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Rotura Del Tendón Rotuliano

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ROTURA DEL TENDÓN ROTULIANO

RECUERDO ANATOMICO

El TR, también denominado “ligamento rotuliano”, es la continuación de las fibras superficiales del
tendón del cuádriceps que, tras remontar la cara anterior de la rótula, se constituyen en una cinta
tendinosa ancha, gruesa y resistente que se extiende desde el polo inferior y lados del vértice de la
rótula, donde toma su firme inserción proximal hasta insertarse distalmente, en la vertiente medial e
inferior de la tuberosidad anterior de la tibia.
Tiene unos 5 cm de longitud, un ancho de 3 cm en su porción proximal y de 2 cm en su porción
distal.
El tendón rotuliano siguiendo la rotación articular que acompaña a la flexo-extensión de la rodilla,
sufre un movimiento de torsión y distorsión, tensándose y relajándose; la terminación del TR se
hace formando un ángulo muy agudo con la cara anterior de la tibia, lo que aumenta la resistencia a
los arrancamientos.
El mecanismo extensor de la rodilla está compuesto por el cuadriceps (vasto medio, vasto
lateral, vasto intermedio y recto femoral), el tendón cuadricipital (la unión final de estos
músculos) que se une al polo superior de la rótula y el tendón rotuliano, que va desde el
polo inferior a la tuberosidad tibial anterior. Estas estructuras soportan cargas varias veces
superior al peso corporal durante el deporte o los esfuerzos.

La rotura del tendón rotuliano puede ser la fase final de una tendinopatía crónica o  puede
ser una lesión aguda, por un traumatismo directo o indirecto. Estas roturas suelen ser
completas, a diferencia de las primeras, son muy incapacitantes y, a diferencia de las
tendinopatías crónicas, su tratamiento es necesariamente quirúrgico. Afortunadamente es
una lesión rara.

ETIOPATOGENIA DE LA ROTURA DEL TENDÓN ROTULIANO


El tendón rotuliano o patelar es uno de los más potentes del cuerpo humano, tiene unos 4
ó 5 centímetros de largo, por algo menos de 3 de ancho y aproximadamente uno de grosor.
Forma parte del mecanismo extensor de la rodilla, junto con el cuádriceps, el tendón
cuadricipital, la rótula y el tendón rotuliano, que se inserta en la tuberosidad tibial anterior.
Su función es la extensión de la rodilla. Es fundamental para mantenernos de pie, erguidos,
saltar, correr o andar.

Las roturas del tendón rotuliano se clasifican en roturas parciales y completas. Al mismo


tiempo, pueden ser la fase final de una tendinopatía crónica o ser una lesión aguda debida a
un traumatismo directo o indirecto. En la mayoría de casos es una lesión unilateral.

CAUSAS:

La rotura del tendón rotuliano es una lesión rara, ya que es un tendón muy resistente. El
mecanismo de la lesión es debido a una violenta contracción del cuádriceps que rompe el
tendón.

Existen diversos factores predisponentes que provocan una degeneración del tendón
(tendinopatía) previa a la lesión que facilita la rotura:

 Sobrecarga en la extremidad inferior en deportes con saltos (balonmano, vóley,


fútbol...)
 Enfermedades que debilitan el tendón (Diabetes mellitus, Insuficiencia
renal crónica, artritis reumatoide.)
 Consumo de esteroides anabolizantes

Los mismos factores extrínsecos (calzado, la superficie, el tipo de entrenamiento) o factores


intrínsecos (displasias o malformaciones de la rótula, la laxitud articular, la capacidad y
flexibilidad muscular y tendinosa, las alteraciones del eje de las piernas, sobrepeso, edad,
alteraciones metabólicas o enfermedades sistémicas) que podrían contribuir.

En las lesiones de rodilla con roturas agudas los factores más comúnmente postulados son
el sobrepeso y los deportes de salto, carrera, contacto, el levantamiento de peso, la
musculación excesiva o el uso reiterado de esteroides anabolizantes, que debilitan el
tendón, pudiendo favorecer esta lesión. Muchos de los deportistas que sufren esta grave
lesión no tenían molestias en el tendón previamente, aunque ya hemos visto que esto no
quiere decir que no pudiera existir una degeneración del tendón previa.

CUADRO CLÍNICO Y DIAGNÓSTICO DE LA ROTURA DEL TENDÓN


ROTULIANO

El paciente refiere una impotencia brusca para la extensión de la pierna, con sensación de
fallo al apoyarla o hacer fuerza. El paciente suele notar un dolor fuerte, agudo e invalidante.
Se puede acompañar de un chasquido, como en la rotura del ligamento cruzado anterior u
otras lesiones de rodilla, seguido de la impotencia funcional para caminar.

El diagnóstico empieza con la sospecha clínica. En el momento inicial los retináculos


laterales pueden evitar el ascenso de la rótula en las radiografías. En los días siguientes esta
puede verse ascendida. Se puede palpar una zona de debilidad en la rodilla, justo debajo de
la rótula. Otras maniobras de exploración, si se pueden hacer en agudo, nos descartaran
lesiones de ligamentos de la rodilla u otras estructuras.

La ecografía es suficiente para confirmar diagnóstico y, en caso de duda, la RMN nos


completará el diagnóstico o descartará lesiones de ligamentos u otros diagnósticos.

TRATAMIENTO DE LA ROTURA DEL TENDÓN ROTULIANO

Generalmente se hace una sutura transósea al polo inferior de la rótula con puntos de
tracción de Krackow, autobloqueantes, para distribuir la tracción a lo largo del tendón. Se
puede acompañar de un cerclaje de descarga que se pasa a través de la tuberosidad tibial y
por la zona proximal de la rótula, para que al flexionar la rodilla no se ejerza demasiada
tracción sobre el tendón rotuliano reparado.

Suturas transóseas. Plastia de apoyo o refuerzo

Dependiendo del grado de degeneración del tendón puede suplementarse la reparación con
alguna plastia autóloga (por ejemplo con el tendón del semitendinoso) para disminuir el
riesgo de una nueva rotura.
Cerclaje transóseo de descarga

Esta forma de reparación es también la norma en los casos en que la rotura del tendón
rotuliano no se diagnostica inicialmente, convirtiéndose en una “rotura crónica”, siendo
necesario el uso de plastias de apoyo con tendones o estructuras vecinas.

Se protege la reparación durante 4-6 semanas con un inmovilizador y luego se inicia la


rehabilitación. La reincorporación del  paciente al deporte puede no realizarse hasta
pasados 6 meses.

A los pacientes con riesgo para la cirugía, se aplica tratamiento conservador, en el cual, tras
unas seis semanas de inmovilización y reposo, se puede llegar a recuperar parcialmente la
marcha.

Entre las complicaciones existen las postoperatorias (infección, trombosis, dehiscencia


herida) y las tardías (re-ruptura, pérdida de fuerza o limitación de la flexión de la rodilla).

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