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ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 15,

enero-diciembre 2018, e066


Madrid / Vitoria
ISSN-L: 1695-2731
https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2018.014

TEORÍA Y MÉTODO / THEORY AND METHOD

Análisis clúster: un primer paso sobre técnicas cuantitativas


en Arqueología de la Arquitectura*
Cluster analysis: a first step in quantitative techniques
in Archaeology of Architecture

Agustín Azkarate1, Ismael García-Gómez2, Amaia Mesanza-Moraza3


Miembros de GPAC, Grupo de Investigación en Patrimonio Construido de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU)

RESUMEN
La propuesta que se hace en este artículo parte del convencimiento de que existen ciertos métodos de análisis
en arqueología que podrían mejorar notablemente si incorporaran las técnicas cuantitativas; uno de esos
métodos es sin duda el de la lectura estratigráfica de alzados. A lo largo de estas líneas expondremos cual es
nuestro bagaje al respecto, haciendo un breve recorrido que, si bien partirá de los primeros experimentos más
intuitivos, se centrará prioritariamente en nuestros últimos ensayos de carácter matemático-estadístico. En el
texto se apreciará cómo estamos experimentando con métodos de captura masiva de información geométrica
que después, mediante programación, sometemos a una minería de datos basada en el empleo de algoritmos
propios de las técnicas de análisis multivariante. Aportamos finalmente nuestra reflexión sobre un futuro en el
que prevemos que la lectura estratigráfica de alzados alcanzará un grado de automatización muy próximo a los
sistemas expertos y la inteligencia artificial.

Palabras clave: análisis estratigráfico; registro topográfico; arqueología cuantitativa; programación; estadística;
análisis multivariante; automatización; sistemas expertos.

ABSTRACT
The proposal made in this article is based on the conviction that there are certain methods of analysis in
archaeology that could be significantly improved i f t hey incorporated quantitative t echniques; o ne o f those
methods is undoubtedly that of the stratigraphic reading of elevations. In the course of this document, our
background in this regard will be explained, by means of a brief summary. Although the starting point will be
based on the initial more intuitive experiments, it will focus primarily on our latest mathematical-statistical trials.
The text will identify how we are experimenting with methods of massive capture of geometric information, which
through programming is later subjected to data mining, based on the use of multivariate analysis techniques
with proprietary algorithms. Finally, we reflect on the future in which we envisage that the stratigraphic reading
of elevations will reach a degree of automation very close to expert systems and artificial intelligence.

Keywords: stratigraphic analysis; topographic record; quantitative archaeology; programming; statistics;


multivariate analysis; automation; expert systems.

Recibido: 02-03-2018. Aceptado: 05-04-2018. Publicado online: 20-12-2018

Cómo citar este artículo / Citation


Azkarate, A., García-Gómez, I. y Mesanza-Moraza, A. 2018: “Análisis clúster: un primer paso sobre técnicas cuantitativas en Arqueología de la
Arquitectura”, Arqueología de la Arquitectura, 15: e066. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2018.014

Copyright: © 2018 CSIC. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia de uso y distribución Creative
Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0).

*
Trabajo realizado en el marco del Proyecto de investigación “La Arqueología de la Arquitectura: nuevos retos metodológicos y su aplicación en Europa y
América Latina” (HAR2015-64439-P), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
1
  agustin.azcarate@ehu.eus / ORCID iD: http://orcid.org/0000-0002-0240-4960
2
  ismael.garcia@ehu.eus / ORCID iD: http://orcid.org/0000-0002-1464-8268
3
  amaia.mesanza@ehu.eus / ORCID iD: http://orcid.org/0000-0001-5162-8955
ANÁLISIS CLÚSTER: UN PRIMER PASO SOBRE TÉCNICAS CUANTITATIVAS EN ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA 2

INTRODUCCIÓN En este contexto, las consecuencias del trino-


mio reduccionista que parece imperar en Europa
Durante muchos años, la Arqueología de la Arquitectu- (AA=stratigrafia muraria=arquitectura medieval) son
ra (AA) tuvo que medir sus fuerzas con una tradición evidentes. Creemos que todo ello ha podido empobrecer
historiográfica, dominante en el pasado siglo, en la que el bagaje instrumental de una disciplina que nació con
la analogía o el estilo constituían el principal de los ar- una vocación fundamentalmente integradora, represen-
gumentos para adscribir una obra arquitectónica a uno tada por un amplio abanico de estudios arqueológicos
u otro periodo histórico. En aquel contexto, era natural que T. Mannoni unificó bajo el paraguas común de la
que el rigor en la aplicación de los principios estrati- Archeologia globale y que quedan oscurecidos por el
gráficos en arquitectura se convirtiera en una prioridad monocultivo metodológico al que nos hemos referido.
ineludible (Azkarate 2013: 280). Pero ocurrió —como Es precisamente sobre esta depauperación sobre lo
ocurre en otras tantas disciplinas cuando están todavía que queremos reflexionar en este trabajo, aunque nos
en proceso de maduración— que la necesidad de expli- centraremos en esta ocasión en un aspecto muy espe-
car la nueva metodología de análisis, la urgencia por cífico, planteándonos críticamente si en los últimos de-
describir el cómo de algo que, en ciertos casos, estaba cenios —subyugados quizá por la llamada “revolución
siendo practicado de un modo voluntarioso y probable- estratigráfica” de los años 70 y 80—, no hemos relegado
mente improvisado, hizo olvidar el por qué y el para o minusvalorado otras herramientas (tipológicas y cuan-
qué de la renovación que se estaba propugnando. titativas) que a la postre van a resultar, probablemente,
Quizá debido a ello, estos últimos años estamos no- tanto o más imprescindibles para el futuro de nuestra
tando un cierto estancamiento creativo. Tenemos a veces la disciplina que la propia estratigrafía. Esta es —expre-
sensación de que se ha instalado imperceptiblemente una sada de manera quizá un tanto brusca— la idea que
ortodoxia que empuja al anquilosamiento a quienes traba- defenderemos en las líneas que siguen.
jamos en el ámbito de la AA. Son dos, en opinión nuestra,
las razones que pueden estar coadyuvando a esta situación:
La equiparación de la AA con la lectura estratigráfi- TIPOLOGÍA Y ESTRATIGRAFÍA EN
ca de paramentos. La capacidad del método estratigráfico ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA
para decodificar y ordenar diacrónicamente la comple-
jidad constructiva de un edificio histórico fue advertida No es la primera vez que desde GPAC reflexionamos
pronto, estableciéndose una temprana relación con el sobre estas cuestiones. El hecho de haber tenido que en-
ámbito de la restauración (ibidem: 282). Ello explica pro- frentarnos en fechas tempranas (1996-1998) al edificio
bablemente el éxito absoluto de la “lettura stratigrafica histórico probablemente de mayor envergadura hasta
muraría”. La fácil legibilidad de sus resultados, su inme- ahora estudiado con la metodología propia de la AA
diata aplicabilidad a los estudios previos exigidos en los (Caballero 2010: 118) nos condujo a encarar problemas
trabajos de restauración y rehabilitación, la existencia de de extraordinaria complejidad que ni siquiera habíamos
unos protocolos cada vez más normativizados, la difusión previsto, acostumbrados como estábamos —a inicios de
de estos a través de los estudios de grado y postgrado, etc. la década de 1990— a protocolos que habían mostrado
han conducido indefectiblemente a su difusión. su operatividad en elementos patrimoniales mucho más
La segunda de las razones del estancamiento de la sencillos (Azkarate et al. 1995). El volumen de un edi-
AA tiene que ver, en opinión nuestra, con la marcada ficio como la Catedral Vieja de Vitoria-Gasteiz y, sobre
preferencia de muchos de los especialistas en AA por la todo, su enorme complejidad constructiva, acabaron
arquitectura de Medievo (mucho más recientemente tam- convirtiéndose en factores que nos empujaron a la inno-
bién por la arqueología clásica). Ello se debe, sin duda, a vación y la experimentación con diversas estrategias de
la influencia de los primeros maestros —fueran italianos estudio tanto “interfaciales” como “tipológicas”.
o españoles— que, siendo impulsores de la AA, eran Simplificando al máximo podríamos decir que las
simultáneamente medievalistas reconocidos. Es muy pro- primeras tienen como objeto definir la envolvente —o
bable que, en esta marcada especialización, haya influido interfaz— tridimensional del estrato, una superficie en-
también la temprana vinculación de la AA con el ámbito volvente más conceptual que real.
de la restauración arquitectónica, centrada frecuentemen- Las segundas, por el contrario, buscan la indivi-
te en arquitecturas de origen medieval (ibidem: 292-294). dualización del estrato a partir de la identificación de

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3 Agustín Azkarate, Ismael García-Gómez, Amaia Mesanza-Moraza

los rasgos internos que caracterizan su contenido, no CLÚSTERES Y “CLUSTERINGS”


los de su envolvente. Aunque normalmente no seamos
conscientes de ello, esta técnica es la que más empleamos El proyecto de la catedral de Santa María de Vitoria-
los arqueólogos. Basta ver los epígrafes que componen Gasteiz vino a demostrar cómo dos sistemas de trabajo
nuestras fichas de registro para comprobar cómo, cuando —en apariencia diferentes y considerados frecuente-
llega el momento de traducir la realidad observada al mente como antagónicos e incluso antitéticos— se com-
lenguaje alfanumérico, el investigador recurre a la valora- plementaban entre sí (Caballero 2009: 12). El primero
ción, medición o consideración por separado de un cierto de ellos —de naturaleza tipológica—, operaba decodi-
número de variables que son las que, conjuntamente, se ficando (deconstruyendo) las partes constitutivas de un
consideran definitorias, no sólo del estrato que se está edificio mediante la individualización de sus distintas
describiendo, sino de la globalidad de hechos estratigráfi- variables para observar luego cómo se asocian entre sí
cos de su mismo género. Por ejemplo, cuando se describe hasta conformar conjuntos constructivos (“clústeres”5)
un paquete estratigráfico se ponderan variables cómo (1) de naturaleza sincrónica. El segundo —de carácter es-
“compactación”, (2) “color”, (3) “composición”, “tamaño tratigráfico— analizaba aquellos clústeres que tuvieran
de partícula”, (4) “intrusiones”, (5) “dimensiones”, etc., relación física entre sí para descubrir, a través de sus
mientras que, cuando se habla de un elemento construc- interfaces, su ubicación en la secuencia constructiva del
tivo, se valoran características como (1) “materiales”, (2) edificio; su naturaleza era, por tanto, diacrónica, aunque
“dimensiones”, (3) “talla”, (4) “aparejo” o (5) “mortero”, la secuencia cronológica fuera de momento “relativa”.
entre otras. La estrategia tipológica no se preocupa tanto Sólo tras la aplicación de otras herramientas de análisis
por las fronteras del estrato cuanto por su sustancia (fuentes escritas sobre soportes diversos, numismáticas,
esencial, por esa materialidad particular que nos permite análisis arqueométricos, etc.) se alcanzará la cronología
diferenciar una realidad de otra caracterizada por unos absoluta deseable, que una vez alcanzada, permitirá la
rasgos notablemente diferentes4. creación de cronotipologías de alcance local y regional6.
Sea como fuere, la “estrategia interfacial” no está Los resultados de esta nueva propuesta fueron tan
puesta en cuestión y queremos que ello quede meri- satisfactorios que pudieron ser testados con éxito en
dianamente claro para evitar equívocos en el futuro. distintos contextos de aplicación, algunos de notable
Su eficacia a la hora de individualizar estratos queda complejidad, como la arquitectura religiosa medieval
fuera de toda duda; pero ello no impide observar cier- del territorio alavés que analizó casi 400 iglesias (Sán-
tas limitaciones en las que sin embargo la “estrategia chez Zufiaurre 2007) o el gran conjunto preindustrial de
tipológica” da notables muestras de ser más resolutiva. Salinas de Añana, con 5648 eras de sal, 2040 muros, 848
Hablamos fundamentalmente de contextos construidos pozos, 258 almacenes y varios kilómetros de canales
de gran complejidad estratigráfica —como pueda ser (Plata 2007).
el de una catedral o un casco urbano—, contextos que En todos ellos aparece con frecuencia el término
además de estar compuestos por miles de estratos, “clúster”. Con este anglicismo, tan difundido en la lite-
ocupan una superficie que es tendencialmente más ratura científica, queremos expresar en castellano la idea
extensa que profunda (o si se prefiere más tendente de conjunto, agrupamiento, racimo o asociación. A partir
a la horizontal que a la vertical), factor que reduce la de esta idea de “grupo” como denominador común, el
eficacia informativa de la interfaz con respecto a la ca- anglicismo puede adquirir significados específicos según
racterización estratigráfica por vía tipológica (debido se aplique en la informática, la industria o las ciencias,
en gran medida a que esta última permite establecer por citar solo algunos ejemplos. ¿Cuál es el sentido que
equivalencias entre estratos que no tienen una relación
física directa). Fue la observación de estas limitaciones 5
  Adoptamos el sustantivo “clúster”, con tilde y plural “clústeres”, recogido
la que hace años nos animó a empezar a trabajar en una con grafía hispanizada en el Diccionario del español actual, de Manuel Seco,
propuesta de método que explotase las potencialidades Gabino Ramos y Andrés Olimpia (Madrid: Aguilar, 1999, 2 vol.).
de la “estrategia tipológica”. 6
  La primera vez que esta metodología se presentó en público fue en el I Con-
greso Europeo de Restauración de Catedrales Góticas, celebrado en Vitoria-
Gasteiz en 1998 (Azkarate y Lasagabaster 2001); de nuevo en el V Congreso
de Arqueología Medieval Española, celebrado en Valladolid en 1999 (Azka-
rate 2001); y finalmente en I Seminario Internacional de Arqueología de la
4
  Véanse las importantes reflexiones de L. Caballero a este respecto (2009 Arquitectura llevado a cabo en Vitoria-Gasteiz en 2002 (Azkarate 2002); para
y 2010). una formulación más reciente puede consultarse Azkarate 2010.

ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-diciembre 2018, e066 Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2018.014
ANÁLISIS CLÚSTER: UN PRIMER PASO SOBRE TÉCNICAS CUANTITATIVAS EN ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA 4

otorgamos nosotros al concepto? De la misma manera doctorado8— campos temáticos escasamente desarrolla-
que en astronomía se recurre al concepto “clúster” para dos (Rolón 2014: 2) y que, en consecuencia, resultaba
referirse a un grupo de estrellas vecinas, unidas por gravi- necesario asumir nuevos retos metodológicos, aunque
tación mutua, que tienen esencialmente la misma edad y para ello tuviéramos que adentrarnos en ámbitos ajenos
composición y, por lo tanto, supuestamente un origen co- tradicionalmente a l’archeologia del costruito.
mún, en nuestros primeros trabajos recurrimos al concep- Es en este contexto de renovación metodológica
to de “clúster constructivo” para referirnos a un grupo de en el que, desde GPAC y la Cátedra UNESCO Cultural
“variables” (tanto técnicas como formales), unidas en su Landscapes and Heritage, se intentará implementar pro-
materialidad por la naturaleza construida de una fábrica, cedimientos estadístico-matemáticos en los nuevos pro-
a las que cabe presuponer también la misma edad y, por yectos, incluyendo la automatización de algunos de los
lo tanto , un origen común, de acuerdo con el principio procesos. Constituyen buenos ejemplos de ello nuestras
de la homogeneidad formal que todo acto constructivo primeras propuestas sobre las potencialidades del láser
coetánea conlleva. Como pudimos comprobar en la expe- escáner y las nubes de puntos (García-Gómez, Fernán-
riencia de la catedral de Santa María, la identificación (1º) dez de Gorostiza y Mesanza 2011) o las investigaciones
de las variables técnico-formales, su georreferenciación llevadas a cabo por Noelia Osés (Osés y Azkarate 2013;
(2º) en el espacio y el descubrimiento (3º) de la combi- Osés y Dornaika 2013; Osés, Dornaika y Moujahid 2014)
nación tridimensional de estas variables entre sí, puso sobre los sistemas expertos y la posibilidad de aplicar el
ante nuestros ojos —casi como en un ejercicio de presti- análisis digital de imágenes a la extracción automática de
digitación— la existencia de distintas fases constructivas contornos. Muy reseñable resulta también la tesis docto-
que, articulándose entre sí, componían de manera coral la ral llevada a cabo por el arquitecto argentino G. Rolón a
torturada historia de un templo catedralicio. partir de una estancia de investigación en los laboratorios
Sin embargo, conviene que en este punto hagamos de GPAC, convirtiéndose en la primera investigación en
una precisión necesaria: una cosa es identificar con- la que se realiza un análisis estratigráfico y tipológico con
juntos constructivos y otra muy distinta es decir que lo apoyo de técnicas analíticas multivariantes para el estudio
hacemos a través del “análisis clúster” de sus variables, de edificios históricos (Rolón 2013 y 2014).
como erróneamente deslizamos en la última de nuestras Pero será la tesis doctoral de uno de los firmantes de
publicaciones sobre el tema (Azkarate 2010: 51, 55 y este trabajo la que ha supuesto, hasta la fecha, la apuesta
61). En ninguna de las tres experiencias a las que nos he- más decidida en este sentido9. El objetivo de esta inves-
mos venimos refiriendo se hizo propiamente un análisis tigación fue la automatización de parte del proceso de
clúster, concebido como un conjunto de técnicas multi- lectura estratigráfica de alzados, empleando para ello el
variantes con el objetivo principal de obtener mediante análisis multivariante, buscando con ello una mejora en
algoritmos, agrupaciones o clusterings. la calidad, rapidez y productividad y eliminando parte
Fue necesario que pusiéramos en marcha dos proyec- de la subjetividad que puede acompañarle en muchos
tos de mayor envergadura7 para advertir, por primera vez, casos (Mesanza 2017: 79). Aunque resulte obvio, resulta
que la bondad de la idea original resultaba sin embargo necesario señalar que buena parte de los capítulos que
insuficiente en contextos más complejos. Pronto fuimos siguen son deudores de este esfuerzo. Para este primer
conscientes de que tanto el análisis de la interrelación en avance, se han reducido en lo posible las referencias ex-
el conjunto de variables y rasgos que suelen considerarse plícitas a la metodología sobre algoritmos relacionados
para caracterizar los objetos a analizar como el estudio con las técnicas de minería de datos, que aparecerán en
de los aspectos sincrónicos y diacrónicos que están in- medios de publicación específicos.
volucrados en estos procesos de variabilidad, constituían
—tal y como había señalada G. Rolón en su tesis de 8
  La vivienda popular riojana del ámbito rural: patrones arquitectónicos y
contexto social en los valles durante el Período republicano. Realizada por
Guillermo Rolón y dirigida por Rodolfo Rotondaro y Adriana Callegari, fue
defendida en la Universidad de Buenos Aires en abril de 2013.
7
  La Cronotipología aplicada al estudio y conservación de los cascos históri- 9
  Análisis multivariante aplicado a la lectura estratigráfica de alzados, Tesis
cos, Ministerio de Educación y Ciencia. Dirección General de Investigación doctoral presentada por Amaia Mesanza Moraza, dirigida por Javier Gómez
(HUM2007-65545/HIST). Plan Nacional de I+D+i (Azkarate et al. 2010) Lahoz (Universidad de Salamanca) y Agustín Azkarate Garai-Olaun (Uni-
y Montes de Vitoria: Análisis clúster aplicado al estudio estratigráfico de versidad del País Vasco). Fue defendida en la Escuela Politécnica Superior
paisajes antropizados. Proyecto de investigación financiado por GPAC de Ávila (Universidad de Salamanca) el 21 de julio de 2017, obteniendo por
(García-Gómez et al. 2011). unanimidad la máxima calificación.

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5 Agustín Azkarate, Ismael García-Gómez, Amaia Mesanza-Moraza

LA IMPORTANCIA DE LAS TÉCNICAS tativo que define el tipo de elaboración de los sillares […]
CUANTITATIVAS y otro cuantitativo que refleja el despiece de los muros
en función de la largura de los sillares, la altura de las
En consonancia con todo lo dicho, este artículo —que hiladas y el espesor de las juntas. Para el segundo ha sido
no es sino un avance de una obra más ambiciosa actual- posible confeccionar un diagrama que tiende a evidenciar
mente en curso— está concebido como un primer paso la existencia de eventuales “módulos”, conscientes o in-
en el apasionante reto que la aplicación de las técnicas voluntarios, estos “módulos” pueden en parte depender
cuantitativas van a plantearnos en un futuro ya próximo. de una cambiante disponibilidad de materiales, pero en
La automatización y las posibilidades que brinda la cualquier caso pueden constituir elementos [indicios]
inteligencia artificial están ya entre nosotros y pronto cronológicos. Si consideramos las [dimensiones] medias
tendrán protagonismo propio en la lectura estratigráfica de despiece de los sillares, apreciamos en los muros del
de las construcciones históricas y, con carácter aún más Castillo dos agrupaciones bien diferenciadas y sin aparen-
general, en el conocimiento y gestión del Patrimonio te continuidad entre sí. Al grupo con despiece de menor
Cultural y los Paisajes Culturales. tamaño pertenecen todos los muros con técnica más tosca
Habrá arqueólogos, arquitectos o historiadores del (juntas e hiladas irregulares y divididas [sdoppiate]), al
arte a quienes este tipo de propuestas no agrade particular- otro, aquellos realizados con una técnica más depurada. Si
mente por considerarlas demasiado frías y alejadas de los [sobre el diagrama] a las medias de despiece (que han sido
esquemas mentales que han acompañado tradicionalmente calculadas a partir de los sillares normales, es decir sin
al estudio de las artes y las humanidades, pero los grandes tener en cuenta aquellos con alturas y larguras anómalas),
avances que se han producido en los campos de la infor- añadimos los valores de altura-largura máxima y mínima,
mática y de la documentación topográfica del patrimonio apreciamos cómo los tres valores —“mínimo”, “medio” y
nos reafirman de algún modo en esta línea, abriéndonos “máximo”— representados coinciden casi siembre sobre
una nueva puerta cuya sola mención asusta todavía a los una recta, lo que indica que existe una constante en la
más escépticos; nos referimos a la futura automatización relación altura-largura, una relación que queda plasmada
de los análisis estratigráficos. ¿Podremos llegar algún día en la inclinación de la recta. La recta en sí puede consi-
a una tecnología que asista efectivamente al arqueólogo en derarse por lo tanto una representación del módulo [del
la no siempre fácil tarea de individualizar estratos en un sillar] empleado en el muro. En lo que se refiere al grupo
muro? Estamos convencidos de ello, pero eso no sucederá con despiece de menor tamaño, las mayores inclinaciones
si previamente no existe un procedimiento metodológico se aprecian en los muros realizados con técnica más tosca
sobre el que se puedan fundamentar los primeros cimientos en los cuales han sido reutilizados materiales de la muralla
de un proceso que será sin duda complejo. prerromana y de desecho, mientras que disminuyen en
T. Mannoni se convirtió, una vez más, en fuente de aquellos muros que incorporan materiales simplemente
inspiración. Fue releyendo su estudio sobre la evolución despiezados y procedentes de frentes de cantera donde los
constructiva del castillo de Génova —un trabajo pionero estratos son delgados (1974: 186 y ss.).
para una época en la que aún ni la lectura estratigráfica
de alzados, ni la propia AA habían nacido como tales— Es muy interesante observar cómo el enunciado de
(Mannoni y Poleggi 1974), cuando descubrimos algunas Mannoni toca diversas cuestiones clave, cuestiones rela-
claves conceptuales. Merece la pena citar en extenso tivas no sólo a la importancia de registrar las dimensio-
sus propias palabras, pues evidencian con claridad que nes de las piezas que conforman los muros, sino también
Mannoni era plenamente consciente de cómo un análisis a la necesidad de tratarlas estadísticamente, ya que de
matemático-estadístico básico podía revelar la existen- ese modo pueden llegar a descubrirnos distintas reali-
cia de paramentos producidos en momentos distintos: dades estratigráficas. Se nos ocurren, al hilo de las con-
sideraciones de Mannoni, las siguientes observaciones:
Para conocer las técnicas constructivas [de la fábrica del
“Castello”] tan solo hemos tomado en consideración los a) En el año 1974, no existía todavía un método
muros con despiece en hiladas, excluyendo todos los estandarizado de “lectura estratigráfica de al-
muros de yeso, es decir, aquellos realizados con técnicas zados”. Esto no quiere decir que Mannoni no
más o menos “inciertas” y con materiales heterogéneos apreciase la existencia de una estratificación en
[…] hemos recurrido a dos factores distintivos, uno cuali- la estructura del castillo de Génova, sino que lo

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hacía proponiendo una diferenciación según téc- gran complejidad, y no sólo en un sentido práctico, sino
nicas constructivas, es decir, según un análisis también en un sentido teórico. Es por ello que, antes de
tipológico sistemático. En definitiva, Mannoni sumergirnos en una descripción más pormenorizada del
no hacía otra cosa que recurrir al acervo corrien- procedimiento que hemos seguido, vamos a presentar un
te en la arqueología de entonces: es consciente pequeño esquema descriptivo del mismo, no sin antes
de la existencia de estratos y sin embargo su hacer un par de apuntes.
forma de individualizarlos no se fundamenta en Uno primero para recalcar que, si bien el eje ver-
la “estrategia interfacial” que se impuso a poste- tebrador del procedimiento que hemos diseñado sigue
riori, sino en la “estrategia tipológica” que era la siendo —como en nuestros anteriores trabajos— el aná-
tradicionalmente empleada en nuestra disciplina lisis clúster, su protagonismo se ve ahora bastante ma-
prácticamente desde sus orígenes. tizado por un nutrido conjunto de procesos colaterales
b) Un detenido repaso del artículo en su conjunto que son claves si en un futuro queremos lograr una auto-
revela que el sistema de registro empleado por matización efectiva del proceso de lectura estratigráfica.
Mannoni se encuentra altamente sistematizado; El segundo apunte es en realidad un “esquema
tanto la descripción de los muros que él denomina del esquema” porque creemos que conviene advertir
“cualitativa” como la que califica de “cuantita- que el procedimiento puede resumirse aún más en tres
tiva” encajan en lo que podríamos definir como grandes fases de trabajo; una primera, que tiene que ver
una descripción tipológica basada en la consi- con la captura de los datos geométricos, es decir, con
deración por separado de un cierto número de la medición de los elementos que componen el edificio
variables. Variables que tienen en cuenta —entre objeto de estudio (o si se prefiere, con la cuantificación
otras— características como la granulometría de de la realidad material); otra segunda, que se refiere
la arena de los morteros, la presencia porcentual propiamente al tratamiento matemático-estadístico de
de ciertos materiales como el cuarzo, las ofiolitas los datos obtenidos en aquella fase previa; y una última,
o la caliza marmórea también en los morteros, la que tiene que ver con la plasmación de los resultados
tipología de los materiales reutilizados, el tipo de obtenidos sobre un modelo del edificio analizado y el
talla, etc., aparte por supuesto de las dimensiones hallazgo de la secuencia estratigráfica que caracterizó su
de los sillares, de los que se mide la altura, la evolución constructiva.
largura, y el grosor de las juntas. Pues bien, ahora ya más en detalle, creemos que
c) Como puede apreciarse, Mannoni ensaya el “aná- nuestro procedimiento puede sintetizarse en ocho pasos,
lisis clúster” de algunas de las variables registra- que serían:
das. Un análisis que destaca por el incipiente em-
pleo de un procedimiento matemático-estadístico, 1. Elección de variables.
en el cual se observan: a) la preselección de una Como hacia el final del epígrafe sobre captura y ex-
población de estudio (sólo los muros con despie- tracción de datos geométricos explicamos, para este
ce en hiladas); b) la desestimación de valores anó- trabajo hemos decidido trabajar exclusivamente con
malos u outliers10; c) la identificación de patrones variables geométricas, es decir, midiendo aquellas
o “módulos”; d) el cálculo de “medias”; y e) su distancias que son descriptivas de la forma que tienen
reflejo en distintos diagramas de dispersión. los objetos. Hemos decidido que la unidad base de
nuestro análisis van a ser los sillares que componen
el edificio, por lo que los hemos medido uno a uno.
PUESTA EN PRÁCTICA DE UN EJEMPLO 2. Captura geométrica.
CONCRETO Una vez teníamos claro qué es lo que teníamos que
medir, el siguiente paso fue emplear el instrumental
Como sin duda el lector estará comprobando, la pro- topográfico adecuado, en este caso el láser-escáner,
blemática que estamos intentando abordar encierra una para lograr una medición lo más precisa posible.
3. Delineación.
El producto primario que nos proporcionaba la me-
  Según el texto citado: “las medias de despiece, que han sido calculadas a
10
dición por medios topográficos era un modelo de
partir de los sillares normales, es decir sin tener en cuenta aquellos con alturas
y larguras anómalas”. nube de puntos que no podía ni puede emplearse

Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2018.014 ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-diciembre 2018, e066
7 Agustín Azkarate, Ismael García-Gómez, Amaia Mesanza-Moraza

directamente para el tratamiento estadístico, por ello Insistamos a propósito de este esquema que éste no
fue necesario un tratamiento secundario o “delinea- es sino una síntesis provisional que, de hecho, como re-
ción” que nos sirvió para la definir el contorno de los sultado del proceso de experimentación que a continua-
sillares mediante polilínea. ción vamos a exponer, ya estamos viendo que va a tener
4. Extracción de datos geométricos. que ser alterado en alguno de sus puntos (ver apartado
Una vez delineados todos los sillares que componen conclusiones).
el inmueble, procedimos a la programación de un
conjunto de rutinas que extrajesen de ese modelo Elección del objeto de estudio
lineal todos los datos que precisábamos en función
de las variables definidas en el punto 1. Volvamos de nuevo al inicio y comentemos cómo
5. Análisis estadístico predictivo. nuestro trabajo comenzó en el momento mismo de la
Para poder aplicar el análisis clúster a un conjun- selección del edificio que queríamos estudiar arqueo-
to de elementos es preciso que todos estos tengan lógicamente. La edificación elegida fue la Ermita de la
características similares. Las dovelas de los arcos Purísima Concepción, construida a finales del siglo XII,
o las piezas que presentan algún recorte a modo de y ubicada en la localidad treviñesa de San Vicentejo, a
engatillado, aun siendo sillares, no pueden ser objeto 14 km al sur de Vitoria-Gasteiz. Para muchos investi-
de análisis clúster conjunto. Para filtrarlas y sacarlas gadores se trata de un templo “excepcional” dentro del
fuera del grupo de trabajo es para lo que empleamos panorama del Románico tardío peninsular debido fun-
las técnicas estadísticas de carácter predictivo. damentalmente a sus extraordinarios valores formales
6. Análisis clúster. (Castiñeiras 2012: 231).
Una vez depurada la muestra, fueron los sillares res- Esta elección, a primera vista, podría parecer sor-
tantes —que seguían siendo la inmensa mayoría de prendente dada su aparente sencillez y homogeneidad
los que componen el edificio— los que sometimos al además de su reducido tamaño; pareciera que hubiéra-
análisis clúster. Este análisis, en un primer momen- mos querido elegir una construcción “fácil” donde con-
to, consiste en la determinación del número óptimo trastar nuestras hipótesis, aunque nada más lejos de la
de clústeres en que puede dividirse dicha muestra realidad. En esta decisión se tuvieron en cuenta aspectos
y en un segundo momento en el análisis clúster muy diversos que pasamos a detallar brevemente.
propiamente dicho, que es el que nos devuelve las Un primer punto que se consideró es la inexistencia
agrupaciones de sillares que forman parte de una de estudios arqueológicos en profundidad realizados
misma unidad. sobre la ermita. Investigadores de la talla de Francisco
7. Mapeado de clústeres. Iñiguez Almech (1968: 203-207) o Micaela Portilla
Del mismo modo que los pasos 1 a 4 nos sirvieron (1968: 188-193) han estudiado el templo, pero desde el
para pasar de la realidad material de las cosas a esa punto de vista de la Historia del Arte y no tanto desde
síntesis esencial que son los datos cuantitativos que una perspectiva de la Arqueología de la Arquitectura.
subyacen en ella, una vez obtuvimos los clústeres, Este hecho permite que nuestra posición de partida sea
tuvimos que hacer el “viaje de vuelta” y trasladarlos neutra, sin ninguna influencia que incline la investiga-
al espacio físico real para comprobar con su repre- ción hacia uno u otro lado.
sentación sobre el edificio si podía subyacer una El segundo aspecto a destacar es la aparente homo-
lógica estratigráfico-constructiva en su distribución. geneidad de los paramentos de la iglesia, circunstancia
8. Deducción de la secuencia estratigráfica. ésta que, en contra de lo que pudiera parecer, suponía
Al estudiar la distribución espacial de los clústeres un reto aún mayor al poder plantear, como hipótesis
sobre los edificios, detectamos que los sillares que de trabajo, que la metodología de lectura estratigráfica
conformaban un mismo clúster presentaban sobre automatizada permitiría distinguir anomalías que con
los muros una tendencia a la concentración que su- el modo tradicional de proceder seguramente hubieran
gería efectivamente que nos encontrábamos ante una pasado desapercibidas.
realidad estratigráfica, una realidad que podría estar En último lugar destacaremos la litología de sus
informándonos sobre la secuencia constructiva del paramentos, ya que en todos ellos aparece como roca
edificio, si tratábamos de leerla según los principios preferente para su construcción las calizas o lumaque-
de estratificación arqueológica. las de Ajarte, trabajadas mayoritariamente en forma de

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ANÁLISIS CLÚSTER: UN PRIMER PASO SOBRE TÉCNICAS CUANTITATIVAS EN ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA 8

Figura 1. Vista panorámica de la ermita de la Purísima Concepción, San Vicentejo (Condado de Treviño, Burgos).

sillar, un aspecto bastante habitual en otros templos de decidimos por la Basílica de Armentia y por la Catedral
la geografía alavesa. Esta cuestión es importante para de Santa María, dos de los templos más emblemáticos
la reproducibilidad del experimento. Esto no quiere del territorio de Álava y objeto ambos de sendos estu-
decir que el método que aquí planteamos solo funcione dios de investigación por nuestro grupo.
con fábricas realizadas con lumaquela de Ajarte, ya
que el método en sí mismo es extrapolable a cualquier Captura y extracción de datos
inmueble, pero no los valores absolutos que en él se geométricos
obtengan.
Tal y como señalaba Mannoni en su proyecto, la Aunque previamente ya se tenían ciertas previsiones
muestra con la que se había de realizar el análisis clúster sobre las técnicas de documentación geométrica que
debía ser homogénea, eliminando aquellos valores anó- podríamos utilizar en la investigación, no queríamos,
malos presentes en la misma. Esto requiere de una serie sin embargo, descartar ninguna posibilidad antes de
de trabajos previos para “depurar” la base de datos que comprobar en la práctica cuáles eran las ventajas/des-
en nuestra investigación solventamos aplicando diferen- ventajas de una u otra metodología de registro. Inicial-
tes técnicas predictivas (como son el “análisis discri- mente ensayamos con los métodos fotogramétricos (con
minante” o los “árboles de clasificación”). Eso supuso fotogrametría convergente principalmente), pero pronto
tener que recopilar datos de un conjunto de edificios que observamos que para llegar a las precisiones que íbamos
servirían para el aprendizaje autónomo del sistema, y a requerir, necesitábamos tal número de capturas foto-
otros diferentes donde poder aplicar dicho conocimien- gráficas que, el tiempo para obtenerlas (y la inevitable
to. En el currículo de nuestro grupo de investigación acumulación de errores que conlleva encajarlas en un
(GPAC) disponíamos de una amplia colección de ellos, único modelo), iba a constituir un verdadero obstáculo
repartidos por toda la Comunidad Autónoma del País para la viabilidad del proyecto. Las pruebas, en cambio,
Vasco, pero optamos por explorar el entorno alavés en que hicimos con el láser-escáner fueron incomparable-
busca de aquellos que más similitudes tuvieran con la mente más satisfactorias, razón por la que finalmente
ermita románica previamente elegida. Finalmente, nos nos decidimos por este último sistema.

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9 Agustín Azkarate, Ismael García-Gómez, Amaia Mesanza-Moraza

Figura 2. Alzado exterior sur de la ermita de San Vicentejo con las dovelas de arco identificadas automáticamente. Aunque no era objeto de
este artículo, vemos cómo es factible la búsqueda de determinados elementos aplicando diversas técnicas predictivas.

Para que el lector no especialista pueda hacerse una almacenamiento en una base de datos creada a su vez
idea de la exhaustividad de las mediciones efectuadas, en el ya citado SIG. Con todo, en la medida en que las
diremos que el modelo de nube de puntos obtenido herramientas de análisis que incorporan los SIG no están
una vez completados los escaneos en San Vicentejo, se específicamente pensadas para buscar —mediante pro-
compone de más de 12 millones de puntos, medidos con cedimientos estadísticos— aquellos patrones ocultos en
una resolución que oscila entre los 5 y los 10 mm. Estos los datos, tuvimos que exportar nuestra base de datos a
modelos están compuestos por constelaciones de puntos programas propios para la llamada “minería de datos”.
que se encuentran aislados unos de otros en el espacio, Antes de continuar conviene que nos detengamos,
siendo necesario unirlos para representar realidades sin embargo, en un punto importante al que nos hemos
geométricamente significativas. referido brevemente en el párrafo anterior. Todo método
En la medida en que —como pronto explicare- de reducción de la realidad a números —y eso es lo que
mos— la realidad que nos interesaba capturar era la necesitamos para poder hacer cálculos estadísticos con
de la dimensión de los sillares, tuvimos que someter ellos— pasa siempre por algún tipo de sistema de me-
esos millones de datos espaciales a un post-proceso dición; se mide el peso, se mide la intensidad de la luz
que permitiera seleccionar y unir en cada caso aquellos o del sonido, se mide también la velocidad, la acidez de
puntos que conformaban el perímetro de dichos ele- un fluido, la población de una ciudad o las tendencias de
mentos constructivos; este post-proceso exigió que un opinión de un país. En el caso de nuestra experiencia de
operador humano —asistido por el pertinente software San Vicentejo, lo que cuantificamos es la espacialidad
CAD— delinease mediante una polilínea el contorno de las cosas; medimos posiciones y distancias con las
de cada bloque pétreo. Se trata de una tarea ardua más que podemos describir la forma y disposición de las
que complicada, una tarea que hoy por hoy —aunque piezas que componen el edificio.
distintos fabricantes ya están trabajando en el desarrollo Al decantarnos por la medición de distancias no
de un algoritmo para la automatización del delineado— estamos diciendo que para realizar un análisis clúster
no se puede realizar sino manualmente. Del delineado no sea útil la medición de otras características mate-
efectuado han resultado algo más de 6800 polígonos riales del edificio como litología, patología, marcas de
que conforman el modelo definitivo sobre el que se ha cantero, talla, labra, etc. Este fue, de hecho, nuestro
efectuado el análisis matemático-estadístico, una vez proceder metodológico en las diversas experiencias de
que se introdujeron los datos referidos a cada bloque investigaciones que hemos mencionado en los capítu-
en un Sistema de Información Geográfica. Se progra- los precedentes y en las que comenzábamos identifi-
maron para ello sencillas rutinas que permitieran una cando —como en el caso de la Catedral de Santa Ma-
extracción automática de la información referida y su ría— variables tanto de carácter técnico-constructivo

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ANÁLISIS CLÚSTER: UN PRIMER PASO SOBRE TÉCNICAS CUANTITATIVAS EN ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA 10

(tipos de materiales constructivos, tipos de aparejos, En el caso de las medidas relativas a los sillares per-
tipos de talla, marcas de cantero, etc.) como variables fectos de San Vicentejo, sometimos los datos a un aná-
de carácter formal (tipos de puntillas de los arcos trilo- lisis de componentes principales (al que coloquialmente
bulados y del antepecho del triforio, tipos de capiteles, los expertos suelen referirse sencillamente como PCA).
etc.). No es este el lugar para entrar en los principios matemá-
Pero la cosa cambia radicalmente cuando se adentra ticos sobre los que se fundamenta este procedimiento;
uno en el complejo mundo de la estadística, los análisis no obstante, puede decirse que consiste en transformar
multivariantes y la automatización. Es por ello por lo el conjunto inicial de variables en otro mucho más redu-
que, en este nuevo reto y en la medida en que estamos cido, pero de forma que reflejen un porcentaje bastante
emprendiendo una labor pionera en busca de una mayor amplio de la variabilidad total de la muestra (Pérez Ló-
sistematización de los métodos de análisis estratigráfico pez y Santín González 2007: 351).
aplicados en Arquitectura, hemos optado porque el tra- Como en todo procedimiento indiciario, la dis-
bajo sea lo menos “intuitivo” (o lo más “cuantitativo” si tinción de estratos parte de un principio básico que es
se prefiere) posible, razón por la cual hemos huido de las la detección de la anomalía, o, dicho de otro modo,
variables “cualitativas”. Esto es lo que explica que, por la detección de homogeneidades y heterogeneidades.
ahora, en esta propuesta de método, nosotros prefiramos Así, dos o más sillares iguales presentes en un mismo
trabajar exclusivamente con datos de la medición de contexto deberían en un principio entenderse como
distancias y posiciones en el espacio. pertenecientes a una misma realidad, mientras que dos
sillares distintos deberían normalmente adscribirse a dos
Clasificación (Análisis clúster) realidades diferenciadas.
La elección de las variables es un aspecto clave en
Así pues, descartados todos los elementos diferentes a todo el proceso, ya que se han de elegir aquellas que
un sillar perfecto, ya disponíamos de una serie suscep- dispongan de información suficiente como para poder
tible de someterse a un análisis clúster, ya que sus com- discriminar los distintos grupos que se formen. Puede
ponentes eran lo suficientemente parecidos y al mismo ocurrir que al trabajar con una sola variable no se apre-
tiempo lo suficientemente distintos, como para estable- cie ningún tipo de estructura interna pero que la com-
cer entre ellos una comparativa coherente y significativa binación del mismo atributo con algún otro produzca
desde el punto de vista tipológico. una salida completamente diferente. En cualquier caso,
no se trata de disponer de infinidad de variables, ya que
Determinación de las variables estadísticamente un exceso de las mismas puede llevar a un enmascara-
más significativas miento del fenómeno, sino de buscar aquellas que más
puedan aportar al proceso.
Probablemente en un fututo (cuando contemos con una Para nuestra investigación, de las 33 variables con
base de datos de edificios analizados más amplia) po- las que inicialmente se definió cada bloque de piedra, fi-
damos saber, ya de antemano, qué variables van a ser nalmente, para este análisis de conglomerados, optamos
estadísticamente significativas para nuestro análisis; de por trabajar únicamente con el alto y largo de piedra, al
ese modo podremos ahorrar mucho tiempo a la hora de igual que lo haría Mannoni en su proyecto del castillo de
tener que tomar mediciones en un inmueble. Por aho- Génova y que tan buenos resultados le reportó.
ra sin embargo nos vemos obligados a seguir siendo
maximalistas, es decir, a ser exhaustivos, y considerar, Determinación del número de clústeres
por ejemplo, al medir la cara de un sillar, su alto, su
ancho, sus dos diagonales, la posición de su centro, la Una vez habíamos llegado a la conclusión estadística de
longitud de su perímetro, su área, la de su envolvente, que las variables “largo” y “alto” eran las más significa-
etc. Por el momento, sólo después de considerar tantas tivas, ahora debíamos servirnos de ellas para concretar
mediciones como nos sea posible, será la propia esta- cuáles eran los clústeres presentes en la fábrica de San
dística la que analizando la naturaleza matemática de Vicentejo. Pues bien, los clústeres se determinan por así
esos datos pueda decirnos cuáles de esas mediciones decir en dos tiempos; primero, se procesan los datos sólo
son verdaderamente significativas al objeto de diferen- con objeto de determinar el número de clústeres en que és-
ciar estratos. tos parecen compartimentarse, y ya después, conociendo

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11 Agustín Azkarate, Ismael García-Gómez, Amaia Mesanza-Moraza

esa cifra, se hace un nuevo procesado para determinar


concretamente qué elementos —en nuestro caso, qué
sillares— pertenecen a un clúster y cuáles a otro.
Vayamos en orden; para conocer el número de clús-
teres que conforman nuestra muestra, hemos empleado
dos procedimientos. En efecto, aunque en principio no
es necesario emplear más de uno (existen varios posi-
bles), queríamos asegurarnos de que, independiente-
mente del procedimiento estadístico que escogiésemos,
los resultados obtenidos iban a ser los mismos. Así por
un lado, hicimos una primera comprobación mediante
el llamado “método del codo” (“ELBOW method” en
Figura 3. Gráfico resultante de aplicar el contraste estadístico Elbow
su expresión anglosajona) que lleva ese nombre pre- en los alzados de la ermita de San Vicentejo. Se aprecia como
cisamente porque la gráfica resultante de los cálculos a partir de k=5, la gráfica hace un quiebro, punto que señala el
número de agrupaciones más probable de la muestra.
que implica consiste justo en eso, es decir, en una línea
que llegado cierto punto gira bruscamente; pues bien, “largo”. Comparativamente, mientras que en la gráfica
ese punto de inflexión corresponde con un cierto valor de las larguras no se distinguían nítidamente repuntes o
que es el que indica el número óptimo de clústeres que modas que indicasen que las medidas tendían a agrupar-
explican nuestra muestra, el cual en este caso, ascendía se en torno a ciertos valores, en el caso del histograma
a un total de cinco clústeres. de la altura esas modas aparecían bien destacadas con
El segundo método empleado para determinar el sus dientes de sierra concentrados fundamentalmente en
número de grupos en que se dividía nuestra muestra, cuatro puntos, al que —siguiendo a Yan (2005)— cabría
consistió en la confección de dos histogramas, uno con añadir un quinto, conformado por los llamados valores
datos de la variable “alto” y otro con datos de la variable atípicos u “outliers”.

Figura 4. Histogramas realizados a partir del largo y alto de los sillares. Mientras que en el primero de ellos apenas se reflejan picos
significativos, en el segundo se aprecia la presencia de al menos 4 modas, lo que puede estar indicando la presencia de 4 grupos diferentes.
(Histogramas realizados con el paquete estadístico SPSS a partir de 3.885 elementos. Para la variable largo: media=0,540 m; σ = ±0,285 m,
mientras que para el alto: media=0,269 m; σ = ±0,113 m).

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ANÁLISIS CLÚSTER: UN PRIMER PASO SOBRE TÉCNICAS CUANTITATIVAS EN ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA 12

Tomando por lo tanto esos cinco como número óp- Una vez plasmados sobre el modelo, los clústeres
timo de clústeres en que puede dividirse nuestra mues- definidos estadísticamente presentaban una distribu-
tra, ya podíamos dar el siguiente paso para definir con- ción a la que no estamos habituados los arqueólogos
cretamente qué sillares podrían agruparse dentro de un cuando hacemos una lectura estratigráfica convencio-
conglomerado u otro. Existen para ello diversos algorit- nal. Sin embargo, a nuestro juicio este hecho, lejos
mos que, según trabajen con la “moda” o con la “media” de constituir una dificultad, supone un verdadero reto
de los datos se denominan “k-means” o “k-modal”. Por científico ya que introduce interesantísimas cuestiones
la naturaleza de nuestros datos, en principio cualquiera relativas no sólo a la verdadera naturaleza de la estra-
de los dos podía sernos útil, si bien finalmente optamos tificación sino sobre todo a nuestra capacidad real para
por “k-means” dado que es el más extendido entre los percibirla. Los estratos que identificamos sobre los
distintos softwares de procesamiento estadístico. muros mediante una lectura de alzados convencional
tienden a estar bien localizados, a ser compactos, a te-
Mapeado de los clústeres ner un contorno bien definido; la pregunta sin embargo
es ¿son verdaderamente así, o su forma depende —al
Una vez aplicado el “k-means” el sistema conformó los menos en parte— del modo en que nos han enseña-
clústeres indicándonos sillar por sillar, cual pertenecía do a visualizarlos? Se trata sin duda de una cuestión
a una agrupación y cual a otra. Ahora bien, a pesar de apasionante a la que estamos lejos aún de poder dar
ello, el hecho de que esas agrupaciones fueran cohe- una respuesta definitiva. Con todo, en el caso de San
rentes matemáticamente según los datos suministrados, Vicentejo hemos optado —obviamente— por aquella
no implicaba necesariamente que esa coherencia fuera vía que creemos más certera.
también arquitectónica o estratigráfica, de modo que lo Atendiendo al modo en que se distribuyen por el
siguiente que tuvimos que hacer para comprobarlo fue edificio, nuestros cinco clústeres pueden clasificarse en
mapear los clústeres obtenidos mediante el SIG y ver dos apartados; por un lado, estarían aquellos comple-
cuál era su distribución tridimensional en la iglesia de tamente dispersos a los que resulta muy difícil atribuir
San Vicentejo. una entidad estratigráfica (aunque en realidad este sólo

Figura 5. Desarrollo de los alzados interiores y exteriores de la ermita de San Vicentejo y plasmación sobre ellos de los clústeres calculados.

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13 Agustín Azkarate, Ismael García-Gómez, Amaia Mesanza-Moraza

es uno, el clúster 2), y por otro aquellos otros que se El principio sobre el que hemos basado el anterior
presentan claramente concentrados en ciertas partes del razonamiento no es evidentemente nuestro, lo hemos
edificio y que sí parecen responder a un hecho estrati- tomado del clásico de Hooder y Orton, Análisis espacial
gráfico. Simplificando al extremo, el estudio visual del en arqueología (1990: 41). Los análisis de distribucio-
modelo 3D de San Vicentejo con los sillares coloreados nes han sido cada vez más frecuentes en arqueología,
según el clúster al que pertenecen, apunta a que: siendo su principal objetivo precisamente el de identi-
ficar patrones no aleatorios que pudieran delatar la pre-
1. El clúster 1 se concentra en las bóvedas, tanto en la sencia de la acción humana partiendo de la idea de que
de las naves como en la del testero. una distribución espacial notablemente aleatoria apunta
2. El clúster 2 no se aprecia nucleado en ninguna zona a una ausencia de dicha acción humana, mientras que la
en concreto. existencia de aglomeraciones sugiere la presencia de un
3. El clúster 3 se aglomera en los muros del primer patrón de comportamiento racional.
tramo de nave, tanto al interior como al exterior.
4. El clúster 4, aunque bastante disperso, se encuentra De la identificación de estratos
notablemente concentrado en la parte superior del hacia la secuencia constructiva
paramento exterior del citado cierre.
5. El clúster 5 se encuentra zonificado en los contrafuer- Nótese al respecto cómo, del mismo modo que el aná-
tes, en las hiladas superiores de los muros laterales, en lisis de la estratificación de un edificio no acaba con la
la mayor parte del paramento interior del cierre occi- identificación de estratos, tampoco la identificación de
dental, y en la parte inferior del paramento exterior de clústeres con valor estratigráfico puede servirnos por si
ese mismo cierre. sola para completar la lectura de alzados de un edificio.
Es preciso ir un paso más allá hasta lograr reconstruir
No obstante, como es evidente, aunque aceptemos una secuencia cronológica coherente y para ello, como
que los clústeres 1, 3, 4 y 5 son estratos, esto por sí sólo es obvio, es preciso analizar el tipo de relaciones físicas
no es suficiente para poder conocer la secuencia cons- que median entre los estratos identificados: sólo a partir
tructiva de un edificio. Antes hay que estudiar las rela- de ellas se puede deducir la coordenada temporal y a su
ciones físicas que median entre ellos para poder deducir vez de ésta la secuencia constructiva del conjunto.
una secuencia temporal de anteroposterioridad. Curiosamente, los arqueólogos estamos tan acos-
tumbrados a trabajar con esas relaciones estratigráficas
que no siempre somos conscientes de los signos exter-
FUTURO DESARROLLO. HACIA nos en que nos hemos fijado para determinar qué hechos
UNA CONSTRUCCIÓN-CLÚSTER DE estratigráficos se han producido antes y cuáles se han
LAS SECUENCIAS ESTRATIGRÁFICAS producido después. Sin embargo, tomar consciencia de
ARQUITECTÓNICAS cuáles son estos signos resulta clave si, como es nuestro
caso, lo que pretendemos en un futuro es poder automa-
Parece evidente que las concentraciones de sillares de tizar su detección.
un mismo clúster —en tanto que “distribuciones no Empecemos señalando cómo todas las relaciones
aleatorias”— deberían ser síntoma de “localizaciones estratigráficas vienen de un modo u otro denotadas
discretas”, es decir, de localizaciones concretamente por uno o varios de estos signos, y a su vez éstos son
escogidas para el desarrollo de una acción, mientras que claramente identificables por su distinta morfología y/o
las “distribuciones aleatorias” no serían producto de ac- posición en el espacio. En consecuencia, si se cumple
ción concreta alguna sino del puro azar. En consecuen- el requisito de haber hecho una buena documentación
cia, parece lógico deducir que aquellas partes del muro topográfica del edificio, no cabe duda de que alguna
en que se aprecia la concentración de un mismo clúster, forma algorítmica habrá para detectar dichos signos par-
son resultado de ciertas acciones constructivas concen- tiendo de los datos recogidos en nuestro repositorio. El
tradas, no sólo en un mismo espacio, sino también en un problema radica evidentemente en dar con esas formas
mismo lapso de tiempo. Dicho de otro modo, creemos algorítmicas.
que esas concentraciones son, si no estratos directamen- Nuestro experimento en San Vicentejo se ha ceñi-
te, al menos sí, sus núcleos fundamentales. do fundamentalmente al aparejo de sillería, una técnica

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Figura 6. Esbozo a grandes trazos de la evolución histórico-constructiva de San Vicentejo, realizada a partir de la localización sobre los alzados
de los 4 clústeres más significativos.

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15 Agustín Azkarate, Ismael García-Gómez, Amaia Mesanza-Moraza

constructiva en que los signos externos que pueden ser in- parte la detección de interfaces verticales también hemos
dicativos de antero-posterioridad son bastante concretos: logrado automatizarla. En ambos casos hemos programa-
do el SIG para que resalte su posición dentro del modelo,
1. El indicio más básico lo observamos cuando un con objeto de que —en tanto en cuanto no logremos una
estrato se sitúa todo él encima de otro; el estrato de verdadera automatización en la detección de las relaciones
arriba será en principio más moderno que el de aba- de anteroposterioidad— al menos el operador/arqueólogo
jo. Pues bien, la forma de automatizar la detección pueda valerse de ellas para determinar la secuencia clúster/
de esta relación estratigráfica consiste en este caso estratigráfica del edificio que está analizando.
en enseñar al sistema a discernir —de la geometría
absoluta del modelo de San Vicentejo— qué clúster Secuencia constructiva detectada
es el que está en la cota más alta y cuál en la más automáticamente en San Vicentejo
baja, para de ese modo colegir sus respectivas cro-
nologías relativas. Aunque como ya hemos apuntado, todavía nos en-
2. Otros indicios relativamente básicos son aquellos contramos en proceso de desarrollar un método auto-
que denotan que para colocar un estrato ha habido matizado de detección de relaciones estratigráficas, y
que alterar al menos una parte de la superficie de por lo tanto éste aún no ha podido ser aplicado en San
otro. Normalmente el estrato que ha visto alterado Vicentejo, otro indicio que apunta a que efectivamen-
su aspecto original será el más antiguo y el que te los clústeres detectados en esta pequeña iglesia dan
no muestra esos signos será el más moderno. En la sensación de ser realidades estratigráficas tal como
este caso, para que el sistema aprenda a identificar habitualmente las concebimos en arqueología, es el
tales tipos de relación, éste deberá ser capaz de del modo en que los clústeres se encuentran dispues-
detectar los signos de tal remodelación; tratándose tos —unos con respecto a otros— dentro del edificio;
de sillería, el más evidente lo conforman los lla- este modo no contradice, sino que se presta bastante
mados “engatillados” y éstos pueden identificarse bien a una lectura coherente del inmueble desde el
algorítmicamente. punto de vista del proceso constructivo. Ahora bien,
3. Más compleja es la cuestión de aquellos estratos que es preciso advertir, que cuando trasladamos los datos
se sitúan uno junto a otro sin que se observen abrup- procesados algorítmicamente al modelo tridimensio-
tas alteraciones en ninguno de ellos. Se trata de los nal del edificio estudiado (Fig. 5), éstos no muestran
casos en los que los estratos están unidos/separados ese aspecto nítido y perfectamente contorneado al
por una interfaz vertical limpiamente recta. En tales que estamos acostumbrados cuando vemos la repre-
circunstancias, un primer paso, consiste evidente- sentación gráfica de una lectura de alzados. Es por
mente en detectar esa interfaz vertical, un paso que esta razón que —mientras vamos depurando nuestros
es bastante factible de automatizar, si bien el segun- métodos en busca de unos resultados más parecidos al
do ya no lo es tanto, porque sería necesario enseñar de los estándares comúnmente aceptados, y sólo con
al sistema a que recabase nuevos datos indirectos el fin de que se comprenda más fácilmente la lógica
como el de que esa interfaz vertical corresponde a la estratigráfica que, estamos convencidos, subyace en
línea de jamba de una ventana que ha sido rellenada nuestros datos— hemos elaborado una figura (Fig. 6)
o que se trata sin embargo de la antigua esquina de que, partiendo de los mismos datos en bruto, repre-
un edificio que luego ha sido ampliado, entre otros senta la estratigrafía tendencialmente, es decir, aten-
casos posibles. diendo principalmente a la concentración de los clús-
teres y no a una definición perfecta de sus contornos.
En cualquier caso, a partir de estos tres tipos de indi- Pues bien, hecha ya esta advertencia, empezaremos
cios se pueden deducir prácticamente todas las relaciones diciendo que los datos derivados del análisis clúster
estratigráficas, y lo más interesante de todo es que la auto- sugieren que el edificio empezó a construirse por el áb-
matización de su detección resulta a priori bastante facti- side y que en esa primera fase de obras se completaron
ble. De hecho, la individualización de engatillados ya la en- también los muros laterales correspondientes al primer
sayamos al principio del procesamiento de los datos de San tramo de nave, incluyendo los contrafuertes exteriores
Vicentejo (aunque entonces sólo la hicimos con el fin de que median entre éste y la cabecera. Además, en el caso
descartar los anómalos sillares que los contienen). Por su del paño septentrional, los sillares que componen este

ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-diciembre 2018, e066 Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2018.014
ANÁLISIS CLÚSTER: UN PRIMER PASO SOBRE TÉCNICAS CUANTITATIVAS EN ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA 16

hiladas, probablemente para buscar mejor acomodo a un


tejado que ahora debería tener en cuenta y respectar la
altura de la bóveda.
Finalmente, la cuarta fase se explica, además de por
la distribución del clúster en sí, por el hecho de que la
morfología de los sillares que lo componen (se trata más
de losetas que de sillares propiamente dichos) indica que
hablamos de una última reforma o acabado al que se so-
mete a algunas de las hojas exteriores de los muros. Estas
modificaciones, más bien superficiales, se concentran en
varias zonas: en todo el paramento interior del muro de
cierre del hastial occidental; en la parte inferior del para-
mento exterior de ese mismo muro; en los contrafuertes
exteriores que separan el primero del segundo tramo de
naves (lo que nos hace sospechar que el núcleo de estos
machones puede en realidad haber sido fabricado en algu-
na fase anterior); y también en los paramentos exteriores
de los muros septentrional y meridional, en una franja de
hiladas situadas en la zona superior de los paños, un poco
por debajo de la altura de los canecillos.

Figura 7. Identificación sobre los alzados de las interfaces verticales, CONCLUSIONES


programada para obtenerse de una manera automatizada, sin
intervención del investigador. En la figura aparecen diferentes
situaciones que podemos encontrar: la zona A muestra un ejemplo El futuro es bastante prometedor porque aún estamos
de la delineación de las aristas de los contrafuertes; en la B muy lejos de agotar todas las vías estadístico-matemáti-
es un ejemplo de interfaz constructiva; y en la C las líneas se
corresponden en parte con el cegado del vano y en parte con el
cas y geométricas con fines de detección estratigráfica.
corte realizado para encajar la ventana. En el caso de San Vicentejo no hemos alcanzado las
cotas de automatización a las que creemos que se puede
clúster alcanzan la parte inferior del muro del segundo aspirar siendo realistas, pero cuando menos contamos
tramo de nave lo que indica que una parte de éste tam- con un prototipo de asistente a la lectura de alzados que
bién se construyó en esta fase. Lo que se observa al ex- brinda al arqueólogo la posibilidad de llegar a visualizar
terior para este clúster, se repite más o menos igual hacia esa estratigrafía subyacente tan difícil de detectar por
el interior, salvo que aquí se observa —mejor que por medios convencionales.
fuera— el hecho de que la parte inferior del muro meri- Por nuestra experiencia en esta investigación, tene-
dional del segundo tramo de nave también pertenece a mos claro que el campo que se abre —aunando Arqueo-
esta fase. Huelga añadir para completar esta descripción, logía de la Arquitectura, documentación geométrica
que en este momento se construyen también los cuatro por topografía y técnicas de minería de datos y análisis
pilares que separan los distintos tramos de nave. estadístico— está lleno de posibilidades. Qué duda cabe
En la segunda fase, apoyada sobre la obra anterior, que el nuestro es sólo un pequeño primer paso, pero éste
se erige la bóveda de cañón, hecha toda ella a base de ya nos permite intuir que el camino que se abre apunta
sillares de reducidas dimensiones. hacia la inteligencia artificial y los sistemas expertos. A
En una tercera fase, los artífices parecen querer nadie le resulta extraño hablar de inteligencia artificial
cerrar por completo la volumetría del templo que, todo en el campo de la ingeniería, de las telecomunicaciones,
apunta, había quedado inacabada en algunas zonas. de la visualización 3D e incluso de la medicina.
Nos estamos refiriendo fundamentalmente al muro del Los sistemas expertos —SSEE— son una rama
hastial occidental y la parte superior del segundo de los de inteligencia artificial —IA— y fueron desarrollados
muros del segundo tramo de naves. En el primer tramo a mediados de los 60. Un sistema experto no es nada
de naves se produce asimismo un recrecido de varias más que un sistema informático al que se le provee de

Madrid/Vitoria. ISSN-L: 1695-2731. https://doi.org/10.3989/arq.arqt.2018.014 ARQUEOLOGÍA DE LA ARQUITECTURA, 15, enero-diciembre 2018, e066
17 Agustín Azkarate, Ismael García-Gómez, Amaia Mesanza-Moraza

información en un campo específico de conocimiento Azkarate Garai-Olaun, A. 2010: “El análisis estratigráfico en la restauración
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y al cual se programa para imitar los procedimientos y tales”, en E. de Vega y C. C. Martín (ed.), Arqueología aplicada al estudio
decisiones de los expertos (Barceló 2010: 13). Propor- e interpretación de edificios históricos. Últimas tendencias metodológicas,
cionan soluciones a una gran variedad de problemas que pp. 51-64. Ministerio de Cultura de España, Madrid.
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de no ser por ellos no podrían ser resueltos empleando de la Arquitectura” en J. A. Quirós Castillo (ed.), La materialidad de la His-
los métodos más tradicionales. Dentro de estos sistemas toria. La arqueología en los inicios del siglo XXI, pp. 280-308. Akal, Madrid.
se pueden definir hasta 11 categorías diferentes que van Azkarate Garai-Olaun, A. y Lasagabaster, J. I. 2001: “La catedral de Santa
María. Análisis constructivo”, en I Congreso Europeo de Restauración de
desde los sistemas basados en reglas, los basados en el Catedrales Góticas (Vitoria-Gasteiz), pp. 547-560. Diputación Foral de
conocimiento, las redes neuronales, la metodología orien- Álava, Vitoria-Gasteiz.
Azkarate Garai-Olaun, A., Fernández de Jauregui, A. y Núñez, J. 1995:
tada a objetos, etc., cada una con sus aplicaciones para
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diferentes investigaciones y problemas (Liao 2005: 93). periencias llevadas a cabo en Álava-España”, Informes de Construcción,
Al intentar aplicar uno de estos sistemas al campo 46, 435, pp. 65-77.
Azkarate Garai-Olaun, A., García-Gómez, I., Domínguez, I. C., Fernández de
de la arqueología se trata de explorar nuevas vías en la Gorostiza, M., Gómez, E., Martínez, A., Mesanza, A. y Rodríguez, J. 2010:
búsqueda de conocimiento, de diseñar estrategias que Estudio histórico-arqueológico del casco histórico de Vitoria-Gasteiz.
nos permitan poder hacer un estudio más profundo en Protocolos de intervención, modelos de gestión y Sistema de Información
Patrimonial (SWIP). Vitoria-Gasteiz.
menos tiempo, de descubrir información “oculta” en los Barceló, J. A. 2010: “Computational intelligence in archaeology. State of
datos, de hacer “microarqueología”. Se trata de poder the art”, en B. Frischer, J. W. Crawford y D. Koller (eds.), Making His-
disponer de herramientas que ayuden al investigador tory Interactive. Computer Applications and Quantitative Methods in
Archaeology (CAA). Proceedings of the 37th International Conference, pp.
en su trabajo aportándole ideas e indicios que después 11-21. Archaeopress, Williamsburg, Virginia, United States of America.
habrá de validar. Todo esto no es óbice para que en Ar- [En línea]: http://proceedings.caaconference.org/files/2009/02_Barcelo_
CAA2009.pdf [consultado el 01/02/2018].
queología no suceda lo que se está viendo en otros cam-
Caballero Zoreda, L. 2009: “Edificio Histórico y Arqueología: un compro-
pos, la aparición de sistemas y programas que asisten al miso entre exigencias, responsabilidad y formación”, Arqueología de la
investigador en la difícil tarea de la toma de decisiones. arquitectura, 6, pp. 11-19. https://doi.org/10.3989/arqarqt.2009.09005
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Nos gustaría acabar esta reflexión a futuro con las Arquitectura de un grupo de investigación”, en E. de Vega y C. C. Martín
palabras que nosotros mismos publicamos hace ya va- (ed.), Arqueología aplicada al estudio e interpretación de edificios históri-
rios años: cos. Últimas tendencias metodológicas, pp. 103-120. Ministerio de Cultura
de España, Madrid.
Castiñeiras, M. 2012: “San Vicentejo de Treviño, un edificio excepcional en
Con todo, por más que intuyamos la inminencia con que la encrucijada del tardorrománico hispánico”, en R. González de Viñaspre
probablemente se producirá el desarrollo de estos sistemas y R. Garay (eds.), Viaje a Íbita. Estudios Históricos del Condado de
Treviño, pp. 230-328. Vitoria-Gasteiz.
de asistencia experta, debemos ser realistas y reconocer García-Gómez, I. et al. 2011: Montes de Vitoria: Análisis clúster aplicado al
que aún queda mucho trabajo que hacer. Primero está estudio estratigráfico de paisajes antropizados. Vitoria-Gasteiz.
el problema de ponernos de acuerdo dentro de la propia García-Gómez, I., Fernández de Gorostiza, M. y Mesanza, A. 2011: “Láser
escáner y nubes de puntos. Un horizonte aplicado al análisis arqueológico
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proceso que previamente no tengamos sistematizado des- org/10.3989/arqarqt.2011.10019
Hodder, I. y Orton, C. 1990: Análisis espacial en arqueología. Crítica, Bar-
de el punto de vista metodológico) y, en segundo lugar,
celona.
está la necesidad de abrirnos a otros campos como el de la Iñiguez Almech, F. 1968: “Sobre tallas románicas del s. XII”, Príncipe de
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