MCL-La Crisis Del Derecho Penal
MCL-La Crisis Del Derecho Penal
MCL-La Crisis Del Derecho Penal
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Carlos Pellegrini 833 (Primer Cuerpo) - Piso 4°, Oficinas "A" y "B"
1
LA CRISIS DEL DERECHO PENAL1.
1. Antecedentes.
propusieron exponer sobre este tema, acepté de inmediato debido a que es algo sobre lo
-muchas veces tensa, en otras traumáticas-, existente entre el Estado (y sus agencias u
1
Este trabajo se preparó por un pedido que me formularon las autoridades de la Universidad de Palermo
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para ser presentado en un encuentro con profesores de derecho
penal organizado por la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho, Tarija, Bolivia. Fue brindada
aunque, en prieta síntesis, en distintas conferencias: en el Colegio de Abogados de Gualeguaychú,
Provincia de Entre Ríos (Agosto de 2005), en la Universidad de Derecho de Concepción del Uruguay,
Provincia de Entre Ríos (Septiembre de 2005), en la Asociación de Abogados del Partido de Patagones,
Provincia de Buenos Aires, en la Universidad Nacional de Córdoba, Provincia de Córdoba y en la
Universidad de La Matanza (Octubre de 2005). Posteriormente, desarrollé, amplié, ordené y agregué
ciertos conceptos, ideas y fallos, pero, como se verá, en líneas generales, mantiene la estructura de
diálogo originalmente concebida para la exposición. Luego, producto de cierto entusiasmo personal y
con el pedido de distintas autoridades universitarias, amigos y alumnos, el trabajo fue creciendo y
creciendo y llegó a ser lo que se presenta hoy.
2
1) el estado actual en que se encuentra la dogmática penal,
general -tanto en el mundo como en nuestro país- como un modelo de control social sea
tema que veremos en otra lección y denomino: “La Crisis del Derecho Penal”.
contribuye a la seguridad jurídica por cuanto señala límites y define conceptos, impone
la arbitrariedad y de la improvisación.
imprevisible será la decisión de los tribunales y más dependerán del azar y de factores
Enrique Gimbernat Ordeig en “Estudios de derecho penal”; 3ra. ed., Tecnos; Madrid; 1990, pág. 158 y
Manuel Jaén Vallejo en “Los puntos de partida de la dogmática penal”, ADPCP, fasc. 5, 1995 pág. 57 y
ss.
3
De esta manera, la seguridad jurídica necesita de una
según el cual el órgano que aplica la ley no es competente para crearla. De esta manera,
asiento al Código Penal, representa los principios más trascendentes y los derechos
3
Jesús María Silva Sánchez en “Aproximación al derecho penal contemporáneo”, Barcelona, 1992, pág.
43.
4
Enrique Bacigalupo en “Delito y punibilidad”, Madrid, 1983, pág. 17.
4
recepción en la Argentina del sistema dogmático penal alemán que impuso Don Luis
concepciones teleológicas del sistema orientados por los fines de la pena, la nueva
dogmática penal vincula sus conceptos con la función social del derecho penal
sociedad.
normativización de las nociones fundamentales del derecho penal, que contrasta con las
del lenguaje en que se expresa la actual teoría jurídica del delito. Por ejemplo, en la
doctrina penal alemana, autores que presentan una orientación tan distinta como Claus
Roxin, Günther Jakobs, Joachim Hruschka sitúan este concepto en el centro de sus
obras6.
5
Por ello se considera que el rol trascendental que tuvo el pensamiento de Hans Welzel, entre los años
1930-1960, fue superado y, en verdad, hoy ha quedado como saldo de su obra una modificación
sistemática, pero muchas de sus ideas y teorías actualmente son rechazadas o, simplemente, soslayadas.
6
Aparte de haber sido Roxin el principal promotor de la teoría de la imputación objetiva desde hace más
de treinta años, tanto la acción, como la parte objetiva del tipo y su parte subjetiva, se conciben en su
Tratado desde la óptica de la imputación: cfr. Derecho Penal, Parte general, I, traducción y notas de
5
Hoy no se trata sólo de verificar cómo se establece la
relación entre la acción y el resultado (por lo tanto de una visión crítica de los delitos de
Luzón Peña, Díaz y García Conlledo, y De Vicente Remesal, 1997, pág. 7 s., 265, 342 ss., 412 ss y su
trabajo “La problemática de la imputación objetiva” en Cuadernos de Política Criminal, 1989, págs.
749/69. Jakobs subtitula su Derecho Penal. Parte General (traducción de Cuello Contreras y González de
Murillo, 1995, "Fundamentos y teoría de la imputación"). De Joachim Hruschka, catedrático de derecho
penal y filosofía del derecho de la Universidad de Erlangen –Nürmberg- (que ya en 1976 publicó en
Berlín su libro Strukturen der Zurechnung) puede verse en español: Reglas de comportamiento y reglas
de imputación, traducción del profesor de la Universidad de Barcelona Baldo Lavilla, en ADPCP 1994,
ppág. 344 ss.) e “Imputación y derecho penal. Estudios sobre la Teoría de la Imputación”, edición a cargo
de Pablo Sánchez Ortiz, Thomson/Aranzadi, de la cátedra Garrigues de la Universidad de Navarra, que
reune distintos trabajos del profesor Hruschka publicado en su lengua entre 1980 y 2004, que nos
permiten reconstruir su opinión y, recientemente, “Repensar el derecho penal. Reflexiones a propósito
del libro sobre Derecho Criminal de George P. Fletcher. Entre los autores alemanes cabe destacar
también por la importancia central que otorgan al concepto de imputación a Rudolphi (ya desde la
primera edición del Systematischer Kommentar zum StGB, antes del § 1; en español puede verse el
trabajo de este autor “El fin del derecho penal del estado y las formas de imputación jurídico-penal”, en
el libro presentado, traducido y anotado por Silva Sánchez y coord. por Schünemann, “El sistema
moderno del derecho penal: cuestiones fundamentales”, 1991), Wolter (su primera y fundamental obra
fue “Objektive und personale Zurechnung von Verhalten”, 1981; en español ver su trabajo “Imputación
objetiva y personal a título de injusto...”, en el libro traducido por Silva Sánchez), Wolfgang Frisch
(catedrático de derecho penal de la Universidad de de Freinburg (Alemania), especialmente en su obra
“Tatbestandsmäßiges Verhalten und Zurechnung des Erfolgs”, 1989; en español ver su libro “Tipo penal
e imputación objetiva”, de Ed. Colex, Madrid, España, que, bajo la dirección de Bacigalupo, reúne varios
trabajos traducidos por Cancio Meliá, De la Gándara, Jaén Vallejo y Yesid Reyes Alvarado, 1995) y su
trabajo con Ricardo Robles Planas, investigador de la Universidad de Pompeu Fabra, “Desvalorar e
imputar. Sobre la imputación objetiva en derecho penal”, Ed. Atelier, Madrid, 2004 y Achenbach, que ha
destacado la conveniencia de sustituir el término ‘culpabilidad’ como categoría del delito por la
expresión ‘imputación individual’ (lo sostuvo ya en su obra primera y básica, “Historische und
dogmatische Grundlagen der strafrechtssystematischen Schuldlehre”, 1974); en español ver su trabajo
“Imputación individual, responsabilidad, culpabilidad”, en el libro coordinado por Schünemann y
traducido por Silva Sánchez, pág. 134 ss y no puedo olvidar a Eberhard Struensee en “Atribución
objetiva e Imprudencia”, por ejemplo, en Cuadernos de Política Criminal N° 44, 1991, págs. 449/58.
Es notorio que el concepto de imputación también se ha ido extendiendo en la doctrina española y latino-
americana. Aparte de la importancia especial que corresponde en este punto a Gimbernat Ordeig, se
destacan los libros de Margarita Martínez Escamilla, “La imputación objetiva del resultado”, Edersa,
Madrid, 1992, Paz de la Cuesta Aguado en “Tipicidad e imputación objetiva”, Ed. Tirant Lo Blanch,
Valencia, 1996; Bernardo Feijóo “Resultado lesivo e imputación objetiva”, Ed. Bosch, Barcelona, 2001,
las obras de Enrique Bacigalupo, Manuel Cancio Meliá como ser “Líneas básicas de la teoría de la
imputación objetiva”, “La imputación objetiva en derecho penal”, “Estudios sobre la teoría de la
imputación objetiva”, “La reformulación de la tipicidad a través de la teoría de la imputación objetiva”,
“Conducta de la víctima e imputación objetiva en derecho penal. Estudios sobre los ámbitos de
responsabilidad de víctima y autor en actividades arriesgadas”, Ed. Bosch, Barcelona, 1998; su obra
junto a Marcelo Ferrante y Marcelo Sancinetti “Estudios sobre la imputación objetiva”, Ed Ad-Hoc, Bs.
As. 1998 y su obra “Un nuevo sistema de derecho penal. Consideraciones sobre la teoría de la
imputación objetiva de Günther Jakobs”, elaborado junto a Enrique Peñaranda Ramos y el profesor vasco
6
en toda clase de delitos, a partir de criterios jurídicos e institutos como el riesgo
víctima y la posición de garante (que se emplean tanto para delitos omisivos como
comisivos).
toda la tipicidad, debe ser abarcada actualmente por la teoría de imputación objetiva7.
Carlos González Suárez, Ed Ad-Hoc, Bs. As., 1999 y de Yesid Reyes Alvarado, “Imputación objetiva”,
Ed. Temis, Bogotá, 1994 y los distintos trabajos de Marcelo A. Sancinetti, Edgardo Donna, Maximiliano
Rusconi, Héctor Mario Magariños, Mario Villar, entre tantos otros que abordan el tema con excelencia,
inclusive, en los cursos de posgrado de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de
Buenos Aires. Sobre la recepción de la teoría de la imputación objetiva por la jurisprudencia española a
partir de la STS de 20 mayo 81 cfr., Luzón Peña, Causalidad e imputación objetiva como categorías
distintas dentro del tipo de injusto, en Actualidad Jurídica 1981, pág. 78 ss., y en el mismo, Derecho
penal de la Circulación, 2ª ed. 1990, pág. 31 ss. (en este libro Luzón Peña incluye otros trabajos que
reflejan su posición sobre la teoría de la imputación objetiva: así, ver pág. 81 ss. y 105 ss.).
7
Enrique Bacigalupo, en el prólogo al libro “Líneas básicas de la teoría de la Imputación Objetiva” de
Manuel Cancio Meliá, Ediciones Jurídicas Cuyo, 2004.
8
Como Cuello Contreras y Serrano González de Morelli. Así también, en contra de una teoría general de
la imputación objetiva encontramos, por ejemplo, a Vives Antón quien entiende que cada conducta típica
tiene sus exigencias particulares y es irreconducible a un género común de conducta típica –Vives Antón
en “Fundamentos del Sistema Penal”, 1996, págs. 305/9-.
7
Kaufmann9, Wolfgang Frisch10, Joachim Hruschka11, Ebernard Struensee, entre
otros, y argentinos como Eugenio Raúl Zaffaroni12 y, aunque con ciertas variantes,
9
Armin Kaufmann, considera que la teoría de la imputación objetiva “lleva sellado en la frente” el delito
imprudente, pero en realidad viene a ocupar el espacio correspondiente al dolo –ver su obra “El delito
culposo”, trad. de Moisés Moreno H., Nuevo Pensamiento Penal, Buenos Aires, 1976, pág. 468.
10
Wolfgang Frisch concibe la teoría del comportamiento típico que distingue entre el juicio objetivo y
normativo de desaprobación de la conducta, por un lado, y la imputación del resultado a la conducta
desaprobada, por el otro. Sólo en este segundo escalón, sostiene, puede hablarse de imputación objetiva
en sentido estricto. El primero, se reserva a la teoría de la conducta típica –desaprobada por desbordar el
espacio de la libertad jurídicamente garantizada-, y emerge como una construcción separada de toda
consideración sobre imputación objetiva. A su marco de influencia se incorporan los conceptos de
adecuación social de Welzel y el riesgo permitido. Confr. sus obras “Tipo penal e imputación objetiva”,
Colex, Madrid, España, 1995 y “Comportamiento típico e imputación de resultado”, Ed. Marcial Pons,
Madrid, España, 2004, traducido por Cuello Contreras y Serrano González de Murillo, y “Desvalorar e
Imputar. Sobre la Imputación Objetiva en Derecho Penal”, escrito junto a Ricardo Robles Planas.
11
Joachim Hruschka, a quien Karl Larenz dedicará su “Metodología de la Ciencia del Derecho”, nos
brinda un punto de vista diverso del convencional y considera que tanto la teoría del comportamiento
típico como la doctrina sobre el nexo entre conducta y resultado deben excluirse del ámbito de las reglas
de imputación, desde que ambas son propias de las reglas de conducta. (Ver “Reglas de comportamiento
y reglas de imputación”, en Luzón Peña y Mir Puig, “Causas de Justificación y de atipicidad en Derecho
Penal”, 1995, págs. 171 y ss.). Según su opinión “la imputación” no guarda relación con la “imputación
objetiva”, sino que se relaciona exclusivamente con la posibilidad de atribuir un hecho a un sujeto como
obra suya en su condición de “causa libera”. Adopta una perspectiva moral sobre la atribución de
responsabilidad distante del naturalismo y del modelo finalista y cercana a la tradición del iusnaturalismo
racionalista que imperó en los siglos XVII y XVIII.
12
Para Zaffaroni los casos que se pretenden resolver con esta teoría son sólo problemas de “tipicidad
conglobante”. Inclusive considera que los supuestos de riesgo excluido son hipótesis de atipicidad por
inadecuación social del medio. Recordemos que Zaffaroni distingue entre tipicidad legal, conformada por
la tipicidad objetiva y subjetiva de la conducta, y tipicidad conglobante. Por lo tanto, los supuestos de
riesgo excluido, como se dijo, constituyen casos de atipicidad o extratipicidad. Además, entiende que con
la teoría de la imputación objetiva se está considerando en el nivel del aspecto objetivo del tipo, una
cuestión que es meramente normativa y que nada tiene que hacer con la causalidad ni con su relevancia
típica. Afirma, entonces, que “Roxin está planteando en el tipo objetivo el problema de la
antinormatividad de la conducta” y añade que “para Roxin es un problema de tipicidad objetiva. Para
nosotros de tipicidad conglobante, que debe resolverse una vez comprobada la tipicidad legal”. Por ello
considera que “la circunstancia de que una conducta descripta en un tipo legal y adecuada al mismo esté
o no efectivamente prohibida, es un problema de alcance de la norma interpretada dentro del total
contexto del orden normativo (conglobada), y que nada tiene que ver con la tipicidad legal objetiva”.
Eugenio Raúl Zaffaroni en su “Tratado de Derecho Penal. Parte General”, T III, Ed. Ediar, Buenos Aires,
1981, pág. 280 y Héctor Mario Magariños en “Teoría de la Imputación Objetiva”, “Doctrina Penal”; año
12; 1989; pág. 665.
8
omisión, dolo y culpa, el contenido y alcance de la antijuricidad y la culpabilidad (que
antes era tan clara y no presentaba discusión alguna13), se propone suprimir por
determinado, como el delito continuado, que no tiene una base dogmática fija e
integran15.
13
En palabras textuales de Marcelo A. Sancinetti, una vez que se sabe que el hecho es cometido con dolo,
la norma ya está quebrantada. A este respecto hay, ante todo, una gradación por el desarrollo del hecho.
Cuando el autor ha dejado atrás el comienzo de ejecución, pero no ha dado aún un paso de acción con el
cual admita que puede perder el control sobre el hecho, es decir, que el hecho podrá ya consumarse o
fracasar, estará todavía en el marco de la tentativa inacabada, un ilícito de menor gravedad. Recién
cuando dé aquel paso de acción que pueda ser suficiente para la consumación infringirá la norma de la
tentativa acabada, que es la misma norma que la del delito consumado porque –como diría Zielinski-, una
norma que no puede prohibir una conducta diferente que la que prohibe otra norma, no es una norma
distinta junto a esta norma, sino que se trata de la misma norma. La tentativa inacabada, en cambio,
infringe una norma distinta, el autor no tiene aún un dolo suficientemente desarrollado como para admitir
la producción del resultado. Él actúa, más bien, con una voluntad que en un aspecto que se realiza ya, y
en otro deberá realizarse en el futuro, en el paso de acción siguiente. Si el resultado se produce, por tanto,
en contra de las expectativas, durante la ejecución, no será imputable como hecho doloso, porque el autor
no conoce todas las condiciones del resultado, justamente cree que todavía no puede producirse.
En consecuencia todos los casos de anticipación del resultado a una etapa de ejecución anterior a la
tentativa acabada son casos de error relevante sobre el curso causal: a lo sumo, habrá responsabilidad por
imprudencia. La diferencia de punibilidad que todo el mundo ve como razonable entre tentativa y
consumación sólo tiene fundamento entre la tentativa inacabada y la tentativa acabada (Marcelo A.
Sancinetti en “Subjetivismo e Imputación Objetiva en Derecho Penal”, Ed. Ad-Hoc, Buenos Aires Págs.
73/4, “Teoría del delito”, págs. 409 y ss., con detalle, en “Fundamentación subjetiva del ilícito” y,
resumidamente, en ¿Responsablidad por acciones o responsabilidad por resultados?, capítulo I, punto
VII, B en “Ilícito personal y participación”).
Sancinetti destaca que Diethart Zieleinski sostiene que sólo el acto acabado es el ilícito (de acción)
completamente realizado; la tentativa inacabada contiene, necesariamente y siempre, un disvalor de
acción no realizado completamente. Una línea de distinción cualitativa en el plano del ilícito no corre,
por tanto, entre el delito tentado y el consumado, sino entre la tentativa inacabada y la acabada (Diethart
Zieleinski “Disvalor de acción”, Ed. Hammurabi, 1990, pág. 163, confr. también Ebernard Struensee).
15
9
Distintos conceptos se encuentran en discusión como ser:
causal o normativa), elementos normativos del tipo 16, ámbito de protección de la norma,
filosofía del nuevo derecho penal se encuentra en disputa, en examen, sujeto a una
todo definidas.
instrumento idóneo para la aplicación ordenada del derecho penal y de la teoría del
delito, que conforma una estructura compuesta por los diferentes elementos que
Confr. José Antonio Choclán Montalvo en “El delito continuado”, Ed. Marcial Pons, Madrid, España,
1997, capítulo I, págs. 15 y ss., en especial pág. 24.
16
Fue Max Ernst Mayer quien concibió los elementos normativos del tipo. Los consideró elementos
valorativos, que en parte prejuzgaban respecto de la antijuricidad. Se apartó así del concepto de tipo
objetivo no valorativo de Beling. Hoy Roxin los denomina elementos de valoración global del hecho y
Jakobs elementos completados normativamente por cuanto tienen por contenido una asignación jurídica.
El dilema actualmente planteado estriba en dónde se debe examinar el conocimiento de los elementos de
valoración global: ¿en el tipo? ¿en la antijuricidad? ¿en ambos?. Esa es la discusión, aunque, siguiendo a
Roxin, lo que acepta Jescheck, me inclino por su descomposición en dos: todos los presupuestos de
valoración global (tanto positivos como negativos) pertenecen al tipo, mientras que la propia valoración
de conjunto corresponde a la antijuricidad.
10
integran el delito (a diferencia del intuitivo régimen anglosajón por ejemplo). Sobre eso
comprendido entre 1890 y 1930. Por ese entonces llegó Hans Welzel, a quien siguieron
citar a algunos y, finalmente, emergieron las ideas de Claus Roxin y Günther Jakobs,
por lo cual el postfinalismo lleva tan sólo, como mucho, veinte años de análisis.
dogmática penal en los próximos años y, desde ya, lo adelanto, considero que, al
imputación objetiva, aunque tal vez con algunos matices, resultará airosa y prevalecerá
en la doctrina en general.
11
Capítulo II
analizarlo. Antes bien, me dedicaré hoy a examinar cuál es la situación que atraviesa el
derecho (porque el derecho penal es sólo una parte del derecho en su totalidad), cual es
vivir y desarrollarse libremente, en paz y armonía sin ser lesionado por otros17.
17
Para ello existen el derecho penal y el derecho procesal que son, precisamente, dos ramas del derecho
público. El derecho penal material regula la formación de la pretensión penal estatal y el derecho
procesal penal el procedimiento necesario para su comprobación e imposición, su finalidad es la
realización de las diligencias probatorias conducentes al descubrimiento de la verdad real.
12
sus fines primarios. Se piensa, con mayor o menor fundamento, que está sometido en
ejercicio del poder punitivo frente a las exigencias públicas 19. Inclusive ya algunos se
refieren al fracaso, que califican de rotundo, de los fines del discurso penal.
muchos tan a menudo, cuando la gente no cree en las leyes, cuando muchos ni siquiera
saben que ciertas leyes existen, cuando se tiene temor en las calles, cuando la violencia
aumenta, cuando las estadísticas de los delitos alarman, cuando las cárceles están
plagadas de seres humanos, cuando se absuelve a tantas personas que estuvieron presas
18
Una encuesta publicada a fines de 2005 informó: (1) que el 77% de los argentinos conoce poco o nada
la Constitución Nacional, (2) que el 85% opina que no se respeta su texto ni las leyes, (3) que los más
bajos niveles de confianza recaen en el Poder Judicial y (4) el 51 % de ciudadanos piensan que la Corte
Suprema de Justicia y los jueces son poco o nada independientes.
19
En ese sentido, entre muchos, Alessandro Baratta, en “Criminología Crítica y Crítica al Derecho
Penal”, Siglo XXI editores, México, 1986, pág. 218; Eugenio Raúl Zaffaroni, “En busca de las penas
perdidas”, Ed. Ediar, Buenos Aires, 1989, págs. 131/6 y, sinceramente, creo que así opina toda la
sociedad.
13
Es evidente, entonces, que se cuestiona seriamente la
capacidad del sistema penal para cumplir con sus objetivos básicos y más elementales.
de los dos está equivocado: o la sociedad o el derecho penal o acaso ¿estarán los dos? o
¿ninguno?. Ya veremos.
20
En el mundo actual, la mentira parece ser una característica (o requisito) de algunos políticos, ciertos
periodistas o de unos pocos abogados, etc., pero hoy se amplió hasta “los científicos” sobre quienes
siempre se tuvo respeto. El reciente caso del doctor Hwang y sus logros en la obtención de células madre
es un buen ejemplo. Y existieron otras grandes mentiras descubiertas, en estos últimos tiempos, en el
mismo campo: el doctor Raen B. Singh, experto en alimentación y sus estudios sobre la comida y el
riesgo de ataques al corazón en personas con dolencias cardíacas, Hendrix Schön, joven prodigio alemán
de la física y sus trabajos de electrónica molecular. En fin, el embuste, lamentablemente, parece una
constante de nuestros días en todos los ámbitos.
14
La pérdida de valores es una característica de nuestros
guerra externa y otra interna, dictaduras, democracias poco sólidas, crisis políticas,
entonces, ese Estado, frágil, asustado y exigido, recurre con suma urgencia a la
expectativas comunitarias (los reclamos sociales y las demandas del ciudadano común)
y simplemente simbólico, es decir, sólo apuntando a este último aspecto, dictado para
aparenta tutelar con eficiencia bienes jurídicos y a la comunidad en general, pero que,
Democrático de Derecho21.
21
En cuanto al respeto por los derechos humanos, en el orden internacional, lo aclaro, la situación no es
ideal. Frente al choque de civilizaciones, culturas o ideologías, tan sólo en el marco de las Naciones
Unidas se acusó a Rusia por abusar de su población y cometer crímenes de guerra contra Chechenia; a
China por las múltiples violaciones perpetradas a los derechos humanos; a Estados Unidos por los
bombardeos de 1999 contra Serbia, censurando el término “daño colateral” empleado al referirse a las
15
Por ello se sostiene que existe una enorme necesidad
social de que el Estado actúe y una creencia de que los instrumentos jurídico-penales
experiencia nos demuestra que son impotentes para alcanzar esos objetivos y, por ende,
es falso22.
muertes civiles provocadas. Vietnam, Bosnia, Bagdad... Y recordemos que el gobierno norteamericano
decidió no ratificar el tratado constitutivo de la Corte Penal Internacional. Y no hablemos de la cárcel de
Guantánamo o del alcance del acta patriótica. Y tengamos en claro lo que sucede en ciertos países de
Latinoamérica, Filipinas, Yemen o Marruecos. O si me equivoco que le pregunten a los serbios, a los
bosnios, a los croatas, a los kosovares. Birmania, Corea del Norte, Cuba, Irán y Zimbabwe se consideran
asentamientos de la tiranía. Belarús, la última dictadura de Europa, bajo el régimen de Lukas Henko,
tiene el peor récord de violación a los derechos humanos (según la Federación Internacional de Derechos
Humanos de Helsinski). Y pensemos por un instante en lo que ocurre en los países africanos. Sobran los
ejemplos. Tenemos un planeta globalizado, pero sin rumbo: se podría afirmar que ya estamos en la tercer
guerra mundial y no nos damos cuenta, el caos sangriento de Irak, disturbios en las grandes ciudades
francesas por la revuelta de los banlieues magrebíes (jóvenes hijos de inmigrantes, pero que, en
definitiva, son ciudadanos franceses, que se sienten marginados y discriminados), el terrorismo de
radicales islamitas con atentados sangrientos en distintos países, invasiones de la superpotencia,
enfrentamientos en Venezuela, África, Israel, Palestina, India-Paquistán- Chechenia, el sunnita contra las
comunidades chiítas en Irak y Paquistaní, España se desintegra (el país vasco –Eta- y el estado catalán),
Inglaterra, Irlanda y el Ira, etc., etc., etc.. La Unión Europea no tiene Constitución. En fin, es la realidad
de hoy, en cualquier ámbito, global y se verifica en lo que atañe a la paz, la pobreza, la seguridad, la
corrupción, los derechos humanos –sus logros y sus fracasos-. A todos, aunque en diferentes medidas,
nos afectan esos males, por lo cual se requieren enérgicas respuestas globales. Vuelvo sobre ese término
dada su importancia. En efecto, sólo con la adopción de mecanismos multilaterales adecuados y firmes
será posible acceder a las aspiraciones de prosperidad, solidaridad y justicia que necesita la humanidad.
22
Francis Fukuyama, autor de obras como “El Fin de la Historia y el Último Hombre” y “Construcción
del Estado: Gobierno y Orden Mundial en el Siglo XXI”, profesor de la Universidad Johns Hopkins,
sostuvo que en la Argentina “falla el Estado de Derecho. Se trata básicamente de un problema
institucional: los políticos cambian las leyes cuando no les convienen y usan su poder arbitrariamente...”
(del diario La Nación, 13 de noviembre de 2005, sección 7°, pág. 3). En consencuencia, es urgente que
las ideas de transparencia, compromiso moral, democratización interna y participación tomen fuerza.
Conseguir respuestas eficaces para el hambre, la desocupación, la seguridad, la proliferación de las
armas, las amenazas para la paz, por brindar ciertos ejemplos, requiere que la autoridad de organización
sea una realidad palpable y no sólo una simple proclama, una ficción o, en definitiva, un cuento más.
16
El derecho penal simbólico que emplea es, a corto plazo,
material y procesal.
23
Enrique Gimbernat Ordeig en “Ensayos Penales”, Ed. Tecnos, Madrid, 1999.
24
En ese sentido, ver Daniel R. Pastor “La deriva neopunitivista de organismos y activistas como causa
de desprestigio actual de los derechos humanos”, incluido en la separata de “Nuevo Doctrina Penal”,
2005-A, pág. 77.
17
Se instala un sistema penal que pretende imponer
obtener beneficios mediante golpes de efecto que exhibe a los afectados y a la opinión
pública en general.
legislativa penal sólo aparece inspirada por dos ideas: la creación de nuevos delitos y la
público, el legislador intenta tranquilizar a la sociedad con este tipo de medidas que no
son la solución .
25
Como un simple ejemplo, en la última década, hemos observado que el Poder Ejecutivo Nacional y
Provincial de turno promueve “cárcel para los evasores” a fin de solucionar los problemas de
recaudación. Un interesante debate se puede leer en los diarios del mes de enero de 2006. El Gobierno de
la Provincia de Buenos Aires postula “prisión al evasor” y el Colegio de Abogados de la gran provincia
le pide a su Gobernador, quien precisamente concibió esas normas, que vete las leyes propiciadas en ese
sentido por sus representantes en el Congreso.
18
El profesor español Manuel Cancio Meliá señala que es
una norma punitiva está en los efectos simbólicos obtenidos mediante su mera
determinadas actitudes en relación con los fenómenos penales que después son
justificación política de la ruptura o, si se prefiere, del cambio de las reglas del juego
razón jurídica como criterio informador del derecho y del proceso penal, aunque sea en
situaciones excepcionales como la creada por el terrorismo político o por otras formas
26
Luigi Ferrajoli “Derecho y Razón. Teoría del Garantismo Penal”, Ed. Trotta, Madrid, 1995, traducido
por Perfecto Andrés Ibáñez y otros, pag. 807.
19
El derecho penal siempre lo he concebido, desde que leí
por primera vez a Michel Foucault27, como la herramienta más poderosa y cruel con
prohibiciones- y establece los límites a ese poder de violencia Estatal a través de lo que,
derecho que establece formas de conducta y de vida, impone límites al poder penal
Estatal, precisa qué es lo que el hombre puede hacer y hasta dónde puede hacerlo para
27
Michel Foucault en “Vigilar y Castigar, Ed. Siglo XXI, México, 1987, pág. 111. Recordemos la escena
del condenado molido a golpes a quien pasean por las calles de París.
28
La doctrina en general siempre postuló que estos bienes son elevados a la categoría de bienes jurídicos
por la tutela que establece la ley y que el derecho penal los protege frente a determinadas formas de
agresión. Aunque aclaro al respecto que, como sostiene Marcelo A. Sancinetti, la idea de que la misión
del derecho penal es la de proteger bienes jurídicos “da para todo”, lo cual se demuestra con el hecho de
que hayan partido de ella autores con posiciones totalmente contrapuestas. Para nombrar sólo algunos
casos desde un extremo objetivista a uno subjetivista: Nino, Roxin, Stratenwerth, Mir Puig, Armin
Kaufmann, Zielinski, todos ellos han partido de la idea inicial de que el derecho penal debe proteger
bienes jurídicos (“Subjetivismo e Imputación Objetiva en Derecho Penal”, Ed. Ad-Hoc, Buenos Aires,
pág. 60). Por ello, se ha dicho que la misión fundamental del derecho penal, para cierta parte de la
doctrina, en especial desde la obra de Jakobs, es la de asegurar las condiciones fundamentales de la
convivencia humana en la comunidad o asegurar la vigencia de la norma y las expectativas del
ciudadano. Luego volveré sobre el tema.
29
Aclaro que, como se ha dicho, aludo a “otras cosas” por cuanto es sabido que, para algunos, el derecho
penal tiene el fin de proteger bienes jurídicos mientras que, para otros, su objetivo primordial es asegurar
las expectativas normativas y ratificar la vigencia de la norma contra el quebrantamiento llevado a cabo
por el infractor (Günther Jakobs).
20
mata en nombre de la sociedad cristiana y occidental –como se hizo en numerosos
muchas razones y no hay nada peor que el poder de la impunidad. Las personas suelen
convirtiendo en historia.
pero vigente dilema que se debe resolver sobre la antinomia que se presenta entre la
enorme dosis de violencia y por ese sencillo motivo se debe tender a su menor
30
En este sentido, resultan sumamente ilustrativos: Claus Roxin, Hans Heinrich Jescheck, Winfriend
Hassemer, en diferentes trabajos que examinaré, Santiago Mir Puig en su Tratado de Derecho Penal,
Francisco Muñoz Conde, en distintas obras, Jesús M. Silva Sánchez en “Aproximación...”, ob. cit., pág.
13, “La Expansión del Derecho Penal. Aspectos de la Política Criminal en las Sociedades
Postindustriales”, Ed. Civitas, Madrid, 1999 y, entre nosotros, Eugenio Raúl Zaffaroni, en sus diferentes
obras, Guillermo Yacobucci en “La deslegitimación de la potestad penal”, Ed. Abaco de Rodolfo
Depalma, Buenos Aires, 1998.; Maximiliano A. Rusconi en “Las Fronteras del Poder Penal”,
concretamente en el capítulo “Principios fundamentales del derecho penal”, págs. 8 y ss. Ed. Ciudad
Argentina, Buenos Aires, 2005, págs. 7 a 17.
21
utilización. En un sistema respetuoso del Estado de Derecho, sólo se debe recurrir al
derecho penal para proteger bienes jurídicos de real importancia y cuando los restantes
derecho penal debe existir un “modelo penal garantista” –en términos de Luigi
judicial.
31
Luigi Ferrajoli en “Derecho y Razón. Teoría del Garantismo Penal”, Ed. Trotta, Madrid, 1995, págs.
338/40.
32
En España la doctrina moderna postula que se debe buscar el mayor bien social con el menor costo
social. El “principio de la máxima utilidad posible” para las posibles víctimas debe combinarse con el de
“mínimo sufrimiento necesario” para los delincuentes. Ello conduce a una fundamentación utilitarista del
derecho penal no tendente a la mayor prevención posible, sino al mínimo de prevención imprescindibles
(confr. Santiago Mir Puig, en la lección 4 de su Tratado, págs. 123 y 151 y ss. y Francisco Muñoz Conde
en sus diferentes trabajos que ya fueron mencionados).
22
Y uno de esos instrumentos de garantía es, precisamente,
respecto de los restantes instrumentos del orden jurídico, cuya eficacia pretende
ideas, hace ya más de un siglo, Karl Binding36) por cuanto el derecho penal sólo
interviene frente a los ataques a los bienes jurídicos que resulten más graves y
decir, “el último recurso” que debe emplear el Estado y sólo a falta de otros resortes
menos lesivos.
33
Claus Roxin, “Sentido y límites de la pena estatal” en su libro “Problemas básicos del derecho penal”,
Ed. Reus, Madrid, 1976, págs. 21 y 38, quien sostiene que el derecho penal es “subsidiario” por cuanto la
tutela de los bienes jurídicos se lleva a cabo a través de “todo el ordenamiento jurídico” y el derecho
punitivo tiene tan solo “una misión subsidiaria en su protección”.
34
Hans Heinrich Jescheck en “Tratado de Derecho Penal. Parte General”, Ed. Losada, Buenos Aires,
1976, quien añade que el Derecho Penal debe emplearse sólo cuando ello resulta indispensable para la
protección de la sociedad (pág. 5).
35
Francisco Muñoz Conde en “Derecho Penal y Control Social”, Ed. Temis, Bogotá, 1999.
36
Karl Binding en “Lehrbuch des Gemeinen Deutschen Strafrenchts”, Bensoderer Teil, 1961, T I, págs.
20 y ss., quien propició que el derecho penal debía ser un sistema de protección accesoria para bienes
jurídicos que ya se encuentran tutelados en otras ramas del derecho.
37
Por ello el derecho penal no se ocupa de toda conducta antijurídica antes bien sólo se acota a “un
fragmento”: esas conductas más graves, peligrosas y, como veremos, lesivas teniendo en cuenta sus
elementos objetivos y subjetivos y sus resultados, si es un hecho que importa una lesión o una puesta en
peligro del bien jurídico; si la conducta es dolosa o imprudente; la penalidad establecida por el legislador
como pauta objetiva de ponderación; etc.
23
Así lo he leído en algunos saludables pronunciamientos
Federal38.
38
Aunque en el análisis de otro contexto, sostuvo el recordado doctor Campos, prestigioso integrante de
la Cámara del Crimen de la década del 80, que: “El análisis del ponderable fallo del sentenciante, pone
más que en evidencia el peligro de convertir cuestiones que deben ser debatidas en la sede ajena a la
criminal y correccional, so color de que "prima facie" podrían encuadrar en algunas de las descripciones
de los tipos legales previstos en nuestro Código Penal, propiciando de este modo una forzada aplicación
de una rama del ordenamiento jurídico que, si bien es único, debe ser tenido por tal para el juicio de valor
a emitir sobre el problema de la antijuridicidad, pero nunca, del ineludible compromiso de tratar todo
ello, sea en la tipicidad sea en la culpabilidad, el dolo, que nada tiene que ver en este terreno con el
tratamiento del mismo en materia civil o comercial.
Creo con absoluta sinceridad que ampliar el espectro fáctico de la intrincada maraña de los negocios
humanos, de evidentes connotaciones económicas, haciéndolos caer dentro de la esfera del derecho
penal, va contra la naturaleza realmente excepcional de este derecho, y genera la proliferación
indiscriminada e intimidatoria del remedio más sencillo pero también más encubiertamente amenazante
para lograr una solución favorable a ciertos más que respetables intereses particulares, pero que deben ser
dilucidados, hasta por razones de especialización, por quienes en ello se han capacitado y poseen mayor
experiencia y por ende, conocimientos más profundos, o sea, los jueces civiles y no los que integramos
este fuero.
A salvo, claro está, cierto bagaje de aprendida normativa básica del derecho en su totalidad, todo aquello
que requiera una específica interpretación de normas y cuyos efectos del decisorio puedan incidir en la
soluciones de conflictos, donde la voluntad de las partes debe ser desentrañada, pienso que los jueces
penales debemos abstenernos de emitir fallos que acuerden derechos que son ajenos a nuestra
competencia, aunque ello sea a través de una vía indirecta, porque constriñe en alguna medida al juez
natural del evento bien para no contradecirnos sufriendo la influencia de nuestro decisorio, bien
resolviendo en contrario, lo cual implica un conflicto jurisdiccional que debe evitarse” (Fallo “Martí,
Raúl E.” de la Sala IV de la Cámara del Crimen de la Capital Federal del 11 de abril de 1989).
Asimismo, como otro ejemplo, destaco el fallo dictado por la Cámara del Crimen, Sala V, en el caso
“Guebel”, del 30 de abril de 2003 (causa n° 21.335), en el cual, los jueces sostuvieron que resultaría
desacertado entender como prohibido todo lo que cabe en el sentido literal de los tipos penales, que por
las restricciones del lenguaje no tienen precisión limitativa de las conductas que el legislador aprecia
como disvaliosas. Una interpretación distinta extendería el poder punitivo de manera arbitraria, en clara
oposición al principio de “última ratio” del derecho penal.
39
Winfried Hassemer, prestigioso catedrático de derecho penal de la Universidad J. W. Goethe de
Frankfurt y Magistrado del Tribunal Constitucional Alemán, en su obra “Crítica al Derecho Penal de
Hoy”, Universidad Externado, Bogotá, Colombia, 1998.
24
La actualmente denominada “inflación del derecho
fragmentaria del derecho penal, que en un Estado Democrático de Derecho limitan sus
de los bienes jurídicos no sólo se realiza a través del derecho punitivo sino también a
en la protección de aquellos42.
40
Julio B. J. Maier en Revista de Ciencias Jurídicas ¿Más derecho?, Buenos Aires, pág. 272, quien cita a
Helmut Frister y Claus Roxin.
41
Entre nosotros, mi compañero de colegio Alberto Binder en “Introducción al Derecho Penal”, Editorial
Ad-Hoc, Buenos Aires, 2004, pág. 39 y en el exterior Cornelius Prittwitz de la escuela de Frankfurt en
“El Derecho Penal Alemán ¿Fragmentario? ¿Subsidiario? ¿Última Ratio?. Reflexiones sobre la Razón y
Límites de los Principios Limitadores del Derecho Penal” en su artículo publicado en el libro “La
Insostenible Situación del Derecho Penal”, traducción de María Teresa Castiñeira Palou, Editorial
Comares, Granada, 2000, págs. 428 y ss., entre otros.
42
En este sentido, confr. Claus Roxin, ob. cit.
25
Ya Hans Welzel43 sostenía que el derecho penal debía
castigar como delito “las infracciones más graves de las normas de la Ética Social”.
principio fundamental del derecho penal moderno (Binding, Welzel44, Hans Mayer45,
43
Hans Welzel en “Derecho Penal Alemán”, Ed. Jurídica de Chile, 1987, a quien sigue uno de sus
discípulos: Armin Kaufmann.
44
Hans Welzel, ob. cit., págs. 6 y 278.
45
Hans Meyer en “Strafrecht”, Ed. Allgemeiner Teil, 1967, pág. 54.
46
Claus Roxin, ob. cit., págs. 13 y ss., en “Sentido y límites de la pena estatal”, pág. 21 y ss.. quien, en su
obra elaborada con Günter Artz y Klaus Tiedemann, señala que “... resulta evidente que el
incumplimiento de contratos es socialmente dañoso, pues el comercio sólo puede funcionar y progresar si
los contratos se cumplen, pero la punición genérica de los incumplimientos contractuales resultaría
inadecuada, ya que el conflicto que representan puede solucionarse mediante una demanda ante los
tribunales civiles. Sólo ante los ladrones y los estafadores, en tanto suelen sustraerse a la justicia civil,
resulta imprescindible el recurso a instrumentos penales...” (Claus Roxin, Günther Arzt, Klaus
Tiedemann en “Introducción al Derecho Penal y al Derecho Penal Procesal”, págs. 22 y 23, Ed. Ariel,
Barcelona, España, 1989).
47
Johannes Wessels en “Derecho Penal. Parte General”, Ed. Depalma, Buenos Aires, 1980, pág. 3, quien
sostiene que las disposiciones penales sólo se justifican cuando no bastan medios terminantes, como ser
del derecho privado o público, en el interés de una protección eficaz de bienes jurídicos.
48
Francisco Muñoz Conde en sus obras “Función de la norma penal y reforma de Derecho Penal” e
“Introducción al Derecho Penal”, Ed. Bosch, Barcelona, 1975, págs. 71 y ss.
49
Santiago Mir Puig – o Puch como se pronuncia correctamente en catalán- en “Introducción a las bases
del Derecho Penal”, Ed. Bosch, Barcelona, 1976, págs. 125 y ss. y en “Derecho Penal, Parte General”,
págs. 98 y ss.
26
Dicho de otro modo. Postula Diez Ripollés que el
entiende el derecho penal como último recurso frente a la desorganización social, una
vez que han fracasado o no están disponibles otras medidas de política social, el control
hace más de treinta años, concretamente, en 1971, se afirmaba que “el derecho penal es
una disciplina integrada por amenazas y advertencias...; que no es nada más que esa
porque funciona en base a principios jurídicos que le son anteriores...; que cuando un
hecho es ilícito no es porque sea contrario al derecho penal sino al sistema jurídico
lugar y que se ocupe exclusivamente de las “ilicitudes picos (las más groseras, las más
llamativas, las de mayor entidad)”, dejando el resto de las conductas que puedan
50
Cfr. José Luis Diez Ripollés; “Garantías y Bien Jurídico” en “Teorías Actuales en el Derecho Penal; 75
Aniversario del Código Penal”; Ed. Ad-Hoc; Buenos Aires; 1998; pág. 437.
51
De Mariano Cúneo Libarona (padre) en el acto de apertura del “Curso Especial de Derecho Penal: el
Escribano Público y las Ciencias Penales” llevado a cabo en la Universidad Notarial Argentina, a partir
del 13 de abril de 1971, con intervención de los doctores Enrique Aftalión, Bernardo Beiderman, Roberto
Durrieu (p), Jorge Frías Caballero, Carlos Fontan Balestra, Carlos Giuliani Fonrouge, René Garris, Julio
C. Ledesma, Ricardo Levene, Héctor Rojas Pellerano, Alberto Millán y Sebastián Soler. En la ocasión,
en respaldo de estas ideas, brindó un ejemplo sencillo y gráfico: ante un alcohólico o toxicómano
crónico, capaz de dañarse a sí mismo o a los demás, pero que no cometió un delito, nunca debe intervenir
“la filosofía penal oficial. Es, para nosotros, un problema de derecho civil o de derecho administrativo,
pero de ninguna manera de derecho penal” (textual).
27
Entonces me pregunto:
estudiosos del derecho penal del mundo y de la República proponen, con importantes
delito de hechos cuya respuesta no la brindará nunca el derecho penal y cuya relevancia
más figuras penales, como si fuera el método y antídoto de solución de todos los males
Y en homenaje a los Jueces y Fiscales que deben emplear estas leyes recordemos que la Corte Suprema
de Justicia de la Nación ha sostenido que por amplias que sean las facultades judiciales en orden a la
aplicación e interpretación del derecho, el principio de separación de los poderes, fundamental en el
sistema republicano de gobierno adoptado por la Constitución Nacional, no consiente a los jueces el
poder de prescindir de lo dispuesto expresamente por la ley respecto del caso, so color de su posible
injusticia o desacierto (Fallos 249:425; 250:17; 263:460). Sin perjuicio de ello, creo que, en verdad, en
su loable labor, lo que el juez hace es política criminal, con un límite fundamental que es actuar dentro de
la ley, la cual no se puede franquear. Es ese ámbito tiene un margen de interpretación, que puede ser más
restringido o más extensivo (siempre que no incurra en la analogía), pero no puede jamás hacerle decir a
las normas lo que estas no dicen. Por eso el problema está dado en la ley penal. De todas formas, en
cuanto a la teoría de la interpretación de la ley mucho no se ha expuesto. Más allá de los viejos trabajos
de Larenz o Engisch o, en el ámbito local, de Jiménez de Asúa o Sebastián Soler, poco y nada se avanzó
28
Así, en la República, el Estado pretende solucionar los
conflictos que más le preocupan (seguridad, salud pública, corrupción, etc), ocultando
su ineficiencia y recurriendo, con una celeridad que alarma, al derecho penal, como
remedio y resorte para solucionar los grandes problemas comunitarios, pero, en verdad,
lo que está haciendo es simular que brinda inmediatas respuestas políticas a los
ciudadanía echando mano a los recursos más drásticos y violentos con que cuenta que
En este sentido, Winfriend Hassemer considera que la política criminal del derecho penal material
presenta los mismos elementos desde hace siglos. Que en la parte especial del derecho penal se agravan
las prescripciones y amenazas penales existentes, prolongando el derecho penal a otros espacios, que de
este modo se extiende a otros ámbitos tradicionales y a otros nuevos (confr. su trabajo “Perspectivas del
Derecho Penal Futuro”, publicado en 1998, en la Revista penal N° 1 de la Universidad de Huelva y de
Castilla La Mancha, traducción de Enrique Anarte Borrallo).
29
No se crea trabajo, industrias, producción, escuelas. No se
presta atención a la miseria y a los vulnerables 56. Antes bien, se crean más y más
actúa luego del hecho, nunca antes. Se atacan los efectos, no las causas del delito.
pobreza, que es un arma de destrucción masiva y debe ser la mayor causa motivadora
factores podrían sentarse las bases sólidas de la seguridad colectiva. Pero no se apunta a
ello. Antes bien, se establece un sistema penal que opera sobre una peligrosidad
es sólo una respuesta simbólica frente a la criminalidad dado que no resultan un medio
idóneo para hacer frente a la delincuencia al punto que la experiencia nos demuestra
56
Lo expuesto podría considerarse ajeno al derecho penal, pero no debemos perderlo de vista para
comprender el alcance de la cuestión examinada. Y por ese motivo los ejemplos actuales y los que
ocurrieron a lo largo de la historia abundan.
57
Sin desarrollo económico un Estado Democrático de Derecho es débil, no es estable. Es difícil mantener
la democracia (Francis Fukuyama, ob. cit.).
58
Las leyes sobre seguridad ciudadana, sabido es, son eficaces distractores de la opinión pública sobre
los problemas de fondo, de importancia, que enfrenta un país.
30
En palabras de Mangakis59 el derecho penal está siempre
correctamente que el derecho penal siempre llega tarde para proteger bienes jurídicos61.
59
Citado por Hassemer, en su obra “Crítica…”.
60
Sólo por citar algunos casos de antiguos conocidos: en España brinda su opinión en ese sentido Laura
Zuñiga Rodríguez en “La ley de seguridad ciudadana es un síntoma de la crisis del Poder Ejecutivo.
Especial consideración del sistema penal”, Editorial Temis, Revista D, N° 32, pág. 150, Lima, 1995. En
Perú lo hace Percy García Cavero “Análisis dogmático y político criminal de los denominados delitos
agravados y de los delitos de terrorismo especial”, en Cathedra Revista de los Estudiantes de Derecho de
la Universidad Mayor de San Marcos, Año IV, N° 6, pág. 130, Lima, 2000.
61
Por ello Marcelo A. Sancinetti, en línea con sus ideas, propugna que “si el derecho penal puede cumplir
una función de protección física, es decir, si es que se disuade a alguien en un sentido de prevención
general negativa, sólo será para las futuras violaciones a la norma, no para el hecho pasado, en que la
norma ya fue quebrantada y no logró ninguna disuasión. Y sucede que en el futuro se hallan por igual
tanto los hechos que serán consumados, como aquellos que quedarán frustrados en tentativa: al momento
de la motivación defectuosa el autor no tiene cómo saber si su hecho integrará un grupo o el otro, sólo
sabe que se motiva en contra de la expectativa de conducta y presupone la posibilidad de consumación.
El principio de lesividad, pues, correctamente entendido, no debe mirar a la lesión ocurrida, sino a la
lesión que podría producir un comportamiento de la clase a la que pertenece la conducta del autor, es
decir, la tendencia a la creación de un riesgo reprobado, no la producción del resultado en sí” (confr. su
trabajo “Por qué un concepto de ilícito penal sin disvalor de resultado permite una dogmática más
racional”, conferencia brindada en Buenos Aires y México D.F. en el año 2003, publicada en “El
Funcionalismo en Derecho Penal”, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 2003, págs. 133/186).
31
En definitiva, concibo al derecho penal como un mal
necesario62 que, debido a que contiene una enorme dosis de violencia y no importa
soluciones efectivas y reales, debe ser limitado, restringido y empleado sólo en ciertos y
determinados casos63.
especial, de delitos contra la propiedad. Pero esa tarea la puede llevar a cabo sólo el
Estado quien, en el desarrollo de dicha misión tan relevante, no debe olvidar cuáles son
los alcances, los límites y los fines primarios del derecho penal.
suma energía a la sociedad. Cuenta con el poder y los medios para ello. Pero no debe
corresponde.
siempre la Corte Suprema. La libertad del hombre se encuentra, por ende, limitada,
62
En verdad, si nos detenemos un instante y reflexionamos sobre este tema, verificaremos que, a lo largo
de toda la historia, el hombre no inventó algo mejor o que pueda reemplazarlo con alguna posibilidad de
éxito.
63
Hoy, concluyendo un proceso con la imposición de la cárcel -lo cual, como muchos sostienen no
representa solución alguna. Antes bien, empeora al detenido, lo contagia y perjudica a su familia- o con
una condena en suspenso –no es más que una advertencia-, comprobaremos que no se solucionó en nada
el mal provocado, la crisis y la enfermedad general que se atraviesa. Ya volveré sobre este tema.
32
lógicamente, por el interés común de la sociedad y la paz comunitaria y, en
deben ser claras y precisas, para que no exista un caos o un desorden generalizado.
costa de los intereses del Estado o de otros integrantes de esa comunidad. Por ello,
precisamente, existe la ley, como modelo de conducta y sistema de control social, que
ejerce el Estado.
década del 80 en España –que fueron varias-, Italia y Portugal por ejemplo.
extranjeros que son aptos para sociedades que tienen otra forma o estilo de vida, otra
64
Maximiliano A. Rusconi, ob. cit.
33
economía u otros problemas o retos distintos (terrorismo, medio ambiente65,
inmigración ilegal, etc.), pero comparto la postura que alienta la eliminación de tipos
ejerce una política preventiva e impone una indemnización por el daño ocasionado, sin
tener que recurrir al derecho penal que, como afirma, tiene una función más simbólica
que efectiva.
contra del derecho penal o propongo su abolición (como, en su medida, lo hacen Louk
65
En ese sentido lo informado en el artículo del diario “EL PAIS” de España del domingo 5 de febrero de
2006 es alarmante: “Doce millones de personas respiran aire sucio”. Más de ochenta ciudades superan
los límites establecidos por las disposiciones de Bruselas. La contaminación causa dieciséis mil muertes
(sección “Sociedad”, págs. 26/7).
66
Winfried Hassemer en ob.cit., pág. 192.
34
Hulsman67, Nils Christie68 o ciertos filósofos y analíticos norteamericanos 69). Antes
bien, considero que en una sociedad constituida en un Estado Liberal de Derecho, sólo
la pena garantiza la defensa de la paz jurídica dado que impone disciplina apelando a un
sentido de la responsabilidad.
opción aceptable para los seres humanos y mucho menos para los derechos humanos de
las personas. Tan sólo se lograría, toda vez que el control social seguiría rigiendo
nuestras vidas, eliminar los límites de las injerencias e intromisiones, dejando vía libre
a poderosos intereses sociales para imponer sus sanciones. Y eso sí que sería un caos y
muy peligroso y se debe evitar a toda costa. Ya Gandhi decía que si se aplica “el ojo
de las personas tiene protección no sólo interna sino internacional y se encuentra en los
67
Louk Hulsman en “Sistema Penal y Seguridad Ciudadana: hacia una alternativa”, Ed. Ariel, Barcelona,
1984; “Abolicionismo Penal”, Ed. Ediar, Buenos Aires, 1989 y en el “Enfoque abolicionista en el Poder
Punitivo del Estado”, Ed. Juris, Santa Fe, 1993.
68
Nils Christie en “Los límites del dolor”, Ed. Fondo de Cultura Económica, Méjico, 1984 y en “La
Industria del Control del Delito”, Ed. del Puerto, Buenos Aires, 1998.
69
Aclaro que en los Estados Unidos de Norteamérica quienes, en la actualidad, están trabajando mejor
los problemas de derecho penal, algunos inclinados en esta corriente de opinión, no son precisamente los
penalistas, que tienen básicamente una inclinación procesal, sino los filósofos y, muy especialmente, los
analíticos.
35
tratados y convenciones que con jerarquía constitucional se incorporaron en la reforma
constitucional de 1994 (artículo 75, inciso 22), por lo que cualquier disposición o
pretensión en contrario, aún desprendida de textos legales, ceden ante ellas. Así, por
3°); la “Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre” establece que
(artículo 1°); la “Convención Americana sobre los Derechos Humanos” (Pacto de San
José de Costa Rica) prescribe que “toda persona tiene el derecho a que se respete su
todo lo que ello implica en cuanto a la seguridad de los ciudadanos y del Estado mismo.
Pero debe aplicarse con estricto apego a la justicia y en su precisa medida por cuanto
36
La pena es un instrumento del que se vale la sociedad para
delito. Por eso es que Jescheck sostiene que delito, pena y medida son los conceptos
71
Jescheck, ob. cit., pág. 16.
37
Es más, los jueces no son los encargados de dirimir
cuestiones políticas. Ellos, simplemente, son los responsables de dar a cada uno lo suyo
y los árbitros entre conflictos privados o públicos, que se deben ocupar de hacer justicia
libertades de los ciudadanos y ser servidores inteligentes de la ley, para lo cual son los
poderes del Estado, sino, además, de la presión de las demás fuerzas sociales. Por ello,
los jueces deben permanecer ajenos a las voces de la calle, sin perjuicio de la dimensión
social de la labor que desempeñan y que no pueden llevar a cabo su tarea soslayando la
realidad social imperante. Las soluciones de compromiso nunca han sido modelo de
instituciones depende de la actuación firme de un Poder Judicial que emita sus fallos en
forma imparcial e independiente cada vez que sea requerido por la violación de un
derecho o de una garantía constitucional, sin dar muestras de obrar condicionado desde
comunicación. Ya lo veremos.
38
3. Los principios básicos del derecho penal. Garantías Constitucionales en peligro.
una importantísima evolución, pero no consigue aún superar buena parte de los
necesidad de protección de bienes jurídicos, esto es, una de las tareas fundamentales del
sistema penal, y las garantías que, como necesaria contrapartida, debe generar el propio
sistema.
pero, por encima de todo, la práctica penal debe funcionar como un auténtico sistema
de garantías.
derecho penal que no respete los principios básicos y elementales del Estado
39
Democrático de Derecho como ser: legalidad 72, exclusiva protección de bienes jurídicos
humanidad, defensa en juicio, debido proceso, inocencia, entre otros, que emergen de la
respuestas legales a los reclamos comunitarios, pero, en verdad, lo que hace es acatar
las directivas de la prensa que opina de todo (y mucho de derecho penal), guiados –tal
hace y reacciona rápida y enérgicamente frente a los postulados sociales, pero olvida el
modelo del Estado Democrático de Derecho que tanto esfuerzo y sacrificio debió
72
Que, como lo veremos, se expresa a través de la tipicidad, concebida por Ernst von Beling a principios
del siglo XX. Confr. su obra “Esquema de Derecho Penal, La Doctrina del Delito-Tipo”, Ed. Depalma,
Buenos Aires, 1944.
73
La teoría del delito, creada como se la concibió en el siglo XX por Franz Von Liszt, establece el
conjunto de requisitos técnicos que traduce estos principios políticos, referidos a un modelo de Estado.
(Franz Von Liszt en su “Tratado de Derecho Penal”, Ediciones de Quintiliano Saldaña, Reus, Madrid,
1914).
74
El modelo de Estado Democrático de Derecho, vale la pena recordarlo, nació con la ilustración (sus
exponentes fueron, entre otros, Voltaire, Rousseau, Montesquieu), creció con Beccaria, siguió con la
escuela clásica y se impuso a mitad del siglo XX. Se enfrentó a los sistemas totalitarios (el estado
comunista, fascista y nacional-socialista), pero, en su medida, aunque con lapsos en los cuales se
impusieron dictaduras en ciertos países, resultó triunfador y se expandió por todo el mundo.
40
En palabras de Julio B. J. Maier75 el derecho penal
implica la facultad más importante del legislador, o del ordenamiento jurídico, para
ejercer el poder, por cuanto, la pena estatal y su realización a través del derecho
procesal penal representan el medio de coerción más riguroso y drástico, esto es, la
como reacción en cadena del Estado contra la lesión de sus normas básicas 76. Por esta
Guayaquil, Ecuador, sostuvo con claridad que, desde su óptica, el Estado Democrático
El Estado que no está sobre el Derecho sino en donde el Derecho se encuentra sobre el
75
Charles Montesquieu, en “El Espíritu de las Leyes”; biblioteca “Los Grandes Pensadores”; T II; libro
XXIX; capitulo IV; pág. 245; Ed. Sarpe; Madrid; 1984.
41
soberanía, voluntad y expresión popular. Y agregó que necesariamente se debe limitar
Derecho es un logro, una conquista, a la cual nunca, bajo ningún pretexto, se debe
renunciar.
toda vez que el Estado democrático es aquél que, en un proceso constante de apertura,
concreta directiva política de que en tal contexto el recurso penal será siempre la
“última ratio”.
por propias razones de supervivencia, el sistema debe contar con suficiente motivación
aquellas conductas intolerables, las que amenazan la existencia misma del Estado
79
En ese sentido la Constitución Española –artículo 1- establece un modelo de Estado social y
democrático de Derecho.
42
democrático y afectan los intereses de la comunidad, como “última ratio”, aparece la
respuesta penal80.
una nueva delincuencia, más violenta, cruel, que no respeta ni los códigos criminales,
una delincuencia de cuello blanco más activa y trasnacional, una corrupción oficial
desmedida (lo que está ocurriendo en el Perú y en Brasil en estos días de fines de 2005
enfrentamiento entre seguridad vs. libertad, no debe alterar las fuentes de legitimación
del derecho penal y modificar las reglas de juego vigentes en un Estado Democrático de
Derecho.
delincuencia organizada.
80
Esto ya fue visto con claridad desde tiempo atrás por la doctrina tradicional que opina que las
elaboraciones teóricas han sido hechas, de modo opuesto pero recurrente, desde “los puntos de vista del
tirano y del oprimido”, correspondiendo a la elaboración iluminista la construcción de mecanismos
limitadores del poder, lo que, al mismo tiempo, resulta coherente con el aseguramiento de los más
amplios márgenes de libertad política y de vida.
43
Existen límites y garantías precisas que se deben respetar.
como un límite infranqueable para el poder del Estado, que establece y otorga un
sistema de libertades e impone un marco de respeto del Estado frente al ciudadano que
carta magna del delicuente”, aludiendo al límite que la ley penal impone al poder del
Estado.
tiene su corazón divido en dos grandes amores. Por un lado, la misión de investigar los
delitos y castigar a los culpables y, por otro, la de respetar en esa tarea determinados
81
Charles Montesquieu; en ob. cit..
82
Franz Von Liszt (Viena, 1851- Secheim 1919), docente de Derecho Penal en las Universidades de Gratz,
Giessen, Marburgo, Halle y Berlín, seguidor de la filosofía positivista, entre otras obras, fue autor del
“Tratado de Derecho Penal”; (Ediciones de Quintiliano Saldaña; Reus; Madrid; 1914) que tuvo amplia
repercusión. Aclaro que, en verdad, Von Liszt dijo mucho más que eso. Aferrado a las ideas de la
ilustración, consideraba que el derecho penal protege no a la colectividad, sino al individuo que se
rebelaba y le garantiza el derecho de ser castigado sólo si se dan los presupuestos legales y sólo dentro de
los límites legales. “El derecho penal es la infranqueable barrera de la política criminal. No en vano, el
titular del delito es el titular del bien jurídico anulado o limitado por la pena” (confr. sus conceptos en
“La idea del fin en el Derecho Penal”, Programa que presentó en la Universidad de Marburgo en 1882).
83
Francisco Muñoz Conde en “La búsqueda de la verdad en el proceso penal”, Colección Claves del
Derecho Penal, Volumen 1, Ed. Hammurabi, Buenos Aires.
44
principios y garantías que se han convertido en el moderno Estado Democrático de
humana. Puede resultar petulante decirlo, pero el futuro del mundo –civilizado- y del
puede hacerlo en una forma que sea compatible con el nivel cultural global de la
Nación.
vigilancia total, colocando tanques en la calle y policías detrás de cada ciudadano, con
84
Bockelmann en “ZUR Kritik der Strafrecht Skritik”, Festschrift fur R. Lange, 1976, pág. 1.
85
Por cierto, no alude a subtes o lugares públicos como existen en Londres y resultaron de suma utilidad
para esclarecer el feroz atentado de 2005.
45
De lo contrario, aceptemos la tortura, los apremios
ilegales, los allanamientos indebidos de morada y otros métodos coactivos que, tal vez,
en ciertos casos, resulten efectivos, pero que representan combatir a quien cometió un
por lo que proclama la sociedad o afirman quienes se lanzan a opinar y juzgar en los
46
Capítulo III
47
Capítulo IV
48
Capítulo V
La prensa y la justicia.
especialmente, opina, y mucho, sobre derecho penal, poder punitivo, justicia, jueces,
procesos, fallos, etc. Inclusive, he leído que algunos osados periodistas aluden a
cualquier lector. En los juicios, cuanto más sangre, dolor y pasiones se demuestre, más
interés se despierta en la sociedad en general. Desde mi óptica nada tiene de malo que
máximo), pero sí debe imponerse que lo hagan bien, seriamente, con fundamentos y
análisis y con la verdad. Pero, lamentablemente, advierto que ciertos periodistas opinan,
conocen, con precisión, los conceptos jurídicos o hechos sobre los que están
presuntos culpables, lo cual genera juicios paralelos, favorecidos por los medios de
comunicación, los “mass media”, cuyas consecuencias son muchas veces irreparables,
¡más graves que la posible condena! por el enorme daño que ocasiona86.
86
Confr. Mariano Cúneo Libarona (h.) en “La prensa y los delitos contra el honor”, publicado en la
Sección Doctrina de la Revista Jurídica “La Ley” del 1 de marzo de 2005.
49
Ya lo dijo José Saramago, premio nóbel de literatura,
criminal, que "es más fácil formular una acusación que destruirla, como es más fácil
abrir una herida que curarla". Además, es evidente que el clima social de condena de
una persona puede influir en los jueces encargados de dictar sentencia, en su caso,
miembros de un jurado, con las graves consecuencias que ello tendrá para los derechos
del acusado.
los juicios paralelos puedan desembocar en una anulación de lo actuado, como ocurre
50
conocimiento de sucesos de interés público sobre los que tiene derecho a formarse una
opinión”87.
verdad, los medios de comunicación, por un lado, no sólo pueden sino que deben
sentencia condenatoria.
87
Enrique Bacigalupo, en su artículo "Proceso judicial y juicios paralelos", publicado en el diario
español "El País" del 9 de febrero 1995, pág. 11; confr., en el mismo sentido, con amplias referencias
bibliográficas y jurisprudenciales, López Barja de Quiroga, J., "Instituciones de Derecho Procesal Penal",
1999, Madrid, págs. 105/139).
88
NJW. 1984, pág. 1921 y ss..
51
Enrique Bacigalupo ha puesto de manifiesto que del
principio de presunción de inocencia se debe deducir "un deber del Estado de custodiar
a la prensa mediante medidas positivas para que ésta se mantenga en sus informaciones
según la reforma operada en 1993, prevé la posibilidad de que el juez instructor ordene
propuesta, operaría no sólo como un derecho frente al Estado, sino también como un
una persona de una manera análoga a la que el Estado podría lograr con la pena, pero
-para peor- sin sujeción a los presupuestos que legitiman la pena estatal90”.
89
Enrique Bacigalupo, "Justicia penal y derechos fundamentales" ob. cit., pág. 142.
90
Enrique Bacigalupo, "Justicia penal y derechos fundamentales" ob. cit., pág. 143.
91
Confr. Jaén Vallejo en su artículo sobre presunción de inocencia y “juicios paralelos”, publicado en la
sección doctrina de la Revista de Derecho Penal y Procesal Penal, Lexis Nexis, pág. 364, de quien
extraigo estas consideraciones.
52
Sin perjuicio de lo expuesto, cabe añadir otras
fascinación, a los trovadores narrar escabrosos crímenes. Por los siglos de los siglos
muchas personas se han preocupado por estar bien informadas de los últimos sucesos
criminales y otros muchos se han deleitado con el relato de las tragedias ajenas92.
siglo pasado, cuando distintos diarios como “La Razón” (1905) y “Crítica” (1913)
concibieron una fórmula periodística por la cual obtuvieron ciertos de miles de lectores:
Para ser claro. Por un episodio muy cruel y difundido ocurrido en el año 1929 (el que se
denominó “El crimen del lago de Palermo”) el diario “Crítica” llegó a vender
setecientos cincuenta mil (750.000) ejemplares, con lo cual superó a los diarios de
mayor circulación de ese entonces que eran “La Prensa” y “La Nación”.
judiciales. Como señaló Humberto Eco, los destinatarios de esa información, son
Se crea una dictadura cultural que determina las conciencias sociales y culturales.
92
De Martín Abregú en su ponencia presentada en el IV Congreso Nacional Universitario y III
Latinoamericano de Derecho Penal y Criminología.
53
Entonces hago un poco de memoria y recuerdo como nos
regocijamos con las hazañas de bandidos como: Robin Hood; Buch Cassidy (Paul
Neuman) y Billy (Robert Redford); del criminal de la película “El Socio del Silencio”;
con las fechorías de los interpretes de “La Gran Estafa” o de “Dos pícaros
“Scarface” o “Cara cortada”; con las prácticas ilegales del agente secreto Jack Bauer en
la serie “24 Horas”. Sin duda, resulta evidente la influencia que ejerce en la mente del
vista.
54
Capítulo VI
que surge del principio de legalidad, y el legislador crea tipos penales imprecisos,
vagos, genéricos que no permiten contar con certezas respecto a cuál es la conducta
penal de autor94.
93
En el mismo sentido, Maximiliano Rusconi en ob. cit., págs. 1 a 17; Francisco Castex en “Apostillas al
abandono del derecho penal liberal, en Revista “Nueva Doctrina Penal”, N° 2002/B, 1 de mayo de 2003,
Buenos Aires, págs. 673 y ss..
94
Lo vemos, por ejemplo, con el instituto de la Reincidencia tan discutido y en el cual, la Corte,
seguramente, en un futuro no muy lejano, declarará su inconstitucionalidad.
55
tenencia (droga, armas, etc.) o en las actuales conductas previstas como lavado de
nuevo derecho penal de autor que, en la forma de derecho penal de riesgo, anticipa la
y normativos de los tipos penales, con lo que se quiere controlar no sólo la conducta,
los actos preparatorios ya había sido advertida por Soler quien, en su momento, expresó
resulta plausible; pero los límites del poder, de la eficacia y también de la justicia de las
leyes humanas están fijados por factores mucho más complejos que los buenos deseos
95
En ese sendero, por ejemplo, resulta muy complejo determinar, en el tipo objetivo, el origen ilícito de
los bienes y valores investigados y, en el tipo subjetivo, el dolo para realizar el ocultamiento o en dar
apariencia de licitud que implica el conocimiento previo de que provienen de un ilícito (o en el menos
exigente “haber sospechado” del artículo 25 de la ley de drogas 23.737 anterior). Por ello, como bien lo
afirma la doctora Patricia Llerena al referirse a la autonomía del delito de lavado y a la carga de la prueba
del delito precedente: “este tema resulta uno de los más controvertidos, por la probabilidad de que con
ligereza se violen garantías constitucionales y, en definitiva, bajo el ropaje de prevención y represión del
delito de lavado de dinero, se pretenda controlar los flujos monetarios, penar los incrementos
patrimoniales no justificados de las personas, crear un enriquecimiento ilícito de particulares e imponer
una verdadera inversión de la carga de la prueba” (ver Carpeta de Seminario “Combate al Lavado de
Dinero en los Sistemas Judiciales”, 2002, CICAD/OEA-SEDRONAR, pág. 75).
96
Eugenio Raúl Zaffaroni, Alejandro Alagia, Alejandro Slokar en “Derecho Penal. Parte General”;
Buenos Aires; 2000; pág. 64.
56
producen resultados positivamente dañosos para la sociedad, y en ciertos extremos
en nombre de ese ascetismo jurídico constituye una lección demasiado firme para que
constituye la más radical ampliación del poder del estado sobre los individuos. Torna
casi inútiles las figuras delictivas y el empeño por delimitar con precisión la esfera de lo
punible. Borra la distinción entre fuero externo (lo que es del César) y fuero interno (lo
que es de Dios), Constitución Nacional, artículo 19, y con ello crea el más alarmante
peligro indiscriminado para todos los ciudadanos, sin distinción, y muy en particular,
por cierto, para los que no comparten las ideas o los sentimientos de los gobernantes y
ella las leyes, que no pueden ser sino regulaciones externas y abstractas, deben
los órganos, esto es a las autoridades, en cuyas manos queda así depositado el supremo
poder de decidir, caso por caso, la punición. El estado autoritario se presenta por eso
de bienes jurídicos propias del derecho penal tradicional. Su forma delictiva es el delito
57
indefinidos o universales, que son vagamente configurados, cuya concepto es
complejo, como ser los delitos contra la salud pública en el derecho penal del
nulla poena sine conducta, derivado del principio de legalidad y del más puro modelo
políticos, sociales y culturales como ser la pertenencia a un grupo, como ocurre, para
ejercicio de sus funciones100 (CP. artículo 76 bis) o establecen la interrupción del curso
99
Que es un molde legal indefinido e impreciso, que flexibiliza el principio de responsabilidad personal en
busca de un bien jurídico difícil de delinear, que toma la forma de una criminalización anticipada, similar
a la de los actos preparatorios de una conspiración para delinquir. Al respecto se ha dicho que la conducta
es criminalizada “no por su condición de acto preparatorio de delitos futuros, sino en la medida en que, al
elevar drásticamente el riesgo de que éstos se produzcan lesiones en sí mismo, otro bien jurídico, a saber,
la tranquilidad pública, entidad ésta, como la seguridad cognitiva que es condición necesaria, para la
vigencia de las normas” (Jakobs, Günther, Krimminalisierung imvorfeld einer Rechtsgutsveeletzung,
ZstW97 (1985, pág. 774 y ss. citado por el entonces Procurador General de la Nación, Nicolás Eduardo
Becerra en “Recurso de Hecho, S. Emilio Oscar s/ Asociación Ilícita, causa 4653” – CSJN, 12 de
septiembre de 2002). En el citado dictamen Procurador Fiscal manifestó que “dado que se trata de la
punición de actos preparatorios, sólo admitibles por su especial peligrosidad, una interpretación que no se
ajuste estrictamente a la finalidad de la regulación, corre el riesgo de avanzar sobre acciones privadas
que, aunque moralmente disvaliosas, no revistan la extrema peligrosidad que legitimó el legislador, para
extender la punibilidad, al estadio de preparación. Ello sin duda importaría una infracción a los derechos
de asociación, legalidad y privacidad, tutelados en los arts. 14, 18 y 19 de la Constitución Nacional”.
100
Máxime si reparamos en que la probation (suspensión del juicio a prueba) es una institución
garantizadora de una efectiva política criminal moderna sobre la base de un criterio de resocialización,
que nada obsta a que se aplique a todas las personas, incluyendo, obviamente, a los funcionarios
públicos.
58
un delito en el cual hubiese participado un funcionario público (CP. artículo 64 segundo
párrafo).
autor prohibido por nuestra Constitución Nacional (artículo 18) que recoge el principio
de derecho penal de acto (como se hace en la libertad condicional –CP. artículo 13- o
no distingue para el ejercicio de esos derechos la calidad del autor sino por la entidad
sobre ello.
espectáculos deportivos.
de la teoría del delito, piedra angular del sistema de imputación penal, ha sido diseñada
a partir del comportamiento de una persona individual. Éste desarrollo, que hunde sus
raíces en el liberalismo individualista de la época 102, ha dado lugar a una concepción del
101
Alagia, Alejandro en “Probation y Pena de Inhabilitación”, en Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia
Penal, N° 7, Año 3, Ed. Ad Hoc, Buenos Aires, 1997, pág. 862.
102
Del que son un claro exponente las concepciones filosóficas de Kant y Hegel, para quienes la pena se
funda en el libre albedrío, esto es, la capacidad del hombre de elegir y evitar la realización de la conducta
punible.
59
delito como injusto personal103, que ha llegado a ser un consenso general en la doctrina
penalística. A partir de esta estructura, las categorías del delito, llámese acción, dolo,
2. El principio de desproporcionalidad.
reacción estatal, que es una derivación del principio nulla poena sine culpa, no es
legítimo imponer sanciones que no guarden relación con la magnitud del ilícito.
adecuadas a los fines legítimos a los que se dirijan y constituyan medidas necesarias en
dicho principio es una técnica para garantizar el respeto integral de los derechos
60
El principio de proporcionalidad impone, según
lícita una intervención punitiva cuando el mismo efecto puede lograrse con medidas
menos graves.
61
En la Argentina actual, frente a un caso grave, se reúne
el Congreso, crea nuevos delitos y aumenta, y mucho, las penas (como si los
delincuentes leyeran el Código Penal, las leyes nuevas que se dictan y conociesen el
habrá menos delitos. Con miedo tendremos más seguridad. Con cárcel al evasor habrá
más recaudación.
112
Se destaca, como un simple ejemplo, que la Cámara en lo Penal Económico, Sala A, rechazó el
planteo de inconstitucionalidad formulado por la defensa de los detenidos en la causa “Alonso de
Bernstein, María s/excarcelación”, del 13 de agosto de 2003.
62
(artículo 15 de la ley 24.769)113 114
, el abigeato agravado (Ley 25.890)115, la
delito de abandono de personas previsto en el artículo 106 del Código Penal llevando su
113
En contra de esta figura penal se han alzado numerosas voces. Citaré algunas. El destacado Carlos E.
Edwards en su artículo “La nueva agravante y la asociación ilícita en la ley penal tributaria y
previsional”, publicado en la Revista Jurídica “La Ley”, del Jueves 18 de marzo de 2004, sostuvo que:
“...La severa pena mínima que contempla la nueva agravante, con el consiguiente efecto de la
inexcarcelabilidad, reedita la cuestión de emplear la prisión preventiva como un medio de control social,
a fin de neutralizar en este caso una modalidad de delincuencia económica, ya que el inocultable objetivo
del legislador con la introducción de esta calificante es la restricción de la libertad personal tanto durante
el devenir del proceso penal como en el supuesto de una sentencia condenatoria. (...) Esta reforma se
enrola en el proceso de ampliación de la legislación penal que lamentablemente padece nuestro sistema
penal, en el cual el legislador aumenta considerablemente el número de disposiciones y leyes penales,
criminalizando nuevas conductas y agravando las penas, suponiendo, ingenuamente, que con ello
disminuirá el índice delictivo”. Hernán G. de Llano en su obra “El delito de asociación destinada a
cometer ilícitos tributarios”, de la Revista Jurídica “La Ley”, del Martes 23 de marzo de 2004, postuló
que: “La penalidad de la agravante que aumenta a cuatro el mínimo de la pena de todos los delitos de la
ley penal tributaria, cuando se verificare la concurrencia de tres o más personas, importa una clara
afectación al principio de proporcionalidad entre la gravedad del delito y la respuesta sancionatoria”.
Osvaldo H. Soler en “La asociación ilícita como delito autónomo en materia tributaria. Consideraciones
de le ley 25.874 publicada en el B.O. el 22 de enero de 2004”, de la Revista Jurídica “La Ley”, del Lunes
2 de febrero de 2004, sostuvo: “La lucha contra la evasión impositiva no puede ignorar y traspasar las
garantías individuales en juego, con claro desprecio de la Carta Magna. (...) El Estado procura mediante
la implementación de un régimen severo disuadir a los responsables de obligaciones tributarias para que
no incurran en incumplimientos que erosionen los recursos públicos, ejerciendo una presión persuasiva
que determine a los contribuyentes y responsables a cumplir con tales obligaciones y a desbaratar los
sistemas evasivos que se originan en la conducta premeditada y planificada de los responsables y
terceros.
La creencia de que se puede acabar con la evasión mediante el establecimiento de mayores penalidades
es la razón que explica la inclusión de la asociación ilícita dentro del elenco de los delitos tipificados por
la ley 24.769. Sin embargo, la experiencia nacional e internacional, enseña que generalmente el
incremento de las penas no provoca una disminución de la evasión tributaria. En efecto, han sido
numerosos los sistemas represivos puestos en vigencia en las tres últimas décadas en nuestro país y casi
incontables las reformas habidas en la materia, sin que se hubieran podido erradicar las prácticas
tributarias perniciosas.
Se ha creado un escenario en el que se pretende imponer la autoridad fiscal a través del miedo o el terror
a la represalia, aplicando políticas puramente intimidatorias, en vez de utilizar los medios que las leyes
de procedimiento autorizan para que el organismo fiscal cumpla con su función de contralor, las que
necesariamente deben receptar a los derechos y garantías de los administrados, para impedir que estos se
vean injustamente perseguidos. El empleo de procedimientos respetuosos de tales derechos y garantías es
el instrumento legítimo para combatir el flagelo de la evasión”.
114
En este sentido es dable destacar el pronunciamiento dictado por el Juzgado Penal Tributario N° 1 que
sostuvo que: “cabe declarar la inconstitucionalidad del artículo 15 inc. c) de la ley 24.769, incorporado
por la ley 25.874, en cuanto prevé el delito de asociación ilícita tributaria pues, la finalidad del legislador,
al establecer la escala penal aplicable a ese tipo penal – 3 años y 6 meses a 10 años de prisión-, fue
impedir que quien resulte imputado por dicho delito pueda gozar de su libertad durante el proceso, lo
63
la libertad ambulatoria, aunque la experiencia recogida indica que no se solucionó con
de uso civil sin autorización con penas de hasta tres años de prisión (ley 25.086).
muerte (ley 25.087) y algunos Tribunales han aplicado este criterio en orden al delito de
culpabilidad 117.
castigada si resulta culpable, es decir, será punible sólo aquél individuo a quien la
cual implica consagrar la ejecución de una pena anticipada al juicio, en clara violación al principio de
inocencia previsto en el artículo 18 de la Constitución Nacional”.
Y añadió que “resulta irrazonable que la escala penal prevista para el delito de asociación ilícita tributaria
consignado en el artículo 15 inc. c) de la ley 24.769, sea mayor que la penalidad aplicable a los delitos
tributarios consumados por cuanto la asociación ilícita tributaria reprime la preparación de hechos
delictivos (JNPenal Trib. Nro. 1, 2 de septiembre de 2005, “Chen Qibin”, IMP, 2005-B, pág. 2519, con
nota de María Gabriela Annoni).
115
En ciertos casos el delito impone una pena de cinco años y cuatro meses de prisión a cuarenta años
(sustracción en tres ocasiones, con intervención de tres mayores y un menor, por ejemplo) mientras el
homicidio simple presenta sólo una pena de ocho a veinticinco años de prisión.
116
Prevista en el artículo 140 de la ley 24.241, con una pena de prisión de cuatro a diez años, cuyo
contenido no difiere en lo sustancial de la figura de la administración fraudulenta que presenta una
penalidad sustancialmente inferior.
117
O de la exclusión de la imputación por la mera causación del resultado en el plano de la tipicidad, lo
cual es conocido como “versari in re ilicita” y congloba –bajo una fórmula de responsabilidad objetiva-, a
las figuras preterintencionales y delitos calificados por el resultado.
64
acción típica le pueda ser atribuida objetiva y subjetivamente 118. Es el principio de
atribuir responsabilidad penal a una persona sin que exista imputación subjetiva. Esta
exigencia deriva del principio de culpabilidad por el cual una pena no puede imponerse
al autor por la sola aparición de un resultado lesivo, sino únicamente en tanto pueda
atribuirse el hecho al autor como hecho suyo. El principio de culpabilidad significa que
la pena presupone en todo caso culpabilidad, por lo que quien actúa sin ella no puede
defecto del carácter, adquirido culpablemente por el modo de vida que se ha llevado
por el hecho”)119.
118
65
El principio del nullum crimen sine culpa, que tiene su
responder por un hecho que no le puede ser imputado como propio. Esta garantía se
conculca, como vimos, en los delitos calificados por la mera producción del resultado,
culpabilidad exige la presencia de imputación subjetiva, esto es, que el hecho haya sido
objetivo de cuidado al cual atribuir el resultado que se trate (no se pena el infortunio),
tentativa de robo con armas, lo cual importa efectuar una doble valoración contraria al
120
Así, al estar comprendida en la figura del robo el agravamiento por el uso de “arma”, no es posible
aplicar la nueva agravante prevista en el artículo 41 bis del Código Penal desde que implica una doble
penalización por el mismo hecho.
66
Y también se agravaron automáticamente las penas en los
casos en que una conducta imprudente causare más de una muerte (ley 25.189) o en los
que resulte víctima de homicidio un agente de seguridad (ley 25.601), sin interesar el
legislador valoró la mayor alarma social de este delito en comparación con otros, lo
cual resulta un enorme desatino121, que altera todo el sistema establecido por la
dogmática penal.
lesiones gravísimas que el homicidio preterintencional (C.P. arts. 91 y 81 inc. b). Para
de penas, se derogó la ley 24.390 (conocida como dos por uno), lo cual importa lisa y
121
Confr. Héctor G. Vidal, Albarracín en “Código Aduanero. Comentarios. Antecedentes, arts. 860 a
891”, Tomo VII-A, Buenos Aires, Abeledo Perrot, 1992, pág. 271 y CNPenal Económico, Sala B, 17 de
febrero de 2005, autos “Gil Padilla, Samuel E.”, en el cual se sostuvo una posición diferente desde que se
consideró que “corresponde rechazar el planteo de inconstitucionalidad del artículo 872 del Código
Aduanero toda vez que la equiparación de penas que establece entre el delito de contrabando en grado de
tentativa y el delito de contrabando consumado se debe a que el legislador ha valorado la mayor alarma
social producida por la tentativa de dicho delito en comparación con la de otros ilícitos, no afectándose
por lo tanto la garantía de igualdad constitucional…”.
67
llanamente violar los derechos humanos, como lo expuso la Comisión Interamericana
desarrolla el espectáculo deportivo, lo cual restringe su libertad y sus derechos sin que
Crimen en los autos “Ibáñez”, causa N° 23150, del 23 de marzo de 2004, en el cual el
superponen los roles que deben desempeñar los distintos actores que se encuentran
justicia, a los jueces en particular, a quienes les toca prevenir y evitar la comisión de
altercados y delitos y/o contravenciones por parte de personas violentas, o sin el grado
68
de socialización correspondiente, que ingresan a los estadios donde se realizan
una determinada política criminal, sino controlar que sus objetivos no se cumplan a
autoría). Son las máximas autoridades del fútbol nacional y, muy particularmente, los
dirigentes de cada institución, así como también las fuerzas de seguridad públicas en su
tarea preventiva los días de los partidos, quienes tendrían que preservar a los
corresponden con el decoro debido para la ocasión, haciendo uso del derecho de
por parte de sus operadores, puede hacer creer que, efectivamente, alguna solución se le
dará a los problemas que sistemáticamente se producen dentro de los estadios de fútbol
69
Como señalara hace ya unos años mi colega Elbert:
choca con limitaciones tan previsibles como insuperables122...”. (el destacado es mío).
penas anticipadas como se debe contribuir a poner coto a este problema; frente a la
deslindarla en terceros”.
principio de culpabilidad que, como vimos, entre otras cosas, limita la forma y
122
Diario Clarín, “Fútbol: ¿quién alimenta la violencia?”, pág. 21, del 20 de mayo de 1988.
70
Ante este panorama, puedo sostener que estamos en “la
era del normativismo”, por lo cual el Estado pretende solucionar los problemas que
que lo hace mal y se equivoca. Por ejemplo, al reformar el artículo 189 bis del Código
delitos cometidos con armas (ley 25.882) cometió un enorme desatino debido a que la
de fuego idónea (riesgo remoto) tiene ya ganada una penalidad más gravosa (seis años
y ocho meses a veinte años) que la concreción de una lesión grave o gravísima al sujeto
pasivo del robo (artículo 166, inc. 1 del Código Penal). Además, en el caso de
123
Sobre la derogación de la tenencia de municiones de guerra (Ley 25.886) confr. el artículo “Un hijo
inesperado de la fiebre penalizadora” de Ignacio Fabián Iriarte publicado en la Revista Jurídica “La Ley”
del 28 de junio de 2004, SP y PP, pág. 20. En la jurisprudencia, el Tribunal Oral Criminal Federal N° 1
de La Plata, en el caso “Paredes, Marcos”, del 20 de mayo de 2004, resolvió que: “corresponde absolver
al imputado en orden al delito de tenencia de municiones de guerra, en tanto la ley 25.886 (ADLA, Bol.
11/2004, pág. I) –en el caso, vigente al tiempo de la clausura del debate- al modificar el texto del artículo
189 bis del Código Penal no incluyó la simple tenencia de municiones de guerra en la descripción del
tipo penal, ya que conforme al artículo 2° del Código Procesal Penal debe aplicarse la ley penal
sancionada con posterioridad al hecho incriminado, si la misma es más favorable para el imputado, aún
cuando ello pueda deberse a una omisión accidental o no querida por el legislador”.
71
por la intimidación con un arma de fuego- es casi tan elevada como su concreción
jurídico que se pretende proteger con una incriminación más intensa (“integridad física”
o “vida”). Desde que, en verdad, la previsión de una tarifa punitiva tan costosa para la
posibilidad más lejana de afectación al objeto de bien jurídico desvanece los incentivos
que deberían desalentar a quienes emprenden una empresa delictiva con armas de
fuego, a efectos de que no las utilicen en perjuicio de la vida o la salud de otro (peligro
concreto o lesión124).
124
Marcela A. Martínez en “La nueva estructura del delito de robo con armas” publicado en la Revista de
Derecho Penal y Procesal Penal, Ed. Lexis Nexis, Buenos Aires, 2000-0; sección actualidad legislativa.
Para otra visión crítica de la reforma respecto de la desproporcionalidad de las penas confr. Federico A.
Zurueta en “Reformas legislativas a los delitos cometidos con armas”, JA 2004-III, fascículo n° 2, pág.
39 y Mario A. Juliano en “El nuevo tipo penal de robo con armas –ley 25.882- o “el tiro por la culata”.
125
Charles Montesquieu en “El Espíritu de las Leyes”; biblioteca “Los Grandes Pensadores”; T II; libro
XXIX; capitulo IV; pág. 245; Ed. Sarpe; Madrid; 1984.
72
En el mismo sendero crítico, en el discurso criminal
que exige que todo tipo penal refleje de modo claro y definido la lesión de un bien
digno de protección jurídico penal y nos encontramos con los delitos de mera
de drogas para uso personal o conspiración, arts. 14 y 29 bis de las leyes 23.737 y
24.424)126.
razón fundamental y primera por la cual se tipifica un hecho como delito es,
jurídico.
126
Con la Ley 26.052, promulgada el 30 de agosto de 2005, se incorporó al artículo 5 de la Ley 23.737, la
entrega, suministro o facilitación ocasional, gratuita, de escasa cantidad para uso personal de quien la
recepta.
73
criminal de la emergencia (como la sanción de delitos de mera tenencia o la punición de
derecho penal, ubicándose en un lugar cada vez más lejano del núcleo de protección del
bien jurídico-penal.
protege más y de distinta manera a los bienes jurídicos, buscando que esa protección
sea antes de la propia lesión (...). Se trata de un derecho que debe ser orientado a la
identidad reservada.
127
Edgardo Donna en “Delito y Medio Ambiente”, Editorial Rubinzal Culzoni, Buenos Aires, 1999,
Tomo II, pág. 339.
74
encubierto –autorizado a delinquir128 (?)-, el arrepentido y el delator o testimonios
128
Sin embargo, la Corte estableció que es su criterio que el empleo de un agente encubierto para la
averiguación de los delitos no es por sí mismo contrario a garantías constitucionales. Una cuidadosa
comprensión de la realidad de nuestra vida social común, y en especial el hecho comprobado de que
ciertos delitos de gravedad se preparan e incluso ejecutan en la esfera de intimidad de los involucrados en
ellos, como sucede particularmente con el tráfico de estupefacientes, impone reconocer que esos delitos
sólo son susceptibles de ser descubiertos y probados si los órganos encargados de la prevención logran
ser admitidos en el círculo de intimidad en el que ellos tienen lugar. Por tal razón, una interpretación
prudente de las garantías procesales contenidas en la Constitución Nacional permite aceptar, bajo ciertas
restricciones, el empleo de agentes encubiertos de modo similar al que se lo admite en otros países en los
que las reglas del Estado Democrático de Derecho prescriben garantías análogas a las que rigen en la
República Argentina; entre los cuales cabe citar a los Estados Unidos (confr. "Lewis v. U.S., 385 US
206) y a la República Federal de Alemania (confr. BGH Gr. S. Srt. 32, 115, 122; 57, 250, 284 y la
decisión del BGH en NStZ, 1982, 40).
Pero añadió que la conformidad con el orden jurídico del empleo de agentes encubiertos requiere que el
comportamiento de ese agente se mantenga dentro de los principios del Estado Democrático de Derecho
(así se sostuvo en Alemania el BGH, confr. decisión en NStZ 1984, 78), lo que no sucede cuando el
agente encubierto se involucra de tal manera que hubiese creado o instigado la ofensa criminal en la
cabeza del delincuente, pues la función de quienes ejecutan la ley es la prevención del crimen y la
aprehensión de los criminales, pero esa función no incluye la de producir el crimen tentando a personas
inocentes a cometer esas violaciones (confr. "Sorrels v. U. S.", 287 US 435). De tal modo, cabe distinguir
los casos en que los agentes del gobierno simplemente aprovechan las oportunidades o facilidades que
otorga el acusado predispuesto a cometer el delito, de los que son "producto de la actividad creativa" de
los oficiales que ejecutan la ley (confr. además del caso citado de 287 US 435, "Sherman v. U. S.", 356
US 369 y "Hampton v. U. S.", 425 US 484) en los que procede desechar las pruebas obtenidas por la
actividad "criminógena" de la policía bajo lo que en el derecho americano se conoce como defensa de
"entrapment" (confr. "Woo Wai v. U. S.", 223 US 412 y "U. S. v. Russell", 441 US 423, además del ya
citado caso de 287 US 435).
Que hay que distinguir también los casos en que el agente encubierto o colaborador sólo se limita a
reproducir para el proceso aquello de lo que fue testigo por la actitud voluntaria de quien tenía el derecho
de exclusión sobre su ámbito constitucionalmente protegido, de aquéllos en los que se configura una
verdadera intrusión a la intimidad excediendo los límites de lo que el titular de ese derecho de exclusión
admitía que fuera conocido por el extraño. Tal sería el caso en que con ocasión de un ingreso autorizado
por el interesado, el agente encubierto realizara pesquisas, inspecciones, registros, secuestros, etc., de
manera subrepticia y más allá de lo que pueda considerarse comprendido dentro de la renuncia a la
intimidad del interesado.
Este es el modo en que también ha sido entendida la garantía constitucional de la intimidad del domicilio
por la Corte Suprema de los Estados Unidos de Norteamérica, en un caso en el que un agente federal de
narcóticos, haciéndose pasar por un consumidor de drogas, expresó al sospechoso su interés en comprar
esas sustancias, y en tales circunstancias fue invitado por el imputado a su casa, donde tuvo lugar la
transacción ("Lewis v. U. S.", 385 US 206). Allí la Corte admitió la validez del testimonio incriminatorio
en el juicio que se siguió al traficante sobre la base de que el imputado "invitó" al agente encubierto a su
domicilio con el propósito de ejecutar una venta ilícita de drogas, "y que en ninguna de sus visitas el
agente vio o tomó algo distinto de lo considerado y de hecho querido por el imputado como parte
necesaria de su negocio ilegal" (Fallo “Fernández, Víctor H.” del 11 de diciembre de 1990, publicado en
75
Si bien, en general, nuestros Tribunales han aceptado la
oral y público la identidad de un testigo, fuera de los casos de reserva que las leyes
autorizan -en el caso, se trataba de un proceso por robo seguido de homicidio- o más
allá del plazo de la instrucción, entra en pugna con la garantía de la defensa en juicio
comparecencia de los testigos de descargo y de que éstos puedan ser interrogados en las
apertura de instrucción suplementaria sin ser visto por el enjuiciado, como testigo de
76
proporcionado a las partes su identificación ni los vínculos de parentesco o interés con
éstas”129.
identidad de los testigos adoptada por el fiscal -y convalidada por el juez- en una causa
en la que se investiga la comisión del delito de homicidio, pues la figura del testigo de
y terrorismo -en el caso, artículo 33 bis de la ley 23.737 y ley 24.241130, lo que implica
La reserva de identidad de los testigos en el marco de una causa seguida por el delito de
77
Al respecto, en orden a los testimonios de identidad
reservada, es menester señalar que, en ocasiones, se ampliaron a delitos para los cuales
esta singular institución no se encuentra prevista legalmente 133, lo cual representa otro
enorme desatino.
postmoderna.
absolutamente nulo.
juicio esté precedido por la acusación, pero no se admite acusación sin prueba, ni
prueba sin defensa. De modo tal que la prueba se convierte en un elemento y eje
tema puede ampliarse con el artículo de Marcelo D. Lerman, titulado “La Prohibición de Analogía en
Materia Procesal Penal: Nulla coactio y Teoría del Fruto del Árbol Envenenado”, publicado en la Revista
Jurídica “La Ley”.
133
En efecto, las disposiciones establecidas por la ley de estupefacientes N° 23.737, con la reforma
introducida por la ley 24.424 (ADLA, XLIX-D, 3692; LV-A, 27) se aplicaron en distintos procesos
seguidos por otros delitos que no prevé legalmente esta norma, con el pretexto del principio de amplitud
de prueba y el alegado propósito de lograr una mayor eficacia en la investigación. Pero sabido es que el
legislador, entendiendo las dificultades en la producción de pruebas en este tipo de procesos, consideró
necesario dotar a los organismos de persecución penal con estos procedimientos, que van desde el
anonimato del denunciante (artículo 34 bis), la postergación de las medidas de coerción, a fin de asegurar
el éxito de la investigación (artículo 33), la protección del declarante, que como testigo o imputado es un
colaborador de la investigación (artículo 33 bis), el premio de la reducción de pena para el delator
(artículo 29 ter), hasta el agente encubierto que subrepticiamente logra infiltrarse y participa de los
delitos previstos en la ley (artículo 31 bis), pero que, en verdad, rige exclusivamente sólo para estos
delitos.
78
constancias”, por denominarlas de alguna manera, consideradas por algunos, como
pruebas134.
agente fedatario.
o agente fedatario (artículo 35 última parte de la ley 11.683) quien simula una
Jurídica La Ley, sostuvó que: “De acuerdo a la norma proyectada, los inspectores de la
Dirección General Impositiva podrán ingresar a los comercios, junto con otro
la ley 11.683 (t.o. 1998) (Adla, LVIII-C, 2969) que se reprime con sanción de multa y
clausura. (...).
134
79
Que la disposición proyectada constituye lo que la
consiguientes aristas conflictivas que dicha figura conlleva. Puede definirse al agente
provocador como aquél que instiga a otro sujeto a la ejecución de un hecho ilícito, o a
crear con su conducta provocadora las circunstancias de hecho necesarias para que ese
otro sujeto ejecute tal hecho, con la finalidad de comprobar tal ilicitud para su
represión.
como "el que instiga a otro a cometer un delito, no porque él tenga interés en la
contrario, porque tiene interés en que el delito se cometa o se tiente con el fin de que
por él le suceda un mal al mismo instigado 135" doctrinariamente, Creus afirma que el
infractor. Quien debe velar por el cumplimiento de la ley, como es el Estado, no puede
ejecución.
135
Francesco Carrara, "Programa de Derecho Criminal", citado por Núñez, Ricardo C., "Tratado de
Derecho Penal", t. II, Lerner Ediciones, 1978, pág. 299, nota 122.
136
Carlos Creus, "Derecho Penal, Parte General", Astrea, Buenos Aires, 1988, pág. 349.
80
De ninguna manera puede avalarse, desde la política
criminal, la persecución penal a cualquier costo por cuanto, obvio es decirlo, ello
implicaría que el fin justificaría cualquier medio y nunca el fin, por más loable que sea,
como resulta ser el castigo de las infracciones fiscales, puede justificar el empleo de
precedente "Fiscal c. Fernández", afirmando que "la conformidad con el orden jurídico
dentro de los principios del Estado Democrático de Derecho, lo que no sucede cuando
el agente encubierto se involucra de tal manera que hubiese creado o instigado la ofensa
que el del agente provocador, con el consiguiente reparo legal y ético que merece,
atento a que, lo reitero, el Estado no puede valerse de medios ilícitos para comprobar un
137
CSJN, Fallos 313:1305.
138
Confr. autor citado, en el trabajo mencionado. En el mismo sentido, entre otros, se explayó Osvaldo H.
Soler, aunque con otros conceptos, en un trabajo denominado “La pretendida legalización del agente
fiscalizador encubierto” publicado en el diario “Ámbito Financiero” del miércoles 26 de mayo de 2004.
81
En fin, como se puede apreciar, nos enfrentamos a un
que dan origen a una investigación policial, si han sido obtenidos violando la ley, no
pueden ser considerados fuente legítima de la actividad procesal. Extendemos así a las
requieren para las pruebas que quiera utilizarse en el proceso, por la sencilla razón de
que, si aquellos datos no pueden servir para acreditar una imputación ya formulada,
139
” José I Cafferata Nores; “Cuestiones actuales sobre el proceso penal”, Editores del Puerto, Buenos
Aires, págs. 111/2.
82
Al respecto merece resaltarse el fallo de la Cámara
Penal Económico, Sala B, en autos “N. N.” del 18 de mayo de 2005 en el cual sostuvo
que:
requerimiento de instrucción de fs. 21/22 vta. de la presente causa por considerar que
general, la noticia anónima sobre la presunta comisión de un hecho ilícito no puede ser
considerada denuncia por no reunir los requisitos previstos para este último acto
procesal por los arts. 174, 175, 176 y concs. del Código Procesal Penal de la Nación".
Pero, aunque no vincule al receptor, puede orientarlo para cumplir actos tendientes a
acción140".
140
Confr. Clariá Olmedo, "Tratado de Derecho Procesal Penal", t. 1, pág. 543, Ed. Lerner, 1960.
83
del acto procesal de la denuncia, específicamente contemplado por la normativa de
fuerzas de seguridad la '... iniciativa propia...' (artículo 183) como modalidad para dar
comienzo a la prevención..."142.
reg. 6342.1 sala I, Cámara Nacional de Casación Penal y reg. 4778.2, sala II Cámara
84
de prevención, sumario que tiene superlativa importancia para la instrucción, por
cuanto provee de las pruebas recogidas... recoge las versiones in situ de los testigos, y
los términos previstos por el artículo 175 del Código Procesal Penal de la Nación y
Código Procesal Penal de la Nación se establece: "... El agente fiscal requerirá al juez
Ministerio Público Fiscal habría promovido de oficio la acción penal en los términos
del segundo párrafo del artículo 188 del Código Procesal Penal de la Nación, pues
143
Confr. Raúl Washington Abalos "Código Procesal Penal de la Nación", Ediciones Jurídicas Cuyo,
1994, pág. 438.
85
constituye una situación fáctica fácilmente perceptible que el único sustento del
mencionado dictamen de fs. 21/22 vta. fueron las constancias anónimas de fs. 1/12.
instrucción es ajustado a derecho (confr. artículo 195 segundo párrafo del Código
haya tenido como base una denuncia anónima por cuanto es por todos sabido que no
constituye -en sentido jurídico procesal- una denuncia en los términos previstos por el
legislador desde que dicha exposición no reúne los recaudos exigidos expresamente por
el artículo 175 del catálogo adjetivo. Veamos, la norma citada prescribe que: “…La
denuncia podrá hacerse por escrito o verbalmente ... En ambos casos, el funcionario
86
En consecuencia, una parte de la doctrina y cierta
defensa en juicio (CN art. 18) por cuanto el anonimato impide que el desconocido
especial, de la sana crítica, que sólo podría ser posible en caso de contar con su precisa
individualización.
87
deseables por el legislador ni aceptables en el marco de un Estado Democrático de
Derecho.
ilegal.
puede convalidarse ni siquiera a modo de notitia criminis, máxime en los casos en que
la denuncia fue recibida por personal policial o del ente recaudador (no por un Juez o
un Fiscal de la Nación).
quiso impedir mediante la redacción del artículo 175 del código de forma, podría ser
comunicación del presunto delito, toda vez que el funcionario se convierte en una
144
Ver Ricardo Levene –h- en Revista Jurídica “La Ley” del 13 de agosto de 1993.
88
En esta misma línea de ideas, debe descartarse el
nada pone ni quita al asunto desde que la noticia precedente emana de un acto ilegal.
Económico consideró que “…Cabe señalar que el nuevo Código Procesal Penal (ley
denunciante, disponiendo tanto para el caso de denuncia escrita como para la verbal que
denunciante…”.
que las personas sin escrúpulos se sirvan de la justicia con fines espúreos, tales como la
aplicación de teorías o prácticas novedosas, excesivas y/o exorbitantes, tal como puede
145
Juan Carlos Bonzón Rafart, “La orden de allanamiento y la obligación de fundarla debidamente”, ED,
148-413.
89
Y concluyó en que esa manera de iniciación del proceso
debe entenderse en pugna con las garantías que emergen de la forma republicana de
Carta…”146.
denuncias anónimas o actuaciones del ente fiscal que promovieron la acción penal
1. El caso Assad.
denuncia, tanto en… como en lo que se refiere a una exigencia sustancial de toda
146
El Derecho, Jurisprudencia, (t 154), páginas 272 y 273, comentario del Dr. Juan Carlos Bonzón Rafart
de la causa N° 45.307, CNPE, Sala A, 29 de junio de 1993, Incidente de nulidad promovido por Rafael
Vicente Murillo, caratulado “DGI solicita orden de allanamiento”.
90
“…La delación anónima, en especial, es, según enseñan
Alcalá Zamora y Levene, uno de los aspectos absolutamente indefendibles del sistema
entenderse en pugna con las garantías que emergen de la forma republicana de gobierno
2. El caso Giordani:
posteriormente no fue ratificada por quien fuera citado en dos oportunidades a esos
efectos”.
147
Derecho Procesal Penal, T. 1, p. 67, nota 13, citado por Clariá Olmedo en “La denuncia”,
jurisprudencia argentina, 1971, sección doctrina, p. 376, nota 7.
148
Textual, CNPE, Sala 2°, J. ASSAD s/ infracc. Ley 23.771, causa 31.851-F° 19, orden N° 12.208,
resuelta el 28 de septiembre de 1992, suscripta por los prestigiosos camaristas Dres. Nicanor Repetto y
Edmundo Hendler.
91
“…Que en esas condiciones, la providencia disponiendo
instruir sumario se encuentra en franca transgresión del art. 179 del citado código de
contempla…”.
magnitud que afecta garantías de la defensa en juicio y las que derivan de la forma
149
CNPE, Sala “A”, reg. N° 245, F° 297, 1995, “Incidente de nulidad en causa N° 9194, caratulada:
“Giordani, Ana E. y otro s/ contrabando”, promovido por la Dra. M. Magaril, Causa N° 34731, F° 259,
orden N° 13.817, resuelta el 31 de mayo de 1995, suscripta por los camaristas Dres. Héctor Carlos
Acuña, Edmundo Hendler y Nicanor Repetto. Otros muchos precedentes: (1) El mismo temperamento
adoptó la Sala “A” de la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Penal Económico de la Capital
Federal, aunque aquí con el voto de los camaristas Dres. Roberto Enrique Hornos, Nicanor Repetto y
Edmundo Hendler, en el “incidente de nulidad de lo actuado a partir del acta de fs… Interpuesto por el
letrado defensor de Rubén Cherñajovsky en la causa N° 3613, caratulada “Leiva, Roberto y otros s/
contrabando” (causa N° 39.285, F° 290, N° de orden 16.306, resuelta el 4 de marzo de 1998); (2) la Sala
“2” –actual “A”-, reg. 285/92, resuelta el 16 de octubre de 1992, “Frassia SA s/ régimen penal
tributario”, suscripto por los doctores Repetto y Hendler; (3) la Sala “B”, reg. 362/93, resuelta el 13 de
agosto de 1993, “Hitecolor SRL – Green SA s/ régimen penal tributario, incidente de nulidad;
actuaciones prevencionales promovidas por la división Defraudaciones y Estafas de San Martín por
presunta inf. a la ley 23.771, suscripta por los camaristas Dres. Sustaita y Landaburu; (4) la Sala “A”,
reg. 136/94, resuelta el 24 de mayo de 1994, “Sal, Samuel – Sklar, Julio s/ contrabando, Incidente de
nulidad”, suscripto por los camaristas Dres. Hendler y Cortelezzi; (5) la Sala “A”, reg. 174/98, resuelta el
4 de marzo de 1998; “López, Luis – Alonso, Alejo s/ dcia anónima; incidente de nulidad”, suscripta por
los camaristas Dres. Hendler, Repetto y Hornos; (6) la Sala “B”, reg. 228/98, resuelta el 30 de abril de
1998, “Saifer Hnos – Lantermo s/ averiguación de contrabando”, suscripto por los camaristas Dres.
Pizzatelli, Grabivker y Hornos; (7) la Sala “B”, reg. 221/98, resuelta el 29 de abril de 1998, “NN s/ dcia.
Anónima”, suscripta por los camaristas Dres. Pizzatelli, Grabivker y Hornos y; (8) la Sala “B”, reg.
754/99, resuelta el 3 de septiembre de 1999, “Ortiz, Jorge s/ dcia. Anónima; incidente de nulidad”.
92
“…si en el proceso existe un solo cauce de investigación
por el criterio de supresión mental hipotética del acto viciado, con el fin de determinar
que:
93
hipotético o conjetural, se pueda imaginar la existencia de otras actividades de la
acusados en la Comisaría.
legalidad nada diré. Lo hará el doctor Ricardo C. Núñez, como lo hizo en un fallo
contra los tres acusados encuentran su punto de apoyo principal, en las versiones
dan sentido y fuerza a las demás evidencias que la sentencia hace valer para declarar la
Corte Suprema estadounidense, caso “Nix vs Williams”, 467, US 431, esp. P. 444.
94
sentencia de un modo ilegal, según lo resuelto por esta Sala en el caso “Montiel,
razones que abandonan la ilegalidad de las condenas fundadas como la de autos y a esas
en tan peligrosa práctica, que subraya que cuando la ley procesal le ha concedido al
Instrucción (arts. 243 y sgtes.), no ha querido asegurarle únicamente que, como relato
directo y personal de su posición en la causa, sólo podrán ser llevadas al proceso sus
manifestaciones ante ese magistrado. Esto no importaría para el imputado una garantía,
sino una formalidad insustancial y, por ello, innecesaria. El artículo 243 tiene el claro
para llevar a la práctica, sin hipocresías, el principio superior de que nadie está obligado
una interpretación de este tipo y no destruir en su esencia la seguridad que implica que
la ley le reserve al juez el derecho de indagar con la amplitud que una confesión
154
BJC, II-6, julio 958, pág. 479.
95
extrajudicial importaría, es necesario admitir que aquí también rige, como respeto de
le niega validez como prueba legal para condenar al imputado que en él confesó su
delito, también debe considerar ilegal que ese acto se introduzca como prueba de cargo
en una forma indirecta y que ofrece menos garantías que la documentación que prohíbe:
signarla, puede relatar válidamente, según sus propios recuerdos y designios, ese acto
de las indagatorias documentadas. Admitir que esto es legal, equivale a entregar, como
en el anterior proceso escrito, secreto e inquisitorio, la suerte del imputado a las resultas
defensa se refiere.
de una garantía que no es el fruto de una vana ostentación liberal, sino el resultado de
155
Fallos, 184:280; 192:350.
96
Toda concesión a esa idea malsana, no sólo deshumaniza
la instrucción, sino que detiene los esfuerzos para lograr una investigación policial
técnica, lo que constituyó uno de los objetivos a conseguir con la instauración del
ciertos casos, se cometen excesos como ser la efectuada sin que exista acción externa
156
TSJ, Sala Penal Córdoba, 28 de agosto de 1958, autos “López, Lino Francisco”, publicado en la
revista “Seminario Jurídico” N° 823 del 7 de febrero de 1991.
157
Nuestro más alto Tribunal, con la conformación de ese entonces, en el Fallo “Fernández Prieto” (L.L.
T 1999-B), apoyándose en casos y consideraciones efectuadas por la Suprema Corte de Justicia de los
Estados Unidos, señaló que la doctrina de la “causa probable” –motivos previos- ha sido desarrollada en
el precedente “Terry vs. Ohio”, 392, US, 1, (1968), efectuando un análisis extenso en cuanto a las
similitudes fácticas que encerraron ambos procedimientos a los que se hace expresa remisión.
97
Según los propios testimonios de los preventores que
"por el momento de inseguridad que se vive debe prestar especial atención a los
resultan precisamente los fundamentos en los que deben apoyarse los procedimientos
desaparición. Ello, en la medida en que el temor por la comisión de un acto ilícito que
se había generado en los preventores atento "los hechos delictivos que se están
caso, que existieran los indicios vehementes de culpabilidad que prevé el artículo 284,
inc. 3 del Código Procesal Penal de la Nación. para proceder a su detención (ver
"Romero" Cámara del Crimen, Sala 6ª, resuelta el 23 de octubre de 1986), como así
de la ley 23950, que autoriza al personal policial a detener a una persona si existiesen
circunstancias debidamente fundadas que hagan presumir que alguien hubiese o pudiere
cometer algún hecho delictivo o contravencional, ello así, por las apreciaciones
98
Tales consideraciones ya han sido materia de análisis por
este tribunal y la Cámara Nacional de Casación Penal en los autos 32354, "Callamullo
Mamani, Luis Beltrán", resuelta el 5 de octubre de 2000, reg. 950; causa 32344,
cosas relacionadas con un delito en el cuerpo o ropas de una persona, se halla sujeta a
acto gravemente restrictivo de la libertad personal, que exige la existencia de una clara
justificación que legitime los motivos de un proceder como el referido (confr. causa
causa 27416, "Medina, Ángel s/nulidad", resuelta el 21 de marzo 1996, reg. 234,
entre otras).
jueces al evaluar esa situación, establecieron que el hallazgo del material estupefaciente
99
Para que puedan darse en la práctica, y resulten válidos
"motivos previos".
la sospecha que genera una persona respecto de la posible comisión de un hecho ilícito,
vehementes de culpabilidad-.
Suprema Corte de Justicia de los Estados Unidos, señaló que la doctrina de la "causa
392, U.S., 1, (1968), efectuando un análisis extenso en cuanto a las similitudes fácticas
States vs. Cortéz" 449, U.S., 411 (1981) y "Alabama vs. White", 496, U.S., 325
(1990) que para establecer si existe "causa probable" o "sospecha razonable" se deben
100
pronunciándose en el sentido de que deben examinarse todas las características en las
que se desarrolló el hecho y que basada en aquéllas, la detención por parte de las
fuerzas policiales debe tener por fundamento la premisa de que el sospechoso se halla
resulta tan compleja como en los antecedentes reseñados, ello por cuanto sea una u otra
Cipolatti, ella se esfumó a raíz de los pormenores señalados en los parágrafos que
eventual producción y prevención de los hechos que se tenían como objetivo a evitar, se
habían en buena medida disipado, a lo que debe adicionarse que, claramente, el tercero
fue reconocido por los preventores, no concurriendo ninguno de los supuestos que
habilitarían su intervención (artículos 283, 284 y concs. del Código Procesal Penal de la
la requisa aparece como infundada por no existir acción externa alguna que legalmente
constituya motivo de sospecha, ésta indudablemente deviene nula" (confr. causa 29506,
"Vidales, Juan" resuelta el 17 de marzo de 1998, reg. 143 y causa 31652, "García
Castro, John s/ nulidad de requisa” , resuelta el 12 de mayo de 2000, reg. 397, entre
otras).
101
De la totalidad de las consideraciones efectuadas,
probatorios que hayan sido obtenidos ilegítimamente, pues darle valor a esas pruebas y
justicia.
Nación sostuvo que "la regla es la exclusión de cualquier medio probatorio obtenido
que tiene todo habitante de acuerdo con las garantías otorgadas por nuestra
476).
exclusión es analizada de manera congruente en todos los casos, por ejemplo "Ruiz",
investigación de autos, que hubiese permitido arribar al correcto secuestro del material
102
estupefaciente, y, en consecuencia, a la sustanciación de un procedimiento subordinado
doctrina sentada en los autos Nros. 37.711, “Real Cartasegna, Jim y Eric” (reg. 639)
del 29 de junio de 2005 y 37.727, “Sidero, Fernado” (reg. 640), en los que se añadió
para utilizarlo como estándar mínimo del artículo 5, inc. 1° (c) de la Convención
persona de que se trata puede haber cometido la ofensa. Que pueda ser considerado
como razonable dependerá sin embargo, de todas las circunstancias” (“Fox, Campbell
y Hartley vs. Reino Unido”, 1990, serie A, vol. 182, pág. 16).
diciembre de 2004, T 327, -voto del Dr. Carlos S. Fayt-; “Gómez Vielma, Carlos s/
103
Asimismo, otro Tribunal manifestó que cabe declarar la
una persona, que estaba siendo investigada por presunto tráfico de estupefacientes,
vivamos en un país en el que la policía, sin justificación válida, pueda revisar al azar a
afecte las moral o el orden público debe ser punible, de modo que convalidó los delitos
de peligro abstracto que no acreditan la lesión efectiva o puesta en peligro del bien
104
Se ha llegado a convalidar el sometimiento por la fuerza
supuesto tóxico que se suponía que transportaba en su cuerpo. Una práctica inquisitiva
inaceptable.
ningún caso puede obtenerse prueba en contra del imputado que exija la utilización de
su dimensión corpórea, sin que exista una decisión judicial que repose en su
jurisprudencia, que fuera dictada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación 161,
sostiene que, por ejemplo, la extracción compulsiva de sangre, con fines de estudios
materia de drogas” (ED, 141-469 y ss.); Santiago Legarre en “La Corte y la tenencia de estupefacientes.
Nuevos ministros, vieja doctrina” (ED, 141-476); Gabriel E. Pérez Barberá en “Montalvo: las acciones
privadas de los hombres y las públicas de los jueces” (Revista Jurídica “La Ley” del 23 de junio de
1993).
160
Del voto del Dr. Leopoldo Schiffrin en la sentencia de la Cámara Federal de La Plata, en el proceso
N° 16.635, “Valdez, Francisco Andrés s/ infracción arts. 292 y 33 inc. c, ley 20.974”, del 13 de junio de
1996, citado por De Luca, Javier Augusto en “Pruebas sobre el cuerpo del imputado o testigos y las
garantías constitucionales”, en Revista de Derecho Penal, 2001-1, pág. 403 y ss.
161
CSJN, Fallos 318:2518 oportunidad en que, el máximo tribunal sostuvo que: “La extracción de sangre
al imputado de supresión de estado civil, a fin de realizar un estudio médico inmunogenético de
histocompatibilidad respecto de la víctima, no constituye una práctica humillante o degradante y se
encuentra justificada por los arts. 178, 209 y 322 del código de procedimientos en materia penal”.
105
Sin perjuicio de estas disquisiciones, sabido es que
penal no es la búsqueda de la verdad a toda costa y a cualquier precio, sino esa misma
búsqueda respetando las normas legales y los derechos fundamentales del ser humano.
practicados sin fundamentación162 o sin orden del juez en los que se retorna al
162
En ese sentido es saludable el pronunciamiento dictado por la Cámara Penal Económico, Sala A, el 21
de abril de 2004, en los autos “N.N. Contribuyente Constructora Sudamericana” en el cual se sostuvo:
“Que la Constitución Nacional, que establece que el domicilio es inviolable (artículo 18), contempla la
posibilidad de su allanamiento en los casos y por los motivos que se establezcan. Por su lado, la ley
procesal autoriza el registro domiciliario cuando hubiere motivos para presumir que en él existen cosas
concernientes a un delito. Para eso requiere que haya una orden del juez por auto fundado (artículo 224
del Código Procesal Penal de la Nación).
Que ese requisito, aunque no supone una comprobación cabal y cierta, exige una enunciación expresa de
las razones que puedan hacer al convencimiento del juez.
Que en el caso la única razón invocada es la necesidad de verificar la contabilización de determinadas
operaciones en los libros de una sociedad anónima en miras a determinar una posible maniobra de fraude
al fisco.
Que la mera comprobación de una hipótesis no es justificación suficiente para irrumpir en un domicilio
privado, mucho menos cuando uno de ellos es la sede de un estudio profesional. Existen muchas otras
maneras de verificar la hipótesis de que se trata que resultan de elemental sentido común que deben
emplearse antes de incursionar en lugares que la Constitución Nacional declara inviolables.
Que, por otra parte, tal como señala el incidentista y ha sido puesto de manifiesto en precedentes de este
Tribunal, el organismo de recaudación tiene amplísimas atribuciones para verificar el cumplimiento de
las normas tributarias por parte de los contribuyentes tal como está establecido en los arts. 35 y 36 de la
106
consentimiento del interesado163, del morador o de un ocasional concurrente al lugar
denominarse) sin reparar en los medios (del propio Estado) derrochados y en las graves
consecuencias que ocasionan no sólo para las víctimas de esas conductas sino también
para la credibilidad y confianza del actuar de la Justicia y de las fuerzas del orden en
autor”, que parte de una investigación iniciada sin un delito concreto hacia la búsqueda
107
de una conducta delictiva. Un proceso sustanciado para verificar si se puede encontrar
y no de autor, puesto que en primer término se seleccionó a las personas que iban a ser
penal de autor, en cuyos marcos se procesa y pena no por lo que se hace sino por lo que
se es, ha sido reemplazada en nuestra legislación por el derecho penal de acto, de hecho
o de acción.
humana, nuestra Constitución Nacional consagra el principio de que no hay delito sin
conducta, al establecer que “ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio
previo fundado en ley anterior al hecho del proceso” (artículo 18). Surge con claridad
que el constituyente optó por un derecho penal de acto, que sólo permite perseguir
criminalmente a las personas por lo que hacen y nunca por lo que piensan o por las
164
Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°5, Causa N° 330, Autos “Diamante Daniel G. y otros” del 18
de octubre 1999.
108
organismos estatales, acerca de eventuales actividades relacionadas al delito como
integrantes de uno de los poderes del Estado se arrogue la facultad de poner en marcha
tanto por la doctrina nacional como internacional al señalar que “no pueden castigarse
parte del sujeto es difícil de determinar, sino sólo conductas, hechos: principio de
de responsabilidad por el hecho, que exige un “derecho penal del hecho”, se opone a la
de la ley penal reclama una descripción diferenciada de cada conducta delictiva . Ello
se negó por el “derecho penal de autor” y la teoría de los “tipos de autor” que
109
propusieron los penalistas nacionalsocialistas: en lugar de castigar el homicidio, el
hurto, las falsedades, etc. (tipos de conductas), el derecho penal debía castigar al
extranjera al sostener que “la Sentencia del Tribunal Constitucional 150/1991 reconoció
que “la Convención Europea consagra sin duda el principio de culpabilidad como
penal de autor, “que determinara las penas en atención a la personalidad del reo y no
culpabilidad por el hecho. Este punto de partida niega la posibilidad de un juicio sobre
toda la vida anterior del autor, para juzgarlo por lo que es, y no por lo que hizo, que es
165
Mir Puig, Santiago, “Derecho Penal. Parte General”, 5° edición, págs. 96/98, n° 63 y 68.
110
un juicio sobre la personalidad del autor, sino en el juicio sobre un hecho ilícito
nuestro ordenamiento constitucional desde que, amén del análisis del artículo 18 de la
comprendidas entre estas, las costumbres y usos aún cuando puedan confrontar con los
establece que las personas sólo pueden ser perseguibles penalmente por “actos u
(artículo 15.1).
166
Jaén Vallejo, Manuel “Principios Constitucionales y Derecho Penal Moderno”, Ed. Ad-Hoc, Buenos
Aires, 1999, pág. 40.
111
Tales fórmulas del principio de legalidad, al par que
obligan a que la tipicidad deba emanar de la ley, fijan el contenido de los tipos penales
que sólo podrán referirse a “actos u omisiones” pero nunca a hábitos de vida, ni a
de acto; no cabe duda que el procedimiento a utilizar por los tribunales para la
en creencias populares (hoy se diría “leyendas urbanas”) acerca de que tal o cual
puede llevarse a cabo una pesquisa respecto de alguien de quien se piensa que por su
112
forma de vida, en apariencia licenciosa, algún delito debió haber cometido. Obvio
resulta que, como corolario, ninguna medida invasiva (requisa, intervención telefónica,
fundadas.
Pacto de San José de Costa Rica y 17.1 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos, en
personas; como así también en los artículos 7.1 y 9.1 de las normas citadas en último
ese respecto.
quienes no considero en todos los casos santos, se emplean tipos penales claramente
inconstitucionales (el enriquecimiento ilícito del funcionario –CP artículo 268 inc.
sospecha”en el cual el derecho penal opera sobre la base de una autoría, peligrosidad y
responsabilidad presunta).
113
Al respecto el doctor Edgardo Donna, en la causa n°
8939, autos “Vallone, José Alberto” de la Sala I de la Cámara del Crimen, con fecha
11 de junio de 1998, sostuvo que tal como está redactado el tipo penal en estudio,
ejemplo, con el cual estimo se podrá formar una opinión real sobre el punto. Si un
se niega a probar que lo es, igualmente podría encontrar cabida en el artículo 268, 2°,
funcionario público decide abstenerse de declarar, tal acto lo llevaría sin más a la
condena.
167
Carlos Creus, parte especial, t. II, par. 2417.
114
Es que, y basta con remitirse a la doctrina, para entender
que no se sabe si estamos ante un tipo de comisión o de omisión. De ser el primer caso,
cuestión se vuelve más compleja, porque sería una omisión de declarar el origen del
aumento patrimonial, lo cual no sería más que una mera desobediencia ante el
penal que es completado por el juez, o por el fiscal en el momento del ejercicio de la
no ser que se sostenga que este último aspecto es sólo una condición de procedibilidad.
cuando en su artículo 8°.2 afirma que "toda persona inculpada de delito tiene derecho a
Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes
115
garantías mínimas..." g) Derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni
declararse culpable168."
tema, postuló que: “El delito de enriquecimiento ilícito de funcionario público viola
incompatibles, peculado o algún otro delito que en concreto queda sin identificar, en
reflexión: “Para quien tenga sensibilidad por las garantías individuales -por cuya
indiferencia este país pagó con dura moneda de muerte en los años oscuros de la
dictadura-, lo más importante no será que así se pueda condenar a inocentes o “sólo a
culpables”; lo importante será que esa forma de proceder no respeta la dignidad del
anteriores que puedan fundar su responsabilidad penal. Por ello, el principio nemo
168
Marcelo A. Sancinetti: "El delito de enriquecimiento ilícito de funcionario público", pág. 97.
169
Revista Jurídica del Centro de Estudiantes de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la
Universidad de Buenos Aires; págs. 32/7.
116
tenetur se ipsum prodere constituye más un derecho fundamental de la persona
en la pretensión de evitar que una declaración coacta del imputado pueda ser valorada
170
Confr. Marcelo A. Sancinetti, El delito de enriquecimiento ilícito de funcionario público -artículo 268,
2, C.P.- un tipo penal violatorio del Estado de Derecho cit., pág. 94, n. 180.
171
Confr. Julio B. J. Maier, “Derecho Procesal Penal”, Tomo I, Fundamentos, Ed. del Puerto, Buenos
Aires, 1996, pág. 595.
172
Sobre el tema se pueden examinar distintas obras, como ser: Marcelo A. Sancinetti, “El delito de
enriquecimiento ilícito de funcionario público -artículo 268, 2, C.P.- un tipo penal violatorio del Estado
de Derecho”, Ed. Ad Hoc, Buenos Aires, 1994; “El delito de enriquecimiento ilícito de funcionario
público, sobre la inconstitucionalidad del artículo 268 (2) del Código Penal argentino”, publicado en El
Derecho Penal Hoy, homenaje al Prof. David Baigún, Ed. del Puerto, Buenos Aires, 1995, pág. 289 ss.;
“Sobre la inconstitucionalidad del llamado delito de “enriquecimiento ilícito de funcionario público” (el
adiós al Estado de Derecho)”, publicado en Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal, Año V, N°
8.C, ed. Ad Hoc, Buenos Aires, 1999, pág. 915 ss.; Mariano R. La Rosa, “El delito de enriquecimiento
ilícito y su debatida inconstitucionalidad”, publicado en el Suplemento de Derecho Penal y Procesal
Penal de la Revista El Derecho, Buenos Aires, 26 de marzo de 2002, pág. 9 ss.; Mariano H. Borinsky,
“Sobre la constitucionalidad del llamado “delito de enriquecimiento ilícito de funcionarios y empleados”,
publicado en la revista Y considerando, Año 3, N° 23-24, ed. de la Asociación de Magistrados y
Funcionarios de la Justicia Nacional, marzo/abril de 2001, pág. 23 ss.; Miguel A. Inchausti,
“Enriquecimiento ilícito de funcionarios. El artículo 268.2 del Código Penal -leyes 16.648 y 25.188-”,
ed. Ad Hoc, Buenos Aires, 2001, espág. pág. 69/84; Javier A. De Luca - Julio E. López Casariego,
“Enriquecimiento ilícito y Constitución Nacional”, publicado en La Ley, Año 2000-A, pág. 257; Héctor
Mario Magariños, “El delito de enriquecimiento ilícito: la posibilidad de una interpretación orientada
desde principios constitucionales”, ed. Lexis Nexis. No obstante ello, como se puede examinar en estos
trabajos, los tribunales, con diferentes argumentos, rechazan esta postura y aceptan la legalidad de este
molde legal. Veremos que nos dice la Corte.
117
Asimismo, volviendo a los funcionarios públicos, en
ocasiones, se les aplica tipos penales graves, con una elevada punición, que
impresionan al público que los recibe con beneplácito, tales como malversación de
expresó:
repercusión como la presente sobre la necesidad, frente a una opinión pública -sea
118
o interpretaciones torcidas o aún malévolas sobre la intención de los órganos
el tipo penal que permita el procesamiento con efectiva privación de la libertad para
luego acomodar los hechos a la figura, invirtiendo así el orden lógico del
ilegales del pasado para que ahora se intente la represión de los delitos contra la
de esta Corte por la vía que debería ser excepcional de la arbitrariedad, con el
173
Punto X del voto de la mayoría en el Recurso de hecho que, con el doctor Zenón Cevallos,
interpusimos por la defensa de Emir Fuad Yoma en la causa “Stancanelli, Néstor Edgardo y otro s/ abuso
de autoridad y violación de los deberes de funcionario público s/ incidente de apelación de Yoma, Emir
Fuad” (causa N° 798/95) del 20 de noviembre de 2001.
119
Por lo demás, en ciertos juicios, ante la simple denuncia
esa denuncia, resulta habitual comprobar que ciertos tribunales disponen allanamientos
población perciba que el Estado hace cosas e investiga con eficacia, pero, en definitiva,
en el proceso judicial, por una u otra razón, no se arriba a nada que resulte satisfactorio.
forma indebida sea por un empleado despechado que por inescrupulosos designios,
reclamante que los acompaña a una demanda laboral instaurada contra quien fuera su
autoincriminación.
sostuvo en un fallo que con relación a esta garantía constitucional, y con especial
120
de la Justicia de la Nación ha tratado este tema en uno de sus primeros
prestar declaración en esos términos, lo que dio lugar a un planteo de nulidad, al que
hizo lugar la Corte que dijo, refiriéndose a la orden judicial de recibirle al imputado
declaración bajo juramento, que “... éste mandato judicial... es contrario al artículo 18
de la Constitución Nacional que dice en una de sus cláusulas: nadie puede ser obligado
a declara contra sí mismo, y que por consiguiente adolece de una nulidad absoluta”.
“Diario El Atlántico”175 que: “... el juramento entraña, en verdad, una coacción moral
que invalida los dichos expuestos en esa forma, pues no hay duda que exigir juramento
contravenciones, debe emanar de la libre voluntad del encausado, quien no debe verse
Suprema afirmó que: “... la prohibición de obligar a una persona a declarar contra sí
174
Fallos: 1:350.
175
Fallos: 281:177.
176
Fallos: 227:63.
121
persona que según el interrogatorio aparece como sospechada de ser autor o cómplice
plantea una situación en la que el sujeto ya declaró sobre los hechos que lo incriminan
no es suficiente con comunicarle que “se puede negar a declarar”, pues se debe hacerle
sus dichos178.
6.2. de la citada convención. Poco importa que las declaraciones hayan revestido o no
177
Confr. Alejandro D. Carrió, “Garantías constitucionales en el proceso penal”, págs. 347 a 349, cuarta
Ed., Hammurabi-José Luis Depalma, Buenos Aires, 2000.
178
Confr. CSJN, “Bianchi, Guillermo Oscar s/ defraudación”, B.66.XXXIV, resuelta el 27 de junio de
2002, disidencia del doctor Petracchi.
122
directamente involucren al acusado, ya que incluso un testimonio neutro puede ser
imputada ante un perito médico oficial o una simple asistente social, sin contar con las
garantías que le otorga una declaración brindada ante el juez, con la presencia de su
i) El testigo de oídas.
179
Corte Europea de Derechos Humanos, 17 de diciembre de 1996, 1/1997, pág. 131. En Secretaría de
Investigación de Derecho Comparado de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, 3 (1997), pág. 534.
180
181
Cámara de Casación Penal de Buenos Aires, Sala I, 15 de febrero de 2005, “S., PÁG. E. s/ recurso de
casación”. LLBA 2005-692.
123
finalmente, intentar fundar un veredicto condenatorio, se echa mano a los denominados
jurisprudencia o se exige que sean analizados por el Juez con cautela y prudencia.
suceso a través de sus sentidos y sólo declara sobre lo que dice que otro le dijo. Por
percepción182”.
que los hechos relatados hayan caído bajo la acción de los sentidos del declarante: se
de los recuerdos es por sí sola tan riesgosa que su multiplicación por dos o más
182
Giovanni Leone, “Tratado de Derecho Procesal”, tomo II, Ed. Ediar, Buenos Aires, 1962, pág. 240.
183
Nicola Framarino de Malatesta, “Lógica de las Pruebas”, tomo II, Ed. Temis, Bogotá, pág. 103.
184
124
Según Eduardo Jauchen “testigo es la persona que por
medio de sus sentidos ha percibido una cosa o suceso determinado 185. No es lo mismo
que el testigo narre lo que observó incluyendo los juicios que sobre tales hechos tenga,
los testigos de oídas son "aquellos cuya versión tiene como fuente lo que han oído de
otros186; aunque en el momento de meritar sus dichos –conforme las reglas de la sana
crítica (art. 398)-, su aporte tenga menos valor que el de quienes percibieron
directamente el suceso".
185
Definición brindada por Eduardo M. Jauchen, "Tratado de la prueba en materia penal", Rubinzal-
Culzoni, Buenos Aires, 2002, pág. 285. Otras definiciones que se han brindado del concepto de testigo,
indican que es "la persona física, distinta de los sujetos de la relación procesal que, con finalidad
probatoria, declara ante el juez, positiva o negativamente, sobre modificaciones en el mundo exterior que
pudieran haber sido percibidas por intermedio de cualquiera de sus sentidos" (Mario Oderigo, "Derecho
Procesal Penal", t. I, pág. 270); "persona distinta de los sujetos procesales, llamada a exponer al juez sus
propias observaciones de hechos acaecidos que tienen importancia en el pleito" (Giuseppe Chiovenda,
"Principios del Derecho Procesal Civil", t. II, pág. 306); "persona distinta de los sujetos principales del
proceso que presta declaración de verdad, positiva o negativa, ante el magistrado, sobre percepciones
sensoriales percibidas fuera del proceso, relativa a un hecho pasado y dirigida a la finalidad de la prueba,
o sea, el acercamiento de la verdad" (Vicenzo Manzini, "Trattato di diritto processuale...", t. III, pág.
183); "persona que comprueba, con sus propios sentidos, un hecho del que no participa y, que refiere las
percepciones habidas, con el fin de probar la verdad del hecho percibido" (Rossi, "Testimoni e prova
testimoniale", en "Digesto italiano", t. XXIII, parte 1ª, pág. 1032); "persona capaz, extraña al juicio, que
es llamada a declarar sobre hechos que han caído bajo el dominio de sus sentidos" (Alsina, "Tratado
teórico práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial", t. II, pág. 395); "persona llamada al proceso a
declarar lo que conoce en torno a los hechos por los cuales se procede (Sabatini, "Instituzioni di diritto
processuale penale", pág. 237); "persona llamada a declarar en el proceso lo que sabe sobre el objeto del
mismo, con fines de prueba" (Florián, Eugenio, "Elementos de Derecho Procesal Penal", pág. 343; íd.
Oderigo, "Derecho Procesal Penal", pág. 270, nota de pie 322).
186
Francisco D´Albora, "Código Procesal Penal de la Nación - Anotado, Comentado y Concordado", 5ª,
Ed., Buenos Aires, Ed. Abeledo Perrot, 2002, pág. 528.
125
Hernando Devis Echandía pone de resalto su "escaso
probatorio determinado187.
prueba de los hechos, cuyo valor es siempre débil, como desprovisto de las garantías
decir a un tercero189”.
referencia es menos fiable que cualquier otra prueba directa, pues los peligros
187
Hernando Devis Echandía, "Compendio de la prueba judicial", t. II, Rubinzal-Culzoni, 2001, pág. 30,
parág. 183.
188
Eduardo Jauchen, ob. cit., pág. 289, con cita de Nicola Framarino de Malatesta, "Lógica de las pruebas
en materia criminal".
189
Con cita de Alejandro D. Carrió, "El enjuiciamiento penal en la Argentina y en los Estados Unidos",
Buenos Aires, 1989, Ed. EUDEBA, pág. 126.
190
María Isabel Velayos Martínez , "El testigo de referencia en el proceso penal", Ed. Tirant Lo Blach,
Valencia, 1998, pág. 531.
126
Para Hernán Prepelitchi, existe “una manifiesta
prueba de cargo del denominado "testimonio de oídas", puesto que aquí tampoco se
contará con una efectiva posibilidad de interrogar o contrainterrogar, motivo por el cual
Damaso: ''testes de auditu non esse recipiendos" ("no se acepten testigos de oídas").
Premisa que no equivale a otra cosa que decir que los testigos no depongan sino sólo
191
Prepelitchi, Hernán, "Testigos y careos: ¿Medios de prueba o garantías constitucionales?, JA, 2002-IV-
1200.
192
Este término lo tomamos de Carl Joseph Mittermaier cuando dice que, "...testigos cuya deposición no
parece digna de entera fe, o que no puede ser creído sino con ciertas condiciones, o aquel a quien haya
graves motivos para sospechar, ya que han faltado las suficientes facultades para observar los hechos y
retenerlos fielmente grabados en la memoria, o ya que no tiene firme voluntad de decir la verdad y nada
más que la verdad" (confr. Mittermaier, C.J.A., "Tratado de la prueba en materia criminal", pág. 189, 10,
Ed. Reus, Madrid, 1979).
193
Señala Jeremías Bentham (vid "Tratado de las pruebas judiciales", Ejea, Bs.As. 1971, T. II, pág. 39 y
siguientes) que el relato del testigo supuestamente inmediato, puede pasar de boca en boca un número
indeterminado de veces, y en el famoso procedimiento seguido contra Calas, entre el testigo
supuestamente inmediato y el testigo declarante no había menos de cinco intermediarios y el que se
señalaba como habiendo oído la amenaza del padre a su hijo, ni siquiera se nombraba; era un
desconocido que no podría reconocerse.
127
La Suprema Corte de Mendoza sostiene que “El
Testigo 'de oídas' es aquél que adquirió la información por dicho de otro y no sobre el
hecho mismo. Este testigo es transmisor indirecto del elemento probatorio buscado en
el proceso y no es testigo en sentido propio porque sólo trae a proceso lo que oyó decir
Federal restó todo valor probatorio al testimonio de quien “no estuvo presente o tomó
principio de valor197”.
194
S.C.Mendoza, sala IIª, "Fiscal v. Riquelme, María A. y otros / por homicidio y participación criminal
primaria. Homicidio. Casación" del 5 de septiembre de 1990; Base de datos LexisNexis, documento n°
16.10161.
195
C.C.C., Sala I, causa “Alfano y Zungri” del 4 de julio de 1996.
196
CApel. CC de Concordia, Sala III, causa “De Michelis, Felix c/ Maidana Gregoria A. y Otros”. Rev. La
Ley del 24 de mayo de 1996, pág. 6, fallo 94.302.
197
SCBA, 15 de abril de 1980, Rep. La Ley, XL, J-Z, 1975, sumario N°3.
128
Asimismo se resolvió que: “la declaración de un testigo
conocido no es directa198”.
principio común, el que deba desconocerse todo valor al testigo cuando en él la relación
de conocimiento no es directa199”.
ser descartado o examinado con sumo rigor por el juez al valorar su exposición .
198
SCBA, 24 de noviembre de 1976, Revista Jurídica La Ley, 1977-B, pág. 613, fallo 34.109-S.
199
C. 2, Civ. Com. y Minería de San Juan, 26 de diciembre de 1984, J.A., 1985-III-603; SCBA. DJBA,
108-89, Cam. 1 de Bahía Blanca, L.L. 124-355, Cám. 2, Sala III, La Plata, L.L. 149-306, SCBA, L.L.,
1986 B-606, fallo 37.182-S.
200
Cám. Apel. Comodoro Rivadavia, sala Iª, "Díaz, Jorge Antonio c. ASTRAFO S.A.I.C." del 5 de junio de
2000, LexisNexis, doc. 15.9204; íd. C. Apel. CC Concordia, sala III, 20 de febrero de 1995 -
Demichelis, Félix c. Maidana, Gregoria A. y otros; LA LEY, 1996-B, 632; íd. C 2° CC La Plata, sala I,
11 de junio de 1993, - M., F. J. c. G. S., E. I. y otros; LLBA, 1994-574 y la copiosa jurisprudencia citada
por Jorge L. Kielmanovich, "Teoría de la prueba y medios probatorios", Ed. Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 1996, págs. 259/261.
129
condenatorio, aunque el suceso resulte aberrante, grave o el clamor popular exija
castigo.
cualquiera sean los fines que se persigan, para apartarse de sus disposiciones.
j) El secreto de sumario.
Dicho de otro modo: el juez ordena ocultar información y el expediente a las partes, lo
ha sostenido que “la publicidad del proceso protege a los justiciables contra una justicia
secreta, “de una justicia sustraída al control del público” (sentencia del Tribunal
proceso de la monarquía absoluta, en donde lo único que era público era la ejecución de
la condena. “La idea es que la justicia pueda gozar de la necesaria transparencia, que se
aplicación de la ley”.
130
Cabe resaltar que se han impuesto adecuados límites a
esta forma de actuación. Por ejemplo, la Cámara del Crimen, Sala VI, en autos
“Mata Ramayo y otros” del 3 de julio de 2003 estableció que: “corresponde decretar
transcurrido el plazo previsto en el artículo 204 del Código Procesal Penal de la Nación
remarcarse que el auto cuya validez se cuestiona tiene como contenido una medida que
por su naturaleza es de carácter excepcional –toda vez que limita el ejercicio del
de los supuestos de nulidad absoluta de orden genérico previsto en el inc. 3 del artículo
nuestro código de forma que, a través de sus normas le confiere claramente a la defensa
la posibilidad de ejercer del modo más amplio su ministerio -artículos 2, 104, 106, 107,
197, 204 y 211 del Código Procesal Penal de la Nación, en otras- cimentadas en los
131
principios democráticos y republicanos que informan a nuestro actual procedimiento
criminal.
que los jueces deben entender que el secreto (interno) sumarial debe tener carácter
que instalar sin razón valedera el secreto instructorio no es otra cosa que permanecer
atado a la vieja cultura inquisitiva que sólo busca privilegiar la instrucción por sobre el
doctor Manuel Obarrio elevó al Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública don
201
Miguel Ángel Almeyra, “Sistemas penales y derechos humanos en América Latina –informe final-”, t.
II, pág. 155 y ss., Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Buenos Aires, 1986.
202
Veáse Delmas-Marty, Mireille, “Procesos penales de Europa”, pág. 217, Zaragoza, 2000.
132
en lo que concierne a la cuestión que se consigna en el epígrafe que (...) el punto que ha
cual debía prestar por lo tanto una atención preferente, es, sin duda alguna, el de
individuales y se señalan los peligros que pueden ocurrir dejando al juez obrar
ejecución del hecho criminoso. En este punto he adoptado también un sistema mixto,
un término conciliatorio, que evitando los inconvenientes de uno y otro, ofrezca, sin
embargo, todas las ventajas que la instrucción reporta del sumario secreto.
obra con entera libertad, siguiendo sus propias inspiraciones o decretando las
diligencias que le fueran pedidas por el Ministerio Público o acusador particular. Pero
133
dirigirá a velar por que las diligencias que pasan a su presencia se consignen con toda
exactitud y por que sean observadas estrictamente la reglas legales del procedimiento.
Proyecto, tras brindarle al defensor la más amplia intervención en todas las diligencias
o actuaciones, (lo obligaba) a guardar estricta reserva sobre los hechos o antecedentes
tribunales o fiscales siguen aplicando una vieja práctica inquisitiva que estimaba
203
“Proyecto de Código de Procedimientos en Materia Penal para los Tribunales Nacionales de la
República Argentina”, redactado por el doctor D. Manuel Obarrio, Buenos Aires, 1882, ps. XXVIII y 99
conservando la ortografía original. Por último, citó la valiosa y autorizada doctrina que señala que “el
código de un país libre debe admitir la publicidad de los procedimientos, que entre nosotros se impone
doblemente por la forma republicana de gobierno que nos rige, a pesar de lo cual mantenemos el secreto
del juicio” (Tomás Jofré, “Manual de Procedimiento Civil y Penal”, T. II, pág. 23, Buenos Aires, 1920.
134
Concebir que, con el simple ejercicio constitucional de su
Nación.
asistido, puede llevarse a cabo antes de aceptar el cargo y aun cuando no medie llamado
a prestar declaración indagatoria, con la sola limitación del secreto sumarial, lo cual
surge del juego armónico de lo dispuesto en los arts. 106, 197 y 204 del Código
204
Cámara del Crimen, Sala VI, 30 de marzo de 2005, “Transportes Metropolitanos Gral. Roca S.A.”.
Jurisprudencia vinculada: entre otros: Cámara del Crimen, Sala VI, “Garré Marcelo y otros”, 7 de julio
de 2003, “La Ley”, 2004-C, pág. 605; Sala VI, “Balestieri, Oscar”, 14 de febrero de 2002, “La Ley”,
2003-A, pág. 854.
135
Pero en esta materia, mal que nos pese a todos, aún hay
más.
proceso, con el sólo propósito de interrumpir la prescripción de la acción penal (y, por
cierto, no dejar al descubierto la morosa y deficitaria tarea del tribunal), lo cual resulta
Constitución Nacional.
cual la mayoría de sus integrantes estimaron que del análisis de la sentencia apelada
surge cabalmente que la misma carece de fundamentos suficientes para que pueda
justicia.
al impedir "que los individuos tengan que defenderse respecto de acusaciones en las
cuales los hechos básicos han quedado oscurecidos por el paso del tiempo y al
136
minimizar el peligro del castigo estatal por hechos ocurridos en un pasado lejano. Esta
supuestas actividades delictivas" (404 U.S. 307:323 - "United States vs. Marion"). Y
como dijera este tribunal poco tiempo atrás, con fundamento en la garantía de la
tramitado en legal forma-un pronunciamiento que ponga término, del modo más rápido
enjuiciamiento penal205".
judicial por obra de una sentencia en perjuicio del procesado que carece de toda
205
Fallos: 310:57 - "Cardozo, Miguel Oscar" -La Ley, 1987-B, 152-.
137
sospecha fundada en la existencia de elementos suficientes para dar paso a una
acusación fue preterido en aras del objetivo de impedir que se operase la prescripción
representación, en los que la sociedad y la prensa claman por Justicia (y cárcel) ante el
interviniente en torno al tipo subjetivo del delito imputado. Sostuvo que “dolo es la
voluntad realizadora del tipo, guiada por el conocimiento de los elementos del tipo
206
Lo que ocurre con el dolo eventual es que la teorías tradicionales (del consentimiento o de la
aprobación con la fórmula de Frank; del sentimiento o indiferencia; de la probabilidad o de la
representación; la posición de Günther Jakobs -respecto a que existe dolo eventual cuando se sobrepasa
la medida que debe aceptarse aún, en general, como riesgo no permitido impuesto, si no se quiere
impedir determinados ámbitos vitales- o quienes lo examinan como una expresión de una personalidad
antisocial) no brindan una concepción que resulte aceptada.
138
efectivo y recae sobre los elementos del tipo sistemático objetivo (incluyendo los
conglobante207”.
plan concreto del agente, la realización de un tipo es reconocida como posible, sin que
esa conclusión sea tomada como referencia para la renuncia al proyecto de acción,
dejando a salvo, claro está, que esa posibilidad se corresponda con los datos de la
casación208”, el doctor Tragant en su voto sostuvo que “el dolo eventual requiere que
el autor se represente la realización del tipo como posible o, que considere seriamente
culposo se inserta en un marco distinto, por cuanto el tipo requiere que se trate de un
previsibilidad, concepto éste que fija los límites subjetivos de la figura. En el homicidio
culposo está ausente en el ánimo del autor cualquier voluntad, directa o eventual de
207
Confr. Eugenio Raúl Zaffaroni, Alejandro Alagia y Alejandro Slokar, “Derecho Penal Parte General”,
pág. 495, Ed. Ediar, Primera Edición.
208
Reg. 736/04 del 30 de noviembre de 2004 de esta Sala III.
209
Enrique Bacigalupo, “Manual de Derecho Penal, Parte General”, pág. 112 y ss., Ed. Temis, Bogotá,
1998.
139
dañar a un tercero. La imputación del hecho no se funda aquí en la voluntad de dañar en
alguna medida a la persona ajena, sino en alguna de las formas de la culpa admitida por
determinante de la existencia del dolo eventual, pues debe demostrarse que el autor fue
consciente del riesgo, lo asumió y no tuvo una verdadera renuncia en la evitación del
resultado, extremos que, por cierto, no han sido acreditados, más allá de las numerosas
prelación lógica coincide con la prioridad cronológica: el aspecto intelectual del dolo
son anteriores a los actos de acción, pues éstos no pueden existir sin un previo
conocimiento que permita tomar una resolución determinada. Dado que el dolo es el fin
210
Ricardo C. Núñez, “Tratado de Derecho Penal”, Tomo III, Volumen I, pág, 157, Ed. Lerner, Córdoba,
1988.
211
Zaffaroni, Alagia, Slokar, ob. cit. , pág. 497.
140
En nuestro parecer, el imputado actuó en el episodio que
nos ocupa, con un alto grado de imprudencia, con extrema inobservancia de las normas
que debía cumplir al mando de un rodado, pero descartamos que haya habido de su
elemento acreditativo han fincado los jueces su convencimiento acerca de que Cabello
aceptado que iba a embestir a otro rodado, provocando la muerte de seres humanos y
lograr salir él indemne del episodio. Es que estos extremos deben ser probados para
poder afirmar con certeza la existencia del dolo, y ello no ha ocurrido en el expediente.
verifiqué que no estaba tan equivocado, por cuanto, un conspicuo profesor, Marco
postura.
hechas en las últimas centurias enderezadas a hacer más racional la administración del
castigo, hay muchísimos resquicios por los que la arbitrariedad se cuela: uno puede ser
212
En este camino. Veremos como concluye el proceso “Cromañón”.
141
Y consideró que se aplica el dolo eventual porque no
castigar ciertos hechos más severamente deja “mal sabor en la boca” –como expresó la
autora española recientemente fallecida María del Mar Díaz Pita213 o por un
causó la muerte por haber violado el deber de cuidado. En ambos casos se deben tener
en cuenta las circunstancias objetivas (como ser el daño causado) y las subjetivas (entre
actualmente en Alemania donde autores como Eser y Weigend proponen agruparlo con
Francisco Muñoz Conde en el prólogo del libro del libro de Díaz Pita.
215
Marco Antonio Terragni, ob. cit., punto VI, “Colofón”.
142
La división de un único proceso.
(es decir, se lo separa en partes) teniendo en cuenta los hechos investigados o las
personas imputadas, con el pretexto de “un mejor orden procesal” o alegando una
principios generales del debido proceso y defensa en juicio que el expediente cumpla
con las etapas procedimentales coetaneamente para la totalidad de los imputados en los
Y hay más.
216
Confr. Corte Suprema de Justicia de la Nación, “Recurso de Hecho deducido por el abogado defensor
en la causa Mattei, Ángel s/ contrabando de importaciones en Abasto” resuelta el 29 de noviembre de
1968 y B. 898. XXXVI. “Barra, Roberto Eugenio Tomás s/ defraudación por administración fraudulenta
–causa n° 2053-W-31-” resuelta el 9 de marzo de 2004.
143
Para evitar una declaración de prescripción de la
acción penal –que es siempre producto de una deficitaria tarea de un Tribunal, que
del delito, pero que, en definitiva, establecen que impiden la extinción de la acción
penal.
garantías constitucionales como ser: a) el postulado según el cual toda persona debe ser
considerada inocente hasta tanto una sentencia firme indique lo contrario (artículo 18
217
Es aceptado en nuestros tribunales que las garantías constitucionales del debido proceso y de la
defensa en juicio, que engloban el derecho de toda persona a obtener un pronunciamiento judicial que
ponga fin a su situación de incertidumbre en un plazo razonable, imponen el dictado del sobreseimiento.
Tal como lo ha señalado la Corte Suprema de Justicia de la Nación: "... la garantía constitucional de la
defensa en juicio incluye el derecho de todo imputado a obtener un pronunciamiento que, definiendo su
posición frente a la ley y a la sociedad, ponga término del modo más breve, a la situación de
incertidumbre y de restricción a la libertad que comporta el enjuiciamiento penal, lo que obedece al
imperativo de satisfacer una exigencia consustancial al respeto debido a la dignidad del hombre, el cual
es el reconocimiento del derecho que tiene toda persona a liberarse del estado de sospecha que importa la
acusación de haber cometido un delito..." (CSJN fallo 272: 188 “Mattei” y "Barra, Roberto E.", del 9 de
marzo de 2004; Cámara Nacional de Apelaciones en lo Penal Económico, Sala A, 09 de septiembre de
2005, “Frigorífico y Matadero Chivilcoy”, entre otros, que consagran el principio de del juicio rápido).
218
Cámara Federal de la Capital Federal, Sala I, causa nro. 29.226, reg. nro. 155, autos “Fulquin,
Leopoldo Mario s/ prescripción de la acción penal” del 17 de marzo de 1998; Sala I, causa nro. 22.122,
reg. nro. 525, autos “Gándara” del 23 de agosto de 1990; causa nro. 26.156, reg. nro. 1044, autos
“Silberstein” del 28 de diciembre de 1994 y de la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional de esta
ciudad, fallo plenario “Prinzo, E. F.” de fecha 7 de junio de 1949, entre otras.
144
de la Constitución Nacional); b) el principio de legalidad a través de la creación, por
contraria a la regla contenida en el primer párrafo del artículo 340 del Código Procesal
y preclusión.
incorrecto plantear el presente debate contraponiendo ambos valores, de manera tal que
otro219.
219
Alfredo A. Elosú Larrumbe, “Diferimiento del pronunciamiento sobre prescripción de la acción por
imputación de otro delito”, LL T. 2004. Sec. Doctrina.
220
Cámara Nacional de Casación Penal, Sala I, “Marchant Jara, Daniel David s/ rec. de casación” reg.
5095, resuelta el 10 de junio de 2002; Sala II, causa “Reyes, Delmira s/ rec. de casación”, reg. 1592; Sala
IV, “Barlett, Daniel s/ rec. de casación”, reg. 4267, resuelta el 16 de septiembre de 2002, entre muchos
otros.
145
La Sala I en la causa nº 4094 “Marchant Jara, Daniel
David s/ rec. de casación” señaló que: “a partir de la vigencia de la ley 24.050 –art.
52- la sentada en el caso “Prinzo” ha sido dejado de ser doctrina plenaria de aplicación
obligatoria en la justicia penal nacional, por lo menos para la resolución de las causas
hacen al estado de inocencia que ampara a toda persona imputada de un delito hasta que
Carlos A. S/ rec. de casación”), afirmó que: "...la creación pretoriana de una causal de
221
Cámara Nacional Casación Penal, Sala II, “Robledo, Jorge Darío s/ recurso de casación”, resuelta el
20 de septiembre de 2004, Registro 6938.
222
Voto del Dr. Raúl Madueño.
146
establecida en el artículo 18 de la Constitución Nacional, por lo que deviene necesario,
prolonguen indefinidamente...".
hasta tanto se resolviera otro proceso pendiente contra el imputado y que podría actuar
como interruptivo del curso de la extinción de la acción penal, pues todo acusado tiene
derecho a obtener una resolución sin que se admitan dilaciones que prolonguen su
penal tiene carácter de orden público, motivo por el cual debe ser declarada de oficio,
pues se produce de pleno derecho por el mero transcurso del plazo pertinente, corre y se
del cómputo del plazo pertinente, y que éste sea independiente para cada hecho
223
147
criminal, en tanto también lo sean ellos” y que “entre sí, no tienen carácter interruptivo
reduciendo lo que, en el anterior régimen era una decisión acerca de la sujeción del
posee efecto procesal alguno, lo que la torna asimilable a la declaración del imputado
224
Fallos: 312:1359.
148
comisión de un nuevo hecho, requiere una manifestación seria acerca de la materialidad
en perjuicio de menores, que recién los informan y, por ende, salen a la luz cuando
ciudadana requerida por el Gobierno del Perú, sostuvo que “se dejó de lado -sin razones
225
Cámara del Crimen, Sala VI, “Areco, Isidro”, nº 25.854, resuelta el 15 de marzo de 2005.
226
Corte Suprema de Justicia de la Nación en autos “Borelina, Rosana C.” del 30 de agosto de 2005
publicado en la revista jurídica “La Ley” del 11 de noviembre de 2005.
149
Ello condujo a que Rosana Claudia Borelina se viera
que, como parte del derecho al debido proceso y a la defensa en juicio, asiste a toda
persona inculpada de delito (arts. 8.2. del Pacto de San José de Costa Rica y 14.2. del
juicio, motivo por el cual debe asegurársele un debido proceso en el que pueda oponer
las defensas que tuviere en cuanto a la procedencia del requerimiento (Fallos: 311:
Confr. Horacio Cecchi en su artículo “Discriminados también en la cárcel” publicado en el diario Página
12 del 5 de septiembre de 2003, en el que da cuenta de que a ninguno de los 687 extranjeros detenidos en
el ámbito de la Provincia de Buenos Aires se le habría comunicado el derecho de protección y asistencia
consular que les asiste legalmente.
150
Exteriores, Comercio Internacional y Culto, la Corte Suprema de Justicia de la
esas condiciones.
5. Algunos absurdos.
derecho constitucional de negarse a declarar sin que su silencio cause una presunción
en su contra229.
cometió una estafa o un robo, pero no a quien incurrió en el delito de lesiones culposas
–por mala praxis médica o conducción temeraria de automotor- o cheques sin fondos,
que son delitos menores –según su escala penal-, por cuanto, según se aduce, tienen
229
El principio por el cual nadie puede estar obligado a declarar contra sí mismo, se encuentra regulado
en el artículo 18 de la Constitución Nacional, como así también en el artículo 8, inc. 2°, apág. “g” de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos y en el artículo 14, inc. 3°, apág. “g” del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ambos de jerarquía constitucional en virtud del artículo 75,
inc. 22 de la Constitución Nacional, y constituye uno de los límites mínimos que deben ser respetados en
un proceso penal.
151
hablando, viola el principio de proporcionalidad. Inclusive, dicho obstáculo puede ser
del acusado con la acusación (lo cual es muy discutido en la Ciencia Jurídica desde su
acuerdo libre y voluntario celebrado entre las partes, sino de una imposición fiscal –tal
elevada a la acordada, lo cual importa, lisa y llanamente, una forma de coacción estatal.
6. Un derecho penal selectivo. Los piqueteros, los militares, los vulnerables y las
selectivo” debido a que el aparato estatal no juzga cierta clase de delitos (las conductas
desplegadas por los piqueteros, por ejemplo, quienes ya llevan cortadas más de 200
230
En ese sentido se ha dicho “... En Argentina, la regulación del juicio abreviado pugna con la exigencia
del juicio previo (oral y público, contradictorio y continuo), como presupuesto de la imposición de una
pena a un habitante de la Nación, pues ésta es una garantía establecida no sólo como tal en la
Constitución Nacional, sino como imperativo (en razón de lo establecido en los artículos 18, 1, 33, 75
inc. 12 y 118); requisito sin el cual no es posible dictar una sentencia condenatoria constitucionalmente
válida... Estas garantías mínimas exigidas por nuestra Carta Magna como integrantes sustanciales del
derecho de defensa en juicio, son desconocidas por dicho procedimiento especial que, evidentemente,
importa un retroceso al sistema procesal penal de carácter escrito e inquisitivo, que pretendía
abandonarse con la sanción del nuevo Código Procesal, instaurado por la ley 23.984...”. María José
García Torres en “El proceso penal abreviado y el acuerdo del imputado. Legislación comparada y
análisis constitucional”, Ed. Fabián J. Di Plácido, Buenos Aires, 2004.
152
rutas e instalaron un acampado en plena Plaza de Mayo mirando de frente, desafiantes,
a la Casa Rosada).
revisten estas conductas, destaco los titulares del diario La Nación del 14 de febrero de
4 heridos” y del periódico Ámbito Financiero del 30 de marzo de 2004 que indicó “Es
grave la toma piquetera en 25 yacimientos de Santa Cruz. Ya hace perder la mitad del
gas que se necesita para solucionar la crisis” y “Un ‘comando’ de 30 activistas ingresó
ayer en la casa central del Banco Provincia y obligó a cerrar las puertas y suspender la
atención al público. Camuflados entre los clientes, los piqueteros del grupo MUP 20
‘coparon’ el Banco, donde permanecieron hasta las 18.30. Afuera, otros integrantes del
Alejandro Mario Nieva expresó que “Los sucesos protagonizados recientemente por
del servicio de trenes Buenos Aires - La Plata –secuestrando una formación ferroviaria
libertad a los maquinistas para cambiar el rumbo del tren- constituye no sólo un
153
que “En la Argentina de los últimos años el amedrentamiento por medio del uso de la
recurrente para lograr objetivos políticos...” y también añadió que “Las encuestas
sostienen que el 92% de los argentinos reprueba el método de los cortes de vía pública
como forma de protesta. Es tan importante que el Estado acelere su política de inclusión
como que ejerza su papel de garante del Estado Democrático de Derecho persuadiendo
recordar que, precisamente, el artículo 194 del Código Penal, acuña un delito doloso,
que reprime con prisión de tres meses a dos años al que, sin crear una situación de
transportes por tierra, agua o aire o los servicios públicos de comunicación de provisión
Concesionaria S.A. s/ rec. de casación 232" han entendido que, en el caso del
transporte, la tutela del tipo penal no apunta a la seguridad de los medios sino a su
Cámara Nacional de Casación Penal, Sala II, reg. 4192, del 15 de junio de 2001.
154
seguridad pública, en concreto el funcionamiento del transporte en general, es decir,
prestación. Pero ello, no impide considerar a este delito como uno de los que están
punible la interrupción del tránsito de vehículos por los cortes de ruta provocados 234 o
se descartó que el obrar de los acusados se encuentre autorizado por estar amparados en
una causa de justificación (CP artículo 34 inc. 4), al ejercer derechos de raigambre
constitucional, por cuanto su accionar “no resultó legítimo”, ni regular. Por el contrario,
233
Carlos Creus en “Derecho Penal. Parte Especial”, Tomo 2, Pág. 47, Buenos Aires, 1992 y Sala III de
la Cámara Nacional de Casación Penal en el fallo “Alais”.
234
Cámara Nacional de Casación Penal, Sala I, en el caso “Schifrin”, reg. 5150, del 3 de julio de 2002,
con la fundada opinión de la doctora Catucci y del doctor Bisordi; Cámara Federal de Apelaciones de
San Martín en la causa 1604/05, autos “Delia, Marcos”, del 6 de abril de 1996 y Cámara Federal de La
Plata en el expediente n° 3193 “s/ infracción al artículo 194 del Código Penal del 16 de marzo de 2005.
235
Cámara Nacional de Casación Penal, Sala III, en el fallo “Alais”, del 23 de abril de 2004, con el voto,
por la mayoría, de los doctores Guillermo José Tragant y Eduardo Rafael Riggi.
155
se lo tildó de “abusivo” y de “ejercicio desmedido de los derechos de unos que
Casación se afirmó que es cierto que desde tiempo que parece lejano -lejano por la
nacional por los grupos denominados "piqueteros", cuyos dirigentes entienden que el
puesta en discusión.
pues entra en colisión con el derecho de otras personas a transitar libremente, ejercer el
acierta a vislumbrar cuál puede ser el límite de violencia a que llegue el enfrentamiento.
adecuación típica en normas del Código Penal y no debería dudarse que la inacción, la
156
constituye una formidable contribución al caos, la anarquía y la destrucción de los
derechos.
entonces un imperativo para todos, y el único camino para lograrlo es por medio del
de pseudo defensa de sectores o intereses, inaceptables en los tiempos que corren y que
pueden, invocando extremos legales inexistentes, modificar o derogar los delitos que
Cúneo Libarona (padre)238, uno de los primeros que examinó el tema, en un artículo
en el que resaltó que el “piqueterismo impune”, “la pérdida de control” y “el desorden”
han llegado muy lejos y será costoso. Se debe restablecer el orden jurídico que quiere
236
Roberto Gargarella en su trabajo “el derecho ante los cortes de ruta”, publicado en Nueva Doctrina
Penal, 2001-A, pág. 57.
237
Ricardo Gil Lavedra en su artículo “El desafío de la convivencia social”, publicado en el diario “La
Nación” del 2 de julio de 2002.
238
Mariano Cúneo Libarona (padre) en su artículo “Ataque a la libre circulación”, publicado en el diario
“La Nación” del 22 de noviembre de 2000.
239
157
Es menester añadir que otros pronunciamientos dictados
dispusieron la anulación de condena impuesta por violación al artículo 194 del Código
Penal por falta de determinación precisa de los autores del suceso y del rol cumplido
por cada uno de los intervinientes (no se refirió a una cuestión de tipicidad); la Cámara
artículo 194 del Código Penal debido a que el acto atribuido consistió en un simple
“reclamo vecinal” –exteriorizado a través de una lenta pero continua marcha por la ruta
disconformidad contra una decisión del Poder Ejecutivo Nacional 240 y los componentes
intimidación pública (artículo 211 del Código Penal) escogido por el juez de
240
Germán Bidart Campos en “El derecho de reunión y el artículo 194 del Código Penal”, Revista Jurídica
“El Derecho” 163-442.
241
Su crítica, con errores fácticos, puede verse en la editorial del diario “La Nación” “Justicia e
impunidad piquetera” del 17 de noviembre de 2005.
158
del 10 de noviembre de 2003242, examinó el legajo y si bien mantuvo el criterio sentado
error de prohibición toda vez que la imputada Marina Schifrin no comprendió que su
conducta era contraria a derecho por cuanto “se consideró autorizada a obrar de
del asunto por cuanto estimó que a raíz de las reformas introducidas por la ley 25.990 la
enorme poder para juzgar y condenar otros hechos (lo sucedido con los militares, sin
emitir opinión personal sobre la trágica historia que padecimos 243, sobre quienes se
242
S.C.S. 2682, L.XXXVIII.
243
Pero me tiento y algo diré. En esos tristes años el sistema empleado por el Estado para combatir a los
autores de delitos (considerados sus enemigos ideológicos), resultó ser tan aberrante como el mal que se
pretendía suprimir. Si el Estado siembra el terror, se destruyen los principios que lo justifican. En los
años setenta los grupos guerrilleros, con diferentes concepciones y formaciones, cometían graves delitos
(homicidios –crueles-, privaciones de la libertad, chantajes, etc.), como sistema para alterar el orden de
gobierno e imponer coactivamente sus ideas. Pero, frente a esa actividad ilegal y para contrarrestar esos
hechos y ese peligro, no es aceptable que se proceda de la misma forma ilícita (mediante la comisión de
homicidios, desaparición forzada de personas –en ocasiones “para obtener ventajas económicas”, Cámara
Federal, Sala II, en la causa “Perren” del 21 de diciembre de 2005-, torturas, etc.). Antes bien, se debió
aplicar la ley con su máximo rigor y energía. No tengo dudas que se debió proceder (y se podía hacerlo)
con las herramientas con que se cuenta dentro del derecho y que la justicia y las fuerzas de seguridad
debieron emplear su mayor esfuerzo, en ese marco de legalidad, para enfrentar el problema y el caos
existente. Eso no sucedió y las autoridades, lamentablemente, recurrieron a métodos criminales
equivalentes a los que empleaban los agresores. El resultado, se sabe, fue penoso para todos, inclusive
para el país e inclusive para las generaciones que los siguieron. Se escribió, entonces, una de las páginas
más tristes de nuestra historia. Lo repetiré siempre: sólo aplicando la ley, en un marco de Estado
159
ocupó, con especial denuedo, el Congreso de la Nación al decretar la nulidad de la ley
de obediencia debida y punto final y la Corte que, con distintos argumentos, soslayó, al
febrero de 2004, titulada “No reabrir la heridas del pasado”, efectuó valiosas
consideraciones y postuló que: “La anulación de las leyes –sin precedentes en nuestra
historia, por lo menos con las características que se han presentado en este caso-
Adrián Ventura señaló que “Una vez más tenemos la sensación de que la Argentina
jurídica absoluta. Aún cuando las personas indultadas fuesen la personificación misma
del mal, desconocer los indultos que los beneficiaron hará que ellas vuelvan a ser
juzgadas. Pero hay que preguntarse si vale la pena hacerlo a costo de arrasar con todas
Democrático de Derecho, podremos vivir correctamente, libres y en paz. Y nada justifica apartarse de
estos conceptos básicos y elementales de forma de vida comunitaria y social, propias de un país
civilizado.
244
Aclaro que los diarios dieron cuenta que también se ocupó del tema el Poder Ejecutivo Nacional desde
que el Jefe de Gabinete y el Ministro del Interior afirmaron que: “el gobierno propició este fallo”
¿Estamos, entonces, frente a una injerencia en el accionar de la Justicia?. Es simple la respuesta.
160
las garantías de la libertad y del Derecho. Quizás, algún día, en circunstancias distintas,
nos arrepentiremos de haberlo hecho. No será la primera vez que nos ocurra”.
pronunciamientos que declararon de ningún efecto las leyes 23.492 y 23.521 –de punto
final y de obediencia debida- y cualquier acto fundado en ellas que pueda oponerse al
responsables u obstaculizar en forma alguna las investigaciones llevadas a cabo por los
canales procedentes247.
expresó, sobre ciertos criterios actuales de la Corte, que la sentencia dictada en el caso
245
ADLA, XLVII-A, 192; XLVIII-B, 1528.
246
Doctrina de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso “Barrios Altos”, La Ley, 2002-D,
645 -del voto del doctor Zaffaroni-, (CS, 11 de diciembre de 2003.-Astiz, Alfredo I. Revista Jurídica La
Ley del 26 de diciembre de 2003, página 4, Fallo 106.781).
247
CSJN, 14 de junio de 2005, “Simón, Julio H. y otros”.
161
“Simón” -en el cual la Corte declaró la inconstitucionalidad de las leyes de obediencia
expuestos por los votos de la mayoría en los casos “Arancibia Clavel”, “Espósito” y
¿Son susceptibles de ser desconocidos los derechos adquiridos en materia penal?; ¿La
garantía legal de la prescripción, puede ser dejada sin efecto retroactivamente?; ¿La
garantía del juez natural y de la defensa en juicio pueden ser desconocidas?; ¿El
principio de la cosa juzgada en materia penal puede ceder por la aplicación retroactiva
de una norma jurídica?; ¿La Corte Suprema de Justicia dejó de ser el tribunal
Fundamental son relativas pudiendo ceder frente a las normas resultantes del derecho y
248
Extraído del artículo “El caso Simón y la supremacía constitucional”, publicado en la Revista Jurídica
“La Ley”.
162
Inclusive, en este marco que denomino “derecho penal
selectivo” no debemos soslayar que el derecho penal (y, en especial, sus agentes) no
opera de la misma forma con los más vulnerables (los más débiles, los más pobres) y se
olvida de una de las partes del conflicto que resulta sumamente interesada: las víctimas
del delito.
fundamento legal, para involucrar a otro, que recibe distintos beneficios, inclusive
Protección, que representa una verdadera beca y una injustificada jubilación –que se
163
El Fiscal es el guardián del debido proceso. No el director
poderes indebidos al Ministerio Público Fiscal como, por ejemplo, en los nuevos
artículos 142 bis y 170 del ordenamiento procesal, se autoriza al fiscal a recibir
por la Ley 25.760249, en su artículo 4°, para recibir declaración indagatoria al imputado
en los casos que se investigue alguno de los delitos previstos por los artículos 142 bis y
170 del Código Penal, resulta contraria a la Constitución Nacional, toda vez que el
debido proceso legal contemplado en su artículo 18 impone que sea el Juez quien la
reciba, por ser un acto que contiene la defensa o descargo del imputado y que siendo
excluirse por inconstitucionales –en el caso, el artículo 212 del Código Procesal Penal
de la Nación- todos los poderes típicamente judiciales que se pretende atribuir a los
fiscales y se agregó que la recepción por parte de quien ha sido constituido como
cometer una infracción penal de ser llevada ante un juez, tal como exige el artículo 9,
249
ADLA, LXIII-E, 3827.
164
apág. 3, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que forma parte de
informal”.
de las autoridades policiales, para realizar las diligencias y citar personas a sus
adecuándose a las directivas impartidas por los miembros del Ministerio Público y
250
Cámara Federal de la Plata, Sala II, del voto del Dr. Frondizi, causa N° 107.332, autos “Ibarra,
Francisco O. y otros”, 3 de septiembre de 2004.
251
Adla, LVIII-A, 101.
165
Los fiscales ante la justicia penal, anoticiados de la
perpetración de un hecho ilícito –ya fuere por la comunicación prevista por el artículo
186 del Código Procesal Penal de la Nación o por cualquier otro medio- sin perjuicio de
potestades253.
9. Un viaje por el túnel del tiempo. Las nuevas facultades otorgadas a la Policía.
252
Confr. sobre el tema los trabajos de Daniel E. Morín “Alcance de las facultades de investigación del
Ministerio Público en el marco del artículo 26 de la ley 24.946”, La Ley, 2000-E, 323; Perla I. Martínez
de Buck, y Patricia Plesel de Kiper en “Alcance y límites de la actuación paralela de los fiscales”, La
Ley, 2002-E, 1200; Gabriel González Da Silva en “Las Potestades preliminares de Investigación de los
Fiscales” en La Ley del 29 de junio de 2004 y distintas resoluciones respaldatorias y aclaratorias dictadas
por la Procuración General de la Nación. En la jurisprudencia podemos citar un caso en el cual se
convalidó la ley. Se sostuvo: “Debe revocarse la resolución por la cual se declaró la nulidad de las
actuaciones preliminares llevadas a cabo por el fiscal a raíz de la sugerencia dada por un funcionario de
la Administración Federal de Ingresos Públicos referida a la utilidad de comenzar una investigación con
el fin de definir alguna hipótesis concreta de relevancia penal -en el caso, referida a la comisión de
delitos aduaneros-, pues dichas medidas anteriores al comienzo de la actividad instructoria tienen
sustento en lo previsto en el artículo 26 de la ley 24.946 (Adla, LVIII-A, 101), máxime si los delitos
fueron denunciados cuando se verificó la concreta posibilidad de su comisión” (CNPenal Económico,
Sala B, 8 de octubre de 2003).
253
La Cámara del Crimen, Sala V, con fecha 31 de marzo de 2005, señaló que no pueden dictar medidas
respecto de lo irrepetible. Concretamente, estableció que “la Resolución 30/01 de la Procuración General
de la Nación excluye de las facultades del fiscal instructor dictar resoluciones respecto de lo irrepetible.
Por otro lado, el artículo 196 bis solamente otorga al fiscal la dirección de la investigación (Navarro-
Daray, “Código Procesal Penal de la Nación, análisis doctrinal y jurisprudencial”, Ed. Hammurabi, T.I,
pág. 494)”.
166
Y, asimismo, en el nuevo artículo 184 del Código
Procesal Penal, se le otorgan facultades amplias, antes limitadas, a la Policía, como ser
personas sin orden judicial, la inspección de efectos personales. Y brindo sólo algunos
ejemplos.
procesos, los jueces investigan con el Servicio de Inteligencia del Estado (es decir, la
Derecho de policía, así como entre proceso penal y los servicios secretos. En estas
254
Ley 25.760 (ADLA, LXIII-D, 3827) cuyo artículo 5 se incorporó como inc. 5 del artículo 277 del
ordenamiento procesal, lo cual fue convalidado por ciertos Tribunales (CFed. Crim. y Correccional, Sala
I, 1 de marzo de 2004, en autos “Rodríguez, Sebastián y otros”, Revista Jurídica “La Ley”, 16 de junio de
2004, pág. 10, fallo 107.597).
167
En nuestra legislación estamos en deuda con los
menores255 y nos rige un sistema por el cual el juez sustituye a los padres en sus
del artículo 278 del Código Civil) y se establece el principio de oportunidad en cuanto a
la ley 22.278 -mod. por ley 22.803- (Adla, XL-C, 2573; XLIII-B, 1354) "Régimen
Penal de la Minoridad" y del artículo 412, segundo párrafo, del ordenamiento procesal
libertad superior a dos años, toda vez que esas normas entran en colisión con
255
Para ser claro en orden a los menores. En nuestro país el Ministerio de Trabajo de la Nación calcula
que existen entre un millón y medio y dos millones de chicos de entre 5 y 14 años (el 22% de la
población de esa edad) que no estudian y trabajan en venta ambulante, personal doméstico, obras en
construcción, zafras, limpieza de vidrios, cuidan coches o abren puertas o, simplemente, son mendigos,
cirujas, malabaristas, basureros o cartoneros. Según UNICEF, en 1995, en la Argentina, trabajaban
250.000 niños y, en el año 2005 el número de víctimas se incrementó a prácticamente 2.000.000. Y
sabido es que un país que no brinda educación y desarrollo a sus niños y no tiene soluciones o proyectos
serios a su alcance para remediarlo, está condenado y no tiene ningún futuro alentador.
256
Criterio sentado por la Cámara del Crimen, Sala I, 17 de marzo de 2004, autos “Famoso, Elizabeth y
otros”, publicado en la Revista Jurídica “La Ley”, tomo 2004-D, pág. 194.
168
Resulta bienvenida la ley 26.061 del 28 de septiembre de
2005 (ADLA, Bol. 29/05, pág. 2), denominada “Protección de las niñas, niños y
adolescentes”, que otorga efectividad operativa a la Convención sobre los Derechos del
Niño (ADLA, L-D 369, aprobada por ley 23.849 en 1990), que nuestro país se
comprometió a sancionar hace unos quince años. Como se puede apreciar, un tanto
políticas sociales básicas, respetando la proporción entre éstas y las otras políticas
públicas previstas en la convención. Esto significa, en primer lugar, que las políticas
sociales básicas tienen una función primaria y general y que con respecto a éstas, todas
las otras políticas deben ser subsidiarias y residuales; en segundo lugar, que la
mínimo de las normas del Estado social y de una regulación del desarrollo económico
que respete los criterios del desarrollo humano y no sea contrario a ellos257.
257
Confr. su trabajo “Infancia y Democracia” publicado en “Análisis crítico del panorama legislativo en
el marco de la Convención Internacional de los Derechos del Niño”, organizado por Emilio García
Méndez y Mary Belof, Ed. Depalma, Buenos Aires 1998.
169
Sin perjuicio de ello, otro tema, que preocupa, siempre
respecto de los menores, radica en establecer definitivamente que les resulta aplicable
internación como prisión preventiva (en los términos del artículo 24 del CP)”258.
dada por las Reglas de las Naciones Unidas para los Menores Privados de Libertad,
1990 que definen como privación de libertad, en su punto II.b., a ‘toda forma de
o privado del que no se permita salir al menor por su propia voluntad, por orden de
258
Confr.: esta Sala in re: “Retamar, Marcos Horacio s/ Recurso de Casación”, causa n° 4533, reg. n° 5949,
resuelta el 28 de agosto de 2003.
170
Niño, ahora incorporada a nuestra Constitución Nacional en virtud del artículo 75, inc.
22, en tanto prescribe que ‘en todas las medidas concernientes a los niños que tomen las
la detención o prisión preventiva ... la Convención sobre los Derechos del Niño no
contiene disposiciones especiales, pero reconoce, siguiendo las reglas de Beijing, que
niño se utilizará tan sólo como medida de último recurso, durante el período más breve
emocional260”.
259
Confr.: Pedro R. David; “Sociología Criminal Juvenil”; Ed. Lexis Nexis Depalma, Sexta Edición
Actualizada; Buenos Aires; 2003.
260
Corte Suprema de Justicia de la Nación en autos “Recurso de hecho deducido por el defensor oficial
de Daniel Enrique Maldonado en la causa Maldonado y otro s/ robo agravado por el uso de armas en
concurso real con homicidio calificado” del 7 de diciembre de 2005.
171
excepcionales, en los que niños y adolescentes incurren en comportamientos ilícitos de
que éstos no tienen el mismo grado de madurez emocional que debe suponerse y
vida familiar y escolar, en que se corrigen acciones de los niños que en los adultos
impone, sin lugar a duda alguna, que el reproche penal de la culpabilidad que se
adulto. Desde este punto de vista, la culpabilidad por el acto del niño es de entidad
emocional.
Muñiz, se encontraban internados presos que sufrían las consecuencias del SIDA.
172
cadena de un metro de largo, envuelta en cuero y disimulada en las cobijas que los
cubrían.
contexto general y los fines que las informan 263, de modo que no entren en pugna unas
con otras y no se destruyan entre sí264, por lo cual debe adoptarse el sentido que las
262
Del artículo de Sofía Tiscornia y Alicia Oliveira, titulado “Crónicas de la impunidad. Los efectos del
SIDA, de la burocracia y de la ley”, publicado en la Revista “No hay Derecho”.
263
CSJN, fallos, 301:114.
264
CSJN, fallos, 307:518.
265
CSJN, fallos, 314:458.
173
Asimismo, la interpretación y la aplicación deben tender a
situación de considerable gravedad institucional, toda vez que las leyes correctamente
opera plenamente y que obliga a los jueces a ejercer esa extrema atribución,
posibilidad de que cada uno de ellos actúe destruyendo la función de los otros, sino en
que lo haga con la armonía que se exige para el cumplimiento de los fines del Estado,
para lo cual se requiere el respeto por las normas constitucionales y del poder
174
de la gravísima situación por la que atraviesa el Estado Democrático de Derecho en la
Argentina. Con idioma claro, podemos decir que nos hallamos ante una situación
ellos tiene fuerza institucional, pues carecen de su esencia, no son respetados por la
Suprema de Justicia; el abuso por parte del Poder Ejecutivo Nacional de la facultad de
tarifarios; la amenaza de no cumplir con los laudos internacionales, entre muchos otros
ejemplos268.
fue considerado una “amnistía encubierta” debido a que asumió funciones reservadas al
268
Opinión de Roberto Durrieu en declaraciones públicas de los días 18 de agosto de 2003 y 7 de abril de
2005.
175
Poder Legislativo y una intromisión indebida del Poder Ejecutivo en el ámbito propio
jueces y fiscales ante el avance de las protestas piqueteras, pero soslayó que la
seguridad que operan bajo su exclusivo mando, y que los jueces y fiscales, por mandato
descubrimos ahora que existen más de 146 leyes secretas y normas especiales que
regulan los gastos reservados, lo cual afecta la esencia misma del sistema democrático.
emitidos por el Poder Ejecutivo Nacional. El actual gobierno dictó ya, al menos, 131
269
Se decretó, entonces, la inconstitucionalidad del decreto 263/91 del Poder Ejecutivo Nacional. Fallos:
“L., H.M.” CNCrim, Sala VII, (13 de septiembre de 1991); “C.D.O.” CNCrim, Sala II, (5 de julio de
1991); “Harguindeguy, Albano”, CNCrim. y Correc. Fed., sala especial (18 de diciembre de 1990);
“Mendoza, Ricardo E”, Juzgado Nacional de 1° Instancia en lo Criminal de Sentencia (10 de abril de
1991); “Díaz, Claudia”, CNCrim. y Correc., Sala IV (9 de mayo de 1991); “Meza, Alicia”, CNCrim y
Correc., Sala II (4 de junio de 1991); “Romero, José”, CNCrim y Correc., Sala II (9 de agosto de 1991);
“Lema, Héctor”, CNCrim. y Correc., Sala VII, (13 de septiembre de 1991).
176
decretos en lo que lleva de gobierno, lo cual implica uno cada 5 días270. Carlos Menem,
durante su gobierno, suscribió 545 decretos. Lo que era una excepción se convirtió en
una práctica aceptada e implementada por todos nuestros últimos gobiernos. Confío en
patrimoniales de todos los acreedores, por años, sin permitir ejecuciones ni remates. A
fines de 2005 se sancionó la ley 26.062 (Bol. 29/2005, pág. 15) que suspendió una vez
270
Dato correspondiente al mes de septiembre de 2005.
177
iv) en el que se pretenden confiscar los fondos remanentes
también con jubilo y aplausos, anunció el pago de U$S 9.500 millones al Fondo
Monetario Internacional271;
exiguo porcentaje de la deuda que mantiene con ellos y en un largo período de tiempo,
por lo cual enfrenta numerosos reclamos arbitrales promovidos por los decepcionados
inversiones;
particulares;
adjudicatarios perjudicados;
271
Aunque se olvidan que las reservas internacionales de la Argentina se redujeron un 33,8 % y aún se
deben U$S 124.000 millones que no se sabe cómo se pagarán.
178
ix) en el que un diputado electo, a los pocos días de haber
electoral), sin brindar explicación alguna, y en el que otro diputado electo adujo que
renunciaba al cargo para el que lo eligió el pueblo, aceptaba ser embajador en un lindo
país y, posteriormente, frente al escándalo desatado dio marcha atrás como si nada
hubiese sucedido.
Ministros se lanzan a opinar sobre los veredictos de los jueces 272. Intromisión
antecedente.
preso” a ciertas personas –funcionarios que habrían dado a la prensa una información
guerrillera extranjera- cuando no tiene ningún derecho, ni facultad legal, para hacerlo.
179
xiii) en el que el Congreso juzgó a los jueces de la Corte
sistemáticamente.
simples ejemplos, viene a cuento la cita de Luis Recaseus Siches: sin seguridad no hay
273
Luis Recaseus Siches en su “Tratado General de Filosofía del Derecho”, 10 edición, México, 1991.
180
líquidos e incumplieron la reglamentación vigente en materia de seguridad y medio
ambiente por cuanto no existe una ley expresa del Congreso Nacional que la facultara a
disponer esas penas y las resoluciones con naturaleza penal, sabido es, al menos para
libre elección de las penas y el Poder Judicial no puede aplicarlas si no existe la ley que
las establezca274.
274
La doctrina del fallo es la siguiente: Aún cuando las sanciones previstas en la resolución 79/99 de la
Secretaría de Energía de la Nación (Adla, LIX-B, 1689) para quienes expendan combustibles líquidos e
incumplan la reglamentación vigente en materia de seguridad y/o medio ambiente y de especificaciones y
calidad de combustibles, no participan de la naturaleza de las normas del Código Penal porque se trata de
sanciones por infracción a normas de policía, no parece constitucionalmente válido que el Poder
Ejecutivo, sin una delegación expresa de la ley, atribuya facultades de esa índole a dicho organismo, toda
vez que la imposición de tales medidas requiere la configuración de supuestos previstos, aunque fuere de
modo genérico, por el legislador. (Del dictamen del Procurador General que la Corte hace suyo).
La ley 23.696 es insuficiente para habilitar al Poder Ejecutivo Nacional a subdelegar en otro organismo
de inferior jerarquía el dictado de disposiciones como las que contiene la resolución 79/99 de la
Secretaría de Energía de la Nación que sanciona (Adla, XLIX-C, 2444; LIX-B, 1689) a quienes
expendan combustibles líquidos e incumplan la reglamentación vigente en materia de seguridad y/o
medio ambiente y de especificaciones y calidad de combustibles, pues ello implica un apartamiento del
marco legislativo que el Congreso impuso a la ejecución de la política de reforma del Estado, en cuyo
articulado no se advierte delegación alguna. (Del dictamen del Procurador General que la Corte hace
suyo).
El Poder Ejecutivo Nacional no podía delegar mediante el decreto 1212/89 en la Secretaría de Energía de
la Nación (Adla, XLIX-D, 3834) la facultad de tipificar las infracciones y establecer el régimen de
sanciones aplicables a los expendedores de combustibles líquidos que infrinjan la reglamentación vigente
en materia de seguridad y/o medio ambiente y de especificaciones y calidad de combustibles, atento la
inexistencia de una ley previa que admita tal delegación, lo cual en modo alguno se ve favorecido por la
ratificación de la citada norma mediante la ley 25.148 (Adla, LIX-D, 3932) debido a que la garantía
constitucional de ley previa exige su estricta observancia. (Del dictamen del Procurador General que la
Corte hace suyo) (Corte Suprema de Justicia de la Nación, 19 de abril de 2005, “Federación de
Empresarios de Combustibles de la República Argentina y otros c. Secretaría de Energía. Citas legales
del fallo número 109.390: Leyes nacionales 48 (Adla, 1852-1880, 364); 16.986 (Adla, XXVI-C, 1491);
17.319 (Adla, XXVII-B, 1486); 23.696 (Adla, XLIX-C, 2444); 25.148 (Adla, LIX-D, 3932); dec.
nacional 1212/89 (Adla, XLIX-D, 3834); res. 79/99 (S.E.) (Adla, LIX-B, 1689). A mayor abundamiento,
confr. el artículo “El valladar del artículo 18 vs. la potestad sancionadora de la administración” de Gala
Barbieri publicado en la Revista Jurídica “La Ley”.
181
antiguo fallo de la Corte Suprema "Mouviel", se sostuvo que de ningún modo puede
configuración de los delitos ni la libre elección de las penas, pues ello importaría la
Ejecutivo, so pretexto del uso de facultades reglamentarias que le son propias, sustituir
Constitución Nacional.
una política legislativa de orden penal que resulte coherente. Lo que ocurrió en orden a
causales interruptivas del curso de la acción penal aceptadas por la mayoría de los
no se habían regulado los supuestos interruptivos de los delitos de acción privada, por
oficial y se logra una mayor transparencia en la función pública, se han creado órganos
182
mismo proceso, como ser la Oficina Anticorrupción y la vieja, pero renovada. Fiscalía
depende del Poder Ejecutivo Nacional, que ostenta facultades de investigación, sin
los jueces de la Corte Suprema por el contenido de sus fallos, convirtiendo al Poder
leyes anteriores lo cual, sabido es, representa una facultad reservada exclusivamente a
183
Y, tengamos presente que, durante el año eleccionario del
(71) proyectos (contra ciento noventa y cinco (195) del año anterior) y, sugestivamente,
aceptó el cien por ciento (100 %) de los proyectos que le enviara el Poder Ejecutivo
doctrina sentada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en los casos “Arancibia
184
Es probable que, al sentar el principio opuesto, no se
benigna, respeto por los derechos adquiridos y la cosa juzgada, que no pueden ser
Vanossi275 al referirse al “Peligroso fallo de la Corte” donde expresó que: “la aplicación
275
De la editorial publicada en el diario La Nación del jueves 8 de septiembre de 2005.
185
establecidos en la Constitución. Ello comprende todas las garantías que expresa o
veces por la misma causa, la irretroactividad de las leyes penales, los beneficios de la
ley más benigna, etc. Todas esas garantías forman parte de del derecho penal liberal,
Nacional establece que los tratados y convenciones de Derechos Humanos que allí se
mencionan tienen jerarquía constitucional, pero siempre que cumplan tres requisitos:
186
a) En las condiciones de su vigencia (reservas y cláusulas
Constitución.
absoluta a los tratados por sobre el derecho interno, es decir, que establecía el
suprainternacionalismo. Pero fue cambiado por el texto del artículo 75, inc. 22 vigente.
Éste, obviamente, tiene una redacción muy distinta a la del proyecto de la Comisión de
absoluta, porque así lo disponen los artículos 6º y 7º de la ley 24.309 que convocó a la
187
Convención reformadora y que disponen que ella no puede introducir modificación
que las leyes analizadas en el pronunciamiento habían sido convalidas por el mismo
Tribunal, no sólo en el fallo “Camps” que comúnmente se cita, sino también en unos
doctrina de "Chocobar".
276
Fallos; 310:600.
277
Fallos; 311:709.
278
Fallos; 311:415.
279
Fallos; 311:742.
280
Fallos; 311:743.
188
c) Infortunios laborales y aseguradoras de riesgos del
2005, abandonó una larga línea jurisprudencial, aplicada incluso en una causa del año
cuando haya sido en el marco de una acción judicial de nulidad del laudo)281.
de esta nueva Corte. Espero no estar equivocado y que resulte un tribunal ejemplar, que
haga historia, que sea independiente, imparcial, creativo y custodio fiel de los
281
Pablo L. Manili en su artículo “Primeras reflexiones sobre el fallo "Simón": Una disidencia ajustada a
derecho”, publicado en la Revista Jurídica “La Ley” , que representa el contenido de una exposición
brindada ante una invitación que le formulara la Asociación Argentina de Derecho Constitucional.
189
principios del Estado Democrático de Derecho desde que es el interprete final y último
de la Constitución Nacional.
190
Capitulo VII
191
Capítulo VIII
Conceptos inalterables.
actualidad, que emerge con claridad de las manifestaciones antes examinadas, obvio es
decirlo, afectan, de una u otra forma, en mayor o en menor medida, los principios
Nacional).
Entonces, me pregunto:
192
No tengo dudas que el Estado, a través de sus agencias,
delitos.
deber de resguardar, dentro del marco constitucional estricto, "la razón de justicia que
exige que el delito comprobado no rinda beneficios" 282. Asimismo, tampoco es posible
olvidar que en el procedimiento penal tiene excepcional relevancia y debe ser siempre
que aquél no es sino el medio para alcanzar los valores más altos: la verdad y la
una prueba cuando ella, en sí misma, haya sido obtenida a través de medios
inconstitucionales o ilegales.
de “diputados truchos, pasaportes truchos, taxis truchos, lavandina trucha, leche trucha,
menem truchos y, como si esto fuera poco, ahora apareció una Jueza Federal trucha284”.
más.
282
Caso, “Tibold José”, Fallos: 254:320, considerando nro. 13, La Ley, 110-365.
283
Corte Suprema de los Estados Unidos, caso “Stone vs. Powell”, 428 U. S. 465, 1976, en pág. 488, y la
cita de D. H. Oaks en nota 30, pág. 491.
284
Revista Somos, Ed. Atlántida, del 1 de junio de 1992.
193
Inclusive hoy se incorporaron al vocabulario, y se aceptan
lugares285, de quedarnos preocupados cuando nuestros hijos salen de noche. Debe haber
falta de apego a las normas, que los delincuentes se rían y burlen de la ley y de los
285
La ciudad aparece dividida en sectores. En algunos, se puede transitar con cuidado. En otros, ni siquiera
se puede caminar por el lugar.
194
Si las garantías constitucionales no sirven para cumplir el
medidas que, bajo el pretexto de brindar mayor seguridad, cercenen las libertades que
seguridad y libertad y debe encontrarse su justo y preciso equilibrio sin sacrificar uno a
286
La Corte Suprema de Justicia de la Nación en las causas “Fiorentino” (Fallos 305:1752) y “Reginald
Rayford” (Fallos 308:733) ha resuelto que conceder valor a las pruebas obtenidas por vías ilegítimas y
apoyar en ellas una sentencia no sólo contradice la garantía del debido proceso, sino que además
compromete la buena administración de justicia al pretender constituirla en beneficiaria del hecho ilícito
por el que se adquirieron tales evidencias.
287
Estas ideas las describió, con luminosa claridad, el juez de la Suprema Corte de los Estados Unidos,
Oliver Wendell Holmes Jr. quien, anticipándose a lo que años después sería conocido como la regla de
la exclusión, expresó: “Constituye un mal menor dejar que algunos criminales escapen a la acción de la
justicia que admitir la complicidad del Gobierno con actos de ignominia” (confr. Olmsead vs. United
States, 277, U.S. 438. –1928-).
288
“No se debe ser bueno ni malo, sino justo”, excelente frase, acuñada en casa de mis padres, de Ana
María Davel de Cúneo Libarona.
195
Debemos recordar una vez más que la averiguación de la
verdad no puede erigirse como bastión del avasallamiento de derechos reconocidos por
la Constitución Nacional, ni por parte de los particulares, ni del poder público, pues,
precisamente, como hilo conductor del principio del juicio previo, se despliega un
cometido. Ello implica que el Juez o las partes acusadoras no pueden justificar su
actuación, por encima de las garantías, el éxito de la investigación, porque allí entra en
juego su propio interés y, en consecuencia, debe ser el Juez, como director del proceso,
ajeno a los intereses de las partes, quien dispone en qué casos y bajo qué condiciones,
en consonancia a las directivas que prescribe la carta magna, corresponde relativizar los
derecho, debe imponerse un límite a la actividad represiva y punitiva del Estado y sus
Internacionales y la ley, que los jueces deben aplicar a rajatabla, sin temor o reparo
expresamente.
289
Hughes, Charles Evans, “La Suprema Corte de los Estados Unidos”, México D. F., Fondo de Cultura
Económica, 1946, pág. 188.
196
Ya decía Locke, “donde no hay ley, no hay libertad”.
que sólo a éste corresponda, sobre todo en los temas penales, la aplicación de sus
celebrado con todas las garantías, por un juez penal independiente, sean declarados
ejercicio de ese poder que, con todas sus imperfecciones y derivaciones, es la única
garantía frente a los abusos y extralimitaciones que cometa cualquier ciudadano a título
Democrático de Derecho, sino sobre todo a las personas que viven en este sistema291.
290
Francisco, Muñoz Conde, ob. cit.
291
En esta inteligencia, no debemos olvidar que la Corte ha dicho que: “... la idea de justicia impone que
el derecho de la sociedad de defenderse contra el delito sea conjugado con el del individuo sometido a
proceso, en forma que ninguno de ellos sea sacrificado en aras del otro” (confr. Fallos 308:1631) “Se
197
Capítulo IX
Pero todos los grandes cambios han tenido su origen en un punto de vista liberal, desde
están dadas las cosas, no cabe esperar que disminuya la demanda de solución de
Eso es posible.
trata, en definitiva, de conciliar el derecho del individuo a no sufrir persecución injusta con el interés
general de no facilitar la impunidad del delincuente” (confr. Fallos 280:297) “Los derechos y las
garantías individuales consagrados por la Constitución no son absolutos y su ejercicio está sometido a las
leyes que los reglamentan” (confr. Fallos 300:642).
En sentido concordante la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Pacto de San José de Costa
Rica), de jerarquía constitucional (artículo 75 inc. 22, Constitución Nacional), establece que: “Los
derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de todos y por
las justas exigencias del bien común, en una sociedad democrática” (artículo 32.2).
198
Debemos partir de la Constitución, los Pactos
Internacionales y la ley.
nuestra Constitución, los cuales requieren que el Juez sea ajeno a todo sistema de poder
y a los intereses de las partes, y a que su potestad sea anterior al hecho de la causa. Por
imparcialidad del Juez no deben ser sólo formales sino que deben ser una expresión de
proceso como una tríada, en uno de cuyos vértices está la acusación, en el otro la
defensa y en el centro el Juez, por encima de las partes. Estas deben someterse a un
armas, como lo requiere la Constitución, para que el principio del contradictorio no sea
199
una ficción. Por eso, es indispensable que el Juez no tenga funciones acusatorias y que
poder para formar procesos, para dirigirlos o para influir de algún modo en los procesos
escritos que después tendrán para el acusado mayor o menor valor probatorio, su figura
acción penal para avocarse a los procesos más relevantes y complejos (como el que rige
Neuquen).
292
Ver “Programma del corso di diritto criminale. Parte Generale”, 1859; edición en español “Programa
de derecho criminal. Parte General”, Editorial Temis, Bogotá, 1956, Tomo II, págs. 845 y 861.
293
El principio de oportunidad consiste en la atribución que tienen los órganos encargados de la
promoción de la persecución penal, fundada en razones de política criminal y procesal, de no iniciar la
acción pública, de suspender provisionalmente la acción iniciada, de limitarla en su extensión objetiva y
subjetiva o de hacerla cesar definitivamente antes de la sentencia, aún cuando concurran las condiciones
ordinarias para perseguir y castigar (confr. Cafferata Nores, en “Cuestiones actuales sobre el proceso
penal”, 2da. edición actualizada, Editores del Puerto, pág. 38).
294
Sobre la constitucionalidad del artículo 26 del ordenamiento procesal, que concede al Ministerio
Público la facultad de aplicar criterios de oportunidad reglados, se expidió la Suprema Corte de Justicia
de Mendoza en los autos 83.449, caratulados “Sosa Morán”, fallo del 19 de septiembre de 2005.
200
Y se deben establecer pautas en base al principio de
adecuación social (de Hans Welzel), cuya verificación concreta arroja como resultado
la atipicidad de la acción295.
existir con demócratas que crean en ella y respeten los principios y reglas del juego
democrático, un Estado Democrático de Derecho sólo puede ser tal si cuenta con jueces
que estén dispuestos a aceptar y aplicar las normas jurídicas por encima de los intereses
295
Eugenio Raúl Zaffaroni arriba a esa solución a través de la aplicación de la tipicidad conglobante –
comportamiento justificado de un tipo que debe ser entendido como casos de atipicidad -, en “Tratado de
Derecho Penal, Parte General”, Tomo III, pág. 219 y en su “Manual de Derecho Penal”, Parte General,
pág. 381. En cambio, Santiago Mir Puig, en su obra “Derecho Penal. Parte General”, pág. 532, considera
que la exclusión de la tipicidad penal no procede en estos casos, en que no puede establecerse la
conexión necesaria entre una lesión penalmente relevante y la conducta de su autor, sino de la
irrelevancia penal de la lesividad del hecho por ser socialmente admitida o insignificante atendiendo al
contexto en que se produce.
296
Estos delitos requieren conocimientos especiales y una estructura personal y edilicia idónea. No se
pueden combatir con una simple computadora de un Juzgado de Instrucción repleto de causas, muchas
intrascendentes. Asimismo, resultaría útil poner en funcionamiento la Dirección Nacional de Inteligencia
Criminal, creada por la ley 25.520 para centralizar la información y establecer el sistema de radares y
control de fronteras, aún pendiente de ejecución.
297
Francisco Muñoz Conde en “La búsqueda de la verdad en el proceso penal”, Colección Claves del
Derecho Penal; Volumen; Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 2004, pág. 34.
201
penal que, en general, no leyeron el expediente sobre el que opinan, en los “juicios
sus aventureros navegantes, sus industriales, sus exploradores, sus generales y soldados
sus jueces. Esos magistrados, con pelucas extrañas, le fueron enseñando al pueblo que
la ley regía y era igual para todos, ricos y pobres, y que eran capaces de sancionar al
1) En el orden procesal:
conceptos.
una Corte de Casación Penal, como la que tienen ciertos países europeos, a efectos de
202
entre los poderes del Estado, establecer jurisprudencia y restarle trabajo, que no le
Argentina está abrumada de trabajo. Sus cinco miembros –el número tradicional de
integrantes fijado por la ley del Congreso- no pueden cumplir satisfactoriamente con
los deberes propios de sus altísimos cargos. Se calcula que dicho Tribunal resuelve
anualmente entre cinco y seis mil casos, cifra que incluye a todos los distintos tipos de
que la Corte ha actuado, sin duda alguna, inspirada por el nobilísimo deseo de tutelar
enrostrar que, por haber querido llevar a la práctica ese noble deseo más allá de lo que
hubiera aconsejado un cierto grado de prudencia (que, tal vez, no pocos juristas
inmoderadamente justiciero299”.
298
Conceptos del Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni al inaugurar, en la ciudad de San Miguel de Tucumán, el V
Encuentro Argentino de Profesores de Derecho Penal.
299
Genaro Carrió, en su trabajo “Don Quijote en el Palacio de Justicia –La Corte Suprema y sus
problemas”, publicado en la Revista Jurídica “La Ley”, T. 1989-E, Sección Doctrina, págs. 1148/50.
Debemos tener en cuenta que la Corte no es tribunal de apelación, sino un órgano judicial de carácter
extraordinario y jurisdicción muy limitada, cuya misión es velar por la Supremacía de la Constitución
Nacional y de las normas federales que la complementan.
203
Inclusive, deben analizarse nuevas herramientas
procesales, como ser tribunales de casación enclavados en distintas regiones del país.
Hoy se alude, por ejemplo, al Tribunal de Casación Patagónico, que comprendería seis
provincias que forman la región del sur, con el propósito de concretar la tutela judicial
del todo precisados debido a que no existía una jurisprudencia uniforme en la materia.
justicia penal nacional conforme el ordenamiento procesal vigente, éstos deben ser
para la justicia nacional en materia penal, a los efectos del art. 14 de la ley 48.
300
Así se explaya Felicitas Maiztequi Marcó, en un artículo publicado en La Ley Patagonia 2005.
301
Para ser bien claro, ampliando conceptos en orden al ámbito de labor de la Corte, es menester resaltar
que: “... de la lectura de las sentencias de la Corte Suprema de Justicia de la Nación pronunciadas con
posterioridad a la reforma de 1990, es imposible establecer con seriedad qué criterios objetivos se han
empleado para rechazarse la consideración de recursos extraordinarios cuando se emplea el artículo 280
del Código Procesal, vis-á-vis aquellos casos similares, en los que la Corte decide abrir la apelación
federal. Dentro de ese período se han admitido desde cuestiones federales que institucionalmente pueden
ser vistas como indudablemente trascendentes (verbigracia los ya bien conocidos leading case “Smith”
del 1 de febrero de 2002 y “San Luis” del 3 de marzo de 2002, hasta casos de rendiciones de cuentas
(vgr. “Gol Parés”, Fallos: 324: 1908/2001); daños y perjuicios derivado de la difusión de una noticia
reputada injuriosa por el ex cónyuge de una conocida actriz (“Roviralta”, del 4 de marzo de 2003) o,
finalmente, el caso “Goldaracena de Montenegro” del 4 de abril de 2003, en que la Corte Suprema dejó
sin efecto una sentencia de una Cámara de Apelaciones en un juicio de división de condominio, donde la
alzada había impuesto las costas de ambas instancias a la recurrente...” (Alberto Garay, XXII Congreso
Nacional de Derecho Procesal, Tomo II, págs. 28 y 29).
204
De esta forma, se estarían equiparando las situaciones
tomando un criterio común como elemento, que es el tribunal de más alto rango en cada
caso, previo a su ingreso en esta Corte. Para las justicias provinciales, las cortes o los
Penal.
Nacional de Casación Penal ..., lejos de constituir un obstáculo a las garantías del
Corte en materia del recurso de casación, sus alcances y sus límites, en el caso “Casal”,
302
CSJN en el expediente D.199.XXXIX, Di Nunzio, Beatriz Herminia s/ excarcelación, causa Nº
107.572C y en D. 1707. XL, recurso de hecho, “Durán Sáenz, Pedro s/ excarcelación”, causa N° 36.028
del 20 de diciembre de 2005.
205
entendimiento de la ley procesal penal vigente, acorde con las exigencias de la
del artículo 456 del Código Procesal Penal de la Nación para excluir de la materia de
correcta.
es aquello que surge directa y únicamente de la inmediación propia del juicio oral, es
decir, que se trata de una limitación fáctica puesto que no es posible valorar lo que no
se conoce.
4)
“h” de la Convención Americana de los Derechos Humanos y del artículo 456 del
Código Procesal Penal de la Nación, debe concluirse que en nuestro derecho resulta
206
consagrado en el artículo 8.2 “h” de la Convención Americana sobre Derechos
(Adla, XLIV-B, 1250; XLVI-B, 1107) (Del voto del doctor Fayt).
6)
XLIV-B, 1250), por lo cual el recurso de casación debe interpretarse con la mayor
amplitud que el régimen procesal vigente permita, esto es, permitiendo la revisión
cuerpos judiciales competentes para conocer del “nuevo” recurso, en razón del impacto
que la ampliación de los casos de impugnación traerá para unos Tribunales organizados
303
Fallo de la Corte Suprema de la Nación, autos “Casal, Matías E. y otro” del 20 de septiembre de 2005.
Revista Jurídica “La Ley” del lunes 14 de noviembre de 2005 y nota al fallo de Javier D. Muchni y Jorge
L. Jofré; Revista Jurídica “La Ley” del 24 de noviembre de 2005 “Las lecciones constitucionales del fallo
Casal” por Andrés Gil Domínguez, entre otros. En el mismo sentido, con mayor alcance y precisión, la
Corte amplió posteriormente sus conceptos en el caso “Martínez de Areco, Ernesto” del 25 de octubre de
2005.
207
En el ámbito de la gran ciudad se debe ampliar el marco
un tanto menores.
de sentido que exista una Justicia de Instrucción, una Penal Económico (hoy con escaso
deberían integrarse en una sola clase de Juzgados y existir muchas Fiscalías para llevar
inquietud.
establecer que el juez correccional que llevó a cabo la instrucción y elevó la causa a
juicio, no intervenga en el juzgamiento de ese hecho y que, por ende, actúe otro juez de
208
Se deben modificar, en consecuencia, los artículos 27 y
405 del Código Procesal Penal de la Nación que disponen que el Juez en lo
como en el debate.
descartar ex ante la posibilidad de que el juez se vea compelido, como resultado de las
alegaciones de las partes, a tener que admitir que cometió algún error en la etapa previa
magistrado que llevó adelante la actividad incriminatoria, no puede ser el mismo que
especiales, de rápido juzgamiento, que abrevien la instrucción, por ejemplo ante la libre
y plena confesión brindada por el imputado ante el juez304 y en orden a los delitos
304
Al respecto es positiva la incorporación del procedimiento sumario contemplado en el artículo 353 bis
del Código Procesal Penal de la Nación, sin perjuicio de los cuestionamientos que se le han formulado y
de los criterios disidentes planteados en orden al concepto de “flagrancia”. Sobre este último aspecto
basta con examinar el caso “Rodríguez Márquez, Pitter W.” de la Sala I de la Cámara del Crimen de la
Capital Federal, del 5 de octubre de 2005, en el cual los jueces Bruzzone y Rimondi dijeron: Tal y como
209
contra el honor, que duran una eternidad y que, para reparar la dignidad mancillada,
210
Se podrían aplicar los institutos de la Justicia Negociada
del proceso de Portugal, que permiten, en breve lapso, la conclusión del proceso.
sorprendido en el momento del hecho, descartando en la aplicación del instituto de la instrucción sumaria
las otras hipótesis del artículo 285 del Código Procesal Penal de la Nación de flagrancia ficta (confr. sala
IV, causa N° 16.578, "Barbone, María Soledad", resuelta el 2 de julio de 2001, entre otras).
Jurisprudencia Vinculada, entre otros, Cámara del Crimen, Sala I, “Trucco Julio F. y otro” del 27 de
junio de 2005, publicado en la Revista Jurídica “La Ley” el 12 de octubre de 2005; Sala V, “Silva Vega,
Oscar” del 1 de marzo de 2004, publicado en la Revista Jurídica “La Ley” 2004-D, pág. 586. Citas
legales del fallo número 109.905: Leyes 11.723 (ADLA, 1920-1940, 443); 23.984 (ADLA, LI-C, 2904);
24.826 (ADLA, LVII-C, 2897).
305
A la víctima, agraviada en su honra y crédito públicamente, no le sirve una retractación o una condena
obtenida mucho tiempo después de formulado el agravio en su contra. Confrontar, en ese sentido, mi
artículo “La prensa y los delitos contra el honor”, publicado en la Sección Doctrina de la Revista
Jurídica “La Ley” del 1 de marzo de 2005.
306
El proyecto oficial en danza apunta a sólo algunos.
307
Julio Maier, “Derecho Procesal Penal”, págs. 778, 787/8.
211
Es necesario otorgar participación a la víctima, como
interesado político criminal, que va pidiendo cada vez con más fuerza la palabra en la
derecho penal –equilibrado y justo- debe pensar en los dos protagonistas: el acusado y
la víctima.
2004).
interpretaciones, como en la libertad durante el curso del proceso, “el riesgo (peligro)
fuego, propia e impropia; de flagrancia (en especial, en función de las previsiones del
artículo 353 bis del ordenamiento procesal); el alcance del término “banda”, por
ejemplo309.
308
Al respecto el criterio judicial, en un tema tan relevante, es tan dispar que vale la pena recordar lo
expuesto por Voltaire: “Al día siguiente recayó sentencia en mi proceso en una de las Cámaras del
Parlamento y lo perdí por un voto: el abogado me dijo que en la otra Cámara lo hubiera ganado por un
voto. Pues eso es muy chusco, le repliqué. ¿Es que hay una ley diferente para cada Cámara? Sí, me
contestó el abogado, tenemos veinticinco comentarios al derecho consuetudinario de París; esto es, que
hemos probado veinticinco veces que ese derecho es equívoco; y si hubiere en París veinticinco
tribunales de jueces, habría también veinticinco jurisprudencias diferentes”. (Voltaire, “Diccionario
Filosófico”, Buenos Aires s/f, pág. 642).
309
Para este tipo de sucesos se debe brindar una adecuada y armónica interpretación general a efectos de
aclarar el alcance de determinados conceptos y evitar contradicciones o criterios judiciales dispares. Es
sana la intervención de la Cámara de Casación Penal en el dictado de un fallo plenario –pese a su dudosa
212
En cuanto a la duración de los procesos penales y el uso
de lo que dan cuenta las cifras actuales de población carcelaria, y el elevado porcentaje
por ciento (57%) de los internos son “presos sin condena”), personas sometidas a la
expresión más violenta de la coerción estatal -el encierro carcelario-, pero aún a la
espera de una sentencia que ponga fin a su situación de incertidumbre. Todas ellas, es
de Derechos Humanos.
(Constitución Nacional, artículo 14; Pacto de San José de Costa Rica, artículo 7) se
diluye por completo y cede paso frente a una práctica que, paradójicamente, no
constitucionalidad- por cuanto, al menos, sienta su opinión y traza un camino. Así, por ejemplo, sucedió
con el pronunciamiento emitido sobre el cheque y su necesidad de que contenga fecha al momento de su
presentación al cobro y es suficiente que la interpelación cursada por el tenedor del cheque lo sea al
domicilio constituido por el librador en el banco (en pleno, 30 de septiembre de 2003), “Iriart Jorge A.”,
texto in extenso publicado en la Revista jurídica “La Ley”, 2003-F, pág. 814) con el cual sentó su
posición y despejó los interrogantes que se planteaban.
213
sentencia de condena firme sólo puede revestir carácter excepcional, y se debe
conlleva una dilatada privación de libertad del procesado, implica una violación al
principio de que nadie puede ser penado mientras que no se compruebe su culpabilidad
demuestra que una persona procesada, con auto de prisión preventiva firme, confirmado
sustanciado el juicio oral. En pocas palabras, un procesado detenido (sin la certeza que
exige una condena que destruya su estado de inocencia), aunque no se cuente con
cautelada, deberá permanecer encarcelado por un prolongado lapso hasta que se celebre
no existe una solución clara que permita modificar ese panorama de absurda e ilegítima
310
En este sentido se debe hacer notar que en las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas sobre las
Medidas no Privativas de Libertad (Reglas de Tokio) se expresa (Regla 6.1): “En el procedimiento penal
sólo se recurrirá a la prisión preventiva como último recurso teniendo debidamente en cuenta la
investigación del supuesto delito y la protección de la sociedad y de la víctima”.
214
detención, durante el curso del proceso (aunque aclaro con énfasis que determinados,
principios básicos del proceso penal respetuoso de la dignidad humana: toda vez que
ante el mero indicio –y a veces ante la sola sospecha- se hace sufrir la pena –en sentido
puramente retributivo o de mera producción de dolor- para luego, al llegar al final del
prolongarse su detención, torna irrelevantes las garantías del principio acusatorio, que
público. Esto en la medida que la función que en un proceso penal normal corresponde
a la sentencia viene a transferírsele –en este proceso penal distorsionado- al auto que
215
En definitiva, no cabe ninguna duda de que es
de una privación de libertad prolongada, que afecta la personalidad del sujeto, cuando
la sufren313.
de la libertad procesal sólo podrá autorizarse cuando sea imprescindible y, por lo tanto,
no sustituible por ninguna otra medida de similar eficacia, pero menos gravosa para
períodos que abarcan a veces una décima parte del promedio de vida del hombre de la región. Pero no
cabe duda de que la máxima manifestación de esta afectación tiene lugar cuando el sujeto se ve privado
de su libertad personal.
313
Del mensaje del Poder Ejecutivo Nacional al Congreso de la Nación elevando un proyecto de ley
sobre la materia.
314
Cafferata Nores- Tarditi, Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba, Comentado, Tomo 2,
Editorial Mediterránea, Córdoba, 2003, pág. 649.
216
No pierdo de vista que la Corte ha establecido un criterio
sumamente lógico, que repiten habitualmente los tribunales, la idea de justicia impone
que el derecho de la sociedad a defenderse contra el delito sea conjugado con el del
individuo sometido a proceso, en forma que ninguno de ellos sea sacrificado en aras del
prohibición de aplicar una pena antes de obtener una sentencia condenatoria firme
315
CSJN, Fallos 308:1631.
316
Alberto Bovino en su obra “El encarcelamiento preventivo en los Tratados de Derechos Humanos”,
publicado en Problemas del Derecho Procesal Penal Contemporáneo, Editores del Puerto, Buenos Aires,
1998, pág. 148/9.
217
En otro orden de ideas, debe sancionarse a quien
interpone denuncias o querellas sin motivo válido alguno a través de una multa
mucho, pero nunca se hizo nada: la Policía Judicial, es decir, un sector de las fuerzas de
conocimientos y técnicas especiales, dependiente sólo del Poder Judicial, que debe
Internacional –como se va logrando en Europa con el “Corpus Iuris” que elabora con
tanto esfuerzo Klaus Tiedeman, con un valioso grupo de colaboradores, desde Friburgo-
que establezca pautas en orden a derecho penal y derecho procesal. El Tribunal del
318
José María Rico en “Justicia Penal y Transición Democrática en América Latina”, Siglo Veintiuno,
México, 1997, pág. 94, citado por Alfredo L. Durante en su trabajo sobre esta materia: “Policía, Poder de
Policía y Poder de la Policía” publicado en la Revista de Derecho Penal de La Ley, Sección Doctrina,
pág. 9.
319
Obviamente, difiere de la Policía que conocemos por cuanto debe llevar a cabo una labor diferente, en
función de su especialización, bajo la órbita exclusiva de los jueces.
218
MERCOSUR, con sede en Asunción del Paraguay, es una buena idea, pero tengo
entendido que no avanzó en nada. Algo debatimos con el profesor Tiedeman sobre el
Ya lo expuse.
cuenta sus objetivos, sus fines, sus posibilidades ciertas de éxito y utilidad, sus límites y
su alcance preciso. Por ello debe integrarse sólo con conductas punibles relevantes, que
320
En cuanto al principio de insignificancia el criterio judicial imperante en la actualidad es el siguiente:
es indudable, que todo injusto penal requiere la afectación –sea por vía de lesión o peligro- del bien
jurídico. Ello sentado, debe dejarse en claro una cosa: la afectación al bien jurídico existe o no existe, se
da o no se da. Aún cuando la lesión a él sea mínima, en alguna medida ha sido vulnerado (Cámara de
Crimen de la Capital Federal, Sala V, causa nro. 27.021, “Rubin, Irma B. s/ estafa”, del 29 de junio de
2005).
Al respecto, ha dicho la Corte Suprema de Justicia de la Nación: “... de la manera como se encuentra
legislado el hurto, cualquiera sea la magnitud de la afectación del bien tutelado que resulte como
consecuencia del apoderamiento ilegítimo, en tanto no se prevén grados ni límites, hace que la conducta
quede comprendida en el referido artículo 162. La insignificancia sólo puede jugar cuando es tal que
lleva a despojar a la cosa de ese carácter. Es que no se atiende a la entidad de la lesión patrimonial, sino a
la violación al derecho de propiedad, independientemente del mayor o menor valor de la cosa, aspecto
que es relevante sólo a los fines de graduar la pena” (CSJN, fallos 308:1796).
219
contenido mediante la supresión de aquellos sucesos que no revisten esas
centran en la Parte General, sino en el catálogo de delitos que integran la Parte Especial
de vista ciertas conductas que necesariamente deben integrar el derecho del futuro como
Inclusive, la doctrina mayoritaria que ha abordado la problemática de los delitos económicos destaca la
necesidad de considerar al derecho penal económico última ratio en la protección del orden económico,
por lo que debe ser usado en cuanto previamente hayan fracasado las medidas de profilaxis social y de
control jurídico no penal, dentro de las recomendaciones del Congreso de la Asociación Internacional de
Derecho Penal (El Cairo, 1984), entre las que se señala la introducción de medios administrativos y
civiles antes de incriminar actos u omisiones perjudiciales para la vida económica (confr. Esteban Righi,
“Los delitos económicos”, Ed. Ad Hoc, Buenos Aires, 2000, pág. 55).
323
Los derechos vulnerados por la actividad lesiva del medio ambiente pertenecen a la categoría de
"personalísimos", calificación que asumen los derechos humanos, y para el caso de los vinculados al
reconocimiento de intereses comunes, aquellos bienes de la polución violenta que han recibido como
denominación común el nombre de derechos de "tercera generación". La salud física y moral de cada
individuo, y por supuesto la pública, la calidad de vida, y en el supuesto extremo, el derecho a la vida
misma, constituyen los bienes jurídicos vinculados al derecho ambiental. Así, la doctrina al referirse a la
tutela del medio ambiental, ha dicho que "más que de un derecho individual, se trata de un derecho
social, cuya reglamentación resulta indispensable para armonizar el derecho a un ambiente sano con el
derecho a desarrollar actividades productivas" (Jimenez, Eduardo, "Los derechos de tercera generación",
220
transnacional324- y los grandes fraudes que afectan la economía y el mercado, la estafas
Ed. Ediar, Buenos Aires, 1997, pág. 185). No debe perderse de vista que según informes de la
Organización Mundial de la Salud, las enfermedades vinculadas con el medio ambiente matan
anualmente a más de 3 millones de niños menores de cinco años de edad.
Los indicadores de la situación mundial son alarmantes. Dejan revelar poco tiempo para los cambios
necesarios. Estimaciones optimistas establecen como fecha límite el año 2030. A partir de entonces, la
sustentabilidad del sistema - Tierra ya no estará garantizada.
Habitualmente, los que se ocupan de estos temas suelen considerar este plazo en unos cincuenta años, un
tiempo suficientemente largo para imaginar una transición tan compleja, pero bastante breve como para
que no nos sea totalmente abstracta ya que, al implicar nuestras vidas y las de nuestros hijos, permanece
en nuestro "campo" de visión inmediata.
Si analizamos algunas de las crisis ambientales mayores de la Nación, vemos que su Estado no las
atiende ni considera como se merecen, pero en particular, como la Constitución Nacional dispone,
operativamente, que se haga (artículo 41, Constitución Nacional) (ver Jorge O. Daneri en su artículo
“Presupuestos mínimos sobre situaciones de Emergencias Ambientales ¿Son constitucionalmente
viables?”, publicado en la Revista Jurídica “La Ley”, Suplemento de Doctrina Ambiental el viernes 30 de
diciembre de 2005).
En ese marco podemos mencionar las siguientes normas vinculadas: Declaración de Estocolmo de las
Naciones Unidas (1972); el Pacto de San José de Costa Rica (Organización de los Estados Americanos,
ley 23.054); el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Naciones Unidas, ley
23.313); artículos 1071, 1078, 1113, 2499 y 2618 del Cód. Civil; 41, 43 y 75 de la Constitución
Nacional; 20 (inc. 2) y 28 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires; Ley de Política Ambiental
Nacional (ley 25.675); Ley de Gestión de Residuos Industriales y de Actividades de Servicios (ley
25.612) que derogó la Ley de Residuos Peligrosos (ley 24.051) en todo lo que no fuera materia de
residuos patológicos; decretos reglamentarios, resoluciones administrativas ministeriales y de los
organismos de contralor (Adla, XLIV-B, 1250; XLVI-B, 1107; LXIII-A, 4; LXII-D, 3965) (confr. Jaime
Fernández Madero en su artículo “La contaminación en la actividad fabril”, publicado en la Revista
Jurídica “La Ley” el 26 de diciembre de 2005.
324
Aunque “criminalidad organizada” es una expresión que nadie sabe bien qué ess y no está definida
legalmente.
325
En dicho sentido el acoso moral en el trabajo se denomina “mobbing”. La Sentencia Nro. 44/2005 del
Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Río Negro, Secretaría Laboral N° 3, de fecha 6 de abril
de 2005, dictada en autos caratulados "D., R. B. C. Entretenimiento Patagonia S.A. s/sumario s/
inaplicabilidad de ley" (Expte. N° 17.505/02-STJ) con el fin de resolver el recurso de inaplicabilidad de
ley interpuesto por la parte actora, y sobre la persecución laboral o Mobbing que adujo haber estado
sometida la actora, es la primera sentencia en nuestro país donde se plantea el reclamo efectuado por una
trabajadora por su situación de persecución laboral, hostigamiento, acoso moral denominado MOBBING.
“Mob” en inglés significa pandilla de delincuentes y "mobbing" indica la acción de perseguir, molestar,
perjudicar o acosar.
Mobbing en español, se podría traducir como "psicoterror laboral" u "hostigamiento psicológico en el
trabajo".
La Real Academia Española, en abril de 2005, coincidentemente con la fecha de la sentencia, ha
admitido la expresión 'acoso moral', con la siguiente definición:
221
prever con mayor esfuerzo hechos de terrorismo, legislar sobre derecho del trabajo,
delitos penales ecológicos, que tendrán mucha trascendencia en el futuro, que permitan,
siempre, dentro del marco preciso de la ley, teniendo en cuenta sus especiales
características y las salvedades antes apuntadas, anticipar la sanción a la lesión por la sola
Acoso:
~ moral, o ~ psicológico. 1. m. Práctica ejercida en las relaciones personales, especialmente en el
ámbito laboral, consistente en un trato vejatorio y descalificador hacia una persona, con el fin de
desestabilizarla psíquicamente.
MOBBING es una forma de terror psicológico que se ejerce sobre el lugar de trabajo a través de ataques
repetidos por parte de los compañeros de trabajos o de los mismos empleadores. Las formas que puede
asumir el Mobbing son múltiples: el de la simple marginalización a las críticas continuas, persecuciones
sistemáticas, atribución de tareas descalificativas. El objetivo del Mobbing es eliminar a una persona que
es, o pasó a ser, de algún modo "molesta", destruyéndolo psicológica y socialmente de tal modo que
provoque en ésta el abandono de trabajo (del interesante artículo de Idelma M. Petruzzo titulado
“Reclamo de un trabajador por Mobbing o Acoso Moral en el trabajo”, publicado en la Revista Jurídica
“La Ley Patagonia”, año 2005).
326
En la República Argentina contamos con más de dos millones de inmigrantes –según la Word
Migration, reporte del año 2000-, cifra que, para ser bien gráfico, duplica el total que se encuentra en esa
situación en América Latina. Lo que me preocupa es que si no hay trabajo para todos ¿Dónde van?. No
se sabe. ¿Quién los mantiene?. No se sabe. ¿Qué ocurrirá?. Es obvio, lo que sucede en todos los países
que tienen este problema, todos los que lleguen fuera de los cauces legales van a ir a las calles. No tienen
ninguna cualificación y se dedican a la comisión de delitos contra la propiedad, tráfico y venta de drogas,
prostitución, entre otras conductas reprochables socialmente. Esto se ve con claridad en Europa, Estados
Unidos y Canadá que padecen problemas gravísimos en este sentido.
327
Al respecto aclaro que no contribuyo con este modelo al sistema expansivo e inflacionario del derecho
penal que he criticado. Antes bien, pretendo establecer un orden penal normativo adecuado a estos
tiempos y, en especial, al futuro.
222
Así evitaríamos los problemas suscitados en Europa, que
van mucho más adelante que nosotros, en los casos “Cotergan” (Talidomina) y
España328.
responsabilidad de las personas jurídicas329, imponer una postura definida respecto del
autor mediato y resolver qué hacer con la antigua “culpa sin representación”, cuya
328
Proceso citado por Enrique Bacigalupo en su obra “Derecho Penal. Parte General”, pág. 260, que fue
uno de los jueces que intervino en el veredicto. Sobre el tema se recomienda compulsar a Bernd
Schunemann en “Sobre la dogmática y la política criminal del derecho penal del medio ambiente” en
“Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal”, Ed. Ad Hoc, Bs. As, 1999, T. 9, págs. 627/653.
329
Distintos ordenamientos han incorporado el sistema de responsabilidad penal de las personas jurídicas
sea a través de leyes especiales –como en nuestro país, las leyes 19.359 (régimen cambiario); 20.680
(abastecimiento); 22.415 (aduanero); 24.769 (tributario) -o, directamente, en el Código Penal- sistema
recogido en el Código Penal Francés de 1994 que impone la doble imputación. Ver sobre el tema, con un
ensayo que establece un nuevo modelo teórico, David Baigún en su obra “La Responsabilidad Penal de
las Personas Jurídicas”; ed. Depalma; Buenos Aires; mi artículo, junto con el Dr. Ernesto Eduardo
Martorell, “Problemática Concursal – Penal”, publicado en la Sección Doctrina de la Revista Jurídica
La Ley del miércoles 17 de junio de 1998.
330
Marcelo A. Sancinetti en “Teoría del Delito y disvalor de la acción”, Ed. Hammurabi, Buenos Aires,
2005 . Confr. lo ya expuesto en el capítulo I.
331
Es positiva porque no se pretende alcanzar la intimidación de la generalidad de las personas, sino el
mantenimiento de la norma como esquema de orientación. Es prevención porque se persigue un fin,
223
(negativa) de los sujetos con inclinación a delinquir, sino en la estabilización (positiva), a
jurídico. Así la pena es preventiva lo cual, si bien presenta algún déficit de operatividad,
configuración de la culpabilidad depende de la finalidad del derecho penal. Sólo el fin del
derecho penal dota a la culpabilidad de contenido. Entiende que el fin del derecho penal
esa inteligencia, existirá culpabilidad del autor cuando exista necesidad social de pena
puede dar una respuesta a la pregunta por la necesidad de la pena en cada caso, ni quiere
224
hacerlo. Esta necesidad no surge del hecho mismo de que haya culpabilidad, porque no
existe un principio que diga: a toda culpabilidad le corresponde una pena. Una pura
retribución así entendida no hubo nunca. Esa es la razón del carácter fragmentario del
derecho penal. Por ello, si bien el principio de retribución explica qué es una pena o qué
Hans Welzel: “El Estado ni está en condiciones ni está obligado a establecer la justicia
en el curso general del mundo. Si castiga, tiene que hacerlo en forma justa; pero que
jurídico334 335”.
delito, de asegurar la paz jurídica y de proteger bienes jurídicos y esto es así también en
Hans Welzel en su teoría de la pena como prevención general positiva: “la pena se
dirige a la comprensión y a la voluntad del hombre, tanto del autor como de la sociedad
en que vive. La retribución justa de la infracción culpable pone de manifiesto ante todo el
334
Armin Kaufmann en “Política Criminal y Reforma del Derecho Penal”, págs. 118 y ss. “La misión del
Derecho Penal”, traducción de Santiago Mir Puig.
335
La cita del pensamiento de Hans Welzel corresponde a Strafrecht, pág. 239 (Derecho Penal, pág. 328).
225
Y así concluye Marcelo A. Sancinetti en que no hay
expresiones “bien”, “bien jurídico”, “interés tutelado”, etc., no pueden ser entendidas sin
más como productos “naturales”, puesto que en el mundo de lo natural existe sólo el
sustrato material del bien jurídico, un cierto objeto; que este objeto sea un objeto
califica de delito se le opone otro delito sólo legitimado por una cuestión temporal o
cronológica.
del ojo por ojo (aunque el ojo se transforme en tiempo de privación de la libertad o en la
336
Alberto Bovino en su artículo publicado en la Revista “No hay Derecho”.
226
La respuesta al dilema es sencilla. El régimen imperante
derecho penal y la aplicación de una pena a quienes delinquen. Por lo tanto, el sistema
terreno estrictamente práctico, no cabe duda, dentro del marco de las penas, que la más
cárcel.
algo mejor. La prisión recluta delincuentes, los une, los perfecciona. Es una fuente
inagotable de delitos, una escuela de delincuencia337. Es, sin duda, el lugar de mayor
337
En este terreno Günther Jakobs, en un análisis filosófico planteado en una de sus obras (Norm, Person,
Gesellschaft, creo que aún no fue traducido al idioma español), propicia un modelo de sociedad basado
en las relaciones económicas, por el cual es persona quien produce, quien todavía no produce pero
producirá y es persona quien ya no produce pero produjo manteniendo la condición de persona aunque
sólo sea para estabilizar la expectativa de quien todavía está trabajando. Pero añade que quien no
produce, ni ha producido, ni producirá no es persona. Este concepto es incorrecto por cuanto prescinde
por completo de la dimensión ontológica de lo humano y procede en un relativización absoluta de lo que
es una persona en verdad en función del modelo de vida social establecido.
Si bien Jakobs afirma que no pretende con estos conceptos legitimar absolutamente nada y sólo se limita
a describir realidades, lo cierto es que estas ideas nos llevarían a que a un recién nacido enfermo
incurable o con un síndrome determinado o a un condenado terminal, por ejemplo, se le ponga una
inyección letal por cuanto va a resultar una carga durante toda su vida (no ha producido, ni produce ni
producirá) lo cual contradice claramente el sistema jurídico y de vida que postulo.
227
duración de la detención, la situación familiar, el futuro. La gente no le tiene miedo a la
muerte, le teme a no haber vivido y la prisión le quita al ser humano una parte de su vida.
intimida. Sólo contiene o aísla de la vida social a las personas 338 y les provoca daño y
pesar.
228
La existencia de condiciones de detención dignas (sin
del Estado constituye una violación a los derechos humanos e implica responsabilidad
internacional.
aflictivo y estigmatizante para los que infrinjan los mandatos y las prohibiciones
penales. Y tal conclusión, por lo demás, es la que corresponde también extraer del texto
de la Constitución Nacional.
229
Debemos, pues, tener presente que la finalidad de la
Constitución Nacional que expresamente ordena que las cárceles de la Nación serán
sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos contenidos en ellas.
vigente mediante una firme decisión política que ofrezca (no imponga) al detenido la
230
En segundo término, en cuanto a su forma de ejecución,
no cabe duda que se deben reacomodar las penas y sus marcos punitivos, estableciendo
condenados por delitos graves y sancione el resto de hechos con otras penas diferentes –
que no sean privativas de la libertad-, empleando sustitutos de la prisión 340 como ser,
según propician algunos: arrestos de fin de semana, detención domiciliaria –que importan
menos costos, peligros (de agresiones, contagios, por ejemplo) y agravios familiares-,
reparación obligatoria del daño –aunque no se promueva acción civil dentro del juicio
víctima que no querrá enfrentar ni ver al delincuente-, multas 342 en ciertos supuestos,
plan de acción serio y coherente, que cuente con una amplia voluntad política y la
231
232
Capítulo X
Palabras finales.
consideradas muy originales, pero sobre cuya relevancia nadie puede dudar, de la
siguiente manera:
conductas que sean tipificadas como delitos penas racionales, en especial, a efectos de
233
El derecho penal es un instrumento imperfecto. Que no es
lo justo, a lo más acorde con la naturaleza del hombre. Sólo así será un modelo de vida
Estado Democrático de Derecho, sino, en especial, para las personas que viven en ese
sistema.
preexisten, son aceptados por consenso y las constituciones los reconocen. Por ello, no
234
hizo costumbre. De modo que un hecho ilegal nos parece algo natural, normal y lo
derecho esencial e inalienable de todos los habitantes del país a vivir con justicia, paz y
armonía.
es un verdadero país.
Estado Democrático de Derecho. En especial, esa tarea nos incumbe a los operadores
235
El régimen democrático puro subsiste y se alimenta en
cualquier forma y a cualquier precio. Los límites, precisos y claros, establecidos por la
imperiosamente. Por ello deben rechazarse las leyes, disposiciones, fallos y prácticas
ilegales descriptas. Debe existir un compromiso firme de todos dirigido en ese sentido.
individuo al Estado, una irrazonable subordinación del hombre al poder punitivo del
Estado. Tampoco está, señores, nuestra meta en una justicia penal de andamiaje
236
reencuentre con el hombre, en que la civilización se ponga a la par de los avances del
ciencias, las técnicas y las máquinas queden, a la postre, sometidos a los mandatos de la
civilizada. Por ello insisto en que la vida es nada si la libertad se pierde y es imperioso,
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Palabras brindadas en un acto vinculado al alcance del derecho penal, en la década del sesenta, en la
Federación Argentina del Colegio de Abogados.
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