Las Antiguas Huacas de Chiclayo
Las Antiguas Huacas de Chiclayo
Las Antiguas Huacas de Chiclayo
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Sobre Chiclayo de las dos primeras décadas del
siglo XX, Don Pedro Delgado Rosado nos dice
“efectivamente, en los primeros decenios del siglo
XX, Chiclayo se caracterizaba por ser una ciudad
sencilla y tranquila, rodeada por las acequias Cois
(Coix) Yortuque, Patazca y Pulén. También se
caracterizaba porque era transitada por carreteras,
las cuales trasladaban el agua que consumía la
población en pipas de madera, así como
mercaderías y bultos a cargo de los ‘aguadores’ y
‘culteros’. Por las tardes, Chiclayo era atravesado
por hermosos caballos, cuyos jinetes vestidos con
ponchos y sombreros constituían el atractivo en sus
calles tranquilas, torcidas, estrechas y empedradas,
para después ser adoquinadas y posteriormente asfaltadas”.
Nuestra ciudad estuvo, también, rodeada por seis huacas que no hicieron más que confirmar la
base de nuestra identidad histórica a partir de las comunidades de Cinto y Collique. El término
“huaca” significa “sagrado”. Eran, entonces, edificaciones destinadas ya sea a enterramientos o como
escenarios de culto a los antiguos dioses prehispánicos.
En “Lambayeque: Sol, flores y leyendas” (pp. 120) Teodoro Rivero Ayllón refiere “Rodeaban la
ciudad las acequias Coix, Yortuque, Patazca, que enmarcaban a su vez viejas huacas de tiempo de los
gentiles: la Huaca de los Peredo, la Huaca de la Cruz, la Huaca del Coliseo…” entonces, Rivero Ayllón,
da razón de tres huacas alrededor de Chiclayo antiguo.
En “Las Huacas de Chiclayo” (Suplemento Dominical – Diario La Industria de Chiclayo, del 22 de
abril del 2007) Pedro Delgado Rosado, basándose en información oral y escrita, menciona que
“Chiclayo estuvo rodeado de huacas…” luego menciona las que son más conocidas “La Huaca de la
Cruz, la Huaca de los Peredo, la Huaca del Coliseo, la Huaca del Panteón, la Huaca de Moshoqueque,
la Huaca del pueblo joven Dávila”. Me pregunto si al referir a las huacas más conocidas, Delgado
Rosado, nos invita a investigar sobre algunas otras que pudieron haber existido.
La Huaca de la Cruz, ocupaba el terreno del antiguo local del Politécnico “Pedro Abel Labarthe
Durand” conocido a inicios del siglo XX como “Escuela de Artes y Oficios”. Este antiguo local, ya
derruido en su parte antigua por efectos del tiempo, el olvido y las lluvias; se encuentra en la esquina
de la avenida Bolognesi y la calle Colón. Su demolición se realizó en 1901.
La Huaca de los Peredo, rodeaba a Chiclayo por el lado del cercado. He observado una
fotografía de su antigua ubicación. Actualmente, donde se elevó la huaca, cruza estrecha, una calle
que, en su cuadra 9, no he logrado identificar a simple vista. Su demolición se realizó en 1902.
La Huaca del Coliseo, se ubicó en la antigua calle Teatro y ocupaba el mismo lugar del actual
Teatro Municipal de Chiclayo, antiguo Teatro Dos de Mayo. La antigua calle teatro es, actualmente,
Alfredo Lapoint. Su demolición se realizó en 1904.
La Huaca del Panteón, se ubicó en el mismo terreno que hoy ocupa la Plazuela Elías Aguirre.
Fue demolida el año 1894 por 50 presos de la cárcel pública de Chiclayo, que trabajaron custodiados
por la tropa de línea acantonada en nuestra ciudad.
La Huaca de Moshoqueque, se ubicó en la zona del actual mercado mayorista en el populoso
distrito de José Leonardo Ortiz.
La Huaca del Pueblo Joven Dávila, se ubicó en la actual zona del pueblo joven José Olaya en
un lugar que los jóvenes de nuestros días llaman El cerrito, a poca distancia del Instituto Superior
Tecnológico República Federal de Alemania.
Sin ánimo de juzgar las razones, debo indicar que las autoridades locales responsables de la
demolición de las huacas, en su tiempo, fueron: Pedro Chacaltana Reyes (1890 a 1895 y 1900 a 1901)
Juan de Dios Lora y Lora (1899 – 1900) Wenceslao Salazar (1901 a 1903) y Virgilio Dall’ Orso (1903 a
1905).
Rivero Ayllón, sobre las huacas, indica “todas ellas caerían al paso del progreso citadino, desde
tiempos del comité de Obras públicas que presidió Virgilio Dall’ Orso. Y mucho antes todavía, desde
época de José Leonardo Ortiz y Mariano Ignacio Prado, cuando estuvo acá como Prefecto de
Lambayeque”.
Según Delgado Rosado “con la demolición de las huacas que circulaban la ciudad, se dio origen
a la expansión de la urbe chiclayana, pues, las huacas se habían convertido durante el siglo XIX, en los
verdaderos hitos fronterizos del Chiclayo antiguo, para hoy día, en los siglos XX y XXI dar paso al
progreso urbano. La implacable picota del progreso hizo que Chiclayo cambie su viejo rostro por una
cara nueva: su rostro cosmopolita que presenta ahora”.
En los actuales tiempos, cada chiclayano, debe constituirse en un defensor del patrimonio
material e inmaterial de nuestro pueblo. Es una cuestión de identidad. Como diría Delgado Rosado “
(para fortalecer nuestra identidad) debe existir afecto, sentimiento, unidad, afirmación, aceptación,
orgullo, unión, predisposición…”