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República Bolivariana de Venezuela, Ministerio Del Poder Popular para La Educación Universidad Del Zulia Profesor: Pablo Valera Cátedra: Geometría

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República Bolivariana De Venezuela,

Ministerio del Poder Popular


Para la Educación
Universidad Del Zulia
Profesor: Pablo Valera
Cátedra: Geometría
Número Pi
Quizás sea el número más famoso de todos. La relación entre la longitud de
una circunferencia y su diámetro en la Geometría euclidiana, π (pi), es un número
irracional. Se la considera una de las constantes matemáticas más importantes y
resulta indispensable para la matemática, la física y la ingeniería. Te contamos la
historia de este número que posee infinitos decimales y que no puede expresarse
como un cociente entre dos enteros, cuyo valor (truncado) es
3,14159265358979323846…

Es indudable que π ha fascinado a la humanidad desde tiempos


inmemoriales. En todas las épocas, los matemáticos más capaces han dedicado
parte de su tiempo en la búsqueda de un algoritmo que permita calcular mejor o
más rápidamente su valor. Concretamente, π expresa la relación que existe entre
la longitud de una circunferencia y su diámetro dentro del marco de la llamada
Geometría euclidiana (esta relación no es constante en geometrías no euclídeas).
A pesar que para prácticamente cualquier propósito práctico imaginable basta con
conocer una decena de decimales, la humanidad ha dedicado millones de horas
hombre a calcular el mayor número posible de ellos, quizás buscando la tan
esquiva periodicidad que permita expresarlo como el cociente entre dos enteros.
Tal trabajo es, por supuesto, absolutamente inútil: desde 1761 sabemos que se
trata de un número irracional, lo que significa que no puede expresarse como
fracción de dos números enteros, tal como lo demostró el genial Johann Heinrich
Lambert.

La elección de la letra griega π para denominar a esta constante


matemática proviene de la inicial de las palabras de origen griego "περιφέρεια"
(periferia) y "περίμετρον" (perímetro), y fue usada por primera vez alrededor del
año 1700. Fue el matemático Leonhard Euler quien popularizó definitivamente el
uso de esta letra en su obra “Introducción al cálculo infinitesimal” en 1748. A lo
largo de la historia el valor que adoptamos para π ha ido cambiando. A medida
que los métodos para trabajar con números se han ido haciendo más precisos, la
cantidad de decimales correctos que se conocen de PI han ido aumentando. Y la
invención del ordenador, como es lógico, ha hecho que su valor se conozca con
millones de millones de decimales. Obviamente, es un trabajo simplemente inútil y
que a menudo se utiliza como prueba de las capacidades de un superordenador,
ya que cualquier obra de ingeniería puede realizarse conociendo solo unos pocos
decimales. Para tener una idea, con cincuenta decimales se podría describirse la
curvatura de un objeto del tamaño del Universo con un error más pequeño que el
tamaño de un protón.
El valor de π se ha obtenido con diversas
aproximaciones a lo largo de la historia, siendo
una de las constantes matemáticas que más
aparece en las ecuaciones de la física. El
récord actual es de 2.576.980.370.000 de
decimales, y lo calculó Daisuke Takahashi en
un superordenador T2K Tsukuba System. El
valor más antiguo que se conoce es 3,1605 y
aparece escrito en el “Papiro de Ahmes”,
encontrado en Egipto y datado en el año 1900
antes de Cristo. A pesar del “retroceso” en la precisión de π que significó la
adopción de “3” (por motivos religiosos) en el comienzo de la era cristiana, a lo
largo de los siglos este número se ha ido calculando cada vez con mayor numero
de decimales correctos. En el año 263 de nuestra era, el chino Liu Hui calculó su
valor como 3,14159 (un error de menos de 1 en un millón). En el año 1400, el
matemático indio Madhava calculó 3,14159265359 (0,085 partes por millón de
error).

En 1949, un ENIAC fue capaz de obtener los primeros 2.037 decimales de


π. Pero los algoritmos encontrados por los matemáticos a partir del siglo 17
rápidamente dispararon el número de decimales conocidos. En 1841 William
Rutherford calculó 208 decimales, de los cuales sólo los primeros 152 eran
correctos. William Shanks, un matemático aficionado de origen inglés dedicó
cerca de 20 años a calcular π y llegó a obtener 707 decimales en 1873. En el año
1944, D. F. Ferguson encontró un error en el decimal 528 de Shanks, a partir del
cual todos los dígitos posteriores eran erróneos. El mismo Ferguson, en 1947,
recalculó π con 808 decimales utilizando una calculadora mecánica. Pero la
invención del ordenador llevaría esta carrera a límites insospechados. En 1949, un
ordenador ENIAC fue capaz de romper todos los récords anteriores al obtener los
primeros 2.037 decimales de π en unas 70 horas de trabajo. Poco a poco fueron
surgiendo ordenadores más potentes, que destronaban a los anteriores en el
número de cifras calculadas, y en 1954 un NORAC superó la barrera de las 3000
cifras, al hallar los primeros 3.092 decimales correctos. A lo largo de los años 1960
los ordenadores IBM fueron batiendo récord tras récord, hasta que en 1966 un
IBM 7030 llegó a los 250.000 decimales en unas 8 horas y media de trabajo.

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