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Ensayo Adultos Mayores

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¿BIENESTAR O MALESTAR EN LAS PERSONAS ADULTAS MAYORES?

“Todos tenemos derecho a una vida digna.


La dignidad no tiene fecha de caducidad, no termina cuando se llega a determinada edad”.

Arias Azañero, Stefany Yaqueline y Vilchez Urbina, Johana Paola

Comenzaremos por distinguir entre envejecimiento y vejez, el primero es un proceso, mientras, el


segundo es un estado que hace referencia a la edad cronológica. El envejecimiento es, a su vez,
un proceso heterogéneo, universal, progresivo y dinámico, que no podemos evitar, las personas
envejecen de maneras distintas, es por ello que se dice que es un proceso heterogéneo y que
envejecemos desde que nacemos, por lo tanto es parte de nuestro ciclo vital. En este proceso
intervienen un conjunto de factores como los económicos, sociales, culturales, psicológicos,
orgánicos y demográficos. “Desde una perspectiva demográfica el envejecimiento es un proceso
gradual en el que la proporción de adultos y ancianos aumenta mientras disminuye la proporción
de niños y adolescentes”(MIMP, 2013).
En función de lo planteado, podemos decir que el aumento de la esperanza de vida y la
disminución de la natalidad conlleva a un aumento de la población adulta mayor.
La vejez suele ser reconocida como el tiempo transcurrido de la vida de una persona, pero a lo
largo del tiempo ha sido definida de diferentes maneras, frecuentemente relacionada con
conceptos referentes a la experiencia o la sabiduría. Pérez Ortiz, define a la vejez como las
dimensiones de edad y sistema social, una etapa de la vida fundamentada por aspectos
biológicos, sociales, culturales; en nuestro país se considera que una persona se encuentra en la
vejez a partir de los 60 años.
Hoy la vejez forma parte del imaginario individual y colectivo, y se configura dentro de una
sociedad multigeneracional. Sociedades en las cuales viven 3 o 4 generaciones de personas
amalgamadas (bisabuelos, abuelos, padres e hijos). La vejez es un estado variado y se habla de su
pluralidad aludiendo al término vejeces.
El envejecimiento sin duda es un fenómeno que está avanzando en América Latina de una forma
acelerada, aunque no negamos que Europa es y seguirá siendo uno de los continentes con mayor
población adulta mayor del mundo.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe, afirma que el envejecimiento en
nuestra región ocurre en paralelo a la estabilización numérica de la población, que dejará de
crecer alrededor del año 2060. Si bien las proyecciones aún indican un aumento de la población
de unos 730 millones de personas en el 2050, se prevé que hacia el final del siglo XXI se haya
reducido a cerca de 690 millones de personas. (CEPAL, 2017, p.12).

Estadísticas y problemáticas de las personas adultas mayores en el Perú:


En Perú, al igual que en otros países de América Latina, se viene produciendo un proceso de
envejecimiento, el 12.4% de la población total está conformada por personas adultas mayores
(INEI, 2020). Al cuarto trimestre del año 2019, el 41.5% de los hogares del país tenía entre sus
miembros al menos una persona de 60 o más años de edad. Del total de hogares, el 28.2% tiene
como jefe/a de hogar a una persona adulta mayor. Según sexo, existen más mujeres que hombres
adultos/as mayores cumpliendo el rol de jefatura de hogar. Así, del total de hogares que son
conducidos por mujeres el 33.5% son adultos mayores y, en el caso de los hogares con jefe
hombre el 25.9% son adultos mayores. Esto resalta más en el área rural, donde el 42.9% de los
hogares son conducidos por mujeres adultas mayores, y en el caso de los hombres es el 27.7%.
Asimismo, el 38.4% de personas adultas mayores vive solo o con su pareja. Y, el 30.6% vive en
situación de pobreza o pobreza extrema.
Por otro lado, es sumamente alta la tasa de morbilidad y comorbilidad en las vejeces de nuestro
país; el 82.7% de mujeres mayores presenta algún problema de salud crónico, y en el caso de
hombres, el 73.6%. Cabe mencionar que, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Hogares
(ENAHO) 2017 del INEI, solo tenían seguro de salud el 18% de hombres adultos mayores y el
17.2% de mujeres adultas mayores en el país. Y, respecto del acceso a educación, el 16.8% de
este grupo no sabe leer ni escribir. Esta situación es más elevada en las mujeres, donde el 25.3%
de adultas mayores son analfabetas, siendo de tres veces más que en sus pares los hombres
(7.5%). Esta situación es más notoria en el área rural, donde el 39.3% de la población adulta
mayor es analfabeta, siendo la incidencia del analfabetismo en mujeres (60%) que en hombres
(18.7%).
Finalmente, de acuerdo a la ENAHO 2017 del INEI, el 78.6% de hombres adultos mayores no
contaba con la afiliación a un sistema de pensiones (ONP o AFP) y en el mismo caso, 94.7% de
mujeres adultas mayores. Del mismo modo, el 45.9% de hombres adultos mayores no recibía una
pensión (ni Pensión 65), ocurriendo esta misma situación en el 56% de las mujeres (Defensoría
del Pueblo, 2019).
Como menciona Julissa Mantilla, la desigualdad, la invisibilización de las personas adultas
mayores y la falta de acceso a sus derechos en general no inicia en la pandemia, venía desde
antes. Es así que a través de las estadísticas presentadas se puede comprender con una mirada
concientizadora y reflexiva la situación de este sector de la población.
En la realidad peruana, las personas adultas mayores viven en una situación de diversas
problemáticas que impiden que este grupo social pueda llevar una vida digna, se observa que
existen brechas de desigualdades con respeto a la vejez, además están presentes las situaciones
de discriminación, también hay una invisibilización social hacia ellos, se dan las diferencias de
trato, hay una ausencia del cumplimiento de sus derechos y es innegable los estereotipos y
estigmas que existen sobre este sector de la población que en muchas ocasiones son objetos de
ideas romantizadas.

Normativa respecto a las personas adultas mayores:


En el 2011, la Asamblea General de los Estados Americanos (OEA) creó un grupo de trabajo
conformado por representantes nacionales, expertos académicos, organismos internacionales
entre otros, con el propósito de preparar un informe de las personas mayores de la región y la
efectividad de los derechos humanos con relación a la protección hacia las personas adultas
mayores. Luego, el 15 de Junio del 2015 la Asamblea General aprobó la Convención
Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores
(Convención Interamericana). Este es el primer documento específico que reconoce que la
persona, a medida que envejece, debe seguir disfrutando de una vida plena, independiente y
autónoma, con salud, seguridad, integración y participación activa en las esferas económicas,
sociales, culturales y políticas. Así, se trata del reconocimiento de la necesidad de abordar los
asuntos del envejecimiento desde una perspectiva de derechos humanos.(Defensoría del Pueblo ,
2019).
El objetivo de la Comisión Interamericana es promover, proteger y asegurar el reconocimiento y
ejercicio, en condiciones de igualdad, de todos los derechos humanos y libertades fundamentales
de la persona adulta mayor, a fin de contribuir en su integración y participación activa en la
sociedad. La convención sirve de guía para su realización y gestión de políticas públicas que
desarrollen los Estados con un enfoque de derechos humanos, además asegurar la participación
de las propias personas adultas mayores en ello. Sin embargo, solo 7 estados de los 35 que
forman parte de la OEA han ratificado su compromiso con la Comisión Interamericana, y el Perú
no es uno de ellos, por consiguiente la Convención Interamericana no puede llevar un control, ni
establecer los mecánicos de seguimiento del cumplimiento de los derechos hacia las personas
adultas mayores en el Perú.
Respecto a la normativa peruana, la ley Nª30490 (Ley de la persona Adulta Mayor) expone
cuatro principios generales, el primero es la promoción y protección de los derechos de las
personas adultas mayores como toda acción pública o privada que estaría abocada a promover y
proteger la dignidad, independencia, protagonismo, autonomía y autorrealización así como su
papel en la sociedad y contribución al desarrollo , pero ¿Cuál es el papel y el trato que se le da a
las personas adultas mayores en nuestro país?, la segunda es la seguridad física, económica y
social debiendo considerarse el cuidado de su integridad, pero ¿Qué seguridad les brinda Estado
y qué sucede con los que deben trabajar en las calles exponiéndose a múltiples situaciones de
riesgo para poder mantenerse?, la tercera es la protección familiar y comunitaria, donde el
Estado busca el fortalecimiento de la protección de la persona adulta mayor por parte de la
familia y la comunidad ¿Pero, realmente se encuentran protegidos dentro de su familia y
comunidad, realmente son valorados de la misma manera? y la cuarta es la atención de la salud
centrada en la persona adulta mayor, todas las acciones dirigidas a la persona adulta mayor
tienen una perspectiva psicosocial, promoviendo las decisiones compartidas entre los
profesionales de la salud y la persona adulta mayor; integrando en la atención los aspectos
biológicos, emocionales y contextuales junto a las expectativas de los pacientes y valorando la
interacción humana en el proceso clínico. Ante lo anterior podríamos preguntarnos, ¿Cuál es la
realidad que viven las personas adultas mayores dentro de la sociedad peruana? ¿Se puede hablar
de una vida con Bienestar?

Envejecimiento saludable:
La OMS considera el Envejecimiento Saludable en un sentido amplio, basado en el curso de la
vida y en perspectivas funcionales. La capacidad funcional comprende que una persona pueda
ser y hacer lo que es importante para ella. Vivir en entornos que posibiliten ello es
imprescindible para un envejecimiento saludable.
Cabe resaltar que en nuestro país como en el resto del mundo, existe una gran población de
personas adultas mayores autovalentes con eso queremos explicar que tienen una buena
funcionalidad física y mental (envejecimiento activo y saludable) con diferencia una minoría de
quienes se encuentran en una situación de endeblez y dependencia. Al percibir estas
disconformidades no significa que se debe desmerecer o no dar la importancia debida a la que es
“menor”, por el contrario nos permite analizar críticamente las diversas vejeces para así no
uniformizar y tener servicios de prevención y tratamiento que cubran las necesidades de cada
tipo para los adultos mayores. Refiriéndonos a esta diversidad es necesario concebir a las
personas adultas mayores como sujetos de derecho, que tienen la capacidad de ser activos en su
vida individual y colectiva, por lo tanto, respetar su autonomía.
Los adultos mayores hacen aportes a la sociedad de muchas maneras, ya sea en el seno de sus
familias, en sus comunidades locales o en la sociedad en general. Sin embargo, el alcance de
esos recursos humanos y sociales, así como las oportunidades que tendremos al envejecer,
depende en gran medida de algo fundamental: la salud. Si las personas viven esos años
adicionales de vida en buen estado de salud, su capacidad para hacer lo que valoran apenas
tendrá límites. Pero si esos años adicionales se caracterizan por la disminución de la capacidad
física y mental, las consecuencias para las personas mayores y para la sociedad serán negativas.

Personas adultas mayores en el contexto de la covid-19:


La integridad y la dignidad de las personas adultas mayores está siendo amenazada por la covid-
19, lo escuchamos a diario por los medios de comunicación, sin embargo, consideramos que lo
que está haciendo la pandemia es desnudar y visibilizar las problemáticas, la discriminación y los
prejuicios que viven los adultos mayores. En la pandemia, la edad aparece como criterio de
vulnerabilidad.
Las personas adultas mayores en el Perú afrontan condiciones de pobreza. El Instituto Nacional
de Estadística e Informática (INEI), determina en el Informe Técnico Evolución de la Pobreza
Monetaria 2007-2018, que en el año 2018 el 28.7% de los hogares pobres existe al menos una
persona mayor de 65 años, al igual que en el 30.3% de los hogares no pobres. Lo cual nos lleva a
pensar que los hogares no pobres pueden afrontar de mejor manera el confinamiento y los
cuidados hacia los adultos mayores, que requiere la emergencia sanitaria; mientras que los
hogares pobres tienen mayores dificultades para cumplir con las disposiciones de cuidado
dictadas por el gobierno.
La presencia de las personas adultas mayores como jefes y jefas de hogar nos llevan a
preguntarnos si existen políticas diferenciadas y particulares para este sector de la población. La
invisibilización que se da hacia este sector de la PEA es inaceptable, es así que ante esta
situación y con los problemas de acceso a ingresos surge la necesidad de que el Estado plantee
las pensiones no contributivas a las personas mayores y especialmente a las mujeres, quienes al
haberse dedicado a las labores de cuidado que son no remuneradas las pone ante una vejez sin
recursos y por tanto vulnerable a esta etapa de la vida.

Según el Censo Nacional del año 2017, en el Perú hay 633 mil 590 personas mayores de 70 años
que viven solos/as representando el 38.2%, y los otros 61.8% viven con otra persona mayor de
edad, es decir, en situación de abandono. Es así que para ellos el confinamiento junto al miedo de
un posible contagio terminaría causando síndromes de deterioro físico y cognitivo, ansiedad,
enojo, cambios de humor y sensaciones de inseguridad.

La violencia física, sexual, psicológica, económica o patrimonial, así como la violencia por
abandono, afectan la vida de las personas adultas mayores y sus repercusiones más severas
llegan hasta provocar su muerte. Los casos de violencia hacia las personas adultas mayores al
transcurrir de los años están creciendo, a diciembre del 2019 aumentaron en 2966 casos con
respecto al 2018. En la actualidad se han implementado 396 Centros de Emergencia Mujer para
víctimas de violencia familiar y sexual, en los cuales se brinda orientación legal, defensa judicial
y consejería psicológica.

El Centro de Emergencia Mujer desde el año 2014 a marzo del 2020 ha reportado en los 5 tipos
de violencia, un total de 36078 casos de maltrato a las personas adultas mayores, representando
la violencia psicológica el 51.2% cuyas manifestaciones encontramos gritos, insultos,
indiferencia, rechazo, desvalorización, etc., seguido de la violencia familiar (23.4%) y
física(22.7%). Es así que la actual emergencia sanitaria por la covid-19 coloca a las personas
adultos mayores, lamentablemente en muchos casos, frente a la violencia familiar. En el caso que
se de algún tipo de violencia en el hogar queda dos posibles opciones: quedarse y soportar ello o
huir del ambiente de agresiones arriesgándose a adquirir la covid-19.
La generalización de la vulnerabilidad de los adultos mayores en el escenario de la pandemia
provoca la afección a su dignidad e integridad, no neguemos que es necesario tomar medidas
sanitarias para evitar la propagación del virus pero no podemos generalizar que todos los adultos
mayores sean vulnerables, ya que todo esto nos genera ideas falsas sobre el envejecimiento.
Como menciona Agueda Restaino: el confinamiento sin planes de atención integral es
discriminatorio, en este contexto la edad aparece como criterio de vulnerabilidad, dirigen
nuestras vidas sin consultarnos, se debe tener claro que no somos homogéneos como grupo de
riesgo, que existen múltiples vejeces y cada uno de nosotros construye su vejez en forma única y
singular, es por ello que recalcó la importancia de nuestra participación como sujetos de
derechos, no digo que no debamos tomar conciencia y no debamos adoptar las medidas sanitarias
y de prevención para la covid19, pero se debe replantear a la vejez promoviendo la autonomía y
la atención integral.

Ante la situación de la emergencia sanitaria, por la covid19, los gobiernos están siendo expuestos
por las grandes limitaciones que se tienen en los servicios de salud y en las políticas de acción,
criticamos que se tome como criterio la edad para la distribución de recursos de atención
prioritaria, donde se ve que priorizan la vida de unos sobre otros como si se tratase de objetos y
no de seres humanos donde todos tenemos los mismos derechos y debemos recibirlos en
condiciones de igualdad. Se debe tomar en cuenta a los adultos mayores como sujetos de
derechos, además de cambiar el enfoque subsidiario y asistencialista de las políticas de vejez y
envejecimiento, por un enfoque de derecho real y efectivo que promueva el desarrollo de una
vida activa, plena y saludable, donde la edad no sea sinónimo de limitación.

Se debe trabajar para eliminar la brecha digital por edad, es decir, el acceso a internet. La
pandemia nos impide la comunicación de manera presencial, la socialización entre personas que
es tan importante para una vida socialmente activa, lo cual se ve aún más limitado teniendo en
consideración que la gran mayoría de personas adultas no cuenta con estos medios tecnológicos
o no saben utilizarlos.

El Trabajador Social ante las problemáticas de las personas adultas mayores:

En nuestro país, se realizó la “cuarentena obligatoria”, cuando era evidente que en nuestra
realidad peruana, y lo mismo sucede en Latinoamericana, las personas de a pie, la gran mayoría,
al pertenecer a países “dependientes y subdesarrollados”, reproducen actividades económicas
dentro de la “informalidad”; en otras palabras, si no salen a trabajar no tienen para comer, esto
también abarca a las personas adultas mayores que se encuentran dentro de este sector de trabajo.
Es aquí donde el Trabajador Social tiene un papel fundamental en la intervención social,
buscando adaptarse al presente problema coyuntural.

Como menciona Carballeda, los acontecimientos de la sociedad actual que tienen relación con el
trabajo social y la pandemia nos ha mostrado un escenario con una problemática de una sociedad
compleja, dolida, lastimada y exhibida por la crisis del neoliberalismo. Una sociedad con
posturas asistencialistas y debido a esta construcción social que ha quedado plasmada en el
imaginario colectivo el trabajador social debe tener una mirada holística y singular para tratar la
resolución de problemáticas individuales como sociales ya que el no resolver problemáticas
graves que se dan podrían desatar un caos.

Una sociedad sana es aquella que piensa en los otros y una sociedad enferma es aquella que se
deja llevar por el individualismo, que solo valora lo individual por encima de lo grupal y que
promueven ideas de competición frente a los de colaboración. En estos momentos es necesaria
una sociedad unida que persiga mejores políticas para el crecimiento y beneficio de todos.
Necesitamos trabajadores sociales que impulsen la concientización, que promuevan una sociedad
en valores y busquen una sociedad igualitaria.

Es por ello que el trabajador social a través de su intervención debe fomentar que los adultos
mayores sean sujetos activos y tengan un rol protagónico en la sociedad. Asimismo, se debe
fomentar la eliminación de estigmas y estereotipos que se tienen hacia ellos, además de
promover las políticas públicas en el que verdaderamente se dé su complimiento y se respete su
integridad y autonomía sin recurrir a la vulnerabilización.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:

Blouin, C. (Coord.). (2018). La situación de la población adulta mayor en el Perú: Camino a una
nueva política. Lima, Perú: Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la Pontificia
Universidad Católica del Perú.
Carballeda, A. (2020). Reflexiones sobre el Trabajo Social en tiempos de Pandemia.:
https://www.youtube.com/watch?v=bsJRfsquDNc

Comisión Interamericana de Derechos Humanos. (2020, 13 junio). Los derechos humanos de las
personas mayores en el contexto de la Pandemia [Vídeo]. YouTube.
https://www.youtube.com/watch?v=HllE4ooNPZw&t=3176s

Defensoría del Pueblo. (2019). Envejecer en el Perú: Hacia el fortalecimiento de las políticas
para personas adultas mayores. Lima, Perú.

Instituto Nacional de Estadística e Informática. (2020). Informe Técnico marzo 2020


Situación de la población adulta mayor trimestre octubre, noviembre y diciembre 2019. Lima,
Perú.

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de 2016. http://www.leyes.congreso.gob.pe/Documentos/Leyes/30490.pdf
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Personas Adultas Mayores.
https://www.mimp.gob.pe/files/politicas/pol_nac_pam_2013.pdf

Mesa de Concertación para la lucha contra la pobreza. Recomendaciones para la protección de


las personas adultas mayores frente al impacto del covid 19. (2020,
mayo).https://mesadeconcertacion.org.pe/storage/documentos/2020-07-
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