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Los Simbolos de La Fe

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LOS SIMBOLOS DE LA FE

1. EL CREDO Y SU USO EN EL NUEVO TESTAMENTO


El “Credo” viene del latín la palabra credo, creo, palabra con que comienza el símbolo de la fe católica,
compuesto por los Apóstoles divinamente inspirados, en el cual se contienen los principales artículos
constitutivos de ella; en general significa “fórmula de la fe religiosa”. Los latinos significan su fe con la
palabra símbolo, que se deriva del “signo o colección”, porque contiene las principales verdades que es
necesario creer o porque sirve para distinguir nuestras creencias de los infieles o herejes.

La palabra “símbolo” del origen griego simbolon, que tiene por significación “el designio o contraseña
para reconocerse”. Rufino, explica esta dominación del credo: es la “fórmula de fe por la que los
cristianos se reconocen como tales”.

Una tradición propuesta por Rufino a principios del siglo V atribuye su redacción hasta sus últimos
pormenores a los mismos Apóstoles. Esta leyenda fue completada en el siglo VI, explicando que cada
uno de los apóstoles formuló una de las doce proposiciones fundamentales del credo.

La estructura fundamental de los credos es tripartita. En la primera parte se confiesa la fe en un solo


Dios Creador, sostenedor de todas las cosas, es decir, se atribuye a la primera persona de la Santísima
Trinidad. Luego, se confiesa la filiación natural de la segunda persona, la única que se encarnó, murió y
resucitó para nuestra redención. En la tercera parte se proclama la fe en el Espíritu Santo, Dios como el
Padre y el Hijo, y en la Iglesia que vive de este Espíritu; el tema de la Iglesia sugiere el de la comunión
de los santos, el perdón de los pecados, que en la Iglesia se recibe, y la resurrección de la carne y vida
eterna, que en la iglesia confiadamente se espera. El Amen final es una reiteración de la fe profesada.

El uso del credo es fundamentalmente litúrgico bautismal, también ha sido en el decurso de los
tiempos fórmula para afirmar la inmutable fe verdadera, así: en el concilio de Éfeso se empezó la labor
conciliar profesando el símbolo de Nicea, en el de Calcedonia y Trento el niceno-constantinopolitano.
Su recitación privada tiene valor de oración: es una elevación del alma a Dios, una manifestación
implícita de gratitud por los beneficios consignados en el símbolo y, en primer lugar, por el de la
revelación divina, un deseo humilde de vivir según la fe y de alcanzar sus precios y, por consiguiente,
una petición del auxilio divino para lograrlo. Las profesiones de fe cristiana plasmadas en fórmulas
precisas, breves y fáciles, nacen muy pronto en la Iglesia como una necesidad vital: expresar lo esencial
del mensaje cristiano en fórmulas bien definidas: “Yo os he transmitido lo que a mi vez recibí: que
Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras, que fue sepultado y resucitado al tercer día,
según las Escrituras” (1Cor.15,3-4).

2. EL CREDO A TRAVÉS DE LOS CONCILIOS:

El antiguo Credo Romano, llamado Símbolo de los Apóstoles:


La Iglesia no admitía a ningún catecúmeno mediante el bautismo sin antes exigirle la profesión de fe en
los hechos y verdades fundamentales del cristianismo, siempre se exigía al bautizando una clara y
explícita profesión en el Padre y en el Hijo y en el Espíritu Santo. Desde el principio, esta fórmula
Trinitaria fue inspirada por las palabras de Cristo: “Bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo (Mt 28, 19; Hch 19, 3). En el Símbolo de los Apóstoles se distinguen doce cláusulas o
doce artículos: una referente al Padre, siete referentes al Hijo y cuatro referentes al Espíritu Santo.

La expresión “símbolo de los apóstoles” es utilizada por primera en el concilio de Milán en el 390.
TEXTUS RECEPTUS: El credo romano ha sido desde su aparición el credo de la Iglesia Occidental,
Roma ha enriquecido con su símbolo a la Iglesia Italiana, Galia, Gran Bretaña y África, pero es
importante ver como las naciones aportan a partir del siglo IV, cada uno de ellos su variante al texto
primitivo, resultando el credo que hoy día repiten tantos millones de cristianos.

3. CREDO NICENO CONSTANTINOPOLITANO :


Es una traducción del griego y participa del título apostólico, la fórmula de este credo es tenida en
Oriente en el mismo respeto que el textus receptus en occidente. Este no fue recibido en Roma
(occidente) en su fórmula definitiva hasta la Edad Media. Fue admitido en Oriente al momento de su
aparición en el siglo IV; se usó en algunos concilios por ejemplo, en Galicia (España) celebrado en los
últimos decenios del siglo V, en Nicea el 325, debido a lo cual el constantinopolitano perdió el título
de apostólico y viene denominándose propiamente con el nombre de “credo o símbolo de Nicea”. En
este se condena a Arrio, quien niega la divinidad del Hijo, enseñando la identidad de la naturaleza del
Hijo con la del Padre.

Más adelante, frente a Macedonio quien sostuvo que el Espíritu Santo es una substancia subordinada al
Padre y al Hijo y que no pasa de ser una creatura semejante a los ángeles, el Concilio añade el artículo
tercero que dice: “...Y creemos en el Espíritu Santo, vivificador que procede del Padre que es adorado y
glorificado con el Padre y el Hijo”. Esta doctrina de la procesión del Espíritu Santo se hallará de
manera más solemne en el concilio II de Toledo (447).

El concilio de Trento 1.545-1.563, legítimamente reunido en el Espíritu Santo, presidiendo en él, creyó
que debía proclamarse el símbolo de fe de que usa la santa Iglesia romana.

4. EL SIMBOLO DE NICEA:
A partir del credo de los apóstoles la vigencia de este símbolo que expresa la doctrina recibida de los
apóstoles, se prolongó y se prolonga hoy en la Iglesia explicando o desarrollando algunos puntos de la
doctrina, según las circunstancias locales así, por ejemplo, en el concilio de Nicea (19 de junio de 325).
En él se expresa la primera definición dogmática solemne en la historia de los concilios; este símbolo
supone un gran avance, en cuanto que se sanciona el desarrollo de la doctrina revelada; en él se
desarrolla el segundo artículo referente al Hijo de Dios y termina con un anatematismo contra los
herejes (los arrianos).

5.5 SIMBOLO DE SAN EPIFANIO DE SALAMINA:


En cuanto que es de origen local, sigue el mismo procedimiento de Nicea, es decir, el esquema
Trinitario, a la vez, llama a María siempre Virgen, fórmula que se usa por primera vez en un símbolo y
que recogerá el concilio de Constantinopla. Desarrolla, finalmente, el tema del Espíritu Santo.

5.6. CONCILIO DE CONSTANTINOPLA I:


Se designa a partir del siglo XVII con el nombre de símbolo Niceno-Constantinopolitano, es atribuido a
ciento cincuenta padres que no pueden ser otros sino los reunidos en el año 381 en Constantinopla, aún
cuando no tenían los caracteres en este año de ecumenicidad, para hacer expresión universal del
mensaje de la fe de la Iglesia por aceptación del concilio de Calcedonia.

5.7. SIMBOLO “QUIUCUMQUE” LLAMADO ATANASIANO:


Espléndido por su estilo brillante por sus fórmulas musicales y rimadas y, sobre todo, con la nitidez con
que expone la doctrina Trinitaria y Cristológica, fue adquiriendo gran autoridad en la Iglesia. El
concilio IV de Toledo (633), lo tiene presenta para exponer su símbolo, no es un símbolo de fe que
comentan los teólogos antes del siglo IX; es también un cántico y una obra litúrgica que penetró hasta
en el libro de la oración común de los anglicanos y en el cual se preguntaba Lutero si después de los
apóstoles se había escrito algo más importante y magistral.

5.8. EL CREDO DEL PUEBLO DE DIOS:


Profesión de fe de Pablo VI (l.963-1.978). Con motivo del centenario del martirio de los apóstoles
Pedro y Pablo consagró el Papa todo un año al problema de la fe. Esta fórmula comienza con la
palabra “CREO”, y contiene las verdades substanciales de la tradición inmortal de la Santa Iglesia de
Dios es decir, la fórmula Nicena.

Desde sus orígenes, la Iglesia ha expresado y transmitió su fe en fórmulas breves y normativas para
todos (1Rm.10,9 ; 1Cor.15,3-5). Como se ha dicho, se llama a estas síntesis de fe “profesiones de fe”,
porque resumen la fe que profesan los cristianos. Se llama “Credo” en razón que la primera palabra es
normalmente “Creo”, se denomina igualmente, “Símbolos de la Fe”.

El símbolo de la fe es, pues, un signo de identificación y de comunión ante los creyentes; símbolo que
significa también recopilación, colección o sumario; por eso el símbolo de la fe es la recopilación de las
principales verdades de la fe. Nuestra profesión de fe comienza por Dios porque es el Primero y el
Último (Is.44,6), el Principio y Fin de todo; comienza con Dios Padre porque es la primera persona de
la Santísima Trinidad; nuestro símbolo se inicia con la creación del cielo y la tierra, ya que la creación
es el comienzo y el fundamento de las obras de Dios.

5.9. CREO EN UN SOLO DIOS:


Todo el símbolo habla de Dios y se habla también del hombre y del mundo lo hace con relación a Dios,
a la vez, con estas palabras comienza el credo Niceno constantinopolitano, que tiene su raíz en la
revelación divina de la antigua alianza, no hay más que un solo Dios, la fe cristiana confiesa que hay un
solo Dios por naturaleza, por substancia y esencia. A Israel su elegido, Dios se reveló como el Único
“Escucha Israel, el Señor nuestro Dioses el único Señor. Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón,
con toda tu alma y con toda tu fuerza” (D.6,4-15).

Por los Profetas, Dios llama a Israel y a todas las naciones a volverse a El, el único “Volveos a mí y
seréis salvados confines de toda la tierra, porque yo soy Dios, no existe otro..., ante mí se doblará toda
rodilla y toda lengua jurará diciendo: “Sólo en Dios hay victoria y fuerza” (Is.45,22-24).

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