Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Bullying y Cyberbullying en Argentina

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 27

INTRODUCCIÓN

La adolescencia como marco referencial, y dentro de ésta, la violencia social se


manifiesta en este grupo etario (principalmente) a través del bullying

HIPOTESIS: “El ciberbullying es el nuevo rostro del bullying”

ADOLESCENCIA

La adolescencia representa una transición brusca, agitada, no


imaginada, que llena de sorpresa a quienes, en su infancia y niñez,
aprendieron a vivir con guías concretas y aceptando reglas dadas, dedicando
gran parte de su energía a investigar, experimentar y construir conocimientos
básicos y establecer su socialización primaria.
G. Stanley Hall en “Tormenta y estrés”(1924 1), el primer psicólogo en
formular una teoría de la adolescencia, propone que los cambios físicos
ocurridos producen de igual forma cambios psicológicos. Como consecuencia
de estos cambios físicos, los jóvenes tratarían de adaptarse a los cambios y a
sus cuerpos, a este periodo lo denomina: “tormenta y estrés”.
Etimológicamente la palabra adolescencia proviene de ad: a, hacia y olescere
de oleré: que significa crecer. Es decir, significa la condición y el proceso de
crecimiento, que implica un proceso de crisis vital (crisis en griego es el acto
de distinguir, elegir, decir o resolver) a partir del cual se busca lograr la
identidad personal.
Es una etapa de la vida que se caracteriza por un continuo crecimiento, siendo
el puente de transición entre la infancia o edad escolar hacia la edad adulta.
Esta transición de cuerpo y mente proviene no solamente del individuo mismo,
sino que se conjuga con su entorno siendo éste fundamental para que los
grandes cambios psicológicos y fisiológicos que se producen lo hagan llegar a
la edad adulta.
A diferencia de la pubertad, que comienza a una edad determinada, a los
doce o trece debido a cambios hormonales, la adolescencia puede variar
1
“Tormenta y Stress” – Stanley Hall, 1924
mucho en edad y en duración en cada individuo pues está relacionada no
solamente con la maduración de la psiquis del individuo, sino que depende de
factores psicosociales más amplios y complejos, originados principalmente en
el seno familiar y amplificados en el social.
.
El psicoanalista Erik Erikson2 considera que la adolescencia abarca de
entre los 12 o 13 años hasta los 20 o 21 años. Este periodo es la búsqueda de
la identidad y define al individuo para toda su vida adulta y queda plenamente
consolidada la personalidad a partir de los 21 años.

Durante la adolescencia, las personas se revisan críticamente a sí mismas y


revisan críticamente al mundo que los rodea, en busca de ideas y principios
propios. Los cambios que ocurren son la manifestación viva de un cuerpo que
madura y se vuelve fértil, de una inteligencia a punto de consolidar su
autonomía. En medio del vértigo que implica la adolescencia, hay una persona
que está a punto de convertirse en adulto.
Los movimientos y cambios que ocurren durante la adolescencia se
pueden analizar desde dos perspectivas, desde lo personal y desde lo familiar.

Perspectiva personal o individual


Los adolescentes descubren que su cuerpo cambia con rapidez.
Aparece la primera menstruación en las niñas, los huesos de los brazos se
alargan, las facciones de la cara se hacen más agudas, se redondean las
caderas, crecen los senos y aparece con claridad la cintura.
Sienten que sus padres los cuestionan o los regañan. Se sienten
extraños, ajenos, diferentes al resto de los miembros de su familia. Notan que
ya no les funcionan del todo aquellas reglas que les parecían normales.
Cambia la lógica, cambia la perspectiva.

Perspectiva familiar
La plenitud, la fuerza y el intenso movimiento de cambio y reflexión que
caracterizan la vida adolescente ponen a prueba el equilibrio familiar.

2
“Identidad y Ciclo Vital” - Erik Erikson, 1959
Los jóvenes no siempre tienen la asertividad y la paciencia suficiente
para elegir los momentos de dialogo, para explicar sus deseos, para exponer
sus puntos de vista o para escuchar a sus padres.

Lo biológico y lo cultural
El crecimiento es un proceso tan intrincado y delicado, que necesita
poderosos factores estabilizadores, más intrínsecos que extrínsecos, que
conserven tanto el equilibrio de la pauta total, como la dirección y la tendencia
del desarrollo. La maduración es, en cierto sentido, un nombre para ese
mecanismo de regulación.
Es la biología y no los factores ambientales, lo que determina los rasgos
del desarrollo, y la maduración debida solo a procesos genéticos, es la que
hace posible el ulterior a aprendizaje. Arnold Lucius Gesell3 llamaba
“aculturación” al proceso ulterior a la maduración en el que los factores
ambientales conforman la conducta individual o colectiva, “aunque la
aculturación nunca puede prevalecer sobre la maduración”.

Fases de la adolescencia
Se suele considerar que la adolescencia tiene las siguientes fases con
sus características, si bien, la frontera entre cada una es muy difusa y varía
según el autor.

Pre adolescencia: entre los 10 y 11 años. Es la etapa final de la niñez, los


conflictos internos adolescentes empiezan a manifestarse. Preocupación por el
físico.

Adolescencia temprana: entre los 11 y 13 años. Coincide con la pubertad.


Cambio físico. Dudas sobre sexo y es primordial el contacto con grupo de
amigos. Comienzan las dudas sobre su papel en la sociedad.

3
Psicologo y pediatra estadounidense especializado en el desarrollo infantil. Su trabajo relacionado con
el establecimiento de unas pautas de conducta infantil a lo largo del desarrollo, está considerado como
uno de los más influyentes en la puericultura de los años 40 y 50 .
Adolescencia media: entre los 14 y 16 años. Empieza a asumir su nuevo
cuerpo y su nueva identidad. La principal preocupación es el sexo. Dudas
sobre orientación sexual y la experimentación con estímulos fuertes como el
alcohol, las drogas y el tabaco.

Adolescencia tardía: entre los 17 y 19 años. Se van resolviendo los conflictos


de identidad. El grupo de amigos pierde importancia frente a la búsqueda de
pareja. Para algunos autores, la adolescencia termina cuando un joven es
totalmente independiente emocional y económicamente de sus padres.

El Impacto de la Posmodernidad en la adolescencia

El Dr. Luis Hornstein (2008)4 afirma que sólo es posible comprender al


sujeto si se lo considera “inmerso en el entorno histórico-social, entramando
prácticas, discursos, sexualidad, ideales, deseos, ideologías y prohibiciones”.
Entonces, reflexionar sobre elementos referentes a la adolescencia significa
reafirmar su implicación en un escenario bío-psico-social. De esa forma, se
asocian y se interpretan los efectos de la dimensión social y psíquica en el
encuentro entre marcas de un momento ya vivido y las expectativas de un
momento futuro.

El tiempo actual se puede definir a partir de conceptos como cultura del


narcisismo, sociedad del espectáculo y tiempos líquidos – formulaciones de
Cristopher Lasch (1983), Guy Debord (1997) y Zygmunt Bauman (2000),
respectivamente, – las cuales están intrínsecamente vinculadas con la idea de
centramiento del Yo y del predominio de la superficialidad y la fluidez de los
lazos afectivos. Las relaciones se transforman en formas de alcanzar el placer
inmediato y, cuando hay alguna amenaza de padecimiento, el otro es
rápidamente desechado. En una sociedad organizada y atravesada por el
consumo, se exige estar siempre listo para aprovechar integralmente los
“bienes” y para desarrollar nuevos deseos ante las incesantes seducciones que
son presentadas como indispensables.

4
“Charlas y conferencias sobre Adolescencia”, Dr. Luis Horstein, Médico Psicoanalista
En este actual contexto social surge una nueva designación del modo de
ser adolescente: Generación Y o Generación Internet. Esta designación
pretende caracterizar a la generación que nació entre enero de 1977 y
diciembre de 1997, tiempo en el que se han experimentado cambios
significativos en el mundo, tales como la escalada de la computadora, el
surgimiento de Internet y de otras tecnologías digitales.

Tapscott (2009) considera a dicha generación como la primera inmersa


en bits. Sus padres pertenecen a la llamada Generación “Baby Boom”, los
nacidos entre enero de 1946 y diciembre de 1964, es decir después de la
Segunda Guerra Mundial, en un contexto en el cual se esperaba que los
hombres que estaban en guerra pudieran volver a casa y constituir una familia.
En la misma época, la economía mundial ganaba impulso y se fortalecía,
dando confianza a las familias para decidirse a tener hijos. Según este
psicólogo e investigador, las diferencias entre los “Baby Boomers” –
denominada Generación Televisión – y sus hijos – la generación Internet
(Generación Y) – pasan por la priorización de la libertad, o sea, la generación Y
coloca como prioridad la libertad de elección y de expresión..
El autor también señala que la Generación Internet se constituye de
jóvenes que sobresalen por la colaboración y las relaciones, es decir envían
mensajes en las redes sociales, formando una cadena de influencia en línea,
juegan videojuegos con múltiples usuarios de varias partes del mundo. La
Generación Y está compuesta por jóvenes innovadores, que buscan nuevas
formas de colaboración, de diversión, aprendizaje y trabajo. Es una generación
que necesita velocidad, pues cada mensaje instantáneo exige una respuesta
instantánea. Este escenario provoca consecuencias que tanto pueden significar
una amplitud de posibilidades, especialmente debido al mayor acceso a
informaciones, conocimiento, tecnologías que llegan a favorecer y promover
nuevos procesos de subjetivación -, como también pueden resultar en sujetos
que no toleran frustraciones, tienden a la inmediatez y a la búsqueda incesante
del placer pleno.
En esta línea de razonamiento, paradójicamente, en una época en que la
felicidad es una constante exigencia para el sujeto, Maria Rita Kehl (2009)
señala la depresión como un síntoma social. La autora destaca la influencia de
estas especificidades del escenario actual en la elaboración de subjetividades y
de padecimientos, afirmando que la sociedad contemporánea se caracteriza
por la temporalidad acelerada, por el imperativo del gozo a cualquier costo, por
la pérdida del valor de la experiencia y de la tradición, y por la debilidad de
referencias de identificación. Acerca de la cuestión de la estructuración del
aparato psíquico, la autora refiere que uno de los efectos derivados de la
velocidad que caracteriza la época actual es el empobrecimiento de la
imaginación y la presencia de sentimientos de vacío.
En este escenario de profundas transformaciones también es importante
reflexionar sobre la estructura familiar de las últimas décadas. De acuerdo con
Joel Birman (2007), a partir de 1950 se ha desencadenado en el mundo
occidental un radical proceso de alteraciones en la familia moderna, y se han
perdido algunas referencias fundamentales. El ascenso del movimiento
feminista, la ingreso de la mujer en el mercado de trabajo, el declive del poder
patriarcal y el surgimiento de familias compuestas son ejemplos de
acontecimientos que han promovido nuevas configuraciones familiares. Del
mismo modo, como destaca Kehl (2009), aun frente a los grandes cambios en
las fuerzas que estructuran el campo social no se puede ignorar la importancia
de la singularidad de un proceso de construcción psíquica. Por ende, no se
puede hacer una lectura apresurada y lineal en que se le atribuya apenas a la
cultura la fuerza de elaboración de un sujeto psíquico. Se trata de reflexionar
sobre la calidad de la producción psíquica ante las demandas que dejan poco
lugar para la capacidad de experimentar y significar el “ser” a costa del “tener”.
Al tomar como referencia esa imagen social construida para el sujeto,
Maia Tanaka (2005) resalta el hecho de que los afectos humanos perdieron su
lugar en el mundo contemporáneo. El ideario post- moderno no incluye sentir
angustia o tristeza, y cualquier indicio de éstas se torna una amenaza que debe
ser combatida por medio de dispositivos capaces de neutralizarlas, sean
antidepresivos u otras drogas diversas. Todas esas características apuntan
hacia una sociedad en la cual la ausencia de padecimientos o de faltas, parece
ser una realidad posible y donde la completitud ilusoria saluda como una
condición posible de ser alcanzada.
El sociólogo Zygmunt Bauman (2007) considera que en la
globalización negativa los individuos son abandonados a su propia suerte,
provocando el nuevo individualismo, el debilitamiento de los vínculos humanos
y el agotamiento de la solidaridad. Ese escenario trae, asimismo, importantes
consecuencias en el proceso adolescente de alternar entre investiduras y
desinvestiduras, factor relevante en la promoción de sus proyectos; el no
alcanzar las metas puede asociarse rápidamente a ideas de fracaso e
incapacidad. La dinámica entre el vacío y el tedio rodean la vida del
adolescente, denunciando el riesgo de sus frágiles conductas emocionales
resultantes de estos tiempos de frenesí y consumo.
La postmodernidad construye una nueva subjetividad adolescente
atravesada por el desborde y la celeridad lo que expone aún más su
precariedad y fragilidad para enfrentar el mundo actual. El adolescente
fundamenta, construye y cuenta la historia de sus identificaciones y de los
recursos psíquicos de que dispone en la travesía del mundo infantil hacia el
mundo adulto.

Adolescencia y Cultura en la Argentina 5

Mario Margulis6

Resumen
Si la adolescencia es un período de descubrimientos y de angustias, pero
también de grandes preguntas, se podría afirmar que estas preguntas han
hallado respuesta satisfactoria al superar la adolescencia e ingresar en otra
etapa de la vida; o simplemente, si en la mayor parte de los casos, se han
suprimido, olvidado o resignado. Al reducirse las angustias e inquietudes de la
adolescencia y entrar en un período corporal y social más estable, las
preguntas existenciales se olvidan. ¿No sería más certero postular que es
frecuente en la sociedad actual que la adolescencia se reprima pero no se
supere?

5
En http://revistas.unla.edu.ar/epistemologia/article/view/574
6
Lic. en Sociología, UBA, Profesor Consulto en la Facultad de Ciencias Sociales (UBA) a cargo de la
Cátedra Sociología de la Cultura
Adolescencia y cultura

"Adolescencia" es una categoría clasificatoria que refiere a las etapas que


atraviesa la vida del hombre en sociedad. Tiene su base en características
relacionadas con la edad cronológica, sobre todo en lo que se refiere al cambio
y maduración corporal. Remite a elementos significantes que hablan del
cuerpo, pero no solamente de cierta madurez del cuerpo, sino del ser humano
en su respectivo marco social. Adolescencia es mutación, transformación,
metamorfosis. Es desafío que proviene del propio cuerpo insubordinado, del
crecimiento desordenado y sorprendente, de las nuevas sensaciones, deseos e
impulsos emanados de una química inexorable. Significa también cambios en
la apariencia, en el reconocimiento cotidiano de sí mismo, en la presentación
ante los demás. Es reemprender, día a día, el encuentro con el propio cuerpo,
vivido como extraño. Es rehacer también los lazos con los otros y tratar de
descifrar el nuevo y confuso lugar que depara el entorno familiar y social. Es
apetito de identidad y, junto con ello, necesidad de vínculos con iguales, de
encuentros cercanos con semejantes que comprendan las vivencias y
compartan los lenguajes.
Pero hay muchos modos de experimentar la adolescencia: las formas en
que se experimentan los años de crecimiento y madurez corporal están
profundamente influidas y condicionadas por la cultura, la época, el género y la
diferenciación social. Cada sociedad, cada época, cada sector social, construye
las formas culturales e institucionales que inciden en esta etapa de la vida. No
viven su adolescencia de igual manera varones o mujeres y la condición de
clase es de fundamental importancia.
En cada momento histórico y en cada sector social, el hombre se
desenvuelve en un marco, históricamente construido, de conceptos,
significaciones, valores, costumbres y formas de comportamiento. La llegada a
la adolescencia, y el transcurso de esta, también encuentra un mundo de
símbolos, de prescripciones, de significados, que tienden a orientar los
comportamientos y a adecuar y otorgar sentido a los modos de inserción en la
vida social. El adolescente debe moverse -aun para rebelarse- en el marco de
posibilidades materiales y técnicas, de obligaciones y derechos, de
restricciones y expectativas, de tentaciones y peligros, que la sociedad ha
pautado con respecto a esa etapa del curso vital.
La adolescencia fue siempre una etapa conflictiva, pero en otros tiempos
y en otras sociedades se habían desarrollado formas culturales que atenuaban
su impacto: por ejemplo en muchas sociedades estaban instituidos ritos de
pasaje que marcaban los momentos de cambio en el ciclo de vida, y luego de
atravesar las ceremonias de iniciación el joven o la muchacha ingresaban en
espacios institucionales en los que podían desempeñar roles para los cuales
habían adquirido la madurez necesaria. En las sociedades urbanas de hoy,
pueden señalarse varios aspectos que tornan más contradictoria y penosa la
etapa que llamamos adolescencia. Se ha afirmado que en forma creciente la
madurez física ya no se corresponde, en la sociedad urbana contemporánea,
con la madurez social: ello se manifiesta de modo distinto según los sectores
sociales, pero en general se observa que se ha prolongado el proceso de
aprendizaje y las exigencias en edad y experiencia para desempeñar roles
adultos.
Durante el siglo XX, se aceleraron los procesos de cambio que fueron
característica de la Modernidad. Transformaciones en el orden social, político y
tecnológico se han ido potenciando e influyendo de modo creciente en los
modos de vivir, de percibir y de relacionarse. Los cambios en la cultura han
sido muy influyentes y se han tornado aun más notables, en las últimas
décadas, por efectos de la llamada revolución informática: las extraordinarias
transformaciones en el plano de la información y la comunicación. Esta mayor
velocidad en los procesos de cambio incide en el distanciamiento de los
adolescentes respecto de generaciones anteriores y en una creciente
inadecuación de los roles y comportamientos incorporados en el medio familiar.
Entre los aspectos derivados de estos cambios, que contienen un potencial
conflictivo mayor, mencionaremos las transformaciones culturales operadas en
el plano afectivo y sexual, por una parte, y por otra, los cambios en el plano de
la organización del trabajo y en las formas de inserción laboral.
La sociedad actual valora el modelo adolescente. Lo proclama, a través
de los medios, como el modelo preferido de cuerpo, como objeto supremo de
deseo. Sin embargo, el adolescente adorado no es el real, el de carne y hueso,
perteneciente a los integrantes de esa etapa vital que viven y sufren los
azarosos procesos de transformación física, psíquica y social. Son los rasgos,
los gestos y los símbolos de la adolescencia, los que se han convertido en
mercancía y venden sus encantos. Pero al adolescente real nuestra sociedad
no lo trata tan bien: debe abrirse camino entre instituciones en crisis, en
condiciones de desorientación, de exclusión, de incomprensión, muchas veces
en espacios en que enfrenta hostilidad y temor.

Crisis actual, clases sociales

Ante la crisis actual en nuestro país el adolescente encuentra condiciones


cada vez menos hospitalarias. Desde luego hay que diferenciar entre sectores
sociales y entre géneros. Las condiciones no son iguales y, para ejemplificar,
son miles y miles los niños de sectores populares que llegan hoy a la
adolescencia en nuestro país, en familias asoladas por el desempleo y sus
consecuencias. Una gran cantidad de ellos no estudia ni trabaja, no encuentra
siquiera cabida en las instituciones que tradicionalmente tenían la misión de
darles instrucción, contención, identidad. Y en lo que atañe al género, entre las
muchachas de sectores populares es muy elevado el número de embarazos a
temprana edad. También la crisis incide de múltiples maneras en los
adolescentes y jóvenes de los sectores medios. Una de los modos dramáticos
de expresión de la crisis pasa por la pérdida de expectativas y de ilusión de
futuro. Ya no se espera repetir o superar la perfomance de los padres: una
fuerte sensación de descreimiento y de fracaso colectivo se combina con la
joven conciencia de las propias fuerzas y capacidad de creación. Muchísimos
adolescentes y jóvenes sueñan ahora con emigrar. Los nietos y bisnietos de los
inmigrantes que vinieron a "hacer la América" desean e intentan abrirse camino
hacia el viejo continente para ahora "hacer la Europa". Se conjuga así una
historia de desarraigos reiterados, una identidad apenas asentada en un país
nuevo se pone en crisis con este paisaje de exilio cíclico, para cuya
implementación se intentan rescatar fragmentos de memorias del viejo terruño
y olvidados parientes que servirán de referencia.

Clase, cuerpo, sexualidad


Hemos señalado que la diferenciación social incide de manera notoria en
los modos en que se desarrolla la adolescencia. También mencionamos, entre
los factores que contribuyen a tornarla más conflictiva, la aceleración de los
procesos de cambio social y cultural y, entre ellos, las importantes
transformaciones acaecidas en las décadas recientes en el plano de los
códigos relativos a la sexualidad y la vida afectiva. A continuación ampliaremos
este aspecto, señalando las grandes diferencias culturales, especificadas en
torno a los aspectos mencionados, que se pueden apreciar en la metrópoli
constituida por la ciudad de Buenos Aires y las poblaciones conurbanas, entre
los que denominaremos a grandes rasgos "sectores medios" y "sectores
populares".
El cuerpo es vivido y percibido en función de la cultura. Cada cultura
construye históricamente sus formas de percibir y relacionarse con el cuerpo;
posee un caudal simbólico referido al cuerpo que da cuenta de procesos
históricos y sociales conflictivos. Los sectores medios y altos han incorporado
la posibilidad de un mayor control del cuerpo, de usar tecnologías referidas al
cuerpo el que se orienta, de modo creciente, hacia la presentación de la
persona ante la sociedad. El cuerpo se distancia: es vivido como maleable,
procesable y sobre él se puede actuar por medio de la medicina para la
preservación de la salud, o bien tratando de adecuarlo a los modelos estéticos
en boga, para lo cual florecen ámbitos de la economía vinculados con la dieta,
la cirugía, la cosmética, o la gimnasia y los deportes.

Vanguardia
Los adolescentes ingresan a un mundo en cambio veloz, en el que ellos
son agentes de transformación. A diferencia de los adultos no poseen la
experiencia, las vivencias del pasado, la memoria de lo acontecido y vivido.
Incorporan con facilidad los códigos del presente y su percepción, vivencias y
emociones están condicionadas por rasgos de la cultura del momento en que
les toca vivir. Se erigen así en vanguardia portadora de las transformaciones en
los códigos de la cultura, niegan la historia, descreen de la experiencia, y ello
dificulta el entendimiento y la comunicación con generaciones mayores: todo
ello es trascendente, porque son ellos los que portan y producen las matrices
de significación que construirán el futuro. El adolescente es vanguardia.
Absorbe las bases profundas de los procesos de cambio de su tiempo y lugar y
se siente insatisfecho e incomprendido por el mundo social en que le toca vivir.
Lleva consigo los códigos profundos de los procesos de cambio y no puede
menos que sentirse defraudado por la forma en que tales cambios han anclado
en la cultura de sus mayores y en sus instituciones.
La incomodidad del adolescente con las generaciones mayores y con las
instituciones dominadas por los adultos, lo llevan a buscar encuentros y
sociabilidad con los de su propia edad. También a elegir modelos de
identificación, muchas veces transgresores, que le sirven para distanciarse de
todo aquello que experimenta como dispositivos limitadores que la sociedad
genera. Sus reacciones ante el mundo adulto, al que aterrizan con sus nuevas
fuerzas, son en algunos casos la rebeldía, pero en la mayoría de las ocasiones
una amplia gama de modalidades de la resignación. La adaptación resignada
es acompañada, con frecuencia, con la represión de las preguntas, deseos,
promesas e ideales concebidos en los momentos en que la metamorfosis
incitaba a las mayores rupturas y en los que iba descubriendo sus nuevas
potencias.

¿Cuándo termina la adolescencia?


Hay más acuerdos respecto de la etapa de la vida en que la adolescencia
se inicia. Aunque con diferencias respecto al momento cronológico en que se
sitúa el piso de esta etapa vital, el comienzo de la adolescencia suele ser
referido al período en que se abandona la niñez y se inician grandes cambios
corporales, que se acompañan, como lo hemos mencionado, por el despertar
sexual, nuevas demandas familiares y sociales y cambios psicológicos. En
cambio es mucho más difícil señalar el techo de esta etapa, que indica el
período en que la adolescencia finaliza. Probablemente ello es así porque son
muchos los procesos importantes de cambio que caracterizan a la
adolescencia y estos procesos tienen ritmos temporales, intensidades y
duraciones no coincidentes.
Se dice que la adolescencia finaliza cuando se inicia otra etapa, también
imprecisa, en la que se inicia el carácter de "adulto". Podríamos inferir que el
adulto es una persona que ha finalizado el período de bruscos cambios
corporales, el lapso caracterizado por cambios hormonales, crecimiento del
cuerpo, cambios en los rasgos faciales, inestabilidad emocional, identidad en
cuestión. El adulto joven habría alcanzado un aspecto exterior más estable, y
esos rasgos que contribuyen a su reconocimiento externo, se supone
acompañado por una mayor estabilidad emocional, un lugar más claro en la
familia y en la sociedad.
Desde luego que así definida la condición de adulto pone también de
manifiesto un alto grado de incertidumbre. Por una parte es notorio que, sobre
todo los aspectos vinculados con lo social, dependen de la época, la cultura y
el lugar ocupado en la estratificación social. En los sectores medios y altos se
ha postergado el período destinado a educación e instrucción y de inserción en
el ámbito laboral. También se ha vuelto más tardío el momento en que se inicia
un nuevo grupo familiar, marcado sobre todo por comenzar a tener hijos,
aspecto en el que existen diferencias evidentes con respecto a los sectores que
hemos llamado populares.
En este comienzo de siglo, caracterizado por extraordinarios cambios
políticos, tecnológicos y sociales, el tema de la inserción laboral ha entrado en
cuestión. Más aun en nuestro país, que atraviesa una grave crisis y es asolado
por una enorme tasa de desempleo. Cabría preguntarse si las definiciones
implícitas o explícitas de la condición de adulto, y con ellas del fin de ese
período de inestabilidad que llamamos adolescencia, no entran en crisis, no se
han vuelto anacrónicas, cuando apreciamos que se ha instalado la inseguridad
en el empleo, que gran cantidad de personas jóvenes no tienen asegurado
empleo alguno, que la inserción social, aun en los países más ricos, ha
comenzado a modificar sus ejes. La identidad frágil de la adolescencia ¿no
tiene tal vez analogías con las incertidumbres laborales, familiares e identitarias
de una gran cantidad de personas consideradas adultas, que no hallan hoy los
factores de estabilidad que en el pasado regulaban su existencia?
Y, por otra parte. Si la adolescencia es un período de descubrimientos, de
angustias, pero también de grandes preguntas, ¿podría afirmarse que estas
preguntas han hallado respuesta satisfactoria al superar la adolescencia e
ingresar en otra etapa de la vida? O simplemente, en la mayor parte de los
casos, se han suprimido, olvidado, resignado. Al reducirse las angustias e
inquietudes de la adolescencia y entrar en un período corporal y social más
estable, las preguntas existenciales se olvidan. ¿No sería más certero postular
que es frecuente en la sociedad actual que la adolescencia se reprima pero no
se supere?

Adolescencia y conductas de riesgo7

Las conductas de riesgo son “aquellas acciones voluntarias o


involuntarias realizadas por un individuo o comunidad que puede llevar a
consecuencias nocivas. Son múltiples, y pueden ser biopsicosociales. El
estudio de ellas ha demostrado que son particularmente intensas en la
adolescencia” (Corona & Peralta, 2011, p. 70). Ulriken de Viñar (2003) plantea
a las conductas de riesgo como Conductas adolescentes que ponen en jaque
la vida, la salud, la integridad física y psíquica, bordeando la muerte y
enfermedad, conjugan la violencia psíquica de la transformación inaugurada
por la pubertad, con la sujeción a una violencia difusa e indiscernible con
relación al derrumbe de los lugares simbólicos familiares y grupales que
sostienen la filiación y la transmisión intergeneracional. (p. 10) Le Breton (2003)
las define como Acciones desarrolladas por el joven, solo o con otros, que
ponen su vida en peligro físico o moral (…) Adoptan formas variadas y
obedecen, por ejemplo, a motivaciones inconscientes cuando el
derrumbamiento del sentido vivido por el joven, el sentimiento de la inutilidad
de su vida, de que no puede esperar más nada de los demás, etc., se
resuelven en un accionar que descarga la tensión proveniente de la
imposibilidad de pensar el hecho. Los psicoanalistas lo denominan pasaje al
acto. (pp. 30-31)
Ulriksen de Viñar (2003) plantea que las conductas de riesgo, son
conductas espectaculares, que implican violencia, ya sea dirigida hacia el
propio adolescente, como hacia sus pares, hacia los adultos, hacia el sexo
opuesto, hacia el mobiliario urbano. Sin embargo las conductas violentas de
este tipo no son suficientes para considerarse “patológicas”. La caída dentro de
la patología está relacionada al sentimiento de soledad y de abandono que
pueda sentir el adolescente por parte del mundo adulto, es una dimensión de
auto-sabotaje, de violencia autoinflingida que arrastra a la destrucción de las
7
Cf. SEOANE, A. "Adolescencia y conductas de riesgo". Trabajo final de grado. Montevideo :
UR. FP, 2015. En https://www.colibri.udelar.edu.uy/jspui/handle/20.500.12008/7524
potencialidades, a la pérdida de las capacidades de elección. Con respecto a la
violencia en las conductas de riesgo, Le Breton (2003) propone que en los
adolescentes la violencia aparece como un elemento cotidiano, natural. En
calidad de víctimas o victimarios los jóvenes tienen protagonismo en el
contexto de violencia cotidiana en América Latina, según éste, la región más
violenta del mundo.

Las problemáticas más graves


1) Adicciones

Desde 2001 a 2011 se incrementó 113% el abuso de alcohol entre los


estudiantes secundarios. La estadística, revelada por el gobierno nacional,
revela que los problemas por la ingesta de alcohol entre los adolescentes
se duplicó durante la última década. El mayor salto en las estadísticas se
observa entre 2001 y 2005, con un 67%, sostiene el informe realizado a
partir de la 5° Encuesta Nacional a Estudiantes de Enseñanza Media,
realizada por la Sedronar. La edad promedio en la que se inicia la ingesta
de alcohol es de 13 años, no hay diferencias entre varones y mujeres
-beben por igual- y los espacios se han ampliado: a la famosa "previa" de
las salidas nocturnas ahora se sumó el consumo durante el día, incluso
antes y después del colegio. Otro informe elaborado por la Ciudad de
Buenos Aires concluyó que las bebidas preferidas por los jóvenes son la
cerveza, los destilados y el vino. Los adolescentes asocian el alcohol al
ocio y dicen que es un "facilitador de las relaciones". Sin embargo, los
especialistas advierten por los graves riesgos que generan en la salud.
De acuerdo a datos oficiales brindados por la Sedronar, los últimos
números oficiales que se tienen disponibles sobre el uso de estupefacientes
en el territorio argentino, se observa en la Provincia de Buenos Aires
durante el periodo 2001 y el 2011 un sostenido y notorio aumento en el
consumo de drogas duras en estudiantes secundarios. El éxtasis creció un
1200%, la cocaína un 300% (es decir, hay tres veces más jóvenes que la
consumieron), mientras que en los solventes e inhalantes el aumento fue
de un 227%, la pasta base un 120% y la Marihuana un 100%. Si bien
porcentualmente la marihuana presenta el menor crecimiento, continúa
siendo la droga más consumida, más que triplicando al resto.

2) Acoso escolar y bullying


La ONG Bullying Sin Fronteras en su último informe del 2015 alerta que
sigue creciendo el acoso en la escuela o bullying en el ámbito de la
República Argentina, manteniéndose el crecimiento de la problemática en
un 45 % con relación al año anterior. El mes de marzo de 2014 finalizó con
139 casos graves de bullying. denunciados en la justicia y los
ministerios de educación de la REPÚBLICA ARGENTINA. Para el 31 de
marzo de 2015 la cifra se estiró hasta los 199 casos, más de la mitad de
ellos en Capital Federal, el Conurbano bonaerense, Córdoba, Misiones y
Salta donde sólo en las últimas 48hs. hubo dos casos más, uno de ellos
con consecuencias mortales. Es preocupante porque a la vez que
aumentan los casos denunciados, también hay más violencia en los chicos.

3) Trastornos de la imagen y la alimentación


Este tipo de patologías alimentarias aumentaron en el último decenio en la
Argentina un 350% entre los varones adolescentes, "debido al énfasis actual
en la cultura de la belleza y el hedonismo, que hace que los jóvenes se
interesen extraordinariamente por sus físicos", afirman desde la Asociación de
Lucha contra la Bulimia y la Anorexia.
Un informe elaborado recientemente por la Asociación de Lucha contra la
Bulimia y la Anorexia (Aluba) reveló ese incremento basado en un
relevamiento de más de 100.000 casos en varias provincias, únicas cifras
existentes en el país sobre la temática.

4) Maltrato y violencia

Un total de 771 niños, niñas y adolescentes fueron separados de su


núcleo familiar por situaciones vinculadas al maltrato infantil en lo que va
del año en la provincia de Buenos Aires, según un informe elaborado por
Registro Estadístico Unificado de Niñez y Adolescencia (REUNA).

En el trabajo se detalla que entre el 1 de enero al 31 de mayo de este año


(2015), se tomaron 771 medidas de abrigo con niños y adolescentes, 19
más que las se habían resuelto en igual período en 2012.

El informe de UNICEF detalla que, dentro de esas medidas por violencia,


el 46 por ciento estuvieron vinculados al maltrato físico, el 27 % a la
negligencia familiar, entendida como la falta de cuidados básicos, el 19 %
con el abuso sexual y el 8 por ciento con el maltrato psicológico.
La violencia interpersonal es la tercera causa principal de mortalidad entre
los adolescentes a nivel mundial, si bien su prevalencia varía en gran
medida entre las distintas regiones del mundo. La violencia interpersonal
causa casi una tercera parte de todas las defunciones de varones
adolescentes registradas en países de ingresos bajos y medianos de la
Región de las Américas de la OMS. A nivel mundial, casi 1 de cada 3
adolescentes de 15 a 19 años (84 millones) ha sido víctima de violencia
emocional, física y/o sexual por parte de su marido o su pareja.

5) Problemas derivados del mal uso de Internet.


Los adolescentes de hoy forman parte de la primera generación que ha
nacido junto con el apogeo de nuevas tecnologías, el uso simultáneo de
los medios de comunicación y la interacción permanente con múltiples
pantallas. El auge de estas nuevas tecnologías de información y el acceso
a las mismas representan sin dudas una oportunidad para los jóvenes y al
mismo tiempo se constituyen como un desafío para los adultos que los
acompañan. Son ellos quienes mejor pueden acompañarlos en su
aprendizaje y ayudarlos a no tener malas experiencias en Internet
(UNICEF).
Dentro de estas malas experiencias se encuentra un abuso de su empleo
que puede derivar en una grave adicción. Cuando hablamos de adicción,
nos referimos a personas que pasan la mayor parte de sus días frente a
una computadora. Esto es consecuencia de otro tipo de problemáticas
como lo son: el aburrimiento por falta de actividades, la soledad, la
inseguridad, los problemas sentimentales, la falta de trabajo, entre otras
cosas.

6) Sectas y socio adicciones.


La facilidad de acceso a páginas con información peligrosa o nociva, por
ejemplo, a imágenes de contenido sexual, pornográfico o violento o a
textos y relatos que pueden incitar al consumo de drogas o medicación,
así como al seguimiento de ideologías de tipo racista, sexista o, incluso,
a la afiliación a determinadas sectas.

7) Depresión y trastornos emocionales.


Las razones, causas o motivaciones que llevan a un adolescente a
quitarse la vida son complejas, pero en general son acompañadas por
alertas que pueden prevenir el trágico episodio. Esta problemática
instalada en los chicos y adolescentes se agudiza aún más. Los datos
oficiales en Argentina revelan que hay 18 casos de suicidios por semana
de niños y jóvenes, que representan un del total de hechos en todas las
edades.

Las cifras sobre suicidios en el país forman parte del informe “Estadísticas
Vitales”, elaborado por el Ministerio de Salud de la Nación, donde se
manifiesta que en 2010 (último relevamiento, publicado este año) se
registraron 3.024 casos de personas que se quitaron la vida, de las cuales
913 tuvieron como víctimas a chicos y jóvenes de 5 a 24 años.

VIOLENCIA Y VIOLENCIA SOCIAL

¿Por qué somos violentos?

La agresión ha existido desde principios de la Humanidad. Aunque se


trata de un instinto natural que se liga con procesos de adaptación al entorno y
protección a amenazas sobre la seguridad, se transforma en problema cuando
se convierte en violencia.
La agresión y la violencia constituyen problemáticas centrales en la
actualidad, plasmadas en hechos entre personas particulares peo también en
colectivos sociales, y amplificados por el repiqueteo de la televisión y las redes
sociales. Son temas abordados por la sociología, la historia, la religión y la
filosofía.
Sabemos que las conductas agresivas y violentas no tienen una única
causa, responden a factores genéticos, neurobiológicos y ambientales. Para
comprenderlas debemos considerar diferentes niveles de análisis.
La agresión es el acto intencional de dañar física o mentalmente a otra
persona. A partir de las causas, sus manifestaciones y las bases cerebrales
involucradas, los especialistas distinguen:

La agresión reactiva: conductas impulsivas que nacen como


respuestas a una amenaza inminente o a un sentimiento de frustración de las
propias metas, y parecen estar asociadas a una falta de autocontrol sobre
ciertas respuestas emocionales negativas, como la ira o el miedo.

La agresión instrumental: Incluye comportamientos premeditados


orientados a un objetivo explícito. Cuando una amenaza es inminente, la
agresión no premeditada puede ser considerada defensiva. Esta se convierte
en patología cuando las respuestas agresivas son exageradas en relación con
la provocación.

Origen temprano
La agresión se presenta muy tempranamente en nuestro desarrollo. Tan
pronto como logramos tener control motor de nuestros cuerpos, comienzan a
aparecer en los seres humanos comportamientos agresivos.
En la infancia alcanzan su pico entre los 3 y 4 años; de allí en adelante
comienzan a decrecer. Se estima que un 4% de los niños se convierte en
agresivo crónico y mantiene conductas agresivas frecuentes hasta la
adolescencia y adultez.
A nivel evolutivo, los instintos agresivos ayudaron a los organismos a
adaptarse al entorno. Pudieron haber sido clave para protegerse de amenazas
a la integridad física y a la seguridad del grupo de pertenencia.
La agresión también se relaciona con la dominancia social. Sin embargo,
las personas suelen combinar métodos coercitivos y prosociales para mantener
el control de sus recursos.

Conexiones neuronales
La ciencia ha demostrado que no existe el gen de la violencia que nos
obliga a ser agresivos con los otros, como también no existe el área de la
violencia en el cerebro.
Conocer cómo funcionan ciertas regiones y circuitos neuronales puede
ayudarnos a comprender mejor como se desencadena la conducta agresiva.
Los circuitos neuronales implicados en la regulación de la agresión están
relacionados con las áreas cerebrales involucradas en el control del miedo y el
control afectivo. El afecto negativo puede provocar un comportamiento
agresivo.
Hay cuatro regiones cerebrales: la corteza prefrontal, el estriado ventral,
el hipotálamo y la amígdala. Esta última tiene un rol clave en la percepción del
miedo y en el desencadenamiento de respuestas de ataque y fuga. Las
personas agresivas presentan una híper reactividad de la amígdala.
La corteza prefrontal desempeña un papel crucial restringiendo brotes
impulsivos. Un déficit en este circuito aumentaría la vulnerabilidad de una
persona a la agresión impulsiva. El entorno ambiental también influye de
manera crucial en las conductas de los seres humanos.
El estriado ventral que participa en la motivación y procesamiento de
recompensas, ha sido identificado como importante para la agresión
instrumental, porque está basada en metas y premeditación más que en
construir una respuesta a una amenaza.

Enfermedad mental
Suelen asociarse las conductas violentas con enfermedades mentales.
Hay algunos cuadros patológicos, como la psicosis, que pueden presentar
conductas de este tipo, la mayoría de las personas con enfermedades
mentales no son violentas. Además, estos trastornos son poco frecuentes, por
lo que su incidencia no altera la tasa de agresión en la sociedad.
El Psiquiatra Marcelo Cetkovich en su libro El estigma de la enfermedad
mental y la Psiquiatría, establece que existe mayor probabilidad de que las
personas con enfermedades mentales sean víctimas de la agresión a que se
conviertan en victimarios. Específica, también, que con un tratamiento
adecuado se reducen las chances de que una persona con un cuadro psicótico
sea violenta.
Se considera que otros factores situacionales, como sufrir agresión en la
infancia y el abuso de sustancias, entre otros, son predictores más importantes
de la conducta agresiva que la presencia de una enfermedad mental.

La fuerza del contexto


La Psicología Social estudió qué poder tiene la situación en la que se
encuentra una persona en un momento dado para que se desencadene una
conducta violenta.
La Universidad de Stanford convoco a un grupo de jóvenes estudiantes
para tomar el rol de guardias o prisioneros en una cárcel ficticia. Los
participantes no habían recibido instrucciones específicas sobre cómo actuar.
Se observó que a lo largo de seis días, “los guardias” fueron
comportándose de manera cada vez más sádica. El experimento tuvo que
interrumpirse tempranamente por el nivel de violencia desatada.
Esta experiencia muestra que las situaciones sociales tienen efectos
profundos en la conducta.

Violencia Social

Se entiende por violencia social todo aquel acto con impacto social que
atenta a la integridad física, psíquica o relacional de una persona o un
colectivo, siendo dichos actos llevados a cabo por un sujeto o por la propia
comunidad.
Existen múltiples formas de violencia social, siendo algunas de ellas la
violencia doméstica, las agresiones racistas y/u homofóbicas, los ataques
terroristas, los secuestros, asesinatos u homicidios, las agresiones sexuales, el
vandalismo, el acoso escolar o laboral o cualquier tipo de actuación que
pretenda alterar el orden público mediante el ejercicio de la violencia.
Sin embargo, este tipo de violencia no abarca sólo actos criminales
realizados de forma directa, sino que también entran dentro de dicha
consideración aspectos como los valores, estereotipos, prejuicios y calumnias
transmitidos culturalmente o a través de los medios que puedan incitar al odio o
menosprecio a una persona o colectivo.
Ejemplos claros de ello lo constituyen la promulgación y expansión de
creencias que incitan al machismo, la homofobia o el racismo.

Los sujetos involucrados

El agresor puede corresponder a un conjunto de personas que realiza


actos violentos en contra de uno o varios individuos con el fin de someterlos y
controlarlos para obtener de ellos algo que no harían por sí mismos y de forma
voluntaria.
La víctima es la persona que recibe la agresión y puede ser tanto una
persona adulta como un menor de edad. En el caso de los menores de edad,
las leyes son más rigurosas para castigar al agresor. Las víctimas de
agresiones se ven disminuidas en sus facultades físicas o psicológicas debido
a la presión que el agresor realiza sobre ellas.
Los observadores forman parte del entorno en donde se desenvuelve
la víctima o el agresor y no son partícipes de forma directa debido a que no son
ellos quienes propician la conducta agresora, sino que están al tanto de la
situación, pero no hacen nada para detenerla. Se mantienen al margen del
asunto.

¿Contra quienes se ejerce este tipo de violencia?


Infancia: están inmersos en un proceso de desarrollo que aún no les ha
dotado de las suficientes herramientas ni físicas ni psíquicas para afrontar de
forma eficiente situaciones violentas.
Discapacitados: pueden ser también objeto de violencia social, al no
permitirles participar en la sociedad o bien ejercer diferentes tipos de acción
sobre ellos como forma de dominación y ejercicio de poder.
Clases populares: se aprovecha de su situación de precariedad e
inestabilidad. Lo mismo ocurre en colectivos con elevado riesgo de exclusión
social, como personas tuteladas por el estado o drogodependientes.
Mujeres: si bien su papel ha ido cambiando a lo largo de la historia,
llegando en tiempos recientes a buscar la igualdad entre sexos. Todavía es
cierto que algunos individuos y sectores de la sociedad se resisten a la
existencia de una igualdad, que en muchos casos supone una pérdida de
poder y del rol tradicional asignado al hombre.
Inmigración, minorías étnicas y religiosas: la sociedad, en general
busca la igualdad entre gente de diferentes etnias y culturas, algunos sectores
no ven con buenos ojos la incorporación en la comunidad.

BULLYING

El concepto refiere al acoso escolar y a toda forma de maltrato físico,


verbal o psicológico, que se produce entre escolares, de forma reiterada y a lo
largo del tiempo. Es una forma de violencia entre compañeros en la que uno o
varios alumnos molestan y agreden de manera constante y repetida a uno o
varios compañeros, quienes no pueden defenderse de manera efectiva y
generalmente están en una posición de desventaja o inferioridad. La
característica de perdurabilidad en el tiempo es importante y supone un
desequilibrio de poder, la víctima se siente indefensa, queda acorralada,
paralizada psicológica y emocionalmente, le resulta difícil el pedir ayuda y se
trata de una relación asimétrica.
Se caracteriza por conductas amenazantes y despreciativas, burlas,
amenazas, agresiones físicas, ridiculizar, aislar a la víctima.
Los motivos por el que se produce el bullying responden básicamente a
una predisposición a la violencia en el agresor por motivos psicológicos y de
personalidad y un entorno familiar y social con antecedentes de violencia o de
justificación hacia la misma.
Como ya nombramos anteriormente, en el bullying se dan tres lugares.
Un primer lugar es lugar del agresor, es la persona que toma de punto a
alguien, a un chivo, dentro de un grupo y comienza a ejecutar sobre esa
persona, sobre ese otro compañero, insultos, burlas, cosas horribles que hacen
sentir a este adolescente o niño de una manera humillada, hablando de su
sexualidad, hablando de su familia.
Se encuentra la víctima, que es este chico que sufre todo esto y que
tiene como desenlaces, muchas veces, fatales.
La tercera posición en el bullying es la persona que está mirando, que no
se anima a decir no, que no se anima a parar las cosas, está pensando de qué
lado del poder se va a poner, del lado del victimario, que tiene poder, que
doblega o del lado de la víctima para ayudar. Tiene que elegir.
Como ya vimos, un adolescente no tiene herramientas, se encuentra en
una etapa llena de crisis. Entonces es muy difícil de elegir.
Hay algunas actitudes comunes entre los niños que sufren este tipo de
acoso. Estas actitudes son: cambio de conducta en el adolescente, la víctima
no quiere asistir a clases, sufre el síndrome del domingo a la tarde, tienen
golpes y moretones, alto grado de irritabilidad y nerviosismo, cambios de
carácter, tristeza injustificada, sin ganas de ver a sus amigos ni de salir de la
casa, perdidas de objetos, perdida de dinero, padece cefalea y dolores
abdominales.
El lugar donde se registra el mayor número de situaciones es en el nivel
primario, es en el patio del colegio, durante los recreos.
Por otro lado, en la secundaria, los lugares son dentro del aula, cuando
el docente no se encuentra presente, en los pasillos, en los baños y en la calle.
También puede persistir el acoso en presencia del profesor sin que éste se dé
cuenta. A veces, basta ya una mirada o un papel con un mensaje para intimidar
a la víctima.
CYBERBULLYING

Con el avance de la tecnología y los medios de comunicación, nos


encontramos ante la presencia de una nueva modalidad de acoso, el
cyberbullying.
Es una forma de acoso indirecto, en la que no es necesario que el
victimario revele su identidad, es decir, se actúa de forma anónima. Para eso
utilizan páginas web, correo electrónico, blogs, redes sociales como whatss
app, Facebook, twitter, Instagram. También se suben videos a internet
mostrando como hostigan o pegan a sus víctimas.
Las características que presenta el cyberbullying son las siguientes: es
anónimo, se puede desarrollar fuera del ámbito escolar, el victimario puede
usar este medio para publicar falsas informaciones sobre su víctima o datos
personales, no depende de la fuerza física, puede generar perfiles falsos
haciendo pasar a una víctima como victimario, es una violencia limpia ya que
los testigos no ven nada.
Los niños que son acosados, entran en un espiral de daño. El
rendimiento escolar y la salud se van alterando por este hecho y termina
aceptando que es un mal estudiante, una mala persona, un mal compañero,
que no sirve para nada, desarrollando sentimientos de culpa y baja autoestima
que puede prolongarse hasta la vida adulta y con gran predisposición a otras
conductas adictivas y delictivas, y en el peor de los casos, hasta la muerte.
Son varias cosas que pueden hacerse frente a un caso de
cyberbullying.
 Mantener una charla abierta con el menor de edad para que pueda decir
lo que le pasa.
 No minimizar ni exagerar la situación, aceptar lo ocurrido y acompañar al
menor de edad.
 Escuchar las necesidades del menor de edad y tener en cuenta lo que
necesita.
 Dialogar con el grupo de pertenencia y evitar mantener en secreto la
situación para no aumentar el aislamiento de la víctima.
 No fomentar la venganza, ya que esa actitud lleva a mayor violencia.
 Evitar que los menores de edad compartan información que perjudica a
otro.
 Configurar la privacidad en las redes sociales y elegir como amigos solo
a personas que realmente conozcan.
 Utilizar las herramientas que brindan las redes sociales para reportar el
acoso o bloquear al acosador.
 Consultar al INADI. www.inadi.gob.ar

“Ciberbullying en Argentina: una problemática de la que se habla mucho


pero se hace poco”

El ciberbullying llegó a las aulas con la misma fuerza con la que se


masificaron las redes sociales. El 52% de un grupo de más de 500 docentes de
todo el país reveló en una encuesta nacional que ven en sus aulas esta
modalidad de acoso. Y no sólo eso; también se involucran otras problemáticas
que van de la mano: un 9,7% de educadores aseguró haber presenciado un
caso de grooming en su colegio y un 23% uno de sexting.
Los tiempos cambiaron, la cultura digital está en constante crecimiento y,
como con toda herramienta, está en cada uno el uso que se le da y la
responsabilidad que conlleva. Lejos quedaron las aulas de ser un espacio
solamente para aprender y formarse.
Es muy importante que entendamos que no debemos enseñar a
defender a los chicos, sino que debemos enseñar a no atacar", declaró.
Además, se refirió a los estereotipos que existen de las víctimas que sufren del
bullying y del que lo ejerce, ya que la pregunta más usual con la que se topa
es: "¿Qué perfil tiene el acosador?"
Sería imposible realizar una especie de identikit, ya que ni el que hostiga
es el vivo, el canchero, el que está tan rodeado de amigos como suelen
mostrar, ni la víctima siempre es el raro, el distinto. Hay que saber apreciar
cada caso puntual.
Otro de los temas fuertes que la especialista nombró es el suicidio. "Se
habla con tanta soltura de ello que me asusta". Con respecto al furor de la serie
"13 Reasons Why", declaró que para ella deja un fuerte mensaje: el de
escuchar las otras vías de expresión de los chicos, ya que es muy difícil que los
adolescentes quieran enfrentar lo que les sucede y si los enfrentan deben tener
el respaldo en sus padres y en el establecimiento educativo, que es su
segundo hogar.
Los adolescentes van a enfrentarse a las cosas que los padres intentan
dejar fuera de sus casas, y es inevitable. Son chicos y está bien que sean
curiosos, pero nosotros como adultos tenemos que también interesarnos y
explorar su mundo.
Es muy importante que las instituciones estén preparadas y tengan las
herramientas necesarias para afrontar este tipo de problemas. En la misma
encuesta realizada a los docentes, solo un 16% de los educadores generaron
planes de trabajo para que no vuelva a ocurrir un caso similar. Queda mucho
por aprender y capacitar. Mientras haya verdadero interés, habrá una solución.

GROOMING

Se llama grooming a la acción deliberada de un adulto de acosar


sexualmente a un niño, niña o adolescente mediante el uso de internet, a
través de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones o cualquier otra
tecnología de transmisión de datos (redes sociales, páginas web, whatss app,
etc.).
Los adultos que realizan grooming suelen generar un perfil falso en una
red social, sala de chat, haciéndose pasar por un chico o una chica, buscando
generar una relación de confianza con el niño o niña a quien quieren acosar.

Como actúan los acosadores


Para iniciar la relación se hacen pasar por un menor de edad falsificando
la identidad. Aprovechan la información que los chicos comparten sobre sus
gustos y preferencias en las redes sociales y así aceleran y afianzan la
confianza. Dan comienzo a una supuesta amistad, esto incluye con frecuencia
confesiones personales e íntimas entre el niño, niña, joven y el acosador. De
esta forma empieza a consolidarse la confianza entre ellos. Utilizan el tiempo
para fortalecer el vínculo. Este lapso varía según los casos, el acosador puede
lograr su objetivo en una conversación, en meses o incluso en años.
El tiempo transcurrido hace que el niño, niña o adolescente se olvide o
deje de tener presente que hay un desconocido del otro lado y pase a
considerarlo un amigo.
Incorporan el componente sexual. No tenemos que olvidar que el
objetivo final de este acercamiento es de carácter sexual. Comienzan con el
pedido de grabación de imágenes o toma de fotografías. En los casos más
extremos empiezan a buscar un encuentro físico, valiéndose de la confianza
generada o manipulando con la difusión de las imágenes obtenidas.
Para la prevención de esta problemática es importante generar espacios
de dialogo y escucha con ellos, para fortalecer un vínculo de confianza que les
permita hablar de aquellos temas que les preocupan o para pedir ayuda.
También hay que enseñarles a realizar un uso responsable de las redes
sociales, explicar que no deben compartir claves, información o imágenes
comprometedoras, configurar juntos las opciones de privacidad en las redes
sociales, conversar sobre el concepto de privacidad y generar en ellos un
pensamiento crítico a la hora de publicar en las redes sociales, prestar atención
a los cambios de conducta o humor, definir hábitos de uso de redes e internet,
generar puntos de encuentro relacionados con las redes o sitios de internet. El
dialogo y la confianza con los chicos siempre es lo más importante.
Ante esta situación concreta se aconseja:
 Habla con tu hijo, acompáñalo en este proceso sin culparlo ni
cuestionarlo.
 No borres ningún contenido de la computadora o teléfono celular.
 No denuncies al perfil acosador en la red social o plataforma web.
 No amenaces, increpes o mantengas una conversación con el abusador.
https://www.argentina.gob.ar
BIBLIOGRAFIA

“Tormenta y Stress” – Stanley Hall, 1924

“Identidad y Ciclo Vital” - Erik Erikson, 1959

“Psicología de la adolescencia” - Ángel Aguirre Baztàn, 1998

“La homosexualidad en el niño y en el adolescente”, S. Lebovici-L.Kreisler, 2006

“Adolescencia y curso de vida” - Luz María Chapela, 1999

“El desarrollo de la noción del tiempo en el niño” - Jean Piaget, 1978

“El conocimiento del adolescente a través del psicoanálisis” - Serge Lebovici o Michel
Soulè, 1981

“Psicología experimental en el adolescente” - Hayne W. Reese y Lewis p. Lipsitt, 1974

“Tiempos Liquidos” – Zygmunt Bauman, 2007

“Reflexiones sobre la adolescencia y las funciones parentales en la realidad


contemporánea” – Wikinomía” – Don Tapscott, 2006

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES –

Informe de “Embarazo de Niñas y Adolescentes en la Rep. Argentina”, UNICEF - 2015

- “Charlas y conferencias sobre Adolescencia”, Dr. Luis Horstein,


Médico Psicoanalista, 2013

- Informe “Adolescentes víctimas y victimarios”, Asociación “Luchemos


por la Vida”, 2013

- ciberadictosblog.blogspot.com/2008/04/la-adiccin-internet-en-
argentina.html, Mayra Basualdo, 2012

Bibliografía

BOURDIEU, Pierre, "Notas provisionales sobre la percepción social del cuerpo" en


VVAA, Materiales de Sociología Crítica, Madrid, La Piqueta, 1998.
ERIKSON, Erik, Sociedad y adolescencia, Siglo XXI, México DF, 1987. FERNÁNDEZ,
Ana María, La mujer de la ilusión, Buenos Aires, Paidos, 1993.

GIDDENS, Anthony, La transformación de la identidad. Sexualidad, amor y erotismo en


las sociedades modernas, Madrid, Cátedra, 1992.

GOFFMAN, Erwin, La presentación de la persona en la vida cotidiana, Buenos Aires,


Amorrortu, 1987. MAFFESOLI, Michel, El tiempo de las tribus. El declive del
individualismo en las sociedades de masas, Barcelona, Icaria, 1990.

PANTELIDES, E., Gelstein, R., e INFESTA DOMÍNGUEZ, G., Imágenes de género y


conducta reproductiva en la adolescencia, Cuaderno N° 5, Buenos Aires, CENEP,
1995.

TENTI FANFANI, Emilio (comp.), Una escuela para adolescentes, Buenos Aires,
UNESCO / Gobierno de Santa Fé / UNICEF, 1999.

“Adolescencia y aprendizaje” - Maia Tanaka, 2005

Stanley Hall “Tormenta y Stress” (1924)


Erik Erikson “Identidad y ciclo vital” (1959)
Arnold Gesell
Material desarrollado por Construyendo Alternativas “Adolescencia I y II”
ONG Bullying Sin Fronteras
Facundo Manes Clarin.com
Marcelo Cetkovich “El estigma de la enfermedad mental y la Psiquiatría”
Philip Zimbardo “Experimento de la cárcel de Stanford (1971)”

EXPOSICION DEL DR. LUIS HORSTEIN EN EL PRIMER COLOQUIO


INTERNACIONAL SOBRE CULTURA ADOLESCENTE – TEATRO SHA
2 y 3 DENOVIEMBRE DE 2013

También podría gustarte