Davidji Los Secretos de La Meditacion
Davidji Los Secretos de La Meditacion
Davidji Los Secretos de La Meditacion
Dedicación
Este libro está dedicado a mi querido amigo, amado hermano y maestro
incesante, David Simon, un ser
increíble que ha tocado mi vida y mi corazón en más formas de lo que uno
puede imaginar. Él fluye a
través de mí en cada aliento que tomo. Está en mi corazón con la
meditación de cada día, cada atardecer
en el que me sumerjo, cada hierba que recojo y cada momento que
presencio. Entre la incontable
cantidad de lecciones de vida que ha compartido conmigo, está aquella en
la que me enseñó que en cada
momento y en cada interacción que sostenemos con las personas, animales
y nuestra amada Madre
Tierra, tenemos la opción de dejar atrás los residuos tóxicos (conocido en
sánscrito como ama) y nutrir
el néctar vital (conocido como ojas). Esta es una lección que aún sigo
aprendiendo a diario, y me ha
ayudado a evolucionar mi inteligencia emocional y despertar mi fuego
digestivo emocional para que yo
pueda ir más allá de mis condiciones limitantes, escoja opciones más
revitalizadoras y comparta más
desinteresadamente con el mundo.
Siempre he confiado en su corazón, y eso me ha enseñado a confiar en el
mío.
Cuando el cielo está oscuro y salen las estrellas, me remonto a la inocencia
y dulce vibración
atmosférica de nuestras caminatas matutinas y largos paseos nocturnos.
Pienso cuán profundamente
compartimos en los cientos de conversaciones silenciosas mientras
recorríamos el mundo desde Dublín
a Vancouver, Miami a Alaska, Londres a Whistler, Oxford a Los Ángeles,
y los sitios intermedios – con
el universo como nuestro testigo, compartimos nuestros corazones, sueños
y verdaderas esencias. Las
estrellas cuentan la historia cada noche. . . y lo harán para siempre.
David me introdujo a las interpretaciones de Daniel Ladinsky del gran
poeta sufi Hafiz. El poema
“Existe un juego maravilloso” habla tan dulcemente de nuestra conexión
eterna. Por favor, recíbanlo
con la más profunda reverencia.
Existe un juego que deberíamos jugar
Y el juego es así:
Sostenemos nuestras manos y nos miramos a los ojos
Y observamos el rostro del otro.
Luego yo digo,
“Ahora dime las diferencias que ves entre nosotros.”
Y tú podrías responder,
“¡Hafiz, tu nariz es diez veces más grande que la mía!”
Entonces yo diría,
“¡Si, mi estimado, casi diez veces más!”
Pero sigamos jugando.
Vayamos más a lo profundo,
Más profundo.
Porque si lo hacemos,
Nuestros espíritus se abrazarán
E intercalarán.
Nuestra unión será tan gloriosa
Que ni siquiera Dios
Será capaz de distinguirnos.
Existe un juego maravilloso
Que debemos jugar con todo el mundo
Y se juega así . . .
A ti, mi eterno maestro Sufi, que rías y ames con Hafiz cada día.
Tabla De Contenido
Dedicación
Tabla De Contenido
Prólogo
Prefacio
PARTE I
EL DESPERTAR HACIA NUEVAS POSIBILIDADES
Cómo usar este libro
Un comentario sobre el idioma
En Busca Del Gurú
El viaje desde la biorretroalimentación a la atención consciente
El sonambulismo en la vida
El despertar a la quietud
Una luz al final del túnel
Nosotros somos aquel que buscamos
Cómo acceder a lo divino dentro de tí
Aprovechamiento del silencio
Compartiendo los regalos de la meditación
¿Qué Es La Meditación Y Por Qué Debe Importarme?
Tu historia
Explora tus expectativas
Cómo empezar
Los Beneficios De La Meditación
La evolución de nuestros cerebros
Cómo la meditación cambia nuestra fisiología
La reacción de Lucha-o-Huida
El estrés: Cómo respondemos a las necesidades no cubiertas
La carga emocional y la respuesta del Ego
La respuesta sosegada y consciente
La liberación del dolor emocional guardado
Los beneficios espirituales de la meditación
El descubrimiento de nuestro verdadero Ser
PARTE II
Los Múltiples Caminos Hacia La Unicidad
Los Secretos De La Meditación Cuerpo-Mente
El cuerpo nunca miente
La exploración de la técnica de Heartmath
La evolución continua de la biorretroalimentación
Los Secretos De La Meditación Visual
La meditación Drishti
La meditación de Sri Yantra.
Los Secretos De La Meditación Con Sonido
La meditación guiada
Cuando usar las meditaciones Guiadas
El sonido de los tazones
El poder sanador del sonido
La ciencia de las ondas sonoras
Las ondas cerebrales y su conexión con los estados de consciencia
La adaptabilidad del cerebro
La tecnología de las ondas-sonoras
Los Secretos De La Meditación Energética
¿Qué son los chakras?
Los colores y vibraciones de los chakras
La meditación Sutra
Los Secretos De La Meditación Sensorial
Los secretos de la meditación aromática
Los secretos de las meditaciones gustativas
Las meditaciones corporales
El yoga del sexo
La meditación tántrica
¿Cómo se relaciona el yoga con la meditación?
Los Secretos De La Meditación Budista
¿De qué se trata?
Los Bhavanas
Los Secretos De La Meditación Mántrica
¿Qué es un mantra?
El himno del universo
Meditar en el Om
Los mantras con significado
El uso de los mantras según su cualidad vibratoria
El poder del mantra
La meditación del sonido primordial
Cómo meditar con tu sonido primordial
¿Por qué la meditación del sonido primordial es única?
Los mantras en la religión
El mantra universal
Los mitos de los mantras
Los Secretos De La Meditación Cantada
Japa
El Bhajan, Kirtan y Namavali
PARTE III
Cómo Seguir Avanzando Por El Camino
Las Experiencias En La Meditación
Los pensamientos durante la meditación
Los sonidos durante la meditación
Las sensaciones durante la meditación
¿Cómo sé si la meditación está funcionando?
Las experiencias comunes de los principiantes
Los Cinco Mitos De La Meditación
Cómo Cultivar Una Práctica De Meditación Diaria
Excusa #1: No tengo suficiente tiempo
Excusa #2: No siento los resultados
La excepción que confirma la regla
Preguntas para el alma
¿Cuándo debo meditar?
El poder del ritual
El ritual espontáneo: LPM
¿Dónde debo meditar?
Preguntas Frecuentes
¿Cuál es la diferencia entre la oración y la meditación?
¿Cómo puedo saber si estoy listo para embarcarme en un viaje
espiritual o asistir
a un taller de meditación?
¿Cuál debería ser mi objetivo durante la meditación?
¿En dónde encuentro un maestro?
¿Qué mantra debo usar para empezar?
¿Debo tratar de sincronizar el mantra con mi respiración?
¿Puedo escuchar música relajante o de yoga durante la
meditación?
¡Me salí del camino y dejé de meditar! ¡Socorro!
Epílogo
Mis Intenciones
Mis experiencias dentro y fuera de la meditación
Lecturas Recomendadas
Agradecimiento
Prólogo
Sin duda alguna habrás escuchado la expresión “El silencio vale oro”. Sin
embargo en esta Era
Moderna, atesorar la experiencia de una mente aquietada no ha resonado
tanto en la conciencia de
nuestro mundo. Como practicante de meditación de muchas décadas y
médico dedicado a la sanación y
transformación, he aprendido que el valor de la meditación como
herramienta para aquietar la mente es
inestimable.
El mensaje que la mayoría de nosotros ha recibido desde muy temprana
edad es que una mente activa es
una mente valiosa. Claramente necesitamos las destrezas de una mente
despierta y creativa para
funcionar, crear, lograr, realizar y disfrutar de la vida. Al mismo tiempo, el
valor de una mente tranquila
es enorme, aunque menos reconocido o apreciado en general. Cuando los
pensamientos y ruidoso
parloteo de la mente se aquietan, tenemos acceso a niveles más profundos
de conciencia. Y cuando
podemos combinar estas dos destrezas — la mente activa que nos permite
explorar el mundo de la
forma y los fenómenos, más la mente tranquila que trae claridad y
equilibrio a nuestra conciencia —
estamos en mejor posición para determinar cómo dirigir nuestras energías y
tomar las decisiones más
evolutivas que nos servirán a nosotros mismos, la humanidad y el planeta.
En este hermoso libro, Davidji — un dulce yogui y maestro dedicado —
explora varias técnicas para
ayudarnos a llevar nuestra mente del caos a la quietud. A lo largo de la
práctica, despertarás a niveles
más profundos de quietud en tu cuerpo- mente y desarrollarás sin esfuerzo
una práctica regular. Tomarse
el tiempo a diario para adentrarse en uno mismo y tener acceso al campo de
la conciencia pura, nos
lleva de la actividad al silencio, de la individualidad a la universalidad, y de
lo personal a lo universal.
La meditación es como un baño para la mente; permite que nuestra mente
esté clara y se refresque, y
que veamos una misma experiencia desde un punto de vista ligeramente
diferente. Este cambio extiende
nuestra capacidad de ser felices, alcanzar el bienestar, amor y creatividad.
La información amorosamente contenida en estos capítulos te ayudará a
encontrar su camino hacia la
expansión. Te animo a explorar y probar las prácticas que más resuenen
contigo. Entonces, se cumplirá
con el propósito de la meditación, que es transformer el sentido de ti mismo
de restringido a expandido.
Conforme se despierten tu cuerpo, corazón, mente y alma, te beneficiarás tú
y todos los que están en tu
vida.
— David Simon, M.D.
Co-fundador del Centro Chopra para el Bienestar
(Chopra Center for Wellbeing)
NOTA ESPECIAL PARA MIS AMIGOS LATINOAMERICANOS:
Queridos lectores,
Me siento honrado y al mismo tiempo humilde de que hayas escogido leer
Los Secretos de la
Meditación. Siento una profunda conexión con los latinos. Mi manuscrito
original en inglés fue escrito
desde mi corazón de una manera conversacional. He escogido traducir este
libro al español utilizando el
mismo tono conversacional - usando TÚ en lugar de USTED, para
dirigirme a ustedes. Esto no es señal
de irrespeto - en cambio es para remover cualquier tipo de formalidad o
barrera entre tu corazón y el
mío. Refiriéndome a tí como TÚ - es una señal de respeto porque al tutearte
es como le hablo a un buen
amigo. Disfruta de las enseñanzas de este libro y ten la seguridad de que
estamos conectados para
siempre.
Con gratitud.-
davidji
Prefacio
Mi esperanza es que mediten. Mi creencia es que cambiaremos el mundo a
través de la meditación. Mi
entendimiento es que conectarse a la quietud y silencio dentro de nosotros,
nos permitirá vivir la vida
con una conciencia expandida, mayor plenitud y compasión más profunda
cada día. Mi experiencia es
que el tiempo que pasas en quietud y silencio puede abrir tu corazón a la
verdadera profundidad de su
esencia universal. Acceder de manera regular a esta profundidad de
conciencia pura e ilimitada, me ha
ayudado a ver y sentir el mundo con una apertura cada vez más expansiva,
profunda empatía, mayor
claridad y una conexión elevada a la fuente. En estos momentos de mi vida,
pienso que es algo positivo.
Aham brahmasmi es una expresión en sánscrito que signifi “Yo soy el
universo.” Cuando podamos
sentir auténticamente que no estamos en el mundo o somos parte de él, sino
que el mundo entero está
dentro de nosotros, lentamente empezaremos a integrar esta forma de
pensar a nuestras palabras,
pensamientos y acciones. Una vez que se sientan verdaderamente así (y la
meditación diaria despertará
esta comprensión), aprovecharán el suministro ilimitado de lo que el
universo tiene que ofrecerles – una
fuente de abundancia natural, un despliegue de plenitud profunda, y un
mundo dulce, más amoroso que
transitarán con mayor gracia y facilidad.
No hay diferencia de cuando estás en un estado de sueño, cada experiencia
que tienes cuando estás en
vigilia es derivada, creada, influenciada y motivada por ti mismo. Esto no
quiere decir que lo que ocurre
afuera de ti no sucede; más bien, la forma en que respondes a lo inesperado
o incierto, aquello que haces
con la información nueva y viejos rituales, es lo que se convierte en la
estructura de tu vida. Y todos
respondemos a todo: un beso en nuestros labios, el viento sobre nuestras
mejillas, un diagnóstico, un
texto, una tos, un comentario, un suspiro, un deseo, un recuerdo, una
caricia, el timbre de un
teléfono, la bocina de un auto, un guiño de ojo, un pensamiento fugaz, unos
pasos a la distancia, el sol
sobre nuestro cuello, el tono de un correo electrónico, el color de cabello de
alguien, e incluso la lectura
de esta frase. Sin embargo, no existe tal cosa como una fuerza externa que
nos pueda hacer sentir cierta
emoción o nos haga responder de cierta forma.
Nuestros estados de ánimo, sentimientos y emociones son interpretaciones
multidimensionales basadas
en nuestro condicionamiento. Probablemente, la mayoría ya está impresa en
nuestro subconsciente
antes de llegar a nuestra adolescencia. El resto se implantó a lo largo de las
últimas décadas conforme
asimilábamos la vida y reforzábamos esas primeras interpretaciones,
tejiéndolas en el lienzo de nuestro
ser. Nuestra respuesta a cada momento es una mezcla de ese
condicionamiento, nuestro ADN, las
circunstancias actuales y el estado mental en ese instante.
Meditar a diario me ha enseñado que todos somos los maestros de cada
momento. E incorporar
fácilmente esta práctica en cada fi de mi ser, me ha dado herramientas y
técnicas para vivir la vida
con menos estrés y ansiedad, mayor claridad y enfoque, amplia compasión
y empatía, amor más
profundo y alegría más frecuente, y un punto de vista que es más receptivo
a otras perspectivas, que me
ofrece mayores posibilidades. Creo que cualquiera que esté dispuesto a
acoger la meditación puede
acceder a estas herramientas por igual. Siéntete libre de considerar este
libro como tu equipo de
herramientas de meditación.
Gracias por tomarte el tiempo de leer este libro que provino de mi corazón.
Te animo a tratar de meditar
y empezar tu práctica de meditación usando la guía contenida en estas
páginas. Espero que me permitas
ayudarte a encontrar lo que buscas. Lo consideraría un privilegio.
PARTE I
EL DESPERTAR HACIA
NUEVAS POSIBILIDADES
Aunque practico un tipo de meditación particular, honro todas las escuelas
de meditación. El suave
vaivén desde fuera de nosotros hacia dentro y nuevamente hacia fuera es
uno de los procesos más
magníficos que puede experimentar un ser humano. Tu consciencia se
ampliará, conforme tus
pensamientos, respiración y fisiología disminuyan y progresivamente se
aquieten convirtiéndose en
expresiones más sutiles — al inicio durante la meditación y luego en tu vida
fuera de la meditación —
lo cual despertará un mundo de infinitas posibilidades a cada momento.
No soy monje ni evangelista de ninguna religión en particular. Vivo en el
mundo real, y mi
entrenamiento de meditación se dio en circunstancias reales del mundo.
Escribí este libro para compartir
mi viaje a la totalidad (wholeness), que he hallado a través de la
meditación. La totalidad está disponible
para cualquiera que desee aprovechar la quietud y el silencio que yace
dentro de nosotros. Me pongo a
su disposición y ofrezco estas enseñanzas a principiantes y maestros por
igual. Me siento honrado al
pensar que más de 1 millón de buscadores en el mundo se me han unido en
este viaje de profunda
reconexión. Te invito a unirte y celebrar con quienes han encontrado un
propósito superior, claridad,
compasión, plenitud, sanación, flexibilidad, amor, dharma, creatividad, paz,
abundancia, unicidad,
transformación y alegría a través de la práctica diaria de sentarse en quietud
y silencio... y con aquellos
que están dando su primer paso ahora.
Cómo usar este libro
Este libro está diseñado como un manual de meditación. Sugiero leerlo una
vez de corrido, participando
en todos los ejercicios y meditaciones guiadas. Cuando hayas terminado,
tendrás una comprensión más
profunda de la meditación, habrás experimentado muchos tipos diferentes
de meditaciones, ido más allá
de cualquier descripción que uno pueda compartir, y sentido los benefi
enriquecedores de una práctica
diaria, conforme tu vida se desarrolla con alegría y una facilidad calmante
que quizás te haya eludido. Si
te encuentras atraído por una forma particular de meditación, te animo a
explorarla más; investigar en la
red, tomar una clase, leer más y ver hacia dónde te conduce. Si estás
interesado en tener un guía
personal de la Meditación de Sonido Primordial (Primordial Sound
Meditation), ponte en contacto
conmigo o cualquiera de los 1.500 instructores certificados por el Centro
Chopra que hay alrededor del
mundo y encuentra uno con quien resuenes. Se puede encontrar mayor
información de cómo hallar un
maestro en la sección de recursos de meditación en mi sitio en la red,
davidji.com. Desafía aquello que
has oído sobre las experiencias y explóralas tú mismo. Continúa confiando
en tu corazón.
Al toparte con información que tenga sentido para ti, no dudes en tomar
notas, resaltarla y señalar las
páginas que te brindan la orientación o información con la que te conectas.
Y, por supuesto, no dudes en
compartir el amor con cualquiera que esté listo para comenzar una práctica.
Un comentario sobre el idioma
Muchas de estas enseñanzas fueron articuladas primero en sánscrito, la
lengua antigua de la India, y en
Pali, el idioma antiguo del budismo. He incluido los idiomas originales, así
como las traducciones y
transcripciones al inglés. Te invito a no torturarte con su pronunciación o
gramática. Existe todo un
vocabulario pertinente a la meditación, y el objetivo para ti es meditar y no
ser una enciclopedia de
meditación ambulante. Con el tiempo, estas palabras se convertirán en parte
de tu lenguaje cotidiano, y
entretanto, estas páginas pueden ser un recurso útil para aprender a hablar
en conciencia como un
segundo idioma.
CAPTIULO UNO
En Busca
Del Gurú
“Lo que hace a la vida fascinante es
la constante creatividad del alma.”
—DeepakChopra
¿Cómo se deletrea gurú?
JEEE . . . You . . . Are . . . You . . . ( ¡El gurú eres tú!)
Empecé a meditar hace 31 años, mientras asistía a la universidad al norte de
Nueva York. Yo era
joven, influenciable y un lector curioso, que se había tropezado con cinco
libros que cambiaron su vida:
(1)Bardo Thodol (conocido en inglés como The Tibetan Book of the Dead
o El libro tibetano de los
muertos y también como El libro tibetano de la vida y la muerte en
español); (2) el antiguo texto védico
llamado el Bhagavad Gita; (3) Las enseñanzas de Don Juan (The Teachings
of Don Juan), por el
narrador místico Carlos Castaneda; (4) el clásico sobre la consciencia Aquí
todavía (Be Here Now), por
Ram Dass; y (5) El camino del Zen (The Way of Zen), por el brillante
filósofo británico Alan Watts.
Este grupo de libros, con conocimientos que datan más de 3.500 años atrás,
y otros tan actuales como
este siglo, abrió mis ojos a nuevas respuestas a algunas de mis preguntas
básicas en la vida: ¿Quién soy
yo?, ¿por qué estoy aquí?, ¿es esto real?, ¿qué es la realidad?, ¿por qué
estamos aquí?, ¿qué significa
todo eso?, ¿hay algo más?
Leer estos libros también me llevó a mi primera experiencia de meditación,
una sesión de meditación
Zen semanal ofrecida como crédito adicional a los estudiantes matriculados
en un curso experimental de
filosofía oriental que estaba tomando. Nosotros 12 nos sentábamos en
círculo, y nuestro maestro Zen
caminaba alrededor nuestro en sentido horario. Nos había instruido que
cuando nos diéramos cuenta de
que un pensamiento entraba a nuestra mente, debíamos alzar la mano. En su
mano, el maestro Zen
llevaba un palo de bambú de 18 pulgadas de largo conocido como keisaku.
Al ver una de nuestras
manos alzarse, nuestro maestro asentía suavemente, silenciosamente se
acercaba a quién había
levantado la mano y golpeaba su espalda con su keisaku. No sé si eso
detenía el pensamiento, pero
ciertamente creaba uno nuevo.
Hallé varios momentos cósmicos y una profunda quietud en esas sesiones,
pero también tuve un montón
de pensamientos.
¡Ay! Sólo duré en esa escuela de meditación dos semanas. Me hallé no
levantando la mano para evitar el
golpe del keisaku . . . y cuando uno se halla mintiéndole a su maestro Zen,
es el momento de salirse y
seguir adelante. Como dijo Alan Watts en una ocasión, “Cuando recibas el
mensaje, cuelga el teléfono.”
Yo había recibido el mensaje. Pero no estaba muy seguro de qué hacer con
él. ¿Y ahora qué? Me
pregunté.
A lo largo de los siguientes 30 años, exploré muchas otras formas de
meditación, resonando
ocasionalmente con una modalidad en particular lo suficiente como para
practicarla cómodamente
durante largos períodos. Pero con la misma facilidad que entraba a practicar
la meditación, me alejaba
de ella, porque el trabajo, hogar, relaciones, y las vueltas de la vida me
llevaban en diferente dirección,
poniéndome de rodillas en última instancia.
El viaje desde la biorretroalimentación a la atención
consciente
Después del Zen, acogí a la biorretroalimentación un par de años. La
biorretroalimentación es una
práctica en la que uno se enfoca en desacelerar la respiración y controlar el
ritmo cardíaco. Me volví tan
bueno en eso, que por primera vez en mi vida, experimenté una profunda
sensación de relajación en la
vida. Pero mi pulso llegó a ser tan bajo que continuamente me desmayaba
en los ascensores cada vez
que subía más allá de los 10 pisos.
Luego me cambié a una serie de técnicas que me llevaron desde escuchar
ondas de sonido, a la danza
del kundalini, contemplar velas, sanación energética, oración
contemplativa, seguimiento de mi
respiración, tantra exótico y finalmente a meditar con un mantra. La palabra
mantra proviene de dos
palabras sánscritas: man, que significa “mente,” y tra, que quiere decir
“vehículo o instrumento.” Por
eso, un mantra es nuestro vehículo de la mente. . . nuestro instrumento de la
mente. Es una herramienta
para transportar la mente desde un estado de actividad a uno de calma,
hasta llegar a la quietud y
silencio.
Entonces vino el periodo donde acogí a la meditación del momento
presente, más conocida como
mindfulness – la meditación del Buda. ¡Supuse que si era lo
suficientemente buena para el Buda, sería
lo suficientemente buena para mí! En la meditación mindfulness, dirigimos
continuamente nuestra
atención a todas las experiencias del momento presente — pensamientos,
sonidos, sensaciones físicas,
nuestra respiración . . . lo que se presente .
. . donde quiera que vaya nuestra atención en ese momento. Continuamos
regresando al momento
presente — no el pasado, no el futuro, sino al presente — donde en
definitiva nos convertimos en un
testigo silencioso, dándonos cuenta de nosotros mismos a cada momento.
Es similar a la práctica de la
meditación para tomar conciencia de la respiración y es uno de los tipos de
meditación más practicados
debido a que millones de budistas la practican a diario. Incluso, la palabra
mindful se ha puesto algo de
moda en el occidente en la última década, porque sirve como un eufemismo
para que el bienestar eluda
los conceptos errados de culto y los estigmas que tiene la meditación
tradicional.
Prácticamente cada clase de yoga termina con alguna forma de meditación
mindfulness, recostados
sobre nuestras espaldas en savasana (o postura del muerto), para cerrar la
clase, rindiéndose totalmente
al momento, relajando nuestro cuerpo y dejando ir nuestra mente en
gratitud, conforme todos los
beneficios de la práctica quedan integrados en cada fibra de nuestro ser.
Durante muchos años, la práctica mindfulness fue mi forma principal de
meditación. Pero justo cuando
se estaba convirtiendo en moda, dejé de meditar.
El sonambulismo en la vida
Trabajé durante muchos años en el mundo de las finanzas y negocios, en
medio de la vorágine
corporativa de la ciudad de Nueva York. Incluso, trabajé en uno de los
pisos superiores de la Torre 2, en
lo que hoy en día se conoce como la Zona Cero. Pero un día me di cuenta –
conforme mi vida se salía
de balance físico y emocional – que había dejado de meditar. Había
sustituido mi ritual de meditación
de las 5 a.m. con un viaje temprano en tren a las entrañas del World Trade
Center, y había reemplazado
mi meditación nocturna con un whisky doble. Y así . . . ¡puf! . . . mi
práctica había desaparecido.
También se había marchado el equilibrio y profunda plenitud que había
sentido durante mis días de
meditación. Vivía para trabajar, para llenar esa parte vacía en mí que había
olvidado. Había transcurrido
una década desde que había podido dormir toda la noche de corrido. En su
lugar, me despertaba a
menudo a las 2 a.m. con un doloroso nudo en el estómago, que estaba
presente todo el día. Me acostaba
con él cada noche. Almorzaba en mi escritorio mientras enviaba un mensaje
de texto en mi
“crackberry”, chateaba en mi celular, escribía correos electrónicos y
devoraba un sándwich . . . todo en
cinco minutos. Y me di cuenta que había estado haciendo esto durante 15
años.
Me llegaban pensamientos abrumadores incesantemente a la cabeza
conforme trataba de hacer
malabares con tantos pedazos de mi vida y sólo hallaba insatisfacción por
doquier. Ansiaba tener paz
mental. Ansiaba tener un trabajo con un propósito. Ansiaba la profundidad
de los sentimientos que
había conocido tan bien cuando era joven. Estaba a años luz de aquel
momento. Mis relaciones
personales y laborales eran tensas y tirantes. Me despertaba, me agotaba
durante el día, hacía mi
“trabajo”, llegaba a casa, cenaba, leía un libro o veía la televisión, y me
desplomaba en la cama. Mi vida
personal y profesional había sido tomada por mi carrera. Y mi carrera había
sido tomada por una
existencia autómata a manera de zombi. Me sentía vacío, alejado de
cualquier principio orientador, en
profundo dolor, sin propósito, y sin luces sobre lo que la vida se me había
convertido y hacia dónde se
dirigía. Empecé a cuestionar mis logros y si estos agregaban valor a mi vida
o no.
Y así, un día en SoHo, mientras transitaba por donde vivían indigentes en
cartones, uno de ellos
extendió su mano canosa y velluda, agarró la pierna de mi pantalón y me
preguntó: “¿Qué va a decir tu
epitafio?”. Me detuve en seco (mientras mi mirada se enfocaba en los ojos
azules y cristalinos del
indigente), reflexioné sobre mi vida a la vez que su tierna mano se
deslizaba por mi tobillo hasta caer en
mi zapato. Cara a cara, alma a alma, conectados en un momento cósmico y
transcendente, me quedé sin
aliento. Estaba frente al rostro de Dios. ¡Santo Dios! Mis ojos se llenaron de
lágrimas. Nos quedamos
mirando un momento que pareció una eternidad y balbuceé “No lo sé.” Mi
mente era un estallido de
pensamientos, recuerdos y deseos. Mi mirada atravesó al hombre y todo a
su alrededor hasta perderse
en la nada . . . Después de eso, caminé sin rumbo por horas, sus palabras
mordaces reverberaban en
cada célula de mi cuerpo. ¿Qué iba a decir mi epitafio?, ¿cuál era mi
propósito en la vida? Me sentía
como un prisionero condenado eternamente a la muerte, atrapado en un
doloroso purgatorio, con una
existencia sin razón de ser.
Mi mente se desbordaba con imágenes llenas de humo por el colapso de la
Torre Dos, pocas cuadras al
sur del edificio céntrico de oficinas, donde mi personal y yo estábamos
parados en el techo observando
con horror ese fatídico día. Tantos que conocimos y amamos, y tantos más
que nunca conoceremos.
Para mí, las consecuencias sicológicas del 9/11 estaban entre el vacío, un
profundo sentido de luto
emocional y un llamado de alerta primordial – la necesidad profunda de
vivir una vida guiada por un
propósito. Pero estaba a leguas de distancia de saber cuál era ese propósito
o de hacerlo realidad en mi
trayectoria actual.
Esa noche, mientras compartía cómo había sido mi día con mi esposa
durante la cena, ella me dio un
trozo de papel. Se había dado cuenta de mi dolor diario y había buscado
unas cuantas opciones para
ponerlas a mi consideración. Una de ellas era Seducción del Espíritu, un
retiro de meditación en
Inglaterra con Deepak Chopra. Me alentó a seguir mi corazón. Un colega
del trabajo me recomendó
“salta y aparecerá la red”. Uno de mis maestros me sugirió, “Abandona tu
trabajo hoy mismo. El
universo proveerá.” Seguí mi corazón y salté. Una semana más tarde,
aprendí mi mantra de meditación;
un mes después, mi trabajo se evaporó en el éter; y dos meses más tarde,
me dirigía a Oxford a conocer
a Deepak Chopra y aprender más sobre el concepto del dharma
– mi propósito en la vida. Fue allí donde aprendí que la palabra gurú es un
término sánscrito para “aquel
que remueve la oscuridad,” esencialmente alguien que enseña la
iluminación. Pero en realidad, nadie
puede hacerlo “ver” a uno. Ellos pueden ayudarte a abrirse y despertar
aquello que ya descansa dentro
de tí, dándote esencialmente permiso para acceder a esos aspectos que
anteriormente no te habías
permitido despertar. Tal vez, desconocías que estaban ahí. Tal vez sí lo
sabías pero no te sentías seguro
de cómo tener acceder a estos. Pero una vez que se despierta a la quietud y
silencio que descansa debajo
de las capas de actividad de la vida cotidiana, sabrás que está ahí,
disponibles para siempre. Tal como
un mar picado, turbulento y tormentoso se rinde a la tranquilidad de un
estanque quieto y sereno, la
mente activa se desacelera progresivamente a niveles más sutiles de quietud
durante la meditación.
Cada día, al terminar tu meditación tú podrás “escuchar” a la vida con
mayor apreciación y
comprensión, y vivirla con mayor gracia y facilidad.
El despertar a la quietud
Al inicio del 2002, salí de la ciudad de Nueva York – a la que a menudo me
refiero como “el centro del
universo” – para pasar una semana con el consejero espiritual Deepak
Chopra meditando en la tierra de
Harry Potter. El mes anterior, un maestro de meditación hindú que vivía en
Londres había atravesado el
Atlántico durante el fin de semana para enseñarnos a mí y a otros seis
estudiantes más una traducción
moderna de una antigua práctica conocida como Meditación del Sonido
Primordial (Primordial Sound
Meditation). Durante tres días intensivos, me enseñaron las bases de esta
herramienta atemporal y me
guiaron para entender mi cuerpo físico, mi cuerpo sutil (psicológico), y mi
cuerpo causal (o espiritual).
Luego recibí el mantra del sonido primordial basado en el momento de mi
nacimiento y me enseñaron
cómo aplicar de manera práctica una experiencia de meditación a mi vida
diaria que me prepararía para
el retiro venidero.
Cuando llegué a Oxford para el retiro de la meditación Seducción del
Espíritu, me sumergí
profundamente en la quietud y silencio junto a otros 75 buscadores de todo
el mundo, en busca de
claridad, verdad, conciencia y amor. La mayoría de los asistentes eran de
Inglaterra, Irlanda, Escocia y
Gales, pero unos 30 de ellos provenían de otras ciudades europeas como:
Ginebra, Rotterdam,
Copenhague, Múnich, Barcelona, Estambul, París, Milán, Helsinki, Praga,
Bruselas y Estocolmo . . .
¡todos hablaban el lenguaje universal de la conciencia!
Pasábamos en profunda, profunda meditación desde el amanecer hasta el
ocaso, y luego después de la
cena. En tan sólo unos pocos días, mi corazón se abrió más que nunca, dejé
ir cada preconcepción que
hubiera tenido antes de la meditación. Me rendí ante el proceso que Deepak
Chopra había establecido
para mí. Sentí todo su poder. Era como si mi corazón estuviese hecho de un
suave lino blanco y hubiese
sido sumergido en tinta negra de la India . . . tan espesa y pesada . . . tan
negra . . . tan oscura y tan
dolorosa. Y cada día del retiro, era como si drapeara ese corazón de lino
blanco bajo un arroyo, lavando,
limpiando y depurando esa oscuridad . . . aligerando la carga . . . con un
poco menos de dolor y un poco
más de claridad. Conforme desprendía las capas de condicionamientos de
mi vida, surgían nuevos
pensamientos, amplios aspectos de mi auto-despertar, y por primera vez me
conecté con mi alma. Lloré.
Reí. Entendí lo colectivo. Me puse en contacto, cara a cara, con mi ser
incondicional y experimenté la
unicidad infinita del universo. Volví a enamorarme – de mí mismo, de
todos, de la vida.
Al llegar al cuarto día, la oscuridad había desaparecido. Meditábamos más
de cinco horas al día, y cada
momento se sentía surrealista. Me sentí renacer. Volvía a conectarme con
mi corazón, el cual se había
cerrado durante tantos años. Desperté al perdón que había estado por
mucho tiempo oculto y
enmendé algunas de las heridas más profundas de mi pasado que hace
tiempo debía haber reparado –
cosas que lamentaba y no lamentaba, relaciones que no habían sido
atendidas o eran dolorosas, maneras
de pensar y vivir que no habían servido a otros, caminos recorridos que se
habían convertido en
madrigueras, y relaciones con personas de buen corazón a quienes había
hecho daño en el camino.
Comencé a explorar mi relación más importante – la que tengo con mi
verdadero ser – la quietud y
silencio que descansa dentro de mi alma . . . el núcleo de mi ser . . . mi
esencia . . . mi pura conciencia
ilimitada. Encontré la entrega. Acogí el desapego. Toqué una parte de mi
ser que había estado por
mucho tiempo adormecida y me di cuenta cuán fácil era tener acceso al
poder de mi fuente a través de la
meditación.
Pero aún tenía tantas preguntas y continuaba creyendo que las respuestas
estaban afuera, así que en el
último día del retiro me dirigí a India en busca del gurú. Las primeras
impresiones vívidas de mi
aterrizaje de medianoche en Delhi resuenan todavía conmigo. Las puertas
de la cabina se abrieron,
revelando un cielo sin luna y nublado. Mientras descendía por las escaleras
hacia la pista, tomé mi
primera respiración profunda de la India. Se sentía dulce... rancio...
húmedo... fragante... nuevo...
fresco... antiguo... familiar... y estimulante.
En el taxi rumbo al hotel, fueron apareciendo las afueras de la India
conforme nos acercábamos a la
ciudad. Rápidamente, me compenetré con el país, absorto en la magia de
los mil millones de lienzos de
la India. Continuaba con la rutina diaria que había aprendido en el retiro de
Oxford. Meditaba y oraba
todos los días. Practicaba yoga cada mañana. Hacía rituales de gratitud y
caridad. Me bañaba en el río
Ganges en Varanasi, mientras los cuerpos cremados ardientes pasaban
delante de mí. Viajé al este a
Bhodgaya y me senté debajo del árbol Bodhi, donde Buda obtuvo la
iluminación por primera vez.
Conocí a un lector de hojas naadi en Swamimalai, que me leyó los detalles
de mis vidas pasadas,
presente y futuras, garabateados en el lenguaje perdurable del Antiguo
Tamil en una hoja de palma
preservada, e incluso me reveló el momento exacto de mi muerte en esta
vida.
En la ciudad de Jaipur, experimenté el shaktiput, una forma de despertar
energético que me dejó
maravillado, atónito durante semanas y continúa intercalándose en mí con
regularidad después de tantos
años. Visité al gurú espiritual Sathya Sai Baba en su morada de la paz
suprema – el Ashram Pransanthi
Nilayam – donde me salpicó cenizas sagradas llamadas vibuthi, que se
manifestaron de la nada.
Luego me dirigí al ashram del Parque Koregaon en Pune, fundado por el
magníficamente irreverente y
provocador swami Osho, entonces conocido como Bhagwan Shree
Rajeneesh. Osho había partido de
este plano terrenal varios años antes, pero fue en Pune donde me topé con
su frase, “La verdad está
dentro de ti, no la busques en ninguna otra parte.” Pero eso realmente no
tenía sentido para mí en aquel
momento, y continué buscando en otras partes.
Viajé al norte de Dharamsala en el Himalaya para escuchar al Dalai Lama
hablar sobre la benevolencia,
pero estaba en profunda meditación. (Pasarían siete años más hasta que
pudiera tener el privilegio
de conocer a Su Santidad y ser capaz de apreciar verdaderamente su
elocuencia divina, compasión
profunda, y energía llena de amor.)
Una luz al final del túnel
Continuando con la búsqueda de un gurú, recorrí miles de millas hacia al
sur, hasta llegar al ombligo de
la India al templo Meenakshi Sundareswarar, en la ciudad de Madurai de
2.500 años de antigüedad.
Dentro de los vastos muros de esa antigua estructura hexagonal del tamaño
de un pequeño pueblo y
permeado de estatuas, altares, salas de oración, miles de deidades pintadas
en multicolores, un salón con
mil pilares, estanque sagrado, estaba apretujado por una multitud ferviente
y descalza de más de 20.000
devotos del dios hindú Señor Shiva y su esposa, la diosa de la compasión,
Parvati.
Conforme las olas de devoción bañaban a la multitud, súbitamente me
quedé solo frente al estanque
sagrado. Era como si el enjambre de peregrinos hubiera abandonado la
ciudad durante ese momento.
Poco a poco, salió una figura de las sombras y caminó hacia un rayo de luz
del sol. Su silueta tenía una
corona brillante a su alrededor, irradiaba tan brillantemente que tuve que
proteger mis ojos. Se presentó
como el Sr. Jinghan, un sacerdote brahmán que había viajado 1.500
kilómetros hacia el sur de su aldea
en Punjab al norte, en una peregrinación para conocerme. Es correcto….
¡conocerme a mí! ”Don David,
hemos estado esperándolo por mucho tiempo. ¿Nos sentamos?”
Miré detrás de mí para ver cuántos más de los 20.000 peregrinos habían
hallado su camino hacia el altar
sagrado. Milagrosamente, estábamos solos. En ese vasto pasillo revestido
de piedra que miles de
millones de personas habían visitado, y en el que habían orado y meditado
en los últimos mil años, sólo
nos encontrábamos los dos---. y el sonido de nuestros corazones
palpitantes. Y sin habernos conocido
antes, ¡él afirmó que había viajado hasta ahí para verme! Nos sentamos un
par de minutos mientras él le
cantaba una oración a la Madre Divina para despertar el poder femenino
creativo en nuestros
corazones. En poco tiempo, sus balbuceos habían desaparecido en el éter, y
volví a caer en la brecha. Lo
último que recuerdo fue la sensación de que mi corazón se abría e iba más
profundo de lo que nunca
antes había estado, a la vez que todo se fusionaba. Cuando abrí los ojos,
estaba solo. Mis ojos estaban
llenos de lágrimas que rodaban por mis mejillas, tenía un sentimiento
profundo de bienestar que cundía
a través de mí, y Jinghan había desaparecido.
Miré mi reloj. Habían transcurrido horas, y el sol había descendido casi al
horizonte conforme el final
de la tarde se derretía en la noche. Miles de velas y lámparas a base de
mantequilla de yak que habían
sido invisibles en la luz del día, pronto bañaron el salón, cosquilleando las
paredes en un espectáculo de
luces y sombras danzantes e imágenes titilantes. Miré en el vasto estanque
quieto ante mí, reflejaba los
miles de millones de estrellas en el cielo de la noche que se fundían
perfectamente con las decenas de
miles de diminutas llamas de luz encendidas manualmente y que rodeaban
sus tranquilos bordes. Me di
cuenta de mi propio reflejo parpadeando en el ombligo de la estatua de
plata de Shiva que estaba
delante de mí, a unos dos pies de distancia. Mi imagen ondulante y amorfa
se reflejaba en mí –
encogiéndose, estirándose, distorsionándose y desapareciendo en la
oscuridad como si no tuviese
cuerpo; era una masa vibrante de luz. Mi mirada traspasaba mi imagen y
después ya no la tenía.
Los minutos se hicieron horas; miles de peregrinos caminantes pasaron
delante de mí en la oscuridad, y
poco a poco las sensaciones volvieron a mi cuerpo. Algo me llamó la
atención sobre el piso debajo de
mi rodilla al descruzar las piernas. Al mirar hacia abajo, vi un medallón de
oro magnífico en forma de
cabeza de elefante del dios Ganesh. El rostro de oro, del tal llamado
removedor de obstáculos, estaba
colgado de un cordón de algodón negro. Jinghan debió de haberlo colocado
cerca de mi rodilla mientras
deambulaba por el cosmos. Lo levanté a nivel de mis ojos e incliné la
cabeza a manera de reverencia.
Luego bajé mi cabeza como si me estuvieran ungiendo y deslicé el collar.
Me rodeaba como un halo, y
luego cayó suavemente alrededor de mi cuello, anunciando este momento
de profunda conexión con la
fuente.
Conforme mi consciencia regresaba al momento presente y las sensaciones
físicas retornaban a mi
cuerpo, me di cuenta que todo en el pasillo estaba enmarcado por un halo
radiante. Entonces, me
percaté de todas las personas que estaban en el salón. Cientos de peregrinos
habían entrado al salón, y
cada uno tenía un aura radiante conforme pasaban delante de mí,
apretujándome camino al estanque
sagrado. Apreté el medallón en mi mano, lo presioné fuertemente contra mi
corazón y con risitas
empecé a recordar las palabras de Jinghan: “Don David, hemos estado
esperándolo.” Lentamente me
puse de pie, y en segundos, quedé inmerso en una masa de devotos, física y
espiritualmente, conforme
los veía como un reflejo de mi propia alma . . . todo lo divino . . . todo Dios.
Fue en ese momento que
por primera vez sentí la energía tangible y el poder infinito de lo colectivo,
que ha transformado la
manera en que veo el mundo ahora.
Vibrando por la intensa ondulación de las intenciones devocionales
emanadas en todo el templo, me uní
a la ola de miles de peregrinos que viajaban aún más al sur a las playas
sagradas de Kanyakumari, en el
extremo sur de la India. Ahí oramos a la diosa madre, bajo un cielo lleno de
constelaciones y la luna
nueva; me cubría la oscuridad, mientras yacía en una piscina de mareas
poco profunda, ondulando con
los movimientos sutiles del mar, más cálido e iluminado por las estrellas.
Continué con mi viaje, pasé días buscando un gurú que validara mi
transformación, conversé con rishis
en el camino, viajé de templo en templo, oré en los sanctasanctórums, me
bañé en lagunas sagradas,
practiqué yoga en playas a la luz de la luna, recibí bendiciones de
iluminación diksha, y medité en cada
amanecer y ocaso. Aunque no hallé otra verdad que no fueran las eternas
olas ante mí, viajé al este a lo
largo de la costa hasta llegar a la isla costera de Rameshwaram, donde traté
de avistar al dios mitológico
con forma de mono Hánuman, recrear una historia antigua del Ramayana, y
dar un salto a la isla de Sri
Lanka por un puente de monos. Pero nunca lo vi.
Nosotros somos aquel que buscamos
Durante seis meses, busqué de arriba a abajo a mi gurú. Y una mañana,
mientras estaba recostado en
una hamaca en el bosque tropical de castañas en Kerala, rodeado por la
sinfonía más intensa de cantos
de pájaros silvestres y leyendo una copia desgastada del Bhagavad Gita, leí
el capítulo 2, versículo 48,
lo que pareció ser la primera vez y la millonésima vez de golpe. Me hallé
pronunciando las palabras que
el Señor Krishna comparte con el poderoso guerrero Arjuna: “yogastha
kuru karmani . . . Establecido en
unicidad, ejecute la acción.” Mientras leía, un mensaje profundo y poderoso
fue arrastrado hacia mí,
bajo mis pensamientos y hacia todas mis células a la vez, traspasando la
cortina energética de la vida en
el bosque. Todo el sonido se detuvo; los árboles de castañas se congelaron;
los loros se transformaron en
quietud; mi cuerpo no tenía límites, no había piel para encapsular lo que
sentía; una sensación acelerada
de bienestar surgió en mi cuerpo físico y se extendió a mi mente. Luego
vino algo más hondo, más
profundo que cualquier otro pensamiento o experiencia. En un santiamén,
todo se convirtió en una sola
cosa, e instantáneamente comprendí.
¿Cómo puedo decirlo en pocas palabras? El gurú está dentro de tí.
Así es, el gurú está dentro de uno. Profunda . . . profunda... profundamente
adentro, alojado dentro de
esta envoltura de carne que llamamos cuerpo y atrapado de por vida dentro
de las limitaciones de
nuestro cinco sentidos y de nuestra mente que interpreta todo a cada
momento. Retira esas capas, anda
más adentro, profundamente adentro . . . y en nuestro propio núcleo, nuestra
esencia es pura, vasta, de
consciencia ilimitada e infinita. Había sido una larga acumulación a lo largo
de muchos años y múltiples
vidas de experiencias lo que me trajo a ese momento especial, el momento
¡Ajá! Pero yo había tocado
algo, me había conectado a algo, realmente había algo más allá de mí – más
allá de nosotros – algo tan
extenso que no podía comprender sus límites.
Sin embargo, yo era eso a la vez, y no tenía límites. Era como si hubiese
tenido amnesia y de pronto
hubiera recordado todo de golpe. Yo lo describo como hallar otra forma de
percepción; una que siempre
se tuvo pero de la que nunca se estuvo consciente. Este cambio me llegó de
golpe y aún resuena en este
mismo momento.
PARTE III
Cómo Seguir Avanzando
Por El Camino
A esta altura, usted ya comprende la historia, arte y ciencia de la
meditación; es poderosa, tiene
beneficios clínicamente comprobados y posee las técnicas antiguas y
modernas, más populares. Hemos
meditado juntos y tal vez hemos pasado algo de tiempo en la brecha. He
diseñado esta sección como
una guía práctica de recursos diaria para ayudarte a empezar, compartir
ciertos matices poderosos y
contestar algunas de las preguntas que te harás conforme tu práctica
evolucione. Empecemos
discutiendo lo que se supone debe pasar cuando meditas para desmitificar
los estigmas reservados que
rodean a esta experiencia.
CAPÍTULO DOCE
Las Experiencias En La
Meditación
“¿Tienes paciencia para esperar que el barro se asiente y el agua
quede clara? ¿Puedes permanecer quieto hasta que la acción
correcta surja por sí sola?”
—LAO-TZU
Sólo pueden ocurrir un par de cosas cuando meditas, y todas son
experiencias válidas. Sin importar qué
método uses como objeto de tu atención (mantra, visual, respiración, canto,
chakra...), sólo existen tres
cosas que pueden realmente suceder cuando meditas además del objeto de
tu atención:
Puedes tener pensamientos.
Puedes quedarte dormido. Puedes experimentar la quietud.
Esta quietud conocida como “la brecha,” es una expresión a menudo
atribuida al Maharishi Mahesh
Yogi, el gran sabio y fundador del movimiento de la Meditación
Trascendental, que sin embargo es
utilizada por millones de personas en el mundo para describir la experiencia
de la consciencia pura
durante la meditación. El autor de libros de autodesarrollo y orador
motivacional Dr. Wayne Dyer se ha
referido a la brecha como el lugar donde “unimos fuerzas con nuestra
energía sagrada y recuperamos el
poder de nuestra Fuente (Dios).”
Yo defino a la brecha (gap) como un lugar sin espacio ni tiempo. Sin
espacio significa que uno no puede
saber que se encuentra ahí; sin tiempo significa que uno no puede saber
durante cuánto tiempo. ¡Sin
embargo, todo el mundo trata de llegar ahí!
Nueve meses después del ataque del 9/11 a las Torres Gemelas del World
Trade Center estaba
meditando con Deepak en la ciudad histórica de Oxford, Inglaterra. Era el
día de la semana en que
cortan todo el césped en los predios de la Universidad que se extiende
millas a lo largo de la histórica
ciudad. Esas máquinas podadoras gigantes de 25 pies de ancho que se veían
como depredadores
mecánicos alados de gran tamaño, salidos de una película de ciencia
ficción, zumbaban a lo largo de los
miles de acres de césped que rodeaban las gruesas paredes de piedra de
nuestro salón de época
medieval. El sonido era ensordecedor. Aunque la temperatura era
sofocante, 90 grados, me acerqué a
unos ventanales tipo Harry Potter para bloquear el sonido del enjambre de
podadoras. Al ponerme de
pie, Deepak me preguntó a dónde iba.
Cuando le respondí que trataba de bloquear el ruido para que no me
distrajera durante la meditación, él
sonrió y me dijo “No hay diferencia entre el sonido de esas podadoras, una
hermosa canción de amor o
que yo susurre a tu oído. Todos son simplemente pensamientos y cuando
notes que has dejado el mantra
y dirigido tu atención hacia cualquier pensamiento, sonido o sensación,
suavemente regresa al mantra.”
Y, volví a tomar asiento.
Desde ese instante, sus palabras quedaron grabadas en mí y a menudo
cuando me doy cuenta que en mis
meditaciones estoy haciendo listas mentalmente, recordando una
conversación que sostuve, o
pensando en un desafío que estoy enfrentando
– al percatarme que me he alejado del mantra e ido hacia los pensamientos,
sonidos o sensaciones
físicas – simplemente vuelvo a dirigir mi atención hacia el mantra. Es
importante enfatizar que estas tres
actividades de la mente y el mundo físico – pensamientos, sonidos y
sensaciones físicas – son todas en
realidad versiones de tener pensamientos. Para entender el proceso de ir
más allá de estos, hay que
explorarlos en primer lugar.
Los pensamientos durante la meditación
Como mencioné anteriormente, tenemos entre 60.000 a 80.000
pensamientos al día; es decir, un
pensamiento cada segundo, o segundo y medio. Pero tú no eres tus
pensamientos. Tú eres el espacio
entre cada pensamiento. Y en este espacio de infinita posibilidades yace el
potencial puro del siguiente
pensamiento. La mayoría de las personas piensa que son sus pensamientos,
pero nosotros simplemente
recibimos nuestros pensamientos. Al igual que en un teléfono celular,
recibes las transmisiones
destinadas a ti; tú no recibes las llamadas, textos o correos electrónicos de
otras personas. Literalmente,
hay miles de textos, correos y llamadas telefónicas volando alrededor de
nosotros a cada momento, pero
sólo aquellos destinados a nuestro número telefónico o correo electrónico
nos llegan. Al igual que tú no
dirías que tus textos, correos electrónicos o llamadas telefónicas son tu
teléfono celular, quien descansa
debajo de todas estas capas no es tus pensamientos. Tú tienes pensamientos,
pero tú no eres tus
pensamientos.
Tu teléfono celular no son tus textos. Tu teléfono celular recibe los textos y
luego los guarda en la
memoria del teléfono. Pero el teléfono no se convierte en textos sólo porque
los recibió. Lo mismo
ocurre entre tú y tus pensamientos. Tú los tienes, te llegan; algunos se
almacenan, otros se borran.
Algunos sólo pasan. Pero tú no eres tus pensamientos. Tú eres la quietud y
el silencio – el potencial
puro que yace debajo de todas esas capas de pensamientos.
Los pensamientos tienen dos características: son silenciosos y tienen
significado. Por eso, a lo largo de
nuestras vidas conforme nos llegan los pensamientos, construimos una base
de significados alrededor de
un pensamiento, y después continuamos agregándole más y más
significado, desarrollándolo aún más, o
nos cambiamos a otro pensamiento. Ese pensamiento siguiente nace de
todas tus experiencias, acoplado
con posibilidades infinitas de potencialidad pura. Por eso, el siguiente
pensamiento puede ser cualquier
cosa. Y sin importar cuál sea el siguiente pensamiento, siguen sin ser tú. Es
sencillamente otro
pensamiento – sin importar que tan profundo pueda parecer.
Es normal tener pensamientos . . . pensamientos de aburrimiento...
pensamientos de inquietud . . .
pensamientos donde te dices, “esto no está funcionando,” o, “¿cómo podría
funcionar?”, “no lo estoy
haciendo bien,” o, “pienso en mi vida amorosa,” “mi trabajo,” o “una
conversación,” o “cuánto tiempo
ha pasado?” Esto es normal y cuando tomas consciencia por primera vez
durante la meditación, es
porque tu cuerpo-mente condicionado simplemente te está dejando saber
que no estás acostumbrado a la
quietud. Te envía mensajes de resistencia a la quietud. Sé gentil contigo
mismo y mantente en curso.
Con cada meditación que pase, te sentirás más cómodo con la suave
fluctuación entre la actividad y
quietud.
Nuestros pensamientos son construcciones y constricciones que nos
mantienen en la actividad y tratan
de darle sentido a cada momento de cierta forma. Pero nosotros no somos
nuestros pensamientos, lo
que significa que en cualquier momento, podemos alejarnos de ellos y
regresar al presente . . . en
donde no hay pensamientos . . . no existe el sonido . . . no hay temor . . . no
hay ninguna limitación o
pérdida, pena o tristeza . . . sólo luz . . . consciencia pura ilimitada . . .
perfección pura. Sólo existe ese
momento precioso.
Nos podemos desconectar del pensamiento muy fácilmente durante la
meditación regresando
suavemente al objeto de nuestra atención, tal como la respiración o el
mantra.
Los sonidos durante la meditación
El sonido es un creador poderoso de pensamientos y una subcategoría del
pensamiento. Podremos oír el
sonido siempre y cuando estemos dotados de tímpanos funcionales.
Podemos cerrar nuestros ojos para
dejar de ver, pero no contamos con el mecanismo biológico para detener el
sonido; y como no vivimos
en una cabina insonora o en un estudio de grabación, oímos los sonidos en
nuestra vida diaria y como
parte de nuestra meditación diaria.
Los perros ladran, los aviones sobrevuelan, las alarmas de los automóviles
se encienden y los teléfonos
suenan. ¡Bienvenido al planeta Tierra! La meditación nos lleva más allá del
sonido, por eso, no sientas
que tienes que hacer algo al respecto. Deja que penetre y preséncialo.
Observa el flujo hacia tu
consciencia . . . acompáñalo un poquito si así lo deseas . . . y luego observa
cómo se distancia conforme
tu atención se vuelve a dirigir hacia el mantra, a tu respiración u objeto de
tu atención. Recuerda: No
hagas nada al respecto. Tú eres quien le da relevancia al sonido, por eso, al
inicio querrás escuchar y
sostener un diálogo interno que probablemente creará más pensamientos y
diálogos. Cuando notes que
estás sosteniendo un diálogo interno sobre el sonido, muy suavemente
regresa al mantra, tu respiración
o cualquiera que sea el objeto de tu atención durante la meditación.
Al igual que tus pensamientos, los sonidos no son interrupciones en tu
meditación; son parte de la
estructura de tu meditación. Son tu meditación. No sientas la necesidad de
hacer algo con el sonido;
simplemente vibra, y gentilmente regrese al mantra, tu respiración u objeto
de tu atención. Finalmente,
el mantra o la inhalación y exhalación de tu respiración puede ser el sonido
más alto de tu consciencia.
Tal como Deepak me lo recordó hace una década atrás, “No hay diferencia
entre una hermosa canción
de amor o un bebé llorando.” Es la intención que le damos al sonido lo que
determina su relevancia en
el momento. Mientras mayor tiempo permanezcas con un sonido particular
más cerca estarás de darle
algún tipo de significado y a partir de ahí, un pensamiento. Sin importar si
se trata de una samba y te
dan deseos de bailar, o de un gallo cantando implacablemente su canto
estridente una y otra vez, incluso
el tenue murmullo del televisor de tu vecino, mientras más tiempo te
detengas más pensamientos
convergerán para desarrollar una historia. Entonces se iniciará un desfile de
pensamientos conforme se
desarrolla el diálogo. Lo que detona todos los pensamientos es nuestro
deseo de que haya un significado
y nuestra conexión con el mismo. Por eso, no hagas nada con el sonido.
Deja que venga a ti; déjalo ir;
no te preocupes.
Es más fácil decirlo que hacerlo porque estamos en esta envoltura de carne
que tiene orejas, tímpanos,
tres huesos diminutos que vibran descontroladamente y un oído interno con
fluido lleno de vellosidades
microscópicas que están conectadas al octavo par craneal, que al detectar
las ondas sonoras envía
mensajes detallados de la cóclea al cerebro. Nuevamente, todo esto ocurre
sin tu guía, análisis
intelectual o contribución personal. Por eso en la meditación, la consciencia
de que existe otra vibración
– una sin significado – a la que puedes regresar te permite desconectarte
suavemente de cualquier
sonido que vibre en tu cuerpo.
Trata de escuchar dos conversaciones simultáneamente. Realmente no lo
puedes hacer. Inténtalo con la
radio o televisión. Pídele a alguien que entable una conversación contigo
mientras estás profundamente
absorto en un programa que tenga diálogos. Sólo se puede seguir una serie
de vibraciones. Tu atención
puede fluctuar y captar una palabra aquí y allá de ambas conversaciones, y
tus tímpanos vibrarán para
acomodar todas las frecuencias que le están siendo transmitidas. Pero a
nivel intelectual estás
sobrecargado y en realidad no podrás procesar ambas conversaciones
simultáneamente. Ahora imagina
que la conversación continua en tu cabeza es la repetición continua de un
mantra. Mientras estés
dispuesto a regresar siempre a este, el mantra te desconectará de los
pensamientos y especialmente de
los sonidos.
Otro ejemplo de atención e intención en cuanto a sonidos está ocurriendo
en este mismo momento
mientras lees este libro. Puede haber muchos sonidos de fondo, pero
siempre que tu atención esté en las
frases de estas páginas y tu intención sea leerlas, los sonidos externos
vendrán y se irán, y no te alejarán
del flujo de información. Pero si no estuvieses resonando con una frase o
párrafo en especial, entonces
serías más susceptible a verte interrumpido por un sonido. Recuerda . . . el
mantra puede ser la
vibración más alta, más primaria en tu consciencia.
EL PODER DE LA INTENCIÓN
La intención que le damos a las experiencias y cosas es lo que las define
en nuestra vida. Por eso, algunos amamos a los perros y otros les temen.
Algunos adoramos la banda Metallica, mientras que otros resuenan con el
cantautor Barry Manilow. Algunos nos apoyamos en la pierna izquierda y
otros sobre la derecha. A algunos de nosotros nos encanta la pasta y otros
anhelan productos libres de gluten. No es que estas cosas sean
inherentemente buenas o malas; es la intención que cada uno de nosotros le
pone a un objeto o experiencia particular.
Fíjate cuántas creencias y afinidades en tu vida cambiarían si tan sólo
algunas de las cosas que rechazas, detestas, temes y reprimes de pronto
estuvieran en tu lista de deseos. Todo sería diferente. Toma algo que
rechazas
cada día – sólo una cosa – y acógela durante ese día. Muestra compasión
por
alguien con quien estés enojado; sonríele a algo a lo que normalmente le
pones mala cara; en vez de mirar en otra dirección, ofrece tu ayuda. Usa el
mantra san kalpa (se pronuncia “san kalp”), que significa “intención sutil.”
Las cosas pasan de la sombra a la luz sencillamente cuando estás consciente
de tu intención. Intenta hacer este ejercicio de meditación durante una
semana, y sentirás un cambio enorme.
Las sensaciones durante la meditación
Otro generador de pensamientos es nuestro cuerpo físico. Las sensaciones
físicas son un hecho de la
vida. Tenemos una cubierta de carne que en sánscrito se llama annamaya
kosha, la “envoltura
compuesta de alimentos.” Ciertamente somos ADN envuelto en alimento.
Mientras tengamos la
bendición de contar con nuestro cuerpo físico experimentaremos
sensaciones. Retorceremos nuestras
manos, frunciremos el ceño, sentiremos mariposas en el estómago,
inhalaremos y exhalaremos, y nos
daremos gusto como cada uno de nosotros sabe hacerlo. No dejes que el
hecho de tener una existencia
física te frustre o moleste. Celebra tu vehículo físico que te a llevado por la
vida hasta este momento.
Cuando se trata de tu cuerpo siempre avanza hacia la comodidad. Si sientes
ansiedad sobre el tiempo
que has estado meditando, abre los ojos y mira el reloj de pared o pulsera.
Si tus piernas se
adormecieron de estar sentado, descrúzalas. Si bajaste la cabeza,
suavemente regrésela a una posición
más cómoda. Si eso no funciona, busca una colcha o almohada para apoyar
el cuello. Encuentra una
silla que sea cómoda. Sí, está bien si te reclinas un poco. No busques
acostarse o recrear una posición de
reposo, casi cualquier silla en la que se sienta cómodo le servirá.
Cuando medito sentado en una silla, no cruzo las piernas ni descanso un
tobillo en la otra pierna porque
sé que después de 14 minutos mi tobillo hormiguea. A partir de esos 14
minutos, mi atención se dirige
al tobillo entumecido, y boom, regreso al dominio local en el mundo de la
actividad mientras descruzo
mis piernas y las estiro. Por eso, ponte lo más cómodo posible para que tu
cuerpo físico no sea un factor
de distracción durante la meditación.
Con respecto al tiempo de tu meditación, siéntete libre de mirar en
dirección del reloj de pared, pulsera
o temporizador. Yo pongo el reloj en frente mío a la altura de mi mirada
para poder abrir a penas los
ojos y ver la hora en menos de un segundo, y así poder regresar
perfectamente a mi meditación. Prefiero
eso en lugar de esperar que suene una alarma; es cuestión de preferencias.
Si prefieres un aviso a los 30
minutos o después de un intervalo específico, usa tu teléfono celular. Todo
celular tiene una alarma y la
mayoría tiene timbres y aplicaciones que imitan a los sonidos del tazón
tibetano o sonidos calmantes
similares que te podrán sacar gentilmente de la meditación. Idealmente,
escoge un volumen suave que
vaya progresivamente en aumento. Visita davidji.com para descargar
temporizadores de meditación
gratuitamente que van desde los 5 a los 45 minutos.
Cuando me siento en una silla a meditar, me gusta que mis pies estén en
contacto con el suelo. Si no hay
silla o si me encuentro en casa, me siento cómodamente sobre un
almohadón zafu (de quince
centímetros de alto) con mis piernas cruzadas durante una hora antes de
volverme a acomodar. Debido a
que vas a meditar 30 minutos cada vez, tu meta debería ser encontrar donde
sentarse cómodamente al
menos durante ese periodo.
Si te duele la espalda, detente y frótala un poco, o ponte de pie y estírate.
Luego regresa a terminar los
minutos que te faltan en tu práctica de meditación. Honra tu cuerpo con la
necesidad que tengas. Luego,
vuélvete a sumergir gentilmente en tu práctica haciendo un par de
inhalaciones para luego regresar a tu
mantra.
Si has participado en una actividad física intensa, deja que tu cuerpo se
enfríe antes de ponerte a
meditar. También espera un poco después del yoga o ejercicios para que tu
ritmo cardíaco se normalice.
No es recomendable meditar en un estado agitado.
Tampoco es recomendable tomar cualquier substancia como: café, cannabis
o alcohol – antes de la
meditación. Espera hasta después de la meditación antes de decidir si
ingerir una de esas sustancias
recreativas. ¿Por qué? Porque interferirán con tus experiencias auténticas.
Harán más difícil que puedas
“sentir” genuinamente la belleza de la meditación real, y probablemente, lo
hermoso de tu ser
incondicionado en la etapa posterior a la meditación. Hay suficiente tiempo
durante el día para estos
suplementos “calmantes”. Yo disfruto del vino y una margarita ocasional;
sin embargo, me he dado
cuenta que cuando medito mucho no deseo beber. De hecho, era una de las
últimas cosas en la que
pensaba durante los retiros de Seducción del Espíritu. Sólo deseo
permanecer en ese estado superior de
consciencia para siempre y he notado que cualquier “aditivo” entorpece la
claridad y beneficios de mi
práctica de meditación.
Mientras estemos vivos, sentiremos. Somos una consciencia pura e
ilimitada envuelta en una cubierta
de carne hecha de tiernas moléculas para toda una vida, y como muchos
han dicho: “Nadie sale de aquí
vivo.” Acepta el hecho de que mientras vivas, las sensaciones serán parte
de su vida, y por tanto, una
parte de la meditación.
¿Cómo sé si la meditación está funcionando?
Pensar, oír y sentir son sólo tres de las actividades con las que nos
vinculamos durante la meditación
pero existen cuatro experiencias que podrías experimentar auténticamente
durante la meditación.
Además del objeto de tu atención (repetir un mantra, seguir tu respiración,
o cantar algo, el no nombre
de lo divino), puedes: (1) quedarte dormido, (2) tener pensamientos, y (3)
pasar a la quietud y silencio
conocido como estar en la brecha. Todas son señales de comprobación de
una meditación. Si te ocurre
cualquiera de estas, todas o una combinación de lo arriba mencionado, es
señal de una meditación
comprobada.
Cada una de las otras experiencias (de preocupación, lamento, expectativa,
auditiva, visual, sensitiva) es
una versión de un pensamiento. Analizaremos algunas de las experiencias
más comunes.
Las experiencias comunes de los principiantes
Los nuevos meditadores comentan a menudo que sienten una sensación en
la cabeza. Algunos citan una
sensación general de paz mental o sentimiento de calma que con el tiempo
continúa intercalándose en
todos los aspectos de sus vidas. Otros meditadores nuevos citan el
aburrimiento y la inquietud. Esto es
muy común y debe esperarse que sea así. Pasamos cada momento de
nuestras vidas en actividad.
Detener esa adicción a la actividad súbitamente o no hacer nada . . .
verdaderamente nada . . . es una
interrupción para la persona que ha estado tratando de llenar esos espacios
vacíos con la TV, libros,
analgésicos, revistas, música, alcohol, sueño, drogas, sexo, rompecabezas,
máquinas tragamonedas y
navegación en la red. Un grupo pequeño de meditadores nuevos reporta un
ligero mareo, tensión en el
cuero cabelludo, latido de las sienes o directamente un dolor de cabeza. Si
esto te sucede, suele
significar que estás esforzándose demasiado. Inhala un par de veces antes y
durante la meditación más
profundamente. Esto te permitirá liberar un poco del estrés antes de pasar a
la quietud. Y, no te esmeres
tanto en perfeccionar tu práctica; no hagas nada. Déjate ir y la tensión en la
cabeza se desvanecerá.
Así mismo, otros reportan un suave cosquilleo alrededor del sitio del tercer
ojo. A lo largo del tiempo,
este centro de energía ha estado ligado a nuestra conexión con la fuente,
práctica espiritual, intuición y
espíritu propiamente dicho. Este es un lugar común donde se tienen
sensaciones durante la meditación.
Si tienes una sensación en tu tercer ojo, simplemente velo como una
conexión energética entre tú y tu
alma. Pero recuerda, todo sigue siendo un pensamiento, por eso no trates de
asignarle demasiado
significado a esto.
LA LIBERACIÓN DEL ESTRÉS
Una de las primeras cosas que los nuevos meditadores experimentan es la
liberación del estrés. A lo largo de tu vida, has acumulado estrés en el
vientre, manos, mandíbulas, espalda, cuello, hombros, mejillas —
básicamente en todo tu cuerpo. Y si está ahí, está en tu carne, músculos,
huesos . . . en todas sus células . . . en cada gota de sangre que fluye por ti,
impactando e influyendo tu salud emocional y física. La meditación ayuda
a liberar el estrés, el cual podemos definir como todos los deseos, sueños,
expectativas y deseos cuyas necesidades no fueron satisfechas.
¿Cuántas veces al día conviertes una necesidad insatisfecha en una
perturbación emocional o física?, ¿cuántas veces no has regresado al pasado
para analizar porqué o cómo fue que no se satisfizo una necesidad?
Pasamos
mucho tiempo en el mundo de las necesidades insatisfechas y la manera en
cómo respondemos determina nuestros niveles de estrés. Estas alteraciones
intercalan su vibración en cada aspecto de nuestro ser, y a menos que las
interpretemos de manera diferente o les pongamos un fin, continuarán
enconándose hasta en los niveles más sutiles. El estrés se acumula dentro de
ti en el transcurso de toda tu vida. Pero ahora cuentas con una herramienta
para permitir que estos aspectos constreñidos dentro de ti salgan
suavemente.
Es bastante común que el meditador nuevo manifieste la liberación de su
estrés de diferentes formas: algunos suspiran, otros sonríen más, algunos
lloran, otros sienten la liberación en sus cuerpos, otras personas se sienten
más aterrizadas, algunos tienen destellos de claridad, otros tienen
momentos
¡ajá!, algunos se sienten más sensibles o emotivos, otros tienen destellos de
compasión o empatía cuando antes no los tenían, mientras que otros tienen
experiencias visuales. Eres tú tomando más consciencia de tu ser
incondicionado.
No trates de cerrarte a las experiencias conforme empiezas a
experimentarlas. Una parte de estas experiencias es el “despertar” de la
placa
emocionalmente tóxica una vez latente en ti, que ha sido tejida con las
fibras de cada necesidad insatisfecha en el transcurso de tu vida. Esta
liberación emocional está entre tú y tu amor incondicional, tú y tu felicidad,
tú y tu paz mental. Recuerda ser gentil contigo mismo conforme empiezas a
surgir tu “nuevo” yo más liviano, y algunos de los patrones menos
favorecedores empezarán a alejarse. El estrés también se puede liberar a
través de tu cuerpo físico, en forma de liviandad o pesadez en la parte
superior de tu cuerpo, sensaciones de cosquilleo, sensación de frío o calor
en
las manos y pies, adormecimiento, y ondas suaves de energía que fluyen a
través de ciertas partes de tu cuerpo. En las primeras dos semanas de una
nueva práctica de meditación, tendrás innumerables experiencias mediante
las cuales expresarás la liberación del estrés. Escribes estas experiencias en
tu diario, las que tienes durante la meditación y las 23 horas restantes del
día
– tus experiencias fuera de la meditación.
LAS IMÁGENES VISUALES
Algunos de nosotros somos más visuales que otros. Vemos el mundo a
través de las imágenes. Por tanto, durante la meditación es natural ver
figuras
geométricas, colores saturados, el mantra u otras palabras, símbolos,
dibujos,
fotografías o incluso videos. Muchas personas ven rostros de personas que
nunca han conocido, así como rostros de sus seres queridos o de aquellos
que
han abandonado este reino terrenal. Cuando ves colores significa que hay
un
movimiento energético en el chakra de ese color. Refiérase al capítulo 7,
“Los secretos de la meditación energética,” para descubrir el significado de
cada color.
QUEDARSE DORMIDO
Tu cuerpo-mente siempre obtiene lo que necesita cuando meditas. A
veces nos llegan pensamientos para que podamos procesar nuestro día; a
veces experimentamos la quietud y silencio puro; y en ocasiones, dormir es
lo que realmente necesitamos. Si te percatas que te has quedado dormido
durante la meditación, “¡Bravo!” Obviamente, significa que te has relajado
tanto que te has rendido al proceso de restauración de tu cuerpo-mente. No
te
reprendas por quedarte dormido porque es una de las tres experiencias que
pueden suceder cuando se medita – y por tanto, es una señal poderosa de
una
meditación comprobada. Si siempre te quedas dormido, entonces significa
que no descansas lo suficiente. La próxima vez que te quedes dormido
durante una meditación, ¡elógiate por relajarte en lugar de reprimirte por ser
un perdedor!
Nuevamente, te animo a que dejes que sucedan los eventos, deja que fluyan
– las imágenes, los
pensamientos, los sonidos, la liberación del estrés, la quietud – y dentro de
dos semanas, estarás en un
plano existencial enteramente diferente, un plano superior distinto al que
estabas un par de semanas
atrás. Esto no te debilitará; ni te relajará, ni hará un vago o indiferente. Te
brindará una perspectiva más
amplia de la vida. Presta atención no sólo a lo que experimentas durante la
meditación sino también a lo
que ocurre en las 23 horas restantes del día. Es ahí, donde la verdadera
magnificencia y beneficios de la
meditación empiezan a florecer.
Ahí es donde la magia sucede y es donde verás las señales de cómo la
meditación beneficia tu vida.
Estas experiencias son los maestros de tu desarrollo personal y evolución.
Te sorprenderás con lo que
hallarás tan sólo un par de días después, y esa será la mejor confirmación de
tu transformación personal.
Verás más; comprenderás más. Amarás y Vivirás más profundamente.
CAPÍTULO TRECE
Los Cinco Mitos De La
Meditación
“¿Cuál es el mensaje de Metallica? No hay mensaje, pero si
lo hubiera, sería mirar dentro de ti mismo, no escucharme a
mí, ni escuchar a James, ni escuchar a nadie, sino buscar las
respuestas dentro de ti mismo.”
—LARSULRICH
Casi todo lo que conocemos de la meditación lo aprendimos años atrás de
ver a David Carradine en su
papel del “Saltamontes” o Kwai Chang Caine en el programa de televisión
anacrónico Kung Fu; al leer
la historia de Somerset Maugham sobre la unicidad en El fi de la navaja
(The Razor´s Edge); o al ver a
Jim Carrey levitar en una jungla con el mono y guano en la segunda parte
de la película Ace Ventura.
Tal vez has visto a Oprah, Eckhart Tolle, Louise Hay, Deepak Chopra, Dr.
Oz, o Wayne Dyer
promoviendo los benefi de la meditación en televisión, o lo leíste en sus
libros. O tal vez, tomaste un
taller de meditación durante un fi de semana en un estudio local de yoga.
Sin importar de dónde obtuviste tu comprensión original de lo que es una
práctica de meditación, hay
cinco mitos básicos con los que nos topamos en algún momento durante
nuestro intento de desarrollar
una práctica de meditación. Aceptar estos mitos nos ayuda a hacernos la
idea de que nuestras vidas
estarían mejor sin la meditación. Y en última instancia, suelen ser la razón
por la que paramos de
meditar y la dejamos pasar. Pero, si se toman a estos mitos como lo que son
– mitos – y luego se los
deja ir de tu sistema de creencias, te permitirás empezar o retomar tu
práctica más fácilmente.
MITO #1: LO PRIMERO QUE NECESITAS HACER ES DESPEJAR
TU MENTE DE LOS
PENSAMIENTOS O POR LO MENOS ACALLARLOS.
¡Cómo si fuera posible hacerlo!
Tienes entre 60.000 y 80.000 pensamientos al día. Esto es un pensamiento
cada 1,2 segundos
aproximadamente. Los pensamientos llegan. No los detendrás, por lo tanto
ni siquiera lo intentes. No
alces ni un dedo para resistirlos, detenerlos o hacer algo con tus
pensamientos. No son interrupciones
en tu meditación; son parte de tu meditación, por tanto, déjalos ir y venir.
Simplemente regresa al
mantra, a tu respiración o a lo que estés empleando para desconectarte de tu
actividad. Muchos
meditadores dejan de meditar porque tienen pensamientos, pero es tan
perfecto tener pensamientos que
vayan y vengan a nosotros fluidamente. Esta es tu oportunidad para
procesar las actividades de cada día
que de lo contrario quedarían sepultadas, sin resolver y sin procesar.
Esto no significa que hay que ponerles atención . . . ni tampoco que los
resistas. Resistirlos es ponerles
atención y la energía fluye hacia donde se presta atención. Trata a los
pensamientos como tratarías a las
nubes. Deja que vayan y vengan. No te conectes con estos. Simplemente
regresa al objeto de tu atención
— el mantra, tu respiración, drishti, y así sucesivamente. El esfuerzo que se
debe hacer cuando se
medita es mínimo: como la bruma que se desprende de un lago al
amanecer.
Detente ahora e imagina la bruma matinal desprendiéndose de un campo o
lago; prácticamente no hay
movimiento. Así es cuán duro debes “esmerarte” o “intentar” meditar. No
puedes detener los
pensamientos, y no puedes despejar la mente. Por eso, ni siquiera te
molestes. Deja que fluyan los
pensamientos; despreocúpate y regresa al mantra. Continúa yendo y
viniendo. Sigue dirigiendo
suavemente tu atención de nuevo hacia el mantra, y finalmente, con el
tiempo hallarás que durante la
meditación pasarás más tiempo en el lado del mantra que en el de los
pensamientos; más tiempo en el
ámbito del no significado que en el mundo del significado; más tiempo en
la quietud que en la
actividad. Y conforme medites día a día, las fluctuaciones de tu mente
disminuirán. El desfile de
pensamientos disminuirá conforme cada uno sea satisfecho con un pedacito
de quietud . . . de silencio.
MITO #2: SE SUPONE QUE ALGO ESPECIAL O
TRANSCENDENTAL DEBE OCURRIR
DURANTE LA MEDITACIÓN.
Nada especial debe pasar durante la meditación. Las experiencias dichosas,
relajantes y entretenidas sí
pueden ocurrir durante la meditación, pero eso no es un requerimiento ni
tampoco nuestra meta. Para
que la experiencia tenga sus beneficios emocionales, físicos o espirituales
no tienen que suceder
momentos especiales. Pero si ocurrieran cosas agradables durante la
meditación, quédate un rato ahí y
disfrútalas. Mientras más profundamente te sumerjas en la experiencia y te
alejes del mantra, verás
cómo dejas de presenciar la experiencia y empiezas a pensar en ella.
Conforme empieces a darle más
significado a tu experiencia, regresarás a la actividad dejando la quietud. A
esta altura, básicamente
habrás regresado a donde partiste: la actividad. Eso está bien puesto que
todo es parte del proceso.
Cuando te des cuenta que has regresado a los pensamientos, sólo dirígete
suavemente al mantra u objeto
de tu atención.
Tu sesión de meditación es parte de tu práctica diaria. ¿Alguna vez has ido
a un gimnasio? Muy
probablemente, la razón por la que vas es para ejercitarte . . . para practicar.
No vas al gimnasio para
quedar en forma mágicamente en una hora o para distraerte. Tus sesiones
de una hora de duración en el
gimnasio te traen fuerza, flexibilidad y equilibrio durante el día y la noche.
Ahí es donde se manifiestan
los beneficios de la práctica, y con el tiempo, de esas sesiones de ejercicios
regulares de una hora se
produce un cambio sutil en tu cuerpo y estado emocional.
La razón por la que te ejercitas es para que al salir del gimnasio, te sientas
físicamente satisfecho el
resto del tiempo. A ti no te preocupa alcanzar tu máximo nivel de salud en
el gimnasio. El gimnasio es
tu práctica. Lo mismo pasa con tus clases de yoga.
De igual forma, ocurre con tu práctica de meditación. Esas sesiones de 30
minutos son la práctica para
el resto de tu día . . . semana . . . el resto de tu vida. Cuando estás sentado y
meditando en la oscuridad
no estás sirviendo al mundo. Es cuando terminas la sesión, abres los ojos y
regresas a estar con el resto
de personas que puedes ser más expansivo, creativo, intuitivo, compasivo,
abundante, te quieres más, y
estás más abierto a infinitas posibilidades.
Por supuesto, esto se suma a todos los otros beneficios físicos que ondulan
en tus procesos fisiológicos.
Se supone que nada especial debe pasar durante la meditación, pero cuando
suceda, disfrútalo; pasa un
rato ahí, y absórbelo. Si tienes una experiencia agradable, continuarás
regresando. Las visiones
agradables y sensaciones intensas pueden ocurrir durante la meditación.
Puedes experimentar
conexiones energéticas y espirituales profundas, puedes presenciar tu
cuerpo astral y hasta la brecha.
Pero estas no son señales de una meditación exitosa. Una meditación
exitosa es una que tú haces. La
magia ocurre cuando abres los ojos. Los beneficios se dan en cada palabra,
pensamiento y acción que
fluye de ti, conforme portas un pedacito de quietud y silencio con una pizca
de potencialidad pura. Los
beneficios de la meditación ocurren en tu estado de vigilia, por tanto, no
busques pistas durante la
meditación. ¡Sólo hazlo!
MITO #3: NO CREO QUE LO HAGA BIEN.
Muchos de nosotros, los perfeccionistas existentes, queremos saber que lo
“estamos haciendo bien.”
¿Cuántas veces no nos hemos preguntado antes, durante y después de una
meditación, “estaré
haciéndolo bien?” o, ¿cuántas veces te resignaste al hecho de que no lo
estabas haciendo bien porque no
experimentaste el buda o nirvana, ni viste colores, o porque tuviste miles de
pensamientos?
Cada vez que te preguntes “¿Estoy haciéndolo bien?”, la respuesta es Sí, ¡lo
estás haciendo bien! Hay
más ansiedad de desempeño en saber si se está haciendo bien la meditación
que cualquier otra presión
que pueda recordar. Debes saber que no hay lugar aquí para la presión,
ahora ni nunca. En meditación,
basta hacerla y estarás haciéndolo bien. ¿Quién es tu mayor crítico? Tú. Por
eso, no se te escapa ni tu
práctica de meditación. No hay necesidad de ser tan severo con ti mismo.
No critiques tu forma de
practicar. No lo intentes. Déjalo ir. Entrégate a lo ignoto. Entrégate a lo
desconocido. Ríndete ante el
hecho que sólo tienes un propósito en la meditación, y este es, repetir
inocentemente el mantra o seguir
tu respiración, dependiendo del tipo de práctica que escojas.
Mientras hagas esto, estarás haciéndolo bien. Por tanto, felicítate a ti mismo
sólo por hacerlo. No te
preocupes tanto de la forma; sólo haz la práctica con inocencia. Entrégate y
tu vida florecerá, y será
fructífera. Después de meditar varios días seguidos, escucharás frases
como: “Oye, te ves más relajado.”
o, “¡Guau, qué gran idea! No esperaba eso de ti.” O, “Eh, ¿te hiciste algo?”
“¿Te lo recetaron?,
¿dónde puedo conseguirlo?” O, “¡Quiero lo mismo que tienes!”
Ese es tu indicador de que estás haciéndolo bien. Si nadie dice nada, ten
presente que mientras estés
practicando, lo estarás haciendo bien. Con el tiempo, te asombrarás de ver
cómo la vida se desenvuelve
y cómo tu consciencia de la vida se desarrolla a la par.
MITO #4: SI MEDITO LO SUFICIENTE, ALCANZARÉ LA
ILUMINACIÓN.
Muy dentro de ti – en tu esencia – naciste iluminado, e iluminado morirás.
Empero, desde el momento
en que viniste al mundo se han ido labrando capas de interpretaciones,
perspectivas y
condicionamientos. Desde tu nacimiento, estas capas han cubierto a cada
instante tu totalidad, pureza,
perfección y consciencia pura de la cuales fuiste formado.
Al atravesar el canal de parto, una vida entera de condicionamientos se
reveló ante ti, desde ese primer
momento en que el doctor te dio suavemente una palmadita en tus
asentaderas para darte la bienvenida
al mundo físico. Desde ese momento, doctores, enfermeras, padres,
hermanos, enamorados, enamoradas
– actuales y del pasado- fi paternas, profesores, estudiantes, fi maternas,
cónyuges – actuales y
del pasado - coaches, miembros del clero, jefes, y toda una vida entera de
experiencias, te cubrieron de
capas y capas de condicionamiento.
Ha pasado un par de días, años, décadas más tarde, y has viajado bastante
lejos desde ese momento
de perfección pura, infi iluminada. Pero sigues siendo esa misma
perfección, iluminación, infi
y pureza debajo de todas esas capas de condicionamiento. La meditación te
permite atisbar ese ser puro,
incondicionado y universal, y por consiguiente, tener una mayor
comprensión de tu vida y tal vez de la
vida misma.
¿Alcanzaré la iluminación? Es la pregunta equivocada. Ya estás iluminado.
Simplemente no estás atento
a ello. Pero cada vez que meditas, tienes la oportunidad de remontarte a tu
centro y retirar más capas de
esa vida entera de condicionamientos. Y sumergirte un poco más . . . y
reconectarte a tu ser puro, total,
perfecto, e iluminado. Cada vez que entras en contacto y lo pruebas, traes
una pizca de quietud; traes un
pellizco lleno de silencio; cada vez que te entregas a quien realmente eres
durante la meditación, sacas
unas gotas de tu ser incondicional y lo llevas de regreso a cada día, cada
momento y cada aliento.
Preguntar: ¿Alcanzaré la iluminación? es la pregunta errada. Ya estás
iluminado. ¿Despertarás a tu
totalidad? Sí. Meditación a meditación, momento a momento, irás
presenciando más y más tu ser
iluminado.
MITO #5: SI MEDITO, SOY UN SER HUMANO SUPERIOR
PORQUE SOY ESPIRITUAL.
La meditación es un regalo . . . uno que te obsequias cada vez que la
practicas. Es también un regalo que
le das al mundo que te rodea. No existe una jerarquía espiritual de seres
humanos basada en si se medita
o no, o en el tiempo que ha meditado. Esta es una afirmación falsa usada
por individuos inseguros bajo
el pretexto de una pericia espiritual. Es la misma clase de afirmación que
los fundamentalistas de todas
las religiones y sistemas de creencias han usado durante milenios para
agrandarse ellos mismos y
distanciarse de los no seguidores. Yo no creo que la meditación abarque
una jerarquía espiritual. Creo
que abarca la Regla de Oro. Una práctica diaria de meditación no hace
mejor a una persona en relación
a otras. La meditación te permite conectarte más profunda y frecuentemente
a tu fuente . . . tu poder
superior . . . tu universalidad . . . a esa quietud y silencio que descansa
dentro de cada uno de nosotros . .
. a tu ser más incondicionado. Mientras más puedas aprovechar tu ser
incondicionado – ese aspecto
puro, ilimitado y divino de ti mismo – más fácil te resultará ver tu
universalidad, que esencialmente es
verse en otros y ver a otros en ti mismo. En este estado de consciencia de
unicidad, no existe
comparación alguna entre tú y alguien más.
NAMASTE
YO HONRO LO DIVINO EN TÍ
Namaste (pronunciado “nahmahs-té,” con acento en la última sílaba) es
una palabra sánscrita que significa “Yo honro el lugar divino dentro de tí
que
también está dentro de mí. Y sé que somos uno cuando tú está en ese
espacio
y yo también.” Namaste se usa tradicionalmente como un saludo (similar a
shalom, aloha, y assalamu alaikum) y para despedirse. Se usa como una
forma para anunciar la esencia universal — la unicidad - que conecta a dos
personas.
La última vez que revisé los datos había cerca de 8 mil millones de
personas en el planeta. Al final de
nuestras vidas, cuando dejemos esta existencia terrenal y lleguemos a las
puertas del cielo, cima de la
montaña o dondequiera que sea que vayamos, veremos que hay 8 mil
millones de caminos para llegar
allí. El nuestro era sólo uno de esos 8 mil millones de caminos existentes.
Si funciona para ti . . . hazlo. Sin embargo, ninguna práctica de meditación,
yoga o práctica religiosa te
hará superior a otros. De hecho, estas enseñanzas afirman que no estás ni
por encima ni por debajo de
otros. Cada relación es sencillamente un espejo de ti mismo. En sánscrito,
el sutra tat tvam asi significa
“Tú eres eso.” Cualquier cosa que juzgues en otra persona es un reflejo de ti
mismo, lo que rechazas es
lo que menos te agrada de ti mismo, y lo que alabas en otros es un aspecto
tuyo que tu alabas o deseas
tener más. Yo creo que nuestras palabras, pensamientos y acciones
cotidianas — el hilo conductor de
nuestras relaciones — son a lo que deberíamos prestar atención, no el
tiempo que pasamos sentados en
la oscuridad repitiendo un mantra. Para determinar qué tipo de persona eres,
escucha las respuestas a
estas preguntas:
¿Eres consciente de tu impacto sobre otros?, ¿sobre ti mismo?,
¿perdonas?, ¿a otros?, ¿a ti mismo?, ¿has aprendido de tu sufrimiento?,
¿eres compasivo y amable?, ¿te
das cuenta del poder de tu despertar?, ¿puedes aprender de las
incertidumbres imprevistas en tu vida?,
¿puedes crecer a partir de una lucha?,
¿puedes aceptar a tu ego?, ¿puedes acoger a tu propio amor incondicional?,
¿en esta vida, dejas ‘ojas’
(dulce néctar) en lugar de ‘ama’ (residuo tóxico) cuando sales de una
habitación, trabajo, relación?, y
¿qué haces una vez que te das cuenta que has dejado ‘ama’?
Sin importar si meditas, practicas yoga o te dedicadas a algún ser divino,
seguirás siendo un ser humano
sujeto a todos los caprichos, desafíos y oportunidades que los humanos
enfrentan a diario en sus
cuerpos, mentes y almas. El maestro budista y filósofo Jack Kornfield
escribió el libro Después del
éxtasis, los trapos sucios: Cómo el corazón se vuelve sabio en la senda
espiritual (After The Ecstasy, the
Laundry: How the Heart Grows Wise on the Spiritual Path) para ayudar a
reforzar el concepto de que
todos somos seres vivientes tratando de arreglárnosla y de compartir lo
mejor que cada uno tiene que
ofrecer a diario. Una práctica regular de meditación te puede ayudar a
disfrutar y apreciar la vida que
tienes actualmente, y llevarla a un nivel más profundo de plenitud.
CAPÍTULO CATORCE
Cómo Cultivar Una
Práctica De Meditación
Diaria
“La práctica de la consciencia plena en el presente empieza en la
pequeña y remota cueva de tu mente inconsciente y florece con la luz
del sol de tu vida consciente, yendo más allá de las personas y lugares
que puedes ver.”
—EARONDAVIS
Tu vida cambiará para siempre si puedes comprometerte a meditar
diariamente durante 30 minutos por
21 días seguidos; querrás meditar el resto de tu vida. Seguir las directrices
contenidas en este libro te
puede ayudar a empezar tu práctica aunque nunca hayas meditado o la estés
retomando. Pero al final, tú
eres quien tendrás que hallarle el valor para querer continuar practicando a
diario. Comprométete hoy;
date tres semanas para permitir que la práctica se asiente en ti
cómodamente. Muy probablemente te
saltarás una meditación aquí y allá, sólo retoma tu práctica al día siguiente
y sentirás el cúmulo de
resultados. Trata de no saltarte días seguidos. ¿Estás listo para llevar tu vida
al siguiente nivel? Puedes
empezar en este mismo momento.
La mayoría de las personas que se alejan de una práctica de meditación se
convierten en meditadores de
crisis. Ellos conocen el valor de la práctica pero por algún motivo dejan de
meditar. Luego, cuando
empiezan a ver que sus vidas se llenan de desafíos, se vuelcan a la
meditación por unos días, semanas o
meses.
Hay una gran diferencia entre meditar de vez en cuando y tener una práctica
de meditación. Tener una
práctica significa encadenar exitosamente días consecutivos de meditación
hasta que se practica
ritualmente. Idealmente, se convierte en parte de la rutina diaria, similar a
cepillarse los dientes.
Entonces, ¿por qué te resulta tan difícil?
Realmente no lo es. Sin embargo, los ex-meditadores citan dos razones
principales por las que dejan una
práctica perfectamente satisfactoria después de tan sólo unos días o
semanas: falta de tiempo y sutileza
de los resultados.
Excusa #1: No tengo suficiente tiempo
La excusa número uno que dan las personas para no meditar es que no
tienen suficiente tiempo. Tienen
tiempo para ver televisión, navegar en la red, enviar mensajes de texto,
hablar, ver películas, escribir,
hacer sus pasatiempos, jugar Wii, trabajar hasta tarde, ir a fiestas, leer,
relajarse, revisar el correo
electrónico, cocinar, mirar su Facebook, bañarse, tomar siestas, desplazarse
en auto, esperar, volar,
enviar tweets, esperar, cepillarse, jugar con el perro, cuidar al bebé, ir al
doctor, esperar, apurarse y
esperar. Nosotros determinamos qué actividades hacemos en cada momento
de nuestras 24 horas del
día. Por supuesto que tienes tiempo para meditar 30 minutos a diario,
aunque restes un minuto a cada
una de las actividades matutinas. El tiempo no es un individuo
independiente que se impone en nuestra
agenda. Nosotros desarrollamos nuestros horarios basados en nuestros
valores y creencias. Somos
nosotros quienes decidimos cómo usar mejor nuestra energía vital y cuánto
tiempo estamos dispuestos a
dedicarle a las diversas actividades.
Lo que he descubierto es que cuando incorporas una práctica de meditación
a tu vida, de pronto hay
tiempo para todo. Ves las cosas con mayor claridad y facilidad. Los plazos
se evaporan conforme
terminas tus proyectos antes de tiempo. Experimentas mayor descanso
durante el sueño, lo que te da
mayor vitalidad y habilidad para enfocarte. Te vuelves más eficiente en tu
trabajo, y finalmente te queda
tiempo libre y espacio para respirar. Te das cuenta cómo gastas energía en
comportamientos
desfavorables y que puedes reemplazarlos con comportamientos más
eficaces
– formas de vida que te apoyen más. Pero tienes que dar el primer paso, por
tanto, sugiero que te
comprometas a una, dos o tres semanas a una práctica diaria de meditación
y verás cómo el tiempo de tu
vida se extiende para darle cabida a todo lo que deseas hacer . . . y más.
Excusa #2: No siento los resultados
La segunda razón más común citada por las personas para no meditar es
pensar que los resultados son
demasiado sutiles, por lo que no ven ningún valor en continuar meditando.
Nuevamente, esto está
relacionado con nuestros conceptos erróneos sobre lo que debe ser la
meditación. Si tus expectativas
son las de levitar y ver colores, pero sólo fluctúas entre el mantra y los
pensamientos, supondrás que no
está funcionando y te darás por vencido. Incluso puedes llegar a pensar que
lo estás haciendo mal
porque no tienes ningún momento ¡ajá! durante la práctica.
Recuerda que los beneficios se dan en las otras 23 horas del día, cuando no
estás meditando. Sé paciente
y deja de buscar la llegada de estados superiores de consciencia. Fluirán
hacia ti cuando sea el
momento, no te preocupes. Sólo continúa meditando y después de una
cuantas semanas, reconocerás los
distintos cambios en tu forma de interactuar en la vida, con el estrés, las
decepciones, necesidades
insatisfechas y tus propios pensamientos.
No hay diferencia entre tener una práctica diaria de meditación y alguna
forma de ejercicio físico diario.
El ejercicio acondiciona sutilmente tu cuerpo; mientras que meditar alivia
suavemente tu mente dándole
una sensación de bienestar. ¿Por qué no querrías lo mismo para tu estado
emocional, cuerpo físico y
posibilidades espirituales?
Con el fin de llevar paz y quietud a tu vida cuotidiana debes tener una
práctica que apoye el proceso.
Muchos de nosotros hemos meditado, sea a través de un CD o cinta de
meditación guiada, o acostados
sobre nuestras espaldas en savasana al término de una clase de yoga, o,
sencillamente sentados en
silencio por unos minutos. Cada una de estas experiencias nos aporta una
sensación de calma a nuestras
vidas, pero no necesariamente cambia nuestra consciencia a largo plazo.
Para cambiar la forma en que
vemos al mundo, nuestras vidas, las palabras y acciones de otros, y nuestro
propio comportamiento,
requerimos de un cambio en nuestro patrón de comportamiento.
Para lograr este cambio, debes sumergirte en esa quietud y silencio
regularmente. La duración óptima es
30 minutos, la frecuencia ideal es dos veces al día - una en la mañana y otra
en la tarde o noche.
Siéntete libre de usar cualquiera de los mantras mencionados a lo largo de
este libro. Encuentra uno que
resuene contigo, y úsalo consistentemente durante 21 días. Usa un mantra y
quédate con este. Si
cambias de mantra a menudo, terminarás creando pensamientos y actividad.
Recuerda, utilizamos el
mantra para desconectarnos de la actividad, entonces no sientas la
necesidad de sincronizar tu
respiración con las vibraciones del mantra. Si decides que te gustaría usar
un mantra, hay sonidos
universales clásicos como el mantra tradicional Om, el mantra so hum que
Deepak Chopra popularizó
en el mundo hace más de 20 años, y el mantra que acabamos de usar en la
meditación “Yo soy”, o
cualquiera de los mantras que he compartido en este libro.
Siéntete libre de usar cualquiera de estos o los que encuentres en línea, y si
deseas personalizar tu
práctica, busca un instructor de meditación certificado cerca de ti. Me
puedes enviar un correo
electrónico a secrets@davidji.com, y podemos discutir cuál es la mejor
forma para recibir tu mantra del
sonido primordial donde vives.
Si prefieres sólo seguir tu respiración, no la fuerces, sólo déjala fluir.
Simplemente sigue tus
inhalaciones y exhalaciones durante 30 minutos aproximadamente.
Cualquiera que sea el método que
escojas para meditar, he grabado varios temporizadores para meditación
que se pueden descargar
gratuitamente de davidji. com a tu iPhone, iPad, iPod, BlackBerry, Droid,
tablet, o directo a tu
computadora. Estos temporizadores de meditación son perfectos y te dan
opciones de meditaciones de
5, 10, 15, 20, 25, o 30 minutos.
Con el tiempo, puedes cambiar el método que usas y evolucionar. Por eso,
mantén tu mente abierta y
quédate con la práctica.
La excepción que confirma la regla
Muchas escuelas de meditación realizan ciertos rituales antes de realizar la
meditación, tal como cantar
Om, orar, establecer las intenciones, o hacer preguntas. El propósito no es
llevar estas preguntas
activamente a tu meditación. De hecho, es tomar ciertas intenciones,
diálogos y dejarlos en el éter. Me
gusta el formato de preguntas y respuestas antes de la meditación porque
me brinda la oportunidad de
fijarme en las cosas fundamentales que ocurren en mi vida y ponerles
algunas intenciones – no sólo mi
atención. Las personas de alto rendimiento que son nuevos meditadores
suelen aplicar el mismo nivel
de esfuerzo, enfoque y concentración que en el resto de las actividades de
su vida. Normalmente
producen resultados en nuestro mundo y su trayectoria puede ser brillante.
Es más, a la mayoría de
nosotros nos enseñaron la siguiente ecuación desde muy temprana edad:
Enfoque + Esfuerzo = Éxito
Nos enseñaron también que si aumentamos el esfuerzo, el nivel de éxito se
incrementará por igual. La
lección que aprendimos fue: trabaja lo suficientemente duro y obtendrás
todo lo que quieres. Para
muchos de nosotros esa es la forma como conseguimos las cosas que
valoramos, lo que sólo refuerza la
creencia de que el enfoque y esfuerzo son los ingredientes claves para
cualquier éxito. Pero como
habrás notado, esta supuesta ley de la vida no siempre se aplica a todos los
aspectos de la misma. De
hecho, con el tiempo adquiere un estilo personal – se vuelve una manera de
vivir la vida – en lugar de
ser una ley a la que seguimos conscientemente. Pero esta ley “natural” de
nuestra sociedad no siempre
toma los desafíos de la vida y brinda soluciones amplias. Si uno ve las
cosas de una perspectiva
diferente, o se retira por completo de la situación para luego sumergirse,
vemos algo que nos era
familiar con nuevos “ojos”, aumentando infinitamente las posibilidades de
crecimiento y expansión.
En la meditación, la excepción que confirma la regla es lo que nos trae
éxito. Los mejores resultados se
dan cuando liberamos todos los esfuerzos . . . al punto de rendirse . . .
derretirse, suavizarse totalmente.
Dejamos ir el enfoque y lo reemplazamos con inocencia – y la repetición
inocente del mantra. La
fórmula para una meditación efectiva es:
Rendición + Inocencia = Éxito
Esto va en contra de todo lo que nos han enseñado. Rendirse va en contra
de toda intuición para las
personas exitosas, poderosas y de logros que han trabajado arduamente para
alcanzar todas sus
posiciones y posesiones. Todo lo que han logrado en esta vida se basa en
HACER. La meditación es
SER. Requieres un conjunto de herramientas diferentes para conectarte con
tu ser interior divino, debajo
de todas esas posiciones y posesiones – para sólo SER.
Preguntas para el alma
Puedes empezar tu práctica diaria con cualquier pregunta u oración que te
parezca. En la práctica de
la Meditación del Sonido Primordial a menudo empezamos haciéndonos
una serie de preguntas
conocidas como preguntas para el alma. Indistintamente del estilo de
meditación que practiques, puedes
empezar tu meditación diaria haciéndote estas preguntas poderosas y
profundas. En el libro Las sietes
leyes espirituales del yoga se estudian más profundamente. Las preguntas
¿Quién soy yo?, ¿qué
quiero? y ¿cuál es mi dharma o propósito en la vida? son las preguntas que
cientos de practicantes de la
Meditación del Sonido Primordial se hacen antes de empezar a repetir sus
mantras.
Y es así, haciendo estas preguntas, escuchando las respuestas y dejando ir
los resultados que
empezamos nuestra práctica diaria. No hay necesidad de traer las
preguntas o respuestas a tu mente
durante la meditación. Ya forman parte de quien eres. Conforme
expandas tu consciencia, el diálogo
cósmico se expandirá contigo y ganarás claridad sobre quién eres, recibirás
todo lo que desees y
descubrirás tu propósito de estar aquí. (Recuerda: No traigas ningún
pensamiento, concepto, idea, plan o
expectativa a la meditación – sólo tu mantra.)
Estas son algunas de las preguntas más profundas que uno se puede hacer,
por lo que no hacemos nada
con la información que nos llega durante la meditación. Es simplemente un
proceso para hacer más
fértil el terreno. Es fuera de la meditación, cuando las semillas sembradas
están creciendo que uno se
siente más expandido, creativo, intuitivo y más perspicaz. No es durante la
meditación que el valor de
este proceso toma forma, es cuando estás junto al resto de nosotros, cuando
estás totalmente alerta y
cuando interactúas con el mundo.
¿Quién soy yo?, ¿qué quiero?, ¿cuál es mi dharma o propósito en la vida?,
¿cómo puedo ayudar, sanar y
servir a otros usando mis dones únicos o mi talento especial? Estos son los
peldaños de una práctica
diaria sin esfuerzo y son la base para vivir mi vida. Por supuesto que puedes
comenzar tu práctica con
cualquier rito que sientas cómodo. ¿Cuáles son las preguntas que son
importantes para ti? Escríbelas,
explórelas antes de meditar durante una semana de corrido y verás como
estas se desarrollan en tu vida.
(Recuerda: No lleves estas preguntas o sus respuestas a tu meditación.)
Después de haberte hecho y
respondido todas estas preguntas (y a veces no habrá respuestas),
sencillamente libéralas. Puedes
ponerles énfasis al proceso de dejarlas ir, liberándolas físicamente. Inhala
lenta y profundamente y
déjalas ir. Al exhalar, envíalas al universo. Luego empieza tu práctica
usando tu respiración, mantra u
objeto de atención.
¿Cuándo debo meditar?
En la época en que estas enseñanzas se hicieron populares, casi 5.000 años
atrás, la mayoría de las
personas eran agricultoras. Ellos se levantaban antes del amanecer, se
aseaban, oraban y meditaban, y
luego salían a los campos con el primer indicio del amanecer. Trabajaban
en el campo con sus animales
y se retiraban antes del atardecer. Meditaban antes de la cena y dormían
hasta que el sol volviera a salir.
Por más de 5.000 años, el Ayurveda enseñó que la hora ideal de meditar era
entre 5 y 7 A.M. y entre 5 y
7 P.M. Según el Ayurveda, esas horas del día son los momentos más ligeros
de la mañana y atardecer (al
final de la hora vata: 2–6). Por supuesto, estas horas corresponden a la
salida y puesta del sol que es la
forma en que los antiguos guiaban sus vidas. El Ayurveda fue desarrollado
mucho antes que Las Vegas
y eBay... mucho antes de los turnos nocturnos, discotecas, turnos de la
tarde, y salas de emergencias de
24 horas, mucho antes de que los aviones, trenes, y buses transitaran en las
noches... y mucho antes de
que las actividades nocturnas empezaran a transgredir los ciclos circadianos
naturales. Estas directrices
antiguas tenían poco conocimiento de lo que viviríamos en una era donde la
gente cena cuando ya ha
anochecido y otro tanto nos levantamos mucho después de que el sol ha
salido.
El poder del ritual
Entonces, ¿cuándo es el mejor momento? Solía decirme: Meditaré a las
diez de la mañana, todos los
días. Pero no lo lograba, ya saben cómo es. Suena el teléfono, el perro
necesita atención y de pronto
llega alguna información que requiere tu atención. Se pasa más tiempo del
que esperabas respondiendo
un correo electrónico, o yendo a una tienda o atendiendo un desafío. Al
mediodía, tienes una reunión a
la hora del almuerzo. Planificas que será a las tres de la tarde, pero algo te
detiene, y te prometes
meditar tan pronto llegues a casa. Entonces, te llama un amigo y te invita a
cenar, y se van al cine y
luego a un club a bailar; y antes de que te des cuenta es media noche y no
has meditado.
Si fijas tu meditación como un ritual perfecto, fluirá sin pensarlo. Nosotros
creamos y mantenemos
comportamientos mediante rituales. La forma más fácil de fijarse una
práctica de meditación diaria – y
lo más importante, su meditación matinal – es establecerla dentro de un
ritual. Hazla parte de una serie
de actividades concatenadas, pasando de una actividad a otra, en lugar de
fijarte en la hora en que las
haces.
Por ejemplo, cuando te despiertas cada mañana primero miras el reloj –
luego te levantas al baño. No te
digas: “Son las 6:30; hora de ir al baño a hacer pis.” Todo eso ocurre como
un flujo natural en tu ritual
matutino. Luego, haces lo siguiente en tu lista invisible de actividades
matinales y después la siguiente,
etc. La mayoría de las personas hace básicamente las mismas cosas en el
mismo orden todos los días.
Nosotros creamos y mantenemos las actividades creando rituales. Tú no
sabes a qué hora te cepillas los
dientes todas las mañanas porque no te fijas en la hora; lo haces siguiendo
un orden dentro del ritual que
has creado a lo largo de los años. Es sólo uno de tus rituales de ablución
matinal. Tenemos entre 8 y 15
actividades que realizamos en cierta secuencia al despertarnos. A veces
tenemos un ritual durante la
semana y otro los fines de semana. Cambian con el tiempo, pero cada uno
de nosotros tiene esta cadena
de rituales que automáticamente realiza como una rutina.
No te cepillas a una hora en particular, pero siempre te cepillas después de
tus actividades de limpieza
matinal y antes de pasar a la siguiente. Empieza cuando te despiertas; tal
vez por la alarma, el sol o sólo
porque te despertaste. Lo siguiente que haces es ver el reloj para orientarte.
Luego haces 1 de las 15
actividades en el mismo orden y ritual de siempre, y continúas como si
fuera un baile practicado de
antemano. Te despiertas; vas al baño a hacer pis; te lavas el rostro; evacúas
tus intestinos; te duchas; te
arreglas afeitándote o aplicándote maquillaje; te peinas; te vistes; atiendes a
tu gato, perro, pájaro, o
serpiente; atiendes a cualquiera de tus hijos o al bebé en casa, interactúas
con tu pareja sentimental u
otras personas; ves programas matinales de TV; lees el periódico; te
conectas en línea; haces el amor;
haces café o té; y desayunas o sirves algo para el desayuno. Y día a día,
haces estas actividades en el
mismo orden a manera de ritual y en piloto automático; todos los días,
durante meses, años e incluso
décadas.
El ritual espontáneo: LPM
Para resolver la dificultad que la mayoría de meditadores tienen en
asegurarse de hacer la primera
meditación del día, he desarrollado un ritual que ha ayudado a muchos a
realizar su práctica sin
esfuerzo. Lo llamo LPM, el acrónimo para Levantarse, Pis, y Meditar.
Entonces, ¿a qué hora te
levantas?
No es ir demasiado lejos pensar que unos minutos después de despertarte,
irás al baño a orinar. ¡Es
parte de las actividades necesarias del ser humano, y en la mañana estás en
el segundo tercio del
camino! Si lo siguiente que haces es sentarte a meditar, entonces a los 35
minutos de haber abierto los
ojos en la mañana, tendrás media hora de quietud y silencio dentro de ti
para dar la bienvenida a cada
momento del resto de tu día.
Estarás más relajado sin importar lo que te toque enfrentar durante el día.
Estarás menos a la defensiva.
Serás más reflectante y menos reflexivo. Más creativo. Más intuitivo. Más
compasivo. Más
comprensivo. Y estarás más alerta. Todo esto a tan sólo 35 minutos de
haber abierto los ojos. En los
primeros minutos después de despertarte tienes la menor cantidad de
pensamientos activos, pero
conforme avanza el día, el flujo de asignaciones de significados a cada
momento acelera rápidamente tu
actividad mental. Si lo primero que haces al despertarte es meditar,
entonces lógicamente, tendrás
menos distracciones para empezar tu práctica. ¿A qué hora te despiertas?,
¿cuatro, cinco, seis, siete,
ocho, nueve, diez?, ¿a qué hora empiezas a trabajar?, ¿trabajas en horario
normal, o en horario
rotativo?, ¿trabajas en una sala de emergencias hospitalarias?, ¿tu horario
transgrede los ritmos de la
naturaleza?, ¿cuántas horas pasan desde que te despiertas hasta que sales de
tu casa?, y, ¿qué haces
durante ese tiempo?, ¿cuánto tiempo pasas leyendo el periódico, viendo
televisión o navegando en la
red?, ¿no podrías restarle unos minutos a tus rituales de ablución matinal y
despertarte 15 minutos más
temprano?
Ahí estarían esos dulces 30 minutos pausados para empezar tu día. Si la
respuesta es no, entonces,
reconsidera la hora a la que te vas a la cama y trata de dormirte 15 minutos
antes, durante varias
semanas seguidas. Pronto será parte de ti. Puedes hacer que esto funcione.
Y así, fácil y
espontáneamente tendrás este ritual matutino, tan fácil como lo hiciste con
los rituales de ver televisión,
cepillarse los dientes, colar café en la mañana o tomar una caminata
matinal. Anteponer el LPM al tren
de rituales de ablución matinal te ayudará a integrarlo a tu rutina diaria
hasta que forme parte del flujo
de actividades de la mañana y sea parte de los rituales de ablución matinal.
Si bien es cierto el Ayurveda
dicta que hay que meditar entre las cinco y las siete de la mañana, tienes
que hacer lo que funcione
mejor para ti. La clave es crearse un ritual.
En la noche es más difícil porque se presentan limitaciones de tiempo antes
y después de esta práctica
de meditación, y tu mente está muy activa. Para la meditación de la tarde o
noche, sugiero el acrónimo
JDT (Justo Después del Trabajo). Haz que sea la última, última, última cosa
que hagas antes de salir del
trabajo, o la primera, primera, primera cosa que hagas tan pronto llegues a
casa. De esta forma se
convierte en ritual y no hay tiempo para presiones.
Si meditas usando el ritual JDT, pasarás delicadamente a la noche, antes de
que esta explote con
actividades: La cena, los niños, el relato del día, TV, internet, mascotas,
ejercicios, y cualquiera de las
cosas que apiñas en esas últimas horas restantes de tu vigilia. Traerás un
pedacito de quietud y silencio a
las actividades, y te alinearás con la sabiduría eterna del Ayurveda, así
como, con los ritmos circadianos
de la naturaleza. Si puedes tener la meditación nocturna a tu haber, la
manejarás con gracia y aplomo. Si
sientes que es mejor meditar más cerca de la hora de dormir, hazlo. Sólo
recuerda que meditar
demasiado cerca a la hora de acostarse puede “robarte” el sueño,
rejuveneciéndote tanto que podrías
tener dificultad en meterte a la cama. Mantén esta filosofía: ¡Cuando se
trate de la meditación de la
tarde o noche, haz lo que mejor te funcione!
¿Dónde debo meditar?
Medito cada mañana en un almohadón zafu, redondo y grueso, con mi
perrita Peaches - la princesa
buda- acurrucada sobre otro zafu a mi derecha. (¡Ella tiene su propia página
en Facebook! Por favor
dale un me gusta a Peaches.) Me siento en frente de una mesa de centro
sobre la que coloco un reloj
digital. No uso un temporizador ni alarma. Medito y abro los ojos cuando
me doy cuenta que estoy
pensando en el tiempo. Le hecho una mirada al reloj, veo la hora y regreso
a meditar. ¿Qué debes hacer
tú? En primer lugar, sal de la cama. Encuentra un sitio donde no te conectes
con otras costumbres o
rituales. Trata de no empezar acostado; crearás una conexión Pavloviana
entre el sueño y la meditación.
Escoge cualquier lugar relativamente tranquilo donde puedas estar cómodo
y relajado. En circunstancias
extremas, los meditadores han meditado en sus baños, carros y hasta
armarios. Pero eso no debería ser
necesario. Encuentra un lugar tranquilo, algo sagrado o especial, un lugar
en el que puedas sentarte
todos los días, y busca un cojín, almohada o silla donde puedas relajarte por
lo menos 30 minutos.
Busca el asiento y la posición más cómoda. Busca la comodidad por encima
de todo.
Siéntete libre de meditar mientras viaja en auto (siempre y cuando no
conduzcas), en el consultorio
médico, aeropuerto, evento deportivo, concierto de rock o durante cualquier
viaje largo que tomes. La
próxima vez que tengas cinco minutos libres, mira lo que se siente usar esos
preciosos minutos para
aprovechar la quietud y silencio que yace dentro de ti. No importa en qué
dirección mires: Dios está en
todas partes. Me gusta mirar hacia el Este para sentir el primer rayo de luz
de la mañana llegar a mi
meditación. Siento que la luz entra y sonrío. Generalmente, a esto le sigue
el canto de los pájaros, pero
cada día es diferente . . . todo es tan especial. Si necesitas mirar, mira. Si
necesitas moverte, muévete. Si
necesitas estirarte, estírate. Haz lo que sea necesario hacer: estornudar tose,
bosteza, chilla. Siempre
busca la comodidad. Si algo te perturba y saca de la meditación, atiende la
situación urgente y regresa a
meditar los minutos restantes.
Si por algún motivo te saltas un día de meditación, felicítate por darte
cuenta. Sé más tolerante y luego
regresa a la práctica. La práctica es acumulativa, por eso no importa si te
alejas - siempre y cuando
regreses.
LAS DIEZ-Y-MEDIA CLAVES MÁS VALIOSAS PARA UNA
PRÁCTICA DIARIA EXITOSA
Existen varias claves para una práctica diaria cómoda y espontánea, sin
importar si meditas usando tu respiración o un mantra como objeto de tu
atención:
1. La comodidad debe reinar. Asegúrate de estar cómodo en todo
momento. Si te sientes cómodo, continuarás meditando; si no lo estás, es
muy probable que dejes de hacerlo. Por consiguiente, sin importar cuál sea
la interrupción, no te resistas; detente y atiéndela (estira las piernas, ve el
reloj, frota tu cuello, apaga tu teléfono, ráscate la mejilla), y regresa al
mantra. Recuerda: Cualquier cosa que funcione.
2. Crea un ritual. No ates tu meditación al reloj. Usa un ritual tal como
LPM (Levantarse, Ir al baño y Meditar) o cualquier otro ritual que funcione
para ti. El ritual de la tarde puede ser JDT (Justo Después del Trabajo) o
cualquier otro ritual que sientas cómodo. Deja que tus 30 minutos sean
sagrados. Recuerda: Lo que sea que funcione.
3. Recuerda dejar ir. Haz tus preguntas y fija tus intenciones
inocentemente antes de meditar y luego déjalas ir. No traigas nada a la
meditación que no sea el mantra u objeto de atención. Cuando te des cuenta
de los pensamientos, regresa suavemente.
4. Permanece inocente. No traigas nada a la meditación que no sea el
objeto de tu atención — tu mantra o respiración. No traigas a la meditación
intenciones, planes ni objetivos. No fuerces tu práctica. Permite que se
desarrolle inocentemente.
5. Se testigo. Deja ir cualquier expectativa que tengas sobre la práctica.
Se supone que nada tiene que pasar. Observa lo que fluye hacia ti . . . y
regresa al mantra. No empieces un registros . . . sólo se testigo .
6. Continúa fluctuando. Trata cualquier interrupción, sonido, mantra
anterior, idea, estado de humor, sentimiento o emoción al igual que tratarías
cualquier pensamiento; y gentilmente regresa al objeto de tu atención: el
mantra o tu respiración.
7. Deja ir el significado. No te distraigas con el significado de ningún
sutra o mantra. Usa el mantra por su cualidad vibratoria; el significado
vendrá por sí solo.
8. Entrégate. Repite tu mantra espontáneamente, sin esfuerzo, como si
fuera la bruma desprendiéndose de un lago al amanecer.
9. Escucha tu mantra. No digas tu mantra; escúchalo. Deja que venga a ti.
10. Tú eres perfecto. ¡Pase lo que pase, es perfecto! No juzgues la
experiencia. Cada meditación es como un copo de nieve, única e irrepetible.
10½ .¡Disfruta! No te pongas demasiado serio. Es una práctica sin
complicaciones, ¡diviértete!
CAPÍTULO QUINCE
Preguntas
Frecuentes
“No hay otro Dios que no sea la vida misma.”
—OSHO
Hay miles de preguntas frecuentes con respecto a lo que uno experimenta
durante la meditación, y
voy a tratar las más frecuentes de las frecuentes. El simple hecho es que la
respuesta a cada pregunta
yace dentro de ti. Sencillamente medita, sigue las guías de este libro y
cuando tengas una pregunta, la
respuesta muy probablemente provendrá de tu interior. Si no lo haces,
envíame un correo electrónico
a faq@davidji.com, y lo deduciremos juntos. Antes de hacer cualquier
pregunta medita todos los días
durante 30 minutos en la mañana, y en la tarde o noche. Empieza
preguntándole al alma, medita en
silencio, termina el silencio con una alarma o campana, y luego sella la
meditación con un “Om.”
Después de hacer esto durante tres semanas, tu vida será distinta y podrás
preguntarte: ¿Me agrada más
mi vida cuando medito o cuando no medito?
Si te agrada más, continua meditando y tu vida florecerá y dará frutos. Si no
estás seguro, continúa
meditando por 21 días más. Cuando llegues al día 21, envíame un correo
electrónico a secrets@
davidji.com y cuéntame cómo te sientes y qué ha sucedido en tu vida.
Relátame tus desafíos y triunfos.
Haz la pregunta que gustes y te responderé personalmente.
Si no sientes que esos 21 días de meditación han agregado valor alguno a tu
vida, dale este libro a
alguien más. Envíame un correo electrónico y hablemos antes de que
decidas dejar la práctica.
¿Cuál es la diferencia entre la oración y la
meditación?
La oración es hablar con Dios . . . la meditación es escucharlo. Cálmate
mediante la meditación y te
conectarás más profundamente al Dios que le rezas. Cálmate y escucharás
los susurros del Divino.
¿Cómo puedo saber si estoy listo para embarcarme
en un viaje espiritual
o asistir a un taller de meditación?
Todos hemos escuchado el dicho: “Cuando el alumno está listo, aparece el
maestro.” Cuando las
personas se empiezan a preguntar a sí mismas si se beneficiarían de un viaje
interno más intenso, suelen
estar listos. En un retiro de meditación, la mayoría de los asistentes piensan
igual en términos de estar
abiertos a estados expandidos de consciencia y estados más profundos de
paz. La energía del grupo es
tangible y puede ser una experiencia estimulante para ayudarte a tomar
medidas más audaces en tu vida.
Si eso suena abrumador, empieza más despacio y aprende a meditar con un
maestro en un ambiente más
privado. Yo trabajo con grupos e individualmente para ayudar a las
personas a cultivar una práctica
espiritual. Viajo por el mundo enseñando en retiros, talleres y seminarios.
Si deseas empezar a
profundizar tu práctica, contáctame y podemos hablar sobre tus próximos
pasos.
¿Cuál debería ser mi objetivo durante la meditación?
Es paradójico pero tu meta es simplemente ser . . . no hacer. Por eso,
dependiendo del tipo de
meditación que elijas, sólo haz eso. Por ejemplo: En una meditación
mántrica, sólo repite el mantra. En
una para tomar consciencia de la respiración, sólo respira. En una
meditación drishti, sólo contempla. Es
un error de principiante tratar de intelectualizar o agregar algo al proceso.
Mientras más sencillo, mejor.
Menos es más.
¿En dónde encuentro un maestro?
La forma ideal para aprender la meditación mántrica sigue siendo
directamente con un maestro que la
practique. No tienen que vestir sotanas de monjes o saris indios para
poderte enseñar. Mi criterio es que
mediten a diario y usen la meditación mántrica efectivamente en sus vidas.
Si así lo hacen, pueden
compartir la práctica contigo y apoyarte. Siéntete libre de visitar la página
de recursos de davidji.com
para hallar un maestro cerca de ti.
¿Qué mantra debo usar para empezar?
Selecciona un mantra con el que te vayas a sentir cómodo – no por su
supuesto significado; sino por su
vibración propiamente dicha. Siéntete libre de usar cualquiera de los
mantras que enumero a
continuación, o aprende tu mantra personal a través de un maestro de
meditación certificado. Visita
davidji.com para obtener más información. Mientras tanto, los siguientes
mantras pueden resultar
efectivos hasta que recibas tu mantra de Sonido Primordial:
Yo soy So Hum Om
Yud Hey Vov Hey
Aham Brahmasmi o cualquiera de los mahavakyas Om Ganapati Namah
Yogastha Kuru Karmani Moksha
Om Mane Padme Om CONFIANZA
Om Namah Shivayah So Hum Namah
¿Debo tratar de sincronizar el mantra con mi
respiración?
Esta es otra de las trampas en la que caen aquellos que han practicado
alguna forma de meditación
siguiendo su respiración y que luego tratan de usar un mantra. Cuando la
respiración es el objeto de tu
atención, inhalas y exhalas, tu respiración se acelera y desacelera... lo
mismo ocurre con el mantra. En
algún momento divergirán, como sobarse la barriga y toparse la cabeza a la
vez. No hay forma en que
realmente se puedan sincronizar o coordinar los dos. Si tienes una práctica
para tomar consciencia de la
respiración y deseas cambiarte a una práctica basada en un mantra, trata de
sincronizar tu respiración
con el mantra unos minutos y luego déjala ir, sólo dirige tu atención al
mantra.
¿Puedo escuchar música relajante o de yoga durante
la meditación?
Puedes hacer cualquier cosa que gustes, pero si usas una música durante la
práctica de meditación te
quedarás en la actividad. La razón por la que te gusta la música es que te
calma y relaja. Pero también te
recuerda algo relajante, por tanto, introducirás significado a la meditación,
que a su vez, te llevará a un
pensamiento. Mi firme recomendación es que la única manera de
experimentar una consciencia pura
ilimitada es mediante la quietud.
¡Yogastha kuru karmani! Establecido en la unicidad, realizo la acción. Si
puedes hacer de la quietud los
delimitadores que enmarquen tu día, entonces siéntete libre de añadir
cualquier otra práctica de
meditación en el intermedio. Esa práctica será más intensa siempre que la
enmarques con experiencias
de no actividad.
¡Me salí del camino y dejé de meditar! ¡Socorro!
Antes que nada, inhala profundamente ahora. La vida puede ser muy
agitada y sentirse abrumadora a
veces. Esto puede crear un efecto dominó donde se pueden dejar de lado los
rituales diarios “no
críticos”. Esto simplemente quiere decir que le has asignado 30 minutos a
otra actividad en tu día por
encima del valor percibido que tiene la meditación en tu vida. Tienes ciertas
expectativas y si no sientes
los resultados, no le ves el valor. Es una respuesta común en aquellos que
dejan de practicar la
meditación. Sin embargo, si lo deseas puedes reconectarte fácilmente a tu
ser más centrado a partir de
ahora. Puedes regresar suavemente a la práctica el día de hoy seleccionando
unos momentos para
celebrar incluso que estás sosteniendo esta conversación. Ahora escoge un
momento el día de hoy . . .
cualquier hora del día . . . donde puedas dedicar diez minutos y seguir
avanzando hasta llegar a los 30
minutos, aumentando un minuto cada día. No te sientas obligado o
presionado, pero asegúrate de
dedicar toda tu atención e intención a este regalo que te estás haciendo a ti
mismo.
Epílogo
Meditar a diario ha abierto mi mundo inclinándome más en la dirección de
mis sueños y alejándome de
lo que ya no me sirve. Es un proceso y viaje que dura toda la vida. Ahora,
estoy consciente cuando salen
palabras de mi boca que no crean paz ni armonía. Ahora, estoy consciente
cuando tengo pensamientos
inútiles. La meditación ha despertado el testigo silencioso en mí, y eso ha
marcado la diferencia. Soy
menos reactivo, más compasivo, me perdono más a mí mismo y perdono a
otros también, me siento más
feliz y realizado . . . y me siento verdaderamente bendecido de transitar por
esta dulce Tierra.
Creo que esto proviene de ver los beneficios y resultados diarios de esta
práctica. Anhelo conectarme a
la quietud y silencio que yace en mi interior, porque ahora sé que es la
fuente de toda la existencia.
Tú no estás solo en este viaje. Todos estamos juntos, dando tumbos a diario
para llevar alimento a
nuestras bocas y recibir amor. En este proceso podemos compartir amor,
luz, aceptación, perdón, ánimo,
y paz con todo aquel que entremos en contacto.
Si podemos hacer esto – aunque sea un poquito más de lo que hici- mos
ayer – entonces esta vida
nuestra, cuan transitoria e incierta pudiera ser, será el viaje más asombroso
que podamos imaginar. Me
he vuelto más sensible a la obligación que cada uno de no- sotros tiene de
estimular y proteger a todos
los seres vivientes del planeta. Esto incluye a los animales en refugios y
criaderos, de cacería, a nuestros
hermosos océanos y la vida que pulula en ellos, y también a los veteranos
de guerra y sus familias que
han servido y se han sacrificado para que nosotros tengamos un día más de
lib- ertad. Espero que algún
día, todos podamos vivir en paz para que ninguno de sus sacrificios hayan
sido en vano. Recuerda amar
a tu prójimo y adoptar a tu próxima mascota. Visita www.davidji.com para
conectarte conmigo y con
más de las enseñanzas eternas.
Mis Intenciones
¿Cuál es el motivo detrás de establecer una práctica diaria de meditación?,
¿cuáles son tus expectativas?
Escríbelas aquí o en tu diario y ponles fecha. Revísalas cada mes, y ¡verás
cómo se han manifestado tus
deseos en la vida!
Mis experiencias dentro y fuera de la meditación
Conforme tus pensamientos, respiración y fisiología se vayan
desacelerando y aquietando
progresivamente hacia expresiones más sutiles, tu consciencia se irá
expandiendo – al inicio durante la
meditación y luego en tu vida fuera de la meditación – lo que despertará un
mundo de posibilidades
infinitas en todo momento. Escribe en tu diario tus experiencias y las cosas
que notes, y verás las
formas en que habrás transformado tu vida positivamente.
Lecturas
Recomendadas
Adi Shankara’s Crest Jewel of Discrimination: Timeless Teachings on Non-
duality. Swami
Prabhavananda y Christopher Isherwood, traductores. Hollywood, CA:
Vedanta Press, 1975.
Chödrön, Pema. When Things Fall Apart: Heart Advice for Difficult Times.
Boston: Shambhala
Library, 1997.
Chopra, Deepak. El sendero del mago (The Way of the Wizard). New
York: Harmony Books, 1995.
Chopra, Deepak. Sincrodestino (The Spontaneous Fulfillment of Desire:
Harnessing the Infinite Power
of Coincidence). New York: Harmony Books, 2003.
Chopra, Deepak, y Simon, David. Las siete leyes espirituales del yoga (The
Seven Spiritual Laws of
Yoga: A Practical Guide to Healing Body, Mind, and Spirit). Hoboken, NJ:
John Wiley & Sons, 2004.
Houston, Jean. A Mythic Life: Learning to Live Our Greater Story. San
Francisco: Harper San
Francisco, 1996.
Ladinsky, Daniel (traductor). The Gift: Poems by Hafiz, the Great Sufi
Master. New York: Penguin
Books, 1999.
Rosenberg, Marshall B. Nonviolent Communication: A Language of Life.
Encinitas, CA: PuddleDancer
Press, 2003.
Shearer, Alistair (traducción e introducción). The Yoga Sutras of Patanjali.
New York: Random House,
1982.
Simon, David. The Ten Commitments: Translating Good Intentions into
Great Choices. Deerfield
Beach, FL: Heath Communications, 2006.
Simon, David. Free to Love, Free to Heal: Healing Your Body by Healing
Your Emotions. Carlsbad,
CA: Chopra Center Press, 2009.
Yogananda, Paramahansa. Autobiografía de un Yogui. Los Angeles: Self-
Realization Fellowship, 1997.
Agradecimiento
Ollie, Eddie, Annie, Francis, Monroe, y la dulce Mazy. Que meditan en lo
no local. Ustedes son mis
guías espirituales. Shanti, shalom, y paz.
Deepak Chopra conmociona los cielos, y David Simon trae el cielo a la
tierra. Aham brahmasmi — Yo
soy el universo.
Deepak Chopra fue el primer maestro que me enseñó a tener acceso a las
respuestas de las preguntas
¿Quién soy? ¿Qué deseo? y ¿Cuál es mi dharma? Siempre le estaré
agradecido por su disposición a
compartir su brillantez, pasión, creatividad, articulación y compasión. Él ha
traído más paz a este
planeta durante su vida que cualquier otra alma; su capacidad para
conectarse enormemente con las
personas de todas las culturas, edades y orientación es extraordinaria. Él es
la encarnación arquetípica
de las enseñanzas de Vedanta, Advaita, yoga, y consciencia cósmica, y por
más de cuarenta años ha
ofrecido desinteresadamente, con gracia y prolíficamente este conjunto de
sabiduría eterna al mundo.
Me siento honrado de ser el receptor de su ofrecimiento en esta última
década.
David Simon vio algo dentro de mí y me invitó a su corazón. Allí me quedé
alojado desde el día que
nos conocimos. Y ahí me quedaré hasta el día que deje este mundo. Él me
condujo de la oscuridad a la
luz, y del dolor y limitaciones al moksha – la liberación emocional. Ha sido
un privilegio para mí servir
a su visión de sanación mundial mediante una consciencia superior y amor.
A mis queridos maestros Osho, Paramahansa Yogananda, Su Santidad el
14° Dalai Lama, Yogui Bhajan,
y Roger Gabriel — ustedes me inspiran cada día a vivir una vida de mayor
servicio, paz, creatividad,
aceptación, expansión, humor, compasión, amor y abundancia.
Rosanne Drucker, mi amada esposa, músico / cantante / compositora
brillante, y una verdadera
creyente. Me conoces mucho tiempo, y a pesar de todo, siempre me has
alentado a dar mi próximo paso
sin importar cuán difícil o azaroso pareciera. Siempre has creído en mí
cuando no podía ver mi propia
luz, y eso marcó la diferencia. Tu generosidad de espíritu ha sido el modelo
de dharma que he
perseguido todos estos años. Tu creatividad, bríos, capacidad para fluir las
emociones del universo en la
música y letra no tiene parangón. Tu corazón abierto e inquebrantable y tu
amor incondicional me han
dado la libertad para explorar el universo, y en ese viaje he hallado mi
alma. No puede haber mejor
regalo que tu ser expandido. Gracias . . . una vez más y por siempre.
Peaches, mi princesa buda, eres la meditación en vivo y mi compañera
incondicional que me enseñas a
entregarme en todo momento y me recuerdas a diario que abra mi corazón
un poquito más.
Tiffany Murray, mi asistente y la “jefa de la casa,” tú eres la encarnación de
la gracia bajo fuego. Tú
devoción e impecable integración de las enseñanzas del Centro Chopra
hacen de ti un modelo a
seguir para todos los maestros védicos. Tu servicio desinteresado y
compromiso con la autenticidad
brillan cada día, iluminan mi mundo y obsequian a nuestros huéspedes y tus
estudiantes enseñanzas
sinceras, maduras y reales. Practicas lo que predicas, te desenvuelves
espontáneamente obviando el
drama y las constricciones para llevarnos a una isla de calma y claridad, y
amorosamente compartes con
todos nosotros. El haber encontrado tu dharma ha ayudado a miles a
reconectarse con sus seres
incondicionales, la iluminación y la totalidad. Has dotado elegantemente mi
mundo y el de otros con
profundidad y alegría. Michael Bloom, mi querido amigo, hermano y guía
que comprende el verdadero
significado de la iluminación y el poder del momento presente - ¡eres lo
mejor!
Mi familia sanguínea que ha hecho todo lo posible para que yo evolucione
cada día para ser la mejor
versión de mí mismo: mi asombroso padre y mejor amigo, Jay Greenspan;
y su devota esposa, Charna
Glasser; el mejor clarinetista que le da vida hasta un tubito de regaliz,
Stanley Drucker; mi adorada
madre incondicional Naomi Drucker; mi amada hermana, Susie, quien ha
estado siempre a mi lado
desde el día que me aventuré a salir del vientre materno; mi verdadero y
auténtico hermano, Jeffrey; y
mi sobrino del alma, Eddie Gilbert. Todos me sostuvieron cuando estuve en
mis abismos más oscuros,
lideraron mis subidas y celebraron conmigo en la cima. Siempre siento su
apoyo y amor, sin importar a
dónde vaya en mis viajes. Los amo profundamente.
Mis hermanas asombrosas que son parte de la Universidad del Centro
Chopra (CCU). Ustedes iluminan
desde lo alto para que millones en el mundo puedan salir de la oscuridad:
Mis socias para llevar a la
CCU al siguiente nivel - Yogui Claire Diab, directora Teresa Long y la
desarrolladora de los programas
en línea Tiffany Murray; y nuestro equipo mágico compuesto por Erica
López, Trista Thorp,
Andrea Debell, y Marcella Mighty Morfin.
Karla Refoxo, mi querida amiga, que mimas tanto a Peaches, y maestra de
vida. Eres la encarnación del
tierno amor benevolente fusionado con una creatividad poderosa; un alma
dulce, sensible, divina y una
maestra de meditación amorosa. Empezaste todo con tu increíble pintura
gigante de Buda en el Centro
Chopra de Nueva York. Tu visión de la portada de Los secretos de la
meditación y Meditaciones
guiadas trajeron una claridad profunda y emoción a los proyectos, al igual
que lo hizo tu sensibilidad
artística. Gracias por traer esa dulce energía gallega a mi mundo y
enseñarme a continuar muriendo al
pasado. Eres una Sufi Nagual bendecida, una artista dotada, y una amiga de
confianza de corazón.
¡Reglas Tulku! Tulkujewels.com
Los miles de rayos de luz que conforman la red mundial de instructores
certificados del Centro Chopra.
Ustedes me inspiran a diario conforme se mueven en dirección de su
dharma, ayudando, sanando y
sirviendo a otros con su luz y amor.
A mis más de 50.000 estudiantes de meditación alrededor del mundo que
han estado en mis clases y
charlas en el Centro Chopra, y alrededor del mundo en Seducción del
Espíritu, Viaje a la sanación,
Secretos de la iluminación, Salud perfecta y Sincrodestino
A los cientos de miles alrededor del mundo que se han embarcado en un
viaje de meditación conmigo
en línea, por CD, iPod, la radio o en persona. Ustedes han estado conmigo
en la brecha y hemos
compartido la magia de la unicidad. Ustedes son la fuerza motriz detrás de
mi consciencia y les estoy
profundamente agradecido.
A los cientos de miembros de mi familia del Centro Chopra desde el 2003
al presente y a aquellos que
han sido hitos del dharma. Para todos ustedes que han sido mis estudiantes
y maestros, amigos y socios
en elevar la vibración de paz y estímulo, les agradezco desde el fondo de mi
corazón y alma.
Kathy Bankerd y Susan McCAbe por verme como un activo a la causa y
ayudar a elevar mi vibración.
Kyla Stinnett, por tu ingenio extremadamente afilado, encanto embelesador,
edición brillante,
sensibilidad profunda y corazón tierno. Trabajar contigo en el Centro
Chopra ha sido un privilegio y un
toque de luz para mí. Pasear a nuestros perros por la playa y reflexionar
sobre los enigmas existenciales
son cosas que atesoro. Sherman es un chihuahua muy afortunado.
Carolyn y Felicia Rangel, ustedes sostienen el universo tan brillantemente
para que Deepak lo gire con
gracia y facilidad.
Sara Harvey for tu gracia y generosidad.
La tribu de Vancouver del Centro Chopra de Yoga y su directora de estudio
Danielle Mika Nagel.
Nirmala Raniga, mi querida amiga y visionaria angelical del Centro de
Bienestar Paradise Valley.
Charley Paz por ser mi puntal y consejera.
Amanda “Linky” Ringnalda, por ser mi compañera de eventos en los
últimos seis años.
Mi mejor amiga imperecedera y experta en yoga para niños, Jodi Komitor.
Mi familia de Hay House: la diosa Louise Hay, Reid Tracy, y Stacey Smith;
mi familia de la radio de
Hay House — la incomparable Diane Ray y su brillante equipo de
ingeniería: Kyle, Steve, Joe, Rocky,
y Mitch; los productores de mi programa Tiffany Murray y Susan McCabe;
el equipo de editorialistas y
diseño de “Secrets of Meditation” (English Version): Lisa Bernier, Shannon
Littrell, y Christy Salinas;
mis dulces estrellas de rock meditadoras Diane, Bryn, y Donna — ¡todos
ustedes vuelven las cosas una
realidad!; y mis estudiantes de meditación y ayurveda de Hay House que
continúan elevando los
estándares. ¡Son las reglas de Hay House Radio!
Lubosh Cech, mi amado hermano. Las palabras difícilmente pueden
expresar mi admiración y respeto
por ti y por tu visión creativa. Eres la representación divina de bhakti y un
artista dotado y generoso. Te
aseguras que cada expresión visual de davidji para el mundo lleve la
perfección, elegancia y dulce
intención de la fuente donde se originó inicialmente. Eres un maestro
talentoso que busca transformar
siempre. Te estoy tan agradecido. Okodesign. com y NakedRiverFilms.com
Tara Lynda Guber, la yogui que me enseñó a apropiarme de mi impacto.
¡Te quiero, taraji!
Gracias aquellos que a lo largo del camino me han prestado su amistad y
ayudado a entender mejor la
vida: mi más viejo amigo, compañero y mentor Mark Clemente; mi
confidente de corazón y mente de
tantos años Anna Chosak; Marianne Pagmar; Dave Goodley; Terri Cole;
Max Simon; Rick Dore;
Rookie Komitor; Pam, Sara, e Izzy Simon; Benji Moseman; Dr. Valenica
Booth Porter; la dulce Fran
Lambert; Stanley Komitor; Robin Muto; Freddie Leonardo; Alisha Olivier;
Judy Perl; Yogini
Shambhavi; Naadi Mohan; Michael Price; la genio de los spa Alexis
Ufland; Grace Porter; Neal
Tricarico; Allison Slater; Patrick Flanagan; Tal Wilkinfeld; George
Bubaris; Ravi Meher; Dr. Suhas
Kshirsagar; Deva Premal; Kimberly Willock Pardiwala; General Al Haig;
Vamadeva Shastri;
Gerard Butler; Jennifer Nicholson; Sadie Drucker; Christina Warner Hill;
Tipper Gore; Gurú Ganesha;
Tony Robbins; Maya Jeffkins; mi consultora de programa, maestra védica y
extraordinaria yoguini
Gabrielle Forleo, quien me ha respaldado todo este tiempo; mis amigos
asombrosos, comprensivos y
auténticos de la recepción: Mira, Kathy, Blake, Molly, Sheila, Tala, y Tim;
mis hermanas del LT: Holly,
Amanda, Kristy, Sara, y Traci; Corey Booker; Abby “The Heart” Murphy;
Sid Ganis; Sant Chatwal;
Greg Porter; Denise Reynier; Justin Drucker; Peter Guber; el equipo de
Jayavarman; Nancy Ganis;
Jeffrey Landle; Laura Lawee; Eliza Dushku; la inigualable Wendi Cohen;
Kids for Peace; Vikram
Chatwal; mis amigos del Instituto Hoffman; Jagatjoti Singh Khalsa; Julie
Silverthorn; todos mis amigos
y fanáticos de FaceBook; mis seguidores en Twitter; Cesar Millan; Ann
Lagano; Dr. Robert “Bobby G”
Gonzalez; la dulce y talentosa familia del Centro Chopra en Nueva York y
luces guía radiantes que lo
hicieron posible — Holly Hatfield-Patel y Kerry Williams Gil; Bill Farley;
Rick Fox; canto y percusión;
Sarito Sun; Zrii Nation; Charlie Paz, Mitch Estrin; Lee Rocker; Katia
Shokrai; Irene Margolis; Freddie e
Irene Gentile; Dave Macek y la familia comprensiva de Red Lotus Society;
Valerie Skonie y la tribu del
Festival de Invierno para el Alma de 40 días; Bob Budlow; Joshua
“Ganesh” Mallitt; Denise Reynier;
Dave Stewart; Suzanne Dore; Miten; mi compañera de habitación y gemela
capilar Lizzie Upitis; Elaine
Ehrenkrantz; Jerry Kaplan; Debbie Drucker; mi amorosa amiga de años -
por fuerza de la naturaleza, y
compañera CBGB Amy Berko Iles; Snatam Kaur; Damien Rose; Gail
Hendrix; Nicole Bondurant;
Libby Carstensen; y mis hermanos de Bloomfield — Joe, Ray, Eddie,
Walter, y Ted.
Y un agradecimiento profundo a aquellos que me han mostrado cuán
multidimensional es la vida: Oprah
Winfrey, Dexter Morgan, Bill O’Reilly, Alisha Florek, Detective Bobby
Goren, Liz Lemon, Damien
Lewis, Jon Stewart, Jack Bauer, Shawn Carter, Patrick Jane, Dr. Gregory
House, y Ned Stark, que
siempre mantuvieron los pies en la tierra.
Mi gratitud a la diosa divina que es el Centro Chopra para el Bienestar.
Y con profunda gratitud a mi dedicada estudiante y amiga Sonnia Valverde
Drouet - una poderosa
instructora y una fuerza de la naturaleza - con un corazón tierno y fuego
interno que me inspiró a
compartir esta sabiduría ancestral con mis queridos latinoamericanos.
Realizaciones y Publicaciones
de Otros Temas de Interés de Hay House
YOU CAN HEAL YOUR LIFE, la película, con Louise L. Hay & amigos
(disponible como programa
en 1-DVD y en juego de 2-DVD)
Vea el avance en: www.LouiseHayMovie.com
THE SHIFT, la película, con el Dr. Wayne W. Dyer
(disponible como programa en 1-DVD y en juego de 2-DVD) Vea el
avance en: www.DyerMovie.com
Publicaciones en inglés
AWAKENING THE LUMINOUS MIND:
Tibetan Meditation for Inner Peace and Joy, por Tenzin Wangyal Rinpoche
EUFEELING!
wwThe Art of Creating Inner Peace and Outer Prosperity, por Dr. Frank J.
Kinslow
GRACE, GUIDANCE, AND GIFTS:
Sacred Blessings to Light Your Way, por Sonia Choquette
THE MINDFUL MANIFESTO:
How Doing Less and Noticing More Can Help Us Thrive in a Stressed-Out
World, por Dr. Jonty
Heaversedge & Ed Halliwell
A MINDFUL NATION:
How a Simple Practice Can Help Us Reduce Stress, Improve Performance,
and Recapture the American
Spirit, por el congresista Tim Ryan
SOUL-CENTERED:
Transform Your Life in 8 Weeks with Meditation, por Sarah McLean
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