Trastorno Disruptivos FA
Trastorno Disruptivos FA
Trastorno Disruptivos FA
FA
-Introducción:
EPIDEMIOLOGÍA
Entre un 2% y un 8% de los niños y adolescentes tienen un trastorno
de la conducta.
Estas cifras implican una elevada probabilidad de que en una consulta de
Pediatría de Atención Primaria, uno de cada 15 pacientes presente un TC.
Supone la principal causa de consulta en los servicios de salud mental infantil y juvenil,
junto con el TDAH, y es un motivo frecuente de consumo de recursos en educación y en
los dispositivos dependientes de servicios sociales
-Con respecto a la etnicidad, los auto reportes de los jóvenes de sus conductas
antisociales y los informes de encuestas respecto a la etnicidad del perpetrador en
víctimas de delitos, muestran que un gran número de los delincuentes tiene ascendencia
afroamericana
-Clínica:
-Patrón repetitivo y persistente de comportamiento:
Agresión a personas y animales
Destrucción de la propiedad
Engaño o robo, fraude, robos, mentiras
Incumplimiento grave de las normas, fugas
-Destrucción de la propiedad
8. Ha prendido fuego deliberadamente con la intención de provocar daños graves.
9. Ha destruido deliberadamente la propiedad de alguien (pero no por medio de fuego).
-Engaño o robo
10. Ha invadido la casa, edificio o automóvil de alguien.
11. A menudo miente para obtener objetos o favores, o para evitar obligaciones (p. ej.,
"engaña" a otras personas).
12. Ha robado objetos de cierto valor sin enfrentarse a la víctima (p. ej., hurto en una
tienda sin violencia ni invasión, falsificación).
-Fugas: abandono del hogar, para deambular y pernoctar fuera de casa a pesar de
prohibiciones paternas. Inicio antes de los 13 años
Rabonas …
-Mentiras: alterar la verdad, en forma constante, a una edad en que se tiene clara
conciencia de la que es falso y verdadero (aprox. A los 8 años según Piaget)
-A nivel lenguaje:
Lenguaje pobre, concreto, con escasa simbolización, tendencia de pasaje al acto
-En lo académico:
Falla en la adaptación escolar, tanto en lo curricular, como en lo vincular y en el
comportamiento
Asistencia irregular
Fracaso y abandono escolar
Falla en la adaptación escolar,
TC constituye un grupo heterogéneo con dos grandes subtipos según la edad de inicio:
-Antes de los 10 años
-Después de los 10 años
-TD adolescentes:
Inicio después de los 10 años
Inicio precoz de la actividad sexual con riesgo de embarazo adolescente y ETS
Riesgo de drogadicción
Asociación con síntomas depresivos
Depresión + drogadicción + TD: F de R más sólido para suicido en varones
TD adolescentes tienen mejor pronostico
Los individuos con trastorno de conducta de inicio en la adolescencia
es menos probable que muestren comportamientos agresivos y tiendan a tener
relaciones más normales con los compañeros
Especificadores
Una minoría de los individuos con trastorno de conducta presenta características que se
corresponden con el especificador "con emociones pro sociales limitadas".
Los indicadores de este especificador son los que a menudo se han etiquetado en los
estudios como rasgos de insensibilidad y falta de emociones.
Otras características de la personalidad, como la búsqueda de emociones, la audacia y la
insensibilidad al castigo, pueden también distinguir a aquellos que presentan las
características descritas por el especificador.
Los individuos con las características descritas en este especificador tienen
más probabilidades que otras personas con trastornos de conducta de participar en
agresiones planeadas para obtener ganancias instrumentales. Los individuos con
trastorno de conducta de cualquier subtipo o nivel de gravedad pueden tener
características que se correspondan con el especificador "con emociones pros sociales
limitadas", aunque los individuos con el especificador tienen más probablemente el tipo
de inicio infantil y un especificador de gravedad evaluado como grave.
Aunque la validez de los auto informes para evaluar la presencia del especificador se ha
apoyado en algunos contextos de investigación, los individuos con trastorno de
conducta con este especificador pueden no admitir fácilmente estos rasgos en una
entrevista clínica. Por tanto, para evaluar los criterios del especificador se necesitan
varias fuentes de información. Además, dado que los indicadores del especificador son
características que reflejan el patrón de funcionamiento emocional e interpersonal típico
del individuo, es importante considerar los informes de otras personas que hayan
conocido al individuo durante largos períodos de tiempo y en diferentes relaciones y
entornos (p. ej., padres, profesores, compañeros de trabajo, miembros de la familia
extensa, amigos).
En cuanto al TD, los síntomas se caracterizan por una violación y vulneración de los
derechos de las otras personas, así como normas de convivencia y/o reglas socialmente
aceptadas para su edad, siendo estos comportamientos inmanejables por personas
cercanas al individuo sintomático, lo que provoca un deterioro progresivo y
significativo
en el ámbito interpersonal, relacional y laboral.
Se producen con frecuencia actos agresivos que molestan a otras
personas. Además, hay que señalar que causa dolor y sufrimiento a los demás, así como
estilos de vida empobrecidos en quienes lo padecen.
Los TC pueden asociarse a otros problemas, generalmente cuando el
diagnóstico y la intervención se realizan de manera tardía o cuando existen
muchos factores de riesgo asociados.
Los más importantes son: el fracaso escolar y laboral o el consumo de tóxicos.
-Destrucción de la propiedad
8. Ha prendido fuego deliberadamente con la intención de provocar daños graves.
9. Ha destruido deliberadamente la propiedad de alguien (pero no por medio de fuego).
-Engaño o robo
10. Ha invadido la casa, edificio o automóvil de alguien.
11. A menudo miente para obtener objetos o favores, o para evitar obligaciones (p. ej.,
"engaña" a otras personas).
12. Ha robado objetos de cierto valor sin enfrentarse a la víctima (p. ej., hurto en una
tienda sin violencia ni invasión, falsificación).
Especificar si:
-Tipo de inicio infantil:
Los individuos muestran por lo menos un síntoma característico del trastorno de
conducta antes de cumplir los 10 años.
Especificar si:
-Con emociones pro sociales limitadas:
Para poder asignar este especificador, el individuo ha de haber presentado por lo menos
dos de las siguientes características de forma persistente durante
doce meses por lo menos, en diversas relaciones y situaciones. Estas características
reflejan el patrón típico de relaciones interpersonales y emocionales del individuo
durante ese período, no solamente episodios ocasionales en algunas situaciones. Por lo
tanto, para evaluar los criterios de un especificador concreto, se necesitan varias fuentes
de información. Además de la comunicación del propio individuo, es necesario
considerar lo que dicen otros que lo hayan conocido durante períodos prolongados de
tiempo (p. ej., padres, profesores, compañeros de trabajo, familiares, amigos).
-Falta de remordimientos o culpabilidad: No se siente mal ni culpable cuando hace algo
malo (no cuentan los remordimientos que expresa solamente cuando le sorprenden o
ante un castigo). El individuo muestra una falta general de preocupación sobre las
consecuencias negativas de sus acciones. Por ejemplo, el individuo no siente
remordimientos después de hacer daño a alguien ni se preocupa por las consecuencias
de transgredir las reglas.
-Insensible, carente de empatía: No tiene en cuenta ni le preocupan los sentimientos de
los demás. Este individuo se describe como frío e indiferente. La persona parece más
preocupada por los efectos de sus actos sobre sí mismo que sobre los demás, incluso
cuando provocan daños apreciables a terceros.
Comorbilidad
Tanto el TDAH como el trastorno Negativista desafiante son frecuentes en los
individuos con trastorno de conducta y esta presentación comórbida predice los peores
resultados.
El trastorno de conducta puede ser concurrente con uno o más de los siguientes
trastornos mentales:
-trastorno específico del aprendizaje,
-trastornos de ansiedad,
-trastorno depresivo
-Trastorno bipolar,
-trastornos por consumo de sustancias.
Los logros académicos, particularmente en lectura y otras habilidades verbales, a
menudo están por debajo del nivel esperado para la edad y la inteligencia, y pueden
justificar el diagnóstico adicional de trastorno específico del aprendizaje o trastorno de
la comunicación
Diagnóstico diferencial
Realizar un diagnóstico de un trastorno de la conducta suele ser sencillo,
pero a menudo se pasan por alto los cuadros comórbidos.
El diagnóstico diferencial puede incluir:
-Desviación subcultura
Algunos jóvenes son antisociales y cometen delitos pero no son
particularmente agresivos o desafiantes. Se adaptan bien en una cultura
de pares desviada que aprueba el uso de drogas, robar en tiendas, etc. En
algunas localidades, un tercio o más de los adolescentes varones encajan en
esta descripción y cumplirían los criterios diagnósticos de la CIE-10 para el
trastorno de la conducta en individuos socializados.
Algunos profesionales no se sienten cómodos con etiquetar con un trastorno psiquiátrico
a una proporción tan grande de la población.
El uso de los criterios diagnósticos del DSM-5 impediría el diagnóstico del trastorno en
estos jóvenes, dado su requerimiento de la presencia de un impacto negativo
significativo.
ETIOLOGÍA Y PATOGENIA
La revisión de los Factores intrínsecos y extrínsecos que contribuyen a las
perturbaciones del comportamiento ilustran que El Trastorno de Conducta no es una
entidad diagnóstica única, sino la vía final común de la interacción de una variedad de
diferentes tipos de vulnerabilidades psicobiológicas con diferentes tipos de estresores
ambientales-vinculares
Probablemente, la etiopatogenia depende de la interacción entre múltiples variables que
se potencian o modulan.
-Factores de riesgo:
-Factores de riesgo ambientales: nivel familiar, relación con pares, a nivel del
vecindario y comunidad
A nivel familiar:
Ambientes familiares abusivos, caótico y negligentes
Maltrato físico
Exposición a conflictos conyugales o agresiones físicas
Baja cohesión familiar
Medio carente de supervisión, Sin figura referente
Puesta de límites incoherente, Control parental carente de afecto
Sistemas familiares coercitivos
Fratria numerosa con bajo msec
Psicopatología parental,
Separación temprana, rechazo, discontinuidad vincular
Deprivación afectiva real o percibida
Violencia como forma aprendida de comunicación
Agresividad recibida, aprendida
Identificación con el agresor, que coloca al paciente en el lugar de poder
Familia con conductas disruptivas
Familia con vínculos incestuosos
Familia que funciona fuera de la ley y de las normas sociales
-Sexo:
Los estudios indican una mayor frecuencia de los TC en el sexo masculino. Los niños
presentan mayor prevalencia de TND y TD en todas las edades, con síntomas más
graves y aparición en edades más tempranas.
-Genotipos
La búsqueda de polimorfismos genéticos específicos asociados a los
problemas de conducta es una iniciativa científica muy nueva y todavía poco
se ha logrado
El gen candidato más estudiado en relación a los problemas de conducta es el
polimorfismo del promotor de la monoaminoxidasa A (MAO-A).
Este gen codicia para la enzima MAO-A, que metaboliza los neurotransmisores
asociados a la conducta agresiva en estudios realizados en ratas, y entre hombres en un
linaje familiar holandés
Los hallazgos de polimorfismos genéticos específicos asociados a la conducta antisocial
probablemente no se podrán usar con fines de diagnóstico genético debido a la
complejidad inherente de las conexiones entre genes y conducta. Más bien, la
investigación genético-ambiental beneficiará a los esfuerzos por entender cómo los
mecanismos cerebrales conectan los factores de riesgo externos y la variación genómica
con los trastornos de la conducta
-Complicaciones perinatales
Las complicaciones en el parto pueden ser un factor que contribuye a los
déficits neuropsicológicos asociados a los problemas de conducta
La evidencia a este respecto es mixta, pero informes recientes de estudios en gran escala
realizados en la población general han encontrado asociaciones entre los problemas de
conducta persistentes a lo largo de la vida y complicaciones perinatales, anomalías
físicas menores y el bajo peso al nacer La mayoría de los estudios respaldan el modelo
biosocial, donde las complicaciones obstétricas podrían conferir una vulnerabilidad a
otros riesgos concurrentes, como un estilo de crianza hostil o inconsistente
Otros estudios han demostrado además que fumar durante el embarazo aumenta el
riesgo de problemas de conducta en la descendencia, pero no se ha establecido aún una
relación causal entre el tabaquismo y los problemas de conducta
-Disfunción ejecutiva
Los niños y adolescentes con problemas de conducta han demostrado
consistentemente un peor desempeño en las pruebas de función ejecutiva
También se ha encontrado que estas funciones se relacionan con las conductas
disruptivas en niños preescolares
-Bajos ingresos
Existe una relación entre la pobreza grave y los problemas de conducta en la
infancia temprana
Las investigaciones posteriores indican que la relación entre los bajos ingresos y los
problemas de conducta en los niños es indirecta, y es mediada a través de procesos
familiares tales como la conflicto marital y problemas en la paren talidad.
-Apego
Lo que sugiere que el patrón de apego tiene al menos un papel mantenedor.
-Disciplina y parentalidad
Los padres de los niños con trastornos de la conducta son más inconsistentes
en el uso de las reglas, dan más órdenes que son más confusas, son más propensos a
responder a sus hijos en base a su propio estado de ánimo en lugar de en base a las
características del comportamiento del niño, no controlan el paradero de sus hijos, y
notan menos su comportamiento pro social.
Patterson propuso un mecanismo específico que fomenta las conductas de oposición y
agresividad en los niños. Un padre responde a una conducta de oposición leve por parte
de un niño con una prohibición, a la cual el niño responde escalando su comportamiento
que resulta en una escalada mutua hasta que el padre cede finalmente, reforzando así
negativamente el comportamiento del niño.
La conducta inconsistente del padre aumenta la probabilidad de que el niño muestre una
conducta oposicionista o agresiva en el futuro. Además de la evidencia específica que
respalda el modelo de refuerzo de Patterson
Existen amplia evidencia de que los problemas de conducta están asociados a una
crianza hostil, crítica, punitiva y coercitiva
Niños con un trastorno de conducta provocan más reacciones negativas en los padres
que niños sin trastornos de la conducta.
El hecho que la conducta de los niños ilícita una parentalidad negativa
no signifia que la parentalidad negativa no tiene un impacto en la conducta
de los niños.
Un estudio observó que el control materno negativo a los cuatro
años se asociaba significativamente a problemas de conducta a los nueve años, incluso
después de controlar por el efecto de los problemas de conducta a los cuatro años
Un estudio longitudinal de riesgo ambiental realizado en gemelos de familias británicas
examinó los efectos de la parentalidad
en la agresión de niños pequeños, Como era de esperar, la
ausencia de un padre pro social predijo más agresión en los hijos.
La presencia de un padre antisocial también predijo más agresión en los hijos, pero el
efecto perjudicial se agravaba cuanto más tiempo pasaba el padre cada semana cuidando
a los niños. En otro informe del mismo estudio se evaluó la hipótesis de que, debido a
que las madres deprimidas son menos capaces de cuidar de sus hijos, la depresión
materna promueve la agresión en los niños.
Los hijos de madres deprimidas a menudo desarrollan problemas de conducta, pero no
hay evidencia de que esta asociación representa una trasmisión ambiental.
Si bien la relación entre la depresión materna y los problemas de conducta en los niños
disminuyó levemente cuando que se controló por la carga genética familiar de
psicopatología, aún permaneció estadísticamente significativa. Además, como resultado
de la depresión las madres deprimidas pueden exagerar su percepción de la conducta
problemática de sus hijos, pero los hallazgos fueron similares cuando los educadores
juzgaron la conducta de los niños.
Un análisis temporal mostró que, si las madres estaban deprimidas sólo antes del
nacimiento de sus hijos, los niños no eran inusualmente agresivos. En cambio, si las
madres sufrían depresión más tarde, mientras criaban a sus hijos, los niños tenían más
probabilidades de desarrollar agresión. Finalmente, la posibilidad de que la asociación
fuera espuria—porque la
agresión de los niños había provocado la depresión de las madres—fue descartada
porque niños expuestos a un episodio de depresión materna entre las edades de cinco y
siete se volvieron aún más agresivos a los siete años de lo que habían sido a los cinco.
En conjunto, estos y otros hallazgos proporcionan evidencia que explica el papel de la
disciplina en los problemas de conducta
Vecindario y comunidad
Los nuevos estudios sugieren que los factores específicos del vecindario que son
relevantes van más allá de las características estructurales-demográficas. Los procesos
sociales a nivel del barrio como la “eficacia colectiva” y el “control social” influyen en
los problemas de conducta de niños pequeños, probablemente apoyando o no apoyando
a los padres en sus esfuerzos por criar a los niños.
Pares
Los niños con problemas de conducta tienen peores relaciones con sus pares
que los que no presentan estos problemas, ya que tienden a relacionarse con niños con
conductas antisociales similares, tienen interacciones discordantes con otros niños y
experimentan rechazo por parte de sus compañeros que no presentan problemas
Se han estudiado tres explicaciones para este fenómeno, y se ha encontrado evidencia
para las tres. Puede ser que las conductas antisociales llevan a los niños a tener
problemas con sus pares, que los problemas en las relaciones con sus pares los llevan a
desarrollar problemas conductuales, o que algún factor común provoque ambos
En cuanto a la posibilidad de que los problemas de conducta lleven
a tener dificultades con los pares, existe una amplia evidencia de que los niños con
problemas de conducta son más propensos a tener más conflictos con sus compañeros y
a ser rechazados por compañeros sin problemas
Se ha demostrado que este rechazo contribuye a una disminución en el logro académico
y aumenta la agresión durante el primer año de educación primaria
Una consecuencia del rechazo por parte de los compañeros sin problemas es que, a
partir de los cinco años de edad, los niños agresivos-antisociales están obligados a
relacionarse con otros niños con problemas similares
A la luz de la limitada evidencia disponible de que las dificultades con los
pares facilitan el inicio de los problemas de conducta en la infancia, y la evidencia más
sustancial de que las dificultades con los pares son una consecuencia de sus problemas
de conducta
¿Existe alguna razón para pensar que estos procesos influyen en el curso a largo plazo
de los problemas de conducta? En cuanto a la posibilidad de que los pares llevan al
desarrollo de los problemas de conducta, se ha demostrado que esto ocurre de varias
maneras. Los niños y adolescentes que son agresivos se sienten atraídos unos a otros, y
aquellos que presentan problemas de conducta refuerzan los comportamientos y
actitudes antisociales de los demás
La evidencia de que la influencia de los pares aumenta las
conductas antisociales es aplicable principalmente a la adolescencia
Los ensayos clínicos proporcionan pruebas contundentes: en dos ensayos clínicos
controlados, los adolescentes que recibían el tratamiento en grupo tenían peores
resultados que los grupos control que no recibían tratamiento: un aumento de los
problemas de conducta y peores resultados
El tratamiento de grupo reúne al adolescente problemático con otros similares,
reforzando las actividades antisociales de uno y otros.
Los resultados de este estudio respaldan la idea de un enfoque individual del tratamiento
de los problemas de conducta es preferible.
Un estudio evaluó cambios en el comportamiento antisocial de niños y adolescentes que
se unían a una pandilla, y encontró que juntar una pandilla aumentaba el número de
delitos y transgresiones de cada adolescente en relación con su línea base previa,
mientras que dejar la pandilla las disminuía
En general, debemos considerar la forma dinámica y recíproca en la
que los problemas de conducta influyen en quiénes son sus amigos y en la cual esos
amigos más tarde promueven los problemas de conducta del niño o adolescente
-Evaluacion pediátrica:
Frecuencia mayor de electroencefalogramas patológicos y epilepsia clínica
Disfunciones endocrinas, del tipo del hipotiroidismo y/o hiperinsulinemia
Tratamiento
-Principios generales:
Involucrar a la familia
La mayoría de las familias que asisten a un servicio de salud mental temen
ser juzgadas como malas y, posiblemente, desequilibradas.
Las familias de niños con trastornos de conducta tienden a ser desorganizadas y
desfavorecidas, de haber tenido problemas con instituciones como la escuela y los
programas de bienestar infantil, y de desconfiar de la burocracia.
Las tasas de abandono del tratamiento en estas familias son altas – a menudo de hasta
un 60%
Medidas prácticas, como ayudar con el transporte, la provisión de guarderías para los
niños, y tener las sesiones por la noche o a horas cómodas para la familia, pueden
facilitar la adherencia al tratamiento.
Es especialmente importante establecer una buena alianza con la familia. Prinz y Miller
(1994) demostraron que usando estrategias de involucramiento durante la evaluación,
como mostrar a los padres que
el terapeuta comprende claramente su punto de vista, condujo a una mayor
asistencia a las sesiones. Una vez que la familia está involucrada, la calidad
de la alianza entre el terapeuta y la familia influye en el éxito del tratamiento,
representando el 15% de la varianza de los resultados
En general, debido a la fuerte evidencia de su efectividad, la primera línea de
tratamiento debe ser la capacitación de los padres.
Desarrollar fortalezas
Es crucial identificar las fortalezas del niño y de la familia. Esto favorece el
que la familia y el terapeuta trabajen juntos y aumenta la probabilidad de
que el tratamiento sea efectivo.
Fomentar las habilidades que tiene niño favorece que éste pase más tiempo
comportándose constructivamente que destructivamente – p.ej., más tiempo jugando
fútbol es menos tiempo deambulando en las calles en busca de problemas.
Fomentar las actividades pro sociales – por ejemplo, dibujar o tocar un instrumento–
también aumenta la sensación de logro, la autoestima y la esperanza en el futuro.
Terapia psicológica
La psicoterapia cognitiva y conductual es la más efectiva en los TC.
Para su aplicación, es necesario tener en cuenta las siguientes consideraciones:
• La psicoterapia se debe aplicar de manera continua. No se pueden
establecer descansos (p. ej., los fines de semana), ya que suponen
un retroceso en los logros.
• Es necesario una minuciosa coordinación sobre las pautas utilizadas,
para aplicarlas en todos los entornos (escolar, en casa, etc.). De nada
sirve que se aplique una técnica en un sitio y no en otro, por lo que
todos los implicados deben estar informados.
• No existen programas de intervención universales. Hay que
evaluar los problemas del niño de manera individual, priorizando las
actuaciones sobre aquellos problemas más importantes. Programas
iguales aplicados sobre niños con síntomas similares pueden producir
efectos contrarios, por lo que hay que reevaluar de manera periódica
la efectividad de la intervención.
• Hay que tener en cuenta que estamos realizando un aprendizaje, no
un castigo. Siempre aclarar al niño que le damos disciplina y que no
significa que no tengamos cariño por él.
-Tratamiento farmacológico
Los psicofármacos se utilizan en TC graves, cronificados y cuando la
respuesta terapéutica a la psicoterapia es escasa.
No existe un tratamiento específico ni protocolos bien establecidos. Tampoco se conoce
el mecanismo exacto por el cual el tratamiento farmacológico es útil en niños y
adolescentes con TC.
Las primeras experiencias en la utilización de psicofármacos en niños
con problemas de comportamiento, se remontan a los años 50, cuando se utilizaron
neurolépticos típicos en pacientes con retraso mental. No obstante, la primera revisión
sistemática sobre el tema no se publica hasta finales de los 90, lo que traduce las
dificultades en esta área.
Los psicofármacos que han mostrado efectividad son: los neurolépticos, los
psicoestimulantes, la atomoxetina y los antiepilépticos.
EVOLUCION Y PRONOSTICO
-Remisión
-Trastorno de personalidad antisocial
-Abuso de sustancias psicoactivas, consumo de alcohol
-IAE, suicidio
-Trastornos del humor
-Trastornos de ansiedad
-TEPT
-Problemas con la ley, comportamiento delictivo
-Accidentes
El inicio del trastorno de conducta puede producirse ya en los años preescolares, aunque
los primeros síntomas significativos suelen aparecer durante el período que va desde la
infancia media a la adolescencia media. El trastorno negativista desafiante es un
precursor común del trastorno de conducta de tipo de inicio infantil. El trastorno de
conducta puede ser diagnosticado en adultos; sin embargo, los síntomas del trastorno de
conducta suelen aparecer en la infancia o la adolescencia.
El inicio es raro después de los 16 años.
El curso del trastorno de conducta después de su inicio es variable. En la mayoría de
individuos, el trastorno remite en la edad adulta. Muchos individuos con trastorno de
conducta —particularmente los de tipo de inicio adolescente y los que tienen menos
síntomas y más leves— logran
una adaptación social y laboral adecuada como adultos. Sin embargo, el tipo de inicio
temprano predice un peor pronóstico y un riesgo elevado de comportamiento delictivo,
trastorno de conducta y trastornos relacionados con el consumo de sustancias en la edad
adulta.
Los individuos con trastorno de conducta tienen riesgo de presentar después, como
adultos, trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad, trastorno de estrés
postraumático, trastornos del control de los impulsos, trastornos psicóticos, trastorno de
síntomas somáticos y trastornos relacionados con el consumo de sustancias.
Los síntomas del trastorno varían con la edad, al tiempo que el individuo desarrolla
mayor fuerza física, habilidades cognitivas y la madurez sexual. Los comportamientos
sintomáticos que aparecen primero tienden a ser más leves (p. ej., mentir, robar en
tiendas), mientras que los problemas de conducta que aparecen al final tienden a ser más
graves (p. ej., violación, atraco). Sin embargo, hay diferencias sustanciales entre los
individuos, algunos de los cuales se dedican a los comportamientos más dañinos a una
edad temprana (lo cual predice un peor pronóstico). Cuando los individuos con trastorno
de conducta alcanzan la edad adulta, los síntomas de agresión, destrucción de la
propiedad, engaño y transgresión de las normas, incluida la violencia contra
compañeros de trabajo, socios y niños, puede mostrarse en el lugar de trabajo y en casa
hasta el punto de poder considerarse un trastorno de la personalidad antisocial.
-Trayectorias
La trayectoria del trastorno de conducta de la infancia a la vida adulta no
es ni inevitable ni lineal. Diferentes influencias inciden sobre el individuo en desarrollo
y van dando forma al curso de la vida, y muchas de ellas pueden acentuar los
problemas. Por lo tanto, un niño pequeño con un temperamento irritable y problemas de
atención puede no aprender habilidades sociales positivas si se cría en una familia que
no las tiene, y donde sólo puede conseguir lo que quiere si se comporta antisocialmente
y agarra lo que necesita. En la escuela, puede terminar relacionándose con un grupo de
pares con problemas, que usan violencia y otros actos antisociales, lo que le da una
sensación de valía.
Sus pobres habilidades académicas y comportamiento difícil en el aula pueden llevar a
que se ausente cada vez más de la escuela, lo que a su vez hace que se atrase cada vez
más. Puede ser que entonces salga de la escuela sin buenas calificaciones, y por tanto
tenga dificultades para encontrar trabajo y recurra a las drogas. Para financiar las
drogas, es probable que recurra a la delincuencia y, una vez que encarcelado, le sea aún
más difícil encontrar trabajo. En este ejemplo, se puede ver que las experiencias
adversas no sólo surgen pasivamente e independientemente de la conducta de la
persona, más bien, la conducta lo predispone a ambientes cada vez más peligrosos y
dañinos. En consecuencia, el número de eventos de vida adversos aumenta
considerablemente.
La trayectoria de una hiperactividad temprana a un trastorno de conducta posterior
tampoco es inevitable y mucho menos probable en un clima familiar cálido y acogedor–
comparado con crecer con padres críticos y hostiles.
La presencia de otras influencias también puede alejar al individuo de la
trayectoria antisocial. Por ejemplo, un estudio de seguimiento fascinante realizado por
Laub y Sampson en niños antisociales hasta la edad de 70 años, observó que las
siguientes situaciones alejaban a los individuos de la trayectoria antisocial: dejar de
pertenecer a una pandilla de delincuentes, contraer matrimonio con una pareja sin
problemas, mudarse lejos de un vecindario pobre, hacer un servicio militar en el que
aprende un oficio.
-DSM V
-Sepeap 2017
-Iacapap
-Teo Canessa, goye, Teo.2015