Testigos de Jehová PDF
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Cuando en alguna reunión de amigos se habla de visitas domiciliarias, o cuando en nuestros barrios
vemos grupos de personas, que de dos en dos y munidas de negros portafolios recorren prolijamente la
puerta de cada una de las casas, inevitablemente nuestro pensamiento se dirige a los Testigos de
Jehová; incansables visitadores domiciliarios que semana a semana llaman a la puerta de los hogares de
los grandes centros urbanos, ofreciendo el último número de "Atalaya" o "¡Despertad!".
Esta referencia es en realidad, de suyo, inevitable ya que en realidad estamos ante una de las más
exitosas empresas de distribución domiciliaria de bibliografía religiosa: la Watchtower Bible and Tract
Society', creada por Charles Russell en 1880, perfeccionada y modernizada después por sus sucesores
en la conducción: Joseph Rutherford y Jonatan Knorr.
Dotada con la estructura piramidal propia de las empresas de ventas domiciliarias -jefes de zona,
promotores domiciliarios, escuela de capacitación de promotores, manual de ventas...-, la Watchtower
es un modelo que, con más de 100 años de probada eficacia, muchas modernas empresas de venta
pueden mirar aún hoy con interés. Un modelo que merece ser estudiado seriamente, porque es la matriz
sobre la que algunos grupos contemporáneos como la Cienciología o Amway están creciendo
vertiginosamente.
A. Origen e historia a través de los "presidentes"
A.1. Charles Taze Russell
El que con el paso de los años sería el fundador de la "Watchtower" nació en 1852, en Pittsburgh,
Estados Unidos, en el seno de una familia presbiteriana. Trabajó desde los catorce años, dedicándose al
comercio junto con su padre.
A los diecisiete años, cuando se debatía en medio de serias dudas de fe, se reencontró con la fe en la
inspiración divina de las Escrituras a través de un sermón adventista. A partir de entonces comenzó a
estudiar fervorosamente la Biblia, llegando a la conclusión de que la creencia en el infierno no está
fundada en el texto bíblico y que el fin del mundo está próximo. Consecuentemente comenzará a
sostener también que los hombres, al interpretar las Escrituras hemos falseado el sentido de la Palabra
de Dios.
Inmediatamente comenzó a predicar sus convicciones, consiguiendo a partir de esto reunir algunos
discípulos con los que se asoció a un grupo adventista de Rochester dirigido por Nelson Barbour, con
quien publicará un libro y una revista.
Pero finalmente se separó de Barbour en 1878, consagrándose a partir de ese momento de manera total
a la misión de Pastor. De Barbour, Russell adquirió la convicción (propia del adventismo) de que Cristo
ya ha venido por segunda vez en 1874, aunque de modo espiritual o invisible.
En 1879 se casó con Mary Frances Ackley.
En 1880 fundó la revista que originalmente se denominó "Zion's Watch Tower", la que a partir de 1939
se llamó "The Watchtower Announcing Jehovah's Kingdom", más conocida entre nosotros en su
versión española: "Atalaya"
En 1881 Russell lanzó sus "Tracts", una serie de folletos que recogían sus enseñanzas, para difundir los
cuales se sirvió de algunos voluntarios a los que llamó "pioneros".
En 1914 constituyó en Inglaterra, adonde había llegado en ya 1891, la "International Bible Student
Asociation". En ese momento recorrió otros países de Europa, realizando paralelamente congresos, lo
que acompañó con la publicación de artículos en algunos periódicos; incluso se dice que él mismo
preparó un fotodrama de la creación en ese tiempo.
En 1888 ya tenía 50 pioneros organizados que trabajaban puerta a puerta y que recibían el nombre de
"vendedores ambulantes".
Fundó además dos compañías gestoras o holding: la "United States Investment Company" y la "United
Cemeteries Company".
Su matrimonio con Mary Frances Ackley duró 18 años. En 1897 su esposa lo abandonó, solicitando la
separación legal en 1903 alegando injurias graves, la cual le fue acordada en abril de 1906, quedando
probados durante el proceso reiterados actos de adulterio. En 1908 la señora Russell fue favorecida por
el tribunal con una pensión vitalicia, la cual comenzará a cobrar recién en 1909, después de requerir
reiteradas intervenciones de la justicia, un embargo, e incluso una orden de captura contra Russell que
no llegó a efectivizarse. Fue después de estos sucesos que Russell trasladó el cuartel general de la
Sociedad a Brooklyn.
El fundador de los Testigos de Jehová debió afrontar también un proceso por difamación contra el
pastor anabaptista Ross, en el transcurso del cual incurrió repetidamente en perjurio al afirmar saber
griego, latín, hebreo, filosofía y teología, afirmaciones de las cuales debió desdecirse en el desarrollo
del mismo interrogatorio. También mintió al pretender negar la historia de su divorcio y la pensión
vitalicia que debía a su esposa. Llegó incluso a afirmar que había sido ordenado pastor, debiendo
confesar lo contrario ante la defensa.
Charles Taze Russell murió el 31 de octubre de 1916, durante uno de sus viajes de conferencias, a los
sesenta y cuatro años de edad. Las crónicas de la Watchtower afirman que a lo largo de su vida de
predicador recorrió más de un millón de millas, predicó algo así como 30.000 sermones y escribió
50.000 páginas de libros y folletos.
Popularmente se lo conocía como "juez Rutherford", aunque en realidad nunca llegó a ser nombrado
juez, sino que a partir de su oficio en los tribunales ejerció este cargo de modo supletorio en cuatro
ocasiones.
Joseph Rutherford tomó contacto con el grupo fundado por Russell a la edad de veinticuatro años, a
través de los libros vendidos por un propagandista. Se incorporó a los "russellianos" y fue finalmente
bautizado en 1906 por Alexander Hugh Macmillan.
A partir de 1907, en su calidad de abogado, se desempeño como consejero legal de la Sociedad primero
en Pittsburgh y luego en Nueva York. A la muerte de Russell fue elegido por unanimidad presidente de
la sociedad legal "Watch Tower" en la reunión anual de Pittsburgh, el 6 de enero de 1917,
constituyéndose de este modo en el primer sucesor del fundador.
Pero a poco de asumir la presidencia debió afrontar dificultades, el 8 de mayo de 1918, junto a otros
siete dirigentes de la Sociedad fue condenado a veinte años de prisión por predicar contra el servicio
militar y haber sembrado de este modo, la insubordinación y la deslealtad en la marina y en el ejército.
Finalmente todos fueron absueltos y puestos en libertad después del pago de una fianza de 10.000
dólares cada uno.
En septiembre de 1919 organizó un congreso en la ciudad de Cedar Point, Ohio; allí Rutherford reveló
que se daba comienzo a una nueva misión, siendo él el elegido por Dios para continuar la obra de
Russell. Volvió a instalar el cuartel general en Brooklyn, continuó publicando la revista "Atalaya", a la
que sumó una nueva revista bimensual llamada "La Edad de Oro", que en 1937 se pasará a llamarse
"Consolación" y desde 1946 "¡Despertad!".
A partir de este momento, la Sociedad comenzó a imprimir sus propios folletos y periódicos, y más
tarde los libros.
Pero Rutherford no se conformó con la palabra impresa, sino que fiel a una de las características
propias de la Watchtower, supo incorporar progresivamente y de modo exitoso, los nuevos recursos
tecnológicos. En 1922 comenzó a transmitir sus discursos por radio, en 1924 inauguró una emisora
radial propiedad de la Sociedad: la WBBR, en New York. Durante diez años la radio fue su principal
instrumento de propaganda. Finalmente en 1937 renunció a la radio comercial, a la que reemplazó por
el fonógrafo y el camión con altavoces.
Desde 1934 la Sociedad producía fonógrafos portátiles que utilizaban primero para los estudios
bíblicos y luego para la propaganda puerta a puerta. Este sistema cayó en desuso durante la guerra. De
este modo, los Testigos de Jehová, de la mano de Rutherford fueron los pioneros en la utilización de los
medios de comunicación con fines proselitistas en los Estados Unidos.
En 1917 Rutherford publicó "La realización del misterio de Dios" que apareció como tomo VII de los
"Estudios sobre la Escritura" de Russell, ya que la presentó como la obra póstuma del "pastor".
Pero quizás la más importante "contribución" suya fue la progresiva modificación de la organización
del grupo originalmente de tipo congregacionalista bajo la conducción de "ancianos", hasta llegar a
conformar una estructura teocrática fuertemente centralizada. Este operativo comenzó en 1919 con el
apoyo de la nueva revista que fundara (La Edad de Oro).
Finalmente en 1938 se abolieron totalmente las elecciones, y todos los nombramientos comenzaron a
ser hechos directamente desde la oficina central de la Sociedad. Todos estos cambios provocaron como
consecuencia el alejamiento de la mayoría de los antiguos miembros del grupo; pero la crisis se pudo
superar rápidamente de la mano de las incorporaciones masivas que lograban las campañas
proselitistas.
Esta centralización fue denominada "Teocracia" por Rutherford. La denominación aparece por primera
vez en 1928 en el libro "Gobierno". Según la doctrina expuesta por el "Juez", la teocracia de la
sociedad Watch Tower inaugura ya la teocracia perfecta del milenio, gozando por lo mismo de algunos
privilegios tales como la infalibilidad en los nombramientos y la inerrancia en la doctrina.
Pero Rutherford no solo innovó la estructura sino que también introdujo cambios substanciales en
muchos puntos de corte exclusivamente doctrinal. Así es como escribió contra el uso del símbolo de la
cruz e impuso la eliminación de la celebración de la Navidad entre los miembros de la Sociedad.
Promovió la intolerancia y la desobediencia a las autoridades públicas, habló y escribió contra todo lo
que suponía una institución que no fuera la misma Watchtower, infundió un aborrecimiento especial a
la Iglesia Católica, tachándola junto con las otras iglesias protestantes de "organizaciones del diablo".
Llegó a desafiar al Papa Pío XI a un debate público acerca de cuál era la religión verdadera.
Rutherford murió en Beth-Sarim, el 8 de enero de 1942, a los setenta y dos años de edad.
El tercer presidente de los Testigos de Jehová fue elegido por unanimidad en la reunión del consejo de
las corporaciones legales de la Sociedad Watch Tower, el 13 de enero de 1942.
Nació el 23 de abril de 1905 en Bethlehem, Pennsylvania. Sus padres habían pertenecido a la Iglesia
reformada de los Estados Unidos y eran "testigos" desde hacía veinte años. Nathan Knorr había sido
desde 1935 vicepresidente de la corporación de New York, y desde 1942 de la de Pennsylvania. En
1953 se casará con Andrey Mock, quien trabajó con él en los cuarteles generales de Brooklyn.
Knorr se preocupó principalmente de introducir importantes modificaciones en el trabajo de campo de
los propagandistas puerta a puerta: instaurará un nuevo método de acercamiento a través de la cortesía,
y fundará una escuela de "preparación misionera". Tuvo además el privilegio de ser el artífice de la
renovación del vocabulario propio del movimiento.
Cifró claramente la base de expansión del movimiento en la difusión de los impresos. Knorr introdujo
en este sentido una novedad con respecto a sus predecesores: no multiplicó las publicaciones sino que
por el contrario, promovió las existentes y diversificó sus contenidos, poniendo particular insistencia en
la difusión masiva de los periódicos más que en los libros y folletos, con lo que logró que su tirada
anual subiera de modo persistente. Este esfuerzo editorial supuso paralelamente la ampliación de los
talleres de impresión de Brooklyn.
Acompañando las transformaciones en los impresos Knorr puso especial énfasis en la metodología de
predicación personal puerta a puerta, en las visitas complementarias y en los estudios de la Biblia. En
este contexto, el 15 de abril de 1957 vendió la emisora de radio argumentando que si bien era útil, los
temas bíblicos no podían ser bien discutidos en este medio pues no había quien contestara las
preguntas. En cambio consideraba más eficaz la labor de "miles de emisoras vivientes", un "programa
religioso vivo en casa".
Para estimular el trabajo de los misioneros ideó dos métodos de propaganda más generales:
En 1954 comenzó a hacer circular una película de hora y media de duración, parte en blanco y negro,
parte en colores, llamada "La sociedad del mundo nuevo en acción".
Los grandes congresos, el instrumento cuya capacidad desarrolló más. En 1946 se desarrolló en
Cleveland el primer congreso internacional con delegados de 32 países. Cada sesión de los congresos
puede llevar hasta 12 horas diarias, y en su transcurso tienen lugar los bautismos de inmersión. El
grueso del tiempo se ocupa en escuchar discursos, relatos de experiencias, recibir consignas y presentar
nuevos libros. Durante estos eventos se desarrollan de modo paralelo asambleas de distrito. Cada
congreso está presidido por un slogan que es propuesto por la Sociedad.
Pero la preocupación principal del presidente Knorr fue capacitar para la predicación puerta a puerta.
Con este fin se creó en principio un curso nocturno los lunes a la noche, que luego se abrió a miembros
de otros países a través de lo que se denominó "Escuela de Galaad".
La Escuela de Galaad ofrece dos cursos anuales de cinco meses de duración cada uno. Los asistentes a
esta escuela deben ser pioneros con al menos dos años de antigüedad en su ministerio, estudios
secundarios completos, y aceptar la posibilidad de ser enviados a cualquier parte del mundo una vez
acabado el curso. Los gastos de viajes corren por cuenta de la Sociedad, que además les da una
asignación mensual para gastos ordinarios. El temario del curso comprende temas bíblicos, técnicas de
difusión y predicación, lenguas extranjeras, etc.
Un punto de importancia en este proceso de afianzamiento de los esquemas de formación en 1943 fue
la institución de las "Escuelas de Ministerio Teocrático" en cada "Salón del Reino" en 1943. El
esfuerzo se coronó finalmente con la institución de la "Escuela de Ministerio del Reino" en el ámbito
de las sucursales, con el fin de capacitar a los responsables de las escuelas inferiores.
En 1945, bajo su presidencia, se prohibieron oficialmente las transfusiones de sangre como uno de los
más graves pecados. De igual manera prohibieron comer morcillas o alimentos elaborados con sangre.
Poco después comenzaron a anunciar la batalla de Harmagedón, la que esperaban se librara en 1975,
fecha que fue luego postergada para 1984.
En principio no admiten otra fuente de Revelación que la Escritura, aunque a diferencia de otros grupos
surgidos en el mismo contexto histórico no asumen el principio de 'libre interpretación', que sería
incompatible con la organización teocrática de la Sociedad. La Sociedad se atribuye a sí misma
infalibilidad en la interpretación.
Definen a la Biblia como la "palabra escrita de Jehová Dios para la humanidad" (Razonamiento a partir
de las Escrituras, art. Biblia, p. 61) según su enseñanza Dios "utilizó" 40 secretarios humanos para
ponerla por escrito en un período de 16 siglos, siendo Él mismo quien dirigió activamente su escritura,
es por eso que la consideran inspirada por Dios.
Tienen su propia versión de las Escrituras, denominada "Traducción del Nuevo Mundo de las Santas
Escrituras Hebreas y Griegas" y que corresponde a la traducción lanzada por Knorr a partir de 1950,
que ha sido objeto de numerosas críticas de los especialistas por su traducción amañada, críticas que no
encuentran una respuesta seria dentro de la Sociedad. Algunos ejemplos en ese sentido son las
traducciones de Jn 1,1; Tt 2,13; 2Co 4,4; Mt 28,17; Jn 14,9-11; 1Tm 4,1; Lc 23,43.
También se caracteriza por un vocabulario que le es propio, y a partir del cual cambian la traducción
tradicional de una serie de términos utilizados habitualmente por los cristianos, alterando en algunos
casos el verdadero sentido de las palabras. Algunos ejemplos de este vocabulario particular son:
bienaventurados por "felices", Evangelio por "Buena Nueva", cruz por "madero de tormento", fin del
mundo por "conclusión del sistema de cosas", Espíritu Santo por "fuerza activa de Dios", Antiguo
Testamento por "Escrituras Hebreas", Nuevo Testamento por "Escrituras Griegas Cristianas" iglesia por
"congregación", gracia por "bondad inmerecida", obispo por "superintendente", Apocalipsis por
"Revelación", adorar a Dios por "rendir servicio sagrado"
Otra característica de esta "traducción" (en realidad deberíamos denominarla "versión libre") es el
esfuerzo contra toda lógica que realiza por aferrarse a la transliteración "Jehová" que utiliza para
referirse al Nombre divino. Pero lo más grave en este tema es que esta obsesión los lleva incluso a
insertarlo en el Nuevo Testamento 237 veces, inserción que resistiendo a toda razón y fidelidad al texto
bíblico, justifican diciendo que Jesús y los Apóstoles "usarían" el texto hebreo del Antiguo Testamento.
Esta afirmación no encuentra un solo punto de apoyo en los manuscritos griegos del Nuevo Testamento
y la investigación histórica tiende a contradecirla totalmente.
En este sentido, es muy importante tener siempre presente la ambigüedad con que defienden sus
dichos. Cuando alguien contradice sus afirmaciones, exigen que la contradicción sea a juicio de ellos
"científicamente" probada; mientras que en casos como el del nombre de "Jehová", se justifican
diciendo ligeramente que la "forma 'Jehová'" es de "aceptación general en el español" (Cf. Traducción
del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras -con referencias-, ed.1987, Introducción, p.6); afirmación
que no soporta tan siquiera una rápida revisión de las versiones españolas de las Escrituras, tanto
católicas como protestantes y ortodoxas.
Como si estas inexactitudes no fueran suficientes, ellos mismos aclaran que en su versión "no se han
hecho paráfrasis de las Escrituras. Más bien se ha procurado que la traducción sea lo más literal
posible" aunque reconocen que '"hasta algo aparentemente insignificante como el uso o la omisión de
una coma o de un artículo,... puede alterar a veces el sentido correcto del pasaje original." Esta última
afirmación, que por cierto es muy acertada, se les vuelve particularmente en contra cuando se considera
su modo de traducir algunos pasajes, como por ejemplo Lc 23,43 para la discusión sobre la
supervivencia del alma espiritual, o Jn 1,1 para el tratamiento de la divinidad de Jesús, ambos puntos en
los que los Testigos tienen creencias marcadamente diferentes de las de los cristianos.
B.2. Dios
Sostienen un monoteísmo estricto, pero de corte muy material, lo que los lleva por ejemplo, a.
determinar el lugar preciso en que habita Dios: "la constelación de las Pléyades, es la sede de su trono
eterno" (Rutherford en Reconciliación, p.12 - citado por Hebert en Los Testigos de Jehová, p.164).
Este es según ellos el nombre que el mismo Dios les ha encomendado dar a conocer a los tiempos
modernos. Pero, ¿de dónde sale el término "Jehová"?
La lengua hebrea, es originalmente una lengua consonántica, es decir, que el significado de las palabras
surgía a partir de las combinaciones de las consonantes. En correspondencia con esto, en su desarrollo
escrito el hebreo es originariamente un lenguaje de consonante, es decir, se escribían solamente las
consonantes, y la pronunciación de las palabras se transmitía por tradición. De este modo encontramos
que en hebreo el Nombre de Dios se escribía: "YHWH" (lo que se ha denominado "tetragrama
sagrado").
En la tradición judía más primitiva, llevando al extremo el precepto de no usar en vano el Nombre de
Dios, cuando leían el texto bíblico evitaban pronunciarlo, y lo reemplazaban por el vocablo "Señor",
que en hebreo se dice "Aedonai".
Cuando en el desarrollo del hebreo se comenzaron a escribir las vocales (que se representaban como
puntos por debajo de las consonantes), y como un modo de evitar pronunciar el Nombre de Dios,
cuando en los textos bíblicos aparecía el tetragrama, se le colocaban las vocales de Aedonai para que el
lector recordara evitar pronunciar el Nombre sagrado.
Estos detalles del idioma hebreo, eran desconocidos en el Renacimiento cuando comenzaron a
traducirse los textos sagrados a las distintas lenguas, por lo que los traductores de los siglos XV en
adelante se encontraban con lo que parecía la palabra hebrea "Yaehowah", que tradujeron por "Jehová".
Así aparece en muchas traducciones que optaron por utilizar el Nombre de Dios, en lugar de conservar
el tradicional "Señor", hasta principios de este siglo.
Recién durante el siglo XX, con el desarrollo de la moderna lingüística y el estudio de las lenguas
bíblicas, se pudo saber que la verdadera vocalización del tetragrama era "Yahvéh", como de hecho
aparece hoy en la mayoría de las traducciones que utilizan el Nombre de Dios.
Cuando los Testigos de Jehová comenzaron su predicación, a fines del siglo pasado, ciertamente el
vocablo "Jehová" aparecía en las traducciones al inglés de uso más frecuente. Y cuando el Juez
Rutherford, "revela" que el nombre de los miembros de la Sociedad ha de ser "Testigos de Jehová",
todavía no sabía que estaba proponiendo como revelado por Dios un error filológico. Pero hoy este ha
podido ser claramente dilucidado.
Lo más llamativo, es que los testigos de Jehová hoy se confiesan conocedores del error filológico
implícito detrás del vocablo, pero dedican largos y eruditos párrafos en los que mezclan la erudición
con la polémica y el fundamentalismo para justificar su persistencia en el uso del mismo (Al respecto
se puede revisar: Rutherford, Sea Dios Veraz, c. II; ¿Quién es Jehová? p. 20; La Verdad que lleva a
Vida Eterna, c. 3; ¿Quién es Dios?, p. 17; Razonamiento a partir de las Escrituras art. Jehová, p.198;
folleto El Nombre Divino que dura para siempre, New York, 1984; toda bibliografía propia de la
Sociedad).
En este punto hay una pregunta que nunca encuentra respuesta. Si se admite que el término "Jehová" ha
surgido como consecuencia de la ignorancia y el error de los primitivos traductores, ¿cómo podemos
pretender que la Voluntad de Dios sea que se dé a conocer este nombre?, Y lo que es peor… que quien
no acepte este nombre (este error podríamos decir) se condene.
B.4. La Trinidad
En sus escritos, consideran también otros textos, tales como Jn 10,30; 1Tm 3,16; Jn 1,1. Es de notar
que al tratar el tema no hacen referencia al mandato de bautizar de Mt 28,19, siendo que este texto,
junto con el del Bautismo de Jesús, es uno de los más utilizados en las reflexiones de los cristianos.
Pero también olvidan considerar que Russell comenzó su predicación con la versión antigua de la
Biblia protestante, la cual incurre en el error que era común a las ediciones de su época, y que la
Sociedad la empleó hasta la aparición de la versión Nuevo Mundo en 1950.
En conclusión: no sólo niegan que en la Escritura aparezca la Trinidad, sino que paralelamente niegan
la Divinidad del Hijo y del Espíritu Santo, que el Espíritu Santo sea personal, que tanto el Hijo como el
Paráclito sean coeternos con el Padre, y por lo tanto, tanto el uno como el otro son inferiores a Dios.
Así mismo niegan toda base escriturística a cualquiera de estas afirmaciones (Cf. Razonamiento a partir
de las Escrituras, art. 'Trinidad', p.398ss.), desconociendo toda la tradición cristiana al respecto. En los
escritos de los últimos años, han atenuado el desprecio por la apelación cristiana al "misterio" de la
Trinidad.
B.5. Cristo
Pero donde se muestra quizás más claramente su distancia respecto de todas las confesiones cristianas
es en su pertinaz negación de la Divinidad de Jesucristo.
Los Testigos de Jehová lo consideran sólo una criatura privilegiada; en realidad, afirman que es el
arcángel Miguel transcorporalizado (Cf. Razonamiento a partir de las Escrituras art. 'Jesucristo',
apartado '¿Son Jesucristo y Miguel el arcángel la misma persona?', p. 215). En esta particular visión de
la Persona de Jesús de Nazaret, afirman que era una persona espiritual, poderosa aunque no
todopoderosa, era desde antes que todas las otras criaturas, fue la primera creación de Jehová, luego de
su creación Dios lo usó como su Socio, que trabajó con Él al crear todo el resto de la creación (Cf. Sea
Dios Veraz, c. III '¿Qué dicen ustedes respecto al Mesías?', pp. 31-32), pero como es evidente, para los
Testigos de Jehová Jesús no es Dios.
En general, no aceptan los milagros como una prueba del obrar Divino de Jesús, argumentando que
también los profetas podían obrar milagros semejantes, no que existe una diferencia esencial entre el
obrar de los profetas y el de Jesús de Nazaret. Por otro lado, no abundan sus comentarios sobre Mc 2,5-
12; como tampoco hacen referencia al interrogatorio en casa de Caifás narrado en Mt 26, 63-66,
traducido ambiguamente en su versión "Nuevo Mundo".
De este modo, descartan a priori y sin considerar, los argumentos que han sido de mayor peso en toda
la tradición del Cristianismo, para sostener la divinidad de Jesús.
Los Testigos de Jehová afirman que Jesús es el "primogénito", aceptando de esta manera la
terminología empleada en Col 1,16; Hb 1,6; el primer engendrado, pero no en cuanto a la naturaleza,
sino como criatura: "fue el primer hijo que Jehová Dios dio a luz... él fue la primera de las creaciones
de Jehová Dios" (Sea Dios Veraz, p. 31).
Por supuesto que paralelamente niegan la Maternidad Divina de María, considerando blasfemia el
llamar a María "Madre de Dios" (Sea Dios Veraz, c. III, p. 34), título que afirman que fue tomado por el
clero católico de la Babilonia pagana.
Estas afirmaciones han encontrado alguna formulación más moderada en sus últimas publicaciones
Pero de cualquier modo, María es para ellos sólo la mujer escogida por Dios y altamente favorecida
para dar a luz a Jesús. Extrañamente sostienen que ella concibió virginalmente a Jesús, lo cual entre los
católicos es ya considerado una prueba de la Divinidad de Cristo, pero, siguiendo la tradición
protestante, afirman que luego tuvo otros hijos.
María -siempre dentro de la fe jehovista- no fue concebida sin pecado original, ni tampoco asumpta al
cielo.
Como era de suponer, afirman que no es lícito apelar a María como intercesora, ni tampoco que fuera
objeto de especial honor entre los primeros cristianos (de un modo que evidencia su poca preocupación
por conocer la verdad histórica).
En realidad el culto especial a María tiene -a juicio de los Testigos de Jehová- un origen pagano; estaría
emparentado con las devociones a las diosas madres (Para estos últimos puntos, referirse a:
Razonamiento a partir de las Escrituras, art. 'María', pp. 227ss).
A partir de Russell, la Sociedad ha afirmado que Jesús nació hacia el 1 de octubre del año 2 A.d.C. (Cf.
Studies in the Scriptures, II, 55, 60-61; Sea Dios Veraz, c. III, p. 35), fecha que carece de todo
fundamento histórico, científico y bíblico.
Según los Testigos, el Hijo, no se encarnó, sino que su vida fue "transferida de su puesto glorioso con
Dios su Padre, al germen de un hombre" (Cf. Sea Dios Veraz, c. III, p. 35). Como si esta colección de
originalidades no alcanzara, también van a sostener que Jesús no era el Mesías en el momento de su
concepción, sino que "lo llegó a ser" en el momento de su bautismo en el Jordán: "Allí en el Jordán, por
medio de espíritu santo, Jesús fue ungido por Dios para ser el predicho gran sumo sacerdote, el rey del
reino de Dios, y para predicar..." (La Verdad que lleva a Vida Eterna, c.6, pp. 48-49). Esto habría
ocurrido - según su cronología- en el otoño del año 29.
Los errores cristológicos de los Testigos son quizás deudores de su errónea concepción de la vida
sobrenatural (¿o viceversa?).
La cuestión comienza ya en el Edén, donde Adán y Eva habrían recibido los dones preternaturales
(ausencia de fatiga, y una vida eterna), pero no la presencia de Dios en ellos (la Gracia), ni la visión
beatífica en el cielo. En la teología jehovista se ignora por completo lo que los cristianos conocemos
como una vocación a una vida propia y verdaderamente sobrenatural.
Apoyados en una interpretación retorcida de algunos textos bíblicos han imaginado la siguiente historia
(Cf. Sea Dios Veraz, c. V, pp. 54 ss. - el vocabulario de la síntesis, procura mantener la fidelidad al
lenguaje original del texto).
Lucifer, gozaba de una posición muy alta en la familia de Dios, era muy hermoso, y tenía un puesto de
mucha importancia: era "superintendente de la humanidad"; su deber era ayudar a los hombres a
cumplir los requisitos de Dios y educarlos en cuanto a una relación adecuada con Él.
Pero este querubín deseó la devoción y adoración de los hombres para sí mismo y se reveló contra la
orden teocrática. El primer pecado fue el suyo, la mentira que dijo a Eva: "vosotros no moriréis". Por
esta mentira Dios lo condenó a muerte pero aplazó la sentencia a fin de permitirle constituir una
posteridad.
La rebeldía de Lucifer está indicada por el nombre nuevo que recibirá: Satanás. El pecado de Adán y
Eva fue el acto material de comer el fruto, siendo la consecuencia de esta caída la pérdida de la vida
eterna sobre esta tierra.
La caída de Adán aumentó la ambición de Satanás, llegando a desafiar a Dios al decirle que no podía
poner hombres sobre la tierra que él no fuese capaz de hacer pecar. "Estas palabras en sí no se
encuentran en la Biblia, pero la evidencia (¿ ?) de que él las pronunció en sustancia es clara e
inequívoca", afirma el juez Rutherford en "Sea Dios veraz", c. V, p. 57. Pero desde Abel, Jehová ha
tenido testigos sobre la tierra, el mayor de todos los cuales ha sido -a juicio de la Sociedad- Cristo
Jesús.
La demonología jehovista se completa con la afirmación de que hasta el diluvio, Satanás y los demás
ángeles podían revestirse de carne humana para apartar a los hombres de Dios, pero entonces este
privilegio les fue retirado. Junto a los hombres que los seguían, los demonios formaron entonces una
organización diabólica visible (los hombres malos) e invisible (los demonios), que corresponde
inversamente a la organización teocrática de la Watchtower. Satanás se habría convertido en rey del
mundo en el 607 A.d.C. con la caída del gobierno teocrático de Jerusalén. Incluso pareciera que Cristo
muerto por sus agentes (Cf. Sea Dios veraz, c. V, p. 59).
Su gobierno se extendió siete tiempos, 2520 años, concluyendo en 1914 cuando sostuvo una guerra con
Cristo en el cielo, como resultado de la cual fue vencido y precipitado sobre la tierra, donde provoca
ahora dificultades increíbles para las que se vale de las religiones, la organización política y toda otra
organización que no sea, por supuesto, la Sociedad. Sostienen que la batalla de Harmagedón destruirá
su organización, y él y sus demonios serán atados por mil años y arrojados al abismo y finalmente será
aniquilado (La síntesis de la demonología ha sido tomada de Hebert, G. Los Testigos de Jehová, pp.
184-185).
A consecuencia de este pecado original, todos los hombres nacen pecadores, imperfectos y condenados
a muerte. La redención es el rescate del hombre de esta condenación:
"La cosa que se compra con el precio rescatador se identifica en la declaración de Jehová Dios dirigida
al Adán perfecto concerniente a lo que se perdería mediante el pecado y la desobediencia: 'De seguro
morirás' (Gn 2,17). Lo que se perdió fue la vida humana perfecta, con todos los derechos y esperanzas
terrenales."(Sea Dios veraz, c. X, p. 113).
El Verbo (es decir Jesús) vino a "redimirnos" como hombre perfecto, semejante a lo que era Adán antes
de la caída, por lo que él podría haber vivido eternamente sobre la tierra pero quiso pagar el rescate por
la humanidad entregando su vida humana perfecta; esta "vida humana perfecta que Jesús cedió al morir
es la cosa de valor que lleva a cabo la compra de aquello que Adán perdió para toda su prole debido a
su desobediencia... ". Ese sacrificio, "fue presentado en el cielo como una ofrenda redentora por el
pecado, por el resucitado y glorificado Cristo, porque él fue resucitado como criatura espiritual e
inmortal, ya no siendo él un hijo humano de Dios" (Sea Dios veraz, c. X ).
Pero que nadie se engañe, esta redención no es universal, no alcanza a todos los hombres. Adán por
ejemplo, no está incluido. "Porque fue un pecador voluntarioso, fue sentenciado a la muerte, y murió
merecidamente". Según la Sociedad, existen 3 clases de pecados (La clasificación de los pecados es de
Hebert, G., Los Testigos de Jehová, p. 186):
* El pecado original, heredado y que puede ser borrado (original originado). * El pecado original, que
lleva a una destrucción irrevocable. Este es el pecado de Adán (original originante), razón por la cual
"Adán no está incluido entre los rescatados". En este pecado incurren todos los que desobedecen la ley
de Dios consciente, deliberadamente, y de manera habitual. A estos pecados no se aplica el sacrificio de
Jesús. * El pecado que no lleva a la muerte. Son pecados de debilidad, que se lamentan después de
haber sido cometidos. Dios olvida estas faltas merced al arrepentimiento y la firme decisión del
pecador de seguir la ley.
El pecado, no es la transgresión a los mandamientos del decálogo, estos fueron abolidos por Jesús: "...
muchos se asombran cuando se les informa que la Ley fue abolida y terminada por Jehová, y que ya no
está bajo ella ninguna criatura sobre la tierra, ni siquiera los judíos" (Sea Dios veraz, c. XVI, p. 180).
Para ellos el pecado es no alcanzar el grado de justicia que Jehová ha establecido "el poder del nuevo
pacto no proviene de los Diez Mandamientos abolidos, sino que es el espíritu de Dios, el cual
transforma a los cristianos en una semejanza que refleja a Dios" (Sea Dios veraz, p. 189).
Para salvarse, es necesario a los hombres informarse en lo "concerniente a la misericordia de Dios por
medio de Cristo Jesús y luego que tengan fe en la provisión que Él ha hecho... y luego demostrar esa
convicción dedicándose a Dios e informando a otros lo concerniente al rescate"; es decir, es necesaria
la predicación de la doctrina de los Testigos de Jehová.
Sintetizando, para que la redención tenga efecto nosotros es necesario que nos esforcemos por vencer
las tendencias pecaminosas y participar celosamente en las obras de predicación (Razonamiento a partir
de las Escrituras, art. 'Rescate', pp. 325-326).
Ahora bien, este "rescate" como lo denominan, da a los hombres el derecho a una vida perfecta, sin fin,
en una tierra igualmente perfecta; solo los 144.000 elegidos abandonarán sus cuerpos para convertirse
en criaturas espirituales, siendo llamados a la gloria celestial para constituir el cuerpo de Cristo (Cf. Sea
Dios veraz, c. XXIII, pp. 268 ss.).
En esta soteriología difícilmente puede ser calificada como cristiana, ya que en ella no hay ni filiación
adoptiva, ni inhabitación de Dios en nosotros. Es decir, no hay lo que los católicos denominamos
"gracia santificante" que hace al hombre justo a los ojos de Dios, así como hijo adoptivo y heredero del
cielo, siendo elevados a una vida superior a la que nos corresponde por naturaleza. Además, los
cristianos afirmamos que todos los hombres están llamados a esta doble felicidad natural y
sobrenatural.
Los Testigos, bajo la apariencia de un lenguaje supuestamente erudito y científico, sostienen que Jesús
murió colgado de un "madero" clavado de pies y manos; no crucificado con los brazos extendidos.
Para sostener tal afirmación intentan apoyarse en el sentido de los términos griegos y latino xylón,
staurós y crux. Esto lo hacen ignorando la plenitud de sentido de estos términos, las referencias de
historiadores sobre las diferentes formas de cruces, y las representaciones de los primitivos cristianos
en las catacumbas. Animados por su necesidad de diferenciarse, orientan la fuerza de su argumentación
a afirmar que la cruz es un símbolo pagano adoptado por cristianos provenientes del paganismo.
Este punto de doctrina de los Testigos en realidad es de aparición bastante reciente; es introducido por
el libro "Riquezas", publicado por Rutherford en 1936; mientras que las referencias de distintos
autores, en las publicaciones anteriores de la Sociedad, se hacía uso de cruces tradicionales.
Mucho más grave es la doctrina jehovista acerca de la Resurrección. Hablando de Jesús dicen:"...su
vida humana perfecta, junto con todos sus derechos y esperanzas, fue entregada mediante la muerte,
pero no debido a algún pecado ni en castigo. No la tomó Jesús otra vez después de su resurrección,
porque él fue levantado como criatura espiritual divina." (Sea Dios veraz, c. X, p. 115).
Es decir, según los Testigos de Jehová, Jesús no resucitó verdaderamente, no tenía un verdadero cuerpo
humano de carne como el nuestro. Sostienen que con ocasión de sus apariciones, Jesús materializó
cuerpos como (dicen ellos) los ángeles lo habían hecho en tiempos pasados.
Aunque les cueste admitirlo, estas afirmaciones destruyen toda la fe cristiana que, como afirma san
Pablo en la 1 carta a los Corintios cap. 15 v.17, se asienta sobre la realidad de la resurrección.
Esta síntesis, ha sido tomada textualmente del folleto "Los Testigos de Jehová en el Siglo Veinte"
(Watchtower Bible and Tract Society, Brooklyn, 1979), distribuido con ocasión de los congresos
masivos organizados por la Sociedad, en la década del ochenta en Argentina.
Los Testigos de Jehová son hoy muy conocidos por algunas particularidades de su doctrina, tales como
su negación a las transfusiones de sangre, o su afirmación de que Jesús no murió en una cruz. Pero lo
que muchas veces no sabemos es que no siempre la Sociedad a sostenido estas afirmaciones, sino que,
por el contrario, la mayoría de ellas se trata de "novedades" que contradicen sus prácticas anteriores.
Un ejemplo claro de esto es la celebración de la Navidad; mientras Russell la celebraba como todo
buen cristiano, hoy la desprecian como un rito de origen pagano.
Para tener alguna noticia de esto, trataremos de ver correlativamente las "novedades" que ha
introducido cada presidente.
C.1. Russell
Afirmaba que la segunda venida de Cristo se produciría en octubre de 1874 de modo invisible,
inaugurando un período de cuarenta años denominado período de recolección, durante el cual el Señor
acabaría de reunir su rebaño; el heraldo de esta reunión debía ser el mismo Russell.
Este período de tiempo es también, según el fundador de los Testigos, el fin del "tiempo de los gentiles"
que se había inaugurado con Nabucodonosor (en el 606 A. de C.) y que sería esencialmente el tiempo
de dominación de los malos.
Russell creía que durante el período de recolección se prepararía la destrucción de estos poderes,
destrucción que debiera haber acabado de modo espectacular y definitivo con la gran batalla de
Harmagedón, que, según sus previsiones, sucedería a más tardar en 1914, dando lugar al comienzo del
milenio, tiempo durante el cual los herederos del Reino reinarían con Cristo en el cielo, y se
establecería una tierra nueva.
1- los santos consagrados, los únicos que conocerían la alegría celeste; que han realizado un
compromiso con Dios que les obliga a ser como "sacrificios vivos":
- el pequeño rebaño, los célebres 144.000, que serían los fieles al compromiso hecho con Dios, ellos
deberían recibir el trono y la naturaleza divina, y formar el cuerpo de Cristo.
- la gran multitud, todos aquellos que, por no haber sido enteramente fieles, serían primeramente
castigados; se convertirían en seres espirituales, pero sin el trono ni la naturaleza divina.
2- los hermanos, que creen en Cristo pero no han aceptado la llamada de Russell. Deberán hacer una
elección en el tiempo de recuperación, pudiendo entonces obtener una vida humana perfecta. Esta
recuperación se haría gradualmente durante el milenio. A la cabeza de esta humanidad se encontrarían
los justos del Antiguo Testamento, resucitados como hombres perfectos. 3- los lobos disfrazados de
ovejas; los que no creen en Cristo redentor (al modo que lo entienden los Testigos); a ellos les
aguardaría una segunda muerte, la destrucción completa.
El Harmagedón anunciado por Russell, no se debe identificar con la Primera Guerra Mundial. En un
artículo del 1 de noviembre de 1914 decía que el 20 de septiembre, probablemente había marcado el fin
del tiempo de los gentiles, pero que el completo vuelco de las naciones se haría gradualmente, quizás
en el espacio de un año. En la reedición de 1916 de "Studies in the Scriptures" (aparecidos
originalmente entre 1886 y 1904), debió corregir sus consideraciones sobre la significación de los
acontecimientos de 1914, diciendo que a partir de esa fecha el Reino de Dios comenzaría a adquirir
autoridad y sería en poco tiempo firmemente establecido (nótese cómo se ha perdido la noción de
inmediatez).
C.2. Rutherford
El célebre 'Juez' mantuvo la afirmación que realizara su predecesor, de una presencia invisible de Cristo
en el mundo desde 1874, basado en su observación de que a partir de esa fecha se multiplican las
invenciones (esto a costa de amañar las fechas, como hizo con respecto al origen de los sindicatos). En
cuanto al "período de la recolección" comenzará por atrasarlo: 1878-1918, el corrimiento de cuatro
años se debe a un período de preparación que corresponde a la vida pública de Jesús (¿?). En 1924
afirmaba que la recolección comenzó en 1874, pero que en realidad el período de recolección duraba
50 años. No pasó mucho tiempo hasta que afirmó que la recolección recién había comenzado en 1918.
Consecuentemente, 1914 dejó de ser considerada por Rutherford como la fecha de Harmagedón para
ser, el comienzo del fin del mundo (¡!), que debería haber culminado con el derrumbamiento de los
poderes, tres años y medio después, en la Pascua de 1918, previa glorificación del pequeño rebaño.
Tantos desaciertos explican porqué, a partir de 1918 dejó de hacer referencia a fechas concretas,
contentándose con decir que el orden social y político se acabarán "en algunos años" (expresión que
mantienen aún hoy); a los años 1914 y 1918 les adjudicó entonces acontecimientos sensacionales pero
invisibles, lo más importante: en 1914 Cristo habría subido sobre su trono en el cielo y habría
desencadenado la guerra contra Satán, el cuál habría sido expulsado; el reino de Dios quedaba entonces
inaugurado en el cielo, Harmagedón no tardaría en llegar.
Pero no fue solo esto, Rutherford también lanzó su propia profecía. En 1920, en el folleto "millones de
personas actualmente con vida no morirán jamás" anunció que en 1925 los antiguos patriarcas:
Abraham, Isaac, Jacob y otros justos resucitarían para gozar de la vida perfecta del mundo nuevo;
porque esa es la fecha del comienzo del gran jubileo judío.
Sostuvo este nuevo anuncio durante algunos años, hasta que en 1929 tomó posesión personal de la casa
y el terreno que había preparado para ellos en San Diego, California: Beth-Sarim (Casa de los
Príncipes). Inmediatamente después de la muerte del "Juez", la casa fue vendida.
Bastó este último intento para que Rutherford abandonara definitivamente el anuncio de fechas, a partir
de entonces se contentó con sólo insistir en la inminencia de la crisis final y del restablecimiento
universal.
Desde sus comienzos, los adherentes del grupo recibieron diversas denominaciones: estudiantes de la
Biblia, russellistas, o simplemente cristianos. El 26 de julio de 1931, en el Congreso de Columbus,
Ohio, Rutherford presentó e hizo aprobar una resolución de cinco páginas según la cual en adelante se
les conocería por el nombre de "Testigos de Jehová", nombre que -así sostenía él- le habría sido
comunicado por Dios en el otoño de 1922, y que apoyó en Is 43,10-12; 62,2; Ap 12,17.
D. Contradicciones
El siguiente es un elenco sintético de algunas de las muchas contradicciones que podemos encontrar en
la doctrina jehovista:
D.1. Rutherford:
* La religión fue inventada por el diablo... pero apela a la libertad religiosa para propagar sus ideas y
libros. * Ataca la infalibilidad del Papa... pero reclama para él mismo autoridad e infalibilidad totales. *
Proclama que los Testigos de Jehová no son servidores de ninguna organización terrestre... pero somete
a sus miembros al rígido contralor de la Sociedad, que en definitiva es una organización comercial. *
Condena a las "religiones organizadas" pero él mismo emplea los métodos que reprocha.
D.2. Generales:
* En un comienzo consideraban que la religión es un invento del diablo... pero hoy se consideran a sí
mismos como la "única religión verdadera". * Afirman que los gobiernos humanos son obra de Satanás,
por eso no pueden colaborar bajo ningún concepto con ellos... pero elogian a los tribunales judiciales
de esos gobiernos cuando aprueban sus prácticas religiosas, pagan impuestos, hacen uso de sus
servicios sociales, etc.. * Consideran que las religiones existentes son todas malas por ser
organizaciones mundanas... mientras que la Sociedad se han convertido en una gran organización
empresaria. * Rechazan todo tipo de estudios teológicos... pero una de sus instancias de formación son
las "escuelas de Galaad", versión jehovista de un instituto de estudios teológicos.
E. Las Fechas
En este fin de milenio, cuando se tejen mil fantasías en torno a fechas y cambios, las fechas merecen
una consideración particular ya que entre los Testigos de Jehová tienen una relevancia propia.
Son amantes no sólo de profetizar fechas, sino también de las cronologías, y organizar la historia en
períodos de años de acuerdo a su interpretación de distintas profecías. Esto es un distintivo de su
origen, no olvidemos que en un principio Russell comenzó afirmando que podía establecer la fecha de
la segunda venida de Cristo a través de un estudio científico de la Escritura.
Según enseñaba Russell, aconteció de modo invisible en octubre de 1874 (Cf. Testigos de Jehová en el
Propósito Divino, p. 23; 'Profecía' p. 72). Actualmente afirman que Cristo volvió en octubre de 1914
(Cf. La Verdad que Lleva a Vida Eterna, p.93).
Russell predicó que el período o tiempo del fin había comenzado en 1874 (Cf. Zion's Watchtower, a.1,
n.1, p.3, 1 de julio de 1879), y que el restablecimiento completo del Reino de Dios se realizaría para el
fin de 1914 (Cf. Los Testigos de Jehová en el Designio Divino, p. 57). Hoy enseñan, que las señales del
fin han comenzado a cumplirse a partir de 1914 (Cf. La Verdad que lleva a Vida Eterna, c.11, p. 94).
E.3. Harmagedón
Russell profetizó que esta batalla tendría lugar en 1915 (Cf. Estudios de las Escrituras, 2ª serie, p. 101).
Hoy, los Testigos afirman esperar su realización. Knorr sostuvo en 1952 que "está ahora a la
puerta"( Cf. Sea Dios Veraz, c. XVII, p.200); a fines de la década del '40 anunciaban que tendría lugar
en 1975, diciendo que según su cronología correspondía con el fin del sexto día de la creación, luego
dieron otra fecha: 1984; en sus últimas publicaciones sólo la describen y no es posible encontrar
referencias a fechas concretas(Cf. Razonamiento a partir de las Escrituras, art. 'Armagedón'. Las fechas
de 1975 y 1984 fueron obtenidas de Elizaga, Julio, Las sectas nos invaden).
E.4. 1918
Según se anunciaba en "The finished mistery", publicado en 1917; en ese año Dios destruiría las
grandes iglesias, y a sus miembros por millones; la cristiandad como sistema caería en el olvido para
ser sucedida por repúblicas revolucionarias. La cristiandad sería destruida en un "breve pero
memorable período". Por ahora ese "breve período" supera los 80 años.
E.5. El papado
Su fin fue profetizado para una fecha próxima a la terminación del Día de la Ira, que se supone debiera
haber tenido lugar en 1914 (Cf. Estudios de las Escrituras, 2ª serie p.356).
E.6. El milenio
Según el ya citado "Estudio de la Escritura", p. 187, el milenio habría comenzado en 1874. Hace
cuarenta años, afirmaban que comenzaría después del Harmagedón, "una guerra que todas las señales
indican principiará dentro de nuestra generación"( Cf. Sea Dios Veraz, p. 177). Pero una década
después comenzaron a decir, y hasta hoy enseñan, que todavía está por comenzar, después que venga el
día final (Cf. Atalaya, 1967, p.235/25).
Russell, en la 3ª serie de su "Estudio...", p. 305, afirma que la resurrección de la iglesia debía acontecer
en 1878, tres años y medio después de la segunda venida de Cristo. Tiempo después, en 1952 la
Sociedad afirmaba: "...Durmieron en el sepulcro hasta la resurrección primera, que aconteció a la
venida de Cristo Jesús al templo de Jehová en 1918"( Cf. Sea Dios Veraz, p. 128). ¡Y nadie se enteró!
En "Millones que hoy viven no morirán jamás", p.88-89 / 90-97 el Juez Rutherford afirmaba que
Abraham, Isaac, Jacob y los fieles profetas resucitarían en 1925. Posteriormente alteraron levemente la
profecía para decir que esta es una "promesa razonable", y que resucitarían antes de Harmagedón (Cf.
Los Testigos de Jehová en el Propósito Divino, p.254), o en un tiempo comparativamente corto( Cf.
Gobierno, p. 276)... ¿o no tan corto?
Si este análisis de las fechas le pareció complicado, mucho más difícil le puede resultar si Ud. Intenta
tomar las publicaciones de la Watchtower y tener una referencia relativamente coherente de las fechas
de la cronología jehovista hoy.
El Reino de Dios: habría sido establecido en 1914. Esto intentan probarlo por:
En esta cronología bíblica ocupa un lugar destacado la profecía de Dn 4,1-17. según los Testigos, la
profecía tiene un "cumplimiento mayor": el tiempo en que Jehová daría la gobernación sobre la
humanidad a su Hijo. Lc 21,24 recoge las palabras de Jesús según las que Jerusalén sería pisoteada por
las naciones hasta que se cumpliera su tiempo; según la profecía de Daniel esto sería por 'siete tiempos'.
En el tiempo profético (así lo han establecido los Testigos de Jehová y nadie sabe porqué), un día se
cuenta como un año, lo que significaría entonces 2520 años. Se considera a Sedequías (Sedecías),
"último rey del típico Reino de Dios", que fue quitado del trono de Jerusalén. El último vestigio de
soberanía judía habría sido según ellos el gobernador Gedalías, que habría desaparecido hacia
principios de octubre del 607 A. de C., 70 años antes del 537 A. de C., año en que los judíos volvieron
de la cautividad en Babilonia. 2520 años a partir de aquella fecha, nos colocan a principio de octubre de
1914.
Los últimos días: después de que Cristo fuera según ellos entronizado en el cielo, Satanás y sus ángeles
fueron arrojados a la Tierra. Por eso a partir de ese momento se realizaría un proceso de separación, que
es lo que se estaría llevando a cabo actualmente desde 1914.
La grande tribulación: tendrá entonces lugar en el tiempo de esta generación, antes de que "hayan
pasado del escenario de esta existencia" los últimos miembros de la generación que estaba viva en
1914.
Respecto a estos temas, la revista Atalaya en su entrega del 15 de mayo de 1990 aseveró: Harmagedón,
se refiere a "una situación de alcance mundial, aunque en parte su significado se deriva de Meguidó y
lo que tuvo lugar en aquella zona", sin llegar a dar ninguna referencia concreta respecto al lugar. Esta
batalla tendría lugar "cuando se desarrolle cierta situación que ha de afectar a los testigos de Jehová por
toda la Tierra", pero se precisa más aún la fecha diciendo: "La generación actual no pasará antes de que
ocurra Harmagedón!".
Lo paradójico es que ellos mismos reconocen que esta es una afirmación que "muchas veces se ha
probado a partir de la Biblia en esta revista", lo cual es cierto, esto ocurre, en el ámbito de la
bibliografía jehovista al menos a partir de 1946 con la publicación en inglés de "Sea Dios Veraz".
Durante algún tiempo, los Testigos de Jehová llamaron la atención de la opinión pública merced a
algunos aspectos poco habituales de su práctica religiosa. En los tiempos del servicio militar
obligatorio era habitual encontrarse en el calabozo de las guarniciones militares con jóvenes que
preferían permanecer presos antes que saludar y jurar la bandera, que se negaban a portar armas…
porque eran testigos de Jehová.
Tampoco es extraño que en las noticias locales, o que en las salas de espera de los hospitales o en el
estudio de algún abogado podamos encontrar casos de padres que se han negado a autorizar una
transfusión de sangre a su hijo por motivos religiosos.
El hombre primitivo reconocía dos elementos primordiales en los cuales suponía que se asentaba ese
don divino misterioso que es la vida: el aliento y la sangre.
Dado que la vida es un de la Divinidad, el hombre primitivo daba a ambos elementos también un
origen divino. Esto explica el precepto del libro del Levítico, cap. 7, vv. 10-11: "Si un hombre
cualquiera de la casa de Israel, o de los forasteros que residen en medio de ellos, come cualquier clase
de sangre, yo volveré mi rostro contra el que coma sangre y los exterminaré de en medio de su pueblo.
Porque la vida de la carne está en la sangre, y yo os la doy para hacer expiación en el altar por vuestras
vidas..."
Este es el motivo y el precepto que están en el origen de la costumbre hebrea de no consumir alimentos
que en su elaboración contengan sangre, o de carne que no haya sido debidamente desangrada. En este
mismo sentido lo han interpretado también diversos grupos cristianos que tienden a retomar costumbres
y usanzas propias del judaísmo.
Pero a esta interpretación religiosa de la sangre, los testigos de Jehová le han dado una nueva
dimensión: la prohibición de recibir transfusiones de sangre.
Afirmando que una transfusión es lo mismo que comer sangre, que las terapias alternativas para el uso
de sangre en transfusiones no sólo son semejantes sino incluso mejores que la misma sangre, llevan a
sus fieles a rechazar para sí y para sus parientes este tipo de tratamientos.
Es obvio que, aún cuando por motivos religiosos se quiera retomar la antigua costumbre de no comer la
sangre como un acto de reconocimiento de que la vida es un don de Dios que sólo a Dios corresponde
tomar
El rechazo de la cruz
Si hay un símbolo que represente universalmente a las confesiones cristianas, ese es el signo de la cruz.
Todas, aún aquellas que se niegan a utilizarla como ornamentación, afirman que Jesús de Nazaret murió
atormentado en una cruz formada por dos maderos unidos transversalmente.
Más allá de discusiones, todas las iglesias cristianas identifican la predicación de la cruz con la del
Evangelio, negarlo, sería rechazar las palabras de san Pablo en la primera carta a los Corintios, cap. 2,
v. 3: "...no quise saber entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado." Y ninguna de ellas afirmará
que adora a la cruz, sino que la sostiene como el símbolo de nuestra redención.
Pero en este punto la Sociedad tenía que distinguirse. A pesar de que luchan denodadamente para ser
admitidos como cristianos (ya hemos aclarado que no lo son pues no creen que Jesús sea verdadero
Dios), ni siquiera admiten el símbolo universal de los cristianos.
Rechazan la cruz afirmando que es un símbolo pagano, y negando toda evidencia histórica sostienen
que Jesús no murió en una cruz formada por dos piezas cruzadas transversalmente, sino en un madero,
con las manos juntas sobre la cabeza. Como en el caso de la Navidad, se entretienen largamente en
"demostrar" que la introducción de la cruz es un engaño hecho con ocasión de la incorporación de los
paganos al cristianismo en el siglo IV, que induce a los fieles a adorar ocultamente a aquellos dioses
que los profetas execraban en el Antiguo Testamento.
Mucho se podría escribir sobre este tema, libros incluso, pero todo lo que pueda decirse como respuesta
lo ha sintetizado maravillosamente san Pablo en la carta a los Gálatas, cap. 6, v. 14: "¡Dios me libre de
gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo...!" ¿O van a decirme también que san Pablo
era pagano?
Un punto que siempre ha sido muy delicado para los cristianos es el que se refiere a la guerra, el amor a
la Patria y el derecho a la legítima defensa.
La doctrina común cristiana sobre este respecto reconoce su fundamento no sólo en las grandezas y
enseñanzas de David, el rey guerrero, sino también en los libros de los Macabeos y el Nuevo
Testamento. Desde siempre los cristianos hemos encontrado en el cuarto Mandamiento -honrar padre y
madre- el fundamento de la exigencia del amor y servicio a la Patria, no como reñida al amor a Dios,
sino como una expresión del mismo.
Pero los testigos de Jehová no han podido verlo así. Ya desde los primeros tiempos debieron afrontar
dificultades por su rechazo a los símbolos patrios y a brindar servicio a la Patria. Ellos consideran el
respeto a la bandera, los juramentos de fidelidad a la patria y el uso de cualquier símbolo como actos de
idolatría.
Parten para ello de los textos del Antiguo Testamento que condenan como idolatría los gestos referidos
a gobernantes y naciones extranjeras. Pero en su fundamentalismo olvidan que en aquellos tiempos, los
gobernantes paganos eran considerados dioses, y recibían como tales culto de adoración... hoy sabemos
que nuestros gobernantes son simples mortales, y aún cuando exhiban un poder despótico, nunca serán
divinos, y en consecuencia no son objeto de verdadera adoración; en consecuencia, en tiempos de los
profetas los estandartes paganos eran también elevados a la categoría de ídolos, muy lejos de nuestras
banderas, himnos y escarapelas, que son simples expresiones sensibles de nuestra nacionalidad.
Olvidan también que lejos de condenar, los profetas elogiaban, y los libros sapienciales cantan la
alabanza de quienes se armaron legítimamente en legítima defensa del pueblo.
Pero sea que quizás la Sociedad reserve esta alabanza, no para quien legítimamente defienda su Patria,
sino para quien defienda a la Sociedad, que como Rutherford proclamó, procura ser una teocracia, es
decir, un verdadero estado dentro del estado.