Percepcion - Resumido
Percepcion - Resumido
Percepcion - Resumido
LA HISTORIA DE LA PERCEPCIÓN
1979).
6E. Eisenstein, The Printing Press as an Agent of Change
(Cambridge, 1979), cap. 2.
LA HISTORIA DE LA PERCEPCION 17
prenta diseminó textos de diversos periodos y países,
despertando la conciencia de las diferencias y la necesidad de
una comparación crítica. Estandarizó no sólo textos sino
también calendarios, diccionarios, mapas, cartas, diagramas y
otras ayudas visuales, por lo que se puso de manifiesto el valor
de la "afirmación pictórica exactamente repetible”. La
familiaridad con el uso del orden alfabético, de los números
arábigos, de los signos de puntuación, de las divisiones
seccionales, de los índices, etcétera, todo ayudó a sistematizar
el pensamiento. Y la imprenta puso fin al problema de la
corrupción por la memoria o el manuscrito. En cambio, el
nuevo carácter fijo de la información tipográfica fue requisito
básico del rápido y acumulativo avance del conocimiento.
La cultura quirográfica hizo posible el descubrimiento de
una lógica abstracta formal, aparte del habla y de la memoria;
pero quedó reservado a la cultura tipográfica introducir un
nuevo ideal de conocimiento objetivo, es decir, la ciencia del
siglo XVII. Por alguna razón, k quirografía nunca logró superar la
conexión oral entre el hablante y el contenido del conocimiento.
Y el conocimiento pretipográfico seguía organizado como
retórica, polémica ;o disputación. La imprenta finalmente
estandarizó da comunicación de conocimientos,
independientemente de todo hablante o manuscrito particular.
La estandarización tipográfica hizo pasar Jo conocido,
enteramente, al "contenido”. Esto significó una formalización
de lo conocido como contenido, aparte del cognoscente. Antes,
fue muy difícil separar uno del otro, y ciertos cuerpos de
conocimiento dependían de la trasmisión personal por un
maestro. Pero ahora el contenido formalizado, es decir,
despersonalizado, en letras de imprenta, era accesible a
cualquier lector competente, calificado. Así la estandarización
tipográfica hizo posible el nuevo ideal de conocimiento
objetivo. (Al hablar de ''posibilidad”, no estoy diciendo que la
imprenta causó el conocimiento objetivo; antes bien, que la
imprenta fue una de las condiciones necesarias para descubrir el
18 LA HISTORIA DE LA PERCEPCIÓN
conocimiento objetivo.)
Nosotros, en el siglo xx, estamos entrando en una cultura
electrónica. Con ello quiero decir una cultura de la
comunicación basada en medios eléctricos y electrónicos, como
el telégrafo, el teléfono, el fonógrafo, la radio, el
cinematógrafo, el televisor, la videocasetera, el tocadiscos y la
computadora, más otros que están por venir. La nueva cultura
electrónica se está superponiendo a la antigua cultura
tipográfica, sin desplazarla por completo. Ésta es, en realidad,
una época de transición, comparable a la transición del siglo
xvi: de la cultura quirográfica a la tipográfica. Como estamos
entrando en una nueva cultura de medios de comunicación tene-
mos mayor conciencia del contorno de la antigua cultura
tipográfica. Pero las implicaciones perceptuales de la nueva
cultura electrónica, que nos llegan subliminal- mente, son
mucho más difíciles de precisar.
En esto, creo que es muy útil la obra de j. R. Pierce,
Symbols, Signáis and Noise, presentación no técnica de la teoría
de la información de Claude Shannon.7 La teoría de la
información es la base estadística y matemática para la
comunicación de mensajes a través de medios electrónicos.
Según ella, todo mensaje en su fuente, sea en lenguaje o en
imagen, puede codificarse en números dígitos binarios de uno y
cero. El bit (contracción del término binary digit), que
simplemente es una elección entre el positivo y el negativo, es
la unidad básica de información que se trasmitirá a través del
medio electrónico, y luego será descifrado en el extremo
receptor. En esta forma el lenguaje puede ser trasmitido a través
de un cable, o de una imagen por vía de televisión. En un
proceso de codificación, trasmisión y desciframiento es posible
calcular estadísticamente el número de bits de información que
se pueden enviar a través de la capacidad de cierto canal dentro
de un periodo limitado, tomando en cuenta la cantidad tolerable
de interferencia y retraso. Por consiguiente la teoría de la
7 J. R. Pierce, Symbols, Signáis and Noise (Nueva York, 1961) .
LA HISTORIA DE LA PERCEPCIÓN 19
EL ORDEN EPISTÉMICO
15M. D. Chenu, Nature, Man, and Society in the Twelfth Century, ed.
J. Taylor y L. K. Little (Chicago, 1968), capítulo 3; M. L, Colish, The
Mirror of Language (New Haven, 1968), “Introducción.”; C. Erickson, The
Medieval Vision (Nueva York, 1976).
LA HISTORIA DE LA PERCEPCIÓN 27
EL CAMPO DE LA PERCEPCIÓN
18E. Le Roy Ladurie, Montaillou, tr. B. Bry (Nueva York, 1978), cap.
17.
19 D. W. Robertson, Jr., Chaucer’s London (Nueva York, 1968), p.
5.
po perceptual, constituido por la cultura tipográfica, la
supremacía de la vista y el orden de la representación en el
espacio vino a sobreponerse a los anteriores. El
LA HISTORIA DE LA PERCEPCIÓN 31
Jerarquía de los
Medios de comunicación Orden epis- témico
sentidos
La Edad Media
Quirografía sobre Oído/tacto so- Anagogia
oralidad bre vista
El Renacimiento
De la quirografía a Del oído y el tacto a Similitud
la tipografía la supremacía
de la vista
Sociedad estamental
Tipografía sobre quiro- Vista sobre Representación
grafía y oralidad oído/tacto en el espacio
Sociedad burguesa
Tipografía complementada Extensión de Desarrollo en
por la fotografía la vista el tiempo
Siglo xx
Electrónica sobre Extrapolación de Sistema sin-
tipografía vista/sonido crónico
RAÍCES
27 Según Léon HOMO, Les institutions politiques romaines de la Cité à l’État [Las
instituciones políticas romanas de la ciudad al Estado], París, 1927. Los historiadores
discuten sobre la realidad de un derecho que, según algunos autores, habría sido
inventado por Mommsen, pero del que, no obstante, se encuentran huellas en Polibio y
Cicerón. Véase el apéndice de Ancestral Portraiture in Rome [Retratfstica ancestral en
Roma], por Annie Zadoks-Josephus Jitta, Amsterdam, 1932.
28 Jean-Pierre VERNANT, «Naissance d’images», en Religions, histoires, raisons
[Religiones, historias, razones]. París, Maspero, 1979, pág. 110.
20 GÉNESIS DE LAS IMÁGENES
cuarenta días los banquetes y las ceremonias de la corte; sólo ella recibe
los homenajes y, mientras está expuesta, el nuevo rey debe permanecer
invisible. Así,..de loscuec;pos.del rey, el perecederoyel eterno, es el
segundo el se instala en su maniquí Qe cera. pintada. En la copia hay más
que en el original.
Conscientemente o no, la costumbre francesa de la «representación»
retoma una tradición romana. En la Roma imperial, según Antonin le
Pieux, elfunus imaginarium —en el que consiste la conse- cratio, o la
apoteosis póstuma del emperador fallecido— duplica la inhumación de las
cenizas físicas por la incineración, con gran pompa, de su doble colocado
en un lecho fúnebre y después de haber vivido siete días de agonía,
rodeado de médicos y plañideras. La imago na es un pretexto, ni esos
funerales una ficción: el maniquí del dttunto es el cadáver (hasta el punto
de que se coloca un esclavo Junto al maniquí Pertinax para cazar las
moscas con un abanico). Esta imago es un cuerpo potente, activo, público
y radiante, cuyas cenizas, convertidas en humo, irán a reunirse con los
dioses en el empíreo (cuando los restos reales sean puestos bajo tierra),
abriéndole las puertas ^üa divinización.32 En imagen suhía_eL emperador
de la hoguera al cíela .en imagen, yna . f peraana..Caída delOs cuer- W
.ascensión . de ina doble;;. Como la gloria al héroe griego, la apoteosis al
emperador romano, la santidad al papa cristiano (un tal Dámaso es
declarado venerable por un retrato sobre cristal dorado colocado en el
ábside), al hombre de Occidente lo mejor le llega por su conversión en
imagen, pues su imagen es su mejor parte: su yo ipmunizado. puesto en
lugar seguro. Por ella, el vivo se impone al muerto. Los demonios y la
corrupción de las carnes en el fondo de
las sepulturas (en el ejemplo cristiano) se imponen. La «verdadera vida»
está en una imagen ficticia, no en el cuerpo real. Las máscaras mortuorias
de la Roma antigua tienen los ojos muy abiertos y las mejillas llenas. Y
aunque estén en posición absolutamente horizontal, las figuras yacentes
góticas no tienen nada de cadavéricas. Tienen posturas de resucitados,
cuerpos gloriosos del Juicio Final en oración viva. Como si la piedra
esculpida aspirara el aliento de los desaparecidos. Entre el representado y
su representación hay una transferencia de alma. Ésta no es una simple
metáfora de piedra del desaparecido, sino una metonimia real, una
prolongación sublimada pero todavía física de su carne. La imagen es el
vivo de buena calidad, vitaminado, inoxidable. En definitiva, fiable.
Así, pues, durante mucho tiempo figurar y transfigurar han sido una
misma cosa. Esa reserva de poder contenido en la imagen arcaica, o ese
suplemento de majestuosidad que podía aportar a un individuo, y durante
32 Florence DUPONT, «L'autre corps de l'empereur-dieu», en Le temps de la ré-
flexion ¡El tiempo de la reflexión], 1986, págs. 231-252.
20 GÉNESIS DE LAS IMÁGENES
LA ANGUSTIA MÁGICA
38 André BRETON, L'Art magique [El arte mágico], París, Club français du livre,
1957.
EL NACIMIENTO POR LA MUERTE 21
LA MUERTE EN PELIGRO
nuestro sexto sentido de lo invisible, y de paso los otros cinco, pues perder
de vista lo insosteni-
ble es disminuir la confusa atracción de la sombra, y su reverso, el valor
de un rayo de luz. La domesticación de lo real mediante su modelización
teórica y técnica, sin dañar nuestros bastoncillos retiñíanos, hace menos
urgente su utilización. Menos vital y menos gozosa. La abstracción hecha
de las «cosas mismas» se convierte pronto en la anestesia de los sentidos.
Fin de la encamación, reducción de la muerte en un accidente, falla de la
alegría de vivir, tal sería para mañana el encadenamiento de los peligros.
La triste sucesión de lo visual será posiblemente lo que le quede a la
mirada demasiado protegida cuando el esqueleto y lo putrefacto, lo fétido
y lo sombrío desaparezcan del saludable horizonte cotidiano.
Renán, El porvenir de la ciencia'. «Vendrá un día en el que el gran
artista será una cosa anticuada, casi inútil».
Una humanidad superpoderosa tal vez no tendría ya realmente
necesidad de artistas. 30.000 años a. C., en la gran indigencia paleolítica,
la imagen brota en el punto de encuentro de un sentimiento de pánico y
un inicio de técnica. Si el pánico es más fuerte que el medio técnico,
nosotros tenemos la magia, y su proyección visible, el ídolo. Cuando la
panoplia técnica se impone poco a poco al pánico, y la capacidad humana
de aliviar la desdicha, de modelar los materiales del mundo, de dominar
los procedimientos de figuración puede, por fin, contrarrestar la angustia
animal ante el cosmos, pasamos del ídolo religioso a la imagen de arte, ese
justo término medio de la finitud humana. Aquí disfrutamos de un
momento de equilibrio entre la impotencia y la realización, un paso en la
cumbre, punto de transición de una naturaleza terrorífica a una
naturaleza dominada. El «deleite» del clásico, el de Poussin, es una
conquista sobre el horror; de ahí su valor. La belleza es siempre terror
domesticado. Y la serenidad del resultado artístico, el fruto de un
ensañamiento físico con una materia física. La consistencia de una obra
exige cierta resistencia del caos primero, del material bruto a la mano
obrera. Hoy el caos ya apenas resiste. Gracias a la mayor potencia de las
herramientas podemos tener las cosas a distancia, esquivar la insistencia,
actuar sobre ellas desde lejos. El ojo puede rebuscar, dar vueltas sobre la
superficie, para una lectura rápida de las líneas y de los colores. Después
de que nos hemos anexionado el mundo —hasta el punto de fabricar de él
tantos como queremos, con la imagen de la síntesis— nos hemos liberado
de las tareas de subsistencia, de la angustia de morir esta noche de
hambre o de enfermedad, de la caída inexplicable del día, del asombroso
ballet de los planetas. Preparados para el narrísima sin fin, nH /ihitum.
de las ojeadas «para yer». para nada.
Hubo «magia» mientras el hombre, insuficientemente equipado,
dependía de las fuerzas misteriosas que le anonadaban. Hubo arte, a
continuación, cuando las cosas que dependían de nosotros se hicieron al
menos tan numerosas como las que no dependían. Lo «visual» comienza
cuando hemos adquirido bastantes poderes sobre el espacio, el tiempo y
los cuerpos para no temer ya la transcendencia. Cuando podemos
trabajar con nuestras percepciones sin temor a los mundos ocultos. Los
primeros «artistas» son ingenieros y sabios, mecánicos como Leonardo
que horada las montañas con canales, inventa el hombre pájaro y las
máquinas de fuego. Cuando se puede comprar la acción benefactora de la
naturaleza con la técnica, como hoy en Occidente, la situación de
seguridad mengua el sombrío alcance de la muerte sobre la vida y, en
consecuencia, la necesidad de intercesor. Ejemplo de esa mengua, los
cristianos olvidan que el sacrificio de la misa conmemora un hecho
abominable —la muerte de Dios— y que comulgar consiste, en virtud del
misterio de la Eucaristía, en consumir sangre «real» y c^e «real». Peor o
mejor que un acto de antropofagia: la teofagia. ¿Cómo sorprenderse de
que una época tan olvidadiza de la crueldad sanguinaria de sus mitos de
origen inscriba la imagen, objeto de prestigio, en el apartado «cultura»?
¿H^^ue tener el miedo en el vientre para tener necesidad visceral de
figuración? Ese miedo que es el padre de la humanidad, tanto de lo mejor
que tiene necesidad de. saher.— corno.de lo peor
—necesidad de poder_
Representar es hacer presente lo ausente. Por lo tanto, no es sim-
plemente evocar sino reemplazar. Como si la imagen estuviera ahí para
cubrir una carencia, aliviar una pena. Plinio el Viejo dice que «el
principio de la pintura consistió en trazar, mediante líneas, el contorno de
una sombra humana». 39 El mismo origen para el modelado, precisa más
adelante. Enamorada de un muchacho que marcha al extranjero, la hija
de un alfarero de Sición «enmarca con una línea la sombra de su cara
proyectada sobre la pared por un farol. Su padre aplicó arcilla al dibujo y
lo convirtió en un relieve que puso al fuego con las demás vasijas para que
se endureciera».40 Así, pintada o_modelada, Imagen es hija de Nostalgia.
Una affluent society, a la que no le faltara ya nada por tener los
medios de guardar huella de todo, incluidos los seres queridos que
marchan de viaje, ¿tendría aún deseo de imágenes? O, en sentido in-
39 PLmio el Viejo, Historia natural, libio XXXV, 15, París, Édition Budé, 1985, pág.
42.
40 Ibíd., 151.
verso, ¿tendría miedo de ellas? Arnt™vg1pn<ia dp lg yisión,
comodel pharmakos griego. rem^Hir» y vp.np.nn E] doble en el espejo es
portador de pánico y de regocijo. Yo me protejo de la muerte
del otro y de la mía por un desdoblamiento, pero del doble,
muerte hecha imagen, no estoy seguro de poderme
desprender. Lo que sirve para eliminar la angustia se vuelve
angustioso. Y la presencia-ausencia dei difunto, o del dios, en
su efigie, ese centelleo de lo invisible dirigido a lo visible, me
puede acosar en todo momento. Las imágenes que vienen de
un más allá son las que tienen poder. Se distinguen de las
otras, las del visual ordinario, en que obligan a los hombres a
guardar silencio ante ellas, o a bajar la voz. Prueba siempre
reveladora: ¿se va a detener o no se va a detener la
conversación? En las noches profanas y muy ruidosas de la
Semana Santa, se divisan de lejos, titilantes de cirios y
pedrerías, llevadas a hombros varoniles, las Vírgenes de
balanceo bailable. Risas y chanzas. Pero cuando el paso se
acerca, recargado de oro y plata, ya no es un simulacro de
madera dorada sino un poco de la Madre de Dios en persona
que sume a la multitud castellana en un silencio inmóvil.
EL ETERNO RETORNO
9
serie de imágenes y de metáforas que son metáforas visuales. Si pensamos en la obra tan citada de Fierre Mabille Le Mitoir du
merveilleux (1962) y tan bien utilizada por Tzvetan Todorov, nos vemos inducidos a establecer una relación, particularmente pertinente
en el Occidente medieval, entre miran, mfra6i7m'(maravilla)’y miroir (por más que esto en latín se traduz ca por la palabra speculum);
pero ¡a lengua vernácula restablece los parentescos con todo lo que un mundo imaginario y una ideologfa del espejo (miroir) pueden
representar. Después del nivel del vocabulario y en algunos aspectos, como hemos visto, partiendo de este nivel nos encontramos ante un
gTan problema: detrás de la lengua de los letrados, la lengua docta, el latín, y cronológicamente después de ella, están las lenguas
vulgares. Una exploración de lo maravilloso en el mundo medieval no debe pasar por alto lo que aportan las lenguas vulgares. También
aquí me limitaré a hacer una observación elemental pero que tiene gran importancia: cuando afloran las lenguas vulgares y se hacen
lenguas literarias, la palabra maravilla aparece en todas las lenguas romances y también en inglés. En cambio, no existe en las lenguas
germánicas en las que en torno de la palabra Wunder se construirá todo el ámbito de lo maravilloso. No creo que los filólogos — pero
puedo equivocarme por ignorancia— hayan explorado estas pistas.
Una vez considerada la cuestión del vocabulario creo que se plantean tres grandes cuestiones relativas a lo maravilloso en el
Occidente medieval. El primer jproblcma es el de las actitudes de los hombres de la Edad Media respecto de las herencia^dcTo
maravilloso que rccibicronTEsta cuestión es particularmente importante. De manera general sabemos que en una civi lización, en una
cultura, se plantea el problema de esas herencias (concepto que prefiero al de fuente o al de origen porque en la fuente o el origen está
implícita de alguna manera una idea de desarrollo obligado, diría yo, casi automático, que no me parece corresponder a lo que fueron las
situaciones históricas concretas). En la “herencia" veo en cambio un conjunto que en cierto modo se nos impone (uno encuentra una
herencia, no la crea); y esa herencia obliga a un esfuerzo para aceptarla o modificarla o rechazarla tanto en el nivel colectivo como
individual. En efecto, a pesar de la presión que ejerce la herencia uno puede rechazarla y en todo caso utilizarla, servirse de ella,
adaptarla dé una manera u otra. Esto es particularmente cierto en el caso de la sociedad cristiana y supongo que también musulmana,
pues estas religiones se extienden a mundos que les legan diversas culturas, antiguas y ricas, y lo maravilloso, más que otros elementos de
¡a cultura y de la mentalidad, corresponde precisamente a los estratos antiguos. Toda sociedad segrega —más o menos— algo de lo
maravilloso, pero sobre todo se nutre de lo maravilloso precedente en el sentido baude- lairiano de viejas maravillas. Se trata de un
elemento muy importante de la herencia. Anticipándome un poco a la exposición de otro problema, decla ro ya ahora mi convicción de
que el cristianismo creó muy poco en el dominio de lo maravilloso. He procurado (no digo definir, porque habría si do demasiado
ambicioso) discernir lo maravilloso cristiano, que indu-
dablemente existe, pero que en el cristianismo no representa algo esencial; ; y tengo la impresión de que se formó sólo porque ya estaba esa
presencia y.: esa presión de lo maravilloso anterior, frente a lo cual el cristianismo ñor, podia dejar de pronunciarse, de asumid una posición.
Lo sobrenatural y lo .milagroso out son lo propio del cristianismo me parecen diferentes por su naturaleza y función de lo maravilloso, aun
cuando hayan marcado con su sello lo maravilloso cristiano. Lo maravilloso de la época cristiana me pare ce, pues, sustancialmente
circunscrito a esa herencias de las cuales encontramos elementos "maravillosos" en las creencias, en los textos, en la hagiografía. En la
literatura casi simpre se encuentra algo de lo maravilloso cuyas raíces son precristianas.
Como esas herencias son herencias continuadas, el cristianismo medieval las encontró frente a sí durante el curso de toda su existencia.
Me parece que, como hipótesis de partida, una periodización de las actitudes dominantes de las figuras rectoras intelectuales y espirituales del
Occidente medieval permite distinguir la evolución de las actitudes respecto de lo maravilloso. ^
Durante la alta Edad Media, más o menos desde el siglo Vjaljsjgl.fi XI. nos resulta extremadamente difícil determinar una cronología
precisa en eídominio de la cultura. Me parece que en general se registró una especie de, si no de repudió, por lo menos de represión de lo
maravillosq. Yo estudié un poco la hagiografía de la alta Edad Media, en particular la mero- vingia, aproximadamente en la misma época en
que nuestro colega checoslovaco, que se encuentra ahora en Basílea. Frantisek Graus, la exploraba en un estudio mucho más profundo, 41 y
ambos llegamos más o menos a las mismas conclusiones. Para quien investiga el folklore, los textos ha- giográficos de la alta Edad Media son,
al menos en un primer análisis, muy decepcionantes y si pretendemos hacer aquí una cosecha de hechos etnológicos el balance resulta a
primera vista magro. Lo que en definitiva vemos es la preocupación de la Iglesia por transformar profundamente lo mara villoso dándole una
significación tan nueva que ya no nos encontramos frente al mismo fenómeno; o bien, la preocupación de ocultar y hasta destruir lo que para
la Iglesia representa uno de los elementos quizá más peligrosos de la cultura tradicional, a la que llama pagana, en la medida en que lo
maravilloso ejerció en los espíritus evidentes seducciones que son una de las funciones de lo maravilloso en la cultura y la sociedad.
En cambio.jen ios-siglos XII y XIIl, creo ver una irrupción de lo maravilloso en la cultura erudita. No intentaré dar aquí una
apreciaciónóel fe- nÓnréñiSTTnmentaré explicarlo. Pienso que en general se pueden decir dos cosas.~Pöf una parte, me remito a las hipótesis
de Erich Köhler sobre la literatura cortesana ligada a los intereses sociológicos y culturales de una capa social que se hallaba en ascenso y a la
vez ya amenazada: la pequeña y la mediana nobleza, la caballería. Lo que la hace recurrir a un acervo cu!
41 Volk. Herrscher und Heiliger im Reich der Merowinger. Studien zur Hagiographie der Merowingerzeit Prags. 1965.
T-
tural existente, es decir, a esa cultura oral en la que lo maravilloso es un ' elemento importante, es el deseo dé esa capa social de oponer a la
cultura Eclesiástica vinculada con la aristocracia, ño una contTácurtura, sino otra éultura que le pertenezca más y con ía que pueda liacer lo
que qu¡era. No es casual que lo maravilloso desempeñe un papel tari importante en las ñc Velas cortesanas. Lo maravilloso está
profundamente integrad en ésa busca de la identidad individual y colectiva del caballero idealizado. La circunstancia de que las pruebas por
las que pasa un caballero entrañan toda clase de maravillas, de maravillas que lo ayudan (como ciertos objetos má gicos) o de maravillas que
debe combatir (como los monstruos) llevó a Ericfi Kohier a escribir que la aventura misma, que consiste en esa proeza, en esa busca de la
identidad del caballero en el mundo cortesano es. en definitiva, ella misma una maravilla.1
Por la otra parte. lo que me parece explicar esta irrupción de lo maravilloso no es sólo la fuerza de su presión, sino también el hecho de
que la Iglesia ya no tiene las mismas razones que tenia en la alta Edad Media para oponerse a esta irrupción de lo maravilloso.
LQjnarayiijpsq €5 abara menos peligroso para la Iglesia que. por lo demás, puede dominarlo mejor y recu perarlo. Es esta convergencia de la
presión ejercida por cierta base laica y de la tolerancia relativa de la Iglesia lo que explica esta irrupción de lo maravilloso en la época gótica.
J^a tercera fase es un poco distinta en la medida en que. si bien continúa siendo siempre fundamental una explicación de tipo
sociológico, lo que en principio permite definirla son consideraciones más propiamente literarias e intelectuales. Es lo que he llamado la
estctízación de lo maravilloso. \
ES segundo problema que me planteo « el papel de lo maravilloso en el seno de urta religión monoteísta. En este
cim^Ja~íñvés«gac1ón^ísu' mucho de'TiaBcr'concTüldóT'Queda todavía mucho trabajo por hacer siquiera para obtener una buena base
estadística de los datos. Sin embargo creo percibir, especialmente en este período central de los siglos xn y XHl y en el plano del vocabulario,
una diversificación en el mundo de lo sobrenatural que permite situar mejor lo maravilloso en relación con la religión cristiana.
Quienes hasta ahora se han pronunciado sobre lo maravilloso parecen a menudo influidos por la obra, por lo demás muy interesante,
de Todorov sobre literatura fantástica. 5 y en particular por la diferencia que él establece entre lo extraño y lo maravilloso: lo primero, io
extraño, puede resolverse mediante la reflexión, en cambio lo maravilloso conserva siempre un residuo sobrenatural que nunca podrá
explicarse sino por lo sobrenatural. Nos encontramos pues en el mundo de lo sobrenatural, pero me parece
* E. Köhler, ideal und Wirklichkeit in der höfischen Epik, primera edición 1956: segunda edición 1970. Observaciones históricas y sociológicas sobre ia poesía de
los trovadores en Cahiers de Civilisation Ktidiivale. 1961, reimpreso en Esprit und arkadische Freiheit — Auf sah ,i aus der Wett der Romania. Frantfoii. 1966.
5
Víase ei apindice.
12
que en los siglos XII y 3CIIÍ lo sobrenatural occidental se divide en tres domi nios que designan aproximadamente los tres adjetivos, mirabñis,
magicus,. miraculosus.
Mira bilis. Es nuestro maravilloso con sus orígenes precristianos. Abarca el dominioi cuyo inventario intenté hacer en el apéndice a
este artículo.
Afagictis. En sabido que el término en si podría ser neutro para loa hombVes ÜeTOccidente medieval, puesto que en teoría se
reconocía la existencia de una magia negra relacionada con el diablo pero también había una magia blanca que era lícita. En realidad, el
término magicus y el ámbito por él designado se orientaron rápidamente hacia la parte del mal, hacia la parte de Satanás. Magicus es lo
sobrenatural maléfico, lo sobrenatural satánico. - .•
Lo sobrenatural propiamente cristiano, lo que se podría llamar justamente lo maravilloso cristiano, es lo que se desprende de lo
miraculosus, sólo que el milagro, el miraculum, me parece únicamente un elemento, y diría yo, un elemento bastante restringido del vasto
dominio de lo maravilloso. He intentado, sin dar detalles, indicar en qué sentido lo miraculo- sus era sólo una parte de lo maravilloso y cómo
hasta tenía la tendencia a hacer desvanecer lo maravilloso.
■Q En primer lugar, porque una de las características de lo maravilloso es. desde luego, el hecho de ser producido por fuerzas o por seres
sobrenaturales. que son precisamente múltiples. Y creo que algo de esto encontramos en el plural mirabiliti de la Edad Media. No sólo
tenemos un mundo de objetos, un mundo de acciones diversas, sino que por detrás hay una multiplicidad de fuerzas. Ahora bien, en lo
maravilloso cristiano y en el milagro hay un autor, pero un único autor que es Dios. Y precisamente aquí es donde se plantea el problema del
puesto de lo maravilloso, no sólo en una religión, sino en una religión monoteísta. Después, hay una regla mentación de lo maravilloso en el
milagro. Hay un controi y a la vez una crítica del milagro, el cual en última instancia hace desvanecer lo maravilloso; y por fin está lo que yo
llamo una tendencia a racionalizar lo maravilloso y en particular a despojarlo más o menos de un carácter esencial, según me parece, el
carácter de lo imprevisible. Si nos atenemos etimológicamente a las raíces visuales de lo maravilloso, comprobamos la existencia de un rasgo
fundamental, la idea de aparición. Si el milagro sólo defiende del arbitrio de Dios (lo cual justamente lo diferencia de los acontecimientos
naturales, desde luego, también queridos por Dios, pero que Dios decidió de una vez por todas, creando así una cierta regularidad en el
mundo) no escapa, por su parte, al plan divino y a una cierta regularidad. En la medida en que el milagro se realiza por obra de los
intermediarios que son los santos, estos están colocados en una situación tal que ia aparición del milagro por obra suya es previsible. A pesar
de las variaciones y de los artificios de ia literatura hagiográfica, me parece discernir una especie de creciente cansancio en los hombres de la
Edad Media respecto de los santos rn la medida en que, desde el momento en que un santo aparece, se sabe lo que va a hacer. Desde el
momento en que el santo se encuentra en una si-
13
m-
D...
tuación dada ya se sabe que va a multiplicar panes o que va a resucitar a alguien o que va a exorcizar a un
demonio. Dada una situación, se sabe lo que habrá de ocurrir. Hay aquí todo un proceso de vaciamiento de lo
maravilloso. Agregaré que, en lo que se refiere al cristianismo, cierta dificultad para aceptar lo maravilloso
proviene, me parece, del hecho de que, si bien se lo mira, en la Biblia no se dedica mucho espacio a lo
maravilloso.
Hay que distinguir, como hicieron los hombres de la Edad Media, entre el Antiguo y el Nuevo
Testamento. En el Nuevo Testamento hay naturalmente más milagros que cosas maravillosas. En el Antiguo
Testamento, tal como lo leían o lo entendían los hombres de la Edad Media, la parte de lo maravilloso me
parece relativamente reducida. Desde luego, existen los clásicos estudios de Frazer, de Saintyvcs y otros sobre el
folklore del Antiguo Testamento. En el Antiguo Testamento hay episodios que abarcan a veces libros enteros y
que fueron grandes inspiradores de lo maravilloso del Occidente cristiano. En particular, hay que poner aparte,
si se me permite saltar del Antiguo al Nuevo Testamento, al Apocalipsis. El Antiguo Testamento, tal como fue
leído, sentido y vivido por los hombres de la Edad Media, contiene poco de maravilloso. Pero la Biblia es, si no
la fuente de todo, por lo menos la referencia para todo. Eso explicará que cuando resurja lo maravilloso tenga
cierta independencia puesto que le será mucho más difícil que a otros elementos encontrarle lo que los hombres
de la Edad Media buscaban siempre, la referencia bíblica.
El tercero y último problema es la función que cumple lo maravilloso, ya que después de haberlo descrito,
tal como lo hemos intentado caracterizar y analizar, no habremos dicho gran cosa si no tratamos de saber por
qué fue producido y consumido, para qué sirvió, en suma, cual fue su función. Una primera observación indica
la evidente función compensadora de lo maravilloso. Lo maravilloso compensa la trivialidad y la regularidad
cotidianas. Pero hay que ver cómo se manifiesta esto. En el Occidente me- dievaf los mirabilia tienden a
organizarse en una especie de universo al revés, Los principales temas son: la abundancia de comida, la
desnudez, la libertad sexual, el ocio. Entre algunas de las grandes banderas y de las grandes fuerzas mentales de
ese mundo, no por azar justamente en el dominio del folklore y de lo maravilloso una de las raras creaciones del
Occidente medieval es el tema del país de Cucaña, que aparece en el siglo XIII y que antes no existía. Podría
encontrársele raíces anteriores y equivalencias más remotas, pero el tema mismo de Cucaña es una creación
medieval. Mundo al revés, mundo trastrocado, y es aquí donde el Génesis (pero justamente un Génesis en el que
se buscarán los elementos precristianos antes que los elementos propiamente cristianos) habrá de ejercer su
prestigio en los hombres de la Edad Media. Se trata de la idea dg un paraíso terrestre y de la "Edad de Oro’’,
que no están por delante, sino por detrás, y si se trata ele reencontrarlos en un millenium utópico, no se los
busca en un horizonte futuro sino en una especie de retorno al pasado.
Mundo al revés, mundo trastrocado que establece la distinción entre lo miraculosus, ló magicus, lo
mirabilis. Me parece que, sin forzar las co
1
4
sas, lo maravilloso (y ésta no es su única función pero constituye una
de sus funciones más importantes) fue en definitiva una forma de
resistencia a la ideología oficial del cristianismo. Quisiera referirme un
instante al inventarío del apéndice sobre un punto que me parece
especialmente esencial. No creo que al hacerlo ponga arbitrariamente el
acento en ciertos dominios de lo maravilloso medieval en detrimento de
otros. En el universo de las bestias, de las plantas, de los objetos, de los
animales maravillosos se descubre casi siempre alguna referencia al
hombre, como ocurre por ejemplo en lo maravilloso musulmán. En el
Occidente medieval veo exactamente lo contrario. Asistimos a una
deshumanización del universo que se encamina hacia un universo
animalista, poblado por monstruos o animales, hacia un universo
mineralógico, vegetal. Hay aquí un cierto repudio del humanismo que fue
una de las grandes banderas del cristianismo medieval fundado en la
concepción del hombre hecho a imagen de Dios. Frente al humanismo que
se llamó cristiano o, según las épocas, carolin- gio, románico, gótico,
frente a un humanismo que se apoya en una creciente visión
antropomórfica de Dios, hubo en el campo de lo maravilloso cierta forma
de resistencia cultural.
Para terminar insistiré en lo que llamo fronteras de lo maravilloso. Como muchos fenómenos y
categorías, lo maravilloso no existe en estado puro, sino que tiene fronteras permeables. Esta respiración de lo
maravilloso medieval depende de un desarrollo interno en el cual lo maravilloso de algún modo se excita, se
distiende y asume proporciones penetrantes y a veces extravagantes. Es este, por ejemplo, el caso de dos sectores
que me parecen más característicos del medioevo que de otras épocas: lo mara villoso cotidiano y lo maravilloso
político. Las apariciones de lo maravilloso se producen frecuentemente sin vínculo con la realidad cotidiana
aunque se manifiestan en el seno de ella (un elemento que volverá a descubrir a veces lo fantástico del romántico
o el moderno surrealismo). Siempre está ese movimiento de admiración de los ojos que se abren, pero la pupila
se dilata cada vez menos y lo maravilloso, aun conservando su carácter de imprevisible, no parece
particularmente extraordinario.
Hace poco leí un exemplum de Cesario de Heisterbach en el Dialogus Miraculorum (principios del siglo
XIII). Un joven noble que se hizo cister- ciense guarda ganado en un campo de la abadía cisterciense y ve
aparecer frente a sí a un primo muerto recientemente. Con toda sencillez el joven le pregunta: "¿Qué haces
aquí?”; el otro le responde: "Me he muerto y he venido porque estoy en el purgatorio y es menester que oréis
por mí". “Así lo haremos". El difunto se aleja por el prado y desaparece por ún extremo del campo, como si
formara parte dél paisaje natural y sin que el mundo haya sido realmente turbado por semejante aparición. En
un texto anterior, aunque siempre de principios del siglo XIII, los Otia Imperialia, entre otros numerosos
registros de mirabilia, el autor, Gervasio de Tilbury, cuenta que en las ciudades del valle del Ródano (en aquel
momento el autor vive en Arles) hay seres maléficos, los dracos, que atacan a los niños pequeños
1
9
aunque no son, salvo excepciones, ogros. Por las noches estos seres se introducen en las casas
aunque las puertas estén cerradas, se apoderan de los bebés que están en la cuna y los llevan a
las calles y a las plazas donde se los encuentra por la mañana siguiente. El rastro del paso de
los dracos es casi imperceptible y aquí lo maravilloso turba lo menos posible la realidad coti -
diana; y probablemente sea este el hecho más inquietante de lo maravilloso medieval, es decir,
que nadie se interroga sobre la presencia que no tiene vínculo con lo cotidiano y que sin
embargo está por entero inmersa en lo cotidiano.
Otra frontera de lo maravilloso se da en lo maravilloso político. Los jefes sociales y
políticos de la Edad Medía utilizaron lo maravilloso con fines políticos. Esta es una de las
formas de recuperación de lo maravilloso, pero se trata de una forma extrema. Es bien sabido
y hasta normal que las dinastías reales tratan de hallarse orígenes míticos. Familias nobles y
ciudades las imitaron. Pero lo más sorprendente es que tales orígenes míticos tienen a veces, si
no frecuentemente, sus raíces en un elemento maravilloso inquietante y ambiguo. Todo el
mundo conoce la historia de Meiu- sina y sabe que esa mujer maravillosa medieval, que es
probablemente un avatar de una diosa madre, de una diosa de la fecundidad, fue reivindicada
como antepasada, como una especie de tótem, por diversas familias nobles. Una de ellas (los
Lusignan, que acapararon a Melusina) logró darle su nombre de familia, pues Melusina no era
mencionada antes de que, por decirlo así, se empleara con los Lusignan. De esta manera lo
maravilloso se convierte en instrumento de política y de poder.
El ejemplo más hermoso de lo maravilloso político y ambiguo se encuentra en Gíraud
de Cambray o Giraud de Barrí, de comienzos del siglo XIII. Se trata de la ascendencia
“melusiana” de los Plantagenet convertidos en reyes de Inglaterra. Según Giraud, la dinastía
de los Plantagenet habría tenido por antepasada en el siglo xi a una mujer demonio. Por otros
testimonios sabemos que esa leyenda era bien conocida y que Ricardo Corazón de León se
refería a ella y se servía de ella en su política para explicar la manera, que parecía
escandalosa, en que él obraba y para encubrir aspectos a veces extravagantes de su política y
lo que había de escandaloso en esa familia, en la que los hijos se armaban contra el padre y se
combatía sin tregua, Al rey le gustaba decir: “Nosotros, los hijos de la mujer demonio.,,”
Menos conocido es el hecho de que Felipe Augusto trató de utilizar ese mito de los orígenes
maravillosos contra los Plantagenet, sobre todo contra Juan sin Tierra y, en particular, cuando
preparó el fallido desembarco de su hijo Luis en Inglaterra y desarrolló una verdadera campa-
ña psicológica en la que los emisarios y partidarios de los franceses decían que había que
terminar con ios hijos de la mujer demonio,4
Fronteras de lo maravilloso que en última instancia amenazan lo maravilloso, pues éste
corre el riesgo de perderse, son las diferentes formas de
Bradford 8. B. Broughton, I he Legends of King Richard I Coeur de Lion: A Study of Sources and
Variations to the Year 1600. La Haya-Paris, 1966,
16
recuperación. Consideraré sólo tres: la recuperación cristiana en general, la recuperación
científica y 1a. recuperación histórica.
La recuperación cristiana arrastró lo maravilloso, por un lado, hacia el milagro y, por
otro, hacia una recuperación simbólica y moralizante. Existe un ejemplo tpuy hermoso. Se
trata de la evolución de las versiones latinas del Pkysiologus. Al principio tenemos versiones
que nos cuentan maravillas sin dar significaciones ni explicaciones simbólicas. Luego, cada
vez más las explicaciones simbólicas y moralizantes comen, por decirlo así, la sustancia del
Pkysiologus y le quitan vida.
Una segunda forma de recuperación, muy interesante, es la recuperación científica de
algunos intelectuales, letrados, que tenían realmente eso que en nuestra época
llamaríamos espíritu científico. Esos hombres quieren hacer de los mirabilia fenómenos
marginales, casos límites, excepcionales, pero no fuera del orden natural, y los admiten,
como verdaderos aun cuando no tengan la sanción de la Biblia. Me parece que el mejor
ejemplo de esta mentalidad es precisamente aquel Gervasio de Tilbury que en los Prefacios de
los Otia hnperialia desarrolló ampliamente (en textos apasionantes para la historia del
espíritu científico) esa tendencia a relegar los mirabilia al mundo natural y por lo tanto
científico. Mirabilia vero di- cimus quae nostrae cognitioni nos subjacent etiam cum
sint naturalia.5
Con esta recuperación científica corre pareja una recuperación histórica. Se trata del
deseo de vincular los mirabilia con acontecimientos y fechas. De manera que en virtud de
esta actitud los niirabüia que sólo florecen en una detención del tiempo y de la historia
vienen a desvanecerse.
Tengo la impresión de que en todo esto se manifiestan tendencias que, si bien son
comunes a religiones como el islamismo y el cristianismo, parecen más propias del
cristianismo: tendencias al simbolismo y a la moralización, tendencias a la racionalización
científica e histórica. ¿Pueden descubrirse aquí y allá las corrientes de fondo enemigas ocultas
de lo maravilloso? Esta podría ser una línea para ulteriores investigaciones.
6
Debo a mi amigo el profesor Franco Alesio haberme señalado un pasaje muy hermoso sobre las
"maravillas tecnológicas" en el De Secrelts de Roger Racon
1
4
APENDICE
Introducción
Definiciones
a) actual: Según T. Todorov, Introduclion a la littérature fantasti- que, 1970, lo maravilloso se opone a lo extraño por
cuanto "permanece sin explicación" y supone "la existencia de lo sobrenatural".
Pero esta definición no puede aplicarse a lo maravilloso medieval. Véase P. Zumthor, Essai de poélique médiévale, 1972, pág.
137 y siguientes. En efecto, tanto en el caso de lo extraño como en el de lo maravilloso la de finición de Todorov requiere un "lector
implícito" que se incline hacia la explicación natural o sobrenatural. Ahora bien, lo maravilloso medieval excluye a un lector
implícito puesto que se da como algo objetivo en textos “impersonales".
Nota: Todos los textos en que se apoya T. Todorov son textos del siglo XIX y del siglo XX oon excepción de los Cuentos de Perrault
y de las Mil y una noches.
b) medieval: la palabra maravilloso pertenece al vocabulario medieval. Figura tanto en latín ( mirabilia, en latín vulgkr
miribilia) como en las lenguas vulgares romances y en ingiés —pero no en alemán (Wunder, umnderlich) — y especialmente en
francés (Siglo XI> Chanson d’Alexis; adjetivo merveillos de la Chanson de Roland, merveiller = admirar) (Wace, hacia 1155).
Pero:
1. El adjetivo merveillos no se emplea con valor substantivo como el actual lo maravilloso.
2. el término que mejor corresponde a la significación actual de lo maravilloso es el plural mifabilia.
c) obras medievales: cuyo titulo se refiere a lo maravilloso y en las que hay un intento de definir el dominio medieval de
Iosymirabilia.
1. lo maravilloso antiguo y urbano:
Mirabilia Romae (mediados del siglo xil)
Véase A. Graf, Roma nella memoria del Medio Evo, 1915 (Véase los Mirabilia Neapolis en Gervasio de Tiibury).
2. Lo maravilloso geográfico y monstruoso: ;
Gervasio de Tilbury, Otia Imperialia (hacia 1210), tertia decisio: Mi- • i! •: rabilia
uniuscuiusque provinciae. Marco Polo: Libro de las maravillas d e l / f f mundo (hacia 1305). •'./
V
3. Lo maravilloso y la ideología cristiana: Raimundo Lullo, Libro de las maravillas (hacia 1288)
d) un punto de referencia: la literatura popular. El relato maravilloso, véase M. L.
Tenèze, “Du conte merveilleux comme genre” en Approche de nos traditions orales, Paris, 1970.
Lo maravilloso en el cruce de lo popular y lo docto.
Lo maravilloso y el cristianismo
1
9
a) Países y lugares:
Países y lugares "naturales”: la montaña (y sobre todo la montaña hueca) y las rocas (Gargantúa), las fuentes y manantiales,
los árboles ("el árbol de las hadas" de Juana de Arco), las islas (las islas afortunadas. Las Ínsulas en la cartografía medieval).
Países y lugares debidos a la acción humana: ciudades, castillos, torres, tumbas. Véase A. Graf "Las maravillas del paraíso
terrestre” en Mi- ti, leggende e superstizioni del medio evo
b) Los seres humanos y antropomorfos
Los gigantes y los enanos (Oberón)
Las hadas, véase A. Maury, Les fées du Aloyen Age, 1847.
Los hombres y las mujeres con particularidades físicas (Berthe de grandes pies, Hcnno de grandes dientes, los hijos de
Melusina,- etc.)
Los monstruos humanos.
c) Los animales . ...,. !
Animales "naturales” (el león de Yvain, el caballo Bayardo, los cuatro hijos Aymon, el pelícano).
Animales imaginarios (unicornio, grifo, dragón, etc.); considérense los animales en los sueños de Carlomagno en la Chanson
de Roland.
d) "Mischwesen"
Seres medio hombres, medio animales: melusinas y sirenas, Yonec (véase el Oiseau bleu) en Maric de France, lobizones (pero
sobre esto véase más abajo metajnorfosis), etc.
El grifo
Los autómatas
Término de la evolución de los seres medio vivientes medio cosas (véase J. Bosch),
e) Los objetos
Los objetos protectores: el anillo que hace visible.
Los objetos productores: la copa (considérense Oberón y el Griat), desde el cuerno de la abundancia al cuerno de caza (véase
Chanson de Roland, Oberón).
Los objetos corroborativos: la espada, el cinturón.
El lecho como "espacio sagrado" (considérese el jardín).
f) Véase C. Settis —Frutoni, Historia Alexandri Elevali per Griphos ad abrem. Origene, Iconografía e fortuna di un tema,
Roma 1973.
Véase E. Faral, Le maravilleux et ses sources dans les descriptions des romans français du XII siècle.
A — Fuentes
a) Lo maraxnlloso bíblico
. El folklore del Antiguo Testamento , Génesis: El paraíso, el Arca de Noé, la torre de Babel, el paso del Mar Rojo.
El Apocalipsis.
b) Lo maravilloso antiguo
Los personajes mitológicos: Vulcano, Minerva, las parcas, Venus, Alejandro, Virgilio, las siete maravillas.
c) Lo maravilloso bárbaro: Plinio, Solino.
La mitología germánica
Véase H. Krappe, Etudes de mythologie et de folklore germaniques, 1928.
El material de Bretaña, consúltense los estudios de J. Marx. Ejemplo de Merlin.
d) Lo maravilloso oriental Las Mil y una Noches
El Panlchatantra, véase el estudio reciente de j. Batany.
Disciplina Clericalis, de Pierre Alphonsi.
Calila y Dimna.
e) El folklore
Véase la introducción a P. Delarue, Le Conte populaire français; 1, 1957; véase la investigación sobre los exempta dirigida
por Jacques Le Goff.
B — Repositorios
a) El repositorio' celta Material bretón y de corte
La aventura como maravilla (E. Kohler).
b) El repositorio oriental
El Oriente, y en particular la India, como horizonte maravilloso. Véase.J. Le Goff, "L’Occident Médiéval et l’océan Indien”,
en Mediterráneo e. Océano Indiano, Florencia, 1970, págs. 243-63.
El ejempîo de las localizaciones primitivas del purgatorio (fines del siglo xil y pricipios del siglo xill): Irlanda y Sicilia.
IV. Las técnicas: Fías e instrumentos de lo maravilloso
medieval.
22
■ La utilización política de lo maravilloso se sitúa sobre todo en eí nivel de los orígenes míticos.
. Linaje y lo maravilloso: los Lusignan y Melusina.
La monarquía y lo maravilloso: Ricardo Corazón de León y los Plan- tagenet, hijos de una mujer
demonio (véase Giraud de Barri — De Instruc- tione Principis).
d) Lo maravilloso científico
El ejemplo de Gervasio de Tilbury: la tendencia a considerar los mira- bilia fenómenos raros pero no
sobrenaturales, una realidad no explicada pero no inexplicable.
Lo maravilloso, mundo marginal, pero no del más allá: Mirabilia vero di cimus, quae noslrae cognilioni
non subjacent, eltam cumsinl natura- lia (Gervasio de Tilbury—Otia Jmperíalia).
e) Lo maravilloso y la historia: el "exemptum"
"Desde el momento en que el relato asume los rasgos de la historia... pierde parte de su fuerza. La
localización histórica y la fecha histórica lo aproximan a la realidad inmoral y quebrantan el poder de lo
maravilloso, natural y necesario". (A. Jolles, Formes simples, traducción francesa, 1972, pág. 193).
a) La compensación
El mundo al revés, El país de Cucaña. .
La abundancia de comida La desnudez La libertad
sexual El ocio
El mundo retrospectivo: Paraíso terrenal, la Edad de Oro
b) La oposición a la ideología.cristiana El antihumanismo.
El hombre salvaje.
Los monstruos.
Los Mischwesen o seres mixtos.
Contra la idea del hombre ad imaginem Dei.
El repudio del maniqueúmo.
Un mundo maravilloso que puede ser domeñado con éxito o sin él, pe ro quq. continúa siendo ambiguo
pues no está enteramente ni de pane del bien (Dios), ni de parte del mal (Satanás). Ejemplo del dragón de San
Marcelo de París (véase: J. Le Goff en Mélanges Corrado Barlagallo).
El optimismo Maravilloso y Happy end.
I. Condiciones del comercio
H
1. Introducción
_______________
acuerdo legal en el que el segundo se comprometía a entregar lo que el primero había cuya historia como constructor no son las de una persona visualmente insensible— no
especificado con mayor o menor detalle. menciona, pero que se le puede atribuir: un factor de goce al mirar buenos cuadros; en otro
contexto podría no haber sido tímido para hablar de ello.
El cliente pagaba por el trabajo, entonces como ahora, pero entregaba sus
fondos a la manera del siglo XV y esto podía afectar a la naturaleza de los cuadros. Con El placer de la posesión, una piedad activa, una conciencia cívica de una u
relación a la cual el cuadro en depósito era entre otras cosas una relación comercial, y otra clase, la autoconmemoración y quizás la autopublicidad, la virtud y el placer,
algunas de las prácticas económicas de la época están corporizadas muy concretamente necesarios para un hombre rico, de la reparación, un gusto por los cuadros: de hecho, el
en los cuadros. El dinero es muy importante en la historia del arte. Actúa en pintura no sólo cliente no necesitaba analizar mucho sus motivos porque generalmente trabajaba a través
en cuanto a un cliente que desea gastar dinero en una obra, sino en cuanto a los detalles de formas institucionales —el altar, la capilla familiar rodeada de frescos, la MadorTna en la
de cómo lo entrega. 'Un cliente como Borso d'Este, Duque de Ferrara, que hacía cuestión alcoba, la culta decoración de paredes en el estudio— que implícitamente racionalizaban
de principio pagar sus pinturas por pie cuadrado —por los frescos en el Palazzo Schifanoia sus motivos, habitualmente en formas halagadoras, y que asimismo se adelantaban a
la tarifa de Borso era de diez lire boloñesas por pede cuadrado— conseguirá, generalmente informar al pintor sobre lo que se necesitaba. Y de cualquier manera, para nuestro
una clase distinta de pintura que la de un hombre comercialmente más refinado como el propósito es habitualmente bastante saber lo obvio, que el uso primario de un cuadro es
comerciante florentino Giovanni de Bardi, que paga al pintor por sus materiales y su tiempo. mirarlo: era planeado para ser visto por el cliente y por gente que él estimaba, con vistas a
Las formas del siglo XV para la estimación de costos, y los pagos diferenciales del siglo XV recibir estímulos agradables, memorables y hasta beneficiosos.
para los maestros y los jornaleros, están profundamente involucrados por igual en el estilo
de los cuadros tal como ahora los vemos: los cuadros son, entre otras cosas, fósiles de la Estos son puntos a los que este libro habrá de volver. Por el momento, el
vida económica. punto general en el que debe insistirse es que en el siglo XV la pintura era todavía
demasiado importante para dejarla relegada a los pintores. El comercio de cuadros era algo
Y además, los cuadros estaban previstos para el uso del cliente. Resulta muy distinto a lo que es nuestra postura postromántica.
bastante inútil especular sobre los motivos de cada cliente al encargar cuadros: los motivos
de cada hombre están mezclados y esa mezcla es un poco distinta en cada caso. Un activo
empleador de pintores, el comerciante florentino Giovanni Rucellai, hizo notar que tenía en
su casa obras de Domenico Veneziano, Filippo Lippi, Verrocchio, Pollaiuolo, Andrea del
Castagno y Paolo Uccello —junto con una cantidad de orfebres y de escultores— «los
mejores maestros que han existido durante mucho tiempo no sólo en Florencia, sino en
Italia». Es obvia su satisfacción en poseer personalmente lo que es bueno. En otro lado,
hablando ahora más sobre sus muchos gastos en construir y decorar iglesias y casas,
Rucellai sugiere tres otros motivos: estas cosas le dan «la mayor satisfacción y el mayor
placer porque sirven a la gloria de Dios, al honor de la ciudad y a la conmemoración de mí
mismo». En diversos grados, éstos deben haber sido poderosos motivos en muchos
encargos de pintura; un altar en una iglesia o un grupo de frescos en una capilla sirven por
cierto a los tres. Y después Rucellai introduce un quinto motivo: comprar tales cosas en una
salida para el placer y la virtud de gastar bien el dinero, un placer mayor que el
reconocidamente grande de hacer dinero. Este es un comentario menos fantasioso de lo
que parece.
Para un hombre notoriamente rico, particularmente para alguien como Rucellai que había
hecho dinero por medio de préstamos (por medio de la usura, en verdad), gastar dinero en
cosas públicas, tales como iglesias y obras de arte, era una necesaria virtud y un placer,
una retribución prevista a la sociedad, algo que se situaba entre una donación caritativa y el
pago de impuestos o de contribuciones a la iglesia. Comparada con otras alternativas, cabe
decirlo, un cuadro tenía la ventaja de ser conspicuo y barato: las campanas, el pavimento
de mármol, los colgantes de brocados y otros obsequios para una iglesia eran más caros.
Finalmente, hay un sexto motivo que Rucellai —un hombre cuyas descripciones de cosas y
BIBLOSART
16 17
E
.
en la que los pintores pintan lo que creen mejor y después salen a buscar un
madera, con su altura y su ancho. Por amistad con usted no quiero cobrar más de los 100
) comprador. Ahora compramos cuadros ya hechos; esto no se debe a que florines de costo por esto: no pido más. Le pido que me conteste, porque estoy ocioso
tengamos más respeto por el talento individual del pintor del que podían tener aquí y quiero irme de Florencia cuando termine. Si he sido demasiado presumido en
) personas como Giovanni Rucellai, sino a que vivimos en otra clase de escribirle, perdóneme. Haré siempre lo que usted quiera en cualquier asunto, grande o
) sociedad comercial. Los esquemas dominantes en el negocio de cuadros pequeño.
tienden a parecerse a los que dominan en el de mercaderías más Válete, 20 de julio de 1457 Fra Filippo el pintor, en
) Florencia
sustanciales; lo postromántico es también postRevolución Industrial, y casi
) todos nosotros compramos también muebles ya hechos. Sin embargo, el siglo
XV era una época de encargos y este libro trata de la participación del cliente Debajo de la carta Filippo Líppi agregaba un dibujo del tríptico tal como
) había sido planeado (figura 1). De izquierda a derecha, dibujó un San Bernardo, una
en esa relación. 42
) Adoración del Niño y un San Miguel; el marco del altar, punto sobre el que estaba
solicitando expresa aprobación, está dibujado en forma más completa.
)
) La distinción entre lo «público» y lo «privado» no se aplica muy bien a las
funciones de la pintura del siglo XV.
) Los encargos de personas privadas tenían a menudo funciones públicas, por lo general
) en sitios públicos; un altar o un conjunto de frescos en la capilla lateral de una iglesia no
es algo privado,
)
\
/
)
)
)
42 Los
) contratos y el control del cliente
)
En 1457 Filippo Lippi pintó un tríptico para Giovanni di Cosimo de Medici;
)
se trataba de un obsequio para el rey Alfonso V de Nápoles, una maniobra menor dentro de
la diplomacia
) de los Mèdici. Filippo Lippi trabajaba en Florencia, Giovanni estaba a veces
fuera de la ciudad, y Filippo trató de mantenerse en contacto por medio de una carta:
)
BIBL SARTE
en un sentido útil. Una distinción más procedente sería entre encargos controlados por adornos que lo exijan, con cualquier otro gasto en que se incurra sobre la misma tabla, y el
grandes instituciones, como las obras de una catedral, y encargos formulados por personas azul debe ser ultramarino de un valor cercano a cuatro florines la onza; y debe tener
completada y entregada la dicha tabla dentro de los treinta meses contados desde hoy; y debe
individuales o por pequeños grupos de personas: tareas colectivas o comunales por un recibir como precio de dicha tabla así descrita (hecha a su costo, es decir, al del dicho
lado, iniciativas personales por el otro. Doménico)
El pintor estaba típica aunque no invariablemente empleado y controlado por una persona o 115 florines, si me parece a mí, es decir al mencionado Fra Bernardo, que los vale; y yo puedo
pequeño grupo. consultar a quien crea mejor para solicitar una opinión sobre su valor o artesanía, y si no creo
que valga el precio establecido, él recibirá tanto menos como yo, Fra Bernardo, lo crea
correcto; y él debe dentro de los términos del acuerdo pintar la predella de dicha tabla como
Es importante que esto haya sido así, porque significa que estaba yo, Fra Bernardo, lo crea bien; y él recibirá el pago como sigue: el dicho Messer Francesco
habitualmente expuesto a una relación bastante directa con un cliente: un ciudadano debe dar al mencionado Doménico tres florines cada mes, comenzando desde el 1.° de noviem-
privado, o el prior de una confraternidad o monasterio, o un príncipe, o un funcionario del bre de 1485 y continuando como se establece, cada mes tres florines...
príncipe; incluso en los casos más complejos, el pintor trabajaba normalmente para alguien Y si Doménico no ha entregado el panel dentro del mencionado período de
identificable, que había iniciado la obra, elegido al artista, previsto una finalidad y vigilado el tiempo, estará sujeto a una multa de quince florines, y a su vez si Messer Francesco no cumple
cuadro hasta su terminación. En esto difería del escultor, que a menudo trabajaba para los mencionados pagos mensuales estará sujeto a una multa por el total, es decir, una vez que
grandes tareas comunales —como Donatello trabajó tanto tiempo para la administración de la tabla esté terminada tendrá que pagar completamente y en su totalidad el resto de la suma
debida.
la Lonja de la Lana en las obras de la catedral de Florencia— donde el control era menos
personal y probablemente mucho menos completo. El pintor se exponía más que el
Ambas partes firman el acuerdo.
escultor, aunque, por su propia naturaleza, la interferencia diaria de los clientes no queda
habitualmente registrada; la carta de Filippo Lippi a Giovanni de Medici es uno de los muy Este contrato contiene los tres temas principales de tales acuerdos: 1)
escasos ejemplos en los que se puede sentir el peso de la mano del cliente. ¿Pero en qué especifica lo-que el pintor habrá de pintar, en este caso por medio de su compromiso con
zonas del arte intervenía directamente el cliente? un dibujo con
Existe un tipo de documentos formales que registran la línea esencial de la
relación de la cual surgía un cuadro: acuerdos escritos sobre las principales obligaciones
contractuales de ambas partes. Han quedado algunos centenares de ellos, aunque en su
mayor parte se refieren a cuadros que ahora están perdidos. Algunos son contratos en
regla, expedidos ante notarios; otros son ricordi menos elaborados, memoranda que deben
conservar ambas partes; los segundos tienen menos retórica notarial pero poseían algún
peso contractual. Ambos solían tener el mismo tipo de cláusulas.
Que sea conocido y manifiesto para quien vea o lea este documento que, a
solicitud del reverendo Messer Francesco di Giovanni Tesori, actual Prior del Spedale degli
Innocenti en Florencia, y de Doménico di Tomaso di Curado [Ghirlandaio], pintor, yo, Fra
Bernardo di Francesco de Florencia, Hermano Jesuato, he escrito este documento con mi
propia mano como un contrato de acuerdo y encargo para una tabla de altar a colocarse en la
iglesia del mencionado Spedale degli Innocente, con los acuerdos y estipulaciones que abajo
se detallan, a saber:
Que en este día del 23 de octubre de 1485 el mencionado Francesco encarga y
confía al mencionado Doménico la pintura de una tabla que dicho Francesco ha hecho hacer y
ha entregado; la cuya tabla el mencionado Doménico debe hacer buena, es decir, pagar por
ella; y que debe colorear y pintar dicha tabla, toda con su mano, en la forma en que se muestra
en un dibujo sobre papel con tales figuras y en la forma allí mostrada, en todo detalle de
acuerdo a lo que yo,
Fra Bernardo, crea mejor; no apartándose de la forma y composición de tal dibujo; y debe
colorear la tabla, con gastos a su cargo, con buenos colores y con oro en polvo en aquellos
BIBL SARTE
venido; 2) es explícito en cuanto a cómo y cuándo el cliente
habrá de pagar y cuándo el pintor habrá de entregar; 3) insiste en que el
pintor use una buena calidad de colores, especialmente oro y ultramarino.
Los detalles y las precisiones varían de un contrato a otro.
23
BIBLOSART
22
E
3. Fra Angélico, Tebernáculo de los tejedores (1433), Museo di San
Marco, j - Florencia. Tabla. los 115 florines de origen, obtuvo por ello siete florines suplementarios. Si
pintor y cliente no se ponían de acuerdo sobre la suma final, pintores
asistentes y el ultramarino. En todo caso, las dos rúbricas de gastos y de profesionales podían actuar como árbitros, pero habitualmente las cosas
trabajo del pintor eran las bases para el cálculo del pago: como hizo notar no llegaban a ese punto.
Neri de Bicci, él era pagado «por el oro y por colocarlo y por colores y por
mi trabajo». La suma convenida en un contrato no era totalmente Hof'Qr'n o wma nltramarinfl Fn la Criir.ifixión de Masaccio.
inflexible, y si un pintor se encontraba con que perdía en un contrato podía
habitualmente renegociarlo; en el caso Ghirlandaio, que había aceptado El contrato de Ghirlandaio insiste en que el pintor utilice una
proveer una predella para el retablo del Spedale degli Innocenti dentro de buena calidad de colores y particularmente de ultramarino. La general
ansiedad de los contratos sobre la calidad del pigmento azul y del oro era
razonable. Después del oro y de la plata, el ultramarino era el color más
caro y difícil que usaba el pintor. Había graduaciones baratas y cercanas y
hasta había sustitutos más baratos, generalmente mencionadas como
azul alemán. (El ultramarino se hacía de lapis-lazuli molido, importado
costosamente desde el Levante; el polvo era empapado varias veces para
que soltara el color y su primer extracto —un rico azul violeta— era el
mejor y más caro.
El azul alemán era sólo carbonato de cobre; era menos espléndido en su
color y, lo que es más serio, era inestable en su uso, particularmente en
frescos.) Para evitar ser engañados sobre los azules, los clientes
especificaban ultramarino; clientes más prudentes estipulaban un grado
particular: ultramarino de uno, dos o cuatro florines la onza. Los pintores y
su público estaban alertas a todo eso y el carácter exótico y peligroso del
ultramarino era un medio de énfasis que nosotros, para quienes el azul
oscuro no es probablemente más llamativo que el escarlata o el
bermellón, podemos no advertir. Podemos observar bastante bien cuándo
es usado simplemente para resaltar la figura principal de Cristo o de María
en una escena bíblica, pero los usos interesantes son más sutiles que
eso. En la tabla de Sassetta, San Francisco renunciando a su herencia, que
está en la National Gallery (fig. 4), la vestimenta que San Francisco
costosamente pigmentada, el vital gesto narrativo del brazo derecho )
de San Juan es un gesto ultramarino. Y etcétera. Aún .)
) )
)
)
)
)
más allá, los contratos Indican un refinamiento sobre azules, una capacidad
) para discriminar entre uno y otro, con la que nuestra cultura no nos ha
) provisto. En 1408 Gherardo Starnina fue contratado para pintar en San
Stefano, en Empoli, algunos frescos, ahora perdidos, sobre La vida de la
) Virgen. El contrato es minucioso respecto al azul: el ultramarino utilizado
) para María debe ser de la calidad de dos florines por onza, mientras que
para el resto del cuadro resulta aceptable el ultramarino de un florín por
)
onza. Importancia y rango pasan a la historia con un cierto tono violeta.
)
Desde luego, no todos los artistas trabajaban dentro de este
) tipo de marco institucional, en particular, algunos artistas trabajaban para
) príncipes que les abonaban un salario. Mantegna, que trabajó desde 1460
hasta su muerte, en 1506, para los Gonzaga, marqueses de Mantua, es un
) caso bien documentado, y la oferta que Lodovico Gonzaga le hizo en abril
) de 1458 es muy clara: «Propongo darle quince ducados mensuales como
) salario, proveer alojamiento donde pueda vivir cómodamente con su familia,
darle bastante cereal cada año como para cubrir generosamente el
alimento de seis bocas, y también la leña que necesite para su uso...»
Después de mucha vacilación, Mantegna aceptó, y a cambio de su salario
) no sólo pintó frescos y tablas para los Gonzagas (fig. 5) sino que cumplió
) también otras funciones. Lodovico Gonzaga escribe a Mantegna, 1469:
)
Deseo que procure dibujar dos pavos del natural, un macho y
) una hembra, y me lo envíe aquí, ya que quiero tenerlos tejidos en mis
tapices; puede mirar los pavos en el jardín de Mantua.
)
) Del Cardenal Francesco Gonzaga a Lodovico Gonzaga,
1472:
)
) Te pido le ordenes a Andrea Mantegna... que venga y se
quede conmigo [en Foligno], Con él habré de entretenerme mostrándole
) mis joyas grabadas, las figuras de bronce y otras bellas antigüedades; las
) estudiaremos y las discutiremos juntos.
estás de acuerdo...
1483:
2
8
BIBLOSART
E
)
)
)
contratos, y que se manifestaba con mayor claridad en Florencia, la que
fijaba la norma para el patronazgo en el Quattrocento. )
) )
Para volver a los contratos, aunque se puede generalizar
) hasta aquí sobre ellos, sus detalles varían mucho de un caso a otro- y lo )
que es más interesante, hay cambios graduales de énfasis en el curso del
) )
sigi». Lo que era muy importante en 1410 era a veces menos importante
) en 1490: lo que en 1410 no había preocupado especialmente, exigía un )
compromiso experto en 1490. Dos de estos cambios de énfasis —uno )
)
hacia una insistencia menor, otro hacia una mayor— son muy
; importantes, v una de las claves del Quattrocento está en reconocer que )
ambos cambios están asociados por una relación inversa. Mientras los )
)
pigmentos preciosos se hacen menos importantes, se hace mayor la
) exigencia por la competencia pictórica. ^ >
) )
29
) 3. Arte y materia explicar esta suerte de )
BIBLOSART
) )
E )
i
Rey Alfonso se vestía aplastada y el oro caído y sólo
habitualmente de negro, con una seda amarilla: parecía el
sólo una hebilla en su capa y trapo más feo del mundo.
una cadena de oro en su cuello: Cuando le vio salir del cuarto
no usaba mucho ios brocados ni con su brocado todo arruinado
las ropas de seda. El embajador y arrugado, el rey no podía
se vestía sin embargo con dejar de reírse...
brocado de oro, muy rico, y
cuando venía a ver al rey
siempre se ponía ese brocado El abandono
de oro. Entre su gente, el rey general del esplendor dorado
hacía bromas sobre esos debe haber tenido fuentes muy
brocados. Un día dijo riéndose complejas y ocultas: una
ante uno de sus caballeros:
«Creo que vamos a cambiar el alarmante movilidad social con
color de ese brocado». Así que su problema de disociarse de
arregló para conceder audiencia los ostentosos nuevos ricos; la
un día en una sala muy aguda escasez física del oro
pequeña, citó a todos los en el siglo XV; un disgusto
embajadores, y dispuso también
con algunos de los suyos para clásico por la licencia sensual,
que en la aglomeración que surgía ahora del
empujaran contra el embajador humanismo neociceroniano,
de Siena y se restregaran reforzando las líneas más
contra su brocado. Y en ese día
fue tan manoseado y accesibles del ascetismo
restregado, no sólo por los otros cristiano: en el caso de la
embajadores sino por el rey ropa, oscuras razones
mismo, que cuando salieron de técnicas para que las mejores
la habitación nadie pudo evitar calidades de la tela holandesa
reírse al ver el brocado, porque
ahora era carmesí, con la fueran en negro; sobre todo,
pelusa quizás, el solo ritmo de la
reacción de la moda. Muchos
30 de tales factores deben haber
coincidido. Y la inhibición no
era parte de una amplia
negativa a la opulencia
pública: era selectiva. Philippe
le Bon de Borgoña y Alfonso
de Nápoles eran tan
exuberantes como antes —si
no más— en muchas otras
facetas de sus vidas públicas.
Incluso dentro de la limitación
de la ropa negra se puede ser
tan notoriamente derrochador
como antes, cortando con
derroche las mejores telas
holandesas. Cambió la
orientación de la ostentaciói —
una dirección se reprimía y
BIBLOSART
E
otra se desarrollaba— pero la 31
ostentación en sí misma
permaneció.
El caso de la
pintura era similar. Mientras el
consumo conspicuo de oro y
de ultramarino se hacía menos
importante en los contratos, su
sitio era cubierto por
referencias a un consumo
igualmente conspicuo de otra
cosa: habilidad. Para ver cómo
ocurrió esto —cómo la
habilidad pudo ser la
alternativa natural del
pigmento precioso, y cómo la
habilidad podía ser claramente
comprendida como un índice
conspicuo del consumo— hay
que volver al dinero de la
pintura.
i
Una distinción
entre el valor del material
precioso, por un lado, y el
valor del trabajo diestro con el
material, por el otro, es ahora
el punto crítico de la discusión.
Se trata de una distinción que
no nos es ajena, que es en
verdad totalmente
comprensible, aunque no sea
habitualmente una distinción
central en nuestras ideas
sobre los cuadros. Al principio
del Renacimiento, sin
embargo, ése era el centro. La
dicotomía entre la calidad del
material y la calidad de la
habilidad era el motivo más
consistente y
prominentemente mencionado
en toda la discusión sobre
pintura y escultura, y esto es
cierto tanto si la
BIBLOSART
E
discusión es ascética, deplorando el Aunque se estuviera pintando a la
goce público de las obras de arte, o Dido de Virgilio —con sti carcaj
dorado, su cabello dorado sostenido
afirmativa, como en los textos de la por un broche de oro, su vestido
teoría del arte. púrpura con su cinto dorado, las
En un extremo se encuentra a la riendas y otras correas de oro en su
figura de la Razón utilizando esta ^ caballo— aun entonces querría que
no utilizara oro, porque representar
dicotomía para condenar el efecto con simples colores el brillo del oro
moral de las obras de arte, como en merece, desde el punto de vista del
el diálogo de Petrarca, Física contra oficio, mas admiración y elogio.
Fortuna: «es el preciosismo, como
supongo, y no el arte lo que te
gusta».
I
En el otro extremo
Alberti la usa en su tratado Sobre la
pintura para pedir que el pintor
represente objetos dorados no con el
oro mismo sino con una diestra
aplicación de pigmentos amarillos y
blancos:
4. El valor de la habilidad
BIBLOSART
E
Se podrían multiplicar y habilidad).
casi indefinidamente los ejemplos,
con las opiniones más heterogéneas,
El pintor se
unidas sólo por la misma dicotomía compromete asimismo a pintar en la
entre material y destreza. parte vacía de los cuadros (fig. 8) —
o más precisamente en el terreno
Pero los conceptos detrás de las figuras— paisajes y
intelectuales son una cosa y la cielos (paese et aiere) y también todos
práctica directa es otra: la acción de los otros terrenos donde se pone el
color; excepto para los marcos, a los
una sobre otra suele ser difícil de que se aplicará oro...
demostrar porque no es probable (Pinturicchio en Santa María dei
que sea directa o simple. Lo que Fossi, Perugia, 1495)
daba su especial carga a las i
33
distinciones de Petrarca y de Alberti 2 — Baxandall ' )
y las llevaba inmediatamente a la
esfera de los negocios prácticos es
que la misma distinción estaba en la ■)
base del costo de un cuadro y en i )
verdad de toda manufactura.
)
Se pagaba por un cuadro bajo esas
dos mismas rúbricas, materia y i )
habilidad, material y trabajo, como - )
Giovanni d’Agnolo de Bardi pagó a
Botticelli por un altar (fig. 7) para la t )
capilla familiar de S. Spirito: « )
' )
Miércoles 3 de agosto
de 1485 «)
En la capilla de Santo )
Spirito, setenta y ocho florines quince
soldi, en pago de setenta y cinco i )
florines de oro en oro, pagados a
Sandro Botticelli según su cuenta, )
como sigue: dos florines por
ultramarino, treinta y ocho florines » )
por oro y preparación del panel y i ;
treinta y cinco florines por su pincel
(peí suo pennello). i
' i
Había una 1
)
equivalencia nítida e inusual entre
i
los valores de lo teórico y de lo
/
práctico. Por un lado, el ultramarino,
el oro para pintar y para el marco, y t .i
madera para el panel (material); por
)
el otro, el pincel de Botticelli (trabajo
BIBLOSART
< ;
)
E )
Había otra forma más segura de convertirse en un I
dispendioso comprador de habilidad, que estaba ya ganando terreno a )
mediados de siglo: era la gran diferencia relativa, en toda manufactura, Ì
entre el valor del tiempo del maestro y el de los asistentes dentro de cada
>
taller de trabajo. Podemos ver que con los pintores esta diferencia era
sustancial. Por ejemplo, en 1447 Fra Angélico estaba en Roma, pintando )
frescos para el nuevo Papa Nicolás V. Su trabajo era pagado, no con la >
cifra global que era habitual en los encargos de personas privadas o de
pequeños grupos seculares sino sobre la base de su tiempo y del de tres
\
asistentes, estando provistos los materiales. Una constancia en las >
cuentas del Vaticano muestra las respectivas tarifas de los cuatro )
hombres:
)
23 de mayo de 1447. }
A fra Giovanni di Pietro de la Orden Dominicana, pintor que
trabaja en la capilla de San Pedro, el 23 de mayo, cuarenta y tres t
ducados y veinte y siete soldi, parte de su asignación de 200 ducados por Ì
año, por el período marzo 13 a fin de mayo... 43 florines 27 soldi
\
>
)
>
>
)
)
)
>
)
»
)
)
)
)
)
)
1
Un contrato puede hasta detallar lo que el cliente 8. Bernardino Pinturicchio, San Agustín y el niño, de la Pala di Santa María de Fossi (1495), Galleria, Perugia.) Tabla.
j pensaba para sus paisajes. Cuando Ghirlandaio se contrató en 1485 para )
pintar frescos para Giovanni Tornabuoni en el coro de Santa María
)
Novella en Florencia, accedió a incluir «figuras,
) edificios, castillos, ciudades, montañas, colinas, planicies, j rocas, vestidos, l
animales, pájaros y bestias de todo tipo». Tal exigencia aseguraba una 35 )
inversión en trabajo, si no en habilidad.
) )
)
) BIBLOSARTE
T pintura —desproporcionada
T—* no según nuestras medidas
sino según las suyas— la
hacía el maestro del .taller
i A Benozzo da
Leso, pintor de Florencia que trabaja en lugar de sus asistentes.
en la
Fue esto lo
mencionada capilla, en el
mismo día, diez y ocho florines doce que ocurrió. El contrato para
soldi, i parte de su asignación de la Madonna della Misericordia
siete florines por mes, por el período
marzo 13 a fin de mayo...
de Piero della Francesca
florines 12 soldi (fig. 9): 43
, A Giovanni
d'Antonio della Checha, pintor en la
misma
capilla, en el mismo día, dos
ducados cuarenta y dos soldi,
correspon- j diente a dos meses y
dos quintos, a un florín por mes, por
el período que llega hasta el fin de
mayo...
A Jacomo
d'Antonio da Poli, pintor de la misma
capilla, el i 23 de mayo, tres florines,
su asignación por tres meses hasta
fin de mayo, a razón de un florín por
mes...
La tarifa anual
de los cuatro, excluyendo la manu>
tención, sería por tanto:
) 43 de junio de
1445.
Fra Angélico . Pietro di Lúea,
Prior... [y siete otros] en la
Benozzo Gozzoli representación
y nombre de la Fraternidad y
miembros de Santa Maria della
Miseri) cordia han conferido a Piero
} Giovanni della di Benedetto, pintor, la realización y
Checha 12 florines , 108 pintura de una tabla en el
florines oratorio e iglesia de dicha
Fraternidad, de la misma forma de la
) Jacomo da Poli
tabla que está allí ahora, con todo el
florines material para ello y todos los gastos
y costos del equipamiento completo
> Cuando el y la ) preparación de su conjunto
pictórico y su erección en dicho
equipo se trasladó a Orvieto en ese 9. Piero della Francesca, Madonna della Misericordia (1445-1452), Galleria San Sepolcro. Tabla.
oratorio:
i año, tuvo las mismas tarifas, , con aquellas imágenes, figuras y
excepto por Giovanni della ornamentos establecidos y
Checha, cuyo pago fue convenidos con el mencionado Prior
y consejero o sus sucesores en el
doblado de uno a dos
cargo ) y con los otros mencionados
florines por mes. Clara- funcionarios de la Fraternidad; a ser 36
mente, podía gastarse dorada con oro fino y
38 coloreada con finos colores, y
mucho dinero en habilidad
si una parte especialmente con ) azul
BIBL
ultramarino; con esta condición, que
> desproporcionada de una
O
el dicho Piero se compromete
a subsanar cualquier defecto que dicha tabla pueda mostrar o desarrollar con el paso del
tiempo, debido a falla del material o de Piero mismo, hasta un límite de diez años. Por
todo ello han convenido en pagar 150 florines, a la tarifa de cinco liras y cinco soldi el
florín. De lo cual han convenido en darle ahora a su pedido cincuenta florines y el resto
cuando la tabla esté terminada. Y dicho Piero se ha comprometido en hacer pintar,
decorar y armar la dicha tabla, en el mismo ancho, altura y forma de la tabla de madera
que está allí en el presente, y entregarla completamente armada y en su sitio dentro de
los próximos tres años, y que ningún pintor podrá poner su mano en el pincel que no sea Piero
mismo.
Esta era una pintura a la tabla; para encargos de grandes frescos a mayor
escala el requisito se podía suavizar. Cuando Filippino Lippi se contrató en 1487 para pintar
frescos en la capilla Strozzi de la Santa Maria Novella, se comprometió a que el trabajo fuera
«...todo de su propia mano, y particularmente las figuras» (tutto di sua mano, e massime le figure);
la frase puede ser un poco ilógica, pero su sentido es obvio: que las figuras, más importantes
y difíciles que los fondos arquitectónicos, deben tener una parte relativamente grande de la
destreza personal de Filippino. Hay una frase precisa y realista en el contrato de Signorelll en
1499, para los frescos de la Catedral de Orvieto (figura 10).
Hacia la mitad del siglo el alto costo de la habilidad pictórica era un hecho bien
conocido. Cuando San Antonino, arzobispo de Florencia, discutió en su Summa Theologica el
arte de los orfebres y su adecuado pago, utilizó a los pintores como ejemplo de un pago
relativo a la habilidad individual:
>
)
)
)
>
>
}
>
>
)
)
)
)
>
)
)
)
>
)
>
>
)
>
)
)
)
10. Luca Signorelli, Los doctores de la Iglesia (1499-1500), Catedral,
Capella di San Brizio, Orvieto. Fresco. )
)
«El orfebre que dota a su trabajo con mayor habilidad debe ser pagado ,)
más. Como es el caso con el arte de la pintura, donde un gran maestro )
exigirá mucho mayor paga —dos o tres veces más— que un hombre >
inhábil para hacer el mismo tipo de figura.»
)
El cliente del siglo XV parece haber hecho sus gestos de
)
opulencia convirtiéndose en un conspicuo comprador de
)
39 )
VL .....
BART
E
Una relación ¡nocente
'J sobre cuadros —la forma habitual y
’) ____________ ' cotidiana de hablar sobre sus
habilidad. No todos los clientes lo calidades y diferencias que se
hicieron así: la práctica aquí escribe sobre un papel— es
descrita es una corriente obviamente algo que sólo podía
perceptible en los contratos del ocurrir en circunstancias inusuales.
siglo Hay un ejemplo especialmente
1
XV, no una norma con la que bueno. Alrededor de 1490, el Duque
todos cumplieran. Borso d’Este de Milán tenía la idea de emplear
, no fue el único primitivo algunos pintores en la Cartuja de
principesco que no estaba a tono con Pavia y su agente en Florencia envió
la un memorándum sobre cuatro
decente práctica comercial de pintores allí conocidos: Botticelli (fig.
Florencia y de Sansepolcro. 7), Filippino Lippi (fig. 11), Perugino
) Pero había suficientes e ilustrados (fig. 12), Ghirlandaio (fig. 2):
compradores de habilidad
} personal, aguijoneados por un
sentido crecientemente articulado
de la individualidad de los
artistas, como para que la actitud
’ pública hacia los pintores fuera
distinta en 1490 a lo que había
) sido en 1410.
5. La percepción de la habilidad
) 40 44
BIBLOSARTE
La capilla del
Papa Sixto IV es una
referencia a los frescos sobre
el muro de la Capilla Slxtina en
el Vaticano; los frescos en la
villa de Lorenzo de Medici, en
Spedaletto cerca de Volterra,
no han sobrevivido.
Algunas cosas
obvias emergen claramente:
que la diferencia entre pintura
al fresco y a la tabla es
marcada; que los pintores son
considerados como individuos
en competencia; y, más
sutilmente, que deben hacerse
discriminaciones, no sólo
porque un artista sea mejor que
otro, sino porque sea diferente
de otro. Pero aunque el texto
sea obviamente un intento
genuino por informar y por
trasmitir a Milán las distintas
calidades de cada artista, es
también curiosamente
desconcertante.
¿Qué y cuánto sabe realmente
el escritor sobre el método o
ragione del pintor? ¿Qué
significa aire masculino o viril en
la pintura de Botticelli? ¿En
qué forma es percibida la
proporción en Botticelli? ¿Es
algún vago sentido de
corrección, o el escritor tenía la
preparación necesaria para
distinguir relaciones
proporcionales? ¿Qué significa
aire dulce respecto a Filippino,
y cómo queda afectado por
una relativa carencia de
habilidad?
¿El aire angelical de Perugino
es alguna cualidad religiosa
identif¡cable o un asunto de
sentimiento general? Cuando
habla del buen aire de
Ghirlandaio, ¿se trata sólo de
un elogio genérico o se refiere
a alguna manera estilística
particular, similar a las
versiones francesa e inglesa
de la exposición de-bon-air?
Desde luego, cuando miramos
los cuadros podemos dar un
sentido, nuestro sentido, a los
comentarios del agente de
Milán, pero es improbable que
ese sentido sea el suyo. Existe
una dificultad verbal, porque
los conceptos de viril, de dulce,
de aire, puedan tener distintos
matices para él que para
nosotros; pero
43
>
)
existe asimismo la dificultad de que él veía los cuadros en forma diferente a la
)
nuestra.
)
Y ése es el problema siguiente. Tanto el pintor como su
) público, tanto Botticelli como el agente de Milán, pertenecían a una cultura
) muy distinta a la nuestra, y algunas zonas de su actividad visual están muy
condicionadas por eNa. Este^es un problema distinto al que hemos
') examinado hasta ahora, el de las expectativas generales sobre pintura que
) se implicaban en la relación entre pintor y cliente durante el Quattrocento. El
primer capítulo se ha ocupado de las reacciones más o menos _ conscientes
)
del pintor a las condiciones del mercado de la pintur , y no ha aislado tipos
) particulares de interés pictórico. El próximo capítulo deberá entrar en las
aguas más profundas de cómo la gente del Quattrocento, fueran pintores o
)
pub ico, atendía a la experiencia visual en formas distintivas del Quattr -
) cento, y cómo la calidad de esa atención se convirtió en una parte de su
) estilo pictórico.
)
)
)
)
)
) . . .
)
) "•
)
)
)
)
) ' . ,)
) .
) ■ -
)
)
) 44
> BIBLO
II. El ojo de la época
1. Percepción relativa
de inferencia
y de
analogía: en
i0
tC9 flbllOlí CJ lUC CQQJlCS. £.t bl£
experiencia nos es común a todos: así
todos reconocemos a nuestra especie nrculú t DDOITICuta DmiÜlt.U^CTTll*-1,Liuu**- iiyi» -
r inoro circuit 1 medícate arajíormnotcna. Cipo:
v___y nocí
y a sus extremidades, juzgamos la rea/ U i figura plana rccra linca 1 pane arcufooic
distancia y la altura, inferimos y ptera: Icnuorai/ lo qnulc aut rtiaioi aat minoi.
ü^ccnlinccfisorc jut q reeno U/ ncut ccrincnl qaarú
calibramos el movimiento y muchas queda rrilatcrc q mb*YccniJ ltncw:quoü quadnlatacq
qmoi reaifl Unció. q¿ mfalarerc qu< plunbno
otras cosas. Pero en ciertas qsqoamoi recrié linda conrinrfnt: G ^ísnrani
[rílatcrani:alia cTl (nangulae bño ma larcra
circunstancias, las diferencias cqnaha.3Ua colla latera. 3Uia tTlanguluotnu m cqoal
inml accni. jli>aritcni alia crt oitbogomú:vnú.l.rcauni
marginales entre un hombre y otro angnlum babcno.3Uacam > bliqonmm aliqnem
obnilumansnlum baboie.3liacfl opgom ornan qua
pueden adquirir una curiosa rrceangnU Innracun.G^snram ante qoadnlaccraF
2Uia drqdrutnm quod di cquüateru aiqirecransulu.
importancia. aiudt roragonion^:4 cíl figura rcoansnla: led
equilátera non di. 2ílla cli bdmuavm: que di
equilátera: led rcaansula non di.
Supongamos que a un una palabra, de lo que se puede llamar
hombre se le muestra la configuración el estilo cognoscitivo de la persona.
de la figura 13. configuración que Supongamos que e hombre que mira la
puede ser asimilada de varias figura 13 está bien equipado con
maneras. Una sería primariamente dibujos y conceptos del tipo de los de
como algo redondo, que tiene un par la figura 14, y tiene práctica en usarlos
de proyecciones alargadas en forma de (de hecho, la mayor parte de la gente
L a ambos costados. Otra sería para quien se hiz° la figura 13 estaba
primariamente como una forma circular orgullosa de estar así equipada). Ese
sobrepuesta a una forma rectangular hombre se inclinaría a la segunda de
rota. Hay muchas otras maneras de las maneras de percibir la confi-
percibirla. Hacia cuál nos inclinemos guración. Estará menos inclinado a
dependerá de muchas cosas — verla como una cosa redonda
particularmente del contexto de esa
configuración, que aquí se suprime por
el momento— pero sobre todo de la
capacidad interpretativa que uno
posea, de las categorías, de los dibujos
írncmoeltcuraflcenácfl.GiLiiicadt
lojando fine lamnduicctii’qmdccp/
raímate» l'rtwopúaj.ttfirtcjrccu
cab vnopú croad
almbimitrimaeyti/ lio i
crrrcniitar» (ius vmiqjcop red
pleno.G0npfiff esc qlósttudmci
latí indiné nii bjanAmni quidé
fútlincc. GSnpfifieo plana cab vna
linca ada/ liátrtélio
icmomtate»(uaorcap¡éo
Oanguluopéannac onani lineara
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C£incaq5llncel?c45oeral(Li[^atCpe¡i^Urt£eocaf.G2ln
I !««•**• tV
49
) BIBLOSARTE
)
)
mundo tridimensional y recibiera crédito por hacerlo así. Mirar tales representaciones )
era una institución italiana del siglo XV y en ella se combinaban ciertas expectativas;
i) )
éstas variaban de acuerdo a la ubicación del cuadro —una iglesia o un salone— pero
)
)
I
)
) discriminar que posea el espectador. Disfrutamos de nuestro ejercicio de
la habilidad, y particularmente del ejercicio lúdico de habilidades que
)
utilizamos muy seriamente en la vida normal. Si un cuadro nos da la
) oportunidad para ejercer una habilidad apreciada y retribuye nuestro
) virtuosismo con un sentido de comprensión valiosa sobre la organización
de tal cuadro, tendemos a disfrutarlo: es de nuestro gusto. El negativo de
) esto es el hombre que carece del tipo de habilidades en cuyos términos
) ha sido ordenado el cuadro: un calígrafo alemán confrontado con un
Piero della Francesca, quizás.
)
)
______ En tercer lugar, uno lleva ante un cuadro una masa
de información y de presunciones surgidas de la experiencia general.
) Nuestra cultura es lo bastante cercana al Quattrocento como para dar
) muchas cosas por descontadas y no tener la fuerte sensación de
comprender mal los cuadros: estamos más cerca de la mentalidad del
) Quattrocento que de la de Bizancio, por ejemplo. Esto puede hacer difícil
) advertir cuánto de nuestra comprensión depende de lo que aportamos al 17. Domenico Veneziano, La Anunciación (alrededor de 1445), Fitzwilllam Museum,
cuadro. Para tomar dos clases contrastantes de tal conocimiento, si uno Cambridge. Tabla.
) pudiera quitar de la percepción propia de la Anunciación de Piero della En cuanto al conocimiento del asunto, si uno no supiera sobre
Francesca, a) la presunción de que los edificios son probablemente la Anunciación sería difícil saber qué ocurre en el cuadro de Piero: como
)
rectangulares y regulares, y b) el conocimiento de la historia de la puntualizara un crítico, si todo el conocimiento cristiano se perdiera, una
) persona bien podría suponer que ambas figuras, el Arcángel Gabriel y
Anunciación, se tendría dificultad en comprenderlo. Para lo primero, a
) pesar de la rigurosa construcción en perspectiva de Piero —por sí misma María, están dirigiendo una suerte de devota atención a la columna. Esto no
una forma de representación con la que tendría problemas un chino del significa que Piero narre mal su asunto; significa que podía confiar en que el
) espectador reconociera el tema de la Anunciación con bastante rapidez
siglo XV— la lógica del cuadro depende poderosamente de nuestra supo-
) sición de que la viga se proyecta en ángulo recto desde la pared del como para que él pudiera acentuarlo, variarlo y ajustarlo en formas bastante
fondo: suprímase esa suposición y uno queda en la incertidumbre sobre avanzadas. En este caso, la postura frontal de María hacia nosotros sirve a
) varios propósitos: primero, es un recurso que utiliza Piero para inducir la
todo, el diseño espacial de la escena. Quizá la columna es menos
) profunda de lo que uno creía, su parte superior torciéndose hacia atrás y participación del espectador; segundo, corrige en esta ocasión el hecho de
su esquina proyectándose hacia la izquierda en un ángulo agudo, con lo que su posición en la capilla de Arezzo lleva al espectador a ver el fresco
) más bien desde la derecha; tercero, ayuda a registrar un momento
que las baldosas del pavimento serían rombos y no figuras oblongas... y
) etcétera. Un caso más claro: suprímase la presunción de regularidad y particular en la historia de María, un momento de reserva hacia el Angel,
rectangularidad en la arquitectura de las columnas en la Anunciación de antes de su entrega final a su destino. Porque la gente del siglo XV
)
Domenico Veneziano (fig. 17), rechácese la ¡dea de que las paredes del diferenciaba más precisamente que nosotros entre las etapas sucesivas de
) patio se unen en ángulos rectos o que las filas de las columnas de la Anunciación, y la suerte de matiz que ahora perdemos en las
adelante están espaciadas a los mismos intervalos que la fila que se ve representaciones del Quattrocento sobre la Anunciación es una de las
)
de frente, y el espacio del cuadro se condensa abruptamente a una cosas que nos ocuparán más tarde.
)
pequeña zona estrecha. 55
)
54
)
)
.)
)
)
)
)
BIBLOSART
E
)
) 3. El estilo cognoscitivo pinturas; puede hablar de «valores táctiles» o de «imágenes
) diversificadas». En el siglo XV existía gente semejante, pero poseía
) Como se ha dicho, la gente del Renacimiento se colocaba relativamente pocos conceptos especiales, aunque sólo fuera porque
) con entusiasmo delante de un cuadro, espoleada por la suposición de que entonces había tan escasa literatura sobre arte. La mayoría de la gente que
la gente culta debía ser capaz de formular apreciaciones sobre el interés el pintor frecuentaba tenía una media docena de categorías para aplicar a la
'I
de los cuadros. Estas tomaban a menudo la forma de una preocupación calidad de los cuadros —«escorzo», «ultramarino de dos florines la onza»,
acerca de la habilidad del pintor, y hemos visto también que esa «ropaje» y algunos otros que encontraremos— y más allá de esto quedaba
) preocupación era algo firmemente vinculada a ciertas convenciones y librada a sus recursos generales.
presunciones económicas e intelectuales. Pero la única forma práctica de
)
hacer apreciaciones públicamente es la verbal; el espectador del Como ocurre ahora con la mayoría de nosotros, la
) Renacimiento era un hombre presionado a contar con palabras que fueran preparación real de tales personas para una valoración visual
) adecuadas al interés del objeto. La ocasión podría ser aquella en la que la conscientemente precisa y compleja de los objetos, «tanto los naturales
enunciación real de las palabras fuera apropiada, u otra en la que la como los producidos por el arte del hombre»,
) posesión interna de categorías adecuadas le aseguraran su propia
) competencia frente al cuadro. En todo caso, en un nivel bastante alto de 56
su conciencia, el hombre del Renacimiento acordaba sus conceptos al
) estilo pictórico.
)
) no surgía de la pintura sino de cosas más inmediatas a su bienestar y a su
Esta es una de las cosas que convierten al tipo de
supervivencia social:
) presiones culturales sobre la percepción en algo tan importante para la
percepción renacentista de los cuadros. En nuestra propia cultura existe
)
un tipo de persona superculta que, aunque no sea pintor, ha aprendido un La belleza del caballo será reconocida sobre todo en que tenga
) vasto registro de categorías especializadas para el interés pictórico, un un cuerpo tan ancho y largo como para que sus patas se correspondan en
forma regular con su amplitud y longitud (figs. 18 y 19). La cabeza del caballo
conjunto de palabras y de conceptos específicos para la calidad de las
')
)
)
)
)
)
)
)
)
)
)
)
)
)
)
58
BIBLOSART
E 18. Pisanello, Estudios de un caballo (Cod. Vallardi 2468), Louvre, París. Pluma y tiza.
debe ser proporcionalmente esbelta, fina y larga. La boca ancha y delineada
con precisión; las fosas nasales amplias y distendidas. Los ojos no deben ser
vacíos ni estar profundamente hundidos; las orejas deben ser pequeñas y
llevadas como lanzas; el cuello largo y más bien fino cerca de la cabeza, la
quijada esbelta y fina, la crin escasa y recta. El pecho debe ser amplio y más
bien redondo,
58
BIBLOSART
E
54 los muslos no delgados sino rectos y parejos, las ancas frente a un cuadro.
cortas y chatas, los ijares redondos y gruesos, las costillas y partes similares
también gruesas, las caderas largas y parejas, la grupa larga y ancha... El
caballo debe ser más alto adelante que atrás, en la misma forma que un ciervo, Esto presenta un problema. Nos hemos estado acercando a
y debe llevar alta su cabeza, y el grueso de su cuello debe ser proporcional a una noción del estilo cognoscitivo del Quattrocento; lo que supone la
su pecho. Quien desee ser juez sobre la belleza de un caballo debe considerar preparación de que el núblico de un pintor del siglo XV podía echar mano
todas las partes de un caballo, arriba mencionadas, como partes relacionadas
en proporción a la altura y ancho de ese caballo... ante estímulos visuales complejos, como lo eran los cuadros. Pero no
estamos hablando de toda la gente del siglo XV sino de aquella cuya
Pero debe hacerse una distinción entre la generalidad de la reacción ante las obras de arte era importante para el artista: la clientela, se
competencia visual y la clase especial de competencia que es podría decir. De hecho esto significa una proporción pequeña de la
especialmente relevante para la percepción de obras de arte. Las áreas de población: hombres del comercio y profesionales, actuando como
competencia de las que somos más conscientes no son las que hemos integrantes de confraternidades o como individuos, los príncipes y sus
absorbido como todo el mundo en la infancia, sino las que hemos aprendido cortesanos, los miembros rectores en las casas religiosas. Los campesinos
formalmente, con un esfuerzo consciente: aquellas que nos y los aldeanos pobres juegan un papel muy pequeño en la cultura del
19. Según Leonardo da Vinci, Dimensiones de un caballo, Biblioteca Pierpont Morgan, MS, M.A. 1139, fol. 82 r.. Nueva York. Pluma y tiza.
han sido enseñadas. Y en esto, a su vez, existe una correlación con las
áreas de competencia de las que se puede hablar. Las competencias Renacimiento que nos interesa ahora, cosa que puede ser deplorable pero
enseñadas tienen habitualmente sus reglas y categorías, una terminología y que es un hecho que debe ser aceptado. Y sin embargo, entre las clases de
ciertos estándars establecidos, que son los medios que permiten clientela había variaciones, no ya las inevitables entre un hombre y otro,
enseñarlas. Ambas cosas —la confianza en una competencia relativamente sino variaciones entre grupos. Así, por ejemplo, una determinada profesión
bien desarrollada y el acceso a recursos verbales asociados con ella— lleva a un hombre a discriminar con particular eficiencia en zonas
hacen que estas áreas de competencia sean particularmente susceptibles identif¡cables. La medicina del siglo XV preparaba a un médico para
de ser transmitidas a situaciones como la de un hombre que se encuentra observar las relaciones entre uno y otro miembro del cuerpo humano como
58
BIBLOSART
E
un medio de diagnóstico, y un doctor estaba también alerta y equipado para
advertir problemas de proporción en una pintura. Pero aunque está claro
que dentro del público de un pintor había muchos subgrupos de especiales
habilidades y hábitos visuales —los pintores mismos eran uno de esos
subgrupos— este libro habrá de ocuparse de estilos generalmente más
accesibles de valoración. Un hombre del Quattrocento manejaba sus
asuntos, iba a la Iglesia, tenía una vida social; en estas actividades adquiría
competencias relevantes para su observación de la pintura. Es cierto que
un hombre sería más fuerte
58
BIBLOSART
E
)
) ')
en los negocios, otro en religión, otro en urbanidad, pero todos tendrían algo de ciones más académicas de esta teoría fueran activas en la )
) todo ello, cualquiera que fuese la combinación individual en cada caso, y es el mente de mucha gente durante el siglo XV, aunque eran
máximo denominador común de competencia en su público lo que constituía el ensayadas a menudo por los teólogos, pero unos pocos de los
) )
objetivo hacia el que el pintor debía dirigirse. principios básicos fijaron para los cuadros ciertos estándars
) mucho más reales para la mentalidad pública que buena parte )
Resumiendo:parte del equipamiento mental con el que un hombre de la teoría artística a la que tanta importancia damos ahora.
) >
ordena su experiencia visual es variable, y, en su mayoría, culturalmente
relativo, en el sentido de que está determinado por la sociedad que ha influido ¿Cuál era la función religiosa de los cuadros )
)
en su experiencia. Entre estas variables hay categorías con las que clasifica sus religiosos? Eri la opinión de la Iglesia, el propósito de las
) imágenes era triple. El Catholicon de Juan de Génova, de fines * ))
estímulos visuales, el conocimiento que usa para complementar lo que le aporta
) la visión inmediata y la actitud que adopta hacia el tipo de objeto artificial visto. del siglo XIII, pero que era todavía un diccionario normal de la )
El espectador debe usar frente a la pintura la competencia visual que posee, una época que nos ocupa, lo resumía así:
) )
competencia que sólo en pequeña proporción es, salvo casos excepcionales,
Sépase que existieron tres razones para la < )
) específica para la pintura, y finalmente es probable que utilíce los tipos de institución de imágenes en las iglesias. Primero, para la
competencia que su sociedad tiene en gran estima. El pintor responde a eso; la instrucción de la gente simple, porque se Instruye con ellas )
)
capacidad visual de su público debe ser su medio. Cualesquiera que sean sus como si fueran libros. Segundo, para que el misterio de la
) propias habilidades profesionales especializadas, él mismo es un miembro de la encarnación y los ejemplos de los santos sean más activos en )
sociedad para la cual trabaja y con la que comparte su experiencia y hábitos nuestras memorias al ser presentados diariamente ante
) nuestros ojos. Tercero, para excitar sentimientos de devoción, ■))
visuales. que son despertados más efectivamente por cosas vistas que
) )
por cosas oídas.
Nos importa aquí el estilo cognoscitivo del Quattrocento en cuanto )
) En un sermón publicado en 1492, el dominico Fra
se refiere al estilo pictórico del Quattrocento. Este capítulo debe ahora
) ejemplificar los tipos de competencia visual con que estaba claramente equipada Michele da Carcano da una ampliación ortodoxamente cuatro- )
una persona del Quattrocento, y tratar de mostrar cómo eran relevantes para la centista de estas ideas: >
)
pintura.
) ...las imágenes de la Virgen y de los Santos )
fueron introducidas por tres razones. Primero, en virtud de la
) ignorancia de la gente simple, para que quienes no puedan leer las )
) Escrituras puedan sin embargo aprender, viendo en imágenes los
) sacramentos de nuestra salvación y nuestra fe. Está escrito: «He )
'í 4. La función de las imágenes sabido que, inflamados por un celo exagerado, habéis estado )
) La mayor parte de los cuadros del siglo XV son instancias de destruyendo las imágenes de los santos, creyendo que no deben ser )
) :
pintura religiosa. En un sentido, esto es evidente, pero «pintura religiosa» se adoradas. Y os elogio de todo corazón por no permitir que sean
) adoradas, pero os culpo por destrulr- las... Porque una cosa es adorar )
) refiere a algo más que a cierta categoría de temas: significa que los cuadros
) a una pintura, y otra muy distinta aprender en una narración pintada )
) existían para atender finalidades institucionales, para ayudar a actividades qué adorar. Lo que un libro es para ' quienes saben leer, lo es un
intelectuales y espirituales específicas. Significa asimismo que los cuadros )
) cuadro para la gente ignorante que lo mire. Porque en un cuadro
>.) caían bajo la jurisdicción de un corpus maduro de teoría eclesiástica sobre la hasta los ignorantes pueden ver qué ejemplo deben seguir; en un )
) • cuadro pueden leer quienes no sepan las letras.» San Gregorio el
imagen. No hay indicios de que las elabora-
V
1
Grande escribió estas palabras a Serenus, obispo de Marsella. )
) Segundo, las imágenes fueron introducidas a causa de nuestra
60 )
) ) indolencia emocional; para que los hombres que no son empujados a
la devoción cuando escuchan las historias de los Santos ' puedan al )
) ) menos emocionarse cuando los ven, como si estuvieran i presentes,
en los cuadros. Porque nuestros sentimientos son despertados por las '1 ) ) )
) ) cosas vistas más que por las cosas oídas. Tercero, fueron introducidas
a causa de nuestras frágiles memorias... Las Imágenes fueron
) r introducidas porque muchas personas no pueden retener en su
) memoria lo que oyen, pero recuerdan si ven imágenes.
)
)
) 61
)
) )* BIBLOSART
E
Si se convierten estas tres razones para las imágenes en instrucciones laica se consideraba capaz de desecharla como un abuso de las imágenes que no
para el espectador, lo que resulta es el uso de los cuadros como estímulos constituía una condenación a la institución misma de las imágenes; como lo
respectivamente lúcidos, "vividos y fácilmente accesibles para la meditación sobre la Bi- describiera el humanista Canciller de Florencia, Coluccio Salutati:
blia y las vidas de los Santos. Si se las convierte en una indicación para el pintor,
transmiten la expectativa de que el cuadro deba narrar su asunto en una forma clara para Creo que los sentimientos [de un antiguo romano] sobre sus
los simples, en una forma vistosa y memorable para los olvidadizos y haciendo pleno uso imágenes religiosas no eran diferentes a lo que nosotros, en la plena rectitud de
de todos los recursos emocionales del sentido de la vista, el más poderoso y también el nuestra fe, sentimos ahora sobre los memoriales pintados o esculpidos de nuestros
más preciso de los sentidos. Santos y Mártires. Porque los percibimos no como Santos y como Dioses, sino
como imágenes de Dios y de los Santos. Puede ser en verdad que el ignorante
Desde luego, el asunto no podía ser siempre tan simple y tan racional como piense más y de otra manera sobre ellos que lo que debiera. Pero uno entra en la
comprensión y conocimiento de las cosas espirituales a través de las cosas
eso; existían abusos, tanto en la reacción de la gente ante los cuadros como en la forma sensibles, y por tanto, si los paganos hicieron Imágenes de la Fortuna con un
en que los cuadros mismos eran hechos. La idolatría era una preocupación constante de cuerno y un timón —como distribuyendo riqueza y controlando los asuntos
la teología; se comprende perfectamente que las personas simples pudieran fácilmente humanos—, no se desviaron mucho de la verdad. Así también, cuando nuestros
confundir la imagen de la divinidad o de la santidad con la divinidad y la santidad mismas, propios artistas representan a la Fortuna como una reina que da vuelta con sus
y entonces adorarlas. Se daban fenómenos ampliamente documentados, que parecían manos a una rueda giratoria, en tanto que asimilemos esa imagen como hecha por
la mano del hombre, no como algo divino sino como un símil de la divina
implicar reacciones irracionales ante las imágenes. Un relato de La vida de San Antonio de providencia, de la dirección y del orden, y representando en verdad, no su carácter
Padua, de Sicco Polentone, impreso en 1476: esencial, sino el devaneo y el vuelco de las mundanas, ¿quién puede
razonablemente quejarse?
)
)
)
)
BIBLSARTE
de lo particular, que Bellini sabía que sería aportado por la otra parte. Nos
engañaríamos si creyéramos que podemos tener la experiencia de la
Transfiguración que realizó Bellini, o que ella expresa de alguna forma simple
un espíritu o un estado mental. Los mejores cuadros expresan a menudo su
cultura no directa sino complementariamente, porque están pensados preci-
samente como complementos para servir las necesidades públicas: el
público no precisa lo que ya tiene.
BIBLOSART
E
)
) decorosos. En el curso del año litúrgico, de festividad en festividad, un Para examinar un poco más de cerca un sermón, la
predicador como Fra Roberto recorría la mayoría de los temas que trataban predicación de Fra Roberto sobre la Anunciación distingue tres misterios
) los pintores, explicando el significado de los acontecimientos y guiando a principales: 1) la Misión Angélica, 2) el Saludo Angélico, y 3) el Coloquio
) sus oyentes en las sensaciones de piedad que correspondían a cada uno. Angélico. Cada uno de éstos es discutido bajo cinco encabezamientos. Para
La Natividad (lámina en color IV) agrupa los misterios de: 1) humildad, 2) po- la Misión Angélica, Fra Roberto expone: a) la Procedencia: el Angel como
) breza, 3) alegría, cada uno de ellos subdividido y referido a los detalles intermediario adecuado entre Dios y el mortal; b) la Dignidad: Gabriel
) materiales del suceso. La Visitación (fig. 38) incorpora: 1) benignidad, 2) pertenece a la más alta orden de ángeles (aquí se nota «la licencia al pintor
maternidad, 3) elogio; la benignidad se declara en: a) invención, el acto de para dar alas a los ángeles a fin de significar sus rápidos progresos«); c) la
)
María al buscar a la distante Isabel, b) saludo, c) conversación, etcétera. Claridad: el Angel se hace manifiesto ante la visión corpórea de María; d) el
) Estos sermones constituían una categorización intensamente emocional de Tiempo: el viernes 25 de marzo, quizás al amanecer o quizás al mediodía
los relatos, estrechamente vinculada a la corporización física y por tanto (hay fundamentos para ambos), pero ciertamente en la temporada en que la
)
visual de los misterios. El predicador y el pintor eran el repe- titeur, el uno tierra se cubre de hierbas y flores después del invierno; e) el Sitio: Nazareth,
) para el otro. que significa «Flor», señalando la relación simbólica de las flores y María.
) Para el Saludo Angélico, Fra Roberto es mucho más breve: el Saludo
implica: a) honor, el Angel arrodillándose ante María, b) exención de los
) dolores del parto c) el don de la gracia, d) la unión con Dios, y e) la beatitud
) única de María, a la vez Virgen y Madre.
BIBLOSART
E
asombro, ya que estaba habituada a ver ángeles y se maravillaba no tanto por
el hecho de la aparición del Angel como por el saludo amplio y majestuoso, en
el que el Angel le comunicó cosas tan grandes y maravillosas, y ante las cuales
ella en su humildad quedó atónita y asombrada (fig. 24a).
24a. La Anunciación en Florencia, 1440-1460. Inquietud, Filippo Lippi. San Lorenzo, Florencia. Tabla.
7
)
2 73
)
BIBLOSARTE )
rSSs
es sólo honorable, siendo no una virtud sino la recompensa de la virtud; y S|a que al formular la
virtud" es más deseable que su ^compensa ya que lamtud^ Anunciación, parecía que
de la virginidad inquirió cómo estuviera expu san o
una virgen podría concebir... (fig. 24c]. 3 ml
J i -nln XIV Dara reqlstrar
La cuarta condición loable es llamada Humillado. ¿0ue lenaua Cogitatlo e Interrogado que
podría jamás describir, en verdad, qué mente podría contemplar
^movimiento y estilo con que ella apoyó en el suelo sus sagradas rodillas 9
Bajando su cabeza, habló: He aquí la doncella del Seno .
No dijo Dama, no dijo Rema. Oh, profunda humildad, oh ext!aor^ana
mansedumbre! «He aquí, dijo, la esclava y sirviente de mi Señor.» v
entonces elevando sus ojos al cielo, y elevando sus manos con sus SS
entama de cruz. ¿minó como Dios, los Angeles y os Santos Padres
desearon: Que asi sea de acuerdo a tu palabra (fig. 24d).
La quinta condición loable es llamada Merltatlo... Cuando ella
hubo dicho tales palabras, el Angel se apartó de ella. Y ' a geniosa Virgen
tuvo ya a Cristo, a Dios encarnado, en su vientre, de acuerdo con 9 aquella
maravillosa condición de la que hable ea ^ °e
sermón Así podemos justamente suponer que en el momento en que la
Virgen Mafia concibió a Cristo, su alma se elevo a ta> majestuosa
y sublime contemplación de la acción y de Ia adui2¿rl¿¿ más ahá de divinas
que, en presencia de la visión beatifica, ella Paso ™af a'a de la experiencia de
toda otra criatura. Y la sensación corporal del Niño presente en su vientre la
elevó de nuevo con indescriptible dulzura. Probablemente, en su profunda
humildad, levanto sus ojos alcielo y los baió después con muchas lágrimas
hacia su vientre, diciendo algo sfmilar aP«¿Quién soy yo, que he concebido
a Dios encarnado....», etc.
76 BIBLOSART 77
E
) de su habitación, con movimientos que mostraban la clase de ataque que La Virgen era sale a su madre, y viceversa;
) uno haría contra un odiado enemigo; y a María, como desesperada, que Cristo era moreno, por tanto...
parecía tratar de arrojarse por la ventana. No caigáis en errores como éstos. menos consistente, a pesar de
) los presuntos retratos por San
) Lucas, y existía una tradición Hay que
El desarrollo pictórico del siglo XV ocurría dentro de establecida de discusión sobre
) reconocer que este tipo de
los tipos de experiencia emocional del siglo XV. su apariencia. Estaba, por descripción, al menos, deja
) ejemplo, el problema de su libertad para la imaginación. En
) cabello: oscuro o claro. El cuanto a los Santos, aunque
dominico Gabriel Barletta aporta muchos llevaban alguna marca
) 6. El cuerpo y su lenguaje ancha, suave y serena, y su la opinión tradicional en un
rostro no tiene arrugas o física como emblema de
) ___■ unidad marca alguna. Está tocado sermón sobre la belleza de la identificación —la calvicie de
) efectiva de los relatos era la por un ligero tinte rojizo, un Virgen, un tema bastante San Pablo— quedaban
) figura humana. El carácter color suave. Su nariz y su común de los sermones, habitualmente librados al gusto
boca son impecables. Su aunque con un enfoque
) individual de la figura barba es espesa y similar a la individual y a las propias
dependía menos de su bastante simbólico: tradiciones del pintor.
primera barba de un joven, del
) fisonomía —un asunto privado mismo color que su cabello;
) que se dejaba resolver al no es particularmente larga y
está partida al medio. Su Preguntáis: ¿Era Sin embargo,
espectador, como hemos visto aspecto es simple y maduro. la Virgen oscura o clara?
) como puntualizará el humanista
— que de la forma en que se Sus ojos son brillantes, Alberto el Magno dice que no
) era simplemente morena, ni Bartolomeo Fazio, «pintar a un
movía. móviles, claros, espléndidos.
) Pero había excepciones Es terrible cuando amonesta, simplemente pelirroja, ni hombre orgulloso es una cosa,
tranquilo y amable cuando simplemente rubia. Porque pintar a un hombre malo,
> para esto, y particularmente cualquiera de estos colores
aconseja. ambicioso o pródigo es otra».
la figura de Cristo. Es rápido en sus movimientos aporta por sí mismo cierta
) pero conserva siempre su imperfección a una persona. Muchas figuras expresan un
La figura de dignidad. Ese es el motivo de que uno carácter, independientemente
)
Cristo quedaba menos librada Nadie le ha visto nunca reírse, diga «Dios me libre de un de la relación en que se
) que otras a la imaginación pero se le ha visto llorar. Es lombardo pelirrojo», o «Dios me encuentren con otras figuras.
ancho de pecho y erecto; sus libre de un germano moreno», o
) personal, porque el siglo XV de «un español rubio», o «de un Probablemente perdamos muy
manos y brazos son
tenía la fortuna de creer que hermosos. Al hablar es serio, belga de cualquier color». María poco al no leer los rostros a la
) poseía una relación ocular reservado y modesto. Es el era una aleación de colores, manera del siglo XV: sus
sobre su aparición. Figuraba más hermoso de los hijos del que participaba de todos ellos, complejas fisonomías médicas
) porque un rostro que participa
en un informe falsificado de hombre. eran demasiado académicas
) de todos ellos es un rostro
un ficticio Lentulus, Gober- hermoso. Es por esta razón que para que sirvieran como recurso
) nador de Judea, ante el No hay muchos las autoridades médicas útil al pintor, y los lugares
cuadros que contradigan esa declaran que un color comunes de la fisonomía
Senado Romano: descripción.
) compuesto de rojo y rubio se popular no cambian tanto:
mejora cuando se le agrega un
) Un hombre de 78 tercer color: negro. Y a pesar de
) altura común o moderada, y esto, dice Alberto, debemos
muy distinguido. Tiene una admitirlo: estaba más cerca del
) presencia impresionante, y lado oscuro. Hay tres razones
quienes le miran lo aman o le para creerlo así: primero por
) temen. Su cabello es del color una razón de color, porque los
de la avellana madura. Cae judíos tienden a ser morenos y
) recto, casi hasta el nivel de ella era judía; segundo por
) sus orejas; y desde allí hacia razón de testimonio, ya que San
abajo se curva espesamente y Lucas hizo los tres retratos de
1 79
es más abundante, y cuelga ella que están ahora en Roma,
sobre sus hombros. Al frente Loreto y Bolonia, y éstos i
el cabello está partido en dos, señalan un color marrón;
con la raya al medio, en el
estilo nazareno. Su frente es
tercero, por una razón de
afinidad. Un hijo comúnmente
______O______
76 BIBLOSART 77
E
...los ojos son las ventanas del alma: casi todos saben qué Si un pintor aprovecha ese tipo de observación, lo notamos
Indica su color, o su inquietud, o su agudeza. Algo que vale la pena
mencionar, sin embargo, es que las personas de ojos largos son maliciosas ■
e inmorales. Y si el blanco del ojo está muy extendido, y se le ve todo en ■r
derredor, eso muestra desvergüenza; si está oculto, y no se le ve, supone r
que no se puede confiar en esa persona.
26. Andrea Mantegna, detalle de un arquero, de San Sebastián (alrededor de 1475). Louvre, París. Lienzo.
sin necesidad de recurrir a Leonardo [fig. 26).
irrazonables. Los hombres que tengan líneas muy marcadas entre sus Podemos perder mucho más en cambio, si no compartimos
cejas son también irascibles. Los que tienen líneas horizontales muy con el público del siglo XV el sentido de estrecha relación entre el
marcadas en sus frentes están llenos de penas, sean secretas o admitidas. movimiento del cuerpo y el movimiento del alma y de la mente. Un cuadro
80 81
BIBLOSART
E
como la Escena de la Odisea de Pinturicchio (fig. 27) parece estar usando un
lenguaje que
83
)
comprendemos sólo a medias. Ese joven urgente y bien vestido, en
) primer plano, ¿está protestando o narrando, con su mano abierta y su
dedo enfático? ¿El hombre del turbante con la palma levantada está
)
registrando sorpresa, desaliento o quizá simpatía? Esa semifigura de la
) extrema derecha, con la mano en el corazón y la mirada hacia arriba,
) ¿está indicando una emoción agradable o desagradable? ¿Qué siente la
misma Penélope? Colectivamente, estas preguntas se convierten en una
) pregunta general: ¿Cuál es el tema del cuadro? ¿Representa a
) Telémaco informando a Penélope sobre su búsqueda de Odiseo, o
muestra a los Pretendientes sorprendiendo a Penélope en su ardid de
) deshacer la trama que dice estar tejiendo? No sabemos bastante del
) lenguaje narrativo usado en esa pintura como para estar seguros de ello.
)
Los movimientos del alma son reconocidos por medio de
) movimientos del cuerpo... Hay movimientos del alma, llamados
) afecciones: dolor, alegría, temor, deseo y otros. Hay movimientos del
cuerpo: crecer, encogerse, quejarse, mejorarse, moverse de un lugar a
) otro. Los pintores, queriendo mostrar movimientos de la mente con los
) movimientos de las partes del cuerpo, usamos sólo los movimientos de
un sitio a otro.
)
) Es igualmente una preocupación del tratado de Guglielmo
Ebreo sobre la danza:
)
) La virtud.de la danza es una acción demostrativa de
) movimiento espiritual, conformándose a las consonancias medidas * y
perfectas de una awnonía que desciende placenteramente a través de
) nuestro sentido del oído hasta las partes intelectuales de nuestros
sentidos cordiales; allí genera ciertos dulces movimientos que, como si
) fueran retenidos contra su propia naturaleza, se esfuerzan por escapar y
manifestarse en el movimiento activo.
)
) En los juicios del siglo XV sobre las personas se presta
) mucha atención a su gravedad o a su liviandad, a su agresividad o a su
amabilidad. Leonardo pone gran énfasis y ocupa muchas páginas en su
) importancia para la apreciación de la pintura: «las cosas más importantes
) al discutir sobre pintura
) i
82
)
)
)
)
)
son los movimientos correspondientes a la condición mental de cada ser
viviente». Pero aunque insiste una y otra vez en la necesidad de
distinguir entre un movimiento y otro, encuentra naturalmente difícil
describir con palabras el movimiento específico al que alude: en cierta
ocasión se propuso describir los movimientos de «enojo, dolor, miedo
repentino, llanto, ímpetu, deseo, orden, indiferencia, solicitud, etcétera»,
pero nunca llevó a cabo este propósito.
E )
)
Así
se nos alienta,
por ejemplo, a
entender la
Expulsión del
Paraíso de
Masaccio (fig. 29)
en una forma más
precisa, como si
combinara en las
figuras pareadas
dos inflexiones de
la emoción: es
Adán (lumina
tegens digitis) quien
expresa
vergüenza, Eva
(palma premens
Una fuente más útil y de mucha mayor autoridad es la de pectus) sólo dolor.
los predicadores, intérpretes visuales competentes, con Toda lectura de
esta clase
depende de su
contexto; incluso
en las listas
benedictinas una
mano en el
corazón, una
sonrisa, ojos
elevados al cielo,
expresan alegría
y no dolor. Y es
posible que la
misma gente del
Quattrocento
pudiera equivocar
el sentido de un
gesto o un
movimiento. San
Bernardino de
Siena se quejaba
en uno de sus
30. Vittore Carpacclo, Cristo muerto con San Gerónimo y Job (alrededor
sermones de
111. Masaccio, San Pedro distribuyendo limosna, Santa Marla del que los pintores
del 1490), Metropolitan Museum of Art, Nueva York. Tabla.
Carmine, Florencia. Fresco. y
mostraran a San
BIBLOSART
E
José, en la Natividad, con el mentón apoyado en su mano (lámina en color IV),
indicando melancolía; pero José era un anciano jovial, dice, y así debió ser
mostrado. Aunque el gesto indica a menudo melancolía, como ante un lecho
mortuorio, también se usa para la meditación, como lo sugiere el contexto de la
Natividad. Desde luego, a veces significa ambas cosas.
BIBLOSART
E
una escala codificada de gesticulación que no es privativa de Italia. Un )
predicador italiano podía recorrer el Norte de Europa, predicando con )
éxito en sitios como Bretaña, y consiguiendo su efecto, sobre todo, a
través del gesto y de la calidad de su actuación. Muchos italianos seguían )
a los sermones en latín de la misma manera. Había cierta autoridad )
bíblica para este arte del gesto: «Uno debe suponer que Cristo utilizó el
gesto cuando dijo: «Destruid este templo» (Juan, II, 19). poniendo su )
mano sobre el pecho y mirando hacia el templo». Al predicador se le )
enseñaba a enfatizar sus texos de la misma manera:
)
)
A veces el predicador debe tratar de hablar con horror
y excitación, como en A menos que volváis, y os convirtáis en pequeñas )
criaturas, no podréis entrar en el Reino de los cielos (Mateo, 18, 3).
)
A veces con ironía y desprecio, como en ¿Conserváis aún
vuestra Integridad? (Job, 2, 9). )
)
)
IV. Fllippo Lippi, La Sagrada Familia con los sanies María Magdalena,
Gerónimo e Hilarión (alrededor de 1455), Ufflzi, Florencia. Tabla.
)
Fra Mariano da Genazzano —un predicador cuya manera de levanta tus manos.3.
1
actuar era particularmente admirada por el humanista Poliziano— juntaba
) sus lágrimas en el cuenco de sus manos y las arrojaba a la congregación. Desarrollar una lista como ésta en la memoria, revisándola y
) Tales excesos eran lo bastante inusuales como para causar el comentario ampliándola con la experiencia propia sobre cuadros es condición necesaria
que nos hace conocerlos, pero una combinación de énfasis histriónico, más para apreciar adecuadamente la pintura del Renacimiento. Manejando la
) moderada y tradicional, era evidentemente normal. Existe una lista sucinta misma temática que los predicadores, en el mismo sitio que los
) en inglés, que enumera lo que, en términos más bien conservadores, debía predicadores, los pintores dejaban que las expresiones físicas estilizadas de
ser un mínimo, en la tercera edición de Mirror of the World, publicada hacia esos predicadores ingresaran a sus cuadros. El proceso puede ser exa-
)
1520: minado en la Coronación de la Virgen de Fra Angélico (fig. 31).
■ Fra Angélico utiliza el quinto gesto de la lista para que seis predicadores —o
) 1. ...cuando hables de algo solemne, yérguete con todo tu por lo menos seis distinguidos miembros de la Orden de Predicadores— den
cuerpo y señálalo con tu índice. una pista masiva a nuestra reacción: cuando hables de cosas sagradas o de
) devoción, levanta tus manos. Los gestos eran útiles para diversificar a un
2. Y cuando hables de algo cruel, cierra tu puño y sacude tu
) brazo. grupo de Santos, como en el fresco de Perugino, en la Capilla Sixtina, de la
entrega a San Pedro (fig. 32). A menudo eran útiles para Inyectar un sentido
) 3. Y cuando hables de cosas celestiales o divinas mira hacia
arriba y apunta al cielo con tu dedo. narrativo más rico en un grupo (fig. 12).
) 4. Y cuando hables de gentileza, suavidad o humildad, pon Hasta aquí hemos hablado del gesto piadoso. El gesto secular
) tus manos sobre el pecho. no estaba desconectado de él, pero tenía un ámbito
) 5. Y cuando hables de cosas sagradas o de la devoción,
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) 90
BIBLOSART 91
E
31. Fra Angélico, La coronación de la Virgen (1440-1445, aproximadamente), Museo di San Marco, Florencia. Fresco.
propio, difícil de especificar: a diferencia del piadoso, nadie lo
enseñaba en libros; era más personal y cambiaba con la moda. Un
ejemplo adecuado, y útil para examinar algunos buenos cuadros, es un
gesto utilizado en la segunda mitad del siglo para indicar invitación o
bienvenida. Puede ser estudiado en un grabado en madera de 1493
(fig. 33), ilustrando una edición florentina del Líber scaccorum de
Jacobus de Cessolis, una alegoría medieval del orden social como
tablero de ajedrez; el peón del alfil de dama es en la alegoría un
posadero, y uno de los tres atributos para reconocerle es su gesto de
invitación: «tiene su mano derecha extendida, a la manera de la
persona que Invita».
-/
En otras palabras, cada vez más personas vivían en un medio urbano. Las actividades
crecientemente especializadas y diversificadas de Tos poblados y las ciudades no podían
depender del ciclo natural de día y noche, de orto y ocaso. En cambio, habían de ser más
exactamente coordinadas por el tiempo del reloj. Así, el paso intensificado de la urbanización
expuso a un número creciente de personal al tiempo mecánico.
La mecanización y el tiempo
Desde luego, la urbanización había estado avanzando desde mucho antes del periodo de la
sociedad burguesa, y fue acumulativo el depender de los relojes. Pero la mecanización del
trabajo en la fábrica introdujo una. experiencia del tiempo que fue exclusiva de este periodo.
Dentro de la fábrica, el trabajo se rutinizó, se estandarizó y fue dividido en una serie de
movimientos simplificados en el tiempo. Mano de obra y tecnología se volvieron mutuamente
convertibles, dependiendo de cuál era más fácil de conseguir y costaba menos. La meca-
nización integró la mano de obra en un proceso cada vez más eficiente de producción
industrial. Antes, el ritmo del trabajo había dependido del ritmo orgánico del ser humano.
Ahora, en cambio, en la fábrica el ritmo fisiológico del obrero fue sacrificado en aras del ritmo
artificial de la máquina. El obrero, recién desarraigado de un trabajo manual o agrícola, no
estaba acostumbrado al nuevo ritmo mecánico. Había que acostumbrarlo a servir al nuevo
ritmo. Por consiguiente, el tiempo se volvió más externo y represivo para el traba jador, y la
disciplina laboral surgió como problema nuevo. Este proceso empezó antes en Inglaterra, pero
al difundirse la industrialización, ya fuese a Francia o después a otros lugares, prevaleció el
ritmo mecánico.45
La racionalización y el tiempo
A mediados del siglo xix, surgió una nueva profesión de administradores o ingenieros
industriales para satisfacer la demanda de mecanización en el trabajo. La tarea
de estos nuevos expertos consistió en sistematizar la producción y lograr el uso más eficiente
de la mano de obra y la tecnología. Aún más que la visión de la burguesía, la visión misma de
estos prototecnócratas se r identificó con el principio de eficiencia.
Por ejemplo, tomemos el enfoque de tiempo y movimiento a la administración científica, de
Frederick W. Taylor, que fue la culminación de las obras anteriores j de Charles Babbage, Andrew
Ure, J, Slater Lewis, y i Charles Dupin. El sistema de Taylor, también conocido i como
taylorismo, disecaba el proceso laboral en sus más simples movimientos mecánicos. Pasaba por
alto completamente el aspecto humano y subjetivo del trabajo: cuanto más eficiente, mejor. La
administración científica aumentó el cisma entre el ritmo mecánico del trabajo industrial y el
ritmo fisiológico del ser humano. Para triunfar, la industria había de reprimir la subjetividad
humana. Taylor, que a su vez mostraba síntomas de tensión reprimida, se dedicó tanto al culto de
la eficiencia que no pudo comprender por qué los obreros se oponían a su administración
46E. Ashby, "Education for an Age of Technology", y C. Wilson, "Technology and Industrial Organization”,
en C. Singer, et. al., A History of Technology, vol. 5 (Oxford, 1958); J. B. Rae, "The Invention of Technology”,
en M. Kranzberg y C. W. Purcell, Jr., comps., Technology in Western Civilization, vol. 1 (Nueva York, 1967); S.
Pollard, The Genesis of Modern Management (Cambridge, Mass., 1965); L, Urwick y E. Brech, The Making of
Scientific Management,
122 I.A TEMPORALIDAD
El transporte y el tiempo
La comunicación y el tiempo
La visualización y el tiempo
Í
el movimiento. Semejante interpretación perceptual ha-
bría sido incomprensible para gente de otras culturas.
Habrían tenido que adquirir el hincapié perceptual del
burgués en la información visual en el tiempo mecánico
discontinuo, antes de poder traducir fotos estáticas en
movimiento.
Urbanización, mecanización, racionalización, transporte,
comunicación y visualización: tales fueron avances
concurrentes e interdependientes en la sociedad burguesa.
Reforzándose mutuamente, hicieron que la experiencia
burguesa del presente fuese mucho más mecánica,
discontinua y externa que antes. Y como compensación a
este presente lineal y segmentado, surgieron en la sociedad
burguesa nuevas y diferentes experiencias del pasado y del
LA TEMPORALIDAD 125
futuro.
8
F. Gilbert, "Revolution”, Dictionary of the History of Ideas,
comp. P. P. Wiener (Nueva York, 1973); Williams, Keywords.
~ K. Mannheim, "Conservative Thought”, en Essays on So-
cambio— de una tradición premoderna, creían que sus
valores eran absolutos, que trascendían el tiempo. Los habitantes
de la sociedad burguesa, habiendo experimentado la
discontinuidad entre el presente y el pasado, enfocaron la
tradición desde fuera como un ''otro" romántico. Antes, la
tradición contenía el tiempo; ahora, habiendo roto la tradición
con lo mecánico, el presente lineal se volvió simple
"tradicionalismo", una idealización de la tradición pasada, como
un otro romantizado. f* "Tradicionalrnente" fue una palabra
nueva en la sociedad burguesa. También lo fueron otros
"ismos”, como
Í
'anticuarismo”, "clasicismo”, "rnedievalismo”, "orientalismo”
y "primitivismo”.10 La gente creía, ahora, que cada periodo del
pasado poseía su propio y distinto conjunto de valores y
estilos. La experiencia de la .lis. continuidad en el tiempo les
hizo comprender que los valores estaban atados a la época.
La temporalización de la nostalgia
i
En la segunda mitad del siglo xix, la tecnología y Ja
producción industrial habían alterado el paisaje urbano y las
expectativas de quienes vivían dentro de él. 57 Para entonces, la
escena urbana, fuera de los barrios bajos, empezó a mejorar.
Se dispuso de un abasto de agua potable y de cañerías; se
difundió el uso de la I
i
57 R. H. Sbyrock, "Medicine and Public Health”, en G. Métraux y F.
Crouzet, comps. The Nineteenih-Century World
LA TEMPORALIDAD 89
electricidad; se popularizaron los ideales de sanidad y limpieza
Además, el ferrocarril, los tranvías y las bicicletas hicieron más
conveniente el transporte; y el invento del telégrafo, el teléfono,
la máquina de escribir, la pluma fuente y hasta el lápiz con punta
de plomo alteraron las comunicaciones. Estas innovaciones y
muchas otras dieron a las clases superiores y medias un sentido
de mejora y bienestar materiales. Sin embargo, los pobres, como
repetidamente lo enseñaron por entonces los estudios de
Mayhew, Booth y Rown- tree, siguieron al margen de las nuevas
perspectivas.
Aún más significativo para la visión de las clases altas y
medias fue el nuevo desarrollo en las ventas al menudeo y la
propaganda. Antes, las tiendas al menudeo eran especializadas,
de propiedad individual, orientadas hacia un ramo,
establecimientos donde la gente iba a comprar ciertos artículos
determinados. Pero ya en la segunda mitad del siglo XDC, la
producción en masa de bienes hizo surgir una corriente
enteramente nueva al revender. Se vendían grandes números de
bienes manufacturados estándar, fuese en las múltiples tiendas
de cadenas al estilo inglés, o en las tiendas "universales”
francesas. En estos nuevos días de la reventa, los clientes se
encontraban ante una gran variedad de artículos bien
empacados, producidos en masa. Se
(Nueva York, 1963); Kranzberg y Pursell, comps., Technology in Western
Civilization, vol. 1; Giedion, Mechanizaiion Takes Command; D. Davis,
Fairs, Shops, and Supermarkets (Toronto, 1966); D. y G. Hindley,
Advertising in Victorian England (Londres, 1972); M. Lochhead, The
Victorian Household (Londres, 1964); J. Gloag, Victorian Comfort (Nueva
York, 1961); J. A. Banks, Prosperity and Parenthood (Londres, 1954); M.
Perrot, La mode de pie des familles bourgeoises (París, 1961); P. Beaver,
The Crystal Palace (Londres, 1970) ; R. D. Mandell, París, 1900 (Toronto,
1967).
les estimulaba a comprar más de lo que se habían propuesto
originalmente. Además, la propaganda en grande escala de
productos de marca apareció en periódicos y revistas, para
estimular más las ventas. Este tipo de propaganda no fue posible
antes de la época de la producción de bienes en masa. De hecho,
90 LA TEMPORALIDAD
tanto el nuevo mercado de reventa como la nueva propaganda
trabajaron por estimular el apetito de bienes materiales entre el
público.
Este nuevo apetito fue evidente en el mobiliario del hogar
burgués. El hogar se había vuelto un centro de consumo
ostensible; pero había un límite a los artículos de primera
necesidad que se podían consumir. De ahí surgió el ideal de
"comodidad” para justificar todas las compras innecesarias,
como compensación por el trabajo burgués. Muebles y cosas de
varias clases atiborraban los hogares de las clases superior y
media, todo ello en nombre del confort. Además, exposiciones
internacionales, desde la Exposición del Palacio de Cristal en
1851, hasta la Exposición Internacional de París, de 1900,
celebraron las realizaciones materiales de la burguesía. Tanto el
hogar doméstico como la exposición pública atestiguaban, sin
rubores, el nuevo cuito al progreso material.
La esperanza de mejora material y el ideal de comodidad
constituyeron una ideología del consumo. Este hincapié en el
consumo no tenía precedente; alteró los motivos conscientes y
percibidos de los consumidores de las clases alta y media, cuya
visión del futuro iba quedando cada vez más definida por el
señuelo de nuevos artículos manufacturados. La ideología de
consumir lo innecesario fue indispensable para sostener la
creciente capacidad de la producción industrial.
Del milenio al progreso
De la utopía a ¡a "eucrorita?'
í
más continuo. La utopía, en lugar de ser una crítica
espacial del presente, ofreció una visión de un futuro no
demasiado lejano. Sin embargo, tal futuro era am-
bivalente, como se reveló en la nueva novela científica. La
muerte dentro del tiempo inmanente y secuiar¡ también
constituyó un problema al que ya no podían en-, frentarse
los rituales barrocos; por tanto, la muerte* fue
sentimentalizada, en bien de los dolientesFDe algún modo,
al alejarse más el pasado en la sociedad 1 burguesa, el
futuro se volvió más cerrado y amenazador. Por ello las
visiones del futuro tuvieron que ser más racionales y
explícitas.
i
104 LA TEMPORALIDAD
78 Ibid,, p. 500.