería a
una Iglesia Universal que uniría a cristianos y judíos en un pueblo salvado.

Proceso de Canonización

Las fuentes atestiguaron que Colón era celoso en el cumplimiento de su asistencia en la


celebración eucarística. Fuentes históricas dicen que hizo votos y los cumplió, prometiendo asistir
a la Santa Misa y rezar, para buscar ayuda en momentos difíciles. Además, pidió que al celebrar la
misa, se leyera un pequeño trozo de la Biblia.

El cronista Pedro Mártir de Anglería menciona que Colón mando levantar una capilla o designó
una casa para este fin en todo lugar posible y ordenó que los trece sacerdotes celebrantes
cantaran y digieran la Santa Misa al menos los domingos y las fiestas de guardar

4
La importancia de la Biblia para el Almirante se reitera porque en circunstancias dramáticas él
recurría a su lectura. Hernando Colón y Bartolomé de las Casas escriben que en una ocasión
sobrevino una gran tormenta muy peligrosa que causó angustia. Como remedio tuvieron que citar
el Evangelio de San Juan, y estaban convencidos de haber escapado del peligro por la ayuda divina

Más tarde, el historiador Antonio Herrera (1601) escribe de la siguiente manera sobre este
acontecimiento: Fue el almirante quien exorcizó la tormenta marina. En su Biblia leyó un relato de
la famosa tempestad frente a Cafarnaum, terminando: ¡“Yo soy” no tengáis miedo! “Luego con la
Biblia en su mano izquierda trazo con su espada desenvainada una cruz en el cielo y un circulo
alrededor de la flota”. En varios libros posteriores se menciona este episodio. En uno de estos el
Conde Roselly de Lorgues subraya que el Evangelio de San Juan era el libro favorito del almirante.
Hay libros que mencionan que todos los marinos recitaron el pasaje bíblico.

Y no dudamos en llamar a Colón el Quijote del Océano, pues su vida fue toda una aventura
caballeresca que no puede dejar de hacer recordar la del caballero andante aún en varias escenas,
como cuando se hizo a la vela el barco que llevaba a España a Colón, cargado de cadenas. El
capitán de la nave, Alonso de Villejo, se le acercó respetuosamente al desgraciado Almirante del
Mar Océano para quitarle los grillos. Colón lleno de dignidad, de resignación y de dulzura, se
opuso a ello, diciendo:

-No; os agradezco vuestra buena intención. Pero mis soberanos me han escrito que me sometiese a
todo lo que Bobadilla me ordenase en su nombre, y pues él me ha cargado con estos hierros, yo los
llevaré hasta que ellos ordenen que me sean quitados, y los conservaré siempre como un
monumento de la recompensa dada a mis servicios.

Ese Bobadilla era el comendador a quien los Reyes Católicos enviaron que examinase la conducta
de Colón en las tierras que había descubierto y procediese en consecuencia. La primera
consecuencia fueron los grillos mencionados. Después, los Reyes Fernando e Isabel recibieron a
Colón con mucho cariño y Bobadilla, andando el tiempo, precisamente por no seguir indicaciones
de Colón pereció en un naufragio.

Hernando Colón y Bartolomé de las Casas nos legaron de esta forma las últimas palabras del
Almirante: “Habiendo recibido ante todos los sacramentos de la Iglesia, termino mi vida
pronunciando estas palabras: In manum tuam Domine commendo spiritum meum”, el cual, por
su alta misericordia y bondad, tenemos por cierto que le reciba en su gloria, ad quem nos
perducat, Amén.

También podría gustarte