Aportes Teóricos Aproximación Al Concepto de Institución Educativa
Aportes Teóricos Aproximación Al Concepto de Institución Educativa
Aportes Teóricos Aproximación Al Concepto de Institución Educativa
La escuela tiene una clara función de reflexión, aunque tampoco se trata, a nuestro juicio, de retener a
los jóvenes como sea dentro de la escuela. Existen otras alternativas y, si no, hay que inventarlas. Se
hace necesario trabajar en profundidad para lograr esa escuela creativa, capaz de dar respuestas
nuevas, de anticiparse y prevenir, de apoyar a todos los alumnos, pero con proyecto. Nunca ocultar, ni
negar, ni expulsar. La escuela debe descubrir los conflictos, afrontarlos y buscar soluciones que
integren y mejoren la convivencia.
Se pretende establecer un sistema en el cual participe toda la comunidad escolar y en el que cada uno
de sus actores se haga responsable de sus acciones, es avanzar hacia una escuela diferente. Un sistema
donde las normas se elaboren en conjunto y los compromisos se asuman socialmente, es decir, en el
interior de una auténtica unidad social, como lo es la institución escolar.
Tenemos conciencia de que son numerosas las estructuras que se remueven. Todos tendemos a
aferrarnos a lo conocido, aunque sea malo y aunque estemos de acuerdo en que hay que mejorarlo. Lo
conocido nos da seguridad, mientras que, en contraposición, lo nuevo siempre genera incertidumbre,
miedo. Pero éste es el gran desafío que tiene la escuela, es el reto que nos plantean los tiempos que
corren, en los que permanentemente se están produciendo cambios que nos obligan a reacomodarnos
y buscar alternativas.
LA CONVIVENCIA ESCOLAR
Es una tarea que requiere la consideración de distintos factores y aspectos que inciden en el desarrollo
de las acciones necesarias que permitan alcanzar el propósito buscado: instaurar el sistema de
convivencia escolar que posibilite acompañar el crecimiento de los niños, adolescentes y jóvenes,
promoviendo su desarrollo como sujetos de derecho y responsabilidad, es decir ciudadanos. Sin
embargo, la experiencia frecuente de muchas instituciones educativas, ha demostrado - y demuestra -
que la implementación del sistema de convivencia no es fácil ni sencilla y por eso queda postergado,
suspendido, olvidado o abandonado.
Cuestiones referidas al compromiso social de la escuela:
La escuela, como institución educativa, es una formación social en dos sentidos: está formada a partir
de la sociedad y a la vez expresa a la sociedad. Lo que se habla en cada escuela, es el lenguaje
particular de la sociedad.
Por ser una institución pública, está sometida y padece los efectos producidos por la crisis social que la
atraviesa, e incide tanto en la singularidad de cada uno de los actores como también en el colectivo
institucional que conforman, y se pone de manifiesto en problemáticas concretas y observables: el
miedo a un futuro incierto, el temor a estar cada vez peor, la vivencia de desolación, el debilitamiento
de vínculos de solidaridad y amistad, la pérdida de relaciones institucionales, de grupos sociales de
pertenencia y referencia; en realidad se trata de una progresiva pérdida del sentido de la vida. Estas
pérdidas son carencias que afectan, limitan y someten a los niños, adolescentes y jóvenes, como
sujetos de derecho en su condición y dignidad humana.
Para que el aprendizaje sea posible, los intercambios entre todos los actores de la institución (alumnos,
docentes y padres) que comparten la actividad en la escuela y que conforman esa red de vínculos
interpersonales que denominamos CONVIVENCIA deben construirse cotidianamente, mantenerse y
renovarse cada día, según determinados valores. Sólo cuando en una institución escolar se privilegian
la comunicación, el respeto mutuo, el diálogo, la participación, recién entonces se genera el clima
adecuado para posibilitar el aprendizaje.
Convivencia y aprendizaje, se condicionan mutuamente. La causalidad circular permite comprender la
interrelación entre ambos: cada uno es condición necesaria (aunque no suficiente por sí solo) para que
se dé el otro.
Para comprender mejor esto, pensemos en algunas de las escenas escolares: una clase en la que el
profesor trasmite conocimientos desactualizados, o sobreabunda en detalles, o se va por las ramas, o
utiliza una metodología inadecuada (o todo esto junto), y además explica los experimentos, no los
hace, "lee y dicta" apuntes, "toma lección en el frente", genera desinterés, abulia, apatía - que
generalmente termina en indisciplina, primero pasiva pero luego es activa e incontrolable. Estos tipos
de actitudes, no permiten la apropiación de los conocimientos, operan en contra.
Los procesos pedagógicos y la convivencia institucional están indisolublemente vinculados entre sí.
La comunicación, el diálogo, el respeto mutuo, la participación, el compromiso, serán palabras carentes
de significado, vacías de contenido, si no se las reconoce en actos, si no se las vivencia. Para que cada
uno pueda apropiarse de estos "contenidos para la vida" hay que probarlos, ensayarlos, ejercitarlos,
practicarlos, repetirlos, es decir, vivirlos en el quehacer cotidiano de la vida escolar.
Por otra parte, la convivencia enseña. De ella se aprenden contenidos actitudinales, disposiciones
frente a la vida y al mundo que posibilitan el aprendizaje de otros contenidos conceptuales y
procedimentales.
Los valores constituyen un proyecto compartido que da sentido y orienta la formación de actitudes en
la escuela. La escuela espera de sus actores una serie de comportamientos adecuados a los valores que
inspiran el proyecto educativo, para ello deben incorporarse normas. La meta máxima será que éstas
sean aceptadas por todos los actores como reglas básicas del funcionamiento institucional, que se
comprendan como necesarias para organizar la vida colectiva. Si esto se logra, se logró la
interiorización de las normas.
La convivencia escolar no es un concepto nuevo; lo que ha variado es la relación entre los actores
institucionales: todos son considerados sujetos de derecho y responsabilidad, tanto los niños,
adolescentes y jóvenes, - los alumnos - como los adultos - los docentes. Merece aclarase que por las
funciones organizacionales que les compete a cada grupo, la mayor responsabilidad siempre recae en
los adultos.
Para aprender a convivir deben cumplirse determinados procesos, que por ser constitutivos de toda
convivencia democrática, su ausencia dificulta (y obstruye) su construcción.
Interactuar (intercambiar acciones con otro /s),
Interrelacionarse; (establecer vínculos que implican reciprocidad)
Dialogar (fundamentalmente ESCUCHAR, también hablar con otro /s)
Participar (actuar con otro /s)
Comprometerse (asumir responsablemente las acciones con otro /s)
Compartir propuestas
Discutir (intercambiar ideas y opiniones diferentes con otro /s)
Disentir (aceptar que mis ideas o las del otro /s pueden ser diferentes)
Acordar (encontrar los aspectos comunes, implica pérdida y ganancia)
Reflexionar (volver sobre lo actuado, lo sucedido. “Producir Pensamiento” conceptualizar sobre las
acciones e ideas.)
Se construye día a día, es decir, que siempre está a prueba y nunca está terminado. Es conveniente y
necesario planificar las distintas acciones, pero tener en cuenta que al llevarlas a la práctica podrán
surgir variaciones, modificaciones, omisiones y alteraciones (acordadas o imprevistas); por eso es
conveniente y necesario disponer de un tiempo para el seguimiento y la evaluación del desarrollo, que
permita hacer las adecuaciones necesarias a las propuestas originales.
No hay recetas infalibles. Sólo se pueden hacer sugerencias y propuestas. Las características de cada
institución, su historia, sus integrantes, los recursos, los obstáculos, los modos en que circula la
comunicación o se juega el poder, son ingredientes que, a la hora de poner en práctica las distintas
acciones, hacen variar por completo el resultado del proyecto original. Lo verdaderamente
"emocionante" de la propuesta es que cada experiencia es única e irrepetible, con la satisfacción de
sus logros y la incertidumbre de sus riegos.
Hay que generar distintos momentos de encuentro y participación entre los actores institucionales,
que permitan el diálogo, la reflexión, el debate. Quizá sea éste uno de los aspectos más problemáticos,
para resolver. Dado que en realidad son muy pocas las escuelas que cuentan con un "tiempo
institucional" para dedicar al sistema de convivencia, en el que es necesario considerar:
-las características de cada institución educativa (cantidad de alumnos, de docentes, turnos de
funcionamiento, etc.)
-la existencia, adecuación y/o creación de los tiempos institucionales (no es lo mismo contar con la
existencia de horas extraclase o tener que hacer la adecuación de los horarios de clase habituales, etc.)
-la disponibilidad horaria de los actores en particular para compartir encuentros entre sí.
-la disponibilidad y uso de los espacios existentes (escuelas que cuentan con salón de actos y/ o patios
cubiertos, escuelas que sólo cuentan con algún Salón de Usos Múltiples). Esto incluye también los
tiempos en que los mismos pueden ser utilizados.
Conviene aclarar que también hay un tiempo que cada institución necesita para ir haciéndose cargo de
los “movimientos” que se han ido generando durante la construcción de su sistema de convivencia
escolar; este tiempo no es el que consigna el calendario, sino una consecuencia del estilo o carácter
institucional, que surge de la interrelación de los distintos aspectos señalados anteriormente.
El lugar en que el alumno desde su ingreso aprende gestos y rituales. Desde el inicio de su escolaridad,
el niño aprende distintas actividades que se realizan cotidianamente y regulan las interrelaciones con
sus pares y adultos, algunas son espontáneas, otras deben ser autorizadas, otras están permitidas, en
tanto otras, están prohibidas. Esto se manifiesta en las distintas formas de comunicación, los saludos,
los silencios, los permisos para desplazarse por el aula o por la escuela, las autorizaciones para el uso
de objetos comunes, etc. Estas acciones “pautadas” regulan la interrelación cotidiana, son elementos
constitutivos de la convivencia. Es fundamental que los alumnos conozcan la razón de ser de estos
actos y comprendan su sentido, para que la convivencia pueda construirse como contenido
significativo, considerando que lo que se hace (acciones) prevalece sobre lo que se dice (palabras).
El ámbito en el que se convive, se habla y se aprende sobre convivencia. La convivencia se va
construyendo día a día. Podremos decir que la convivencia es más o menos armónica, más o menos
placentera, con todos esos más y/o menos, los actores institucionales siempre están en relación unos
con otros: con pares y con no-pares. El lugar para transmitir, ejercitar, incorporar formas de
convivencia ligadas a la práctica de la vida democrática. Una escuela que intenta responder a su
cometido de ser formadora de ciudadanas y ciudadanos, comprometidos crítica y activamente con su
época y mundo, permite el aprendizaje y la práctica de valores democráticos.
ausencia de normas indicaría una ausencia de instituciones, el exceso de normas mostraría una
pretensión de control excesiva.
d) La norma no conocida no obliga. Por el contrario, la publicidad de los actos de gobierno y de la
legislación es algo central en el sistema democrático. No se puede pedir, por ejemplo, a directivos,
docentes, familias ni alumnos que cumplan con normas de las que no fueron informados claramente
con anterioridad y a las que no hayan dado su consentimiento.
En segundo lugar, la sanción favorece un aprendizaje cognitivo que consiste en poder establecer una
relación acción-consecuencia que permita el desarrollo de la capacidad anticipatoria de la mente: mis
decisiones producen consecuencias.
La gradualidad
La sanción no puede aplicarse sin procesos previos de advertencia, llamados a la reflexión, siguiendo
un proceso creciente en la importancia de la sanción. No parece conveniente que la primera respuesta
de una institución educativa sea aplicar una sanción grave. Es importante recordar que el objetivo
principal de las normas es educativo.
La proporcionalidad
Un principio general de justicia pide que la sanción tenga relación con la transgresión. Aquí es
necesario calificar las transgresiones como leves, graves o muy graves, siendo la sanción proporcional a
esta calificación.
Siempre es bueno recordar que conviene someter a debate los argumentos que sostienen estos
criterios.
El sentido y las modalidades diversas de sanción
Las normas son inseparables de las sanciones, pero éstas pueden tener diversos sentidos y, según ellos,
hay diferentes tipos de sanciones.
Lo propio de un AEC es que incluye una diversidad de sanciones, y deja opciones para elegirlas con un
criterio educativo en relación directa con el contenido de la transgresión. Norma, transgresión y
sanción forman un conjunto integrado. Mencionamos a continuación diferentes sentidos y tipos de
sanciones que podría incluir nuestro AEC.
a) La palabra sanción alude a un sentido punitivo;
en él se acentúa el estímulo del temor para ejer- cer control sobre las conductas.
El extremo de esta postura es la doctrina del “vigilar y castigar”, que hizo célebre a M. Foucault. El
mensaje es “quien transgreda la norma tendrá consecuencias desagradables”.
d) La sanción puede adoptar una forma experiencial. Proponer al alumno experiencias que le
favorezcan la empatía con los otros y el sentido comunitario. Propuestas de trabajos comunitarios,
experiencias en otros contextos. Se intenta ofrecer otro rol y otra perspectiva al transgresor,
apuntando a la raíz de su comportamiento, que puede estar fundado en la ausencia de una perspectiva
colectiva o de una capacidad de empatía. Por ejemplo, cuidar a los más pequeños, escuchar el relato
de alguien que ha sido víctima de la violencia, hacer juegos de roles, etc.
El derecho a réplica:
El/los responsables de una situación conflictiva deben tener la oportunidad de exponer su versión de
los hechos, de reflexionar sobre ellos y el daño que hayan podido ocasionar en sus pares, en otros
actores institucionales, en la escuela o a sí mismo.
Se les brindará una posibilidad, pautada en tiempo y forma, para revertir el daño moral o material
causado. La reparación exigida podrá incluir una actividad, siempre y cuando ella no ponga en riesgo la
seguridad del sancionado o de algún miembro de la comunidad educativa.
El arrepentimiento o el reconocimiento de la falta y su correspondiente desagravio no necesariamente
será causa para que no se apliquen sanciones.
Cuerpos colegiados de representantes (consejos, centros, etc.): participan en ellos los representantes
de los distintos sectores/estamentos de la comunidad educativa.