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Mariología

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Mariología.

5.1. María, Madre de Dios. La comunicación de idiomas.

1. Introducción. El cómo, cuándo y por qué de un tratado sobre María.

No encontramos ni en los Padres, ni en los escolásticos, un compendio orgánico sobre los


datos que la fe nos da sobre María. Esto no quiere decir que María no fuera tema de reflexión
teológica, sino que esta reflexión no adquiere un carácter sistemático ni en la Patrística ni en
el medioevo.

El siglo XIII aparece el "Marialae", atribuido falsamente a San Alberto, que es un primer
intento por sistematizar, entorno al principio "María, la llena de gracia", todo lo que se sabía
sobre María. La obra es muy meritoria pero hay afirmaciones que van contra la ortodoxia
(v.g. María tienen todo conocimiento humanamente posible, María tiene la gracia de los siete
sacramentos, incluido el del orden). El "Marialae", si bien es un intento sistematizador, no
constituye propiamente un tratado sobre María.

El tratado sobre María aparece en el siglo XVI. Se puede considerar a J. Francisco Suarez
como el fundador de la Mariología. Hay que esperara hasta 1592 para ver su tratado de
Mariología completo. Suarez sistematiza loa reflexión sobre María que había realizado Santo
Tomás. Las razones por las cuales hace ésto son las siguientes:
a. Para entender mejor el b. Dada la desproporción que c. Para fundamentar el culto
misterio de Cristo. existe entre la plenitud de mariano y la predicación en
gracia que tiene María según razones teológicamente
la afirmación de la SE y el verdaderas.
tratamiento dado por los teólo-
gos de entonces.

El nombre de Mariología aparecerá en 1602 en una obra de Plácido Nigido, "Sacrae


Mariologiae Summa", que es un tratado totalmente inspirado en Suarez.. La maternidad
divina de María y su plenitud de gracia son los principios fundamentales del tratado que le
dan su estructura. Esto, en general, es común con los tratados mariológicos de todos los
tiempos. en esta obra hay también principios secundarios de la reflexión sobre María:

- "analogía": las afirmaciones sobre Cristo se aplican analógicamente a María, y así cuando
hablamos de mediación, de redención, de resurrección de Cristo, lo aplicamos
analógicamente a María para hablar de mediación, corredención y asunción de María.

- "Eminencia en ejemplaridad": en María se afirman de modo eminente todas las gracias


que encontramos en la Iglesia.

- "singularidad de María": afirmaciones que son propias de María tales como la asunción,
la concepción virginal, etc.
- "conveniencia": la argumentación que preside toda la Mariología es la estética y no la
lógica rigurosa.

Lo que justifica un tratado sobre María es la "singularidad" de las afirmaciones que la


SE contiene sobre ella, por el papel que ocupa en la salvación por su estrecha
vinculación con Cristo.

Muchos consideran la Mariología como parte de la Eclesiología, en cuanto que es la


culminación del misterio de la Iglesia; así lo hace el Concilio Vaticano II en LG cap.VIII.
Otros hacen de la Mariología un tratado independiente. Nosotros lo vemos dentro de la
Cristología. Es importante poner cuidado en no desarrollar una Mariología independiente de
Cristo y la Trinidad (en esto insiste LG cap.VIII).

2. Maternidad de María.

Por la plenitud de la gracia María no cometió pecado ni estaba en ella presente la


concupiscencia, fruto del pecado .
1

En cuanto que fue Madre del Salvador, la plenitud de gracia de la humanidad de Cristo,
que es fuente de la gracia que toda creatura recibe, se da en María de manera plena y singular
en relación al resto de las creaturas por su íntima vinculación con Cristo y su obra redentora.
Por ser la Madre de Cristo, el Salvador, María recibe, en orden a estas misión, la
plenitud de la gracia. La gracia creada o santificante es infinita, perfecta y plena en Cristo,
en cuanto hombre. En María, la plenitud de la gracia creada no es absoluta, como en Cristo,
sino relativa, en relación a Cristo; pero frente a la Iglesia, es máxima.

El acontecimiento central en relación con la maternidad de María es la Anunciación. Por


su consentimiento, María se convierte en Madre. el consentimiento de María es dado por ella
en la fe. Maternidad en María implica necesariamente la fe. En relación a ésto los Padres
dicen que María "engendró primero espiritualmente a Cristo, antes que físicamente". Esta fe
de María que le permite asentir en el Anuncio del Ángel es fruto de la plenitud de gracia en
ella presente.

2.1. Conveniencia de que María sea Madre del Hijo de Dios.

En el 325, con anterioridad a Nicea, el patriarca Alejandro depone a Arrio y en una carta
dirigida a sus obispos de Alejandría entorno al problema suscitado por Arrio, habla de la
maternidad divina de María. El término "teotokos" parece ser utilizado no sólo por Alejandro,
sino que era común en su ambiente. Hacia fines del siglo III encontramos en una antífona de
la liturgia: "... bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios". Más allá de la palabra,
nos interesa el significado de lo que Isabel le dice a María: "Madre de mi Señor" ("Kyrios" es
un título divino), y en Gal.4,4 se habla de que el Hijo de Dios nació de mujer.

1Cf. STh III q.27 a.5 ad 1m


294
En el 428, Nestorio niega la maternidad divina de María como consecuencia de negar la
ley de comunicación de idiomas en Cristo. Vamos a los Concilios de Efeso y Calcedonia.
Todo obrar de Cristo es el de la persona única de Cristo, es decir, del Verbo (se sostiene la
voluntad divina y la voluntad de la naturaleza humana que libremente se somete a la divina).
Todo lo que procede de su naturaleza humana tiene su término atributivo en la persona del
Verbo. La maternidad divina de María no es una atribución intrínseca; María no es Madre
de Dios en cuanto que ella es la que origina la naturaleza divina del Hijo, sino en virtud
de la unión hipostática y la comunicación de idiomas que se dan en Cristo y por causa
del Espíritu Santo que concibe en ella la humanidad de Cristo. Para los Padres, desde la
eternidad el Padre engendra al Hijo, y análogamente como María engendra "virginalmente" a
Cristo en el tiempo, es una generación espiritual, no divina, no viene por procesión eterna. es
espiritual porque la generación de lo humano de Cristo que María hace va unida a su acto de
fe y es divina esa maternidad de María porque la opera el Espíritu Santo y porque el que nace
es el Hijo de Dios hecho hombre.

2.2. Maternidad virginal de María.

Se la entiende según distintos aspectos: María es virgen antes y después de la concepción


y el parto, Cristo es engendrado virginalmente por el Espíritu Santo en el seno de María.
Ninguna exégesis seria puede negar que la maternidad virginal de María sea un dato de la SE,
en todo caso, si alguna exégesis lo hace, es en virtud de prejuicios filosóficos o teológicos.

En Lc.1,34 se dan los datos esenciales de la maternidad virginal de María. La mayoría de


los exégetas católicos y protestantes ven aquí la afirmación explícita de la virginidad de
María en su concepción. Para otros, lo que atestigua el texto es un voto previo que María hace
a manera de una consagración. Otros opinan que es una construcción literaria que explica el
hecho de la concepción.

En Mc., el interlocutor es José, con él es que se afirma la concepción virginal de María.


Por el valor de la adopción en Israel, Jesús adquiere los derechos mesiánicos por ser
descendiente de David a través de José. Jesús nace de María, pero el título de Cristo, Ungido,
le viene de José.

Entender el relato como una formulación mítica del hecho de la concepción de Cristo, es
ir contra la mentalidad común de la época que había superado, en gran medida, el mito como
medio de la expresión religiosa. Si la primera comunidad hubiese sabido que José era el
verdadero padre de Cristo, les hubiese interesado más por el hecho de que los derechos
mesiánicos le vienen por descendencia directa, y no por adopción. Toda la Tradición entendió
que en estos textos se hablaba siempre de la virginidad de María al concebir a Cristo. La
virginidad de María no está definida como dogma, pero es un dato explícito de la SE, y
la teología debe discutir sobre el alcance y sentido de la afirmación.

Jesús, podría haber tenido un padre humano, e igualmente ser Hijo de Dios, pero de hecho
no tuvo padre humano. ?¿Cuál es el sentido de ésto, y que la SE se esfuerza por
mostrárnoslo? Para los Padres, la concepción virginal de Cristo tiene estos sentidos:

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Es un signo de la Manifiesta el carácter gratuito de La generación en el tiempo del Hijo
divinidad de Cristo. la salvación, que es regalo de Dios es reflejo de la generación eterna del
y no logro del hombre. Verbo, que es llamada virginal
porque el Verbo surge del seno del
Padre que lo engendra de sí mismo.

Vemos la virginidad en relación al antes y después del parto. En cuanto a la virginidad


después del parto, unánimemente toda la Tradición la sostiene, salvo algunas excepciones:
Tertuliano reconoce que Jesús nació Helverio, obispo, también niega la virginidad
virginalmente, pero que sus hermanos nacen de de María después del parto. Epifanio responde
la unión entre María y José. Orígenes que los hermanos de Jesús serían hijos de José
reacciona contra estas afirmaciones (siglo II- de un matrimonio anterior. Jerónimo hace ver
III). que "hermanos" en la SE significa "pariente".

En cuanto a la virginidad en el parto, decimos que es atestiguada por varias fuentes. Los
apócrifos hablan de ella al igual que algunos himnarios cristianos que se detienen sobre lo
maravilloso del alumbramiento (siglo II). Los docetas afirmarán la virginidad de María en el
parto para apoyar su doctrina sobre la humanidad aparente del Verbo. San Ireneo tiene una
frase difícil de interpretar, la cual dice que "el que es puro (Cristo) es engendrado puramente
de una Virgen pura". Ignacio de Antioquía equipara el misterio del parto virginal de María al
de la resurrección de Cristo, en cuanto a su majestuosidad (lo afirma en un medio doceta).
desde el siglo IV y V, la afirmación del parto virginal de María es virtualmente unánime.

En el 374, en el Símbolo de Epifanio , se habla de María "siempre virgen"


1

("aeipárthenos"). Esto va a ser explicitado en los siglos V y VI. Obispos del Norte de África
se refugian en el sur de Italia y hacen una profesión de fe: "... antes, en el parto, y después del
parto" María es virgen. En el Sínodo de Letrán I del 649 , que preparó el Concilio
2

Constantinopolitano III, fue presidido por el Papa y por ello tiene gran autoridad. En el canon
3 define en términos formales el "siempre virgen". En el siglo XVI una declaración del Papa
Pablo IV que recopila algunas verdades de fe coloca entre ellas la virginidad de María en el
3

alumbramiento. El Concilio Vaticano II, en LG núm.57, recoge la doctrina del Sínodo de


Letrán. También la liturgia rescata la virginidad de María en el parto, antes y después de el.

En términos formales, el Magisterio no pronunció una definición dogmática sobre la


virginidad de María, que sin embargo, está sólidamente arraigada en la Tradición; por
lo tanto, afirmar lo contrario en este tema sería calificado de un intento temerario, muy
próximo a la herejía.

1Cf. DZ 44 DB 13

2Cf. DZ 503 DB 256

3Cf. DZ 1521 DB 793


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2.3. Valor salvífico de la maternidad de María.

En la Anunciación, la Encarnación y la redención van unidas. Y por eso, el sí de María a


Dios, que produce la concepción de Cristo, tiene un valor salvífico para los hombres. María
percibe el carácter salvífico de lo que está sucediendo en su seno, y lo expresa en el
Magnificat. La profecía de Simeón, la visita de los pastores y de los magos de oriente, hablan
a María del carácter mesiánico salvador de su hijo. Del sí de María al Anuncio del Ángel
depende la salvación de los hombres. En este sentido es que los Padres la llaman la "Nueva
Eva", "Causa de Nuestra Salvación".

Santo Tomás, en la III q.30 a.1, se pregunta por qué se le pide a María su sí y si ésto era
necesario. Da distintas razones de conveniencia sobre la necesidad de responder
afirmativamente: para respetar el orden (primero María cree en Dios, y luego manifiesta el
matrimonio espiritual por el cual el Hijo de Dios se unía a una naturaleza humana). El tema
del desposorio espiritual es una analogía que se refiere a la unión del Verbo con todo el
género humano. En los Padres (Agustín) se habla de un desposorio entre el Verbo y la carne
en el mismo Cristo. El papel de María dentro de la unión de la divinidad y la humanidad en
Cristo es similar al del lugar donde se produce el encuentro esponsal (el tálamo de la unión
esponsal).

Lo esencial y decisivo de la vida de María está contenido en la Anunciación y el


consentimiento que ella da a la propuesta divina. Entender ésto es entender el papel
corredentor de María junto a Cristo. Todo lo anterior en la vida de María (inmaculada
concepción, santidad singular) está en orden a convertirla en Madre del Salvador, y
todo lo que sigue a la concepción del Hijo de Dios es el desarrollo coherente de este
compromiso que ella asumió con su sí. El papel de María no es pasivo, su colaboración
es más que simplemente biológica. María activamente se compromete a colaborar con la
obra de la salvación.

El papel activo de María en la obra redentora de Cristo funda el título Nueva Eva. Santo
Tomás vincula la Anunciación con la Nueva Alianza, y en la STh dice que María representa a
todo el género humano unido en nueva alianza con Dios, mediante el sí de María y la
concepción de Cristo.

La maternidad de María es salvífica. Los protestantes tomaron versículos del NT donde


parecería negarse esta dignidad de María (Lc.2,49, Jn.2,4; Mc.3,31-35; Lc.11,27-28). Se los
llamó versículos antimariológicos y así se perdió toda la rica reflexión que los Padres habían
hecho sobre ellos. Es mérito del Concilio Vaticano II haberlos rescatado (LG núm.58) porque
constituyen un relato espiritual sobre María.

María es la perfecta seguidora de Jesús, en cuanto que está asociada a la Redención de


Cristo. Esto hace referencia a su papel salvífico. Toda la obra de Cristo está animada por al
caridad y por eso es meritoria y por ello brinda satisfacción, en tanto que amar a Dios es
luchar contra el pecado. La vida de Jesús es un sacrificio continuo de alabanza al Padre por la
obediencia y el amor. la Cruz es el signo que da consumación a toda la vida sacrificial de
Jesús. María, en cuanto seguidora de Cristo, por la gracia se asocia a este carácter sacrificial
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de la vida de Cristo y de su Cruz.

A María como Mediadora la podemos entender desde LG núm.60-62. Sólo Dios salva
pero lo hace a través de la humanidad del Verbo, que a su vez participa, por la gracia, esa
mediación, y de forma plena y singular, en María.

María es Madre de la Iglesia. Este título lo encontramos ya en el siglo V . Este título 1

tiene su origen en el Apoc. y desde León XIII es comúnmente usado por teólogos y por el
Magisterio. El sentido de esta expresión despierta una polémica. Los Padres hablan de que
María es madre de la Cabeza, y por ello es Madre de todo el Cuerpo Místico de Cristo, o
dicen que el nacimiento de Cristo coincide con el nacimiento del pueblo cristiano, y el
nacimiento de la Cabeza coincide con el nacimiento del Cuerpo. ¿Qué es lo que se discute?
Parecería que esta fórmula da preeminencia a María sobre la Iglesia, de tal manera que se la
pone fuera de ella. Para Agustín, María puede ser llamada Madre de la Iglesia, en cuanto que
en la Encarnación ella se convierte en Madre de Dios creándose así un vínculo entre Dios y el
hombre. Germinalmente en la Encarnación en el seno de María se da esa comunión entre
Cristo y los hombres que origina a la Iglesia, y por ello, germinalmente, la Iglesia está en el
seno de María. Finalmente, el Papa Pablo VI proclama a María Madre de la Iglesia, y Madre
de todo el pueblo de Dios, de los fieles y de los pastores (Cf. Proclamación de la LG, en al
clausura de la III sesión del Concilio Vaticano II).

1En la lápida de un niño que es encomendado a María, "Mater Eclesiae"; pero no es seguro porque parece que había
problemas de ortografía y dice en realidad "madre Iglesia".
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