Bibliografia Teoria
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EL OFICIO DE HISTORIADOR
resada y místificadora sobre el pasado humano. Y la importancia de esta Arendt, Hanna, «The Concept of History: Andent and Modern», en Between
utilidad crítico-formativa de las ciencias históricas (como entrenamiento Past and Future, Nueva York, Faber, 1961, pp. 41-90.
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en la duda metódica basada en criterios racionales antidogmáticos y no en
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una estéril duda escéptica) cabe apreciarla por contraposición a las preo
Aróstegui Sánchez, Julio, La investigación histórica, Teoría y método, Barcelona,
cupantes manifestaciones de credulidad e irracionalidad histórica que Crítica, 1995.
abundan en la vida pública de nuestra propia sociedad. Auerhach, Erich, Mimesis. L.a representación de la realidad en la literatura occiden
Como ejemplo de estas últimas, podríamos citar el caso de un joven tal, México, FCE, 1982. [Edición original en Suiza, 1942.]
asturiano que creía que los «astures» eran un pueblo «celta» indígena que AA VV, Las teorias de la causalidad, Salamanca, Sígueme, 1977.
vivía en Asturias antes de la llegada de los romanos (como si las migracio Baldó Lacomba, Marc, lntroducció a la historia, Valencia, Universidad, 1992,
nes indoeuropeas no hubieran llegado antes e igualmente a Cataluña o a Barker, P. (ed,), Las ciencias sociales hoy, México, FCE, 1981.
las provincias de Segovia y Ávila), que hablaban la lengua llamada «ba Benavides Lucas, M., Filosofía de la historia, Madrid, Síntesis, 1994.
ble» (como si los dialectos así designados no procedieran del latín y se hu Bernal, John D., Historia social de la ciencia, Barcelona, Península, 1967,2 vols.
bieran configurado bastantes siglos más tarde, en plena Edad Media) y Blach, Marc, Introducción a la historia, México, FCE, 1965.
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que el «puente romano» de Cangas de anís había sido construido en rea
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lidad en la «época celta» (como si no fuera una construcción medieval en Bueno Martínez, Gustavo, Idea de Ciencia desde la teoría del cierre categorial, San
virtud, entre otras cosas, de su arco de ojiva central). tander, UIMP, 1976.
Siempre cabría decir que estas elucubraciones metafísicas con su L.a teoría del cierre categorial, vol. 1. Introducción general Siete enfoques en el
puesta base histórica son realmente inofensivas y carentes de importancia estudio de la Ciencia, Oviedo, Pentalfa, 1992.
real. Lo cual no deja de ser cierto en gran medida, afortunadamente. Pero «Reliquias y relatos. Construcción del concepto de historia fenoménica», El
hay veces que esos delirios pseudohistóricos, a veces nostálgicos de la Basilism, Oviedo, núm. 1, 1978, pp. 5-16.
«Arcadia perdida» y a veces soñadores del futuro «Edén terrenal», siem «Gnoseología de las ciencias humanas», en Actas del 1 Congreso de Teoría y
pre tan irracionales como dogmáticos, cobran una trascendencia mortífe Metodología de las Ciencias, Oviedo, Pentalfa, 1982, pp. 315-337,
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Schaff, Adam, Historia y verdad, Barcelona, Crítica, 1977. tos históricos y sus autores) suelen situar los orígenes de la disciplina histó
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Serres, Michael, Historia de las ciencias, Madrid, Cátedra, 1991. doto y Tucídides. Algunos manuales comienzan señalando la existencia de
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relatos de contenido histórico en civilizaciones previas como la egipcia, la
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mesopotámica, la hebrea o la hindú del segundo y primer milenio antes de
drid, Alianza, 1988, nuestra era. Y aún hay otros que afirman la existencia de relatos históricos
Todorov, Tzvetan, Las morales de la historia, Barcelona, Paidós, 1993, desde el mismo momento en que surgen comunidades humanas, aunque
- Memoria del mal, tentación del bien. Indagación sobre el siglo xx, Barcelona, éstos fueran sólo cuentos, cantos y poemas orales que, debido al desconoci
Península, 2002. miento de la escritura, se han perdido para siempre en el olvido.
Topolsky,Jerzy, Metodología de la historia, Madrid, Cátedra, 1982. No obstante, casi todos los especialistas coinciden en señalar que a fi
- «The Concept ofTheory in Historical Research, Theory Versus Myth», Storia nales del XVIII Y principios del XIX la actividad de investigación y redac
della Storiograjia, núm. 13, 1988, pp, 67-79. ción de los relatos históricos experimentó una transformación notable, de
Valdeón, Julio, En defensa de la historia, Valladolid, Ámbito, 1988.
grado y calidad. A partir de ese momento, el ejercicio de la historia pasó a
Vázquez GarcÍa, Francisco, Estudios de Teoría y Metodología del saber histórico,
convertirse en una disciplina científica, bien diferente de la historia artís
Cádiz, Universidad, 1989.
Velarde Lombraña, Julián, Conocimiento y verdad, ()Viedo, Universidad de Ovie tica y literaria que se había venido practicando hasta entonces. En pala-
do, 199.3. del historiador norteamericano Harry Ritter:
Veyne, Paul, Cómo se escribe la historia, Madrid, Alianza, 1984,
Vílar, Pierre, Iniciación al vocabulario del análisis histórico, Barcelona, Crítica, Durante el siglo XVIII la antigua tradición de historia como narración se fusionó
1980, con el interés erudito por los hechos y, alrededor de 1800, el concepto moderno
Walsh, W. H., Introducción a la filosofía de la historia, México, Siglo XXI, 1976, de historia científica cobró forma!.
Wagensberg, Jorge, «La verdad en ciencia», Letras libres (Madrid), núm. 9, junio
de 2002, pp. 8-10. En efecto, la distancia entre la «historia» contada y relatada antes y
White, Hayden, El contenido de la forma, Narrativa, discurso y representación his después de Leopold von Ranke (por utilizar su persona como símbolo de
tórica, Barcelona, Paidós, 1993. las transformaciones operadas), es de tal grado que obliga a distinguir
ambos tipos de actividad: la primera sería una categoría o género literario
y narrativo peculiar; la segunda, una auténtica ciencia humana o social.
Han'y Ritter, «History». Die/tOflar; oICotlcepls itl Húlory, Nueva York, Greenwood
Press, 1986, pp. 193-200. Señala al respecto Arthur Marwick: "la Historia, como disciplina
académica y cuerpo de conocimientos, comienza sólo con Ranke y sus compatriotas alema·
nes de principios del siglo XIX», The Na/ure oI His/ory, Londres, Macmillan, 1989, p, 29.
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