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Ensayo Lógica

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EL ENCUENTRO DE LOS PARADIGMAS

Los paradigmas vigentes en las Ciencias Humanas y Naturales está n definidos de


acuerdo a los métodos que propician los descubrimientos má s influyentes de cada
una de ellas. En un comienzo, son las Ciencias fundamentan su pretensió n de verdad
en el modelo matemá tico refinado durante má s de 2000 añ os por el hombre, pero
que a partir del s. XV setenta su posibilidad de método aplicado a la naturaleza a
partir de la confirmació n experimental que se emprende tras la exposició n de una
hipó tesis por parte del investigador. Este método es llamado deductivo, ya que
depende para su conclusió n del encadenamiento certero de premisas de las que se
deduce una conclusió n en directa relació n con la verdad de las premisas. Su cará cter
es directo y su estructura matemá tica.

Pero a partir de la ilustració n europea del s. XVIII, tras la abolició n de las estructuras
sociales y políticas absolutistas, la Ciencia se pregunta por los fenó menos sociales e
intenta hallar un método que permita la predicció n o explicació n de los procesos
humanos tratando de encontrar un fundamento que de razó n de ellos. Es así como
nacen las Ciencias Sociales, que acuden, en aras de la dificultad para aislar los
procesos que derivados de la conciencia particular o colectiva de las personas, a la
bú squeda de nuevas metodologías de investigació n. De esta manera, la Inducció n,
sin ser algo nuevo, aparece como la posibilidad de explicar, o mejor, de comprender
lo que define los comportamientos humanos bien sea particulares o colectivos.

Surge en la Ciencia en general la dicotomía entre las ciencias que explican y las que
comprenden. La polémica se centra en la capacidad que tienen los métodos
inductivos para dar de sí conclusiones representativas o verdaderas. Científicos y
filó sofos como Comte o Popper desarrollan sus sistemas atendiendo a la necesidad
por dotar de confianza el interés científico general del conocimiento humano.

Vemos así, que los paradigmas metodoló gicos luchan, en algunos casos con
oposiciones drá sticas el uno contra el otro y en otros caso buscando la unificació n
por medio de hallar nuevos horizontes de observació n para el comportamiento
natural, donde por supuesto existe la conciencia humana como elemento definidor.

La pretendida unificació n de los paradigmas en uno mayor, es lo que puede verse


con má s claridad en la Ciencia Física, pues, sucesivamente, los paradigmas reinantes
sobre el comportamiento de la materia han venido dando paso a nuevas
apreciaciones sobre el funcionamiento de lo físico. En un comienzo, la física
mecá nica de Newton establecía el espacio y el tiempo como un eterno en reposo en
el que se desarrolla el movimiento de los cuerpos, que puede llegar a comprenderse
por medio de las leyes de la mecá nica tradicional. Si bien estas leyes predecían el
comportamiento en su totalidad de los cuerpos a nivel de la tierra, la fuerza má s
importante, la gravedad, no podía ser explicada má s que por teorías mecá nicas.

Surge luego, la relatividad de Einstein, que como su nombre lo indica, anula la


pretensió n de reposo y eternidad del espacio newtoniano, porque Einstein señ ala
que el tiempo y el espacio son relativos, es decir, que en un modelo donde la luz es el
principal actor definidor de la realidad, el tiempo y el espacio pueden verse
modificados, curvados, alargados o contraídos de acuerdo a las condiciones en que
se verifiquen los procesos físicos en el universo. Es muy importante para el
desarrollo de nuestra tesis, observar que si en el modelo inicial de la física el
hombre actú a como un mero observador de los fenó menos, y la conciencia se limita
a registrar por medio de la razó n el fundamento que los hace posibles, en la física
relativa, ya el observador también se hace relativo, viéndose afectado por el lugar
que asuma en la observació n de los fenó menos. Así, Einstein nos habla con su
experimento mental sobre los gemelos, —imposible de realizar en la realidad pero
correctamente predicho por la teoría de la relatividad—, de la posibilidad de que en
condiciones especiales, luego de un viaje al espacio, un gemelo retorne como si el
tiempo no hubiera pasado mientras el otro se encuentre considerablemente
envejecido. La física, es por tanto relativa, y el tiempo y el espacio no son entidades
absolutas.

Como si fuera poco la dificultad por concebir un universo tan diferente al que
experimentamos aquí en la tierra, surge en el siglo XX la teoría cuá ntica, que analiza
el comportamiento a nivel microscó pico de los elementos que constituyen la
materia: los á tomos. Esta teoría nos habla de cosas tan inexplicables para la propia
razó n y los modelos físicos anteriores, que podría parecer de ciencia ficció n, sin
embargo, su predecibilidad es total, y es la causa de grandes portentos científicos y
tecnoló gicos como las tecnologías por lá ser, los ya en desarrollo ordenadores
quá nticos, los scanners computarizados, etc. En esta teoría la materia a su nivel
microscó pico deja de comportarse a la manera conocida con Newton o con Einstein,
pues se presentan fenó menos tan contradictorios como el entrelazamiento cuá ntico
y el muy abusado por teorías new age sobre la modificació n del comportamiento de
la materia tras la voluntad del investigador al observar su comportamiento.
Brevemente podemos decir que esto ú ltimo significa que cuando un investigador
decide observar la materia en su dimensió n microscó pica la materia reacciona de
acuerdo a lo que el investigado espere encontrar, imposibilitá ndose así la
consideració n objeto-sujeto tan importante para la Ciencia Moderna tradicional. El
objeto dejaría de ser indiferente a la observació n. Una primera hipó tesis podría ser
que la conciencia humana tendría la capacidad de alterar el comportamiento de la
materia. El entrelazamiento cuá ntico, también confirmado por la ciencia, consiste en
la capacidad de las partículas para transmitir informació n de manera inmediata o
instantá nea de un lugar muy lejano a otro, o incluso en el tiempo, presentá ndose la
paradoja de recibir informació n por partículas que ya han dejado de existir.

El encuentro de los paradigmas, que es el título de nuestra disertació n, pretende


señ alar que a partir de las concreciones científicas de la razó n deductiva y racional
se señ ala un camino que parece conectar con las realidades má s inasibles de la
conciencia humana, solo comprensibles desde la inducció n solo probable, pero que
hace parte fundamental de lo humano. Una comunicació n muy lejana aú n, pero
predecible, de la unificació n pretendida por la ciencia en su campo particular, pero
que llegaría a entender como procesos tan importantes para la historia humana
como lo místico, el poder mental o la intuició n no racional como ú nica vía al
conocimiento del ser absoluto de religiones orientales y chamá nicas, son probables
expresiones de una “cientificidad” por decirlo de alguna manera que apela a otras
capacidades de lo humano; capacidades compartidas con el mundo natural y de las
cuales nuestra conciencia es parte fundamental pues nos permite darnos cuenta de
la comunió n con la naturaleza y el universo.

La materia sería, una expresió n mú ltiple que presentaría estados tan diferentes que
podrían modificarse de maneras contradictorias para la razó n, pero no para la
capacidad de comprensió n humana. Lo físico ya no sería solo lo concreto, podría ser
simplemente la manera en que la energía que todo lo conforma se explicita segú n
nuestra conciencia lo defina, siendo nuestra conciencia también parte de lo físico; y
las expresiones mentales místicas, artísticas, etc., tan difíciles, importantes o
develatorias de lo que es el hombre como lo son las Ciencias.

Es el encuentro de los paradigmas, tal vez vedado al hombre, pero predecible en su


realidad.

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