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CONTENIDO:

REGLAMENTO INTERNO
DE LA IGLESIA ASOCIADA

PAG
CAPÍTULO I
• DEL NOMBRE, DOMICILIO, NATURALEZA Y DURACIÓN 9
CAPÍTULO II
• DEL OBJETO, FINES Y PRERROGATIVAS 9
CAPÍTULO III
• CARÁCTER CONFESIONAL O CANON DOCTRINAL 11

CAPÍTULO IV
• DE LOS MIEMBROS Y LÍDERES LOCALES: DERECHOS, DEBERES Y
PROHIBICIONES 13
CAPÍTULO V
• RÉGIMEN DISCIPLINARIO, SANCIONES Y RETIROS 16

CAPÍTULO VI
• RÉGIMEN DE FUNCIONAMIENTO, ESTRUCTURA ECLESIÁSTICA Y
ÓRGANOS REPRESENTATIVOS 18
CAPÍTULO VII
• VINCULACIÓN, DESVINCULACIÓN Y ESTADO DE EMERGENCIA 26

CAPÍTULO VIII
• RÉGIMEN ECLESIÁSTICO 28
CAPÍTULO IX
• RÉGIMEN ADMINISTRATIVO 30

CAPÍTULO X
• RÉGIMEN PATRIMONIAL 32
CAPÍTULO XI
• DISPOSICIONES VARIAS 34
CONTENIDO: MANUAL DE
DOCTRINAS BÍBLICAS

PAG
INTRODUCCIÓN 39

I. NUESTRA PENTECOSTALIDAD 41

II. NUESTRAS DOCTRINAS 47



A. LA SANTA BIBLIA 47

B. EL ÚNICO DIOS VERDADERO 49

C. LA DEIDAD DEL SEÑOR JESUCRISTO 51
D. LOS ÁNGELES 53

E. EL HOMBRE 56

F. LA SALVACIÓN 58

G. LA SANTIFICACIÓN 61

H. EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO 63

I. LA SANIDAD DIVINA 64

J. LAS ORDENANZAS DE LA IGLESIA 67

K. LA IGLESIA 70

L. LA BENDITA ESPERANZA 73
Estos capítulos corresponden a una agrupación temática. Sin embargo, obedecen a los
16 puntos del canon doctrinal de las Asambleas de Dios de Colombia establecidos en el
Estatuto del Concilio.
REGLAMENTO INTERNO DE
LA IGLESIA ASOCIADA

PROCEDIMIENTOS PARA MINISTROS E IGLESIAS


PREÁMBULO

El presente Reglamento Interno es un instrumento eclesiástico y jurídico, para ayudar en


las principales áreas de la vida y del orden de la Iglesia Asociada, facilitando la gestión de
su Pastor Presidente.

Las directrices institucionales que traza, son reglas prácticas que orientan el desarrollo y la
conducción de la misma en torno a aspectos eclesiásticos, jurídicos, administrativos,
organizacionales, confesionales y patrimoniales que le competen en relación a EL CON-
CILIO.

Su aplicación asegura, un marco institucional concordante con los principios de EL CONCI-


LIO; una adecuada regulación de las relaciones ministeriales y eclesiales de sus miembros;
el desarrollo de la cooperación y la colaboración en su operatividad; un marco de legalidad
apropiado para su ejercicio y el cumplimiento de los fines y objeto de la Iglesia.
CAPÍTULO I
DEL NOMBRE, DOMICILIO, NATURALEZA Y DURACIÓN
ARTÍCULO 1
Del nombre

El nombre de la Iglesia Asociada es IGLESIA DE LAS ASAMBLEAS DE DIOS.

ARTÍCULO 2
Del domicilio

El domicilio y la sede de la Iglesia Asociada será la ciudad donde esté ubicada y podrá
realizar actividades en todo el territorio nacional e internacional, en coordinación con el
Distrito respectivo.

ARTÍCULO 3
De la naturaleza jurídica y duración

La Iglesia Asociada se constituye como una entidad eclesiástica, de naturaleza eminente-


mente religiosa, de duración indefinida que actúa bajo cobertura directa de EL CONCILIO
o bajo Personería Jurídica Extendida otorgada por éste o a través de Personería Jurídica
Especial otorgada por el Ministerio del Interior y de Justicia.

CAPÍTULO II
DEL OBJETO, FINES Y PRERROGATIVAS

ARTÍCULO 4
Del Objeto

La Iglesia Asociada tiene como objeto la predicación del Evangelio del Señor Jesucristo y
contribuye al progreso integral de la sociedad colombiana, desarrollando el mismo objeto
social de EL CONCILIO.

9
ARTÍCULO 5
De los fines

En cumplimiento del anterior objeto, la Iglesia Asociada tiene los siguientes objetivos o
fines específicos:

A. Fomentar, promover y difundir la proclamación del Evangelio de Jesucristo utili-


zando los diversos medios masivos de comunicación social.

B. Enseñar y practicar la adoración a Dios en los lugares de culto, como estilo de


vida.

C. Facilitar la madurez espiritual y la edificación de los creyentes.

D. Proveer espacios de compañerismo que fortalezcan la comunión entre los miem-


bros de la comunidad iglesia.

E. Implementar el desarrollo de ministerios de compasión y acción social.

F. Extender el Evangelio a través de la apertura de iglesias y la obra misionera.

G. Enseñar las doctrinas bíblicas contempladas en el canon doctrinal de EL CONCI-


LIO.

H. Participar en el mejoramiento del país, a partir de la transformación espiritual,


moral y social de individuos, familias y comunidades.

I. Enseñar los principios y valores bíblicos que fomentan la unidad, la estructura y la


preservación de la familia.

J. Promover la educación en todos sus niveles y naturaleza.

K. Promover la pentecostalidad como eje transversal de sus enseñanzas.

ARTÍCULO 6
De las Prerrogativas

Para el cumplimiento de sus objetivos, la Iglesia Asociada podrá:

A. Vincular o aceptar en su seno, asociaciones de carácter civil, eclesiástico o pa-


raeclesiástico; nacionales o internacionales, públicas o privadas que tengan como

10
objeto la predicación del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo y/o posean enfoque
de asistencia social.

B. Crear asociaciones y fundaciones.

C. Crear, adquirir y/o administrar medios masivos de comunicación social y /o virtual.

D. Generar recursos que posibiliten el desarrollo y el alcance de los fines que garan-
ticen su sostenibilidad.

E. Crear, adquirir y/o administrar instituciones educativas de cualquier nivel y natu-


raleza.

F. Adquirir, usar, vender, traspasar, hipotecar, y/o alquilar propiedades que considere
necesario para llevar a cabo su obra.

G. Participar con entidades e instituciones gubernamentales y no gubernamentales


sin ánimo de lucro, que promuevan planes de acción social frente a los sectores
menos favorecidos de la población colombiana.

CAPÍTULO III
CARÁCTER CONFESIONAL O CANON DOCTRINAL
ARTÍCULO 7
Del Carácter confesional o canon doctrinal

El canon doctrinal de EL CONCILIO es de énfasis pentecostal y se basa en el postulado: “La


Biblia como regla suficiente de fe y conducta.” Así, la siguiente declaración de verdades
procura unificar nuestro carácter confesional con el fin de que hablemos una misma cosa.
Las doctrinas de EL CONCILIO constan de los siguientes principios bíblicos fundamentales:

A. Las Sagradas Escrituras como la Palabra inspirada e infalible de Dios, superior a la


conciencia y la razón.

B. El único Dios verdadero, manifestado en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíri-


tu Santo como la Deidad adorable.

C. La Deidad del Señor Jesucristo y su encarnación sobrenatural.

D. Los ángeles como mensajeros y ministradores de Dios.

11
E. La creación divina del universo y del hombre, la santidad original, su caída y su
redención.

F. La salvación por medio de la fe en la obra redentora de Jesucristo.

G. La santificación por la obra de Jesucristo, del Espíritu Santo y de la Biblia.

H. El bautismo en el Espíritu Santo, como la promesa del Padre, con la señal física
inicial de hablar en otras lenguas.

I. La sanidad divina por la obra redentora de Cristo.

J. El bautismo en agua por inmersión y la cena del Señor como ordenanzas de Cristo.

K. La Iglesia como el cuerpo místico de Cristo; los ministerios divinamente ordena-


dos y su misión evangelizadora.

L. La resurrección de los redimidos y el arrebatamiento de la iglesia antes de la tri-


bulación.

M. La segunda venida visible de Jesucristo para establecer su reino milenial en la


tierra.

N. El lago de fuego como castigo eterno para los impíos, Satanás y los ángeles caí-
dos.

O. El cielo como morada eterna de los salvos.

P. Los cielos nuevos y la tierra nueva.

12
CAPÍTULO IV
DE LOS MIEMBROS Y LÍDERES LOCALES
DERECHOS, DEBERES Y PROHIBICIONES
ARTÍCULO 8
De los Miembros

Son miembros de la Iglesia Asociada, todas las personas comprometidas con ella, que
libre y voluntariamente se sujeten y acepten el Canon Doctrinal de EL CONCILIO, sean
mayores de 18 años, estén bautizados en agua, cumplan con los deberes y que además se
identifiquen con la visión de la iglesia y se comprometan con su permanente formación y
desarrollo espiritual.

Parágrafo: Los creyentes bautizados que no han cumplido la mayoría de edad no hacen
parte de la Asamblea.

ARTÍCULO 9
Derechos

Todo miembro de la Iglesia Asociada tiene derecho a:

A. Recibir el reconocimiento como miembro y/o como líder local.

B. Hacer uso del portafolio de servicios de la Iglesia.

C. Recibir la formación ofrecida a través de las escuelas, seminarios y demás activi-


dades programadas por la Iglesia.

D. Ser atendido en sus requerimientos y necesidades espirituales.

E. Recibir carta de traslado de membrecía cuando lo requiera.

F. Participar en la Cena del Señor (1 Corintios 11:25-26)

G. Participar en la Asamblea General, ordinaria o extraordinaria, de forma directa


o a través de su delegado.

H. Participar en las actividades del culto.

13
I. Ser visitado por su Pastor o por el comité de visitación, especialmente cuando esté
enfermo o en dificultad.

J. Hacer uso de los servicios que presta la Iglesia.

K. Defenderse en caso de acusaciones y al debido proceso.

L. Que su nombre sea considerado para el desempeño de cargos administrativos o


ministeriales de acuerdo a su perfil.

ARTÍCULO 10
Deberes

Todo miembro de la Iglesia Asociada deberá:

A. Mantener una vida consagrada y de servicio al Señor.

B. Guardar una vida de testimonio dentro y fuera de la Iglesia.

C. Ser fiel en los diezmos y ofrendas a la Iglesia.

D. Evangelizar y ganar personas para Cristo.

E. Asistir fielmente a los cultos de la Iglesia y reuniones de membrecía.

F. Cumplir fielmente las directrices del pastor, el Reglamento Interno de la Iglesia


Asociada; acuerdos y resoluciones proferidas por la Asamblea Local, el cuerpo ase-
sor y otros órganos de la Iglesia.

G. Concurrir a las asambleas, reuniones y actos que señale el Pastor Presidente di-
rectamente o por conducto del personal que se designe en este Estatuto o el Re-
glamento Interno.

H. Sujetarse y obedecer a las autoridades establecidas.

I. Cumplir con los lineamientos determinados por las directivas de la Iglesia Aso-
ciada.

J. Conservar relaciones de comunión con los miembros y los ministros.

K. Proteger la unidad de la Iglesia actuando en amor hacia los demás miembros.

14
L. Desarrollar el principio de colaboración y cooperación para el éxito de las labores
de la Iglesia.

ARTÍCULO 11
Prohibiciones

Se prohibe a los miembros de la Iglesia Asociada:

A. Practicar reincidentemente actos contra la moral y las buenas costumbres.

B. Atentar contra la doctrina bíblica, con prácticas espirituales ajenas al canon doc-
trinal de EL CONCILIO.

C. Atentar contra la ética cristiana.

D. Atentar contra la organización religiosa causando división y contiendas.

E. Crear y designar nuevos lugares de culto sin la debida autorización.

F. Vincularse en cualquier tipo de sociedad secreta o movimiento ecuménico que


atenten contra los principios bíblicos y el Estatuto.

G. Apropiarse fraudulentamente de los haberes, bienes y servicios de la organiza-


ción.

H. Destruir los bienes de la Iglesia o hacer uso de los mismos sin la debida autoriza-
ción.

I. Entregar dineros y bienes de dudosa procedencia.

ARTÍCULO 12
De los Líderes Locales

Son miembros de la iglesia que por su desarrollo y liderazgo son acreditados luego de
haber recibido capacitación de la Escuela de Liderazgo Local. Portan la credencial de Líder
Local respectiva expedida por el Pastor Presidente, como reconocimiento a la labor minis-
terial que desempeñan frente a la congregación. Tienen los mismos derechos y deberes
de los miembros.

15
CAPÍTULO V
RÉGIMEN DISCIPLINARIO SANCIONES Y RETIROS

ARTÍCULO 13
Sanciones

Dentro de la Iglesia Asociada, se aplicarán las siguientes sanciones:

A. Amonestación Personal.

Cuando un miembro incurra por primera vez en las prohibiciones descritas en este regla-
mento, será amonestado personalmente por el Pastor Presidente.

B. Disciplina.

Es el proceso mediante el cual se entrena, se adiestra, se forma en carácter. Su meta es


corregir al miembro que ha incurrido en faltas través de una tutoría cercana.

1. Se aplica con amor, buscando que quien la reciba no la menosprecie ni desmaye


cuando se le es aplicada. Hebreos. 12:5

2. A través de ella Dios manifiesta su amor. Hebreos12:6

3. Se aplica para obtener frutos. Hebreos. 12:11

C. Suspensión Temporal de Membrecía.

Para suspender temporalmente la membrecía a un miembro se tendrán en cuenta las si-


guientes causales:

1. No dar muestras de cambio después de haber estado en disciplina.

2. Aceptar un concepto de doctrina contraria a la de la Iglesia.

3. Mostrar conducta divisionista y contenciosa.


4. Presentar inmoralidad comprobada.

5. Crear nuevos lugares de culto sin la debida autorización de la Junta Directiva

16
o del Pastor Presidente de la Iglesia.

6. Incurrir en faltas repetitivas, sin pruebas de cambio.

D. Cancelación de la membrecía o expulsión.

Son causales de cancelación de la membrecía o expulsión las siguientes:

1. Predicar falsa doctrina comprobada.

2. Incurrir continuamente en faltas de inmoralidad comprobada.

3. Promover e incitar la conducta rebelde y divisionista en la Iglesia.

4. No dar muestras de cambio después de la suspensión temporal de la membrecía.

5. Apropiarse de algún bien mueble o inmueble de propiedad de la Iglesia, sin la


debida autorización.

Parágrafo: Para efectos de aplicar una sanción se tendrá en cuenta el debido proceso y
derecho a la defensa constitucional que se consagra en estos Reglamentos.

ARTÍCULO 14
Procedimiento para la aplicación de sanciones

El procedimiento para aplicar las sanciones por faltas se surtirá teniendo en cuenta el mo-
delo bíblico expresado en Mateo 18:15-20 y es el siguiente:

A. Citación por el Pastor Presidente.

B. Citación en presencia de dos (2) testigos.

C. Citación ante el cuerpo asesor.

D. Verificación y análisis de las pruebas.

E. Imposición de sanción o absolución por el cuerpo asesor.

17
ARTÍCULO 15
Retiro de los miembros

El retiro de los miembros se presenta por:

A. Retiro voluntario

Se entiende que hay retiro voluntario cuando un miembro se ausenta de la Iglesia sin nin-
guna comunicación por un tiempo de seis (6) meses o más.

B. Retiro forzoso

Se origina por traslado a otra iglesia o por muerte.

CAPÍTULO VI
RÉGIMEN DE FUNCIONAMIENTO, ESTRUCTURA
ECLESIÁSTICA Y ÓRGANOS REPRESENTATIVOS
ARTÍCULO 16
De la Iglesia Asociada

La Iglesia Asociada es un cuerpo corporativo con el encargo de la Gran Comisión de Cristo,


que actúa como una agencia de Dios para la evangelización del mundo, la adoración, la
edificación del cuerpo, el equipamiento de ministerios y el desarrollo de las misiones.

Está organizada administrativamente de acuerdo a su carácter ministerial y operativamen-


te de acuerdo a su enfoque ministerial. Basa su relación con EL CONCILIO en la unidad, la
igualdad, la cooperación, la sujeción y la rendición de cuentas. Eclesiásticamente acepta la
doctrina de EL CONCILIO y su autoridad además de desarrollar sus mismos fines y propó-
sitos ministeriales.

ARTÍCULO 17
De la estructura eclesiástica

La estructura eclesiástica básica de la Iglesia Asociada es la que se menciona a continua-


ción, no obstante podrá organizarse en función de los fines de acuerdo a su visión ministe-
rial, sin faltar a los aspectos, descritos a continuación:

18
A. Asamblea Local.

B. Pastor Presidente.

C. Cuerpo Asesor o su equivalente.

D. Equipo ministerial o Liderazgo.

E. Miembros.

ARTÍCULO 18
De la Asamblea Local

La Asamblea Local es el máximo órgano representativo de la Iglesia Asociada y constituye


la colectividad de sus miembros.

A. Conformación

Está conformada por los miembros activos de la iglesia, en plena comunión incluyendo el
cuerpo ministerial y el liderazgo debidamente acreditado por la iglesia Asociada.

B. Convocatoria

Se reunirá cada cuatro años o cuando sea necesario, para recibir la proyección y dirección
de la iglesia por parte del Pastor Presidente de la misma.

C. Quórum

La Asamblea Local, podrá acogerse al sistema de delegados, cuando la membrecía sea


igual o superior a 200 miembros y en ningún caso el número de delegados podrá ser infe-
rior al 20% de su membrecía. Este 20% será el quórum establecido para sesionar. En el caso
contrarío el quórum estatutario para sesionar será de la mitad más uno de los miembros.

D. Facultades

Las siguientes son las facultades de la Asamblea Local:

1. Elegir y/o ratificar al Cuerpo Asesor.

2. Efectuar sesiones informativas para recibir los correspondientes informes del

19
desarrollo de la obra, acuerdos de aplicación local y proyectos de trabajo.

3. Recibir los proyectos de trabajo que el Pastor Presidente presente en acuerdo con
su Cuerpo Asesor.

ARTÍCULO 19
Del Pastor Presidente, designación y período de ejercicio

El pastor Presidente es el ministro de mayor autoridad dentro de la iglesia y su designación


será efectuada en la asamblea constitutiva de la iglesia por parte del superintendente dis-
trital y/o persona delegada, por un periodo indefinido o hasta que el Presibiterio del Dis-
trito respectivo lo estime conveniente, conforme a lo establecido en el presente estatuto
o renuncia voluntaria.

ARTÍCULO 20
Facultades y Funciones del Pastor Presidente:

Son funciones del Pastor Presidente

A. Legales

1. Ser el Representante Legal de la Iglesia cuando se le haya otorgado Personería


Jurídica Extendida.

2. Asegurar que todos los asuntos de orden jurídico de la Iglesia sean atendidos
oportuna y eficientemente.

3. Convocar las reuniones ordinarias y extraordinarias del Cuerpo Asesor.

4. Asesorarse en los contratos y operaciones en que tenga intereses la Iglesia.

5. Presidir la Asamblea Local y las sesiones del Cuerpo Asesor.

6. Recibir poderes específicos de parte del Presbiterio Nacional para las diligencias
oficiales a nombre de la Iglesia.

B. Administrativas

1. Determinar la orientación general de la Iglesia aprobando acuerdos de aplica-

20
ción local, siempre y cuando no contravengan el presente Reglamento, los Estatutos
y el Reglamento Interno de EL CONCILIO.

2. Presentar los informes requeridos por el Distrito de la gestión adelantada en la


Iglesia y facilitar el desarrollo de las auditorias establecidas por el mismo.

3. Vigilar el desarrollo de sus iglesias en formación.

4. Establecer junto con sus equipos asesores o ministeriales, la estructura ad-


ministrativa requerida para su funcionamiento.

5. Verificar que se cumplan todas las normas legales referentes a la contratación y


desvinculación de personal de la Iglesia.

6. Aplicar en la Iglesia las disposiciones emanadas por cualquier instancia de EL


CONCILIO.

7. Supervisar que los ministros asociados cumplan oportunamente sus obligacio-


nes.

8. Ser miembro ex oficio de los Órganos de Dirección y Administración de la Iglesia.

9. Elaborar el plan y el cronograma anual de trabajo.

C. Financieras

1. Gestionar y administrar los recursos necesarios para la financiación de proyectos.

2. Autorizar el pago de los gastos ordinarios de la Iglesia.

3. Autorizar gastos de carácter extraordinario no contemplados en el Presu-


puesto Operativo hasta por el 20% del presupuesto anual.

4. Preparar, junto con el Tesorero, el Presupuesto Operativo de la Iglesia para


someterlo a consideración del Cuerpo Asesor.

5. Asegurar el manejo de los recursos de la Iglesia, teniendo en cuenta las normas


contables y legales vigentes.

6. Establecer políticas de supervisión y control de todos los movimientos financieros


que aseguren el manejo apropiado de los recursos de la Iglesia.

21
7. Garantizar el cumplimiento de las normas legales, contables y tributarias que ri-
gen la Iglesia.

8. Controlar el buen uso de las cuentas bancarias a nombre de la Iglesia revisando los
procedimientos contables, fiscales y financieros.

9. Velar por el cumplimiento de las obligaciones financieras de la Iglesia para


con el Distrito.

10. Asegurar el Patrimonio de la Iglesia, garantizando la titularidad de la misma en


todos los bienes adquiridos.

11. Asumir el Plan Único de Cuentas de EL CONCILIO y presentar mensualmente al


Distrito un reporte de ejecución.

D. Ministeriales

1. Determinar la visión y misión de la Iglesia de acuerdo con su carácter ministerial y


sus características.

2. Implementar una estrategia evangelística que asegure la extensión del reino de


Dios y que esté acorde con la visión de la Iglesia.

3. Establecer la estructura ministerial de la Iglesia, asegurando la formación y


proyección de nuevos ministros.

4. Dar cobertura a los ministros reconocidos por el Distrito, los cuales cumplirán
con las funciones que le sean asignadas por el Pastor Presidente.

5. Establecer programas para la capacitación y desarrollo del Equipo Ministerial, el


liderazgo y la Iglesia.

6. Presentar ante el Presbiterio Distrital a los líderes locales que cumplan con los re-
quisitos para convertirse en ministros con reconocimiento de EL CONCILIO.

7. Facilitar el desarrollo integral de cada uno de sus miembros.

8. Establecer políticas y programas de atención a la membrecía y sus familias que


aseguren su bienestar y cobertura.

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9. Establecer lineamientos y directrices para los programas de restauración de la
Iglesia.

10. Establecer directrices y velar porque la filosofía y los principios doctrinales y teo-
lógicos de EL CONCILIO se apliquen en la formación de la Iglesia.

11. Velar por mantener el vínculo fraterno de la Iglesia con EL CONCILIO.

ARTÍCULO 21
Vacante, nombramiento y ratificación del Pastor Presidente

El Pastor presidente ejerce su función de manera indefida, pero en caso de presentarse


vacante, en la Iglesia, se procederá así:

A. El Cuerpo Asesor o su equivalente, informará por escrito al Presbiterio Distrital.

B. El Presbiterio Distrital suplirá a la Iglesia un Pastor Interino. La Iglesia puede sugerir


candidatos.

C. Cuando un Ministro se ha desempeñado como Pastor Interino, puede ser ratifica-


do como Pastor Presidente por la Asamblea Local.

D. Para nombrar Pastor Presidente, el Presbiterio Distrital designará a un Pastor en


calidad de interino por un periodo, no mayor de un año, y luego será sometido a
ratificación. La Asamblea para realizar ratificación debe ser convocada con treinta
(30) días de antelación por el Presbiterio Distrital o el Superintendente del Distrito.

E. La ratificación e instalación del Pastor Presidente será presidida por el Presbítero


Seccional o en su defecto por un funcionario del Distrito. Se hará una sola votación y
será ratificado con las 2/3 partes de la membrecía. Una vez ratificado, su permanen-
cia será de carácter indefinido.

ARTÍCULO 22
Cambio de Pastor Presidente

El Presbiterio Distrital tiene la facultad de nombrar, cambiar, destituir, o designar temporal-


mente o definitivamente a un ministro de una Iglesia Asociada, cuando el caso lo amerite
según el Reglamento Interno.

Las iglesias asociadas con ministerios en extensión tienen la facultad de designar, cambiar,
destituir o mover a sus pastores, pero deben informarlo al Distrito correspondiente.

23
Parágrafo: En caso de ausencia temporal del Pastor Presidente, se le debe informar al
Presbiterio Distrital correspondiente, quien asumirá la dirección de la Iglesia, designando
un ministro con credenciales de EL CONCILIO que cumpla los requisitos para tal cargo.

ARTÍCULO 23
Del Cuerpo Asesor y/o equivalente

Previa selección y presentación por parte del Pastor Presidente, la Asamblea Local deberá
elegir y/o ratificar el Cuerpo Asesor, que dará soporte al Pastor en la toma de decisiones
administrativas. Este Cuerpo será elegido por un periodo mínimo de cuatro (4) años, y
estará compuesto por mínimo 5 personas, elegidas de su membrecía y/o de los ministros
asociados.

A. Requisitos

Para ser miembro del Cuerpo Asesor se requiere:

1. Haber tenido una entrevista previa con el Pastor Presidente.

2. Estar fundamentado doctrinalmente.


3. Poseer habilidades administrativas.

4. Ser persona de buen testimonio en todas sus áreas.

5. Tener madurez espiritual y emocional.

6. Llevar un mínimo de 5 años como miembro de la Iglesia y haber concluido míni-


mo la formación para líder local.

7. Ser persona fiel en sus compromisos económicos para con la Iglesia.

8. Ser persona sujeta a la autoridad y que acepta los principios bíblicos, Estatuto y
reglamentos de la Iglesia.

9. Haber manifestado voluntariamente su interés de aportar al sostenimiento y


crecimiento de la obra.

10. Tener una edad mínima de veinte (20) años.

24
B. Elección

En caso de elección del Cuerpo Asesor se tendrá en cuenta lo siguiente:

1. Los candidatos previamente seleccionados por el Pastor Presidente y el Cuerpo


Asesor en ejercicio, serán presentados por el Pastor Presidente a la Asamblea Local.

2. Se procederá a la elección por voto secreto y por mayoría simple serán elegidos los
candidatos con mayor número de votos.

C. Funciones

Son funciones del Cuerpo Asesor:

1. Desarrollar la función de servicio a la Iglesia y asesoría al Pastor Presidente en las


áreas de interés que éste le asigne.

2. Presentar informes de su gestión al Pastor Presidente.

3. Solicitar al Distrito su intervención en casos de emergencia a través del Presbí-


tero de Sección.

4. Avalar la adquisición de bienes inmuebles, su enajenación o gravamen garanti-


zando el mayor beneficio para los intereses de la Iglesia.

5. Avalar el presupuesto que asegure la gestión de la Iglesia para cada año.

6. Velar por la vivienda, la educación, el bienestar y la dignidad de las familias minis-


teriales que sirvan en dicha Iglesia.

7. Propender por la adquisición de vivienda propia para el pastor y su familia,


según las posibilidades económicas de la Iglesia, a ministros que superen los 10 años
de servicio en dicho lugar.

D. Sesiones

El Cuerpo Asesor sesionará ordinariamente cada tres (3) meses y extraordinariamente


cuantas veces sea necesario, a juicio del Pastor Presidente, o de la mitad más uno de sus
miembros. Deliberará y decidirá con la presencia y votos de la mitad más uno de sus miem-
bros, en caso de empate el voto del Pastor Presidente será
decisorio.

25
E. Conformación

El Cuerpo Asesor está conformado por los siguientes miembros, quienes serán designados
por el Pastor Presidente de acuerdo a sus capacidades:

1. Tesorero: es el responsable de asegurar el correcto manejo y administración de


los recursos financieros de la Iglesia en coordinación con el Pastor Presidente.

2. Secretario: es el encargado de levantar las actas correspondientes y firmar los


documentos a los que hubiere lugar.

3. Vocales: son miembros designados para cumplir con las responsabilidades


asignadas por el Pastor Presidente para el correcto funcionamiento de la iglesia.

CAPÍTULO VII
VINCULACIÓN, DESVINCULACIÓN
Y ESTADO DE EMERGENCIA
ARTÍCULO 24
Vinculación al Concilio

La Iglesia Asociada, es un ente autónomo, vinculado fraternalmente a EL CONCILIO. Su


relación se basa en la unidad, igualdad, cooperación, sujeción y rendición de cuentas.
Jurídicamente opera bajo el NIT de EL CONCILIO, en su defecto bajo Personería Jurídica
Extendida o Personería Jurídica Especial. Eclesiásticamente acepta la doctrina de EL CON-
CILIO, su autoridad eclesiástica, y desarrolla sus mismos fines y propósitos ministeriales. Se
rige por el Estatuto, el Reglamento Interno y el Reglamento Interno de la Iglesia Asociada.

La Iglesia Asociada recibe cobertura de EL CONCILIO a través del Distrito del cual es miem-
bro. Acata todas las disposiciones administrativas, ministeriales y jurídicas emanadas de él;
a su vez recibe capacitación, recursos y asesoría para sus ministros, líderes y membrecía;
además de soporte en las áreas ministerial, administrativa y jurídica.

ARTÍCULO 25
Desvinculación

La Iglesia Asociada podrá desvincularse de EL CONCILIO, por voluntad propia, expresada a


través de decisión tomada por el 80% de su membrecía reunida en Asamblea Local o por

26
decisión de EL CONCILIO, previo cumplimiento de los procedimientos establecidos en el
Reglamento Interno de este último.

ARTÍCULO 26
Estado de Emergencia

El Estado de Emergencia es la intervención que aplica el Presbiterio Distrital a una Iglesia


Asociada que se encuentre inmersa en cualquiera de las siguientes situaciones:

A. Incompetencia administrativa de sus pastores y cuerpo asesor.

B. Abuso en la autoridad del Pastor Presidente.

C. Ingobernabilidad de la Asamblea Local e Iglesia.

D. Ruptura de la unidad de la Iglesia.

E. Insubordinación del Pastor Presidente a las autoridades de EL CONCILIO.

F. Otras similares que impidan el desarrollo normal de la iglesia

ARTÍCULO 27
Causales del estado de emergencia

El Presbiterio Distrital intervendrá y declarará el Estado de Emergencia a una Iglesia Aso-


ciada cuando:

A. Se contravenga el Estatuto, el Reglamento Interno o el Reglamento Interno de la


Iglesia Asociada y las doctrinas fundamentales.

B. Se incurra en faltas reiteradas contra la moral, la ética y las buenas costumbres,


cometidas por cualquiera de los ministros aceptados por la Iglesia.

C. Se presente rompimiento entre el Pastor Presidente, Cuerpo Asesor o un grupo


mayor a una tercera parte de la membrecía activa de la Iglesia y no hubiere arreglo
entre las partes.

D. Se presente incapacidad para cumplir con sus obligaciones financieras.

E. Se pierda el control y el buen orden de una Asamblea Local, que ponga en peligro la
integridad de los funcionarios, los asistentes a la misma y la estabilidad de la Iglesia.

27
F. Se encuentren inconsistencias que afecten el correcto desarrollo de la Iglesia,
luego de una supervisión realizada por el Distrito.

G. La Iglesia no permita que un funcionario designado por el Distrito la supervise.

ARTÍCULO 28
Procedimiento para declarar el Estado de Emergencia

Cuando una Iglesia Asociada sea declarada en Estado de Emergencia, el Presbiterio Distri-
tal deberá:

A. Informar por escrito la declaratoria de Estado de Emergencia al Pastor Presi-


dente y al Cuerpo Asesor.
B. Declarar cesantes de su cargo al Pastor Presidente y demás funcionarios.

C. Nombrar un Pastor y los funcionarios interinos necesarios para la operatividad


de la iglesia, hasta que termine el Estado de Emergencia.

D. Gobernar y administrar la Iglesia, hasta tanto sean superadas las causales de


la declaratoria de emergencia.

CAPÍTULO VIII
RÉGIMEN ECLESIÁSTICO
ARTÍCULO 29
Iglesias en Formación

Es función de la Iglesia Asociada, fundar, administrar y dar cobertura a nuevas iglesias, en


coordinación con el Distrito al cual pertenece, las que se denominarán Iglesias en Forma-
ción. Estas tendrán esta calidad hasta cuando el Distrito las reconozca como iglesias asocia-
das, previo aval del Pastor Presidente y cumplimiento de los requisitos para tal efecto. Las
iglesias en formación tendrán una estructura similar a la de la Iglesia Asociada y su pastor
será un ministro vinculado, fraternalmente, a la que le da la cobertura.

Los recursos y su administración serán coordinados por la Iglesia Asociada, quien estable-
cerá los procedimientos correspondientes.

Parágrafo: Los demás procedimientos para la apertura y cobertura de obras están des-
critos ampliamente en el manual de apertura y cobertura de obras de EL CONCILIO.

28
ARTÍCULO 30
Pastoreo

Cada Iglesia establecerá un modelo de pastoreo que asegure la atención, el desarrollo y


crecimiento espiritual de cada uno de sus miembros y asistentes. A su vez, éste permitirá
reflejar su carácter ministerial y visión, dentro del marco ético y doctrinal de EL CONCI-
LIO. La Iglesia Asociada podrá solicitar soporte y asesoría al Distrito correspondiente para
fortalecer la aplicación de su estrategia ministerial.

ARTÍCULO 31
Iglecrecimiento

Cada Iglesia tiene la autonomía de seleccionar la estrategia de Iglecrecimiento y la es-


tructura ministerial que más le convenga para su desempeño de acuerdo con su carácter
y visión, procurando alcanzar a su comunidad con el mensaje del evangelio dentro del
marco ético y doctrinal de EL CONCILIO, recibiendo del Distrito correspondiente el soporte
y asesoría que requiera en el desarrollo de las estrategias seleccionadas.

ARTÍCULO 32
Ministerios que desarrolla

La Iglesia desarrolla diversos ministerios de acuerdo al enfoque ministerial y visión del Pas-
tor Presidente, sin dejar de implementar aquellos que cumplan con el evangelismo, el dis-
cipulado, la adoración, la formación de líderes y la extensión del Reino de Dios.

Cada Iglesia podrá establecer su propio modelo de desempeño ministerial propendiendo


por la excelencia a través de equipos de trabajo que respondan por:

A. La adoración de excelencia a través de ministros y equipos de alabanza, soni-


do y adecuación de púlpito de acuerdo a los recursos de cada Iglesia.

B. La seguridad del lugar de culto o templo, a través de un plan logístico y de eva-


cuaciones que minimicen riesgos de accidentalidad y provean tranquilidad a los
asistentes.

C. La correcta ornamentación del lugar con los distintivos de EL CONCILIO y su ima-


gen corporativa, de acuerdo a los recursos de cada lugar.

D. La formación de los miembros de la iglesia a través de Escuelas de Formación de


liderazgo.

29
E. El cuidado, la atención y la formación de la niñez, la adolescencia a través de igle-
sias para niños o sus equivalentes.

F. El cuidado, la atención y la formación de los diferentes grupos homogéneos y de


edades que conforman la membrecía y asistencia de la Iglesia.

CAPÍTULO IX
RÉGIMEN ADMINISTRATIVO
ARTÍCULO 33
Contratación

La Iglesia Asociada está obligada a cumplir con todos los parámetros legales establecidos
para los procesos de contratación, además de proteger sus propios intereses y actuar den-
tro del marco ético y doctrinal del EL CONCILIO, recibiendo del Distrito al cual pertenece,
el soporte y asesoría necesarios.

ARTÍCULO 34
Vinculación Laboral

La Iglesias Asociadas propenderán por legalizar la situación laboral del personal que apoye
sus labores administrativas mediante un contrato, en el que se contemplen las condicio-
nes salariales, prestacionales, de seguridad social y demás que se consideren necesarias,
además de las funciones que deben desempeñar y su duración.

Parágrafo: en el caso del voluntariado que sirve en la Iglesia también deberá establecer-
se el vínculo que exonere a la Iglesia de cualquier responsabilidad contractual y laboral.

ARTÍCULO 35
Procedimientos

La Iglesia deberá establecer y documentar los procedimientos y los puntos de verificación


y control correspondientes a:

A. Tesorería (ingresos, egresos y caja menor).


B. Contabilidad.
C. Registro y actualización de la membrecía.
D. Manejo de Personal.
E. Archivo y correspondencia.

30
F. Además de los requeridos por el Estado Colombiano.

Parágrafo: Las iglesias asociadas que operan bajo la Personería Jurídica de EL CONCI-
LIO, deberán implementar un sistema contable de acuerdo con el Plan Único establecido
por éste para efectos de la unificación contable y declaraciones tributarias.

ARTÍCULO 36
De la Personería Jurídica Extendida

La Iglesia Asociada propenderá por cumplir los requisitos para obtener la Personería Jurí-
dica Extendida. Para ello, deberá demostrar que por razones de su ejercicio no existen pro-
cesos legales en contra de EL CONCILIO y suyo propio. A partir del momento que asume
su Personería, asume la responsabilidad frente a los procesos que se generen, sin embargo,
recibirá del Distrito al cual pertenece toda la asesoría necesaria para adelantar su represen-
tación en cualquier proceso legal.

ARTÍCULO 37
Derechos

La Iglesia podrá asumir ante el Estado y cualquier otra y la Constitución Política del Estado
Colombiano.

ARTÍCULO 38
Supervisión y control

La Iglesia permitirá y facilitará las visitas de seguimiento y control que el Distrito, a través
de sus funcionarios, adelante sobre su situación administrativa, jurídica y financiera, con-
certando y adoptando las determinaciones, políticas y sugerencias dadas para su correcto
funcionamiento.

31
CAPÍTULO X
RÉGIMEN PATRIMONIAL
ARTÍCULO 39
Patrimonio

El patrimonio de la Iglesia Asociada que opera bajo la Personería Jurídica de EL CONCILIO


está constituido por:

A. Los inmuebles y muebles que adquiera a título propio.


B. Los excedentes que obtenga.
C. Los diezmos y las ofrendas voluntarias de la feligresía.
D. Las donaciones de hermanos y amigos del Evangelio.
E. Todas las demás que sean de lícita procedencia.

ARTÍCULO 40
Compra, venta o permuta de propiedades

Para los efectos de comprar, vender o permutar bienes de la Iglesia se procederá de la


siguiente manera:

A. La Iglesia Asociada podrá adquirir, vender, enajenar, traspasar y negociar sus bienes
muebles e inmuebles.

B. El Representante Legal tendrá la libertad de negociar hasta por un monto del 10%
del patrimonio, en adelante será el Cuerpo Asesor quien autorizará las negociacio-
nes hasta el 30% del patrimonio.

C. La Iglesia Asociada está en obligación de mantener y velar por la integridad de su


patrimonio, para lo cual determinará claramente su participación en la posesión de
cualquier bien mueble o inmueble.

D. La Iglesia deberá establecer un sistema de inventarios, que asegure el seguimien-


to y control de todas sus posesiones y permita efectuar la devaluación y dar de baja
los bienes que por tal efecto deban ser sujeto de este procedimiento.

E. Para las Iglesias que operan bajo la Personería Jurídica de EL CONCILIO, los bienes deben
estar escriturados a nombre de éste y la Iglesia Asociada se beneficiará mediante la figura
legal de cesión y administración de los bienes, cumpliendo con las obligaciones tributarias y
derivadas del uso del bien. En este caso la Iglesia Asociada debe enviar anualmente y dentro

32
de los tres (3) primeros meses de cada año, un inventario valorizado de todos los activos fijos
al Presbiterio Distrital respectivo, con copia a los archivos generales de EL CONCILIO.

F. Cuando se reciban donaciones de personas naturales o jurídicas, nacionales o


extranjeras, en especies, los elementos recibidos deberán afectar el patrimonio y se
levantará un acta de donación.

ARTÍCULO 41
Destinación religiosa

Los bienes muebles e inmuebles bajo la titularidad de las iglesias asociadas de EL CONCI-
LIO deben conservar su destinación religiosa, razón por la cual no podrán ser reclamados
por los miembros de la iglesia, ni por sus dignatarios, aunque ellos hayan contribuido para
su adquisición.

ARTÍCULO 42
Sobre la administración del patrimonio.

Los actos y negocios que requieran la autorización previa del Cuerpo Asesor y/ o Asam-
blea, deberán constar siempre por escrito y el Representante Legal de la Iglesia deberá
anexar al documento o protocolizar cuando se trate de escrituras públicas, el extracto del
acta en la cual se le confiere la autorización.

Parágrafo: Las iglesias asociadas con Personería Jurídica Extendida hacen parte de
EL CONCILIO, y por tanto deberán conservar su destinación religiosa en toda la actividad
tendiente a la adquisición y/o disposición de los inmuebles. Por esta razón, deberán
solicitar a EL CONCILIO autorización para efectuar cualquier tipo de enajenación. La Iglesia
Asociada deberá anexar al documento o protocolizar cuando se trate de escrituras públi-
cas, la autorización dada por EL CONCILIO.

ARTÍCULO 43
Disolución

Son causales de la disolución de la Iglesia Asociada:


A. La voluntad afirmativa y manifiesta del ochenta por ciento (80%) de los miembros
reunidos en Asamblea Local.

B. Haber perdido su capacidad de gobernarse, sostenerse o propagarse.

C. Mandato legal.

33
ARTÍCULO 44
Liquidación

En cualquier caso de liquidación la Iglesia seguirá las siguientes disposiciones, sin perjuicio
de las normas legales vigentes:

A. La Asamblea Local informará por medio del Pastor Presidente o el Cuerpo Ase-
sor al Presbiterio Distrital, quien los asesorará para la liquidación de las obligaciones
contraídas por todo concepto.

B. Una vez establecidas sus responsabilidades en todos los órdenes, el Pastor Presi-
dente y un delegado del Cuerpo Asesor, serán las personas encargadas de ejecutar
la cancelación de las obligaciones de la Iglesia.

C. El remanente que quedare, el Pastor Presidente, efectuará el traspaso a EL CON-


CILIO.

CAPÍTULO XI
DISPOSICIONES VARIAS
ARTÍCULO 45
Reformas y enmiendas al Reglamento Interno

Para la modificación o adición al presente Reglamento Interno deberá presentarse solici-


tud por escrito al Pastor Presidente de la Iglesia Asociada, quien junto con el Cuerpo Asesor
estudiarán su viabilidad y presentarán al Distrito. Éste último la presentará ante la Comisión
Permanente de Reforma Estatutaria para su estudio y posible aprobación.

Toda decisión en beneficio de la Iglesia Asociada será aplicable sin necesidad de re-
forma o enmienda reglamentaria siempre que no quebrante las leyes vigentes, el Estatuto
y el Reglamento Interno de EL CONCILIO y que no vulnere los derechos de los miembros
de la Iglesia.

34
ARTÍCULO 46
Leyes de la República de Colombia.

La Iglesia Asociada declara expresamente respaldar la Constitución Política de Colombia,


acatar y cumplir las leyes de la República, decretos y normas reglamentarias y demás dis-
posiciones concordantes sancionadas por el Estado Colombiano.

ARTÍCULO 47
Vigencia

Este Reglamento Interno comenzará a regir a partir de la fecha de la sanción oficial del
Ministerio del Interior y de Justicia, y la promulgación de la Personería Jurídica Extendida.

35
Concilio de las Asambleas
de Dios de Colombia

MANUAL DE DOCTRINAS
BÍBLICAS
INTRODUCCIÓN

La Biblia es nuestra mayor fuente de fe y conducta. En ella encontramos la doctrina que


creemos, practicamos y predicamos como Asambleas de Dios.

Por eso, con el ánimo de unificar nuestra norma de fe, presentamos este manual, la doctri-
na del Concilio de las Asambleas de Dios de Colombia consta de los siguientes principios
bíblicos fundamentales. Estos postulados son esenciales para un evangelio completo.

Antes de esbozar las que consideramos nuestras doctrinas básicas, verifiquemos un aspec-
to crucial concerniente a la pentecostalidad que nos rodea y define.

39
I. NUESTRA PENTECOSTALIDAD

A. DEFINICIÓN ETIMOLÓGICA

El término Pentecostés viene del griego pentekosté (heméra y literalmente significa “el
quincuagésimo día”. Con esa palabra se describe la fiesta de la cosecha celebrada el quin-
cuagésimo día después de la Pascua (Domingo de Resurrección) y que pone término al
tiempo pascual. Durante el Pentecostés narrado en Hechos capitulo 2, sucedió el descenso
del Espíritu Santo y el inicio de la actividad de la Iglesia, por ello también se le conoce como
la celebración del Espíritu Santo.

B. DEFINICIÓN BÍBLICA

En Hechos capítulo 2, encontramos elementos indispensables que nos definen como


pentecostales, dichos aspectos se convierten en las declaraciones siguientes:

1. Somos pentecostales porque creemos en el Cristo resucitado, en sus palabras, en


su obra redentora como salvador, sanador, bautizador y Rey que pronto viene.

2. Somos pentecostales porque creemos en el poder de la oración, sencillamente


porque sin oración no hay Pentecostés. La oración individual es muy importante,
pero la oración congregacional es dinamita. La Iglesia es analogía de la comunión
trinitaria, y solo hace explotar el poder divino cuando se reúne en unidad para orar.

3. Somos pentecostales porque buscamos al dador de las señales y no a las señales


como un fin. Las señales llegarán indefectiblemente “de repente” como consecuen-
cia de la presencia de Dios sobre creyentes totalmente rendidos a la soberanía de
Cristo.

4. Somos pentecostales porque buscamos vehementemente ser llenos del Espíritu


Santo. Es una verdad liberadora saber que el Espíritu Santo esta presente en la vida
del creyente desde el momento mismo de su conversión. Sin embargo, se debe an-
helar, buscar, luchar, desear el bautismo con el Espíritu Santo y después de ello una
llenura constante con evidencias de una vida transformada por su poder.

5. Somos pentecostales porque damos libertad absoluta al Espíritu Santo, no lo enca-


sillamos en una liturgia prediseñada, lo respetamos como persona y acatamos sus decisiones.

41
6. Somos pentecostales porque proclamamos el evangelio de nuestro Señor y Sal-
vador Jesucristo, el amor de Dios Padre y la comunión con el Espíritu Santo.

C. DEFINICIÓN HISTÓRICA

Ser pentecostal es creer que la acción del Espíritu Santo que operó en Pentecostés está
vigente para los cristianos de todos los tiempos. El Movimiento Pentecostal tiene su origen
cercano en los movimientos de santidad de finales del siglo XVIII. En 1906 rompió las ba-
rreras socioculturales, existentes en este tiempo, siendo sumamente incluyente, y dando
cabida a la diversidad. El avivamiento en la calle Azusa se usa como referente al origen de
varias denominaciones cuyo eje transversal es el movimiento pentecostal. Entre ellas las
Asambleas de Dios. Los tres grandes movimientos espirituales del siglo XVIII – el wesleya-
no, el avivamiento calvinista y el pietismo alemán- trataron explícitamente de restablecer
al máximo el cristianismo característico de la iglesia primitiva. Su enseñanza central era que
el poder del Espíritu Santo, dado en Pentecostés a todos los que se arrepintieron, creyeron
y fueron bautizados, esta disponible en todo tiempo y lugar.

D. DEFINICIÓN CONCEPTUAL

La Pentecostalidad es un movimiento dentro del cristianismo resultado de la espiritualidad,


donde se da una apertura a la persona, presencia y poder del Espíritu Santo. Dicha apertura
incluye el desarrollo del carácter de Cristo en la vida del creyente por la obra del Espíritu,
(Gálatas 5:16-23), además de la capacitación del Cuerpo de Cristo para el ejercicio de su
ministerio por medio de los diferentes ministerios, dones y carismas. (1 Corintios 12).

La pentecostalidad es un movimiento del Espíritu, es una respuesta al cesasionismo y a la


institucionalización de la fe que apagó la manifestación de los dones del Espíritu.

E. EN RELACIÓN A NUESTRA IDENTIDAD PENTECOSTAL

Es vital practicar las siguientes directrices para mantener la vigencia de la pentecostalidad:

1. Debemos mantener firme el mover del Espíritu Santo en nuestras congregacio-


nes.

2. Debemos entender que Pentecostés es un movimiento de manifestacio-


nes, profecías, señales, visiones y milagros.

42
3. Debemos vivir como pentecostales de hecho y no nominales.

4. Debemos evitar que el contexto de corrientes teológicas de hoy afecten nuestra


pentecostalidad.

5. Debemos conocer que Asambleas de Dios está llamada a ser un gran movimiento
del Espíritu Santo.

6. Debemos recordar que el objetivo principal del bautismo del Espíritu Santo es
cumplir la misión de evangelizar.

7. Debemos establecer en nuestras iglesias el contenido de la pentecostalidad.

8. Debemos saber que la praxis de la pentecostalidad siempre va acompañada


de sanidad y liberación de endemoniados.

9. Debemos promover al santo ministerio a ministros llenos del Espíritu Santo.

10. Debemos regresar a nuestra pentecostalidad bíblica.

F. TEOLOGÍA PENTECOSTAL

Los siguientes son principios teológicos - bíblicos que trazan los parámetros de la
pentecostalidad que practicamos:

1. Partimos del texto bíblico para nuestra práctica. (hacemos énfasis en la teología
de Lucas)

2. Tenemos raíces teológicas Cristo céntricas. (Hechos 2:22-39)

3. Creemos en la persona y obra del Espíritu Santo activa en el creyente y en la igle-


sia. (Hechos 6:3)

4. Propendemos por la vida santa (ética). (Lucas 1:75)

5. Estimulamos la experiencia personal. (Hechos 1:1)

6. Creemos en el llamado de Ministros vocacionales. (Lucas 5:27-28)

7. Aceptamos la diversidad de ministerios (sacerdocio universal de los creyentes).

43
(Efesios 4:11; 1 Corintios12:28; Romanos 12:6-8; 1 Pedro 4:10-11)

8. Propendemos por la preparación ministerial. (Lucas1:1- 4)

9. Respetamos la función por encima del status. (Hechos 6:3)

10. Creemos que el movimiento pentecostal tiene un marcado énfasis misionero.


(Hechos 1:8 cf. 8:1,4)

11. Proclamamos la esperanza escatológica, conocida también como la teología de


la esperanza. (Lucas18:8,19:11)

G. EXPERIENCIA PENTECOSTAL

No es sólo la teología la que mantiene vigente la pentecostalidad, es la experiencia perso-


nal lo que caracteriza a los pentecostales verdaderos. Por eso, a continuación se enumeran
los matices preponderantes a dicha experiencia.

1. El bautismo en el Espíritu Santo como empoderamiento. (Hechos1:8)

2. Hablar en lenguas como señal del bautismo con el Espíritu Santo. (Hechos 2:4)

3. El fruto del Espíritu como señal de carácter cristiano. (Gálatas 5:22-23)

H. EJERCICIO DEL MINISTERIO

Las Escrituras enumeran las manifestaciones del Espíritu Santo bajo tres categorías espe-
cíficas:

1. Dones: Romanos 12:3-8, 1 Pedro 4:10, 1 Corintios 12:28-31.

2. Ministerios: Efesios 4:11-12, 1 Corintios 12:27-31.

3. Operaciones: 1 Corintios 12: 7-11, 1 Corintios 12:28-31

Todos los creyentes tienen derecho a recibir la promesa del Padre: el bautismo en el Espí-
ritu Santo, según el mandato del Señor Jesucristo, por eso deben buscarlo fervientemente.
Esa era la experiencia normal y común de toda la primera iglesia cristiana. Con el bautismo
viene una investidura de poder para la vida, el servicio, la concesión de los dones espiritua-

44
les y su uso en el ministerio (Lucas 24:49; Hechos 1:4, 8; 1 Corintios 12:1–31). Esta experien-
cia es distinta a la del nuevo nacimiento y subsecuente a ella (Hechos 8:12–17; 10:44–46;
11:14–16; 15:7–9).

Con el bautismo en el Espíritu Santo, el creyente recibe experiencias como:

1. Ser lleno del Espíritu. (Juan 7:37–39; Hechos 4:8)

2. Una reverencia más profunda para Dios. (Hechos 2:43; Hebreos12:28)

3. Una consagración más intensa a Dios y dedicación a su obra. (Hechos 2:42)

4. Un amor más activo para Cristo, para su Palabra y para los perdidos. (Marcos 16:20)

El bautismo de los creyentes en el Espíritu Santo se evidencia con la señal física inicial de
hablar en otras lenguas como el Espíritu los dirija (Hechos 2:4). El hablar en lenguas en este
caso es esencialmente lo mismo que el don de lenguas (1 Corintios 12:4–10, 28), pero es
diferente en propósito y uso.

El Bautismo en el Espíritu Santo es un don divino real, vigente y necesario para todo cre-
yente, en todo lugar, en toda la historia. Esta experiencia confirma la presencia de Dios en la
vida de la persona y lo empodera para el servicio a Dios. La evidencia física que la Biblia des-
cribe para el Bautismo en el Espíritu Santo es hablar en nuevas lenguas (Hch. 2:2-4; 10:46;
11:15-17; 19:6) Incluso hay referencias que infieren esta manifestación (Hch. 8:15-17; 9:17).

Esta obra del Espíritu en el creyente generalmente prescinde del entendimiento del indivi-
duo pero trae provecho y tiene por lo menos tres propósitos:

1. La edificación personal: En la experiencia espiritual el creyente es tocado por el


Espíritu Santo fortaleciendo su vida y alentando su fe y su espíritu al hablar un len-
guaje celestial (glosolalia).

2. La edificación de la iglesia: El apóstol Pablo hace referencia a las lenguas como


don y la solicitud de interpretación para la iglesia. Dios puede comunicar mensajes
de aliento y fortaleza o exhortación para los oyentes.

3. Testificar a los no creyentes: En Hechos capítulo 2, el Espíritu Santo utilizó a los


creyentes en el aposento alto para que hablasen lenguas humanas (xenolalia). Los
visitantes en Jerusalén les oían hablar en diversos idiomas “Las maravillas de Dios”
por lo que estaban atónitos.

45
El mismo texto describe cómo algunos espectadores se incomodaron con esta experien-
cia, asociándola al efecto de la embriaguez causada por el vino. Pese a ello, Pedro, investido
con el poder del Espíritu dio un sermón con el cual más de tres mil personas se convirtie-
ron.

Por otro lado, el apóstol Pablo nos orienta a hacer todo “decentemente y con orden”. Esto
nos lleva a la conclusión que el hablar en lenguas es la evidencia física inicial para el bautis-
mo del Espíritu Santo, que no se debe impedir el hablar en lenguas, mas hay que hacerlo
con sabiduría.

46
II. NUESTRAS DOCTRINAS
La doctrina del Concilio de las Asambleas de Dios de Colombia consta de los siguientes
principios bíblicos fundamentales:

A. LA SANTA BIBLIA

Creemos en las Sagradas Escrituras como la Palabra inspirada e


infalible de Dios, superior a la conciencia y la razón.

Las Escrituras, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, son verbalmente inspi-
radas por Dios y son la revelación de Dios para el hombre, la regla infalible y principal
autoridad de fe y conducta (2 Timoteo 3:15, 16; 1 Pedro 2:2.)

LA INSPIRACIÓN DE LA BIBLIA

La palabra griega theopneustos es la que más se acerca en su equivalencia a nuestro


vocablo “inspiración” y se halla en 2 Timoteo 3:16. Significa literalmente “soplada
por Dios”. Por el soplo y poder divino, El Espíritu Santo dirigió a los autores humanos
de la Biblia con tal precisión que la obra refleja exactamente la intención de Dios
mismo. Como fue Dios mismo el que habló por medio de los profetas y apóstoles,
los documentos originales que ellos escribieron llevaron las marcas especiales de la
inspiración divina. Esto significa que los sesenta y seis libros canónicos, los cuales
constituyen la Biblia, son, en sus expresiones originales, completamente dignos de
confianza como la voz del Espíritu Santo (2 Pedro 1:19-21).

LA INFALIBILIDAD DE LA BIBLIA

La Biblia es infalible es decir, no es susceptible de error y, por lo tanto, no puede ex-


traviarnos, engañarnos ni decepcionarnos. Se destacan las cualidades de inerrancia e
infabilidad. La palabra inerrancia enfatiza la veracidad de las Escrituras, mientras que
la infalibilidad recalca la confiabilidad de ellas. Ambas cualidades se aplican a toda la
Escritura e incluyen la exactitud de la revelación divina. Por lo tanto es la verdad (2
Samuel 7:28; Salmo 119:43; Juan 17:17; Colosenses 1:5).

47
EL TEMA DE LA BIBLIA

La Biblia es un libro rico en contenidos y principios espirituales. Su alcance trata as-


pectos tocantes a la ética y moral, historia, administración, convivencia entre otros.
Sin embargo, todos estos elementos son matices que acompañan el tema funda-
mental de la Biblia que es la redención del hombre. Desglosándolo se entendería así:

El Antiguo Testamento: Es la preparación para la venida del Redentor

Los Evangelios: Son la manifestación del Redentor

Hechos de los Apóstoles: Es la proclamación del mensaje del Redentor

Las Epístolas: Son la explicación del mensaje del Redentor

Apocalipsis: Es la consumación de la obra del Redentor

48
B. EL ÚNICO DIOS VERDADERO

Creemos en el Único Dios verdadero, manifestado en tres


personas: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
como la Deidad adorable.

El único Dios Verdadero se ha revelado como el Eterno existente en sí mismo “YO


SOY”, el Creador del cielo y de la tierra y Redentor de la humanidad. Se ha revelado
también encarnando los principios de relación y asociación como el Padre, el Hijo, y
el Espíritu Santo. (Deuteronomio 6:4; Isaías 43:10; Mateo 28:19; Marcos 12:29; Lucas
3:22).

LA DEIDAD ADORABLE

1. Definición de vocablos: Los vocablos “trinidad” y “personas”, según se relacionan


con la Deidad, aunque no se encuentran en la Biblia, están en armonía con ella. Por
lo tanto podemos comunicar a los demás nuestro entendimiento inmediato de la
doctrina de Cristo respecto al Ser de Dios, según se distingue de “muchos dioses y
muchos señores”. Podemos hablar debidamente del Señor nuestro Dios, que es un
solo Señor como una Trinidad o como un Ser de tres personas, sin apartarnos por
ello de las enseñanzas bíblicas (como ejemplo, Mateo 28:19; 2 Corintios 13:14; Juan
14:16,17).
2. Distinción y relación en la Deidad: Cristo enseñó una distinción de personas en la
Deidad que expresó en términos específicos de relación: Padre, Hijo y Espíritu San-
to. Que esta distinción y relación, en lo que a su forma se refiere es inescrutable e
incomprensible, pues la Biblia no lo explica (Lucas 1:35; Mateo 11:25-27; 28:19; 2
Corintios 13:14; 1 Juan 1:3, 4).

3. Unidad en la Trinidad: La Trinidad es un misterio en si misma. Es una doctrina bíbli-


ca ampliamente sustentada (Mateo 3:16-17; Mateo 28:19-20; Juan 1:18; 15:26; 17:11,
21) Las tres personas de la Deidad están en un estado de unidad, por lo que sabe-
mos que no son tres dioses diferentes. Ninguna de las personas de la Deidad existe
ni opera separada o independientemente de las otras (Juan 5:17-30, 32,37; 8:17,18).
Existe un solo Dios que es Señor Todopoderoso. (Deuteronomio 6:4; Zacarías 14:9).

4. Dios es trascendente: Es decir, está por encima y más allá del universo que creó y
es mayor que él. Es inmanente, está presente en el universo y participa en él. Aunque
Dios está presente en toda su creación, la creación no es Dios.

49
ATRIBUTOS DE DIOS

La clasificación de atributos divinos es como sigue:

1. Atributos naturales: Aquellos que definen lo que Dios es en sí mismo, aparte de la


creación. Responden a la siguiente pregunta: ¿qué cualidades caracterizaron a Dios
antes de existir lo creado? Dios es espíritu, Dios es uno y Dios es infinito.

2. Atributos activos: Muestran lo que Dios es en relación con el universo. Dios es


omnipotente, Dios es omnipresente, Dios es omnisciente, Dios es sabio y Dios es
soberano.

3. Atributos morales: Caracterizan lo que Dios es en relación con los seres humanos.
Dios es santo, Dios es justo, Dios es fiel, Dios es misericordioso, Dios es amor y Dios
es bueno.

50
C. LA DEIDAD DEL SEÑOR JESUCRISTO

Creemos en la Deidad del Señor Jesucristo y su


encarnación sobrenatural.

El Señor Jesucristo es el eterno Hijo de Dios. En Juan 1:1-18 se expresa su Deidad de una
manera muy explícita. El versículo 18 declara “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo,
que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”. Su posición “en el seno del padre”
expresa, no una distinción en cuanto a esencia ni alguna clase de inferioridad, sino una
estrecha relación con el Padre y una participación en la autoridad de Él.

Jesús mismo reconoció su deidad cuando dijo: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”
(Juan 14:9). También recibió adoración (Mateo 2:2; 11; 14:33; 28:9) y ejerció autoridad divi-
na perdonando pecados (Marcos 2:1-12). Y sus discípulos lo reconocieron como el Hijo de
Dios (Mateo 16:16).

La Biblia declara muchos aspectos en relación a su vida, entre ellos:

1. Su nacimiento virginal (Mateo 1:23; Lucas 1:31-35).

2. Su vida sin pecado (Hebreos 7:26; 1 Pedro 2:21,22).

3. Sus milagros (Hechos 2:22; 10:38).

4. Su obra vicaria en la cruz (1 Corintios 15:3; 2 Corintios 5:21).

5. Su resurrección corporal de entre los muertos (Mateo 28:5-6; Lucas 24:39; 1 Co-
rintios 15:3-4).

6. Su exaltación a la diestra de Dios (Hechos 1:9, 11; 2:33; Filipenses 2:9-11; Hebreos
1:3).

LOS OFICIOS DE CRISTO

El concepto de los oficios de Cristo tiende un puente entre la enseñanza de quien


es Él y lo que vino a hacer. Hay tres términos que designan estos oficios. Él es “pro-
feta”, “sacerdote” y “rey” y cada uno de estos términos enfatiza la obra mediadora de
Cristo entre el Padre y los seres humanos. Él es profeta en la medida que habló toda
palabra que el Padre le indicó (Juan 14:24), predijo hechos del porvenir (Mateo 24) y
cumplió la labor como ungido (Isaías 42:1-7). Él es sacerdote porque fue consagrado

51
y representa a los hombres delante de Dios y a Dios delante de los hombres. Jesús es
el sacerdote por excelencia, el Gran Sumo Sacerdote por encima de cualquier sacer-
dote humano porque no simplemente ofreció un sacrificio, sino que, se ofreció a si
mismo como sacrifico puro y su muerte trajo perdón de pecados (Hebreos 4:14-16)
Es ahora nuestro amigo y abogado a la diestra del Padre e intercede por nosotros
(Rom 8:34; Je 7:25; 1 Jn. 2:1). Él es rey, es quien ha quebrantado el poder del pecado,
la muerte, la tumba y el infierno. Él reina a la diestra del Padre en los lugares celestia-
les, reina como cabeza de la iglesia (Efesios 1:22-23) y está declarado que todo será
sometido bajo su dominio (Apocalipsis 5:6-13; 11:15).

LA NATURALEZA DE CRISTO

El Señor Jesucristo, en lo que respecta a su naturaleza divina y eterna, es el verdadero


y unigénito Hijo del Padre, pero en lo que respecta a su naturaleza humana, es el ver-
dadero Hijo del Hombre. Por lo tanto, se le reconoce como Dios y hombre; quien por
ser Dios y hombre, es “Emanuel”, Dios con nosotros (Mateo 1:23; 1 Juan 4:2, 10,14;
Apocalipsis 1:13,17).

Dado que el nombre “Emanuel” abarca lo divino y lo humano, en una sola persona,
nuestro Señor Jesucristo, el título Hijo de Dios describe su debida deidad, y el título
Hijo del Hombre su debida humanidad. De manera que el título Hijo de Dios perte-
nece al orden de la eternidad, y el título Hijo del Hombre al orden del tiempo (Mateo
1:21-23; 13:41; Marcos 1:1; Lucas 9:26; 2 Juan 3).

52
D. LOS ÁNGELES

Creemos en los ángeles como mensajeros y ministradores de Dios.

El vocablo ángel, se deriva del hebreo mal’ak del A.T., y aggelos del griego del N.T.,
quiere decir mensajero (Éxodo 23:20; Jueces 2:1; Lucas 2:11; Hechos 7:38; Hebreos
1:14).

NATURALEZA DE LOS ÁNGELES.

En cuanto a la naturaleza de los ángeles:

Son espíritu. Esto es, seres inmateriales e incorpóreos (Hebreos 1:14). A diferencia
de los hombres, no están limitados por las condiciones naturales o físicas. Tienen la
capacidad de asumir una forma humana a fin de ser vistos por los hombres (Génesis
19:1-3).

1. Son seres creados por Dios: No se dice el momento exacto de su creación pero
son anteriores a los hombres. Por ser criaturas no aceptan adoración (Apocalipsis
19:10; 22:8-9).

2. Son inmortales: Es decir, no están sujetos a la muerte. En Lucas 20:34-35 Jesús


explica que los santos resucitados serán como los ángeles en el sentido que no
pueden morir más.

3. Son numerosos: Las Sagradas Escrituras nos enseñan que el número es muy ele-
vado, millares de millares, millones de millones (Daniel 7:10; Mateo 26:53; Lucas 2:13;
Hebreos 12:22).

4. Sin sexo: Describe a los ángeles como si fueran varones, pero son seres asexuales
(Lucas 20:34-36).

CLASIFICACIÓN DE LOS ÁNGELES

Puesto que el orden es la primera ley del cielo, la Biblia implica una organización de
estos seres en cuanto a su función.

1. El Ángel del Señor: Es distinguido de cualquier otro ángel pues tiene funciones
particulares. Por sus funciones descritas en el Antiguo Testamento entendemos que

53
es una manifestación de nuestro Señor Jesucristo ya que recibió adoración, perdonó
pecados y el nombre de Dios está en él (Exodo 23:20-23).

2. Arcángel: Miguel es mencionado como arcángel o ángel principal (Judas 9; Apo-


calipsis 12:7). Aparece en estrecha relación con la nación israelita (Daniel 12:1). La
manera como se menciona a Gabriel implica que tiene una posición muy elevada.
Está en la presencia de Dios (Lucas 1:19) y entrega mensajes que tienen gran impor-
tancia respecto al Reino de Dios (Daniel 8:16; 9:21).

3. Querubines: Son ángeles de elevada posición relacionados con los fines redento-
res de Dios respecto al hombre (Génesis 3:24; Éxodo 25:22).

4. Serafines: Son mencionados en Isaías 6. Sabemos muy poco de ellos. Su nombre


significa “Seres ardientes” y están relacionados con el trono de Dios.

OFICIOS DE LOS ÁNGELES

Las Escrituras enseñan que los santos ángeles ministran:

1. En el culto y servicio de Dios. (Ap. 5:11-12; Sal. 148:1-2 Mt. 4:11)


2. En la ejecución de la voluntad de Dios. (Sal. 103: 20-21; 2 Cr. 32:21)
3. En la ministración de los herederos de Salvación (He. 1:14):

a. Ayudaron a Daniel en el foso de los leones (Dn. 6:22).


b. Sacaron a Pedro de la cárcel (Hch. 12:7-11).
c. Conducen al Seno de Abraham, a los que mueren en Dios.(Lc. 16:22).
d. Uno de ellos fortaleció a Jesús en Getsemaní (Lc. 22:43).
e. Uno de ellos fue enviado a Pablo con un mensaje (Hch. 27: 23-24).
f. Acompañarán a Cristo en su segunda venida (Mt. 13:39-42; 16:27).

CARÁCTER DE LOS ÁNGELES

1. Son obedientes: Cumplen su misión sin discutir ni vacilar. Por tal razón se dice
“Sea hecha tu voluntad como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10; Salmo
103:20; Judas 6; 1 Pedro 3:22)

2. Son reverentes: Su actividad más elevada es la adoración a Dios (Nehemías 9:6;


Filipenses 2:9-11; Hebreos 1:6).

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3. Son sabios: La inteligencia de los ángeles excede a la de los hombres pero es
finita. Son llamados sabios pero no pueden discernir la mente del hombre y no co-
nocen todos los misterios de Dios (1 Pedro 1:12)

4. Son humildes: No guardan resentimientos personales (2 Pedro 2:11; Judas 9).

5. Son poderosos: Son poderosos en fortaleza (Salmo 103:20)

6. Son santos: Separados por Dios y para Él, son “Santos ángeles” (Apocalipsis 14:10)

55
E. EL HOMBRE

Creemos en la creación divina del universo y del hombre, la


santidad original, su caída y su redención.

El libro de Génesis parte de la premisa que “En el principio Dios creó los cielos y la
tierra” (Génesis 1:1). Concebimos que la creación no fue producto de un accidente
cósmico o producto de una evolución involuntaria. Sabemos que todas las cosas
fueron creadas en Él, por Él y para Él (Colosenses 1:15-17). Vemos en la naturaleza
misma un orden establecido por Dios y una armonía que él mismo sustenta. Al sa-
ber que Dios, en su sabiduría misericordiosa, ha creado todas las cosas, podemos
entender fácilmente que todo, incluyendo y sobre todo el hombre, fue creado con
un propósito divino. (Génesis 1:1,26; 2:17; 3:1-7; Romanos 5:12-21)

CREACIÓN DEL HOMBRE

El hombre no fue producto de la casualidad. Dios mismo ideó, diseñó y creó al ser
humano. El Señor lo formó del polvo de la tierra sopló en su nariz aliento de vida y
el hombre fue hecho un alma viviente (Génesis 2:7). Dios hizo al hombre a su propia
imagen (Génesis 1:26, 27). Esto evidentemente hace referencia a la naturaleza espi-
ritual del hombre, y no a su cuerpo. El ser humano, aunque posee forma física, no es
sólo un ser material. El género humano fue formado como un ser espiritual, estaría
incompleto sin alguna de estas partes. Con ello, Dios le ha dotado de “inmortalidad”.
(Eclesiastés 3:11). Esto indica que tuvo un origen pero vivirá eternamente. Cada ser
humano elige en su vida terrenal dónde ha de pasar la eternidad. Dios hizo al hom-
bre a su propia imagen (Génesis 1:26, 27). Esto evidentemente hace referencia a la
naturaleza espiritual del hombre, y no a su cuerpo.

En su sabiduría perfecta, Dios formó una pareja, hombre y mujer, como el diseño
para la familia. Ambos géneros son igual de valiosos ante Dios, poseyendo igual-
mente cada uno la imagen de su Creador. La expresión de “imagen” también es
aplicada a ciertas cualidades del hombre como son el intelecto, la voluntad, las emo-
ciones y los sentimientos.

CAÍDA DEL HOMBRE

El hombre fue creado bueno y justo; porque Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra
imagen, conforme a nuestra semejanza”. Sin embargo, el ser humano por su propia
voluntad cayó en trasgresión, incurriendo así no sólo la muerte física sino también la
espiritual, que es la separación de Dios (Génesis 1:26, 27; 2:17; 3:6; Romanos 5:12-19).

56
Literalmente pecado significa “errar en el blanco”. Esto da la idea de alguien que
lanza la flecha a un objetivo, mas no acierta. Pecado en ese orden es fallar en el pro-
pósito divino para el hombre. Por tanto, pecado es todo aquello que va en contra de
la voluntad divina. La Voluntad de Dios no es caprichosa ni egoísta. Dios aborrece el
pecado porque destruye al que lo practica y a sus semejantes y aparta a la creación
de su creador. El pecado tuvo su origen en el mal uso de la libertad que Dios les
concedió a las criaturas dotadas de voluntad. El pecado tuvo su origen en la libre
elección de las criaturas de apartarse de Dios, primero Satanás y otros ángeles, luego
el hombre y la mujer.

Dios advirtió claramente las consecuencias de la desobediencia. Sin embargo el


ser humano cedió a la tentación y recibió la justa retribución. Estas consecuencias
afectaron su vida espiritual al perder la comunión con Dios y provocando muerte es-
piritual. Afectó las relaciones interpersonales al generarse conflictos entre la pareja.
Produjo consecuencias de juicio en la tierra misma y consecuentemente ocasionó
la muerte física.

REDENCIÓN DEL HOMBRE

Dios, que es rico en misericordia, no abandonó a su creación ni la destruyó por el


pecado. Antes proveyó túnicas que cubrieran la vergüenza y malicia que produjo el
pecado. Consideramos también que la referencia de Génesis 3:15 es una declaración
profética respecto a la obra de Cristo. Dios siguió cerca de los hombres pese a que
los hombres se alejaban de Él. Frecuentemente hacía llamado a los hombres de vol-
verse a él. Enoc, Noé y Abraham son ejemplo de ello. Dios da promesa a este último
de formar a partir de él una generación que conociera la Palabra de Dios para que
la declarara al mundo. Por esta promesa se origina el pueblo hebreo, los israelitas,
los judíos.

Dios guió a Moisés para establecer rituales y sacrificios descritos en el Antiguo


Testamento con el fin de prefigurar la obra que, en el cumplimiento del tiempo,
haría nuestro Señor Jesucristo. Él es el sacrificio perfecto que restaura la comunión
entre Dios y los hombres, entre los hombres y sus semejantes y ha dado promesa de
restauración para la creación y victoria sobre la muerte al prometer Vida Eterna para
todos aquellos que creen en Su Nombre. El camino hacia nuestro Señor fue de nue-
vo abierto. Jesús murió siendo inocente para que nosotros, aún siendo pecadores,
tuviésemos posibilidad de acceder al trono de la Gracia (Romanos 5:8; Hebreos 4:16).

57
F. LA SALVACIÓN

Creemos en la salvación por medio de la fe en la obra


redentora de Jesucristo.

La única esperanza de redención para el hombre es a través de la sangre derramada


de Jesucristo, el Hijo de Dios.(Lucas 24:46-47; Juan 3:3,16; Romanos 10:13-17; Efesios
2:8; 1 Tesalonicenses 5:9). En ningún otro tenemos salvación (Hechos 4:12). La ex-
presión “salvación” significa ser librado de la muerte. Para el caso de la raza humana,
esta salvación no se refiere únicamente al aspecto físico, sino a la muerte espiritual
que entró en el hombre por causa del pecado (Romanos 5:17).

ASPECTOS GENERALES DE LA SALVACIÓN

1. Condiciones para la salvación: La salvación se recibe a través del arrepen-


timiento para con Dios y la fe en el Señor Jesucristo. Arrepentimiento (del griego
metanoia) significa un cambio de dirección, un cambio de idea respecto a la manera
de vivir y de conducirse. Un verdadero arrepentimiento requiere un reconocimiento
de nuestro pecado y nuestra condición de pecadores y pedir una transformación
para vivir en santidad a fin de agradar a Dios. El arrepentimiento implica volverse
del pecado y volverse a Dios. Con ello, el hombre se convierte en hijo y heredero
de Dios según la esperanza de vida eterna por el lavamiento de la regeneración, la
renovación del Espíritu Santo y la justificación por la gracia a través de la fe (Lucas
24:47; Juan 3:3; Tito 2:11; 3:5–7).

2. Evidencias de la salvación: La evidencia interna de la salvación es el testimonio


directo del Espíritu (Romanos 8:16). La evidencia externa ante todos los hombres
es una vida de justicia y verdadera santidad (Efesios 4:24; Tito 2:12). La persona ex-
perimenta una transformación sobrenatural en la cual día a día se va manifestando
el carácter de Cristo y el fruto del Espíritu Santo, convirtiéndose en testimonio para
otros. Para ello es indispensable la fidelidad y la permanencia en Dios.

Nuestra salvación fue conquistada por Cristo. Jesús mismo declaró que el Hijo del
hombre había venido a dar su vida en rescate por muchos (Marcos 10:45). Ello de-
muestra que Jesús hizo lo que fue necesario para nuestra liberación del pecado.
Jesús nos redimió “de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición” (Gálatas
3:13). Como nuestro Sumo Sacerdote “entró una sola vez en el santuario, habiendo
obtenido eterna redención” (Hebreos 9:12, 26).

58
OBRA EXPIATORIA EN LA CRUZ

La muerte de Jesucristo en la cruz del Calvario es el principal acontecimiento de la


historia. Esto es lo que diferencia al cristianismo de todos los demás sistemas reli-
giosos. El cristianismo adquiere su mayor significado, no de la vida y las enseñanzas
de su fundador, bien que ellas son importantes, sino de su muerte como sustituto
en nuestro lugar. Su victoria sobre el pecado, el diablo y la muerte se selló por su
resurrección. Este evento real es el principal milagro de la Biblia, milagro en el cual
se basa nuestra fe y nuestra salvación (1 Corintios15:21-24, 54-57).

El relato bíblico describe que la pareja humana fue expulsada del huerto. Más que
ser depuesta de un lugar, hubo una ruptura de una relación: la perfecta comunión
con Dios. Desde ese momento la entrada ante la presencia de Dios estaba cerrada.
Esta realidad era tipificada con la solemnidad del lugar Santísimo en el Tabernáculo
ordenado por Dios. Aquel lugar donde moraba la presencia de Dios representada
en el Arca del Pacto, era un lugar inaccesible para los hombres. Únicamente el Sumo
Sacerdote, y bajo las leyes estipuladas, podía entrar por un breve periodo de tiempo
en el día de la expiación.

Con su muerte, Jesucristo rasgó el velo del Templo que alejaba a los hombres de Su
Dios y Creador (Hebreos 10:20). El acceso estaba al alcance de todos, mas no todos
accederían. Dios extiende la invitación de restablecer la Comunión perdida. La ex-
piación vicaria de Cristo es única y suficiente. Sólo él, quien vivió sin pecado pese a
las tentaciones, podía presentarse como una ofrenda por nosotros, cumpliendo así
el significado del día de la expiación hebreo. El contraste entre la liturgia veterotes-
tamentaria y la obra hecha por nuestro Salvador radica en que con un solo sacrificio,
Cristo nos ha hecho perfectos por la fe a aquellos que creemos y le recibimos (He-
breos 10.14). No todos serán salvos. Esta elección está en la voluntad del hombre,
como lo estuvo el desobedecer. No es que Dios decida quien se va para el infierno,
simplemente, Dios no obliga a nadie a ir al cielo. Pero quiere que todos los hombres
sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4).

RESULTADOS DE LA OBRA DE CRISTO

El Señor Jesucristo realizó una obra perfecta. Por él recibimos:

1. Perdón de pecados, o pago por ellos: En un sentido práctico, él pagó el pre-


cio para que a nosotros nos fuera perdonada la deuda y no recibiéramos la muerte
como pago (Hechos 10:43; Efesios 1:7; Colosenses 2:13).

59
2. Reconciliación entre Dios y los hombres: Al quedar saldada la deuda, podemos
ser restablecidos en plena comunión con Dios (2 Corintios 5:18; Colosenses 1:21)
Incluso reconcilió a los hombres con sus semejantes (Efesios 2:16).

3. Justificación ante él: Es decir, por la obra de Cristo somos declarados justos ante el
Padre Celestial (Hechos 13:39; Romanos 3:24; 1 Corintios 6:11; Tito 3:7).

4. Regeneración: Por medio de Cristo y del Espíritu Santo cada día somos renovados
para ser conforme al Señor (Mateo 19:28; Tito 3:5).

5. Adopción: Por la misericordia de Dios y la obra de Cristo, ahora podemos ser lla-
mados hijos de Dios, herederos de las promesas divinas (Juan 1:12; Romanos 8.15;
Gálatas 4:5; Romanos 8:17).

6. Victoria sobre el pecado y la muerte: Apartados de Dios es imposible vencer los


hábitos, deseos y las tendencias que nos llevan a pecar. Con nuestro Señor tenemos
la posibilidad de vencer si somos fieles a él y obedientes a Su Palabra (Romanos 6:14;
1 Corintios 10:13; 1 Juan 5:4). Es bueno recordar siempre que la salvación que nos
otorga el Señor es mucho más que una puerta de escape de la condenación eterna,
es la puerta por la cual tenemos acceso a una vida plena y útil en el reino de Dios.

60
G. LA SANTIFICACIÓN

Creemos en la Santificación por la obra de Jesucristo, del


Espíritu Santo y de la Biblia.

La santificación es un acto de separación de todo lo malo, y de dedicación a Dios


(Romanos 12:1, 2; 1 Tesalonicenses 5:23; Hebreos 13:12). La Biblia prescribe una vida
de “santidad sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Por el poder del Espíritu
Santo podemos obedecer el mandato que dice: “Sed santos porque yo soy santo”
(Juan 17:17; Romanos 12:1,2, 1 Tesalonicenses 5:23; Hebreos 12:14; 13:12; 1 Pedro
1:15, 16).

PROCESO EN LA SANTIFICACIÓN

La santificación se efectúa en el creyente cuando este reconoce su identidad con


Cristo en su muerte y su resurrección, y por fe se propone vivir cada día en esta unión
con Cristo, y somete todas sus facultades al dominio del Espíritu Santo (Romanos
6:1–11, 13; 8:1, 2, 13; Gálatas 2:20; Filipenses 2:12, 13; 1 Pedro 1:5).

Cuando nos convertimos nacemos de nuevo y somos librados de la tiranía del peca-
do. Sin embargo, debemos reconocer que aún quedarán muchas cosas por cambiar
en nuestra vida. Por la Gracia de Dios somos llamados santos, pero aún necesitamos
ser perfeccionados. La palabra “santo” significa literalmente apartado, escogido, se-
parado. Esta expresión nos conduce a dos aspectos: Separados de y separados para.
Los creyentes han sido separados del pecado y separados para Dios y su servicio. A
fin de cumplir estas expectativas Dios nos enseña en la Biblia que la santificación es
de posición e instantánea y es práctica y progresiva.

Cuando hablamos de que es de posición e instantánea reconocemos que, en el mo-


mento en que la persona se arrepiente, experimenta una transformación sobrenatu-
ral en la que, ante los ojos de Dios es perdonado, justificado y llamado santo. Esta es
la posición que adquirimos. Muchos en el momento de su arrepentimiento sienten
una limpieza interior, una paz y una libertad que evidencian la obra de Dios.

No todos han de experimentar esta sensación, pero todo aquel que se arrepiente y
recibe al Señor recibe estos beneficios.

El segundo aspecto de la santificación es el ser práctica y progresiva. Esto implica


que, desde el momento de nuestra conversión, el Señor nos guiará en un proceso de
continua purificación. Este, por dar una ilustración, es ir ascendiendo en la santidad.

61
Este ascenso no es por medio de escalones (por etapas o ciclos) más bien es como
ascender por una colina.

MEDIOS DE SANTIFICACIÓN

El proceso de santificación, tanto la inmediata como la progresiva, es logrado gra-


cias a tres fuentes divinas. Por medio de nuestro Señor Jesucristo, del Espíritu Santo
y de la Palabra de Dios. Nuestro Señor Jesucristo ha pagado el precio al morir en la
cruz y por su sacrificio, por la sangre derramada en la cruz nosotros somos santifi-
cados. Su obra purifica nuestra vida de nuestros pecados pasados y trasciende para
ser suficiente ante cualquier pecado que cometamos en este mundo. La Biblia nos
advierte de no pecar deliberadamente justificando nuestras acciones con la muerte
de Cristo. La Biblia considera tal pecado voluntario como menosprecio a la sangre
del pacto y afrenta para el Espíritu de Gracia (Hebreos 10:29). Los méritos de Cristo
no operarían entonces por no haber un genuino arrepentimiento.

El Espíritu Santo como santificador nos guiará en este proceso (2 Corintios 3:18).
Tendrá que haber una labor mancomunada del Espíritu y nuestra disposición a la
santificación. La Biblia tiene frecuentes expresiones sobre la necesidad de vivir una
vida de santidad, de abstenernos, de apartarnos, de hacer morir. Nuestra disposi-
ción al cambio y a la obra divina juega un papel fundamental, aunque por nosotros
mismos es imposible la santificación. En últimas, todo lo que hagamos para nuestra
santificación es una respuesta al llamado de Dios, a su amorosa invitación a vivir una
vida de Santidad junto a Él. No debemos negarnos a la Guía Divina al ser redargüidos
por el Espíritu para no contristarle. Será el Espíritu Santo quien nos guíe a entender la
Palabra divina, el tercer agente en la santificación, para que nuestro cambio sea real
y efectivo (Juan. 15:3; 17:17).

62
H. EL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO

Creemos en el Bautismo en el Espíritu Santo, como la Promesa del


Padre, con la señal física inicial de hablar en otras lenguas.

Todos los creyentes tienen el derecho de recibir y deben buscar fervientemente la


promesa del Padre, el bautismo en el Espíritu Santo y fuego, según el mandato del
Señor Jesucristo. Esta era la experiencia normal y común de toda la primera iglesia
cristiana. Con el bautismo viene una investidura de poder para la vida y el servicio y
la concesión de los dones espirituales y su uso en el ministerio (Lucas 24:49; Hechos
1:4, 8; 1 Corintios 12:1–31). Esta experiencia es distinta a la del nuevo nacimiento y
subsecuente a ella (Hechos 8:12–17; 10:44–46; 11:14– 16; 15:7–9). Con el bautismo
en el Espíritu Santo el creyente recibe experiencias como la de ser lleno del Espíritu
(Juan 7:37–39; Hechos 4:8), una reverencia más profunda para Dios (Hechos 2:43;
Hebreos 12:28), una consagración más intensa a Dios y dedicación a su obra (He-
chos 2:42) y un amor más activo para Cristo, para su Palabra y para los perdidos
(Marcos 16:20).

LA EVIDENCIA FÍSICA INICIAL DEL BAUTISMO EN EL ESPÍRITU SANTO

El bautismo de los creyentes en el Espíritu Santo se evidencia con la señal física ini-
cial de hablar en otras lenguas como el Espíritu los dirija (Hechos 2:4). El hablar en
lenguas en este caso es esencialmente lo mismo que el don de lenguas (1 Corintios
12:4–10, 28), pero es diferente en propósito y uso.

63
I. LA SANIDAD DIVINA

Creemos en la Sanidad Divina por la obra redentora de Cristo.


La sanidad divina es una parte integral del evangelio. La liberación de la enfermedad
ha sido provista en la expiación y es el privilegio de todos los creyentes (Isaías 53:4,
5; Mateo 8:16, 17; Santiago 5:14–16;
1 Pedro 2:24).

CAUSAS DE LA ENFERMEDAD

Primariamente, la enfermedad y la muerte han venido sobre el hombre debido al


pecado “por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pe-
cado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”.
(Romanos 5:12). El cuerpo fue sometido a los estragos de la enfermedad y esta se
convirtió en uno de los medios de ejecutar la sentencia de la muerte por causa del
pecado. Es un error suponer que toda enfermedad proviene de un pecado cometi-
do recientemente. Las enfermedades están en el mundo y afectan a la humanidad
en general sin importar justicia o pecado personal (Lucas13:1-4). Es importante acla-
rar que la enfermedad tiene varias razones:

1. Por las consecuencias de la caída: Hasta que se acabe el orden presente, la


humanidad está destinada a sufrir enfermedades y dolencias. Damos gracias
a Dios que por nuestro Señor Jesucristo podemos recibir sanidad, mas esta no
implica inmunidad.

2. Por causa del pecado: Una de las consecuencias del pecado es la muerte.
Esta se da generalmente por las enfermedades. Muchos de los pecados que
el hombre comete atacan directamente su cuerpo, lo que le ocasiona enfer-
medades.

3. Por causa del descuido: La Biblia nos recuerda que somos Templo del Espí-
ritu Santo. Si bien ahora entendemos este principio, muchas veces no cuida-
mos adecuadamente nuestro cuerpo, lo que le hace propenso a enfermeda-
des, accidentes y dolencias. De alguna manera el descuido es una forma de
pecado, mas no es algo intencional.

4. Por la influencia de demonios: La Biblia registra algunos casos en los que la


enfermedad de alguna persona tenía un trasfondo espiritual demoniaco.

64
5. Para fortalecer nuestro espíritu: La Biblia describe el caso de Job, al cual
Dios permitió una serie de calamidades y enfermedad que produjo realmente
una mayor bendición y enseñanza espiritual. El ciego de nacimiento recibió
respuesta a su enfermedad “Para que la Gloria de Dios se manifieste en el”.
Incluso el apóstol Pablo habla de un “aguijón en la carne” (posiblemente una
enfermedad) que Dios permitió para que Pablo no se vanagloriara por todas
las revelaciones recibidas.

ESPERANZA FRENTE A LA ENFERMEDAD

Nuestro buen Dios ha provisto la sanidad por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Incluso desde el Antiguo Testamento la posibilidad de sanidad estaba al alcance de
los hombres en cuanto a la protección. Dios dijo: “Si escuchas atentamente la voz de
Jehová, tu Dios, y haces lo recto delante de sus ojos, das oído a sus mandamientos y
guardas todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié sobre los egip-
cios traeré sobre ti, porque yo soy Jehová, tu sanador” (Éxodo 15:26; Deuteronomio
28:15-68).

En la descripción profética de Isaías respecto a la obra de nuestro Señor Jesucristo se


declaró “por sus llagas fuimos nosotros curados”, esto fue confirmado en el Nuevo
Testamento (Isaías 53:4-5; Mateo 8:17;
1 Pedro 2:24). Esta promesa alentadora confirmada por la multitud de testimonios
bíblicos, históricos y actuales nos hacen ver la realidad de la sanidad divina por la
obra de Cristo. En su ministerio en la tierra Jesús realizó muchos milagros “cómo
Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo este anduvo
haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba
con él.” (Hechos: 10:38, Lucas: 13:11-38)

MEDIOS PARA LA SANIDAD.

La sanidad es un acto de gracia y de propósito divino. Jesús mismo recalcó que en


los días de Naamán el sirio había muchos leprosos pero sólo él fue sanado. Muchos
fueron sanados por el Señor Jesucristo, mas no todos. Incluso, es obvio entender
que la sanidad fue temporal en el hecho que luego murieron. Los resucitados por
el poder de Dios volvieron a morir. Esto no niega el bienestar que trae la mano sa-
nadora de Dios y la declaración con estos actos sobrenaturales de que Dios desea
erradicar las consecuencias del pecado. “Cristo nos redimió de la maldición de la ley,
haciéndose maldición por nosotros (pues está escrito: «maldito todo el que es col-
gado en un madero»), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzara
a los gentiles, a fin de que por la fe recibiéramos la promesa del espíritu. (Gálatas 3:
10-14)

65
La sanidad divina es parte integral del evangelio. Lucas 4:18-19 declara: “el Espíritu
del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los po-
bres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los
cautivos y vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos y a predicar el año
agradable del Señor” Hay muchos textos más que lo confirman (Salmo 103:3; Mateo
8:16-17; 10:7- 8; Marcos 16: 15, 18; Lucas 10:9) Dios permite que por medio de sus
hijos se operen sanidades y milagros en el Nombre de Jesús (Marcos 16:17-18; Juan
14:12-14; Hechos 5:12-16; Santiago 5:14-15).

Al creer en la obra sanadora de nuestro Señor Jesucristo no desconocemos la labor


médica que ayuda en tiemos de dolencia. Dios es y seguirá siendo nuestro sanador,
mas no condenamos a aquel que emplee un servicio médico. Consideramos que
ello es una señal de prudencia mas que de incredulidad. Dios ha dotado de sabiduría
al hombre y le ha permitido avanzar en la ciencia. Dios puede obrar a través de la
medicina para traer alivio temporal.

66
J. LAS ORDENANZAS DE LA IGLESIA

Creemos en el bautismo en agua por inmersión y la Cena


del Señor como ordenanzas de Cristo.

El cristianismo bíblico no es ritualista ni sacramental. No es ritualista porque la sim-


ple realización de la ceremonia no tiene sentido si esta no viene acompañada de fe
y de conciencia del por qué se realiza. No es sacramental porque el sacramentalismo
sostiene que el participante obtiene un tipo de “gracia especial” que obra para su
salvación. Además se recibiría esta gracia únicamente por la realización del ritual,
así este no vaya acompañado de fe. El Nuevo Testamento describe dos ordenanzas
dadas por nuestro Señor Jesucristo a la Iglesia. Deben entenderse como un recor-
datorio, no como poseedoras de un poder salvador. Se recibe gran bendición al
cumplirlas por la obediencia que en si implican y por la gracia de Dios. Cuando el
creyente participa de estas ordenanzas está confesando verdades espirituales que
ya cree y practica, y por ellas recibe las bendiciones prometidas. (Mateo 28:19; Lucas
22:14-16; Romanos 6:4; 1 Corintios 11:23-26; 2 Pedro 1:4)

EL BAUTISMO EN AGUA POR INMERSIÓN

Las Escrituras establecen la ordenanza del bautismo en agua por inmersión. Todos
los que se arrepienten y creen en Cristo como Salvador y Señor deben ser bautizados
(Mateo 28:19; Marcos 16:16; Hechos 10:47, 48). Existe un profundo simbolismo en el
bautismo (Romanos 6:4). El bautismo es la identificación del creyente con Cristo y
una confesión pública de Su obra. El creyente declara ante el mundo que ha muerto
con Cristo. Una muerte no física, sino muerte a sus pecados y a una vida en desobe-
diencia y alejada de Dios. Somos, en sentido simbólico y espiritual, sepultados con
Cristo para resucitar por la fe. Estamos confesando el nuevo nacimiento y la nueva
vida que tenemos en Cristo. En el bautismo hacemos una renuncia pública a nuestra
vida lejos de Dios y nos comprometemos en fidelidad al Señor. Esta declaración es
muy seria por lo que tiene que hacerse con madurez y conciencia. Por tal razón no
avalamos el bautizo de recién nacidos, entendiendo que ellos no tienen la madurez
suficiente para tomar esta decisión. Entendemos la necesidad de la salvación para
los niños y no la negamos, mas sabemos que el bautismo no es para salvación, sino
para compromiso. De esta manera declaran ante el mundo que han muerto con
Cristo y que han sido resucitados con Él para andar en nueva vida

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El bautismo en agua no tiene ninguna implicación en cuanto a la salvación o el per-
dón de pecados. El bautismo es una confesión pública de que nuestros pecados han
sido perdonados y que nuestras conciencias pueden estar limpias ante Dios (1 Pedro 3:21).
Aunque en casos particulares el bautismo se realice por aspersión, vemos como bí-
blico por su connotación el sumergir la persona en el agua (atendiendo a otro matiz
del significado etimológico, como es: teñir) sin que esto represente que el bautis-
mo por inmersión tenga preponderancia en su significado respecto al de aspersión.
Practicamos como principio bíblico el bautizar la persona en el Nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo.

LA CENA DEL SEÑOR

La Cena del Señor consiste en la participación de elementos simbólicos –el pan y el


fruto de la vid– como expresiones de nuestra participación de la naturaleza divina
de nuestro Señor Jesucristo (2 Pedro 1:4); un recordatorio de sus sufrimientos y su
muerte (1 Corintios 11:26); una profecía de su segunda venida (1 Corintios 11:26); y
un mandato para todos los creyentes “¡hasta que él venga!”.

La Cena del Señor ocupa en los cristianos el lugar que ocupa en los judíos la pascua
(1 Corintios. 5:7). No tenemos una periodicidad específica en cuanto a su práctica,
aunque regularmente se hace una vez al mes. Esta es una ceremonia conmemorati-
va de la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo quien dijo “Hace esto en
memoria de mi” (Lucas 22:19). Nos recuerda su vida en la tierra y su obra en la cruz
muriendo en nuestro lugar y para nuestra salvación.

De igual manera es una ceremonia instructiva que nos recuerda la encarnación de


Cristo y la expiación por nuestros pecados. Es también inspirativa, porque nos re-
cuerda que es por fe que podemos recibir los beneficios de la muerte y resurrección
de Nuestro Señor. Nos recuerda que Él murió y resucitó para darnos nueva vida y
que nos abstengamos de toda especie de mal. La cena del Señor proclama el Nuevo
Pacto que Dios ha hecho por medio de la sangre de Cristo y nos invita a permanecer
fieles al Señor “hasta que él vuelva” y estemos con él en el Reino Celestial.

La cena del Señor es una ceremonia de koinonía. Se declara la reconciliación que


ahora tenemos por Dios, teniendo entrada ante el trono por la sangre de Cristo y la
comunión que experimentamos entre hermanos. Es una celebración de acción de
gracias a la que se invita a participar dignamente (1 Corintios 11:27-29). Hay senten-
cia divina contra aquel que participe de ella indignamente.

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La cena del Señor es un recordatorio de la obra expiatoria de nuestro Señor y la
esperanza bienaventurada de su regreso por nosotros. En ningún momento con-
sideramos bíblico que el pan y el vino se transformen literalmente en el cuerpo de
Cristo (transubstanciación). Tampoco avalamos el que la substancia del pan y el vino
se mezclen con la del Señor (consubstanciación). Creemos que el pan y el vino son
elementos simbólicos de la obra de Cristo que se manifiesta no sólo en el momento
de la cena, sino en el diario vivir del verdadero creyente.

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K. LA IGLESIA

Creemos en la Iglesia como el Cuerpo Místico de Cristo;


Los Ministerios divinamente ordenados y su
misión evangelizadora.

La palabra Iglesia proviene del término griego ekklessia que traduce “congregación
llamada”. Está constituida por todos aquellos que creen en el Señor en todo lugar, en
todo tiempo de la historia. Este término tiene tres connotaciones. Se llama habitual-
mente “Iglesia” al lugar donde la iglesia habitualmente se reúne. Este es un espacio
dedicado para la exaltación al Señor y la proclamación de Su Palabra. Aunque no
es la definición bíblica, no es delito el así llamarla. Se define “Iglesia Local” como el
grupo de creyentes que se reúnen frecuentemente en un mismo sitio. También son
llamadas congregaciones y están lideradas por un pastor o grupo de pastores. Sin
embargo, el término más acertado es el de “Iglesia Universal” que es el conjunto de
creyentes en todo tiempo y todo lugar que han aceptado al Señor como soberano
en sus vidas, se han arrepentido y viven una vida de santidad aguardando la prome-
sa de la Vida Eterna. (Mateo 28:19-20; Marcos 3:13,14; 16:15-20; Romanos 1:1; Efesios
1:22,23; 4:11,12; Hebreos 5:4; 12:23)

La Iglesia es el cuerpo de Cristo, la morada de Dios por el Espíritu Santo, con el en-
cargo divino de llevar a cabo su gran comisión. Todo creyente, nacido del Espíritu
Santo, es parte integral de la asamblea general e iglesia de los primogénitos, que
están inscritos en los cielos (Efesios 1:22, 23; 2:22; Hebreos 12:23).

Siendo que el propósito de Dios en relación con el hombre es buscar y salvar lo que
se había perdido, ser adorado por el ser humano y edificar un cuerpo de creyentes a
la imagen de su Hijo, la principal razón de ser de las Asambleas de Dios como parte
de la Iglesia es:

1. Ser una agencia de Dios para la evangelización del mundo (Hechos 1:8;
Mateo 28:19, 20; Marcos 16:15, 16).

2. Ser un cuerpo corporativo en el que el hombre pueda adorar a Dios (1


Corintios 12:13).

3. Ser un canal para el propósito de Dios de edificar a un cuerpo de santos


siendo perfeccionados a la imagen de su Hijo (Efesios 4:11–16; 1 Corintios
12:28; 14:12).

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Las Asambleas de Dios existe expresamente para dar continuo énfasis a esta razón
de ser según el modelo apostólico del Nuevo Testamento enseñando a los creyen-
tes y alentándolos a que sean bautizados en el Espíritu Santo. Esta experiencia:

1. Los capacita para evangelizar en el poder del Espíritu con señales y mila-
gros (Marcos 16:15–20; Hechos 4:29–31; Hebreos 2:3, 4).

2. Agrega una dimensión necesaria a la adoración y a la relación con Dios (1


Corintios 2:10–16; 1 Corintios 12–14)

3. Los capacita para responder a la plena manifestación del Espíritu Santo en


la expresión de frutos, dones y ministerios como en los tiempos del Nuevo
Testamento para la edificación del cuerpo de Cristo (Gálatas 5:22–26; 1 Corin-
tios 14:12; Efesios 4:11, 12; 1 Corintios 12:28; Colosenses 1:29).

Nuestro Señor ha provisto un ministerio divinamente llamado y ordenado con el


triple propósito de dirigir a la iglesia en: (a) la evangelización del mundo (Marcos
16:15–20), (b) la adoración a Dios (Juan 4:23, 24) y (c) la edificación de un cuerpo de
santos, para perfeccionarlos a la imagen de su Hijo (Efesios 4:11, 16).
Dios ha permitido que sus hijos participemos en la labor evangelizadora. Él llama
a todos sus hijos a cumplir el ministerio de la reconciliación. Esta es una labor para
todos y cada uno de los miembros de la iglesia. Sin embargo, hay quienes tienen un
llamado especial para servir al Señor. Efesios 4:11 reconoce que Dios ha constitui-
do a apóstoles, evangelistas, profetas, pastores y maestros para perfeccionar a los
santos y para la edificación del cuerpo de Cristo. Estos ministerios están vigentes.
Aunque no hay que tomarlos como un título para oficiar, sino como un llamado a
cumplir. Más que recibir reconocimiento y prestigio, un siervo de Dios ha de procu-
rar cumplir el llamado divino. La Biblia presenta algunas analogías para explicar lo
que significa la iglesia. La más importante es la figura de la iglesia como Cuerpo. De
hecho, es llamada el cuerpo de Cristo. El significado de ello apunta que Jesús es el
líder y cabeza y cada creyente es parte del cuerpo mísitico en el cual y a través del
cual Dios obra. Jesús no instituyó una organización, sino que creó un organismo. Da
sentido de vida y movimiento y de importancia. Otras ilustraciones bíblicas son las
de la iglesia como una vid, un edificio, un ejército, una novia, todas ellas con aplica-
ciones particulares.

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La iglesia tiene tres funciones:

1. Evangelizar a los perdidos

2. Constituir a los santos para el Señor


3. Ministración a Dios.

En el servicio al Señor todos los creyentes tienen su parte. Tanto los laicos como los
llamados para un servicio frecuente, bíblicamente se enseña el sacerdocio de todos
los creyentes. La diferenciación no está en aspectos cualitativos sino de función.

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L. LA BENDITA ESPERANZA

En este capítulo se encuentran enlazadas las declaraciones doctrinales de las Asam-


bleas de Dios de Colombia que tienen referencia a los eventos escatológicos. Cree-
mos y esperamos la venida de nuestro Señor Jesucristo, quien vendrá y tomará para
sí a aquellos que hemos creído. A partir de ese momento, Dios hará juicio sobre los
moradores de la tierra. Este no ha de ser el final para los hombres: una eternidad nos
espera. Eternidad que será de comunión plena con Dios para los justos y castigo
para los impíos. (Romanos 8:19-23; 1 Tesalonicenses 1:10; 4:16, 17; Tito 2:13)

Creemos en la resurrección de los redimidos y el arrebatamiento de


la iglesia antes de la tribulación.

La resurrección de los que han muerto en Cristo y su arrebatamiento junto con los
que estén vivos cuando sea la venida del Señor es la esperanza inminente y bien-
aventurada de la Iglesia (1 Tesalonicenses
4:16, 17; Romanos 8:23; Tito 2:13; 1 Corintios 15:51, 52). Por causa del pecado entró la
muerte a los hombres. Esta realidad no atemoriza al verdadero creyente pues Jesús
es la resurrección y la vida (Juan 11:25). Dios nos alienta al entender que Él ha venci-
do la muerte y nos hará victoriosos frente a este enemigo.

Muchos de los creyentes en la iglesia primitiva sintieron cierta desesperanza al ver


que algunos de ellos morían y aún no se manifestaba la promesa del Señor Jesús de
tomarnos para estar para siempre con él (Juan 14:3). El Señor guió a los escritores
sagrados para plasmar la esperanza bienaventurada del creyente. El Señor Jesús pro-
metió que volvería por nosotros, los que hayan muerto creyendo en el Nombre del
Señor serán resucitados y tomados y luego los creyentes vivos seremos tomados
para sufrir una transformación sobrenatural: el cuerpo corruptible que nos ha
acompañado será modificado a un cuerpo incorruptible. Este suceso será la etapa
final de la santificación y de la preparación para estar ante el Trono del Señor. A este
suceso se le conoce como el rapto o arrebatamiento de la iglesia. Al ser tomados
por Dios, somos librados del castigo temporal que viene para la tierra y final para
aquellos que no creyeron en la Palabra de Dios.

La Biblia relata, que los sucesos que siguen al rapto serán de regocijo en el Reino
Celestial al estar ante el tribunal de Cristo (Romanos 14:10; 1 Corintios 5:10), y cele-
brando la Cena de las Bodas del Cordero (Apocalipsis 17:7-9). Los juicios de Dios se
consumarán sobre la tierra sobre el sistema político, religioso, moral y social apar-
tado de Dios en lo que se conoce como la época de Gran Tribulación (Apocalipsis
15:4; 16:7; 19:2; Mateo 24:21; Apocalipsis 7:14). Si bien este tiempo es de juicio, el
deseo de Dios es el arrepentimiento de los hombres para ser librados del castigo

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eterno. La obstinación del corazón humano entregado al pecado es tal, pese a la
manifestación del poder y la ira divina, la constante ha de ser dureza, soberbia y falta
de arrepentimiento (Apocalipsis 9:21; 16:9; 16:11).

Creemos en la Segunda Venida visible de Jesucristo para establecer


su Reino Milenial en la Tierra.

Jesucristo declaró que retornaría a la tierra. La Biblia afirma que será estableci-
do como Rey y Soberano sobre la tierra (Zacarías 14:4; Mateo 24:27,30; Romanos
11:26,27; Apocalipsis 20). No vendrá solo, sino que, vendrá con sus santos para go-
bernar la tierra en un reino que la Biblia lo estipula por mil años. La autoridad divina
se manifiesta en que, el primer decreto emitido será el encarcelamiento del diablo
en el abismo por este periodo de tiempo. Este reino milenario traerá la salvación
de Israel como nación (Ezequiel 37:21, 22; Sofonías 3:19,20; Romanos 11:26,27) y el
establecimiento de una paz universal (Isaías 11:6–9; Salmo 72:3–8; Miqueas 4:3, 4). La
Iglesia no será engañada, pero tristemente habrán quienes rechazarán el reino justo
y perfecto de Dios para volverse a la esclavitud del enemigo, por lo que recibirán
juicio.

Creemos en el Lago de Fuego como castigo eterno para los impíos,


Satanás y los ángeles caídos.

Habrá un juicio final. En aquel día los pecadores muertos serán resucitados y todos
serán juzgados según sus obras. Todo aquel cuyo nombre no se halle en el Libro de
la Vida, será confinado a sufrir castigo eterno en el lago que arde con fuego y azufre,
que es la muerte segunda, junto con el diablo y sus ángeles (o demonios). La bestia
y el falso profeta también serán arrojados (Mateo 25:46; Marcos 9:43–48; Apocalipsis
19:20; 20:11–15; 21:8). Esto es lo que la Biblia describe como la condenación eterna.
Debemos vivir una vida en santidad para no ser condenados y debemos testificar a
los que no creen para que se arrepientan y se vuelvan a Dios.

Creemos en el cielo como morada eterna de los salvos.

En la naturaleza misma de Dios está el amor y la misericordia. El deseo de nuestro


Señor es tener a su lado Sus Hijos. Esto indica una relación estrecha con nuestro
Creador y Salvador por lo que nos ha prometido que estaremos para siempre con Él.
(Juan 14:2; Apocalipsis 21:22).

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Creemos en los Cielos Nuevos y la Tierra Nueva.

La Biblia declara una restauración de los estragos del pecado. La expresión hebrea
de “cielos nuevos y tierra nueva” trae una connotación de totalidad. Es decir, todo lo
que fue destruído por el hombre y el pecado será restaurado por Dios. La Biblia de-
clara. “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva,
en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13; Apocalipsis 21:22).

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