Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Apuntes TectonicaCyO PDF

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 186

Apuntes

de

TECTÓNICA:
CUENCAS y
ORÓGENOS
(26442)
Teresa Román Berdiel
Antonio Casas Sainz


Optativa de 4º curso del Grado en Geología
Universidad de Zaragoza
2013 (revisado: 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019)
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Ilustraciones de la portada por orden de aparición:


Sierras Interiores en el sector del Parque Nacional de Ordesa (fotografía de Belén Oliva
Urcia)
Modelos analógicos realizados en el Laboratorio de Modelización Analógica de la
Universidad de Zaragoza
Corte de la Cuenca de Cameros de Antonio Casas

2
Tectónica: Cuencas y Orógenos

INDICE

Presentación 3
1. Convergencia. Subducción 5
Subducción 6
Arcos-isla y orógenos 7
Estructura interna de los prismas de acreción 8
Cuencas de retroarco 9
2. Colisión y obucción 12
El proceso de colisión 12
Deslizamiento gravitacional y colapso orogénico 13
Tipos de zonas de colisión 14
Himalayas 15
Obducción 19
3. Anatomía de un orógeno 20
La cuenca de antepaís 20
El cinturón de pliegues y cabalgamientos 21
Las zonas internas 22
Cinturón orogénico Alpino-Iraní 23
4. Los orógenos circunpacíficos 25
El margen asiático 25
La cordillera de la costa occidental Norteamericana 28
Los Andes 30
5. El orógeno hercínico europeo 35
Rasgos estructurales generales 36
El Macizo Hespérico 41
6. La Cadena Caledónica 43
Subdivisión tectónica de las Islas Británicas 44
7. Tectónica precámbrica 46
Tectónica en el Proterozoico 46
La deformación de la corteza en formación: los tiempos arcaicos 47
8. Geometría de cabalgamientos 51
Métodos geométricos de reconstrucción de cortes 53
Geometría de cabalgamientos 56
Estilos de deformación: thin- y thick-skinned tectonics 57
Sistemas de cabalgamientos 61
9. Pliegues asociados a cabalgamientos 64
Fault-bend folds 64
Fault-propagation folds 65
Detachement folds 67
Stretched-fold trusts 68
10. Sedimentación en sistemas de cabalgamientos 71
Foreland basin 71
Análisis de pliegues a partir de growth strata 72
11. Compensación de cortes 76
Técnicas de compensación de cortes 76
12. Cabalgamientos complejos y plegados 81
Estructuras en duplex 81
Cabalgamientos plegados 83

1
Tectónica: Cuencas y Orógenos

13. Tectónica experimental. Modelos analógicos 84


Fundamentos de la modelización analógica 89
Materiales analógicos
 95
Dispositivos experimentales 100
14. Dinámica de cuñas orogénicas 105
El modelo de cuña orogénica de Coulomb 105
Modelos analógicos de cuñas orogénicas 109
15. Fallas transcurrentes o direccionales 112
Fallas transformantes continentales 112
Grandes fallas transcurrentes intracontinentales 115
Estructuras asociadas a fallas transcurrentes 115
Tranpresión y transtensión 117
16. Regímenes extensionales 120
Rifts 120
Márgenes pasivos 122
Aulacógenos 125
17. Tectónica salina 126
Morfología, evolución y estructuras asociadas 126
Deformación de la roca encajante 127
Génesis y propagación de diapiros 129
18. Tectónica de fallas normales 131
Modelos de deformación en fallas lístricas 133
Modelos analógicos de fallas lístricas 135
Contactos extensionales en metamorfic core complexes 137
19. Extensión ligada a límites convergentes 139
El Mediterráneo 139
El Basin and Range 139
20. Deformación intraplaca 143
Rifts intracontinentales 143
Uplifts de zócalo – Las Montañas rocosas 147
Deformación de zócalos – Tetónica de thick-skinned 149
21. ¿Fallas normal-inversas? Tectónica de inversión 153
Concepto de inversión tectónica. Términos y parámetros 153
La reactivación y neoformación de fallas en tectónica de inversión 157
Localización de las zonas de inversión tectónica 159
22. Cortes en el nivel estructural inferior 163
Pliegues con esquistosidad 163
Pliegues superpuestos 166
23. Los domos migmatíticos y los plutones 167
El modelo diapírico 168
El modelo intrusivo no diapírico 170
24. Tectónica reciente. Morfotectónica. Neotectónica. Sismotectónica 177
Métodos en Neotectónica
 177
Caractrísticas de estructuras neotectónicas 181
Características geomorfológicas 182
Bibliografía más representativa 184

2
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Presentación

A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX se produce la separación entre los aspectos
geométricos y la causa de las deformaciones, con la aparición de los dos términos que los definen: Geología
Estructural y Geodinámica. En la primera mitad del siglo XX se expresa ya la diferencia entre el estudio de
los aspectos geométrico, cinemático y dinámico de la deformación. En la segunda mitad del siglo XX se
entremezclan los conceptos de Geología Estructural, Tectónica y Geodinámica, y aparecen otros de nueva
creación, como Tectónica Global o Tectonofísica, siendo para algunos sinónimos y para otros diferentes
tan sólo en la escala de observación. Los términos más utilizados en la actualidad son los de Geología
Estructural, Tectónica y Geodinámica Interna. La caracterización y límites de cada una de estas tres
disciplinas es variable según los autores. Algunos autores, como Wilson (1961), utilizan como criterio
diferenciador el aspecto que estudia (geometría o cinemática), otros, como Carey (1962), la escala de las
estructuras observadas. La definición operativa de los tres conceptos, de acuerdo con las acepciones más
utilizadas en la literatura científica, podría ser la siguiente:

La Geología Estructural se ocupa del estudio de todas las estructuras secundarias o tectónicas en que
se disponen los materiales de la corteza terrestre, distinguiéndolas de las estructuras primarias
(sedimentarias o magmáticas) que forman parte de la naturaleza original de la roca. Es independiente de la
escala de la estructura, y se ocuparía de la geometría, cinemática y dinámica de las mismas.

El término Tectónica se refiere a la construcción o arquitectura de la roca. Se utiliza para la escala


intermedia entre las geometrías y procesos abarcados por la Geología Estructural (con un límite dimensional
de unos 105 m) y por la Geodinámica Interna. En muchos tratados clásicos y modernos se considera
sinónimo de la Geología Estructural.

Tanto la Tectónica como la Geología Estructural se ocupan de la reconstrucción de los movimientos


y de la deformación de la corteza terrestre y manto superior. Difieren en que la Tectónica es principalmente
el estudio de la historia de los movimientos y de la deformación a escala regional y global, mientras que la
Geología Esructural es principalmente el estudio de la deformación de las rocas a escala desde
submicroscópica hasta regional. Las dos ramas de estudio son interdependientes, y se superponen
considerablemente a escala regional.

La Geodinámica Interna (sinónimo de Geotectónica y Tectónica Global) intenta descubrir las causas
últimas de las deformaciones observables, lo que conlleva necesariamente el considerar procesos internos
a gran escala. En estos términos la Geodinámica Interna enlaza en un sistema único los conocimientos de
la Geología Estructural, la Tectónica y la Geofísica, y es una ciencia geológica que utiliza técnicas y
métodos de distintas ciencias, así como un alto nivel de síntesis de los fenómenos relacionados con otras
ramas de la Geología. Aunque en un principio la acepción de Geodinámica Interna incluye todos los
fenómenos geológicos de origen interno (volcánicos, sísmicos y orogénicos) la Vulcanología y la
Sismología son actualmente ramas independientes que no suelen asociarse a la Geodinámica Interna. La
comprensión de la historia de los movimientos a gran escala se ve limitada por las observaciones de la
deformación que afectan a las rocas. Al contrario, el origen de dichas deformaciones puede entenderse en
el contexto de la historia de los movimientos a gran escala.

Tanto la Tectónica como la Geología Estructural se desarrollaron de forma importante a partir de los
años sesenta. En especial, la Tectónica sufrió una revolución asociada a la formulación de la teoría de la
Tectónica de Placas. Esta teoría ofrece un marco para el estudio de los movimientos de gran escala y de
las deformaciones que afectan a la corteza y manto terrestres.

Los datos geofísicos (sísmicos, magnéticos y gravimétricos) son de gran importancia para la Tectónica,
aportan información que ayuda a determinar la geometría de las grandes estructuras en profundidad, lo que
añade la tercera dimensión espacial a las observaciones de superficie. Todos los estudios de campo en
Geología Estructural se basan en observaciones de las rocas deformadas de la superficie de la Tierra y
muchos en Tectónica también. Además, otros estudios tectónicos se basan en estudios regionales de las
variaciones de los campos magnético y gravimétrico o en sismicidad.

3
Tectónica: Cuencas y Orógenos

La asignatura de Tectónica: Cuencas y Orógenos (optativa del Grado en Geología, Univ. Zaragoza) se
imparte a alumnos que ya tienen una visión global de los distintos aspectos que aborda la Geología
Estructural (obligatoria de 2º curso), así como de las características tectónicas mayores de la Tierra y de
las principales técnicas geofísicas que aportan datos sobre la estructura de la corteza profunda y manto
superior (Geofísica y Tectónica Global, obligatoria de 3 curso).
er

La asignatura Tectónica: Cuencas y Orógenos aborda las características tectónicas desarrolladas en


continentes y cuencas oceánicas, y da una visión de los distintos estilos estructurales que pueden
encontrarse, a escala regional, en la corteza terrestre, dependiendo del tipo de roca, de las condiciones de
presión y temperatura en que se encontraban las rocas cuando eran deformadas, y del régimen tectónico
que provocaba dicha deformación. Esta asignatura incorpora información obtenida a partir de datos
geofísicos, a las observaciones de las rocas deformadas de la superficie de la Tierra, lo que ayuda a
determinar la geometría de las grandes estructuras en profundidad.

Esta asignatura se complementa con la asignatura de Análisis Estructural: técnicas y aplicaciones


(optativa de 4º curso) para la completa formación del “Geólogo Estructural”.

4
Tectónica: Cuencas y Orógenos

1. Convergencia; Subducción
Los límites de placa convergentes son zonas en las que las placas se mueven acercándose una hacia la
otra y donde el esfuerzo dominante es compresivo. La convergencia puede producirse:
- Entre dos litosferas continentales: por ejemplo la cadena Alpino-Himalaya
- Entre dos placas oceánicas: por ejemplo Mariana-Filipina
- Entre una litosfera oceánica y una continental: por ejemplo los Andes

Existen cuatro mecanismos para acomodar la convergencia:


- Subducción
- Acortamiento volumétrico con engrosamiento localizado
- Extrusión lateral
- Plegamiento por buckling

Las placas en los límites convergentes están en constante competición por espacio y la respuesta al
problema del espacio depende de la naturaleza de las litosferas que convergen. Las placas oceánicas evitan
la confrontación y se introducen en la astenósfera (subducción) o ascienden sobre los continentes
(obducción). Por el contrario, los continentes colisionan, generando sistemas montañosos. En todos los
casos domina el transporte horizontal y la cizalla en planos de cabalgamiento de bajo buzamiento frente a
los movimientos verticales, y el resultado general es acortamiento cortical y engrosamiento mediante
estructuras compresivas.

Las estructuras compresivas (pliegues, cabalgamientos) tienen lugar a todas las escalas, desde
milímetros a kilómetros, y se desarrollan en cualquier nivel estructural, y por lo tanto bajo diferentes
condiciones. Un sistema de cabalgamientos es un conjunto de cabalgamientos interconectados que
normalmente están también relacionados cinemáticamente. El acortamiento horizontal fuerza a que la
topografía ascienda, creando una montaña definida como una zona más alta que las áreas circundantes. La
formación de las montañas es un proceso complejo, llamado orogenia. Sin embargo, la presencia de
montañas como una característica fisiográfica de los orógenos no es determinante. Los orógenos antiguos
han sido erosionados hasta convertirse en tierras llanas en el interior de continentes, y sin embargo han sido
reconocidos como tales. Además, las partes estructuralmente más interesantes de un orógeno reciente no
tienen porqué estar en las partes visibles de las montañas, sino que pueden encontrarse 10 o incluso 100 km
bajo la superficie de la Tierra.

La definición geométrica de estructuras compresivas es válida para los tres estadios de la convergencia
de placas, definidos respecto al tiempo relativo al cierre del océano:
- La tectónica pre-colisión involucra la subducción de material oceánico con la formación eventual
de prismas de acreción y obducción local de ofiolitas. La convergencia provoca cabalgamiento de
la litosfera menos densa sobre la más densa.
- La tectónica de colisión involucra engrosamiento e imbricación de la corteza y del manto litosférico
cuando el océano se cierra. Por lo que un orógeno normalmente está alineado a lo largo de una zona
de colisión continental. La deformación produce una topografía elevada (cadena de montañas) que
la erosión modifica y destruye en un largo periodo.
- La tectónica post-colisión conlleva efectos de la deformación en el interior de los continentes
debido a la continuación de la convergencia después del cierre del océano. En particular incluye
inestabilidades gravitacionales generadas por la litosfera engrosada. Aunque la mayor parte de la
deformación está concentrada en los límites de placa, algunas estructuras de escala regional pueden
generarse en el interior de las placas, debido a la transmisión de los esfuerzos tectónicos a grandes
distancias del límite de las placas. Este es el caso de Asia donde la colisión India-Asia ha dado
lugar a una amplia zona deformada con estructuras complejas en el interior de la placa asiática.

Cuando la convergencia cesa, la erosión y los reajustes isostáticos predominan y llegan a aflorar las raíces
del orógeno (e.g. Varíscides). La evolución completa puede durar decenas de millones de años e incluso
más. Yuxtapuestos a lo largo del tiempo, estos estadios pueden superponerse en un mismo sistema
montañoso con una larga evolución. Por lo tanto, las reconstrucciones tectónicas de orógenos antiguos
conllevan la identificación de conjuntos de rocas característicos de límites de placas y de la geometría de
los sistemas de cabalgamientos que se formaron a escala regional.
5
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Subducción

El descenso de una placa bajo otra es una respuesta común al problema del espacio planteado por la
convergencia. Esta respuesta es particularmente común cuando una litosfera oceánica colisiona con una
continental. La placa oceánica más densa se introduce en el manto bajo la placa continental de mayor
flotabilidad. De igual manera, si colisionan dos placas oceánicas, la más densa (que es la más antigua) se
hunde bajo la menos densa (la más joven). Este proceso tectónico es llamado subducción, y conlleva el
consumo de una placa en el interior de la Tierra, por lo que las zonas de subducción se denominan también
límites destructivos. A escala global las zonas de subducción se encuentran sobre todo en los márgenes
pacíficos, con alguna zona de menor importancia en el frente de la placa Caribe y en el de Nova Scotia (Fig.
7.1)*.

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

La geometría de las zonas de subducción es generalmente curva, sobre todo en el caso en que los dos
bloques del límite de placas están constituidos por placa oceánica. Esta curvatura puede explicarse mediante
un modelo geométrico sencillo en el cual hundimos (abollamos) una pelota de ping-pong. Al hundir una
parte, el contorno de la zona hundida (equivalente a la placa que está subduciendo) presenta una forma
curva, con un radio tanto más pequeño cuanto menor es el buzamiento de la placa que está subduciendo.
De este modo, existe una relación angular entre el radio de curvatura de la zona de subducción y el ángulo
de la inclinación de la placa. En caso de que esta relación no se cumpla, la placa que subduce deberá
romperse, sometida a tensión, o plegarse en sentido transversal a la zona de subducción (es decir, sometida
a compresión) (Fig.7.23). Estas deformaciones de la litosfera que subduce podrían explicar algunos gaps
volcánicos que aparecen asociados a algunas zonas de subducción.

* Buena parte de las figuras están sacadas de libros y artículos. Las numeraciones que aparecen en el texto se refieren a la del pie de figura, que
coincide con el original.
6
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Moores y
Twiss 1995)

La topografía de las zonas de subducción es relativamente constante para todas ellas. Consta de una
fosa, que puede alcanzar los 11000 metros de profundidad, y hacia la parte oceánica aparece un
abombamiento (outer swell), debido al rebote elástico de la placa que está subduciendo. A unos 200 km de
la fosa el fondo abisal del océano recupera su geometría normal. Del lado del continente aparece una
elevación, que normalmente coincide con el arco isla.

(Tomado de Moores y
Twiss 1995)

Arcos-isla y orógenos

Los dos márgenes del Pacífico representan los dos casos extremos de geometría de las zonas de
subducción. En el Pacífico occidental aparecen arcos islas, con cuencas de trasarco de tipo oceánico, detrás
de las cuales puede aparecer el continente (caso del Japón) o un nuevo arco isla. Mientras, en el Pacífico
oriental la zona de subducción está asociada a un orógeno, localizado sobre el margen continental
sudamericano. Los dos tipos geométricos están en relación con el buzamiento de la zona de subducción
(vertical para el Pacífico occidental y suavemente inclinada, entre 15 y 30º para el oriental), y en última
instancia, con la edad de la litosfera que está subduciendo: en el Pacífico occidental se encuentra la corteza
oceánica más antigua conocida, de edad Jurásica, y por lo tanto, la más fría y densa, mientras que bajo los
Andes subduce corteza Paleógena, cuyas características térmicas son más cercanas a la dorsal.

Uno de los aspectos más interesantes en relación con las zonas de arco-isla del Pacífico occidental es el
avance del arco-isla o el continente hacia la zona de fosa, la cual sufre un proceso de retroceso hacia el
océano conocido como roll-back. El roll-back aparece cuando la litosfera oceánica fría, en zonas de
subducción de fuerte buzamiento va hundiéndose y la zona correspondiente a su intersección con la
superficie del planeta se va desplazando hacia el interior del océano. Se han estudiado mediante métodos
que determinan la atenuación de las ondas sísmicas, y lo que se observa es que en la zona de cuenca de
trasarco la propagación es mucho más ineficiente que en la propia astenosfera. Esta zona de mala

7
Tectónica: Cuencas y Orógenos

propagación corresponde a la parte del antiguo continente o arco isla que va avanzando hacia el océano
siguiendo a la litosfera oceánica que subduce en su proceso de roll-back.

Estructura interna de los prismas de acreción (ver también páginas 105 a 109)

El frente de una zona de subducción, más allá del arco volcánico, tiene una estructura característica que
se conoce con el nombre de prisma de acreción. El prisma de acreción presenta una estructura vergente
hacia el océano, con un cabalgamiento basal que corresponde al contacto con la superficie de la placa que
subduce. La geometría externa del prisma depende sobre todo de las características reológicas del material
acrecionado y de la pendiente de la zona de subducción. Hacia la parte trasera (la que da hacia el continente)
los prismas de acreción presentan cabalgamientos retrovergentes, en general en menor número que los
correspondientes al frente.

La dinámica de los prismas de acreción es muy similar a la de las cuñas orogénicas, que pueden
interpretarse a una mayor escala. Esta dinámica implica por sí misma un equilibrio entre las estructuras
formadas, la pendiente de la cuña resultante de las mismas y el desplazamiento del cabalgamiento basal.
Una cuña de sección triangular formada en condiciones subaéreas, y sometida a un empuje por su parte
trasera avanza a la vez que se produce una acreción de la cuña en su parte delantera (de modo muy similar
al proceso de acumulación de nieve por un bulldozer). La cuña se deforma por cabalgamientos imbricados
o por deformación plástica interna, hasta que se alcanza la geometría de cuña crítica a partir de la cual el
conjunto dejará de sufrir deformación para deslizarse, de forma estable, a lo largo de la superficie basal. En
el estado de equilibrio los ángulos de pendiente basal y de techo de la cuña vienen relacionados por la
ecuación (Davis et al., 1983):

𝛽 + 1 − 𝜆( 𝜇(
∝ +𝛽 =
1+ 1−𝜆 𝐾

donde α es la pendiente de la cuña orogénica, β la pendiente del deslizamiento basal, λ y λb los coeficientes
de presión de fluidos dentro y en la base de la cuña, µb el coeficiente de fricción del cabalgamiento basal y
K un parámetro adimensional relacionado con la dirección de máxima compresión y dependiente de los
coeficientes de fricción dentro (µ) y en la base (µb) de la cuña. Los valores de α en relación a β dependen,
por tanto del tipo de material que constituye la cuña, y pueden ser fuertemente modificados en el caso de
que el despegue basal esté compuesto por evaporitas, muy poco resistentes (Coward, 1994).

De este modo, una cuña estable en determinadas condiciones, al sufrir un cambio en el esfuerzo tangencial
basal (debido, por ejemplo a un cambio en las condiciones de subducción/colisión) puede quedar en
condiciones inestables. Se producen entonces fallas normales hasta que la pendiente de la cuña orogénica
disminuye o se hace nula. Este tipo de fallas normales suele situarse en el extremo anterior de la cuña, son
cercanas en el tiempo, o contemporáneas, con el funcionamiento de los cabalgamientos, con los que pueden
alternar, dadas las condiciones de equilibrio dinámico de la cuña orogénica, y tienden a dar inversiones
paralelas (la dirección de extensión es cercana a la del acortamiento, Holdsworth, 1989).

Uno de los modelos de transferencia de masas dentro del prisma de acreción es el denominado chain-
saw o de la motosierra. Si suponemos que en el exterior de la fosa la placa que subduce se está deformando
por bending litosférico, este dará lugar a una zona de extensión en charnela externa. Esta zona de extensión,
formada fundamentalmente por fallas normales, da lugar a una serie de pequeños graben justamente en el
frente de la zona de subducción. Conforme avanza la subducción, los sedimentos depositados en esos
graben o bien quedan bajo la estructura del prisma de acreción, o bien van pasando al propio prisma
aumentando su volumen. El arranque de sedimentos del fondo oceánico para pasar a formar parte del prisma
se conoce como offscraping. Otros procesos que tienen lugar en el prisma son la expulsión de agua por
parte de los sedimentos empapados que forman parte del prisma, los deslizamientos gravitacionales en la
parte superior del mismo, y el diapirismo.

8
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

Las rocas más típicas de los prismas de acreción son las mélanges, o flysch escamoso, compuesto por
una matriz de arcilla, o arcilla arenosa, con planos de cizalla, que incluye bloques grandes y pequeños
denominados phacoides, compuestos muchas veces de serpentinitas. Estos materiales incluyen también
grandes olistostromas procedentes de la plataforma calcárea. El movimiento de sedimentos en el prisma de
acreción implica una penetración del sedimento hacia la base de la cuña, por un lado, y por otro, en muchos
casos, la salida del sedimento de nuevo hacia el frente de la cuña, con recorridos muy complicados para las
partículas individuales.

Cuencas de retroarco (o trasarco)

Las cuencas de retroarco aparecen en prácticamente todo el Pacífico occidental. Las más conocidas son
las de las Aleutianas, Japón, Izu-Bonin, Mariana, Parece Vela, Filipinas occidental, Sur de China, Celebes,
Bismarck, Salomón, Coral, Fiji, Fiji sur, Nueva Caledonia y Tasmania. Algunas de ellas son inactivas, en
el sentido de que poseen flujos caloríficos normales, y son normalmente las situadas más hacia el
continente. En cambio, las situadas inmediatamente detrás del arco isla son activas y presentan altos flujos
calóricos. Como ya se ha dicho anteriormente, la génesis de estas cuencas está ligada al ángulo de
subducción de la placa.

La génesis de las cuencas de retroarco está en relación con procesos magmáticos y mecánicos. En el
caso de los efectos mecánicos, el más conocido es el roll-back, que produce una extensión de la placa
cabalgante. Los procesos térmicos inducidos por la subducción de la placa oceánica (diapirismo activo o
pasivo) dan lugar al calentamiento de la litosfera cabalgante y finalmente a la formación de corteza
oceánica.

9
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

El patrón de anomalías magnéticas en la corteza oceánica correspondiente a las cuencas de trasarco es


muy variopinto. En algunos casos se observa una expansión ordenada, con un sistema muy parecido al de
las dorsales y anomalías magnéticas bien definidas. En otros, en cambio, las fuentes magmáticas están
distribuidas de forma desordenada, sin centros específicos y no existe un patrón claro de anomalías
magnéticas. Los momentos de máxima formación de cuencas de retroarco en tiempos recientes parecen
coincidir para todas las cuencas, con un máximo en torno al Mioceno medio y otro en tiempos Cuaternarios.

Modelos geométricos, mecánicos y térmicos de las zonas de subducción.

Las zonas de subducción están caracterizadas por metamorfismo de alta presión y baja temperatura
(esquistos azules), que alcanzan la formación de lawsonita, jadeíta-glaucofana o en algunos casos de
anfibolitas albíticas. Típicamente este cinturón de esquistos azules va asociado a otro cinturón de alta
temperatura-baja presión, situado más hacia el continente, y causado por la inyección de cuerpos ígneos
desde la zona de fusión de la placa que subduce. En Japón llegan a encontrarse tres cinturones pareados de
este tipo. Las facies de alta presión-baja temperatura se deben a que la litosfera que subduce, más fría que
el manto astenosférico, provoca una inflexión de las isotermas dentro del manto, que llegan a adquirir
temperaturas de únicamente 600ºC, pongamos por caso en zonas donde la isoterma mantélica es de 1600.

10
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

Un problema que se plantea en este sentido es el de la exhumación de los complejos metamórficos


correspondientes a las facies de esquistos azules. Una de las posibles explicaciones para el ascenso hacia la
superficie de estos complejos, en las zonas de subducción, yace en la propia dinámica de la cuña formada
por el prisma de acreción. De acuerdo con las ecuaciones que hemos visto anteriormente, cuando una cuña
adquiere mayor pendiente que la que marcan su superficie basal o sus características reológicas, esta tiende
a colapsar mediante la generación de fallas normales. Si este proceso se produce de forma repetitiva,
finalmente los materiales situados en el fondo de la cuña ascienden en los bloques inferiores (levantados)
de las fallas normales, y pueden finalmente aparecer en superficie. Se calcula que este proceso podría elevar
a superficie rocas formadas a 50 km de profundidad y sometidas a 1000 MPa.

La evolución del magmatismo en las zonas de subducción sufre un paso de series toleíticas, debidas a
la fusión parcial del pirolito mantélico, que va evolucionando a un magmatismo de tipo calco-alcalino a
medida que el arco isla se engrosa y se funden materiales a mayor profundidad.

Exhumación de complejos metamórficos

(Plat 1986, modificado por Allen & Allen 2013)


11
Tectónica: Cuencas y Orógenos

2. Colisión y obducción
El proceso de colisión
Los procesos de subducción culminan en muchos casos con procesos de colisión. Si la placa que subduce
trae un continente, la flotabilidad de la litosfera continental frena la subducción. Si ambas placas traen
continentes, el cierre del océano conlleva inevitablemente la unión de ambos margenes continentales. La
lámina oceánica que subduce tiende a arrastrar al margen continental, pero las dos litosferas continentales
tienen la misma flotabilidad y ninguna de las dos ira fácilmente bajo la otra. Esta confrontación conlleva
un incremento de la compresión horizontal hasta que la subducción se bloquea. Entonces se produce un
acortamiento a escala regional, produciendo una zona de estructura muy compleja en la que plegamientos
y cabalgamientos están íntimamente relacionados. Las dos masas continentales quedan al final soldadas
formando un único bloque continental. Este proceso se denomina colisión, y en el se forman nuevas cadenas
de montañas caracterizadas por presentar importantes elevaciones y una corteza continental con el doble de
su espesor normal. Esta nueva corteza orogénica es un conjunto tectónico de litosfera oceánica acrecionada,
arcos magmáticos, y márgenes continentales con sus sedimentos asociados.

(sacado de Van Der Pluijm & Marshak 2004)

12
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Las cadenas de montañas se convierten también en regiones de erosión, que produce denudación y
exhumación de los niveles profundos y suministran material a las cuencas sedimentarias. Por un lado la
erosión o la adición de material en la superficie afecta al peso y altera los esfuerzos en superficie que
conducen la deformación. Por otro lado, las velocidades de erosión y depósito dependen del relieve y de
otras características tectónicas. Mientras que la erosión tiende a quitar material de los bloques que se
levantan, y el depósito tiende a añadir peso a los bloques subsidentes, los procesos de transporte y
deformación en superficie mantienen una relación de retroalimentación positiva.

Deslizamiento gravitacional y colapso orogénico


Bloques relativamente grandes de roca son trasladados lateralmente bajo su propio peso. Este proceso
se produce normalmente en las partes altas de áreas tectónicamente activas donde el levantamiento aporta
el potencial gravitacional que permite el flujo ladera abajo de láminas de roca. El deslizamiento
gravitacional conlleva deformación de toda la masa rocosa, las zonas interiores y elevadas del orógeno
colapsan provocando un avance de la parte frontal del orógeno hacia el antepaís. Este concepto es inherente
al de colapso orogénico. Normalmente se produce la formación de una falla normal en la parte trasera, una
zona de despegue en la base de la roca deslizada, un cabalgamiento en la parte delantera de la lámina
deslizada que avanza sobre el antepaís.

Las cadenas de montañas se forman por fuerzas tectónicas compresivas. Cuando estas fuerzas
horizontales cesan, la elevación de la montaña se relaja por medio de dos procesos: (1) erosión que elimina
material de la superficie y (2) colapso gravitacional de la topografía más alta. En efecto, muchos orógenos
terminan su evolución compresiva con procesos de extensión. La extensión en la horizontal se hace posible
cuando el esfuerzo principal mayor esta en la vertical, esto es cuando las fuerzas de colisión laterales
pierden magnitud frente al peso vertical. Esta situación particular de esfuerzos tiene lugar en zonas con
topografía muy elevada que forman parte de una corteza continental gruesa, caliente y débil. Las partes
13
Tectónica: Cuencas y Orógenos

altas son gravitacionalmente inestables y su peso provoca el flujo lateral de la corteza, lo que conlleva
adelgazamiento cortical y perdida de elevación. Por lo tanto, el collapso se produce como resultado del
engrosamiento cortical y del exceso de topografía y puede connllevar la desaparición de una topografia
elevada sin que haya erosión. La extensión se produce mediante flujo dúctil en las partes profundas de la
corteza y mediante despegues lístricos en la partes superiores. El proceso conlleva la exhumación de zonas
profundas del orógeno, lo que permite observar en superficie rocas que estuvieron a gran profundidad
durante el proceso de colisión.

Tipos de zonas de colisión. Relación con la subducción

La colisión puede darse involucrando una o dos zonas de subducción, entre dos continentes o bien entre
arcos isla y continente (con posibilidades de que la zona de subducción esté situada bajo el continente o
bajo el arco isla o bajo los dos) o entre dos arco isla.

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

Si la colisión es entre arco-isla y continente, y la convergencia continúa después de la colisión, puede


generarse una nueva subducción. Si la nueva subducción se produce lejos de la zona de colisión, se crea un
nuevo límite de placas y una reorganización de placas tectónicas.

Algunos de los procesos asociados a la construcción orogénica de la Cordillera Norteamericana están


en relación con colisiones de arcos isla contra el margen continental. Colisiones de tipo arco-arco se dan en
el suroeste Pacífico, con margenes subducentes en los dos bordes.

Colisiones de tipo continente-continente se producen en el sistema Alpino-Himalayo. Durante el cierre


del Thetys, a partir del Cretácico, se producen los orógenos de colisión modernos mejor conocidos. El
ejemplo clásico es el Himalaya, donde la India subduce por debajo de Asia. Hacia el oeste la colisión es
menos importante, y dio lugar al levantamiento de una serie de cordilleras con direcciones variadas, que
siguen aproximadamente el margen sur del continente euroasiático (Zagros, Alpes).
14
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Moores y
Twiss 1995)

Himalayas

La cordillera de los Himalayas presenta dirección más o menos E-W, con una geometría cóncava hacia
el norte. Al W las estructuras sufren una fuerte inflexión en la meseta de Pamir, colocándose en dirección
N-S. Hacia el E el Himalaya empalma con la zona deformada correspondiente a la subducción de la placa
indo-australiana bajo Asia. Las principales estructuras de los Himalayas, vergentes al sur son el
cabalgamiento frontal principal (Main Frontal thrust, MFT), que separa el Himalaya de la molasa de los
Siwaliks, el cabalgamiento limítrofe principal (Main Boundary thrust, MBT), que separa las zonas externas
de los macizos cristalinos externos, el cabalgamiento central principal (Main Central thrust, MCT), que
separa los macizos externos de las zonas internas o altos Himalayas, y finalmente la zona de sutura del
Indo-Tsangpo, caracterizada por la presencia de series ofiolíticas. Al N de esta sutura aparece la meseta del
Tíbet. El MCT se conoce en el corte del Kohistan (Pakistan) como MMT (Main Mantle thrust o
cabalgamiento principal del manto) que se supone que constituye la base de la corteza continental (Fig.
9.9).

La sismicidad en los Himalayas responde a una zona con tectónica de cabalgamientos, con el eje de
máxima compresión horizontal próximo a una dirección N-S, y con los planos nodales correspondientes a
las fallas en dirección E-W. En la parte alta de la Cordillera y hacia la meseta del Tíbet los mecanismos
focales son distensivos con los planos nodales en dirección N-S. Estos esfuerzos actuales distensivos se ven
corroborados por la existencia de fallas normales, que delimitan varios graben, de dirección N-S, a lo largo
de la parte alta de la cadena.

La estructura de los Himalayas es el típico ejemplo de thick-skinned tectonics, o tectónica que involucra
grandes conjuntos de la corteza e incluso del manto superior. La corteza continental está engrosada hasta
unos 70 km bajo la cadena, y los cabalgamientos involucran varios km o decenas de km de la misma. Frente
a este tipo de estructura los Apalaches o la Cordillera Norteamericana presentan despegues someros que
despegan grandes unidades de cobertera (thin-skinned tectonics). Los Alpes constituirían un caso
intermedio, con grandes cabalgamientos y también despegues menores en la corteza superior.

Uno de los aspectos más discutidos de la tectónica de los Himalayas es el del significado y la génesis de
la meseta del Tíbet. El engrosamiento de corteza por debajo de la misma ha sido interpretado como el
resultado de la duplicación de la corteza como consecuencia de la subducción continental de la India bajo
15
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Asia, o bien de la acreción y deformación de sucesivos terranes contra la placa euroasiática (bloques de
Lhasa y del Tethys). Esta última hipótesis está apoyada por la heterogeneidad que existe dentro de la corteza
continental himaláyica y las diferencias de profundidad del Moho bajo la misma. En conjunto la formación
de los Himalayas supone una historia de subducción desde los 140 ma, con acreción de terranes contra la
placa asiática y algunos arcos isla magmáticos. La deformación progresaría de norte a sur con una primera
sutura ofiolítica (Indo-Tsangpo) hace 40 millones de años, que marca el inicio de la colisión, y la formación
subsiguiente del MCT hace 20 millones de años y el MBT en situaciones más recientes. El acortamiento
total incluyendo la subducción sería de más de 5000 km.

(Tomado de Moores y
Twiss 1995)

La deformación en Asia en relación con los Himalayas

Otro de los aspectos interesantes en la historia del levantamiento de los Himalayas es la deformación
interna de la placa euroasiática durante el Cenozoico. Desde el meridiano del Hindu Kush hasta el mar de
Ojotsk aparecen una serie de cadenas montañosas, que en ocasiones superan los 7000 m de altitud, como
es el caso del Tien Shan, y cuencas sedimentarias intracontinentales, que reflejan una importante actividad
tectónica. Hacia la parte más alejada de la India aparece el rift del lago Baikal, de dirección NE-SW, que
presenta un adelgazamiento brutal de la litosfera. Desde allí hacia el sur aparecen grandes fallas
direccionales que en general producen un escape de bloques hacia el E. Las más importantes son la falla
del Altyn Tagh, de dirección NE-SW y sentido de movimiento sinistro, y la del Río Rojo, de dirección NW-

16
Tectónica: Cuencas y Orógenos

SE y también sentido sinistro. Los bloques limitados por estas fallas muestran traslación hacia el E, con un
borde libre delimitado por la zona de subducción de la placa Pacífica bajo la placa Asiática.

(Tomado de Moores y
Twiss 1995)

Una de las interpretaciones de todas estas deformaciones parte del cambio en la posición de los ejes de
esfuerzo que supone el tránsito de la zona de colisión hacia el interior del continente. En los Himalayas y
Tíbet, próximos a la zona de colisión, y con cabalgamientos como estructuras dominantes, el eje de máxima
compresión está en la horizontal en posición más o menos N-S, y el eje de mínima compresión (σ3) se
situaría en la vertical. Conforme nos desplazamos hacia el N la intensidad de la compresión disminuye y el
eje σ3 puede pasar a ser el horizontal. Con ello, la tectónica dominante es de fallas de desgarre (σ2 vertical).
En el lago Baikal, el eje σ1 pasaría a estar en posición vertical, y σ3 se mantendría en la horizontal en
dirección más o menos E-W, con lo cual tendríamos un régimen distensivo. El tránsito entre las posiciones
de los ejes de esfuerzos se explicaría entonces por el alejamiento a la zona de compresión orogénica.

Los modelos matemáticos y analógicos, estos últimos realizados con silicona y arena, han permitido
indagar en los mecanismos de deformación del interior de la placa, sometida a la penetración de una cuña,
manteniendo un borde libre hacia el extremo oriental. Dentro de los modelos matemáticos, uno de los más
utilizados en geotecnia (cimentaciones y muros de tierra) es el slip-line field, o sea campo de líneas de
deslizamiento. Estos modelos muestran, ante unas determinadas condiciones de contorno, cuáles serán las
direcciones en las que el esfuerzo tangencial es máximo (es decir, las posibles fallas), y cómo serán los
desplazamientos a lo largo de las mismas. Aplicando unas condiciones de contorno similares a las impuestas
por la penetración de un bloque (la India) contra una placa rígida (Eurasia), se obienen fallas direccionales
con direcciones NW-SE y NE-SW, que adoptarían trayectorias curvas hacia el E y el W, de forma similar
a como ocurre con las fallas direccionales reales. En cuanto a los modelos analógicos, realizados con
plastilina, muestran una zona de pliegues y cabalgamientos en la parte frontal del bloque, equivalentes a la
formación de los Himalayas, que pasan a fallas direccionales que permiten el escape de materia hacia el E.
17
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Estas fallas direccionales forman un ángulo agudo, de modo que no encajan exactamente con el modelo de
Anderson.

La continuación del orógeno himaláyico hacia el W son los montes Zagros, donde la estructura es mucho
más sencilla, pliegues y escasos cabalgamientos, que se interpretan como el resultado de la reactivación de
fallas normales que limitaban bloques corticales en el margen del Tethys en transición entre corteza
continental y oceánica. Se supone que estos cabalgamientos enlazan con un cabalgamiento en la base de la
corteza.

(Tomado de Park 1988)

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

18
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Obducción. Modelos de emplazamiento de complejos ofiolíticos

Los complejos ofiolíticos son los marcadores de antiguas zonas de subducción. Fueron precisamente los
utilizados para definir la estructura y composición de la corteza oceánica, no observable directamente
(trinidad de Steinman: zona de pillow lavas y complejos de diques básicos, y zona de gabros y metagabros
con acumulados ultramáficos, por debajo de una fina capa de sedimentos profundos). En numerosas
ocasiones el conjunto aparece plegado y cabalgando sobre sedimentos de fondo abisal, estos sobre la zona
de talud y el conjunto sobre la zona de plataforma, en un sistema imbricado de vergencia hacia el continente.

Puesto que la corteza oceánica es más densa que la continental el emplazamiento de complejos
ofiolíticos planteó un problema desde su descubrimiento. Existen varios modelos para explicar el
emplazamiento de complejos ofiolíticos. Estos modelos parten de una zona de subducción bajo el
continente, en la que se incluyen la rotura de la parte superior de la corteza oceánica, la separación de
pequeños fragmentos anteriormente limitados por fallas normales, o la rotura de la misma mediante un
sistema de cabalgamientos de vergencia hacia el continente. En algunos casos el propio emplazamiento de
los complejos ofiolíticos supone el cambio de vergencia de la zona de subducción.

Curiosamente, a lo largo de la historia geológica los períodos de emplazamiento de complejos ofiolíticos


en distintos puntos del planeta han coincidido con discontinuidades en el proceso de expansión de los
fondos oceánicos. Esta correlación permite establecer la hipótesis de que el emplazamiento de estos
complejos supone un proceso en el que hay que vencer la resistencia a la rotura de la corteza oceánica y
durante ese proceso se hace más difícil la expansión en las zonas de dorsal.

(Tomado de Park 1988)

Los orógenos de colisión en el pasado. Suturas.

A partir de la definición del modelo de orogénesis himaláyica se ha visto que otros orógenos antiguos
responden a una geometría y cinemática similares. Un caso típico es el del orógeno hercínico europeo, en
el cual el bloque E (Ebro) equivaldría a la posición de la India y el bloque oeste al del continente asiático.
Los procesos de magmatismo, formación de suturas, etc., son equivalentes a los que aparecen en el orógeno
himaláyico.

19
Tectónica: Cuencas y Orógenos

3. Anatomía de un orógeno. El cinturón orogénico alpino


Los orógenos son el principal registro continental de la actividad de la tectónica de placas. Registran la
subducción de una placa bajo otra, así como la colisión entre masas corticales (tales como dos continentes,
un continente y un arco-isla, o un continente y una meseta oceánica). Puesto que toda la corteza oceánica
anterior a los 200 Ma (Jurásico inferior) ha sido subducida, los orógenos son los principales registros de
información acerca de la interacción entre placas durante el primer 95% de la historia de la Tierra.

A pesar de la gran variabilidad de orógenos existentes, poseen una serie de características comunes: una
cierta simetría estructural bilateral, un antepaís o placa indeformada a cada lado, surco externo, cinturón de
pliegues y cabalgamientos, suturas marcadas por ofiolitas, uno o más cinturones de pizarras, y una zona
interna cristalina constituida por rocas volcánicas y sedimentarias deformadas y metamorfizadas, por
complejos máfico-ultramáficos, y por plutones graníticos (Fig. 10.3).

Los orógenos se dividen en dos tipos principales: (1) Cordilleras o circum-Pacíficos y (2) Alpino-
Himalayos. Esta división se hace en función de que estén limitados por un océano y un continente o por
dos continentes, respectivamente. Ambos tipos de orógenos tienen características comunes en su estructura
(Fig. 10.3).

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

La cuenca de antepaís o surco externo

Entre la plataforma continental no deformada y el orógeno en sentido estricto aparece una serie de
sedimentos detríticos provenientes del área fuente constituida por las montañas adyacentes. Estos
sedimentos se depositan en el surco o cuenca de antepaís y alcanzan espesores de hasta 8 y 10 km junto al
frente montañoso, y el grosor de los sedimentos decrece lateralmente al alejarse del frente, de manera que
los conglomerados pasan a areniscas y a lutitas (Figura 10.4).

Normalmente las rocas de la cuenca de antepaís están poco deformadas, lo que indica que se depositaron
fundamentalmente después de la fase principal de deformación que generó el orógeno, o bien que se
encontraban suficientemente lejos como para no ser afectados por la deformación. En las zonas más
próximas al frente montañoso los materiales si suelen aparecer afectados por pliegues y cabalgamientos, de
manera que la intensidad del plegamiento aumenta hacia el frente. A veces se encuentran masas alóctonas
de sedimentos emplazadas por deslizamiento gravitacional de láminas de sedimentos superficiales.
Conforme avanza la deformación, materiales de la cuenca de antepaís pueden pasar a formar parte del
cinturón de pliegues y cabalgamientos.

20
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

El cinturón de pliegues y cabalgamientos

Consiste fundamentalmente en rocas sedimentarias afectadas por pliegues y cabalgamientos. El


cabalgamiento frontal de dicho cinturón cabalga sobre los depósitos de la cuenca de antepaís. Los
sedimentos del cinturón normalmente aumentan de espesor hacia el núcleo de la cadena.

Una característica estructural fundamental es la presencia de un cabalgamiento basal que separa las rocas
deformadas del cinturón de pliegues y cabalgamientos del zócalo inferior deformado por otros procesos
(thin-skinned tectonics). Por encima del cabalgamiento basal puede haber otros despegues, los cuales se
enraizan en profundidad en el cabalgamiento basal. Todos los cabalgamientos suben en la serie
estratigráfica y avanzan hacia el antepaís. Estos cabalgamientos presentan las características geométricas
típicas de rampas y rellanos, pueden aparecer estructuras en duplex.

El movimiento de estas estructuras acomoda acortamiento y engrosamiento de la cuña orogénica.


Asociados a los cabalgamientos aparecen pliegues de adaptación, de propagación y de despegue. Algunos
cabalgamientos pueden formarse cuando el plegamiento es demasiado apretado y no puede acomodar más
acortamiento, entonces el flanco vertical o incluso invertido del pliegue rompe. Muchos pliegues son
asimétricos con vergencia hacia el antepaís.

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

Lo más habitual es que los cabalgamientos sean más antiguos cerca de las partes internas del orógeno y
más jóvenes conforme nos acercamos al antepáis (secuencia de bloque inferior), hablándose de deformación
progradante. Sin embargo no hay que olvidar que pueden aparecer cabalgamientos fuera de secuencia.

Los primeros cabalgamientos en formarse suelen estar plegados por los cabalgamientos posteriores (por
la propia dinámica del sistema imbricado) y entonces dejan de ser activos (el desplazamiento sobre ellos es
más difícil al estar plegados). Tened también en cuenta que estos cabalgamientos plegados podrán ser

21
Tectónica: Cuencas y Orógenos

cortados por cabalgamientos posteriores fuera de secuencia. En algunas cadenas domina el sistema de
cabalgamientos imbricado, en otras domina el plegamiento (clases IB a IC de Ramsay, ej. Los Zagros).

Normalmente no existe metamorfismo, solamente en algunas regiones puede aparecer metamorfismo


de bajo grado. Los fósiles son abundantes, la estratigrafía es relativamente fácil de determinar, y se pueden
correlacionar los materiales de ambos bloques de los cabalgamientos.

En las partes más internas del cinturón láminas de rocas cristalinas pueden estar incorporadas en las
láminas de cabalgamiento, un ejemplo son los macizos externos de los Alpes occidentales.

Conforme nos movemos de las zonas más externas a las más internas del cinturón, los sedimentos
involucrados cambian de más someros a más profundos. En algunas áreas, llamadas cinturones de pizarras,
predomina una serie monótona de esquistos y pizarras sin fósiles que dificultan el análisis estratigráfico.
En estas zonas el grado de metamorfismo suele ser algo mayor (zeolitas y esquistos verdes), la deformación
dúctil aumenta y el estilo de plegamiento cambia (clases IC y II), los pliegues están más inclinados, incluso
tumbados. Estos cambios se pueden atribuir a un aumento de la temperatura y a un cambio litológico de
areniscas predominantes a esquistos y pizarras más dúctiles. Estas rocas también suelen presentar una
foliación más penetrativa, una esquistosidad. Las fallas también están presentes, pero a veces la falta de
marcadores las hace difíciles de interpretar. Uno de los ejemplos mejor estudiados de cinturón de pizarras
es el de Wales, Britain.

En muchos orógenos aparecen ofiolitas, normalmente en las partes más internas del cinturón de pliegues
y cabalgamientos, en láminas subhorizontales cabalgantes sobre el cinturón de pizarras (ejemplo de la
cordillera alpino-irani). A veces pueden aparecer más afuera, en la parte frontal del cinturón de pliegues y
cabalgamientos, por encima de rocas de la plataforma continental.

Las zonas internas cristalinas

Las zonas internas contienen rocas metamórficas y plutónicas que han sido ampliamente deformadas
por flujo. Las estructuras resultantes son grandes cabalgamientos y mantos y complejas estructuras de
deformación. Las zonas internas siempre cabalgan sobre el cinturón de cabalgamientos. Algunos de los
mantos son muy grandes (100 a 250 km ). 2

Generaciones múltiples de pliegues producen variedad de estructuras de interferencia de plegamientos.


Una secuencia estructural que se observa a menudo es la generación de pliegues tumbados, replegados por
otra generación de pliegues verticales y menos apretados, y finalmente otra generación de pequeños
pliegues de tipo kink y ckevron (Fig. 10.12). Estas superposiciones no se suelen correlacionar en grandes
distancias y el significado de las mismas sigue siendo un problema en la interpretación de la estructura de
las zonas internas. En las rocas ígneas, donde no hay superficies de estratificación, las rocas deformadas
presentan foliación, y la deformación puede concentrarse en zonas miloníticas anastomosadas con elevada
deformación de cizalla dúctil que encierran volúmenes en donde la deformación es menos intensa
(deformación heterogénea).

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

22
Tectónica: Cuencas y Orógenos

En las zonas más profundas de un orógeno las temperaturas pueden alcanzar el solidus del granito. Las
rocas resultantes son altamente dúctiles e inestables gravitacionalmente, y ascienden diapíricamente
formando los llamados mantled gneiss domes (domos gneísicos) que pueden contener un núcleo de granito,
y están rodeados por metasedimentos.

Grandes áreas de las zonas internas están ocupadas por rocas (metasedimentarias, metavolcánicas y
domos gneísicos) caracterizadas por la ausencia de estratificación continua y por la abundancia de rocas
intrusivas. El metamorfismo es intenso, alcanzando condiciones de amfibolita e incluso granulita.

También pueden aparecer cinturones de ofiolitas afectados por deformación y metamorfismo regional,
las ofiolitas aparecen entonces afectadas por grandes pliegues tumbados. A altos grados de deformación y
metamorfismo las pillow lavas se convierten en esquistos verdes masivos o an fibolitas, los diques máficos
y los complejos plutónicos se convierten en anfibolitas, las peridotitas aparecen serpentinizadas a bajos
grados de metamorfismo y vuelven a peridotita a altos grados.

Los batolitos graníticos, de composición diorítica a granítica, ocupan vastas áreas de las zonas internas.
Los batolitos comprenden de cientos a miles de plutones individuales. Presentan diferencias en el tipo de
rocas, el grado de deformación y en la profundidad de emplazamiento. Las rocas graníticas pueden ser de
tipo I o S, lo que implica que derivan de fusión parcial de una roca original ígnea o sedimentaria
respectivamente. Los granitos de tipo I están compuestos por dioritas con cuarzo, hornblenda y biotita, y
se han formado por fusión parcial del manto o de una roca ígnea previa cristalizada. Los granitos de tipo S
son ricos en K y contienen biotita y moscovita, y a veces granate, y se han formado por fusión parcial de
rocas sedimentarias.

El momento de actividad batolítica es variable con respecto a la deformación, y pueden aparecer


plutones graníticos preorogénicos, sinorogénicos y postorogénicos. El tipo de roca predominante en los
batolitos es variable según el orógeno, de lo que se puede deducir que los granitos de tipo I preorogénicos
pueden ser el producto de la actividad ígnea de un margen subducente sin colisión. Son ricos en Na. Los
granitos sin y postorogénicos de tipo S se forman por fusión parcial de la base de la corteza engrosada
durante el proceso de colisión. Son ricos en K y en Al. Granitos alcalinos postorogénicos pueden reflejar
un episodio incipiente de rifting continental.

A partir de este modelo universal de orógeno se pueden estudiar y describir los orógenos en términos de
sus características comunes.

Cinturón orogénico Alpino-Iraní

Corresponde a un orógeno limitado por dos continentes y constituye la parte occidental del amplio
sistema Alpino-Himalayo, que se extiende desde Gibraltar, a través del Himalaya hasta China y SE de Asia
donde se junta con la cadena Circun-Pacífica. Comprende: Cordillera del Rift, Béticas, Pirineos, Alpes,
Cárpatos, Apeninos, Dinárides, Helénides, Balcanes, Taurides y Zagros.

Se desarrolla principalmente durante el Mesozoico y Cenozoico y sigue activo actualmente. Su


evolución se produce en tiempos de cuenca oceánica y puede ser, por tanto, correlacionada con el
movimiento de las placas. Esta cadena se desarrolla sobre cadenas orogénicas anteriores: orogenia
Hercínica (al oeste de Anatolia) y orogenia Pan-Africana (Anatolia e Irán). Las regiones de orogenia pre-
Alpina son retazos de microcontinentes que sufrieron un rifting y subsecuente historia deformacional.

La historia de esta cadena se relaciona con la apertura del Atlántico Norte y Central, que conlleva la
convergencia y colisión de Eurasia y Africa (incluida Arabia). Esta interpretación sugiere un movimiento
principal de desgarre sinistro de 190 a 120 Ma (Jurásico medio-Cretácico medio), seguido por convergencia
hasta la actualidad.

En detalle la historia de la cadena es muy complicada y varía a lo largo de la misma. Las principales
características son:

23
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

- Hay actividad tectónica (incluyendo rifting y subducción) desde el Mesozoico hasta la actualidad.
- Al Este del Mediterráneo aparece corteza oceánica mesozoica, al Oeste es cenozoica (neógena).
- Hay subducción al Sur de Grecia, Chipre y Sicilia.
- Hay “back-arc spreading” en el mar Tirreno (al norte de Calabria) donde se forma corteza oceánica y
en el mar Egeo (al norte de Grecia) aunque todavía es extensión continental y no aparece corteza oceánica.
- En Rumanía hay sismicidad, y por tanto convergencia.
- Las rocas volcánicas relacionadas con subducción son escasas en el Oeste mediterráneo. Al Este de
los Alpes las rocas volcánicas calcoalcalinas son abundantes. Esto sugiere que el océano inicial que se
cierra (Paleotethys) era estrecho al Oeste y ancho al Este.
- En algunos sitios la cordillera muestra curvas y cambios en la dirección de los pliegues y
cabalgamientos. Las vergencias son complicadas. Esto sugiere que ha existido rotación importante o
deformación de desgarre.
- Los depósitos de la cuenca de antepaís varían en extensión a lo largo del margen de la cadena. Están
bien desarrollados en los Pirineos y en los Alpes.
- En algunas regiones los cinturones de cabalgamientos son simétricas a ambos lados de las zonas
internas, de acuerdo con el modelo teórico, como en el caso de los Pirineos y los Alpes. En otras regiones
no existe el núcleo metamórfico o en su lugar aparece una cuenca con rocas poco deformadas.
- Algunas cadenas son de tipo de piel fina (Pirineos). Otras involucran el zócalo (zona Helvética de los
Alpes).
- Las ofiolitas están presentes desde el Oeste de los Alpes hasta Irán. Las edades de emplazamiento son
muy variables, lo que indica una larga y compleja historia de colisión. Son de edad Jurásico-Cretácico en
el Oeste del Mediterráneo y centro de Irán-Afganistan, y de edad fin Cretácico en el margen norte de Arabia,
Zagros y Omán. El complejo de Troodos es reciente.
- Los terranes están presentes en los Apeninos, Dinárides, Hellenides, Anatolia, Caucaso e Irán. También
aparecen melanges asociados con los complejos ofiolíticos. En las zonas más activas (Este del
Mediterráneo) aparecen melanges asociadas con prismas de acreción.
- También aparecen fallas de gran ángulo. En los Alpes aparece la Isubric line que corresponde a un
resto de sutura entre los continentes Europeo e Italiano. Las fallas de Anatolia Norte (dextra) y Este
(sinistra).
- Aparecen estructuras extensionales al Este de los Alpes, en el Mar Tirreno y en el mar Egeo.

24
Tectónica: Cuencas y Orógenos

4. Los orógenos circunpacíficos


El margen asiático: la isla de Taiwan, ejemplo de colisión de un arco volcánico con un margen
continental

Se forma por la colisión, todavía activa, del arco de las Filipinas con el margen chino (euroasiático). El
archipiélago de las Filipinas es un arco insular volcánico (arco de Luzón) que está separado de Asia por el
mar de China meridional, el cual se está abriendo actualmente (desde principios del Cenozoico). En la fosa
de Manila se ha iniciado una subducción con buzamiento hacia el E, a la que está asociado un importante
prisma de acreción (Fig. 146).

(Tomado de
Debelmas y
Mascle 1991)

Hacia el N el mar de China se cierra, la fosa de Manila se difumina, la sismicidad se hace difusa y el
arco volcánico pierde toda su actividad. Estos cambios se deben a la colisión del arco de Luzón con el
margen asiático. La parte emergida de este sistema en colisión es la isla de Taiwán.

La edad de la colisión se puede deducir de datos estratigráficos clásicos (edad de los sedimentos más
recientes del margen chino cabalgados por el arco insular, Mioceno), del final del volcanismo en el extremo
N del arco de Luzón (Límite Mioceno-Plioceno), y de la edad del metamorfismo de esquistos verdes
asociados a la colisión (5 Ma, límite Mioceno-Plioceno). El desplazamiento de la placa Pacífica es hacia el
NW.

La isla de Taiwán comprende dos partes (Fig. 146 y 147):

1- La cadena costera oriental, muy estrecha. Es el extremo N del arco de Luzón, muy deformado. Se
observa un importante volcanismo andesítico de edad miocena asociado a grauvacas. Esta cadena costera
limita al W con una zona de escamas retrocabalgantes hacia el E que jalonan un gran accidente de desgarre

25
Tectónica: Cuencas y Orógenos

sísmicamente activo. El análisis estructural y de los mecanismos focales indican una compresión muy activa
hacia el NW y una componente de desgarre siniestra.

2- El compartimento occidental constituye la mayor parte de la isla y representa el borde deformado de


la placa euroasiática. La edad de los materiales y la edad e intensidad de la deformación decrecen hacia el
W, lo que está de acuerdo con un proceso de colisión del E hacia el W. El interior de esta zona, y en especial
la cadena central (que sobrepasa los 4000 m de altitud en algunas zonas) es un conjunto de escamas de
cabalgamientos, una parte de estas escamas son del zócalo y de la cobertera del margen chino, y el resto
corresponden a la parte emergida del prisma de acreción de Manila adosado al arco de Luzón. La plana
costera W es un sector interesante porque la deformación es actual: los materiales aluviales y marinos están
basculados y deformados, la sismicidad es intensa.

(Tomado de Debelmas y Mascle 1991)

La estructuración de Taiwán es plio-pleistocena y continua actualmente, la sismicidad es intensa. El


metamorfismo asociado llega a la facies de esquistos azules y esquistos verdes en la cadena central, y está
datado radiométricamente en 5 Ma (fin del Mioceno).

(Tomado de Debelmas y
Mascle 1991)

26
Tectónica: Cuencas y Orógenos

No aparecen ofiolitas en la sutura, sin embargo se sabe que si que existieron y que se erosionaron ya
que se encuentran trazas de las mismas en olistolitos en los sedimentos que constituyen las escamas
retrocabalgantes sobre la cadena costera oriental. Hay ofiolitas que afloran en el otro extremo del arco de
las Filipinas (isla de Mindoro).

(Tomado de
Debelmas y
Mascle 1991)

La vergencia de las estructuras es hacia el continente, al igual que en Colombia. Esto no es una regla
absoluta, en California la vergencia es hacia el océano. Parece ser que la inclinación general de los
cabalgamientos es la del plano de subducción pre-colisión, y que las estructuras sean, en principio, de tipo
sintético.

27
Tectónica: Cuencas y Orógenos

La cordillera de la costa occidental de Norteamérica

La Cordillera Norteamericana va desde México (Sierra Madre) hasta las Aleutianas (Alaska). Fue
considerada inicialmente como el orógeno típico creado por un proceso de subducción continuada. Sin
embargo, los estudios detallados revelaron que el conjunto de la cordillera estaba formado por fragmentos
continentales, provenientes de distintas latitudes y provincias faunísticas. Estos fragmentos se denominan
suspect terranes o litosferoclastos, y se han ido acrecionando contra el continente norteamericano
prácticamente a todo lo largo de la historia de la cordillera. La estructura compresiva de la cordillera
Norteamericana se puede observar muy bien en Canadá, donde tiene en torno a 300 km de anchura, pero
en Estados Unidos y México los procesos extensionales tardíos y el vulcanismo han afectado de tal forma
a las estructuras compresivas, que la estructura original resulta irreconocible en muchos puntos. En Estados
Unidos la cordillera está enfrentada a las Montañas Rocosas, que quedan hacia el E y presentan en general
mayores altitudes, y que son un caso típico de deformación intraplaca.

La estructura de la cordillera en el sector canadiense consta de un cinturón de cabalgamientos de antepaís


(foothills) vergentes al E, con un sistema imbricado de tipo thin-skinned bastante bien determinado por los
sondeos petroleros. Le sigue un cinturón de pizarras, en algunos casos con vergencia contraria, y una gran
falla direccional que forma el Rocky Mountain trench. El anticlinorio de Purcell separa las zonas externas
de las internas. Desde el punto de vista paleogeográfico el anticlinorio de Purcell separa las zonas de
plataforma somera y continentales previas a la orogenia y situadas al E de las zonas profundas con gran
potencia de sedimentos situadas hacia el W, y que constituirán las zonas internas de la Cordillera, con
magmatismo y metamorfismo asociados. En estas zonas internas es donde se sitúan la mayor parte de los
terranes (fragmentos de continentes o arco-isla que viajan con la placa oceánica y que al subducir quedan
pegados a la placa norteamericana) cuya acreción ha dado lugar a la cadena. En la zona costera aparece un
batolito costero, muy similar al de los Andes, que recorre la cadena desde Vancouver hasta Sierra Nevada.

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

28
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Park 1988)

La historia de los terranes ha podido ser reconstruida a partir fundamentalmente de datos


paleomagnéticos (que permiten obtener la paleolatitud en distintos tiempos a partir de la paleoinclinación
magnética), paleontológicos, que indican las provincias faunísticas y pueden relacionarse también con la
latitud, sedimentológicos, y estructurales. A partir del descubrimiento de los terranes de la Cordillera
Norteamericana se han ido definiendo terranes en otros lugares del mundo, fundamentalmente cordilleras
de subducción-colisión. El problema que subyace aquí es ya la diferenciación entre terrane y
microcontinente o continente (India, Arabia), aunque estos hayan sido transportados sobre placas oceánicas.

29
Tectónica: Cuencas y Orógenos

La historia de la Cordillera norteamericana es extremadamente compleja y refleja un conjunto de


subducciones, colisiones con arcos volcánicos y colisiones con terranes de distinto origen desde el
Cámbrico hasta la actualidad. Los principales emplazamientos de ofiolitas se dan hacia el Carbonífero-
Pérmico, y las colisiones fundamentales con arcos volcánicos y prismas de acreción tuvieron lugar hacia el
Jurásico medio y hacia el comienzo del Cretácico superior. El cinturón de cabalgamientos de foreland
también se desarrolló a partir de esta etapa. La historia magmática también es compleja, con desarrollo de
arcos volcánicos, plutones complejos, etc.

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

Cordilleras asociadas a zonas de subducción: Los Andes.

Los Andes constituyen una cadena lineal que se extiende en dirección meridiana más de 10.000 km,
desde el Caribe hasta la Patagonia. Esta cadena está en relación con la zona de subducción activa de Peru-
Chile, presenta un arco volcánico activo, y es una cadena de plegamiento activa a todo lo largo de su margen
Este.

Presenta una zona central con una meseta elevada a más de 5000 m (el altiplano, entre Perú y Bolivia),
y hacia el sur de Tucumán, en Argentina se convierte en una zona de deformación lineal. En esta zona,
hacia el interior de la placa, aparecen las Sierras Pampeanas, que constituyen un caso típico de deformación
intraplaca. Hacia el norte del altiplano la cordillera vuelve a ser lineal en Ecuador, para pasar a Colombia
dividida en tres ramas (Cordilleras Oriental, Cental y Occidental), separadas por los valles del Cauca y del
Magdalena. En Venezuela la Cordillera Oriental colombiana se separa en otros dos segmentos, la Sierra de
Perijá, de dirección N-S y los Andes de Mérida o Andes Venezolanos, de dirección NE-SW, que constituye
una especie de pop-up donde dominan los procesos de transpresión. Hacia el NE los Andes Venezolanos
conectan con el límite de placa entre el Caribe y Sudamérica, de dirección E-W.

Al igual que ocurre con su topografía, la estructura de los Andes varía considerablemente a lo largo de
su longitud. En el sector venezolano la estructura dominante es de tipo thick-skinned, con cabalgamientos
que alcanzan probablemente la base de la corteza continental. Las sierras de Colombia presentan
deformaciones de tipo thin-skinned y thick-skinned, con cabalgamientos de bajo ángulo en niveles
superficiales de la corteza. En la zona del altiplano aparece uno de los grandes batolitos asociados al
orógeno, denominado batolito costero del Perú, formado por varios cientos de intrusiones ácidas. Al E del

30
Tectónica: Cuencas y Orógenos

batolito se produce el mayor engrosamiento cortical, que disminuye suavemente hacia el cinturón de
cabalgamientos de antepaís, que vergen hacia la cuenca Amazónica. En Argentina y Chile aparecen
cabalgamientos de bajo ángulo, con vergencia E que involucran al zócalo precámbrico, compuesto en su
mayor parte por rocas cristalinas. En otros cortes aparecen niveles de despegue evaporíticos sobre los cuales
aparece una cobertera de varios km de espesor, que forma sistemas imbricados de cabalgamientos. Las
Sierras Pampeanas presentan una tectónica de cabalgamientos que también involucran al zócalo.

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

31
Tectónica: Cuencas y Orógenos

La estructura y evolución de la cordillera Andina está en relación con la dinámica de las placas
involucradas en la zona de subducción, fundamentalmente Nazca y Sudamericana, con un pequeño
segmento de la placa Antártica al sur. Dentro de la placa de Nazca aparecen algunas dorsales asísmicas
(Nazca y Juan Fernández), relacionadas con puntos calientes, que han subducido parcialmente bajo la placa
sudamericana. Las zonas correspondientes a la subducción de estas dorsales asísmicas presentan gaps
volcánicos, posiblemente relacionadas con el hecho de que la corteza asociada a las zonas de dorsal, caliente
y poco densa, subduce con un ángulo menor que la litosfera oceánica que le rodea, y por tanto, no da lugar
a procesos magmáticos tan intensos actualmente.

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

El ángulo de subducción de la placa de Nazca bajo la Sudamericana es función de la edad de la litosfera


que subduce y también de la propia velocidad de convergencia entre las placas. Las zonas en las que la
subducción tiene buzamientos altos (iguales o superiores a 30º) dan estructuras distensivas en superficie y
procesos magmáticos intensos, mientras que las zonas de subducción de bajo buzamiento (entre 1 y 10º)
dan estructuras compresivas sin apenas magmatismo.

32
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Kearey y Vine 1990)

En varias zonas a lo largo de la zona de subducción aparece un gap sísmico, entre los 200 y los 600 km de
profundidad. Este gap se interpreta como resultado de la rotura de la lámina que subduce, quedando uno de
sus fragmentos chocando contra la interfase de 700 km dentro del manto.

(Tomado de Kearey y Vine 1990)

Uno de los aspectos más discutidos en el caso de los Andes es el propio origen del altiplano andino. Este
ha sido explicado mediante varios modelos que incluyen los propios procesos ígneos que tienen lugar en la
corteza continental debido a la subducción, la posibilidad de una subducción continental, como se ha
propuesto también en el Tibet, la existencia de estructuras compresivas distribuidas en toda la zona, que
darían lugar a un engrosamiento cortical, o bien el adelgazamiento del manto litosférico por procesos
térmicos. El campo de esfuerzos en cada momento estaría relacionado también con el ángulo de la
subducción. La evolución reciente del altiplano andino marca una etapa distensiva en el Mioceno superior-
Plioceno, con el eje de mínima compresión perpendicular a la cadena, que pasa a una posición paralela a la
cordillera durante el Plioceno. En el Pleistoceno inferior aparecería de nuevo un régimen compresivo que
se mantiene hasta la actualidad, posiblemente relacionado con el desprendimiento del slab litosférico hacia
la parte profunda del manto.

33
Tectónica: Cuencas y Orógenos

La historia de la cordillera andina está marcada por un proceso de subducción continuado desde el
Pérmico hasta la actualidad. Durante este proceso de subducción han existido etapas en las que han
dominado los procesos térmicos y magmáticos frente a otras en las que las estructuras compresivas han
sido las dominantes. El engrosamiento cortical principal y la formación de las estructuras compresivas está
en relación con la formación del cinturón de cabalgamientos de antepaís (foreland thrust belt), que tiene
lugar desde el Cretácico superior hasta ahora, al menos en la zona sur de los Andes. Los acortamientos
calculados a partir de los cortes compensados a escala de cadena se encuentran en torno a los 150 km.

34
Tectónica: Cuencas y Orógenos

5. El orógeno hercínico europeo


Es un orógeno sinuoso que se extiende de manera discontinua desde La Península Ibérica hasta el norte
de Bohemia, y que tiene más de 3000 km de largo y 700 de ancho (Figura 162). A continuación desaparece
bajo los Cárpatos. Forma parte de una cadena de cordilleras que colaboran en la génesis del supercontinente
de Pangea, y que incluye a los Urales, las cadenas variscas del norte de Africa y las Mauritanides, los
Ouachitas y el sur de los Apalaches.

Los afloramientos actuales del Orógeno Varisco Europeo (denominados macizos: Ibérico, Armoricano,
Central Francés, Selva Negra, Los Vosgos, Cornualles, Sur de Gales, Sur de Irlanda, Ardenas y Renano,
Bohemia) parecen más o menos aislados entre depósitos mesozoico-cenozoicos, incluidos a veces en el
basamento de orógenos más recientes (Alpes o Pirineos, por ejemplo).

(Tomado de Debelmas y Mascle 1991)

35
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Esta cadena se formó al final del Paleozoico como el resultado de colisiones complejas entre dos masas
continentales: al N, el continente nord-atlántico, al sur Gondwana. El margen nord-atlántico es
relativamente fácil de reconstruir, sin embargo el margen sur es más problemático ya que debía de tener
una forma compleja con apófisis o microcontinentes (Armorica) que complican mucho la paleogeografía,
y también porque ha sido fuertemente dislocado por las deformaciones alpinas. Para empezar hay que
recolocar los bloques ibérico y corso-sardo a sus posiciones permo-carboníferas, lo cual es relativamente
sencillo. Sin embargo la zonación de la cadena hercínica en los Alpes se conoce todavía mal.

El orógeno hercínico se caracteriza por una amplia zona central (zona axial) donde afloran los materiales
más antiguos (Precámbrico y Paleozoico inferior), muy metamorfizados y deformados, y la mayor parte de
los granitoides. A ambos lados de la zona central aparecen las cuencas devónico-carboníferas poco
metamorfizadas o sin metamorfismo y sin granitoides. El Westfaliense y Estefaniense aparecen en cuencas
restringidas, como depósitos límnicos que alcanzan espesores de hasta 4000 m, discordantes sobre el
sustrato plegado y metamorfizado. El paso a facies con carbón se hace de manera mas o menos continua a
través de series de flysch que corresponden a las cuencas de antepaís. Es por tanto una cadena con relativa
simetría, también desde el punto de vista tectónico, con doble vergencia de las estructuras y migración de
la deformación hacia el exterior de la cadena conforme avanza la deformación.

El límite N de la cadena está bien definido, de Irlanda a Alemania, por el frente varisco, gran
cabalgamiento subhorizontal de vergencia N, que pone en contacto el Paleozoico plegado y esquistoso
sobre la cuenca carbonífera. Al NE, el frente varisco está cortado por desgarres dextros NW-SE (fallas Elba
y de Tornquist o Transeuropea), que limitan al S la plataforma rusa. Su prolongación no es visible porque
queda debajo de los Balcanes hasta conectar con los afloramientos variscos de los Cárpatos. Más al Este se
une al orógeno de los Urales.

El límite S de la cadena se conoce bien al SE del macizo de Bohemia, donde pueden verse una serie de
pliegues tumbados hacia el S, llevando el Devónico-Carbonífero plegado sobre la plataforma no deformada.
También en el N de España pueden verse los mantos cantábricos reposando sobre un sustrato no deformado,
en el núcleo de la virgación ibero-armoricana, pero el contacto está enmascardo por las cuencas terciarias.
En todo el dominio alpino el contacto no es visible. Se sabe que el sustrato hercínico de los Alpes
occidentales, muy metamorfizado, pertenece al núcleo de la cadena hercínica, mientras que gran parte de
los Alpes orientales pertenece a la cuenca devónico-carbonífera meridional. La Cadena Varisca se continúa
por el NW de Africa y al otro lado del Atlántico.

Rasgos estructurales generales

Las secuencias ofiolíticas variscas fuertemente metamorfizadas y deformadas aparecen como rocas
básicas y ultrabásicas cuyo origen oceánico se ha demostrado gracias a la geoquímica de tierras raras. Todas
indican edades de formación (¿apertura oceánica?) en torno a 450 – 500 Ma (Ordovícicas).Su posición
geográfica original es difícil de precisar ya que pertenecen a conjuntos alóctonos dispuestos en dos bandas
discontinuas, lo que sugiere la existencia de dos dominios oceánicos más o menos paralelos.

A pesar de ciertas incertitudes parece probable que el primer estadio de la evolución de la cadena
hercínica ha sido la desaparición por subducción durante el Silúrico o Devónico inferior de océanos
existentes.

Se distinguen tres tipos de grandes mantos, que caracterizan zonas sucesivas de la cadena:

- Los mantos cristalinos internos (sobre todo conocidos en la mitad S del orógeno). Caracterizan las
zonas internas de la cadena. La amplitud de los cabalgamientos puede llegar a 200 km en el NW de España
y en el Macizo Central. El emplazamiento de estos mantos esta acompañado de una deformación dúctil
sinmetamórfica, epizonal a mesozonal, con disposición inversa de las isogradas a veces. Este metamorfismo
y la tectónica asociada han sido datados radiométricamente en Vendée y en el Macizo Central en 380-390
Ma (Devónico inferior), y estratigráficamente por la discordancia del Devónico superior sobre su sustrato
en el Macizo Central (Brévenne), en la Selva Negra y en Portugal.

36
Tectónica: Cuencas y Orógenos

- Mantos de pliegues tumbados sinmetamórficos, situados delante y debajo de los mantos cristalinos. Su
emplazamiento es más reciente (350 Ma, Carbonífero). Aparecen en algunas zonas grandes conjuntos con
esquistosidad horizontal sin grandes estructuras plegadas, con deformación cizallante intensa, con fuerte
estiramiento paralelo a la dirección de transporte. En otras zonas son grandes pliegues tumbados, que se
reconocen bien en las series paleozoicas. Han sido descritos en el NW de España, con flancos inversos de
20 km, y en el Macizo Central. Estos pliegues tienen esquistosidad de plano axial y sus ejes son más o
menos perpendiculares a la dirección de transporte.

- Mantos de despegue de las cuencas exteriores. El mejor ejemplo es el de Ardenne (perfil ECORS, Fig.
164), donde la serie ordovícica-devónica está despegada en el contacto con el Cámbrico y Devónico situado
a 5 km de profundidad. El cabalgamiento se produce sobre el Carbonífero, por lo tanto se trata de las
estructuras cabalgantes más recientes.

(Tomado de Debelmas y
Mascle 1991)

37
Tectónica: Cuencas y Orógenos

El magmatismo granítico varisco es muy abundante en la parte interna de la cadena, entre 379 y 280 Ma
(Devónico superior-Carbonífero terminal), contemporáneo por tanto con un metamorfismo barroviense y
con el engrosamiento cortical. Aparecen granitoides de tres tipos: los más abundantes y antiguos (370-360
Ma) son granodioritas calcoalcalinas con enclaves básicos (fusión parcial de la base de la corteza con cierto
aporte mantélico) que aparecen en las zonas más internas de la cadena, los granitos de anatexia ligados al
metamorfismo sintectónico, y leucogranitos aluminosos ligados a desgarres y generados a partir de la fusión
húmeda de sedimentos (Macizo Armoricano).

Aparecen desgarres dúctiles, normalmente paralelos a la dirección de la cadena, en ambos lados de la


virgación ibero-armoricana (Fig. 165), senestros en la rama ibérica y dextros en el Macizo Armoricano.
Estos desgarres reflejan una deformación intracontinental posterior al emplazamiento de los mantos ya que
los leucogranitos asociados están datados en 340-310 Ma. Estos desgarres sugieren un escape lateral de
materia a ambos lados de un indentor y se han comparado con los del Himalaya.

(Tomado de Debelmas y Mascle 1991)

38
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Evolución estructural (Fig. 166)

Las características de la cadena varisca son las de una cadena de colisión después del cierre de dos
océanos, llamados rheico al N y mesogeno al S. Las edades de las ofiolitas (450-500 Ma) sugieren una
abertura cambro-ordovícica de escasa importancia ya que los datos paleomagnéticos no imponen su
existencia.

Subducción y obducción se producen en el Silúrico-Devónico inferior. Evidencias: i) edad de las


mélanges ofiolíticas de Galicia, ii) en el flysch saxo-turigiense del Devónico superior se encuentra cromita
y espinelas cromíferas detríticas que indican la erosión de masas ofiolíticas, iii) el metamorfismo de alta
presión (eclogitas, esquistos azules) tiene edades silúricas (430-380 Ma).

La colisión de márgenes continentales se produce en el Devónico, desarrollándose un metamorfismo


barroviense (que puede llegar a la anatexia) datado en 380 Ma. También se conoce en el Macizo
Armoricano Devónico superior no metamorfizado discordante sobre estructuras edificadas durante esta
fase.

A continuación la deformación afecta zonas cada vez más externas de la cadena, siempre acompañadas
de metamorfismo y de granitización datadas en 380-300 Ma, dando lugar a una estructura con doble
vergencia. El engrosamiento de la cadena produce la flexión del antepaís y la formación de las cuencas de
antepaís donde se depositan flyschs y molasas. Asociado al engrosamiento cortical se produce fusión parcial
y formación de granitoides. La zona moldanubiana, situada entre las dos suturas oceánicas (la parte N del
Macizo Armoricano en Francia) escapa a esta deformación y no esta afectada más que por un acortamiento
moderado, debido a que ya era una zona engrosada por una orogenia anterior (cadomiense).

Los flyschs se disponen en dos bandas paralelas (Fig. 168) reflejando la doble polaridad de la cadena.
La banda N es la mejor conocida, llamada renohercinica (desde Portugal a Harz) y saxo-turingiense (más
interna, al N del Macizo de Bohemia, y separada de la anterior por la arruga cristalina mediogermánica,
que es probablemente una escama de zócalo). La banda S se conoce en el S de Francia y NE de España, en
la concavidad de la virgación ibero-armoricana, también en algunos sectores de los Alpes orientales.

Tanto al N como al S, las direcciones de transporte sedimentario están siempre mirando hacia el exterior
de la cadena. El flysch, una vez depositado es rápidamente afectado por la deformación que progresa hacia
el exterior, y cortado por cabalgamientos. Su edad es progresivamente más joven del interior hacia el
exterior de la cadena lo que concuerda bien con la idea de un depósito sintectónico que se efectúa en el
frente de un prisma de acreción tectónico progradante.

(Tomado de Debelmas y Mascle 1991)

39
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Estructuras extensionales

Existen fallas normales y zonas de cizalla dúctiles normales subparalelas a las estructuras hercínicas, y
contemporáneas con los últimos estadios de la fase principal hercínica. Esta situación lleva a considerar la
posibilidad de que guarden una relación con la fase principal compresiva, y han sido interpretadas como la
manifestación de un reajuste isostático inducido por el desequilibrio causado por el apilamiento de los
mantos.

Un ejemplo es la falla de Vivero en el Macizo Hespérico, la cual se localiza en el tiempo después del
emplazamiento del manto de Mondoñedo, ya que intersecta tanto al manto como a su autóctono, y es
anterior a las fases tardias de replegamiento pues esta doblada por los pliegues radiales (Martínez Catalán
1985).

Movimientos tardi-hercínicos

Después de los plegamientos hercínicos clásicos, interviene un último periodo de compresión que actúa
sobre un edificio fuertemente engrosado y provoca una fracturación importante de la Europa occidental
formando desgarres que cortan las estructuras anteriores (Fig. 169).

Estos accidentes de desgarre tardíos están constituidos por dos familias conjugadas, NE-SW (senestras)
y NW-SE (dextro), lo que es compatible con una dirección de compresión NNW-SSE.

La importancia de esta fracturación es considerable puesto que controla la historia geológica posterior.
Ya en el Pérmico superior las fallas de desgarre se reactivan como fallas normales. Una de las más
importantes es la falla norpirenaica que provoca un desplazamiento horizontal de 150 km.

(Tomado de Debelmas y Mascle 1991)


40
Tectónica: Cuencas y Orógenos

El Macizo Hespérico

El Macizo Hercínico Ibérico está constituido principalmente por un zócalo precámbrico y una cobertera
paleozoica cambro-carbonífera. Según sus características estratigráficas, petrográficas y estructurales
(Lotze 1945, Julivert et al. 1972, Farias et al. 1990) está divididó en seis zonas: Cantábrica, Asturoccidental-
Leonesa, Centro-Ibérica, Galicia-tras-os-Montes, Ossa-Morena y Sur-Portuguesa.

La zona Cantábrica corresponde a las zonas externas del orógeno, está compuesta por terrenos
paleozoicos pre-carboníferos de facies de plataforma con lagunas estratigráficas. El Carbonífero,
sedimentado en la cuenca de traspaís de la cadena es muy potente. La deformación es moderada,
desarrollándose una esquistosidad débil en contexto poco metamórfico. Su límite ossidental está limitado
por el antiforme de Narcea.

La zona Asturoccidental-Leonesa está compuesta por una potente serie sedimentaria de edad Cambro-
Ordovícico-Silúrico. Los terrenos post-silúricos están escasamente representados. Las rocas graníticas son
más abundantes en la parte occidental que en la oriental. La estructura está marcada especialmente por
pliegues tumbados de vergencia Este. La deformación está acompañada por el desarrollo de una
esquistosidad en un contexto metamórfico medio. El límite occidental de esta zona está constituido por el
antiforme del “Ollo de Sapo”.

La zona Centro-Ibérica es muy heterogénea, comprende zonas con metamorfismo de alto grado y
abundantes granitoides, y zonas con débil o sin metamorfismo. La característica estratigráfica propia de
esta zona es la discordancia estre la cuarcita armoricana y su sustrato (Cámbrico o Precámbrico). El límite
sur de esta zona está constituido por el batolito de Pedroches. La zona de Galicia-tras-os-Montes, situada
al noroeste de la zona Centro-Ibérica, se caracteriza por la existencia de varios macizos catazonales
formados principalmente por rocas metabásicas.

La zona de Ossa-Morena está compuesta por materiales que van desde el Precámbrico hasta el
Carbonífero. El metamorfismo regional está distribuido en dos bandas que coinciden con los terrenos
precámbricos. El plutonismo es muy variado. La zona Sur-Portuguesa está constituida únicamente por
terrenos devónicos y carboníferos.

41
Tectónica: Cuencas y Orógenos

En el Macizo Hespérico los granitoides son abundantes en las zonas internas (Oeste) del orógeno,
mientras que en las zonas externas (Este) prácticamente no existen. Capdevila y Floor (1970) diferencian
dos grandes series desde el punto de vista químico y petrográfico: la serie de los granitoides alcalinos de
dos micas, producto de la fusión de la cortezacontinental, y la serie de granitoides calcoalcalinos con biotita
dominante, de origen más profundo y sin relación con el metamorfismo regional. Desde el punto de vista
geocronológico también se dividen en dos grupos: unos con edades en torno a 340+10 Ma y un grupo más
tardío, en torno a 280-290+10 Ma (Mendes 1968, Capdevila y Vialette 1965, 1970, Priem et al. 1970, Pinto
1983).

La estructura del sector norte del Macizo Hespérico

La estructura del sector norte del Macizo Hespérico se caracteriza por un arco convexo hacia el Oeste,
constituido por varias unidades cabalgantes superpuestas. Dicha estructura es consecuencia de la
superposición de tres fases sucesivas de deformación, correspondientes a un acortamiento E-W (Matte
1968), comenzando por pliegues tumbados vergentes al E (D1) que culminan en cabalgamientos con
traslación al E (D2) y que finalmente están replegados por pliegues rectos formados durante la fase D3
homoaxial con las anteriores (Parga Pondal 1963, González Lodeiro e Iglesias 1977, Martínez Catalán
1985, Bastida et al. 1986). Existen zonas de cizalla verticales conjugadas, paralelas al alargamiento de la
cadena, que son sincrónicas de la segunda fase de plegamiento (D2) (Aranguren et al. 1996). Estas zonas
de cizalla dúctil son en su gran mayoría de carácter senestro. Existe una migración temporal de la
deformación desde el Oeste (zonas internas del orógeno) hacia el Este (zonas externas). La estructura
extensional de mayor envergadura conocida hasta ahora es la falla de Vivero, que sigue la geometría curva
del arco, y que acomoda una extensión E-W, con bloque hundido hacia el oeste (Martínez Catalán 1985),
probablemente debida al colapso de la cadena después del engrosamiento cortical (Aranguren y Tubía
1992). El metamorfismo regional es plurifacial, las últimas fases metamórficas son de baja presión, con
anomalías térmicas locales debidas al emplazamiento de granitoides.

42
Tectónica: Cuencas y Orógenos

6. La Cadena Caledónica
Las Caledónides de las Islas Británicas, junto con su prolongación hacia el Norte en Escandinavia y
Groenlandia, y hacia el Sur en Nueva Escocia, son probablemente, después de los Alpes, el orógeno
fanerozoico mejor estudiado y conocido.

La extensión de la cadena antes de la apertura del Atlántico se muestra en la figura 8.21. Ocupa el Este
de Groenlandia y Oeste de Escandinavia. Hacia el sur, la cadena ocupa la mayor parte de las Islas Británicas,
y se extiende hacia la parte norte de los Apalaches en Norte América. Hacia el Este y Sureste está truncada
por el Orógeno Varisco. La rama suroeste de la Cadena Caledónica se denomina Cadena Acadica, y se
caracteriza por un climax orogénico algo más tardío (Devónico medio-superior). La formación de la Cadena
Caledónica se realiza principalmente en el Devónico inferior.

La anchura actual de la Cadena Caledónica es de unos 1000 km, pero probablemente sobreestima unos
300 km la anchura que tenia en el Devónico debido a la extensión producida en el Mesozoico inferior a lo
largo de los márgenes atlánticos.

(Tomado de Park 1988)

43
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Subdivisión tectónica de las Islas Británicas

Las principales unidades tectónicas de las Caledónides en las Islas Británicas son (figura 8.22): (1) NW
Foreland, (2) Northern Higlands, (3) Grampian Higlands, (4) Midland Valley, (5) Southern Uplands, (6)
Lake District, (7) Irish Sea block, (8) Welsh basin, y (9) Midlands platform. El contacto entre las unidades
5 y 6 se interpreta como una zona de sutura (sutura Solway).

En su conjunto las Caledónides de las Islas


Británicas se considera un collage de terranes,
todos desplazados más o menos de sus
posiciones originales con respecto al cratón de
América del Norte. Las zonas 2, 3, 4 y 5 están
separadas por grandes fallas de desgarre (las
fallas de Great Glen, Highland Boundary y
Southern Upland respectivamente). Entre las
zonas 6 y 7, y 7 y 8 también se reconocen
desplazamientos de desgarre.

Las diferentes características estructurales y


evolución sufrida por estas zonas está en parte
controlada por el basamento. Existe un
basamento constituido por gneisses en la placa
norte y rocas de bajo grado metamórfico
intruidas por complejos plutónicos ácidos en la
placa sur. Estos basamentos dan importantes
contrastes en las características geofísicas de la
corteza profunda. El perfil LISPB de sísmica
profunda (Bamford et al. 1997) indica la
existencia de una capa con elevada velocidad
sísmica a una profundidad entre 6-12 km bajo
las zonas 2-4, esta capa desaparece al sur de la
zona de sutura (Fig. 8.26). También existen
importantes diferencias en la edad del
basamento. La ultima orogenia que afectó al
basamento de la placa sur es la Cadomiense
(800 Ma). En el norte el basamento es más
antiguo, Lewisiano (1700 Ma) o Grenvilliano
(1000 Ma). También existen diferencias en la
(Tomado de Park 1988) edad de la cobertera. En el norte los sedimentos
tienen una edad de 800 Ma, mientras en el sur
las rocas más antiguas son Cámbricas o
Precámbrico terminal.

(Tomado de Park 1988)

44
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Evolución de las Caledónides

La primera interpretación para esta región dentro del marco de la tectónica de placas la propuso
Dewey (1969). Dicha interpretación propone una zona de subducción buzando hacia el NW bajo las
Grampian Highlands en el sector británico, y dos zonas de subducción hacia el SE, una bajo el bloque
Irish Sea en el Cámbrico y Ordovícico inferior, y otra posterior bajo el Lake District en el Ordovícico
superior, con colisión continente –continente que tuvo lugar a finales del Silúrico. Se han ido
proponiendo pequeñas variaciones a este modelo, pero el marco tectónico general sigue siendo el mismo.

(Tomado de Park 1988)

45
Tectónica: Cuencas y Orógenos

7. Tectónica Precámbrica
Las regiones estables y relativamente planas de los continentes contienen restos de corteza arcaica
que se formó entre hace unos 4400 y 2500 Ma. La formación de estos núcleos cratónicos marca la
transición de una Tierra joven demasiado caliente y energética de la que no quedan preservados restos,
a un estadio en el que la preservación es posible. En la mayor parte de los casos los cratones están ligados
a raíces mantélicas que presentan una alta velocidad de propagación de las ondas y que alcanzan
profundidades de al menos 200 km (King 2005). Estas raíces de los cratones están formadas por material
mantélico rígido y de baja densidad, cuya resistencia ha contribuido a la preservación de la litosfera
continental arcaica (Carlson et al. 2005).

El comienzo del periodo Arcaico coincide aproximadamente con la edad de la corteza continental
más antigua. Se ha establecido el convenio de que dicha edad sea 4000 Ma, que coincide con la edad de
las rocas más antiguas encontradas sobre la Tierra: los gneisses de Acasta en el cratón Slave en el
noroeste de Canadá (Bowring y Williams 1999). Sin embargo, se han encontrado circones de origen
detrítico en el cratón Yilgarn en el oeste de Australia (Wilde et al. 2001), lo que sugiere que se formó
corteza continental entre los 4400-4500 Ma, aunque está interpretación es controvertida (Harrison et al.
2005, 2006, Valley et al. 2006). Debido a que la edad de la corteza continental más antigua conocida
está cambiando continuamente, se van encontrando rocas y minerales más antiguos, el periodo Arcaico
no tiene definido el límite inferior (Gradstein et al. 2004). El final del Arcaico, que corresponde el inicio
del periodo Proterozoico, coincide aproximadamente con cambios interpretados en el estilo tectónico y
en las características petrológicas de las rocas precámbricas. Estos cambios interpretados son el centro
de un debate sobre la naturaleza de la actividad tectónica en el Precámbrico. Entre los puntos más
importantes está el hecho de si operaba una tectónica de placas y cuando comenzó a operar. Algunas
evidencias sugieren el mecanismo de la tectónica de placas, incluida la subducción, ocurrieron al menos
hace 2800-2600 Ma y posiblemente mucho antes (van der Velden et al. 2006, Cawood et al. 2006).

Considerando la naturaleza de los procesos tectónicos precámbricos, se han adoptado tres


aproximaciones (Kröner 1981, Cawood et al. 2006). La primera, uniformitarismo estricto en el que los
mismos mecanismos de la tectónica de placas que caracterizan el Fanerozoico se aplican a los cratones
precámbricos. Esta aproximación es habitual en la interpretación de las cadenas proterozoicas, aunque
también se ha aplicado a algunas partes de los cratones arcaicos. La segunda aproximación considera un
uniformitarismo modificado en el que los procesos de la tectónica de placas en el Precámbrico son algo
diferentes a los actuales debido a que las condiciones físicas de la corteza y el manto han cambiado a lo
largo del tiempo. Esta aproximación ha sido utilizada en estudios de geología arcaica y del Proterozoico
inferior. La tercera aproximación considera mecanismos alternativos a la tectónica de placas para el
Precámbrico. Esta última aproximación, no uniformitarista, se aplica fundamentalmente al Arcaico
inferior y medio.

Tectónica en el Proterozoico

Los orógenos proterozoicos presentan dos grupos de rocas que se distinguen en función del grado
metamórfico y de la historia deformacional que han sufrido. El primer grupo está formado por potentes
secuencias de rocas sedimentarias y volcánicas débilmente deformadas y sin metamorfismo, depositadas
en grandes cuencas encima de los cratones arcaicos. El segundo grupo está formado por rocas
fuertemente deformadas y afectadas por alto grado metamórfico que definen grandes cadenas
orogénicas. Ambos grupos de rocas contienen distintas asociaciones de rocas ígneas.

La asociación litológica más habitual en las zonas débilmente deformadas de la corteza del
Proterozoico inferior y medio son secuencias de cuarcitas-carbonatos-lutitas que alcanzan espesores de
10 km (Condie 1982b). Son también frecuentes los conglomerados cuarcíticos y las areniscas masivas
con estratificación cruzada. Muchas de estas secuencias están intercaladas con formaciones ferruginosas
bandeadas y con rocas volcánicas. Otros tipos de rocas que no aparecen o son muy raros en el Arcaico,
y que si aparecen en el Proterozoico incluyen evaporizas, secuencias sedimentarias ricas en fósforo, y
depósitos de facies rojas. Estás últimas rocas son interpretadas generalmente como depositadas en
ambientes estables y poco profundos con posterioridad a los 2000 Ma. La existencia y preservación de
46
Tectónica: Cuencas y Orógenos

estas potentes secuencias de rocas sedimentarias se ha interpretado como un reflejo de la estabilización


de la corteza continental precámbrica durante el Proterozoico (Eriksson et al. 2001, 2005). En la región
de Pilbara del noroeste de Australia, el depósito de rocas sedimentarias de grano grueso de edad 2780-
2450 Ma y de secuencias volcánicas en una plataforma poco profunda en la cuenca de Hamersley
(Trendall et al. 1991) refleja dicha estabilización. A partir de 1800 Ma, la existencia de amplias y
estables masas de tierra y de oxígeno libre en la atmósfera permitió el desarrollo de los diferentes
ambientes sedimentarios que caracterizan los tiempos fanerozoicos (Eriksson et al. 2005).

Las zonas altamente deformadas de corteza proterozoica se pueden agrupar en dos tipos (Kusky y
Vearncombe 1997). El primer tipo está formado por espesas secuencias sedimentarias que están
formando cinturones de pliegues y cabalgamientos similares a los de los orógenos fanerozoicos. El
segundo tipo está formado por gneises de alto grado en facies granulita y amfibolita. Las zonas más
amplias y mejor conocidas de este último tipo están formando las provincias de Grenville de 1000 Ma
de edad en Norteamérica, Suramérica, Africa, Antartica, India y Australia. Otras cadenas evolucionan
durante el periodo 2100-1800 Ma (Zhao et al. 2002). Estos orógenos contienen grandes zonas de
cabalgamientos dúctiles que separan distintos terrenos. Algunos contienen ofiolitas que se parecen a las
fanerozoicas excepto por el hecho de no contener en su base rocas fuertemente deformadas derivadas
del manto cuando son más antiguas de 1Ga (Moores 2002). La presencia de estas características refleja
la importancia de la subducción, colisión y acreción de terranes a lo largo de los márgenes proterozoicos
(Carr et al. 2000, Karlstrom et al. 2002).

Tectónica de Placas en el Proterozoico

La mayor parte de los estudios actuales indican que los orógenos proterozoicos se formaron a lo largo
de los márgenes de placas litosféricas mediante procesos similares a los de la tectónica de placas actual.

Uno de los ejemplos mejor conocidos de orógeno del proterozoico inferior formado por procesos de
tectónica de placas se encuentra entre el cratón Slave y la Cordillera canadiense fanerozoica en el
noroeste de Canadá. Esta región ofrece un registro de casi 4000 Ma de desarrollo litosférico (Clowes et
al. 2005). Datos de sísmica profunda recogidos en el corte del escudo canadiense realizado dentro del
proyecto Lithoprobe SNORCLE (Slave-Northern Cordillera Lithospheric Evolution) aporta evidencias
de un estilo de tectónica de placas moderno con colisiones arco-continente, acreción de terrones, y
subducción a lo largo del margen del cratón arcaico Slave entre los 2100 y 1840 Ma (Cook et al. 1999).
Estos procesos formaron el orógeno Wopmay del Proterozoico inferior que dio lugar al crecimiento
continental mediante la adición de una serie de arcos magmáticos, entre los que se incluyen los terrones
de Hottah y Fort Simpson y el arco magmático Great Bear.

La formación final del cratón Slave se produjo hace 2500 Ma. Cook et al. (1999) sugirió que
reflectores sísmicos de bajo ángulo existentes bajo la Cuenca Yellowknife representan superficies que
acomodaron acortamiento durante la formación del cratón. Algunos de estos reflectores se proyectan en
el manto superior y representan los restos de una zona de subducción con buzamiento hacia el este, del
Arcaico superior.

La deformación de la corteza en formación: los tiempos arcaicos

Problemática de la tectónica arcaica

El periodo arcaico (desde los 4000 a los 2500 Ma) constituye más de un tercio de la historia de la
Tierra. Es el periodo en que se forma lo esencial (80%) de la corteza continental.

La opinión más ampliamente extendida hoy en día es que es posible adaptar el modelo de Tectónica
de Placas a los tiempos arcaicos. La corteza arcaica tiene unas características estructurales muy
específicas y bien reconocidas que conllevan un debate sobre la dinámica que reinaba en dicha época:
- no se ha descrito metamorfismo de alta presión – baja temperatura anterior a los 2500 Ma.
- el gradiente de temperatura con la profundidad era mayor que el actual.

47
Tectónica: Cuencas y Orógenos

- el volumen de material magmático implicado en la formación de los dominios arcaicos es


excepcionalmente importante: el arcaico es el periodo de formación de la corteza continental granítica
por excelencia.
- no existe material oceánico, ni suturas identificadas, sin embargo existe una dualidad litológica
exclusiva de este periodo. La corteza arcaica está siempre constituida por dos conjuntos superpuestos
de diferente densidad: un sustrato cristalino (secuencias de tonalitas, trondjhemitas y granodioritas,
llamadas TTG), y una cobertera volcano-sedimentaria (cinturones de rocas verdes o “greenstone belts”).
- la deformación cortical está marcada por variaciones brutales, en buzamiento y dirección, de
los planos axiales de las estructuras y de las trayectorias de los planos de aplastamiento. Presenta una
geometría muy característica, en domos y cubetas.

El debate sobre la dinámica arcaica puede situarse entre dos tipos de hipótesis extremas: la primera
da importancia a las fuerzas de superficie y a la presencia precoz de micro-continentes rígidos que en
épocas de convergencia verán deformados sus límites por colisiones comparables a las que se conoce
en la actualidad. La segunda da más importancia a la acción de fuerzas de volumen en el interior de los
proto-continentes, es decir a desplazamientos verticales ligados a desequilibrios gravitacionales debidos
a la fusión cortical y a las diferencias de densidad entre los dos conjuntos litológicos arcaicos, las TTG
y los cinturones de rocas verdes.

(Choukroune 1995)
48
Tectónica: Cuencas y Orógenos

El ejemplo del cratón de Dharwar (Sur de la India)

El cratón de Dharwar muestra las dos litologías clásicas que caracterizan los terrenos arcaicos: los
cinturones de rocas verdes y las secuencias TTG. Los datos geocronológicos muestran que hay dos
ciclos de formación (Radhakrishna y Naqvi 1986). La edad del más antiguo está en torno a 3,2 Ga, y la
del segundo entre 2,8 y 2,5 Ga y se termina con el emplazamiento de un enorme batolito granítico, el
granito de Closepet (Figs. 166 y 170).

Cartográficamente el cratón se caracteriza por la presencia de estructuras cerradas, elípticas,


alargadas en dirección norte-sur y separadas por pasillos rectilíneos con la misma orientación. La mayor
parte de dichas elipses son domos constituidos por gneiss y granitoides de tipo TTG, los cinturones
dibujan, de manera general, sinformas entre los domos.

Las condiciones metamórficas varían de las facies esquistos verdes al Norte, a facies granulita al Sur.

(Tomado de Choukroune 1995)

¿Tectónica de Placas o todavía no existe litosfera?

La protocorteza arcaica ha estado sometida a eventos tectonometamórficos de gran amplitud, a la


escala de cratón. En la India, la formación de domos afectan un dominio extremadamente extendido
constituido par el conjunto visible del cratón de Dharwar. No se conocen los límites de dicho cratón, lo
que hace que el dominio actual constituya una superficie mínima estructurada únicamente por fuerzas
de volumen, en domos y cubetas a lo largo de un evento tectónico ligado a un evento térmico. Esta
estructuración se producía en grandes superficies y además afectaba al conjunto del espesor de la corteza
arcaica. Estructuras diapíricas de esta envergadura no se conocen en cadenas más recientes. Existen
domos gneísicos y migmatíticos, pero están confinados a dominios particulares, donde el engrosamiento
por apilamiento de mantos ha sido muy importante. En el arcaico, un modelo de engrosamiento
semejante no es posible ni necesario, la enorme cantidad de material juvenil que se acrecionó a los
continentes en formación puede ser considerada como la única responsable de su engrosamiento
progresivo. En el cratón de Dharwar, los episodios de formación de domos están ligados a la acreción
de material de origen mantélico y a una migmatización generalizada de los materiales juveniles
anteriormente emplazados. El fenómeno térmico, contemporáneo al fenómeno tectónico, tiene efectos
que afectan a amplios dominios, mucho mayores que los volúmenes migmatíticos y metamórficos de
las cadenas modernas.

49
Tectónica: Cuencas y Orógenos

En todos los cratones del mundo se han descrito cabalgamientos arcaicos y se han propuesto cortes
generales con un estilo que sugiere una “modenidad” de la deformación que los afecta. La cuestión sobre
la presencia o ausencia de cabalgamientos es importante: sólo se puede considerar la existencia de
cabalgamientos (no gravitacionales) entre conjuntos rígidos. La mayoría de dichos cabalgamientos no
se basan en datos estructurales, además algunos de ellos podrían resolverse como movimientos
esencialmente verticales.

En resumen, las características estructurales que parecen específicas de la corteza arcaica son:

- los eventos térmicos y tectónicos más importantes involucran volúmenes corticales muy
importantes, mucho más importantes que los implicados en las cadenas recientes.

- los eventos térmicos, temporalmente relacionados con periodos de acreción de grandes cantidades
de material juvenil, son los responsables de las inestabilidades gravitacionales que estructuran la
totalidad de la protocorteza, la anisotropía resultante de esta estructuración es, en termino medio,
vertical.

Para activar las fuerzas de volumen y hacerlas dominantes es necesario una debilitación total de la
neocorteza arcaica, esta debilitación de la corteza es también necesaria para obtener una deformación
relativamente homogénea a la escala de un cratón.

La litosfera arcaica (en el sentido mecánico de la definición de una litosfera, es decir en tanto que
entidad rígida) no existía durante los periodos de intensa acreción continental. Esta acreción continental
primitiva se diferencia de periodos posteriores por la cantidad y naturaleza del material acrecionado y
por las consecuencias sobre los cambios de propiedades mecánicas del medio continental. Una
explicación, unida al carácter muy caliente de estos periodos, podría estar en la dinámica mantélica
particular y la actividad de plumas de gran amplitud cuyo tamaño no tendría nada que ver con los
actuales mucho más puntuales.

En conclusión, la tectónica de placas solo puede ser compatible con una estructura térmica moderna,
que no existía antes de los 2,5 Ga.

50
Tectónica: Cuencas y Orógenos

8. Tectónica de cabalgamientos.
Existen muchos trabajos que estudian la geometría y cinemática de zonas compresivas. Las
investigaciones llevadas a cabo en muchos cinturones de pliegues y cabalgamientos, y las
modelizaciones tanto analógicas como numéricas, han revelado una serie de características recurrentes
que han llevado al desarrollo de una serie de reglas empíricas, pero no absolutas, sobre la geometría y
formación de los cabalgamientos. Estas reglas básicas son válidas solo si el área afectada por los
cabalgamientos no estaba deformada previamente.

Niveles estructurales. Métodos geométricos de reconstrucción de cortes

Dentro de la corteza terrestre pueden distinguirse varios niveles estructurales en función de la


geometría y mecanismos de deformación dominantes (Figura 9.5). En los dos niveles estructurales
superiores no aparece esquistosidad o clivaje, característica del nivel estructural inferior:

- Nivel estructural superior (el trabajo a nivel de cortes geológicos no suele ser muy importante o bien
los cortes son muy fáciles). Dominio de la fracturación y fallamiento frágil.
- Nivel estructural intermedio (en este nivel es fundamental la realización de cortes geológicos), nivel
de los pliegues isopacos, formados por flexión.
- Nivel estructural inferior. Como hemos dicho, está caracterizado por la aparición de clivaje. Hacia
arriba está limitado por el denominado frente superior de esquistosidad (F.S.E.). En la parte
superior de este nivel se sitúa la zona de pliegues de aplastamiento, o mecanismo combinado de
flexión y aplastamiento (los cortes geológicos también son importantes en este nivel). En la parte
inferior del nivel estructural inferior dominan los pliegues de flujo (se utiliza mucho la cartografía
geológica para la interpretación de estructuras; los cortes suelen ser derivados de la cartografía y
se utilizan como herramienta secundaria).

(Tomado de Mattauer 1976)

51
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Mattauer 1976)

Es importante tener en cuenta que los niveles estructurales no tienen por qué estar superpuestos en
la vertical, como indica el esquema original de Mattauer, sino que también pueden sucederse a lo largo
de una sección horizontal. En los orógenos es típico que en las zonas externas aparezcan pliegues y
cabalgamientos de cobertera, mientras que en las zonas internas se produzca esquistosidad y pliegues
de flujo. El tipo de deformación no depende exactamente de la profundidad sino de las condiciones de
presión y temperatura, dependientes a su vez de la localización dentro del orógeno.

(Tomado de Moores
y Twiss 1995)

A la hora de realizar cortes geológicos, trabajaremos especialmente los niveles estructurales


intermedio y la parte superior del nivel estructural inferior. A pesar de la clasificación, hay que resaltar
que la separación entre los niveles superior e intermedio no es nada evidente, y que las estructuras
correspondientes al nivel estructural intermedio (pliegues isopacos) pueden formarse directamente en la
superficie del planeta, dando lugar a la característica sedimentación sintectónica, relacionada con
pliegues y cabalgamientos.
En la primera parte de la asignatura trabajaremos solamente los niveles estructurales intermedio y
superior, para pasar más adelante al nivel estructural inferior, especialmente cuando trabajemos a escala
de cadena. Un objetivo fundamental de esta asignatura es llegar a hacer cortes lo más correctos y exactos
posible desde el punto de vista geométrico en cualquier dominio estructural. Objetivo importante, tanto
porque la ejecución de cortes correctos es un objetivo en sí mismo en los trabajos de tectónica, como

52
Tectónica: Cuencas y Orógenos

porque, combinados con la cartografía, forman parte habitual del trabajo en geología estructural y
tectónica, como herramienta para desentrañar el estilo estructural de un área.
Antes de empezar recalcaremos que hacer un corte geológico no es una tarea fácil, ya que exige
amplios conocimientos geológicos y un determinado grado de abstracción. Es cierto que hay
determinadas aptitudes personales que favorecen la capacidad para realizar cortes (capacidad de
abstracción, visión espacial, sentido estético), pero mediante determinadas habilidades adquiridas
cualquier geólogo puede dominar la técnica de realización de cortes. Existen numerosos ejemplos de
cómo no hacer cortes, bien porque se remiten únicamente a los primeros cientos de metros, o bien porque
interpretan demasiado en profundidad, o no muy acertadamente (casos de numerosos cortes de hojas
Magna o proyectos de grandes infraestructuras). Así que armémonos de papel, lápiz, goma, pinturas,
transportador, calculadora (por si acaso), regla, y manos a la obra.

Métodos para la reconstrucción geométrica de cortes: método de Busk y método con geometría de
tipo kink.

Normalmente para la realización de un corte se dispone de datos puntuales de la orientación de las


capas, que deben ser interpolados para la reconstrucción de un corte continuo. La interpolación puede
hacerse manualmente, en función de otros parámetros como la exploración visual, la existencia de
fotografías aéreas o de superficie, perfiles de sísmica de reflexión, o la propia experiencia de la geología
de campo en la zona, o bien mediante métodos de reconstrucción geométrica de los cortes. Estos
métodos de reconstrucción geométrica de cortes no pueden nunca sustituir a la experiencia y a la
observación, pero permiten afinar en algunos casos la realización del corte, y en cualquier caso sirven
como patrón de comparación para los cortes realizados mediante métodos manuales. También son útiles
para determinar las posibles interpretaciones con los datos existentes y poner de relieve dónde existen
zonas con vacío de datos para programar las siguientes campañas de campo. Para la reconstrucción
geométrica de cortes geológicos existen dos métodos fundamentales:

- Pliegues flexurales (método de Busk). Este método considera que los cambios de buzamiento
se producen de forma gradual, y las zonas con distinto buzamiento pueden unirse mediante arcos
de circunferencia. En cualquier caso hay que tener en cuenta, además del método geométrico, la
posición de los distintos contactos entre unidades.

Para la realización de los cortes se coloca el buzamiento (real o aparente, según corresponda a la
dirección del corte) de las capas en el corte (ver figura) y se trazan las perpendiculares a los mismos.
Los puntos de corte de estas perpendiculares entre dos buzamientos distintos consecutivos (punto
“center of curvature” en el esquema siguiente) son los centros de la circunferencia donde se coloca
la aguja del compás.

(Tomado de Marshak y
Mitra 1988)

53
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Si los dos buzamientos consecutivos son iguales, no puede aplicarse este método (el radio de
curvatura sería infinito) y necesariamente el espacio entre las dos perpendiculares ha de rellenarse
con líneas rectas paralelas. Para el trazado de las líneas hay que escoger los contactos entre
unidades, a partir de los cuales se coloca la mina del compás para el trazado de los arcos de
circunferencia. Hay que tener en cuenta que por debajo del centro de curvatura no se puede utilizar
éste y hay que guiarse por los centros adyacentes (tomando espesores constantes a cada uno de los
lados, y dejando como variable dependiente la posición de la charnela.

Uno de los inconvenientes de este método es que, puesto que hacia el núcleo de los pliegues
concéntricos o isopacos hay un aumento de la curvatura (o disminución del radio de curvatura), la
zona de curvatura infinita hay que acabar resolviéndola mediante puntos singulares o “picos” que
no parecen tener correspondencia en la naturaleza. Estos puntos singulares aparecen en la
construcción de Busk cuando las longitudes de onda son pequeñas con respecto al espesor de la
secuencia.

(Tomado de Marshak y Mitra 1988)

- Pliegues de tipo kink, es decir de flancos rectos y charnelas angulosas. Pliegues con estas
características se encuentran en particular asociados a cabalgamientos. La formación de pliegues
angulares a menudo se acomoda por deslizamiento capa sobre capa, y se produce sin
modificaciones apreciables del espesor de las capas. En la reconstrucción de tipo kink, si los
espesores son constantes, los planos axiales se definen a partir de la bisectriz del ángulo entre
flancos. En este tipo de reconstrucción geométrica se considera que existen “dominios de

54
Tectónica: Cuencas y Orógenos

buzamiento” (dip domains), es decir, amplias zonas, que se extienden paralelamente a la dirección
de las capas, en las cuales los buzamientos son constantes. El método consiste en obtener la
dirección de las bisectrices, cada dos buzamientos consecutivos. Las direcciones, pues, están fijadas
a partir de los buzamientos, pero no su posición. En función de los contactos existentes entre
unidades se decide la posición de la bisectriz: existen dos variables fijas, la dirección de la bisectriz
y la posición de los contactos, y una dependiente, la posición de la bisectriz, que se define de forma
que las otras dos encajen. En caso de que no existan contactos entre unidades que permitan
constreñir la posición de la bisectriz, esta queda libre y puede colocarse donde más convenga.
Aunque en un principio esta posición pueda parecer arbitraria, nos puede decir dónde es necesario
tomar más datos, y permite además establecer una hipótesis falsable mediante más trabajo de
campo. Al igual que ocurre al aplicar el método de Busk, cuando se supera el punto de intersección
de dos bisectrices, desaparece uno de los dip domains, y hay que trazar una nueva bisectriz (OJO,
NO ES LA BISECTRIZ DE LAS DOS BISECTRICES QUE QUEDAN POR ENCIMA, VER EN
LA FIGURA DE ABAJO EL PLANO AXIAL MÁS BAJO, ENTRE LOS ÁNGULOS γ ’ Y γ ’). 1 2

Esta bisectriz separa los dip domains más externos y es la bisectriz entre los mismos (ver Figura
debajo).

(Tomado de Marshak y Mitra


1988)

Además de ser metodologías geométricas existe también una considerable carga ideológica según el
método elegido: ¿existen en la naturaleza y a gran escala pliegues de tipo kink? En este tipo de pliegues
los movimientos de los flancos se producen de forma casi instantánea (al menos en las modelizaciones
de laboratorio), sin rotaciones graduales. En general este tipo de pliegues abunda en regiones con
estratificación muy regular y grandes espesores homogéneos (que pueden considerarse sistemas
multicapa, por ejemplo en secuencias de tipo turbidítico). Presenta como ventajas el ser un método
geométrico claro y las facilidades para la compensación de cortes, ya que pueden hacerse medidas de
longitudes mediante una regla normal, sin necesidad de curvímetro.

55
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Geometría de cabalgamientos

Un cabalgamiento es una falla contraccional que acomoda acortamiento horizontal. En cuanto a la


serie sedimentaria, es un contacto aditivo, falla en la que existe un desplazamiento importante con
repetición de serie, y en la cual el bloque superior coincide con el bloque levantado y el bloque inferior
con el bloque hundido. Recordamos que bloque superior es aquel que se sitúa sobre la superficie de la
falla, y bloque inferior el situado por debajo de ella, es decir, son conceptos puramente geométricos. En
cambio, la terminología de bloque levantado y hundido se refiere a la historia de los mismos y a su
elevación o hundimiento relativo o absoluto (si es que existen marcadores de movimiento absoluto,
como rocas sedimentadas al nivel del mar). Generalmente un cabalgamiento sitúa estratos antiguos
(bloque superior) sobre estratos más jóvenes (bloque inferior).

Debido al buzamiento del plano de falla ϑ, el acortamiento ΔL es menor que el desplazamiento d. La


relación es ΔL = d.cosϑ

Medidas geodésicas de la deformación de la superficie de la Tierra antes y después de un terremoto


producido por un gran cabalgamiento muestran que se produce levantamiento del bloque superior y
subsidencia del bloque inferior.

56
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Estilos de deformación en cabalgamientos

El antepaís (foreland) es el área del bloque inferior que queda delante de los cabalgamientos, hacia
donde se mueven la láminas de cabalgamiento. El antepaís es el margen del orógeno y es una zona de
topografía baja en orógenos recientes. Los sedimentos del antepaís ganan espesor hacia la cadena. Las
zonas interiores de la cadena (hinterlands) son regiones de topografía elevada y fuerte relieve en las
cadenas recientes. La propagación de los cabalgamientos avanza desde las zonas internas hacia el
antepaís.

Existen dos estilos de deformación en tectónica de cabalgamientos: tectónica de piel fina y de piel
gruesa (thin- y thick-skinned tectonics).

(Tomado de McClay ed. 1992)

57
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Thin-skinned tectonics hace referencia a cabalgamientos que no afectan al basamento mientras que
pliegues y fallas deforman la cobertera. La secuencia sedimentaria es despegada a lo largo de horizontes
de despegue (sales, arcillas) y se deforma de forma independiente respecto al sustrato.

Cuando la deformación involucra también el basamento se habla de thick-skinned tectonics. En las


zonas internas de una cadena, la deformación esta controlada principalmente por cabalgamientos de alto
ángulo y su interacción con la deformación del basamento dúctil.

(Tomado de McClay ed. 1992)


58
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Trayectoria de cabalgamientos

La geometría en corte de un cabalgamiento suele presentar zonas relativamente pequeñas en las


cuales las capas se cortan (rampas) y zonas mucho más extensas donde la superficie del cabalgamiento
es paralela a las capas a las que afecta (rellanos). Esta geometría es típica de los cabalgamientos en
escalera (staircase, ver Fig. 29).

No obstante, existen también estilos geométricos en los cuales las rampas son considerablemente
mayores que los rellanos, y la geometría podría corresponder con fallas inversas, de bajo ángulo. La
causa de este tipo de geometría hay que buscarla en la mecánica de rocas: al someter una serie
estratificada a un esfuerzo máximo en la horizontal, la roca se fractura de manera que las fallas generadas
forman un ángulo de 45-(φ/2) con σ , es decir, con la horizontal. Siendo φ el ángulo de rozamiento
1

interno (en torno a 30º para las rocas de la corteza superior).

Normalmente los cabalgamientos llevan asociados pliegues en su bloque superior, dentro de estos
pliegues, normalmente anticlinales (anticlinal de bloque superior), se denomina flanco frontal a aquel
que está en el lado de avance del cabalgamiento y flanco trasero al flanco que se sitúa sobre la rampa de
bloque inferior, o sea ,el que mira en sentido contrario al del avance del cabalgamiento. Al paquete de
roca que queda por encima de un plano de cabalgamiento se le denomina lámina de cabalgamiento.

(Tomado de Marshak
y Mitra 1988)

59
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Los cabalgamientos pierden desplazamiento en la dirección de transporte. La línea de terminación


de un cabalgamiento (o de cualquier otro tipo de falla) se denomina tip line. Alrededor de la tip line el
desplazamiento se acomoda mediante deformación dúctil.

Niveles de despegue. En la mayor parte de las secuencias sedimentarias es habitual encontrar niveles
de baja resistencia (es decir, con baja cohesión y bajo ángulo de rozamiento interno, o bien con
comportamiento dúctil) que se deforman al ser sometidos a esfuerzos relativamente bajos. Estos niveles
son típicamente evaporitas, pizarras y lutitas, y sobre ellos se mueve una lámina de roca con respecto a
las rocas infrayacentes que permanecen fijas. En una secuencia estratificada puede haber varios niveles
de despegue, y al nivel más profundo se le denomina nivel de despegue basal, que separa el paquete de
roca que sufre deformación y desplazamiento de las rocas infrayacentes no afectadas por esta
deformación (acomodan el acortamiento mediante otros procesos). En las zonas externas de un orógeno
los despegues basales suelen aparecer en el contacto entre las unidades sedimentarias y el zócalo
cristalino. En las zonas internas de los orógenos los despegues basales están dentro del zócalo.

Modelo de formación de un cabalgamiento

Puesto que las superficies de estratificación suelen tener fricciones bajas (por la existencia de
interestratos lutíticos, pongamos por caso), las zonas de rampa de bloque inferior, que corresponden a
las fracturas dentro de los estratos competentes, quedan unidas por grandes zonas de rellano de bloque
inferior, que corresponden a los deslizamientos sobre superficies de estratificación. Puesto que existen
rampas y rellanos en bloque inferior y en bloque superior, existen cuatro combinaciones geométricas
referidas a la disposición de un cabalgamiento en una zona: rampa de dos bloques, rampa de bloque
superior con rellano de bloque inferior, rellano de bloque superior con rampa de bloque inferior y rellano
en los dos bloques.

60
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Consecuencias de este modelo de cabalgamientos:

1) El buzamiento de las capas en el rellano del bloque superior es igual al buzamiento de la rampa
del bloque inferior (template constraint).

2) Siempre que existe una rampa en el bloque inferior debe existir una rampa en el bloque superior,
y solamente las capas que aparecen cortadas en rampa del bloque inferior deben aparecer
cortadas en la rampa del bloque superior.

3) Existen determinadas relaciones angulares entre el ángulo de la rampa del bloque inferior y el
ángulo de la rampa del bloque superior que deben cumplirse necesariamente. Dichas relaciones
geométricas dependen del tipo de pliegue y las veremos más adelante cuando veamos los distintos tipos
de pliegues asociados a cabalgamientos.

Hay dos reglas básicas en geometría de cabalgamientos que deben respetarse siempre, aunque por
supuesto también tienen sus excepciones. La primera es que los cabalgamientos siempre suben serie en
el sentido de transporte del bloque superior, es decir que van cortando conforme avanzan a materiales
progresivamente más modernos. A menos, por supuesto, que exista un plegamiento o inclinación previa
en los materiales del bloque inferior que provoquen un corte anómalo de las capas. Otra de las
circunstancias que puede alterar esta regla es la posibilidad de que los cabalgamientos avancen sobre la
superficie topográfica, cubriendo una superficie de erosión previa.

La segunda regla es que los cabalgamientos siempre suben, desde el punto de vista topográfico,
conforme avanzan en la dirección de transporte del bloque superior, simplemente por un efecto derivado
de la geometría (no se puede avanzar hacia el centro de la Tierra). Esta regla también tiene su excepción
en los cabalgamientos que se deslizan sobre la superficie topográfica. En este caso, si existe un valle, el
bloque superior puede deslizarse pendiente abajo contraviniendo esta regla (cabalgamiento epigliptico).

Sistemas de cabalgamientos

Sistema imbricado, secuencia normal, secuencia inversa. Los cabalgamientos no suelen aparecer
aislados, sino que se disponen en sistemas imbricados, es decir, cabalgamientos con la misma vergencia
que además comparten el mismo nivel de despegue, sea potente o corresponda a una superficie de
contacto entre unidades. Es importante determinar cuál ha sido la secuencia de movimiento de
cabalgamientos en un sistema imbricado. Lo normal es que se vaya rompiendo el bloque inferior de
cada uno de los cabalgamientos formados, dando lugar a una secuencia de bloque inferior. De esta

61
Tectónica: Cuencas y Orógenos

forma, cada cabalgamiento es transportado a corderetas (piggyback) por el cabalgamiento siguiente o


siguientes. En determinadas circunstancias, debido al bloqueo del movimiento por sedimentación
sintectónica u otras causas, los cabalgamientos pueden ir rompiendo el bloque superior de cada
cabalgamiento anterior, dando lugar a una secuencia de bloque superior (break-back). Cuando un
cabalgamiento, dentro de un sistema imbricado, no respeta la secuencia temporal en la que se encuentra
incluido, sino que funciona “por libre” se le denomina cabalgamiento fuera de secuencia (out-of-
sequence thrust). A los cabalgamientos con vergencia contraria a la del sistema imbricado se les
denomina retrocabalgamientos (back-thrust), son cabalgamientos conjugados del principal y tienen
un buzamiento y movimiento en sentido opuesto al del principal (buzan hacia el antepaís y avanzan
hacia el traspais). La porción de bloque superior que queda levantado entre un cabalgamiento y su
retrocabalgamiento asociado forma un pop-up. Si el retrocabalgamiento trunca un cabalgamiento
anterior se forma un pop-down o triangle zone.

Estas definiciones implican que durante el proceso de acortamiento los cabalgamientos que se van
formando son estructuras transitorias que tienen una vida corta, cada vez que se forma un nuevo
cabalgamiento el formado anteriormente deja de ser activo.

Rampa frontal, rampa lateral, rampa oblicua. Las rampas de bloque inferior pueden tener una
dirección perpendicular a la dirección de transporte (rampa frontal), o pueden ser paralelas (rampa
lateral) y oblicuas (rampa oblicua). Normalmente, para conocer qué tipo de rampa tenemos es necesario
conocer la dirección de transporte del cabalgamiento, que puede variar a lo largo de la historia (sobre
todo en grandes cabalgamientos), y por tanto, cambiar el carácter de las distintas rampas.

62
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Línea y punto de cut-off


La intersección entre un contacto particular (un plano de estratificación) y el plano de cabalgamiento
se denomina linea de cut-off. Dicha línea es un punto en corte. Para una superficie estratigráfica dada,
existe un cut-off de bloque inferior y un cut-off de bloque superior. La separación entre ellos es el
desplazamiento en el corte. El desplazamiento debe ser medido en cortes paralelos a la dirección de
movimiento, o en caso contrario, se debe conocer el ángulo que forma el corte con la dirección de
movimiento para poder calcular el desplazamiento.

Dirección de transporte

Un elemento importante por tanto en tectónica de cabalgamientos es el conocimiento de la dirección


de transporte, que en general no tiene por qué ser perpendicular a ninguna de las rampas del mismo.
Existen algunas reglas geométricas para obtener la dirección de transporte, que no siempre funcionan y
que, por tanto, hay que utilizar con prudencia, y combinarlas con otros indicadores a ser posible. Las
dos reglas más conocidas son la regla del arco y la flecha y la regla de las líneas de cutoff de las
unidades del bloque inferior. La primera de ellas consiste en unir los dos extremos de la traza
cartográfica de un cabalgamiento arqueado (visto en planta), y trazar la perpendicular en la zona de
mayor desplazamiento. Esa dirección (la sagita de la cuerda, en términos geométricos) es la de transporte
del bloque superior. La regla de los cutoff de bloque inferior consiste en unir los puntos de cutoff
vistos en cartografía (a ser posible de distintas unidades). La perpendicular a esas líneas coincidirá con
la dirección de transporte. Ambas reglas pueden fallar, en función de condicionantes previos para el
trazado de los cabalgamientos, como por ejemplo la existencia de fallas extensionales anteriores, que
condicionan la posición de los cabalgamientos, etc.

También pueden usarse para determinar la dirección de transporte indicadores cinemáticos:


esquistosidad y las estrías encontradas sobre las superficies de cabalgamiento. Las estrías nos darán
directamente la dirección de transporte en el punto en que se midan (es conveniente por tanto recorrer
toda la zona de afloramiento del cabalgamiento para contar con la mayor cantidad de datos posible).
Puesto que el cabalgamiento es una zona de cizalla, suelen aparecer indicadores de tipo S/C asociados
a la misma. La dirección de transporte, en este caso, será la perpendicular, sobre el plano de
cabalgamiento, a la intersección de los planos correspondientes a la banda de cizalla (o sea, superficies
paralelas a la del cabalgamiento) y los planos de esquistosidad. Lo mismo puede aplicarse en el caso de
micropliegues, en los que la dirección de transporte del cabalgamiento es perpendicular a los ejes de los
mismos (si estos son rectilíneos) o forman la flecha correspondiente al arco de los mismos (si son
curvilíneos).

Tear faults (o fallas de transferencia) son fallas paralelas a la dirección de movimiento (y


subperpendiculares a la dirección de los cabalgamientos y de los pliegues) que acomodan
desplazamientos diferenciales entre diferentes partes de una lámina de cabalgamiento segmentada.
Pueden afectar el bloque inferior también o solo el superior. Si estas fallas estan inclinadas, forman
rampas laterales.
63
Tectónica: Cuencas y Orógenos

9. Pliegues asociados a cabalgamientos: pliegues de adaptación (fault-bend


folds), propagación (fault-propagation folds) y despegue (detachment folds).

Fault-bend folds (pliegues de adaptación)

Pliegues de adaptación son aquellos que se forman debido únicamente al efecto del cambio de
geometría de la rampa del bloque inferior (es decir, por el tránsito de rampa a rellano o viceversa). Son
los pliegues típicos en zonas con cabalgamientos en escalera (staircase). Los pliegues de bloque superior
que aparecen en una situación de este tipo son: 1) un sinclinal y un anticlinal en el flanco trasero,
correspondientes a la reproducción en el bloque superior de la geometría de rellano-rampa-rellano en el
bloque inferior (regla del template constraint en este tipo de cabalgamientos, es decir, referido a que la
geometría que encontramos en el bloque superior reproduce la geometría del bloque inferior). 2) un
anticlinal en el bloque superior, que correspondería a la cuña de bloque superior que empieza a deslizarse
sobre el rellano de bloque inferior; en este caso el pliegue se forma asociado al cambio rampa-rellano
en el bloque inferior, pero de forma indirecta, a través de la cuña de material mencionada anteriormente.

Si consideramos que las longitudes de las capas se mantienen constantes, así como sus espesores en
la zona de flanco, las relaciones angulares en un pliegue de adaptación están limitadas de tal forma que
el ángulo obtuso entre flancos del anticlinal frontal de bloque superior está relacionado con el ángulo de
la rampa de bloque inferior mediante la relación:

% sen2γ (
α = tan−1' 2 * , siendo α el ángulo de la rampa y γ el semiángulo del anticlinal
& 2cos γ + 1)

En los pliegues de acomodación pueden diferenciarse dos tipos de superficies axiales: 1) superficies
axiales activas, es decir aquellas que se mueven en relación a las capas a las cuales afectan, o dicho de
€ otra forma, aquellas que ven pasar material a su través (si colocáramos un observador sobre la superficie
axial), 2) superficies axiales pasivas, es decir, aquellas que permanecen fijas en relación a las capas a
las cuales afectan, por tanto se desplazan junto con ellas sin cambiar de posición relativa.

El carácter de superficie axial activa o pasiva no es inmutable, así como la separación entre
superficies axiales. Esto se ve muy claro en el caso del crecimiento progresivo de un pliegue de
adaptación: al comenzar la deformación se generan dos superficies axiales cercanas, ambas afectando
únicamente al bloque superior (en este modelo consideramos que el bloque inferior no se deforma): una
se sitúa desde el primer momento coincidiendo con la zona de tránsito entre rellano y rampa de bloque
inferior, y es precisamente la bisectriz obtusa de ese ángulo (traza axial B de la figura). La otra se forma
inmediatamente más arriba y queda “apoyada” sobre un punto intermedio de la rampa de bloque inferior.
Entre ambas superficies las capas adquieren la inclinación de la rampa de bloque inferior (traza B’ de la
figura). La primera de las superficies mencionadas es una superficie activa, que se mantiene como tal
durante toda la historia del cabalgamiento: por ella pasan todas las capas mientras se produce el
desplazamiento. La segunda será una superficie axial pasiva hasta que alcance el punto de tránsito
rampa-rellano de bloque inferior, conforme avance la deformación. Cuando llegue a ese punto la
superficie axial se fija en relación al bloque inferior y se convierte en una superficie axial activa, que
también permanecerá como tal durante todo el tiempo que dure el desplazamiento.

A las dos superficies axiales descritas hay que añadir otra superficie (traza A de la figura), que es la
que se forma inicialmente en el tránsito rampa-rellano de la parte superior, con una disposición tal que
es la bisectriz obtusa del ángulo que forman los dos flancos del anticlinal frontal, es decir, está inclinada
en el mismo sentido que la rampa. Inicialmente esta superficie axial es activa, puesto que las capas van
pasando por ella, pero únicamente hasta que el bloque superior supera toda la rampa. A partir de ese
momento, la superficie axial se traslada hacia adelante, con el cabalgamiento y se convierte, por tanto,
en una superficie axial pasiva, manteniendo, eso sí, el mismo ángulo.

Una cuarta superficie axial (A’ en la figura), correspondiente al sinclinal situado en el frente del
cabalgamiento, aparece únicamente si existen capas por encima de la última cortada por las rampas de

64
Tectónica: Cuencas y Orógenos

bloque inferior y superior, es decir capas que aparecen únicamente con geometría de rellano. Esta
superficie es pasiva desde el primer momento, ya que va desplazándose con las capas.

Esquema de la formación de
un pliegue de adaptación

Figura - Ábaco que muestra las relaciones angulares que deben existir entre los flancos de un pliegue de adaptación, en
función de la inclinación de la rampa. El modo II se considera que no existe en la naturaleza. (Tomado de McClay ed. 1992).

Fault-propagation folds (pliegues de propagación de falla).

Los pliegues de propagación se forman en el extremo frontal de los cabalgamientos (línea terminal
o fault tip, un punto en el corte geológico) y responden a la propagación de los mismos hacia la parte
alta de la serie. De alguna forma amortiguan el desplazamiento de los cabalgamientos, y se amplifican
desde la parte baja. En la parte inferior, sobre la rampa del cabalgamiento, el pliegue de propagación
aparece como un anticlinal de bloque superior, mientras que hacia la parte alta el anticlinal no está
cortado por la superficie de cabalgamiento. Su geometría responde de algún modo a lo que se denomina
cabalgamientos ciegos (blind thrusts), que no llegan a aflorar en superficie. Al igual que en el caso de
los pliegues de adaptación, no existe deformación del bloque inferior.

65
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Los planos axiales que delimitan el flanco frontal de un pliegue de propagación (superficies A y A’
en la figura 6) buzan más que el plano de falla al cual se asocian, mientras que los que aparecen ligados
al flanco trasero (planos B y B’) constituyen la bisectriz obtusa de los tramos rellano-rampa del
cabalgamiento. Los planos axiales que delimitan por la parte interna del anticlinal los flancos frontal y
trasero convergen y se unen en un plano axial que presenta mayor buzamiento que los correspondientes
al flanco frontal. Este plano axial que aparece a partir del punto de convergencia de los otros dos se hace
progresivamente mayor conforme avanza la propagación hacia arriba del cabalgamiento dentro de la
serie, con lo cual se reduce progresivamente la zona de charnela horizontal de la parte alta del pliegue.
En un pliegue de propagación los planos axiales situados en los dos límites del pliegue son superficies
activas, la frontal porque va involucrando materiales situados en el bloque inferior, y la trasera por el
movimiento del bloque superior sobre la rampa al estilo del sinclinal de los pliegues de adaptación. La
otra superficie axial del flanco trasero es también activa puesto que va involucrando a materiales de la
zona horizontal, y va desplazándose hacia arriba en relación a las capas, mientras que la superficie
posterior del flanco frontal es pasiva.

Al igual que en el caso de los pliegues de adaptación, puede establecerse una relación entre el ángulo
entre flancos del anticlinal y el buzamiento de la rampa del bloque inferior, considerando distintas
posibilidades en función de que el espesor de las capas se mantenga constante, o de si existe
engrosamiento o adelgazamiento del flanco frontal.

Los pliegues de propagación suelen involucrar desplazamientos menores que los pliegues de
adaptación, aunque también cabe la posibilidad de que los pliegues de propagación sean transportados
sobre las superficies de cabalgamiento. La rotura que se produce para facilitar este movimiento puede
ser paralela a las capas del bloque inferior (décollement breakthrough), puede cortar el sinclinal
delantero (synclinal breakthrough), la charnela del anticlinal (anticlinal breakthrough), o el flanco
frontal (high-angle breakthrough). Prueba a dibujar los esquemas.

66
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Detachment folds (pliegues de despegue). Detachment folds sin nivel de despegue.

Además de los pliegues de adaptación y los pliegues de propagación existe un tercer modelo
geométrico para la formación de pliegues, en el cual se considera que el despegue basal no llega a formar
una falla que corta la serie sedimentaria competente, y queda restringido a un nivel incompetente inferior
(nivel de despegue). Se trata de los pliegues de despegue, que pueden presentar una cierta asimetría que
indica la vergencia del cabalgamiento basal. Pueden clasificarse en dos grandes categorías: aquellos
pliegues relacionados con un auténtico nivel de despegue, de cierta potencia, y los pliegues de despegue
en los cuales no es necesario este nivel potente.

En el caso de los pliegues de despegue asociados con un nivel de despegue potente el núcleo del
anticlinal se “rellena” con el material correspondiente al acortamiento, con lo que existe una relación
entre la amplitud del pliegue, el espesor del nivel de despegue (en realidad, de la relación entre las dos
variables), y el acortamiento producido. La condición que debe cumplir el nivel de despegue antes y
después de la deformación es la conservación de la superficie en corte del mismo. Al igual que en las
dos tipologías de pliegues anteriores, pueden existir cambios de espesor de la unidad competente, lo
cual daría lugar a variaciones de las relaciones angulares entre el buzamiento del flanco trasero y el
ángulo entre los dos flancos del anticlinal.

Figura - Ábacos que muestran las relaciones angulares que deben existir entre los flancos de los pliegues de propagación y
de despegue en función del ángulo de la rampa o la profundidad del despegue y espesor de la unidad dúctil. (Tomado de
McClay ed. 1992).

Los pliegues de despegue no asociados a un nivel de despegue potente tienen que estar
necesariamente relacionados con una geometría de tipo encofrado isoclinal y superficies axiales de tipo
kink, y su crecimiento se produce por el aumento de longitud de los flancos, ya que la longitud de la
zona de charnela permanece constante. El modelo más sencillo es el de flancos verticales que van
incorporando material no plegado conforme avanza el crecimiento del pliegue. En este caso no existen
relaciones angulares ya que los buzamientos están fijados de antemano.

67
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Stretched-fold thrusts (fold nappes)

Existe un cuarto tipo de pliegues asociados a cabalgamientos. Son pliegues activos (en
contraposición a los tipos anteriores denominados pasivos) porque el plegamiento absorve parte del
acortamiento antes de que se active el cabalgamiento. En condiciones de baja temperatura y baja presion
(en condiciones muy superficiales) los pliegues relacionados con los cabalgamientos son pasivos.
Cuando el comportamiento de las rocas es más dúctil el proceso de plegamiento gana importancia. El
concepto de stretched-fold thrusts fue desarrollado en los Alpes al principio del siglo XX. El flanco
invertido de un pliegue se estira y adelgaza hasta que rompe en un plano de cabalgamiento.

68
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Geometría y mecanismos de formación de pliegues. Relación con los modelos geométricos.

Al intentar prolongar un corte en profundidad, hay que tener muchos datos (normalmente difícil) o hacer
una serie de asunciones. Normalmente hay que optar por esta última posibilidad, y reconstruir nuestra
estructura en profundidad en función de la serie estratigráfica más o menos conocida, con sus niveles de
despegue, etc., y de las estructuras que veamos en superficie. En este sentido los modelos geométricos de
pliegues descritos hasta ahora constituyen una herramienta importante de cara a la reconstrucción geométrica
de pliegues. Las reconstrucciones geométricas, por otra parte, no son asépticas, sino que presuponen también
algunos tipos de mecanismos de plegamiento. Por tanto, es necesario, al aplicar determinadas construcciones
geométricas, comprobar que pueden cumplirse las condiciones reológicas del material necesarias para ello.
A continuación haremos un breve repaso de los mecanismos de plegamiento aplicables a los distintos tipos
geométricos tratados en este módulo.

Plegamiento con geometría de kink-band: existen varios modelos para la formación de pliegues con esta
geometría. Algunos de ellos implican rotación de la zona que está situada entre los planos axiales (la banda
de kink), a la vez que se produce el crecimiento de la misma. El problema de estos modelos es que (i) o bien
existe un cambio de buzamiento de las superficies axiales conforme avanza la deformación y la rotación de
la banda (para que coincidan con las bisectrices de los ángulos entre los flancos), (ii) o bien existe un cambio
de espesor de las capas situadas dentro del kink conforme progresa la deformación, manteniendo los ángulos
de las bandas constantes. En este último caso existe en primera instancia un aumento de espesor o
engrosamiento de los interestratos, para pasar posteriormente, en función de la relación angular de las
superficies axiales con las capas, a una disminución de los espesores. En estos dos casos la anchura de la
banda no tiene por qué cambiar. La tercera posibilidad es que el crecimiento del pliegue se produzca por la
migración de las superficies axiales, con lo cual estas siempre son las bisectrices del ángulo entre flancos y
no son necesarios cambios de espesor ni de buzamiento. El plegamiento con geometría de tipo kink es
característico de sistemas multicapa. En general los pliegues con esta geometría no son perfectamente
isopacos, ya que siempre existe un cierto engrosamiento en la zona de la charnela, determinado por el ángulo
entre flancos (a menor ángulo, mayor engrosamiento).

Plegamiento por rotación de flanco: como hemos descrito anteriormente los pliegues con geometría de
tipo kink pueden formarse por rotación de la zona limitada por los planos axiales. No obstante, existen
problemas geométricos a la hora de reconstruir pliegues formados por rotación de flanco con este tipo de
geometría, y las longitudes de las capas pueden variar ligeramente. Los modelos clásicos de pliegue con
rotación de flanco son los pliegues flexurales, formados por buckling o bending (ver más abajo).

Plegamiento por buckling: el plegamiento por buckling resulta de la aplicación de esfuerzos


compresivos paralelos a la capa. Estos esfuerzos compresivos dan lugar a una inestabilidad mecánica que
resulta en la formación del pliegue.

Plegamiento por bending: resulta de la aplicación de pares de fuerzas que dan lugar a torques
(fuerzas aplicadas en dirección perpendicular a un brazo y que tienden a producir rotaciones) opuestos en
los extremos de la capa.

Pliegues de flexión: en este tipo de pliegues el espesor y la longitud de las capas permanece constante,
dando pliegues de clase 1b de Ramsay. La flexión puede acomodar tanto el buckling como el bending. Se
producen dos tipos de pliegues de flexión: por deformación de charnela (en estos pliegues las líneas que eran
perpendiculares a la capa antes del plegamiento permanecen perpendiculares también después, la capa se
extiende por encima de la superficie neutra, y se acorta por debajo de ella), y por deformación de flanco (las
líneas perpendiculares al borde de la capa no permanecen perpendiculares después de la deformación, la
deformación es acomodada por cizalla simple paralela a la capa, sin extensión ni acortamiento). Existen dos
mecanismos fundamentales para la deformación de flanco en pliegues de flexión: el de flexural slip, en el
cual la cizalla simple se produce a partir de planos discretos que limitan cuerpos planares sin deformación
interna (ver figuras en página siguiente), y el de flexural flow o deformación continua por cizalla interna en
la unidad plegada.

En todos los pliegues flexurales y de tipo kink se produce cizalla entre capas o dentro de la capa. La
magnitud de la cizalla varía en función de la geometría del pliegue producido: los pliegues de tipo kink
producen mayor cizalla que los pliegues con cambio gradual del buzamiento. Esta cizalla no sólo se aplica a
líneas imaginarias situadas en las capas sino que también afecta a los límites de las mismas, como pueden
ser las rampas de cabalgamiento. Estas últimas, debido a su posición en relación al conjunto del paquete
69
Tectónica: Cuencas y Orógenos

estratificado, al plegarse experimentan un acortamiento que es proporcional al buzamiento alcanzado por la


capa. En última instancia, si el plegamiento avanza considerablemente la línea correspondiente a la rampa
podría alargarse. Lo mismo puede ocurrir con cualquier tipo de falla (normal, direccional…) situada dentro
de una serie sedimentaria. Cuando esta se pliega, la falla se deforma en función del ángulo que forma con la
serie sedimentaria.

Figuras que muestran pliegues de flexión por deformación de charnela (izquierda) y por deformación de flanco (flexural-slip), a la derecha.

Pliegues de aplastamiento: aunque el aplastamiento puro no puede formar pliegues por sí solo (tiene que
haber siempre algo de flexión), es un mecanismo que contribuye a la formación de pliegues no isopacos, en
los cuales aparece clivaje o esquistosidad. Este mecanismo genera una geometría de pliegues no isopacos,
con engrosamiento de la charnela en relación a los flancos.

Pliegues de flujo: son pliegues pasivos, en el sentido de que el movimiento de material se produce en
dirección paralela al plano axial. El resultado es la formación de pliegues con geometría similar pura. Son
característicos de materiales con baja viscosidad en condiciones superficiales, o bien de zonas con alta
presión y temperatura (facies de granulitas y migmatitas).

70
Tectónica: Cuencas y Orógenos

10. Sedimentación en sistemas de cabalgamientos


Cuencas sedimentarias en contextos compresivos.

Cuenca de antepaís (foreland basin)

Una cuenca de antepaís se forma en el frente de un orógeno debido a que el frente montañoso, que
es transportado sobre un gran cabalgamiento emergente, gana peso al engrosarse y carga la litosfera del
bloque inferior. En consecuencia, la litosfera se curva hacia abajo dando lugar a una depresión asimétrica
adyacente y paralela a la cadena de montañas. El material erosionado de la parte alta del frente
montañoso se deposita en dicha depresión sin-orogénica, que gana profundidad hacia el frente
montañoso (isostasia flexural). Los sedimentos, denominados molasa, se depositan discordantes sobre
sedimentos más antiguos y sobre el basamento y están constituidos por abanicos y llanuras aluviales.
Estos materiales forman una cuña clástica que se adelgaza hacia la parte más alejada del frente
montañoso. El avance de la cuña orogénica produce la subsidencia del antepaís y las molasas antiguas
son progresivamente cabalgadas por el cinturón de pliegues y cabalgamientos. Si continúa la
convergencia, se generan nuevas láminas de cabalgamiento que transportan la antigua cuenca de
antepaís. Esta cuenca pasivamente transportada en el bloque superior de la nueva lámina de
cabalgamiento se conoce como cuenca de piggy-back.

Hay dos tipos de escenarios: - Cuencas de pro-foreland formadas en la placa cabalgada;


- Cuencas de retro-foreland formadas en la placa del bloque superior

Ambos tipos de cuencas tienen características comunes, presentan forma de cuña, con el fondo
convexo hacia arriba, más espesas en la zona más próxima al margen montañoso, con adelgazamiento
hasta cero hacia la parte más alejada. Se distinguen cuatro zonas deposicionales que se mueven con el
tiempo hacia el orógeno: back-bulge, forebulge, foredeep, y wedge-top.

Los cabalgamientos sin-sedimentarios son muy comunes y controlan fuertemente el patrón de


sedimentación en cuencas de antepaís submarinas y en prismas de acreción. Las cuñas sedimentarias
son típicas de regiones con sedimentación sintectónica.

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

71
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Análisis de pliegues a partir de growth strata

La sedimentación sintectónica es una herramienta de primer orden a la hora de determinar la


cinemática de pliegues y cabalgamientos. Las relaciones tectónica-sedimentación quedan recogidas en
los conocidos modelos de Riba, que enlazan la sedimentación con la actividad tectónica, con la
formación de abanicos de capas (discordancia progresiva) en caso de simultaneidad entre ambos
procesos. En los abanicos de capas compuestos, la actividad tectónica creciente (en realidad un aumento
de la relación levantamiento/sedimentación) puede relacionarse con granocrecimiento y geometrías en
offlap, y la actividad tectónica decreciente con granodecrecimiento y geometrías en onlap. Una
discordancia sintectónica queda definida como la discordancia entre dos discordancias progresivas, una
inferior con geometría en offlap y una superior con geometría en onlap.

Los estratos sintectónicos (growth strata o sedimentos contemporáneos con el crecimiento de los
pliegues) permiten confirmar si un pliegue se ha formado por rotación de flanco o por migración de
kink-bands, o por mecanismos mixtos, permiten también conocer si ha habido migraciones de charnela,
y datar el movimiento de las distintas estructuras (ver figuras).

Si el mecanismo de formación de un pliegue es la rotación progresiva de sus flancos, las unidades


depositadas a lo largo de su formación (growth strata) perderán buzamiento progresivamente hacia la
parte alta de la serie. Por el contrario, si el mecanismo de formación del pliegue es la migración de
superficies axiales (kink-bands) los buzamientos serán constantes en cada uno de los kink-bands, y las
diferencias hacia arriba de la serie vendrán dadas no por cambios de buzamiento sino por la extensión
que ocupan los kink-bands: en la parte baja las bandas con buzamiento serán más amplias que en la parte
alta. En el caso de pliegues flexurales formados por rotación progresiva de los flancos los sedimentos
sintectónicos permiten determinar si ha habido cambios en la posición de la charnela (migración de
charnela) durante su formación, o si la posición de ésta ha permanecido constante. Estas migraciones
también pueden detectarse si contamos con indicadores cinemáticos de deformación de charnela (grietas

72
Tectónica: Cuencas y Orógenos

y estilolitos que marcan la posición de charnela externa y charnela interna respectivamente) o flanco
(esquistosidad compatible con cizalla inversa en los flancos).

(Tomado de McClay ed. 1992)

El mecanismo de formación de pliegues por migración de kink-bands ofrece un marco teórico para
la modelización de los patrones de sedimentación sintectónica de gran interés, para poder aplicarlo
después a casos naturales. La formación de un pliegue mediante este mecanismos supone la migración
de superficies axiales a partir de una zona de núcleo. De acuerdo con lo expuesto en el apartado de
pliegues de adaptación y propagación una superficie axial es activa cuando se mueve en relación a las
capas a las que afecta (bien porque la superficie axial se mueva, con respecto a capas fijas, o bien porque
las capas circulen a través de una superficie axial que permanece fija en el espacio, lo que importa para
definir el carácter de la superficie es el movimiento relativo entre ambas), y pasiva cuando permanece
fija en relación a dichas capas. De acuerdo con esta clasificación el crecimiento de un pliegue en rodilla
(monoclinal) por migración de planos axiales se puede producir en los casos siguientes (ver figura 2):

73
Tectónica: Cuencas y Orógenos

i) una superficie axial permanece fija (pasiva), la sinclinal, mientras que la superficie axial
anticlinal (activa) se desplaza en relación a las capas, alejándose de aquella (figura 2b)
ii) la superficie axial anticlinal permanece fija (pasiva), y la sinclinal es activa (figura 2c)
iii) las dos superficies axiales son activas y se mueven en sentidos distintos, separándose (figura
2d)
iv) las dos superficies axiales son activas pero se mueven en el mismo sentido, hacia la parte alta
del pliegue (updip), la anticlinal con mayor velocidad (figura 2e)
v) las dos superficies axiales son activas y se mueven en el mismo sentido, hacia la parte baja del
pliegue (downdip), la sinclinal con mayor velocidad (figura 2f)

A partir de los modelos puede verse que necesariamente las superficies axiales convergen hacia la
parte alta de la serie en los dos casos básicos (los primeros). A pesar de que la geometría final del pliegue
en las unidades pre-tectónicas (pre-growth) es la misma en los cinco casos, la historia cinemática es muy
distinta, y ello hace que los sedimentos sintectónicos presenten también diferente geometría en cada uno
de los casos expuestos. El análisis, a partir de superficies axiales trazadas en los sedimentos sintectónicos
permitirá determinar cuál ha sido la cinemática del pliegue. También es importante señalar que la
geometría de los growth strata depende en buena medida de la tasa de sedimentación, que hará que se
cubra también el flanco horizontal elevado con capas de sedimentos más finas que el hundido, o bien,
que no exista sedimentación, o bien que esté sometido a erosión.

En este tipo de modelos se dan situaciones curiosas, como por ejemplo, en el caso de dos superficies
axiales activas moviéndose en sentidos opuestos, donde los estratos sintectónicos definen una geometría
de pliegues con dos superficies axiales (sinclinal y anticlinal) sobre el flanco monoclinal del pliegue de
los estratos pre-tectónicos. Situaciones similares, pero más complicadas, se dan en el caso de dos
superficies axiales desplazándose en el mismo sentido.

En el caso de los pliegues de adaptación (figuras 12 y 13), puesto que el carácter de las superficies
axiales cambia con el tiempo, conforme se desarrolla el pliegue, los patrones de sedimentos sintectónicos
relacionados con las mismas también cambian. La única que se mantiene siempre activa, desde su
formación es el sinclinal situado en el tránsito rellano-rampa de bloque inferior.

74
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de McClay ed. 1992)

En los pliegues de propagación (figura 17, aquí arriba) también se producen cambios de este tipo,
con los efectos más significativos en el flanco trasero (backlimb), donde las dos superficies axiales que
la limitan son activas (la superior por el crecimiento de la rampa del cabalgamiento y la inferior por el
movimiento de las capas sobre ella, al estilo de los fault-bend folds) y por tanto los growth strata definen
un pliegue en rodilla sobre una superficie plana. En el flanco frontal una de las superficies, la inferior,
es activa, y la otra, la superior, pasiva, con lo que se forma un growth triangle sencillo. Para tasas de
sedimentación menores las superficies axiales dentro de los growth strata presentan menor buzamiento,
llegando en un caso límite hipotético, a coincidir con la horizontal, es decir, con la superficie de
discordancia que separa los growth strata de una unidad sedimentaria posterior. Otro efecto interesante
es que la generación de pliegues de tipo kink con baja tasa de sedimentación da lugar a discordancias
en las cuales aparentemente los estratos que aparecen por debajo de la superficie de discordancia en el
flanco delantero del pliegue (serie de growth strata sintectónicos), aparecen por encima de la misma en
el flanco trasero (formando un onlap sobre los estratos pre-tectónicos). Esta aparente paradoja (bautizada
por sus autores como time-transgressive angular unconformity) queda resuelta considerando los hiatos
en ambos flancos del pliegue.

A la izquierda, growth
strata asociados con un
pliegue de propagación,
considerando tasas de
sedimentación mayores
que el crecimiento del
pliegue (a), iguales (b), o
menores, sin erosión (c) o
con erosión (d)

(Tomado de
McClay ed. 1992)

75
Tectónica: Cuencas y Orógenos

11. Compensación de cortes (cross-section balancing)


Técnica que ayuda a analizar y mejorar los cortes, permite verificar la validez de los mismos y
determinar si un corte es admisible o correcto desde el punto de vista geométrico. Esta técnica se basa
en la restitución del corte a la situación anterior a la deformación. Requiere el análisis de la forma de las
fallas, la longitud de las capas y el área de las capas en corte. Cuando la deformación es compleja (por
ejemplo, con etapa extensional previa a la compresión), es necesario compensar los cortes también en
varias etapas.

La realización de un corte compensado es, a veces, un proceso iterativo que requiere intuición y un
amplio conocimiento de la geología estructural. La realización de cortes compensados es más viable en
el estudio de cadenas con deformación de cobertera, con nivel de despegue (tanto en contexto
compresivo como extensivo).

Los términos más utilizados son:

i) Corte del estado deformado: es el corte geológico tal y como lo entendemos, construido
mediante técnicas manuales o mediante los métodos de kink o Busk
ii) Corte admisible: es un corte correcto desde el punto de vista geométrico considerando el estilo
estructural de la zona.
iii) Corte restituido: es el corte restaurado a la situación previa a la deformación, con las longitudes
iniciales de las capas, etc.
iv) Corte viable o retrodeformable: es un corte que admite la restitución, o sea, geométricamente
correcto.
v) Corte compensado: es un corte admisible, es decir, compatible con el estilo estructural de la
zona, y que además es retrodeformable. Para construir un corte compensado es necesario saber
que puede ser restituido. Hay que recalcar aquí que un corte compensado no es necesariamente
correcto pero un corte no viable es probablemente incorrecto.

Las líneas de referencia que se utilizan en compensación de cortes son las siguientes:

i) buzamiento regional (regional dip), es el buzamiento previo a la deformación. En condiciones


de sedimentación de plataforma es probable que el buzamiento regional sea horizontal. Si
estamos en una cuenca extensional o una cuenca de antepaís es probable que exista un
buzamiento regional no nulo, variable a lo largo de la serie.

ii) Línea de referencia móvil o loose line, hay que trazarla en el corte del estado deformado y sirve
como referencia en el corte restituido para determinar si el corte del estado deformado está
compensado. Se lleva desde la superficie hasta el nivel de despegue y se coloca en la zona
trasera de los cabalgamientos o trailing edge del sistema.

iii) Línea fija o pin line: es la línea a partir de la cual se miden las longitudes de las capas para
restituir un corte del estado deformado. Hay que colocarla en algún punto del antepaís que pueda
considerarse fijo en relación al zócalo, aunque también pueden utilizarse pin lines locales, entre
niveles de despegue para compensar parcialmente la deformación.

Técnicas de compensación de cortes

Existen dos técnicas fundamentales de compensación de cortes:

1) compensación por áreas, es decir el área de las capas debe ser la misma en el estado deformado
y en el estado no deformado; este método es muy útil por ejemplo en el caso de unidades poco
competentes o niveles de despegue donde no sea necesario o no se puedan medir longitudes. Se
asume que se conserva el área, y que por tanto no existen procesos de disolución por presión,

76
Tectónica: Cuencas y Orógenos

que suelen acompañar al desarrollo de esquistosidad. Esta pérdida de volumen no es habitual en


las partes externas de los orógenos.

2) compensación por longitudes, a partir de medidas de longitud de muro y techo de cada una de
las capas. La longitud de los contactos en corte no varía durante la deformación, y por tanto es
la misma en los estadios deformado y restituido. Esto no se cumple si hay variación del espesor
de las capas durante el proceso de deformación y si la deformación no se produce a volumen
constante. Si un corte compensado por longitudes es correcto puede verificarse de acuerdo con
la forma de la loose line o línea de referencia móvil. No es necesario que la loose line sea
perfectamente perpendicular a la estratificación.

En un corte compensado también hay que tener en cuenta la geometría de las fallas, que deberán
presentar buzamientos razonables. La abundante literatura sobre geometría de cabalgamientos sugiere
que cuando se crea un cabalgamiento de neoformación, el ángulo de la rampa es generalmente menor
de 35º, y que una misma falla no presenta segmentos en los que cambia de sentido de buzamiento.

La técnica concreta para medir áreas o longitudes es muy variable. Si hemos utilizado geometría de
pliegues de tipo kink es sencillo medir longitudes con una regla o con un compás de dos puntas. En caso
de líneas curvas es más sencillo medir con un curvímetro. Las áreas pueden medirse con papel
milimetrado transparente o con un planímetro, o también recortando y pesando los trozos de papel en
una balanza de precisión.

(Tomado de Marshak y Mitra


1988)

Otros aspectos a tener en cuenta a la hora de restituir un corte:

1 Secuencia de cabalgamientos: está admitido que no todos los cabalgamientos se forman al


mismo tiempo en un orógeno, las fallas más externas (las más cercanas al antepais) son generalmente
las más jóvenes, y las más internas las más antiguas. Se asume como hipótesis de trabajo que la secuencia
de cabalgamientos es de bloque inferior (lo más habitual), y por tanto se comienza a restituir el

77
Tectónica: Cuencas y Orógenos

desplazamiento de las fallas desde el foreland (antepais) hacia el hinterland (traspais). Se tendrán en
cuenta los posibles cabalgamientos fuera de secuencia.

2 Dirección de transporte: para poder compensar un corte la dirección de la sección elegida ha de


estar próxima a la dirección de transporte, nunca a más de 5º.

3 Deformación en un plano: en general se aplicará la restitución de cortes en regiones donde las


rocas no se desplazan fuera del plano del corte (no hay movimiento, ni flujo de material en otras
direcciones). Este requisito se suele dar en las zonas externas de los orógenos que no presentan una
deformación penetrativa importante. Este requisito no se cumple cuando hay rampas laterales.

4 Template constraint: la forma del bloque inferior, cuando ésta es observable en afloramiento, es
representativa de la forma del bloque superior que ha sido erosionado. El mismo número de rampas y
rellanos de bloque inferior deberán encontrarse en el bloque superior. Sin embargo, observar que las
longitudes de las rampas de bloque superior son menores que las de sus rampas correspondientes en
bloque inferior, esto es debido a que los ángulos de cutoff de bloque superior son mayores que los
ángulos de cutoff de bloque inferior.

5 Conservación del desplazamiento a lo largo del plano de falla: esta premisa significa que la
magnitud del desplazamiento en una falla indicado por el desplazamiento de marcadores en un corte es
constante a lo largo de la traza de la falla, o bien que varia de una manera determinada. Tened en cuenta
que parte del acortamiento se acomoda en la formación de los pliegues asociados a cabalgamientos. Esto
puede observarse en los pliegues de adaptación, y especialmente en los de propagación, donde el
desplazamiento se va reduciendo progresivamente hasta que se hace nulo en la terminación de la falla.

(Tomado de Marshak y
Mitra 1988)

Pasos en la realización de un corte compensado:

i) La primera parte del método consiste en realizar el corte del estado deformado, a partir de los
buzamientos de la cartografía geológica y del conocimiento de la dirección de transporte. Hay
que tener muy presente que para que un corte pueda ser restituido tiene que formar ángulos muy
pequeños con la dirección de transporte. Si utilizamos el método de tipo kink habrá que trazar las
bisectrices de los ángulos entre flancos, que corresponden a los planos axiales, etc., etc.… Se
dibujan después la línea fija (pin line) en un extremo no deformado del corte hacia el antepaís y
la línea libre (loose line) en la zona trasera del sistema de cabalgamientos. Si el espesor de las
capas no cambia durante la deformación se puede restituir asumiendo que se conservan las
longitudes. Si hay cambio de potencias durante la deformación no se puede asumir la
conservación de longitudes, habrá que medir áreas.

ii) Una vez dibujado el corte del estado deformado hemos de dibujar la llamada trama estratigráfica
previa a la deformación. Esta trama estratigráfica será paralela y horizontal en el caso de que
estemos tratando con sedimentos de plataforma o inclinada, o con fallas normales, en el caso de
cuencas previas a la formación de los cabalgamientos. Por ello es muy importante conocer la
historia geológica y las variaciones de espesor de las distintas unidades. También se suele hacer
un ligero tanteo e ir corrigiendo la trama estratigráfica si se ve que no encaja perfectamente con

78
Tectónica: Cuencas y Orógenos

los datos del corte que estamos restituyendo. Se dibuja la pin line en el extremo correspondiente
de la trama estratigráfica. La posición de la rampa está fija con respecto a las capas del bloque
inferior, y por tanto la podemos colocar sobre la trama estratigráfica en la misma posición en que
está en el estado deformado con respecto al bloque inferior.

iii) Restitución basada en la conservación de longitudes: se empiezan a medir longitudes o distancias


desde la pin line en el estado deformado hacia la loose line, teniendo en cuenta el situar
perfectamente en la trama estratigráfica, a partir de las longitudes:
iv) los puntos donde las capas intersecan a la topografía actual, de modo que finalmente
podamos reconocer en el estado no deformado el corte de la topografía sobre la serie
estratigráfica. Es posible que necesitemos añadir pin line locales en caso de que hayan
desaparecido por erosión algunas capas y no podamos saber si han sufrido deformación

v) los puntos de corte de las capas contra las fallas o cabalgamientos, con el fin de situarlos
también en el corte restituido

(Tomado de Marshak y Mitra 1988)

vi) Hay que tener en cuenta cuál es la secuencia de cabalgamientos, de modo que se restituyan
primero los más modernos y después los más antiguos.

vii) Colocar finalmente la loose line y ver si su disposición es coherente, es decir, si aparece como
una línea continua, vertical o inclinada. En caso de que aparezcan irregularidades en su trazado
se deberá a que hay alguna capa más corta o más larga de lo debido, y habrá que modificar el
corte del estado deformado para volver a restituirlo.
79
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Marshak y Mitra


1988)

viii) Restitución basada en la conservación de áreas: se utiliza en el caso en que hay engrosamiento
de alguna de las capas durante la deformación. Al realizar la trama estratigráfica se pondrá el
espesor de las capas previo al engrosamiento, que podrá medirse en la zona de antepaís no
deformada. Se medirá el área de la capa engrosada en el estado deformado, y se determinará la
longitud necesaria de la capa en la trama estratigráfica para que de ese área.

(Tomado de Marshak y
Mitra 1988)

Es importante tener en cuenta que las técnicas de compensación de cortes suponen que las líneas no
han cambiado de longitud entre el estado no deformado y el estado deformado, con lo cual los procesos
de disolución por presión y deformación interna de las capas en general tenderán a producir resultados
falsos (las capas son más cortas actualmente que en el estado no deformado). Lo mismo sucede en los
casos de compensación de áreas cuando exista flujo de material en dirección perpendicular al corte.

80
Tectónica: Cuencas y Orógenos

12. Cabalgamientos complejos y plegados


Hemos visto que los cabalgamientos suelen aparecer dispuestos en sistemas imbricados, la geometría
de dichos sistemas puede ser más compleja, debido en muchos casos a la propia reología y cinemática
del sistema.

Estructuras en duplex

Dúplex: estructura limitada por cabalgamientos a base y a techo, normalmente con varios horses o
lentículas en su interior, que repiten parte de la serie involucrada en el sistema. Se diferencia, pues, del
sistema imbricado en la aparición de un cabalgamiento que limita a esas unidades por encima. Puede
formarse a cualquier escala, de varios centímetros a decenas de kilómetros. El hecho de que las
superficies de cabalgamiento se unan también hacia la parte superior está favorecido por la existencia
de despegues de orden menor entre diferentes unidades sedimentarias.

(Tomado de
McClay ed. 1992)

Cuando encontremos una lámina cabalgante limitada por dos cabalgamientos que contenga sólo una
parte de la serie sedimentaria, hay que sospechar la existencia de este tipo de estructura.

Existen diferentes morfologías de duplex, que dependen de cuando un nuevo horse se forma con
respecto a los anteriores y en la cantidad de desplazamiento de los cabalgamientos traseros con respecto
a los delanteros.

-- hinterland-dipping duplex: en la mayoría de los casos las rampas de los horses tienen
pequeños desplazamientos; los nuevos horses se forman en el frente y los antiguos son rotados hacia
atrás. La serie de duplex buza hacia el traspaís, y constituye un sistema imbricado, con la única
diferencia de estar limitado por cabalgamientos. Este es el tipo más comun de duplex.

apilamiento antiformal: El desplazamiento de cada rampa individual es mayor, y entonces los


horses son apilados unos encima de otros formando un antiformal stack. Varios dúplex apilados
definen una geometría antiformal (antiformal stack) en las capas que quedan por encima del
cabalgamiento de techo. Si no hay acceso a la parte inferior es difícil de distinguir de un anticlinal
auténtico. Existen ejemplos muy claros de apilamientos antiformales, como la Zona Axial pirenaica,
donde la imbricación de láminas de rocas paleozoicas ha dado lugar a un antiformal stack
completamente independiente de las secuencias de cabalgamientos de cobertera (aunque los
acortamientos experimentados por zócalo y cobertera deben coincidir). La independencia entre los dos
niveles se debe a la existencia de las facies evaporíticas del Triásico medio y superior.

- foreland-dipping duplex: si los desplazamientos en las rampas son todavía mayores, las
láminas de un dúplex son transportadas hasta el lado opuesto de un apilamiento antiformal y quedan
buzando hacia el antepaís, constituyendo un sistema de foreland-dipping duplex.

81
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Según Boyer y Elliott 1982)

Relaciones de corte en estructuras en duplex: es importante tener en cuenta cómo deben ser las
relaciones de corte en las lentículas que forman un duplex. Al igual que ocurre en los cabalgamientos
sencillos, debe existir una correspondencia entre el punto de cutoff de una capa en el bloque superior y
en el bloque inferior, es decir, que ambas deben estar en los dos bloques diferentes del cabalgamiento
que las ha cortado, de modo que el desplazamiento sea coherente. Esta regla únicamente se rompe en el
caso de que la polaridad en las lentículas sea la contraria a la de la serie general, resultado, por ejemplo,
de la formación de cabalgamientos en el flanco invertido de un pliegue. En este caso las relaciones de
corte son justamente las inversas del caso de dúplex con la misma polaridad que la serie general.

Relaciones de corte
en dúplex normales
y dúplex invertidos

82
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Cabalgamientos plegados

La geometría de un sistema de cabalgamientos puede complicarse por la propia dinámica del sistema
(secuencias de varios cabalgamientos, superposición de rampas de bloque inferior, etc.) o por la
existencia de plegamientos posteriores, cuya dirección puede ser paralela, perpendicular u oblicua a la
dirección del sistema de cabalgamientos.

Cabalgamientos plegados por la propia dinámica de las secuencias de bloque inferior: El movimiento
de los cabalgamientos situados por debajo del que se ha formado anteriormente produce una
verticalización de los anteriores. Esto sucede, por ejemplo, en el caso de que aparezcan varias rampas
superpuestas, es decir, cuando el bloque inferior horizontal pasa a ser el bloque superior de un nuevo
cabalgamiento. Este proceso puede dar lugar a un basculamiento total de las superficies de
cabalgamiento, de modo que el bloque superior del mismo queda por debajo de la superficie de
cabalgamiento y el inferior queda por encima, con el sentido de movimiento compatible con un
movimiento aparentemente de falla normal.

Los cabalgamientos también pueden plegarse por efecto de etapas tectónicas posteriores, con
resultados a veces desconcertantes en lo que se refiere a los patrones cartográficos obtenidos. Estos
patrones cartográficos varían considerablemente en función de la relación angular entre los primeros
cabalgamientos y los pliegues posteriores, y también dependen de si se trata de los frentes o de las partes
traseras de los cabalgamientos. En el caso de partes traseras el patrón geométrico es similar al obtenido
para basculamientos debidos a las secuencias de bloque inferior. Los cabalgamientos iniciales pueden
adquirir mayor buzamiento, o pueden llegar a verticalizarse o invertirse. Las duplicaciones de serie
suelen ser el criterio fundamental para definir la existencia de este tipo de cabalgamientos. En el caso
de los flancos delanteros de los pliegues, el ejemplo más conocido es el de las têtes plongeantes de la
zona de las Nogueras (Séguret, 1975). En ellas se conserva la parte apical de los anticlinales de bloque
superior de una serie de cabalgamientos. Puesto que se ha producido un plegamiento posterior los
cabalgamientos quedan inclinados en el sentido de avance del bloque superior y los anticlinales quedan
finalmente con geometría sinforme.

83
Tectónica: Cuencas y Orógenos

13. Tectónica Experimental. Modelos analógicos


El objetivo de los modelos reducidos es el de simular a la escala del laboratorio (metro, hora,
kilogramo) procesos físicos de escalas diferentes, y en los que intervienen un gran número de parámetros
(ej. mecánica de la litosfera, 100 km, 1 Ma, 10 Kg). El término de tectónica experimental se utiliza
4

actualmente para designar el estudio de procesos tectónicos en la naturaleza mediante modelos a escala
en el laboratorio. En la primera etapa estas experiencias fueron puramente cualitativas. Paulatinamente
se han intentado realizar modelos respetando las reglas de similitud y de esta forma se ha llegado a
aplicar a los modelos parámetros precisos que permiten el estudio matemático riguroso de los fenómenos
(Mattauer, 1976).

La finalidad de la modelización analógica en geología es la de precisar con mayor exactitud la


evolución, las causas y los mecanismos de los procesos geológicos que han dado lugar a las estructuras
que se observan en el campo. Por tanto, la modelización analógica no debe entenderse como una
reproducción exacta de una estructura conocida o una cordillera, sino como un útil que ayuda a aclarar
aspectos sobre el origen de las mismas.

La modelización analógica presenta la gran ventaja de que: 1) permite la adquisición de una serie
de parámetros asociados a los procesos tectónicos (geometría tridimensional, mecanismos, velocidades
y tiempo) difícilmente deducibles en muchos casos a partir del análisis de los datos reales, y 2) pueden
aislarse las variables que intervienen en los procesos geológicos y ver cómo afecta cada una de ellas
al desarrollo de las estructuras y al resultado final, algo también difícil de llevar a cabo en casos reales.
Esto permite determinar cómo influyen una serie de parámetros (perfil reológico, direcciones de
acortamiento o extensión, espesores de las capas, tasa de deformación, etc.) en las estructuras
resultantes. El geólogo de campo conoce la geometría final, no conoce las condiciones iniciales, ni la
cronología de las diferentes etapas, y tampoco conoce directamente la geometría en profundidad. La
modelización analógica permite ver cómo intervienen las distintas variables, que determinan el resultado
final.

Los modelos analógicos han de ser confrontados con los datos reales, sin lo cual un modelo analógico
no es más que un experimento. La comparación permite verificar las hipótesis tectónicas propuestas y,
en algunos casos, reinterpretar los datos reales (naturales) desde un punto de vista diferente (sobre todo
en el caso de datos indirectos, como los provenientes de los métodos de prospección geofísica).
Un esbozo histórico

Los primeros experimentos a pequeña escala fueron realizados por Sir James Hall (1815) en el
marco de la aparición de la Theory of the Earth de Hutton (1795), su objetivo era comprobar la hipótesis
de que el plegamiento de estratos originalmente horizontales es el resultado de compresión lateral. Hall
utilizó arcilla dispuesta en capas dentro de una caja alargada con las paredes de los extremos móviles
(Fig. 1), básicamente como se hace ahora. Los pliegues generados eran muy similares a los observados
en la costa de Berwickshire (Fig. 2). El experimento de Hall cumple los tres requisitos necesarios para
una correcta construcción: (1) una interpretación precisa de la geometría observada en la naturaleza, y
la formulación de una hipótesis sobre los posibles mecanismos (presión lateral), (2) un
dimensionamiento grosero de longitudes, tiempo y resistencia de los materiales del modelo (por
supuesto los detalles del dimensionamiento cuantitativo no se conocían en la época), y (3) la utilización
de los resultados del experimento para verificar la validez de las hipótesis tectónicas. La idea de que
procesos geodinámicos, a pesar de las enormes escalas de tiempo y longitud, pueden ser
reproducidos en el laboratorio mediante modelos a escala, fue una de las importantes contribuciones
de Hall al estudio de la Tierra.

Figura 1. Máquina para modelos a escala de plegamiento por compresión lateral, presentado por Hall en la Royal
Society of Edimburgh en 1812. Tomado de Ranalli (2001)

84
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Figura 2. Pliegues obtenidos en el experimento de Hall. Tomado de Ranalli (2001)

Avanzado el siglo XIX se empezaron a reproducir en el laboratorio otros fenómenos tectónicos, tales
como la formación de fallas y diaclasas (Favre, 1878; Daubrée, 1879; Schardt, 1884; Reyer, 1892).
Cadell (1889) y Willis (1891) estudiaron la formación de pliegues y cabalgamientos, y obtuvieron
resultados muy similares a los observados en los Apalaches y en las montañas del Jura.

A principios del siglo XX cabe destacar los modelos en arcilla sobre la formación de montañas y rifts
de Cloos (1929, 1939), así como los experimentos que modelizaban movimientos de desgarre
(Fujiwhara, 1924, 1925; Brown, 1928; Cloos, 1928 y Riedel, 1929). El experimento de Riedel es clásico
y muestra la efectividad de la modelización en la interpretación de datos geológicos, incluso con técnicas
no dimensionadas. El dispositivo de Riedel está constituido por una capa de arcilla dispuesta sobre dos
placas que deslizan una contra otra (Fig. 3). Este dispositivo ha sido utilizado con posterioridad por gran
número de investigadores. Los primeros investigadores utilizaron arcilla (Cloos, 1928; Riedel, 1929;
Tchalenko, 1967, 1970; Wilcox et al., 1973), posteriormente se utilizó arena (Emmons, 1979; Naylor et
al., 1986; Richard et al., 1989a), o arena y silicona (Richard et al., 1989b; Basile, 1990), también se ha
utilizado parafina y silicona (Odonne, 1981). Cloos (1928) y Riedel (1929) fueron los primeros en poner
en evidencia la formación de fallas sintéticas dispuestas “en échelon” encima del desgarre (fallas de
Riedel o R), así como fallas antitéticas (R') (Fig. 4). El ángulo de las fallas con respecto al desgarre basal
varia en función de los materiales utilizados. Tchalenko (1970) definió tres estadios de fracturación en
función de la fuerza de tracción necesaria a un desplazamiento continuo de la placa móvil (Fig. 5): (1)
"peak stage", donde la resistencia es máxima y donde se forman las fallas R y R'. (2) "post peak stage",
la resistencia disminuye y se forman las fallas P que conectan las R. (3) "residual stage", la resistencia
permanece constante y el desplazamiento se acomoda por fallas subparalelas al desgarre basal (fallas Y,
definidas posteriormente por Bartlett et al., 1981). Cuando el desplazamiento aumenta aparecen
sucesivas generaciones de fallas de orientación diferente, y la dirección de las fallas activas se acerca a
la dirección de movimiento.

Figura 3. Dispositivo experimental de Riedel Figura 4. Conjunto de estructuras que pueden aparecer
(según Tchalenko, 1970). T, fuerza de tracción. en una zona de cizalla (tomado de Liesa et al., 1997)

85
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Figura 5. Resultados de la experiencia de Riedel en caolín (modificado de Tchalenko 1970 y Bartlett et al. 1981).
Curva fuerza - desplazamiento, y diferentes estadios de la fracturación con las fallas asociadas. T, fuerza de cizalla
horizontal. D, desplazamiento total. φ, ángulo de rozamiento interno. Tomado de Basile (1990).

A lo largo de la primera mitad del siglo XX modelos experimentales similares a los descritos
anteriormente han ayudado a entender un amplio rango de problemas geológicos (ej. Mead, 1920; Link,
1930; Cloos, 1955; Escher y Kuenen, 1929; Nettleton y Elkins, 1947; Hubbert, 1951; Parker y
McDowell, 1955; Ramberg, 1955; Oertel, 1962; Kuenen, 1965).

La teoría de Hubbert (1937) en los modelos a escala revoluciona la modelización analógica


transformándola de una técnica descriptiva a una técnica cuantitativa. Esta teoría pone especial atención
en el hecho de que la reducción de tamaños y tiempos debe conllevar una reducción proporcional en la
resistencia de los materiales utilizados. A continuación toma interés el papel que desempeña la gravedad
en los procesos orogénicos (Bucher 1956). Ramberg en las décadas de los años 60 y 70 resalta la
importancia de la fuerza de la gravedad en los procesos geológicos y desarrolla ampliamente la técnica
de los modelos a escala en centrifugadora (Ramberg, 1967). La mayoría de estos trabajos se centran en
el estudio de diapiros y estructuras relacionadas (Fig. 6) (Ramberg, 1967; Dixon, 1974; Talbot, 1977;
Schwerdtner y Trohng, 1978; Jackson et al., 1988; Jackson, 1995).

Figura 6. Domo de silicona que contiene láminas de plastilina plegadas y rotas, que ha penetrado una cobertera
estratificada de pasta de pintor. Observar los sinclinales laterales y la inversión de los estratos. Tomado de Ramberg
y Sjoström (1973).

Tras tres décadas de utilizarse la técnica de la centrifugadora, fue reemplazada ampliamente por el
uso de materiales menos resistentes que podían ser deformados en campo gravitatorio normal. En la
década de los años 80 un grupo de investigadores de la Universidad de Rennes retoma la ley de Byerlee
(1978), resaltando que las reglas del dimensionamiento son diferentes para materiales frágiles y dúctiles
(Faugère y Brun 1984; Brun et al., 1985; Ballard et al., 1987; Burg et al., 1987; Vendeville y Cobbold
1988), y demuestran que la arena es un perfecto análogo para la corteza frágil. La utilización de este
material permite avances importantes en la tectónica salina (Vendeville y Jackson 1992), así como en el
estudio de los mecanismos de emplazamiento de plutones (Román-Berdiel et al., 1995, 1997), y permite
simular sedimentación durante la deformación (Vendeville y Cobbold, 1988).
86
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Figura 7. Vista de superficie y corte de un modelo bicapa representativo de la corteza dúctil y frágil, construido
con silicona y arena. Tomado de Tron y Brun (1991).

Tapponier et al. (1982) y Peltzer et al. (1982) introdujeron el concepto de tectónica de indentación
en modelos de convergencia y colisión continental a escala litosférica realizados con plastilina (Fig. 8).
Posteriormente, se han realizado una serie de interesantes modelos de deformación litosférica con arena,
silicona y miel (Davy y Cobbold, 1988; Peltzer y Tapponier, 1988). En los años noventa se desarrolló
el estudio, mediante modelos a escala, del inicio y evolución de la subducción tanto de la corteza
oceánica como continental (Fig. 9) (Chemenda, 1994; Faccenna et al., 1996, 1999; Becker et al., 1999).

Figura 8. Experimentos de indentación en plastilina confinada unilateralmente (borde libre a la derecha).


Desplazamiento de indentación 6.3 cm. Observar las estrechas fallas y los huecos abiertos en la parte de la derecha
(según Peltzer et al. 1982 y Tapponier et al. 1982).

87
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Figura 9. Esquema del dispositivo experimental de Chemenda (1994) para modelizar la subducción. 1. tanque, 2.
material representativo de la litosfera, 3. calentadores, 4. pistón, 5. material representativo de la astenosfera.

Hoy en día la tectónica experimental es un campo muy activo, con aplicaciones en sismicidad
(fracturación y propiedades de las fallas), en geología estructural (plegamiento, diapirismo, desarrollo
de estructuras de pequeña escala), y en geodinámica (evolución de orógenos, subducción, convección
en el manto).

Hasta finales de los años 70 prácticamente el único laboratorio de este tipo que existía era el de Hans
Ramberg (Suecia). Hoy existen laboratorios en EEUU, Canadá, Reino Unido, Francia, España, Suiza,
Alemania, Italia, URSS y Australia, asi como en importantes compañias petrolíferas. El soporte
financiero aportado por las industrias petroleras ha sido un factor importante en el desarrollo de esta
técnica, sobre todo en algunos campos como la tectónica salina y la tectónica de cabalgamientos.

En geodinámica uno de los principales problemas que se ha planteado es el de la dependencia de la


reología de los materiales de la litosfera con la profundidad. Una aproximación frecuentemente utilizada
ha sido la de realizar modelos multicapa consistentes en la superposición de materiales con diferentes
propiedades (Davy y Cobbold, 1991). Sin embargo la variación de la reología con la profundidad no es
solo consecuencia de la composición si no también del gradiente geotérmico. Otra línea que se ha
desarrollado es la de la modelización termomecánica, con la necesaria búsqueda de materiales que
representen, correctamente dimensionados, la dependencia térmica de los materiales en la litosfera (Fig.
10) (Mancktelow, 1988; Cobbold y Jackson, 1992; Rossetti et al., 1999; Wosnitza et al. 2001).

Figura 10. Esquema de un aparato termomecánico para modelización analógica de prismas orogénicos (según
Rossetti et al., 2000). (a) El modelo, situado sobre una placa basal móvil e inclinada, y apoyado contra un pistón
rígido, es deformado por el movimiento de la placa basal hacia el pistón; (b) distribución vertical de la viscosidad
resultado del gradiente de temperatura.

A pesar de los grandes avances de esta técnica, con el desarrollo de potentes ordenadores, los métodos
de modelización numérica han avanzado más rápidamente. En modelización numérica una vez que un
programa está escrito, las diferentes variables que intervienen pueden estudiarse de forma sistemática y
se obtienen resultados de forma rápida. En modelización analógica ha de construirse un nuevo modelo
cada vez que se quiere cambiar una variable. Las dos técnicas son complementarias, y el uso de ambas
aumenta la credibilidad de los resultados.

88
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Fundamentos de la modelización analógica

El principio de la modelización analógica es el de construir modelos dimensionados, es decir lo


más cercanos posibles a sus equivalentes naturales desde el punto de vista de la repartición de fuerzas,
de la reología y de las condiciones de desplazamiento en los límites del modelo (Vendeville, 1987).

El procedimiento a seguir consiste en:


1- Definir un modelo de comportamiento del sistema estudiado.
2- Aplicar las leyes del dimensionamiento, con el fin de determinar los materiales a utilizar.
3- Estudiar las condiciones en los límites susceptibles de provocar la deformación deseada.

Modelo reológico del sistema estudiado:

Según en qué condiciones se encuentran (P, T, etc.) las rocas naturales se comportan como un
material frágil o como un material dúctil. Es difícil encontrar materiales analógicos capaces de simular
exactamente el comportamiento de los materiales reales. Además, la dependencia térmica de la reología
es difícil de modelizar a escala litosférica. Se hace una aproximación considerando la litosfera
continental compuesta de cuatro grandes capas reológicas (corteza frágil, corteza dúctil, manto frágil,
manto dúctil) (Fig. 11). Se dimensiona la resistencia media de estas capas.

Figura 11. Perfiles reológicos de las cortezas oceánica y continental.

La litosfera presenta distinto perfil reológico en los continentes y en los océanos (Fig. 11):
Dominio litosfera continental: - Comportamiento frágil-semifrágil
Partes superiores de corteza y manto
- Comportamiento dúctil
Corteza inferior y manto litosférico inferior
Dominio litosfera oceánica: - Comportamiento frágil
Parte superior litosfera oceánica
- Comportamiento dúctil
Parte inferior litosfera oceánica
Además, el perfil reológico de la litosfera depende del perfil de temperaturas (Fig. 12). El perfil
reológico de la litosfera continental considerando cuatro grandes capas existe a bajas temperaturas, para
temperaturas intermedias se considera un perfil tricapa (corteza frágil, corteza dúctil y manto dúctil), a
altas temperaturas el perfil es bicapa (corteza frágil y corteza dúctil) reposando directamente sobre un
manto de baja viscosidad (ver Fig. 22).

89
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Figura 12. Modelo de perfil reológico de la corteza continental (tomado de Wees, 1994)

Comportamiento frágil: Se traduce por una deformación localizada discontinua con ruptura del
material controlada por el rozamiento. Las estructuras asociadas son fallas. Se rige por el criterio de
fracturación de "Mohr-Coulomb":
τ = C + (σ − Pf ) tan ϕ
donde es la componente de cizalla del esfuerzo, es la componente normal del esfuerzo, es el
ángulo de rozamiento interno, es la presión de fluidos, es la cohesión.
Esta ley es independiente del tiempo y de la velocidad de deformación.
Byerlee (1978) realizó estudios experimentales sobre muestras naturales que le permitieron calcular
valores de
𝜏 = 0.85𝜎 si 𝜎<200MPa, y
𝜏 = 50𝑀𝑃𝑎 + 0.6𝜎 si 𝜎>200MPa
Esto corresponde a una cohesión despreciable a la escala de la litosfera y a ángulos de rozamiento
interno entre 30° y 40°.
La ley de Coulomb no siempre es suficiente para describir las propiedades reológicas de un medio
frágil. Estas ecuaciones rigen la neoformación de fallas en un medio frágil sin discontinuidades previas.
Es diferente el esfuerzo necesario para crear una falla y el esfuerzo necesario para activar una falla
preexistente. Este parámetro es sin duda importante en el proceso de reactivación de discontinuidades
preexistentes o en los fenómenos de inversión tectónica, pero existen pocos datos referentes a este tema
tanto para materiales litosféricos como para materiales analógicos.

Comportamiento dúctil: Se traduce por una deformación continua. Las partes dúctiles de la litosfera
se comportan como fluidos viscosos. Responden a una ley exponencial de tipo “Weertman”:
n
ε˙ = A⋅ exp (− Q RT )(σ d )
donde ε˙ es la velocidad de deformación, T la temperatura en °K, R constante universal de los gases
ideales, A, Q y n constantes del material (si n=1 es un fluido newtoniano, si n=∞ es un material plástico,
Fig. 13), y σ d corresponde al segundo invariante del tensor de esfuerzos, que se aproxima al esfuerzo
diferencial σ 1 − σ 3 (Kirby, 1985; Ranalli y Murphy, 1987). Por razones de simplificación experimental
a las partes dúctiles de la litosfera se les asigna un comportamiento dúctil newtoniano:
𝜎 = 𝜇. ℇ
donde 𝜎 es el esfuerzo, 𝜇 es la viscosidad y ℇ la velocidad de deformación.

90
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Figura 13. Reología de fluidos newtonianos (tomado de Martinod 1991)

La resistencia de una capa dúctil es función de la temperatura. Con la profundidad la temperatura


aumenta, y la resistencia a la deformación disminuye. La resistencia de una capa dúctil también varía
con la velocidad de deformación. A velocidades elevadas, la deformación es a la vez localizada y
continua (llega a ser discontinua a velocidades muy elevadas), mientras que a velocidades lentas, la
deformación es distribuida y continua. Además de encontrarse en la corteza inferior y manto, este
comportamiento se encuentra también en rocas supracorticales como las arcillas y evaporitas, que tienen
comportamiento dúctil a baja temperatura y velocidades de deformación relativamente altas, y que
corresponden a niveles de despegue intracorticales.
El comportamiento dúctil puede aparecer también en rocas magmáticas que intruyen en niveles
superiores de la corteza, y que se encuentran en proceso de enfriamiento y solidificación. Estos sistemas
proporcionan un buen ejemplo de cómo la reología evoluciona con el tiempo ya que sus propiedades
cambian progresivamente durante su ascenso y están en función de la tasa de cristalización. Un magma
sin cristales se comporta como un fluido newtoniano ideal. Su viscosidad depende principalmente de la
composición química del líquido y de la temperatura. Un magma en curso de cristalización puede ser
considerado como un fluido viscoso que tiene una fase sólida en suspensión, y podrá modelizarse bien
como un fluido newtoniano cuya viscosidad depende de la del líquido intergranular y de la abundancia
de cristales en suspensión, bien como un fluido tipo Bingham que posee un límite elástico finito (10 -
2

10 Pa en condiciones naturales). Cuando la tasa de cristalización aumenta, y alcanza el porcentaje crítico


3

del líquido, el magma se podrá considerar como un sólido con comportamiento elástico. Se hace una
simplificación del sistema:

Reología de los magmas: ≥ 70 % cristales ---- el magma se considera como un sólido


< 70 % cristales ---- el comportamiento del magma pueda proximarse a
una ley newtoniana.

Este límite en torno al 30% de líquido se conoce como primer umbral de percolación o “rheological
critical melt percentage” y define la transición del comportamiento viscoso al plástico (Arci 1978, Van
der Molen y Paterson 1979). Así, los magmas considerados como fluidos en curso de solidificación se
describen con modelos de comportamiento viscoso o visco-elástico.

Dimensionamiento de modelos

Principio del dimensionamiento:


- Modelo y prototipo son inicialmente similares si el modelo es una réplica geométrica del
prototipo (similitud geométrica). Existen por tanto relaciones constantes de longitudes, superficies y
volúmenes. Por ejemplo 1 km en la naturaleza se hace corresponder a 1 cm en el modelo.
- Modelo y prototipo deberán ser también similares durante sus evoluciones, lo que implica una
similitud cinemática (los lapsos de tiempo en el modelo han de ser proporcionales a los
correspondientes del original). Por ejemplo, en el caso anterior 1 cm/año en la naturaleza equivaldrá a 1
cm/hora en el modelo. Además, la evolución temporal del modelo esta gobernada por una serie de
ecuaciones que reflejan los procesos físicos que intervienen. El primer paso consiste por tanto en
determinar los fenómenos físicos que se quieren estudiar.

En el caso de la modelización de la deformación de la litosfera los procesos físicos que intervienen


son las propiedades mecánicas y la difusión térmica. Ambos procesos son interdependientes por la

91
Tectónica: Cuencas y Orógenos

dependencia térmica de la reología de las rocas de la litosfera. Es más complicado dimensionar los dos
mecanismos físicos, y también las técnicas en el laboratorio se complican mucho.

Para realizar el dimensionamiento de los procesos mecánicos, además de que modelo y prototipo
han de ser dinámicamente similares, lo que conlleva una repartición similar de fuerzas, también la
reología y las condiciones en los límites han de ser similares.

Para comparar modelo y prototipo se definen un conjunto de constantes que serán diferentes para
ambos:
ej. Modelo Prototipo Factor de escala
longitud 1 cm 100 Km 10
-7

tiempo 1h 1 Ma 10
-10

viscosidad 10 Pa.s 10 Pa.s 10


4 22 -18

esfuerzos 1 Pa 10 Pa 10
7 -7

etc...

Para comparar dos objetos de escala geométrica y temporal diferente es necesario tener magnitudes
de idéntico valor en ambos objetos, para lo cual se definen variables sin dimensión, factores de escala,
que son la relación entre el valor de un parámetro en el modelo y en el sistema natural
ej. l 0= l modelo l real

El factor de escala de la longitud en el ejemplo anterior será 10 . En consecuencia se dice que modelo
7

y prototipo son geométricamente similares si el modelo es una réplica perfecta a una escala diferente
del prototipo (es decir la constante de dimensión l es la misma para las tres direcciones del espacio).
0

Tomemos el ejemplo del Pirineo, con una extensión actual de 400 km desde la costa cantábrica a la
mediterránea, y de unos 120 km de anchura media desde su límite norte hasta su límite sur, y
considerando la corteza actual engrosada, de unos 40 km de espesor medio. Si tomamos el factor de
escala l = 10 , un modelo geométricamente similar será aquel cuyas dimensiones sean: 40 cm x 12 cm x
6
0

4 cm.

Modelo y prototipo están definidos por un conjunto de magnitudes: longitudes (m), tiempos (s),
masa (Kg); fijadas estas tres, todas las magnitudes mecánicas quedan fijadas (velocidades, viscosidades,
fuerzas, presiones, velocidad de deformación). Existen por tanto tres grados de libertad, tres constantes
mecánicas independientes.

En realidad existe un 4º grado de libertad, la proporcionalidad entre las diferentes fuerzas


implicadas en el modelo y en la naturaleza (similitud dinámica) que también debe ser considerada, es
decir la proporcionalidad entre fuerzas inerciales y gravitacionales. Se ha demostrado que las fuerzas de
inercia son despreciables frente a las gravitacionales tanto en la naturaleza (Ramberg 1967) como en los
modelos (Davy 1986), y por tanto no es necesario considerarlas.

Por tanto la ecuación de equilibrio entre fuerzas tectónicas y gravitacionales se escribe:


𝜎7 = 𝜌7 𝑔7 𝑙7

La similitud dinámica implica también que el comportamiento reológico del modelo debe satisfacer
las leyes reológicas de la litosfera. En cuanto a los comportamientos reológicos similares:

- La ley del comportamiento frágil, según el criterio de fracturación de Mohr-Coulomb/ley de


Byerlee es
τ = C + (σ − Pf ) tan ϕ
Por tanto los criterios de similitud para un medio frágil serán: tener el mismo ángulo de fricción
interno, una cohesión idéntica, y una distribución de presión de fluidos idéntica. En el caso de la
litosfera, la ley de Byerlee (1978) muestra que la variable sin dimensión de la cohesión es despreciable.
La presión de fluidos es difícil de modelizar con materiales analógicos que obedecen al criterio de

92
Tectónica: Cuencas y Orógenos

fractura de Coulomb, por lo tanto no se modeliza, se considera que no hay presión de fluidos. Por tanto
el único criterio de similitud es el ángulo de rozamiento interno. Hemos visto que la ley de Morh-
Coulomb es independiente del tiempo y de la velocidad de deformación, por tanto está inicialmente
dimensionada con respecto a la gravedad.

- La ley que define el comportamiento dúctil de tipo newtoniano es


𝜎 = 𝜇. ℇ , por tanto 𝜎7 = 𝜇7 . ℇ7 ; 𝜎7 = 𝜌7 𝑔7 𝑙7
La aproximación que se realiza para modelizar la dependencia térmica de la reología es la de
considerar la litosfera compuesta de cuatro grandes capas reológicas (corteza frágil, corteza dúctil,
manto frágil, manto dúctil) y dimensionar la resistencia media de dichas capas.

La incorporación de los fenómenos térmicos añade un quinto grado de libertad debido a la presencia
de una magnitud fundamental a añadir, la temperatura (°C). Pero esto hace que muchos otros parámetros
deban estar dimensionados, tales como la conductividad, el calor latente de cada material, la producción
interna de calor, la migración durante la deformación de la interfase frágil-ductil, etc. El
dimensionamiento se complica mucho, y son necesarios materiales analógicos que cumplan estos
requisitos.

A modo de conclusión, diremos que en Ciencias de la Tierra, el dimensionamiento de los modelos


analógicos no puede ser rigurosamente correcto: en primer lugar a causa de la complejidad de la
litosfera, y por otro lado porque no se dispone de materiales que sean análogos mecánicos perfectos de
las rocas terrestres (dejando a un lado los problemas térmicos). Los modelos serán por tanto
aproximaciones simplistas de la litosfera y de sus propiedades mecánicas. De todas formas no puede ser
de otra manera, ya que el conocimiento de las propiedades mecánicas de la litosfera es vago, y tendremos
que considerar sus propiedades reológicas generales. Por tanto, la modelización analógica en geología
estructural sirve como indicación sobre la influencia que producen ciertos parámetros durante la
deformación. Para que esto sea posible es necesario obtener modelos deformados que se parezcan
suficientemente a los ejemplos naturales, sin olvidar que ha sido necesario realizar un conjunto de
simplificaciones y aproximaciones para construir el modelo.

Modelos en campo gravitatorio normal y en campo gravitatorio inducido

Uno de los mayores obstáculos en la modelización experimental en campo gravitatorio normal es la


escasez de materiales que respondan exactamente al dimensionamiento. Tales materiales han de ser
suficientemente poco resistentes como para extenderse o expandirse, e incluso fracturarse bajo su propio
peso, para poder imitar la evolución de estructuras controladas por la gravedad. A pesar de la gran
resistencia de las rocas, y de su elevada viscosidad efectiva, ceden, fluyen y se fracturan algunas veces
únicamente bajo la fuerza de la gravedad, debido a las grandes dimensiones de algunas estructuras
geológicas, y al larguísimo tiempo geológico (Ramberg 1967).

Puesto que 𝜎 = 𝜌𝑔𝑙, al aumentar l aumentamos σ. Por tanto se deduce que el incremento del
tamaño aumenta la tendencia al colapso gravitacional, y la velocidad del flujo viscoso, en estructuras
similares de sustancias idénticas. Esta relación entre el tamaño y la estabilidad de las estructuras fue ya
observada por Galileo. Por lo tanto si el tamaño de un cuerpo se disminuye, la resistencia del cuerpo no
disminuye en la misma proporción, sino que cuanto más pequeño es un cuerpo mayor es su
resistencia relativa (Hubbert, 1937). La razón es que el peso de estructuras geométricamente similares
de materiales idénticos aumenta al cubo de la dimensión linear mientras que su resistencia, en términos
de capacidad para soportar carga, crece sólo según el cuadrado de la dimensión linear (la presión es
fuerza por unidad de superficie).

Para conseguir colapso espontáneo y un flujo rápido en modelos a pequeña escala conducidos
únicamente por la distribución inestable de su masa bajo el campo gravitatorio normal, sólo pueden
usarse sustancias mecánicamente débiles o con baja resistencia, y por tanto la elección va a ser
limitada. Además estos materiales serán delicados de manejar, y el estudio detallado de las estructuras
resultantes se complica (ej. realización de cortes seriados en los modelos).

93
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Ha de quedar claro que los grandes esfuerzos creados por la gravedad en grandes estructuras no
pueden reproducirse en un modelo a pequeña escala simplemente aumentando los esfuerzos transmitidos
en los límites del modelo. Es la fuerza por unidad de masa la que ha de aumentar por encima de la fuerza
de la gravedad, si queremos usar materiales resistentes y con elevada viscosidad en nuestros modelos y
reproducir eventos tectónicos de gran escala con cierta precisión.

La técnica de la centrifugadora permite utilizar materiales con mayores resistencias. Esta técnica fue
ya utilizada por Bucky (1931), y extensamente por Ramberg (1967). El principio de los modelos
hechos en centrifugadora consiste en que las fuerzas centrípetas desempeñan el mismo papel en los
modelos que la fuerza de la gravedad en las estructuras geológicas.

Por tanto, la relación de equilibrio entre fuerzas tectónicas y gravitacionales será


𝜎 = 𝜌𝑔𝑙 en el prototipo, y 𝜎 = 𝜌𝑎𝑙 en el modelo (donde a es la aceleración).

La relación de equilibrio entre fuerzas tectónicas y viscosas será


𝜎 = 𝜇. ℇ = 𝜌𝑔𝑙 en el prototipo, y 𝜎 = 𝜇. ℇ = 𝜌𝑎𝑙 en el modelo.

En una centrifugadora se puede aumentar a todo lo que se quiera, y por tanto permite utilizar
materiales más resistentes y más viscosos que los utilizados en campo gravitatorio normal. Esta técnica
será la más aconsejada para modelizar fenómenos tectónicos controlados mayoritariamente (o
únicamente) por la fuerza de la gravedad (p.o. diapirismo). Aunque además de la fuerza centrípeta, en
los modelos de centrifugadora existe también la fuerza de Coriolis, que tiende a desviar los movimientos
verticales en la horizontal, esta fuerza es despreciable frente a la fuerza centrípeta (Ramberg 1967).

La diferencia fundamental de los modelos en centrifugadora frente a los modelos en campo


gravitatorio normal estriba en la diferencia en la fuerza por unidad de masa. En los modelos en campo
gravitatorio normal es igual a la aceleración gravitacional, mientras que en los modelos en
centrifugadora es igual a la aceleración centrípeta pero de sentido opuesto, más la aceleración de la
gravedad (que en estos casos suele ser despreciable).

Sin embargo, la técnica de la centrifugadora resulta compleja a nivel operativo, puesto que el modelo
ha de funcionar dentro de un complicado aparato (Fig. 14). Además en esta técnica los modelos están
limitados tanto en su peso como en su tamaño y forma. En el laboratorio de Uppsala existen dos
centrifugadoras, la de gran capacidad admite un peso máximo de 10 Kg, y modelos de 19 cm de diámetro
o de 19 x 19 cm de lado. En campo gravitatorio normal se han realizado modelos que pesan más de 30
Kg y de dimensiones variadas, cuadrados de 40 x 40 cm y rectangulares de 80 x 40 cm, e incluso de 100
x 100 cm. El mayor tamaño facilita la observación de las estructuras resultantes, y permite aplicar una
mayor complejidad en las condiciones en los límites, así como hacer los modelos lo suficientemente
grandes como para evitar los efectos de borde. Si bien los modelos en centrifugadora son los más
adecuados para la modelización de procesos como el diapirismo, también se han realizado con éxito
modelos de diapirismo en campo gravitatorio normal, aunque sean más lentos (1 ó 2 días en lugar de 1
ó 2 horas).

Figura 14. Sección


esquemática de una
centrifugadora, con dos
cámaras para los modelos
diametralmente opuestas y
sistema de TV para visualizar
el modelo (según Dixon y
Summers, 1985)

94
Tectónica: Cuencas y Orógenos

En los modelos de centrifugadora se han utilizado materiales como: plastilina, silicona, cera, aceite,
escayola, arena, hormigón, mezclas de estos materiales, etc. *

En el caso de modelos realizados en campo gravitatorio normal la ecuación de equilibrio entre


fuerzas tectónicas y gravitacionales
𝜎7 = 𝜌7 𝑔7 𝑙7 , quedara 𝜎7 = 𝜌7 𝑙7 puesto que 𝑔7 = 1
La ley que define el comportamiento dúctil/newtoniano es
𝜎 = 𝜇. ℇ, por tanto 𝜎7 = 𝜇7 ℇ7 = 𝜌7 𝑙7

Condiciones en los límites

Las condiciones en los límites que se aplican a los modelos van a depender del régimen tectónico
que se quiera reproducir. Se pueden expresar en términos de esfuerzos (ej. bordes libres - esfuerzo nulo)
y en términos de velocidades de deformación (ej. velocidad de un pistón en compresión o extensión o
velocidad de placas basales). En función de las condiciones en los límites susceptibles de crear las
deformaciones observadas se elegirá el dispositivo experimental (tamaño, dimensiones, paredes
móviles, bordes libres, etc.).

En el caso de un régimen compresivo creado por un pistón móvil solidario de una placa basal, el
movimiento del pistón imprime al modelo un esfuerzo longitudinal σxx (Fig. 15). Durante la
deformación, el esfuerzo longitudinal puede atenuarse por la presencia de esfuerzos cizallantes. Existe
un esfuerzo de cizalla entre la placa basal móvil y el modelo (2a1), o en la parte delantera de dicha placa,
el rozamiento entre la base fija y el modelo (2a2). También existen cizallas laterales entre el modelo y
las paredes longitudinales (2b). Normalmente el tamaño del dispositivo (suficientemente grande como
para que la parte central esté libre de los efectos de borde) y productos lubrificantes (vaselina, silicona)
que se utilizan, hacen que los esfuerzos laterales (τxy) se disminuyan al mínimo. La vaselina y otros
productos lubrificantes como el mercurio pueden utilizarse también en la base del modelo. La
extremidad libre de la placa basal o discontinuidad de velocidad perturba todavía más el estado de
esfuerzos, controlando así la iniciación y el desarrollo de la deformación.

Figura 15. Dispositivo experimental para crear un régimen compresivo con discontinuidad de velocidad en la base
del modelo, y condiciones en los límites (tomado de Tondji Biyo 1995).

Materiales analógicos de los que se dispone para modelos en campo gravitatorio normal

El hecho de que las reglas del dimensionamiento sean diferentes para materiales frágiles y dúctiles,
y el descubrimiento de la arena como análogo de la corteza frágil, fue fundamental para la modelización
en campo gravitatorio normal.

*Existen laboratorios con centrifugadora en las Universidades de Chicago, Uppsala, Moscú y Queen (Canada).
Laboratorios de modelización en gravitatorio normal hay muchos: Londres, Rennes, Montpellier, Toulouse,
Roma, etc.
95
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Figura 16. Perfil reológico de la corteza continental en compresión a temperaturas intermedias y materiales
analógicos utilizados en campo gravitatorio normal (go=1). Siliconas obtenidas a partir de la GS1R de Rhône-
Poulenc.

Arena seca

Constituida esencialmente por cuarzo (>95%), sirve para modelizar las zonas frágiles y plásticas de
la litosfera:
- Es un material granular que se deforma de manera frágil
- Presenta un ángulo de fricción interna en torno a 30-35° y cohesión nula
- Su densidad seca ρ esta en torno a 1500 Kg m
-3

- Obedece al criterio de fractura de Mohr-Coulomb, y habrá ruptura en la arena


cuando τ = tan30º.σ = 0,58σ, valor comparable al obtenido por Byerlee (1978) para rocas naturales
a escala litosférica.

La ley de Byerlee no se cumple para profundidades superiores a 10 km, ya que el esfuerzo tangencial
necesario para deformar las rocas deja de aumentar (Carter y Tsenn 1987, Ord y Hobbs 1989). Estas
observaciones no se pueden tener en cuenta en los modelos, puesto que el esfuerzo necesario para
romper aumenta proporcionalmente con la profundidad (Fig. 17). Las zonas frágiles y semifrágiles de
la litosfera se modelizan con un mismo material, la arena, que es frágil. Esta aproximación se justifica
porque lo que nos interesa es modelizar las partes de la litosfera donde la deformación es localizada
mediante un material que presente deformación localizada. Por lo tanto la arena, a pesar de sus defectos,
es un buen análogo de las rocas frágiles y semifrágiles de la corteza.

Figura 17. Envolvente de ruptura de las partes frágiles de la corteza. Tomado de Nalpas (1996).

96
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Figura 18. Comparación del comportamiento antes de la ruptura de la litosfera frágil en la naturaleza y en los
experimentos. En compresión la compactación de la arena simula la elasticidad. La ruptura tiene lugar en la arena
para mayores tasas de deformación (3% frente a 0,7%). Tomado de Martinod (1991).

Otro hecho a tener en cuenta en el comportamiento de la arena es que en compresión las fallas
aparecen tras la compactación de la arena, lo que influye en los primeros estadios de las experiencias.
Es un comportamiento que parece elástico ya que el esfuerzo aumenta con la tasa de deformación (Fig.
18), pero sólo en apariencia ya que la arena no se descompacta al eliminar los esfuerzos. Además los
marcadores pasivos dibujados sobre la superficie de los modelos muestran, antes de la ruptura, una
deformación semejante a la que sufre un material perfectamente elástico sometido a las mismas
condiciones. En este punto es necesario saber si la ruptura en la arena y en las rocas frágiles de la litosfera
se produce para la misma tasa de deformación, y de esta forma sabremos si el módulo de Young (E) está
correctamente dimensionado en los modelos, ya que E = σ ε . Las rocas de la litosfera tienen un
módulo de Young cercano a 10 Pa (Ord y Hobbs 1989), de lo que se deduce que la ruptura se produce
11

tras una deformación del orden de 0,7% en compresión. En los modelos de arena en compresión la
fracturación se produce tras al menos un 3% de deformación. El módulo de Young no está por tanto
perfectamente ajustado en los modelos. Equivale a un modulo de Young natural en torno a 3x10 Pa, es
10

decir tres veces más débil. Sin embargo, dado el grado de precisión de las experiencias analógicas, se
puede considerar que tienen en cuenta las características elásticas de la parte frágil de la litosfera.

Para obtener una buena localización de las estructuras hay que tamizar la arena para tamaños de
grano ∅<500 µm. Habrá que medir las propiedades de la arena: densidad, ángulo de rozamiento
interno y cohesión. La densidad (ρ) varía con el grado de compactación, esto es, con el modo de
depositar la arena. Si se deposita la arena con tamiz, su densidad es superior (1,8 g/cm ) a la depositada
3

a granel (1,5). Se puede disminuir su densidad mezclándola con polvo de etil-celulosa. Las propiedades
mecánicas de la mezcla son idénticas a las de la arena sola. De todas formas la densidad de la parte frágil
de los modelos sólo puede conocerse con poca precisión, puesto que puede variar ligeramente a lo largo
de la experiencia. El ángulo de rozamiento interno puede ser estimado a partir de la orientación de las
fallas que se forman. Dicho ángulo también varía fuertemente con el grado de compactación de la arena:
desde 23° para la arena depositada a granel (no compactada), hasta 45° para la arena depositada con
tamiz (Krantz, 1991). La cohesión y el ángulo de rozamiento interno se pueden estimar a partir de la
iniciación y reactivación de fallas en un aparato de cizalla (Fig. 19). Los valores calculados para la
cohesión de la arena intacta son bajos (entre 300 y 520 Pa), y disminuyen unos 300 Pa en el caso de
reactivación de fallas (Krantz 1991).

Silicona

Las dos siliconas más ampliamente utilizadas en modelización analógica son una silicona rosa opaca
(GS1R de Rhône-Poulenc, Francia) y otra transparente incolora (SGM36 de Dow Corning, Gran
Bretaña). Estas siliconas son polímeros (ej. la SGM36 es polidimetil-siloxano, PDMS).
Son materiales dúctiles newtonianos, es decir que los esfuerzos son proporcionales a las
velocidades de deformación, σ = µ ⋅ ε˙

97
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Figura 19. Esquema del aparato de


cizalla, similar a los utilizados en
ensayos de corte directo en mecánica
de suelos. El anillo superior de
aluminio y el tubo de vidrio (diámetro
interior = 14 cm) están suspendidos
sobre el anillo inferior fijo de aluminio
dejando un hueco de 0.2 cm. Después
de llenar los anillos y el tubo hasta un
espesor deseado, la fuerza de cizalla es
aplicada de forma gradual
suspendiendo con una polea una
cubeta que se va llenando (según
Krantz 1991).

La viscosidad depende de la temperatura siguiendo la ley de Arrhenius


µ = µ exp(-Q/RT),
0

donde µ es la viscosidad, µo la viscosidad a temperatura infinita, Q la energía de activación, R la


constante de los gases perfectos (8,34 JK mol ) y T la temperatura absoluta.
-1 -1

Se pueden variar sus propiedades dentro de unos márgenes, añadiendo polvo de galena
(aumento de la densidad y viscosidad) o aceite (disminución de dichas propiedades). Estos márgenes
son pequeños en comparación con la amplia gama de valores de viscosidad que presentan las partes
dúctiles de la litosfera en función de la temperatura y de la mineralogía de las rocas. La complejidad de
los perfiles reológicos de las partes dúctiles de la litosfera no puede reproducirse en los modelos, la
corteza y el manto dúctiles se modelizan cada uno con un nivel de silicona de viscosidad constante, lo
que constituye una aproximación bastante simplista de la realidad (Fig. 22). Habitualmente se usan tres
siliconas diferentes. Por ejemplo, los derivados con aditivos de la GS1R son:
Rosa, que modeliza la corteza continental inferior y niveles de despegue dentro de la corteza
superior, presenta una viscosidad µ ≈ 2.10 Pa.s
4

Marrón, que modeliza el manto superior, con una viscosidad de 7.10 Pa.s y densidad de 1400
4

kg/m , próxima a la de la miel que modeliza la astenosfera. Por tanto, la relación de densidades entre
3

corteza y manto se respetan en los modelos.


Violeta, que modeliza magmas, con una viscosidad de 2.10 Pa.s. Esta viscosidad es superior a
3

la deseada para un dimensionamiento correcto de un magma con >30 % de fase líquida (asimilable a un
fluido newtoniano), sin embargo el contraste con un medio frágil como la arena es el adecuado para
modelizar intrusiones magmáticas en la corteza frágil.

La viscosidad de la silicona se puede medir con un viscosímetro. Diferentes tipos de viscosímetros


basados en cuatro métodos han sido utilizados por los diferentes autores: cilíndrico-concéntrico,
capilar, de Stokes, y reómetro de discos paralelos o plano (Fig. 20).

Figura 20. esquemas de diferentes tipos de viscosímetros: a) cilíndrico-concéntrico, b) capilar, c) de Stokes, d)


reómetro de discos paralelos o cono de Weissenberg, e) reómetro de placas paralelas (según Weijermars, 1986).

98
Tectónica: Cuencas y Orógenos

El cilíndrico-concéntrico ha sido uno de los más utilizados. Consiste en un pequeño cilindro de radio
R que es arrastrado por la masa m (Fig. 21). La silicona, cuyo volumen se conoce, esta en contacto con
1

dicho cilindro y con otro fijo de radio R . La silicona reposa sobre una fina capa de mercurio para
2

eliminar el frotamiento en la base. Se conoce la velocidad de rotación del cilindro pequeño cuando el
viscosímetro esta relleno de un material dúctil, en función de su viscosidad y del coeficiente “n” que
interviene en la relación entre esfuerzos y tasa de deformación (Landau y Lifchitz 1971):
Ω1=(mgR’/2πH) .1/2πµ .[(1/R1 )-(1/R )]
n 2n 2n

Para las velocidades de deformación utilizadas en el laboratorio (10 s ) el más adecuado es el


-5 -1

reómetro de discos paralelos (Grotenhuis et al. 2002). El proceso de medida se hace a temperatura
constante.
También es posible verificar el carácter newtoniano de la silicona (n=1) haciendo variar la masa m,
la velocidad de rotación del cilindro es proporcional a m : en la gama de esfuerzos que nos interesa, la
n

silicona es perfectamente newtoniana.

Figura 21. Esquema de un


viscosímetro cilíndrico-concéntrico
(según Martinod 1991).

La contaminación de silicona con arena conlleva un aumento tanto de su densidad como de su


viscosidad, y además deja de ser perfectamente newtoniana, por lo que la reutilización de la silicona
será limitada y habrá de ir precedida de una minuciosa limpieza.

Figura 22. Perfiles reológicos


litosféricos simplificados para
acortamiento uniforme en la
naturaleza y en los modelos. El
número de capas depende del perfil
de temperatura. Para la corteza frágil
(BC) y el manto frágil (BM), la
resistencia aumenta linealmente con
la temperatura, para la corteza dúctil
(DC) y el manto dúctil (DM) la
resistencia disminuye de manera no
lineal con la profundidad, debido
principalmente al aumento de
temperatura. En los experimentos, la
arena presenta el aumento de
resistencia con la profundidad, la
silicona y la miel tienen perfiles
uniformes, debido a la temperatura
uniforme (según Davy y Cobbold
1991).

99
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Miel y solución de politungstato de sodio con natrosol (polisacárido)

Se utilizan para modelizar la astenosfera. Sus características son:


- Son soluciones densas y poco viscosas
- Los esfuerzos desviatorios presentes en la astenosfera son despreciables con respecto a los
que se desarrollan en el seno de la litosfera, por lo tanto será suficiente con modelizar la astenosfera con
un líquido cuya viscosidad sea despreciable frente a la de la silicona, y cuya densidad sea comparable a
la de la silicona marrón. En la naturaleza la densidad de la astenosfera superior es ligeramente menor
que la del manto litosférico.
- Sus viscosidades están en torno a 20 Pa.s., y sus densidades en torno a 1,4 g/cm .
3

Se dispone por tanto de una serie de materiales analógicos relativamente bien dimensionados para el
estudio de deformaciones litosféricas.

Obtención de datos

Uno de los aspectos más importantes de la modelización analógica es la documentación de la


deformación en los modelos. Existen variedad de técnicas para cuantificar la deformación en los
modelos:
- Marcadores pasivos en superficie, constituidos por enrejados de dimensiones conocidas
dibujados en la superficie de los modelos (Dixon y Summers 1985). Esta técnica ha sido ampliamente
utilizada.
- Realizar cortes seriados en el estado final del modelo, para lo cual será necesario mojar el modelo
teniendo cuidado de preservar la superficie. Para observar la deformación en corte serán necesarios
marcadores pasivos en el interior del modelo, se utilizan arenas de distintos colores intercaladas, a modo
de estratos pasivos (Ramberg 1967). Para colorear la arena se utilizan tintes tales como azul de metileno,
tinta china, violeta de basonyl. En la silicona también se pueden poner marcadores pasivos, para lo cual
se preparan planchas de distinto color.
- Rayos X, permiten ver las estructuras sin necesidad de cortar el modelo (Mandl 1988).
- Utilización de materiales transparentes, como la silicona transparente con enrejados pintados,
también evitan tener que cortar el modelo (Weijermars 1986).
- Un sistema láser permite la observación de la topografía exacta a intervalos determinados.
- Aspirar la arena para tener topografías en profundidad, por ejemplo de la superficie de un nivel
dúctil intercalado en la corteza frágil.

Dispositivos experimentales

En función de las condiciones en los límites susceptibles de crear las deformaciones observadas se
elegirá el dispositivo experimental.

Desde los inicios hasta la actualidad se han realizado gran cantidad de aproximaciones
experimentales a una importante variedad de procesos tectónicos.

Reconstrucción de fallas inversas y pliegues

Se pueden crear regímenes compresivos con distintos dispositivos experimentales:

1- Compresión uniforme en la base del modelo con confinamiento lateral: para lo cual se utiliza
una lámina de caucho en la base del modelo sujeta a un pistón móvil (Fig. 23)

100
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Figura 23. Dispositivo


experimental que permite aplicar
una deformación uniforme en la
base del modelo (según Tondji
Biyo 1995).

2- Discontinuidad de velocidad en la base del modelo con confinamiento lateral: es el caso de


un pistón solidario a una placa basal que avanza comprimiendo el modelo (Fig. 24).

Figura 24. Dispositivo


experimental caracterizado por la
presencia de una discontinuidad de
velocidad en la base (según Tondji
Biyo 1995).

3- Empuje contra un pistón o tope, influencia de distintas geometrías: en este caso el modelo es
empujado contra un tope o backstop. Las estructuras aparecerán en la zona colindante al backstop,
posteriormente se propagaran al resto del modelo. Modificando la geometría del backstop podrá
estudiarse la influencia de este parámetro en las estructuras resultantes (Fig. 25).

Figura 25. Esquema simplificado del aparato experimental. El backstop presenta en este caso menor espesor que
el modelo (según Storti et al. 2001).

Reconstrucción de fallas normales

1- Extensión uniforme en la base del modelo: al igual que en el caso del régimen compresivo,
se consigue utilizando una lámina de caucho situada en la base del modelo y sujeta a los extremos (Fig.
30).

Figura 30. Esquema del dispositivo


experimental: 1 base rígida, 2 paredes
móviles, 3 pistones, 4 modelo, 5 lámina de
caucho (según Vendeville et al. 1987).

2- Discontinuidad de velocidad en la base del modelo: la obtención de grabenes asimétricos o


simétricos dependerá de que existan una o dos discontinuidades de velocidad en la base del modelo (Fig.
31), o de que la discontinuidad sea fija o móvil.

Figura 31. Dos tipos de


modelos reducidos de
estructuras de distensión
(según Cloos 1968).

3- Deslizamiento gravitacional: también se podrán obtener estructuras de distensión por


deslizamiento gravitacional inclinando el modelo (Fig. 32).

101
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Figura 32. Modelo reducido de


estructura de distensión originada por
gravedad (tomado de Mattauer 1976).

4- Reactivación de falla de zócalo: para ver como se deforma la cobertera representada por el
modelo (Fig. 33).

Figura 33. Dispositivo experimental


para modelizar una falla de zócalo con
componente normal. (SB) bloques
metálicos representativos del zócalo,
(BF) falla de zócalo, (SW) paredes
laterales (según Vendeville 1987).

5- Influencia de distintas geometrías basales: en este caso se estudia la influencia de la


geometría lístrica del bloque inferior (rígido) de una falla normal en la deformación extensional que
afecta al bloque superior (Fig. 34). Con posterioridad a la etapa extensional, este dispositivo permite
realizar compresión para estudiar las estructuras de inversión tectónica generadas durante la contracción
de las cuencas sedimentarias contenidas en los bloques superiores de fallas normales.

Figura 34. Esquema del


dispositivo experimental
(según Buchanan y
McClay 1991).

Reconstrucción de fallas direccionales y zonas de cizalla

Dispositivo de Riedel: constituido por dos tablas basales que deslizan en dirección, está
caracterizado por la presencia de una discontinuidad de velocidad en la base del modelo (Fig. 39). Este
dispositivo se ha descrito en la introducción histórica.

Figura 39. Dispositivo


experimental de tipo
Riedel (según Liesa et al.
1997).

Modelos analógicos de deformación plana (cizallas pura y simple)

Deformación homogénea: Para la obtención de deformaciones en cizalla pura se colocan los modelos
sobre dispositivos que permiten un alargamiento en una dirección al mismo tiempo que se acortan en la
dirección perpendicular. Si además existe rotación externa se obtendrá cizalla simple (Fig. 40). Los
primeros modelos de este tipo fueron realizados por Freund con arcilla. Posteriormente se construyeron
dispositivos muy sofisticados que permiten reconstruir este tipo de deformaciones con gran precisión
(Gapais et al. 1991).

102
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Figura 40.
Deformaciones de
maquetas por
cizalla pura y
cizalla simple
(según Cloos
1955). Tomado de
Mattauer (1976).
Reconstrucción de domos y diapiros

Para el caso de estructuras desencadenadas exclusivamente por inestabilidades gravitacionales, el


simple contraste de densidades entre materiales superpuestos (menos densos bajo más densos) es
suficiente para desencadenar el proceso y producir las estructuras deseadas, tal como puede verse en las
experiencias de Cruden (1990) que modeliza el ascenso diapírico de silicona menos densa en otra más
densa (Fig. 46). Las centrifugadoras han sido ampliamente utilizadas para este tipo de modelos
(Ramberg 1981).

Figura 46. Evolución


progresiva de un diapiro de
silicona Rhodorsil Ghomme
(RGM) a través de un cilindro
de silicona transparente SGM
36. El contraste de
viscosidades entre RGM y
SGM 36 es 0.76 Pa.s. Según
En campo gravitatorio normal, una vez construido el modelo, la Cruden (1990).
erosión de arena o adelgazamiento de la cobertera en determinadas
zonas hace que se desencadene el proceso diapírico (Nalpas y Brun 1993).

Modelos a escala litosférica

El pistón no llega a la base de la caja dejando libre movimiento de la miel (Figs. 54 y 55). El pistón
puede llevar solidarias placas laterales móviles que permiten localizar la deformación en la parte central
del modelo, o no, en cuyo caso la deformación se concentra en la zona colindante al pistón. Este
dispositivo permite hacer tanto compresión (Fig. 54) como extensión (Fig. 55) a escala litosférica.

Figura 54. Dispositivo experimental para modelos litosféricos en compresión. El pistón no llega a la base de la
caja dejando libre movimiento de la miel (según Tondji Biyo 1995).
Figura 55. Esquema simplificado del dispositivo experimental constituido por una caja profunda con una pared
móvil (1) solidaria de un pistón (2). El modelo (3) flota sobre la miel (4) (según Vendeville et al. 1987).

103
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Límites y perspectivas de la modelización analógica

La contribución de los modelos reducidos es esencial para el estudio de procesos físicos complejos
en los que intervienen gran número de parámetros. Los principales problemas con los que se encuentra
son los siguientes:
1) Determinación de los fenómenos físicos que intervienen: mecánica, termodinámica, difusión de
fluidos por percolación, etc. Estos fenómenos podrán ser independientes o no.
2) Determinar los parámetros fundamentales y las condiciones en los límites.
3) La elección de los materiales experimentales se realiza a partir de la información sobre la reología
de los sistemas naturales. La fiabilidad del modelo está por tanto limitada por la de los datos naturales.
4) La existencia de un número limitado de materiales analógicos.
Además, en el caso concreto de la modelización de procesos tectónicos, aparecen las siguientes
limitaciones:
5) La dependencia térmica de la reología de las rocas. La evolución mecánica está fuertemente ligada
a la evolución térmica. Hemos visto que también se han hecho avances en este sentido.
6) No es posible simular las reacciones químicas que tienen lugar durante la deformación.
7) La aplicabilidad de los modelos a los sistemas naturales está también limitada porque los modelos
están secos, es decir que no existe presión de fluidos intersticiales.

Todas estas dificultades hacen que la modelización analógica sea delicada de manejar, habrá que
comparar con prudencia, considerando todas las aproximaciones inherentes a la técnica aplicada.

El papel esencial de los modelos es el de estudiar procesos físicos y sacar consecuencias sobre el
valor de los distintos parámetros (reológicos y de condiciones en los límites) que controlan un tipo
determinado de geometría. Modelizar para reproducir la realidad no sirve para nada. La
comparación de las estructuras entre los modelos y la realidad es un dato importante que permite
transportar los resultados de los modelos a la naturaleza.

Las perspectivas de la modelización analógica de procesos tectónicos se están ampliando con la


búsqueda de nuevos materiales (parafina, resina de pino, harina con bolitas de vidrio, aire comprimido,
...) y con los avances en la modelización termomecánica.

Un nuevo campo que se abre es el de la modelización analógica de procesos geomorfológicos


(Schumm y Anthony 1997, Mugnier 1997, Babault et al. 2005), ligado a la creciente demanda social en
torno al tema de la contaminación medioambiental. También comienzan a obtenerse resultados de
modelizaciones analógicas de sistemas hidrogeológicos (Darboux et al. 2002).

El conjunto del procedimiento ideal a seguir está esquematizado en la figura 66, que resume las
diferentes etapas que unen la observación y toma de datos reales, su utilización para establecer el
procedimiento experimental incluyendo diversas hipótesis y simplificaciones que afectan a los datos
reales, la aplicación de los resultados experimentales para preparar los modelos teóricos (matemáticos
o físicos), y finalmente, la aplicación de estos dos tipos de modelos (experimentales y analíticos) para
reinterpretar las estructuras observadas en el campo.

Figura 66. Organigrama sintético del uso de los modelos experimentales (según Vendeville 1987).

104
Tectónica: Cuencas y Orógenos

14. Dinámica de las cuñas orogénicas.


Los prismas de acreción o cuñas orogénicas se forman en los límites de placas convergentes debido
a la brusca disminución de velocidad que sufren los materiales de la placa que subduce al llegar a la
parte de la placa subducida que actúa como obstáculo (backstop). Los prismas de acreción orogénicos
están formados por el pro-wedge o antepaís delantero, sobre la placa que subduce y el retro-wedge o
traspaís en la placa del bloque superior cabalgante (Willet et al., 1993) (Fig. 26). La parte de transición
entre el pro-wedge y el retro-wedge se denomina zona axial.

Figura 26. a) Margen convergente


antes de la colisión de las placas,
b) Prisma de acreción formado en
un margen convergente. Hb, altura
del backstop; Hc, espesor de los
materiales de la cobertera; Dp,
distancia del frente de deformación
al backstop en el pro-wedge.
Según Storti et al. (2001).

Davis et al. (1983) y Dahlen et al. (1984) comparando los cinturones orogénicos de pliegues y
cabalgamientos con cuñas de acreción, establecieron varias propiedades comunes: 1) existencia de un
nivel basal de despegue, por debajo del cual hay poca deformación, inclinado con respecto a la superficie
terrestre hacia el interior del cinturón orogénico, 2) compresión horizontal del material que está por
encima de este nivel de despegue y 3) caracteística forma de cuña del material deformado, adelgazada
hacia el margen del cinturón orogénico.

(Tomado de Davis et al 1983)

El modelo de cuña orogénica de Coulomb

La dinámica de las cuñas orogénicas implica por sí misma un equilibrio entre las estructuras
formadas, la pendiente de la cuña resultante de las mismas y el desplazamiento del cabalgamiento basal.
Una cuña orogénica de sección triangular formada en condiciones subaéreas, y sometida a un empuje
por su parte trasera avanza a la vez que se produce una acreción de la cuña en su parte delantera (de
modo muy similar al proceso de acumulación de nieve por un bulldozer). La cuña se deforma por
cabalgamientos imbricados o por deformación plástica interna, hasta que se alcanza la geometría de
cuña crítica a partir de la cual el conjunto dejará de sufrir deformación para deslizarse, de forma estable,
a lo largo de la superficie basal.

105
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Para entender los factores que controlan la geometría en cuña de un prisma de acreción o de un
cinturón orogénico, examinamos las fuerzas que actúan en los límites de una sección de la cuña. Se
asume que la base de la cuña es plana y buza hacia el traspais con un ángulo β. La superficie superior
de la cuña buza hacia el antepais con un ángulo α. La ecuación de equilibrio requiere que las fuerzas
que actúan empujando la cuña hacia el antepais estén en equilibrio con las fuerzas de resistencia que
tienden a impedir el movimiento. El problema se reduce a determinar todas las fuerzas que actúan y
explicar por qué la forma en cuña es una consecuencia natural de los mecanismos.

La fuerza fundamental que actúa favoreciendo el movimiento es el esfuerzo horizontal que actúa en
la parte trasera del prisma. Para estimar su magnitud se asume que el esfuerzo en la lámina cabalgante
es lo mayor posible, y por tanto está en el valor crítico de resistencia a la fracturación de la roca, y
vendra dado por el criterio de fracturación de Coulomb. El criterio de fracturación de Coulomb nos
permite predecir cómo la resistencia de la roca aumenta con la profundidad , y por tanto cómo el esfuerzo
horizontal aumenta con la profundidad. La fuerza en la parte trasera del prisma será el esfuerzo
horizontal por el área de la parte trasera del prisma donde actúa el esfuerzo. La resistencia de la roca
está fuertemente afectada por la presión interna de fluidos, un aumento en la presión de fluidos tiende a
compensar el efecto de la presión que ejerce la cobertera en la resistencia de las rocas, y por tanto tiende
a debilitar la roca.

La superficie de la cuña también crea una fuerza que tiende a mover el prisma, puesto que en un
punto a (por ejemplo) el esfuerzo vertical ρgh es mayor que en un punto b que esta a menor profundidad
al estar más alejado hacia el antepaís (ver dibujo). Puesto que parte del esfuerzo horizontal compresivo
es proporcional al espesor de cobertera, habrá un gradiente horizontal en dicho esfuerzo. Puesto que las
pendientes topográficas de la cuñas suelen ser pequeñas, esta componente de las fuerzas que tienden a
mover la cuña será pequeña.

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

La fuerza que se opone al movimiento está en la base o nivel de despegue. En parte se debe a la
fricción, y viene dada por el esfuerzo de cizalla en el despegue basal multiplicado por el área del
despegue. El esfuerzo de cizalla viene dado por: σ = µ (σ – p ), esto es el producto del coeficiente de
s b n b

fricción en el despegue y el esfuerzo normal efectivo en el despegue. Aquí de nuevo, la presión de


106
Tectónica: Cuencas y Orógenos

fluidos es importante, ya que influye de manera importante en el esfuerzo normal efectivo en el plano
de cabalgamiento, y por tanto en la resistencia friccional a deslizar.

Otra parte de la resistencia al movimiento es la componente paralela al plano de movimiento del


esfuerzo vertical debido al peso de la cuña (ρgh sen β). La magnitud de esta componente aumenta con
el aumento de β.

El desplazamiento de los cabalgamientos se ve fuertemente favorecido por el descenso del esfuerzo


normal efectivo en la base de la serie. Estas condiciones de reducción extrema del esfuerzo normal se
dan cuando la presión de fluidos en la base de la serie es muy alta (puede llegar a igualar a la presión
litostática), con lo cual el esfuerzo tangencial necesario para desplazar los materiales sobre el nivel de
despegue es muy bajo. La introducción de la presión de fluidos en el problema de desplazamiento de
los cabalgamientos solucionó la llamada “paradoja de los grandes cabalgamientos” (Hubbert y Rubey,
1959). Esta paradoja puede expresarse de la forma siguiente: si una lámina de roca es empujada desde
atrás, el esfuerzo necesario para moverla será igual al peso de la misma (por unidad de longitud
perpendicular al plano principal) multiplicado por la tangente del ángulo de fricción (esfuerzo normal,
en caso de que la base de la lámina esté en posición horizontal), más la cohesión. Dividiendo por el
espesor de la lámina obtenemos el esfuerzo necesario (por unidad de longitud) necesario para moverla.
Para una lámina de 10 km de longitud de caliza y para ángulos de fricción normales (10-30º), el esfuerzo
necesario es de más de 2000 kg/cm , magnitud que supera la resistencia de la roca, y que por tanto hace
2

imposible moverla como un conjunto. En cambio, introduciendo la presión de fluidos el esfuerzo normal
efectivo se rebaja considerablemente y permitiría el movimiento de la lámina sin fracturarla
completamente.

En el estado de equilibrio las fuerzas que tienden a mover la cuña y las que se oponen se igualan, y
los ángulos de pendiente basal y de techo de la cuña vienen relacionados por la ecuación (Davis et al.,
;< =>?@ A@
1983): ∝ +𝛽 = , donde α es la pendiente de la cuña orogénica, β la pendiente del
=< =>? B
deslizamiento basal, λ y λ los coeficientes de presión de fluidos dentro y en la base de la cuña, µ el
b
b

coeficiente de fricción del cabalgamiento basal y K un parámetro adimensional relacionado con la


dirección de máxima compresión y dependiente de los coeficientes de fricción dentro (µ) y en la base
(µ ) de la cuña. Los valores de α en relación a β dependen, por tanto del tipo de material que constituye
b

la cuña, y pueden ser fuertemente modificados en el caso de que el despegue basal esté compuesto por
evaporitas, muy poco resistentes (Coward, 1994).

α
β

Podemos entender cualitativamente el equilibrio entre fuerzas dominantes que tienden a mover la
cuña en la parte trasera, y la resistencia de fricción dominante en la falla: si aumenta la longitud de la
lámina de cabalgamiento, aumenta la resistencia de fricción en la base puesto que aumenta el área de la
base del cabalgamiento. Para equilibrar este aumento de la resistencia y que el cabalgamiento pueda
moverse, la fuerza que tiende a mover la cuña tiene que aumentar, pero esto no es posible ya que de
partida se ha supuesto la máxima posible que la roca puede soportar. Entonces, la única manera de
aumentar la magnitud de las fuerzas que tienden a mover la cuña es aumentar el área sobre la que actúan,
es decir hacer la lámina de cabalgamiento más espesa. Por lo tanto, el espesor de la lámina aumentará
con el aumento de la longitud de la cuña, lo que explica la característica forma de cuña.

En una primera etapa se estudió cuáles eran los factores que influyen en la forma de la cuña, es decir,
en los parámetros α y β: (1) fricción basal (su aumento provoca un aumento de la pendiente crítica de
la cuña), (2) resistencia interna del material (su aumento hace que disminuya la pendiente crítica), (3)

107
Tectónica: Cuencas y Orógenos

presión de fluidos, (4) sedimentación y erosión sintectónica, (5) subducción de material en la base de la
cuña, …

En una segunda etapa se pasó a estudiar como influyen estos y otros factores en el tipo y geometría
de las estructuras que aparecen en la cuña, su cinemática y el acortamiento que tiene lugar: (1) espesor
inicial, (2) fricción basal, (3) presencia de anisotropías, (4) sedimentación sintectónica, (5) diferencias
de espesor, (6) diferencias reológicas en la columna estratigráfica, …

La resistencia a la cizalla en la base τ (basal shear strength) del material que actúa como nivel de
b

despegue, influye en la inclinación de los ejes σ (Mandl y Shippman, 1981) y en la pendiente crítica de
1

la cuña (α + β) (Davis y Engelder, 1985). La resistencia a la cizalla en la base τ se traduce como la


b

fricción existente entre el nivel de despegue y la base de la cuña de acreción, y disminuye en presencia
de material dúctil como nivel de despegue o al aumentar el espesor de dicho nivel (Chapple, 1978). Si
la resistencia a la cizalla en la base τ es alta (es decir, tiene lugar una alta fricción de la cuña con la base
b

o no hay nivel de despegue dúctil), los ejes σ se disponen inclinados hacia el antepais. De esta manera
1

la inclinación de los retrocabalgamientos debería ser tan alta que raramente tienen lugar, y una sola
secuencia de cabalgamientos acomoda todo el acortamiento. A su vez, la deformación no se propaga
lejos hacia el antepaís y para un valor constante del ángulo basal (β), la inclinación de la cuña de acreción
(α) aumenta al aumentar la resistencia a la cizalla en la base τ . Por el contrario, cuando la resistencia a
b

la cizalla en la base τ es baja (baja fricción o presencia de niveles evaporíticos), los ejes σ permanecen
b 1

horizontales y tanto los cabalgamientos como retrocabalgamientos presentan parecidas inclinaciones.


Por tanto, la deformación se produce mediante cabalgamientos y retrocabalgamientos, y estructuras en
pop-up, y el ángulo de la cuña de acreción (α) es menor.

(Tomado de Philippe et al. 1998)

Una cuña estable en determinadas condiciones, al sufrir un cambio en el esfuerzo tangencial basal
(debido, por ejemplo a un cambio en las condiciones de subducción/colisión) puede quedar en
condiciones inestables. Se producen entonces fallas normales hasta que la pendiente de la cuña
orogénica disminuye o se hace nula. Este tipo de fallas normales suele situarse en el extremo anterior
de la cuña, son cercanas en el tiempo, o contemporáneas, con el funcionamiento de los cabalgamientos,
con los que pueden alternar, dadas las condiciones de equilibrio dinámico de la cuña orogénica) y

108
Tectónica: Cuencas y Orógenos

tienden a dar inversiones paralelas (la dirección de extensión es cercana a la del acortamiento,
Holdsworth, 1989).

Los efectos térmicos también influyen en la dinámica de las cuñas orogénicas. Un proceso
relacionado también con la colisión continental es la extensión por grandes fallas normales del conjunto
del orógeno, debido al cambio de propiedades de la corteza engrosada durante el reequilibrio térmico
de la misma, unido al descenso del esfuerzo tangencial en la base de la cuña orogénica. El calentamiento
de la parte descendente de la corteza produce una reducción de la resistencia de la misma y facilita la
formación de despegues, con lo que el propio peso de la cuña orogénica facilita el colapso de la misma.
Este tipo de grandes estructuras extensionales ha sido descrito en numerosas cadenas de montaña, y son
contemporáneas o ligeramente tardías con respecto a las estructuras de acortamiento. La extensión puede
ser paralela, oblicua o perpendicular a la dirección del acortamiento.
Algunas estructuras extensionales de los orógenos pueden ser interpretadas en términos de
desviación de esfuerzos, considerando un comportamiento elástico para la litosfera, en un modelo
bidimensional (Burchfield y Royden, 1985, Royden y Burchfield, 1987). La carga litostática producida
por el emplazamiento del orógeno (con elevaciones sobre la superficie original de hasta 8 km, en el
modelo para el Himalaya propuesto por los autores citados) da lugar a la desviación del máximo esfuerzo
compresivo desde el antepaís (donde se situaría en posición horizontal) hasta la base del frente
montañoso (donde aparecería próximo a la vertical). Esta redistribución de las direcciones de los ejes
principales de esfuerzos a escala litosférica, en la que posiblemente jugaría un papel importante la
disminución de la magnitud del eje de compresión horizontal en las etapas tardías de creación del
orógeno, daría lugar a la formación de fallas normales después de la colisión continental. El buzamiento
dominante, relativamente bajo, de las fallas normales en el mismo sentido que los cabalgamientos
principales durante la inversión negativa podría ser explicado precisamente por la anisotropía estructural
creada durante las etapas de acortamiento.

Modelos analógicos de cuñas orogénicas

Los modelos analógicos proporcionan también información importante sobre la dinámica de las
cuñas orogénicas. Los modelos analógicos de cuñas orogénicas se basan en el modelo de pendiente
crítica de Coulomb (critical taper Coulomb wedge model). El material se deforma hasta alcanzar un
estado crítico, momento a partir del cual la cuña se desliza sin deformación interna (estado crítico). Las
cuñas pueden ser monovergentes (el backstop no permite pasar material al otro lado) o bivergentes
(backstop de poca altura que permite la formación de un gran retrocabalgamiento). En este último caso
la cuña presenta direcciones opuestas de acreción de material. El comportamiento de las cuñas
orogénicas está fuertemente afectado por el coeficiente de fricción del nivel basal: a mayor fricción,
mayor es la pendiente de la cuña, y la vergencia suele ser más homogénea. Con niveles de baja fricción
la vergencia no está tan definida (abundan los retrocabalgamientos, prácticamente aparecen en la misma
proporción que los cabalgamientos de vergencia normal), y la pendiente es considerablemente menor.

Las relaciones entre la polaridad de las estructuras en los prismas de acreción y la dirección de
subducción es un tema en debate. En muchos casos, cuando se estudían prismas de acreción, la dirección
de subducción se ha deducido simplemente como la dirección contraria a la vergencia mayoritaria de
los cabalgamientos de la cuña de acreción. La aplicación de esta regla a cuñas de acreción de doble
vergencia asignó periodos de inversión del sentido de la subducción para explicar la doble vergencia de
estos prismas orogénicos. Sin embargo, la realización de modelos analógicos a partir de backstops no
verticales ha permitido constatar la formación de prismas de acreción de doble vergencia a partir de
sentidos de subducción constantes. Son modelos de arena simples, lo cual da idea de lo que se puede
conseguir con dispositivos relativamente sencillos, o de la potencia de la técnica.
109
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Storti et al. (2001) realizan una serie de experimentos para investigar de forma sistemática la
influencia de la relación entre el espesor de los materiales depositados sobre la placa que subduce y el
espesor del backstop en la vergencia de las estructuras formadas en una cuña de acreción de doble
vergencia.

El dispositivo experimental utilizado es el que aparece en la figura 25 (pag. 101). La deformación en


el paquete de arena se consigue gracias a la introducción de una lámina de acetato situada en la base del
modelo, unida a un motor, bajo un backstop horizontal rígido y fijado al soporte basal. De esta manera,
el paquete de arena dispuesto sobre la lámina de acetato choca contra el backstop y el paquete de arena
dispuesto sobre éste. El espesor del backstop es de 6mm para todos los experimentos. El material usado
en todos los experimentos es arena cuarzosa eólica. El parámetro que varía de un modelo a otro es el
espesor del paquete de arena. En todos los modelos se ha utilizado un factor de escala de 10-5, es decir,
1 cm en los modelos representa 1 km en la realidad.

El crecimiento de las cuñas de acreción se divide en dos etapas: (i) rápida creación de una cuña
tectónica incipiente; (ii) propagación hacia el traspaís y mayoritariamente hacia el antepaís de la
deformación y desarrollo de una cuña de acreción madura. La etapa (i) se caracteriza por la rápida
nucleación de numerosos cabalgamientos con escaso desplazamiento y de corta vida adyacentes a la
discontinuidad de velocidad. Durante la etapa (ii), se desarrollan menor número de cabalgamientos, más
espaciados y alejados de la discontinuidad de velocidad.

La evolución de todos los experimentos de esta serie progresa a partir del desarrollo de una estructura
en pop-up localizada sobre la discontinuidad de velocidad. A partir de esta estructura progresan
simultáneamente dos frentes de deformación de vergencia opuesta, uno en el retro-wedge y otro en el
pro-wedge, hacia el traspaís y antepaís, respectivamente. El frente de deformación en el pro-wedge se
propaga en secuencia de bloque inferior, con el desarrollo de nuevas láminas cabalgantes hacia el
antepaís. La velocidad de avance del frente de deformación en el retro-wedge es mucho menor, ya que
esta progresa a partir de una única estructura. En el retro-wedge, el ángulo de reposo de la arena es
rápidamente excedido a medida que crece la cuña orogénica, lo que provoca caída de material que
frecuentemente entierra momentáneamente el frente de deformación.

Las medidas de la distancia del frente de deformación al backstop en el pro-wedge (Dp, Fig. 26)
demuestran que ésta es mayor en paquetes de arena más potentes, independientemente del acortamiento
(Fig. 27).

Figura 27. Esquema en


planta del estadio final de
cinco experimentos con el
mismo acortamiento, el
espesor de cobertera
aumenta; R3 con Hc=0,6
cm, R4 con Hc=1,6 cm,
R11 con Hc=2,3 cm, R9
con Hc=3 cm, R5 con
Hc=4 cm. Según Storti et
al. (2001).

Cuando Hc es similar Hb, el backstop representa un obstáculo mayor y la deformación en el retro-


wedge es menor. Esto provoca una rápida migración de la deformación hacia el antepaís (pro-wedge) y
desarrollo de una cuña de acreción casi monovergente.

110
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Cuando la relación Hc/Hb es mayor de 1, el backstop está cubierto de material sedimentario y supone
un menor obstáculo en la deformación de la cuña de acreción, a medida que el espesor de los materiales
(Hc) aumenta. En este caso, la deformación se reparte simultáneamente entre retro-wedge y pro-wedge,
la migración hacia el antepaís del frente de deformación disminuye y la cuña de acreción resultante
presenta una doble vergencia más marcada.

El estudio de la geometría y cinemática de los experimentos de esta serie, permite definir un valor
crítico para la relación Hc/Hb=3,83, a partir del cual las cuñas de acreción formadas alcanzan el mayor
grado de doble vergencia posible (Fig. 28).

Figura 28. Corte y vista en planta del estadio final de un experimento representativo de una cuña de acreción de
doble vergencia. Según Storti et al. (2001).

La comparación con cuñas de acreción submarinas reales confirma la validez de los resultados
experimentales obtenidos:
- el Sistema del arco de las Antillas Menores (Torrini y Speed, 1989) presenta una relación
Hc/Hb mayor que 1, y el prisma de acreción desarrollado es doble-vergente (Fig. 29a).
- el margen continental activo de Chile (Polonia et al., 1999) presenta un backstop cuya
geometría representa una cuña con la superficie superior inclinada hacia el océano. Dicho backstop no
está recubierto de material en toda su extensión (la relación Hc/Hb es menor de 1) y las estructuras
presentan una vergencia dominante hacia el océano (Fig. 29b).

Figura 29. a) Ejemplo de un


prisma de acreción natural de
doble vergencia, el Sistema de
Arco de las Antillas Menores
(según Torrini y Speed, 1989), b)
Ejemplo de un prisma de acreción
natural casi monovergente hacia
el antepaís, al S de Chile (según
Polonia et al., 1999). Tomado de
Storti et al. (2001).

111
Tectónica: Cuencas y Orógenos

15. Fallas transcurrentes o direccionales


A modo de introducción recordemos que las fallas transformantes son los accidentes de primer
orden que desplazan las crestas de las dorsales. Su descubrimiento fue fundamental en la teoría de la
tectónica de placas, ya que se utilizan para calcular los polos eulerianos.

Las fallas transformantes más conocidas son las que cruzan el Atlántico y las del Pacífico. Las
transformantes del Pacífico llegan a tener más de 3000 km de longitud, con desplazamientos acumulados
de más de 1500 km. Las fallas transformantes que cortan las dorsales oceánicas presentan una
particularidad interesante, que es que el sentido de movimiento de la falla es justamente el contrario del
que indica el desplazamiento de la cresta de la dorsal. Esto se explica como consecuencia de que la
cresta de la dorsal va creando material en ambos sentidos y esos sentidos son opuestos en las zonas
puestas en contacto con la transformante.

Existen dos tipos principales de grandes fallas transcurrentes: 1) aquellas que funcionan como límite
de placa, también llamadas fallas transformantes continentales, y 2) fallas transcurrentes
intracontinantales.

Las fallas transcurrentes más importantes que funcionan como límites de placa son la falla de San
Andrés, que pone en contacto dos puntos triples, la falla Queen Charlotte del oeste de Canadá, la falla
Alpina de Nueva Zelanda, que pone en contacto dos zonas de subducción con vergencia contraria, las
fallas Caymán-Motagua y El Pilar-Boconó, que forman los límites N y S de la placa Caribe,
respectivamente, la falla que limita por el N la placa de Nova Scotia (otrosí llamada South Sandwich
Plate o placa de Scotia simplemente), y la falla del Rift del Mar Muerto que conecta el Mar Rojo con
los Zagros.

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

Fallas transformantes continentales o grandes fallas transcurrentes límite de placa

La falla de San Andrés, en California, con un movimiento medio de 6 cm/año es una de las fallas
más activas. La reconstrucción del movimiento de las placas, vía Antártida, India y Africa, da una
velocidad media de 6 cm/año. Sin embargo, el desplazamiento equivalente a esa velocidad no se

112
Tectónica: Cuencas y Orógenos

corresponde con los marcadores desplazados a lo largo de la falla, aunque se aproxima un poco más al
desplazamiento de algunas unidades del zócalo por todo el sistema de fallas. Esta divergencia ha llevado
a postular un despegue a escala litosférica entre la litosfera superior sobre la que está situada la falla y
la litosfera inferior, de modo que ambas trazas de la falla no coincidirían en la vertical.

La evolución de la falla de San Andrés es uno de los ejemplos más bonitos para la aplicación de la
cinemática de los puntos triples en tectónica de placas. Cuando la dorsal del pacífico norte empieza a
subducir bajo la placa norteamericana, a finales del Oligoceno, se crea un punto triple en el cual la zona
de subducción situada al sur de la transformante de Mendocino pasa a ser una falla direccional, que se
extiende hacia el sur, precisamente a medida que va desapareciendo la dorsal pacífica bajo la placa
norteamericana. La historia hasta el momento actual muestra precisamente ese crecimiento en longitud
de la falla de San Andrés a expensas de la zona de subducción del pacífico norte. Esto trajo
consecuencias muy importantes en cuanto al régimen de esfuerzos en el interior de la placa
norteamericana.

Un caso especial son las transformantes no


exactamente paralelas, sino oblicuas, a la
dirección de transporte tectónico entre dos
placas. El caso típico de este tipo de
transformante (leaky transform) es la
prolongación de la falla de San Andrés en el
golfo de Baja California. En este sector existen
varios segmentos de falla direccional dextra, de
dirección NW-SE, unidos por pequeños
segmentos de cresta de dorsal perpendiculares a
las fallas. La existencia de estas pequeñas
dorsales permite un movimiento transtensivo
del conjunto de la zona de falla, y por tanto, de
la propia apertura del golfo de Baja California.

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

Los otros dos ejemplos clásicos de fallas transformantes continentales son la falla Alpina de Nueva
Zelanda y el rift del mar Muerto.

En el caso de la falla Alpina, paralela a los Alpes Neozelandeses, con movimiento dextro y con unos
500 km de longitud, conecta la zona de subducción de Tonga-Kermadec, con bloque hundido al E, con
la zona de subducción de Macquarie, con bloque hundido al W. El movimiento en la falla no es
estrictamente direccional, ya que existe una importante componente transpresiva.

113
Tectónica: Cuencas y Orógenos

La zona de falla transformante del rift del mar Muerto conecta la dorsal del Mar Rojo con el límite
de placas convergente Arabia-Eurasia, a la altura de los montes Zagros. Presenta sentido de movimiento
sinistro y una serie de estructuras asociadas interesantes y compatibles con ese movimiento como el haz
de pliegues de Palmyra y del Sinaí.

(Tomado de
Moores y Twiss
1995)

114
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Grandes fallas transcurrentes intracontinentales

No todas las grandes fallas transcurrentes son límite de placa. Grandes fallas transcurrentes activas
con importantes desplazamientos aparecen en distintas regiones del interior de las placas, normalmente
asociadas con sistemas de subducción activos, o bien con regiones de colisión continental. Excepto por
su situación tectónica, estas fallas no se pueden distinguir de las fallas transcurrentes límite de placa (o
fallas transformantes continentales).

Fallas de este tipo asociadas a zonas de subducción son la Median Tectonic Line en Japón, el Denali
fault system de Alaska, y la falla de Atacama en Chile. En los tres casos, la falla transcurrente aparece
en la placa “cabalgante” y es paralela a una zona de subducción donde la convergencia es oblicua. Una
posible explicación sugiere que cuando la subducción es oblicua, la interacción entre las dos placas
desarrolla una componente horizontal de desgarre detrás de una estrecha banda sobre la placa que
cabalga, que da lugar a la formación de la falla.

Grandas fallas transcurrentes asociadas a colisión continental son la falla N de Anatolia en Turquia,
la falla de Chaman en Afganistán y Pakistan, y las fallas de Altyn-Tagh y Red River en el este de Asia.
Todas son activas y muestran cientos de kilómetros de desplazamiento en dirección. No existe acuerdo
sobre su relación con la compleja interacción entre bloques continentales en la colisión de Africa e India
con Europa y Asia.

Estructuras asociadas a grandes fallas transcurrentes

El tipo de estructuras asociadas son las mismas que aparecen asociadas a fallas de desgarre de
cualquier escala, desde la caja de arena a la escala cortical o litosférica. Fallas direccionales son aquellas
que presentan mayor componente de desplazamiento horizontal que vertical, aunque existen todas las
combinaciones posibles con las fallas normales y las fallas inversas. Se asocian a cizalla simple, y la
elipse de deformación presenta su eje mayor inclinado en el sentido de la cizalla, de modo que la
deformación asociada a la cizalla direccional puede dar lugar a fallas inversas y cabalgamientos por un
lado y, perpendiculares a ellos, fallas normales. Sin embargo, las estructuras más típicas asociadas a
zonas de cizalla semifrágil, que reproduce un poco las condiciones de la corteza superior, son fallas de
tipo direccional, unas sintéticas con la banda de cizalla y a 15º de ella (fracturas R, por Riedel), otras
antitéticas, es decir de sentido de movimiento opuesto y formando un ángulo de unos 75º (fracturas R'),
otras sintéticas y a 15º pero con dirección distinta de las R (fracturas P), otras paralelas a la propia
dirección de la cizalla (fracturas Y), y además pueden aparecer grietas de tracción a 45º de la banda.
Todas estas estructuras se definieron a partir de los experimentos de Riedel y Tchalenko.

(Sacado de Park 1988)

En las zonas de falla direccional es habitual la presencia de escalones (jogs) debidos a cambios en la
dirección de la falla, y relevos (stepover) compresivos y distensivos. En los escalones compresivos se
forman pliegues y cabalgamientos de escala menor que la falla principal, y lo mismo ocurre en las zonas
de relevo, aunque en estas últimas no se suele llegar a la ruptura total.

115
Tectónica: Cuencas y Orógenos

escalones (jogs)

relevos (stepover)

En los extremos de las fallas


direccionales también hay
concentración (aumento en la
intensidad) de los esfuerzos, que
serán, dentro del mismo extremo,
necesariamente compresivos a un
lado de la falla y extensivos al otro.
Cada uno de los labios presentará
pues distinto tipo de estructuras,
que contribuyen a amortiguar el
desplazamiento de la falla en sus
extremos. Por lo tanto el
desplazamiento disminuye del
centro hacia los extremos. Ésta es la
única diferencia entre fallas de
desgarre y transformantes, ya que
estas últimas presentan
desplazamiento constante en toda
su traza y sus extremos conectan
otros límites de placas.

(Tomado de Van der Pluijm & Marshak 2004)

El movimiento de las fallas direccionales, al igual que ocurre en el caso de las fallas normales y de
las fallas inversas, puede dar lugar a la formación de pequeñas lentículas limitadas por superficies de
falla, generando estructuras denominadas dúplex de strike-slip o direccionales.

116
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Transpresion y transtension

En un caso ideal la dirección de la cizalla coincide con la dirección de la falla, con lo cual su
componente sería únicamente direccional. No obstante, en términos generales esta coincidencia no tiene
por qué ser absoluta, con lo cual, en función del ángulo entre las dos variables aparecerán los fenómenos
que se denominan transpresión (movimiento direccional unido a un acortamiento perpendicular a la zona
de cizalla) y transtensión (movimiento direccional asociado a un estiramiento perpendicular a la zona
de cizalla).

Las estructuras transpresivas y transtensivas más clásicas son las estructuras en flor positiva y
negativa, respectivamente. Situaciones locales de transpresión y transtensión pueden darse en curvas
(bends) compresivas o distensivas de las fallas direccionales (obsérvese que en esos casos se reproduce
la situación de que la dirección de la cizalla es oblicua al límite entre los bloques), o en zonas de relevo
entre fallas.

(Sacado de Park 1988) (Van der Pluijm & Marshak 2004)

En conjunto, la transpresión puede estar causada bien por que exista una cierta oblicuidad entre la
dirección de la cizalla y la dirección de las fallas principales o bien por la existencia de segmentos de
falla con diferentes direcciones a lo largo de la misma (escalones o curvaturas). Las estructuras más
comunes asociadas a la transpresión son las estructuras en flor positiva (Wilcox et al., 1973; Sylvester
y Smith, 1976; Harding y Lowell, 1979; Sylvester, 1988), definidas por un conjunto de fallas
anastomosadas convexas hacia la superficie, con buzamientos suaves en su parte superior que se hacen
progresivamente mayores en profundidad, enraizándose finalmente en una única falla subvertical. Este
tipo de estructura se encuentra en zonas en las que no existen niveles de despegue dentro de la corteza
superior y el zócalo está involucrado en el proceso de deformación (tectónica de piel gruesa o "thick-
skinned tectonics"). Cuando existen niveles de despegue el estilo de deformación es diferente, y presenta
una mayor similitud con la geometría característica de zonas de pliegues y cabalgamientos: fallas
inversas de alto y bajo ángulo que no están conectadas directamente con las fallas infrayacentes
(tectónica de piel fina). En estos casos la identificación de estructuras relacionadas con desgarre o
transpresión no es tan sencilla, ya que son parecidas a las que se encuentran en tectónica compresiva
(Harding, 1985).

Normalmente se establece una distinción entre los procesos de transpresión, en los que dominan
movimientos de desgarre, frente a los procesos de compresión oblicua, en los que domina la componente
de convergencia. A escala litosférica esta distinción puede ser útil, ya que la convergencia suele estar
asociada con fenómenos de subducción-colisión, pero a escala más pequeña (por ejemplo la de cuencas
o cadenas de montaña intraplaca) los límites entre los dos tipos de estructura no están definidos
claramente: la inversión durante el Cenozoico de las cuencas mesozoicas europeas, por ejemplo, tuvo
lugar a partir de la reactivación de fallas normales tanto como fallas inversas como direccionales. En los
márgenes de subducción, la convergencia oblicua puede llevar a una distribución de la deformación
("strain partitioning") entre cabalgamientos puros en el margen de subducción y fallas de desgarre
verticales en la placa cabalgante (Karig et al., 1980; Eisbacher, 1985; Moores y Twiss, 1995). En los
regímenes intraplaca, las mismas fallas inverso-direccionales pueden acomodar la convergencia oblicua,

117
Tectónica: Cuencas y Orógenos

ya que las anisotropías previas a la compresión (fallas normales contemporáneas con la formación de
las cuencas extensionales, o bien fallas y cabalgamientos de zócalo) pueden presentar cualquier
orientación (Mann et al., 1985; Nalpas, 1994).

Esta asociación entre fábrica del zócalo y estructuras más recientes es especialmente clara durante la
deformación compresiva terciaria en el interior de la placa ibérica: las direcciones estructurales
dominantes en la Cordillera Ibérica y Catalánides (NW-SE y NE-SW, respectivamente, Guimerà, 1984;
Colomer y Santanach, 1988; Cortés Gracia y Casas Sainz, 1996a) son paralelas a fallas o pliegues del
zócalo hercínico y oblicuas a la dirección principal de acortamiento (NNE-SSW) durante el Paleógeno
en el NE de la placa Ibérica (Guimerà y Alvaro, 1991).

La modelización analógica de los procesos de transpresión y compresión oblicua fue realizada por
Lowell (1972) con modelos experimentales de torta de arcilla sobre placas rígidas y ángulos de 15° entre
la dirección de cizalla y la discontinuidad infrayacente, y Wilcox et al. (1973) que muestran las
diferencias entre el régimen de desgarre puro, convergencia a 2° y convergencia a 15°. Las estructuras
obtenidas en estos regímenes transpresivos son pliegues "en échelon" y cabalgamientos en los dos lados
de una zona central elevada, que aparece cortada por fracturas R. Otros modelos analógicos son los de
Richard et al. (1991) y Richard y Krantz (1991), que reproducen la deformación producida por fallas de
zócalo en un modelo silicona/arena. También se han llevado a cabo modelos experimentales en sistemas
bicapa arena/silicona (Casas et al., 2000, 2001), con variación sistemática de la dirección de
convergencia (α) a intervalos de 15°, entre el desgarre puro (α=0) y el acortamiento perpendicular o
convergencia pura (α=90). Los resultados muestran un contraste brusco entre las estructuras formadas
bajo ángulos de convergencia menores de 30° e iguales o superiores a 30°. Cuando la tasa de
convergencia es baja (α=0° y α=15°) existe una fuerte localización de la deformación y las estructuras
que aparecen son las típicas del régimen de desgarre, con desarrollo de fracturas de tipo R. Los máximos
de orientación de la fracturación se sitúan a 15° (en el caso del desgarre puro) y a 25° (en el caso de
α=15°) de la discontinuidad de velocidad en la base del modelo. Para ángulos de convergencia mayores
(entre 30° y 90°) la deformación obtenida es muy similar en todos los casos, con un abombamiento
asimétrico, alargado sobre la discontinuidad de velocidad y con geometría de pliegue de propagación,
flanqueada por fallas o zonas de cizalla direccional-inversas. El buzamiento de las fallas obtenidas en
los modelos también experimenta un cambio importante entre los modelos con α≤15° (buzamientos de
las fallas mayores de 70°) y α≥30° (buzamientos de las fallas obtenidas menores de 40°, y disminuyendo
progresivamente a medida que α aumenta).

118
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Casas et al., 2000, 2001)

En el caso de la transtensión las estructuras típicas son las de flor negativa, con las fallas dispuestas
de manera oblicua a la dirección de la cizalla. Quizá la estructura más conocida ligada a procesos
transtensivos son las denominadas cuencas de pull-apart. Estas se forman en escalones o zonas de relevo
extensional, y son relativamente pequeñas en relación a las fallas sobre las cuales se sitúan. Si la falla
tiene escala cortical, las cuencas de pull-apart pueden tener un tamaño considerable y una evolución
rapidísima, relacionada con los cambios de geometría producidos a lo largo de la historia de la falla
direccional. Presentan unos patrones sedimentarios muy típicos, provocados por la existencia de
márgenes muy abruptos, y procesos térmicos ligados a la elevación de las isotermas por adelgazamiento
cortical en zonas muy limitadas.

119
Tectónica: Cuencas y Orógenos

16. Regímenes extensionales


Formación de dorsales y zonas extensionales. Doming y rifting. Cizalla pura y cizalla simple

Las dorsales constituyen el sistema de cordilleras más continuo de todo el planeta, con varias decenas
de miles de km, y continuidad de más de 10.000 km en algunas de ellas. La longitud total del sistema
de dorsales es más de 60.000 km, y su anchura varía entre 1.000 y 4.000 km. Los sistemas de dorsal más
importantes son la medio Atlántica, la Pacífica, que se une con la Antártica hacia el S, la de Carlsberg,
al sur de Arabia, y las dos del sistema índico (SE y SW, que empalman hacia el N con la de Carlsberg).
Presentan sismicidad poco profunda.

Existen algunos ejemplos en continentes que representan los estadios iniciales de formación de una
dorsal, y cuyo análisis permite extraer datos interesantes sobre la formación de márgenes divergentes.
El más conocido es el Triángulo de Afar donde se da una unión triple de tipo RRR, confluyen la zona
de los grandes lagos de Africa, el mar Rojo, y el Golfo de Adén, que representarían distintos estadios
en la evolución de este tipo de uniones. De los tres límites que confluyen en este punto triple solamente
parecen evolucionar hacia zonas de dorsal el mar Rojo y el golfo de Adén, mientras que el Rift Valley
es posible que permanezca como zona de rift intracontinental o como un aulacógeno.

La zona de los grandes lagos presenta una topografía muy similar a la de las zonas de dorsal de
expansión lenta, con un rift en la zona central (surco central de las dorsales) y cadenas montañosas
laterales que pueden alcanzar los 5000 m de altitud (relieve muy brusco).

(Tomado de Park 1988)

El sistema de fosas del Rift-Valley se extiende desde Etiopía al norte hasta Mozambique, con una
división en la parte central en dos ramas. La zona presenta un vulcanismo importante durante el
Cenozoico y el Cuaternario. El patrón de fallas es relativamente complejo, ya que la vergencia
dominante cambia a lo largo del rift, de modo que parece haber dos grandes despegues basales, hacia el
E y el W en cuyos bloques superiores se situarían los edificios volcánicos. La parte central quedaría
hundida y con corteza fuertemente adelgazada. La interpretación gravimétrica muestra una zona central
de litosfera fuertemente adelgazada y una elevación de la astenosfera en la zona central del rift.

El mar Rojo constituye una zona de rift en la cual ya ha habido formación de corteza oceánica.
Comienza a abrirse hace 25 M.a. y los datos geológicos y geocronológicos indican que se genera corteza
oceánica desde hace 4-5 M.Aa. El mar Rojo presenta profundidades de más de 2500 m y corteza
oceánica en su parte central, localizada sobre manto astenosférico, con litosfera fuertemente adelgazada
hacia los márgenes continentales. Los flancos o espaldas del rift aparecen fuertemente levantadas, sobre
todo en el caso de la meseta arábiga (altitudes de más de 3000 m), donde se localiza una gran parte del
vulcanismo reciente. El hecho de que aparezca esta asimetría ha llevado a interpretar la apertura del mar
Rojo como resultado de un proceso de cizalla simple, es decir, que toda la corteza (o toda la litosfera en
120
Tectónica: Cuencas y Orógenos

este caso) habría sido cortada por una gran falla o despegue de bajo ángulo. Como resultado de este
fallamiento, la elevación de la astenosfera en uno de los flancos daría lugar a un vulcanismo asimétrico,
localizado en el bloque superior de la gran falla normal. Frente a este modelo, la extensión por cizalla
pura supone una extensión simétrica que da lugar a un adelgazamiento más o menos homogéneo de la
corteza continental y la litosfera. Ultimamente la zona del Rift Valley también se interpreta como
resultado de procesos de cizalla simple. La simetría que presenta en superficie sería el resultado de la
existencia de dos despegues extensionales que buzan en sentidos opuestos.

Una limitación de estos modelos cinemáticos (cizalla pura y cizalla simple, de Mckenzie 1978 y
Wernicke 1985, respectivamente) es que no explican las causas de dichas diferencias (Kearey et al.
2008). Modelos analógicos han estudiado este proceso y propuesto hipótesis sobre su génesis (Michon
y Merle, 2003).

(Tomado de Moores y
Twiss 1995)

Pure shear
(McKenzie
1978)

Simple shear
(Wernicke
1985)

Otra de las discusiones clásicas en tectónica extensional ha sido la relación entre los procesos de
doming y rifting. Puesto que todas las zonas extensionales en sus inicios están asociadas a
levantamientos de zonas de montaña, normalmente con actividad volcánica, la cuestión es si este
levantamiento (doming) precede y es la causa de la formación de fallas normales (rifting) o si la relación
(gallina-huevo) es la contraria. El doming produciría el rifting por estiramiento de la capa superior de la
corteza. Este estiramiento, puesto que nos encontramos en el dominio frágil, llevaría aparejada la
formación de fallas normales y por tanto el hundimiento de la parte central. Si la relación fuera la

121
Tectónica: Cuencas y Orógenos

contraria, la expansión daría lugar al adelgazamiento de la corteza y a la elevación de material más


caliente que produciría una parte de los relieves. La otra componente de la formación del relieve se
debería a la elevación del bloque inferior de los despegues extensionales por descompresión (modelo de
la viga elástica).

(Tomado de Park 1988)

Márgenes pasivos

Los márgenes pasivos son los márgenes continentales que quedan separados a ambos lados de la
zona de dorsal a medida que avanza la expansión oceánica. Una vez que se produce la expansión
oceánica y la cresta de la dorsal queda separada del margen, este permanece inactivo desde el punto de
vista tectónico, de ahí su nombre, ya no son límite de placa y no tienen actividad sísmica asociada. En
contraposición se habla de márgenes activos haciendo referencia a los margenes que coinciden con zonas
de subducción o con transformantes. Ejemplos de márgenes pasivos en la actualidad: margen Este de
Norteamérica y de Sudamérica, márgenes Este y Oeste de África, margen Oeste de Europa, márgenes
Oeste y Sureste de Australia y márgenes de la Antártida.

(Van der Pluijm & Marshak 2004)

Una vez iniciada la formación del margen pasivo, conforme se produce el alejamiento de la dorsal,
se produce subsidencia gradualmente. La litosfera está adelgazada, y al alejarse de la dorsal se enfría, al
enfriarse se contrae y subside, a este proceso de hundimiento durante el enfriamiento se le denomina
subsidencia térmica. Este proceso genera un espacio que se rellena con sedimentos provenientes del
122
Tectónica: Cuencas y Orógenos

continente, y se habla cuenca de margen pasivo y de cuña sedimentaria de margen pasivo. La


topografía de un margen pasivo está constituida por la plataforma continental, con sedimentos marinos
poco profundos, el talud con sedimentos de transición hacia la llanura abisal, con sedimentos profundos.
El proceso de sedimentación incrementa la subsidencia. El peso de 1 km de sedimentos produce una
subsidencia de 0,33 km.

Los márgenes pasivos presentan una corteza continental adelgazada, heredada de la etapa de rifting,
y depósitos de sedimentos que alcanzan más de 10 km de espesor. Hacia la parte oceánica aparece
corteza oceánica, y el espesor de sedimentos va disminuyendo progresivamente hacia el océano.

(Tomado de Park 1988)

Los sedimentos de la cuña localizada sobre el margen presentan una cierta homogeneidad, sobre todo
en latitudes bajas y medias. Existe una primera parte con espesores que varían de forma muy brusca, ya
que su sedimentación estuvo asociada a la formación del rift continental. Por encima de ellos se sitúan
depósitos cercanos a la costa, correspondientes a las primeras entradas de mar en la zona de rift. Estos
depósitos son en muchos casos evaporitas, que tendrán un papel determinante en la evolución
geométrica de la cuña sedimentaria, ya que tienden a formar diapiros, salt-walls, etc. Por encima de los
depósitos evaporíticos suelen aparecer depósitos de plataforma marina, que pueden estar asociados a
depósitos deltaicos.

(Tomado de Moores y Twiss 1995)

123
Tectónica: Cuencas y Orógenos

La anomalía de aire libre en los márgenes pasivos muestra un máximo positivo en la zona de
transición entre corteza continental adelgazada y no adelgazada, y un mínimo en la transición de la
corteza continental a la corteza oceánica. El estudio de los márgenes pasivos ha cobrado gran
importancia dado que en ellos se sitúan buena parte de los yacimientos petrolíferos.

(Tomado de Moores y
Twiss 1995)

La tectónica extensional ligada al proceso inicial de rifting cesa cuando los margenes se alejan, sin
embargo se desarrollan nuevas fallas normales en el prisma sedimentario formado en un margen pasivo,
estas fallas normales se forman únicamente en el prisma de sedimentos debido a fuerzas gravitacionales.
Su desarrollo se produce favorecido por la superficie inclinada que separa la antigua corteza de los
nuevos sedimentos. Los sedimentos tienden a deslizar muy despacio mar adentro, este lento
deslizamiento produce un estiramiento en la pila de sedimentos lo que conlleva la formación de fallas
normales. El horizonte de evaporitas, en la base de la pila sedimentaria, sirve de superficie de
deslizamiento (nivel de despegue). Muchas de estas fallas son sinsedimentarias (growth faults). A su
vez, las fallas normales favorecen la movilización y el ascenso de sales dando lugar a diapiros y muros
de sal (salt walls). En la parte baja del talud, llegando a la llanura abisal pueden generarse sistemas de
cabalgamientos submarinos cuando el material deslizado en el talud llega a la parte más baja y cabalga
sobre otros materiales deslizados anteriormente. Estos sistemas de cabalgamientos se desarrollan al
mismo tiempo que las fallas normales se forman en las partes altas del prisma sedimentario.

(Van der Pluijm & Marshak 2004)

124
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Aulacógenos

Como hemos visto en el caso del rift valley, las uniones triples de tipo RRR evolucionan en el sentido
de que dos de las ramas suelen convertirse en cuencas oceánicas con centro de expansión mientras que
la tercera queda abortada y se queda como un rift intracontinental. En un ciclo de Wilson, si el océano
desaparece por subducción bajo el continente, las zonas de rift intracontinentales, que serán oblicuas o
perpendiculares a la zona de subducción, acaban sometidas también a compresión, pero no dan lugar a
un orógeno como las zonas de subducción sino a una cadena intracontinental. Esas zonas que tienen
una evolución particular dentro de los continentes se denominan aulacógenos.

Casos típicos de aulacógenos son todos los que rodean a la dorsal centro atlántica, y que no han
llegado a tener propiamente expansión oceánica, como pueden ser el golfo de Benin, o el golfo de
Vizcaya. Algunas de estas zonas oblicuas a la cresta de expansión de la dorsal presentan diques radiales
(sistema de Brasil-Terranova-costa W africana) previos a la expansión continental y que hablarían a
favor de la existencia de hotspots bajo algunas de estas uniones triples. Algunas de las cuencas
sedimentarias más importantes del planeta de edad proterozoica (rift de Keewenawan, en América del
N, con 20 km de espesor de sedimentos) parecen relacionados con cuencas de tipo aulacógeno.

La evolución de los aulacógenos fue definida para el aulacógeno del sur de Oklahoma, que es
perpendicular al surco oceánico y a la cadena de los Apalaches. Las etapas de esta evolución son: etapa
de graben, con fallas normales que producen cambios bruscos de potencia en las unidades sedimentarias
continentales, etapas de downwarping y flexura, que suponen la invasión marina del surco y
sedimentación de plataforma con cambios suaves en el espesor de las unidades, y finalmente la etapa de
compresión en la cual se cierra y levanta el surco. En esta etapa compresiva no aparece metamorfismo
ni magmatismo como en el caso de los orógenos. De alguna forma los aulacógenos recogen la evolución
(expansión y desaparición) de los océanos en una versión más "light", por lo cual son importantes a la
hora de establecer una historia geológica que en los orógenos queda a veces obliterada por la
deformación.

(Tomado de Kearey y Vine 1990)

125
Tectónica: Cuencas y Orógenos

17. Tectónica salina


Se encarga del estudio de las deformaciones tectónicas de la corteza terrestre producidas por
movimientos de la sal determinados por la gravedad (halocinesis).

Los diapiros salinos son probablemente una de las estructuras mejor estudiadas, tanto por su interés
científico como económico ya que en muchos casos constituyen trampas petrolíferas puesto que las
evaporitas son rocas impermeables que detienen la migración del hidrocarburo a través de formaciones
porosas. Un diapiro es un cuerpo rocoso que se ha desplazado hacia arriba atravesando los estratos
suprayacentes. Normalmente se diferencian los términos domo, para aquellas estructuras en las que no
ha habido rotura de los estratos, pero sí un abombamiento de los mismos, y diapiro propiamente dicho,
donde sí que existe dicha perforación. El material que forma los diapiros suele ser menos denso que la
serie encajante, normalmente evaporitas (con densidades en torno a 2,2), aunque también se encuentran
diapiros a menor escala formados por barro en las zonas deltaicas.

Las evaporitas se pueden encontrar formando capas de espesor considerable. Se forman en cuencas
continentales endorreicas en las que la evaporación de agua es superior a los aportes fluviales debidos
a precipitaciones. Se dan también en mares interiores cuya comunicación con mar abierto es
interrumpida durante cierto periodo de tiempo. Un ejemplo fue el Mediterráneo hace 6 m.a. (Mioceno
Sup.), cuando la comunicación con el Atlántico quedó cortada por el cierre del Estrecho de Gibraltar.
Durante medio millón de años se acumularon varios cientos de metros (localmente hasta 2000 m) de
evaporitas sobre el fondo de la cuenca marina (García-Castellanos y Villasenor, 2011).

Un ejemplo de depósitos evaporíticos de especial interés por formar la mayor parte de los diapiros
de la Península Ibérica, lo constituye la sedimentación evaporítica del Triásico Superior en las facies
Keuper. Importantes cantidades de sales se depositaron en algunas cubetas de la placa Ibérica en relación
con un periodo de subsidencia atenuada y regresión generalizada del mar del Tethys durante todo el
Triásico Superior, que corresponde a las últimas etapas de actividad del Rift Ibérico durante este periodo
(Sánchez-Moya y Sopeña, 2004).

En el sur del Atlas sahariano de Argelia, Ville describió por primera vez, en 1856, un domo que
interpretó como el resultado de una intrusión de sal en los sedimentos suprayacentes. El término diapiro
fue introducido más tarde por Mrazec (1907). Las observaciones de campo indicaban que se trataba de
intrusiones de sal que cortaban las capas depositadas por encima, lo que establecía que la sal presentaba
una gran movilidad a la escala de los tiempos geológicos. A partir de allí, se han intentado entender y
modelizar los procesos que permitían a formaciones evaporíticas, profundamente enterradas, atravesar
las formaciones sedimentarias suprayacentes para emerger hasta la superficie. Una vez más la
modelización analógica ha resultado ser una herramienta de primer orden en el entendimiento de los
factores que controlan este proceso. A partir de los estudios de Ramberg (1967) se desarrolla
enormemente el estudio de diapiros y estructuras relacionadas mediante modelos a escala, utilizando
diversos materiales y técnicas (Dixon, 1975; Koyi et al., 1993; Nalpas y Brun, 1993; Weijermars et al.,
1993; Costa y Vendeville, 2001; Sans, 2003 entre otros).

Morfología, evolución y estructuras asociadas

Las diferentes formas de los diapiros dependen de la ductilidad de las rocas encajantes y de las
anisotropías que existan en ellas pero, en gran medida, dependen también de la evolución del diapiro en
un momento dado, de manera que las diferentes formas representan a la vez distintos estadios en su
evolución. En un primer momento suelen pasar por un estadio domático para después perforar la
cobertera. En el estado maduro llegan a adoptar forma de seta, con la parte superior considerablemente
más ancha que la inferior. Cuando la ascensión de la sal se ve favorecida por la existencia de fallas
normales, como se ha visto que ocurre en los márgenes pasivos, los diapiros resultantes alcanzan grandes
alturas, y tienen la forma de grandes muros o paredes de sal ya que siguen el plano de falla (salt walls).

126
Tectónica: Cuencas y Orógenos

En otros casos, como ocurre en Irán en la Cordillera de los Zagros, la sal puede salir directamente
hasta la superficie y seguir fluyendo, dando lugar a auténticos glaciares de sal. Esto sucede en climas
áridos, ya que en los húmedos la velocidad de disolución de la sal supera a la de extrusión.

Deformación de la roca encajante

La zona situada sobre los domos y diapiros desarrolla dos sistemas de fallas normales, radial y
concéntrico, relacionado con el campo de esfuerzos de extensión radial local que se genera sobre el
domo. Estos sistemas de fallas pueden variar también en función del campo de esfuerzos regional. En
la parte alta del diapiro suele aparecer una zona brechificada (cap-rock), impermeable y por tanto de
gran interés en geología petrolera por constituir una trampa habitual. La deformación de la roca
encajante, además de las fallas normales localizadas en la parte culminante, tiene lugar mediante
pliegues y fallas inversas relacionadas con el ascenso de la masa diapírica. Es típica la aparición de un
sinclinal alrededor del diapiro (rim syncline). En casos extremos, cuando el estrato de sal ha fluido
completamente desde la parte inferior, quedan cuerpos aislados de sal dentro de la roca encajante.

127
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Esquema que muestra


la generación de un
diapiro salino con las
estructuras asociadas

Puesto que el corte de los estratos de la roca de caja no sigue unas reglas geométricas determinadas,
la geometría en profundidad de un diapiro únicamente puede ser determinada mediante prospección
geofísica, bien sea la sísmica de reflexión, bien la gravimetría, que ha sido utilizada con frecuencia para
la determinación de diapiros dada la diferencia de densidad de las sales con su encajante.

Existen numerosos ejemplos de diapiros salinos submarinos que han sido puestos de manifiesto por
estudios de prospección sísmica. Éstos aparecen principalmente en márgenes pasivos (costas atlánticas
norteamericana y africana) y en relación con rift intracontinentales (mar del Norte). También existen
buenos ejemplos aflorando en superficie. Una de las regiones del planeta con ejemplos más
espectaculares se encuentra en los Montes Zagros (Irán), donde la erosión de las capas suprayacentes y

128
Tectónica: Cuencas y Orógenos

el contraste de colores entre las distintas litologías, permite observar los diapiros en superficie como en
el caso del Kuh-e-Namak. En otras ocasiones el relieve indica la existencia de un diapiro en el subsuelo.

También en la Península Ibérica existen buenos ejemplos asociados a los materiales del Triásico con
facies Keuper. Algunos de ellos son los diapiros de la zona Prebética entre los que destaca el Diapiro
de Pinoso, los diapiros de la Cordillera Cantábrica entre los que cabe destacar los diapiros de Salinas de
Añana, Cabezón de la Sal y Poza de la Sal, y los diapiros de las Sierras Marginales de la Cordillera
Pirenaica entre los que se encuentran los diapiros de Naval, Estada y El Grado.

Deformación en el interior del diapiro

Las evaporitas presentan un comportamiento reológico (baja viscosidad) que da lugar a pliegues de
flujo, aun en condiciones muy superficiales, por lo que el patrón de deformación en el interior del diapiro
suele ser muy complicado. Suelen aparecer pliegues de plano axial vertical y eje vertical en la zona
central del diapiro, con elipses de deformación verticales, que van cambiando a posiciones horizontales
en la parte alta del diapiro, cuando se produce su expansión, si existe, por ejemplo, un nivel competente
que actúa de barrera.

Génesis y propagación de diapiros (ver también el modelo diapírico pp. 168-170)

El mecanismo motor del diapirismo es la diferencia de densidad negativa entre la masa diapírica y la
roca encajante, diferencia que puede no aparecer hasta que los sedimentos de la roca de caja no están
consolidados, ya que su densidad en superficie puede ser incluso menor que la densidad de las
evaporitas. La sal se comporta como un líquido muy viscoso, pero su viscosidad es baja si se compara
con la de otras rocas sedimentarias. Además, la viscosidad disminuye con la profundidad, debido al
aumento de temperatura. Una baja viscosidad está relacionada con una velocidad de deformación alta
y, así, la sal puede fluir rápidamente incluso cuando los esfuerzos a los que está sometida sean pequeños.
La velocidad de ascenso de un domo salino, que tiene que abrirse camino, se estima de unos 0,3 mm al
año, es decir, 1 km cada tres millones de años aproximadamente.

Normalmente la sal empieza a fluir por la existencia de diferencias de carga debido a distinto espesor
de la cobertera, o a variaciones en la densidad de esta. Esta diferencia de carga viene expresada por:

ΔP = Δhg( ρ 0 − ρ s ) , donde ρ es la densidad de la sal y ρ la de la roca de caja.


s o

Uno de los factores típicamente desencadenantes de fenómenos diapíricos es la formación de fallas


normales, ya que éstas crean diferencias de carga en la cobertera que funcionan como detonante de los
fenómenos diapíricos. En este caso los diapiros pueden llegar a asociarse de forma muy estrecha con
las fallas normales, que aparecen como salt walls o muros de sal.

Figura- Interpretación geológica de una línea sísmica mostrando diapiros salinos en torno al Graben de Horn (Mar
del Norte). Tomado de Nalpas y Brun (1993).

129
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Modelos analógicos del


desarrollo de diapirismo
asociado a tectónica
extensional. Según
Nalpas y Brun (1993).

El diapirismo aparece en ocasiones combinado con las deformaciones asociadas a cinturones de


cabalgamientos. La propia forma en cuña de las unidades cabalgantes puede dar lugar a una migración,
por diferencia de carga, de las sales que forman el nivel de despegue regional en el que enraiza el sistema
de cabalgamientos (e.g. Sans, 2003). Es frecuente que el diapirismo preceda en parte al movimiento de
los cabalgamientos, de modo que los diapiros van siendo cortados por aquellos, y es difícil distinguir
qué parte de la geometría de los pliegues corresponde a la actividad diapírica y qué parte está relacionada
con la geometría de los cabalgamientos.

130
Tectónica: Cuencas y Orógenos

18. Tectónica de fallas normales


Las fallas normales se definen como fallas sustractivas (al hacer un sondeo vertical que atraviesa una
falla normal sobre una serie de buzamientos bajos se omite parte de la serie sedimentaria) o bien fallas
en las cuales el bloque superior coincide con el bloque hundido y el bloque inferior con el bloque
levantado. En profundidad la geometría de las fallas normales puede variar. Existen varias posibilidades:

1) El buzamiento de las fallas se mantiene constante en toda la corteza frágil, de modo que al llegar
a la corteza dúctil el material que existe por debajo de las zonas con hundimiento relativo fluye hacia
las zonas elevadas. Este sería el caso de un modelo Andersoniano puro para las fallas normales, en
relación con un campo de esfuerzos distensivo, en el cual σ1 coincide con la vertical, y por tanto las
fallas forman un ángulo con este eje de 45-φ/2.

La extensión en la horizontal que producen fallas con este tipo de geometría no puede ser muy
elevada en relación con el salto vertical, ya que el buzamiento es mayor de 45º. El cálculo de esta
extensión es relativamente sencillo, y sería igual al salto vertical dividido por la tangente del buzamiento
de la falla. Para expresar la extensión asociada a fallas normales se suele utilizar el factor de stretching
e, definido como
l f − lo
e= ,o bien λ = (1 + e)2
lo
también se utiliza el factor beta, definido como
lf
β= , siendo lf la longitud final y lo la inicial
lo

(Tomado de Park 1988)

2) Las fallas se enraizan en niveles de despegue dentro de la corteza, tanto a profundidades


importantes, es decir que lleguen hasta la zona dúctil de la corteza donde se puede producir el
deslizamiento por mecanismos de deformación plástica, como a bajas profundidades, es decir cuando
existen niveles de despegue evaporíticos o de lutitas con alto contenido en agua dentro de las series
sedimentarias. Estos niveles de despegue dentro de las series sedimentarias pueden aparecer a cualquier
escala, tanto considerando espesores de centenares de metros como a escalas mucho más pequeñas, en
paquetes de estratos de decenas de metros o incluso menor potencia.

Este tipo de despegues subhorizontales permiten la existencia de importantes tasas de extensión en


la horizontal sin que exista un salto excesivo en la vertical (ver figura inferior). En estos casos la
superficie de la falla será una superficie curva, con buzamiento relativamente fuerte en superficie, que
en profundidad se hará horizontal. Las fallas con este tipo de geometría se denominan lístricas.

131
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Park 1988)

¿Qué tipos de deformaciones aparecen asociados a las fallas normales? Existen dos modelos:

1- Modelo de los bloques basculados, en el cual bloques rígidos situados encima de un medio
dúctil sufren rotación. En este modelo el problema es el de ajustar los contactos entre
bloques con el fin de minimizar huecos y solapamientos.

2- Modelo en el que el bloque superior deformable se acomoda a la geometría de la falla.


Si estiramos a lo largo de una superficie (en dos dimensiones, a lo largo de una línea)
horizontal, en la zona en que la falla gana buzamiento quedará un "hueco", de volumen
creciente hacia arriba (ver figura B inferior), que deberá "rellenar" el bloque superior. Para
ello el bloque superior queda inclinado hacia el plano de falla, formando un pliegue laxo
que se denomina roll-over. El buzamiento del bloque superior será mayor cuanto mayor
sea el buzamiento de la falla, de modo que puede deducirse este a partir de aquel,
normalmente más accesible. Los anticlinales de roll-over no son los únicos tipos de pliegues
asociados a fallas normales. También son muy típicos los pliegues de arrastre, o drag-folds,
que dan lugar a sinclinales en el bloque superior, en la zona más próxima a la falla normal.
Ambos tipos de pliegue, roll-over y drag folds pueden combinarse en una misma falla.

(Tomado de Park 1988)

Al igual que sucede con los cabalgamientos, las fallas normales pueden responder a una geometría
de rampas y rellanos, en función de cómo vayan cortando al bloque inferior (ver figura C arriba). Esta
geometría también se reflejará en las estructuras del bloque superior.

Además, existen varios tipos de estructuras que pueden aparecer asociadas a las fallas normales
lístricas:

- Fallas normales antitéticas de bloque superior, asociadas a la extensión sobre el roll-over (Fig.
9.12 D).

- Abanico lístrico (listric fan) o fallas en cola de caballo (horsetail faults), que delimitan cuerpos
(riders) separados por fallas. El conjunto de riders está limitado por una falla superior (roof fault)
y una falla inferior (sole fault) (Fig. 9.12 E). Al igual que en el caso de los cabalgamientos se
puede definir la secuencia de fallas normales, que puede ser de bloque superior (si las fallas más
modernas quedan por encima de las más antiguas, es decir van rompiendo sucesivamente el
bloque superior) o de bloque inferior (si las fallas más modernas van rompiendo el bloque
inferior, es decir que los riders más modernos proceden de este bloque), y también fallas
normales fuera de secuencia.

- Finalmente, el movimiento de las fallas puede dejar cuerpos fusiformes de roca rodeados
completamente por fallas, es decir, forma una estructura en duplex (Fig. 9.12 F). En este caso se
llaman duplex extensionales. Los cuerpos fusiformes se denominan horses, al igual que en el
caso de los cabalgamientos. En los dibujos podemos ver ejemplos de estos tipos de geometrías.

132
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Park 1988)

Modelos de deformación en fallas lístricas


En una falla lístrica la deformación del bloque superior que da lugar al roll-over se produce por
cizalla (normalmente con 60º de inclinación, X-Y en Fig. 2A). En el caso de una falla plana la intensidad
de la deformación por cizalla simple es menor, y la deformación se produce por combinación entre una
deformación penetrativa de cizalla simple y una deformación frágil discontinua. En este último caso la
forma en roll-over aparece únicamente en un estadio ya avanzado de extensión. En estadios intermedios
se habla de graben de compensación (Fig. 2B).

(Tomado de Gratier 1988)

133
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Con el fin de adoptar una construcción geométrica congruente con este mecanismo de deformación,
se divide el bloque en rebanadas con una inclinación de 60º hacia el plano de falla (Fig. 3). El
hundimiento de las rebanadas llena el hueco que se crearía por el movimiento sobre el plano de falla. El
método consiste en llevar los segmentos a, b, c y d medidos en el hueco potencial sobre cada superficie
de rebanada a la parte alta de cada rebanada.

(Tomado de Gratier 1988)

Al igual que se hace en el caso de los pliegues asociados a cabalgamientos, también pueden
establecerse para las fallas normales relaciones angulares entre el buzamiento de la falla y sus cambios
de pendiente (en fallas lístricas), con el buzamiento, en sentido contrario, del flanco del anticlinal de
roll-over. Los resultados son diferentes en función de la geometría de falla considerada, más o menos
angular y en función de la disposición de las rampas y rellanos (ver figura inferior).

134
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Por tanto, a partir del buzamiento de fallas en superficie, y de la geometría del bloque superior, estos
métodos permiten calcular la geometría de las fallas en profundidad y definir la profundidad del nivel
de despegue.

En el modelo de los bloques basculados suelen aparecer fallas antitéticas que resuelven el problema
del hueco creado al separarse los dos bloques. La evolución puede descomponerse en dos estadios (Fig.
4): en el estadio I la primera falla en aparecer es la F’1, entonces se crearía un hueco inmediatamente
ocupado por el nacimiento de una falla antitética F1. En el estadio II el bloque 1 gira a la vez que se
separa del bloque 2, nuevamente el hueco potencial es ocupado por el funcionamiento de otra falla
antitética F2. Se crea un conjunto de fallas antitéticas, de manera que la más antigua es la más alejada
de la falla principal F’1.y además estará basculada, mientras que la más reciente no habrá basculado.

(Tomado de Gratier 1988)

Modelos analógicos de fallas lístricas

Son muy abundantes los estudios de modelización analógica en sistemas de fallas normales. Los
modelos en caja de arena del equipo de McClay simulan la evolución geométrica y cinemática de las
estructuras generadas en los bloques superiores de fallas normales lístricas. Se presentan dos
experimentos diseñados para estudiar la influencia de la geometría del bloque inferior en las estructuras
del bloque superior.

Los experimentos se han realizado en una caja alargada con las paredes laterales de vidrio, y una
pared móvil en uno de los extremos. A la pared fija del otro extremo se une un bloque rígido que simula
el bloque inferior de una falla normal con geometría lístrica o plana. El ángulo de dicha falla con la
horizontal es de 60°. Una fina lámina de plástico flexible se sujeta a la parte externa de la pared móvil
y recubre la base de la caja pasando sobre el bloque inferior de la falla. Esto permite transmitir el
desplazamiento extensional a lo largo de todo el bloque superior. La velocidad de desplazamiento es de
15 cm/h durante todo el proceso. Las dimensiones iniciales de los modelos son de 20x20 cm y 10 cm de
espesor.

135
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Sobre dicho dispositivo se construye el modelo con alternancia de arena coloreada y mica en capas
horizontales (secuencia pre-rift). Durante el proceso de extensión se añade arena y mica (secuencia sin-
rift) a intérvalos regulares (cada 5 mm de desplazamiento de la pared móvil) con la finalidad de registrar
el desarrollo estructural sin-extensional de la cuenca, y para evitar deslizamientos de arena. Se ha hecho
una extensión de 7 cm en los dos modelos. Las intercalaciones de mica entre las capas de arena permiten
crear un modelo con cierto grado de anisotropía inicial que facilita deslizamiento capa sobre capa (las
láminas de mica se depositan paralelas a la capa). El ángulo de fricción interno de la mica es el mismo
que el de la arena. Es también un buen análogo de la corteza frágil (McClay 1990). Una importante
limitación de estos modelos es el hecho de que el bloque inferior no se pueda deformar.

Modelo con falla lístrica:


Al final de la etapa extensional la estructura interna del modelo consta de un característico roll-
over y un graben sincrónicos. El graben está formado por fallas planares, conjugadas sintéticas y
antitéticas. El desplazamiento a lo largo de las fallas es mayor a techo de la secuencia pre-rift. Las fallas
sintéticas han rotado hacia el despegue lístrico durante la extensión puesto que forman el límite lateral
del bloque del roll-over. En una serie de experimentos se vio que el grado de curvatura del roll-over y
la cantidad de rotación de las fallas sintéticas del graben es directamente proporcional al grado de
curvatura de la falla lístrica basal. Durante la propagación de las fallas sintéticas en la secuencia sin-rift
estas adquieren geometría sinusoidal debido a que se propagan a ángulo constante (65°) y a que han
rotado en la secuencia pre-rift.

Modelo con falla planar


Al final de la etapa extensional se forma un tosco roll-over y un graben asociado. Hay muy poca
rotación de las capas en el roll-over (3-4°). La deformación del bloque superior consiste en dos grandes
fallas planares antitéticas y una serie de pequeñas fallas sintéticas. El patrón de pequeñas fallas se
complica para acomodar el fuerte ángulo entre el despegue basal y la falla planar.

136
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Contactos extensionales en metamorphic core complexes

En los apartados precedentes hemos considerado, de acuerdo con los principios de mecánica de rocas,
fallas que se forman con un ángulo menor de 45º con el eje máximo del elipsoide de esfuerzos. De esta
forma los cabalgamientos buzan relativamente poco en relación a las fallas normales o pueden ser
subhorizontales. Esta relación se altera, no obstante, cuando existen niveles de despegue paralelos a las
superficies de estratificación. Es el caso de los rellanos, que se generan tanto en situaciones compresivas
(cabalgamientos) como extensionales (fallas normales). Sin embargo, existen situaciones especiales en
que estos principios no se cumplen, debido a las propiedades reológicas y a la historia térmica
relacionada con la deformación. Es el caso de los contactos extensionales de bajo ángulo, relacionados
con tasas de extensión muy elevadas que producen además la elevación de zonas profundas de la corteza.

En los “metamorphic core complexes” (asociaciones de núcleo metamórfico) los contactos


extensionales se reconocen como grandes superficies subhorizontales que limitan zonas con distinto
grado metamórfico. Normalmente en el bloque superior de dichos contactos aparecen facies de grado
bajo o no metamórficas, mientras que en el bloque inferior aparecen facies de grado medio o grado alto.
Los contactos son contactos sustractivos que eliminan parte de la serie metamórfica (o isogradas) y por
lo tanto son fallas normales en sentido amplio. Estos contactos además suelen estar plegados como
superficies irregulares, casi siempre de bajo ángulo. Las direcciones y sentidos de movimiento tienen
que obtenerse a partir de criterios de cizalla en los bloques superior e inferior.

Estos contactos extensionales se producen en el estado de reequilibrio gravitacional de cortezas


engrosadas. El proceso básico de su formación es el siguiente: bajo el efecto de la deformación
extensional que adelgaza la corteza, se produce la ascensión de las partes profundas de la cadena, las
cuales están a alta temperatura, por lo que el proceso, bastante rápido, se produce en contexto de fusión
parcial, dando lugar a la formación de domos migmatíticos.

El resultado más llamativo de este proceso, que implica un despegue en el contacto domo – cobertera,
es que aparecen en contacto las partes superficiales frágiles de la cobertera deformada con gneisses
migmatíticos. En el campo se encuentran en contacto unidades afectadas por deformación discontinua,
débilmente deformadas o epimetamórficas junto a dominios mesozonales, y las isogradas parecen
juntarse en el límite zócalo-cobertera, debido únicamente al proceso tectónico.
137
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Choukroune 1995)

La deformación en la cobertera es heterogénea con una fuerte componente no coaxial, la dirección y


el sentido de cizalla dan la dirección y el sentido según el cual se efectúa el despegue en la cobertera.
En el techo del domo aparece deformación coaxial, mientras que en sus flancos es intensa y no coaxial,
con milonitas y ultramilonitas. El desplazamiento globalmente vertical del material migmatítico que
constituye el domo no es resultado de un fenómeno diapírico, sino de las cizallas en los límites del
mismo. Por lo tanto, se puede determinar el origen diapírico de un domo si se encuentran foliaciones
verticales en su interior.

(Tomado de Choukroune 1995)

138
Tectónica: Cuencas y Orógenos

19. Extensión ligada a límites convergentes


El Mediterráneo

Las cuencas del Mediterráneo occidental constituyen un caso claro de extensión (como lo demuestra
la existencia de las propias cuencas oceánicas recientes) asociadas a un límite convergente como es el
existente entre Europa y Africa. El Mediterráneo es una zona extremadamente compleja en la cual
existen zonas de subducción bien definidas, como la del mar Egeo, que crean extensión en el bloque
superior (fallas normales de Grecia). En esta zona la dirección de la zona de subducción es más o menos
perpendicular a la convergencia. En cambio, hacia el Mediterráneo occidental las direcciones de
subducción son oblicuas e incluso paralelas a la dirección de convergencia. Hay corteza oceánica de
reciente creación en el mar Ligur, en el Tirreno y en el mar de Alborán. En el este de Iberia la secuencia
de apertura de cuencas es surco de Valencia-mar Ligur-mar Tirreno. El mar Ligur presenta anomalías
magnéticas con cierta ordenación y se abre durante la migración de Corcega y Cerdeña hacia el E, con
una rotación de más de 30º. El mar Tirreno se abriría de forma más rápida y menos ordenada, de modo
que el fondo del mismo presenta una topografía más complicada, asociada a esta extensión. Los
Apeninos y el frente del arco calabrés corresponderían al frente de la placa cabalgante. Algo similar
podría interpretarse en las Cordilleras Bético-Rifeñas, donde el avance de la cuña orogénica hacia el
oeste está ligada a la apertura del mar de Alborán durante el Mioceno.

La formación de cuencas oblicuas o paralelas a la dirección de convergencia ha sido simulada


mediante modelos analógicos que intentan reproducir las condiciones de una corteza oceánica antigua,
que corresponde al Tethys, sobre la que se superpone la corteza continental europea. El avance de la
cuña hacia el norte provocaría un escape de la corteza del bloque superior hacia el E, dando lugar a una
forma de arco que corresponde actualmente al arco calabrés. Este proceso estaría favorecido por el roll-
back de la placa oceánica antigua del Tethys, hacia el E en el caso de las cuencas ligur y tirrena, y hacia
el oeste en el caso del mar de Alborán. Este tipo de tectónica de escape puede interpretarse también en
el caso de los Cárpatos y la cuenca de Panonia, que sufren una traslación hacia el E ligada a la formación
de los Alpes y la distensión en el edificio austroalpino.

El Basin and Range

La zona central de la Cordillera Norteamericana se encuentra desfigurada por la existencia de una


importante zona extensional en su interior, que ha dado lugar a la formación de grandes fallas normales
y a la extensión del continente americano hacia el oeste. El Basin and Range presenta una anchura de
más de 600 km y una longitud, en dirección N-S de casi 1000 km, prolongándose hacia el N en las
llanuras volcánicas del Snake River. Las fallas normales presentan dirección N-S, y en algunos casos
reutilizan segmentos de cabalgamientos vergentes al E. La dirección de extensión es aproximadamente
E-W, y está asociada con un flujo de calor anómalo, probablemente relacionado con un adelgazamiento
cortical. En toda la serie cenozoica del Basin and Range es frecuente la aparición de vulcanitas, que
pueden alcanzar espesores considerables.

Una de las estructuras más espectaculares del Basin and Range son los despegues extensionales de
bajo ángulo, asociados con la exhumación de complejos metamórficos de alto grado (metamorphic core
complexes). El modelo parte de que las fallas extensionales en superficie, con fuerte buzamiento pasan
en profundidad a buzamientos más bajos, de forma que alcanzan la corteza dúctil con ese bajo ángulo.
Al producirse la extensión, en el bloque superior de la falla aparece un anticlinal de rollover que
posteriormente se fractura para dar una serie de fallas normales sintéticas con la falla principal. A medida
que se produce el estiramiento, el bloque inferior se descarga de una parte importante de la corteza que
tenía por encima (erosión tectónica), de modo que rocas que inicialmente se encontraban a gran
profundidad, en la corteza dúctil, ascienden hacia la superficie, y esas rocas, en facies metamórficas de
alto grado quedan en contacto, por medio del detachment extensional, con las rocas de bajo grado
situadas en las proximidades de la superficie, y que están relacionadas con la sedimentación sintectónica.
En algunos casos ha llegado a interpretarse que estas zonas de cizalla extensional llegan a cortar toda la
litosfera (Wernicke 1985).

139
Tectónica: Cuencas y Orógenos

140
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Park 1988)

141
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Kearey y Vine 1990)

142
Tectónica: Cuencas y Orógenos

20. Deformacion intraplaca


Aunque la mayor parte de la deformación (y la más intensa) que afecta a la corteza terrestre se
encuentra en los límite de placa, también existe deformación en el interior de las placas. Medidas
geodésicas precisas revelan que la mayor parte de la corteza está sometida a movimientos lentos de
levantamiento o hundimiento. El origen de estos movimientos verticales no está claro, pero se pueden
diferenciar los movimientos verticales relacionados con movimientos horizontales de las placas y los
que no están directamente relacionados con dichos movimientos.

Los procesos que ocurren en los límites de placa pueden producir movimientos verticales a distancias
considerables de dichos límites, como hemos visto en Asia Central (en el tema de colisión).

Procesos no relacionados con el movimiento de las placas son las respuestas isostáticas debidas, por
ejemplo, a deshielos de casquetes (ejemplo de la zona de los Grandes Lagos al norte de USA).

Afectando a la corteza oceánica existen dos tipos principales de deformación intraplaca:


hundimiento de los fondos oceánicos, hundimiento de los márgenes pasivos.

Los movimientos en la vertical de la litosfera oceánica, importantes porque afectan a grandes


extensiones, se explican de manera bastante sencilla debido al enfriamiento producido por el alejamiento
de la dorsal y por lo tanto relacionado con la edad de la corteza.

Otros movimientos relacionados con corteza oceánica son los que ocurren en los márgenes pasivos,
un tipo especial de cuenca intraplaca. Presentan una parte inferior fracturada heredada de la etapa de
rift. Conforme evolucionó dicho margen divergente creando corteza oceánica, dichas fracturas pasaron
a formar parte del interior de una placa estable. Dichas cuencas sufren un hundimiento continuo debido
al enfriamiento y al peso de la pila se sedimentos que se sedimentan en dichos márgenes (ejemplo del
Golfo de Mexico).

En la litosfera continental existen dos tipos de deformación intraplaca fundamentales: las cuencas
intraplaca (ej. cuenca de París, cuenca de Michigan, cuenca de Taoudemi) y los uplift de zócalo.

Rifts intracontinentales. Ejemplos.

143
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Cuencas extensionales, que no encajan totalmente en el modelo de aulacógeno son los rifts
intracontinentales. El sistema de rift europeo presenta una evolución distensiva desde el Pérmico hasta
el Cretácico superior o el Paleógeno, con direcciones que varían desde NW-SE para algunas cuencas
situadas en el interior del continente (Sistema holandés, Baja Sajonia…), a E-W para las situadas al sur
de las Islas Británicas o N-S en el caso del Viking Graben, situado entre las costas de Noruega y Gran
Bretaña. Sólo en algunos casos, como el surco de Rockall o el Golfo de Vizcaya, se ha llegado a la
creación de corteza oceánica. Las cuencas europeas tuvieron sedimentación marina desde el Jurásico,
con espesores que alcanzan los 3000 m de potencia de sedimentos. Los procesos de compresión e
inversión, ligados a la compresión en Alpes y Pirineos han sido en general de escasa entidad, de modo
que en muchos casos se conserva su geometría extensional. Existen los dos tipos de modelos, cizalla
simple y pura, para la génesis de este sistema de fosas. Uno de los sistemas mejor conocidos es el del
mar del norte, famoso porque contiene la mayor parte de los yacimientos de petróleo europeos.

144
Tectónica: Cuencas y Orógenos

El rift del Rhin es otro de los rifts mejor conocidos y que mayor problemática presenta a la hora de
entender su origen. Es una fosa alargada en dirección NNE-SSW, que cambia hacia el N a una dirección
NW-SE. Presenta una corteza adelgazada con un espesor medio de unos 22 km. Comienza a formarse
en el Oligoceno y presenta espesores de sedimentos de unos 1500 m, con montañas a su alrededor que
alcanzan una media de 1500 m de altitud. Las direcciones de la fosa coinciden con las direcciones de
fracturación tardihercínica en su sector NW-SE pero corta a esas fallas en la zona sur. La fosa se formó
durante dos etapas, una primera en el Eoceno-Oligoceno, bajo una compresión N-S en un principio, que
evolucionó a un régimen distensivo de dirección E-W. Durante el Neógeno la compresión adopta una
dirección NW-SE con lo cual la parte sur de la fosa funciona como desgarre sinistro y la parte norte
como distensión pura. Ambas etapas son contemporáneas con compresión en los Alpes y la zona
mediterránea.

Sacado de Park 1988 Sacado de Kearey y Vine 1990

Mecanismos para la formación de rifts

Existen varias hipótesis para explicar la formación de los rifts intracontinentales. Algunas de las
hipótesis surgen para explicar la topografía típica de un rift con las espaldas levantadas y el
adelgazamiento cortical asociado. Una de las hipótesis más sugestivas es la Vening-Meinesz, que supone
que un bloque de corteza cortada por fallas que buzan 60º (no verticales) se hundiría más que la corteza
adyacente para alcanzar el equilibrio isostático. El problema que presenta esta hipótesis es que la corteza
debería estar engrosada, cosa que no suele ocurrir en las zonas de rift. En la hipótesis de Bott la rotura
de la corteza frágil daría lugar a un flujo de la corteza dúctil y el manto, y ese flujo produciría el
levantamiento de las espaldas del rift.

Una buena parte de las hipótesis nacieron para explicar el rift del Rhin, formado en un contexto
compresivo, de convergencia entre Europa y Africa. Sengor establece una hipótesis según la cual la
existencia de una irregularidad en el margen continental daría lugar a la formación de una zona de rift
perpendicular a este margen durante la subducción y colisión, algo parecido a lo que pasa en el rift del
Rhin.

Finalmente, algunas hipótesis se refieren al estado tensional creado dentro de los continentes por la
existencia de zonas de subducción en sus márgenes. La litosfera, sometida a esfuerzos tensionales,
acabaría rompiéndose para dar lugar a un rift.

145
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Kearey y
Vine 1990)

146
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Uplifts de zócalo - Las Montañas Rocosas

En el segmento correspondiente a Estados Unidos, la parte frontal de la Cordillera Norteamericana


se encuentra muy mal definida, debido fundamentalmente a la extensión de tipo Basin and Range, a
continuación hacia el interior de la placa aparece una cadena montañosa discontinua con altitudes
máximas que superan los 4000 m, y que se conocen como Montañas Rocosas. Su aspecto en cartografía
es mucho menos lineal y continuo que la propia cordillera, aunque en conjunto dan un aspecto macizo,
elevado por encima de la meseta de Colorado. Las Montañas Rocosas no presentan metamorfismo ni
magmatismo, y su estructura es más sencilla que la de la Cordillera Norteamericana.

Las Montañas Sangre de Cristo, Sandía, la cordillera Frontal y en parte las Bighorn y Laramie
presentan dirección N-S, paralela a la del orógeno situado enfrente. La vergencia de algunas de estas
estructuras es hacia el E y de otras hacia el W. Las montañas Uinta presentan dirección E-W y se
levantan al lado del frente orogénico (Sevier mountain belt). Hacia el norte, estas cordilleras transversas
van adquiriendo dirección NW-SE. Estas montañas son zonas elevadas de zócalo llamadas basement
uplifts (levantamientos de zócalo).

La estructura de estos basement uplifts es muy sencilla. Consisten en monoclinales (pliegues en


rodilla), con dos flancos horizontales y un flanco intermedio de buzamiento prácticamente vertical, o
bien en cabalgamientos de bajo ángulo que cortan a un monoclinal anterior. En el pasado han sido
interpretados como resultado de tectónica distensiva (pliegues de revestimiento de fallas normales) o de
desgarre. Los saltos verticales máximos están en torno a los 5 km y los horizontales entre 25 y 30 km.
A partir de los perfiles COCORP, realizados en el oeste de Estados Unidos se ha visto que algunos de
los cabalgamientos asociados a los uplifts presentan buzamientos constantes de 20-30º y alcanzan la
base de la corteza continental.

La historia extensional previa a la formación de los uplifts de zócalo es muy simple, ya que presentan
un zócalo cristalino precámbrico sobre el cual se sitúa una serie paleozoica delgada que no suele
sobrepasar los 1000 m. Por encima de ella aparece una serie Jurásica y Cretática que puede alcanzar más
de 2500 m. Los levantamientos compresivos de estas estructuras comienzan a finales del Cretácico
superior (la llamada fase Larámica en geología clásica) y se prolongan hasta el Eoceno superior, con
funcionamientos diacrónicos de las distintas estructuras.

147
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Uno de los aspectos más discutidos en torno a los uplifts de las rocosas es el tema de las direcciones
que presentan las estructuras. Las direcciones dominantes de pliegues y fallas son N-S a NW-SE, con
un cierto máximo en NNW-SSE, sin olvidar que existen bloques enteros, como las montañas Uinta, de
dirección E-W, es decir perpendiculares al edificio orogénico de la Cordillera Norteamericana. Estas
direcciones son interpretadas ahora como el resultado de la influencia de la fábrica del zócalo
precámbrico sobre las estructuras desarrolladas posteriormente.

Con una dirección de acortamiento más o menos constante, de dirección E-W, procedente del
orógeno, se habrían levantado las estructuras en el interior de la placa. Otro asunto es el cómo se produce
el coupling entre las estructuras orogénicas y las estructuras situadas en el interior de la placa. La
posibilidad más aceptada es la existencia de despegues intracorticales que hacia el oeste conectarían con
la base de la corteza o de la litosfera y enlazarían con los acortamientos asociados a la zona de
subducción de la placa Pacífica bajo la placa Norteamericana.

Otros uplifts de zócalo que responden a la misma mecánica que las montañas rocosas son las Sierras
Pampeanas, en Argentina, las montañas del Atlas, en Marruecos, enfrentadas a la cordillera del Rif, la
Cordillera Ibérica, el Sistema Central y la Cordillera Costera Catalana en la Península Ibérica. Los
Pirineos comparten parte de las características de los uplifts y también parte de las características de los
orógenos, ya que solamente poseen el cinturón de cabalgamientos de antepaís.
148
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Deformación de zócalos -Tectónica de tipo thick-skinned

Hasta ahora hemos tratado estructuras en zonas superficiales de la corteza, en las cuales existe un
nivel de despegue o despegue relativamente somero, que permite independizar la deformación de la
cobertera sedimentaria de los materiales situados por debajo de la misma. Estos materiales pueden ser
muy diversos, y comportarse como un auténtico zócalo (caso de los granitos o gneisses), o bien puede
ser una segunda cobertera inferior (aunque se le suela denominar “zócalo”), con su propia geometría de
deformación de tipo thin-skin. También es cierto que los términos thin-skin y thick-skin son relativos,
y que deformaciones con grandes cabalgamientos que afectan al zócalo y la mayor parte de la corteza o
del manto superior pueden interpretarse en términos geométricos muy parecidos a los cabalgamientos
de la cobertera sedimentaria.

La deformación de los zócalos suele corresponder a una tectónica de fracturación, ya que no


presentan superficies planares que permitan deslizamientos capa sobre capa, y además, los parámetros
reológicos de los materiales ígneos suelen ser de mayor resistencia y mayor viscosidad que los
materiales sedimentarios (las calizas, por ejemplo, presentan una alta plasticidad cuando son sometidas
a presiones y temperaturas elevadas). Esto, unido a la inexistencia de niveles de despegue dentro de los
grandes volúmenes de rocas ígneas o metamórficas (gneisses y migmatitas, ya que los esquistos o
pizarras no suelen comportarse como tales zócalos) hace que la deformación frágil sea el mecanismo
dominante cuando estos materiales se deforman en niveles corticales superiores. A la fracturación
colabora de forma importante la alteración del material (paso de los feldespatos a sericita, por ejemplo),
en las zonas de fractura, lo cual favorece que las fallas se propaguen.

(Sacado de Schmidt, Chase y Erslev 1993)

La deformación de los zócalos se ha estudiado sobre todo a partir de las deformaciones reflejadas en
coberteras sedimentarias no despegadas situadas sobre ellos (en ocasiones se denomina tegumento a
este tipo de cobertera). Estas series sedimentarias aparecen en ocasiones plegadas sobre los materiales
del zócalo, pero los mecanismos que relacionan el acortamiento en ambos niveles no están todavía
aclarados totalmente. Puesto que el zócalo en general no puede plegarse, hay distintos modelos para
explicar la formación de los pliegues en el tegumento:

1 Formación de fallas inversas en la roca cristalina, que pueden dar lugar a pliegues asimétricos
en la serie sedimentaria, con estiramientos de la cobertera en los flancos frontales. Este estiramiento
puede estar relacionado con la formación de fallas inversas en flancos invertidos, que dan también lugar
al adelgazamiento de dichos flancos. En este caso la deformación del basamento se localiza únicamente
en el plano de falla (estrecha zona de cataclasis junto a la falla), y corresponde al llamado modo 1 de
Schmidt et al. (1993). Dichos autores lo diferencian del modo 2 en el que la deformación del basamento

149
Tectónica: Cuencas y Orógenos

afecta una amplia zona entre la falla y el plano axial anticlinal (ver figura 23). En el modo 2 la
deformación del basamento se produciría por alguno de los mecanismos descritos a continuación (2, 3
y 4).

2 Deformación favorecida por la existencia de diaclasas o discontinuidades de escaso espaciado,


paralelas a las discordancias o a las fallas, que permitan cierto movimiento de flexural-slip al igual que
ocurre en las series estratificadas (Fig. 26 A)

3 Flexural-slip en foliación preexistente (Fig. 26 B y C).

(Sacado de Schmidt, Chase y Erslev 1993)

4 Formación de zonas brechificadas, milonitizadas o convertidas en harina de falla (fault-gouge)


en las zonas correspondientes a los flancos frontales de los pliegues, con zonas de roca relativamente
intacta en los flancos traseros (Fig. 26 D). En este caso la geometría de los pliegues formados en
cobertera puede asimilarse a la de pliegues de propagación, pero con cabalgamientos de pendiente
constante. El desarrollo cinemático de los modos 1 y 2 puede verse en las figuras 28, 29 y 30).

150
Tectónica: Cuencas y Orógenos

5 Otros modelos que proponen la formación de pliegues de propagación en la cobertera asociados


a fallas inversas de zócalo, consideran modificaciones en el espesor de las capas dentro del flanco
delantero (figuras 11, 14 y 15).

(Sacado de Schmidt, Chase y Erslev 1993)

6 Dada la dificultad de adaptar deformaciones debidas al cambio de pendiente de las fallas dentro
del zócalo (deformación por cizalla debida a fallas lístricas), otros modelos proponen la existencia de
fallas curvas (arcos de circunferencia), cuyo movimiento daría lugar a basculamientos en la parte
superior, que podrían detectarse por la inclinación de paleosuperficies de erosión. En este caso el
movimiento de las fallas se ajusta a arcos circulares con centro de giro en el centro de una circunferencia,
que puede calcularse a partir de las trayectorias de las fallas. Los acortamientos relacionados con este
tipo de fallas nunca pueden ser muy grandes.

151
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Sacado de Schmidt, Chase y Erslev 1993)

152
Tectónica: Cuencas y Orógenos

21. ¿Fallas normal-inversas? Tectónica de inversión


Concepto de inversión tectónica

La inversión tectónica puede definirse como el cambio que experimenta un área al pasar de ser una
zona elevada o deprimida a la situación inversa. Existen dos modalidades: 1) inversión positiva,
consistente en que las áreas deprimidas o de relieve negativo (que funcionan como cuencas
sedimentarias) se convierten en áreas elevadas o de relieve positivo. 2) La inversión tectónica negativa
se define como la conversión de una cadena de montañas, o parte de ella, en una cuenca sedimentaria.
La inversión tectónica supone pues un cambio en el régimen tectónico, con las dos posibilidades citadas:

a) de extensión a compresión, de modo que las cuencas extensionales sufren acortamiento y se


convierten en zonas con relieve positivo. La geometría de los sistemas de cabalgamientos formados está
fuertemente controlada por las fallas normales anteriores, y son muy distintos de los que afectan a zonas
con sedimentación de plataforma,

b) de compresión a extensión, de modo que los sistemas de cabalgamientos se reactivan como fallas
normales y dan lugar a cuencas sedimentarias.

Se habla de inversión paralela, oblicua o perpendicular, según sea la relación angular entre las
direcciones de extensión y compresión. La inversión tectónica puede conllevar o no la reactivación de
las fallas heredadas del anterior estadio, en función de sus características reológicas y su orientación
con respecto a los ejes del nuevo sistema de esfuerzos. Más adelante analizaremos el papel que estas
fallas tienen en la inversión y los condicionantes mecánicos para su movimiento. La sistematización del
estudio de las estructuras asociadas a la tectónica de inversión, así como la reconstrucción detallada de
las cuencas sedimentarias desde el estado deformado, y su definición como tectónica de inversión ha
experimentado un avance espectacular en las últimas décadas (desde el año 80), debido
fundamentalmente a sus aplicaciones en la prospección y explotación de hidrocarburos. La utilización
masiva de la prospección mediante la sísmica de reflexión en áreas continentales y marinas, que permite
conocer la potencia de las series sedimentarias dentro y fuera de las cuencas, así como las estructuras
asociadas a los límites y el interior de las mismas, ha supuesto uno de los instrumentos más eficaces de
cara a caracterizar las inversiones tectónicas.

Términos y parámetros útiles en la tectónica de inversión

Falla normal (normal fault): dentro del estudio de la tectónica de inversión se considerarán fallas
normales las fallas sustractivas, es decir, aquellas en las que una línea vertical que atraviesa la falla
omite una parte de la serie sedimentaria depositada en los dos bloques de la misma alejados del plano
de falla.

Falla inversa (reverse fault): consideraremos como fallas inversas las fallas aditivas, es decir,
aquellas en las que una línea vertical que atraviesa la falla repite una parte de la serie sedimentaria.

Falla sinsedimentaria (growth fault): falla contemporánea con la sedimentación que da lugar a
potencias distintas de la serie en ambos bloques de la falla. El cambio de potencia entre ambos bloques
de una falla sinsedimentaria viene expresado por el factor (Williams et al., 1989)
DE >DF
𝐼= . 100, siendo Ih la potencia de una determinada unidad sedimentaria en el bloque superior
DF
e If la potencia de esa unidad en el bloque inferior. Este factor variará para las distintas unidades
sedimentarias y para el conjunto de las mismas, y también longitudinal y transversalmente dentro de la
misma cuenca. En el caso de que la falla sea totalmente posterior a la sedimentación de la unidad I=0.

Secuencias pre-, sin- y post-rift (pre-, syn- and post-rift sequences). Estos términos se aplican
normalmente a los casos de inversión positiva (ver figura 4). Esta terminología es de gran utilidad ya
que los tres tipos de secuencia presentarán normalmente desplazamientos diferenciales, tanto en una
sola de las etapas de la inversión como al final del proceso. A veces se utiliza la denominación de

153
Tectónica: Cuencas y Orógenos

depósitos sin-inversión (syn-inversion deposits) a aquellos formados durante la elevación de la cuenca


sedimentaria.

Punto (línea en tres dimensiones) de desplazamiento nulo (null point). Durante el funcionamiento de
una falla sinsedimentaria el punto de desplazamiento nulo se desplaza hacia la parte alta de la serie,
hasta situarse en la base de la secuencia post-rift. Durante la inversión, el punto de desplazamiento nulo
vuelve a desplazarse hacia la parte inferior de la serie. Si la inversión es moderada el punto de
desplazamiento nulo quedará en la parte alta de la secuencia sin-rift, mientras que si la inversión es total
quedará en el techo de la secuencia pre-rift. Lo mismo puede aplicarse en el caso de la inversión
negativa. El grado de inversión de una cuenca puede definirse como (Williams et al., 1989):

IJ
𝑅H = , donde dc es la potencia de la serie sin-rift que queda por encima del punto de desplazamiento
IE
nulo y dh el espesor total de la secuencia sin-rift.
post-rift
If
pre-rift sin-rift Ih
Ih-If
I=-------- x 100
If
pre-rift

no inversión Ri=0
punto de desplazamiento nulo
post-rift

pre-rift sin-rift

pre-rift
Figura 4. Terminología y
parámetros utilizados para
punto de desplazamiento nulo definir la magnitud de la
inversión parcial Ri=0.3
inversión tectónica y de las
fallas extensionales
pre-rift sin-rift (modificado de Williams et
al., 1989)
pre-rift

inversión completa
Ri=1 punto de desplazamiento nulo
sin-rift
dc
pre-rift
dh

pre-rift

Figura 4. Terminología y parámetros utilizados para definir la magnitud de la


inversión tectónica y de las fallas extensionales (modificado de Williams et al., 1989 )
La tectónica de inversión está ligada a numerosos contextos geodinámicos, desde los márgenes de
placa (en el tránsito margen pasivo a subducción-colisión) hasta en el interior de las placas continentales
(cambio de regimen de esfuerzo) o ligadas a la evolución de los orógenos (en el caso de la inversión
negativa). Posiblemente los ejemplos mejor conocidos de inversión tectónica responden al esquema de
cuencas intracontinentales, ya que por un lado han sido exploradas en superficie y en el subsuelo por ser
uno de los ambientes más propicios para la prospección de hidrocarburos, y por otro presentan un
conjunto de condiciones en cuanto a preservación de las estructuras extensionales que permiten
reconocer de forma clara los procesos de inversión. Estas suelen ser (o suelen ser interpretadas como)
fallas normales lístricas que dan lugar a una geometría de cuenca de semi-graben rellena por los
materiales de la secuencia sin-rift.

Las estructuras que aparecen asociadas a la tectónica de inversión varían en función del grado
de deformación y de las condiciones reológicas del material. En los niveles estructurales superior y
154
Tectónica: Cuencas y Orógenos

medio de la corteza (Mattauer, 1976), por encima del frente superior de esquistosidad las estructuras de
inversión están asociadas a la reactivación en mayor o menor grado, de fallas normales y neoformación
de fallas inversas, que pueden situarse en los límites o en el interior de la cuenca sedimentaria. A veces
el proceso de acortamiento da lugar a un plegamiento de la cuenca contra la falla normal de su borde,
que actúa como "stress raiser"* y puede reactivarse o no en función del acortamiento, dando lugar a un
proceso de buttressing**. La deformación general de la cuenca con respecto a la geometría pre-
compresional está condicionada por el depósito o no de materiales contemporáneos con la inversión.

levantamiento asociado inversión de cuencas


al bloque inferior de pull-apart en regimen
de fallas normales transpresivo
movimientos
transporte a lo largo de la
diapíricos falla de cuencas de pull-apart
inversión negativa
por colapso gravitacional
del orógeno

cuencas intracontinentales
ligeramente invertidas

cuencas intracontinentales
fuertemente invertidas

levantamiento isostàtico
de cuencas de antepaís

inversión de cuencas ligadas


a la flexión cortical

inversión de las cuencas


de márgenes continentales
inversión de cuencas
en zonas de fuerte
deformación

Figura 5. Contextos geodinámicos en los que puede tener lugar la tectónica de inversión.

Las fallas normales también pueden sufrir un proceso de plegamiento, posiblemente debido a cizalla
dúctil de componente inversa, con lo que pueden verticalizarse y cambiar su sentido de buzamiento, y
funcionar entonces como fallas inversas. En estas condiciones los bloques levantado y hundido
mantienen su posición relativa, con lo que la antigua cuenca sedimentaria sigue funcionando como un
relieve deprimido. Este tipo de inversión es el que algunos autores denominan "inversión tectónica sin
inversión estructural" (ver figura 10).

Durante la inversión los materiales de la secuencia post-rift pueden seguir el mismo tipo de
estructuración que la secuencia sin-rift o bien, si existe un nivel de despegue intermedio, acomodarse a
un modelo de thin-skinned tectonics, con pliegues y cabalgamientos independientes del sustrato o en
algunos casos forzados por la reactivación de las fallas.

Las estructuras asociadas a las cuencas cuya inversión se produce en el nivel estructural inferior
varían en orientación e intensidad en función del grado de inversión y de la reactivación o no de las
fallas normales previas. En el caso de que las fallas normales principales se plieguen para dar lugar a
estructuras cabalgantes, puede desarrollarse en el interior de la cuenca un sistema de cabalgamientos
con la misma vergencia. Es frecuente en estos casos el desarrollo de esquistosidad en el zócalo paralela
al cabalgamiento principal (Fig. 10).

* Efecto de aumento de la magnitud de los esfuerzos en la proximidad de la falla, como consecuencia de la


propia existencia de una anisotropía dentro del medio.
** Literalmente, buttressing significa "aplastamiento". No he utilizado su traducción por la confusión que puede
crear con los auténticos "pliegues de aplastamiento". Se utiliza el término para denominar el efecto que se
produce en la cobertera al apretarse como consecuencia de la existencia de una falla que la pone en contacto con
materiales más competentes (zócalo).
155
Tectónica: Cuencas y Orógenos

En los casos de inversión moderada puede desarrollarse un sistema de pliegues esquistosos en la


secuencia sin-rift, que tienden a ser de plano axial vertical en el centro de la cuenca y vergentes en
sentido opuesto a la reactivación en la parte trasera del semi-graben. Finalmente, la interpretación de
cuencas totalmente invertidas con fuerte deformación continua (recientemente se ha propuesto un
modelo de este tipo para el manto del Morcles) resulta más compleja y supone la formación de pliegues
con flancos apretados, tanto en el basamento como en la secuencia sin-rift (Fig. 10).

GEOMETRIA Y ESTRUCTURAS ASOCIADAS A LA INVERSION POSITIVA

REACTIVACION NEOFORMACION BUTTRESSING DEF. CONTINUA

depósito acortamiento de la S1
sin-inversión secuencia post-rift
INVERSION
TECTONICA
COMPLETA S1

despegue
S1 S1
INVERSION
TECTONICA
MODERADA

S1

SIN INVERSION
ESTRUCTURAL
falla
plegada
post-rift post-rift

ESTADIO sin-rift sin-rift


INICIAL (POST-
EXTENSIONAL) pre-rift pre-rift

SEMI-GRABEN GRABEN

Figura 10. Estructuras asociadas a la inversión tectónica positiva.

SITUACION DESPUES DE LA FORMACION DEL


SISTEMA IMBRICADO

EXTENSION POR THICK-SKINNED TECTONICS

Figura 12. Tipología de la


inversión negativa de los
sistemas de cabalgamientos
(modificado de Williams et
al., 1989)

EXTENSION POR THIN-SKINNED TECTONICS

Figura 12. T ipología de inversión negativa de los sistemas de cabalgamientos (modificado de Williams et al., 1989) .
156
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Inversión tectónica negativa

Las estructuras extensionales formadas sobre un sistema imbricado de cabalgamientos (inversión


negativa) pueden ser de dos tipos, en función de la reactivación o no de las fallas previas y del nivel de
despegue utilizado (ver figura 12):
- Fallas normales que se horizontalizan siguiendo las superficies de cabalgamiento, de modo
que se mantiene un estilo estructural de "piel fina" (thin-skinned). Hacia la parte superior de la
estructura las fallas normales, en general de mayor buzamiento que los cabalgamientos, tenderán a
cortar la serie estratigráfica por nuevas superficies. Los puntos de desplazamiento nulo se sitúan
entonces entre los segmentos de la superficie de cabalgamiento que muestran contracción neta y
aquellos que muestran extensión neta.
- Fallas normales que cortan a todo el sistema de cabalgamientos y llegan hasta su zócalo, de
acuerdo con un estilo de tectónica de "piel gruesa" (thick-skinned). El nivel de despegue de las fallas
normales sería más profundo que el de los cabalgamientos.

La reactivación y neoformación de fallas en la tectónica de inversión

Un volumen de roca seca sometido a un esfuerzo se fractura cuando el esfuerzo tangencial sobre un
plano supera el valor

τ=C+σtanφ (criterio de Mohr-Coulomb),

donde C es la cohesión de la roca, σ el esfuerzo normal sobre ese plano, y φ el ángulo de fricción o de
rozamiento interno del material (para expresar este último se utiliza también el valor del coeficiente de
fricción µ=tanφ). Bajo un estado de esfuerzos triaxial σ1>σ2>σ3, existen dos planos, que contienen a
σ2, para los cuales la probabilidad de rotura es máxima. Estos planos forman entre sí un ángulo de 90°-
φ/2, y un ángulo de 45°-φ/2 con el eje de máxima compresión σ1. Si la roca está saturada en agua u
otros líquidos intersticiales, existe además una presión de fluidos que rebaja el esfuerzo normal sobre el
plano, de forma que la condición de fracturación es

τ∗=C*+(σ−σfluidos)tanφ∗.

El problema de calcular el vector esfuerzo sobre un plano concreto que contiene a σ2 puede
resolverse en dos dimensiones sobre el plano σ1-σ3:

KL <KM KL >KM
𝜎= + 𝑐𝑜𝑠2𝜃, y
N N

𝜎= − 𝜎T
𝜏= 𝑠𝑒𝑛2𝜃
2

donde θ es el ángulo entre la normal al plano considerado y el eje σ1. La condición de fracturación de
la roca intacta viene expresada mediante el diagrama del círculo de Mohr por lo que se conoce como
línea de resistencia intrínseca del material: si el círculo de Mohr correspondiente al estado de
esfuerzos considerado se hace tangente o secante a la línea de resistencia intrínseca se producirá la
fractura.

En el caso de que existan discontinuidades dentro del volumen de roca, normalmente la cohesión y
el ángulo de rozamiento de las mismas son menores que los de la roca intacta (Jaeger y Cook, 1976). La
reactivación de dichas discontinuidades dependerá, no obstante, de su orientación con respecto a los ejes
de esfuerzo principales. La condición de deslizamiento a lo largo de una discontinuidad viene dada
también por el criterio de Coulomb, de modo que el esfuerzo tangencial necesario para su movimiento
será τ'=C'+σ'tanφ'. Sobre el diagrama de Mohr esta condición viene expresada gráficamente por una
recta cuya pendiente es tanφ' y cuya ordenada en el origen es C'. Las discontinuidades con orientación
favorable para su reactivación quedarán proyectadas por encima de esa línea.

157
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Si consideramos un estado de esfuerzos triaxial, con discontinuidades de orientación aleatoria, es


necesario entonces tener en cuenta los ángulos que forma la normal al plano con σ1 y con σ3, y utilizar
entonces el círculo de Mohr para el caso general en tres dimensiones. Las condiciones de fracturación y
la recta correspondiente a cada una de las discontinuidades se expresan de la misma forma que para el
caso bidimensional (al cual se puede reducir el problema en el que las discontinuidades contienen uno
de los ejes principales de esfuerzos).

Bajo un determinado estado de esfuerzos se reactivarán las discontinuidades cuya normal forme con
el eje σ1 un ángulo comprendido entre dos valores extremos, correspondientes a las intersecciones de
la línea de resistencia de la discontinuidad con el círculo de Mohr correspondiente a ese estado de
esfuerzos. Es evidente que cuanto más amplio sea este abanico mayor facilidad habrá para que las
discontinuidades se reactiven bajo un determinado estado de esfuerzos. La amplitud del abanico depende
de dos factores fundamentales:

a) El ángulo de fricción y la cohesión de la discontinuidad. Cuanto mayores sean, menor sera la


posibilidad de reactivación, frente a la formación de nuevas fracturas. En los casos en que la recta de
resistencia de la discontinuidad se sitúe por encima de la línea de resistencia de la roca intacta, la
posibilidad de reactivación será nula.

b) El cociente y la diferencia entre los esfuerzos principales máximo y mínimo, que viene
expresado por el diámetro del círculo de Mohr y su situación respecto al origen de coordenadas. Cuanto
mayor sea este cociente, mayor será la posibilidad de reactivación de las discontinuidades.

La condición de reactivación en función de la orientación de las fallas preexistentes y de su ángulo


de rozamiento, bajo unas determinadas condiciones de esfuerzo tectónico, puede ser expresada en
proyección estereográfica: las fallas cuyos polos estén en la zona sombreada de los estereogramas de las
figuras 18 y 19 podrán reactivarse bajo ese estado de esfuerzos (Jaeger y Cook, 1976, White et al., 1986).

La inversión de fallas normales, que presentan en general buzamientos mayores de 45°, depende de
su orientación con respecto a los ejes principales de esfuerzos causantes de la reactivación. Para las
fallas de alto ángulo es más probable la reactivación si son oblicuas a la dirección del acortamiento
subsiguiente, lo que significa que su reactivación es más sencilla en los casos de inversión oblicua y no
frontal (Etheridge, 1986, ver figura 18). En algunos casos se ha comprobado (Casas y Simón, 1991),
158
Tectónica: Cuencas y Orógenos

que la aplicación de la ecuación de Bott (1959) puede explicar la dirección de movimiento sobre las
fallas preexistentes.

Si la geometría de las fallas normales es variable (por ejemplo, las fallas lístricas), los segmentos
subhorizontales son más fácilmente reactivables que los segmentos de fuerte pendiente. En estos casos
la parte con mayor buzamiento será estable y pueden formarse fracturas nuevas que se continúan con
los segmentos de menor pendiente (ver figura 19). Este es el modelo para la formación de shortcuts
(fallas de atajo) en el basamento (White et al., 1986, Gillcrist et al., 1987, Etheridge, 1986).

Localización de las zonas de inversión tectónica

En áreas continentales, la extensión cortical producida durante la formación de una cuenca


sedimentaria conlleva un adelgazamiento de la litosfera así como un calentamiento de la misma (remonte
de las isotermas). Desde un punto de vista puramente intuitivo, este proceso parece llevar a un
debilitamiento de la misma, y por tanto justifica la localización de la deformación compresional en estas
mismas zonas cuando la placa es sometida a un acortamiento. La debilidad mecánica producida por la
extensión es uno de los argumentos utilizados en los primeros modelos litosféricos para justificar la
localización de la inversión y el levantamiento orogénico de complejos metamórficos de alta presión
(Oxburgh, 1982).

Sin embargo, los modelos matemáticos de la litosfera continental propuestos más recientemente
(Kusznir y Park, 1987, Wees, 1994) muestran que el cambio de propiedades reológicas de la litosfera
durante los procesos extensionales no conlleva necesariamente un debilitamiento mecánico de la misma.
A continuación discutiremos algunos de los argumentos propuestos por estos autores.

La modelización reológica de la litosfera mediante procedimientos matemáticos parte de perfiles en


los que existen dos discontinuidades fundamentales: el límite corteza frágil-corteza dúctil, que en una
corteza continental estable se sitúa en torno a los 15 km de profundidad, y la discontinuidad de
Mohorovicic, que separa la corteza dúctil del manto superior, en torno a los 30 km de profundidad. El
límite del manto litosférico con la astenosfera se suele colocar entre los 50 y los 80 km. Los parámetros
asignados a cada uno de los tramos litosféricos son los obtenidos en resultados experimentales, o a partir
de la interpretación de la velocidad de las ondas P en perfiles sísmicos. Los parámetros asignados a la
corteza superior suelen ser los de el cuarzo hidratado (obtenidos a partir de resultados experimentales,
Lynch y Morgan, 1987); para la corteza inferior se toman las propiedades de la plagioclasa o de rocas
intermedias, como la diorita hidratada, y para el manto superior las del olivino (anhidro) o la dunita
(hidratada). Para la deformación de la corteza frágil se adopta un modelo visco-elástico en el que la
159
Tectónica: Cuencas y Orógenos

fracturación se produce de acuerdo con la teoría de Griffith o el criterio de Mohr-Coulomb-ley de


Byerlee (ver Sibson, 1977). Para la corteza profunda y el manto superior se utilizan las leyes
exponenciales del creep, adaptadas a fluidos no newtonianos. Evidentemente, las propiedades varían en
función del material elegido para la modelización, pero las estimaciones cualitativas y las variaciones
de estas propiedades en función de las deformaciones impuestas y del flujo geotérmico suponen una
buena aproximación al problema (figura 20).

En los perfiles reológicos se expresa en ordenadas la profundidad y en abcisas la "resistencia


reológica", es decir la mínima diferencia entre los dos esfuerzos principales máximo y mínimo (σ1-σ3)
necesaria para que la tasa de deformación impuesta se produzca. Con valores de esfuerzo diferencial por
debajo de este valor crítico no se producirá la deformación. Los valores de resistencia reológica forman
una envolvente de fractura en función de la profundidad, que proporciona información sobre el modo
en que se comportará la litosfera bajo determinadas condiciones de esfuerzo-deformación. El factor más
importante que controla la resistencia de la litosfera es (aparte de la composición) el gradiente de
temperaturas, cuyo aumento supone una disminución del esfuerzo crítico necesario para producir la
deformación.
PERFIL REOLOGICO PARA EL ESTADO ESTABLE DE UNA CORTEZA CONTINENTAL
REPRESENTATIVA DEL FANEROZOICO (ESPESOR 32 KM)

tasa de deformación 10-15 s -1 (30% en 10 m.a.)

corteza frágil cuarzo hidratado

20 diorita hidratada
corteza dúctil

40 Figura 20. Modelo de


flujo calórico

80 mW/m2
perfil reológico de la
60 manto superior olivino anhidro
corteza continental
(tomado de Wess, 1994).
80 60 mW/m2

70 mW/m2

500 1000 1500 -500 0 500 1000 1500


tracción compresión
TEMPERATURA (°C) RESISTENCIA (MPa)

Con la formación de una cuenca extensional la litosfera sufre un adelgazamiento, sea inmediatamente
debajo de20.laModelo
Figura cuenca, según
de perfil los modelos
reólogico de la cortezade cizalla(tomado
continental pura, de
o con un1994)
Wees, cierto
. decalaje, si existe una disarmonía
o despegue (decoupling) entre la corteza y el manto superior o entre las cortezas frágil y dúctil. La
magnitud de la extensión experimentada puede ser expresada mediante el cociente entre las longitudes
final e inicial de un nivel de referencia, es decir, el factor β=l /l . El adelgazamiento experimentado por
1 0

la corteza es equivalente a 1/β, de modo que su espesor final será e1=e0-1/β (Angevine et al., 1993).
Las propiedades reológicas de la corteza adelgazada dependen de dos factores fundamentales: la
tasa de deformación y el tiempo transcurrido desde la extensión.

- Para velocidades de deformación en torno a 10-15 s-1 (equivalente al 30% en 10 m.a.), las
propiedades de la litosfera se mantienen constantes hasta β=1.5; para valores mayores de β la resistencia
a la tracción de la litosfera adelgazada es mayor que antes de comenzar la extensión. Para velocidades
de extensión menores de 10-15 la litosfera adelgazada presenta mayor resistencia que la inicial,
independientemente del valor de β. El "robustecimiento" de la litosfera adelgazada (cuya resistencia
puede llegar a ser tres veces la de la corteza inicial) se debe fundamentalmente a la elevación del límite
corteza-manto, ya que las propiedades del olivino son de mayor resistencia que las del cuarzo hidratado.

- Para velocidades mayores a 10-15 s-1 la resistencia será menor. Pero en este caso, incluso para
tasas de deformación elevadas, el paso del tiempo da lugar a un reequilibrio de las isotermas en la
160
Tectónica: Cuencas y Orógenos

litosfera y, aunque inmediatamente después de la extensión esta haya quedado debilitada (en el caso de
extensión rápida), al cabo de un tiempo (100 millones de años, en el ejemplo propuesto por Wees, 1994,
que es el lapso comprendido entre extensión e inversión en algunas de las cuencas mesozoicas
europeas) la litosfera adelgazada presenta una mayor competencia que la intacta.

De acuerdo con los modelos expuestos, la litosfera continental situada bajo las cuencas sedimentarias
presenta una mayor resistencia que las zonas de la corteza que no han sufrido estos procesos. A este
efecto hay que añadir el de "sellado" de las fallas si trascurre un lapso de tiempo importante desde su
formación, debido fundamentalmente a los procesos de milonitización y circulación de fluidos (Sibson,
1977) ¿Por qué entonces la deformación litosférica se sitúa siempre en los mismos lugares, de modo que
las cuencas sedimentarias se invierten, mientras que las zonas adyacentes pueden continuar
indeformadas durante los procesos de extensión y posterior inversión? Aunque este es un tema que no
está definitivamente resuelto, la respuesta a esta pregunta podría encontrarse en dos causas,
posiblemente relacionadas entre sí, que en el fondo implican que las propiedades reales de la litosfera
se separan bastante de los modelos matemáticos:

- Existen dentro de la corteza continental estructuras que provocan una reducción de su resistencia
a la tracción y compresión. Aplicándolo al caso de las cuencas Ibéricas, Wees (1994) propone que las
fallas heredadas de la etapa de desgarre tardihercínica en el zócalo de las cuencas continentales tendrían
una continuidad litosférica. Estas fallas mantendrían durante toda la etapa mesozoica y terciaria (unos
300 millones de años) una zona de debilidad que favorecería su activación como fallas extensionales y
su posterior inversión como fallas inversas o direccionales.

- Las estructuras existentes en la corteza continental, heredadas de los períodos de acreción y


creación de la misma, y que determinan la fábrica general de las rocas y composición de los materiales,
juegan un papel fundamental en la futura evolución de las cuencas sedimentarias y deformación en la
corteza continental. No sólo en cuanto a la localización de las áreas de deformación sino también en lo
que atañe a la orientación de las estructuras activas en las siguientes etapas. En este sentido es interesante
observar la geometría de las cuencas pirenaica e ibérica y su posterior inversión en relación con la
orientación de las estructuras hercínicas y con el tipo de materiales, dentro del orógeno hercínico, donde
se sitúan (Muñoz, 1992). Otro ejemplo interesante es la localización y orientación de grandes estructuras
extensionales en Africa central y del sur, que se sitúan sobre zonas orogénicas paleozoicas y siguen las
grandes líneas de cabalgamientos y zonas de cizalla heredadas de la historia compresional precámbrica
(Daly et al., 1989).

Figura 21.
Evolución
reológica de la
corteza continental
sometida a
extensión, en
función del factor
de extensión y de
la velocidad de
deformación
(según Kusznir y
Park, 1987)

161
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Grandes mantos alpinos

Los mantos alpinos presentan una estructura particular, que no responde a la geometría de
cabalgamientos de una cobertera más o menos rígida sobre un nivel de despegue, con rampas y rellanos.
En las zonas externas de los Alpes limitando a las zonas internas, con bajo grado metamórfico (200 a
400ºC) y ausencia de magmatismo sinorogénico, aparecen los denominados Mantos Helvéticos
(Morcles, Dent Blanche y Diablerets). Estos se relacionan con extrusión de material sedimentario
situado entre macizos cristalinos (Mont-Blanc y Agujas Rojas), que sufren un importante acortamiento.
Sería un caso extremo de inversión tectónica, en el que toda la cuenca ha sido extruída de la zona de
origen y proyectada en un gran pliegue tumbado con importante deformación interna. Este proceso ha
sido facilitado por la existencia de niveles de despegue como las evaporitas del Triásico superior y los
esquistos del Jurásico medio y del Cretácico. La cuenca jurásica, situada al SE del macizo de Aiguilles
Rouges, viene caracterizada por la existencia de niveles de olistostromas en el bloque superior de la
falla normal que constituía su límite. Es posible que exista una cierta componente gravitacional en el
movimiento de los Mantos Helvéticos. La geometría es de tipo pliegue-falla, con pliegues recumbentes
de rocas mesozoicas sobre el macizo paleozoico. Este último presenta un delgado recubrimiento de
Triásico y Jurásico de las Aiguilles Rouges. El manto del Morcles presenta un estilo de fuerte
deformación en el flanco invertido, que también se incrementa de N a S.

Geometría de la
inversión en los
mantos Helvéticos
(tomado de Gillcrist
et al. 1987)

162
Tectónica: Cuencas y Orógenos

22. Cortes en el nivel estructural inferior


Pliegues con esquistosidad

En el nivel estructural inferior (situado por debajo del frente superior de esquistosidad, F.S.E. de
Mattauer) los pliegues no mantienen la geometría isopaca, tienden a agruparse en la clase 1C de Ramsay,
y por lo tanto no tiene sentido utilizar los métodos de kink y Busk para su reconstrucción.

La construcción de cortes en zonas de pliegues con esquistosidad presenta la ventaja de que


habitualmente aparecen dos estructuras que se relacionan con elementos geométricos de los pliegues:

i) Esquistosidad de plano axial: los planos de esquistosidad suelen ser paralelos al plano axial
de los pliegues relacionados con ella (ver figura de la página siguiente). Hay que tener en cuenta
que vista en corte la esquistosidad puede definir abanicos divergentes hacia la charnela externa
(abanico normal), o convergentes hacia la charnela externa (abanico inverso), y que cuando
existen contrastes de competencia entre capas aparece el fenómeno conocido como refracción
de la esquistosidad, que cambia localmente su orientación. La regla clásica de la relación
geométrica esquistosidad/estratificación dice que en el flanco normal de un pliegue tumbado
la esquistosidad buza más que la estratificación, y que en el flanco invertido la estratificación
buza más que la esquistosidad. Sin embargo, esta regla tiene sus excepciones, que vienen
producidas por la posible existencia de pliegues superpuestos o por los abanicos normal e
inverso antes comentados. Si se puede conocer el dato de polaridad de las capas a partir de
indicadores estratigráficos mejor que mejor.

ii) La lineación de intersección es la resultante de la intersección de los planos de esquistosidad


con los planos de estratificación. Como los planos de esquistosidad son paralelos al plano axial
del pliegue, la lineación de intersección es paralela a los ejes de los pliegues, y por tanto la
medida local nos dará la orientación del plegamiento. Las lineaciones plegadas por pliegues
posteriores son un buen indicador de los mecanismos de plegamiento de la segunda fase.

163
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Además pueden aparecer otras estructuras que también se relacionan con elementos geométricos de
los pliegues:

iii) Los pliegues secundarios, pliegues en hoja de roble, o pliegues parásitos, que indican en qué
flanco del anticlinal o del sinclinal nos encontramos, los mullions y boudins, que son
estructuras paralelas a los ejes de los pliegues, etc.

Otros indicadores interesantes que pueden utilizarse como información adicional para la realización
de los cortes geológicos en este dominio son:

iv) Las lineaciones de estiramiento y lineaciones minerales. Hay que diferenciar claramente la
lineación de intersección, que es un elemento geométrico, de la lineación de estiramiento, que
está directamente relacionada con el elipsoide de deformación. La lineación de estiramiento
puede estar materializada por objetos deformados, por minerales con hábito lineal neoformados
o reorientados o por los ejes de zona de minerales con hábito planar. Puesto que la lineación de
estiramiento coincide con el eje x del elipsoide de deformación, y los planos de esquistosidad
son perpendiculares al eje z, necesariamente la lineación de estiramiento debe estar contenida
en los planos de esquistosidad (puesto que los tres ejes de deformación son perpendiculares).
La lineación de estiramiento nos da una información relacionada con la deformación general,
164
Tectónica: Cuencas y Orógenos

que a su vez está relacionada con el plegamiento (puede ser perpendicular, paralela u oblicua a
los ejes de los pliegues), pero no necesariamente con ninguno de sus elementos geométricos.

Estructuras no relacionadas con pliegues

La esquistosidad y las lineaciones pueden no estar relacionadas con el plegamiento, en cuyo caso no
podremos utilizarlas para la reconstrucción geométrica tal y como hemos hecho en el apartado anterior.
Este es el caso de las grandes zonas de cizalla o deformación regional en las zonas de metamorfismo de
grado alto, donde es difícil reconocer pliegues. En este caso la foliación y la lineación nos dan idea de
la deformación regional y de sus variaciones en el espacio. La ejecución de cortes geológicos en estos
dominios es una tarea mucho más delicada, ya que las reglas geométricas impuestas en las anteriores
condiciones reológicas no pueden aplicarse. Normalmente es de gran ayuda la cartografía, y para la
reconstrucción tanto de las zonas por debajo como por encima de la topografía suele ser necesaria la
interpretación a partir de modelos geológicos.

165
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Pliegues superpuestos

La aparición de superposiciones de pliegues no es exclusiva del nivel estructural inferior, ya que se


conocen también estructuras de superposición en pliegues flexurales, relacionados con deformación en
la parte más superficial de la corteza. Sin embargo, los modelos más conocidos de superposición de
pliegues son los de pliegues pasivos (de flujo), con los tres tipos definidos por Ramsay: tipo 1, con
pliegues rectos y dos direcciones de plegamiento perpendiculares, tipo 2, pliegues de direcciones
perpendiculares pero los de primera fase tumbados y los de segunda fase rectos, tipo 3, con pliegues de
la misma dirección, tumbados los de primera fase y rectos los de segunda. En las zonas de pliegues
superpuestos hay que reconocer cuáles son las estructuras correspondientes a cada fase, de modo que
puedan reconstruirse los pliegues correspondientes a las etapas iniciales. Para cada una de las etapas es
necesario conocer la relación geométrica entre esquistosidad y estratificación (S1/S0) para determinar
las posiciones de las charnelas de los pliegues en relación al afloramiento. La ventaja de la aparición de
pliegues superpuestos de tipo 3 a gran escala, es que permiten la reconstrucción en profundidad de la
estructura a partir únicamente de datos de superficie.

En cuanto a la superposición en pliegues flexurales, su modelización es considerablemente más


complicada, ya que no se permite el flujo pasivo de material. Los modelos más conocidos son los de
Ghosh y Ramberg (1968), aplicados por Simón (1989) a la Cordillera Ibérica.

166
Tectónica: Cuencas y Orógenos

23. Los domos migmatíticos y los plutones


La mitad del volumen de los dominios orogénicos está afectada por fusión parcial o implicada en
fenómenos relacionados con ella. La fusión parcial está también presente en los dominios adelgazados,
aunque los volúmenes sometidos a estas condiciones sean pequeños.

La fusión parcial es siempre una consecuencia de la deformación cortical: en las cadenas de montañas
acompaña y es consecutiva al engrosamiento cortical. En los dominios adelgazados es el resultado del
ascenso de las isotermas ligado al ascenso de material mantélico más caliente.

Las masas de material cortical parcialmente (gneises y migmatitas) o totalmente fundidas


(granitoides) tienen tendencia a ascender, y existen dos modelos de ascenso:

- en los niveles corticales más profundos, el encajante de las partes fundidas posee una resistencia
mecánica débil y el desplazamiento, resultado del desequilibrio gravitacional entre los dos
medios, puede tratarse por el modelo diapírico.

- en las partes corticales más superficiales, el encajante más resistente no permite la aplicación del
modelo diapírico, aplicándose el modelo de inyección forzada del magma a través de conductos
verticales. Este concepto debe aplicarse a todos los granitos intrusivos emplazados en dominios
epizonales.

Los dos modelos son fáciles de distinguir en el campo: para que el diapirismo sea posible las
viscosidades relativas deben de estar próximas, es decir que el encajante del cuerpo plutónico o
migmatítico ha de estar también próximo a la fusión parcial. Esto significa que el contraste de
temperatura no es suficiente para el desarrollo de metamorfismo de contacto. En el caso del
emplazamiento no diapírico, el contraste de temperatura es elevado por lo que hay calentamiento del
encajante en la periferia de la intrusión y desarrollo de metamorfismo de contacto, y al mismo tiempo
enfriamiento del borde de la intrusión donde se formaran cortejos filonianos y “magmatic stopping”.

(Tomado de Choukroune 1995)

En el primer caso, el campo de deformación en el cuerpo diapírico y en el encajante va a depender


del estadio evolutivo de la inestabilidad gravitacional (iniciación, propagación o bloqueo). En el
segundo caso, la deformación interna es generalmente más fácil de interpretar, resultando únicamente
del aumento progresivo del volumen del cuerpo intrusivo una vez que ha llegado a su lugar de
emplazamiento (se habla de expansión del cuerpo en la horizontal).

167
Tectónica: Cuencas y Orógenos

El modelo diapírico

La dinámica de fluidos con gradientes de densidad inverso ha sido ampliamente estudiada tanto
teóricamente como experimentalmente. Las inestabilidades de Rayleigh-Taylor están controladas por
los siguientes factores:
- los espesores respectivos de sobrecarga o cobertera y área fuente
- el contraste de densidades (en parte función de la tasa de fusión parcial), siendo siempre ρ < área fuente

ρ
cobertera

- las viscosidades de los dos medios (muy dependiente de las tasas de fusión parcial).

(Tomado de Choukroune 1995)

Estos parámetros influyen en las velocidades de amplificación y en la rapidez de adquisición del


grado de madurez del cuerpo diapírico, y también en su forma (Woidt, 1978).

(Tomado de Choukroune 1995)

Para definir el campo de deformación de las estructuras diapíricas se han realizado gran número de
modelizaciones numéricas y analógicas (Fletcher, 1972, Dixon, 1975, Mareschal y West, 1980). Los
resultados obtenidos resaltan tres características esenciales: 1) el campo de deformación depende del
estado de evolución de la inestabilidad, 2) no hay otra gran esructura geológica que presente tal
variabilidad espacial de las características de deformación, y 3) los campos de deformación de los
diapiros son unívocos. La figura siguiente resume, en corte, las características esenciales del campo de
deformación en tres estadios evolutivos de un domo diapírico.

168
Tectónica: Cuencas y Orógenos

(Tomado de Choukroune 1995)

En cartografía, es decir según un corte horizontal, las características de la deformación y las


trayectorias de las direcciones principales van a depender enormemente del grado de evolución del
domo diapírico (como en los cortes verticales) y también del nivel horizontal en el que se realizan las
observaciones de campo. Un corte horizontal situado cerca de la región somital del domo muestra planos
de aplastamiento concéntricos. Sin embargo un corte en las regiones basales muestra planos verticales,
paralelos a la interfase del domo.

(Tomado de Choukroune 1995)

169
Tectónica: Cuencas y Orógenos

La repartición del régimen de deformación en el interior del domo es otro criterio para identificar su
origen diapírico. Existe una fuerte deformación no coaxial en la interfase situada en los flancos del
domo. La intensidad de la cizalla disminuye fuertemente hacia el interior del domo, y prácticamente
desaparece en el techo.

La estimación de las condiciones P/T ayuda a descifrar la cinemática responsable del campo de
deformación medido. Habrá cambios importantes de la presión debidos al ascenso del material menos
denso. Esta disminución progresiva de la presión se hará con condiciones de temperatura constante en
los estadios iniciales. La disminución de temperatura se produce en los estadios maduros del diapiro. El
encajante (sometido a pequeños desplazamientos verticales) no sufrirá variaciones de presión. Las
variaciones de temperatura sólo serán importantes en la zona de amortiguación de la estructura. Así, en
las zonas de encajante más próximas al área fuente y a la zona de iniciación de la estructura, menor será
la perturbación registrada.

(Tomado de Choukroune 1995)

El modelo intrusivo no diapírico

El emplazamiento de plutones graníticos en un encajante relativamente frío va a inducir un campo


de deformación muy diferente al del modelo diapírico. El campo de deformación es esencialmente el
resultado de la expansión lateral y vertical (hinchamiento) del magma, y dependerá de las características
de esta expansión.

(Tomado de Choukroune 1995)

170
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Los planos de foliación en el granito y en el encajante son paralelos y concéntricos. En el encajante


el gradiente de deformación es muy fuerte, quedando la deformación restringida a la aureola de
metamorfismo de contacto, con la mayor intensidad de deformación en contacto con la masa granítica.

(Tomado de Choukroune 1995)

Si el plutón no puede extenderse en la vertical o se extiende con mayor facilidad en una dirección
horizontal privilegiada (caso de los lacolitos), habrá deformación no coaxial, las trayectorias de la
foliación magmática serán ligeramente oblicuas al contacto con el encajante, y se desarrollaran
estructuras S/C en los bordes del material intrusivo.

(Tomado de Choukroune 1995)

Estructuras internas en cuerpos intrusivos

Los planos de foliación en un cuerpo intrusivo están formados por la orientación de minerales
constituyentes de la roca plutónica, y también por la forma más o menos elíptica de enclaves. En los
bordes del plutón, la parte más fría del mismo, los minerales están a menudo deformados plásticamente,
incluso con cataclasis, y es donde aparecen las estructuras S/C. Esta foliación pasa progresivamente
171
Tectónica: Cuencas y Orógenos

hacia el interior del plutón a una orientación mineral sin deformación plástica, la llamada foliación
magmática, adquirida en un estado parcialmente fundido.

Los planos de la foliación magmática son a veces difíciles de observar, y la roca magmática parece,
a primera vista, isótropa. Las medidas de la anisotropía de la susceptibilidad magnética (propiedad
física) son muy útiles en las rocas plutónicas, ya que dicha anisotropía se correlaciona con la anisotropía
del elipsoide de deformación finito (Borradaile, 1983, Bouchez et al., 1990).

Hasta los años 80 la estructura interna de los granitoides fue mucho menos estudiada que la de las
rocas metamórficas, y a menudo relegada a un análisis geométrico. Pitcher y Berger (1972) fueron los
primeros en tratar los problemas específicos de los granitoides: consideran sus estructuras como el
registro de las deformaciones que han intervenido en la etapa final y posterior a su emplazamiento. El
aumento de los estudios estructurales en rocas plutónicas en las dos últimas décadas está ligado a una
serie de intereses: económico (materiales ornamentales y como guías de prospección de yacimientos
minerales: U, Sn, W, Au, etc), estratégico (para el almacenamiento de residuos), y científico (como
marcadores cinemáticos de la deformación regional ya que intruyen y son deformados durante y después
de su emplazamiento).

Las estructuras internas de un cuerpo granítico son el resultado de un complejo proceso que implica:
- Segregación a partir de zonas sometidas a fusión parcial
- Transporte a través de la corteza
- Emplazamiento y cristalización completa en un nivel determinado

(Tomado de Brun et al. 1990)

Los factores que controlan los mecanismos de emplazamiento de un macizo granítico son:

1- Dinámica propia del magma o fuerza ascensional


2- Naturaleza e intensidad de la tectónica contemporánea al emplazamiento
3- Propiedades reológicas de la porción de la corteza concernida

Las características estructurales de una intrusión son elementos fundamentales para deducir sus
condiciones de emplazamiento. Estas características se definen a partir del conjunto de las siguientes
estructuras:

1- estructuras internas de la roca plutónica


2- estructura del encajante en torno a la intrusión
3- forma tridimensional de la intrusión

172
Tectónica: Cuencas y Orógenos

El estudio de las características estructurales de una intrusión lleva, por tanto, implícito la
combinación de una serie de métodos ya que abarca:
- Análisis estructural de superficie (medida sistemática de estructuras planares y lineares, construcción
de mapas estructurales)
- Estudio de la relación con el encanjante (contactos, metamorfismo, estructuración del encajante)
- Determinación de la geometría 3D en profundidad (métodos gravimétricos)

Los resultados obtenidos a partir del estudio de estos aspectos permitiran plantear un modo de
emplazamiento, y avanzar en la construcción de un modelo geodinámico regional.

Reología del magma: umbrales de percolación

A medida que avanza la cristalización progresiva de un magma su comportamiento reológico varía


unido al aumento de viscosidad y se produce la transición del comportamiento viscoso (fase líquida con
una suspensión libre de cristales) al plástico (los cristales entran en contacto entre si formando un
armazón o esqueleto entre el que subsiste líquido intersticial).

Así se define:
- Primer umbral de percolación (RCMP), 35% líquido (Arzi 1978, Van der Molen y Paterson 1979):
límite en el que se produce el transito del comportamiento viscoso al plástico.
- Segundo umbral de percolación, transición de porosidad con permeabilidad a porosidad sin
permeabilidad.

(Tomado de Nicolas 1987)

Las fábricas internas en rocas graníticas varían en respuesta al cambio de reología (ascenso y
enfriamiento del magma), de manera que puede encontrarse un zonado continuo de fábricas:

* Fábricas de alta temperatura, magmáticas (comportamiento de tipo suspensión): deformación


producida por desplazamiento de un fundido, con la consecuente rotación rígida de cristales, sin
suficiente interferencia entre los cristales como para producir deformación plástica. Orientación
preferente de cristales euhedrales.

* Flujo "submagmático" (flujo con menos cantidad de fundido que la crítica para el
comportamiento de tipo suspensión).

* Fábricas en estado sólido : deformación interna de granos

- De alta temperatura (deformación plástica subsólida)


- De moderada-baja temperatura

El tipo de fábrica no es diagnóstico de un proceso dinámico, magmático s.s. o tectónico

173
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Un aspecto importante en la determinación de la parte respectiva a deformación regional y a la


dinámica propia del magma es el estudio microestructural de la aureola de contacto (Lagarde y
Choukroune 1982, Hutton 1988, Paterson et al, 1989).

Los granitoides registran durante su emplazamiento, en sus estructuras internas y en la aureola de


contacto, la interferencia entre el campo de deformación regional y el campo de deformación local ligado
a los efectos de la intrusión. El emplazamiento de los granitoides está ligado a la interacción entre las
fuerzas ascensionales del magma y las fuerzas tectónicas sincrónicas al emplazamiento (Brun 1981,
Castro 1987, Lagarde et al. 1990)

Algunos trabajos discuten fuertemente la posibilidad de una actividad ígnea anorogénica (Pitcher
1979, Hutton 1988, Karlstrom 1989). La clasificación de intrusiones en pre-, sin-, tardi- y
postcinemáticos resulta artificial debido a que:
- se basa únicamente en el estado final del emplazamiento, lo que representa un corto estadio
del proceso completo de la formación del plutón (Paterson et al. 1998).
- las relaciones estructurales que pueden observarse dependen fuertemente del comportamiento
reológico del magma y del encajante en ese estado preciso (Pitcher 1992).
- abundantes ejemplos de granitos clásicamente considerados como postectónicos se han
revelado sintectónicos tras la realización de análisis estructurales detallados (Brun et al. 1990,
Aranguren et al. 2000).

Paterson et al. (1989) propone una clasificación genética de foliaciones, que considera el tipo de
esfuerzo que las origina: la dinámica propia del magma, una dinámica regional durante o posterior al
emplazamiento, o combinación de ellas:

Foliaciones de origen magmático: ligadas a la dinámica propia del magma, son foliaciones
definidas por el alineamiento de minerales ígneos euhedrales y paralelas a los contactos del plutón. Las
foliaciones originadas en un contexto de dinámica regional de baja intensidad el resultado en cuanto a
las fábricas internas es el mismo.

Foliaciones formadas durante el proceso de expansión in situ: puede ser estrictamente de origen
magmático aunque en los bordes del pluton aparezca deformación en estado sólido de alta temperatura
consistente en foliaciones paralelas a los contactos.

Foliaciones sintectónicas: cuando la foliación magmática y en estado sólido de alta temperatura son
subparalelas, y continuas con la foliación regional desarrollada en las rocas encajantes. Aparecen
porfiroblastos sintectónicos en el encajante. Los minerales ígneos tienen la misma edad que los
minerales metamórficos asociados con la esquistosidad regional.

Foliaciones de origen tectónico: no hay alineamiento de minerales ígneos. La foliación viene


definida por minerales metamórficos, no es paralela a los contactos del plutón, si es continua con la
esquistosidad del encajante.

La medida sistemática de la fábrica interna del plutón, consistente en estructuras planares y lineares
sobre la superficie de afloramiento y sus relaciones, nos permitirá construir mapas estructurales que
serviran de soporte para la interpretación del proceso de emplazamiento. Mediante estos mapas
estructurales se comprueba que las rocas plutónicas presentan gran homogeneidad estructural sobre
grandes distancias. Esta homogeneidad es especialmente llamativa en la lineación, la cual proporciona
mayor información de tipo cinemático que la foliación, esta última más sensible a cambios locales en la
geometría del flujo.

La información procedente de las medidas estructurales realizadas en superficie (mapas


estructurales), debe combinarse con la geometría tridimensional del plutón para poder elaborar modelos
de emplazamiento realistas.

174
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Geometría tridimensional de la intrusión

El nombre genérico de cualquier intrusión es el de plutón. Según su forma la intrusión recibe un


nombre diferente. Las intrusiones se clasifican en concordantes y discordantes segun se adapten a las
estructuras del encajante o las corten. En realidad, muchos plutones tienen formas complejas, híbridas
de varios tipos.

(Tomado de Park 1989)


La forma de las intrusiones esta controlada por tres factores:

1- litología del encajante: la forma de las intrusiones es una expresión del contraste de
ductilidad entre la intrusión y su encajante. Una misma intrusión puede mostrar contactos concordantes
o discordantes según la naturaleza de la roca encajante. En los niveles frágiles de la corteza la forma de
los plutones está controlada por el patrón de fracturas preexistentes y por las fracturas producidas por la
propia intrusión (Pitcher 1952, Oen 1960, Bussell 1976). El techo de estas intrusiones es generalmente
aplanado y sus bordes subverticales (Myers 1975). Cuando el magma emplaza en rocas más dúctiles,
éstas son empujadas lateralmente por la intrusión que presentara forma más globular, lenticular o de
gota invertida (Hanmer y Vigneresse 1980, Vigneresse y Brun 1983).

2- naturaleza del magma: parece existir correlación entre la forma de la intrusión y la


naturaleza geoquímica del magma. La viscosidad de un magma granodiorítico es dos ordenes de
magnitud menor que la de un leucogranito. Además, la temperatura de cristalización de las granodioritas
es más elevada, lo que aumenta el contraste. Por lo tanto los términos más básicos se extienden dando
lugar a plutones más aplanados que los términos ácidos.

3- contexto tectónico: durante su emplazamiento el macizo registra la tectónica regional en


todo su volumen como un marcador activo (Brun y Pons 1981).

Los métodos de análisis estructural de superficie pueden a veces permitir extrapolar las estructuras
hasta profundidades moderadas, sobre todo en el caso en que la topografía presente grandes desniveles,
lo que permite la observación directa en una buena porción del espesor del granito. Algunos tipos
geométricos, como los sills y lacolitos (en los cuales la intrusión es concordante con las unidades
sedimentarias a las cuales afecta), permiten aplicar las mismas reglas geométricas que en las series
sedimentarias. Cuando los contactos de la serie intrusiva cortan a las series sedimentarias es más difícil
definir su geometría en corte, y normalmente deben utilizarse datos provenientes de la prospección
geofísica. En algunos casos la prospección sísmica de reflexión puede dar idea sobre la geometría de
cuerpos ígneos. Normalmente, puesto que existe un cierto contraste de densidad entre las rocas ígneas
y las rocas sedimentarias, positivo para las rocas básicas y negativo para las ácidas, es la prospección
gravimétrica la de más ayuda para determinar la geometría en profundidad y el espesor de los cuerpos
ígneos (Both y Smithson 1967, Sweeney 1975, Vigneresse 1976). Esta reconstrucción geométrica pasa,
pues, por la modelización de las anomalías residuales ligadas al cuerpo rocoso, para lo cual es también
de gran utilidad el reconocimiento de sus contactos en superficie y la determinación de factores
condicionantes de la intrusión (contactos paralelos o discordantes, existencia de otros cuerpos ígneos,
contrastes de competencia en la serie encajante o existencia de niveles de despegue regionales, etc).

175
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Una vez construidos los mapas estructurales y la geometría 3D en profundidad se podrá abordar con
garantías el estudio del emplazamiento del plutón. En la primera parte del tema se han expuesto los
modelos diapírico y de expansión lateral in situ propuestos para el emplazamiento de intrusiones en las
partes dúctiles (corteza inferior y media) y frágiles (corteza superior) de la corteza respectivamente. En
ambos casos es el empuje del propio magma el que crea el espacio para la intrusión. Ambos mecanismos
dan lugar a plutones con secciones horizontales circulares o elípticas, una zonación concentrica de facies
y una fábrica planar paralela a los contactos. Las lineaciones pueden ayudar a discernir, siendo
fuertemente pendientes en el caso del ascenso diapírico y subhorizontales en el caso de la expansión
lateral.

(Tomado de Lagarde et al. 1990)

Otros modelos consideran un aspecto fundamental el problema del espacio necesario al


emplazamiento de un macizo, y proponen mecanismos de emplazamiento en zonas de cizalla
extensionales. Se han propuesto distintas modalidades:

a - creación de cavidades en las extremidades de una zona transpresiva


b - variación de la deformación y del desplazamiento a lo largo de la zona de cizalla
c - formación de un pull-apart
d - creación de megafracturas de tensión, etc

Por último recordar que la propagación de diques es un mecanismo aplicable para el transporte del
magma, que puede desarrollarse a grandes profundidades en la litosfera. Otros como la asimilación
magmática y la subsidencia en caldera son procesos muy limitados, pueden acompañar a otro
mecanismo de emplazamiento.

La extrapolación de los datos de superficie y los datos aportados por la prospección gravimétrica no
son siempre suficientes para reconstruir la geometría tridimensional de un plutón. Por un lado la
geometría de las partes erosionadas se mantiene desconocida, por otro los perfiles gravimétricos dan
una imagen muy esquemática de la forma en profundidad por pérdida de resolución (Castro 1987,
Vigneresse 1990). En estos aspectos toma especial relevancia la modelización analógica del
emplazamiento de magmas. El ascenso diapírico de magmas en la corteza fue modelizado por: Grout
(1945), Ramberg (1970, 1981), Berner et al. (1972), Dixon (1975) y Cruden (1990). Estos modelos
utilizan materiales dúctiles (silicona, arcilla, aceite, etc), tanto para modelizar el encajante como el
magma. El principal factor que determina el proceso de ascenso es el contraste de densidad. El contraste
de ductilidad entre magma y encajante es débil, y los resultados pueden aplicarse a la corteza dúctil
profunda.

El ascenso de un magma en la corteza frágil implica un fuerte contraste de resistencia entre intrusión
y encajante. Modelos de intrusiones lacolíticas han sido realizados desde principios de siglo: Howe
(1901), McCarthy (1925), Hurlbut y Griggs (1939), Pollard y Johnson (1973), Dixon y Simpson (1987).
Los materiales utilizados para modelizar la cobertera (gelatina fotoelástica, mezcla de parafina y
vaselina) tienen un comportamiento fuertemente elástico y plástico y no permiten la deformación por
fracturación. Merle y Vendeville (1992) fueron los primeros en modelizar intrusiones de silicona en una
cobertera de arena, con comportamiento frágil.
176
Tectónica: Cuencas y Orógenos

24. Tectónica reciente. Morfotectónica. Neotectónica. Sismotectónica.


La finalidad última de la Ciencia es descubrir información que beneficie a la sociedad. En Tectónica
se busca la manera de predecir el momento y lugar en que pueden tener lugar eventos tectónicos que
producen daños, tales como terremotos y deslizamientos inducidos tectónicamente. Para ser útil a la
sociedad la predicción ha de ser precisa para aliviar las posibles pérdidas humanas y materiales. Que sea
posible dicha predicción conlleva la investigación de la Tectónica Activa y de la Neotectónica.

Según el Comité de Estudios Geofísicos (1986) dichos términos se definen como:


Tectónica Activa: movimientos tectónicos que pueden ocurrir en un futuro próximo a escala social.
Neotectónica: fenómenos tectónicos ocurridos en el pasado en lapsos de tiempo que varían de miles
a pocos millones de años.

Sin embargo es conveniente tener en cuenta que la acepción del término Neotectónica varía según
los autores, y que no existe acuerdo en el límite de tiempo a partir del cual se considera Neotectónica.
El término fue introducido por Obruchev (1948) como “el estudio de movimientos recientes
desarrollados al final del Terciario y primera mitad del Cuaternario. Para otros autores (Mercier;
Slemmons, 1991) la Neotectónica abarca los eventos tectónicos y procesos que tuvieron lugar en
tiempos post-Miocenos, incluyendo los movimientos contemporáneos. Mörner (1990) opina que la
Neotectónica empieza en distinto momento en distintos lugares, dependiendo del régimen tectónico.
Hancok (1994) recoge la acepción de Mörner y la define como la rama de la Tectónica que concierne
movimientos que ocurrieron en el pasado y que tienen continuidad en el presente. Por tanto, considera
las estructuras propagadas o reactivadas en un estado de esfuerzos/deformación que persiste sin cambios
significativos de orientación en la actualidad. De manera que las estructuras neotectónicas se
desarrollaron en el régimen tectónico actual, y por tanto no será sinónimo de Tectónica Holocena,
Cuaternaria o Neógeno-Cuaternaria, sino que variará para cada zona.

La Sismotectónica estudia la relación entre las características sismológicas de los terremotos


actuales y la tectónica.

La Morfotectónica estudia todos los aspectos que relacionan las estructuras tectónicas con
morfologías del relieve (Hills, 1956). Otros autores restringen el término a relaciones entre estructuras
neotectónicas y formas del relieve.

La Geomorfología Tectónica estudia las relaciones entre movimientos de tierra verticales y


horizontales, y procesos de erosión y depósito y formas del relieve (Morisawa & Hack, 1985; Bull &
Wallace, 1985).

Métodos en Neotectónica

Los métodos de obtención de datos en Neotectónica son muy variados tanto en cuanto a la resolución
de los datos que aportan como al lapso de tiempo sobre el que dan información. Las técnicas
instrumentales de alta resolución dan información precisa pero esencialmente instantánea. Las
fotografías aéreas e imágenes de satélite también aportan una información de la superficie de la Tierra
en el momento actual. Las técnicas instrumentales de alta resolución son caras, y aunque son de gran
utilidad no sustituyen a los datos de observación y medida clásicos, que aunque menos precisos abarcan
un lapso de tiempo mayor (datos históricos de terremotos, datos arqueológicos, etc.).

177
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Existen tres técnicas principales de medidas directas de movimientos tectónicos en curso:


* Redes geodésicas que se extienden a lo largo de áreas con actividad tectónica.
* Determinación de las posiciones relativas de lugares, a escala regional o continental, por
triangulación, con referencia a satélites o a fuentes radiactivas situadas a distancias astronómicas.
* Global Positioning System (GPS) de satélites, que permiten la localización precisa de
características geográficas al determinar sus distancias a satélites en órbita cuya localización es
perfectamente conocida.

La geodesia realiza estudios de nivelación, en los que la distancia vertical entre puntos se mide con
precisión, también realiza medidas precisas de las distancias entre pares de puntos de referencia en un
grupo de puntos que constituyen una red trilateral (Fig. 11.1). Repitiendo las mismas medidas a
intervalos regulares se consiguen controlar posibles cambios en las longitudes de las líneas. La detección
de desplazamientos sistemáticos a través de una estructura es una evidencia de actividad tectónica. Las
redes trilaterales son análogas a las tradicionales redes de triangulación, pero usan modernos
instrumentos laser para medir distancias con precisión, en lugar de medir solamente ángulos entre una
estación y las dos adyacentes.

Red trilateral en California


central que controla las
principales fallas del
Sistema de San Andrés

(Tomado de Moores
y Twiss 1995)

178
Tectónica: Cuencas y Orógenos

El objetivo principal de repetir mediciones de este tipo es determinar el desplazamiento de grupos de


fallas. Los cambios en la longitud de cada línea se convierten mediante técnicas geodésicas Standard en
desplazamientos de cada estación con respecto a una referencia común tal como una estación concreta
o el centro de la red. La acumulación de datos de desplazamientos a lo largo de varios años puede ser
interpretada en términos de movimientos de fallas activas. La figura 11.2 muestra el resultado de 15
años de medidas en la red de la figura 11.1. El diagrama indica las velocidades calculadas para cada
estación. Los importantes desplazamientos en algunas de las fallas de la región muestran que el
desplazamiento total se distribuye entre varias fallas del sistema, en lugar de estar concentrado en una
sola falla. En este sentido, el límite de placa no es la falla de San Andrés en sí misma, sino el conjunto
de fallas que van desde la de San Gregorio al W hasta la falla de Calaveras-Green Valley al Este (unos
60 Km de anchura).

(Tomado de Moores
y Twiss 1995)

La determinación de posiciones regionales relativas son de dos tipos: Satellite Laser Ranging (SLR)
y Very Low Baseline Interferometry (VLBI), ambos pueden determinar variaciones de distancias entre
estaciones de pocos milímetros. El SLR mide la distancia entre la estación y un satélite en órbita cuya
posición se conoce con gran precisión. El tiempo necesario para que un pulso de laser dirigido al satélite
lo alcance y sea reflejado es la medida básica que se convierte en distancia utilizando la velocidad de la
luz. El VLBI utiliza radiotelescopios en dos estaciones que simultáneamente graban las emisiones de
longitudes de onda de radio provenientes de dos o más quasars† que se encuentran a billones de años
luz. La distancia entre estaciones se calcula a partir de los diferentes tiempos de llegada para las señales,
cuando las señales de las dos estaciones están combinadas producen una interferencia de bits que cambia
de la misma forma que la distancia entre las estaciones cambia. Por tanto, repetidas medidas pueden
revelar pequeños cambios relativos en la posición de las estaciones.

(Tomado de Moores
y Twiss 1995)

† quasar: quasi-stellar radiosource; son los objetos más distantes detectados en el Universo.
179
Tectónica: Cuencas y Orógenos

El GPS es una técnica relativamente nueva para medir posiciones absolutas en el globo. En las
mejores condiciones (con los aparatos más precisos) el sistema puede determinar la localización con
precisión de pocos mm en direcciones horizontales y de pocos cm en la vertical. Incluso GPS
relativamente baratos pueden dar localizaciones instantáneas de pocas decenas de metros. La gran
velocidad, facilidad y precisión de este sistema está revolucionando el uso de medidas geodésicas en
tectónica. La posición del receptor en el campo se determina midiendo el tiempo que tardan señales de
radio emitidas por satélites del Sistema de Posicionamiento Global cuya órbita es conocida con
precisión. Estos datos se convierten en distancias (utilizando la velocidad de la luz). Las distancias hasta
4 satélites dan una única localización sobre la superficie de la Tierra. Este sistema tiene la ventaja de
que no necesita que una estación sea visible desde la siguiente como ocurre en redes de geodesia.

Métodos de datación aplicados a problemas neotectónicos:

Debido a los cortos períodos de tiempo involucrados en los movimientos neotectónicos, las técnicas
geológicas tradicionales utilizadas para datar estructuras antiguas son de uso limitado. Por lo que existen
una serie de técnicas de datación específicas (Tabla 11-1) que se pueden dividir en dos categorías:
métodos de datación numéricos (absolutos) y relativos. Los métodos de datación absolutos incluyen
técnicas de contage, en el caso de que los efectos anuales sean visibles, y técnicas radiogénicas, cuando
están presentes los elementos radiactivos apropiados. Los métodos de datación relativos incluyen la
medida de cambios químicos y biológicos en depósitos y la correlación de distintas características
(estratigráficas, magnetoestratigrafía, fósiles).

(Tomado de Moores y Twiss 1995)


En principio, los métodos radiogénicos aplicados con mucho cuidado dan edades precisas. El método
C es el más ampliamente aplicado en materiales jóvenes. Otras técnicas radiogénicas utilizadas son
14

datación por uranio, potasio-argon, fisión-tracks, termoluminiscencia, isótopos cosmogénicos. La


morfometría de escarpes de falla y la termoluminiscencia de coluviones procedentes de escarpes dan
información del lapso de tiempo que muestra la sección emergente de una falla.

180
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Características de estructuras neotectónicas

Entendiendo por estructuras neotectónicas aquellas restringidas al nivel superior de la corteza y que
por tanto pueden ser erosionadas rápidamente, o aquellas que marcan estadios tempranos de
deformación que serán seguramente borrados al aumentar el desplazamiento.

Fallas neotectónicas

A partir de estudios de terremotos se ha demostrado que el movimiento de fallas rara vez se produce
en un plano discreto, el terremoto activa desplazamientos en una amplia red de fracturas interconectadas
y anastomosadas llamada zona de falla (ver figura abajo). La zona de falla puede ser estrecha, llamada
entonces zona de desplazamiento principal, o bien comprender a su vez varias zonas de cizalla
discontinuas.

Las fallas activas también se caracterizan por cambios en la geometría:


* Fault bends, son desviaciones bruscas en la orientación de la traza de la falla.
* Segment branches, cuando la falla principal se divide en dos o más ramas.
* En échelon stepovers, son relevos de falla con zonas sin conexión entre ellas.

Todos estos cambios se pueden dar a cualquier escala. El reconocimiento de la geometría es


importante porque los terremotos se nuclean y terminan en los límites de segmentos y durante la ruptura
pueden ser activos varios segmentos. El grado en que distintas discontinuidades controlen la
propagación de la ruptura depende de su tamaño y geometría con respecto a la dirección de la ruptura
principal. Normalmente sólo las discontinuidades de mayor escala (los segmentos más largos) influiran
en las características de la ruptura.

Diaclasas neotectónicas

Es difícil probar que una familia de diaclasas sea neotectónica. Esto es debido a que tales
estructuras no se propagan en superficie y no cortan sedimentos superficiales, incluso cuando están
inducidas y desplazadas por fallas activas. Más que un diaclasado sistemático, acompañando a los
terremotos aparecen fisuras en los sedimentos superficiales. Para la propagación de diaclasas
neotectónicas en zonas superficiales es necesario un espesor de cobertera que genere una presión
confinante, y por tanto aparecen preferentemente en niveles cercanos a la superficie, pero no en
superficie. A mayores profundidades (>1000 m) en la formación de diaclasas juega un papel
fundamental la presión de fluidos que favorece la propagación de las fracturas.

181
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Una familia de diaclasas sólo puede ser neotectónica si es la más joven que afecta a una masa rocosa
determinada. Por supuesto serán neotectónicas si afectan depósitos más jóvenes que el inicio del periodo
neotectónico. Rocas más antiguas también pueden estar afectadas por diaclasas neotectónicas.

Las diaclasas neotectónicas se presentan como una familia sistemática de fracturas verticales, que
presenta una dirección uniforme en regiones amplias. Además presentan orientación paralela al esfuerzo
compresivo horizontal mayor.

Características geológicas-geomorfológicas

Saltos en determinadas características geomorfológicas, como trazados de ríos, depósitos de terraza,


morrenas y suelos, son evidencias de movimientos tectónicos a escalas de tiempo mayores que la vida
de un hombre. Otras evidencias de movimientos tectónicos recientes son la deformación de sedimentos
o suelos a lo largo de fallas activas en terremotos pasados (indicadores paleosísmicos), cambios en la
elevación de líneas de costa, cambios en la pendiente de ríos, y patrones de erosión de laderas.

Los indicadores paleosísmicos incluyen las siguientes características:


1. Una falla que corta estratos antiguos y que es fosilizada por otro depósito. La datación de ambos
depósitos permite determinar el momento de funcionamiento de la falla (Fig. 11.5A).
2. “Sand blows” son diques o sills de arenisca que se forman por licuefacción del suelo durante un
terremoto y que están fosilizados por otros depósitos (Fig. 11.5B). En ocasiones son los únicos
indicadores de terremotos como el de New Madrid (Missouri) de 1811-1812 y el de Charleston (South
Carolina) 1886.
3. Estratificación convoluta en depósitos recientes lacustres o marinos (Fig. 11.5C). Dichos depósitos
se deforman en estado no consolidado y saturados en agua durante terremotos. Estos depósitos se cubren
posteriormente por depósitos no deformados. Datando ambos depósitos se determina la fecha del
terremoto. Estos indicadores se han utilizado en la provincia del Basin and Range.
4. Una falla forma un escarpe topográfico que es cubierto por sedimentos más jóvenes (Fig. 11.5D).
5. Un río asociado con una serie de canales abandonados separados cada uno del siguiente por sólo
metros sugiere que los diferentes canales se han podido formar en una serie de terremotos (Fig. 11.5E).
Si la separación es mayor significa que cada canal ha sido ocupado por el arroyo durante varios
terremotos.

(Tomado de Moores
y Twiss 1995)

Cambios en la elevación de la línea de costa:

Gran parte de las líneas de costa están en regiones tectónicamente activas, y en dichas regiones se
desarrollan terrazas marinas. Normalmente aparecen pocas terrazas, pero en algunos lugares son
numerosas (Fig. 11.6). Estas terrazas registran información sobre la interacción entre el continente y
cambios en el nivel del mar. La tarea fundamental en el estudio neotectónico de regiones costeras es
separar los diferentes factores que influyen ya que los cambios relativos del nivel del mar pueden deberse
182
Tectónica: Cuencas y Orógenos

tanto a las variaciones eustáticas absolutas (a nivel del globo terráqueo) que reflejan cambios en el
volumen de los océanos, como cambios aparentes debidos a variaciones de altitud del continente.

(Tomado de Moores
y Twiss 1995)

Respuesta del perfil de ríos a movimientos tectónicos:

Los ríos son agentes activos de erosión y depósito que tienden a mantener un equilibrio dinámico
entre distintos factores: pendiente, carga de sedimentos, erosionabilidad de las capas y velocidad de
descarga. El equilibrio de arroyos se caracteriza por una disminución progresiva de la pendiente de las
partes altas a las bajas (Fig. 11.10). Si algún factor cambia la elevación de un punto a lo largo del curso
del arroyo dejará de estar en equilibrio y tenderá a erosionar o depositar sedimentos para volver al
equilibrio. Cuando la pendiente de un arroyo cambia, su canal también cambia (recto, meandriforme,
braided).

(Tomado de Moores
y Twiss 1995)

Retroceso de escarpes:

Los escarpes de fallas normales tienden a retroceder bien manteniendo su angulosidad o bien
redondeándose, en este último caso disminuye la pendiente del escarpe con el tiempo (Fig. 11.13). En
el primer caso todo el material meteorizado es transportado lejos. En el segundo caso se altera más
material que el que puede ser transportado y tiende a acumularse suavizando el escarpe.

(Tomado de Moores
y Twiss 1995)

Otra medida de la actividad a lo largo de fallas la da la sinuosidad de un frente montañoso que es la


medida de la longitud del frente dividida por la longitud del frente medida en línea recta. Cuando un
escarpe es erosionado pasa a ser más sinuoso, mientras que los escarpes más modernos son más rectos.
Si las velocidades de levantamiento de un área determinada pueden correlacionarse con una sinuosidad
específica, éste índice podrá aportar una indicación cuantitativa de la velocidad de levantamiento. Si no,
por lo menos da una idea de velocidad de levantamiento relativas.
183
Tectónica: Cuencas y Orógenos

Bibliografía más representativa

Choukroune, P. 1995. Déformations et déplacements dans la croûte terrestre. Masson. Paris, 224 p.

Cooper, M. A. & Williams, G. D. (eds.) 1989. Inversion Tectonics. Geol. Soc. Spec.Pub. Classics, 375
pp.

Coward, M.P., Dewey J. F. & Hancock, P. L. (eds). 1987. Continental Extensional Tectonics. Geol.
Soc. Special Pub., 28, 637 p.

Cox, A. 1986. Plate tectonics: how it works. Blackwell Scientific, 392 pp.

Davies, G.F. 1999. Dynamic Earth. Plates, Plumes and Mantle Convection. Cambridge University
Press, 458 pp.

Debelmas, J. et Mascle, G. 1991. Les grandes structures géologiques. Masson. Paris, 299 pp.

Gratier, J.P. (coord.). 1988. L’équilibrage des coupes géologiques. Mem. et Doc. du CAESS, 20, 157 p

Hancock, P. L. (ed.). 1994. Continental deformation, Pergamon Press, 421 pp.

Kearey, P. & Vine F.J. 1990. Global Tectonics. Blackwell Scientific Publications, 302 pp.

Kearey, P., Klepeis, K.A. & Vine, F.J. 2008. Global Tectonics. Third edition. Wiley-Blackwell, 462 p

Marshak, S. & Mitra, G. 1988. Basic methods of Structural Geology. Prentice Hall, 446 pp.

Marzo, M., Muñoz, J. A. & Vergés, J. (eds.). 2002. Growth Strata. Sedimentary Geology, 146 (1-2).

Mattauer, M. 1976. Las deformaciones de los materiales de la corteza terrestre. Ediciones Omega.
Barcelona, 524 pp.

Mattauer, M. 1998. Ce qui disent les pierres. Biblioehèque pour la science, Paris, 144 pp.

McClay, K. R. (ed.). 1992. Thrust Tectonics. Chapman & Hall. London, 447 pp.

Moores, E. M. & Twiss, R. J. 1995. Tectonics. W. H. Freeman & Company. New York, 415 pp.

Park, R.G. 1988. Geological Structures and moving plates. Chapman & Hall. London, 337 pp.

Ramberg, H. 1967, 1981. Gravity, deformation, and the Earth’s Crust in Theory, Experiments and
Geological Applications. Academic Press. London.

Schmidt, C. J., Chase, R. B. & Erslev, E. A. (eds.). 1993. Laramide basement deformation in the
Rocky Mountain Foreland of the Western United States. The Geological Society of America,
Special Paper, 280.

Schubert, G., Turcotte, D. L., Olson, P. 2001. Mantle Convection in Earth and Planets. Cambridge
University Press, 940 pp.

Soto Marín, R. 2002. Estructuras oblicuas: modelización analógica y ejemplos de la zona surpirenaica.
Tesis de Doctorado. Universidad de Zaragoza, 346 pp.

Van Der Pluijm, B. & Marshak, S. 2004. Earth Structure. Second Edition. W.W. Norton & Company.
New York, 656 pp.

Vendeville, B. 1987. Champs de failles et tectonique en extensión. Modélisation experimentale. Mém.


et Doc. du CAESS, 15, 395 pp.

184

También podría gustarte