Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Cervidos y Camelidos2019 PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 91

DIPLOMADO DE MEDICINA Y MANEJO DE UNGULADOS

SILVESTRES CAUTIVOS DEL IMFAC, SC


BIOLOGIA, MANEJO Y MEDICINA DE CÉRVIDOS
Gianmarco Rojas Moreno, MV. Esp. MSc.

Parque Zoológico Huachipa

Facultad de Ciencias Veterinarias y Biológicas – UCSUR

Lima - Perú

Unidad 1
BIOLOGIA DE LOS CÉRVIDOS

Todos los integrantes de la familia Cervidae son ungulados herbívoros, pero pueden alimentarse de
vegetación de alto crecimiento o de alimentación intermedia.

La masa corporal tiende a ser generalmente mayor en los machos que en las hembras. La estructura
social puede ser solitaria o en rebaño.

Aunque este grupo de ungulados está muy extendido desde la tundra ártica hasta los bosques
tropicales, los ciervos son la familia más exitosa.

La familia Cervidae se encuentra ampliamente distribuida en el continente americano. En México se


cuenta con cuatro especies: Mazama temama, M. Pandora, Odocoileus hemionus y O. Virginianus.

Todos los integrantes de la familia Cervidae son ungulados herbívoros, pero pueden alimentarse de
vegetación de alto crecimiento o de alimentación intermedia.

La masa corporal tiende a ser generalmente mayor en los machos que en las hembras. La estructura
social puede ser solitaria o en rebaño.

Aunque este grupo de ungulados está muy extendido desde la tundra ártica hasta los bosques
tropicales, los ciervos son la familia más exitosa.

La familia Cervidae se encuentra ampliamente distribuida en el continente americano. En México se


cuenta con cuatro especies: Mazama temama, M. Pandora, Odocoileus hemionus y O. Virginianus.
Los cérvidos pertenecen a la familia Cervidae, Suborden Ruminantia del Orden Artiodactyla,
cuya distribución ocupa diversos continentes incluyendo las Américas. Los cérvidos
neotropicales son poco conocidos siendo que aún se siguen describiendo nuevas especies en
diversos países americanos.

La principal dificultad para el conocimiento de dichas especies está relacionada íntimamente


con el reto que se tiene para el acceso a las mismas debido al tipo de hábitat en la que éstas
se desarrollan.

Un detalle que complica también su identificación es que muchas de las diferentes especies
de cérvidos son muy parecidas entre sí, aún cuando se trata de especies muy diferentes o con
distribuciones totalmente alejadas una de las otras.

El tamaño y complejidad de las astas aumenta con la distancia del ecuador, así como aumenta
la exigencia de necesidades nutricionales y condiciones medioambientales. Las hembras de
la familia Cervidae seleccionan a los machos que pueden prosperar mejor en las condiciones
de su entorno, y este puede ser el factor más importante para la evolución de las grandes
astas. Las astas crecen anualmente bajo control hormonal, surgen del hueso frontal y a través
de la piel; hasta que están completamente desarrollados se cubren por una piel muy
vascularizada conocida como “velvet” o “terciopelo”.

Cuando se acerca la temporada de apareamiento, el nivel de testosterona se eleva, las astas


se endurecen y se seca el terciopelo. Los machos pueden frotar sus astas contra algunos
objetos para remover la descamación del terciopelo. Posterior a la etapa reproductiva, los
niveles de testosterona disminuyen y una capa de células osteolíticas disuelven la base de las
astas, provocando su caída.

Cada año, el tamaño y complejidad de las astas aumentan en algunas especies, hasta su plena
madurez. El crecimiento de las astas tiene una estacionalidad menos definida en zonas
tropicales y subtropicales (Masters Nicholas J, 2015).
Los ciervos cuentan con una serie de glándulas odoríferas especializadas, ubicadas comúnmente en la región preorbital, pero
también pueden existir en las extremidades. Carecen de vesícula biliar, en la hembra hay dos pares de glándulas mamarias
inguinales. El esqueleto se ha desarrollado para permitir facilidad para correr y saltar, reduciendo la ulna y el cúbito, con pérdida
del primer dígito, reducción de los dígitos II y V, además de la fusión del tercer y cuarto metatarsianos para formar los huesos del
cañón. La ubicación proximal o plesiometacarpales de los huesos vestigiales de los metacarpianos II y V, es la base para identificar
a las especies de la subfamilia Cervinae, contra la subfamilia Capreolinae donde se localizan distales o telemetacarpales (Masters
Nicholas J, 2015).

Clasificación taxonómica

La clasificación de la familia Cervidae varía en número de especies y géneros que lo conforman de acuerdo con los autores, para
este escrito nos enfocaremos en la clasificación de Wilson y Mittermeier (Wilson DE, 2010), donde se describen 53 especies y 18
géneros. Para efectos de análisis de especies comunes mantenidas en cautiverio en el país, se describen las más comunes .
Ambiente

Se deberá proveer un ambiente adecuado a todos los ejemplares procurando su bienestar


cumpliendo con las 5 libertades que para ello dispuso la FAWC (Farm Animal Welfare
Council) en 1993:

• Los animales deben estar libres de hambre, sed y malnutrición.


• Libres de incomodidad, molestia y malestar térmico.
• Libres de dolor, heridas y enfermedades.
• Libres de expresar su comportamiento natural.
• Libres de miedo y angustia asegurando condiciones que eviten el sufrimiento.

Para esto es necesario llevar un buen manejo, donde tengan acceso a agua limpia y a una
dieta capaz de mantener un estado de salud adecuado; y un ambiente donde estén protegidos,
cómodos y puedan descansar. Además de poder expresar su comportamiento natural, donde
tengan espacio suficiente, infraestructura adecuada y compañía de animales de su misma
especie para interactuar. Así como asegurar las condiciones que eviten el sufrimiento
psicológico, miedo y angustia, que provoquen estrés innecesario (SEMARNAT, 2014).

ANATOMIA Y FISIOLOGIA DE LOS CÉRVIDOS

Siendo rumiantes presentan las mismas características internas a las de un bovino u ovino,
como son cuatro compartimientos estomacales (rumen, retículo, omaso y abomaso),
apoyando su digestión mediante la regurgitación y la remasticación repetida del alimento.

Como las otras especies de rumiantes, en su dentición carecen de incisivos superiores y los
molares presentan cuatro cúspides en forma de media luna conocidos como “selenodontes”.
En algunas especies de cérvidos se puede observar la presencia de los caninos superiores
muy desarrollados, como por ejemplo en los machos de los géneros Hydropotes e Moschus
(Figura 1)
De manera general, solo los cérvidos machos presentan sus astas desarrolladas, esto sirve
para su diferenciación sexual y se ve muy claramente en los machos adultos durante la época
de apareamiento donde estas alcanzan su mayor magnitud. La excepción a esta condición la
presentan los renos (Rangifer tarandus) donde tanto los machos como las hembras presentan
los cuernos bien desarrollados (Figura 2).

La mayoría de las especies de cérvidos tienen partos con una sola cría de rápido crecimiento
y adaptación a su hábitat; en casos excepcionales pueden presentar partos gemelares siendo
que estos partos son considerados normales en los venados de cola blanca (Odocoileus
virginianus).

Los cérvidos presentan una gran variedad de glándulas odoríferas, cuya secreción les sirve
como medio de comunicación con individuos de su misma especie, a fin de marcar
territorialidad y rasgos de parentesco entre ellos. Las principales glándulas odoríferas en la
mayoría de los cérvidos incluyen a las preorbitales, las nasales, las tarsales, las metatarsales
y las interdigitales.

Otra característica primordial en los cérvidos es que presentan sus sentidos muy bien
desarrollados debido a su condición de presa; en este sentido tanto su visón, como el olfato
y la audición presentan una agudeza y sensibilidad muy alta.

MANEJO DE CÉRVIDOS EN CAUTIVERIO

Debido a la pérdida de los hábitats muchas especies de cérvidos, estas especies se han
manejado en condiciones de cautiverio a fin de poder conservarlas y reproducirlas. En este
sentido muchos programas de mantenimiento, reproducción e investigación sobre las
especies más amenazadas de cérvidos a nivel mundial han crecido y esto ha demostrado que
cuando se hacen las cosas de una manera muy profesional se pueden lograr grandes objetivos
para la conservación de estas especies.

Los objetivos generales de estos programas de conservación en cautiverio están asociados a


la necesidad de mantener poblaciones genéticamente viables para que en un determinado
momento se logre una repoblación de hábitats cuando así se requiera; además se asocian al
mantenimiento en cautiverio otros aspectos como son el estudio de las especies a diversos
niveles desde estudios anatomo-fisiológicos hasta investigaciones relacionadas al manejo y
conocimiento aplicado a poblaciones de cérvidos en vida libre.

TIPOS DE MANEJO DE CÉRVIDOS EN CAUTIVERIO

Los cérvidos en cautiverio son manejados bajo diferentes sistemas y objetivos de manejo. En
este sentido mucho tiene a ver la especie, el número de individuos, el tipo de instalaciones y
la forma de manejo que se requiere para lograr el objetivo de reproducción o de conservación.

Conociendo los diferentes objetivos y las especies de cérvidos, podemos considerar los
siguientes tipos de manejo e cautiverio:

• Zoológicos
En estas instituciones se prima tanto la necesidad de reproducción como la de
investigación, sumado obviamente a una buena y adecuada exhibición asociada a
programas educativos y de capacitación para profesionales.
En este sentido se prioriza el mantenimiento de especies en estado crítico de
conservación o especies muy raras, con el fin de conocer todo lo posible para su
correcto mantenimiento, reproducción y manejo zoosanitario, aplicando después
estos conocimientos al trabajo con las especies en sus propios hábitats en vida libre.

• Criaderos o Haciendas comerciales.

Los criaderos comerciales tiene como objetivo principal el mantenimiento y la


reproducción de especies de cérvidos más comunes y de fácil comercialización, ya
sea para la venta del animal como un todo, así como para la venta de sus productos y
subproductos.

• Cotos o Haciendas de Caza.


Los cotos de caza tienen por objetivo el manejo de poblaciones en libertad o semi-
libertad, donde se promueve el crecimiento de la población de cérvidos mediante el
uso de técnicas de manejo poblacional, permitiendo la caza selectiva y dirigida de
algunos ejemplares, cuyo derecho de pago de caza se destina para la propia
conservación del animal dentro del área.

• Criaderos particulares.
Son centros pequeños o medianos donde se mantienen especies de venados más
comunes o de fácil manejo con el objetivo de exhibición y educación a pequeña
escala. Este tipo de criaderos puede servir a manera de centros de rescate y de custodia
temporal de individuos provenientes del tráfico ilegal de fauna silvestre. No tiene
fines de lucro y por ende no requiere de instalaciones muy sofisticadas para el
mantenimiento de los animales.

• Instituciones de investigación.
Son pocas las instituciones que se dedican íntegramente a la investigación de cérvidos
a nivel mundial. En este tipo de esquema de conservación principalmente
encontramos los ambientes de pequeño a mediano porte, manteniendo los estándares
mínimos de cautividad y se invierte mucho esfuerzo y dinero para la obtención de
información científica de las especies que estas albergan.

DISEÑO Y CONSTRUCCIÓN DE RECINTOS PARA VERVIDOS EN


CAUTIVERIO

El correcto diseño y construcción de los ambientes para el mantenimiento adecuado de


especies de cérvidos en cautiverio es sin duda un enorme reto para la mayoría de las
instituciones. Un buen ambiente debe ofrecer tres principios básicos para su elaboración:

1. Confort, higiene, seguridad y bienestar de los animales.


2. Posibilidad de observación y de contención para un posible manejo.
3. Bienestar y seguridad al público considerando un aspecto educacional
intrínseco en el mismo recinto.
De manera general los ambientes destinados al mantenimiento de cérvidos están compuestos
por un área abierta o solario y un área cerrada o cubierta, conocida como área de manejo o
de contención.

Cercos

Las áreas de solario o áreas verdes debes estar cercadas por malla de alambre metálico o de
cercos de madera con alturas de 1.80 a 2.20 metros. El recinto abierto debe carecer de
esquinas rectas y de preferencia deben tener las esquinas redondeadas a fin de disminuir la
posibilidad que los animales se golpeen contra la cerca en caso de intento de huida. Es común
también emplear otro tipo de cercos más naturales como bambús secos o cercos vivos
arbustivos.

Sustrato y vegetación

Se debe considerar además que los ambientes deben contar con un sustrato adecuado para el
drenaje de la orina, limpieza de las heces y para el desgaste adecuado de los cascos. La
vegetación que se considere para el ambiente debe ser adecuada desde el punto de vista de
ambientación y de seguridad para los individuos que se vayan a mantener en el recinto. El
uso de gramíneas asociadas a cuerpos de arena o tierra y a vegetación arbustiva y pequeños
árboles para sombra son las combinaciones ideales para la gran a mayoría de especies de
cérvidos.

Área de manejo o contención

De manera general los cérvidos son animales muy complicados cuando hablamos del manejo,
debido entre otras cosas a que son animales peligrosos (por sus mecanismos de defensa) y al
mismo tiempo son animales muy delicados ya que presentan una respuesta exacerbada al
estrés. Considerando esto, todo recinto debe contar con un área específicamente diseñada y
planeada para el manejo y contención de los animales en caso de emergencia o por la
necesidad de realizar un trabajo programado.

Las áreas de manejo son muchas veces contempladas como las áreas de descanso o
dormideros de los animales; estas son variables en tamaño de acuerdo a la especie con la que
se va a trabajar: en promedio para especies pequeñas se manejan áreas de 2x3 metros y para
especies más grandes se consideran espacios de 3x4 metros.

Estas áreas comúnmente cuentan con comederos y bebederos pequeños que permitan la
alimentación de los animales que se requieran mantener separados del resto del grupo por
consideraciones de manejo (hembras gestantes, machos agresivos, crías en destete, etc), o
por consideraciones médicas asociadas a los periodos de recuperación o para la evaluación
continua de un determinado individuo (consumo de alimentos, defecación, micción, etc.), o
bien para la realización de tratamientos médicos por varios días.

Toda instalación construida dentro del área de manejo debe permitir la realización de capturas
o manejos de los animales sin que estos se lastimen, normalmente se consideran áreas
totalmente cubiertas para disminuir el estrés del manejo y evitar que el animal se lesione
durante el procedimiento de captura. Los pisos pueden ser de cemento, tierra compacta, o
piso de jebe que permita una adecuada limpieza de los mismos. Debe además contar con una
buena iluminación si así se requiere (tragaluces o ventanas) y permitir una adecuada
ventilación del ambiente (colocación de las ventanas respetando la circulación de los vientos
en la zona).

Todo animal recién ingresado a la colección debe ser liberado en primer lugar dentro de esta
área de manejo a fin de que se acostumbre al ambiente y reconozca esa área como propia y
como su lugar de refugio en caso de que así lo requiera.

NUTRICIÓN DE LOS CÉRVIDOS EN CAUTIVERIO

La nutrición de los cérvidos es uno de los desafíos más grandes cuando se decide mantener
estos animales en cautiverio, ya que debido a su amplia distribución los venados presentan
dietas tan variables como complejas las cuales tienen obviamente mucho que ver con su
adaptación a los diferentes ecosistemas que estos ocupan.

En cautiverio la formulación de las dietas pasan por combinaciones de concentrados


comerciales usados para alimentación de rumiantes domésticos o para animales herbívoros
silvestres, follajes y gramíneas verdes, henos de alfalfa, y vegetales y frutas frescas.

En la actualidad y después de años de investigación sabemos que los rumiantes exóticos y


silvestres no se benefician de dietas para ganado doméstico principalmente porque éstas son
altas en almidones, compuestos que los animales silvestres no encuentran en sus dietas.

Existen una gran cantidad de alteraciones electrolíticas, bioquímicas y estructurales como la


“rumenitis” que es un síndrome complejo de cambios en la mucosa ruminal, que conlleva a
cambios crónicos que desembocan en enfermedades crónicas y la muerte.

A pesar de que en muchos países aún no se establecen las dietas comerciales para especies
de zoológico, aquellos que cuentan con estas como es el caso de México y Chile, deben
considerar alimentar a los cérvidos con dietas para herbívoros exóticos bajas en almidón.

El control de consumo de alimento por día es de suma importancia para un buen


mantenimiento de cérvidos en cautiverio; en el caso de animales mantenidos en grupo se
debe tener especial cuidado para que no ocurra que algunos animales estén siendo
alimentados de forma excesiva mientras que otros padezcan la restricción del consumo.

La suplementación de sales minerales es tan esencial como la que se aplica para el


mantenimiento de rumiantes domésticos. En este sentido se pueden emplear las mismas
fuentes de minerales que se ofrecen a los animales de granja como los bloques de sal y la sal
mineral granulada mezclada con el concentrado o con el alimento voluminoso.

CAPTURA Y CONTENCIÓN FISICA DE CÉRVIDOS

La captura y el manejo de las diferentes especies de cérvidos, como ocurre con las demás
especies de animales silvestres, son fundamentales para una serie de actividades de rutina
dentro de una institución zoológica o para la realización de traslados o investigaciones en el
caso de individuos de vida libre.

Los cérvidos son animales muy sensibles a los efectos del estrés, entre ellos alteraciones
cardiopulmonares, musculares y del sistema urogenital que les llegan a provocar la muerte
en situaciones muy graves; además no es nada raro que sufran traumatismos durante el
proceso de captura.

Existen varios factores que se deben considerar para definir una técnica adecuada de captura
en para los cérvidos:

• Especie del animal.


• Lugar y tiempo de la captura.
• Seguridad del manejador.
• Seguridad del animal.
• Viabilidad de la técnica en la situación específica.
• Posibilidad del acompañamiento post-manejo.

Es indispensable o por lo menos muy importante que el equipo de captura esté estrechamente
familiarizado con el equipamiento y el método de captura que se va a emplear, además
obviamente de tener experiencia en el manejo de la especie que se desea capturar o al menos
con alguna especie muy parecida o próxima a la que se desea manejar.

Contención de cérvidos mantenidos en cautiverio

La contención física de cérvidos en cautiverio es parte esencial de la rutina de manejo de


estas especies en zoológicos y zoocriaderos; el manejo de estos animales se lleva a cabo de
manera constante con el fin de realizar su marcaje, pesaje y biometría, procedimientos de
manejo correctivos como corte de cascos o astas, y para la realización de tratamientos
veterinarios preventivos y curativos.

Los sistemas de manejo y contención de cérvidos en cautiverio más comúnmente empleados


son los bretes de manejo, los corredores de manejo, las redes y mallas y la contención manual.

BRETES DE MANEJO

Son estructuras mecánicas construidas de metal o de madera rígida con el fin de contener de
manera segura a los cérvidos, estos bretes son construidos a partir de adaptaciones de
equipamientos construidos para el manejo de rumiantes domésticos. En este sistema el animal
es contenido y suspendido por las paredes móviles del equipo que tienen una disposición de
embudo donde los miembros quedan colgando en el aire cuando estas se cierran.

En USA y Europa se construyen a medida exacta en relación a las especies que se desean
trabajar, y a diferencia de lo que muchos pensarían estos sistemas son considerados poco
estresantes para el manejo de cérvidos cuando se trata de procedimientos de pocos minutos;
sin embargo una gran limitante es sin duda alguna el alto costo de instalación.

CORREDORES DE MANEJO

Son estructuras sumamente simples que consisten en paredes sólidas o flexibles que sirvan
de barrera visual evitando que los animales se golpeen contra ellas. Estas son usadas para el
traslado de animales entre recintos, para guiar al animal hacia dentro de una caja de transporte
sin necesidad de anestesia ni contención manual, y también pueden ser empleados como
barreras para reducir el espacio facilitando la aplicación de dardos anestésicos evitando
riesgos innecesarios.

En diseños de recinto para cérvidos muchas veces es útil la inclusión de los corredores de
manejo como parte de su estructura fija a fin de acostumbrar a los animales al uso de estos
sistemas de manejo, aumentando su efectividad y reduciendo el estrés de los ejemplares
cuando sea necesario su empleo.

REDES Y MALLAS

Son equipos de captura que sirven como una extensión de las manos o como mallas pre-
instaladas estratégicamente en el recinto y que facilitan la captura de los animales reduciendo
el tiempo de captura y por ende su estrés. Esta técnica implica riesgos tanto para los animales
como para el equipo ya que conlleva a una contención manual, y normalmente se asocia a la
aplicación de anestésicos o la colocación de los animales en una caja de transporte.

CONTENCIÓN MANUAL

Técnica de alta complejidad pero cuando es bien realizada es de alta eficiencia. Solo debe ser
realizada por personal experimentado a fin de evitar daños propios así como en los individuos
que contenemos. La técnica consiste en sujetar firmemente los miembros torácicos y
pélvicos abrazando el cuerpo del animal. Los miembros torácicos se pegan al tórax y los
pélvicos deben mantenerse estirados a fin de evitar movimientos bruscos que podrían
lastimar al operador. Una vez contenido el animal se debe colocar una cubierta o venda en
los ojos para tranquilizar al animal y evitar estrés excesivo.

Contención y captura física de cérvidos de vida libre

La contención física de cérvidos en vida libre es sin duda uno de los desafíos más grandes
cuando se trata de retos para el profesional que trabaja con fauna silvestre. Sin duda alguna,
el abordaje primario así como las conductas que se tomen durante la captura y un adecuado
acompañamiento post-captura, son indispensables para la realización de estos manejos con
la mayor posibilidad de éxito considerando el bienestar animal, así como la seguridad del
equipo y obviamente la obtención de los resultados esperados.
Sin duda alguna las técnicas de captura física más empleadas para el manejo de cérvidos de
vida libre son las redes y las trampas, y más recientemente también la captura manual con
ayuda de vehículos ha sido probada en diferentes proyectos de translocación de especies de
cérvidos.

REDES

Son por mucho las técnicas más efectivas para el manejo y la contención física de cérvidos
de vida libre. Existen varios tipos de técnicas asociadas al uso de redes y cada una presenta
enormes virtudes, pero al mismo tiempo presentan algunas limitaciones y complicaciones.

Redes de espera o de direccionamiento (“Linear Drive Nets”)

Se emplean comúnmente redes de nylon o de polietileno debido a que lastiman muy poco a
los animales cuando estos son capturados con ellas. Normalmente se colocan respetando o
acoplándolas a las características topográficas y a la vegetación del ambiente donde se van a
armarse; pueden colocarse en forma lineal o de “I”, o en formas de curvas siendo las formas
más comúnmente usadas las de “J”, “L” o “V”.

Normalmente se construyen considerando una altura de 2.5 a 3 metros y con una extensión
que varía de 30 hasta 50 metros. Estas redes se fijan con estacas de metal o de bambú o de
madera. Normalmente se preparan un día antes (al menos) de la captura en sí, debido a que
esto disminuye el efecto de perturbación que genera su presencia en el ambiente.

En su construcción se debe considerar que la cocada de la red no sea demasiado abierta para
que permita que los animales huyan a través de ella y que se fijen con estacas respetando un
ángulo de 60° hacia la dirección del animal. También que el exceso de malla forme un saco
en la parte inferior puesto que así se evita que el animal huya por la parte baja. Además, las
mallas no pueden ser de colores demasiado claras o brillantes a fin de aumentar el mimetismo
de la red con el ambiente donde se coloquen.

La gran ventaja de este método es sin duda la seguridad que ofrece tanto para el equipo de
captura como para el animal (baja tasa de mortalidad inicial). Por otro lado, su gran
desventaja es que requiere de mucha gente para ejecutar la captura y su preparación es muy
compleja.

Redes lanzadas por armas o cañones (“Net gun”)

Es un sistema de lanzador portátil con forma de rifle con cuatro cañones que son los
responsables de proyectar la red que está contenida en un recipiente que se acopla a los
mismos. Las redes son de tamaño variable yendo de 12 a 20 m2 y su resistencia a la tensión
varía de 150 a 300 Kg; estas dimensiones van a variar de acuerdo a la especie y al sexo del
animal que va a ser capturado.

Este sistema se emplea normalmente para la captura de los cérvidos en áreas abiertas sin
obstáculos altos que permitan el disparo de la red desde un helicóptero, aunque también
pueden ser disparadas a nivel de suelo en el caso de especies más pequeñas o animales más
tranquilos.

La ventaja de este sistema es que no requiere de mucho personal de apoyo y tal vez su única
desventaja es que su uso se limita a lugares claros sin ninguna vegetación alta que
imposibilite su uso efectivo.

Redes de armado rápido por vehículo

Técnica de captura que se aplica para el armado de una red en un área abierta con la ayuda
de un vehículo que transporta la red hasta este punto. Normalmente se emplean redes de
polipropileno de cocada de 20 cm, altura de 1.8 m y con una extensión aproximada de 100
metros.

Esta técnica requiere del avistamiento del cérvido desde el vehículo, procediendo a rodearlo
lentamente disminuyendo el radio hasta alcanzar su punto de fuga, la red es colocada con la
ayuda del vehículo para evitar que el animal advierta su armado; esta se coloca utilizando
varillas de fierro de 1/8 de pulgada en forma de semicírculo con el fin de cortar el paso y la
huida del animal. Una vez instalada la red el equipo de captura rodea al animal por el lado
abierto induciendo a que éste choque contra la red quedando así contenido e inmovilizado
para facilitar su captura manual.
La ventaja de su uso se relaciona con su practicidad y bajo costo de aplicación, además de
tener baja tasa de accidentes y mortalidad de animales. Una única desventaja sería que se
aplica únicamente a áreas abiertas donde se pueda entrar con el vehículo.

Redes accionadas por explosivos (“Cannon nets”)

Es un sistema de redes activadas con explosivos para que corran a través de unas guías que
son impulsadas sobre los animales a manera de captura, utilizando cebos para atraer a los
individuos a la ubicación de la red (Figura 4).

La activación de los explosivos la realiza un operador que está a una distancia razonable de
la red a fin de no advertir al animal de su presencia. Existen algunas técnicas que asocian el
uso de videocámaras camufladas en el punto de colocación de las redes para aumentar la
eficiencia de la captura mejorando la visualización de los animales a capturar y permitiendo
que el operador se mantenga a una distancia mayor del punto de captura (Figura 5).

Redes de salto o de levante (“Jump nets”)

Son las clásicas redes que se extienden de manera lineal en el suelo para luego ser levantadas
rápidamente por cuerdas o cables cuando el animal se encuentra dentro del perímetro de la
misma (Figura 6). Esta técnica se torna más efectiva cuando se emplean plásticos opacos
asociados a las redes dando la apariencia de una barrera solida a la red que los cérvidos evitan
atravesar.

Redes suspendidas (“Drop nets”)

Sistema clásico de captura de animales silvestres en la que usando un cebo se atrae a la presa
para debajo de la red que se encuentra suspendida en el aire, con el fin de que una vez activada
caiga sobre el animal inmovilizándolo y permitiendo su manipulación.

TRAMPAS
Trampas de cebo

Consisten en la colocación de cebos (comida, heces, feromonas, etc.) a manera de estímulos


para que los animales entren en áreas más restringidas como corrales o cajas que faciliten su
captura; sin embargo esta técnica presenta muchas limitantes en su aplicación debido a que
los cérvidos son muy desconfiados, y además muchas veces los cebos no son muy atractivos
para la mayoría de estos animales.

Corrales (“Corral traps”), corredores y cajas

Son estructuras fijas construidas con palos, redes de nylon o mallas de alambre, que se
colocan a manera de corredor en embudo que direccionan a los animales hacia un área de
espacio más restringido a fin de poder ser manejado con más facilidad, pudiendo ser dirigidos
inclusive para dentro de una caja para ser luego transportado, o simplemente para ser
contenido físicamente o con ayuda de fármacos anestésicos.

Generalmente las paredes del corral tiene una altura que va de 2 a 3 metros; estas paredes se
van cerrando dirigiendo al animal a corrales más pequeños que varían en diámetros de 50 a
100 metros para facilitar su posterior manejo e inmovilización.

En el caso de las cajas asociadas a corredores, estas permiten realizar una manipulación del
animal más directa debido a que las dimensiones del contenedor así lo permiten. Existen
cajas de captura que permiten que las paredes de la misma se movilicen y compriman al
animal permitiendo una manipulación más segura del animal; normalmente estas cajas son
construidas con paneles o tablas de madera evitando que el animal se lastime y limitando aún
más la visibilidad del animal lo que a la larga disminuye el estrés de la propia captura
evitando que el individuo intente huir.

DIPLOMADO DE MEDICINA Y MANEJO DE UNGULADOS SILVESTRES


CAUTIVOS DEL IMFAC, SC

BIOLOGIA, MANEJO Y MEDICINA DE CÉRVIDOS


Gianmarco Rojas Moreno, MV. Esp. MSc.

Parque Zoológico Huachipa

Facultad de Ciencias Veterinarias y Biológicas – UCSUR

Lima - Perú

Unidad 2

CAPTURA Y CONTENCIÓN FARMACOLÓGICA DE CÉRVIDOS EN CAUTIVERIO

La contención farmacológica de los cérvidos es tal vez una de las técnicas anestésicas más
empleadas y estudiadas dentro de todas las especies de animales silvestres, debido a las
grandes complicaciones que genera el estrés de la captura física en este grupo de animales en
particular.

El desarrollo de nuevos anestésicos y de nuevas combinaciones farmacológicas ha tornado


cada vez más seguro el trabajo con estos animales tanto en cautiverio como en vida libre.

Específicamente cuando hablamos del manejo de las poblaciones en vida libre, la contención
química segura ha significado una herramienta que contribuye a un mayor conocimiento de
la biología y fisiología de estas especies, ya que este tipo de captura permite obtener
informaciones más completas que aquellas en la que se emplean únicamente las técnicas de
contención física.

Las técnicas más empleadas para la aplicación de las combinaciones anestésicas son las de
administración a distancia, entre las que destacan el uso de dardos anestésicos impulsados
mediante el uso de cerbatanas o armas anestésicas como pistolas o rifles de pólvora, cartuchos
de CO2 o aire comprimido (Figura 7).

Sin embargo, existe también la posibilidad de la aplicación de los anestésicos luego de una
contención física con redes o por contención manual, siendo que esta última permite la
administración por la vía intravenosa que asegura una aplicación completa y efectiva de los
fármacos anestésicos, pero obviamente el riesgo de traumatismos tanto para el animal como
para el manipulador es mucho mayor.
Los protocolos anestésicos más comúnmente empleados en los cérvidos, así como las
características de cada uno de ellos están descritos en la Tabla N°1 a continuación:

Para anestesia general en los cérvidos se ha empleado con éxito el propofol (4 – 6 mg/kg)
usado después de la contención química inicial. La anestesia inhalatoria también se usa en
venados que requieren anestesias prolongadas; normalmente se usa el isofluorano tanto vía
mascarilla anestésica, así como mediante la colocación del tubo endotraqueal. En el caso de
los venados la intubación es difícil pero no imposible, empleándose las mismas técnicas que
se usan en rumiantes domésticos.

Para este propósito se emplean tubos de 5 a 7 mm de diámetro para especies menores y de


10 a 14 mm para especies mayores.

El monitoreo de las constantes fisiológicas durante el proceso anestésico sigue los mismos
criterios que aquellos empleados en los rumiantes domésticos. Se debe monitorear la función
cardiovascular, la función respiratoria y la temperatura corporal durante todo el
procedimiento y hasta la recuperación parcial del animal (Figura 8).

El uso de la solución de Ringer con lactato o solución de Hartmann como fluidoterapia de


soporte es la más indicada para el manejo transanestésico en los cérvidos, debido a que
reducen la ocurrencia de acidosis metabólica provocada por el propio proceso de captura del
animal.

El soporte con oxigenoterapia mejora en gran medida la condición del animal y disminuye
considerablemente el tiempo de recuperación post-anestésica debido al incremento de la
actividad efectiva del hígado y riñón de los animales, además de prevenir posibles cuadros
de hipoxia provocados por la depresión cardiorrespiratoria que generan la mayoría de los
protocolos anestésicos.

El TRANSPORTE DE LOS CERVIDOS

Debido a que los cérvidos solo reconocen las barreras visuales en situaciones de fuga o estrés,
el uso de mallas o redes resulta ser inefectivo para contenerlos cuando se requiere de un
transporte por tiempo prolongado. En tal sentido las cajas de transporte se convierten en el
medio más seguro y eficiente para el traslado de los cérvidos.

La colocación de los animales en estas cajas puede llevarse a cabo usando corredores, luego
de una contención física o principalmente asociada a procedimientos de inmovilización
farmacológica. Cuando se colocan los animales en la caja usando anestésicos, los individuos
anestesiados deben ser acompañados hasta su recuperación y si es posible revertir la mayoría
si no todos los fármacos. El uso de tranquilizantes durante el transporte en estas cajas puede
reducir la condición de estrés, pero podría promover que ocurran traumatismos si el
transporte no se realiza con los cuidados necesarios.

El trasporte de los cérvidos debe realizarse de manera individual en las cajas, y como
principio fundamental estas cajas deben tener estructuras fuertes pero deben ser muy leves
para facilitar su movimiento.

Las cajas de transporte son construidas principalmente con tablas de madera o de triplay de
10 a 12 mm de espesor; normalmente la estructura de la caja es reforzada con barras de
madera o metálicas, poseen orificios pequeños para facilitar la ventilación interna y permiten
la visualización de los animales durante el viaje. Además las compuertas de ambos lados son
diseñadas a manera de guillotinas para facilitar su apertura y cierre (Figura 9).

La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) ofrece una serie de


recomendaciones para la elaboración de estas cajas de transporte; la caja debe ser lo
suficientemente amplia para permitir la comodidad del animal y evitar que se lastime por
algún movimiento brusco.
Todo transporte de cérvidos debe ser realizado con la mayor rapidez y seguridad posible,
evitando sonidos bruscos y movimientos innecesarios.

La liberación de los animales se debe realizar en un lugar tranquilo, con la mínima presencia
de gente y permitiendo que el animal salga de la caja por su propia voluntad, sin necesidad
de estímulos que puedan desencadenar la respuesta de fuga del animal.

MEDICINA PREVENTIVA DE CÉRVIDOS

Examen clínico

Debido a la condición evolutiva de los cérvidos como presas, estos no muestran generalmente
ningún tipo de señal de enfermedad, dolor o debilidad; es por este motivo que el examen
clínico se torna muy complicado y de difícil interpretación para los médicos veterinarios de
zoológico.

Debido a que tanto la contención química como la física pueden enmascarar los signos
clínicos en los cérvidos, la manera más acertada para realizar un examen clínico es sin duda
la observación constante y el conocimiento de lo que se puede considerar “normal” en el
animal en cuestión.

Los aspectos como la reducción del consumo de alimento o la inapetencia total son sin duda
algunos de los signos clínicos a considerar en estos animales como señales primarias de un
problema médico.

La observación de las alteraciones en el pelo, la coloración de las mucosas, y el brillo u


opacidad de los ojos, son indicativos que se deben tomar en cuenta en un examen inicial.

Es importantísimo tener en cuenta que cuando un venado muestra alteraciones


comportamentales (muy tranquilo o más agresivo de lo normal, por ejemplo) podría ser
indicativo de dolor o de alguna otra molestia. El rechinar de los dientes y la aerofagia o
respiraciones agónicas son claros indicativos de dolor en estos animales.
Cuando un cérvido se muestra prostrado es sin duda alguna una pésima señal ya que
normalmente esto ocurre en las últimas fases de la enfermedad; en estos casos el pronóstico
será de reservado a malo.

Bioquímica y hematología sanguínea

Debido a lo complicado del acceso a los animales este tipo de exámenes están siempre
asociados a contenciones físicas o farmacológicas, lo que por lo general podrían alterar
considerablemente los valores normales de los animales muestreados.

Sin embargo, aún considerando estas alteraciones es ideal generar información de los
animales de la propia colección, debido a que estos datos cuando son analizados
adecuadamente podrían ofrecernos una valiosa información sobre la condición de salud del
animal muestreado, mejorando nuestra calidad diagnóstica de todas maneras.

Los puntos de colecta sanguínea en los cérvidos son los mismos que se emplean en los
rumiantes domésticos es decir las venas cefálicas, safenas laterales y mediales y la vena
yugular, siendo estas las mismas que se emplean normalmente para la administración de
fluidoterapia o la administración de fármacos anestésicos en la mayoría de los cérvidos.

Manejo sanitario preventivo

El manejo sanitario preventivo en los venados incluye un manejo adecuado de los residuos,
limpieza y desinfección continua de los recintos y obviamente acompañado de un manejo
nutricional apropiado y la suplementación vitamínica necesaria.

Como parte de la rutina veterinaria se deben hacer dos chequeos anuales que incluyan
contención farmacológica y exámenes físicos-clínicos completos (pesaje y biometría
incluida) y se aprovecha para la toma de muestras de sangre para análisis completos de
hemograma y bioquímica sanguínea, así como para la aplicación de antiparasitarios
parenterales y topicales. Durante estos manejos también se aprovecha para realizar
procedimientos odontológicos y corte de crecimiento excesivo de los cascos
ENFERMEDADES DE LOS CÉRVIDOS

De manera general podemos afirmar que los cérvidos pueden sufrir de las mismas
enfermedades que acometen a los rumiantes domésticos; sin embargo existen algunas
patologías que sin duda son muy propias de estos animales debido principalmente a su
respuesta al estrés y a la complejidad de su manejo y las limitaciones que existen para acceder
constantemente a un manipuleo directo.

Es necesario considerar que muchas de las enfermedades que se describen para los cérvidos
mantenidos en cautiverio tienen mucho que ver con algún error o deficiencia en el manejo de
los animales.

Enfermedades infecciosas de los cérvidos

ACTINOMICOSIS

Es una enfermedad infecciosa no contagiosa provocada por bacterias del género Actinomyces
spp., se presenta de dos formas principalmente en cérvidos mantenidos en cautiverio: la
actinomicosis orofaríngea o la actinomicosis purulenta o abortiva.

La actinomicosis orofaríngea o “Lumpy jaw” es producida por el Actinomyces bovis, cuya


que vía de infección se desencadena posterior a cualquier traumatismo perforante o lacerante
de la mucosa de la cavidad oral.

Esta se caracteriza por presentar una infección localizada afectando estructuras de la


orofaringe, incluyendo las estructuras óseas mandibulares generando un aumento de volumen
por infiltración fibrino-purulenta; este abultamiento es lo que genera el nombre de la
enfermedad (Figura 11).

La actinomicosis purulenta antiguamente conocida como corinebacteriosis es una


enfermedad provocada por el Actinomyces pyogenes; este patógeno ingresa por vía n
respiratoria principalmente y generando infecciones respiratorias de tipo fibrino-purulentas,
afectando principalmente la faringe, laringe y el tubo traqueo-bronquial. En casos graves
genera lesiones en parénquima pulmonar y en las estructuras próximas a los pulmones

principalmente la membrana pleural entre otras

LEPTOSIROSIS

Producida por bacterias del genero Leptospira spp. para la cual todas las especies de cérvidos
son susceptibles a la enfermedad; no se conoce mucho sobre la ocurrencia del proceso de
diseminación de la enfermedad en las poblaciones de cérvidos silvestres. Sin embargo se
conoce que se han detectado individuos seropositivos a diferentes serovares de Leptospira
patogénica en muchas poblaciones de venados de vida libre. Algo importante de mencionar
es que hasta la fecha no se han descrito “surtos clínicos” en ninguna especia de cérvido.

ENFERMEDAD DE LA LENGUA AZUL

Es una enfermedad epizoótica viral, infecciosa y no contagiosa, provocada por un Orbivirus


perteneciente a la Familia Reoviridae, que se transmite vía insectos vectores y que infectan
gran variedad de rumiantes domésticos y salvajes, generando cuadros patológicos en su
forma aguda, subaguda y crónica.

Esta enfermedad que tiene su origen en África se difundió para el resto del mundo debido al
transporte de animales infectados a los diferentes continentes.

Su primer reporte en EUA fue en 1948 y de ahí se reportaron casos en animales domésticos
y silvestres de Centro y Sudamérica.

Actualmente existe una vacuna que se emplea principalmente para el control de la


diseminación de la enfermedad en los ovinos.

La hiperemia y la congestión de los labios y de la lengua que pasa de un color rojo oscuro a
un azul provocado por la cianosis local, es la que genera el nombre de esta enfermedad.
No existe tratamiento para esta enfermedad y generalmente provoca la muerte rápida en los
animales que la padecen debido a las complicaciones que las lesiones producen en los
cérvidos infectados.

ENFERMEDAD EPIZOOOTICA HEMORRAGICA

La enfermedad epizoótica hemorrágica (EEH) también es producida por un Orbivirus de


manera similar a la enfermedad de la lengua azul. A diferencia de la enfermedad de la lengua
azul la EEH sí afecta preferencialmente a los rumiantes salvajes. El primer reporte en los
venados de cola blanca (Odocoileus virginianus) en EUA fue en 1955.

A partir de éste se dieron otros reportes aislados en otros países de Norteamérica, Asia África
y Australia. No existe vacuna específica para la EEH por lo que su control resulta un poco
complicado, pero con el cuidado adecuado se podría considerar autolimitante si se aísla a los
animales infectados.

La EEH es de curso principalmente hiperagudo llevando a la muerte de los animales de


manera rápida y súbita; normalmente se presentan animales muertos alrededor de los cuerpos
de agua, encontrándose apenas enteritis hemorrágicas con presencia de heces negras. En su
fase subaguda se pueden observar lesiones similares a la enfermedad de la lengua azul
presentando congestión y edema de la mucosa oral incluyendo el aumento excesivo del
espesor de la lengua. En la necropsia se evidencian lesiones en la mucosa de todo el tracto
gastrointestinal y alteraciones en los riñones.

FIEBRE AFTOSA

Es causada por un Aphtovirus de la Familia Picornaviridae, es una enfermedad de extrema


importancia económica debido a que afecta a todos los animales que poseen cascos. Se cree
que durante años la fiebre aftosa ha diezmado las poblaciones de cérvidos silvestres a nivel
mundial y que debido a la falta de reportes adecuados muchos de estos han pasado
desapercibidos para la ciencia.

Hoy en día se sabe que muchas especies de cérvidos en condición de vida libre presentan
serología positiva al virus de la fiebre aftosa y en este sentido la vacunación se ha tornado en
el mejor medio de control de la enfermedad en aquellos lugares donde se encuentra presente.
Se sabe que la misma vacuna empleada para los rumiantes domésticos se puede usar sin
problemas en los cérvidos.

Las lesiones vesiculares o pápulas en la cavidad oral y las patas que son observadas en los
rumiantes domésticos, son las mismas que se han reportado en la ocurrencia de la enfermedad
en los venados principalmente. Sin embargo se cree que en algunas especies de cérvidos la
sobrevivencia del virus es muy corta y no llega a generar mayores problemas en estos
animales.

Enfermedades no infecciosas de los cérvidos

MIOPATIA DE CAPTURA

Es un síndrome de causas multifactoriales que se origina a partir de un esfuerzo físico intenso


y continuo, y generalmente acompañado por estrés metabólico provocado por la exposición
del animal a factor de amenaza o de estrés extremo (Figura 13).

En el caso de los cérvidos este síndrome se presenta muy comúnmente en los procesos de
captura o de inmovilización física y más raramente en los que involucran anestésicos.

Existen cuatro tipos de miopatía de captura bien reconocidos y descritos para los animales
silvestres de manera general:

• Síndrome mioglobionúrico: presenta una latencia que varía de 6 horas a 7 días, se


caracteriza por presentar ataxia, dolor intenso, oliguria con mioglobinuria;
generalmente el animal muere por falla multiorgánica asociada a una insuficiencia
renal grave.
• Shock por captura: se presenta inmediatamente después del proceso de captura, con
un latencia que va de una a seis horas, se caracteriza porque los animales presentan
un cuadro agudo con taquicardia, taquipnea e hipertensión arterial, esto se complica
por un cuadro multiorgánico de congestión y edema principalmente en los pulmones,
el hígado y los intestinos.
• Síndrome del musculo roto: Las señales clínicas aparecen después del segundo día de
la exposición del animal al factor estresante, en este caso se observa ataxia unilateral
o bilateral de los miembros posteriores. Este cuadro se caracteriza por la ruptura de
las fibras de los paquetes musculares de los músculos grastrocnemios, glúteos,
semimembranosos y semitendinosos. La muerte ocurre a los pocos días por las
complicaciones multiorgánicas como consecuencia de los traumatismos múltiples y
los cuadros hemorrágicos subcutáneos y musculares que acompañan a esta patología
(Figura 14).
• Síndrome hiperagudo retardado: es una forma rara de ocurrencia de la miopatía de
captura que se presenta a las 24 horas después de la captura, es este cuadro ocurre una
muerte súbita provocada por una fibrilación cardiaca de aparición violenta. No se
observan alteraciones clínicas aparentes y apenas se ve una elevación de los valores
séricos de AST, CPK y DHL.

LACERACIONES, TRAUMATISMOS Y FRACTURAS

Las lesiones traumáticas son muy comunes en los cérvidos mantenidos en cautiverio, esto se
asocia a su temperamento tan nervioso y obviamente a la respuesta de fuga que todos
presentan y que muchas veces termina haciendo que se ocasionen lesiones en el propio
intento de huída. En algunas ocasiones el individuo resulta lesionado por peleas que se dan
entre los miembros del grupo cuando se establecen las jerarquías dentro del grupo.
Muchas veces el propio sistema de manejo o el diseño de los recintos provocan que estos
animales se hagan daños accidentales con mucha frecuencia.

Las lesiones más comúnmente observadas en los cérvidos en cautiverio son las laceraciones
de los labios, la ruptura de los dientes, la ruptura de las astas, la laceración de piel en rostro
y flancos y la fracturas óseas, entre otras.

RETICULOPERITONITIS TRAUMATICA

Es una enfermedad infecciosa no contagiosa asociada a traumatismos provocados por la


ingestión de un objeto punzocortante que se traga de manera accidental con el alimento o por
la ingestión patológica de objetos extraños (“pica”) en los animales de vida libre
principalmente o en los animales mantenidos en cautiverio con un inadecuado suplemento
de minerales.

Originalmente el animal ingiere el cuerpo extraño y por compresión mecánica el objeto


punzocortante penetra la mucosa, la parte muscular y la serosa de la pared del retículo
generando una liberación de la flora y del contenido gástrico hacia la cavidad abdominal
generando una peritonitis infecciosa (Figura 15). En casos más complicados el objeto extraño
puede estar comprimido en dirección craneal llegando a perforar el diafragma y el saco
pericárdico generando un cuadro conocido como retículo-pericarditis traumática (Figura 15).

PARASITOSIS

De manera general, los cérvidos de vida libre presentan una carga parasitaria normal que se
mantiene en un aparente equilibrio con los hospederos debido principalmente al correcto
funcionamiento de su sistema inmunológico.

En ciertas épocas del año cuando la oferta de alimento o el clima se torna inclemente, estos
parásitos pueden llegar a provocar cuadros patológicos y en este sentido se podrían considerar
de importancia sanitaria para el manejo de las poblaciones silvestres.

En el caso de los animales mantenidos en cautiverio varios factores determinan que la carga
parasitaria se encuentre en aumento o que la presencia inclusive de una carga relativamente
pequeña de parásitos se torne de riesgo para la salud de los animales. La sobrecarga de
animales en un recinto pequeño y el inadecuado manejo de los residuos, así como la falta de
limpieza o un inadecuado tratamiento preventivo con antiparasitarios, son los factores más
comúnmente asociados a la presencia de las enfermedades parasitarias.

Endoparásitos

Es muy común encontrar parasitosis múltiples en los cérvidos, las cuales afectan diversos
sistemas al mismo tiempo como digestivo, respiratorio y tegumentario, y que por lo general
estás asociados a otros tipos de infecciones que terminan alterando la condición de salud de
los animales.

Los parásitos más comunes asociados a los cérvidos incluyen a las estrongiloidosis,
tricostrongilosis, espirurosis y paranfistomosis.

El diagnóstico de las enfermedades parasitarias gastrointestinales se puede realizar por medio


del examen clínico clásico como la presencia de diarrea, deshidratación, letargo y edema.
Derivado de estos signos se deben realizar las pruebas diagnósticas de exámenes
coprológicos seriados para la búsqueda de los huevos y las larvas, a fin de determinar un
adecuado tratamiento según los hallazgos parasitarios.

Ectoparásitos

Existen muchos ectoparásitos que han coevolucionado con las diferentes especies de
cérvidos, y sin duda alguna las garrapatas de los géneros Amblyomma y Boophilus son las
responsables de muchas pérdidas de animales mantenidos en condiciones de cautiverio en
América Latina. Si bien en vida libre puede ser común encontrar algunas garrapatas
infestando a los cérvidos, es en los animales mantenidos en cautiverio o en animales salvajes
cuyos hábitats están muy próximos a las zonas rurales o habitadas por el hombre y sus
animales domésticos, que estas infestaciones se tornan una verdadera problemática, debido
principalmente a la gran carga parasitaria que suele ocurrir en estas condiciones.
La presencia de pulgas y de piojos también se ha descrito en los cérvidos en vida libre, así
como en aquellos mantenidos en cautiverio tanto en zoológicos pero con mayor incidencia
en zoocriaderos, en donde la carga animal en un mismo recinto dificulta mucho un correcto
manejo sanitario de la población.

Las sarnas son patologías poco comunes en las diferentes especies de cérvidos y
generalmente se asocian a la presencia de otros animales que estén infectados o por
problemas de manejo de recintos y un manejo sanitario inadecuado de los animales.

La mejor manera de controlar la gran mayoría de los ectoparásitos es mediante el uso de


antiparasitarios topicales como el fipronil o la cipermetrina, asociados al uso de
antiparasitarios de uso parenteral como la ivermectina o la doramectina usados en las dosis
de 0.2 mg/Kg por la vía subcutánea; esta metodología resulta muy efectiva para el tratamiento
y control de ectoparásitos en venados.

Hemoparásitos

Las parasitosis sanguíneas más comúnmente encontradas en los cérvidos de vida libre así
como en los que se mantienen en cautiverio son los protozoarios y las ricketsias; muchos de
estos patógenos son transmitidos por vectores como las garrapatas, y de hecho en Sudamérica
el Boophilos microplus es considerado el vector más importante de las mayoría de los
patógenos sanguíneos en los rumiantes salvajes y domésticos.

La Babesia bovis y la B. bigemina han sido inoculadas experimentalmente en cérvidos


neotropicales mantenidos de cautiverio, de este experimento se descubrió que los venados
presentan una sensibilidad muy variable a sufrir la enfermedad dependiendo de la especie de
Babesia spp que los infecta y dependiendo de la especie de cérvidos infectados.

Las infecciones por ricketsias del genero Anaplasma han sido reportadas en venados de cola
blanca, Odocoileus virginianus, de vida libre (infectado por Anaplasma marginale) y en
venado Mazama gouazoubira que eran mantenidos próximos a un corral que contenía ganado
bovino; en tal sentido las ricketsias deben ser consideradas como parte de un constante
monitoreo epidemiológico en los cérvidos salvajes principalmente.
DIPLOMADO DE MEDICINA Y MANEJO DE
ANIMALES DE ZOOLÓGICO
CAMÉLIDOS

Unidad I

Introducción
Ellen Wiedner, VMD
Diplomada, Medicina Interna de Grandes Animales
(American College of Veterinary Internal Medicine).

Los camélidos son artiodáctilos (sus extremidades terminan en un número par de dedos), con
siete especies existentes hasta hoy, cuatro de las cuales son conocidas como Camélidos
Sudamericanos (CSA), y tres denominadas Camélidos del Viejo Mundo (CVM).

Las cuatro especies de CSA, de las más pequeñas a la más grandes son: vicuña (Vicugna
vicugna) con un peso máximo de 45 kg; el guanaco (Lama guanicoe) cuyo peso oscila entre
50 y 120 kg; las alpacas (Vicugna pacos) con un peso que oscila entre 50 y 90 kg; y las llamas
(Lama glama) que pesan entre 120 y 220 kg y llegan a medir hasta 2 metros de altura. Ver
fotografías 1 a 5.

Tanto la vicuña como el guanaco son especies silvestres. La mayoría de la población de las
vicuñas se encuentra en Perú y Argentina, generalmente a alturas de hasta 4800 metros sobre
el nivel del mar y a menudo en la tundra pantanosa. Las vicuñas son consideradas ancestros
de la alpaca doméstica.
Por otro lado, se cree que los guanacos son ancestros de la llama. El guanaco habita un amplio
rango en Sudamérica desde el norte de Perú hasta el sur de Chile, prefiriendo como su hábitat
los matorrales semiáridos y los pastizales.

La vicuña se enfrenta a amenazas graves de conservación debido a que es cazada por su


pelaje, una fibra espectacularmente fina y lujosa, más suave que la cachemira y más fina que
la seda. Gracias a grandes esfuerzos, la vicuña está recuperándose lentamente de estar cerca
de la extinción, aunque la caza furtiva sigue siendo un problema. Desafortunadamente el
número de guanacos está en declive y su extensión ha ido disminuyendo debido a la caza
excesiva y a la pérdida de su hábitat. (IUCN 2014)

Las llamas y las alpacas son especies domesticadas, que se utilizan en Sudamérica para la
obtención de carne, fibras, transporte y ceremonias religiosas. Se cree que las alpacas fueron
domesticadas primero por los Incas.

En los Estados Unidos, estos animales se han vuelto muy populares como mascotas.

Las llamas fueron en un principio traídas a los Estados Unidos por William Randolph Heart
en la década de 1920 para su zoológico personal, mientras que las alpacas fueron importadas
al país mucho después en el mismo siglo.

En los Estados Unidos, se utilizan para eventos deportivos como el manejo y agilidad, así
como para practicar el senderismo en superficies ambientalmente frágiles, ya que sus suaves
almohadillas son menos dañinas para el sustrato, que las patas duras (o zapatos de metal) de
un caballo.

Las llamas pueden cargar hasta 60kg de peso sobre sus espaldas a pesar de que rara vez se
les carga con más de 20kg. Tanto las llamas como las alpacas son utilizadas también como
animales de guardia para cuidar de las pequeñas manadas y rebaños de ovejas y cabras, y
pueden ser muy feroces si se sienten amenazadas.

Estos animales prefieren los ambientes altos y fríos al igual que sus homólogos salvajes, lo
cual puede ser un problema en muchos de los lugares más cálidos donde se mantienen.

Existen dos razas de alpaca: suri y huacaya. La variedad suri presenta fibras largas blancas,
de tipo rulos, sin ondulación; mientras que las huacayas tienen rizos esponjosos suaves que
vienen en una gran variedad de colores, algunos de los cuales son considerados como muy
deseables por propietarios y criadores.

La fibra de la alpaca es una fibra de lujo que carece de la lanolina y de lo espinoso de la lana
de la oveja, pero mantiene su repelencia al agua. La genética de los colores del pelaje es
compleja y una pregunta común de los criadores es por qué siguen obteniendo animales
blancos aún cuando aparean animales no blancos entre sí.

La respuesta es que los colores y los patrones del pelaje en los camélidos no se explican con
genética mendeliana simple, sino que implican vínculos entre genes de colores primarios,
genes modificadores y los llamados multigenes que determinan el color, el tono, la calidad
de la fibra y la distribución (Frank 2006).

Se ha demostrado que el color del pelaje está relacionado con el color de los ojos, (Gelatt
1995) y ciertas combinaciones, particularmente el pelaje blanco y los ojos azules, pueden
estar asociadas con la sordera (Gauly 2005). Tanto el guanaco como la vicuña son siempre
de color marrón cacao.

Las tres especies de camélidos del viejo mundo (CVM) son: el dromedario de una joroba
(Camellus dromedarius) que pesa entre 400 y 600 kg, el bactriano doméstico de dos jorobas
(C. bactrianus) con un peso de hasta 500 kg y el bactriano salvaje de dos jorobas (C. ferus).
Las tres especies llegan a medir hasta 2 metros o ligeramente más altos. Los machos suelen
ser 10% más pesados que las hembras (Naumann 1999).

El C. ferus se encuentra en grave peligro de extinción, con menos de 1000 bactrianos salvajes
restantes en áreas remotas de Mongolia. Los esfuerzos activos de conservación e
investigación están en marcha para proteger estas especies.

Se reconocen múltiples razas de dromedarios en sus países de origen, incluyendo el Bikaneri,


Jaisalmeri, Mewari y otros, y la cría selectiva se realiza de forma rutinaria para mejorar la
producción de la leche o fibras, o mejorar el potencial atlético. Las cruzas entre dromedarios
y bactrianos también se realizan por razones similares.

El pelo del camello es una fibra de lujo y las carreras de camellos son una actividad deportiva
que deja mucho dinero. Los camellos históricamente, e incluso en la actualidad, se utilizan
como el principal medio de transporte para las tribus nómadas y para esfuerzos militares en
ambientes desérticos.
La terminología correcta es la siguiente: para los CVM, el macho es un toro y la hembra es
una vaca, la cría es un ternero. Para los CSA, el sexo femenino es una hembra, el sexo
masculino es simplemente un macho y la descendencia es una cría.

Las 7 especies de camélidos descendieron de un ancestro común de Norteamérica hace unos


50 millones de años y luego se dispersaron o bien hacia Sudamérica o a través del estrecho
de Bering con dirección a Asia.

El cariotipo es 2n=74 y notablemente todas las especies de camellos son fértiles entre sí
(Skidmore 1999). Las técnicas de inseminación artificial han creado algunas cruzas
peculiares entre CVM y CSA. Sin embargo, las cruzas de alpaca con llama –que no requiere
ninguna intervención humana– son muy populares tanto en el sur como en el norte.

Las crías de llamas machos y alpacas hembras son llamadas “huarizo”. La cruza inversa es
llamada “misti” y se considera económicamente indeseable. La cría de vicuña macho y las
alpacas hembra son llamadas pacovicuña.

Los camélidos han vivido en conjunto con los humanos por casi 6000 años, la relación más
larga conocida de cualquier animal con las personas. Hoy en día tanto los CSA y los CVM
siguen desempeñando un papel importante en todo el mundo.

Anatomía general

Los camélidos son pastadores y ramoneadores. También son rumiantes funcionales sin un
rumen. En otras palabras, aunque ellos mastican su alimento regurgitado (rumia), rumian y
producen ácidos grasos volátiles, no tienen ese enorme compartimento de fermentación como
las vacas, es decir, el rumen. En su lugar, tienen tres compartimentos gástricos denominados
C1, C2 y C3, que son extremadamente eficientes en la extracción de los nutrientes de sus
dietas.

El C1 y el C2 son saculados, mientras que el C3 no lo es. El C1 es el compartimento más


grande y donde ocurre la mayor parte de la fermentación (Smith 1997). Este también es el
compartimento que produce el tan conocido escupitajo de los camélidos. Todos los
compartimentos son glandulares, secretores de bicarbonato y otras enzimas digestivas. El C3
es llamado algunas veces “estómago verdadero”.

La motilidad del intestino anterior en los camélidos es muy diferente a la de los rumiantes.
La fase de inicio (la fase A) ocurre con la contracción del C2 seguido por la contracción de
la porción distal del C1.

La segunda fase (la fase B), que se repite varias veces durante un ciclo, comienza con la
contracción de la porción craneal del C1 seguido de la contracción del C2 y después la
contracción de la porción distal del C1. Los eructos pueden ocurrir de 3 a 4 veces por ciclo.

Sin embargo, como en los rumiantes, los ácidos grasos volátiles son los productos finales de
la fermentación y los microorganismos del intestino anterior son en su mayoría similares a
los de los rumiantes. Esto permite que a los camélidos se les pueda realizar la transfaunación
con contenidos ruminales de las vacas y las cabras (Smith 1997).

El C3 se conecta al duodeno, yeyuno e íleon y a continuación a un ciego, después al intestino


grueso que incluye un colon espiral y un pequeño ciego. El hígado está generalmente del lado
derecho, y el bazo y el hígado pueden ser de aspecto granulado, un hallazgo normal que
puede observarse algunas veces en el ultrasonido. No tienen vesícula biliar.

Los dromedarios y los camélidos bactrianos tienen 34 dientes. Su fórmula dental es: Incisivos
1/3; Caninos 1/1; Premolares 3/2; Molares 3/3. En los CVM, el incisivo superior y los
primeros premolares superiores e inferiores se han convertido en caniniformes. Los CVM
son capaces de abrir ampliamente sus bocas y usar sus dientes de forma extremadamente
agresiva (Bravo 2014).

En los CSA, la fórmula dental es: I 1/3; C 1/1; PM 1-2; M 3/3 para los dientes permanentes.
En los CSA, el incisivo superior migró en dirección caudal y es caniniforme. Estos dientes
caniniformes conocidos como dientes de pelea son igualmente peligrosos y se utilizan cuando
los machos están en combate.

Los machos enteros de las llamas y las alpacas también han sabido utilizar sus dientes de
combate en los seres humanos, teniendo como blanco el cuello y la ingle.

Los CSA hembras y machos castrados a veces no desarrollan caninos (Smith 1997). Los
dientes deciduos tanto en CSA como en CVM, son ocasionalmente retenidos y pueden
requerir la extracción en algún momento. Los dientes de los camélidos raramente necesitan
ser limados a pesar de que los dientes superiores e inferiores no se oponen entre sí y no se
desgastan de manera uniforme.

En las alpacas y las vicuñas, los incisivos crecen continuamente y tienen una cavidad pulpar
abierta (Bravo 2014).

Los camélidos son respiradores nasales obligados con un paladar suave elongado. Debido a
que la atresia de las coanas es un defecto congénito común en los CSA, puede ser rápidamente
mortal si no se reconoce de inmediato en un recién nacido. Otras anomalías congénitas
comunes se discutirán en la sección dedicada a los neonatos.

Los CVM tienen un divertículo en el paladar blando de la boca conocido como el “dulaa”.
Los dromedarios machos enteros protruirán este gran divertículo carnoso cuando se
encuentren estresados, enojados o en celo. El médico debe tener en cuenta que un dromedario
con su dulaa extendido, por lo general haciendo rugidos guturales, es un animal
extremadamente agitado y peligroso.

Los dromedarios hembras y machos castrados no extruyen el dulaa. Los camélidos bactrianos
y los CSA no tienen un dulaa.

El sistema inmune también es bastante excepcional. Los camélidos producen dos tipos de
anticuerpos, el anticuerpo convencional de dos dominios, que consta de una cadena pesada y
una cadena ligera, y un anticuerpo de dominio único que contiene exclusivamente cadenas
pesadas. Este anticuerpo más pequeño de cadena pesada –similar al encontrado en los peces
cartilaginosos– tiene una variedad de características únicas, incluyendo la resistencia al calor
y una mayor solubilidad en el agua, que lo hacen más apto para penetrar en los tejidos y evitar
componentes citotóxicos del sistema del complemento.

Estos anticuerpos también pueden unirse a los antígenos que los anticuerpos típicos de dos
dominios no pueden ligar (Hamers-Casterman 1993).

Estas características hacen que los anticuerpos de los camélidos sean de importancia
comercial para las compañías farmacéuticas que buscan nuevos tratamientos para las
enfermedades infecciosas y para las organizaciones militares que esperan crear antídotos
contra los organismos que podrían utilizarse en los ataques bioterroristas.

La sangre de los camélidos tiene un alto contenido de hemoglobina y sus eritrocitos tienen
una forma elíptica. En una vista de sección transversal, los glóbulos rojos se pueden ver como
las células falciformes de los humanos. Esto es porque son extremadamente deformables, lo
que a su vez, se debe la composición única de lípidos de sus membranas celulares.

La capacidad de los glóbulos rojos para tolerar los cambios en su forma, es parte de las
adaptaciones que permiten a los CVM, sobrevivir a la deshidratación y rehidratación masiva
con la lisis de sus células.

Los dromedarios pueden perder el 25% de su agua corporal sin que su sangre se haga espesa
por el aumento de la viscosidad. También pueden beber más de 120 litros en 30 minutos sin
experimentar la hemólisis que ocurriría en cualquier otra especie.

En los CVM, la deshidratación aumenta el tiempo de supervivencia de los eritrocitos y causa


una disminución en su tamaño, pero no en su forma; la crenación de las células rojas, como
es típico en células extremadamente deshidratadas, no ocurre en estas especies. Y de hecho,
la rehidratación simplemente hace que las células se expandan a su tamaño original (Yagil
1974b). Increíblemente, conforme el camello llega a estar más deshidratado, las células se
hacen más resistentes a la hipotonicidad (Yagil 1974c).

Los CSA también tienen gran tolerancia a la deshidratación y es una característica


clínicamente relevante debido a que a menudo es difícil reconocer la deshidratación en estos
animales cuya piel no tiende a tardar en regresar a su lugar una vez estirada, y que en su
mayoría, producen cantidades más pequeñas de orina que otros rumiantes de tamaño similar.

La hemoglobina de los camélidos tiene una mayor afinidad por el oxígeno; es decir, la curva
de disociación de oxígeno se mueve a la izquierda. Esto beneficia a los CSA que viven a gran
altura así como a los CVM que viven en el desierto con recursos limitados.

Los CVM son capaces de disminuir su tasa metabólica para hacer frente a sus ambientes
extremos. Un resultado de esto es el incremento de CO 2 en la sangre y los CVM hacen frente
a esto gracias a la mayor afinidad que tienen por el oxígeno (Yagil 1974a).

Los CVM tienen trucos fisiológicos adicionales para hacer frente a su entorno desértico.
Estos animales pueden perder hasta 1/3 de su peso corporal, principalmente a través de la
pérdida de agua. Cuando esto ocurre el volumen plasmático disminuye hasta un 43% y el
sodio en el plasma se puede incrementar hasta un 25% (Ben Goumi 1993).

Además, cuando hay una deshidratación severa, la creatinina deja de ser filtrada libremente
por los riñones. Clínicamente esto significa que la fracción de excreción no tiene sentido en
camellos como un indicador de la tasa de filtración glomerular (Yagil y Berlyne 1977).
Bajo condiciones de deshidratación, la osmolalidad del plasma y la orina aumentan en gran
medida (Ben Goumi 1993), con la osmolalidad urinaria aumentada a más de 2600
miliosmoles/ Kg (Yagil y Berlayne 1978); en este punto la orina desarrolla la consistencia de
la miel.

Los animales llegan a ser hipernatrémicos y experimentan altos niveles de natriuresis con
aumentos simultáneos en la actividad de la vasopresina y la renina plasmáticas.
Sorprendentemente, ni los niveles de la aldosterona ni los niveles del péptido natriurético
auricular cambian con la deshidratación grave (Ben Goumi 1993).

Los camélidos también son capaces de tolerar enormes fluctuaciones en la temperatura


corporal que van desde 97°F a 107°F (36.1°C a 41.6 °C). Esto les evita la sudoración y la
pérdida de líquidos, así como también llegar a presentar hipotermia cuando la temperatura
desciende en el desierto durante la noche. Este no es el caso con los CSA que son
extremadamente propensos al estrés por calor.

Por otra parte, la privación de los alimentos no provoca cambios en el volumen plasmático o
en la proteína plasmática. Además, la glucosa en el plasma, el cortisol y la tiroxina
permanecen sin cambios, al menos durante ayunos de hasta cuatro días (Dahlborn 1992),
aunque la temperatura corporal puede descender, un indicador de una tasa metabólica baja.

La realimentación, sin embargo, causa incrementos rápidos en la proteína plasmática y


disminuye el volumen plasmático, así como también incrementa la glucosa, el cortisol y la
tiroxina, al menos temporalmente (Dahlborn 1992).

Mientras muchos de estos mecanismos son pobremente entendidos, los médicos deberían
reconocer que estas adaptaciones fisiológicas pueden complicar el examen físico y el
diagnóstico en los CVM enfermos.

Por ejemplo, la orina viscosa y las heces escasas y duras podrían ser indicativas de que un
animal no está ingiriendo agua, pero también podrían ser una respuesta normal a la falta de
acceso al agua, o un animal que no está bebiendo agua por un diverso número de razones, o
un animal con enfermedad renal.

Del mismo modo, la enorme gama de temperaturas corporales que un camello puede tolerar
significa que no siempre las altas temperaturas indican fiebre y tienen que ser interpretadas
a la luz de otros hallazgos clínicos y físicos tales como la hora del dia (temperaturas más frías
por la mañana y noche; y más altas a medio día), cómo está alojado el animal, etcétera.
La parte más característica de la anatomía del camello es su joroba. Esta también es una
adaptación al difícil entorno natural del camello. Localizando la grasa en un solo lugar, el
efecto aislante de esta –que sería altamente desventajoso en el desierto caliente- se minimiza.
Además la grasa puede metabolizarse y esto ayuda al camello en situaciones de la
deprivación de los alimentos.

Hay desacuerdo sobre si el agua metabólica obtenida de la joroba a través de los procesos
oxidativos es igual a la cantidad del agua que el camello pierde por no beber y a las pérdidas
por evaporación a través de la respiración. La mayoría cree que no lo es (Candlish 1981).

Mientras los CVM tienen adaptaciones notables para su entorno, los CSA tienen sus propias
peculiaridades, muchas de las cuales son pobremente entendidas tanto para ellas mismas
como en el contexto de la adaptación ambiental. Una de ellas es el manejo de la glucosa.

Las llamas y las alpacas tienen niveles más altos de glucosa que los que llegan a tener los
rumiantes. Cuando enferman, son mucho más propensas a desarrollar hiperglucemia severa
que hipoglucemia. También tienen una menor secreción de insulina por el páncreas inducida
por la glucosa y demuestran una marcada resistencia a la insulina (Firshman 2013).

Además, a diferencia de sus contrapartes del viejo mundo, la restricción alimenticia en las
llamas puede conducir a hepatopatía y lipidosis hepática (Tornquist 2001).

Los camélidos son artiodáctilos (dos dedos) y tienen almohadillas suaves y uñas en las patas,
no pezuñas. Los CVM caminan sobre P3 que es horizontal, con P2 a 35° del suelo (Bravo
2014), mientras que los CSA caminan sobre ambos P2 y P3 que son horizontales, mientras
que P1 está a un ángulo de 45° del suelo.

Estos ángulos cambian a medida que el animal camina y la almohadilla digital se comprime.
Las almohadillas son suaves pero cornificadas. Ver fotografía 7.

En los CVM, un callo cubre toda la superficie ventral del pie y la protege contra las
quemaduras de las arenas del desierto. En los CSA, cada dedo esencialmente tiene su propio
callo.

Para los CSA, el cuidado de los pies es un componente importante en la crianza, pero los
CVM generalmente tienen poca necesidad de un recorte de rutina. Esto se discutirá más
adelante.
Los camélidos tienen una variedad de callosidades.. En los CVM una “almohadilla kush” en
el esternón les permite sentarse en la arena caliente. Esta almohadilla puede ser de hasta 4”
de grueso

También tienen una piel engrosada en las extremidades delanteras y traseras. Los CSA no
tienen callosidades en la medida de sus contrapartes del viejo mundo, pero tienen glándulas
odoríferas sobre las superficies internas de sus extremidades delanteras.

Los camélidos machos tienen un receso uretral dorsal en la unión de la uretra pélvica y la
uretra peneana y un proceso cartilaginoso en el glande.

Lamentablemente la urolitiasis es común en los camélidos, pero las obstrucciones ocurren en


la conexión entre la uretra pélvica y la uretra peneana, no en la flexura sigmoidea como en
los rumiantes. Otro sitio frecuente de obstrucción es justo proximal al proceso cartilaginoso
del pene.

En los CSA, el paso dorsal de un catéter urinario no se puede utilizar para limpiar las
obstrucciones debido al receso uretral dorsal. En los CVM, ambos, el receso y el largo
prepucio colgante impiden el cateterismo sin sedación (Fowler 2008c).
Una última característica de la biología inusual del camélido es la membrana placentaria
extra de los neonatos. Además del corion, amnios y alantoides, los camélidos nacen con una
cuarta membrana, llamada membrana epidérmica. Esta membrana es excepcionalmente
delgada y envuelve al neonato en el útero. Se desconoce su función.

En el momento del nacimiento, por lo general esa membrana se rompe dejando solo unos
pocos filamentos visibles alrededor de las coronas y otras uniones mucocutáneas, donde se
encuentra adherida.

La excepción está en los nacimientos prematuros donde la membrana epidérmica está aún
completamente presente y puede aparecer engrosada. La membrana epidérmica no cubre las
fosas nasales o la boca, por lo que no puede causar asfixia (Fowler 1990).

La reproducción, el nacimiento, el embarazo, el parto y los neonatos serán cubiertos más


adelante en este módulo.

Requerimientos de alojamiento
Los requerimientos de alojamiento para los camélidos de todo tipo son sencillos y similares
a los utilizados para las cabras u ovejas: un granero o albergue con buena ventilación y
sombra, y un pasto o jardín con una cerca adecuada. Idealmente, los animales deberían ser
capaces de ir y venir dentro o fuera del albergue.

El rango confortable de temperatura para los CSA va aproximadamente desde los 30° a 65°F
(-1 a 18.3° C) . El alojamiento debe estar disponible si las temperaturas exteriores tienden a
ir muy por encima o debajo de este rango.

El estrés por calor en los CSA es un problema particularmente importante y es absolutamente


necesario contar con grandes ventiladores (“refrigeradores del pantano” aka), piscinas lo
suficientemente profundas para que los animales puedan sumergirse y, por supuesto, una
sombra amplia.

Si las instalaciones tienen nacimientos, puede ser muy útil un área separada más cálida donde
se puedan colgar las lámparas de calor.
Los CSA utilizan pilas de estiércol comunales y deben mantenerse limpias regularmente.
Debe haber varios comederos y una técnica para separar a los animales que están siendo
intimidados y alejados de la alimentación. Demasiados animales en un área demasiado
pequeña conduce a problemas como la intimidación, así como con los parásitos y otras
enfermedades transmisibles.

Una regla empírica general es cuatro llamas por acre (cuatro llamas por cada 4,050 m2). Los
animales compatibles pueden y deben ser alojados juntos ya que son una especie de rebaño
y, por lo general, aprecian la compañía. No es aconsejable tener más de un macho reproductor
en un recinto.

Los dromedarios y bactrianos también pueden ser alojados de manera similar a otras especies
de ganado. Los bactrianos prefieren el clima frío y las temperaturas del albergue deben ser
similares a las de los CSA.

Por otra parte, los dromedarios se adaptan al calor y si son alojados en áreas con temperaturas
frías, se les deben proporcionar calentadores y acceso al interior.

Estos animales también pueden ser alojados comunalmente y la advertencia sobre la


presencia de un macho reproductor por grupo es válida aquí también.

Nutrición

Desafortunadamente, la dieta óptima para cualquier grupo de camélidos está todavía en


debate. Como se mencionó anteriormente, los camélidos son rumiantes funcionales pero no
verdaderos rumiantes y son tanto pastadores como ramoneadores.

Los CVM se han adaptado a comer plantas espinosas del desierto mientras que los CSA
comen plantas que crecen a gran altura. Los componentes nutricionales de estas plantas
pueden ser difíciles de simular en un entorno en cautiverio y tanto la obesidad como la falta
de crecimiento son problemas comunes de los camélidos en los zoológicos.

Aunque el concentrado comercial está disponible para ambos tipos de camélidos, la autora
advierte que éste no debe ser el componente primario de la dieta. En cambio, el heno de
calidad con proteína moderada (9 -10%) debe estar disponible tanto para los CVM como para
los CSA. También se debe ofrecer una variedad de especies no tóxicas para el ramoneo.
Los requerimientos de proteína se estiman en 3.5 gramos/proteína cruda/kg .75 (Van Saun
2007). En los CVM, la diarrea es a menudo el resultado de una dieta muy rica en heno y
concentrado comercial con altos niveles de proteína. Los CSA tienden a desarollar sobrepeso.

Los CVM tienen grandes requerimientos de sal, por lo menos 50g al día y en algunos
ambientes hasta 150g al día. Esto es de 6 a 8 veces mayor que los requerimentos de sal para
los rumiantes domésticos. La diarrea y la retención urinaria se han reportado en asociación
con un consumo inadecuado de sal (Gutiérrez 2002).

Esto no parece ser el caso para los CSA, aunque se recomienda que se les proporcione un
bloque de sal normal para mordisquear ad líbitum.

Por supuesto, son necesarias cantidades adecuadas de agua limpia. Los CVM a menudo
pueden pasar varios periodos (días) sin beber si pueden obtener agua suficiente de las plantas
que comen. A pesar de esto, deben ser provistos de agua potable, limpia y fresca diariamente.

La condición corporal puede ser difícil de evaluar. Idealmente, un peso real se debe obtener
con el animal de pie sobre una báscula. Debido a su fibra de lujo, puede ser difícil distinguir
la lanilla de la grasa y se recomienda tanto el peso real como la sensación manual. El cuello
debe ser rodeado con ambas manos; un animal de condición corporal normal se siente
“carnoso” pero las vértebras subyacentes aún serán palpables.

Es normal que la columna vertebral pueda ser fácilmente palpable; la confusión ocurre por
parte de los cuidadores que sienten una columna vertebral prominente y piensan que el animal
está flaco. De hecho, la grasa casi nunca se acumula en la columna vertebral de los CSA, en
cambio tiende a depositarse entre las extremidades delanteras y traseras (regiones axial e
inguinal) y en el esternón.
La situación es parecida en los CVM.

Mientras el tamaño de la joroba está relacionado a los factores genéticos, las jorobas flexibles
a menudo indican pérdida de peso, tal como en las vacas lactantes o los animales muy
debilitados. Ver fotografía 10. Los CVM tienden a depositar grasa extra de manera similar
a los CSA tanto alrededor de las jorobas como sobre la base de la cola.

Contención y anestesia

Contención física
La clave para trabajar con los camélidos es el entrenamiento. Cuatro de las especies
discutidas en esta sección han estado “en domesticación” con los humanos por 6000 años.
Las llamas, las alpacas, los dromedarios y los bactrianos –y en cierta medida los guanacos y
probablemente la vicuña también– se pueden entrenar con bozal y se les puede enseñar a
caminar con correa, a echarse sobre su kush y a tolerar procedimientos básicos de revisión
médica.

Sin embargo, es importante tener un sano respeto por estas especies. Todos los camélidos
pueden causar lesiones al personal. Los CVM pueden y han matado a los manejadores,
incluso a aquellos con gran experiencia. Los camélidos pueden escupir y morder.

También pueden patear, en el caso de una llama, suficientemente fuerte como para fracturar
una pierna humana; en el caso del dromedario, lo suficientemente fuerte como para romper
un trozo de madera de 4x4. Los CSA generalmente patean hacia adelante o hacia los lados;
los CVM pueden patear en todas direcciones y tienen suficiente flexibilidad como para rascar
sus oídos con sus patas traseras. Los CVM agresivos pueden bajar su mandíbula sobre la
cabeza del manejador; esto generalmente les causa un gran “chichón”.

La autora trabajó con un camello que habitualmente tomaba a la gente de manera


desprevenida por la parte trasera de sus cuellos y los mantenía colgando en el aire. Sin
embargo, un animal más agresivo habría tomado a la persona por la piel de su cuello o el
cuero cabelludo. Empujar y aplastar son tácticas adicionales de un camélido agresivo.

En general, aunque los camélidos nos permiten saber cuándo están a disgusto, un buen
manejador debe saber observar estos mensajes. Las llamas y las alpacas fijan sus orejas y
levantan sus cabezas cuando están enojadas; el grado de fijación y levantamiento indica qué
tan enojadas están (Fowler 2008 a). Ver fotografía 11.

Los CVM no fijan sus orejas notablemente, pero la elevación de la cabeza y el cuello, y la
apertura de la boca, son indicadores de que el animal se siente amenazado o está agresivo.
Ver fotografías 12 y 13.

Ambos grupos de camélidos también hacen ruidos distintivos cuando están molestos. Cuando
un camélido se está tornando claramente agresivo o es obvio que está enojado, el médico
prudente debe entender estas señales y cambiar de plan, ya sea aplazar el procedimiento o
sedar.
La comida es un excelente motivador para que la mayoría de los camélidos vayan a un lugar
en particular. Una lata de café con una pequeña cantidad de alimento dulce en el interior (¡no
más que una pequeña cantidad!) agitada vigorosamente logrará que la mayoría de los
camélidos se muevan en la dirección del ruido. Debido a que son animales de manada por lo
general es útil tratar de mover dos camélidos juntos en lugar de uno solo, ya que al separarlos
se provoca un estrés excesivo.

Las mangas para llamas y alpacas son herramientas valiosas para trabajar de manera segura
con estos animales. Hay mangas comerciales disponibles y en Internet se pueden encontrar
diseños para la construcción de encierros. Sin embargo, los animales deben ser entrenados
para entrar en las rampas o mangas y quedarse quietos, lo cual no es tan diferente de enseñarle
a un caballo a pararse en los travesaños.

Las vicuñas y los guanacos también pueden entrenarse para ser manejados en rampas y
mangas, y pueden llevarse a cabo ciertos procedimientos cortos no dolorosos sin la necesidad
de sedación o anestesia. Una buena manga debe tener dos bandas de vientre que se puedan
atar bajo el animal para evitar el “kushing”, término que se utiliza para referirse al sentado
esternal, que es la reacción de un CSA cuando está enojado. También debe contar con una
banda de mentón para apoyar la cabeza.

Los CVM pueden trabajarse en las instalaciones de metal que se utilizan para la reproducción
equina y que están cimentadas en el suelo. De la misma forma es posible utilizar rampas
caseras pero se necesita una construcción mucho más fuerte que la que se utiliza para los
CSA. La capacidad de atar la cabeza y el cuello a la altura de marcha normal a las barras
verticales de la instalación proporciona mayor seguridad. Ver fotografía 14.

En los países del área, los CVM se entrenan para ser atados abajo antes de trabajar con ellos.
Esto requiere tiempo y habilidad por parte del entrenador y debe enseñarse cuando el animal
es joven. Una descripción de esta técnica se puede encontrar en Fowler 2008d.

Para evitar que los CSA escupan, la autora coloca un pañuelo de algodón, un paño de cocina
o un bozal de potro sobre la nariz y la boca del animal, metiendo los extremos en el bozal.
Ver fotografía 15.

A las llamas y a las alpacas tiende a no gustarles el olor de su saliva más que lo que le
desagrada a las personas y rápidamente descubren que escupir no es una buena idea cuando
se tiene bozal. Los bozales pueden usarse en los CVM si se aplican con seguridad, de lo
contrario el médico puede necesitar usar una careta de plástico. Los bozales también
previenen las mordidas.

Fotografía 15: Toma de radiografías de una alpaca sin sedar en un hospital de


enseñanza. El animal está usando un bozal debido a que escupe y una toalla cubre sus
ojos. Después de estos manejos, el animal se calmó y la sedación no fue necesaria.

Los camélidos bebés alimentados con biberón son propensos a ser más peligrosos conforme
crecen. En los CSA este fenómeno se conoce como el “síndrome de beserk del macho”
(“beserk male syndrome”), pero las hembras criadas con biberón pueden ser igualmente
peligrosas. Los CVM alimentados con biberón se vuelven más peligrosos a edades más
tempranas, simplemente por su tamaño.

Es importante criar a los neonatos con sus congéneres o al menos, con otras especies de
ungulados y limitar su impronta con los humanos (Fotografía 16). El médico debe ser
extremadamente cuidadoso cuando trabaja con camélidos criados artificialmente, los cuales
a menudo no proporcionan señales de alarma y pueden ser altamente impredecibles. La
castración no mejorará el comportamiento de estos animales.

Si la rampa o manga de manejo no está disponible, el bozal de entrenamiento para CVM y


llamas grandes se debe solicitar para colocarlos en kush (sentado esternal). Esto proporciona
una medida de seguridad contra las patadas. Mejor aún es tener la cabeza del animal estirada
hacia adelante con un controlador o bozal en la cabeza. En este punto, la sedación puede ser
necesaria si el animal no ha sido entrenado para estar atado con cuerdas.

Las llamas y alpacas pequeñas pueden ser arreadas en un establo por dos manejadores con
experiencia. El animal debe colocarse de manera que un flanco quede contra la pared y el
final de la espalda contra una esquina. Un manejador debe estar en el hombro, el otro en la
cadera, mirando en la misma dirección que la alpaca. En este momento, los manejadores
actúan en esencia como el otro lado de la manga, empujando gentilmente sus caderas contra
el costado del animal. El manejador que queda al frente puede evitar el movimiento hacia
adelante manteniendo un brazo alrededor de la parte frontal del cuello de la alpaca.

Para alpacas tranquilas, un solo manejador puede contener al animal, envolviendo un brazo
debajo de la barbilla y alrededor del cuello y agarrando la cola con la otra mano.
Contención química

Cuando se utiliza la contención química, el médico debe decidir si el animal debe estar de
pie, sentado sobre su kush o recostado. Para la sedación de pie y sobre el kush, un agente
alfa-2 adrenérgico con butorfanol vía IM es adecuado. La autora prefiere la inyección manual
en el tríceps, aunque para los CVM extremadamente irritables (e incluso algunos CSA), una
escopeta de aire comprimido puede ser una vía más segura de sedar al animal.

La xilacina funciona en muchos casos mejor que la detomidina y medetomidina en los


camélidos, aunque puede utilizarse cualquiera de estos.

Las llamas por lo general necesitan menos sedación que las alpacas. Es importante esperar
un total de 20 minutos para observar los efectos; los camélidos tienden a alcanzar la sedación
lentamente. Un CVM sedado presentará obviamente labios caídos y párpados fuertemente
cerrados

La sedación puede ser menos evidente en los CSA. Los agentes revertidores deben estar
disponibles para su uso cuando el procedimiento ha terminado.

Si el animal va a estar recostado durante el procedimiento, hay que ayunarlo de 24 a 36 horas


antes e incluso se le debe restringir el agua 12 horas antes del procedimiento.

La distensión es poco común en los camélidos pero puede ocurrir; la aspiración de contenido
de C1 es más riesgosa. Los camélidos tienden a producir mucha saliva cuando se encuentran
en decúbito lateral o bajo anestesia general. Por lo que el cuello debe elevarse sobre un tablón
o una paca de heno pero la barbilla se debe bajar para permitir la salida de ingesta o saliva
fuera de la boca.

Los procedimientos cortos por lo general se pueden realizar con anestésicos inyectables
solos. Para procedimientos más largos o más invasivos, se prefiere la intubación seguida de
la anestesia inhalada. El camélido debería estar primero sentado sobre su kush y
extremadamente sedado. Proporcionar anestesia inalada por medio de máscarilla cuando
exista un nivel adecuado de sedación (Fotografía 18). Luego, el cuello y la cabeza deben
estar hiperextendidos en una línea recta.

Una pipeta de inseminación de yeguas se puede utilizar como un estilete. Las mandíbulas se
abren con tiras de gasa por un asistente que está de pie sobre el animal sentado sobre su kush
y de frente al mismo. A continuación el anestesista utiliza un laringoscopio de hoja plana
para visualizar la glotis.

El estilete es empujado dentro de la glotis, un tubo endotraqueal con manguito se desliza


sobre él, y entonces se retira el estilete. (Fotografía 19). El tubo endotraqueal debe ser un
tubo largo (de al menos 50 cm) tanto para CSA como para CVM. Algunos de los tubos para
potros funcionan en CVM, pero pueden ser muy largos para CSA que requieren un diámetro
interno de 6 a 14 mm.

La intubación nasotraqueal también es posible. Se debe utilizar un tubo endotraqueal de


diámetro pequeño y la colocación se realiza a ciegas después de que el animal es sedado
apropiadamente. La cabeza debe mantenerse en una posición normal y se debe hacer avanzar
el tubo hacia el meato ventral de la fosa nasal.

Se puede encontrar una obstrucción 20 a 24 cm después; se trata del divertículo faríngeo y


se requiere que el tubo sea reorientado o redirigido hacia una dirección más ventral. Una vez
que se pasa la nasofaringe, la cabeza y el cuello se deben hiperextender para que el tubo
avance dentro de la laringe.

La confirmación de la colocación del tubo, ya sea endotraqueal o nasotraqueal, se debe hacer


utilizando un capnógrafo o un espejo colocado sobre el extremo expuesto del tubo. La
presencia de condensación indica una colocación correcta. Por supuesto, el monitoreo
anestésico es recomendado. Además de la capnografía, la oximetría de pulso y el ECG puede
ayudar a hacer la anestesia más segura.

La anestesia epidural puede ser un complemento útil a la cirugía perineal como la reparación
de prolapsos del recto o de la vagina. La anestesia epidural puede ser útil en una distocia
mientras se manipula un feto mal posicionado. El sitio epidural debe prepararse
asépticamente y el animal debe estar sobre su kush. Se puede levantar y bajar la cola para
identificar la ubicación correcta entre la última vértebra sacra (S5) y la primera vértebra
coccígea (C1).

Este es el espacio más craneal y obviamente móvil. Una aguja de 1 o 1.5” calibre 20 se debe
insertar en la línea media a un ángulo de 60° de la columna vertebral con el bisel en dirección
craneal, y se inserta a una profundidad de 1.5 a 2 cm. Si el sitio es el correcto, el líquido
cerebroespinal fluirá a través del eje de la aguja. Se puede conectar una jeringa y administrar
lidocaína al 2% a una dosis de 1 ml por 50kg de peso corporal (BWT) (Anderson 2014). No
agregue epinefrina.

Procedimientos de diagnóstico

Examen físico

La temperatura normal para los CSA es de 99.5° a 102°F (37.5° a 38.8°C) . En los CVM, la
temperatura rectal oscila entre los 97° a 107°F (36.1° a 41.6 °), siendo la más baja en la
madrugada y la más alta en el atardecer o después de que el animal ha estado bajo el sol. El
médico debe tratar de tomar la temperatura de los CVM en la mañana. Una temperatura
elevada a esa hora del día se puede tomar como evidencia de fiebre.

En los CSA el pulso normal es de 60 a 90 latidos/minuto y la frecuencia respiratoria es de


10-30 respiraciones/minuto. El pulso normal en los CVM es de 30 a 50 latidos/minuto,
mientras que la respiración normal es de 5 a 10 respiraciones/minuto. Tanto en los CVM
como los CSA, es difícil o imposible sentir un pulso arterial.

La auscultación se debe realizar en la zona con menos pelo detrás del codo. Puede ser difícil
escuchar los pulmones, especialmente en los CVM. En los CVM, la auscultación en general,
puede no ser provechosa, particularmente en los animales maduros.

En los CSA, la motilidad gástrica se puede evaluar en el espacio paralumbar izquierdo. La


tasa de contracción normal va de 3 a 4 contracciones por minuto. Las contracciones rara vez
se pueden sentir manualmente como se puede en los rumiantes.

Venopunción

La venopunción es sencilla en los CVM. Si la cabeza está extendida y la compresión se coloca


en la entrada torácica, la yugular resaltará fácilmente en el tercio superior del cuello. Si el
camello tiene su abrigo de invierno, la vena será palpable, pero no se visualizará fácilmente.
En algunos casos, el animal requerirá de sedación para la venopuncion.

En los CSA, que generalmente no necesitan sedación para la venopuncion, la yugular rara
vez se puede visualizar, pero se puede acceder ya sea en un nivel alto o bajo del cuello. La
fibra no se debe cortar pero se puede rociar con alcohol o incluso quitar la fibra del camino
puede ser útil. Las venas yugulares son mediales a las proyecciones ventrales de las apófisis
transversas de las vértebras cervicales.
Para un manejo de la yugular a nivel bajo, levante la cabeza ligeramente y coloque la palma
de la mano derecha extendida (si es diestro) apoyada sobre el lado del cuello con el pulgar
en dirección medial y los dedos dorsalmente justo encima del sitio donde el cuello se curva
dentro del tórax. El pulgar debe palpar los procesos ventrales de la columna vertebral y se
debe sentir una pulsación arterial.

Una aguja de calibre 18, de 1.5” debe insertarse en un ángulo de 45° dentro del cuello en el
lugar donde se sintió el pulso. Es posible puncionar inadvertidamente la arteria carótida en
este sitio. Esto no es un problema, pero el sitio debe ser manejado lo mejor posible para
limitar la formación de hematomas.

Existe menos probabilidad de pinchar una arteria con venopunción yugular alta, pero no hay
visualización o palpación posibles. Este sitio se encuentra dibujando una línea imaginaria
desde la rama ventral de la mandíbula hasta el cuello. La cabeza del animal debe ser sostenida
por un manejador en una posición ligeramente flexionada dirigida lejos del flebotomista. La
vena puede ocluirse en la porción ventral de la vértebra, y en algunos casos, se siente una
onda líquida.

Otras opciones para la venopunción en los CSA incluyen la vena braquial que se encuentra
medialmente en el antebrazo y la vena safena lateral que se encuentra medial a la babilla.
Estas venas pueden ser puncionadas con agujas de 1.5”, calibre 20.

La cateterización intravenosa se realiza generalmente en la vena yugular tanto para los CSA
como para los CVM. Ver fotografía 20. Para los CSA los catéteres intravenosos suelen
colocarse cerca de 6” por debajo de la mandíbula. El área debe bloquearse con lidocaína y
preparse asépticamente para entonces realizar una incisión.

Después de colocar el catéter, se fija una mariposa con cinta debajo de la conexión del catéter
y puede suturarse a la piel para ayudar a mantenerlo en su lugar. Se puede colocar un vendaje
alrededor del cuello para proteger aún más al catéter y evitar que se pueda salir. Dependiendo
del tipo de catéter utilizado, se puede mantener de 3 a 10 días. Los catéteres arteriales para
monitorear presión arterial bajo anestesia, se pueden colocar en los oídos.

Orina

La recolección de orina se realiza mediante la captura libre de la orina por micción en un


recipiente estéril unido a un mango de trapeador. Los CSA utilizan letrinas comunales y
dirigen su orina caudalmente. Como se mencionó anteriormente, los catéteres urinarios no se
pueden utilizar en animales bajo anestesia e incluso el cateterismo dorsal del glande a la
vejiga no es posible.

Abdominocentesis

La abdominocentesis puede ser una herramienta útil para evaluar la causa de los cólicos y
otros problemas gastrointestinales (GI) en los camélidos. Los CSA y los CVM deben estar
en una manga de manejo; los CVM requieren sedación. El área que está ligeramente caudal
al ombligo sobre la línea media, debe cortarse y preparse asépticamente. Se debe administrar
una pequeña ampolleta de anestésico local y a continuación una aguja de calibre 14 se inserta
rápidamente en el abdomen.

Otra opción es hacer una incisión con la punta de una hoja de bisturí para luego insertar ahí
una cánula. El líquido peritoneal libre goteará de la cánula o de la aguja si está presente; a
veces es necesario utilizar una jeringa para la aspiración. El líquido peritoneal debe ser
escaso, claro y, ocasionalmente, con un tono ligeramente amarillo. Las proteínas deben estar
en cantidad mínima y la sangre ausente.

Intubación gástrica

La intubación gástrica se puede lograr fácilmente utilizando la técnica orogástrica. Se puede


hacer un espéculo con una jeringa de 6 ó 12 cc (para una alpaca o llama, respectivamente)
con el émbolo retirado y el extremo cortado. Los bordes ásperos deben ser suavizados. La
autora suele envolver tales espéculos con cinta adhesiva para que sean menos resbaladizos.

Una sonda nasogástrica para potro se puede utilizar para una llama; una sonda de menor
diámetro para una alpaca. Para los neonatos, pueden utilizarse los catéteres largos de goma
roja (30 French para una alpaca; 40 French para una cría de llama).

Los animales adultos deben manejarse con bozales y ser contenidos idealmente en una
manga. La cabeza debe mantenerse en una posición neutral. El médico permanece junto al
animal viendo hacia la misma dirección. La otra mano más cercana al animal debe alcanzar
alrededor del cuello para agarrar ambas mandíbulas.

La otra mano inserta el espéculo suavemente sobre la lengua. Una vez en su lugar, el espéculo
se deja caer, se toma la sonda y se inserta a través del espéculo. Una suave presión motivará
al camélido para tragar el tubo. La sonda es fácilmente palpable a través de la piel del cuello.
Para muestras de fluido de C1, la sonda debe avanzar hasta este nivel. Para dar leche a un
neonato, la sonda debe permanecer en el esófago distal.

Colecta de líquido cefalorraquídeo (cerebroespinal)

Los problemas neurológicos son comunes en los camélidos. Tanto el espacio lumbosacro
(LS) como el espacio atlanto-occipital (AO) se pueden utilizar para colectar líquido
cefalorraquídeo (LCR). El espacio AO requiere anestesia general. La colecta en el espacio
LS es más fácil con el animal en posición sobre su kush. El sitio LS está entre la última
vértebra lumbar (L7) y la primera vértebra sacra (S1).

L7 es la última vértebra con un proceso dorsal y el médico que esté de pie detrás del animal,
debe sentir este proceso. El área primero debe preparsse asépticamente. Por lo general, se
necesita una aguja espinal de 3.5” para una llama, una aguja más pequeña para una alpaca y
una aguja espinal equina de 5 a 7” para un CVM.

Colecta de muestra de la médula ósea

La colecta de una muestras de la médula ósea en los camélidos se puede realizar en la


esternebra utilizando una aguja de biopsia o Jamsheedi. El animal debe estar extremadamente
sedado o anestesiado. En los CVM, la aguja debe insertarse lateral a las almohadillas kush.
Se debe utilizar una técnica aséptica.

Unidad 4
Medicina preventiva

Ellen Wiedner, VMD


Diplomada, Medicina Interna de Grandes Animales
(American College of Veterinary Internal Medicine)

Cuarentena

En muchos aspectos, la medicina preventiva en los camélidos es


similar a la de los rumiantes domésticos. La cuarentena debe durar
un mínimo de 30 días y los animales deben ser alojados con un
compañero de la misma especie.

Deben obtenerse un conteo sanguíneo completo (CSC), química


sanguínea y frotis sanguíneo. La Tabla 2 contiene los valores del
CSC y de la química sanguínea para varias especies de camélidos.

Se deben realizar al menos 3 flotaciones fecales para parásitos y al


menos 3 pruebas fecales de PCR para la enfermedad de Johnes
(Mycobacterium avium paratuberculosis). Si es posible, se debe
colectar orina y someterla a uroanálisis (UA), cultivo y sedimento.

Atención de rutina

Los exámenes físicos, incluyendo los exámenes de sangre y el


uroanálisis, se deben realizar al menos una vez al año. Las vacunas
administradas rutinariamente a los camélidos incluyen Clostridium C
& D y tétanos. Las vacunas para el virus del oeste del Nilo y la del
virus de la encefalitis equina pueden ser necesarias en algunas
áreas.

En las zonas endémicas de rabia, debe administrarse la vacuna


antirrábica. Los animales gestantes deben ser estimulados con
vacunas de 4 a 6 semanas antes del parto para transferir el máximo
de anticuerpos al neonato en el útero.

No se recomienda la prueba cutánea de rutina para tuberculosis


utilizando PPD porque los animales a menudo se volverán reactivos.
La tuberculosis se discutirá más adelante en la sección dedicada a
las enfermedades infecciosas.

Los pies de los camélidos se deben observar con regularidad. Muchos


CSA requerirán recortes regulares de uñas. Generalmente los CVM no
requieren recortes de uñas, pero si se llegara a requerir, debe ser
bajo sedación. La sedación generalmente no es necesaria para los CSA
domésticos, pero necesitan entrenamiento para permitir que sus patas
sean levantadas y trabajadas. Lo ideal sería que el animal estuviera
en una manga de manejo.

La autora utiliza principalmente tijeras de jardín para las patas de


los CSA. El objetivo es simplemente recortar la uña e incluso con la
almohadilla de la pata. Ocasionalmente será necesario remover
algunas uñas de los pies. Las almohadillas deben quedarse solas. Si
el pie está extremadamente cubierto o deforme, se deben tomar primero
radiografías, para determinar la ubicación de los huesos subyacentes
en relación con las estructuras externas.

Los problemas de los pies se deben resolver en forma gradual


realizando recortes constantes con la finalidad de evitar que el
animal quede cojo o incómodo. Los camélidos que se mantienen en zonas
excesivamente húmedas suelen desarrollar infecciones por hongos
(“afta”) e infecciones entre los pies y en las almohadillas. Si estos
se encuentran, tienen que tratarse en conjunto con cambios en el
manejo y cuidado de los animales.

Control parasitario

Los nematodos gastrointestinales se están convirtiendo en un


problema importante en los camélidos debido al aumento de la
resistencia a múltiples antihelmínticos (Gillespie 2010). Los
tricuros (Trichuris spp.) son particularmente problemáticos debido
a que los animales a menudo no arrojan huevos incluso en infecciones
graves. Las infecciones con Haemonchus contortus pueden llevar a la
anemia severa, al igual que en los rumiantes domésticos.

Las recomendaciones para el control parasitario incluyen flotaciones


fecales 4 veces al año y exámenes de conteo de huevos fecales para
identificar la resistencia y evaluar la eficacia antihelmíntica. Una
reducción del 90% o más es deseable. Los animales deben pesarse antes
de la desparasitación para evitar subdosificaciones.

El gusano meníngeo, Parelophostrongylus tenius, las larvas nasales


(Cephenemyia) y los trematodos hepáticos (Fascioloides magna) son
riesgosos para los camélidos que comparten pastizales con los
cérvidos silvestres.

P. tenius es un grave problema ya que causa enfermedad neurológica


severa y permanente en los camélidos que son los huéspedes
terminales. Los caracoles y babosas son los huéspedes intermediarios
y los venados infectados, que permanecen asintomáticos, son los
huéspedes primarios. Los camélidos se infectan al comer a los
huéspedes intermediarios. Una vez dentro del camélido, la larva migra
a la médula espinal y al cerebro y comienza a labrar su camino a
través del tejido del sistema nervioso.

Una serie de signos neurológicos se asocian con P. tenius que


dependen de dónde se esté moviendo la larva dentro del sistema
nervioso. El tratamiento rara vez es útil, la clave es la prevención.
En áreas infectadas con P. tenius, puede ser útil mantener los
potreros de los cérvidos separados de los de los camélidos y secar
las áreas o utilizar molusquicidas para evitar infestaciones de
babosas y caracoles. Las terapias preventivas incluyen la aplicación
de ivermectina mensualmente, pero esto ha contribuido a la
resistencia. El diagnóstico puede ser un reto, especialmente al
comienzo del curso de la enfermedad, pero el hallazgo de eosinofilia
en el LCR en conjunto con los signos neurológicos es sensible y
específico (Pinn 2013).

Trasquilado
Los CSA son extremadamente intolerantes al calor y trasquilar la
fibra en el clima cálido es una necesidad. Existen muchos cortes
posibles; un “corte de barril” se muestra en la Fotografía 23, pero
puede ser necesario trasquilar al animal en su totalidad. Se deben
utilizar las grandes cizallas eléctricas y las hojas especiales para
los camélidos. Trasquilar a los CSA es una forma de arte y no todo
el mundo lo hace bien.

Los CVM mudan su pelo de invierno conforme el clima es más cálido.


Ellos generalmente no necesitan ser trasquilados, pero pueden lucir
extremadamente desaliñados durante este periodo. Almohazarlos o
cepillarlos, si lo permiten, puede ayudar con la apariencia general.

Cirugía
La cirugía más común que se realiza en los camélidos es la
castración. La castración no se debe realizar en camélidos antes de
los 2 años de edad. La castración temprana puede retardar el cierre
epifisiario, provocar caída del menudillo y cojera permanente y
severa. Los animales deben tener una adecuada profilaxis contra el
tétanos y ser estimulados por lo menos 2 semanas previas a la
cirugía. Se debe administrar una sedación fuerte para este
procedimiento. Se puede instilar una pequeña cantidad de lidocaína
dentro del saco escrotal.

La autora prefiere al animal en decúbito lateral, pero algunos


médicos prefieren procedimientos de pie. Los testículos pueden
removerse, ya sea con 2 incisiones escrotales o 2 incisiones
preescrotales. Las incisiones se deben dejar abiertas para su drenaje
(Washburn 2012). La autora administra rutinariamente una sola dosis
ya sea de penicilina procaínica o de ceftiofur como profilaxis
antibiótica y meglumina de flunixin antes de que el animal se
despierte.

El trabajo dental es otro procedimiento quirúrgico común. Los dientes


de pelea suelen limarse y no se retiran en los machos. Esto tiene
que realizarse anualmente. Se puede utilizar un pequeño limador,
herramienta dremel o alambre gigli. Los animales primero deben
sedarse y trabajarse en una manga de manejo. Sin embargo, la
osteomielitis de la mandíbula o “mandibula grumosa”, requiere
anestesia general, intubación y un cirujano experimentado. La
osteomielitis a menudo ocurre secundaria a los abscesos de la raíz
del diente. Estos animales pueden presentar pérdida de peso y pobre
desempeño.

Las extracciones dentales y las cirugías para la osteomielitis de la


mandíbula están asociadas con complicaciones postquirúrgicas
(Niehaus 2007). Deben realizarse tomas radiográficas apropiadas de
cráneo y dientes, TC o RM de la cabeza antes de la intervención
quirúrgica para determinar el mejor enfoque y la extensión de la
enfermedad.

La cirugía del cólico puede salvar la vida como en los caballos,


pero el diagnóstico temprano puede ser complicado por el estoicismo
de la especie. Es necesaria una exploración completa. Para este
procedimiento se recomienda ponerse en contacto con un cirujano
experimentado en grandes animales.

El trauma y la reparación de las fracturas también son comunes. Los


CVM son propensos a las fracturas mandibulares (Amhed 2011); los CSA
se fracturan los huesos largos (Newman 2009). Hay muchos documentos
disponibles que describen su manejo (Johnson 2000; Newman 2007;
Semevolos 2008; Shoemaker 2007).
Las cesáreas se realizan para aliviar distocias, especialmente las
causadas por torsiones uterinas que son comunes tanto en CSA como en
CVM (Anderson 2009).

Un abordaje ventral por la línea media se considera óptimo, pero una


incisión paralumbar izquierda es preferida por algunos cirujanos
(Anderson 2009). Es necesaria una atención postoperatoria adecuada
después de la cirugía abdominal en general, incluidos los
antibióticos y la vigilancia estrecha.

Mientras que algunas cirugías en camélidos como el limado de dientes


y la castración se pueden realizar en el campo, es opinión de la
autora que las cesáreas y las cirugías de cólico se realicen en un
ambiente quirúrgico estéril.

Farmacéuticos

Ellen Wiedner, VMD


Diplomada, Medicina Interna de Grandes Animales
(American College of Veterinary Internal Medicine).
La farmacocinética de los camélidos es a menudo considerablemente
diferente que la de los rumiantes. Por lo general, es mejor
extrapolar las dosis de fármacos de una especie de camélido a otra
que de una especie de rumiante a un camélido. No se han realizado
estudios farmacocinéticos en camellos bactrianos.

Las Tablas 3 y 4 contienen las dosis de los medicamentos de uso común


para llamas, alpacas y dromedarios, respectivamente. En opinión de
la autora, la meglumina de flunixin es un fármaco extremadamente
fuerte en los CVM y debe evitarse si es posible.

Se ha reportado toxicidad con enrofloxacina causando retinopatía en


un guanaco (Harrison 2006).

Muchos de los medicamentos orales no sobreviven los 3 compartimentos


del estómago. Esto se ha demostrado con el omeprazol y el
trimetoprim/sulfametoxazol.
Enfermedades infecciosas
Enfermedades virales

El virus del oeste del Nilo (VON) es un flavivirus transmitido por


artrópodos. Los CSA son los huéspedes finales y la mayoría con
seroconversión nunca muestran signos. Los signos, si están
presentes, son neurológicos: ataxia asimétrica, ceguera repentina,
parálisis y temblores de cabeza (Dunkel 2004).

El tratamiento es de soporte y 50% de los animales clínicamente


afectados se recuperarán totalmente. El diagnóstico antemortem es
complicado, pero un aumento de 4 veces en los títulos séricos dentro
de 2 semanas en conjunto con signos neurológicos son sugerentes.

El diagnóstico postmortem puede hacerse por PCR, el aislamiento viral


o inmunohistoquímica de tejidos. El uso de vacunas equinas del virus
del oeste del Nilo es debatible, en gran parte porque la enfermedad
es rara.

La administración de 3 vacunas a intervalos de 3 semanas ha


demostrado proporcionar títulos en llamas y alpacas, pero no está
claro si los títulos son de protección. Los títulos también son de
corta duración y no se han realizado estudios de desafío. Las
reacciones vacunales se han reportado en el sitio de inyección desde
edema hasta anafilaxia (Whitehead 2009 b).

La prevención generalmente incluye el control de los mosquitos. Esto


incluye el uso de pesticidas, remoción del agua estancada y llevar
a los animales por las noches a graneros con ventiladores que estén
funcionando (Kutzler 2013).

El virus de la diarrea viral bovina (VDVB) es un pestivirus. Este es


un patógeno emergente tanto de los CSA como de los CVM en todo el
mundo (Gao 2013; Jarvinen 2014; Van Amstel 2010). Las alpacas y los
camellos bactrianos parecen ser más suceptibles, pero los casos se
han visto tanto en llamas como en dromedarios (Evermann 2006).

Se han identificado múltiples subgenotipos, pero el VDVB 1b no


citopático, aparece como el más común (Van Amstel 2010). Aún no se
ha identificado un único pestivirus camélido, aunque se sospecha de
su existencia (Evermann 2006).
Los signos del VDVB en los camélidos incluyen falta de crecimiento,
letargo, pérdida de peso, descarga nasal y neumonía. El VDVB también
causa aborto, muerte fetal y neonatos prematuros débiles. A
diferencia de la situación en los rumiantes, la diarrea no siempre
se observa (Van Amstel 2001).

El ganado bovino puede ser una fuente de propagación de la


enfermedad. La fisiopatología del VDVB en camélidos es diferente de
la de los rumiantes y actualmente se encuentra bajo estudio.

La transmisión ocurre a través del contacto con fluidos corporales


infectados, incluyendo secreciones nasales, saliva, semen, leche,
orina y heces. Las crías persistentemente infectadas (PI) son fuentes
importantes de transmisión, debido al hecho de que frecuentemente
tienen secreciones nasales abundantes (Van Amstel 2010).

Las crías persistentemente infectadas pueden presentar la enfermedad


aguda o crónica aunque esta última es más común. Estos jóvenes
presentarán atrofia, anemia y leucopenia, así como edema de las
articulaciones o neumonía que no responde a antibióticos. Estos casos
algunas veces se confunden con animales con fracaso de la
transferencia pasiva (que puede ser una comorbilidad) o con el
síndrome de inmunodeficiencia en llamas juveniles (SILJ) que es poco
común.

La hipoplasia cerebelar, con frecuencia observada en los terneros,


no se ha reportado en camélidos, ni tienen enfermedad en las mucosas.
Además, los hallazgos en la necropsia pueden ser mínimos; otra
diferencia entre los camélidos y el ganado.

Actualmente, se recomiendan las pruebas de PCR en sangre completa


para el diagnóstico del VDVB en los camélidos. El aislamiento del
virus (AV) también se puede realizar en la sangre o en los tejidos
(Jarvinen 2014). La prueba de ELISA no es válida en camélidos. Si
las pruebas de AV son positivas en un animal vivo, estas deben
repetirse varias semanas después para ver si el animal ha resuelto
la infección o está persistentemente infectado.

Las muestras de sueros pareados con un incremento de 4 veces en los


anticuerpos son sugerentes de infección activa. La detección en el
rebaño puede ser vía PCR en muestras de sangre agrupadas. Sin
embargo, las pruebas de seroneutralización no se pueden utilizar en
los animales vacunados y no detectarán animales persistentemente
infectados ya que ellos no producen anticuerpos (Van Amstel 2010).
La vacunación con la vacuna de virus muerto del VDVB de ganado se
ha utilizado pero aún no se recomienda ampliamente hasta tener más
datos disponibles. La vacunación también interfiere con algunas de
las técnicas de diagnóstico. La prevención incluye mantener al rebaño
encerrado, revisiones repetidas y una excelente higiene.

El herpesvirus equino (HVE-1) puede causar ceguera y encefalitis en


los CSA (Rebhun 1988). Parece raro, sin embargo, y no ha sido
reportado en los CVM. Los anticuerpos contra HVE-1 se han encontrado
en vicuñas de vida libre en Argentina (Marcoppido 2010). La eficacia
de las vacunas equinas no está clara, pero si se usan deben limitarse
a las vacunas de virus muerto.

El HVE-1 es altamente contagioso por lo que su prevención es


importante. Los cuidadores que han estado trabajando con caballos en
zonas donde se ha reportado el HVE-1, deben cambiarse las botas y la
ropa cuando se mueven de las instalaciones de los camélidos a las de
los equinos. La transmisión por fómites implica que el lavado de
manos y de equipos es esencial.

La encefalitis equina del este es un alfavirus (Togaviridae)


transmitido por los mosquitos, principalmente Culiseta melanura. Los
camélidos son los huéspedes finales. Los signos son de enfermedad
aguda del sistema nervioso central que incluyen espasmos de la
cabeza, convulsiones, defectos de los nervios craneales y muerte
súbita (Nolen-Walston 2007). No hay tratamiento disponible.

El diagnóstico antemortem es difícil, pero se puede observar un


aumento en la concentración de las proteínas en el LCR (Nolen-Walston
2007). El diagnóstico en la necropsia se puede hacer utilizando PCR
e inmunohistoquimica de tejido del sistema nervioso.
La vacunación utilizando 3 dosis de una vacuna bivalente equina de
virus muerto produce títulos pero la duración de la protección es
desconocida. No se han reportado efectos secundarios de la vacuna
(Benedice 2009a).

La fiebre aftosa (VFA) es causada por un picornavirus. Hasta hace


poco, se pensaba que los camélidos eran inmunes a la enfermedad.
Recientemente se ha demostrado que los camélidos bactrianos son
capaces no sólo de contraer la enfermedad sino también de
transmitirla (Wernery 2012a).
A pesar de que los CSA parecen no ser susceptibles a esta enfermedad,
se ha bloqueado la importación de los CSA de países de Sudamérica
con VFA. El VFA se presenta con vesículas en las membranas mucosas.
Otras causas de vesículas son la estomatitis vesicular y la
fotosensibilización hepática por comer ciertas plantas.

Una enfermedad emergente importante, además de una zoonosis seria es


el síndrome respiratorio por coronavirus del Medio Oriente (SRMO-
Co-V). La enfermedad solo se ha visto en dromedarios que residen en
el Oriente Medio (Reusken 2013) y afecta tanto a animales adultos
como jóvenes. Los camélidos presentan signos respiratorios de leves
a moderados que incluyen tos, secreción nasal y disminución del
apetito, pero a menudo se recuperan (Hemida 2014).

Los humanos que se infectan a través de la transmisión por aerosoles


pueden ser asintomáticos o desarrollar neumonía severa, síndrome de
distrés respiratorio agudo, signos gastrointestinales y falla
orgánica múltiple. La transmisión de humano a humano todavía no se
ha demostrado (Reusken 2013). La prevalencia de anticuerpos de SRMO-
Co-V en los dromedarios en Arabia Saudita es extremadamente alta.

El ectima contagioso también conocido como “orf”, es causado por un


parapoxvirus zoonótico. La Fotografía 24 muestra a un dromedario
joven con orf. Por lo general, los animales presentan lesiones con
costras en la nariz y la boca. La enfermedad se puede contraer a
través del contacto directo con los rumiantes infectados, por fómites
y de costras en el medio ambiente. Los manejadores que ven lesiones
en el hocico deben usar guantes y estar atentos con la higiene.

La viruela del camello es una enfermedad viral grave y común en los


CVM en los países del área. No se ha reportado en América del Norte,
América del Sur o Australia. Se transmite por contacto directo y por
insectos vectores.

Otras enfermedades virales de camélidos incluyen estomatitis


vesicular y virus del papiloma (Bravo 2014).

Enfermedades bacterianas

Mycobacterium avium paratuberculosis, también conocida como Johnes


o paratuberculosis, parece ser una enfermedad cada vez más importante
de los CSA y de los CVM. (Munster 2013; Fecteau 2014).
Johnes causa una enteropatía perdedora de proteínas caracterizada en
los camélidos por pérdida de peso y edema y, algunas veces pero no
siempre, diarrea. A menudo hay mucho tiempo entre la infección y la
aparición de los signos clínicos, y durante este periodo el animal
puede eliminar los microorganismos infecciosos en sus heces. La
prevalencia de la enfermedad en los camélidos es desconocida, aunque
un estudio encontró una prevalencia del 6% en los Estados Unidos
(Fecteau 2013).

La enfermedad también afecta a los CVM (Alhebabi 2010). El


diagnóstico se realiza a través del cultivo fecal y PCR fecal
(Fecteau 2013). No hay tratamiento. Los animales afectados deben ser
sacrificados o reubicados en otra parte. A los neonatos no se les
debe permitir lactar de madres positivas confirmadas a Johnes.
Cualquier sustituto de calostro o leche en fórmula debe provenir de
instalaciones libres de Johnes.

La tuberculosis también se está reconociendo cada vez más en los


camélidos, principalmente en Europa para los CSA, y en África y Medio
Oriente para los CVM (Wernery 2007; Zanolari 2009). En el Reino
Unido, el Mycobacterium pinnipedii un miembro del complejo
Mycobacterium tuberculosis (Mtb), a menudo está involucrado. M.
bovis y M. microti también se han identificado (Twomey 2010; Zanolari
2009). Entre el 2003 y el 2006, se reportaron 42 casos de
tuberculosis en CSA del Reino Unido (Álvarez 2012).

Los síntomas en los camélidos son a menudo inespecíficos e incluyen


letargo, disminución del apetito y pérdida de peso. Ocasionalmente
puede presentarse tos u otros síntomas respiratorios leves (Alvarez
2012). Se ha reportado muerte súbita. Se piensa que la latencia es
probable pero se sabe poco de ella.

El diagnóstico es igualmente desafiante. Las pruebas serológicas


carecen de sensibilidad y especificidad (Alvarez 2012) y la prueba
de la tuberculina intradérmica PPD, que normalmente se realiza en la
región axilar de los CSA y los CVM, a menudo produce tanto resultados
falsos negativos como falsos positivos (Wernery 2012 b).

Curiosamente, la prueba de la piel a menudo funciona bastante bien


en los animales infectados experimentalmente, pero pobremente en los
camélidos infectados de forma natural, lo que sugiere que los
estudios replican pobremente la infección natural (Alvarez 2012). En
la necropsia, típicamente se observan granulomas en los pulmones y
algunas veces en los linfonodos, los cuales contienen algunos bacilos
ácido-alcohol resistentes.

En general, no se da tratamiento a los animales diagnosticados


antemorten (Wernery 2012). La isoniacida es tóxica para los camélidos
bactrianos y no se recomienda para uso en cualquiera de las especies
de camélidos (Bush 1986).

El Corynebacterium pseudotuberculosis, es causa de la linfadenitis


caseosa en los rumiantes, también afecta a los CSA y a los CVM
(Anderson 2004; Tejedor 2004; Braga 2006). Los animales suelen
desarrollar grandes abscesos en los linfonodos (Ver Fotografía 25),
más comúnmente en los nodos retrofaríngeos, axilares y poplíteos,
pero otros linfonodos también pueden ser afectados.

A diferencia de un absceso típico, los linfonodos afectados son fríos


al tacto. La enfermedad es altamente contagiosa a otros camélidos y
a los rumiantes, y se propaga en el medio ambiente cuando los
abscesos se revientan y drenan. La transmisión puede ocurrir a través
de la ingestión, inhalación o contacto directo con las heridas
(Wernery 2012 a).
Los animales afectados están por el contrario, generalmente alertas
y radiantes. La infección sistémica que se produce en los rumiantes
domésticos no se ha reportado en los camélidos.

El diagnóstico se realiza a través del cultivo del material del


absceso. La serología, utilizada en los rumiantes domésticos no ha
sido explorada en los camélidos. El tratamiento generalmente
consiste en la extirpación quirúrgica de los abscesos, aunque los
animales deben considerarse todavía como infectados incluso si se
eliminan los abscesos.

Los antibióticos no se recomiendan hasta después de la cirugía


(Anderson 2004). En los CVM, otras Corinebacterium spp pueden estar
involucradas en la formación de abscesos en los linfonodos.

El Mycoplasma haemolamae (anteriormente Eperythrozoon) es un


organismo oportunista que se transporta en la sangre. Puede causar
anemia de leve a importante e incluso mortal. Sin embargo, los
camélidos infectados algunas veces permanecen asintomáticos. Su
presencia en un frotis de sangre debe alertar al clínico de la
presencia de otras enfermedades o factores estresantes subyacentes
incluyendo una mala nutrición o la inmunosupresión.
El organismo también puede identificarse a través de PCR (Bildfell
2012). Poco se sabe sobre la patogénesis del organismo, pero se cree
que se transmite por la picadura de los insectos y la transmisión
vertical (Tornquist 2011). El tratamiento se realiza con
oxitetraciclina, pero muchos animales permanecen después como
portadores crónicos (Tornquist 2009).

La enterotoxemia, causada por Clostridium perfringens, puede ser


fatal en los neonatos. La prevención se hace por medio de la
vacunación. Para más detalles sobre esta enfermedad se invita a los
lectores a consultar los libros de texto de rumiantes o el módulo
sobre caprinos.

Enfermedades fúngicas

La coccidioidomicosis es causada por el hongo Coccidioides immitis


y C. posadasii que causa la fiebre del Valle de Rift en algunas
partes de los Estados Unidos, específicamente en Arizona y California
(Fowler 1992). La enfermedad es insidiosa y mientras que el manejo
es posible por periodos de tiempo utilizando diversos antifúngicos,
los animales por lo general fallecen eventualmente.

Los signos no son específicos e incluyen letargo, pérdida de peso y


depresión. Se ha reportado aborto fúngico en una alpaca (Diab 2013).
El diagnóstico puede realizarse mediante radiografías y lavados
transtraqueales o broncoalveolares. La enfermedad provoca la
formación de granulomas en pulmones, linfonodos y riñones. La
coccidioidomicosis no se ha reportado en los CSA o en los CVM que
viven en las áreas infectadas por los hongos.

La queratitis fúngica es bastante común en los CSA. Aspergillus


fumigatus y Fusarium solani son los que se cultivan con mayor
frecuencia. Los animales presentaron abscesos estromales,
perforación corneal, úlceras estromales o queratitis no ulcerativa.
La mayoría fueron tratados exitosamente con medicación tópica
(Ledbetter 2013).

La pitiosis, es causada por el hongo Pythium insidiosum y fue


reportada en un dromedario en Estados Unidos (Wellehan 2004). La
autora ha visto otros dos casos en dromedarios. Ninguno de los
animales sobrevivió a pesar del tratamiento.

Enfermedades parasitarias
En los países del área de distribución, la tripanosomiasis causada
por Trypanosoma evansii y T. brucei, es una de las enfermedades más
comunes y significativas de los CVM en África y la India. Los casos
recientes se han reportado en Francia, en los animales procedentes
de las Islas Canarias (Dequesnes 2008).

Los organismos son transmitidos por moscas de la familia Tabanidae


incluyendo Stomoxys spp. y causan una enfermedad caracterizada por
debilidad, pérdida de peso, edema de las piernas y el cuello, y
diarrea. (Roetcher 1987). La anemia es el sello distintivo de la
enfermedad y puede ser fatal. La enfermedad también causa
infertilidad (Al-Qarawi 2004), abortos y altos niveles de mortalidad
neonatal (Gutiérrez 2005). Conocido como “surra” (T. evansi) y
“Ngana” (T. brucei), el diagnóstico se hace por el hallazgo de
tripanosomas en la sangre periférica, mediante serología o por PCR.
Se ha intentado el tratamiento con una variedad de fármacos
incluyendo suramina, melarsoprol e isometamidium (Roetcher 1987).

Los nematodos gastrointestinales se han discutido en una sección


anterior. Aquí se hará mención del protozoario Eimeria macuensis.
Este organismo en particular causa enfermedad severa en los CSA
jóvenes y viejos. Los animales a menudo muestran inicialmente signos
inespecíficos, incluyendo letargo, pérdida de peso, anorexia y
diarrea, que progresan rápidamente a un choque circulatorio y muerte.

La flotación fecal suele ser negativa en un inicio, lo que hace que


el diagnóstico se confunda, pero el PCR fecal puede ser valioso
(Cebra 2012).

El tratamiento agresivo con cristaloides, coloides, cuidado de apoyo


y el amprolio pueden ser de utilidad, pero la tasa de mortalidad
todavía puede ser alta (Cebra 2007). En la necropsia las lesiones y
parásitos pueden encontrarse más a menudo en el íleon y el yeyuno
distal. Los animales también pueden desarrollar lipidosis hepática,
sepsis y úlceras en C3. El ponazuril es otra opción de tratamiento
(Prado 2011).

Cryptosporidium spp. provoca otra enfermedad protozoaria importante


de los camélidos, principalmente de los neonatos de menos de 3
semanas de edad, aunque en ocasiones también de los animales más
viejos (Wessels 2013). El organismo es zoonótico. La infección puede
autolimitarse, pero los animales que presentan diarrea severa,
deshidratación y alteraciones metabólicas requieren tratamiento
(Waitt 2008).

El diagnóstico se realiza por medio de la flotación fecal en conjunto


con la tinción acido-rápida de las heces. La tinción con anticuerpos
fluorescentes de las heces puede utilizarse también para el
diagnóstico. Se requiere de una terapia agresiva de líquidos tanto
con coloides como con cristaloides; muchos requieren también
nutrición parenteral.

Otras medidas de soporte incluyen antibióticos, antiinflamatorios,


suplementos de vitaminas y una buena atención de enfermería. A pesar
del tratamiento, se puede presentar choque e insuficiencia renal
(Waitt 2008).

Los ácaros de la sarna que incluyen Chorioptes spp., Sarcoptes spp.,


y Demodex spp., causan una enfermedad dermatológica significativa
tanto en CVM como en CSA (Twomey 2009; Eo 2010; Scott 2011; Gomez-
Puerta 2013). Los signos no específicos incluyen alopecia,
descamación e hiperpigmentación, junto con eritema, costras y
pioderma.
Las lesiones se encuentran a menudo en las zonas del vientre,
inguinal y axilar, así como en la cara. Ver fotografía 26. Los
diferenciales incluyen dermatosis sensible al zinc y los piodermas
bacterianos. El diagnóstico a menudo requiere de una biopsia porque
los raspados de la piel pueden no evidenciar los ácaros.

El tratamiento incluye antihelmínticos tópicos y sistémicos y


terapia antimicrobiana si se presenta pioderma. Debido a la molestia,
muchos animales se beneficiarán con los analgésicos.

Farmacéuticos

Ellen Wiedner, VMD


Diplomada, Medicina Interna de Grandes Animales
(American College of Veterinary Internal Medicine).
La farmacocinética de los camélidos es a menudo considerablemente
diferente que la de los rumiantes. Por lo general, es mejor
extrapolar las dosis de fármacos de una especie de camélido a otra
que de una especie de rumiante a un camélido. No se han realizado
estudios farmacocinéticos en camellos bactrianos.

Las Tablas 3 y 4 contienen las dosis de los medicamentos de uso común


para llamas, alpacas y dromedarios, respectivamente. En opinión de
la autora, la meglumina de flunixin es un fármaco extremadamente
fuerte en los CVM y debe evitarse si es posible.

Se ha reportado toxicidad con enrofloxacina causando retinopatía en


un guanaco (Harrison 2006).

Muchos de los medicamentos orales no sobreviven los 3 compartimentos


del estómago. Esto se ha demostrado con el omeprazol y el
trimetoprim/sulfametoxazol.

Enfermedades infecciosas
Enfermedades virales

El virus del oeste del Nilo (VON) es un flavivirus transmitido por


artrópodos. Los CSA son los huéspedes finales y la mayoría con
seroconversión nunca muestran signos. Los signos, si están
presentes, son neurológicos: ataxia asimétrica, ceguera repentina,
parálisis y temblores de cabeza (Dunkel 2004).

El tratamiento es de soporte y 50% de los animales clínicamente


afectados se recuperarán totalmente. El diagnóstico antemortem es
complicado, pero un aumento de 4 veces en los títulos séricos dentro
de 2 semanas en conjunto con signos neurológicos son sugerentes.

El diagnóstico postmortem puede hacerse por PCR, el aislamiento viral


o inmunohistoquímica de tejidos. El uso de vacunas equinas del virus
del oeste del Nilo es debatible, en gran parte porque la enfermedad
es rara.

La administración de 3 vacunas a intervalos de 3 semanas ha


demostrado proporcionar títulos en llamas y alpacas, pero no está
claro si los títulos son de protección. Los títulos también son de
corta duración y no se han realizado estudios de desafío. Las
reacciones vacunales se han reportado en el sitio de inyección desde
edema hasta anafilaxia (Whitehead 2009 b).

La prevención generalmente incluye el control de los mosquitos. Esto


incluye el uso de pesticidas, remoción del agua estancada y llevar
a los animales por las noches a graneros con ventiladores que estén
funcionando (Kutzler 2013).

El virus de la diarrea viral bovina (VDVB) es un pestivirus. Este es


un patógeno emergente tanto de los CSA como de los CVM en todo el
mundo (Gao 2013; Jarvinen 2014; Van Amstel 2010). Las alpacas y los
camellos bactrianos parecen ser más suceptibles, pero los casos se
han visto tanto en llamas como en dromedarios (Evermann 2006).

Se han identificado múltiples subgenotipos, pero el VDVB 1b no


citopático, aparece como el más común (Van Amstel 2010). Aún no se
ha identificado un único pestivirus camélido, aunque se sospecha de
su existencia (Evermann 2006).

Los signos del VDVB en los camélidos incluyen falta de crecimiento,


letargo, pérdida de peso, descarga nasal y neumonía. El VDVB también
causa aborto, muerte fetal y neonatos prematuros débiles. A
diferencia de la situación en los rumiantes, la diarrea no siempre
se observa (Van Amstel 2001).

El ganado bovino puede ser una fuente de propagación de la


enfermedad. La fisiopatología del VDVB en camélidos es diferente de
la de los rumiantes y actualmente se encuentra bajo estudio.

La transmisión ocurre a través del contacto con fluidos corporales


infectados, incluyendo secreciones nasales, saliva, semen, leche,
orina y heces. Las crías persistentemente infectadas (PI) son fuentes
importantes de transmisión, debido al hecho de que frecuentemente
tienen secreciones nasales abundantes (Van Amstel 2010).

Las crías persistentemente infectadas pueden presentar la enfermedad


aguda o crónica aunque esta última es más común. Estos jóvenes
presentarán atrofia, anemia y leucopenia, así como edema de las
articulaciones o neumonía que no responde a antibióticos. Estos casos
algunas veces se confunden con animales con fracaso de la
transferencia pasiva (que puede ser una comorbilidad) o con el
síndrome de inmunodeficiencia en llamas juveniles (SILJ) que es poco
común.
La hipoplasia cerebelar, con frecuencia observada en los terneros,
no se ha reportado en camélidos, ni tienen enfermedad en las mucosas.
Además, los hallazgos en la necropsia pueden ser mínimos; otra
diferencia entre los camélidos y el ganado.

Actualmente, se recomiendan las pruebas de PCR en sangre completa


para el diagnóstico del VDVB en los camélidos. El aislamiento del
virus (AV) también se puede realizar en la sangre o en los tejidos
(Jarvinen 2014). La prueba de ELISA no es válida en camélidos. Si
las pruebas de AV son positivas en un animal vivo, estas deben
repetirse varias semanas después para ver si el animal ha resuelto
la infección o está persistentemente infectado.

Las muestras de sueros pareados con un incremento de 4 veces en los


anticuerpos son sugerentes de infección activa. La detección en el
rebaño puede ser vía PCR en muestras de sangre agrupadas. Sin
embargo, las pruebas de seroneutralización no se pueden utilizar en
los animales vacunados y no detectarán animales persistentemente
infectados ya que ellos no producen anticuerpos (Van Amstel 2010).

La vacunación con la vacuna de virus muerto del VDVB de ganado se


ha utilizado pero aún no se recomienda ampliamente hasta tener más
datos disponibles. La vacunación también interfiere con algunas de
las técnicas de diagnóstico. La prevención incluye mantener al rebaño
encerrado, revisiones repetidas y una excelente higiene.

El herpesvirus equino (HVE-1) puede causar ceguera y encefalitis en


los CSA (Rebhun 1988). Parece raro, sin embargo, y no ha sido
reportado en los CVM. Los anticuerpos contra HVE-1 se han encontrado
en vicuñas de vida libre en Argentina (Marcoppido 2010). La eficacia
de las vacunas equinas no está clara, pero si se usan deben limitarse
a las vacunas de virus muerto.

El HVE-1 es altamente contagioso por lo que su prevención es


importante. Los cuidadores que han estado trabajando con caballos en
zonas donde se ha reportado el HVE-1, deben cambiarse las botas y la
ropa cuando se mueven de las instalaciones de los camélidos a las de
los equinos. La transmisión por fómites implica que el lavado de
manos y de equipos es esencial.

La encefalitis equina del este es un alfavirus (Togaviridae)


transmitido por los mosquitos, principalmente Culiseta melanura. Los
camélidos son los huéspedes finales. Los signos son de enfermedad
aguda del sistema nervioso central que incluyen espasmos de la
cabeza, convulsiones, defectos de los nervios craneales y muerte
súbita (Nolen-Walston 2007). No hay tratamiento disponible.

El diagnóstico antemortem es difícil, pero se puede observar un


aumento en la concentración de las proteínas en el LCR (Nolen-Walston
2007). El diagnóstico en la necropsia se puede hacer utilizando PCR
e inmunohistoquimica de tejido del sistema nervioso.
La vacunación utilizando 3 dosis de una vacuna bivalente equina de
virus muerto produce títulos pero la duración de la protección es
desconocida. No se han reportado efectos secundarios de la vacuna
(Benedice 2009a).

La fiebre aftosa (VFA) es causada por un picornavirus. Hasta hace


poco, se pensaba que los camélidos eran inmunes a la enfermedad.
Recientemente se ha demostrado que los camélidos bactrianos son
capaces no sólo de contraer la enfermedad sino también de
transmitirla (Wernery 2012a).

A pesar de que los CSA parecen no ser susceptibles a esta enfermedad,


se ha bloqueado la importación de los CSA de países de Sudamérica
con VFA. El VFA se presenta con vesículas en las membranas mucosas.
Otras causas de vesículas son la estomatitis vesicular y la
fotosensibilización hepática por comer ciertas plantas.

Una enfermedad emergente importante, además de una zoonosis seria es


el síndrome respiratorio por coronavirus del Medio Oriente (SRMO-
Co-V). La enfermedad solo se ha visto en dromedarios que residen en
el Oriente Medio (Reusken 2013) y afecta tanto a animales adultos
como jóvenes. Los camélidos presentan signos respiratorios de leves
a moderados que incluyen tos, secreción nasal y disminución del
apetito, pero a menudo se recuperan (Hemida 2014).

Los humanos que se infectan a través de la transmisión por aerosoles


pueden ser asintomáticos o desarrollar neumonía severa, síndrome de
distrés respiratorio agudo, signos gastrointestinales y falla
orgánica múltiple. La transmisión de humano a humano todavía no se
ha demostrado (Reusken 2013). La prevalencia de anticuerpos de SRMO-
Co-V en los dromedarios en Arabia Saudita es extremadamente alta.

El ectima contagioso también conocido como “orf”, es causado por un


parapoxvirus zoonótico. La Fotografía 24 muestra a un dromedario
joven con orf. Por lo general, los animales presentan lesiones con
costras en la nariz y la boca. La enfermedad se puede contraer a
través del contacto directo con los rumiantes infectados, por fómites
y de costras en el medio ambiente. Los manejadores que ven lesiones
en el hocico deben usar guantes y estar atentos con la higiene.

La viruela del camello es una enfermedad viral grave y común en los


CVM en los países del área. No se ha reportado en América del Norte,
América del Sur o Australia. Se transmite por contacto directo y por
insectos vectores.

Otras enfermedades virales de camélidos incluyen estomatitis


vesicular y virus del papiloma (Bravo 2014).

Enfermedades bacterianas

Mycobacterium avium paratuberculosis, también conocida como Johnes


o paratuberculosis, parece ser una enfermedad cada vez más importante
de los CSA y de los CVM. (Munster 2013; Fecteau 2014).

Johnes causa una enteropatía perdedora de proteínas caracterizada en


los camélidos por pérdida de peso y edema y, algunas veces pero no
siempre, diarrea. A menudo hay mucho tiempo entre la infección y la
aparición de los signos clínicos, y durante este periodo el animal
puede eliminar los microorganismos infecciosos en sus heces. La
prevalencia de la enfermedad en los camélidos es desconocida, aunque
un estudio encontró una prevalencia del 6% en los Estados Unidos
(Fecteau 2013).

La enfermedad también afecta a los CVM (Alhebabi 2010). El


diagnóstico se realiza a través del cultivo fecal y PCR fecal
(Fecteau 2013). No hay tratamiento. Los animales afectados deben ser
sacrificados o reubicados en otra parte. A los neonatos no se les
debe permitir lactar de madres positivas confirmadas a Johnes.
Cualquier sustituto de calostro o leche en fórmula debe provenir de
instalaciones libres de Johnes.

La tuberculosis también se está reconociendo cada vez más en los


camélidos, principalmente en Europa para los CSA, y en África y Medio
Oriente para los CVM (Wernery 2007; Zanolari 2009). En el Reino
Unido, el Mycobacterium pinnipedii un miembro del complejo
Mycobacterium tuberculosis (Mtb), a menudo está involucrado. M.
bovis y M. microti también se han identificado (Twomey 2010; Zanolari
2009). Entre el 2003 y el 2006, se reportaron 42 casos de
tuberculosis en CSA del Reino Unido (Álvarez 2012).
Los síntomas en los camélidos son a menudo inespecíficos e incluyen
letargo, disminución del apetito y pérdida de peso. Ocasionalmente
puede presentarse tos u otros síntomas respiratorios leves (Alvarez
2012). Se ha reportado muerte súbita. Se piensa que la latencia es
probable pero se sabe poco de ella.

El diagnóstico es igualmente desafiante. Las pruebas serológicas


carecen de sensibilidad y especificidad (Alvarez 2012) y la prueba
de la tuberculina intradérmica PPD, que normalmente se realiza en la
región axilar de los CSA y los CVM, a menudo produce tanto resultados
falsos negativos como falsos positivos (Wernery 2012 b).

Curiosamente, la prueba de la piel a menudo funciona bastante bien


en los animales infectados experimentalmente, pero pobremente en los
camélidos infectados de forma natural, lo que sugiere que los
estudios replican pobremente la infección natural (Alvarez 2012). En
la necropsia, típicamente se observan granulomas en los pulmones y
algunas veces en los linfonodos, los cuales contienen algunos bacilos
ácido-alcohol resistentes.

En general, no se da tratamiento a los animales diagnosticados


antemorten (Wernery 2012). La isoniacida es tóxica para los camélidos
bactrianos y no se recomienda para uso en cualquiera de las especies
de camélidos (Bush 1986).

El Corynebacterium pseudotuberculosis, es causa de la linfadenitis


caseosa en los rumiantes, también afecta a los CSA y a los CVM
(Anderson 2004; Tejedor 2004; Braga 2006). Los animales suelen
desarrollar grandes abscesos en los linfonodos (Ver Fotografía 25),
más comúnmente en los nodos retrofaríngeos, axilares y poplíteos,
pero otros linfonodos también pueden ser afectados.

A diferencia de un absceso típico, los linfonodos afectados son fríos


al tacto. La enfermedad es altamente contagiosa a otros camélidos y
a los rumiantes, y se propaga en el medio ambiente cuando los
abscesos se revientan y drenan. La transmisión puede ocurrir a través
de la ingestión, inhalación o contacto directo con las heridas
(Wernery 2012 a).
Los animales afectados están por el contrario, generalmente alertas
y radiantes. La infección sistémica que se produce en los rumiantes
domésticos no se ha reportado en los camélidos.
El diagnóstico se realiza a través del cultivo del material del
absceso. La serología, utilizada en los rumiantes domésticos no ha
sido explorada en los camélidos. El tratamiento generalmente
consiste en la extirpación quirúrgica de los abscesos, aunque los
animales deben considerarse todavía como infectados incluso si se
eliminan los abscesos.

Los antibióticos no se recomiendan hasta después de la cirugía


(Anderson 2004). En los CVM, otras Corinebacterium spp pueden estar
involucradas en la formación de abscesos en los linfonodos.

El Mycoplasma haemolamae (anteriormente Eperythrozoon) es un


organismo oportunista que se transporta en la sangre. Puede causar
anemia de leve a importante e incluso mortal. Sin embargo, los
camélidos infectados algunas veces permanecen asintomáticos. Su
presencia en un frotis de sangre debe alertar al clínico de la
presencia de otras enfermedades o factores estresantes subyacentes
incluyendo una mala nutrición o la inmunosupresión.

El organismo también puede identificarse a través de PCR (Bildfell


2012). Poco se sabe sobre la patogénesis del organismo, pero se cree
que se transmite por la picadura de los insectos y la transmisión
vertical (Tornquist 2011). El tratamiento se realiza con
oxitetraciclina, pero muchos animales permanecen después como
portadores crónicos (Tornquist 2009).

La enterotoxemia, causada por Clostridium perfringens, puede ser


fatal en los neonatos. La prevención se hace por medio de la
vacunación. Para más detalles sobre esta enfermedad se invita a los
lectores a consultar los libros de texto de rumiantes o el módulo
sobre caprinos.

Enfermedades fúngicas

La coccidioidomicosis es causada por el hongo Coccidioides immitis


y C. posadasii que causa la fiebre del Valle de Rift en algunas
partes de los Estados Unidos, específicamente en Arizona y California
(Fowler 1992). La enfermedad es insidiosa y mientras que el manejo
es posible por periodos de tiempo utilizando diversos antifúngicos,
los animales por lo general fallecen eventualmente.

Los signos no son específicos e incluyen letargo, pérdida de peso y


depresión. Se ha reportado aborto fúngico en una alpaca (Diab 2013).
El diagnóstico puede realizarse mediante radiografías y lavados
transtraqueales o broncoalveolares. La enfermedad provoca la
formación de granulomas en pulmones, linfonodos y riñones. La
coccidioidomicosis no se ha reportado en los CSA o en los CVM que
viven en las áreas infectadas por los hongos.

La queratitis fúngica es bastante común en los CSA. Aspergillus


fumigatus y Fusarium solani son los que se cultivan con mayor
frecuencia. Los animales presentaron abscesos estromales,
perforación corneal, úlceras estromales o queratitis no ulcerativa.
La mayoría fueron tratados exitosamente con medicación tópica
(Ledbetter 2013).

La pitiosis, es causada por el hongo Pythium insidiosum y fue


reportada en un dromedario en Estados Unidos (Wellehan 2004). La
autora ha visto otros dos casos en dromedarios. Ninguno de los
animales sobrevivió a pesar del tratamiento.

Enfermedades parasitarias

En los países del área de distribución, la tripanosomiasis causada


por Trypanosoma evansii y T. brucei, es una de las enfermedades más
comunes y significativas de los CVM en África y la India. Los casos
recientes se han reportado en Francia, en los animales procedentes
de las Islas Canarias (Dequesnes 2008).

Los organismos son transmitidos por moscas de la familia Tabanidae


incluyendo Stomoxys spp. y causan una enfermedad caracterizada por
debilidad, pérdida de peso, edema de las piernas y el cuello, y
diarrea. (Roetcher 1987). La anemia es el sello distintivo de la
enfermedad y puede ser fatal. La enfermedad también causa
infertilidad (Al-Qarawi 2004), abortos y altos niveles de mortalidad
neonatal (Gutiérrez 2005). Conocido como “surra” (T. evansi) y
“Ngana” (T. brucei), el diagnóstico se hace por el hallazgo de
tripanosomas en la sangre periférica, mediante serología o por PCR.
Se ha intentado el tratamiento con una variedad de fármacos
incluyendo suramina, melarsoprol e isometamidium (Roetcher 1987).

Los nematodos gastrointestinales se han discutido en una sección


anterior. Aquí se hará mención del protozoario Eimeria macuensis.
Este organismo en particular causa enfermedad severa en los CSA
jóvenes y viejos. Los animales a menudo muestran inicialmente signos
inespecíficos, incluyendo letargo, pérdida de peso, anorexia y
diarrea, que progresan rápidamente a un choque circulatorio y muerte.
La flotación fecal suele ser negativa en un inicio, lo que hace que
el diagnóstico se confunda, pero el PCR fecal puede ser valioso
(Cebra 2012).

El tratamiento agresivo con cristaloides, coloides, cuidado de apoyo


y el amprolio pueden ser de utilidad, pero la tasa de mortalidad
todavía puede ser alta (Cebra 2007). En la necropsia las lesiones y
parásitos pueden encontrarse más a menudo en el íleon y el yeyuno
distal. Los animales también pueden desarrollar lipidosis hepática,
sepsis y úlceras en C3. El ponazuril es otra opción de tratamiento
(Prado 2011).

Cryptosporidium spp. provoca otra enfermedad protozoaria importante


de los camélidos, principalmente de los neonatos de menos de 3
semanas de edad, aunque en ocasiones también de los animales más
viejos (Wessels 2013). El organismo es zoonótico. La infección puede
autolimitarse, pero los animales que presentan diarrea severa,
deshidratación y alteraciones metabólicas requieren tratamiento
(Waitt 2008).

El diagnóstico se realiza por medio de la flotación fecal en conjunto


con la tinción acido-rápida de las heces. La tinción con anticuerpos
fluorescentes de las heces puede utilizarse también para el
diagnóstico. Se requiere de una terapia agresiva de líquidos tanto
con coloides como con cristaloides; muchos requieren también
nutrición parenteral.

Otras medidas de soporte incluyen antibióticos, antiinflamatorios,


suplementos de vitaminas y una buena atención de enfermería. A pesar
del tratamiento, se puede presentar choque e insuficiencia renal
(Waitt 2008).

Los ácaros de la sarna que incluyen Chorioptes spp., Sarcoptes spp.,


y Demodex spp., causan una enfermedad dermatológica significativa
tanto en CVM como en CSA (Twomey 2009; Eo 2010; Scott 2011; Gomez-
Puerta 2013). Los signos no específicos incluyen alopecia,
descamación e hiperpigmentación, junto con eritema, costras y
pioderma.
Las lesiones se encuentran a menudo en las zonas del vientre,
inguinal y axilar, así como en la cara. Ver fotografía 26. Los
diferenciales incluyen dermatosis sensible al zinc y los piodermas
bacterianos. El diagnóstico a menudo requiere de una biopsia porque
los raspados de la piel pueden no evidenciar los ácaros.
El tratamiento incluye antihelmínticos tópicos y sistémicos y
terapia antimicrobiana si se presenta pioderma. Debido a la molestia,
muchos animales se beneficiarán con los analgésicos.

Enfermedades no infecciosas

Ellen Wiedner, VMD


Diplomada, Medicina Interna de Grandes Animales
(American College of Veterinary Internal Medicine)

Megaesófago

El megaesófago ocurre con cierta frecuencia en los CSA, pero no se


ha reportado en los CVM. La condición es generalmente idiopática y
los animales se presentan con ptialismo y formación de espuma en la
boca. La disfagia y regurgitación también están presentes de manera
habitual y la enfermedad es generalmente progresiva.

El diagnóstico algunas veces se puede hacer con radiografías simples


del esófago, pero puede requerirse la radiografía con medio de
contraste o la fluoroscopia. No existe un tratamiento, pero la
enfermedad se puede manejar al menos por un tiempo, proporcionando
varias comidas pequeñas, ofreciendo compuestos acuosos y heno
picado, y la alimentación debe realizarse al nivel de su cabeza.

El pronóstico a largo plazo es pobre (Watrous 1995). El megaesófago


en los neonatos se ha asociado con anomalías de los anillos
vasculares. La cirugía fue un fracaso en todos los casos (McKenzie
2010).

Problemas gastrointestinales
Las úlceras gástricas del tercer compartimento rara vez se
diagnostican antemortem porque los animales no muestran mucho dolor.
Si el dolor es manifiesto, típicamente con el rechinido de dientes
y sonidos zumbantes de nerviosismo, es probable que la úlcera esté
perforada y se produzca peritonitis, lo que casi siempre tiene un
desenlace fatal.

Los bloqueadores H2 o los inhibidores de la bomba de protones vía


oral, no pueden sobrevivir a los múltiples estómagos y mientras que
el pantoprazol inyectable se ha utilizado en los CSA, es muy costoso
y no siempre está disponible (Smith 2010).

El cólico es un problema común en los CSA. Definido simplemente como


un “dolor abdominal”, el cólico en los camélidos puede ser difícil
de reconocer y más aún de diagnosticar. Los signos sutiles de dolor
en un animal incluyen un tarareo más frecuente de lo habitual,
disminución del apetito, permanecer sobre su kush, disminución de la
producción de heces, encorvamiento o ausencia de interacción con el
rebaño.

Los CSA no demuestran los movimientos agónicos del caballo con


cólico; por lo tanto, a menudo en el momento en el que se reconoce
la situación, ya hay un daño interno significativo. En los casos muy
severos, se puede observar el rechinar de los dientes, levantarse y
bajar varias veces y tenesmo. Un ritmo cardiaco elevado de más de 75
latidos por minuto es preocupante, pero una frecuencia cardiaca
normal no descarta una enfermedad grave.

Las causas más comunes para ingresar a cirugía derivadas del cólico
comprenden obstrucciones por estrangulación, incluyendo torsiones
alrededor de la raíz del mesenterio, tricobezoares e
intususcepciones (Cebra 1998; Boileau 2003). La peritonitis,
enteritis y colitis también son causas de dolor abdominal.

La inflamación y la distensión abdominal pueden ser difíciles de


evaluar porque los animales son muy peludos. Por lo que colocar uno
de los brazos alrededor de su abdomen debe ser parte del examen
físico al menos en un CSA.

Un análisis de sangre, una ecografía abdominal transcutánea y las


radiografías también pueden ser útiles. En la ecografía, se debe
evaluar el movimiento intestinal y el grosor de la pared intestinal.
Si hay estiércol presente deberá examinarse cuidadosamente para
evidenciar la presencia de sangre o moco.

La autora rara vez practica exámenes rectales en CSA debido a su


tamaño pequeño, pero es teóricamente posible. Si se hace, el animal
debe estar en una manga de manejo y se debe aplicar antes un bloqueo
epidural.

Se deben realizar cirugías exploratorias en un quirófano estéril. Es


importante no esperar demasiado tiempo para tomar la decisión de
entrar a cirugía. Con obstrucciones por estrangulamiento, el
intestino comienza a necrosarse rápidamente y las alteraciones
metabólicas y sepsis se harán presentes.

El cólico parece ser más común en los CSA que en los CVM pero se
aplican los mismos principios.

Trastornos hepáticos

La lipidosis hepática es posiblemente la enfermedad hepática más


común en los CSA. Los hígados grasos se presentan tanto en las crías
como en los adultos. Las hembras embarazadas y lactantes son
susceptibles debido al trastorno en la movilización de las grasas.
Los camélidos inapetentes están particularmente en riesgo.

Los animales que desarrollan hiperlipidemia pueden tener otras


enfermedades concurrentes (Van Saun 2000; Tornquist 2001).
Dependiendo de la causa subyacente de la inapetencia, el apoyo
nutricional se puede administrar por vía oral utilizando una sonda
orogástrica o parenteralmente. (Van Saun 2000; Cloret 2011).

El médico debe estar seguro de medir los triglicéridos y lípidos


séricos. Incluso una hiperlipidemia leve debe corregirse en los
camélidos. Además, los fluidos y electrolitos son propensos a ser
anormales en los animales afectados y también requieren tratamiento.

Debido a la resistencia a la insulina, los camélidos enfermos a


menudo se vuelven hiperglucémicos, lo que requiere la administración
de insulina. La hiperglucemia- no la hipoglucemia-, es típica de los
CSA enfermos, con niveles de glucosa a veces tan altos como 500mg/dl.
Los niveles altos de glucosa pueden ser transitorios, asociados con
el estrés; si vuelven a sus niveles basales rápidamente, no se
requiere tratamiento.
Sin embargo, debido a que los CSA tienen una baja liberación de
insulina endógena y resistencia parcial a la insulina, no pueden
hacer frente de manera adecuada a la hiperglucemia (Firshman 2013).

Si la hiperglucemia persiste, esta dará lugar a la hiperosmolaridad


sanguínea y signos neurológicos. El aumento en la micción y temblores
finos de los músculos son signos tempranos de alerta. Las
convulsiones y el coma se producen más tarde. La hipernatremia
concurrente puede estar presente.

El tratamiento de la hiperglucemia involucra el uso de la insulina


regular (0.2 U/Kg IV, cada 6 hrs durante 24hrs). Una infusión a
velocidad continua (IVC) de insulina regular es otra opción. En un
informe, la solución de insulina fue preparada añadiendo 100 U de
insulina regular a 500ml de solución salina al 0.9% para llegar a
una concentración de 0.2U/ml. La IVC se administró con una velocidad
inicial de 1ml/hr (0.02 U/kg/h) y se reajustó periódicamente con
base en los niveles de glucosa en sangre y el estado de hidratación
(Buchheit 2010).

El tratamiento de la hiperosmolaridad requiere reducir los niveles


de glucosa en sangre a la par de una disminución de la hipernatremia
actual (Cebra 2000). Esto se puede hacer considerablemente más rápido
en los camélidos que en los pequeños animales debido a que la
enfermedad en sí se produce tan rápidamente que el cerebro no ha
tenido tiempo para producir osmoles idiogénicos (Cebra 2000).
Así, la solución salina de fuerza iónica media puede administrarse
vía intravenosa junto con la insulina.

Si se utiliza leche o fórmula por vía oral en los neonatos, debe


diluirse antes de ser ingerida debido a su alto contenido de sodio.
La vigilancia constante de los niveles de glucosa y sodio es
esencial. Estos casos deben manejarse en un entorno clínico,
utilizando idealmente bombas de infusión y glucómetros de soporte
lateral.

Estrés por calor

El estrés por calor es una emergencia. Aunque afecta con más


frecuencia a los CSA, los bactrianos e incluso los dromedarios
enfermos pueden sucumbir a la hipertermia. El aumento de la
temperatura ambiental, aumento de la humedad, enfermedad subclínica,
estrés, obesidad y hacinamiento predisponen al estrés por calor.
Los signos de estrés incluyen taquipnea, respirar con boca abierta,
temblores y echar espuma por la boca, anuria u oliguria, o colapso
y coma. Los hallazgos al examen físico incluyen una temperatura
corporal elevada (por arriba de 102°F y tan alta como 107°F),
arritmias cardiacas, pulso filiforme y estado mental alterado.

Los análisis de sangre muestran por lo general acidosis metabólica,


alteraciones en los electrolitos, trombocitopenia, un hematocrito
muy elevado y azotemia. Si no se trata, estos animales desarrollan
coagulación intravascular diseminada (CID), insuficiencia renal y
hepática, falla orgánica múltiple y muerte.

En los casos leves, recortar el pelo de los animales y colocarlos en


el aire acondicionado puede ser curativo. Desafortunadamente, muchos
casos están avanzados en el momento en el que se identifican. Estos
pacientes deben ser rápidamente trasquilados, con especial atención
en el abdomen y el tórax, y deben colocarse bolsas de hielo en las
regiones centrales del cuerpo. Un animal sin trasquilar no debe
mojarse ya que la fibra atrapa el agua y provoca una retención
adicional de calor. Los líquidos intravenosos fríos y los enemas de
agua fría son útiles.

La temperatura debe monitorearse cada pocos minutos y el enfriamiento


intensivo se detiene cuando la temperatura rectal disminuye a 102°F
(38.8°C). Si el enfriamiento continúa a la temperatura corporal
normal, el cuerpo estará demasiado frío. Desafortunadamente, muchos
de estos animales se descompensan dentro de las 24 a 72 horas del
tratamiento. La necrosis intestinal y el desarrollo de CID son
frecuentes.

La prevención es fundamental. Los animales tienen que ser


trasquilados en un clima cálido y se les debe aclimatar lentamente
a los ambientes más cálidos. Los ventiladores, la sombra y las
piscinas profundas son útiles. Los procedimientos veterinarios deben
programarse en las horas más frías del día y los animales sedados
nunca deben dejarse desatendidos al aire libre.

Otras causas no infecciosas de enfermedades

Las enfermedades no infecciosas reportadas en múltiples especies de


camélidos incluyen toxicidad por plantas, toxicidad con ionóforos,
envenenamiento por mordedura de serpiente, urolitiasis,
poliencefalomalacia y neoplasias, con mayor frecuencia el linfoma
(Anderson 2008; Bildfell 2012; Fowler 2008 c; Sonis 2013; Van Saun
2006).

La enfermedad metabólica ósea está bien descrita tanto en CSA como


en CVM (Van Saun 2006; Zong- Ping, 1994; Zong-Ping 2005). Los CSA
jóvenes de las regiones del norte también pueden desarrollar una
deficiencia estacional de vitamina D que conduce al raquitismo
hipofosfatémico (Van Saun 1996).

Reproducción
Machos

Los dromedarios machos experimentan un celo estacionario. Los


camellos bactrianos también entran en celo, pero por lo general en
un nivel más bajo que los dromedarios.

El celo se caracteriza por un aumento de la agresividad, el deambular


y la lucha. Los animales pueden perder peso durante este periodo
porque disminuye su apetito e incrementa su actividad. En los
dromedarios la dulaa puede mostrarse en conjunto con un aumento de
la vocalización. Las glándulas odoríferas que se encuentran en el
cuello (“poll glands”) secretan un material espeso de olor fuerte
alquitranado con el cual el macho marcará objetos en su territorio
de manera repetida, un comportamiento conocido como “smudging” /en
español es algo como sahumerio o aromatización.

Los machos también pueden rociar su orina en otros animales mientras


golpean sus colas una y otra vez de ida y vuelta. El batir de la
cola sirve para arrojar un poco de la orina sobre sí mismo lo que
eventualmente llegará a mostrar su trasero llamativo. La época del
año en la que el celo se produce depende del lugar donde viva el
animal, de su estado nutricional y de su genética (Skidmore 2000).

El dromedario macho y el camello bactriano no llegan a la pubertad


hasta que tienen 3 años de edad, pero pueden demostrar un
comportamiento sexual en etapas tempranas. Generalmente los CSA
machos llegan a la pubertad alrededor de los 12 a 13 meses. En los
CSA jóvenes la copulación no es posible a causa de las adherencias
fibroelásticas que existen entre el pene y el prepucio. Las
adherencias se rompen aproximadamente alrededor de los 2 años de
edad, que es cuando la crianza planificada puede comenzar (Tibary
2006).

Los CSA no entran en celo pero presentan cambios estacionales en su


testosterona. En las especies silvestres de CSA, estos niveles
elevados de testosterona se correlacionan con los machos que reclutan
un harén de hembras (Tibary 2006).

Hembras

Los camélidos hembras alcanzan la madurez sexual alrededor de los 2


a 3 años de edad, pero se recomienda no aparearlas hasta que tengan
por lo menos 4 años de edad. Todos los camélidos son de ovulación
inducida, pero también son reproductoras estacionales. Los CSA que
viven fuera de sus países de origen, sin embargo, pueden reproducirse
durante todo el año (Brown 2000).

El comportamiento estral incluye monta a otras hembras,


desplazamiento de un lugar a otro, edema vulvar, aumento en la
micción y posturas para orinar, y secreción vaginal transparente
(Skidmore 2000).

Los camélidos copulan con las hembras en posición sobre su kush.


Durante el apareamiento, los CSA machos a menudo vocalizan, un sonido
distintivo llamado “orgling”. La cópula dura aproximadamente 5
minutos en los bactrianos, 30 minutos en dromedarios, y en los CSA
de 5 minutos a una hora (Skidmore 2000).

Como se mencionó antes, todas las especies de camélidos son fértiles


entre sí.

La gestación es más corta en los CSA y oscila de 335 a 350 días, y


más larga en los bactrianos de 374 a 419 días. Los dromedarios tienen
una gestación que oscila entre los 365 a 410 días. (Bravo 2014). Un
solo embrión es típico; los gemelos son excepcionalmente raros.

Las hembras gestantes a menudo rechazan agresivamente a cualquier


macho que se les acerca; ésta es una técnica tosca pero a menudo
correcta para el diagnóstico de la gestación. La ecografía rectal
puede confirmar el embarazo en los CSA tan pronto como 9 días después
de la concepción, pero de manera más común de 19 a 28 días después
del apareamiento (Brown 2000).
En los CVM el diagnóstico de gestación se realiza mediante la
ecografía rectal a los 25 días después del apareamiento (Al-Rawi
2014). La ecografía transabdominal es útil en los CSA entre los 75
y 80 días.

La medición de la progesterona en plasma no siempre es fiable, ya


que no solo se eleva durante la gestación sino que también con la
presencia de un cuerpo lúteo persistente. Los altos niveles de
pérdida embrionaria han sido reportados tanto en CSA como en CVM.

La placentación en todas las especies es epiteliocorial difusa. En


los CSA, el nacimiento es más común durante las horas del día. El
agrandamiento de la ubre es variable y generalmente sutil.

El parto se produce en 3 etapas: la etapa 1 con una duración de 1 a


6 horas y se caracteriza por contracciones uterinas e incomodidad.
La etapa 2 es la etapa de labor activa y es, por lo general, muy
rápida con una duración de 15 minutos a una hora como máximo. Las
madres paren de pie; el neonato cae al suelo. La etapa 3 ocurre
dentro en 3 a 6 horas e implica la expulsión de la placenta.

La intervención veterinaria se justifica si cualquier etapa del parto


se prolonga, si el animal está perdiendo grandes cantidades de sangre
o parece estar experimentando un dolor significativo. La incidencia
de distocias en camélidos es baja pero llega a suceder. Las causas
más comunes son las posiciones anormales y la torsión uterina.

Las torsiones uterinas son más comunes en las alpacas (Anderson


2009). Las torsiones pueden ser difíciles de diagnosticar, porque la
palpación transrectal, que es la mejor técnica para el diagnóstico,
no es posible en los animales más pequeños. El uso de un ultrasonido
rectal con sonda sin guía manual es posible a veces.

Si la torsión uterina no se corrige dará lugar a una ruptura uterina.


Las dos opciones incluyen cirugía y la técnica del tablón en el
flanco como se hace en el ganado. Ambas requieren anestesia. Se
recomienda evitar la xilacina para sedar a estos animales ya que
causa una gran disminución en el flujo de sangre hacia el útero
(Tibary 2008).

Una mala presentación fetal puede corregirse si el animal es lo


suficientemente grande, el brazo del médico es lo suficientemente
pequeño y la mala presentación es sencilla. La entrada de la pelvis
de los camélidos es significativamente más estrecha que en los
rumiantes y es fácil dañar el cuello del útero y la vagina (Tibary
2008).

La gentileza y la delicadeza son la clave, así como establecer un


tiempo. Si la mala posición no se puede corregir con 15 minutos de
manipulación, la madre debe entrar a cirugía.

La retención de las membranas fetales es una secuela común de la


cesárea, pero no está asociada con malos resultados para la madre o
el bebé (Miller 2013). Si se retiene la placenta, puede utilizarse
oxitocina (5 unidades IM). El cloprostenol también ha sido útil,
pero la prostaglandina F2 alfa (dinoprost) debe evitarse ya que se
ha asociado con muertes en los camélidos (Smith 2000). No es
recomendable jalar una placenta que cuelga. Una vez que la placenta
es expulsada, esta debe ser examinada para detectar la presencia de
infección u otras anomalías.

Los prolapsos uterinos son reportados en los camellos lactantes. Son


poco frecuentes en otros camélidos (Tibary 2008). La hemorragia
posparto de las arterias vaginales (raramente de las arterias
uterinas) puede ocurrir después de la manipulación obstétrica.
Debido a que la sangre se acumula internamente, se puede perder la
visión de las arterias. Si se identifican, las arterias deben ser
suturadas. Las transfusiones sanguíneas pueden ser necesarias
después (Tibary 2008).

Se han utilizado múltiples técnicas de reproducción asistida


exitosamente en los camélidos. Estas incluyen la inseminación
artificial, la recolección y la transferencia de embriones, la
criopreservación de semen y embriones, y la fertilización in vitro
(Skidmore 2005).

Neonatos

Los camélidos recién nacidos se ponen de pie dentro de los primeros


15 a 60 minutos y el vínculo con su madre comienza de inmediato. Sin
embargo, los camélidos no lamen a sus recién nacidos. Las madres de
CSA comienzan a tararear a su bebé; tanto los CVM como los CSA rozan
sus hocicos entre sí y se tocan las narices con frecuencia. Si todo
parece estar progresando adecuadamente, los animales no deben ser
perturbados (Whitehead 2009b).
Los recién nacidos de los CVM nacen sin jorobas o solamente con
jorobas muy pequeñas. Las jorobas se desarrollan en el transcurso de
las próximas semanas a medida que crecen y aumentan de peso.

Después de completarse el periodo de vinculación, las crías deben


pesarse, sus ombligos deben lavarse con clorhexidina diluida o
yodopovidona y comenzar con el examen físico.

El peso normal al nacer para una alpaca es de 7 a 11 kg, 9 a 15 kg


para una llama y 30 a 50 kg para cualquiera de las especies de CVM.
El pulso oscila entre 60 a 100 latidos por minuto para los CSA y 80
a 120 latidos por minuto para los CVM. La frecuencia respiratoria
tiene un promedio de 30 respiraciones por minuto. La temperatura
corporal generalmente está cerca de los 100°F.

Los bebés deben ponerse de pie dentro de los primeros 30 minutos y


lactar a los 90 minutos como máximo. Por lo general, los neonatos
lactan por periodos cortos de tiempo cada hora. El meconio y la orina
son generalmente arrojados en menos de 18 horas después del
nacimiento (Tibary 2008).

Los bebés que muestren alguna evidencia de disnea representan una


emergencia verdadera. La atresia de las coanas es la anomalía
congénita más común en los CSA. Esta puede ser bilateral y
rápidamente fatal debido a que el camélido es un respirador nasal
obligado o unilateral.

Debe colocarse un espejo bajo las fosas nasales del recién nacido en
busca de condensación. El pronóstico para la reparación de la atresia
bilateral de las coanas no es bueno. La autora trabajó con una alpaca
que tenía atresia unilateral de coanas y la nariz torcida y vivió
hasta los 14 años de edad

Los nacimientos prematuros pueden estar asociados con patologías


uterinas tal como la placentitis. Los animales prematuros pueden
tener una cabeza en forma de cúpula, orejas caídas, un exceso de
membrana epidérmica remanente en su cuerpo y exceso de perioplo en
sus pies. Algunos tienen un pelaje sedoso peculiar.

Muchos pueden tener problemas para mantenerse en pie y no tener una


succión adecuada lo cual los pone en alto riesgo de falla en la
transferencia pasiva. Muchos de estos animales comienzan a
deteriorarse poco después del nacimiento debido a las secuelas de la
hipoxia perinatal y deben ser transferidos a una unidad de cuidados
intensivos (UCI).

El soporte respiratorio, cardiovascular y nutricional a menudo son


necesarios. La sepsis es una consecuencia posible. La sepsis es
también un riesgo para los animales que no reciben el calostro
adecuado después del nacimiento. El recién nacido debe ingerir del
10 al 15% de su peso corporal en calostro dentro de las siguientes
24 horas después del nacimiento e idealmente durante 12 horas.

Las pruebas para la transferencia pasiva deben realizarse entre las


18 y 24 horas. Los kits de inmunodifusión radial están disponibles
para llamas y alpacas y son considerados el estándar de oro pero se
requieren 24 horas para obtener los resultados. Otras pruebas para
la transferencia pasiva incluyen a la refractometría de sólidos
totales, en la que deben estar por arriba de 5.5g/dl (Whitehead
2009).

Las mediciones de turbidez del sulfito de sodio, sulfato de sodio y


gamma glutamil transferasa (GGT) no se deben utilizar en los
camélidos. El fracaso en la transferencia pasiva es común. Los
neonatos que han tenido fracaso en la transferencia pasiva requerirán
transfusión de plasma.

Los neonatos deben ser pesados diariamente durante el primer mes de


vida. Si se alimentaron con biberón deben continuar recibiendo del
10 al 15% de su peso durante el día repartido en tomas cada 2 horas.
Se advierte al lector que la socialización adecuada es necesaria
para los animales que son alimentados con biberón y un compañero de
4 patas debe hacerle compañía al neonato.

Se han reportado múltiples defectos congénitos en la crías. Estos


incluyen defectos cardiacos, defectos musculoesqueléticos, atresia
de colon y ano, deformaciones vulvares y otros.

La autora ha visto muchos terneros de dromedarios nacidos en los


Estados Unidos con defectos congénitos; esto es debido a que hay
pocos animales de cría en el país. Muchos animales con un defecto
tendrán otros que pueden ser menos evidentes, por lo que es
importante ser cuidadoso en el examen físico del neonato. Se remite
al lector a Fowler 2008b.
La genética de muchas anomalías es desconocida, pero se advierte a
los médicos acerca del juicio de recría de los padres de los neonatos
con defectos congénitos.

Referencias bibliográficas
Ahmed AF. Mandibular Fracture in Single‐humped Camels. Veterinary Surgery 2011;40:903-907.
Al-Qarawi A, Omar H, Abdel-Rahman H, et al. Trypanosomiasis-induced infertility in dromedary
(Camelus dromedarius) bulls: changes in plasma steroids concentration and semen
characteristics. Animal reproduction science 2004;84:73-82.
AL-Rawi H. Early pregnancy diagnosis and fetal develop of one-humped Camels (Camelus
dromedarius) in Iraq by B-Mode ultrasonography. International Journal of Advanced
Biological Research 2014;4.
Alhebabi AM, Alluwaimi AM. Paratuberculosis in Camel (Camelus dromedarius): The Diagnostic
Efficiency of ELISA and PCR. Open Veterinary Science Journal 2010;4:41-44.
Alvarez J, Bezos J, de Juan L, et al. Diagnosis of Tuberculosis in Camelids: Old Problems,
Current Solutions and Future Challenges. Transboundary and emerging diseases 2012;59:1-
10.
Anderson DE. Ionophores: Salinomycin Toxicity in Camelids In: Fowler ME,Miller E, eds. Zoo
and Wild Animal Medicine Current Therapy, 6. St Louis, Missouri: Saunders-Elsevier,
2008;62.
Anderson DE. Uterine torsion and cesarean section in llamas and alpacas. Veterinary Clinics
of North America: Food Animal Practice 2009;25:523-538.
Anderson DE. Standing restraint for conscious procedures. American College of Veterinary
Internal Medicine 2014.
Anderson DE, Rings DM, Kowalski J. Infection with Corynebacterium pseudotuberculosis in five
alpacas. Journal of the American Veterinary Medical Association 2004;225:1743-1747.
Bedenice D, Bright A, Pedersen DD, et al. Humoral response to an equine encephalitis vaccine
in healthy alpacas. Journal of the American Veterinary Medical Association 2009a;234:530-
534.
Ben Goumi M, Riad F, Giry J, et al. Hormonal control of water and sodium in plasma and urine
of camels during dehydration and rehydration. General and comparative endocrinology
1993;89:378-386.
Bildfell RJ, Loehr CV, Tornquist SJ. Diagnostic sampling and gross pathology of new world
camelids. Veterinary clinics of North America Food Animal Medicine 2012;28:577-591.
Boileau MJ, Streeter RN, Step DL, et al. Colocolic Intussusception in a 12-Year-Old Llama.
Journal of veterinary internal medicine 2003;17:937-937.
Braga WU, Chavera AE, Gonzalez AE. Clinical, humoral, and pathologic finding in adult alpacas
with experimentally induced Corynebacterium pseudotuberculosis infection. American journal
of veterinary research 2006;67:1570-1574.
Bravo PW. Camelidae In: Miller RE,Fowler ME, eds. Zoo and wild animal medicine Volume 8:
Saunders, 2014;592-601.
Brown BW. A review on reproduction in South American camelids. Animal reproduction science
2000;58:169-195.
Buchheit TM, Sommardahl CS, Frank N, et al. Use of a constant rate infusion of insulin for
the treatment of hyperglycemic, hypernatremic, hyperosmolar syndrome in an alpaca cria.
Journal of the American Veterinary Medical Association 2010;236:562-566.
Bush M, Montali RJ, Phillips LG, et al. Tuberculosis in bactrian camels. Proceedings of the
AAZV 1986:22-23.
Candlish J. Metabolic Water and the Camel's Hump -- a Textbook Survey. Biochemical education
1981;9:96-97.
Cebra CK. Hyperglycemia, hypernatremia, and hyperosmolarity in 6 neonatal llamas and alpacas.
Journal of the American Veterinary Medical Association 2000;217:1701-1704.
Cebra CK, Cebra ML, Garry FB, et al. Acute gastrointestinal disease in 27 New World camelids:
clinical and surgical findings. Veterinary Surgery 1998;27:112-121.
Cebra CK, Stang BV, Smith CC. Development of a nested polymerase chain reaction assay for
the detection of Eimeria macusaniensis in camelid feces. American Journal of Veterinary
Research 2012;73:13-18.
Cebra CK, Valentine BA, Schlipf Jr JW, et al. Eimeria macusaniensis infection in 15 llamas
and 34 alpacas. Journal of the American Veterinary Medical Association 2007;230:94-100.
Dahlborn K, Benlamilih S, Zine-Filali R, et al. Food deprivation and refeeding in the camel
(Camelus dromedarius). American journal of physiology 1992;262:R1000-R1005.
Desquesnes M, Bossard G, Patrel D, et al. First outbreak of Trypanosoma evansi in camels in
metropolitan France. Veterinary Record 2008;162:750-752.
Diab S, Johnson SM, Garcia J, et al. Case report: Abortion and disseminated infection by
Coccidioides posadasii in an alpaca (Vicugna pacos) fetus in Southern California. Medical
mycology case reports 2013;2:159-162.
Dunkel B, Del Piero F, Wotman KL, et al. Encephalomyelitis from West Nile Flavivirus in 3
Alpacas. Journal of Veterinary Internal Medicine 2004;18:365-367.
Eo KY, Kwak D, Shin T, et al. Skin Lesions Associated with Demodex sp. in a Llama (Lama
peruana). Journal of Zoo and Wildlife Medicine 2010;41:576-576.
Evermann JF. Pestiviral infection of llamas and alpacas. Small Ruminant Research 2006;61:201-
206.
Fecteau ME, Bedenice D, Cebra CK, et al. Prevalence of Mycobacterium avium subsp.
paratuberculosis Fecal Shedding in Alpacas Presented to Veterinary Hospitals in the United
States. Journal of Veterinary Internal Medicine 2013;27:1228-1233.
Firshman AM, Cebra CK, Schanbacher BJ, et al. Evaluation of insulin secretion and action in
New World camelids. American Journal of Veterinary Research 2013;74:96-101.
Firshman AM, Wünschmann A, Cebra CK, et al. Thrombotic Endocarditis in 10 Alpacas. Journal
of Veterinary Internal Medicine 2008;22:456-461.
Fowler ME. Behavioral Clues for Detection of Illness in Wild Animals: Models in Camelids and
Elephants In: Fowler ME,Miller RE, eds. Zoo and Wild Animal Medicine Current Therapy, 6.
St. Louis, Missouri: Saunders-Elsevier, 2008a;42.
Fowler ME. Congenital and Hereditary Conditions of Camelids In: Fowler ME,Miller RE, eds.
Zoo and Wild Animal Medicine Current Therapy, 6. St. Louis, Missouri: Saunders Elsevier,
2008b;390-403.
Fowler ME. Uroliths and Gastroenteroliths in Camelids In: Fowler ME,Miller RE, eds. Zoo and
Wild Animal Medicine Current Therapy, 6. St. Louis, Missouri: Saunders Elsevier, 2008c;386-
390.
Fowler M. Restraint and handling of wild and domestic animals. Ames, Iowa: Wiley-Blackwell,
2008d.
Fowler ME, Pappagianis D, Ingram I. Coccidioidomycosis in llamas in the United States: 19
cases (1981-1989). Journal of the American Veterinary Medical Association 1992;201:1609-
1614.
Frank E, Hick M, Gauna C, et al. Phenotypic and genetic description of fibre traits in South
American domestic camelids (llamas and alpacas). Small Ruminant Research 2006;61:113-129.
Gao S, Luo J, Du J, et al. Serological and molecular evidence for natural infection of
Bactrian camels with multiple subgenotypes of bovine viral diarrhea virus in Western
China. Veterinary microbiology 2013;163:172-176.
Gauly M, Vaughan J, Hogreve SK, et al. Brainstem Auditory-Evoked Potential Assessment of
Auditory Function and Congenital Deafness in Llamas (Lama glama) and Alpacas (L pacos).
Journal of Veterinary Internal Medicine 2005;19:756-760.
Gelatt K, Otzen MG, Flaneig J, et al. Results of ophthalmic examinations of 29 alpacas.
Journal of the American Veterinary Medical Association 1995;206:1204-1207.
Gillespie R-AM, Williamson LH, Terrill TH, et al. Efficacy of anthelmintics on South American
camelid (llama and alpaca) farms in Georgia. Veterinary parasitology 2010;172:168-171.
Gomez-Puerta LA, Olazabal J, Taylor CE, et al. Sarcoptic mange in vicuña (Vicugna vicugna)
population in Peru. Veterinary Record 2013;173:269.
Gutierrez C, Corbera JA, Doreste F, et al. Silica urolithiasis in the dromedary camel in a
subtropical climate. Veterinary research communications 2002;26:437-442.
Hamers-Casterman, Atarhouch T, Muyldermans S, et al. Naturally occurring antibodies devoid
of light chains. Nature 1993;363:446-448.
Harrison TM, Dubielzig RR, Harrison TR, et al. Enrofloxacin-induced retinopathy in a guanaco
(Lama guanicoe). Journal of Zoo and Wildlife Medicine 2006;37:545-548.
Hemida MG, Chu D, Poon L, et al. MERS coronavirus in dromedary camel herd, Saudi Arabia.
Emerging and Infectious Diseases 2014;20.
International Union for Conservation of Nature. IUCN Red List of Threatened Species, 2014.
Jarvinen JAC, O'Connor AM. Seroprevalence of bovine viral diarrhea virus in alpacas in the
United States and assessment of risk factors for exposure, 2006–2007. Journal of the
American Veterinary Medical Association 2014;245:696-703.
Johnson CR, Baird AN, Baird DK, et al. Long-bone fractures in llamas: six cases (1993-1998).
Journal of the American Veterinary Medical Association 2000;216:1291-1293.
Kutzler MA. West Nile virus serosurveillance in camelids. Journal of Camelid Science
2013;6:81-89.
Ledbetter EC, Montgomery KW, Landry MP, et al. Characterization of fungal keratitis in
alpacas: 11 cases (2003–2012). Journal of the American Veterinary Medical Association
2013;243:1616-1622.
McKenzie EC, Seguin B, Cebra CK, et al. Esophageal dysfunction in four alpaca crias and a
llama cria with vascular ring anomalies. Journal of the American Veterinary Medical
Association 2010;237:311-316.
Miller BA, Brounts SH, Anderson DE, et al. Cesarean section in alpacas and llamas: 34 cases
(1997-2010). Journal of the American Veterinary Medical Association 2013;242:670-674.
Munster P, Volkel I, Buchholz Av, et al. Detection of Mycobacterium avium subspecies
paratuberculosis by IS 900-based PCR assays from an alpaca (Vicugna pacos) kept in a
German zoological garden. Journal of Zoo and Wildlife Medicine 2013;44:176-180.
Naumann R. Camelus dromedarius. University of Michigan, 1999.
Newman KD, Anderson DE. Humerus fractures in llamas and alpacas: seven cases (1998 –2004).
Veterinary surgery 2007;36:68-73.
Newman KD, Anderson DE. Fracture management in alpacas and llamas. Veterinary clinics of
North America; Food animal practice 2009;25:507-522.
Niehaus AJ, Anderson DE. Tooth root abscesses in llamas and alpacas: 123 cases (1994–2005).
Journal of the American Veterinary Medical Association 2007;231:284-289.
Nolen-Walston R, Bedenice D, Rodriguez C, et al. Eastern Equine Encephalitis in 9 South
American Camelids. Journal of Veterinary Internal Medicine 2007;21:846-852.
Pinn TL, Bender HS, Stokol T, et al. Cerebrospinal fluid eosinophilia is a sensitive and
specific test for the diagnosis of Parelaphostrongylus tenuis in camelids in the
northeastern United States. Journal of Veterinary Diagnostic Investigation 2013;25:54-60.
Prado ME, Ryman JT, Boileau MJ, et al. Pharmacokinetics of ponazuril after oral administration
to healthy llamas (Lama glama). American Journal of Veterinary Research 2011;72:1386-1389.
Rebhun WC, Jenkins DH, Riis RC, et al. An epizootic of blindness and encephalitis associated
with a herpesvirus indistinguishable from equine herpesvirus I in a herd of alpacas and
llamas. Journal of the American veterinary medical association 1988;192:953-956.
Reusken CB, Haagmans BL, Müller MA, et al. Middle East respiratory syndrome coronavirus
neutralising serum antibodies in dromedary camels: a comparative serological study. The
Lancet infectious diseases 2013;13:859-866.
Roetcher D, Schillinger D, Zweygarth E. Trypanosomiasis in the camel (Camelus dromedarius).
Review sci tech office int epiz 1987;6:463-470.
Scott DW, Vogel JW, Fleis R, I., et al. Skin diseases in the alpaca (Vicugna pacos): a
literature review and retrospective analysis of 68 cases (Cornell University 1997–2006).
Veterinary dermatology 2011;22:2-16.
Semevolos SA, Huber MJ, Parker JE, et al. Complications after orthopedic surgery in alpacas
and llamas: 24 cases (2000–2006). Veterinary Surgery 2008;37:22-26.
Shoemaker R, Wilson D. Surgical repair of femoral fractures in New World camelids: five cases
(1996–2003). Australian veterinary journal 2007;85:148-152.
Skidmore J. Reproduction in dromedary camels: an update. Anim Reprod 2005;2:161-171.
Skidmore J, Billah M, Binns M, et al. Hybridizing old and new world camelids: Camelus
dromedarius X Lama guanicoe. Proceedings of the Royal Society of London Series B:
Biological Sciences 1999;266:649-656.
Skidmore L. Reproductive physiology in male and female camels In: Skidmore L,Adams GP, eds.
Recent advances in camelid reproduction. Ithaca, NY: International veterinary information
service, 2000;5 pages; A1002.0600.
Smith B, Timm K, Reed P, et al. Use of cloprostenol as an abortifacient in the llama (Lama
glama). Theriogenology 2000;54:497-505.
Smith BB. Llama and alpaca medicine and surgery. Corvallis, OR: Oregon state university,
1997.
Smith GW, Davis JL, Smith SM, et al. Efficacy and Pharmacokinetics of Pantoprazole in Alpacas.
Journal of Veterinary Internal Medicine 2010;24:949-955.
Sonis JM, Hackett ES, Callan RJ, et al. Prairie Rattlesnake Envenomation in 27 New World
Camelids. Journal of Veterinary Internal Medicine 2013;27:1238-1241.
Tejedor M, Martin J, Corbera J, et al. Pseudotuberculosis in dromedary camels in the Canary
Islands. Tropical animal health and production 2004;36:459-462.
Tibary A, Fite C, Anouassi A, et al. Infectious causes of reproductive loss in camelids.
Theriogenology 2006;66:633-647.
Tibary A, Rodriguez J, Sandoval S. Reproductive emergencies in camelids. Theriogenology
2008;70:515-534.
Tornquist SJ. Investigation of Mycoplasma haemolamae infection in crias born to infected
dams. The veterinary record 2011;168.
Tornquist SJ, Boeder LJ, Cebra CK, et al. Use of a polymerase chain reaction assay to study
response to oxytetracycline treatment in experimental Candidatus Mycoplasma haemolamae
infection in alpacas. American Journal of Veterinary Research 2009;70:1102-1107.
Tornquist SJ, Cebra CK, Van Saun RJ, et al. Metabolic changes and induction of hepatic
lipidosis during feed restriction in llamas. American Journal of Veterinary Research
2001;62:1081-1087.
Twomey D, Birch E, Schock A. Outbreak of sarcoptic mange in alpacas (Vicugna pacos) and
control with repeated subcutaneous ivermectin injections. Veterinary parasitology
2009;159:186-191.
Twomey DF, Crawshaw TR, Anscombe JE, et al. Assessment of antemortem tests used in the
control of an outbreak of tuberculosis in llamas (Lama glama). The veterinary record
2010;167:475-480.
van Amstel S, Kennedy M. Bovine viral diarrhea infections in new world camelids—A review.
Small Ruminant Research 2010;91:121-126.
Van Saun R, Smith B, Watrous B. Evaluation of vitamin D status of llamas and alpacas with
hypophosphatemic rickets. Journal of the American Veterinary Medical Association
1996;209:1128-1133.
Van Saun RJ. Nutritional diseases of South American camelids. Small Ruminant Research
2006;61:153-164.
Van Saun RJ. New nutritional requirements for feeding South American camelids. American
College of Veterinary Internal Medicine, Annual Conference 2007.
Van Saun RJ, Callihan BR, Tornquist SJ. Nutritional support for treatment of hepatic lipidosis
in a llama. Journal of the American veterinary medical association 2000;217:1531-1536.
Waitt LH, Cebra CK, Firshman AM, et al. Cryptosporidiosis in 20 alpaca crias. Journal of the
American Veterinary Medical Association 2008;233:294-298.
Washburn KE. Common Surgical and Nonsurgical Procedures of Camelids (FA44). Western
Veterinary Conference 2012.
Watrous BJ, Pearson EG, Smith BB, et al. Megaesophagus in 15 Llamas: A Retrospective Study
(1985–1993). Journal of Veterinary Internal Medicine 1995;9:92-99.
Wernery U. Caseous lymphadenitis (Pseudotuberculosis) in camelids. Journal of Camel Practice
and Research 2012a;19:21-27.
Wernery U, Kinne J. Foot and mouth disease and similar virus infections in camelids: a
review. Revue scientifique et technique (International Office of Epizootics) 2012a;31:907-
918.
Wernery U, Kinne J. Tuberculosis in camelids: a review. Review sci tech office int epiz
2012b;31:899-906.
Wernery U, Kinne J, Jahans KL, et al. Tuberculosis outbreak in a dromedary racing herd and
rapid serological detection of infection camels. Veterinary microbiology 2007;122:108-
115.
Wessels J, Wessels M, Featherstone C, et al. Cryptosporidiosis in eight-month-old weaned
alpacas. The veterinary record 2013;173:426-427.
Whitehead CE. Management of neonatal llamas and alpacas. Veterinary Clinics of North America
Food Animal Practice 2009b;25:353-366.
Whitehead CE, Bedenice D. Neurologic disease in llamas and alpacas. Veterinary Clinics of
North America Food Animal Practice 2009a;25:385-405.
Yagil R, Berlyne GM. Renal handling of creatinine in various stages of hydration in the
camel. Comparative biochemistry and physiology 1977;56A:15-18.
Yagil R, Berlyne GM. Sodium and potassium metabolism in the dehdyrated and rehydrated Bedouin
camel. Journal of applied physiology 1978;43:457-461.
Yagil R, Sod-Moriah UA, Meyerstein N. Dehydration and camel blood. I. Red blood cell
survival in the one-humped camel Camelus dromedarius. American journal of physiology
1974a;226:298-300.
Yagil R, Sod-Moriah UA, Meyerstein N. Dehydration and camel blood II. Shape, size and
concentration of red blood cells. American journal of physiology 1974b;226:301-304.
Yagil R, Sod-Moriah UA, Meyerstein N. Dehydration and camel blood. III. Osmotic fragility,
specific gravity and osmolality. American journal of physiology 1974c;226:305-308.
Zanolari P, Robert N, Lyashchenko KP, et al. Tuberculosis Caused by Mycobacterium microti in
South American Camelids. Journal of Veterinary Internal Medicine 2009;23:1266-1272.
Zong-Ping L, Zhuo M, You-Jia Z. Studies on the relationship between sway disease of Bactrian
camels and copper status in Gansu Province. Veterinary research communications
1994;18:251-260.
Zongping L. Studies on rickets and osteomalacia in Bactrian camels (Camelus
bactrianus). The Veterinary Journal 20

También podría gustarte