Los Simbolos de La Fe
Los Simbolos de La Fe
Los Simbolos de La Fe
La palabra “símbolo” del origen griego simbolon, que tiene por significación “el designio o contraseña
para reconocerse”. Rufino, explica esta dominación del credo: es la “fórmula de fe por la que los
cristianos se reconocen como tales”.
Una tradición propuesta por Rufino a principios del siglo V atribuye su redacción hasta sus últimos
pormenores a los mismos Apóstoles. Esta leyenda fue completada en el siglo VI, explicando que cada
uno de los apóstoles formuló una de las doce proposiciones fundamentales del credo.
El uso del credo es fundamentalmente litúrgico bautismal, también ha sido en el decurso de los
tiempos fórmula para afirmar la inmutable fe verdadera, así: en el concilio de Éfeso se empezó la labor
conciliar profesando el símbolo de Nicea, en el de Calcedonia y Trento el niceno-constantinopolitano.
Su recitación privada tiene valor de oración: es una elevación del alma a Dios, una manifestación
implícita de gratitud por los beneficios consignados en el símbolo y, en primer lugar, por el de la
revelación divina, un deseo humilde de vivir según la fe y de alcanzar sus precios y, por consiguiente,
una petición del auxilio divino para lograrlo. Las profesiones de fe cristiana plasmadas en fórmulas
precisas, breves y fáciles, nacen muy pronto en la Iglesia como una necesidad vital: expresar lo esencial
del mensaje cristiano en fórmulas bien definidas: “Yo os he transmitido lo que a mi vez recibí: que
Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, que fue sepultado y resucitado al tercer día,
según las Escrituras” (1Cor.15,3-4).
La expresión “símbolo de los apóstoles” es utilizada por primera en el concilio de Milán en el 390.
TEXTUS RECEPTUS: El credo romano ha sido desde su aparición el credo de la Iglesia Occidental,
Roma ha enriquecido con su símbolo a la Iglesia Italiana, Galia, Gran Bretaña y África, pero es
importante ver como las naciones aportan a partir del siglo IV, cada uno de ellos su variante al texto
primitivo, resultando el credo que hoy día repiten tantos millones de cristianos.
Más adelante, frente a Macedonio quien sostuvo que el Espíritu Santo es una substancia subordinada al
Padre y al Hijo y que no pasa de ser una creatura semejante a los ángeles, el Concilio añade el artículo
tercero que dice: “...Y creemos en el Espíritu Santo, vivificador que procede del Padre que es adorado y
glorificado con el Padre y el Hijo”. Esta doctrina de la procesión del Espíritu Santo se hallará de
manera más solemne en el concilio II de Toledo (447).
El concilio de Trento 1.545-1.563, legítimamente reunido en el Espíritu Santo, presidiendo en él, creyó
que debía proclamarse el símbolo de fe de que usa la santa Iglesia romana.
4. EL SIMBOLO DE NICEA:
A partir del credo de los apóstoles la vigencia de este símbolo que expresa la doctrina recibida de los
apóstoles, se prolongó y se prolonga hoy en la Iglesia explicando o desarrollando algunos puntos de la
doctrina, según las circunstancias locales así, por ejemplo, en el concilio de Nicea (19 de junio de 325).
En él se expresa la primera definición dogmática solemne en la historia de los concilios; este símbolo
supone un gran avance, en cuanto que se sanciona el desarrollo de la doctrina revelada; en él se
desarrolla el segundo artículo referente al Hijo de Dios y termina con un anatematismo contra los
herejes (los arrianos).
Desde sus orígenes, la Iglesia ha expresado y transmitió su fe en fórmulas breves y normativas para
todos (1Rm.10,9 ; 1Cor.15,3-5). Como se ha dicho, se llama a estas síntesis de fe “profesiones de fe”,
porque resumen la fe que profesan los cristianos. Se llama “Credo” en razón que la primera palabra es
normalmente “Creo”, se denomina igualmente, “Símbolos de la Fe”.
El símbolo de la fe es, pues, un signo de identificación y de comunión ante los creyentes; símbolo que
significa también recopilación, colección o sumario; por eso el símbolo de la fe es la recopilación de las
principales verdades de la fe. Nuestra profesión de fe comienza por Dios porque es el Primero y el
Último (Is.44,6), el Principio y Fin de todo; comienza con Dios Padre porque es la primera persona de
la Santísima Trinidad; nuestro símbolo se inicia con la creación del cielo y la tierra, ya que la creación
es el comienzo y el fundamento de las obras de Dios.
Por los Profetas, Dios llama a Israel y a todas las naciones a volverse a El, el único “Volveos a mí y
seréis salvados confines de toda la tierra, porque yo soy Dios, no existe otro..., ante mí se doblará toda
rodilla y toda lengua jurará diciendo: “Sólo en Dios hay victoria y fuerza” (Is.45,22-24).