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Guía de Gramática

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Guía de Gramática

Por Lucero Silvero


¿Qué es gramática?

La gramática es el estudio de las reglas y principios que gobiernan el uso de

las lenguas y la organización de las palabras dentro de una oración y otro tipo de

constituyentes sintácticos. También se denomina así al conjunto de reglas y principios

que gobiernan el uso de un lengua concreta determinada; así, cada lengua tiene su

propia gramática. O sea, cada lengua tiene su manera correcta de escribirse.

La gramática es parte del estudio general del lenguaje denominado lingüística.

Análisis de Adjetivos.

Adjetivo calificativo.

Los calificativos expresan propiedades o circunstancias de los seres u objetos

nombrados por un sustantivo. Ejemplo: día soleado, pareja feliz.

1. Distinguimos por su significado.

1.1. Especificativos: Concretan al sustantivo limitando su extensión o

seleccionándolo por la posesión de una nueva cualidad. Ejemplo: Un perro

hambriento caminaba solitario.

1.2. Explicativos: Designan una cualidad propia del sustantivo al que

refieren; es decir, ponen de relieve una idea que ya está contenida en el sustantivo:

nieve blanca; hierba verde.

2. Distinguimos por su grado.

2.1. Positivo: Paul Gasol es ALTO.

2.2. Comparativo.

2.2.1. Superioridad: Paul Gasol “es más alto que” tú.


2.2.2. Igualdad: Paul Gasol “es tan alto como” tú.

2.2.3. Inferioridad: Tú eres “menos alto que” Paul Gasol.

2.3. Superlativo.

2.3.1. Relativo.

2.3.2. Absoluto.

3. Distinguimos por su terminación.

3.1. Variable. Ejemplos: Juan es ALTO. María es ALTA.

3.2. Invariable. Ejemplo: Juan es ÁGIL. María es ÁGIL.

4. Distinguimos por su género y número.

4.1. Masculino y femenino.

4.2. Singular y plural.

Adjetivo actualizador.

Los actualizadores presentan al sustantivo núcleo del sintagma nominal, esto

es, lo transforman de desconocido en conocido, lo ubican en el espacio y en el tiempo.

Los determinantes cuantificadores, por el contrario, miden al sustantivo núcleo del

sintagma nominal. Los determinantes interrogativos o interrogadores preguntan por

el sustantivo núcleo del sintagma nominal.

Los actualizadores son cuatro; el predeterminante todo-a-s, que puede

preceder a los demás determinantes y delimita la integridad del sustantivo núcleo

del sintagma nominal; el artículo, que presenta al sustantivo en un espacio y un

tiempo concreto (el, la, lo, los, las); el posesivo, que señala la pertenencia del

sustantivo a un elemento de la situación o contexto (mi, tu, su, nuestro, vuestro, su

y sus femeninos y plurales); y el demostrativo, que sitúa al sustantivo en un lugar


más o menos próximo o lejano (este, ese, aquel y sus femeninos y plurales).

Adjetivo cuantificador.

Los cuantificadores se agrupan en dos grandes clases, los numerales, que

miden de forma precisa el sustantivo núcleo del sintagma nominal, y los extensivos

o indefinidos, que lo miden o evalúan de forma imprecisa.

Los numerales pueden ser cardinales (correspondientes a la serie de los

números reales: un, dos, tres, cuatro...); ordinales (que señalan precedencia o

seguimiento en una lista: primer, segundo, tercer, cuarto...); multiplicativos (que

multiplican el número del núcleo del sintagma nominal: doble, triple, cuádruple,

quíntuple/quíntuplo, séxtuplo, séptuplo, óctuple, nónuplo, décuplo, undécuplo...),

divisores o partitivos, que dividen el núcleo del sintagma nominal (medio), y

distributivos, que reparten el núcleo del sintagma nominal (ambos, sendos).

Adjetivo interrogativo o exclamativo.

Son los que se emplean en la oración interrogativa o exclamativa, siempre se

antepone al sustantivo y se acentúan. Los adjetivos interrogativos son: Cuál(es),

qué, cuánto(s), cuánta(s).


El verbo.

El verbo es la parte de la oración o categoría léxica que expresa acción o

movimiento, existencia, consecución, condición o estado del sujeto, semánticamente

expresa una predicación completa. En la oración, el verbo conjugado funciona como

el núcleo sintáctico del predicado (si el verbo está en una forma conjugada ocupará

en general la posición del núcleo del sintagma de tiempo y sino de un sintagma verbal

ordinario).

Los verbos según su valencia o gramática pueden ser clasificados en

intransitivos, transitivos, ditransitivos, etc. Son transitivos cuando el verbo requiere

más de un argumento obligatorio. Los intransitivos tienen un sólo argumento

obligatorio.

Sintaxis.

Además de requerimientos de orden sintáctico, la aparición de un verbo en una

frase puede estar ligada por concordancia gramatical. Esto significa que en muchas

lenguas se requiere que el verbo tenga una u otra forma en función de otros

constituyentes sintácticos que le preceden o le siguen.

En español el verbo concuerda con el sujeto:

El niño corrió mucho.

Los niños corrieron mucho.


El verbo en español.

En español constituye la clase de palabra flexivamente más variable y está

constituido por un lexema, así como morfemas de número y persona en su periferia,

y de modo, voz (activa o pasiva), aspecto e infijo de vocal temática entre el lexema

y aquellos. Admite morfemas derivativos (afijos) de distintas significaciones.

Dependiendo del tipo de lengua de que se trate, los verbos pueden variar de

forma. Además, el verbo puede concordar en género, persona y número con algunos

de sus argumentos o complementos (a los que normalmente se conoce como sujeto,

objeto, etc.). En español concuerda con el sujeto siempre en número y casi siempre

en persona (la excepción es el caso del llamado sujeto inclusivo: Los españoles somos

así), y bastantes veces con el atributo de los verbos copulativos.

Las lenguas en las que los verbos son conjugados se denominan flexivas y cada

una determina un patrón específico de conjugación, difiriendo notablemente de un

sistema lingüístico a otro. En el caso de la lengua española, que es flexiva, la mayoría

de los verbos se conjugan de forma regular según tres patrones únicos

(conjugaciones) definidos según la vocal temática (1.ª o en -ar, 2.ª o en -er; 3.ª o

en -ir):

1ª conjugación: saltar, caminar, amar, arrastrar, etc.

2ª conjugación: correr, comer, temer, suceder, querer, etc.

3ª conjugación: vivir, morir, sacudir, ir, existir, etc.


Las formas verbales además varían según su voz, según si son formas

personales o no personales, según el tiempo-modo-aspecto, según número y persona

(en español estas dos categorías están a sujetas a concordancia con el sujeto). Otros

patrones de conjugación menos generales son denominados de verbos irregulares.

Junto a este tipo de conjugación, existe además otro tipo de conjugación regular

mediante estructuras analíticas llamadas perífrasis verbales, que expresan modos y

aspectos más precisos y concretos que no aparecen recogidos en la conjugación

regular, que es más general. Como la terminación es distinta para cada persona, el

uso de pronombres sujeto se considera a menudo redundante.


Tiempos verbales del Indicativo.

Los verbos transitivos.

Los verbos transitivos son aquellos que exigen la presencia de un objeto directo

(también llamado "complemento directo") para tener un significado completo; esto

es, que se refieren a acciones que transitan desde el actor al objeto (véase

transitividad). Un ejemplo de esta categoría en español es:

He conseguido dos entradas para la ópera.


Aquí, el grupo compuesto por "dos entradas para la ópera" representa el objeto

directo. La construcción "He conseguido..." no tiene sentido por sí misma, y requiere

que se aporte información sobre lo que se consigue. Por regla general, los verbos

transitivos son de la forma "alguien hace algo a algo".

Los verbos intransitivos.

Los verbos intransitivos no admiten o no van acompañados de CD, no requieren

de la presencia de un objeto directo que determine al verbo. Un ejemplo en español

es el verbo delinquir, por ejemplo en la oración:

Ese hombre delinque.

Se trata de un verbo intransitivo, ya que no requiere especificar un objeto

directo, por lo tanto, el concepto de "delinquir algo" no tiene sentido en español. En

general en español y otras lenguas los verbos no son en sí mismos transitivos o

intransitivos, sino que se convierten en tales según su uso concreto, y así es posible

usar verbos típicamente intransitivos como transitivos, por ejemplo en La soprano

canta una ópera, y también expresar verbos transitivos sin la presencia de un objeto

directo, por ejemplo en Déjaselo al técnico, que él seguro [que] entiende.

Son pocos los verbos intransitivos en el castellano al compararlo con idiomas

con fuerte división entre verbos transitivos e intransitivos. En general, el castellano

dispone de la forma autorreflexiva se para denotar intransitividad, como por ejemplo

"se rompió", "se caerá", etc.


Los verbos regulares e irregulares.

Los verbos irregulares son aquellos que poseen conjugaciones particulares. Las

irregularidades morfológicas de cualquier tipo son más comunes en los idiomas

fusionales, menos en los aglutinantes y prácticamente no existen en los aislantes.

Los verbos regulares son, por el contrario, aquellos que se atienen

estrechamente a los paradigmas o modelos de conjugación más usados en la lengua.

Verbos copulativos.

Los verbos copulativos son ser, estar, parecer, además de otros verbos que en

ciertos contextos son copulativos, como resultar, seguir, semejar, asemejar,

permanecer, continuar.

Son los verbos que no aportan un significado pleno, sólo se emplean para unir

el sujeto y el predicado. Son aquellos verbos que poseen un significado mínimo, de

forma que su presencia o su ausencia no cambian el significado al sujeto y por ello

son casi prescindibles (diciendo "la casa es azul" diríamos prácticamente lo mismo

que diciendo "La casa azul"); por ello, en vez de seleccionar objetos directos

afectados por el verbo, rigen un tipo de complementos diferentes llamados atributos

oracionales, que son mutables o sustituibles por el pronombre átono "lo". Los

atributos oracionales pueden ser de dos tipos:

Sujetivos, es decir, que determinen al núcleo del sujeto;

Predicativos, es decir, que determinan a algún miembro del predicado. También

se les llama a estos complementos predicativos.


Tiempos y modos verbales.

En español, las formas verbales se agrupan en diferentes tiempos verbales y

tres modos. Además de tres formas impersonales, las cuales no tienen tiempo o

modo: el infinitivo, el participio y el gerundio. Los tres modos existentes son modo

indicativo, el modo subjuntivo y el modo imperativo, en los cuales hay diferentes

formas verbales: (Usando de ejemplo el verbo Amar)

Personales

Modo indicativo

 Presente (amo, amas, ama, ...) / Pretérito Perfecto Compuesto (he

amado, has amado, ha amado, ...)

 Pretérito Imperfecto (Amaba) / Pretérito Pluscuamperfecto (Había

amado)

 Pretérito Perfecto Simple (Amé) / Pretérito Anterior (Hube amado)

 Futuro Imperfecto (Amaré) / Futuro Perfecto (Habré amado)

 Condicional Imperfecto (Amaría) / Condicional Perfecto (Habría amado)

Modo subjuntivo

 Presente (Ame) / Pretérito Perfecto (Haya amado)

 Pretérito Imperfecto (Amara o amase) / Pretérito Pluscuamperfecto

(Hubiera (ó hubiese) amado)

 Futuro Imperfecto (Amare) / Futuro Perfecto (Hubiere amado)

Modo imperativo

 Tú (Ama)

 Vos (Amá)

 Usted (Ame)
 Nosotros (Amemos)

 Vosotros (Amad)

 Ustedes (Amen)

No Personales

 Infinitivo Simple (Amar) / Infinitivo Compuesto (Haber amado)

 Participio (Amado)

 Gerundio Simple (Amando) / Gerundio Compuesto (Habiendo amado)

El adverbio.

Un adverbio es un tipo de palabra invariable que actúa como núcleo del

sintagma adverbial, complementando a un verbo, un adjetivo u otro adverbio.

Las funciones sintácticas del adverbio son, aparte de la de núcleo del sintagma

adverbial, las de complemento circunstancial del verbo, la de cuantificador, grado o

complemento del adjetivo («muy bueno», «recién hecho») y las de cuantificador de

otro adverbio («bastante lejos»). Algunos adverbios pueden funcionar como

predicado dirigido hacia un sujeto y junto a una cópula verbal («está divinamente»).

Algunas de las palabras consideradas por la gramática tradicional precientífica

como adverbios pueden considerarse en categorías independientes. Así los adverbios

de ubicación, modo y cantidad parecen formar una clase natural, pero los adverbios

«epistémicos» parecen formar desde el punto de vista sintáctico una clase aparte.

Por ejemplo los «adverbios de negación» en muchas lenguas pueden considerarse

una clase aparte (epistémicos negativos). Estas palabras negativas pueden actuar

como núcleos del llamado sintagma de negación que tiene propiedades y

requerimientos sintácticos diferentes al de un sintagma adverbial.


Clases de adverbios.

Tradicionalmente los adverbios se han dividido en las siguientes categorías:

1. Adverbios de ubicación (en tiempo y espacio), de modo y de cantidad.

2. Adverbios de lugar: aquí, allí, ahí, allá, acá, arriba, abajo, cerca, lejos,

delante, detrás, encima, debajo, enfrente, atrás, alrededor.

3. Adverbios de tiempo: pronto, tarde, temprano, todavía, aún, ya, ayer, hoy,

mañana, siempre, nunca, jamás, próximamente, prontamente, anoche, enseguida,

ahora, mientras, anteriormente.

4. Adverbios de modo: bien, mal, regular, despacio, deprisa, así, tal, como,

aprisa, adrede, peor, mejor, fielmente, estupendamente, fácilmente, negativamente,

responsablemente —todas las que se formen con las terminaciones «mente»—.

5. Adverbios de cantidad o grado: muy, poco, mucho, bastante, más, menos,

algo, demasiado, casi, sólo, solamente, tan, tanto, todo, nada, aproximadamente.

Adverbios que cumplen la función de epistémicos:

6. Adverbios de afirmación: sí, también, cierto, ciertamente, efectivamente,

claro, exacto, obvio, verdaderamente, seguramente, asimismo, etc.

7. Adverbios de negación: no, jamás, nunca, tampoco.

8. Adverbios de duda o dubitativos: quizá(s), acaso, probablemente,

posiblemente, seguramente, tal vez, puede, puede ser, a lo mejor.

9. Adverbios interrogativos/exclamativos y relativos, las formas usadas

ortográficamente en oraciones interrogativas y exclamativas son cuándo, cómo,

cuánto y dónde (las formas relativas son idénticas aunque se escriben sin acento).

10. Otros adverbios: sólo/solamente, aun, inclusive, además, únicamente,

incluso; mismamente, propiamente, precisamente, concretamente; viceversa,


contrariamente, siquiera, consecuentemente.

La interjección.

La interjección es un tipo de enunciado en una lengua natural que expresa

alguna impresión súbita, exclamativa o un sentimiento profundo, como asombro,

sorpresa, dolor, molestia, amor, etc. Sirven también para apelar al interlocutor, o

como fórmula de saludo, despedida, conformidad, etc.; por ejemplo:

¡Alto!: se usa como llamada enérgica imperativa.

¡Ay!: se emplea para expresar un sentimiento vivo.

¡Eh!: se usa para preguntar, llamar, despreciar, reprender o advertir.

¡Hola!: se usa como salutación familiar.

Por lo tanto, son semánticamente equivalentes a una oración completa, y

expresan o describen elementalmente una acción sin estar sintácticamente

organizados, por ello puede considerarse que no son una parte de la oración (aunque

algunos gramáticos las incluyen en el inventario de clases de palabras), sino que son

signos lingüísticos pregramaticales que desempeñan las tres funciones del lenguaje

según Karl Bühler: expresiva, conativa y representativa.

Equivalen también a oraciones sin desarrollo las expresiones interjectivas del

tipo «¡cielo santo!», «¡Dios mío!», «¡recórcholis!», «¡rayos y truenos!»,

«¡demonios!», «¡cielos!», etc.

Las interjecciones son palabras generalmente únicas, que no tienen variaciones

y se emplean muy habitualmente en forma aislada de una oración ―por lo que

funcionan como una oración completa― y que expresan sentidos admirativos o de

asombro, alegría, saludo o bienvenida, alarma, asco, y similares, en forma


exclamativa, por lo cual generalmente se escriben entre signos de admiración.

Interjecciones propias.

Las interjecciones propias, o interjecciones propiamente dichas, se componen

de una única palabra comprendida entre signos de admiración o de interrogación:

 ¡ah!: sirve para expresar asombro, comprensión de lo oído, sorpresa, placer.

 ¡arre!: para azuzar a un caballo, indicando que se desea avanzar.

 ¡ay!: sirve para expresar dolor. Es una interjección que puede ser seguida

de una expresión confirmatoria, por lo que cabe integrarla en una oración;

pero como las interjecciones forman una unidad en su entonación oral, se

separa con una coma: «¡Ay, cómo me duele!».

 ¡bah!: sirve para expresar desprecio, desinterés.

 ¡buah!: sirve para expresar asombro, incredulidad o sorpresa.

 ¡buah...! (imitando el llanto): sirve para expresar tristeza.

 ¡chitón! o ¡sh!: para pedir silencio.

 ¡eh!: sirve para expresar rechazo, desaprobación de lo excesivo, sorpresa.

 ¿eh?: siendo una forma interrogativa, expresa duda de haber comprendido

lo oído, o una solicitud de que se repita algo que no fue atentamente

escuchado; también se emplea en el contexto de un discurso, como una

suerte de consulta acerca de si se ha comprendido lo expresado, o si se está

de acuerdo con ello. Es una de las pocas interjecciones que eventualmente

pueden intercalarse en una oración, con ese sentido:

―Camina con cuidado para no caerte.

―¿Eh?
 ¡ey!: sirve para expresar llamado de atención, saludo o queja. Se utiliza

también el calco inglés «¡hey!». La Fundéu recomienda utilizar «¡eh!».

 ¡guau!: sirve para expresar asombro o admiración.

 ¡guay!: sirve para expresar advertencia, amenaza o admiración, según el

geolecto: «¡Guay, que se nos vienen encima!» (advertencia), «¡guay de los

que pequen!» (amenaza) o «¡guay, nos vamos de excursión!» (admiración).

 ¡hala!: sirve para expresar prisa. Por ejemplo: «¡Hala, hala, no se detengan

que se nos hace tarde!».

 ¡hey! (con h, como «¡huy!»): sirve para expresar llamado de atención, saludo

o queja. El uso la ha españolizado como «¡ey!» (tal como existe «¡ay!» y

«¡eh!»), aunque la Fundéu recomienda utilizar «¡eh!».

 ¡hola!: sirve para expresar bienvenida, saludo, satisfacción por el encuentro

con la persona a quien es dirigido.

 ¡huy!: sirve para expresar asombro, sorpresa por algo insólito. Según la RAE

se puede escribir con hache o sin ella.

 ¡oh!: sirve para expresar asombro, admiración.

 ¡ojalá!: sirve para expresar un deseo de que algo se realice. Sería una

palabra de origen árabe, proveniente de los tiempos históricos en que el sur

de la península ibérica estaba ocupada por los moros, siendo contracción de

inch Alá (‘quiera Dios’). Es una palabra que frecuentemente no es empleada

como interjección, incorporándose a una oración: «Ojalá que no llueva».

―Quizá mañana no llueva.

―¡Ojalá!

 ¡puaj!: sirve para expresar asco o desagrado.


 ¡puf!: sirve para expresar fastidio.

 ¡sh! o ¡chitón!: para pedir silencio.

 ¡sale!: también sirve para mandar a un animal a marcharse. Un ejemplo es:

«¡sale perro!».

 ¡uda!: generalmente despectivo, sirve para llamar la atención de un animal.

Por ejemplo: «¡Uda de aquí!" para ordenarle que se marche.

 ¡uf! sirve para expresar fastidio.

 ¡uy!: sirve para expresar asombro, sorpresa por algo insólito. Según la RAE

se puede escribir con hache o sin ella.

 ¡zas! es una onomatopeya.

Interjecciones impropias.

Interjecciones impropias que no son interjecciones idiomáticamente

originarias, sino sustantivos, verbos o adverbios, que ocasionalmente son empleados

como interjecciones, por su significación usual: «¡Socorro!», «¡caracoles!»,

«¡diablos!», «¡rayos y centellas!».

Interjecciones de expresión.

Interjecciones de expresión, que son locuciones usuales, las que son

empleadas igualmente como interjecciones: «¡Mi madre!», «¡Dios santo!», «¡ay de

mí!». Las interjecciones presentan algunas peculiaridades en su empleo idiomático:

Generalmente se emplean en forma aislada, como una expresión de entonación

independiente, pero cuando se incorporan en una oración lo común es que aparezcan

al principio: «¡Ay!», «¡Qué dolor!».


Cuando se insertan en una oración quedan estrictamente fuera de su

secuencia, como si fueran un paréntesis: «Lloró la niña, ¡ay!, ¡cómo sufría!».

Algunas asumen la forma de expresiones no idiomáticas u onomatopéyicas

(que imitan sonidos): «¡Puaj!», «¡chit!», «¡plash!», «¡paf!», «¡pif!».

Algunas se unen frecuentemente a los nombres propios, en la forma de los

vocativos o expresiones que se emplean para llamar o atraer la atención: «¡Eh,

Ernesto!».

También se unen a diversas clases de partículas, en diversas expresiones

exclamativas: «¡Ay del que se anime a contrariarlo!» o «¡guay con los que se le

acerquen!».

Signos de Puntuación.

Uso del asterisco.

Sirve para marcar, dentro de un texto, información complementaria o

aclaratoria.

Se emplea al pie de la página (a veces, al pie de un fragmento o enunciado)

para explicar el significado de una palabra, o dar una nota aclaratoria que sea

necesaria.

Si en la hoja ya se ha colocado un asterisco, el próximo será doble (**), luego

triple (***), y así sucesivamente.

NOTA: Actualmente, puede usarse números en vez de asteriscos por tratarse

de un procedimiento más práctico.


Uso del punto.
Uso de la coma.
Uso del punto y coma.
Uso de los dos puntos.
Uso de los puntos suspensivos.
Uso del guión corto. (No le hagan caso al título de abajo)
Uso del guión largo.
Resumen de los signos de puntuación.
Para principiantes.

Importancia de los signos de puntuación.


Uso del punto.

Uso de la coma.
Uso del punto y coma.

Uso de los dos puntos.


Uso de la diéresis.

Uso de los puntos suspensivos.


Uso de los signos de interrogación.

Uso de los signos de exclamación/admiración.


Uso de los paréntesis.

Uso de las comillas.


Uso del guión largo.

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