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Daddy Yankee

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Daddy Yankee

(Nombre artístico de Raymond o Ramón Luis Ayala Rodríguez; San Juan de


Puerto Rico, 1977) Cantante, compositor y productor puertorriqueño, uno
de los más destacados representantes del reguetón. La rica variedad y
vitalidad de la música latinoamericana actual procede tanto de la evolución
y surgimiento de nuevos géneros musicales como de su constante fusión;
de finales de la década de 1990 data la popularización de un nuevo estilo
que, como tantos otros, había ido gestándose lentamente a partir de
anteriores y recientes tendencias: el reguetón o reggaeton.

Daddy Yankee

La combinación del reggae jamaicano con el hip hop y el rap afroamericano


dio lugar a este estilo bailable de ritmo sincopado que, ejecutado
electrónicamente y acompañado por letras recitadas de fuerte contenido
social o erótico, pronto causó furor entre los jóvenes. Aunque los
antecedentes del reguetón pueden rastrearse fuera de Puerto Rico, ha
acabado por considerarse un género boricua; ciertamente, la isla fue su
principal foco de irradiación, y oriundos de este país son pioneros como Vico
C y sus máximos divulgadores e intérpretes, entre los que sobresalen Wisin
y Yandel, Don Omar y el mismo Daddy Yankee.
Biografía
Raymond Ayala creció en un humilde y conflictivo barrio de Río Piedras,
antigua municipalidad anexionada a la capital, San Juan de Puerto Rico. No
le desagradaba la escuela, pero su sueño era llegar a ser un profesional de
béisbol, y sus gustos musicales eran los propios de su generación. Al entrar
en la adolescencia, sin embargo, comenzó a interesarse por el break dance
y particularmente por el rap, y empezó a cantar temas en este último
estilo, con el que se sintió plenamente identificado.

Por esos años tuvo la ocasión de conocer a Pedro Gerardo Torruelas, un


disc jockey independiente que, como la mayoría de los de su profesión, era
más conocido por su nombre artístico: DJ Playero. Desde principios de los
90, esta figura clave en el desarrollo del reguetón venía produciendo
grabaciones que mezclaban ritmos de reggae y de hip hop con recitaciones
improvisadas en español. DJ Playero supo apreciar el potencial del joven
Raymond y sus aptitudes para el rap, particularmente el ingenio que
desplegaba en sus fluidas improvisaciones, y empezaron a colaborar en una
serie de grabaciones que, pese su realización casi artesanal, pronto
alcanzaron gran difusión entre la juventud de la isla. En la extensa
discografía de DJ Playero, el álbum de mezclas Playero 34 (1990) fue el
primero que acogió un tema interpretado por el joven
debutante: Persígueme, no te detengas.
En el tránsito de la adolescencia a la juventud, dos sucesos lo determinaron
a tomar más en serio estas incursiones de aficionado. En primer lugar, su
temprano matrimonio con la joven Mireddys González; a los 17 años,
Raymond Ayala ya era padre. El segundo fue un desgraciado accidente: en
el transcurso de un enfrentamiento callejero en el que no participaba, una
bala perdida quedó incrustada en su fémur, obligándolo a un año de
recuperación y truncando definitivamente sus perspectivas en el béisbol.
Centrado ya en sus proyectos musicales, y con el apoyo de DJ Playero y
Nico Canada como productores, logró lanzar su primer álbum en
solitario, No Mercy (1995), firmado con el alias artístico de Yankee. Pronto
pasaría a llamarse Daddy Yankee, nombre que desde el peculiar castellano
de la isla podría traducirse como «Gran papá».
Daddy Yankee en concierto

En la práctica, los títulos y apodos que manejó o recibió de sus colegas y


admiradores serían muchos más, puede decirse que tantos como estilos y
tendencias absorbió; si bien el rap marcó sus orígenes, pronto mostró su
receptividad hacia aquella desacomplejada refundición de géneros que se
vivía en el país, y, siguiendo los pasos de uno de sus ídolos, Vico C, asumió
como propio el naciente reguetón, hasta convertirse en uno de sus más
destacados intérpretes. A Daddy Yankee se debe la temprana publicación
de dos álbumes recopilatorios de casi puro reguetón en los que compartió
protagonismo con otros artistas: El Cartel de Yankee (1997) y El Cartel II: Los
Cangris (2001). Ambos tuvieron una excelente acogida en Puerto Rico.
Su segundo álbum en solitario fue El Cangri.com (2002); con él se inició,
aunque tímidamente, la proyección internacional de Daddy Yankee:
emisoras latinas de Estados Unidos radiaron algunos temas del álbum, y
por primera vez empezaron a oírse sus trabajos fuera de la isla. En este
disco se incluye la canción El gran robo, que contó con la colaboración
excepcional del rapero Lito MC Cassidy. Justo ese mismo año llevó a cabo
el primer Reggaeton Tour, una gira promocional de conciertos diseñada para
darse a conocer en diversas ciudades de Estados Unidos. Con este objetivo
se subió a escenarios de Filadelfia, Springfield y Boston. Al año siguiente
editó Los Homerun-es (2003, reeditado en 2005), un recopilatorio en el que,
junto a temas nuevos, se recogieron canciones suyas dispersas en
grabaciones anteriores.
La consagración
Pero el álbum que supuso el triunfo definitivo del artista y del género
fue Barrio Fino (2004). En poco más de año y medio llegaron a venderse en
todo el mundo dos millones de copias del disco, que obtendría multitud de
reconocimientos: recibió el premio Lo Nuestro y el Latin Billboard, y el
exitoso single Gasolina, extraído del álbum, fue nominado para los Grammy
y los MTV. Aunque seguía fiel al reguetón, Daddy Yankee tuvo el acierto de
dejarse llevar por su olfato y sus eclécticos gustos, e introdujo también
ritmos más próximos al hip hop y al rap e incluso, en algunos temas, a la
salsa, género que había sido siempre una de sus debilidades. La promoción
del álbum llevó al artista de gira por toda América y Europa, sin excluir
países de habla no hispana, como Francia o Italia; el disco llegó incluso a
penetrar en las listas de superventas de Japón. En 2006, la
revista Time incluyó a Daddy Yankee en su lista de las cien personalidades
más influyentes del mundo.
Daddy Yankee en el videoclip del tema Gasolina (2004)
La consagración que supuso Barrio Fino no redujo su incesante dedicación a
la música: nuevos álbumes y giras han jalonado desde entonces su carrera,
siempre abierta en su evolución a otras tendencias. Con El Cartel: The Big
Boss (2007) pareció volver parcialmente al hip hop; en lo que respecta a la
audiencia de los conciertos promocionales, Daddy Yankee superó a los más
multitudinarios artistas de los géneros latinos tradicionales. Al año siguiente
protagonizó la película Talento de Barrio (2008), para la que compuso la
banda sonora homónima, lanzada ese mismo año. Sin ser autobiográfico, el
filme refleja las duras condiciones de vida de los barrios marginales
puertorriqueños en que creció el propio Yankee.
En su siguiente álbum, Mundial (2010), complementó los temas de reguetón
con algunos más próximos a otros ritmos, como el merengue. La gira
de Prestige (2012) lo llevó de nuevo alrededor del mundo; el éxito seguía
acompañándole: el álbum, que fue disco de oro, contenía canciones que
alcanzaron la primera posición en las listas Billboard,
como Lovumba (nominado además a los Grammy latinos) y Limbo. Aunque
2015 había de ser el año de lanzamiento de King Daddy II, por el momento el
último título de su discografía es King Daddy (2013), en el que predominó
otra vez el reguetón. A este álbum pertenecen, junto a otro éxitos, Ora por
mí, el tema más personal de su trayectoria.
Daddy Yankee ha sabido construir su triunfante carrera musical
combinando en cada uno de sus trabajos el reflejo de la realidad social con
los ritmos más en boga. No hay duda de que una extraordinaria
receptividad le ha permitido captar a cada momento las nuevas
orientaciones musicales que demandaba el público y satisfacer su pasión
por el baile, pero en su encumbramiento también han tenido mucho que
ver sus aptitudes de improvisador y letrista. Las letras de sus canciones son
un certero retrato de muchos aspectos de la vida cotidiana de la juventud
puertorriqueña; la crítica al establishment, la marginación, la violencia
callejera o el sexo son motivos recurrentes que permitieron a Yankee
conectar con las más acuciantes preocupaciones de los jóvenes, que desde
el principio se sintieron identificados con sus canciones.
La madurez y el éxito, por otra parte, no han diluido su espíritu combativo;
en la reciente Palabras con sentido (incluida en King Daddy, 2013), seguía
soltando cargas de profundidad contra el sistema y defendiendo el reguetón
frente a quienes lo asociaron con la delincuencia («Con palabras
rebuscadas tejen mentiras elaboradas / para engañarte en su confusión
organizada. / Mi punto es real, si lo que canto está mal / clausura la música
en general»). Tal coherencia lo ha empujado a emprender iniciativas
altruistas como la fundación Corazón Guerrero, dedicada a la reinserción de
presos, y a mantenerse anclado en sus orígenes, porque, como afirmó en
esa misma canción, «La calle te da lo que un libro no te enseña / y un libro
te enseña lo que la calle no te da».

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