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Monologos

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Te extraño, te quiero, te deseo.

Categoría: Monólogos

Creado en Domingo, 24 Mayo 2020 23:48

Escrito por ßrânđøn Mãrşhàłł

No lo resisto más, creo que te extraño, extraño todo de ti, hasta lo que no fuimos nunca, tu voz que nunca me dijo te
quiero, tus manos que nunca tocaron las mías, tu boca que nunca junte con mi boca, todos esos momentos que nunca
pasamos juntos, las veces que no ocurrieron que nos veíamos, tu sonrisa que nunca llegue a ver estando contigo, y
sin querer sonar irrespetuoso, pero extraño que tú cuerpo nunca haya tocado el mío. Vivo viendo al horizonte los
límites del cielo interminable, creyendo que nada tiene un fin, no se sabe cuándo termina el cielo y empieza el
espacio, yo tampoco supe cuando lo nuestro dejo de pasar.

Me siento devastado, he empezado a creer que nada tiene sentido, ¿porque debo sentir melancolia cuando tú te
sientes deseada?, yo te deseaba, te deseaba de forma espíritual, romántica, sin mentir también de forma sexual.
Había encontrado a mi otra mitad, pero resultaba que no encajaba con mi molde, no era para mí, ni hoy, ni nunca. 

Creo que estoy condenado a vivir observando a través de la ventana con un cigarrillo como la vida se me va, cada
vez me tiemblan más las manos, cada vez tengo más ojeras, cada vez me duele más el hígado, pero creo que así tenía
que ser, a veces me gusta imaginar creyendo que estoy cenando contigo en un restaurante fino con velas a la luz de
la luna en el balcón y otras veces, trato de imaginarte sin nada puesto recostada conmigo sin que nada más importe.

Dios, que mente más perversa que tengo, no trato de parecer incorrecto e indecente, pero es que en serio contigo me
veía haciendo de todo.

VOLVER A EMPEZAR
Categoría: Monólogos

Creado en Lunes, 04 Mayo 2020 13:20

Escrito por Magnolia Stella Correa Martinez

Sobre ascuas encendidas he recorrido el sendero, dando pasitos muy lentos para escalar la montaña;

Fueron muchas las espinas y una que otra pesadumbre las que frenaron mi paso sin detener mi camino;

Tuve unos días muy grises y algunas noches muy claras, que formaron los cimientos para cumplir mi
propósito;

Entre amigos y enemigos me tocó abrirme paso, mientras llegaba a la cima recibí más de un codazo.

Cuando miré para atrás me estaba esperando el diablo, al mirar hacia adelante me llamó un Ángel
Divino…

Arriba de la montaña me encontré con unos cuantos, algunos me conocieron y todos a mí se abrazaron;

En medio de aquella euforia que ocasiona algunos logros, ignoré aquellas punzadas que adornaron mi
faena…  

Agradecer los demonios que me hicieron ver a Dios, agradecer por el golpe que me empujó hacia
adelante. 

 
Cuando me encontré en la cima, sonriendo miré hacia abajo; nada me era conocido, ni personas ni
lugares…

Fue entonces cuando vi al Ángel que su mano me extendía, me ofrecía su voluntad para atender mi
destino…

Esta vez no lo seguí y me quedé en las alturas, gozándome de placeres y también desconociendo que
existen los otros seres…

Terminados ya los goces me miré y estaba sola… y aquí estoy al pie de la loma para reiniciar la cuesta de
la mano de mi Ángel.

AHORA TODOS LOS DÍAS SON


DOMINGO
Categoría: Monólogos

Creado en Sábado, 18 Abril 2020 00:24

Escrito por Edgar Tarazona Angel

 
A causa de la cuarentena y la disposición de no salir, necesaria
por la salud, a la mayoría todos los días nos parecen iguales. Los
que trabajan desde la casa deben sentir alguna diferencia, pero los
que realizamos actividades artísticas o artesanales cada día es
idéntico al anterior y, con toda seguridad, se repetirá al siguiente.
 Otros que no sentirán el paso de los días calendario son los
vagos, de todas maneras, no hacen nada y cada 24 horas para ellos
es igual a las anteriores. Para los campesinos que solo salen a los
pueblos los días de mercado no deben extrañar mucho esto del
encierro obligatorio, ellos siguen en sus actividades cotidianas y
extrañarán el domingo, cuando van a misa y se encuentran con
sus compadres y comparten unas cervezas.
Pero ¿por qué el titulo del artículo? La razón es sencilla, para la
mayoría de los habitantes de este país y tal vez del mundo, es un
día de descanso que se dedica a dormir hasta tarde, ver TV,
compartir con la familia y otras actividades dentro del hogar,
claro está que la diferencia es que no se puede salir a los parques,
a los centros comerciales, a cine o al estadio a ver fútbol.
Mientras no pase la pandemia todos los días serán similares.
Muchas personas están aburridas o desesperadas, ya me han
informado de tres intentos de suicidio de conocidos míos que no
soportan verse confinados en su casa. Yo aprovecho el tiempo
haciendo lo que más me gusta con solo la compañía de dos gatos.
El tiempo es una circunstancia que debe aprovecharse.
Me han llamado amigos aburridos para preguntarme porque no
me aburro y al responderles me dicen: no me gusta ver películas,
no escribo, no pinto, no hago artesanías, no me gusta escuchar
música, no tallo la madera… Los considero, debe ser desesperante
no saber hacer nada.

ME ENAMORÉ
Categoría: Monólogos

Creado en Viernes, 03 Abril 2020 19:27

Escrito por SeBastian Camilo Duarte Sossa

No lo planee, simplemente surgió de la nada, me enamoré sin tocar su frágil piel y a la


vez sin desnudarla, sin besar sus labios ni sentir su comesura, sin sentir como son sus
abrazos, yo me enamoré a través de una distancia de millas, kilómetros y metros que
nos separa. Mi corazón no ha callado, se lo ha dicho, se lo ha gritado, no me importa un
rostro o un cuerpo con una súper figura encurvada, solo me enamoré como nadie lo
haría, sin tocar su piel, me enamoré en silencio de lo que llevas guardado, me enamoré
de su frialdad cuando su genio esta desencadenado.

Conocer gente nueva


Todos, en nuestra larga o corta vida, hemos sido nuevos alguna vez. Y aunque sabemos o
imaginamos que el lugar al que llegamos nos terminará gustando, al principio es todo lo
contrario. Pongamos que el caso es llegar a una clase nueva. Nos parecen extraños todos
nuestros compañeros, el lugar... Los compañeros, hemos tocado un tema sensible. Son
capaces de desquiciarte con sus saludos, sus costumbres y sus gracias. Y digo "sus"
porque únicamente ellos las conocen. Y al principio te dejan a un lado, se ríen de ti o no te
hacen caso... tu profesora de 57 años se convierte en tu mejor y único aliado.

Entonces tú intentas hacer gracias, intentas relacionarte, y ése es el momento clave, pues
hay tres soluciones:

a) que seas gracioso y hasta el marginal de tu clase llore de la risa

b) que seas gracioso y que te miren con cara de afiliados a una secta
c) que no seas gracioso y obviamente o se rían de ti, o no se rían

Y es que hay que tener cuidado de quien te ríes. Por ejemplo, una imitación o cualquier
chiste en el que el profesor no quede muy bien parado siempre hace gracia. También un
chiste en el que intervenga el niño marginal, siempre hay uno en todas las clases. Esos
chistes catapultan tu puesto en la clasificación. En cambio, criticar al cabecilla puede
provocar tu muerte en vida.

Cuando conoces a ese compañero que terminará siendo tu amigo, no alivias mucho la
situación. Te aíslas junto a él y vivís en vuestro particular mundo autista.

Así que, la única esperanza que te queda es que tarde o temprano llegará alguien que se
convertirá en el nuevo y sufrirá lo que has sufrido tú.

Me conviene pensar que ahí estarás, tal como lo prometiste. Pero tantas veces
tus palabras no significaron nada realmente, que la seguridad que pretendo
infundirme se escapa entre mis dedos tan pronto intento aferrarme a ella.

La pregunta que surge entonces es ¿por qué? ¿Por qué confiar? O más
precisamente, ¿por qué confiar en quien sólo me ha mostrado leves ejemplos de
traición? ¿En qué me estoy convirtiendo? ¿En un pusilánime?

Tu amor sólo será un castigo. Entonces no es amor lo que quiero de ti. ¿Qué es?
Acaso un escape ¿De qué? A esta vida monótona, a este constante devenir
impostergable en todo cuanto acontece, porque las reacciones menos
predecibles eran de esperarse de la personas que ya conoces.

En cambio tú eres diferente. Ni siquiera eres especial o mejor. Tu falta de


compromiso es lo que te marca y te destaca, ese egoísmo tuyo que disfrazas de
circunstancia para no estar nunca a la hora ni hacer lo que deberías, sino lo que
te viene en gana, en el momento en que se te antoja.

¿Es eso admirable? Sí, para mí, en mi faceta más mediocre. Y ser mediocre es
tan fácil, como lo es admirarte, y quedar embobado cuando pasas de largo, sin
saber por qué.

Pero ahora lo sé. Ya no hay embrujo ahora que sé cuál es la razón, y no eres tú.
Es tu forma de vida a la que busco apearme, como bestia de carga que sigue el
camino que su instinto le marca.

¿Es eso suficiente? ¿Bastará saberlo para escapar de ti? Lo más probable es que
no, porque no es de ti de quien debo escapar, sino de mí. Y siempre estoy.
Siempre.

Pero ahora lo sé. Lo sé. Eso debería hacer alguna diferencia, alguna.
Aquí estoy. Pensando o queriendo pensar, porque así me conviene, que tú
también estarás, como lo prometiste. Y ahí estás. Tu forma se dibuja entre la
gente, llegando después del tiempo de la cita fijada, con el gesto perdido,
sonriendo efusiva cuando sólo nos separen unos metros.

El efecto en mí, sin embargo, ya no es el de antes.

Aquí estás. Te aproximas. Aquí estoy. El siguiente paso será mío.

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