Tercer Grado Semana 16
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DESARROLLO (JUZGAR):
Les invito a leer el siguiente texto Bíblico
JOB. Sé que mi defensor está vivo ( Job. 19, 1- 29)
Job respondió: «¿Hasta cuándo me cansarán y me acorralarán con sus
discursos? Ya me han insultado diez veces, ¿y no se avergüenzan de
maltratarme así? ¡Aunque de hecho hubiera errado, conmigo estaría mi
error! Si quieren triunfar de mí y reprocharme por mi humillación, sepan que es Dios quien me perjudicó y
me envolvió con su red. Si grito: ¡violencia!, nadie me responde; y por más que llamo, no me hacen
justicia. Ha cortado mi camino para que no pase, ha puesto tinieblas sobre mis senderos, me ha desvestido
de mi gloria, me ha quitado de la cabeza mi corona. Corta mis amarras hasta que arranca de raíz mis
esperanzas. Descarga sobre mí su enojo y me trata como su enemigo. Sus bandas llegan a la vez, se abren
camino hasta mí y acampan a mi alrededor.
En mi propia carne veré a Dios
Ha apartado de mí a mis hermanos, y todos mis conocidos tratan de alejarse. Ya no me ven parientes ni
familiares, me olvidaron los allegados a mi casa. Mis sirvientas me tienen por extraño, me miran como un
desconocido. Si llamo a mi criado, no me hace caso aunque se lo suplique. Mi aliento le cae mal a mi mujer, mis
propios hijos me encuentran hediondo. Hasta los niños me desprecian, y hacen burla de mí, si me levanto. Todos
mis íntimos tienen asco de mí, los que yo amaba se han vuelto contra mí. Bajo mi piel, mi carne se deshace, al
desnudo quedan mis huesos como dientes. Apiádense de mí, ustedes mis amigos, que es la mano de Dios la que
me hirió. ¿Por qué me persiguen tan cruelmente como Dios y no quedan satisfechos con mi carne? ¡Ojalá que
mis palabras se escribieran y se grabaran en el bronce, y con un punzón de hierro o estilete para siempre en la
piedra se esculpieran! Bien sé yo que mi Defensor vive y que él hablará al último, de pie sobre
la tierra. Yo me pondré de pie dentro de mi piel y en mi propia carne veré a Dios. Yo lo
contemplaré, yo mismo. Él es a quien veré y no a otro: mi corazón desfallece
esperándolo; Ustedes que tratan de condenarme y buscan pretextos contra mí, teman que la
espada los hiera a ustedes mismos cuando la cólera de Dios castigue las culpas, y sabrán
entonces que hay al fin justicia.»