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Eucaristía Día de La Familia

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EUCARISTÍA DÍA DE LA

FAMILIA JUNIO 2

Monición de entrada
Buenos días, familia samanista. Sintámonos bienvenidos a esta celebración eucarística, Os
doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como yo os he amado", nos dice
Jesús en su palabra. Y es en la familia donde se cultivan los primeros hábitos de amor y
cuidado de la vida, como nos recuerda el Papa Francisco. Que en esta Eucaristía el
Mandamiento de Jesús cale en lo más profundo de nuestro ser y lo hagamos realidad no
sólo en nuestras familias, sino en todas las realidades de nuestra vida.

Monición de las lecturas


En el evangelio san Lucas nos presenta a los apóstoles postrados ante el Señor, aunque
algunos titubeaban, éstos reconocen a Cristo como Señor con poder sobre el cielo y sobre
la tierra, haciéndoles un envío a anunciar la Buena Nueva, asegurándoles su permanente
presencia. Abramos nuestro corazón para que por medio de esta palabra le podamos
reconocer como dueño y señor de nuestras familias.

Procesión de ofrendas
Señor, nos acercamos a tu altar para entregarte a través de estas ofrendas, nuestras vidas,
esfuerzos y anhelos que están cimentados en la esperanza de la vida eterna que nos
prometes en el Pan y el vino.

Cirio:
Señor, esta luz representa tu propia vida en medio de nosotros. Ilumina nuestro camino a
recorrer. Que nuestras almas vivan eternamente encendidas en tu amor, que cada uno de
nosotros podamos así brillar en nuestros hogares. Te prometemos mantener siempre
encendida tu llama en nuestros corazones.

El pan y vino:
Pan y vino: el pan y vino, que se convertirán en el Cuerpo y la Sangre del Señor, serán el
alimento necesario para que la familia cristiana haga frente a las dificultades que se le
presenten, y así se mantenga en la fidelidad que el Creador quiere.

Las flores:
Te ofrecemos estas flores, Señor, como símbolo de vida, de unión, de alegría y nuestro
anhelo de vivir siempre en amor y amistad contigo. Además te ofrecemos todo lo bello
que de nuestras familias hemos recibido, nuestras virtudes y bondades. 

Traemos todas estas cosas ante Ti, Señor, porque sabemos que todo lo bueno que hay en
este mundo viene de Ti y Tú lo santificas en la mesa del altar, bendice el amor de nuestras
familias y hazlas  cada día más parecidas a la familia de santísima.
ORACIÓN DE
FIELES

Con la esperanza de saber que Dios Padre nos llama a la vida,


reconocemos que estamos necesitados de su misericordia y le
presentamos nuestras súplicas diciendo: ROGUEMOS AL SEÑOR

Por la Iglesia, la gran familia de los hijos de Dios, para que anuncie
con su palabra y con su testimonio de vida el mandamiento del
amor.
ROGUEMOS AL SEÑOR

Por todos los cristianos, para que sepamos amarnos unos a otros
como Jesús nos ha amado.
ROGUEMOS ALSEÑOR

Por nuestras familias, para que intentemos hacer realidad lo de


"pedir permiso sin avasallar, decir "gracias" como expresión de una
sentida valoración de las cosas que recibimos, y pedir perdón
cuando hacemos algún daño"
ROGUEMOS ALSEÑOR

Por las familias que sufren a causa de la guerra, del hambre, de la


ruptura de la unidad familiar, para que encuentren quienes les
ayuden a salir de ese estado de necesidad. ROGUEMOS AL SEÑOR

Por los miembros de nuestras familias que han muerto, para que
estén ya donde no hay "muerte, ni luto, ni llanto ni dolor"
ROGUEMOS ALSEÑOR

Oremos:
Escucha, Padre, estas peticiones que te hemos presentado y las que
quedan por expresar y que están en el fondo de nuestro corazón.
Por Jesucristo,
Nuestro Señor.
Primera Lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (1,1-11):

En mi primer libro, querido Teófilo, escribí de todo lo que Jesús fue


haciendo y enseñando hasta el día en que dio instrucciones a los
apóstoles, que había escogido, movido por el Espíritu Santo, y
ascendió al cielo. Se les presentó después de su pasión, dándoles
numerosas pruebas de que estaba vivo, y, apareciéndoseles
durante cuarenta días, les habló del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les recomendó: «No os alejéis de
Jerusalén; aguardad que se cumpla la promesa de mi Padre, de la
que yo os he hablado. Juan bautizó con agua, dentro de pocos días
vosotros seréis bautizados con Espíritu Santo.»
Ellos lo rodearon preguntándole: «Señor, ¿es ahora cuando vas a
restaurar el reino de Israel?»
Jesús contestó: «No os toca a vosotros conocer los tiempos y las
fechas que el Padre ha establecido con su autoridad. Cuando el
Espíritu Santo descienda sobre vosotros, recibiréis fuerza para ser
mis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta los
confines del mundo.» Dicho esto, lo vieron levantarse, hasta que
una nube se lo quitó de la vista.
Mientras miraban fijos al cielo, viéndolo irse, se les presentaron dos
hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Galileos, ¿qué hacéis
ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que os ha dejado
para subir al cielo volverá como le habéis visto marcharse.»

Palabra de Dios
Salmo
Sal 46,2-3.6-7.8-9

R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de


trompetas

Pueblos todos batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo;


porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra.

R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de


trompetas

Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas;


tocad para Dios, tocad, tocad para nuestro Rey, tocad.

R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de


trompetas

Porque Dios es el rey del mundo; tocad con maestría.


Dios reina sobre las naciones, Dios se sienta en su trono sagrado.

R/. Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de


trompetas
Evangelio

Conclusión del santo evangelio según san Lucas (24,46-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Así estaba escrito: el


Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en
su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a
todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois
testigos de esto. Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido;
vosotros quedaos en la ciudad, hasta que os revistáis de la fuerza
de lo alto.»
Después los sacó hacia Betania y, levantando las manos, los
bendijo. Y mientras los bendecía se separó de ellos, subiendo hacia
el cielo. Ellos se postraron ante él y se volvieron a Jerusalén con
gran alegría; y estaban siempre en el templo bendiciendo a Dios.

Palabra del Señor

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