Siglo Xvii
Siglo Xvii
Siglo Xvii
UTESA
Asignatura:
Historia Social Dominicana.
Nombre:
John Manuel Liriano.
Matricula:
2-18-0083.
Grupo:
030.
Profesora:
Lic. Elizabeth Guzmán.
En 1655 el gobierno inglés de Cronwell decidió establecer una fuerte colonia en la zona del Caribe
determinándose la isla de Santo Domingo como objetivo. Para tal efecto, se preparó una enorme escuadra bajo
la dirección del almirante Venables y un poderoso ejército al mando del general Pem. Estas cincuentenas
estaban destinadas por su táctica a combatir los bucaneros.
En el siglo XVII el Imperio Español estaba en un proceso de hundimiento en el plano militar, a consecuencia de
la decadencia de España y del fortalecimiento por vía capitalista de los países enemigos. Uno de los puntos más
menuzados por la conquista extranjera durante todo ese siglo fue Santo Domingo, por su debilidad interna y por
el especial interés que en la isla tenían los extranjeros a fin de establecer economías de plantación esclavista. El
Imperio Español y con él la colonia de Santo Domingo no sucumbieron totalmente porque los enemigos de
España se mantuvieron divididos durante todo el siglo (a diferencia del siglo XVI en que combatían casi
siempre unidos contra España) en virtud de que España había pasado en parte a segundo plano en la lucha de las
potencias por la supremacía.
Militarización de la Colonia. A partir del ataque de 1655 y del incremento en los mismos años de los ataques y
las actividades de los bucaneros en las zonas occidentales, la colonia española adquirió una fisonomía
extremadamente militarizada. Durante la segunda mitad del siglo XVII el mar Caribe conoció el apogeo de la
piratería. Esta situación tuvo amplias consecuencias históricas. En primer término, la piratería sirvió como
refuerzo a los intentos colonizadores de los enemigos de España en zonas del Caribe y Norte y Sur de América.
El Imperio Español de hecho tuvo que replegarse a sus territorios centrales en América. La gran resistencia que
opuso al establecimiento de los piratas en las islas mayores y en algunas tierras del continente, como Florida,
tenía una finalidad militar estratégica: impedir el fortalecimiento de los piratas y naciones extranjeras a través
del mantenimiento de centros coloniales. El resto de la población estaba encuadrada en unidades militares
(milicias y cincuentenas en la isla) y su ocupación principal era la guerra. Toda la vida social estaba
militarizada. En la colonia la militarización fue completa en este período porque el principal enemigo ni siquiera
estaba constituido por piratas sino por los bucaneros que habían penetrado en los años 70 a puntos como los
alrededores de Santiago y Azua, o la península de Samaná, ocasionando un peligro inminente desde tierra.
Esta tendencia hacia el fortalecimiento militar de Santo Domingo en hombres y recursos (continuación de la
construcción de la muralla, aumento de la artillería pesada, fuerte de 5. Jerónimo, fuerte en la desembocadura
del llama, etc. permitió la ampliación de las actividades de los bucaneros, quienes en las zonas más occidentales
no encontraban ninguna resistencia, pero fue una política muy certera desde el momento en que evitó que la
ciudad fuera víctima de un gran ataque, ya que con su caída el resto de la colonia no hubiera podido resistir a los
enemigos.
Cambios Económicos en la Segunda Mitad del Siglo. La inseguridad general, la incertidumbre y las faenas
militares profundizaron la crisis económica, consecuencia de la paralización de la navegación comercial y de la
crisis general del Imperio Español. Las Devastaciones fueron un factor, pero no el preponderante, en la crisis de
la segunda mitad del siglo, si se exceptúa que permitieron el establecimiento de los enemigos, un aspecto
importante en dicha crisis. La miseria más espantosa se abatió sobre todos los habitantes de la colonia sin
importar su condición social. Las personas disponían de muy pocos artículos manufacturados, viviendo muchas
veces casi en estado de desnudez y, como consigna el Arz. Fernández de Navarrete, incluso las personas ricas
iban a oir misa a la catedral en horas de la noche o la madrugada por la vergüenza que les causaban sus ropas
hechas harapos. La gente vivía más bien de la cacería y de la recolección de bienes de la naturaleza, actitud que
los endureció enormemente y los hizo hombres rudos, uno de los hechos que explican la inmensa capacidad
combativa frente a los no menos rudos bucaneros.
La política de ganarse a los negros luego fue utilizada contra los franceses, pues a los esclavos huidos de la
colonia vecina se les reconocía la libertad, lo que tenía por fin debilitar económicamente a los franceses y
agudizar la lucha de clase de los esclavos de su colonia. De los escapados se formó el poblado de Los Minas, y
los españoles se beneficiaron por un aporte demográfico muy necesitado.
El estado de guerra y la pobreza gestaron una tendencia al nivelamiento económico que constituyó la premisa
objetiva para la alianza de esclavos y libres. Claro que las diferencias de clase no desaparecieron ni mucho
menos, pero unas se borraron y otras disminuyeron en forma circunstancial. La explotación directa de los
esclavos no tenía mucho sentido. Se tendía a la pequeña producción autosuficiente. De ahí la posibilidad de
promoción social en los hechos de esclavos y libertos (y, repetimos, por ser tropa de choque en las
cincuentenas) y la generalización del mestizaje por el acercamiento de los grupos sociales y étnicos.
Cambios Demográficos y Culturales. Precisamente es a partir de esta época cuando se empieza a producir el
fenómeno demográfico masivo de la mezcla de negros y blancos. No fue una simple mezcla biológica, para dar
paso aplastantemente mayoritario al mulato, sino también una mezcla cultural en que las costumbres, las
tradiciones y otros rasgos de ambos conglomerados se fundían para dar lugar a nuevos elementos que, con el
tiempo, sirvieron de base a la formación de la nacionalidad dominicana.
Los elementos hispánicos y africanos se iban transformando para dar paso a rasgos culturales nuevos. Ya el
arzobispo Fernández de Navarrete decía para 1683 que blancos puros había muy pocos y que la gran mayoría de
libres. y aun de propietarios, eran de sangre mezclada.
El notable desarrollo de la colonia vecina en su capacidad demográfica, económica y militar no era respondido
en las proporciones necesarias por la colonia española. Como hemos visto, la colonia se encontraba en una
profunda crisis de larga duración. La crisis se expresaba sobre todo en un descenso extraordinario de la
población. Con toda probabilidad en la segunda mitad del siglo, la población normalmente no superaba las 10
mil personas.
Lo más importante de la política de fines del siglo consistió en el fomento de la colonización de las tierras
interiores de la isla por parte de canarios, a los cuales se les otorgaban cantidades apreciables de tierras, ganado,
subsidios de mantenimiento durante más de un año, transporte gratuito, exenciones de impuestos, etc; Los
canarios, aunque el principio fueron víctimas de la miseria generalizada en la isla, por lo que gran parte de ellos
moría al establecerse, tuvieron una enorme importancia en los últimos años del siglo XVII y en la primera mitad
del siglo XVIII al proporcionar una base demográfica nueva a la colonia que permitió a la larga cierto
restablecimiento de la economía. Los habitantes de Santiago de los Caballeros empezaron a fundar hatos en la
actual línea
Noroeste. Desde el Sur volvió, a fundar una nueva villa llamada Guaba, después denominada Hincha en la zona
más próxima a los establecimientos franceses. Con el tiempo, estas nuevas aldeas y las nuevas superficies de
tierra explotadas, fueron reforzadas por los canarios que eran destinados a esas regiones, con los cuales
posteriormente se fundaron Dajabón, Monte Cristi y otros centros españoles cercanos a los franceses. El
Poblamiento de las zonas limítrofes a los franceses constituyó un verdadero valladar humano que, aunque débil,
fue suficiente para contener el hasta entonces irresistible avance francés.
Consolidación de la Colonia Francesa. En sus inicios el establecimiento de La Tortuga no estaba bajo la
soberanía de ningún país. En él se reunían aventureros y piratas de diversos países, principalmente ingleses y
franceses. En la década de los 40, los franceses se apoderaron de La Tortuga gracias a Levasseur, quien fue
nombrado gobernador del establecimiento por la autoridad francesa en el Caribe. Levasseur era hugonote
(protestante) y actuaba con gran autonomía, por lo que las autoridades francesas lo sustituyeron por otro
gobernador y fue asesinado en una conspiración.
La Compañía de Indias Occidentales era una de las poderosas compañías mercantiles formadas en Francia bajo
la protección directa del Estado, de acuerdo a la política mercantilista que estaba en su máxima expresión
entonces, bajo la gestión del Colbert, ministro de finanzas, de Louis XIV, política concebida en el contexto del
expansionismo militar francés y de intentos de desarrollo del capitalismo. Uno de los aspectos sobresalientes del
mercantilismo era la creación de compañías monopólicas, ligadas al Estado, concesionarias de grandes
privilegios y subsidios. En virtud de ello, la Compañía representada por D" Ogeron recibió el poder de
monopolizar el comercio externo de la incipiente colonia. Así, las grandes ganancias del establecimiento
pasaron a ser acaparadas por la burguesía francesa. En esas condiciones se fue estabilizando el nuevo núcleo
colonial por medio de la ocupación permanente de todas las zonas costeras del occidente de la isla. En 1670 los
tres grupos de la colonia francesa, habitantes, bucaneros y filibusteros, se coaligaron en una amplia revuelta
contra el monopolio comercial de la Compañía.
Los franceses sin embargo no renunciaban a apoderarse del conjunto de la isla. Cierto qué a medida que el
modelo de bucaneros-filibusteros tendía a decrecer en beneficio del sistema de los habitantes y de la utilización
cada vez mayor de esclavos blancos (engagés) y esclavos negros, los franceses contemporizaron más con los
españoles e incluso se llegaron a establecer relaciones comerciales bastante estables, aunque no permitidas, de
ganado a cambio de manufacturas europeas. Sin embargo no renunciaban a un proyecto que estimaban
fundamental, corno era la posesión de toda la isla, ya que ambas coronas se encontraban en una guerra bastante
crónica en el siglo XVII. Los españoles, por su parte, todavía guardaban las esperanzas de expulsar a los
franceses de esos territorios. La chispa de la guerra en la isla fue dada por el inicio de las hostilidades en Europa
entre Francia por un lado e Inglaterra y España por el otro. En 1690 el gobernador del Cabo francés De Cussy,
emprendió un ataque devastador contra Santiago (el tercern desde mediados de siglo) pillando la ciudad y los
hatos de La región. El resultado de esto fue la toma de la ciudad del Cabo1 capital de los establecimientos
franceses, el incendio de la ciudad y el pillaje de todas las riquezas que pudieron llevarse las tropas,
principalmente negros esclavos. Los franceses se refugiaron en la ciudad de Portau-Paix y las tropas coaligadas
inglesas y españolas renunciaron a atacar esta ciudad por las condiciones climáticas del período de lluvias. La
guerra continuó y en 1695 de nuevo se formo una coalición de tropas de ingleses, españoles y habitantes de la
isla contra los establecimientos franceses del norte. Este segundo ataque no solamente desoló de nuevo la región
del- Cabo, sino que culminó con la toma de Port-au-Paix. Sin embargo, la destrucción de la colonia francesa
suponía prolongar la campaña contra los establecimientos del Sur, donde se refugiaron los escapados de Port-
au-Paix, lo que o se hizo por el desánimo que se había apoderado las tropas de milicias de Santo Domingo que
encontraron pequeño el botín logrado y que no se sentían atraídas por seguir en dificultades tan extraordinarias
que causaban múltiples enfermedades y muertes entre ellos.