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Tema Lineal 1

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La progresión temática y la coherencia como criterios

textuales en la construcción de párrafos

Thematic progression and coherence as textual criteria in the


construction of paragraphs

Teresa Delfina Iglesias Hernández1

Adaymí González Valdés1

Deisy Leidy Hernández Rivera2

1
Universidad de Pinar del Río «Hermanos Saíz Montes de Oca». Pinar del Río, Cuba
2
Escuela Secundaria Básica Urbana “Carlos Ulloa”. Pinar del Río, Cuba
RESUMEN

Dado el carácter indirecto y mediato de la comunicación escrita, se hace necesario


presentar las ideas de forma precisa y sin ambigüedades. Esto implica no sólo exponerlas,
sino organizarlas de forma progresiva y relacionarlas mediante determinados conectores y
el empleo de signos de puntuación, de ahí que el objetivo de este artículo es reflexionar
sobre los criterios teóricos basados en la gramática del texto, acerca de la progresión
temática y la coherencia, en los que se sustenta la construcción de párrafos. Se emplearon
en su elaboración los métodos de análisis bibliográfico, inducción-deducción y análisis-
síntesis. Se obtuvo, como principal resultado un análisis teórico sobre la temática que
puede servir de fundamento a propuestas metodológicas para reorganizar los procesos de
enseñanza de la construcción textual y se concluyó que la estructuración del texto escrito
en párrafos constituye esencialmente la expresión lógica del significado, basado en la
permanencia o avance del tema y la coherencia, características esenciales de todo texto.

Palabras clave: educación lingüística; construcción de textos; comunicación escrita

ABSTRACT

Given the indirect and mediate nature of written communication, it is necessary to present
the ideas accurately and unambiguously. This implies not only exposing them, but
organizing them progressively and relating them through certain connectors and the use of
punctuation marks, hence the objective of this article is to reflect on the theoretical criteria
based on the grammar of the text, about the thematic progression and coherence, on which
the construction of paragraphs is based. Methods of bibliographic analysis, induction-
deduction and analysis-synthesis were used in its elaboration. The main result was a
theoretical analysis on the subject that can serve as a basis for methodological proposals to
reorganize the textual construction teaching processes and it was concluded that the text
structure written in paragraphs constitutes essentially the logical expression of the
meaning, based on in the permanence or advancement of the theme and coherence,
essential characteristics of any text.

Keywords: linguistic education; text construction; written communication

INTRODUCCIÓN

La enseñanza de la lengua materna es un proceso de aprendizaje que abarca todos los


niveles escolares e implica dotar al individuo de las habilidades necesarias e
indispensables para expresarse e interpretar a los demás.

El encargo social de los profesores de lengua materna es lograr que los estudiantes se
comuniquen mejor en diferentes situaciones, lo que significa el dominio de las
siguientes habilidades: hablar, escuchar, leer y escribir correctamente. El desarrollo de
la competencia comunicativa es el objetivo esencial de la asignatura. (Aijón, 2017)

En particular, la enseñanza de la construcción implica el análisis de algunas


características diferenciadoras del lenguaje oral y del lenguaje escrito: en la lengua
oral, el interlocutor se encuentra frente al emisor; la comunicación es rápida,
espontánea e inmediata, por lo que se produce con relativa facilidad. Además se apoya
en otros medios como la entonación de la voz, los gestos y la expresividad del rostro
que no posee la lengua escrita. En la comunicación escrita, el emisor no tiene ante sí al
receptor, por lo que solo cuenta con los medios lingüísticos y signos auxiliares para
expresarse, por lo que el uso inadecuado de una preposición, de una conjunción, de un
pronombre puede variar el sentido del mensaje, pues no se encuentra presente el
sujeto constructor del texto para aclarar y evitar un mal entendido. (García y Fierro, 2015)

Cuando el niño va a la escuela, hace tiempo que sabe comunicarse aunque existan
incorrecciones y se ve obligado, a los cinco o seis años, a aprender a leer y escribir. Es
mucho más fácil hacer hablar que escribir y el estudiante sufre muchas veces cuando
escucha la orden: Escriba un párrafo o una composición.

La capacidad para emplear la lengua escrita no se desarrolla espontáneamente. Está


sujeta a principios didácticamente concebidos con respecto a su desarrollo; sin
embargo, la manera en que se interpreta esto ha llevado a pensar a muchos
profesores lo contrario.

distingue cuatro enfoques básicos de la didáctica de la expresión escrita, a


Cassany (1994)

partir de varios aspectos: objetivos de aprendizaje, tipo de ejercicios, programación,


etc. Cada planteamiento hace hincapié en un aspecto determinado de la habilidad:

1. Enfoque gramatical. Se aprende a escribir con el conocimiento y el dominio de


la gramática del sistema de la lengua
2. Enfoque funcional. Se aprende a escribir a través de la comprensión y la
producción de los distintos tipos de textos escritos.
3. Enfoque procesual o basado en el proceso de composición. El aprendiz tiene que
desarrollar procesos cognitivos de composición para poder escribir buenos
textos.
4. Enfonque basado en el contenido. La lengua escrita es un instrumento muy
potente que puede aprovecharse para aprender en otras materias, al mismo
tiempo que se desarrolla la expresión.

Por su parte, Cantillo y Vargas (2015)


plantean que,

«En la enseñanza-aprendizaje de la construcción de textos científicos se apela al


conocimiento que posea el estudiante acerca de la temática a abordar, herramienta
básica de análisis y de reconstrucción de ideas en las que se integran múltiples
saberes»

. (p. 6)

¿Cuál de estos enfoques es el más válido? Está claro que estas cuatro líneas didácticas
no son excluyentes, sino complementarias. Cualquier acto de escritura, y por tanto,
también de enseñanza, contiene gramática, tipos de textos, procesos de composición y
contenido, de manera que estos cuatro factores deben ser considerados de alguna
manera, escoger uno u otro enfoque es una cuestión de tendencia o de énfasis: de
destacar unos aspectos por encima de otros.

Teniendo en cuenta la situación actual, los enfoques que pueden aportar más
renovación y mejorar la clase de lengua son el funcional y el procesual, porque aportan
un trabajo global de tipos de textos y de procedimientos que quizás sean actualmente
los puntos más desantendidos.

Manuel Casado Velarde (1993)


, al referirse a la gramática del texto la define como

«segunda forma de lingüística del texto»

; la misma se ocupa del texto como nivel de la estructuración de un determinado


idioma. Su objeto es, por tanto, la constitución de textos en determinadas lenguas, en
la medida en que existen reglas específicamente idiomáticas que se refieren a ellas.

Para la gramática del texto, el texto representa uno de los varios niveles con que opera
este componente de un idioma determinado: texto, oración, frase y palabra. La
lingüística del texto, por su parte, considera que el texto representa el nivel individual
del lenguaje en cuanto a manifestación concreta del hablar en general y de la lengua
histórica:

 Primer nivel: hablar (o «lenguaje») en general.


 Segundo nivel: idioma o lengua histórica.
 Tercer nivel: texto Casado, (1993, p.34.)

El nivel del texto es, en ambos casos, el mismo. Lo que hace en cada planteamiento es
tomarlo de manera distinta, en efecto, una cosa es producir un texto sobre la base del
conocimiento de una determinada tradición textual (soneto, novela, carta comercial,
etc.) y otra diferente es saber construir un texto sobre la base del conocimiento
idiomático, es decir, según las reglas de un idioma histórico Co'eriu, (1981, p.57). Suárez
(2017
) opina que

«(…) un texto aglutina los contenidos necesarios para su propia lectura»


.

Para muchos autores como Iglecias, Hernández y Slisko (2017); Penhavel y Gomes (2017); Martínez y Santa María
(2019)
desde un punto de vista teórico y metodológico, resulta de gran importancia la
distinción entre función textual y función idiomática, distinción sobre la que se apoya la
diferenciación entre lingüística del texto y gramática del texto. Con las expresiones
función textual y función idiomática, identificamos otros tantos tipos de contenido
lingüístico. La función textual (denominada también sentido) designa al contenido
propio de un texto o de una parte de un texto.

La función idiomática o significado en sentido estricto, designa el contenido


proporcionado por las unidades idiomáticas de una lengua histórica determinada. Este
tipo de contenido lingüístico se encuentra organizado de manera peculiar en cada
idioma; se suele distinguir dos grandes clases de significado: léxico y gramatical, sin
que resulte fácil establecer una separación radical entre una y otra clase.

La gramática del texto, por su parte, se ocupa de aquellas funciones o contenidos


idiomáticos orientados hacia la constitución de textos. Importa, por consiguiente,
mantener la distinción entre las funciones idiomáticas y las funciones textuales. Esta
distinción se manifiesta en la falta de correspondencia entre funciones textuales y
categorías de significado gramatical.

Por lo expuesto anteriormente, la gramática del texto no representa otra cosa que la
ampliación de la tradicional gramática idiomática más allá de la sintaxis oracional. Su
objeto, como ya se ha dicho, está constituido por los procedimientos idiomáticos
orientados hacia la construcción de textos.

No obstante, ha revolucionado los enfoques relativos a la enseñanza y el aprendizaje


de lenguas, sin que ello implique trasformación alguna en el modo de comunicarnos,
de ahí que los autores del presente artículo hayan considerado oportuno que su
objetivo sea reflexionar sobre los criterios teóricos basados en la gramática del texto,
acerca de la progresión temática y la coherencia, en los que se sustenta la
construcción de párrafos.

Desarrollo

La gramática del texto no representa un nuevo tipo específico de gramática, en el


sentido de lo que llamamos una gramática estructural, o generativo-transformacional,
o funcional. En principio, cada una de estas gramáticas podrían adjetivarse como

«textual»

en la medida en que se ocupan de describir el objeto que denominamos texto. Por eso
en la medida en que los lingüístas

«reconozcan que entre sus tareas está la de estudiar las estructuras del discurso, ya
no tendrá sentido hablar de gramática del texto o lingüística del texto: solo existirán la
gramática y la lingüística a secas»

T.A. Van Dijk, (1983: 18)


Marina Parra al referirse a la lingüística textual señala que

«la comunicación no se realiza con palabras y oraciones aisladas sino por medio de
textos»

Parra, (1991, p. 22), con lo que destaca su importancia como unidad comunicativa
fundamental.

Existen diversas definiciones de texto Romeu (1985); Van Dijk (1983); Saldívar y Rodríguez (2018), pero
todas coinciden en señalar, de una manera u otra, que son registros orales y escritos
en sus diversas formas, portadoras de significados. Es todo lo que se dice o escribe en
un contexto situacional específico y con una intención comunicativa. Un texto puede
ser una oración, un párrafo o una novela. Lo que lo define como tal es que será
siempre un enunciado significativo, que expresa una significación, que tiene una
determinada intención y se produce en un contexto dado, independientemente de su
extensión.

En el acto de construir el texto se entretejen todos los niveles: el nivel semántico o de


significación; el de expresión o formalización lingüística del significado y el fonológico
(de sonorización o escritura). En otras palabras, el significado se construye
lingüísticamente y se exterioriza de forma material como expresión oral o escrita.
Considerando el texto como un tejido, se hacen presentes varias redes, las que se
corresponden con los niveles del lenguaje: primero, una red semántica; segundo, una
red gramatical y tercero, una red fonológica.

Todo texto que se construye, puede ser definido como tal, en tanto posee las
características siguientes:

1. Carácter comunicativo. Su función esencial es comunicar significados en una


situación concreta.
2. Carácter social. Está dado porque se emplea en el proceso de interacción social
humana; es una unidad lingüística fundamental.
3. Carácter pragmático. El texto responde a la intención y propósito del emisor en
una situación comunicativa concreta.
4. Cierre semántica. Es una unidad semántica independiente, no depende de otros
textos para entenderse.
5. Coherencia. Es una secuencia lógica de proposiciones, expresadas en oraciones,
que se unen entre sí por medios de elementos sintácticos, lo que la hace
perfectamente comprensible.
6. Carácter estructurado. Está dado por el carácter sistémico del texto, es decir,
por ser este un todo, cuyas partes se hallan perfectamente interrelacionadas en
dos planos: el del contenido (o macroestructura semántica) y el de la expresión
(o macroestructura formal). Romeu, (1985, p.77)

El plano del contenido está integrado por el significado organizado en niveles


jerárquicos de modo tal que el nivel superior (tema) contiene los niveles inferiores que
lo conforman (subtemas, proposiciones temáticas y conceptos). En la medida en que
todos los niveles se interrelacionan de manera lógica y comprensible, se dice que el
texto tiene coherencia. Esta constituye una categoría semántica que se refiere a la
organización del significado del texto.
El significado no puede conocerse si no se exterioriza: para ello es necesario que sea
expresado mediante signos lingüísticos. El plano de la expresión, al igual que el del
contenido, se organiza en niveles jerárquicos que se correlacionan con los
correspondientes del contenido: el tema se expresa en el discurso; los subtemas, en
parráfos o segmentos; las proposiciones temáticas, en oraciones y los conceptos, en
sintagmas. En la medida en que todos los elementos que conforman la estructura se
hallan perfectamente interrelacionadas, se dice que el texto tiene cohesión. Esta
categoría se manifiesta en el plano de la expresión y se revela en la estructuración
léxico-gramatical del texto.

En la actualidad, se sustenta el criterio de que la propiedad que define al texto como


tal es la textualidad, entendida como la integridad del texto, tanto formal como de
contenido, es decir, la cohesión (plano de la expresión) y la coherencia (plano del
contenido). Estas categorías constituyen, por tanto, las características esenciales de
todo texto. Sobre ellas volveremos en el epígrafe

La progresión temática. Conceptualización

a) Angelina Roméu (1992 p. 68) al referirse al proceso de construcción de textos, destaca cuatro
etapas esenciales:

1. Motivación. La comunicación surge como resultado de la necesidad humana de


interacción mutua. Todo acto comunicativo, responde a una intención y a un
propósito.
2. Planificación. Una vez fijado el objetivo, el hombre planifica las acciones y
operaciones que debe realizar.
3. Realización. Se elabora y emite el mensaje, valiéndonos de los signos
lingüísticos.
4. Consecución de la finalidad. Constituye la obtención de los resultados según los
objetivos planificados. Se comprueba la correspondencia de los resultados con
el objetivo.

Aludiendo a la expresión lógica del significado señala que se aprecia en cuatro


características esenciales del texto:

a. la permanencia o avance del tema,


b. la coherencia,
c. la pertinencia,
d. la búsqueda del texto acabado.

La permanencia o avance del texto es algo instuitivo basado en la relación entre lo


conocido (tema) y su avance o progresión con lo nuevo que se añade (rema). La
coherencia está dada por la compatibilidad de todas las ideas del texto. La pertinencia
tiene que ver con la gradualidad en la introducción de la información nueva, su
explicitud y la adecuada intrerrelación entre la causalidad y finalidad de los hechos. Por
último, todo texto acabado tiene un cierre semántico, una conclusión. Romeu, (1992, p.44)

Magdalena Veramonte en

«La nueva lingüística en la enseñanza media»


, destaca que la progresión temática es condición esencial para la semanticidad del
texto; el tema se desarrolla (es dinámico) mediante la adquisición de las cargas
informativas que se van dosificando e inyectando en su devenir mediante recursos.

El emisor va «armando» en su conciencia semántica el texto que produce, con las


piezas de la información que le va proyectando su conocimiento del mundo y su
sensibilidad; pero no puede poner toda la información junta, sino que la debe ir
distribuyendo a lo largo de la producción. Veramonte, (1993, p.14)

Por otra parte, Rafael Núñez y Enrique del Teso en relación con la permanencia y
desarrollo en el texto plantean que en todo texto hay una serie de constancias y
reiteraciones en la alusión a ciertos individuos que sostienen una unidad temática del
conjunto. Al mismo tiempo, en un texto tiene que haber algún tipo de avance o
regeneración de la información. La simple reiteración no produce la sensación de la
textualidad en un conjunto. Y el mero añadido de unidades informativas que se
estructuren de manera que se reconozca en ellas algún tipo de desarrollo, tampoco
confiere textualidad a un conjunto de manifestaciones lingüísticas.

A medida que avanza el texto, son distintas las cosas que son consabidas y las que son
nuevas. El conjunto de saberes compartidos se va modificando a medida que el texto
va avanzando. Torres da Silva (2016)

Para que el texto tenga una cierta unidad. Ha de haber una constancia temática, que
supondrá, entre otras cosas, que se repita una y otra vez la designación de ciertos
individuos. La construcción de un texto no consiste en acumular predicaciones y
propiedades de uno a unos pocos individuos que permanecen siempre en el mismo
punto, como si los remas de los enunciados fueran flechas que fueran a incidir una y
otra vez en la misma diana.

La norma estilística de no acumular usos de la misma palabra en poco espacio nos


debe llevar a buscar expresiones diferentes, que digan lo mismo en el punto del texto
en que estemos, sean o no sinónimas. No se trata exactamente de sinónimos, sino de
expresiones correferentes (expresiones que designan el mismo objeto o situación) La
sinonimia garantiza la correferencialidad, pero hay expresiones correferentes que no
son sinónimos.

Estos autores coinciden en señalar que, el uso de expresiones correferentes con otras
expresiones anteriores que suponga emplear como consabidos datos antes
introducidos como nuevos en el texto, no solo sirve para la permanencia temática, sino
también para que el texto se presente como un desarrollo, como algo que está
adelantando el punto de partida constantemente. Además, significa que el redactor
está produciendo sus enunciados con arreglo al nuevo contexto que va configurando el
texto.

Felipe Zayas en su trabajo «Las actividades gramaticales desde una perspectiva


textual», define la progresión temática como «el desarrollo de la estructura informativa
del texto», aludiendo a los tipos de progresión temática plantea que sigue tres
modelos básicos:

a. Progresión de tema constante.


b. Progresión lineal.
c. Progresión de temas derivados. Hernando, F. Z. (1994
, p. 34).
En cada uno de ellos tienden a aparecer de forma preferente determinados
procedimientos anafóricos en posición de tema.

A. Progresión de tema constante: el mismo tema aparece en oraciones sucesivas


mientras que los remas son diferentes. Este tipo de progresión temática.
B. Progresión lineal: el rema de una oración, o parte de este, es el tema de la
oración siguiente.
C. Progresión de temas derivados: los temas proceden de un hipertema que se
encuentra, bien al principio del pasaje, bien en el pasaje precedente.
D. Estos diferentes tipos de progresión temática, habrán de tenerse en cuenta en
las actividades gramaticales centradas en los procedimientos anafóricos de la
cohesión.

La coherencia. Conceptualización

Construir correctamente un texto supone dominar tanto la macroestructura semántica


como la formal, así como también, lograr la coherencia en el plano del contenido y la
cohesión en el plano de la expresión y conocer la macroestructura semántica del texto,
lo que se denomina superestructura esquemática y que caracteriza la forma global del
texto, determinada por ciertas reglas constructivas del formato (macrorreglas).

Al destacar las características de la progresión, en el epígrafe anterior, se señaló la


coherencia como propiedad esencial, pues gracias a ella una sucesión de enunciados se
presenta como exponente de un tema, se logra la completitud interna de un texto.

Manuel Casado Velarde, en su obra

«Introducción a la gramática del texto español»

, considera a la coherencia como una de las propiedades esenciales de todo texto y la


define como

«la conexión de las partes en un todo»

. Casado, (1993, p.19)

Señala que esta propiedad implica, pues, la unidad. Para algunos autores como
Coseriu, la coherencia representa un paso particular de lo que denomina congruencia o
conformidad de la actividad lingüística con las normas universales del hablar. Estas
normas universales del hablar constituyen el denominado saber elocucional, integrado
por el conocimiento del mundo, la exigencia de claridad y de no repetición, el no decir
lo obvio, lo imposible o lo extravagante, etc. Y, entre estos principios se encuentra la
coherencia.

Concluye Velarde destacando que la cohesión - otra de las propiedades esenciales del
texto- está constituida por el conjunto de todas aquellas funciones lingüísticas que
indican relaciones entre los elementos de un texto. Esta característica proporciona
trabazón entre los constituyentes del texto, pero no garantiza por sí sola la coherencia
de tal texto.

Para Co'eriu, (1981


p.219)
«los textos no se elaboran solo con medios lingüísticos, sino también - y en medida
diversa según los casos - con ayuda de medios extralingüísticos». Dicho de otra
manera: en la construcción de un texto entra en juego no solo la comptetencia
idiomática del hablante, sino también lo que se denomina por diferentes autores o
escuelas, «competencia expresiva»

«saber elocucional»

Co'eriu, (1981)
,

«competencia pragmática»

(Chomsky) o

«competencia comunicativa»

(Hymes).

La cohesión de un texto contribuye múltiples y variados procedimientos, como la


recurrencia (total o parcial) de los elementos o estructuras, la paráfrasis, la sustitución
(el uso de proformas), la elipsis, así como una serie de recursos para establecer
relaciones entre acontecimientos o situaciones en un determinado universo textual,
tales como los tiempos verbales, el aspecto y lo que llamamos marcadores u
operadores discursivos (particulas). También contribuye a la constitución del sentido
del texto y a su cohesión, el orden de los constituyentes en los enunciados, en función
de la importancia o novedad de sus contenidos; se trata de la

«función informativa»

además en los textos orales, la entonación reviste una importancia decisiva para la
cohesión textual.

Otros autores coinciden en señalar que para que un texto se pueda considerar bien
construido uno de los requisitos es la cohesión, es decir, que los enunciados sucesivos
estén bien trabajados mediante determinados procedimientos morfosintácticos y
lexicosemánticos: los conectores extraoracionales u organizadores del texto que
aseguran la conexión de los significados de las oraciones: las formas léxicas y
gramaticales cuya referencia está en el propio texto: la relación entre los tiempos
verbales.

A. A. Procedimientos gramaticales:
1. Sustitución mediante proformas (pronombres de 3ra persona, posesivos,
demostrativos, relativos e indefinidos: pro-adverbios o sustitutos de
adverbios o sintagmas con valor adverbial) sustitutos de oraciones (eso,
ello, esto).
2. Elipsis o sustitución por el sustituto cero.
3. Determinación u oposición definido/indefinido,
determinado/indeterminado (artículo, determinantes, demostrativos).
B. B. Procedimientos léxicos:
1. Sustitución léxica sinonímica o repetición de un elemento léxico con un
elemento léxico diferente.
2. Relaciones semánticas entre lexemas; relación entre hiperónimos e
hipónimos, entre cohipónimos, entre antónimos, entre derivados
sintácticos, etc.

Aludiendo a las funciones de los procedimientos anteriores, destacan lo siguiente:

 Los procedimientos anafóricos de la cohesión tienen un papel especialmente


relevante cuando constituyen el tema del enunciado. Desde el punto de vista
del reparto de la información, en el enunciado se puede distinguir una
información conocida o tema y una información nueva o rema.
 La elipsis es un procedimiento habitual para mantener el tema en secuencias de
oraciones que siguen el esquema de la progresión del tema constante.
 El relativo como procedimiento de cohesión ha de desempeñarse en la oración,
como elemento nominal, como complemento verbal. Para esto debe aparecer
como término de preposición. Es además de nexo un elemento nominal con una
determinada función y que, por tanto, se ha de constituir de acuerdo con ese
papel sintáctico. Es un procedimiento de cohesión textual intercambiable con
otros procedimientos que enlazan oraciones dentro de un esquema de
progresión lineal.

En otros momentos el relativo desempeña la misma función sintáctica que los nombres
o proformas que se han sustituido, lo que permitirá el uso del relativo dentro de los
sintagmas preposicionales.

La coherencia es una característica de los textos que nos hace percibir todas sus partes
como compatibles en un mismo todo y que nos permite avanzar sin que la
interpretación de unas partes deba hacerse a costa del olvido de otras. La
incompatibilidad que podría romper la coherencia de un texto, es la relación que se da
entre dos oraciones que no pueden ser simultáneamente verdaderas, sino que la
aceptación de una implica la negación de la otra y viceversa.

La incoherencia puede ser el más grave de los errores de construcción textual porque
atenta directamente contra la posibilidad de que el texto sea interpretable. La
incoherencia es a veces, resultado de un conocimiento insuficiente del léxico utilizado,
lo que provoca que el redactor no esté diciendo lo que cree que está diciendo.

Para estos autores la coherencia es el hecho de que dos o más oraciones digan cosas
compatibles entre sí.

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