Tema 29 Eb 2016 PDF
Tema 29 Eb 2016 PDF
Tema 29 Eb 2016 PDF
TEMA 29
2. Reglas ortográficas
6. Ortografía de las expresiones procedentes de otras lenguas, de nombres propios y expresiones numéricas
1. INTRODUCCIÓN
¿QUÉ ES LA ORTOGRAFÍA?
La ortografía en un conjunto de normas que regulan la correcta escritura de una lengua. Se denomina también así a
la disciplina lingüística que se ocupa de describir el funcionamiento del sistema ortográfico, de fijar sus normas y de
efectuar las modificaciones necesarias para la mejor adecuación de sus fines.
La función esencial de la ortografía es facilitar y garantizar la comunicación escrita entre los usuarios de una lengua
mediante el establecimiento de un código común para su representación gráfica. Cumple además un papel esencial
como factor de unidad lingüística, pues impone una representación gráfica uniforme y compartida por encima de las
variantes de pronunciación que puedan existir debido a factores geográficos, socioculturales e incluso individuales.
El principal uso del idioma es la comunicación, y para poder relacionarnos efectivamente es necesario que elaboremos
los mensajes de manera correcta y comprensible. La disciplina que nos enseña a ordenar en forma lógica las oraciones
es la gramática. Asimismo, existe otra rama que nos ayuda a expresarnos por escrito de manera adecuada: la
ORTOGRAFÍA. Gracias a ella podemos utilizar bien el idioma castellano o español. Por lo tanto, estudiaremos la
ortografía del castellano a través del presente curso.
La palabra ortografía viene del griego orthos, que quiere decir correcto, y de grapho, que significa escribir. Así,
2
tenemos que ortografía quiere decir escribir correctamente. Tal como debemos hacerlo cuando hablamos, al escribir
hay que tener en cuenta que existe una manera correcta para utilizar las palabras. A eso nos enseñará la ortografía: a
escribir bien y por tanto a comunicarnos mejor, para que nuestros receptores comprendan los mensajes.
REFERENCIA NORMATIVA
La Real Academia Española, en colaboración con las Academias de la Lengua Española en América y Filipinas, ha
publicado la última edición de la “Ortografía de la lengua española” el pasado mes de diciembre de 2010. La obra fue
presentada oficialmente en la RAE el 8 de mayo de 2012, en un acto presidido por el director de la corporación.
En el presente curso, de elaboración propia de OPOSICIONES CUERPOS SEGURIDAD, vamos a considerar como
referencia vigente, la última publicación efectuada por la Real Academia Española de la Lengua (en adelante RAE),
dado que la misma redefine todas las normas y novedades a tener en cuenta para desarrollar una correcta Ortografía.
En el presente curso haremos especial hincapié a todas aquellas normas ortográficas que consideraremos más útiles
para la docencia de la formación del policía.
Las letras son signos gráficos mínimos, sucesivos, indivisibles y distintivos que componen la secuencia escrita. Su
función, en una lengua de escritura alfabética como el español, es representar los fonemas o sonidos distintivos de la
lengua oral.
Los fonemas son unidades fónicas abstractas capaces de distinguir una palabra de otra. Así el fonema representado
por la letra p permite distinguir en español la palabra pasa de otras como basa, casa, gasa, masa o tasa, de muy
diversos significados.
Los fonemas se manifiestan en el habla en forma de sonidos. Los sonidos que realmente se emiten cuando se
materializa un fonema no siempre se articulan de idéntica manera ni son pronunciados de igual modo por todos los
hablantes.
En las obras lingüísticas, los fonemas se escriben entre barras, como /b/, y los sonidos, entre corchetes, como {b}.
La finalidad de las letras es representar gráficamente a los fonemas, no sus diversos modos de realización. Gracias a
3 ello la ortografía del español es la misma para todos sus hablantes y en todo su territorio, con independencia de las
diferencias de pronunciación que puedan darse por distintos factores, como la influencia de las características de
sonidos contiguos, el origen geográfico del hablante, la situación comunicativa, etc.
El español cuenta, en total, con veinticuatro fonemas, cinco vocálicos y diecinueve consonánticos:
b) Consonantes: /b/, /ch/, /d/, /f/, /g/, /j/, /k/, /l/, /ll/, /m/, /n/, /ñ/, /p/, /r/, /rr/, /s/, /t/, /y/, /z/.
No todos los fonemas consonánticos indicados se hallan en todas las variedades lingüísticas del español. En concreto,
los fonemas /z/ y /ll/ solo se dan en una minoría de zonas o de hablantes, mientras que no existen en las variedades
más extendidas, lo que da lugar a los fenómenos del seseo y del ceceo, por un lado, y del yeísmo, por otro.
El seseo y el ceceo
Los hispanohablantes de América, Canarias y casi toda Andalucía no distinguen al hablar los fonemas /z/ y /s/. En el
español de estas zonas existe un solo fonema, que presenta dos realizaciones básicas: una mayoritaria, como [s],
característica del SESEO; y otra muy minoritaria, como [z], característica del CECEO.
Así pues, los hispanohablantes de las zonas citadas pronuncian igual pares de palabras como:
Quienes sesean – la mayoría – pronuncian [abrasár], [kása] y [síma]; quienes cecean en cambio, pronuncian [abrazár],
[káza] y [zíma].
El yeísmo
La gran mayoría de los hispanohablantes ya no diferencia al hablar el fonema /ll/ del fonema /y/. Estos dos fonemas
distintos han acabado por confluir en uno solo, el fonema /y/, dando lugar a la pronunciación característica del yeísmo.
Los hablantes yeístas articulan del mismo modo pares de palabras como:
Dichos hablantes pronuncian indistintamente [káyado], [áya] y [póyo]. Para estos hablantes, por tanto, el dígrafo ll y
la letra y representan el mismo fonema, lo que es asimismo fuente de dudas ortográficas.
EL ABECEDARIO
El abecedario del español está hoy formado por veintisiete letras, que ‚se recomienda denominar como escribimos
debajo:
a, A b, B c, C d, D e, E f, F g, G h, H i, I
a be ce de e efe ge hache i
j, J k, K l, L m, M n, N ñ, Ñ o, O p, P q, Q
4 jota ka ele eme ene eñe o pe cu
r, R s, S t, T u, U v, V w, W x, X y, Y z, Z
erre ese te u uve uve doble equis ye zeta
Además de estas veintisiete letras (cinco vocales y veintidós consonantes), existen cinco dígrafos o combinaciones de
dos letras: ch (chapa), ll (lluvia), gu (guiño), qu (queso), rr (denominada doble erre: arroz).
Desde 1754 hasta 2010 los dígrafos ch y ll se consideraron letras del abecedario español, aunque desde 1994 habían
pasado a ordenarse en los diccionarios no como letras independientes, sino dentro de c y l, respectivamente (chicha
después de cetro, pero antes que cianuro; pulla entre pulir y pulmón).
¡¡NOVEDAD!!
Las letras ya no son 29 sino 27. Hay libertad para seguir denominándolas como antes (ye o i griega;
uve o be corta o be chica, pero no se llama *ere a la vibrante simple, sino erre.
Algunas letras tienen diversos nombres con tradición y vigencia en diferentes zonas del ámbito hispánico. La
recomendación de utilizar un solo nombre para cada letra no significa que se consideren incorrectos aquellos otros
con vigencia en el uso que presentan varias de ellas, tal y como se muestra el cuadro siguiente:
Y Ye I griega
I I I latina
RECUERDA
No debe usarse el nombre ere para la r ni las formas ceta, ceda y zeda para la z. Los únicos nombres
válidos hoy para estas letras son erre y zeta.
Tradicionalmente se consideraban también letras los signos ch y ll (con los nombres respectivos de che y elle) por
representar cada uno de ellos de forma exclusiva un fonema del español.
Sin embargo, no forman hoy parte del abecedario por no ser propiamente letras, sino dígrafos, esto es, signos gráficos
dobles, compuestos por dos letras ya incluidas de manera individual en el inventario alfabético.
Idealmente, cada fonema debería estar representado por una sola letra y cada letra debería servir para representar,
en exclusiva, un solo fonema. Sin embargo, el español que cuenta con veintisiete letras y cinco dígrafos para transcribir
veinticuatro fonemas, presenta algunas desviaciones de este ideal de correspondencia biunívoca entre fonemas y
letras por razones históricas y etimológicas.
Así, hay algunos fonemas que pueden representarse con diferentes letras o con combinaciones de dos letras, y algunas
letras que representan distintos fonemas, según los casos. Existen, además dos letras especiales: h, que no representa
ningún fonema y no suena, y la x, que normalmente representa una secuencia de dos fonemas.
/a/, /e/, /o/. Estos tres fonemas vocálicos se representan siempre con la misma letra: el fonema /a/ con la letra a: el
fonema /e/ con la letra e, y el fonema /o/ con la letra o.
a) Debe usarse siempre la letra i, salvo en los casos en que las normas prescriben o admiten el uso de y
(b); así pues, la i puede aparecer en representación de este fonema en cualquier posición: isla aire,
tierno, ti.
En español, casi todas las palabras que comienzan por el fonema /i/ seguido de otra vocal se escriben
con h-: hiato, hiedra, hiel.
El fonema /i/ en posición inicial de palabra o de sílaba seguido de otra vocal con la que forma diptongo
tiende a convertirse, en la pronunciación espontanea, en el fonema consonántico /y/ pronunciamos
[yédra], [yérba]; por eso, algunas de las palabras que comienza por la secuencia hi- o i- + vocal, o que la
contienen, presentan variantes gráficas escritas con y, así son válidas las grafías hiedra/yedra,
hierba/yerba, también en sus compuestos derivados como hierbabuena/yerbabuena.
La y copulativa se transforma en e cuando precede a una palabra que empieza por /i/: único e
irrepetible, pero mantiene su forma originaria cuando la palabra siguiente comienza por un
diptongo de /i/+vocal: madera y hierro.
Cuando el fonema /i/ es átono y va en posición final de palabra precedido de otra vocal con la
que forma un diptongo, o de dos con las que forma un triptongo: ay [ái] hoy [ói]. Hay algunas
excepciones siempre en palabras procedentes de otras lenguas: Hawái, saharaui. En algunos
préstamos se admiten ambas grafías, siendo mayoritaria en el uso la citada en primer lugar:
bonsái/bonsay.
Si el fonema /i/ final precedido de vocal es tónico se representa con la letra i: caí, sonreí (salvo
en muy, donde la /i/ final se representa con y).
En posición inicial o interior de palabra se admite el uso de y con valor vocálico solo en ciertas
circunstancias: cuando a una forma verbal terminada en y se le añade un pronombre (voyme):
RECUERDA
Cuando a una palabra terminada en y se le añade una s para formar el plural, la –y del singular debe
transformarse en –i: espráis (pl. de espray), jerséis (pl. de jersey)
/u/. El fonema /u/ puede aparecer representado en español con dos letras: la u (que en determinados casos debe
escribirse con diéresis ü) o la w.
a) La u es la letra genuinamente española para representar el fonema /u/ y puede hacerlo en cualquier
posición: untar, causa, cuerda.
La u debe escribirse con diéresis cuando, precedida de g y seguida de e o i, tiene sonido propio: cigüeña,
pingüino. Así se distingue de los casos en los que la u simplemente es el segundo elemento del dígrafo
gu: juguete, águila.
RECUERDA
No debe trasladarse la diéresis de una palabra que la requiera al resto de las voces de su familia si
7 estas no cumplen los requisitos para llevarla: ambigüedad, pero ambiguo. A su vez, deben escribirse
con diéresis los derivados que así lo precise, aunque no la lleva la palabra a partir de la cual se forman:
agüita (de agua).
En español, con muy pocas excepciones, se escribe siempre h delante de los diptongos /ua/, /ue/, /ui/,
tanto a principio de palabra como de sílaba, aunque su pronunciación se acequemás al fonema /g/:.
huevo, huérfano, marihuana.
b) La w representa el fonema /u/ en la mayoría de las palabras de origen inglés, como sándwich, web. En
otros casos se trata de derivados de nombres propios que ya contienen esta letra, como darwinismo (de
Darwin), hawaiano (de Hawái).
Cuando la w va precedida o seguida de letras que ya representan el fonema /u/, suele pronunciarse como /b/: Kuwait
[Kubáit].
Algunas voces foráneas con w en su grafia originaria se han adaptado al español trocando la w en u como suéter (del
ingl. sweater).
La mayor parte de las dificultades ortográficas suelen plantearse en aquellos casos en que existe más de una
posibilidad para representar un mismo fonema:
/ch/, /d/, /f/, /l/, /ll/, /m/, /n/, /ñ/, /p/, /r/, /t/. Estos fonemas se representan siempre en español a través de una
misma letra o dígrafo: choza, madrina, zafiro, pala, calle, amanecer, nublado, español, capa, drama, tubo.
En español, donde es indistinta la pronunciación de /m/ o /n/, ante los fonemas /p/ y /b/, deben tenerse en cuenta
las siguientes notas orientadoras:
RECUERDA
Cuando se antepone una palabra o un prefijo terminaos en n a una palabra que comienza por p o b,
dicha –n debe transformarse en –m: embotellar, ciempiés.
/b/. En español en fonema /b/ puede ser gráficamente representado por tres letras distintas: b, v, w.
a) La b y la v son las letras propiamente españolas para representar el fonema /b/, ya que ambas se
usaban en latín. Ambas letras se han mantenido por tradición en nuestro sistema ortográfico, y la
aparición de una u otra en la grafia de una palabra depende generalmente de la etimología: tobogán
(del ingl. toboggan), esbelto (del it. svelto)
Se escriben con b:
8 Las palabras en que el fonema /b/ precede a otra consonante o está en posición final: abdicación,
absolver. Excepciones: ovni, molotov.
Las palabras en que el fonema /b/ sigue a la sílaba tur: disturbio, perturbar.
Las que empiezan por las sílabas bu-, bur-, bus-: burla, buscar. Excepciones: vudú y sus derivados.
Los verbos terminados en -bir.: escribir, recibir. Excepciones: hervir, servir, vivir y sus derivados.
Las que contienen los siguientes prefijos: bi-, biblio-, bio-, sub- (bizcocho, biblioteca, biografía,
biodiversidad)
Los verbos beber, caber, deber, haber, saber y sorber y sus derivados.
Se escriben con v:
Las palabras en que las letras b o d preceden al fonema /b/: adverbio. Se exceptúan aquellas en las que
el prefijo sub- se antepone a una palabra que comienza por b: subbloque.
Las que empiezan por las sílabas lla-, lle-, llo- y llu-: lluvia.
Los adjetivos llanos terminados en –ave, -eve, -avo, -ivo: decisivo, grave.
Las formas verbales que contiene el fonema /b/ de los verbos andar, estar, tener e ir, y sus derivados:
anduviste, estuvieron.
Los verbos mover, valer, venir, ver y volar (y sus derivados) así como todas las voces de sus familias
léxicas: movimiento, valgo, vidente.
9
b) La w representa el fonema /b/ en nombres propios de origen visigodo como Wifredo [bifrédo], en
préstamos del alemán y sus derivados como Westfalia [bestfália] y de otras lenguas europeas como
el polaco o el neerlandés: Kowalski [kobálski].
/g/. En español en fonema /g/ puede ser representado de dos formas: con la letra g o el dígrafo gu.
a) Se emplea la letra g ante vocales /a/, /o/, /u/: gato, ciego; y ante consonante: dogma. La u que
representa el fonema /u/ se escribe con diéresis (ü) cuando va seguida de e o i: desagüe.
a) La letra j representa el fonema /j/ en cualquier posición y ante cualquier vocal: jabalí, jeta.
b) La letra g solo representa el fonema /j/ante las vocales /e/, /i/: gente, girar.
Así pues, ante /e/, /i/, el fonema /j/ puede transcribirse con j o con g.
Todas las formas verbales que contienen el fonema /j/ y corresponden a verbos cuyo infinitivo carece
de él. Esta regla afecta a los verbos traer y decir: trajiste, dijiste.
Las palabras que contienen la secuencia – inge: esfinge. Excepciones: injerir y sus derivados.
Las que contienen las sílabas gen en cualquier posición, incluidas las que acaban en –gencia o -gente:
agencia, ingente. Excepciones: ajenjo, jején, jengible y ojén y sus derivados.
Hay algunas palabras que pueden escribirse tanto con j como con g, jineta/gineta; jenízaro/genízaro.
c) Quedan algunos restos del antiguo valor de la x como representante del fonema /j/ que mantienen una
grafía arcaica, como México, Texas.
/k/. La letra c y el dígrafo qu son las grafías genuinamente españolas para representar el fonema /k/.
a) Se emplea la letra c ante las vocales /a/, /o/, /u/: casa; ante consonante: aclamar; y a final de palabra:
cómic.
Las diversas posibilidades de representación de este fonema han propiciado la existencia de numerosos casos de
variantes gráficas en la escritura de préstamos de otras lenguas, como ocurre en bikini/biquini, folclore/floklore.
/rr/. Este fonema puede representarse de dos formas: con la letra r o con el dígrafo rr.
a) Se emplea la letra r en representación del fonema /rr/ en posición inicial de palabra: romper, rueda;
y detrás de consonante perteneciente a la sílaba anterior: alrededor.
b) Se emplea el dígrafo rr en representación del fonema /rr/ en posición intervocálica: barrio, terrible.
/y/. Debido a la actual generalización del yeísmo, ya no es posible determinar a partir de la pronunciación
si una palabra debe escribirse con y o con ll, duda que solo puede solucionar la consulta al diccionario,
no obstante, pueden ofrecerse algunas notas orientadoras al respecto.
Las palabras en las que el fonema /y/ sigue a los prefijos ad-, des-, dis- y sub-: adyacente.
Los plurales en –es de los sustantivos cuyo singular termina en y: leyes (de Ley)
Todas las formas verbales que contienen el fonema /y/ y corresponden a verbos cuyo infinitivo carece
de él: cayó (del verbo caer). También los sustantivos y adjetivos derivados de estos verbos: oyente.
Todas las formas de los verbos erguir y errar: yergo (de erguir).
Las palabras en las que el fonema /ll/ o /y/ sigue a las sílabas iniciales fa-, fo-, fu-: fallar.
Casi todas las terminadas en –ello, -ella: atropello. Excepciones: plebeyo, yeyo, zarigüeya y leguleyo, así como
los arabismos aleya y omeya, y las palabras de terminación –peya (epopeya).
/z/. Para representar este fonema, que solo existe en el habla de un grupo minoritario de hispanohablantes, se usan
dos letras: la z y la c.
a) Se emplea la letra z ante las vocales /a/, /o/, /u/: zapato, razonable; ante consonante: amanezca, brizna;
y en posición final de palabra: feliz, luz.
Por otra parte, hay palabras que pueden escribirse tanto con c como con z ante las vocales e, i, como ácimo/ázimo,
bencina/benzina, cinc/zinc, cíngaro/zíngaro o eccema/eczema, entre otras.
/s/. En todas las áreas hispanohablantes, el fonema /s/ puede aparecer representado por la letra s en cualquier
posición y, en determinados contextos, por la letra x.
b) La letra x representa el fonema /s/ cuando aparece a principio de palabra, lo que sólo sucede, en el
español general, en cultismos de origen griego, entre ellos, los formados por los elementos compositivos
xeno- (extranjero), xero- (seco) y xilo- (madera): xenofobia, xerocopia, xilófono.
c) Como consecuencia del seseo, para la mayoría de los hispanohablantes, el fonema /s/ también puede
representarse con la c (ante e, i) y por la z: cera [séra], cielo[siélo], lazo [láso].
Los sustantivos en -sión, que, muchas veces, pueden relacionarse etimológicamente con palabras
castellanas terminadas en -so, -sor, -sar, por ej.: versión (verso), ilusión (iluso), tensión (tenso), confesión
(confesar, confesor), posesión (poseso), visión (visor), expresión (expreso, expresar), conclusión (inconcluso).
Esta s es etimológica; por tanto, si no se puede relacionar un sustantivo en -sión (p. ej. pasión) con al menos
un cognado fácilmente reconocible en español que termine en -so, (Los cognados son palabras que
comparten significado, ortografía y pronunciación similares en dos idiomas) -sor, -sar, más vale despejar la
duda ortográfica con un diccionario, o conocer un poco de latín.
Los adjetivos en -sible y -sivo que están relacionados etimológicamente con los sustantivos en -sión: visible,
12 posesivo, expresivo.
El pronombre se (3.a persona) que aparece como sílaba añadida al final de un verbo, generalmente en
infinitivo o gerundio: quedarse, despertarse, arrepintiéndose, quejándose. (Nótese que en formas verbales
como ejerce, esfuerce, converse, disperse, etc., la c o la s pertenecen a la raíz, pues el verbo no lleva ningún
pronombre.)
Las terminaciones del pretérito de subjuntivo: contase, contases, contásemos, temiese, temieses,
temiésemos, partiese, partieses , partiésemos.
Las terminaciones -sco, -sca de sustantivos y adjetivos: peñasco, borrasca, burlesco, quijotesco, obelisco,
levantisco, fosco, tosco, pardusco, verdusco. Excepciones: bizco, pellizco, pizca, blanquizco o blancuzco,
negrizco o negruzco, blanduzco. Las formas verbales llevan z (complazco, merezco, conduzca, etc.).
Los sufijos:
-ense (para formar gentilicios): canadiense, costarricense, nicaragüense, parisiense, emeritense,
sancristobalense (excepción: vascuence);
-ésimo (para formar numerales ordinales): vigésimo, trigésimo, cuadragésimo... (excepción: décimo, pues
proviene del numeral latino decem = “diez”);
-esa, -isa (denotan cargo, oficio o dignidad): princesa, alcaldesa, poetisa, sacerdotisa;
-oso (para formar adjetivos que expresan la idea “pleno de”): gracioso, hermoso, perezoso (< pereza + suf. -
oso), silencioso.
Los adjetivos de origen latino terminados en -az y -oz, cuyos plurales acaban en -ces: capaz (pl. capaces),
rapaz, veraz, atroz, feroz.
Los verbos con el sufijo -izar (derivados de adjetivos o sustantivos): agilizar (< ágil), esterilizar (< estéril),
castellanizar (< castellano), organizar (< órgano). También enraizar (< en + raíz), rizar (< rizo) e izar (“elevar”).
Excepciones: alisar (< liso), decomisar (< decomiso), guisar (< guiso), avisar (< aviso), visar, revisar, divisar
(los tres derivan de la raíz latina vis- “vista, visión; distinción, separación”).
La primera persona de presente de indicativo (y tiempos derivados) de la mayoría de los verbos en - acer, -
ecer y -ucir: complazco, merezco, conduzco, merezcamos, conduzcan. Nótese: mecer: (yo) mezo, etc.; vencer:
(yo) venzo, etc.
Los sufijos:
-anza, -azón de sustantivos femeninos, generalmente derivados de verbos (denotan acción, efecto,
cualidad, facultad): bonanza, confianza, crianza, esperanza, razón, hinchazón, picazón, quemazón,
salazón, armazón;
-azo (aumentativo, o cuando significa “golpe”): carrazo, mujeraza, portazo, pelotazo;
-azgo (denota condición, dignidad): mayorazgo, mecenazgo, almirantazgo;
-ez, -eza (denotan condición, cualidad): vejez, pesadez, tristeza, vileza;
-triz de adjetivos o sustantivos femeninos (denota agente, “la que hace”): actriz, directriz, emperatriz,
institutriz, motriz (la forma masculina termina en -dor o -tor );
-izo (denota propensión, condición, cualidad): corredizo, salidizo, enfermizo, calizo, pasadizo;
-zuelo (diminutivo o despectivo): pañizuelo, piecezuelo, escritorzuelo, mujerzuela (en palabras como
pozuelo [< pozo], cazuela [< cazo] y Venezuela [< Venecia], la z pertenece a la raíz, no a la terminación);
13 -az, -ez, -iz, -oz de los patronímicos: Pérez (“hijo de Pero o Pedro”), Rodríguez (“hijo de Rodrigo”),
González (“hijo de Gonzalo”), Ruiz, Muñoz.
Las siguientes palabras, que, contrariamente a la regla general, llevan z delante de e y de i: zéjel, zendo, zenit
(también cenit, más frecuente), zepelín, zeta o zeda (también ceda, raro), zeugma (también ceugma), zinc
(también cinc), zigoto (también cigoto), zigurat, zigzag o ziszás, zigzaguear, zipizape, azeuxis (también
aceuxis), eczema (también eccema), enzima (también encima = “catalizador orgánico”), Zea, Zebedeo,
Zendavesta, Zenobio,-a (también Cenobio, -a), Zenón, Zeus, Zimbabwe o Zimbabue, zimbabuense, Zelanda o
Zelandia, zelandés (también celandés, raro). Hoy en día ya no se escribe zebra (la forma original), sino cebra.
Letras especiales:
La letra h. Es la única letra del abecedario que no representa ningún fonema. Carece de valor fónico (es decir, no
suena) en la mayoría de las palabras que conforman el léxico español, aunque en algunos prestamos de otras lenguas
se pronuncia con un sonido aspirado o próximo al del fonema /j/, de ahí que se hable, por un lado, de <h muda> y,
por otro, de <h aspirada>.
La mayoría de las palabras que la llevaban en su origen (h etimológica). Ejemplos: haber, hábil, hebreo,
historia, hombre, horror, hostia, humilde, humano (< lat. habere, habilis, hebraeus, historia, homo, horror,
hostia, humilis, humanus).
Excepciones notables: España (< lat. Hispania), asta (“lanza” o “cuerno”, < lat. hasta), invierno (< lat.
hibernum), arpa (< francés harpe, del germánico harpa “rastrillo”, pero aún se considera también correcta la
forma con h), armonía (< gr. harmonía, pero aún se considera también correcta la forma con h). La h de
húmedo y de humor es antietimológica: es un error gráfico del latín medieval (humidus, humor < lat. Clásico
umidus, umor).
Los diptongos iniciales hia-, hie-, hua-, hue-, hui-. Ejemplos: hierro, huaca, hueso, huida. Varias de estas
haches se explican también por etimología o por una ley de fonética histórica.
Delante de las secuencias /ia/, /ie/ en posición inicial de palabra: hiato, hiedra, hiel, hierático.
Excepciones notables: Las voces formadas con la raíz de origen griego iatro- (del gr. Iatrós `médico´), como
iatrogenia.
Muchas palabras que tenían f inicial en su origen: hablar, hacer, halcón, harina, hierro, hijo, hilo, hoja, humo
(< castellano medieval fablar, fazer, falcón, farina, fierro, fijo, filo, foja, fumo). Los nombres propios
Hernando (Hernán) y Fernando (Fernán) aún tienen ambos un uso muy frecuente en la lengua moderna.
Todas las formas de los verbos cuyo infinitivo lleva h- inicial. Ejemplos: hablar: habló, hablaba, hablaré... ;
habitar: habitábamos, habitaréis, habitan...; hacer: hizo, haría, hecho...
Diversas raíces prefijales de origen griego: hagio-, hecto-, helio-, hemato-, hepato-, hetero-, hexa-, hepta-,
hidro-, hiero-, higro-, hipo- (< híppos = “caballo”, y < hypó = “debajo de”), hiper-, hipno-, histo- (atención:
historia y sus derivados no llevan este prefijo), holo-, homeo-, homo-,horo-. Hállense en un buen diccionario
los significados de estos prefijos y varios vocablos españoles formados con ellos.
Tras la secuencia inicial ex- en las voces exhalar, exhausto, exhibir, exhortar y exhumar, y en sus derivados.
Excepciones notables: Las palabras exuberancia y exuberante, se escriben sin h intercalada.
La letra x. Aunque la x se pronuncia como [ks] (examen: [eksámen]), la x de México, de Texas y de Nebrixa debe
pronunciarse siempre como [j], ya que la letra x constituye en estos casos un arcaísmo gráfico. Por tanto, léase Méjico,
Tejas, Nebrija (OLE, 1999, p. 29 y OLE, 2010, p. 157).
Los prefijos ex- (de origen latino o griego) excéntrico, y extra-, (de origen latino). Extraordinario.
Aparece ex- , generalmente, ante cr, pla, ple, pli, plo, pre, pri, pro: exacerbar, exacto, exagerar,
14 exaltar, examen, exceder, excelente, excelso, excéntrico, excepción, excepto, exceso, excitar,
exclamar, excluir, exculpar, excursión, excusar, execrar, exento, exequias, exhalar, exhausto, exhibir,
exhortar, exhumar, exiguo, exilio, eximio, eximir, existir, éxito, éxodo, exorbitante (atención: sin h),
exorcismo, exótico, expandir, expedir, expeler, expender, expensas, experiencia, expiar (distíngase de
espiar), expiación, expirar (distíngase de espirar), explayar, explicar, explorar, explotar, exponer,
exportar, expresar, exprimir, expropiar, expulsar, exquisito, éxtasis, extemporáneo, extender,
extenuar, exterior, externo, exterminar, extinguir, extirpar, extraer, extremo, exuberante (atención:
sin h), exultar, inexorable... (Busquemos en un diccionario diversos vocablos compuestos con el
prefijo extra-. Atención: las palabras extraer, extracción, extracto, extractor, extractar no llevan el
prefijo extra-, sino ex -: ex + traer, ex + tracción, etc.)
Nótense los siguientes vocablos, que no llevan x: eczema (o eccema), facsímil(e), fucsia, flác(c)ido,
macsura, espontáneo, esplendor, esplénico.
Sintaxis se escribe con x, pero espléndido y espectador llevan s.
Las que contienen las siguientes raíces griegas o latinas: flex- (flexible), lex- (lexema), oxi- (óxido),
sex-(transexual), tax-(sintaxis) y tox-(tóxico).
3. USO DE LA TILDE.
La tilde o acento gráfico u ortográfico es un signo en forma de rayita oblicua (´) que, colocado sobre la vocal de una
palabra, indica que la sílaba a la que pertenece dicha vocal se articula con acento, esto es, con mayor relieve o
prominencia que las de su entorno.
Todas las palabras pronunciadas de manera aislada se articulan con acento en una de sus sílabas. Sin embargo, dentro
de la cadena hablada, no todas se pronuncian con acento: hay palabras acentuadas o tónicas (las que contienen un
silaba tónica) y palabras inacentuadas o átonas (las compuestas solo por silabas átonas).
En el siguiente enunciado, las palabras tónicas están subrayadas, mientras que las átonas aparecen sin subrayar:
Las palabras con significo léxico, como sustantivos, adjetivos, verbos y la mayor parte de los adverbios, son tónicas,
mientras que las palabras de significado gramatical, como los artículos, las preposiciones y conjunciones, son en su
mayoría átonas.
El acento prosódico.
15 Es la mayor intensidad con la que se pronuncia una sílaba dentro de una palabra o un monosílabo. Se produce una
elevación del tono de voz y una mayor duración en la emisión de la sílaba.
Reglas generales.
Acentuación gráfica de las palabras monosílabas. Las palabras de una sola sílaba se escriben sin tilde: fe, ve, mes, ya,
sol, dio, bien, fue, vio, guion. Son excepción a esta regla las palabras monosílabas que se escriben con tilde diacrítica
(tú, mí, él, té, dé, más, sí y sé).
Acentuación gráfica de las palabras polisílabas. Las reglas de acentuación gráfica de las palabras polisílabas están
formuladas teniendo en cuenta dos factores: el lugar que ocupa en ellas la sílaba tónica y la letra en la que terminan.
Según el lugar que ocupa en ellas la sílaba tónica, las palabras de más de una sílaba pueden ser en español, agudas,
llanas (o graves), esdrújulas sobresdrújulas:
a) Las palabras graves que terminan en vocal, en -n o en -s. Ejemplos: palabra, palabras, grave, graves, acento, acentos,
casi, terminan, terminaron, llevan, llevaron, examen, joven.
b) Las palabras agudas que terminan en consonante distinta de -n y -s. Ejemplos: azul, claridad, terminar, reloj, cenit.
a) Las palabras agudas que terminan en vocal, en -n o en -s. Ejemplos: está, será, amé, café, salí, colibrí,
leyó, escribió, tabú, galán, patán, amarán (futuro), comején, sartén, Valentín, maletín, calzón, sillón,
lección, betún, amarás (futuro), jamás, estás, cortés, montés, barinés, escribís, París, autobús.
Nota: A efectos de la acentuación gráfica, la y con valor vocálico al final de una palabra se considera una
consonante; por ello no se escribe la tilde en vocablos como estoy, araguaney, Paraguay.
b) Las palabras graves que terminan en consonante, excepto -n y -s. Ejemplos: Cristóbal, árbol, cárcel, fácil,
fértil, hábil, cáncer, carácter, almíbar, azúcar, Héctor, fénix, Félix, tórax, lápiz, cáliz, Pérez, González,
Sánchez, Fernández.
c) Las esdrújulas (sin excepción). Ejemplos: Táchira, Mérida, pájaro, cómico, estúpido, Cúcuta, aéreo,
subterráneo, momentáneo, océano, tráfico, cálido, petróleo, jóvenes, exámenes, célebre, cólera,
partícula, cláusula, díselo, váyanse, quítate, sácala, llévala, acaríciala, bésala, mátala.
Casos especiales:
1. Las formas verbales que llevan acento ortográfico pueden conservarlo cuando se une a ellas un
pronombre enclítico. Ejemplos: hallóse, cayóse, envióle, besóla, verásme, manténte, compónla, déle. La
Real Academia Española ya ha autorizado (desde 1999) la escritura sin tilde de estos compuestos cuando
no lo exijan las normas generales. En todo caso, excepto las imperativas, tales formas son hoy anticuadas.
2. Los adverbios en -mente conservan la tilde del adjetivo de que derivan: débilmente, críticamente,
fácilmente, cortésmente, inútilmente, estúpida mente, rápidamente, físicamente, psicológicamente...
16 Atención: Estas palabras con el sufijo -mente también conservan el acento fonético de cada componente.
Por tanto, la palabra débilmente no es sobresdrújula (las únicas palabras que pueden ser sobresdrújulas
en español son verbos graves con dos pronombres enclíticos); es una palabra compuesta de una grave
(débil-) y otra grave (-mente).
3. En los adjetivos compuestos de dos o más adjetivos simples unidos con guión, cada elemento
componente conserva la tilde que le corresponde como simple. Por ejemplo: teórico-práctico, físico-
químico.
4. En cualquier otra clase de palabras compuestas, los elementos componentes pierden siempre, salvo el
último, la tilde que les corresponde como palabras simples. El último componente conservará o perderá
la tilde según si el acento fonético ha cambiado de posición o no, y conforme a lo que indiquen las reglas
generales de acentuación ortográfica. Por ejemplo: décimo + séptimo = decimoséptimo (el primer
componente pierde su tilde, aunque no su acento fonético propio, que se convierte en secundario); así
+ mismo = asimismo (ídem); sábelo + todo = sabelotodo (ídem); el estilo de García Márquez > el estilo
garciamarqueciano.
5. En un HIATO, la vocal cerrada tónica debe llevar tilde, cualquiera que sea la letra con que termine la
palabra: salía, amaría, María, mío, púa, oído, reír, país, Rocío, Díaz, Raúl...
6. La h intervocálica no basta para señalar la presencia de un hiato, por lo cual se debe escribir la tilde en la
vocal cerrada tónica: búho (como si fuese *búo), prohíbo (como si fuese *proíbo), bahía (como si fuese
*baía), ahúmo (como si fuese *aúmo).
7. Según la nueva Ortografía de la lengua española, las palabras como friito o tiita no llevan tilde, pues dos
vocales cerradas iguales consecutivas siempre forman un hiato. Por tanto, aunque se había vuelto
costumbre escribir la tilde en tales vocablos (friíto, tiíta), no es necesario colocarla.
8. Las palabras bíceps, fórceps y otras semejantes llevan tilde, pues son graves que terminan en s precedida
de otra consonante.
9. Los pronombres y adverbios interrogativos o exclamativos llevan tilde enfática o diacrítica, cualquiera
que sea la letra con que terminen: ¿qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cuál?, ¡qué bello!, ¡cómo duele!
10. Las palabras régimen, carácter y espécimen tienen plurales irregulares desde el punto de vista acentual
(el acento se desplaza a la sílaba siguiente): regímenes, caracteres (atención: palabra grave, sin tilde) y
especímenes.
Acentuaciones erróneas:
Por desconocimiento de las reglas de acentuación ortográfica, o por pronunciación errada, se escribe con frecuencia
la tilde en ciertas palabras que no deben llevarla.
Heróico……………………………………………………………………… heroico
contínuo …………………………………………………………………….continuo
exámen ………………………………………………………………………examen
volúmen …………………………………………………………………….volumen
hímen ………………………………………………………………………..himen
felíz ……………………………………………………………………………feliz
cénit ………………………………………………………………………….cenit (es palabra aguda)
diábetes ……………………………………………………………………diabetes (es palabra grave)
líbido………………….. libido (es palabra grave; parónimo: lívido, que sí es palabra esdrújula)
17 áustero ……………………………………………………………………..austero (es palabra grave)
intérvalo ……………………………………………………………………intervalo (es palabra grave)
prúrito ……………………………………………………………………..prurito (es palabra grave)
yo alíneo, tú alíneas, etc. …………………….yo alineo, tú alineas, etc. (los verbos alinear y delinear se conjugan como
golpear )
bién, fé, pié …bien, fe, pie (los monosílabos, por lo regular, no necesitan llevar tilde)
dá, dí, dió, fué, fuí, ví, vió da, ………………………………di, dio, fue, fui, vi, vio (ídem)
a (de, por...) tí …………………………………………………………a (de, por...) ti (ídem).
La mayor parte de las sílabas en español contienen una sola vocal. Sin embargo, algunas sílabas contienen dos y hasta
tres vocales; así, en la palabra cien, las vocales i y e se articulan en la misma sílaba, formando un diptongo; y en buey,
la u, la e y la y se pronuncian igualmente dentro de la misma sílaba, formando un triptongo.
Hay también palabras que contienen secuencias de dos o más vocales que, por el contario, se articulan en sílabas
distintas, dando lugar a un hiato; así ocurre en pa.ís, donde las vocales a e i pertenecen a sílabas diferentes.
Diptongo: Dos vocales que forman parte de la misma sílaba; aula, deuda.
Triptongo: Tres vocales que forman parte de la misma sílaba; miau, cambiáis.
Hiato: Dos vocales que forman parte de sílabas sucesivas distintas: feo, oído.
A) Diptongos ortográficos:
Vocal abierta (/a/, /e/, /o/) seguida o precedida de vocal cerrada átona (/i/, /u/): hay, ciento,
pie, acuario, sueño, antiguo.
Dos vocales cerradas distintas (/i/, /u/): ciudad, viuda, ruido.
Palabras como Sainz, cian, veis, pie no llevan tilde por ser monosílabas.
Voces como nupcial, virrey, Javier, bailar tampoco la llevan por ser agudas terminadas en consonante
distinta de n o s, en más de una consonante o en y, mientras que rufián, desvió, estéis, bonsái, sí llevan
acento gráfico por ser agudas terminadas en n, s o vocal.
En los diptongos formados por una vocal abierta seguida o precedida de una vocal cerrada, la
tilde se escribe sobre la vocal abierta: mediático, acción, acuático, después.
En los diptongos formados por dos vocales cerradas distintas la tilde se coloca sobre la segunda
vocal: acuífero, cuídate, veintiún.
A) Triptongos ortográficos:
18 Con independencia de cómo se articulen realmente en cada palabra concreta, se consideran siempre
triptongos a efectos ortográficos las siguientes secuencias formadas por una vocal abierta (/a/, /e/, /o/)
seguida y precedida de una vocal cerrada átona (/i/, /u/): guau, confiáis.
Palabras como fiais, miau o buey no llevan tilde por ser monosílabas; estudiáis, limpiéis si la llevan por
ser agudas terminadas en s; Paraguay, biaural, no se tildan por ser palabras agudas terminadas en
consonante distinta de n, s, y; tampoco se escriben con tilde vieira, hioides, porque siendo llanas,
terminan en vocal o s.
Cuando la sílaba tónica de una palabra contiene un triptongo y debe acentuarse gráficamente de acuerdo
con las reglas generales de acentuación, la tilde se coloca siempre sobre la vocal abierta: apreciáis,
puntuéis, santiguáis.
A) Hiatos ortográficos:
Una vocal cerrada tónica (/i/, /u/), seguida o precedida de una vocal abierta
(/a/, /e/, /o/): María, púa, búho, caída.
Dos vocales abiertas: caer, aorta, reactor, herbáceo.
Dos vocales iguales: azahar, dehesa, cooperar
Las palabras que contienen un hiato formado por una vocal cerrada tónica seguida precedida
de una vocal abierta siempre lleva tilde en la vocal cerrada: mío, cacatúa, actúe, serías.
Las palabras que incluyen cualquier otro tipo de hiato se someten al as reglas generales de
acentuación. Así, Jaén, traerás, Noé, rehén llevan tilde por ser voces agudas terminadas en n, s
o vocal; mientras que paella, ahora, anchoa, palabras llanas, se escriben sin tilde por terminar
en s o vocal; por su parte, aéreo, línea, caótico, llevan tilde por ser esdrújulas.
La tilde diacrítica.
Se llama acento diacrítico, o más propiamente, tilde diacrítica, la tilde que se coloca en ciertas palabras (generalmente,
monosílabas tónicas), para que no se confundan con otras que se escriben con las mismas letras y que, pronunciadas
aisladamente, llevan el acento fonético en la misma sílaba.
Ofrecemos a continuación la lista completa de aquellas palabras que han de llevar acento diacrítico, junto con sus
homónimos sin tilde:
Tú no trajiste tu libro.
Atención: El pronombre personal complemento ti no debe llevar tilde, pues no tiene homónimo correspondiente del
cual deba distinguirse: Lo traje para ti.
Sé muy bien que ustedes no se tienen buena voluntad, pero también sé que, si se lo proponen, pueden
llegar a estimarse mucho.
Sé buen amigo de tus amigos.
Los nombres de las notas (do, re, mi…) pueden escribirse con inicial mayúscula cuando designan las tonalidades
mayores: do mayor o Do mayor, re mayor o Re mayor, etc.
7. más (cuantificador: adverbio o adjetivo de cantidad) / mas (conjunción adversativa, sinónima de pero):
Notemos la diferencia: Más quiero ser sabio que ser poderoso (= prefiero ser sabio a ser poderoso) / Tengo muy pocos
conocimientos, mas quiero ser sabio (= pero quiero ser sabio).
8. aún (adverbio de tiempo, “todavía”) / aun (adverbio de modo o cantidad, “hasta, incluso, siquiera”):
9. o (conjunción disyuntiva, cuando se halla en medio de dos cifras o cuando se halla en medio de palabras o símbolos
no numéricos): Ya no se acentúa, según la OLE 2010, pero si recuerde no escribir, por ejemplo, 7 o 8, sino 7 u 8.
11. qué (pronombre, adjetivo o adverbio interrogativo o exclamativo) / que (conjunción o pronombre relativo):
12. quién (pronombre interrogativo o exclamativo, “qué persona o cuál persona”) / quien (pronombre relativo, “el
cual, la cual, la persona que”):
13, 14, 15, 16, 17. Cómo, cuál, cuándo, cuánto (cuán), dónde (interrogativos o exclamativos) / como, cual, cuando,
cuanto (cuan), donde (relativos):
¿Cuál amigo dices? ¿Cómo se llama, dónde estaba y cuándo vino?
No sé de cuál amigo hablas, ni cómo se llama, ni dónde estaba, ni cuándo vino.
Mi amigo de Mérida, el cual ya conocen, se llama como yo, estaba donde venden hamburguesas y vino
cuando nosotros paseábamos por el parque.
¡Qué música tan bella! ¡Cómo me gusta escucharla!
Fuera de los que se han mencionado en la lista anterior, no hay más monosílabos que deban llevar tilde en español.
Tilde diacrítica en qué, cuál, quién, cómo, cuán, cuánto, cuándo, dónde y adónde.
Las palabras qué, cuál/es, quién/es, cómo, cuán, cuánto/a/os/as, cuándo, dónde y adónde son tónicas y se escriben
con tilde diacrítica cuando tienen sentido interrogativo o exclamativo. Estas palabras, por sí solas o precedidas de
alguna preposición, introducen oraciones interrogativas o exclamativas directas:
- ¿Qué ha dicho?
- ¡Con qué seriedad trabaja!
- ¿Con cuál se queda usted?
- ¿De quién es esto?
- ¡Cómo ha crecido este niño!
- ¡Cuán bello es este paisaje!
- ¿Cuántos han venido?
- ¿Hasta cuándo os quedáis?
- ¿Adónde quieres ir?
Sin embargo, cuando estas mismas palabras funcionan como adverbios o pronombres relativos o, en el caso de algunas
de ellas, también como conjunciones, son átonas (salvo el relativo cual, que es tónico cuando va precedido de artículo)
21 y se escriben sin tilde:
Aunque los relativos, presenten o no antecedente expreso, son normalmente átonos y se escriben sin tilde, hay casos
en que pueden pronunciarse tanto con acento prosódico como sin él. Esta doble posibilidad se da cuando los relativos
introducen subordinadas relativas sin antecedente expreso, siempre que el antecedente implícito sea indefinido y
tenga carácter inespecífico (una persona, alguien, algo, algún lugar, nadie, nada, etc.). Esto ocurre cuando la oración
de relativo sin antecedente depende de verbos como haber, tener, buscar, encontrar, necesitar, etc., que admiten
complementos indefinidos de carácter inespecífico. En estos casos es aceptable escribir el relativo tanto con tilde,
reflejando la pronunciación tónica, como sin ella, representando la pronunciación átona.
Tilde diacrítica en las formas verbales con pronombres átonos: deme, estate, mirándolo, etc.
Las formas verbales seguidas de pronombres átonos (me, te, lo, la, los, las, le, les, se, nos, os) se escriben y se
pronuncian como una sola palabra.
Así, formas como estate, deme, detente o arrepintiose se deben escribir sin tilde por ser palabras llanas terminadas
en vocal; formas como riéndonos, míralas, cállate o decídselo se escriben con tilde por ser esdrújulas; y oídle, subíos
o sonreírte, por contener hiatos de vocal cerrada tónica y abierta átona (o a la inversa).
Con respecto a las palabras interrogativas y exclamativas, debe recordarse que no es indispensable que aparezcan
entre signos de interrogación o exclamación para que se les marque la tilde. Efectivamente, existen las interrogaciones
o exclamaciones indirectas, es decir, las preguntas o los enunciados exclamativos que están subordinados a un verbo,
como en los siguientes ejemplos: ya saben qué hace falta (< ¿qué hace falta?); dime cómo te va (< ¿cómo te va?); ya
vimos cuánto ha crecido (< ¡cuánto ha crecido!). Nótese que, en estas oraciones, aunque no aparecen los signos de
interrogación o exclamación (en efecto, las interrogaciones y exclamaciones indirectas no los llevan), los vocablos qué,
cómo y cuánto tienen carácter interrogativo o exclamativo, según el caso y, por tanto, deben llevar tilde.
Los verbos que pueden subordinar o introducir una pregunta o exclamación indirecta son los que significan “hacer
una pregunta” (preguntar, interrogar), “exponer con palabras” (decir, expresar, manifestar, explicar, aclarar), y los
que denotan percepción física e intelectual (ver, observar, oír, escuchar, notar, saber, conocer, entender, comprender).
También se encuentran preguntas indirectas como oraciones subordinadas completivas, en función de sujeto
gramatical del verbo principal: Es cosa muy sabida quién compuso la sinfonía “Coral”; no me importa cuándo llegó,
sino por qué se fue.
Para que lleven tilde, tales palabras deben ser por sí mismas interrogativas o exclamativas, independientemente de
que la oración o la frase lo sea como un todo. Por ejemplo:
En estas tres oraciones interrogativas, la interrogación no recae sobre el que (conjunción enunciativa), el cuando
(adverbio relativo) o el donde (adverbio relativo), sino sobre las oraciones en su totalidad. Entonces, cuando, que y
donde no son interrogativos (aunque forman parte de oraciones interrogativas), y, por tanto, no llevan tilde.
Análogamente, en la oración: ¡Que me devuelvan mi libro!, el que no es exclamativo (aunque aparece en una oración
exclamativa), sino una conjunción enunciativa; en consecuencia, tampoco lleva tilde.
La palabra solo, tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo le interesa el deporte) como cuando es adjetivo
(Está muy solo), así como los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y plurales, funcionen como
pronombres (Esta es la casa; Compre ese) o como determinantes o adjetivos (aquellas chicas, el niño este), no deben
llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por ser palabras llanas terminadas en vocal o en s, bien, en
el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante distinta de n o s.
Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de la tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres
demostrativos para distinguirlos, respectivamente, del adjetivo solo y de los determinantes demostrativos, cuando en
un mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían producirse casos de ambigüedad, como en los
siguientes ejemplos:
Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde no cumple el requisito fundamental que justifica el uso de la tilde
diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas a otra átonas formalmente idénticas, que tanto solo como los
demostrativos, son siempre palabras tónicas en cualquiera de sus funciones. Por eso, se podrá prescindir de la tilde
en esas formas incluso en casos de ambigüedad.
El adverbio aún/aun puede pronunciarse de dos maneras: como una palabra bisílaba tónica, que debe escribiré con
tilde por contener un hiato de vocal abierta y vocal cerrada tónica (No le he visto aún); o como una palabra átona con
diptongo, que debe escribirse sin tilde por tratarse de un monosílabo acentuado (Aun cuando sea verdad, no te
creerán).
Se pueden formular unas pautas generales, basadas en la pronunciación que suele corresponder mayoritariamente a
cada uno de sus valores, para determinar cuándo este adverbio debe escribirse con tilde y cuándo sin ella:
a) El adverbio aún es normalmente tónico y debe escribirse con tilde cuando puede sustituirse por todavía,
con los valores siguientes:
b) El adverbio aun es normalmente átono y debe escribirse sil tilde en los siguientes casos:
Cuando con valor inclusivo-ponderativo, se utiliza con el mismo sentido que hasta, incluso,
también (o siquiera, cuando va precedido de ni en construcciones de sentido negativo):
Aprobaron todos, aun los que no estudian nunca.
23 Cuando tienen valor concesivo (equivalente a aunque o a pesar de) tanto en la locución
conjuntiva aun cuando como seguido de un gerundio, un participio, un adverbio o un grupo
preposicional: Te lo darán aun cuando no lo pidas.
RECUERDA
O (entre cifras).- No se tilda nunca, pues el riesgo de confundir la letra o con el 0 es mínimo. Recuérdese
que ante un número que empieza por o, se convierte en u.: 4 o 5 - 23 o 24 - 79 u 80.
Ý.- Se acentúa la letra y en nombres de ortografía arcaizante donde tiene el valor de la vocal i, si le
corresponde por las normas generales.: Ýñigo, Aýna.
ANTES
La palabra guion se acentuaba obligatoriamente por entenderse que tenía dos sílabas [gui-ón]: había, pues, en ella un
hiato con la vocal abierta como tónica) y que era aguda acabada en -n. No se consideraba, por tanto, un monosílabo.
Otras palabras con la misma configuración gráfica y prosódica son las siguientes, las cuales también se acentuaban:
Los nombres truhan, ion, prion, Sion, Ruan y el adjetivo pion. Algunas formas verbales como lie, lio, pie (del verbo piar),
pio, fie, fio, crie, crio, guie, guio, rio, frio, hui, huis, flui, fluis, frui, fruis. Algunas formas verbales con vocal cerrada +
abierta + cerrada, propias del vosotros: guieis, guiais, lieis, liais, pieis, piais, fieis, fiais, crieis, criais, riais, friais.
En la Ortografía de 1999 se decía por primera vez, que estas palabras a efectos de acentuación eran monosílabas, por
lo que no debían llevar tilde. No obstante, se añadía que era admisible la tilde, si quien las escribía percibía nítidamente
el hiato en palabras como lié, huí, riáis, guión, truhán. Este mismo criterio es el que se sigue en el DPD (Diccionario
Hispánico de Dudas).
AHORA
En la Ortografía de 2010 se elimina la doble opción en estas palabras y se mantiene que no deben llevar tilde por ser
palabras monosílabas a efectos de acentuación gráfica; es decir, se consideran palabras con diptongo (guion, lie, rio,
etc.) o con triptongo (lieis, crieis, riais, etc.). Además, se incluyen en esta regla las formas verbales correspondientes
al voseo: fias, fia, crias, cria, guias, guia, lias, lia, etc.
Advertencia:
No deben confundirse estas palabras, que tienen como tónica la vocal abierta, con otras configuradas con las mismas
letras, pero con vocal cerrada como tónica; estas necesitan llevar la tilde para marcar el hiato: guíe, guías, guía, guío,
lías, lía, fíe, fío, píe, pío, río, frío, etc.
Las formas y expresiones complejas son aquellas que están constituidas por varios elementos simples, que pueden
aparecer escritos de diferentes maneras:
a) Palabras compuestas – Formadas por la fusión de dos o más voces simples, donde el acento recae
24 sobre la sílaba tónica del último de sus componentes: Cien+pies (Ciempiés); Tío+vivo (Tiovivo);
Sobre+uso (Soberúso).
b) Adverbios terminados en –mente: Estas palabras son las únicas que tienen dos acentos
prosódicos: el del adjetivo base y el de la terminación –mente. Rápida+mente (rápidamente);
Amable+mente (Amablemente).
c) Formas verbales con pronombres enclíticos: En las palabras formadas por un verbo seguido de
uno o varios pronombres átonos (me, te, se, lo, la, nos, os), el acento prosódico recae sobre la
sílaba tónica de la forma verbal: Diga+se+lo (Dígaselo) con tilde por ser voz sobresdrújula; Dé+me
(Deme) sin tilde por ser voz llana terminada en vocal.
Todas las palabras mantienen la acentuación gráfica que les corresponde como voces autónomas,
con independencia de que conserven o no su acento prosódico en dicha situación: José- Andrés
[Joseandrés], Álvarez-Arenas [álbarez-arénas].
En cualquiera de los casos, mientras mantenga su autonomía gráfica, cada uno de los elementos que
integran estas expresiones complejas, debe escribirse con la acentuación gráfica que le corresponde
como palabra independiente, tanto si conserva en ellas su acento prosódico, como si no: vigésimo
quinto, arco iris, puerco espín, Jose María y Buenos Aires.
Ahora bien: si alguna de estas expresiones complejas pasa a escribirse en una sola palabra, las reglas
de acentuación gráfica se aplican sobre la voz compuesta resultante: Vigesimoquinto, arcoíris,
puercoespín, Josemaría.
25
Se excluyen definitivamente del abecedario los signos ch y ll, ya que, en realidad, no son letras, sino dígrafos, esto es,
conjuntos de dos letras o grafemas que representan un solo fonema. El abecedario del español queda así reducido a
las veintisiete letras siguientes: a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n, ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.
El español se asimila con ello al resto de las lenguas de escritura alfabética, en las que solo se consideran letras del
abecedario los signos simples, aunque en todas ellas existen combinaciones de grafemas para representar algunos de
sus fonemas.
La eliminación de los dígrafos ch y ll del inventario de letras del abecedario no supone, en modo alguno, que
desaparezcan del sistema gráfico del español. Estos signos dobles seguirán utilizándose como hasta ahora en la
escritura de las palabras españolas: el dígrafo ch en representación del fonema /ch/ (chico [chíko]) y el dígrafo ll en
representación del fonema /ll/ o, para hablantes yeístas, del fonema /y/ (calle [kálle, káye]). La novedad consiste,
simplemente, en que dejan de contarse entre las letras del abecedario.
Al tratarse de combinaciones de dos letras, las palabras que comienzan por estos dígrafos o que los contienen no se
alfabetizan aparte, sino en los lugares que les corresponden dentro de la c y de la l, respectivamente. La decisión de
adoptar el orden alfabético latino universal se tomó en el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua
Española, celebrado en 1994, y viene aplicándose desde entonces en todas las obras académicas.
26
2. Propuesta de un solo nombre para cada una de las letras del abecedario
Algunas de las letras tienen varios nombres con tradición y vigencia en diferentes zonas del ámbito hispánico. La nueva
edición de la ortografía, sin ánimo de interferir en la libertad de cada hablante o país de seguir utilizando el nombre
al que esté habituado, pretende promover hacia el futuro un proceso de convergencia en la manera de referirse a las
letras del abecedario, razón por la que recomienda, para cada una de ellas, una denominación única común. El nombre
común recomendado es el que aparece en la relación siguiente debajo de cada letra.
a, A b, B c, C d, D e, E f, F g, G h, H i, I
a be ce de e efe ge hache i
j, J k, K l, L m, M n, N ñ, Ñ o, O p, P q, Q
r, R s, S t, T u, U v, V w, W x, X y, Y z, Z
La recomendación de utilizar un solo nombre para cada letra no implica, en modo alguno, que se consideren
incorrectas las variantes denominativas con vigencia en el uso que presentan algunas de ellas, y que a continuación
se comentan:
o La letra v tiene dos nombres: uve y ve. El nombre uve es el único empleado en España, pero
también es conocido y usado en buena parte de América, donde, no obstante, está más
extendido el nombre ve. Los hispanohablantes que utilizan el nombre ve suelen
acompañarlo de los adjetivos corta, chica, chiquita, pequeña o baja, para poder distinguir
en la lengua oral el nombre de esta letra del de la letra b (be), que se pronuncia
exactamente igual. El hecho de que el nombre uve se distinga sin necesidad de añadidos
del nombre de la letra b justifica su elección como la denominación recomendada para
la v en todo el ámbito hispánico.
o La letra w presenta también varios nombres: uve doble, ve doble, doble uve, doble
ve y doble u (este último, calco del inglés double u). Se da preferencia a la
denominación uve doble por ser uve el nombre común recomendado para la letra v y ser
27 más natural en español la colocación pospuesta de los adjetivos.
A diferencia de las variantes denominativas que se acaban de exponer, todas ellas válidas, no se consideran hoy
aceptables los nombres alternativos que han recibido algunas otras letras en el pasado; así, se aconseja desechar
definitivamente el nombre ere para la r, así como las formas ceta, ceda y zeda para la z. Los únicos nombres válidos
hoy para estas letras son, respectivamente, erre y zeta.
3. Sustitución, por grafías propias del español, de la q etimológica con valor fónico independiente en
aquellos extranjerismos y latinismos plenamente adaptados al español (quorum > cuórum)
En el sistema ortográfico del español, la letra q solo tiene uso como elemento integrante del dígrafo qu para
representar el fonema /k/ ante las vocales e, i (queso [késo], quién[kién]). Este mismo fonema se representa, en el
resto de las posiciones, con la letra c (canguro [kangúro], corto [kórto], cuenta [kuénta], acné [akné], tictac [tikták]),
aunque en préstamos de otras lenguas también puede aparecer representado por la letra k en cualquier posición
(karaoke [karaóke], kilo [kílo], koala [koála], kurdo [kúrdo], búnker [búnker], anorak [anorák]).
Es, por lo tanto, ajeno a la ortografía del español el empleo de la letra q como grafema independiente, con valor fónico
autónomo. Por ello, los préstamos de otras lenguas, sean latinismos o extranjerismos, cuya grafía etimológica incluya
una q que por sí sola represente el fonema /k/, si se adaptan al español, deben sustituir esa q por las grafías propias
de la ortografía española para representar dicho fonema. En aplicación de esta norma, voces inglesas
como quark o quasar, o latinas como quorum o exequatur, deben escribirse en españolcuark, cuásar,
cuórum y execuátur. En caso de mantener las grafías etimológicas con q, estas voces han de considerarse
extranjerismos o latinismos crudos (no adaptados) y escribirse, por ello, en cursiva y sin tilde.
Aunque en el ámbito de los nombres propios (antropónimos y topónimos) es frecuente el uso de grafías originarias
no adaptadas o —si los nombres provienen de lenguas que emplean otro alfabeto u otro sistema de escritura, como
el árabe, el hebreo o el chino— de transliteraciones de las grafías originarias al alfabeto latino, sin adaptaciones
ulteriores, en el caso de los topónimos mayores, como son los nombres de países, es conveniente usar grafías
plenamente adaptadas a la ortografía del español. Por ello, aplicando la misma norma que para los nombres comunes,
se recomienda emplear con preferencia las grafías Catar e Irak para los nombres de esos dos países árabes, mejor
que Qatar e Iraq, transcripciones de los originales árabes que presentan un uso de la q ajeno al sistema ortográfico
del español.
4. Eliminación de la tilde en palabras con diptongos o triptongos ortográficos: guion, truhan, fie, liais, etc.
Para poder aplicar con propiedad las reglas de acentuación gráfica del español es necesario determinar previamente
la división de las palabras en sílabas. Y para dividir silábicamente las palabras que contienen secuencias de vocales es
28 preciso saber si dichas vocales se articulan dentro de la misma sílaba, como diptongos o triptongos (vais, o.pioi.de), o
en sílabas distintas, como hiatos (lí.ne.a, ta.o.ís.ta).
Al no existir uniformidad entre los hispanohablantes en la manera de articular muchas secuencias vocálicas, ya que a
menudo, incluso tratándose de las mismas palabras, unos hablantes pronuncian las vocales contiguas dentro de la
misma sílaba y otros en sílabas distintas, la ortografía académica estableció ya en 1999 una serie de convenciones
para fijar qué combinaciones vocálicas deben considerarse siempre diptongos o triptongos y cuáles siempre hiatos a
la hora de aplicar las reglas de acentuación gráfica, con el fin de garantizar la unidad en la representación escrita de
las voces que contienen este tipo de secuencias.
De acuerdo con dichas convenciones, y con independencia de cuál sea su articulación real en palabras concretas, se
consideran siempre diptongos a efectos ortográficos las combinaciones siguientes:
a. Vocal abierta (/a/, /e/, /o/) seguida o precedida de vocal cerrada átona (/i/, /u/): estabais, confiar, diario, afeitar,
viento, pie, doy, guion, aunar, acuario, actuado, reunir,sueño, estadounidense, antiguo.
b. Dos vocales cerradas distintas (/i/, /u/): triunfo, incluido, diurno, huir, viuda, ruido.
Del mismo modo, se consideran siempre triptongos a efectos ortográficos las secuencias constituidas por una vocal
abierta entre dos vocales cerradas átonas: confiáis, actuáis, puntuéis, guau.
Como consecuencia de la aplicación de estas convenciones, un grupo limitado de palabras que tradicionalmente se
habían escrito con tilde por resultar bisílabas (además de ser agudas terminadas en -n, -s o vocal) en la pronunciación
de buena parte de los hispanohablantes —los que articulan con hiato las combinaciones vocálicas que contienen—
pasan a considerarse monosílabas a efectos de acentuación gráfica, conforme a su pronunciación real por otra gran
parte de los hispanohablantes —los que articulan esas mismas combinaciones como diptongos o triptongos—, y a
escribirse, por ello, sin tilde, ya que los monosílabos no se acentúan gráficamente, salvo los que llevan tilde diacrítica.
Las palabras afectadas por este cambio son formas verbales como crie, crio (pron. [krié], [krió]), criais, crieis y las de
voseo crias, cria (pron. [kriás], [kriá]), de criar; fie, fio (pron.[fié], [fió]), fiais, fieis y las de voseo fias, fia (pron. [fiás],
[fiá]), de fiar; flui, fluis (de fluir); frio (pron. [frió]), friais, de freír; frui, fruis (de fruir); guie, guio (pron. [gié], [gió]),
guiais, guieis y las de voseo guias, guia (pron. [giás], [giá]), de guiar; hui, huis (de huir); lie, lio (pron. [lié], [lió]), liais,
lieis y las de voseo lias, lia (pron. [liás], [liá]), de liar; pie, pio (pron. [pié], [pió]), piais, pieis y las de
voseo pias, pia (pron. [piás], [piá]), de piar; rio (pron. [rió]), riais, de reír; sustantivos como guion, ion, muon, pion,
prion, ruan y truhan; y ciertos nombres propios, como Ruan y Sion.
Aunque la ortografía de 1999, donde se establecieron las citadas convenciones, prescribía ya la escritura sin tilde de
estas palabras, admitía que los hablantes que las pronunciasen como bisílabas pudiesen seguir acentuándolas
gráficamente. En cambio, a partir de la edición de 2010 se suprime dicha opción, que quiebra el principio de unidad
ortográfica, de modo que las palabras que pasan a considerarse monosílabas por contener este tipo de diptongos o
triptongos ortográficos deben escribirse ahora obligatoriamente sin tilde.
Esta convención es solo ortográfica, por lo que no implica, en modo alguno, que los hablantes deban cambiar la
manera en que pronuncian naturalmente estas voces, sea con hiato o con diptongo.
5. Eliminación de la tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres demostrativos incluso en casos
de posible ambigüedad
La palabra solo, tanto cuando es adverbio y equivale a solamente (Solo llevaba un par de monedas en el bolsillo) como
cuando es adjetivo (No me gusta estar solo), así como los demostrativos este, ese y aquel, con sus femeninos y
29
plurales, funcionen como pronombres (Este es tonto; Quiero aquella) o como determinantes (aquellos tipos, la
chica esa), no deben llevar tilde según las reglas generales de acentuación, bien por tratarse de palabras llanas
terminadas en vocal o en -s, bien, en el caso de aquel, por ser aguda y acabar en consonante distinta de n o s.
Aun así, las reglas ortográficas anteriores prescribían el uso de tilde diacrítica en el adverbio solo y los pronombres
demostrativos para distinguirlos, respectivamente, del adjetivo soloy de los determinantes demostrativos, cuando en
un mismo enunciado eran posibles ambas interpretaciones y podían producirse casos de ambigüedad, como en los
ejemplos siguientes:Trabaja sólo los domingos [= ‘trabaja solamente los domingos’], para evitar su confusión
con Trabaja solo los domingos [= ‘trabaja sin compañía los domingos’]; o ¿Por qué compraron aquéllos libros
usados? (aquéllos es el sujeto de la oración), frente a ¿Por qué compraron aquellos libros usados? (el sujeto de esta
oración no está expreso y aquellos acompaña al sustantivo libros).
Sin embargo, ese empleo tradicional de la tilde en el adverbio solo y los pronombres demostrativos no cumple el
requisito fundamental que justifica el uso de la tilde diacrítica, que es el de oponer palabras tónicas o acentuadas a
palabras átonas o inacentuadas formalmente idénticas, ya que tanto solo como los demostrativos son siempre
palabras tónicas en cualquiera de sus funciones. Por eso, a partir de ahora se podrá prescindir de la tilde en estas
formas incluso en casos de ambigüedad. La recomendación general es, pues, no tildar nunca estas palabras.
Las posibles ambigüedades pueden resolverse casi siempre por el propio contexto comunicativo (lingüístico o
extralingüístico), en función del cual solo suele ser admisible una de las dos opciones interpretativas. Los casos reales
en los que se produce una ambigüedad que el contexto comunicativo no es capaz de despejar son raros y rebuscados,
y siempre pueden evitarse por otros medios, como el empleo de sinónimos (solamente o únicamente, en el caso del
adverbio solo), una puntuación adecuada, la inclusión de algún elemento que impida el doble sentido o un cambio en
el orden de palabras que fuerce una única interpretación.
Hasta ahora se venía recomendando escribir con tilde la conjunción disyuntiva o cuando aparecía entre dos cifras, a
fin de evitar que pudiera confundirse con el cero. Este uso de la tilde diacrítica no está justificado desde el punto de
vista prosódico, puesto que la conjunción o es átona (se pronuncia sin acento) y tampoco se justifica desde el punto
de vista gráfico, ya que tanto en la escritura mecánica como en la manual los espacios en blanco a ambos lados de la
conjunción y su diferente forma y menor altura que el cero evitan suficientemente que ambos signos puedan
confundirse (1 o 2, frente a 102). Por lo tanto, a partir de este momento, la conjunción o se escribirá siempre sin tilde,
como corresponde a su condición de palabra monosílaba átona, con independencia de que aparezca entre palabras,
cifras o signos: ¿Quieres té o café?; Terminaré dentro de 3 o 4 días; Escriba los signos + o – en la casilla correspondiente.
7. Normas sobre la escritura de los prefijos (incluido ex-, que ahora recibe el mismo tratamiento
ortográfico que los demás prefijos: exmarido, ex primer ministro)
Por primera vez se ofrecen en la ortografía académica normas explícitas sobre la escritura de las voces o expresiones
prefijadas.
Los prefijos son elementos afijos, carentes de autonomía, que se anteponen a una base léxica (una palabra o, a veces,
una expresión pluriverbal) a la que aportan diversos valores semánticos. Se resumen a continuación las normas que
deben seguirse para la correcta escritura de los prefijos en español:
Se escriben siempre soldados a la base a la que afectan cuando esta es univerbal, es decir, cuando está
constituida por una sola palabra: antiadherente, antirrobo, antitabaco, cuasiautomático, cuasidelito,
exalcohólico, exjefe, exministro, exnovio, expresidente, posmoderno, posventa, precontrato, prepago,
proamnistía, probritánico, provida, superaburrido, superbién, supermodelo, vicealcalde,
30
vicesecretario, etc. En este caso, no se consideran correctas las grafías en las que el prefijo aparece
unido con guion a la palabra base (anti-mafia, anti-cancerígeno) o separado de ella por un espacio en
blanco (anti mafia, anti cancerígeno). Si se forma una palabra anteponiendo a la base varios prefijos,
estos deben escribirse igualmente soldados, sin guion intermedio: antiposmodernista,
requetesuperguapo.
Se unen con guion a la palabra base cuando esta comienza por mayúscula, de ahí que se emplee este
signo de enlace cuando el prefijo se antepone a una sigla o a un nombre propio univerbal: anti-
ALCA, mini-USB, pos-Gorbachov, pro-Obama. El guion sirve en estos casos para evitar la anomalía que
supone, en nuestro sistema ortográfico, que aparezca una minúscula seguida de una mayúscula en
posición interior de palabra. También es necesario emplear el guion cuando la base es un número, con
el fin de separar la secuencia de letras de la de cifras: sub-21, super-8.
Se escriben necesariamente separados de la base a la que afectan cuando esta es pluriverbal, es decir,
cuando está constituida por varias palabras. Hay determinados prefijos, como ex-, anti- o pro-, que son
especialmente proclives, por su significado, a unirse a bases de este tipo, ya se trate de locuciones o de
grupos sintácticos, característica por la cual la gramática ha acuñado para ellos la denominación
de prefijos separables: ex relaciones públicas, anti pena de muerte, pro derechos humanos. Esta misma
circunstancia puede darse también con otros prefijos: pre Segunda Guerra Mundial, super en forma,
vice primer ministro.
Así pues, un mismo prefijo se escribirá soldado a la base, unido a ella con guion o completamente
separado en función de los factores arriba indicados: antimafia, anti-OTAN, anti ácido láctico; provida,
pro-OLP, pro derechos humanos; supercansado, super-8, super en forma, etc.
Las normas aquí expuestas rigen para todos los prefijos, incluido ex-. Para este prefijo se venía
prescribiendo hasta ahora la escritura separada —con independencia de la naturaleza simple o compleja
de su base— cuando, con el sentido de ‘que fue y ya no es’, se antepone a sustantivos que denotan
ocupaciones, cargos, relaciones o parentescos alterables y otro tipo de situaciones circunstanciales de
las personas. A partir de esta edición de la ortografía, ex- debe someterse a las normas generales que
rigen para la escritura de todos los prefijos y, por tanto, se escribirá unido a la base si esta es univerbal
(exjugador, exnovio, expresidente, etc.), aunque la palabra prefijada pueda llevar un complemento o
adjetivo especificativo detrás: exjugador del Real Madrid, exnovio de mi hermana, expresidente
brasileño, etc.; y se escribirá separado de la base si esta es pluriverbal: ex cabeza rapada, ex número uno,
ex teniente de alcalde, ex primera dama, etc.
En la nueva ortografía se da cuenta de las normas que deben seguirse cuando se emplean en textos españoles
palabras o expresiones pertenecientes a otras lenguas, siendo la principal novedad en este sentido la
equiparación en el tratamiento ortográfico de todos los préstamos (voces o expresiones de otras lenguas que
se incorporan al caudal léxico del español), con independencia de que procedan de lenguas vivas extranjeras
(extranjerismos) o se trate de voces o expresiones latinas (latinismos).
De acuerdo con estas normas, los extranjerismos y latinismos crudos o no adaptados —aquellos que se
utilizan con su grafía y pronunciación originarias y presentan rasgos gráfico-fonológicos ajenos a la ortografía
del español— deben escribirse en los textos españoles con algún tipo de marca gráfica que indique su carácter
foráneo, preferentemente en letra cursiva, o bien entre comillas. En cambio, los extranjerismos y latinismos
adaptados —aquellos que no presentan problemas de adecuación a la ortografía española o que han
31 modificado su grafía o su pronunciación originarias para adecuarse a las convenciones gráfico-fonológicas de
nuestra lengua— se escriben sin ningún tipo de resalte y se someten a las reglas de acentuación gráfica del
español:
Así pues, según la nueva ortografía, y tal como ilustra el último ejemplo, los préstamos del latín solo se
escribirán en letra redonda y con sometimiento a las reglas de acentuación gráfica del español cuando estén
completamente adaptados a nuestro sistema ortográfico, al igual que se hace con los préstamos de otros
idiomas.
Por su parte, las locuciones o dichos en otras lenguas que se utilicen en textos españoles deben escribirse
igualmente en cursiva —o, en su defecto, entre comillas— para señalar su carácter foráneo, su consideración
de incrustaciones de otros idiomas en nuestra lengua:
Según se establece en la nueva edición de la ortografía, las locuciones latinas (expresiones pluriverbales fijas
en latín que se utilizan en todas las lenguas de cultura occidentales, incluido el español, con un sentido más
o menos cercano al significado literal latino) deben recibir el mismo tratamiento ortográfico que las
provenientes de cualquier otra lengua. Por lo tanto, deben escribirse, de acuerdo con su carácter de
expresiones foráneas, en cursiva (o entre comillas) y sin acentos gráficos, ya que estos no existen en la
escritura latina:
Nota: Las próximas ediciones del diccionario académico (DRAE) y el Diccionario panhispánico de dudas (DPD)
reflejarán todas estas novedades.
32
Para usar adecuadamente los pronombres átonos de 3.ª persona lo(s), la(s), le(s) según la norma culta del
español general, debe tenerse en cuenta, en primer lugar, la función sintáctica que desempeña el pronombre
y, en segundo lugar, el género y el número gramatical de la palabra a la que se refiere. En el siguiente cuadro
se muestra la distribución de formas y funciones de estos pronombres:
33
1
En el Esbozo de una nueva gramática de la lengua española (RAE, 1973) se condena el leísmo referido a
cosa, pero se permite el referido a persona masculina singular; el leísmo plural siempre ha sido censurado
por la Academia, ya que su baja incidencia desde los textos castellanos más antiguos atestigua que tampoco
lo ha sancionado nunca mayoritariamente el uso de los hablantes cultos.
A continuación, se expone de forma sucinta la norma que rige el empleo de estos pronombres:
[Dada la gran extensión en el uso de los hablantes cultos de ciertas zonas de España de la forma le cuando el
referente es un hombre, se admite, únicamente para el masculino singular, el uso de le en función de
complemento directo de persona: ¿Has visto a Jorge? Sí, le vi ayer en el parque].
A pesar de la aparente simplicidad del sistema, existen casos excepcionales o aparentemente excepcionales
dentro de la norma, así como una enorme variedad en cuanto a los usos efectivos en las distintas zonas
hispanohablantes. Si se desea información pormenorizada, pueden consultarse los
artículos LEÍSMO, LAÍSMO y LOÍSMO del Diccionario panhispánico de dudas, así como las entradas dedicadas
a verbos que plantean problemas a los hablantes en cuanto a la selección de los pronombres átonos de
tercera persona (avisar, ayudar, curar, disparar,escribir, llamar, molestar, obedecer, pegar, saludar, etc.).
Cuando el verbo haber se emplea para denotar la mera presencia o existencia de personas o cosas, funciona
como impersonal y, por lo tanto, se usa solamente en tercera persona del singular (que en el presente de
indicativo adopta la forma especial hay: Hay muchos niños en el parque). En estos casos, el elemento nominal
que acompaña al verbo no es el sujeto (los verbos impersonales carecen de sujeto), sino el complemento
directo. En consecuencia, es erróneo poner el verbo en plural cuando el elemento nominal se refiere a varias
personas o cosas, ya que la concordancia del verbo la determina el sujeto, nunca el complemento directo.
Así, oraciones como Habían muchas personas en la sala, Han habido algunas quejas o Hubieron
problemas para entrar al concierto son incorrectas; debe decirse Había muchas personas en la sala, Ha
habido algunas quejas, Hubo problemas para entrar al concierto.
5.3. Hubieron
La forma verbal hubieron es la que corresponde a la tercera persona del plural del pretérito perfecto simple
o pretérito de indicativo del verbo haber: hube, hubiste, hubo, hubimos, hubisteis, hubieron.
USOS CORRECTOS:
Para formar, seguida del participio del verbo que se está conjugando, la tercera persona del plural del
tiempo compuesto denominado pretérito anterior o antepretérito de indicativo: hubieron
terminado, hubieron comido, hubieron salido. Este tiempo indica que la acción denotada por el verbo ha
ocurrido en un momento inmediatamente anterior al de otra acción sucedida también en el
pasado: Cuando todos hubieron terminado, se marcharon a sus casas; Apenas hubieron traspasado el
umbral, la puerta se cerró de golpe. En el uso actual, este tiempo verbal aparece siempre precedido de
nexos como cuando, tan pronto como, una vez que, después (de) que, hasta que, luego que, así que, no
bien, apenas. Prácticamente no se emplea en la lengua oral y es hoy raro también en la escrita, pues en
su lugar suele usarse, bien el pretérito perfecto simple o pretérito de indicativo (Cuando todos
terminaron, se marcharon a sus casas), bien el pretérito pluscuamperfecto o antecopretérito de
indicativo (Apenas habían traspasado el umbral, la puerta se cerró de golpe).
Como forma de la tercera persona del plural del pretérito perfecto simple o pretérito de indicativo de la
perífrasis verbal haber de + infinitivo, que denota obligación o necesidad y equivale a la más usual
hoy tener que + infinitivo: El director y su equipo hubieron de recorrer muchos lugares antes de encontrar
los exteriores apropiados para la película.
USO INCORRECTO:
No se considera correcto el uso de la forma hubieron cuando el verbo haber se emplea para denotar la
presencia o existencia de personas o cosas, pues con este valor haber es impersonal y, como tal, carece
de sujeto (el elemento nominal que aparece junto al verbo es el complemento directo) y se usa solo en
tercera persona del singular. Son, pues, incorrectas oraciones como Hubieron muchos voluntarios para
realizar esa misión o No hubieron problemas para entrar al concierto; debe decirse Hubo muchos
voluntarios para realizar esa misión o No hubo problemas para entrar al concierto.
[Véase Había muchas personas, ha habido quejas, hubo problemas en esta misma sección].
5.4. Habemos
USOS INCORRECTOS:
En la lengua culta actual, la primera persona del plural del presente de indicativo del
verbo haber es hemos, y no la arcaica habemos, cuyo uso en la formación de los tiempos
compuestos de la conjugación es hoy un vulgarismo propio del habla popular que debe evitarse
en el habla culta; así, no debe decirse Habemos visto a tu hermano, sino Hemos visto a tu
hermano.
35
También debe evitarse en el habla culta el uso de habemos con el sentido de ‘somos o estamos’,
puesto que el verbo haber, cuando se emplea para denotar la presencia o existencia de personas
o cosas, es impersonal y, como tal, se usa solo en tercera persona del singular: Hay pocos
solteros en el pueblo; Había tres personas en la habitación. Por lo tanto, si quien habla desea
incluirse en la referencia, no debe emplear el verbo haber en primera persona del plural, como
se hace a veces en el habla popular, recurriendo, para el presente de indicativo, a la
forma habemos: Habemos pocos solteros en el pueblo, Habemos tres personas en la
habitación; debe decirse Somos pocos solteros en el pueblo, Estamos tres personas en la
habitación.
USO CORRECTO:
Solo es admisible hoy en la lengua culta el uso de la forma habemos como primera persona del
plural del presente de indicativo de la expresión coloquial habérselas con una persona o cosa
(‘enfrentarse a ella o tratar con ella a la fuerza’): Ya sabéis con quién nos las habemos; Nos las
habemos con un asesino despiadado.
La palabra se sirve para formar dos tipos de oraciones, que no deben confundirse, aunque tengan en común
el hecho de no mencionar quién realiza la acción verbal:
En estas oraciones, la forma se precede a un verbo en tercera persona del singular o del plural, según
sea singular o plural el elemento nominal que aparece junto al verbo y que es su sujeto gramatical.
Por tratarse de una forma de pasiva, esta construcción solo se da con verbos transitivos: Se vende
casa de campo / Se venden casas de campo. Normalmente el sujeto de estas oraciones denota cosa,
pero puede denotar también persona indeterminada: Se buscan actores para la película.
b) ORACIONES IMPERSONALES.
Se llaman así por carecer de sujeto gramatical y en ellas la forma se precede siempre a un verbo en
tercera persona del singular. Esta construcción puede darse con verbos intransitivos (Se trabaja
mejor en equipo), con verbos copulativos (Se está mejor solo que mal acompañado) o con verbos
transitivos cuando llevan un complemento directo de persona precedido de la preposición a (Se
busca a los culpables del crimen).
La confusión entre las oraciones de pasiva refleja (con el verbo en tercera persona del singular o del plural,
concertando con el sujeto paciente) y las oraciones impersonales (carentes de sujeto y con el verbo
inmovilizado en tercera persona del singular) únicamente puede darse con verbos transitivos, pues son los
únicos que pueden generar ambos tipos de oraciones: Se buscan casas con jardín (pasiva refleja) / Se busca
a los culpables (impersonal).
En caso de duda sobre cuándo utilizar una u otra construcción pueden resultar útiles las indicaciones
siguientes:
36
Si el elemento nominal sobre el que recae la acción verbal expresa cosa, debe emplearse la
construcción de pasiva refleja; por tanto, el verbo ha de ir en plural si dicho elemento nominal es
plural:
Se hacen fotocopias.
Se produjeron irregularidades.
Se reanudarán los trabajos de rehabilitación.
En la lengua culta debe evitarse el uso de adverbios como cerca, detrás, delante, debajo, dentro, encima,
enfrente con adjetivos posesivos; así pues, no debe decirse detrás mío, encima suya, etc., sino detrás de
mí, encima de él, etc.
Sin embargo, los adverbios no son susceptibles de ser modificados por un posesivo, de forma que no admiten
la transformación descrita:
detrás de María no equivale a *su detrás, por lo que no es admisible decir detrás suya ni detrás
suyo.
En consecuencia, para discernir si es o no correcta una expresión con posesivo, debemos fijarnos en la
categoría de la palabra núcleo: si es un sustantivo, será correcta (puede decirse al lado mío, pues lado es un
sustantivo); pero no será correcta si se trata de un adverbio (no puede decirse cerca mío, pues cerca es un
37
adverbio).
Para no equivocarse, resulta útil saber que, si se puede usar el posesivo átono antepuesto, la construcción
con el posesivo tónico pospuesto será también válida:
Estoy al lado de María > Estoy a su lado > Estoy al lado suyo (CORRECTO)
Giraban alrededor de ti > Giraban a tu alrededor > Giraban alrededor tuyo (CORRECTO)
pero
Estoy detrás de María > *Estoy en su detrás > Estoy detrás suyo/suya (INCORRECTO).
Vive cerca de ti > *Vive en tu cerca > Vive cerca tuyo/tuya (INCORRECTO).
Por último, es importante señalar que el posesivo pospuesto debe concordar en género con el sustantivo al
que modifica; así pues, debe decirse al lado suyo (y no al lado suya), puesto que el sustantivo lado es
masculino.
Los únicos verbos que en la lengua actual presentan dos participios, uno regular y otro irregular,
son imprimir (imprimido/impreso), freír (freído/frito) y proveer (proveído/provisto), con sus respectivos
derivados. Los dos participios pueden utilizarse indistintamente en la formación de los tiempos compuestos
y de la pasiva perifrástica, aunque la preferencia por una u otra forma varíe en cada caso (véase el Diccionario
panhispánico de dudas, s/v imprimir, freír, proveer):
Hemos imprimido veinte ejemplares / Habían impreso las copias en papel fotográfico.
Nos hemos proveído de todo lo necesario / Se había provisto de víveres abundantes.
Las empanadillas han de ser freídas dos horas antes / Nunca había frito un huevo.
No debe asimilarse el caso de estos participios verbales irregulares con el del nutrido grupo de adjetivos
procedentes de participios latinos, como abstracto (del latín abstractus, participio de abstrahere),
atento (del lat. attentus, part. de attendere), confuso (del lat. confusus, part. de confundere), correcto (del
lat. correctus, part. de corrigere), contracto (del lat.contractus, part. de contrahere), tinto (del
lat. tinctus, part. de tingere), etc. Algunas de estas formas pueden haber funcionado como participios
verbales en épocas pasadas del idioma, pero hoy funcionan solamente como adjetivos y, por lo tanto, no se
usan en la formación de los tiempos compuestos ni de la voz pasiva de los verbos correspondientes (no se
dice *Han contracto matrimonio o *Son correctos por el profesor, sino Han contraído matrimonio o Son
corregidos por el profesor). Por lo tanto, la consideración de estos verbos como «verbos con doble participio»
carece de justificación gramatical.
En español existe un esquema particular de negación, que permite combinar el adverbio no con la presencia
de otros elementos que tienen también sentido negativo.
Los adverbios nunca, jamás, tampoco, los indefinidos nadie, nada, ninguno, la locución en la/mi/tu/su vida y
los grupos que contienen la palabra ni aparecen siempre en oraciones de sentido negativo. Si estos elementos
van antepuestos al verbo, este no va acompañado del adverbio de negación no: Nunca voy al teatro;
Él tampoco está de acuerdo; Jamás lo haré;Nadie lo sabe; Nada de lo que dice tiene sentido; Ninguno de
38 ellos es actor; En su vida lo conseguirá; Ni su padre lo perdonaría. Pero si van pospuestos al verbo, este debe
ir necesariamente precedido del adverbio no: No voy nunca al teatro; Él no está de acuerdo tampoco; No lo
haré jamás; No lo sabe nadie; No tiene sentido nada de lo que dice; No es actor ninguno de ellos; No lo
conseguirá en su vida; No lo perdonaría ni su padre. La concurrencia de esas dos «negaciones» no anula el
sentido negativo del enunciado, sino que lo refuerza.
Cuando se da una orden a una segunda persona (del singular o del plural), deben usarse las formas propias
del imperativo, si la oración es afirmativa, o las formas correspondientes del subjuntivo, si la oración es
negativa, va introducida por la conjunción que o se dirige a un interlocutor al que se trata de usted.
SINGULAR
PLURAL
No se considera correcto, en el habla esmerada, el uso del infinitivo en lugar del imperativo para dirigir una
orden a una segunda persona del plural, como se hace a menudo en el habla coloquial:
Solo es válido el empleo del infinitivo con valor de imperativo dirigido a una segunda persona del singular o
del plural cuando aparece precedido de la preposición a, uso propio de la lengua oral coloquial: ¡Tú, a callar!;
Niños, a dormir.
No debe confundirse el empleo desaconsejable del infinitivo en lugar del imperativo de segunda persona del
plural con la aparición del infinitivo con valor exhortativo en indicaciones, advertencias, recomendaciones o
avisos dirigidos a un interlocutor colectivo e indeterminado, habituales en las instrucciones de uso de los
aparatos, las etiquetas de los productos o los carteles que dan indicaciones, hacen recomendaciones de tipo
cívico o prohíben determinadas acciones en lugares públicos: Consumir a temperatura ambiente; Depositar
la basura en las papeleras; No fumar; Lavar a mano. Se trata, en estos casos, de estructuras impersonales en
las que no se da una orden directa, sino que se pone de manifiesto una recomendación, una obligación o una
prohibición de carácter general, en las que hay que sobrentender fórmulas del tipo Se debe consumir... / Es
preciso consumirlo... / Hay que consumirlo... / Se recomienda consumirlo...; Debe depositarse la basura en las
papeleras / Hay que depositar la basura a las papeleras; No se puede fumar / No se permite fumar; Debe
lavarse a mano / Se recomienda lavarlo a mano.
39 El sustantivo agua es de género femenino, pero tiene la particularidad de comenzar por /a/ tónica (la vocal
tónica de una palabra es aquella en la que recae el acento de intensidad: [água]). Por razones de fonética
histórica, este tipo de palabras seleccionan en singular la forma el del artículo, en lugar de la forma femenina
normal la. Esta regla solo opera cuando el artículo antecede inmediatamente al sustantivo, de ahí que
digamos el agua, el área, el hacha; pero si entre el artículo y el sustantivo se interpone otra palabra, la regla
queda sin efecto, de ahí que digamos la misma agua, la extensa área, la afilada hacha. Puesto que estas
palabras son femeninas, los adjetivos deben concordar siempre en femenino: el agua clara, el área extensa,
el hacha afilada (y no el agua claro, el área extenso, el hacha afilado).
Por su parte, el indefinido una toma generalmente la forma un cuando antecede inmediatamente a
sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica: un área, un hacha, un águila (si bien no es incorrecto,
aunque sí poco frecuente, utilizar la forma plena una: una área, una hacha, una águila). Asimismo, los
indefinidos alguna y ninguna pueden adoptar en estos casos las formas apocopadas (algún alma, ningún
alma) o mantener las formas plenas (alguna alma, ninguna alma).
Al tratarse de sustantivos femeninos, con los demostrativos este, ese, aquel o con cualquier otro adjetivo
determinativo, como todo, mucho, poco, otro, etc., deben usarse las formas femeninas
correspondientes: esta hacha, aquella misma arma, toda el agua, mucha hambre, etc. (y no este hacha,
aquel mismo arma, todo el agua, mucho hambre, etc.).
El uso de la secuencia de preposiciones a por tras verbos que indican movimiento, como ir, venir, volver,
salir, etc., con el sentido de ‘en busca de’, es hoy normal en el español de España, donde es corriente decir Ve
a por agua, Salgo a por el pan, Volvió a por el paraguas. En el español de América, en cambio, este uso se
percibe como anómalo y sigue siendo general allí el empleo exclusivo, en estos casos, de la
preposición por: Ve por agua, Salgo por el pan, Volvió por el paraguas.
No hay razones lingüísticas para condenar el uso de a por, tan legítimo como el de otras combinaciones de
preposiciones nunca censuradas, como para con, de entre, por entre, tras de, de por, etc. La secuencia a
por (documentada ya en textos españoles de los siglos XVI y XVII) se explica por el cruce de las estructuras ir
a un lugar (complemento de dirección) e ir por algo o alguien (‘en busca de’), ya que en esta última está
también presente la idea de ‘movimiento hacia’.
Por otra parte, el uso de ambas preposiciones, frente al empleo aislado de por, resuelve en muchos casos
problemas de ambigüedad; así, la oración Voy por mi hijo puede significar ‘voy a buscar a mi hijo’, ‘voy en
lugar de mi hijo’, ‘voy en favor o por el bien de mi hijo’ o ‘voy porque me lo ha pedido mi hijo’; mientras que
la oración Voy a por mi hijo solo puede significar ‘voy a buscar a mi hijo’.
Estas estructuras, provenientes del francés, suelen considerarse inelegantes y normativamente poco
recomendables. Sin embargo, en determinados ámbitos (en especial, el económico, el administrativo y el
periodístico) han alcanzado una extensión notable, debido a su brevedad. Aunque se admite su empleo en
determinados contextos (cantidad a ingresar, temas a tratar, problemas a resolver, etc.), no debe olvidarse
40
que en muchas ocasiones su uso es superfluo y, por consiguiente, resulta preferible evitarlo.
[Para una explicación detallada de los usos incorrectos y de los admisibles, véase el Diccionario panhispánico
de dudas, s/v a2, 3].
Cuando mayor ¾forma procedente del comparativo latino maior¾ se emplea con verdadero valor
comparativo, esto es, con el significado de ‘que excede a otra cosa en tamaño, cantidad, calidad o intensidad’
y, referido a persona, ‘que excede en edad a otra’, es incorrecta su combinación con más; así, El baño no es
más mayor que la cocina o Mi hermano Pedro es más mayor que tú son oraciones incorrectas por El baño
no es más grande/mayor que la cocina o Mi hermano Pedro es mayor que tú.
Pero mayor tiene, dentro del campo de la edad, sentidos en que funciona, no como forma comparativa
de grande, sino como un verdadero adjetivo en grado positivo y, en esos casos, como el resto de los adjetivos,
admite su combinación con marcas de grado como más.
Cuando se opone a pequeño y significa ‘de no poca edad’. Un niño puede decir Ya soy
mayor, queriendo expresar, simplemente, que ya no se considera pequeño. Con este
sentidomayor sí admite su combinación con marcas de grado, como más, muy o tan: Cuando seas
más mayor, te compraremos una bicicleta; ¡Mira que tan mayor y todavía con chupete!
Cuando se usa con el sentido más preciso de ‘adulto’: Cuando sea mayor, me iré de casa.
La existencia de estos usos no comparativos del adjetivo mayor permite que sean posibles e igualmente
correctas, aunque de significado ligeramente diverso, las oraciones Cuando seas mayor (= cuando seas
adulta), podrás ponerte ese vestido y Cuando seas más mayor (= cuando tengas más edad de la que tienes
ahora), podrás ponerte ese vestido.
Cuando significa ‘de edad avanzada’: En los autobuses hay que ceder el asiento a las personas
mayores. También en este caso mayor admite su combinación con marcas de grado: Encontré a tu
padre cansado, más mayor, casi un anciano.
En las construcciones formadas por dos sustantivos que constituyen una unidad léxica, en las que el segundo
de ellos modifica al primero como si se tratara de un adjetivo, normalmente solo el primer sustantivo lleva
marca de plural: horas punta, bombas lapa, faldas pantalón, ciudades dormitorio, pisos piloto, coches cama,
hombres rana, niños prodigio, noticias bomba, sofás cama, etc. No obstante, hay casos en que el segundo
sustantivo puede adquirir un funcionamiento plenamente adjetivo y adoptar también la marca de plural,
como es característico en esta clase de palabras. Normalmente esto sucede cuando el segundo sustantivo
puede funcionar, con el mismo valor, como atributo del primero en oraciones copulativas; esta es la razón de
que pueda decirse Estados miembros, países satélites, empresas líderes, palabras claves o copias
piratas (pues son posibles oraciones como Esos Estados son miembros de la UE, Estos países fueron satélites
de la Unión Soviética, Esas empresas son líderes en su sector, Estas palabras son claves para entender el
asunto, Las copias requisadas son piratas).
Es decir, tanto palabras clave o copias pirata como palabras claves o copias piratas son expresiones posibles
41 y correctas. En el primer caso, clave y pirata están funcionando como sustantivos en aposición y no adoptan
la marca de plural. En el segundo, están funcionando como adjetivos plenos (con el sentido de ‘fundamental’,
en el caso de clave, y de ‘ilegal o no autorizado’, en el caso de pirata), de ahí que adopten la marca de plural
en consonancia con el sustantivo plural al que modifican.
5.14. La mayoría de los manifestantes, el resto de los alumnos, la mitad de los presentes, etc. + verbo
Cuando este tipo de estructuras funcionan como sujeto de una oración, a muchos hablantes se les plantean
problemas a la hora de conjugar el verbo. En general, es posible poner el verbo tanto en singular
(concordando con el sustantivo cuantificador singular: mayoría, mitad, minoría, resto, etc.) como en plural
(concordando con el sustantivo plural que especifica de qué seres se trata: manifestantes,
alumnos, trabajadores, etc.), siendo más habitual la concordancia en plural:
Pero si el verbo lleva un atributo o un complemento predicativo (es decir, un elemento que, formando parte
del predicado, atribuye cualidades o estados a la entidad designada por el sujeto), solo es normal poner el
verbo en plural, pues el atributo o el predicativo deben concordar asimismo en plural con el sustantivo plural
al que se refieren:
El numeral uno, una se apocopa en la forma un únicamente cuando antecede a sustantivos masculinos: un
libro, un coche; o a sustantivos femeninos que comienzan por /a/ tónica (una vocal es tónica cuando en ella
recae el acento prosódico o de intensidad): un águila, un alma, un hacha; pero no se apocopa nunca cuando
antecede a sustantivos femeninos que no comienzan por /a/ tónica: una amapola, una mujer, una novela.
Consecuentemente, todos los numerales compuestos que contienen el numeral simple uno, una se
comportan de la misma manera y solo se apocopan ante sustantivos masculinos y ante sustantivos
femeninos que comienzan por /a/ tónica. Por lo tanto, igual que decimos una mujer, una amapola, debemos
decir veintiuna mujeres, treinta y una amapolas (y no veintiún mujeres, treinta y un amapolas).
Asimismo, debe decirse uno por ciento, veintiuno por ciento, treinta y uno por ciento (y no un por ciento,
veintiún por ciento, treinta y un por ciento), ya que el numeral uno, una solo se apocopa ante determinado
tipo de sustantivos, y por es una preposición.
42 Los numerales compuestos que contienen el numeral simple uno, una concuerdan en género con el
sustantivo al que determinan cuando lo preceden inmediatamente, por eso debe decirse veintiuna personas,
treinta y una toneladas (y no veintiún personas, treinta y un toneladas). [Para los casos de apócope,
véase Veintiuna personas, veintiuno por ciento en esta misma sección].
Pero cuando entre el numeral y un sustantivo femenino se interpone la palabra mil, la concordancia de
género es opcional, por lo que puede decirse tanto veintiún mil personas, treinta y un mil
toneladas, como veintiuna mil personas, treinta y una mil toneladas.
La concordancia en femenino (veintiuna mil personas, treinta y una mil toneladas) se está imponiendo en el
uso actual por influjo de la que obligatoriamente establecen los numerales de la serie de las centenas, que
acomodan siempre su género al del sustantivo, lo precedan inmediatamente o no (setecientas toneladas,
setecientas mil toneladas).
Como sustantivo, la palabra mil es de género masculino y se usa, en singular, para designar el propio
número: Después del novecientos noventa y nueve viene el mil. En plural significa ‘millares’ y va normalmente
seguido de un complemento especificativo introducido por la preposición de: Había miles de personas en la
puerta del estadio. Puesto que se trata de un sustantivo masculino, los determinantes que lo acompañen
deben ir también en masculino: los miles de personas, unos miles de personas, esos miles de personas (y
no las miles de personas, unas miles de personas, esas miles de personas).
Este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los
sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar
la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: Todos los ciudadanos mayores
de edad tienen derecho a voto.
La mención explícita del femenino se justifica solo cuando la oposición de sexos es relevante en el
contexto: El desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad. La actual tendencia al
desdoblamiento indiscriminado del sustantivo en su forma masculina y femenina va contra el principio de
economía del lenguaje y se funda en razones extralingüísticas. Por tanto, deben evitarse estas repeticiones,
que generan dificultades sintácticas y de concordancia, y complican innecesariamente la redacción y lectura
de los textos.
[Más información sobre esta cuestión y otras relacionadas con el género gramatical, en el Diccionario
panhispánico de dudas, s/v GÉNERO2].
Otros topónimos, en cambio, no admiten su uso con artículo: Iremos a Chile, Han vuelto de Egipto, No conozco
Noruega.
Para saber qué nombres de países admiten el uso opcional con artículo, puede consultarse el Apéndice 5:
Lista de países y capitales, con sus gentilicios del Diccionario panhispánico de dudas. En dicha lista, en los
nombres de países que pueden usarse precedidos de artículo, este aparece entre paréntesis detrás del
topónimo.
Existen, además, algunos topónimos en los que el artículo es parte indisociable del nombre propio. En esos
casos, el artículo se escribe con mayúscula inicial y no se amalgama en la escritura con las
preposiciones a y de:
Lo conocí en La Habana.
Volverá a El Cairo el mes que viene.
Vengo de El Salvador.
[Más información en el Diccionario panhispánico de dudas, s/v el, 5 y mayúsculas, 4.7, así como en los
artículos dedicados específicamente a diversos topónimos].
En español, las siglas son invariables en la lengua escrita, es decir, no modifican su forma cuando designan
más de un referente. El plural se manifiesta en las palabras que las introducen o que las modifican: varias
ONG europeas, unos DVD, los PC. Por eso es recomendable utilizar siempre un determinante para introducir
la sigla cuando esta ha de expresar pluralidad:
Debe evitarse el uso, copiado del inglés, de realizar el plural de las siglas añadiendo al final una s minúscula,
con o sin apóstrofo: PC’s, ONG’s, PCs, ONGs.
Las letras mayúsculas deben escribirse con tilde si les corresponde llevarla según las reglas de acentuación
gráfica del español, tanto si se trata de palabras escritas en su totalidad con mayúsculas como si se trata
únicamente de la mayúscula inicial:
La acentuación gráfica de las letras mayúsculas no es opcional, sino obligatoria, y afecta a cualquier tipo de
texto. Las únicas mayúsculas que no se acentúan son las que forman parte de las siglas; así, CIA (sigla del
inglés Central Intelligence Agency) no lleva tilde, aunque el hiato entre la vocal cerrada tónica y la vocal
abierta átona exigiría, según las reglas de acentuación, tildar la i.
5.22. Tilde en las formas verbales con pronombres átonos: deme, estate, mirándolo, etc.
Las formas verbales seguidas de pronombres átonos (me, te, lo, la, los, las, le, les, se, nos, os) se escriben y se
pronuncian como una sola palabra. Desde la ortografía académica de 1999, estas palabras se someten como
las demás a las reglas de acentuación gráfica del español, sin constituir ninguna excepción. Así, formas
como estate, deme, detente o arrepintiose se deben escribir sin tilde por ser palabras llanas terminadas en
vocal; formas como riéndonos, míralas, cállate o decídselo se escriben con tilde por ser esdrújulas; y oídle,
subíos o sonreírte,por contener hiatos de vocal cerrada tónica y abierta átona (o a la inversa).
También las formas del imperativo de segunda persona del singular características del voseo deben
someterse a las reglas de acentuación gráfica del español, tanto si se utilizan seguidas de pronombres átonos
como si no. Así, si estas formas se usan sin pronombre añadido, llevan tilde por tratarse de palabras agudas
acabadas en vocal: contá, pensá, mirá, bebé, salí; si se les añade un pronombre, dejan de escribirse con tilde
por convertirse en palabras llanas acabadas en vocal o en -s: contame, pensalo, miranos, bebelo,
salite (pronunciadas [kontáme, pensálo, mirános, bebélo, salíte]); y si se les añaden dos pronombres, se
escriben con tilde por convertirse en palabras esdrújulas: contámela, pensátelo, miránoslos, bebételo.
5.23 Tilde en qué, cuál/es, quién/es, cómo, cuán, cuánto/a/os/as, cuándo, dónde y adónde
Las palabras qué, cuál/es, quién/es, cómo, cuán, cuánto/a/os/as, cuándo, dónde y adónde son tónicas y se
escriben con tilde diacrítica cuando tienen sentido interrogativo o exclamativo. Estas palabras, por sí solas o
precedidas de alguna preposición, introducen oraciones interrogativas o exclamativas directas:
¿Qué ha dicho?
¡Con qué seriedad trabaja!
¿Con cuál se queda usted?
¿De quién es esto?
¡Cómo ha crecido este niño!
¡Cuán bello es este paisaje!
¿Cuántos han venido?
¿Hasta cuándo os quedáis?
¿Adónde quieres ir?
Sin embargo, cuando estas mismas palabras funcionan como adverbios o pronombres relativos o, en el caso
de algunas de ellas, también como conjunciones, son átonas (salvo el relativocual, que es tónico cuando va
precedido de artículo) y se escriben sin tilde:
Aunque los relativos, presenten o no antecedente expreso, son normalmente átonos y se escriben sin tilde,
hay casos en que pueden pronunciarse tanto con acento prosódico como sin él. Esta doble posibilidad se da
cuando los relativos introducen subordinadas relativas sin antecedente expreso, siempre que el antecedente
implícito sea indefinido y tenga carácter inespecífico (una persona, alguien, algo, algún lugar, nadie,
nada, etc.). Esto ocurre cuando la oración de relativo sin antecedente depende de verbos como haber, tener,
buscar, encontrar, necesitar,etc., que admiten complementos indefinidos de carácter inespecífico. En estos
casos es aceptable escribir el relativo tanto con tilde, reflejando la pronunciación tónica, como sin ella,
representando la pronunciación átona.
a) porqué
Es un sustantivo masculino que equivale a causa, motivo, razón, y se escribe con tilde por ser palabra aguda
terminada en vocal. Puesto que se trata de un sustantivo, se usa normalmente precedido de artículo u otro
determinante:
b) por qué
Se trata de la secuencia formada por la preposición por y el interrogativo o exclamativo qué (palabra tónica
46
que se escribe con tilde diacrítica para distinguirla del relativo y de la conjunción que). Introduce oraciones
interrogativas y exclamativas directas e indirectas:
Obsérvese que, a diferencia del sustantivo porqué, la secuencia por qué no puede sustituirse por términos
como razón, causa o motivo.
c) porque
Se trata de una conjunción átona, razón por la que se escribe sin tilde. Puede usarse con dos valores:
Como conjunción causal, para introducir oraciones subordinadas que expresan causa, caso en que
puede sustituirse por locuciones de valor asimismo causal como puesto que o ya que:
También se emplea como encabezamiento de las respuestas a las preguntas introducidas por la secuencia por
qué:
Como conjunción final, seguida de un verbo en subjuntivo, con sentido equivalente a para que:
Hice cuanto pude porque no terminara así [= para que no terminara así].
En este caso, se admite también la grafía en dos palabras (pero se prefiere la escritura en una sola):
d) por que
La preposición por + el pronombre relativo que. En este caso es más corriente usar el relativo con
artículo antepuesto (el que, la que, etc.):
La preposición por + la conjunción subordinante que. Esta secuencia aparece en el caso de verbos,
sustantivos o adjetivos que rigen un complemento introducido por la preposición por y llevan
además una oración subordinada introducida por la conjunción que:
Aunque a ver y haber se pronuncian de la misma forma, deben distinguirse adecuadamente en la escritura.
a) a ver
En tono interrogativo, se emplea para solicitar al interlocutor que nos deje ver o comprobar algo:
Expresa, en general, expectación o interés por saber algo, y va normalmente seguida de una
interrogativa indirecta:
Se utiliza para llamar la atención del interlocutor antes de preguntarle, pedirle u ordenarle algo:
—Pero ¿al final os vais? —¡A ver! Si no lo hacemos, perdemos el dinero de la reserva.
Delante de una oración introducida por la conjunción si, expresa, bien expectación, curiosidad o
interés, a veces en forma de reto; bien temor o sospecha; bien deseo o mandato:
En muchos de estos casos la secuencia a ver puede reemplazarse por veamos, lo que pone de manifiesto su
relación con el verbo ver y no con el verbo haber:
A ver con quién aparece mañana en la fiesta [= Veamos con quién aparece mañana en la fiesta].
A ver si te atreves a decírselo a la cara [= Veamos si te atreves a decírselo a la cara].
b) haber
Como verbo, haber se usa como auxiliar, seguido de un participio, para formar los infinitivos
compuestos de la conjugación:
48
Haber venido antes.
Tiene que haber sucedido algo.
Sigo sin haber entendido lo que ha pasado.
También se emplea como infinitivo del verbo impersonal que denota la presencia o existencia de lo designado
por el sustantivo que lo acompaña:
Como sustantivo, haber es masculino y significa, en general, ‘conjunto de bienes o caudales de una
persona’:
Aunque en zonas de seseo has y haz se pronuncian de la misma forma, deben distinguirse adecuadamente
en la escritura.
a) has
Se trata de la forma correspondiente a la segunda persona del singular del presente de indicativo del
verbo haber (yo he, tu/vos has, él ha, nosotros hemos, vosotros habéis, ellos/ustedes han), con el que se
forman los tiempos compuestos de la conjugación. Así, la forma has, seguida del participio en -o del verbo
que se está conjugando, da lugar a la segunda persona del singular del pretérito perfecto compuesto (o
antepresente) del modo indicativo:
Esta forma se emplea además como segunda persona del singular del presente de indicativo de la perífrasis
verbal haber de + infinitivo, que denota obligación o necesidad y equivale a la más frecuente hoy tener que +
infinitivo:
b) haz
Como verbo, se trata de la forma de imperativo correspondiente al pronombre tú del verbo hacer:
49 La mayor parte de los hispanohablantes pronuncian estas tres palabras de la misma forma, ya que está muy
generalizada la pérdida de la distinción de los sonidos que representan las grafías ll e y. Pero conviene
distinguirlas adecuadamente en la escritura:
a) haya
Como verbo, es la forma de primera o tercera persona del singular del presente de subjuntivo del
verbo haber. Con este valor se utiliza, bien seguida de un participio para formar el pretérito perfecto
(o antepresente) de subjuntivo del verbo que se esté conjugando (haya visto, haya mirado, etc.),
bien como verbo de una oración impersonal:
Si estas oraciones se expresasen en otro tiempo verbal, la forma haya sería reemplazada por otra forma del
verbo haber:
b) halla
Es la forma de la tercera persona del singular del presente de indicativo, o la segunda persona (tú) del singular
del imperativo, del verbo hallar(se), que significa ‘encontrar(se)’:
No sé cómo lo hace, pero halla siempre una excusa perfecta para no ir.
La sede de la organización se halla en París.
La flora se halla constituida por diferentes especies.
Halla la hipotenusa del siguiente triángulo rectángulo.
Obsérvese que en estos casos la palabra halla se puede sustituir por la forma encuentra:
No sé cómo lo hace, pero encuentra siempre una excusa perfecta para no ir.
La sede de la organización se encuentra en París.
La flora se encuentra constituida por diferentes especies.
Encuentra la hipotenusa del siguiente triángulo rectángulo.
c) aya
Es un sustantivo femenino que significa ‘mujer encargada en una casa del cuidado y educación de los niños o
50 jóvenes’:
Todas las formas del verbo echar (que significa, a grandes rasgos, ‘tirar’, ‘poner o depositar’ y ‘expulsar’) se
escriben sin h:
El verbo echar forma parte de la locución echar de menos, que significa ‘añorar’:
Te echo de menos.
¿Me habéis echado de menos?
También de la perífrasis echar a + infinitivo, que indica el comienzo de la acción expresada por el infinitivo:
Aunque se pronuncian igual, no deben confundirse en la escritura las formas echo, echas, echa, del
verbo echar, que se escriben sin h, y las formas hecho, hecha, hechas, del participio del verbo hacer, que se
escriben con h, al igual que el sustantivo masculino hecho (‘cosa que se hace o que sucede’), tanto cuando se
utiliza como tal, como cuando forma parte de la locución de hecho (‘efectivamente, en realidad’):
El abecedario español está hoy formado por las veintisiete letras siguientes: a, b, c, d, e, f, g, h, i, j, k, l, m, n,
ñ, o, p, q, r, s, t, u, v, w, x, y, z.
Solo son propiamente letras los grafemas, esto es, los signos gráficos simples. Por esta razón, no deben formar
parte del abecedario las secuencias de grafemas que se emplean para representar ciertos fonemas, como ch,
ll, gu (ante e, i), qu (ante e, i) y rr.
Desde la segunda edición de la ortografía académica, publicada en 1754, venían considerándose letras del
abecedario español los dígrafos ch y ll, seguramente porque cada uno de ellos se usaba para representar de
51 forma exclusiva y unívoca un fonema del español (antes de que la extensión del yeísmo alcanzara los niveles
actuales y diera lugar a que hoy el dígrafo llrepresente dos fonemas distintos, según que el hablante sea o no
yeísta). Es cierto que se diferenciaban en esto de los demás dígrafos, que nunca han representado en exclusiva
sus respectivos fonemas: el fonema /g/ lo representa también la letra g (gato, goma, gula, agnóstico, tuareg);
el fonema /k/ se escribe además con c (cama, cola, cuento, acto, coñac) y conk (karaoke, anorak); y el fonema
/rr/ se representa con r en posición inicial de palabra o detrás de consonante con la que no forma sílaba
(rama, alrededor, enredo).
Sin embargo, este argumento no es válido desde la moderna consideración de las letras o grafemas como las
unidades mínimas distintivas del sistema gráfico, con independencia de que representen o no por sí solas una
unidad del sistema fonológico. Por lo tanto, a partir de la publicación de la Ortografía de 2010, los
dígrafos ch y ll han dejado de ser considerados letras del abecedario español, lo que no significa,
naturalmente, que hayan desaparecido de su sistema gráfico; es decir, estas combinaciones seguirán
utilizándose como hasta ahora en la escritura de las palabras españolas. El cambio consiste, simplemente, en
reducir el alfabeto a sus componentes básicos, ya que los dígrafos no son sino combinaciones de dos letras,
ya incluidas de manera individual en dicho inventario. Con ello, el español se asimila al resto de las lenguas
de escritura alfabética, en las que solo se consideran letras del abecedario los signos simples, aunque en todas
ellas se empleen determinadas combinaciones de grafemas para representar algunos fonemas.
2.30. Mayúscula o minúscula en los meses, los días de la semana y las estaciones del año
Salvo que la mayúscula venga exigida por la puntuación (a comienzo de texto o después de punto), los
nombres de los días de la semana, de los meses y de las estaciones del año se escriben en español con
minúscula inicial:
Solo se inician con mayúscula cuando forman parte de nombres que exigen la escritura de sus componentes
con mayúscula inicial, como ocurre con los nombres de festividades, fechas o acontecimientos históricos, vías
urbanas, edificios, etc.: Viernes Santo, Primavera de Praga, plaza del Dos de Mayo, Hospital Doce de Octubre.
A diferencia de lo que ocurre en otras lenguas, los signos de interrogación y exclamación son signos dobles
en español, como los paréntesis o los corchetes. Por tanto, es incorrecto prescindir del signo de apertura en
los enunciados interrogativos o exclamativos:
Por otra parte, después del signo de cierre de interrogación o exclamación se puede escribir cualquier signo
de puntuación salvo el punto:
Cuando los signos de cierre (? !) constituyen el final del enunciado, la palabra que sigue se escribe con
52 mayúscula inicial.
[Más información en el Diccionario panhispánico de dudas, s/v interrogación y exclamación (signos de)].
La conjunción copulativa y toma la forma e ante palabras que empiezan por el sonido vocálico /i/ (i- o hi- en
la escritura): Eres único e irrepetible; Necesito aguja e hilo.
Excepciones:
Cuando al sonido /i/ le sigue una vocal con la que forma diptongo: La mesa es de madera y
hierro (no de madera e hierro).
Con aquellas palabras que, como hiato o ion, pueden articularse con hiato ([i - á - to], [i - ón]) o con diptongo
([yá - to], [yón]), es válido el uso de e (si se pronuncia un hiato) o de y (si se pronuncia un
diptongo): diptongo e hiato o diptongo y hiato; moléculas e iones o moléculas y iones.
Si la palabra que sigue a la conjunción no es española y comienza por el sonido vocálico /i/, sigue vigente la
regla, aunque por tratarse de una voz extranjera el sonido /i/ inicial no se escriba como i o hi:
Paralelamente, la conjunción copulativa mantiene la forma y si la voz que la sigue no empieza con el sonido
/i/, aunque gráficamente se escriba con i- o hi-:
En esa fecha se produjo el encuentro entre Franco y Hitler (el apellido alemán Hitler se pronuncia
con h aspirada).
Hasta el momento ha sacado dos discos: Life y I adore you (I se pronuncia [ái] en inglés).
La conjunción disyuntiva o toma la forma u ante palabras que empiezan por el sonido vocálico /o/ (o- u ho- en
la escritura): unos u otros, minutos u horas, ordenar u organizar.
Cuando la conjunción disyuntiva o va seguida de una expresión numérica que empieza por la cifra 8, como 8,
80, 81, 800, etc., también debe adoptar la forma u, tanto en la lectura como en la escritura, porque las
palabras que representan estas cifras (ocho, ochenta, ochenta y uno, ochocientos...) empiezan por el sonido
/o/: 700 u 800.
La conjunción o también se transforma en u si la palabra que sigue comienza por /o/ en las correlaciones
disyuntivas, en las que aparece una conjunción ante cada una de las opciones posibles: Los hornos antiguos
eran o circulares u ovalados; La disyuntiva era clara: u obteníamos beneficios pronto o habría que cerrar la
empresa.
En cambio, en casi toda Hispanoamérica —especialmente en México y en los territorios donde se emplean
voces de origen náhuatl, en las que este grupo es inseparable (tla - co - te, cen - zon - tle)—, en Canarias y en
algunas áreas españolas peninsulares, estas dos consonantes se pronuncian dentro de la misma sílaba. En
este caso, las palabras atleta y Atlántico se dividen en sílabas de la siguiente manera: a - tle - ta, A - tlán - ti -
co.
Consecuentemente, las palabras con tl se dividirán con guion de final de línea según el modo como articule
el que escribe esta secuencia de consonantes: si las pronuncia en dos sílabas, dividirá at- / leta; si las
pronuncia en la misma sílaba, atle- / ta.
En la datación de cartas y documentos, el uso prefiere desde la Edad Media expresar los años sin artículo:
8 de enero de 1681
En Toledo, a 19 de diciembre de 1999.
Esta es, por tanto, la fórmula recomendada en el caso de la datación de cartas y documentos para indicar los
años a partir del 2000:
Esta recomendación no implica que se considere incorrecto utilizar el artículo en estos casos:
Naturalmente, si se menciona expresamente la palabra año, resulta obligado anteponer el artículo: 5 de mayo
del año 2000.
Cuando se menciona el año 2000 o los años sucesivos en un texto, fuera de las fórmulas utilizadas en la
datación de cartas y documentos, se tiende, en el habla espontánea, a usar el artículo delante del año:
54
Llamamos signos ortográficos a todas aquellas marcas gráficas que, no siendo letras ni números, se emplean
en los textos escritos para contribuir a su correcta lectura e interpretación. Según sus funciones, se clasifican
en tres grupos:
a) Signos diacríticos. Inciden sobre una letra para indicar algún rasgo o valor distintivo. En el español actual
son dos: la tilde y la diéresis.
b) Signos de puntuación. Su función principal es delimitar las unidades del discurso para facilitar la correcta
interpretación de los textos y ofrecer ciertas informaciones adicionales sobre el carácter de esas unidades.
A este grupo pertenecen el punto, la coma, el punto y coma, los dos puntos, los paréntesis, los corchetes,
la raya, las comillas, los signos de interrogación y exclamación, y los puntos suspensivos.
c) Signos auxiliares. Constituyen un inventario abierto y cumplen muy diversas funciones. Las de uso más
común, son el guion, la barra y el apóstrofo. Son también signos auxiliares, si bien su presencia está
restringida a determinados tipos de textos, el asterisco (*), la flecha () el calderón (¶) el signo de párrafo
(§), la llave ({}) o la antilambda o diple (<>).
Indicar los límites de las unidades discursivas, ya sean grupos sintácticos (Inés, venga un momento,
por favor), oraciones (No pongas excusas: tiene que acabar hoy) o enunciados (Me voy a mi casa.
Hasta mañana.)
Indicar la modalidad de los enunciados, es decir, si son enunciativos o aseverativos (Ha comido ya),
interrogativos (¿Ha comido ya?), exclamativos (¡Ha comido ya!) o imperativos (Come ya) o si se añade
a su contenido alguna ironía (Tendría gracia (?) que al final se salieran con la suya).
El punto.
El punto (.) señala el final de un enunciado -que no sea interrogativo ni exclamativo-, de un párrafo o de un
texto.
Recibe distintos nombres según la unidad discursiva que delimite:
Punto y aparte: Si se escribe al final de un párrafo y el enunciado siguiente inicia un párrafo nuevo.
El mar estaba embravecido aquel día.
Miguel, sentado en el muelle, esperaba el regreso ansioso de su padre.
Punto final: Si se escribe un punto al final del texto o de una de sus divisiones principales (por ejemplo,
un capítulo).
Cuando aparecen aisladas en la página o son el único texto del renglón, no debe escribirse punto final
tras secuencias de los tipos siguientes:
RECUERDA
Cuando el punto se combina con otros signos que también cierran períodos, como los paréntesis, las
comillas, los corchetes y las rayas, el punto es el que se coloca en último lugar: Dijo: “Tú y yo hemos
terminado”. Tras estas palabras se marchó, dando un portazo. (Creo que estaba muy enfadada. No me
extraña). Nunca debe escribirse un punto de cierre de enunciado delante de un signo de cierre de comillas,
paréntesis, corchetes o rayas (OLE, 2010)
56
No se escribe punto ni en los años (1999, no *1.999) ni en la numeración de páginas (pág. 1023) ni en los
números de artículos, decretos o leyes (Real Decreto 1111/1998).
La coma.
La coma (,) delimita unidades discursivas inferiores al enunciado, como algunos tipos de oraciones (Aunque no
te guste, tendrás que hacerlo) y grupos sintácticos (David, el contable, no ha venido hoy). Fuera del ámbito de
la puntuación, se emplea como separador decimal en los números escritos.
Los vocativos se aíslan entre comas: Luis, siéntese; Hola, María; Sí, señora. Y los apéndices
confirmativos, también: Salimos mañana, ¿verdad?; Quedamos en tu casa, ¿no?
Es incorrecto escribir coma entre el sujeto y el predicado en casos como los siguientes: *Todos los
alumnos de la clase de 3.º A, deben pasar por Secretaría; *Los alumnos que no hayan entregado el trabajo
antes de la fecha fijada por el profesor, suspenderán la asignatura; *La que está en la puerta, es mi madre.
En los tres ejemplos anteriores sobra la coma, aunque oralmente se haga una pausa.
Sí se admite la coma cuando el sujeto es una enumeración que se cierra con etc.: El novio, los parientes,
los invitados, etc., esperaban ya la llegada de la novia. También es correcto poner coma cuando se
intercala un inciso: Mi hermano, como sabes, es un magnífico deportista (OLE, 2010)
Los complementos circunstanciales pueden aparecer delimitados por coma cuando preceden al verbo.
Se recomienda escribir coma cuando el complemento es extenso: Desde aquellos calurosos días del
verano pasado, no tenemos noticias suyas. En cambio, cuando es breve, es preferible no ponerla: Dentro
de pocos días tendrá noticias nuestras (OLE, 2010)
Se escribe coma para aislar adverbios y locuciones que afectan a toda la oración, y no solo a uno de sus
elementos: Efectivamente, el tren salía a las cinco y media; Por suerte, había dejado las ventanas abiertas;
No creo que vuelva por aquí, francamente (OLE, 2010)
- En las enumeraciones: Vinieron sus padres, sus abuelos, sus tíos, sus primos, etc.; pero Vinieron sus
padres, sus abuelos, sus tíos y sus primos (sin coma delante de y).
- Delante de la locución conjuntiva‚ “así como”: En su mesa había un vaso con hielo y una botella vacía,
así como muchos papeles desordenados.
- Se escribe coma para separar los dos términos de la construcción ‚”no solo < sino también”: La
ortografía comprende no solo los usos de las letras, sino también los usos de los signos de puntuación.
- Se escribe coma ante las oraciones coordinadas introducidas por pero, más, aunque, sino (que): Sabía
que era peligroso, pero no tenía miedo; No lo hizo porque le gustara, sino porque era su deber.
- Se escribe coma, en general, cuando la oración subordinada se antepone a la principal: Siempre que
me necesites, llámame; Si vas a llegar tarde, avísame; Aunque no quieras, te llevaré al hospital, etc.
(La coma desaparece si la subordinada se coloca detrás de la principal: Avísame si vas a llegar tarde).
57 No suele escribirse coma si la subordinada antepuesta es breve: Cuando quieras nos marchamos.
- No se escribe coma tras una oración relativa sin antecedente expreso: Quien llegue tarde no podrá
pasar a la sala (y no *Quien llegue tarde, no podrá pasar a la sala).
- En las oraciones comparativas y consecutivas, debe evitarse la escritura de coma ante el segundo
término: La situación había llegado a tal punto que ya no era posible ocultarla (y no *La situación
había llegado a tal punto, que ya no era posible ocultarla).
- Se emplea la coma para delimitar los conectores de un enunciado: por otro lado, sin embargo, por el
contrario, por ejemplo, en conclusión, finalmente, etc.
- Se escribe coma para marcar elisiones verbales: Los que no tengan invitación, por aquella puerta.
- En la datación de cartas y documentos, se escribe coma entre el día de la semana y el del mes (viernes,
21 de enero de 2011) y entre el lugar y la fecha (Sevilla, 21 de enero de 2011). Fuera de este uso
formalizado, la presencia o ausencia de coma entre el día de la semana y el del mes responde a la
necesidad de marcar la estructura como explicativa (El próximo martes, 30 de Enero, tenemos reunión)
o como especificativa (la reunión se celebrará el martes 30 de Enero).
a) Se escribe coma delante de una palabra que acaba de mencionar cuando se repite para introducir una
explicación sobre ella: Se compró la mejor moto que había en el mercado, moto que enseguida acabó
olvidada en el garaje. Debe evitarse, en cambio, el uso de coma en las reduplicaciones enfáticas o
expresivas de una palabra: Me gusta el café café.
b) Se separan con coma del resto del enunciado las interjecciones (ah, ay, caramba, eh, hola, ándale, atiza,
oye, venga, etc.) y las locuciones interjectivas (ni modo, vaya por Dios, etc.):
Bah, no te preocupes.
La coma no puede aparecer junto con el punto, el punto y coma o los dos puntos, pero sí puede coaparecer
con el resto de los signos de puntuación. En caso de concurrencia, la coma se escribe detrás de los puntos
suspensivos y de los signos de cierre de paréntesis, raya, comillas interrogación o exclamación:
Esto…, ¿sabes si María va a venir a la fiesta?
Dime – y no quiero excusas - ¿por qué no has llamado antes?
RECUERDA
La coma no exime de escribir el punto de las abreviaturas: Martillo, alicates, destornillador, etc., son
elementos imprescindibles en una caja de herramientas.
El punto y coma.
El punto y coma (;) delimita unidades discursivas inferiores al enunciado, ya sean grupos sintácticos, como en
el primero de los siguientes ejemplos u oraciones, como en el segundo:
Se equivocó: lamentablemente.
En cuanto recibieron el aviso, salieron a buscarlo; aún estaba vivo cuando lo encontraron.
58 Este signo establecer mayor disociación entre las unidades lingüísticas que la coma –y, por tanto, realza más
cada una de ella- y menor que la indicada por el punto. Su uso, en este sentido, obedece a la intención
comunicativa del que escribe, y por tanto, presenta un alto grado de subjetividad. Así, los ejemplos anteriores
podrían haberse puntuado como:
Se equivocó, lamentablemente.
En cuanto recibieron el aviso, salieron a buscarlo. Aún estaba vivo cuando lo encontraron.
Detrás del signo punto y coma se escribe siempre minúscula. La única excepción se da en obras de contenido
lingüístico (como esta misma), donde es habitual separar con punto y coma los diferentes enunciados que se
ponen como ejemplo cuando se escriben seguidos, cada uno de los cuales se inicia, como corresponde, con
mayúscula.
Se escribe punto y coma para separar oraciones sintácticamente independientes entre las que existe una
estrecha relación semántica:
Puede irse a casa; ya no hay nada más que hacer.
Se escribe punto y coma para separar los miembros de las construcciones copulativas y disyuntivas en las que
se suceden expresiones complejas que incluyen comas o presentan cierta longitud:
Cada grupo irá por un lado diferente: el primero, por la izquierda; el segundo, por la derecha…
Asimismo, cabe escribir coma o punto y coma ante la expresión etcétera, que cierra las enumeraciones
incompletas:
Nos queda mucho por hacer antes de emprender el viaje: terminar el trabajo pendiente; despedirnos de
nuestros padres; etc.
Los dos puntos (:) que, como la coma y el punto y coma, delimitan unidades sintácticas inferiores al enunciado,
detienen el discurso para llamar la atención sobre lo que sigue, que siempre está en estrecha relación con el
texto precedente. Por tanto, unen a su función delimitadora un valor anunciativo:
Tres son los ingredientes principales de para preparar un buen mojito: ron, zumo de lima y hojas de mena o
hierbabuena.
Ya lo dijo Plauto: “El hombre es un lobo para el hombre”.
Por regla general, tras los dos puntos se escribe minúscula, aunque hay algunos casos en que debe escribirse
mayúscula detrás de este signo.
Tras la fórmula de encabezamiento o saludo de una carta, se trate de envío postal, fax o correo
electrónico:
Estimado Sr. López:
En respuesta a su solicitud…
Tras los dos puntos que anuncian la reproducción de palabras textuales: El senador afirmó: “No
defraudaremos a los electores” salvo que la cita se inicie con puntos suspensivos: Y el monólogo
termina así: “y los sueños, sueños son”.
Tras los dos puntos que cierran los epígrafes o subtítulos de un libro o documento, o los elementos
de una enumeración en forma de lista, cuando el texto explicativo que lo sigue comienza en la misma
línea.
La arquitectura egipcia: El elemento más característico son las pirámides…
Tras los dos puntos que siguen a palabras como ejemplo, advertencia, nota, etc. Cuando preceden a
59 enunciados con plena independencia sintáctica y de sentido:
Advertencia: Medicamento no indicado para menores.
Tras los dos puntos que introducen una explicación en uno o más párrafos independientes,
normalmente precedidos de expresiones anunaciativas como a continuación o siguiente.
La receta se elabora tal como se explica a continuación:
Se baten los huevos…
Tras los dos puntos que siguen a verbos como certificar, exponer, solicitar, etc., cuando, escritos
enteramente en mayúsculas, presentan el objetivo fundamental de determinados documentos
jurídicos o administrativos:
Certifica:
Que Dª Celia Gracián ha trabajado…
Fuera del ámbito de la puntuación, los dos puntos se usan como símbolo matemático de división y como
separador de horas y minutos en las indicaciones horarias escritas con números.
RECUERDA
Debe evitarse el uso repetido de los dos puntos en un mismo enunciado, práctica que dificulta la
percepción de las relaciones entre las unidades lingüísticas. Así, no está adecuadamente puntuado el
siguiente ejemplo:
Se requieren dos tratamientos: uno físicos y otro psicológico: el primero con un fisioterapeuta
y el segundo con un equipo de psicólogos.
Se requieren dos tratamientos, uno físicos y otro psicológico: el primero con un fisioterapeuta
y el segundo con un equipo de psicólogos.
o Tras los verbos de lengua que introducen literalmente las palabras dichas por otra persona:
Ya lo dijo Ortega y Gasset: “La claridad es la cortesía del filósofo”.
60 o En los diálogos, en cambio, las palabas reproducidas tras los dos puntos se introducen mediante una
raya, normalmente en párrafo aparte:
Después de dudarlo unos momentos, respondió:
- Decidido, me voy a Tulum.
RECUERDA
Es incorrecto en español utilizar la coma en lugar de los dos puntos tras las fórmulas de saludo en
cartas y documentos:
Querida Raquel,
Los paréntesis.
Los paréntesis () que, son un signo doble que se usa generalmente para insertar en un enunciado una
información complementaria o aclaratoria. La secuencia enmarcada con paréntesis no se inicia con mayúscula,
salvo que el signo de apertura vaya precedido por un punto, o por un signo de cierre de interrogación o
exclamación:
No no, (hablaba muy alto), no tienes razón.
Se encierran entre paréntesis los incisos: Las asambleas (la última duró casi cuatro horas) se celebran en el
salón de actos.
Aunque también las comas se utilizan con este fin, el uso de los paréntesis implica un mayor grado de
aislamiento de la información.
También los paréntesis se usan para intercalar algún dato o precisión, como fechas, lugares, nombres de autor,
etc.:
El año en que nació (1616) es el mismo en que murió Cervantes.
En las obras teatrales, se utilizan los paréntesis para encerrar las acotaciones del autor o los apartes de los
personajes:
RAMIRO. (Con voz enojada). ¿Quién es a estas horas?
- Para introducir opciones alternativas en un texto. En el documento se indicará (n) el (los) día (s) en que
61 haya tenido lugar la baja.
- En la reproducción de citas textuales, se usan tres puntos entre paréntesis para indicar que se omite
un fragmento del original: Se cita en este famoso párrafo: “Hay ciudades (…) que no tienen catedral.
RECUERDA
El punto se coloca siempre detrás del paréntesis del cierre, incluso cuando el texto entre paréntesis
abarca todo el enunciado:
Los corchetes.
Los corchetes [] que, son un signo doble que, en ciertos contextos, se utiliza de forma análoga a os paréntesis
que incorporan información complementaria o aclaratoria.
- En obras de carácter lingüístico, los corchetes encierran las transcripciones fonéticas como [en’ klaBe],
de la voz enclave.
- Para indicar, en la transcripción de un texto, que se ha omitido un fragmento del original (como los
paréntesis): Se cita en este famoso párrafo: “Hay ciudades […] que no tienen catedral.
La raya.
La raya (—) es un signo ortográfico representado por un trazo horizontal e mayor longitud que el guion y que
el signo matemático menos, con los que no debe confundirse.
Deben usarse las rayas para introducir una nueva aclaración o inciso en un texto ya encerrado entre
paréntesis:
Para más información sobre este tema (la bibliografía existente—incluso en español—es bastante
extensa), deberá acudir a otras fuentes.
62
Para intercalar algún dato o precisión en un inciso escrito entre rayas, han de usarse los paréntesis:
Venezuela —primer lugar de tierra firme avistado por Colón en su tercer viaje a América (1498) —tenía
entonces unos 300.000 habitantes.
En la reproducción escrita de un diálogo, la raya que precede a la intervención de cada uno de los
interlocutores se escribe sin espacio entre esta y la intervención:
—¿Cuándo volverás?
—No tengo ni idea.
En las enumeraciones en forma de lista, sin embargo, sí se deja un espacio en blanco entre la raya y el
texto que sigue. Cada uno de los elementos de la lista se cierra con coma, sin coma, con punto y coma
o, incluso, con punto, en función de la extensión o complejidad de los enunciados. Salvo que se cierren
con punto, los elementos introducidos por la raya se escriben con minúscula inicial (OLE, 2010).
Las comillas.
Las comillas son un signo doble cuya función principal es enmarcar la reproducción en palabras que
corresponden a alguien distinto del emisor del mensaje; realizan, además, otras funciones que las acercan
a los recursos tipográficos.
o En español se emplean tres tipos de comillas, las angulares o españolas (‹›), las inglesas (“ ”) y las
simples (‘ ’).
o Las comillas se utilizan para enmarcar citas textuales: ‹Sobreviven los que se adaptan mejor al
cambio›; o para la reproducción de pensamientos ‹No tengo nada que perder›, pensó Manuela.
o Además, se pueden emplear para indicar que una palabra o expresión es impropia, vulgar, procede
de otra lengua o se utiliza irónicamente con un sentido especial: Siempre dice que las ‹cocretas› de
este sitio están ricas.
Entre otros usos, las comillas sirven para citar el título de un artículo, un reportaje, un cuento, un poema,
el capítulo de un libro o en general, cualquier parte interna de una publicación. Los títulos de los libros,
revistas y periódicos, por el contrario, se citan en cursiva (si el texto base va en redonda) o en redonda (si
el texto base va en cursiva):
Escribió el artículo ‹El léxico de hoy› para el libro El lenguaje en los medios de comunicación, obra en la que
participaron varios autores.
Los signos de interrogación (¿?) y de exclamación (¡!) son signos dobles cuya función principal es delimitar,
63 respectivamente, las secuencias interrogativas y exclamativas directas:
¿Qué quieres?
¡Qué nombre tan bonito!
Con esta función es incorrecto suprimir el signo de apertura por imitación de otras lenguas en las que
únicamente se coloca el de cierre:
Qué quieres?
Qué nombre tan bonito!
Por otra parte, después del signo de cierre de interrogación o exclamación se puede escribir cualquier
signo de puntuación salvo el punto:
Cuando los signos de cierre (?!) constituyen el final del enunciado, la palabra que sigue se escribe con
mayúscula inicial.
Se pueden omitir los signos de interrogación en las interrogativas retóricas, como Dónde vas a estar
mejor que aquí, en las que no se formula una verdadera pregunta, sino que se expresa indirectamente
una aseveración (‘en ningún sitio vas a estar mejor que aquí’).
También se pueden omitir los signos de interrogación en enunciados interrogativos independientes que
constituyen el título de una obra, un capitulo o cualquier otra sección de un texto: Cómo escribir bien en
español.
RECUERDA
Las conjunciones y /o en posición inicial deben escribirse como parte de la oración interrogativa o
exclamativa:
¿Y cómo lo encontraste?
Por su parte, la conjunción, pero en posición inicial puede preceder a la secuencia interrogativa o
exclamativa, o incluirse en ella:
- Se utilizan los signos de cierre escritos entre paréntesis para expresar duda (los de interrogación) o
sorpresa (los de exclamación), no exentas, en la mayoría de los casos, de ironía:
Tendría gracia (¿) que al final se saliera con la suya.
- En obras literarias, así como en textos con fuerte carga expresiva, como los publicitarios, es posible
escribir dos o tres signos de exclamación para indicar mayor énfasis en la entonación exclamativa:
¡¡¡Traidor!!!
Los puntos suspensivos (…) tienen como función principal señalar una suspensión u omisión en el discurso.
Cuando cierran el enunciado, la palabra siguiente debe escribirse con mayúscula inicial:
El caso es que si lloviese… Mejor no pensar en esa posibilidad.
En cambio, si el enunciado continúa tras ellos, la palabra que sigue se inicia con minúscula: Estoy pensando
que… aceptaré; en esta ocasión debo arriesgarme.
Cuando el uso de los puntos suspensivos responde a necesidades expresivas de carácter subjetivo,
funciona como indicadores de modalidad y tienen los siguientes valores:
a) Indican la existencia de una pausa transitoria en el discurso que expresa duda, temor o vacilación: El
niño dice que él no ha roto el jarrón…
b) Dejan el enunciado en suspenso con el fin de crear expectación (Si yo te contara…) o por cualquier
otro motivo (No quiero hablar de ello…fue todo muy violento).
c) A veces, sin que impliquen omisión, señalan la existencia de pausas que demoran enfáticamente el
enunciado: Ser… o no ser… Esa es la cuestión.
Los puntos suspensivos se emplean, además, para indicar que se omiten palabras del texto, bien porque
son innecesarias para descifrar el mensaje, bien porque resultan ya conocidas por el lector:
Se emplean al final de enumeraciones abiertas o incompletas, con el mismo valor que la palabra etcétera
o su abreviatura:
Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír música, etc…
Entre corchetes […] o entre paréntesis (…), los puntos suspensivos indican la suspensión de una palabra o
un fragmento en medio de una cita textual:
<Fui Don quijote de la Mancha y soy agora […] Alonso Quijano el Bueno>
Los puntos suspensivos son incompatibles con el punto; por tanto, cuando aparecen al final del
65 enunciado, no debe añadirse tras ellos un punto de cierre:
- Me encanta esta casa. Ver los árboles, el sol, la luz en las ventanas… Creo que volveré el año que
viene.
Pero, si los puntos suspensivos van detrás de una abreviatura, e suma a ellos el punto que la cierra, de
modo que se escribirán cuatro puntos en total:
Los signos auxiliares son signos de carácter accesorio que se utilizan en los textos con funciones muy diversas.
Solo trataremos los de carácter general, es decir, los que se emplean en la escritura de cualquier texto, como
son el guion, la barra y el apóstrofo.
El guion.
El guion (-) tiene dos usos principales: como signo de división de palabras a final de línea y como signo de
unión entre palabras u otros elementos gráficos independientes.
Dos o más vocales seguidas no deben separarse nunca con guion de final de línea, con independencia
de que se pronuncien en diptongo (can- / ción), triptongo (averi- / guáis) o hiato (ve- / nía, *vení- / a;
paí- / ses, *pa- / íses).
Se debe evitar dejar una vocal sola al final de línea (ami- / go, no *a- / migo). La división sí puede
realizarse si la vocal va precedida de h: hi- / dratante.
La doble erre se separa así: interrelación, inter-/ relación, pero antirrobo, anti-/ rrobo y no *anti-/ robo;
vice-/rrector, no *vice/ rector (OLE, 2010, p. 406).
Las palabras que tienen h muda intercalada se separan como si dicha letra no existiera: al-/ cohol, no
*alco-/ hol; prohi-/ bir, no *pro-/ hibir.
Las palabras prefijadas pueden dividirse silábicamente o por sus componentes: de-/ sactivar y des-/
activar. Las palabras compuestas también admiten la doble división (hispa-/ noamericano e hispano-/ -
americano [en este caso debe aparecer guion al final y también al principio de la línea siguiente]), pero
no si uno de los elementos no tiene existencia independiente: puntiagudo no se puede separar *punti-
/ agudo porque ‚punti‛ no existe como elemento independiente.
Es preferible no segmentar las palabras de otras lenguas al final de renglón (Washington), a no ser que
se conozcan las reglas vigentes en los idiomas respectivos.
Las siglas escritas enteramente en mayúsculas y las abreviaturas no deben dividirse al final de renglón
(IRPF, no *IR- / PF; teléf., no *te- / léf.). Sí pueden separarse los acrónimos que se han incorporado al
léxico general: ra- / dar, lá- / ser, Unes- / co (OLE, 2010, p. 409).
Las expresiones numéricas no deben separarse nunca a final de línea: *Alfonso X- / III, *300- / 000 €.
Se recomienda evitar particiones que generen fragmentos coincidentes con voces malsonantes: tentá-
/ culo, dis- / putas.
66
Las abreviaturas nunca deben dividirse con guion de final de línea: *ad-/ món., ni separar en distintos
renglones la abreviatura y el término al que acompaña: *s. / XVI.
El guion se emplea para unir adjetivos relacionados cuando se aplican a un mismo sustantivo sin que
medie entre ellos anexo alguno: curso teórico-práctico, literatura infantil-juvenil.
El guion se emplea para unir nombres de pila, apellidos y topónimos: Manuel-Andrés Dueñas (donde
Dueñas es el primer apellido), Manuel Andrés Dueñas (donde Andrés es el primer apellido), Ana Sánchez-
Cano (nombre y primer apellido), Vitoria-Gasteiz (nombre en español y en vasco de la capital de una
provincia española)
a) En expresiones numéricas.
Se utiliza el guion entre grupos de cifras que componen determinadas expresiones numéricas:
o En las fechas, para separar cifras que indican el día, el mes y el año: (4-9-1992).
o Para reflejar intervalos numéricos expresados en números arábigos o romanos: en las
páginas 23-45; durante los siglos X-XII. En la expresión de periodos, los años pueden
escribirse en su forma plena (1998-1999).
La barra.
La barra (/) se emplea normalmente como signo simple, con diferentes funciones.
Como signo abreviativo: Existen ciertas abreviaturas que se utilizan la barra como signo de
abreviación: c/ por calle; c/c por cuenta corriente.
Como indicador de final de línea: Cuando se emplea para separar los versos en los textos poéticos
que se reproducen en línea seguida, en las transcripciones de portadas o colofones de textos
antiguos para señalar el punto en el que se produce un cambio de línea en el original y en obras de
ortografía para la división de palabras cuando no caben completas en el mismo reglón: estor-/nudo.
Como signo de unión o relación entre palabra su otros elementos: Con el fin de expresar división,
proporción o mera relación entre los elementos que vincula, sustituyendo a una preposición: 180
km/h [= kilómetros por hora]; o bien, para indicar la existencia de dos o más opciones posibles entre
las que se establece una oposición o una relación alternativa: Querido/a amigo/a.
El apóstrofo.
El apóstrofo es un signo ortográfico auxiliar en forma de coma alta (‘). No debe utilizarse el acento agudo (´)
para representar el apóstrofo.
Este signo solo se utiliza hoy en ediciones actuales o modernizadas de textos antiguos, sobre todo poéticos,
para indicar la elisión de la vocal final que se produce en determinadas palabras cuando la que sigue
empieza por vocal: l’aspereza por la aspereza.
También se emplea para reflejar en la escritura la supresión de sonidos que se produce al pronunciar
palabras sucesivas en la lengua oral, especialmente en el habla popular: para el carro que m’acatarro.
El apóstrofo no debe utilizarse para marcar las supresiones de sonidos iniciales o finales que se producen
con independencia de la palabra adyacente (pa por para, y no pa’).
RECUERDA
Cuando se citan en textos en español, deben conservarse todos los apóstrofos presentes en nombres
o expresiones de otras lenguas:
No se usa el apóstrofo en la expresión abreviada de los años. Así pues, es incorrecto escribir promoción
del ’97, en lugar de promoción del 97.
No debe utilizarse el apóstrofo en la expresión de décadas mediante cifras. Así pues, es incorrecto escribir
los 30’s.
Debe evitarse el uso del apóstrofo seguido de una s para expresar el plural de las siglas, como hace el inglés:
DVD’s.
68
Las letras de nuestro abecedario pueden adoptar dos configuraciones distintas: minúscula y mayúscula. Las
mayúsculas se diferencian de las minúsculas por su tamaño, y, a veces, también por su trazo.
Las palabras pueden escribirse en minúsculas, con mayúscula inicial o enteramente en mayúsculas. En la
escritura ordinaria se utiliza como letra base la minúscula.
a) Todas las letras mayúsculas presentan un cuerpo de la misma altura, delimitado por dos líneas paralelas
de referencia, a excepción de la ñ y la q, cuyas virgulillas, esto es, los trazos que las diferencian de la n y de
la o, sobrepasan las líneas superior e inferior, respectivamente:
A, B, C, D, E, F, G, H, I, J, K, L, M, N, Ñ, O, P, Q, R, S, T, U, V, W, X, Y, Z.
b) La mayúscula de las letras i y j carece de punto: Inés, Javier. No obstante, en la escritura a mano es habitual
y admisible escribir un punto sobre la i mayúscula cuando esta es un simple trazo vertical.
c) Si los dígrafos ch, gu, ll y qu aparecen al inicio de una palabra escrita con mayúscula inicial, solo toma forma
69
de mayúscula la primera de sus letras: China, Guinea, Quito…; si la palabra se escribe enteramente en
mayúsculas, deben ir en mayúsculas las dos letras del dígrafo: CHINA, GUINEA, QUITO.
Las reglas de uso de la tilde y la diéresis se aplican a todas las palabras, también cuando están escritas con
mayúscula: Álvaro, LEÓN.
Solo se exceptúan las siglas escritas íntegramente en mayúsculas, que nunca llevan tilde: CIA (y no CÍA, por
Central Intelligence Agency).en cambio los acrónimos que es escriben enteramente en minúsculas (por ser ya
nombres comunes) o solos con mayúscula inicial (por ser nombres propios) llevarán tilde si así les corresponde
según las reglas de acentuación: módem, Enagás, Codicén.
Desde un punto de vista estrictamente lingüístico, la mayúscula cumple en español las siguientes funciones:
La mayúscula inicial:
Se escriben con mayúscula inicial exigida por la puntuación las palabras siguientes:
a) La primera palabra de un escrito o la que aparece después de u punto, con independencia de que pueda ir
precedida de un signo de puntuación: Llegó temprano, aun no había anochecido.
Cuando un enunciado o texto comienza con una cifra, la siguiente palabra debe escribirse con minúscula:
108 recetas de cocina.
b) La palabra que sigue a los puntos suspensivos cuando estos cierran el enunciado: Estuvieron con nosotros
Luis, Marta… Todos preguntaron por ti.
c) Cuando una oración interrogativa o exclamativa constituye la totalidad de un enunciado, es escribe con
mayúscula inicial la primera palabra del enunciado siguiente: ¿Qué hora es? Creo que llego tarde.
d) Como ya vimos en la Unidad 04, por regla general, tras los dos puntos se escribe minúscula, aunque hay
algunos casos en que debe escribirse mayúscula detrás de este signo.
Tras la fórmula de encabezamiento o saludo de una carta, se trate de envío postal, fax o correo
electrónico:
Estimado Sr. López:
70 En respuesta a su solicitud…
Tras los dos puntos que anuncian la reproducción de palabras textuales: El senador afirmó: “No
defraudaremos a los electores” salvo que la cita se inicie con puntos suspensivos: Y el monólogo
termina así: “…y los sueños, sueños son”.
Tras los dos puntos que cierran los epígrafes o subtítulos de un libro o documento, o los elementos
de una enumeración en forma de lista, cuando el texto explicativo que lo sigue comienza en la misma
línea.
La arquitectura egipcia: El elemento más característico son las pirámides…
Tras los dos puntos que siguen a palabras como ejemplo, advertencia, nota, etc. Cuando preceden a
enunciados con plena independencia sintáctica y de sentido:
Advertencia: Medicamento no indicado para menores.
Tras los dos puntos que introducen una explicación en uno o más párrafos independientes,
normalmente precedidos de expresiones anunciativas como a continuación o siguiente.
La receta se elabora tal como se explica a continuación:
Se baten los huevos…
Tras los dos puntos que siguen a verbos como certificar, exponer, solicitar, etc., cuando, escritos
enteramente en mayúsculas, presentan el objetivo fundamental de determinados documentos
jurídicos o administrativos:
Certifica:
Que Dª Celia Gracián ha trabajado…
La función primordial de la mayúscula en español es distinguir el nombre propio del nombre común. Los
nombres propis son sustantivos o grupos nominales que designan seres únicos y que se emplean para
singuralizarlos e identificarlos en el habla. La palabra no afecta solo a nombres propios genuinos (como los
nombres de persona o de lugar), también afecta a las expresiones pluriverbales que cumplen funciones
análogas a las del nombre propio, pues sirven asimismo para designar, identificar y particularizar entes únicos
(instituciones, organismos, obras de creación, etc.)
Además, hay usos en que nombres o expresiones comunes pasan a escribirse con mayúscula, debido
fundamentalmente a dos fenómenos:
Antonomasia, por la que un nombre o expresión común remplaza enteramente a un nombre propio:
el Salvador por Jesucristo o el Nuevo Mundo por América.
Personificación, que atribuye rasgos humanos a animales, objetos o conceptos abstractos, de modo
que el nombre común que los designa cumple el papel de nombre propio identificativo: La Muerte se
presentó guadaña en mano.
Después de punto y seguido, de punto y aparte y de los signos de interrogación y admiración, si no llevan
coma.
Escribiremos con mayúscula inicial el nombre de las asignaturas: Biología, Lengua, Inglés,
Matemáticas... (OLE, 2010, p. 493), así como las épocas o movimientos: la Antigüedad, el
Romanticismo..., pero con minúscula el nombre de movimientos o estilos: modernismo, simbolismo, etc.
Se escriben con minúscula inicial todos los tratamientos: don, fray, usted, su santidad (en este último
caso se admite la mayúscula si no va seguido del nombre propio de la persona a que se refiere). La
mayúscula es obligatoria en las abreviaturas: D., Ud., etc. (Cuando se ponen dos o más tratamientos,
todos van en abreviatura: Ilmo. Sr. D.).
También se escriben con minúscula inicial los títulos y cargos: El papa visitará la India en su próximo
viaje (OLE, 2010).
Se escriben con mayúscula inicial los nombres propios religiosos y sus apelativos (Dios, la Virgen…), pero
se recomienda usar la minúscula en los pronombres que hacen referencia a esos nombres religiosos: Ve
con Dios y que él te guíe (OLE, 2010).
En los nombres de barrios, urbanizaciones, calles o espacios urbanos, solo se escribe con mayúscula el
término específico: el barrio de Nervión, la avenida Ramón y Cajal, el parque del Alamillo (OLE, 2010) Se
escriben con mayúscula inicial todas las palabras significativas que componen la denominación
Se escribe con mayúscula inicial únicamente la primera palabra del título de cualquier obra de creación:
Libro de buen amor, Divina comedia, Diccionario de la lengua española, etc. En los títulos abreviados o
alternativos, el artículo se escribe con minúscula y en redonda: el Quijote, la Celestina, el Buscón (OLE,
2010). No ocurre lo mismo con el nombre de las publicaciones periódicas y de las colecciones: El Diario
Vasco, El Barco de Vapor, El Correo de Andalucía.
RECUERDA
Cuando el artículo el se escribe con mayúscula por formar parte del nombre propio, la contracción
con las preposiciones a o de no se realiza nunca en la escritura, aunque sí se produzca en el habla: un
viaje oficial a El Salvador, la portada de El País.
72 Notas importantes:
Cargos. Se escriben con minúscula inicial, vayan o no acompañados del nombre de la persona que
los tiene.
el rey Juan Carlos I, el papa, Pío IX, el ministro, el presidente, el embajador, el director
general, el obispo, el juez, el magistrado, el príncipe
Tratamientos. Se escriben con minúscula inicial. Sus abreviaturas, sin embargo, se siguen
escribiendo con mayúscula.
don, sor, fray, señor, hermanos, su santidad, su excelencia, vuestra merced, su señoría,
monseñor, ilustrísimo, excelentísimo... / pero: D., Ilmo, Hno., Mons.
Artículos en topónimos. Se escriben con mayúscula cuando forman parte del nombre propio, pero
en las comarcas se escriben con minúscula. En el primer caso el artículo no se contrae, mientras que
en el segundo sí.
Penínsulas. Cuando el nombre específico de una península es un adjetivo que alude a un topónimo
se escribe, como caso particular, con minúscula.
Premios. Se escriben con mayúscula todas las palabras significativas. La categoría se escribe con
mayúscula en los grandes premios internacionales y en minúscula en el resto. Cuando se alude al
objeto que representa el premio o a la persona premiada, se escribe con minúsculas.
Puntos cardinales. Se escriben con minúscula, salvo cuando son parte de un nombre propio (no son
nombres propios los puntos y líneas imaginarias).
Las mayúsculas favorecen la visibilidad y la lectura de los textos cortos, por lo que habitualmente se escriben
de esa forma palabras, frases e incluso textos completos en inscripciones, carteles, paneles informativos, etc.
a) Las palabras o frases que aparecen en las cubiertas y portadas de los libros y documentos, tanto impresos
como electrónicos, así como los títulos que encabezan cada una de sus divisiones internas (partes,
capítulos, escenas…)
73
b) Las cabeceras de diarios y revistas: EL PAÍS; no obstante, es cada vez más frecuente que se escriba solos
con mayúscula la inicial de las palabras significativas: La Voz de Galicia.
d) Los lemas y leyendas que aparezcan en banderas, estandartes, escudos y monedas: LIBRE CREZCA
FECUNDO (en el reverso de la moneda guatemalteca de cinco centavos).
f) En textos de carácter informativo, las frases que expresan el contenido fundamental del escrito: Por
motivos de higiene, SE PROHIBE DEPOSITAR BASURAS EN LA VIA PUBLICA.
g) Términos como aviso, nota, advertencia, etc.: AVISO: El pago de recibos solo podrá efectuarse el Lunes.
h) En textos jurídicos y administrativos, los verbos que expresan la finalidad del escrito o que introducen cada
una de las partes fundamentales, a fin de favorecer su rápida lectura: EXPONE, SOLICITA.
i) Los términos con los que se alude de forma breve y repetida a las diversas partes que se citan como
intervinientes en documentos jurídicos o administrativos: D. José Pérez García, en adelante, el
DEMANDANTE…
Las mayúsculas se emplean para formar siglas. La escritura de las siglas enteramente en mayúsculas, con
independencia de cómo se escriba la expresión a la que remplazan, permite distinguirlas con claridad del léxico
común:
AVE (sigla de alta velocidad española) frente a ave (‘animal con pico y plumas’).
Aquellas siglas que tienen que leerse, en todo o en parte, deletreando sus componentes deben mantener
siempre su escritura en mayúsculas: PSOE [pe-sóe]. En cambios, los acrónimos, esto es, aquellas siglas cuya
grafía permite leerlas secuencialmente (OTAN, UNESCO, UCI, IVA, etc.) pasan a convertirse en muchas
ocasiones en palabras a todos los efectos, ya sea como nombres propios, caso en el que mantienen la
mayúscula en la inicial (Unicef, Unesco), ya sea como nombres comunes, caso en el que pasan a escribirse
enteramente en minúsculas (uci, ovni, láser).
Las expresiones desarrolladas de siglas y acrónimos llevaran la mayúscula y minúsculas que les corresponden
por su naturaleza: Banco Central Europeo (BCE), con mayúsculas iniciales por ser el nombre de una institución,
frente a documento nacional de identidad (DNI).
En la actualidad es cada vez más frecuente escribir con mayúsculas únicamente la inicial de los componentes
de la sigla y mantener en minúscula las letras no iniciales o los conectores gramaticales (preposiciones o
conjunciones): DGTel (Dirección General de Telecomunicación), UdelaR (Universidad de la República).
Romano Decimal
I 1
V 5
X 10
L 50
C 100
D 500
M 1000
En ámbitos como la publicidad o el diseño gráfico, al igual que ocurre en el lenguaje literario, se busca llamar
la atención del receptor no solo con el contenido, sino también con la forma o apariencia del mensaje.
Comienza a ser habitual que marcas y nombres comerciales presenten mayúsculas intercaladas cuando el
nombre se forma a partir de varios componentes o palabras (la mayúscula marca así la frontera ente estos
componentes): CubaSí, MásVital, iBanesto.
Del mismo modo, es frecuente que el nombre propio de la marca o institución aparezca escrito enteramente
en minúsculas en los logotipos: yoigo, xerox, adidas, renfe. Estos recursos o estilísticos son admisibles en los
logotipos, el diseño gráfico y la publicidad, pero no deben usarse de forma abusiva e indiscriminada, por lo que
la grafía del nombre comercial o institucional debe acomodarse a la norma ortográfica y recuperar la mayúscula
inicial cuando se utilice en el interior de los textos: Las oficinas de Renfe estaban cerradas.
75
BIBLIOGRAFÍA
Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española (2012). Ortografía Básica de la
lengua española. Espasa.
76