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Argonáuticas

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ARGONÁUTICAS.

APOLONIO DE RODAS
CANTO I.

En este canto se cuentan las razones por las que Jasón es enviado a por el vellocino de oro. Jasón
era heredero del trono pero su padre Esón fue derrocado y lo adoptó Pelias. Jasón se presenta ante
este para pedir su derecho de obtener el trono. Pelias lo evía a una misión: buscar el vellocino de
oro que está en el pais dela Cólquide. La misión era difícil pero Jasón acepta y embarcan la nave
Argo.
En cuanto a la nave, cantaban que lo construyeron siguiendo las instrucciones de Atenea.
Jasón acogió a Orfeo como valedor en sus pruebas. Formó una tripulación de muchísimos hombres
para embarcar ese viaje. A todos estos héroes los habitantes los llamaban Minias. Una vez que
dispusieron todos los equipamientos necesarios del interior de las naves, marcharon hacia Págasas
de magensia. Mientras avanzaban las mujeres se lamentaban.
Jasón se despidió de su madre Alcímeda y de su padre que gemía en el lecho. Ordenó a los
sirvientes que le trajeran sus armas de guerra. Su madre angustiada le reprochaba su marcha pero
éste le dijo que los dioses distribuyen sufrimientos a los mortales. Le pide que confíe en Atenea y en
los oráculos que tan favorablemente dictó Febo.
También acudió a su encuentro la anciana Ifíade, sacerdotisa de Ártemis, protectoca de la ciudad; y
le besó la mano derecha. Llegó a las costas Págasas donde lo esperaban sus compañeros. Divisaron
a Acasto y a Argos que descendían a toda prisa contra la voluntad del Pelias. Argos llevaba sobre
sus hombros una piel de toro de negro pelaje que le llegaba a los pies y el otro un bello manto doble
que le había regalado su hermana Pelopea.

Los invití a sentarse en la asamblea. Entonces todos reunidos Jasón pide partir cuanto antes y elegir
un jefe que decida las disputas y los pactos. Los jóvenes miraron a Heracles mas él se negó y pidió
que lo fuese Jasón. Todos aceptaron. El jefe da comienzo al banquete y propone construir un altar
en honor a Apolo Embasio pues en su oráculo prometió ayudarle.
En cuanto a la nave, la ciñeron fuertemente con un cable y cavaron un surco donde colocaron unos
rodillos para que se deslizase. Tifis embarcó y pidió que empujaran y la Argo del Pelión los siguió
velozmente.

Elevaron el altar a Apolo y sacrificaron dos bueyes en su honor para que cumpliera el oráculo. Jasón
reveló el oráculo diciendo que su destino es morir en el continente de Asia, sin embargo, el destino
de sus compañeros era el regreso con el vellocino, aunque superando innumerables pruebas.
De repente en el banquete, se produce una discusión ya que se pone en duda el oráculo. A su vez,
Orfeo ensayaba el canto.
Cuando el mar se agitó se despertó Tifis y pidió a sus compañeros embarcar la nave y disponer los
remos. Entonces Jasón llorando apartó los ojos de la tierra paterna.

Todos los dioses contemplaban la nave sobre las más altas cumbres a los héroes, las ninfas del
Pelión se pasmaban viendo la obra de Atenea Itónide y la manera de mover los remos. Quirón llegó
junto al mar y les deseó un regreso indemne. Cuando dejaron atrás la costa, enseguida se ocultaba
en la bruma la fértil tierra de los pelasgos. En medio del mar aparecía Escíato y allí atracaron.

Por la mañana, mientras avanzaban surgió el monte Atos. Allí toda la población había sido abatida
por una acción criminal de las mujeres. Hipsípila fue la única que libró a su padre metiéndolo en un
cofre hueco y lanzándolo al mar por si lograba salvarse. Lo rescataron unos pescadores. Estas
mujeres tenían miedo a que llegasen los tracios y cuando vieron la Argo navegando cerca en
seguida, tras coger las armas, acudieron a la playa. Entretanto los héroes de la nave enviaron a
Etálides el cual persuadió a Hipsípila y acogieron a los viajeros durante la noche.
Hipsípila propone hacer regalos a los viajeros mas la anciana Polixo pronuncia un discurso donde
les hace ver que lo mejor para todas las mujeres sería la unión amorosa con estos hombres. De esta
manera mandaron a Ifínoe al encuentro de Jasón y los hombres para que los invitase a entrar
confiados en el país y la ciudad como amigos. Pronto Jasón se abrochó en torno a los hombros un
manto púrpura que le regaló Atenea Tritónide, el cual tenía bordadas numerosas figuras
artísticamente, y se dispuso junto con sus hombres a reunirse a Hipsípila. Cuando pasaron dentro de
las puertas, las mujeres se arremolinaban llenas de gozo. Jasón llegó al palacio donde le esperaba
Hipsípila y le cuenta que en su tierra no había hombre por una supuesta migración ocultándole así la
masacre que realizaron. Le ofreció el trono y la entrada a la ciudadela pero Jasón solo aceptó la
hospitalidad. Jasón regresó a la nave y le contó a sus compañeros la historia de Hipsípila. Entraron
en la ciudadela y se fueron instalando donde la suerte le deparó excepto Jasón que se instaló en el
palacio, y Heracle y otros compañeros que se quedaron junto a la nave. De esta manera, Lemnos
quedó habitada por hombres nuevamente.

La navegación se demoraba por permanecer allí pero Heracles empezó a reprochar esta actitud a sus
compañeros, pidiéndoles marchar dejando a Jasón en Lemnos con Hipsípila. El grupo le hizo caso y
junto con Jasón comenzaron a partir. Al atardecer, por instrucciones de Orfeo atracaoron en la isla
de la Atlántide Electra para conocer los ritos secretos y así navegar seguros sobre el espantoso mar.
Desde allí, avanzado a través del Mar Negro. Y así ellos continuaron hasta atravesar por completo el
Helesponto. La Argo arribó en una isla escarpada en el interior de la Propóntide. Los dolionesy
Cícico salieron al encuentro y le ofrecieron hospitalidad. Ofrendaron un altar al Apolo Ecbasio
junto a la playa y le ofrecieron sacrificios.
Al propio rey se le había revelado un oráculo: cuando llegara una expedición que no se ocupara de
combatir.

Al alba ascendieron a Díndimo, pero los Terrígenos trataron de bloquear el camino con rocas, pero
Heracles los derribó. Aniquilaron a todos los Terrígenos. En seguida salieron a la mar pero sin que
se dieran cuenta, ésta los arrastró hasta la misma isla, ni los doliones se percataron de que volvieron
los héroes sino que se pensaban que era el Ares pelasgo y enfrentaron lanzas y escudos, matando
Jasón al rey Cícico. Al alba se percataron de los sucedido y un dolor espantoso se apoderó de ellos.
La esposa de Cícico, Clite, se quitó la vida con una cuerda al morir su marido.
A partir de entonces se levantaron violentas tempestades durante doce días y doce noches. Una
noche en vigilia se le posó encima el alción augurando el cese de las tempestades. Crearon una
imagen sagrada de la diosa del monte y le ofrecieron unos sacrificios. La diosa prestó atención a las
santas ofrendas. Al alba continuaron el viaje al haber cesado los vientos. Se confiaron y aumentaron
la velocidad pero cuando menos lo esperaban el mar se volvió bravío y se quebró un remo por la
mitad. Cuando llegaron a la tierra Ciánide, sus habitantes, los misios; los acogieron y les entregaron
provisiones. Heracles marchó al bosque donde encontró un abeto enorme y decidió arrancarlo y
llevarlo de regreso con sus compañeros. Hilas buscaba un manantial para recoger agua, y llegó al
que llaman Fontanas, pero las ninfas se lo impidieron. Cuando se inclinó para recoger agua una de
las ninfas lo hundió en el remolino. Polifemo escuchó sus gritos y aunque corrió en su busca, fue en
vano. Le contó la desgracia a Heracles.
Tifis ordenó embarcar para aprovechar el viento y así hicieron. Durante el camio se percataron de
que se los habían dejado atrás, y se formó una gran disputa pues se acusaban unos a otros. Jasón
estaba aturdido y Telamón le acusó de haber planeado abandonar a Heracles.
Habrían vuelto a por él pero los hijos del tracio Bóreas no quisieron, mas un castigo horrible caería
sobre ellos a manos de Heracles.
Desde lo más profundo se les apareció Glauco y le contó los motivos por los que Heracles,
Polifemo e Hilas quedaron extraviados. Nada más desaparecer el dios, Telamón pide perdon a Jasón
por haberle acusado de trazar un plan, y éste le perdona.
Los extraviados volvieron a sus tareas: Polifemo debía fundar la ciudad y Heracles realizar los
trabajos de Euristeo, mas quiso saber la suerte de Hilas. No se supo.
Los viajeros divisaron una isla y allí abordaron.
CANTO II.

Ámico, rey de los bebrices, se acercó a la nave y no dudó en preguntar el motivo de la navegación y
quiénes eran. El rey les advierte que nadie se va de su isla sin combatir con él, y si se oponen serán
atacados. Polideuces aceptó su desafío. Licoreo, sirviente de Ámico, puso ante ellos dos correas
para colocarla en las manos. Tras un duro combate Ámico es derrotado por Polideuces, y los
bebrices se avanzaron contra los navegantes. Finalmente, los viajeros pasan la noche en la isla. Por
la mañana, embarcaron lo que necesitaban y con el viento se dirigieron a Bósforo, llegando
finalmente a Tinia donde reinaba Fineo, rey ciego quien de todos lo hombres, padecía las desgracias
más funestas. Apenas oyó el griterío de la tropa se levantó y se sentó en el umbral del patio. Cuando
se encontraron les pidió ayuda para poder comer ya que las harpías le arrebataban la comida, y solo
podrían impedirlo los hijos de Bóreas. Ellos cederían si no producía cólera entre los dioses. Fineo se
dispuso a comer y en cuanto aparecieron las harpías los hijos de Bóreas no pudieron matarlas puesto
que se les apareció Iris, la hermana de las harpías, mas ella les prometió que no se acercarían más a
Fineo.
Preparan un banquete en el cual Fineo, como agradecimiento, les cuenta parte de su futuro. Les
contó que al partir de esa isla llegarían a las Rocas Cianeas y les recomienda que manden una
paloma y si esta pasa entre las rocas, ellos deben pasar por ahí también. Si no sucede así , lo mejor
es volver. Al pasar por estas rocas llegarían a un sendero que desciende al Hades. A corto trecho es
éste llegarían a la Osa Hélice, y tras doblar este llegarían a la Gran Costa. También pasarían por el
río Halis, luego la desembocadura del Termodonte llegando así a la lanura de Deante. Más tarde
pasarían por las ciudades de las Amazonas, llegando finalmente a una isla pelada donde deberían
abordar pues del áspero mar les llegará una ayuda. Les revela que el vellocino está en el río Fasis y
está extendido en una encina y custodiado por un dragón que no duerme.

Al poco tiempo de estar conversando apareció la Aurora. Parebio visitó a Fineo y éste le pidió que
fuese a por un cordero. En su ausencia le contó a los viajeros que él pagaba un error de su padre
pues un día cortando árboles en las montañas, una ninfa le suplicaba que no lo hiciera pero su padre
hizo caso omiso.
Al día siguiente embarcaron y llevaron consigo una paloma. Cuando llegaron a las Rocas soltaronla
paloma y ésta resultó indemne, así que decidieron pasar. Les estaba resultando imposible pasar por
lo que Atenea decidió intervenir y ayudarles. Jasón pone a pruebas a sus compañeros y estos
resultaron fieles aumentando así la confianza.
Apenas sin luz, entraron en la isla de Tinia y desembarcaron. Ate ellos apareció el hijo de Leto pero
marchó en dirección al mar. Decidieron construirle un altar y hacerle algún sacrificio. Al tercer día
abandonaron la isla, y cuando los vientos se calmaron llegaron al puerto del cabo Aqueronte. No
pasó inadvertida por mucho tiempo a Lico, jefe del territorio, el cual le ofrecieron hospitalidad y
Jasón le contó todo su viaje. Al alba volvieron a embarcar y Lico fue con ellos. En la vega del río
yacía un jabalí de blancos colmillos temido por todos. Mientras Idmón marchaba por las carpas del
río, el jabalí le golpeó mortalmente pues en brazos de sus compañeros llegó a la nave y murió.
También murió Tifis a causa de una enfermedad, y esto provocó que estuvieran muy decaídos
después de tantas pérdidas. Hera pidió a Anceo que animase a los tripulantes y que no tengan temor
por la nave. Éste se ofreció para conducir la nave. Al amanecer embarcaron y rápidamente
atravesaron el Aqueronte. En seguida pisaron la tierra de Asiria y allí los hijos de Deímaco salieron
en busca de los héroes.
Más tarde desemboca en el Ponto Axino pero el viento volvió a soplar y embarcaron de nuevo, sino
hubiesen tenido enfrentamientos con las amazonas. Al otro día y la noche siguiente la pasaron en la
tierra de los cálibes y luego la de los tibarenos. Tras estos pasaron a la Montaña Sagrada, donde se
regían unas costumbres y leyes distintas. Ya se acercaban al Hades y su ave desprendía desde el
cielo plumas puntiagudas. Apareció otro ave pero Clitio lo hirió con su arco y lanza , provocando
que el ave cayese cerca de la nave. Anfidamante propuso hacer ruido para ahuyentar a las aves en el
desembarco.
Los hijos de Frixo marchaban desde Ea hasta Orcómeno. Estaban muy cerca cuando Zeus agitó la
fuerza de los vientos, y empapados y temerosos de una muerte horrible eran llevados por la olas a la
deriva. Finalmente los arrastra a la isla donde se encuentra Jasón y sus compañeros. Los hijos de
Frixo pidieron ayuda a los viajeros y se la concedieron mas ellos querían sabe quiénes eran. Jasón
estaba feliz por ese encuentro. Todos juntos fueron hasta el templo de Ares a sacrificarle unos
corderos.
Jasón contó a los extranjeros su viaje y el objetivo de conseguir el vellocino de oro, pero Argos
intentó atemorizarlos para que no realizasen ese viaje.

Y por fin llegaron a tierra Cólquide y a las corrientes del Fasis. Allí acamparon durante la noche.

CANTO III.

Ocultamente Hera y Atenea observaban a los héroes. Las dos diosas se van en busca de Cipris, y
Hera le pide que le conceda el regreso a Jasón, puesto que le tiene mucha estima, haciendo que su
hijo Eros haga que se enamore la hija de Eetes de Jasón, para que así pueda rescatar fácilmente el
vellocino.
Fueron en busca de Eros y Cipris le ofreció un juguete de Zeus a cambio de lo que le pedían las dos
diosas.
Jasón le dijo a sus hombres que solo irían al palacio de Eetes con los hijos de Frixo, Telamón y
Augías. Intentarán conseguir el vellocino a través de la palabra. Mientras avanzaban, Hera esparció
niebla para que pasaran desapercibidos por el pueblo. Llegaron al palacio. Cerca del umbral había
cuatro fontanas que había excavado Hefesto: una producía leche, otra vino,otra aceite y otra vertía
un agua caliente al ocultarse las Pléyades y agua helada cuando surgían de nuevo.
Cuando entraron el palacio los hijos de Frixo se reencontraron con su madre. Eetes salió el último a
la puerta y entonces Eros, de manera invisible, disparó a Medea. En el banquete Eetes pregunta a
los hijos de Frixo, qué los ha llevado a volver y quiénes eran sus acompañantes. Argos le explica a
Eetes todo lo vivido y el objetivo de Jasón de conseguir el vellocino y el por qué. Eetes les dice que
ledaría el vellocino de oro si superaban una prueba, una misma que él realizaba diariamente. La
prueba consiste en domar unos toros que echan fuego por la boca y arar la campiña. De las quijadas
de un dragón le dará una semilla que produce hombres nacidos de la tierra con broncíneas armas.
Jasón aceptó y salió de la sala junto con Telamón, Augías y Argos. Al salir, Medea clavó su mirada
en Jasón y solo deseaba que saliera ileso de esa prueba.
Argos plantea hablar con su madre para que le pida a su hermana unas pócimas para así poder
superar la prueba. Eetes quiere castigar a los hijos de Frixo por haber vuelto a su palacio y además
acompañado.
Medea acepta ayudar a Jasón y a sus acompañantes a petición de su hermana pero durante la noche
la indecisión la invade. A veces quiere ayudarles y otras no, tal es su agobio que plantea el suicidio.
Finalmente decide ayudarles y a la mañana siguiente cogió una pócima del cofre y fue a la entrega
de la misma. Argos pide a Jasón que sea él el que se reúna con Medea para conseguir las pócimas.
Medea le da las indicaciones para tomar la pócima y se produzca completamente su efecto. Le dice
que en la media noche cave un foso circular y en él degüelle una oveja propiciada a Hécate. Al alba
debía humedecer la pócima y, desnudo, aplicársela como un ungüento; así como a su escudo y su
espada. Además aconseja que cuando surjan hombres de la campiña lance una gran piedra y como
perros pelearán por ella. Ella le dice con lágrimas en los ojos que no se olvide de su nombre y él le
responde que no lo hará, y le explica dónde esta su morada. Era hora de partir y Jasón debía volver
con sus compañeros y Medea con sus sirvientas para regresar al palacio.

Con el Alba, mandaron a Telamón y Etálides a por los temibles dientes del dragón Aonio al palacio
de Eetes. Al llegar la noche, Jasón se apartó sin compañía para realizar lo necesario para que la
pócima funcione.
A la mañana siguiente marcharon hacia la llanura de Ares para realizar la prueba. Allí estaba Eeter.
Todos los compañeros de Jasón se asustaron menos el jefe que se sentía seguro esperando su
acometida. Los toros lo atacaron pero la pócima de la joven lo protegía. Aunque con mucho
esfuerzo, Jasón logró colocar el yugo a los toros. Más tarde siguió el consejo de Medea y lanzó esa
piedra para que los terrígenos saltasen sobre ella y así aprovechó para matarlos.

CANTO IV.

Gracias al amor que Medea sentía por Jasón, le ayuda a superar la prueba. Pero Eetes no está
dispuesto a entregarle el vellocino de oro por lo que Jasón decide matarlos a todos.
Los viajeros huyen y Medea ayuda a Jasón a robar el vellocino de oro, durmiendo al dragón que lo
protegía.

Más tarde, emprenden el viaje de regreso donde Jasón y Medea se casan por obra de la reina de
Arete.
Al llegar a Yolco, Pelias se niega a cederle el trono pues él mandó a Jasón a esta misión porque
pensaba que no regresaría. Medea traza un plan para acabar con la vida de Pelias. Una vez que éste
muere, Jasón y Medea viajan a Corinto y allí Jasón desplaza a Medea para casarse con la hija del
rey.

La hechicera muy enfadada y necesitando venganza, ideó un plan en el que acabaría con el rey, su
hija e incluso sus propios hijos. Ésta maldice a Jasón quien finalmente muere en su querido barco.

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