Monografía - Litigación Oral (JPY)
Monografía - Litigación Oral (JPY)
Monografía - Litigación Oral (JPY)
INTRODUCCIÓN
2. El Principio de Oralidad
Respecto al cual podemos decir que cuando surgió el modelo acusatorio puro en la Grecia
antigua, ni la oralidad ni la publicidad eran vistas como garantías procesales en favor del
imputado. Se trataba simplemente de características propias de lo que se consideraba, no un
proceso justo, sino funcional. No es sino hasta las últimas décadas, que oralidad y
publicidad reciben contenido y dimensión de principio procesal; sin embargo, la
Constitución no ha previsto expresamente el derecho al juicio oral;no obstante, estando a
las normas internacionales glosadas y a que elNCPP no solo reconoce explícitamente a la
oralidad1, sino que leatribuye la condición de principio del juicio oral, consideramos que el
derechoal juicio oral5 forma parte del derecho al debido proceso, que tiene
carácterconstitucional. Así también, se consideran formas escritas a modo de resguardo a
favor del procesado como la formalidad de emitir resoluciones judiciales escritas, o que la
notificación de detención del imputado también se presente por escrito, art. 139º, inciso 5 y
15, respectivamente. Podemos acotar que existe un pronunciamiento jurisprudencial de la
Corte Suprema de Justicia de Costa Rica que señala “las audiencias orales son el momento
oportuno para ejercer con la amplitud requerida, la defensa de las personas sometidas a
procedimientos penales.”
En el ámbito nacional el Acuerdo Plenario N° 6-2011/CJ-116 establece que la oralidad está
referida, primordialmente, a la forma de los actos procesales. Estos han de ser realizado
verbalmente; predomina lo hablado sobre lo escrito. Además, vista su importancia y si se
1
El NCPP en su artículo I, inciso 2 del Título Preliminar prescribe: “Toda persona tiene derecho a un juicio
previo, oral, público y contradictorio, desarrollado conforme a las normas de este Código”
insta su incorporación cardinal en las actuaciones procesales, como lo hace razonable, que
no radicalmente, el CPP, se erige en un modo de hacer el proceso, pues facilita la
aplicación de los principios de investigación, inmediación, concentración y publicidad,
aunque, como es obvio, situación que no puede desconocerse en modo alguno, no
condiciona la estructura del proceso la formación del material fáctico y valoración de la
prueba”.
La oralidad es un principio que los autores clásicos vinculados al proceso penal siempre
han mencionado como característico de la etapa de juicio; sin embargo, hay que precisar
que la oralidad es un principio que acompaña al imputado a lo largo del proceso penal, es
decir, un principio constitucional y convencional genérico en el proceso penal, ya que no
solo se manifiesta en la etapa de juicio sino también en las audiencias previas al juicio,
audiencias que constituyen la verdadera novedad del CPP del 2004.
2
ROXIN, Claus. “Derecho Procesal Penal”, Editores del Puerto, 25ª edición, Buenos Aires, 2000, Pg. 115.
3
NEYRA FLORES, José Antonio. “Código Procesal Penal. Manuales Operativos”, Academia Nacional de
la Magistratura Lima, 2007, Pg. 36.
Si el sistema fuera estrictamente oral, se presentaría un problema en audiencia. Las partes
no podrían conocer previamente, cuáles son los fundamentos del contrario que serían
presentados en la audiencia. Ello generaría un estado de indefensión en quien pretenda
contradecir lo argumentado. El conocer previamente los argumentos del contrario lleva a
una mejor preparación.
Esta característica ha tenido repercusión en la aplicación del CPP del 2004, sobre todo en la
audiencia de control de acusación; por ejemplo, se ha establecido que el plazo máximo para
contestar la acusación, válidamente notificada, es de 10 días, no hacerlo por escrito y
pretender argumentar en audiencia, sería lesivo a la garantía de igualdad de armas.
En la misma lógica, la Corte Suprema ha establecido que: “No puede ser posible, de modo
alguno, que tales observaciones sean formuladas recién en el acto de audiencia preliminar
pues tal comportamiento afecta el derecho a la igualdad de armas respecto de los actos
postulatorios del fiscal; en efecto, de ser así este no tomaría conocimiento previo y
oportuno de los cuestionamientos efectuados por los demás sujetos procesales a su
acusación escrita, lo que conllevaría al representante del Ministerio Público –en dicha
audiencia– se enfrente a observaciones y cuestionamientos sorpresivos que convertirían a
la audiencia preliminar en un escenario incierto, en el que no existiría un parámetro de
discusión prefijado bajo las garantías y supervisión del caso por el órgano jurisdiccional,
por tanto, a fin de que el fiscal pueda presentar en la audiencia preliminar, los argumentos
que refuercen su tesis acusatoria, asimismo, refutar las observaciones planteadas a ella,
resulta impostergable dejar fijado que el plazo de 10 días para formular dichas
observaciones a la acusación – a que se refiere el art. 350 – es un presupuesto legal de
obligatorio cumplimiento que garantiza el trato igualitario a las partes en conflicto y,
además, le otorga un plazo razonable al fiscal para conocer los cuestionamientos
planteados y preparar los argumentos que considere pertinentes plantear en la audiencia
preliminar4”.
A partir de este análisis, es posible delimitar una regla de litigación, por lo menos en
audiencias previas al juzgamiento, que es: “se debate en audiencia, lo previamente
presentado por escrito”.
4
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Casación 53-2010, Piura, de fecha 7 de junio del 2012.
La consideración de la oralidad como principio ha sido objeto de críticas. En efecto, se
argumenta que la oralidad opera como un instrumento para alcanzar otros valores (carácter
instrumental) como la pronta resolución del caso con justicia(eficiencia); por lo que la
necesidad de su aplicación debe ser establecida en el caso concreto, pudiendo ocurrir que
sea eficiente para alcanzar algunos objetivos (como obtener información de testigos
presenciales), pero deficiente para alcanzar otros (como realizar actos postulatorios de
manera clara y precisa), pudiendo la escritura resultar más eficiente para éstos.
Sin embargo, al considerase la oralidad como un principio, cuando la ley procesal no
establezca expresamente la formalidad de un procedimiento debe optarse por la forma oral,
aun cuando ésta no sea la forma más adecuada para una resolución justa y rápida del caso.
Nuestro sistema jurídico ha optado por considerar a la oralidad como principio, no hay
objeción insalvable que impida tratarla como tal. Sin embargo, el hecho de que la categoría
normativa de la oralidad sea la de principio, no significa que sea el principio más
importante del sistema procesal penal, ni mucho menos que tenga una relación de
precedencia absoluta frente a otros principios. El principio de oralidad se aplica a casos
concretos mediante la técnica de la ponderación; en ausencia de reglas puede ser derrotado
por otros principios (igualdad procesal, derecho al recurso, derecho de defensa, etc.) que, en
relación al caso concreto, resulten preponderantes.
Más aun, creemos que debe distinguirse entre el principio de oralidad y la técnica de la
oralidad. El principio de oralidad es una norma del sistema jurídico, en tanto que las
técnicas de la oralidad están dadas por pautas prácticas y destrezas para la mejor realización
de la oralidad. Las técnicas de la oralidad se manifiestan como técnicas de litigación oral o
técnicas de manejo judicial de casos.
Las técnicas de litigación oral están dadas por pautas prácticas y destrezas para la mejor
realización de la teoría del caso y planteamiento del mismo en el Juicio Oral. Las técnicas
de la oralidad se manifiestan como técnicas de litigación oral o técnicas de manejo judicial
de casos.
Las técnicas de litigación oral se manifiestan y se expresan en el desarrollo del juicio oral,
desde el estudio y conocimiento del caso para poder realizar una buena teoría hasta el final
del juicio al momento de realizar el alegato de clausura.
Las técnicas, en general, pueden conceptuarse como el conjunto de conocimientos y
recursos relativos a la aplicación de determinada ciencia o disciplina; así como la pericia o
habilidad para usar de esos conocimientos y recursos. Las técnicas suponen: normas
técnicas y destrezas en la aplicación de estas normas.
Las técnicas de la oralidad tienen un carácter instrumental y no constituyen un saber
autosuficiente, tiene que estar acompañadas siempre del conocimiento del derecho.
Estas comprenden: elaboración de la teoría del caso, saber cómo realizar un efectivo
examen directo, contra examen, presentar la prueba material, objetar, realizar un buen
alegato de apertura y alegato de clausura.
La teoría del caso, entendida como un instrumento de planificación estratégica de los
litigantes, no es exclusiva de los modelos orales; sin embargo, constituye un presupuesto
necesario para todas las formas de litigación.
La teoría del caso es un instrumento de planificación estratégica que debe ser elaborado por
abogados y fiscales. Está vinculada a una imputación penal y tiene por finalidad de definir
los propósitos así como los objetivos y acciones estratégicas; de negociación y/o litigación
penal, en las diferentes etapas del proceso penal (Preparatoria, Intermedia, Juzgamiento,
Impugnación); y está constituida por el manejo de la información jurídica, fáctica,
probatoria, persuasiva y contextual (social, sicológica, etc.), referida a la imputación penal
y su contexto. La teoría del caso orientara las acciones tácticas.
Existen varias concepciones sobre la teoría del caso: i) criterio fáctico, ii) Criterio fáctico,
jurídico y probatorio; pero con aspectos estratégicos limitados a lo fáctico, y iii) La teoría
de caso como instrumento de planificación estratégica: aspectos jurídicos, fácticos,
probatorios, persuasivos y contextuales; manejados estratégicamente hacia los objetivos de
la parte. Hemos optado por ésta.
5
BAYTELMAN A., Andrés y DUCE J. Mauricio. “Litigación Penal Juicio Oral y Prueba”.
CONCLUSIONES
El nuevo sistema, en cambio, pone por primera vez a las partes a litigar casos en
audiencias orales, en donde las decisiones se juegan realmente en el trabajo efectivo
con la prueba y la argumentación jurídica. De muchas maneras, esta labor hace de la
profesión de abogados y jueces algo profesionalmente muy atractivo y estimulante.
Una limitación a la oralidad en audiencias previas al juzgamiento lo constituye la
regla “solo se debate en audiencia lo previamente presentado por escrito”.
Debe distinguirse entre el principio de oralidad y la técnica de la oralidad. El
principio de oralidad es una norma del sistema jurídico, en tanto que las técnicas de
la oralidad están dadas por pautas prácticas y destrezas para la mejor realización de
la oralidad. Las técnicas de la oralidad se manifiestan como técnicas de litigación
oral o técnicas de manejo judicial de casos.
La teoría del caso es un instrumento de planificación estratégica que debe ser
elaborado por abogados y fiscales. Está vinculada a una imputación penal y tiene
por finalidad de definir los propósitos así como los objetivos y acciones
estratégicas; de negociación y/o litigación penal, en las diferentes etapas del proceso
penal (Preparatoria, Intermedia, Juzgamiento, Impugnación); y está constituida por
el manejo de la información jurídica, fáctica, probatoria, persuasiva y contextual
(social, sicológica, etc.), referida a la imputación penal y su contexto. La teoría del
caso orientara las acciones tácticas.
BIBLIOGRAFÍA
ROXIN, Claus. “Derecho Procesal Penal”, Editores del Puerto, 25ª edición, Buenos Aires,
2000, Pg. 115.
NEYRA FLORES, José Antonio. “Código Procesal Penal. Manuales Operativos”,
Academia Nacional de la Magistratura Lima, 2007, Pg. 36.
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA, Casación 53-2010, Piura, de fecha 7 de junio del
2012.
BAYTELMAN A., Andrés y DUCE J. Mauricio. “Litigación Penal Juicio Oral y Prueba”.