M14 U1 S3 Felb
M14 U1 S3 Felb
M14 U1 S3 Felb
Módulo 14
Sesión 3.
Entre 1948 y 1967, la franja de Gaza fue administrada por Egipto, sin que éste hiciera
ningún reclamo de soberanía. A su vez, Jerusalén Oriental formaba parte de la Ribera
Occidental, pero fue sometido a la autoridad israelí, con límites ampliados, el 28 de junio
de 1967, siendo formalmente anexado el 30 de julio de 1980.
No obstante que las leyes sobre el estatus de Jerusalén Oriental y las alturas del Golán
no utilizan la palabra "anexión", estas zonas fueron puestas directamente bajo jurisdicción
israelí mediante acciones equivalentes a la anexión. Ambas zonas siguen considerándose
por la comunidad internacional como ocupadas, y el estatus respecto a la aplicación de
normas internacionales es en la mayoría de los casos idéntica al de la Ribera Occidental y
Gaza.
La ocupación por Israel de los territorios palestinos lleva casi cuatro décadas de
existencia y además de sus acciones contrarias al derecho internacional durante este
tiempo, ahora se suma la construcción, en su mayor parte abarcando la Ribera
Occidental, de un muro al que llama valla de seguridad y que en realidad constituye una
indebida partición y aislamiento de comunidades palestinas enteras. Esto, además de
alterar las fronteras internacionales reconocidas constituye una grave violación al derecho
internacional humanitario y representa mayores sufrimientos a la población.
A partir del planteamiento de las doctrinas israelíes que pretenden justificar la retención
y/o anexión de los citados territorios, en el presente trabajo se busca demostrar su
inconsistencia y falta de validez. Asimismo, de acuerdo con el derecho consuetudinario y
convencional, se probará la pertinencia del derecho humanitario aplicable, por vía del
Cuarto Convenio de Ginebra, así como de los instrumentos de derechos humanos. En
este sentido, reviste enorme importancia el que se haya emitido una opinión consultiva en
esta materia por la Corte Internacional de Justicia, a solicitud de la Asamblea General de
las Naciones Unidas, debido a que es la primera vez que las consecuencias jurídicas de
la ocupación israelí son analizadas bajo la lupa de un tribunal internacional. En nuestro
estudio, dicha resolución cierra el círculo del análisis en torno a la ilegal ocupación israelí
de los territorios palestinos.
Israel, Egipto, Jordania y Siria, Estados directamente involucrados, están formalmente
vinculados por los principales acuerdos que regulan la ocupación. Ninguno de ellos es
parte de la Cuarta Convención de La Haya de 1907. Sin embargo, en virtud del carácter
de derecho consuetudinario del Reglamento anexo a la convención, todos están obligados
por éste. Israel y Jordania ratificaron las cuatro convenciones de Ginebra de 1949 en
1951. Egipto y Siria hicieron lo propio en 1952 y 1953, respectivamente. Egipto ratificó la
Convención de La Haya sobre Propiedad Cultural y su Protocolo en 1955, Jordania ratificó
ambas en 1957 y Siria los dos instrumentos en 1958. Israel ratificó la Convención en 1957
y se adhirió al Protocolo en 1958. Israel no reconoció los Protocolos de Ginebra de 1977,
Egipto los ratificó en 1992, Jordania en 1979 y Siria accedió al Protocolo en 1983. Por su
parte, la Organización de Liberación de Palestina (OLP), a nombre del Estado de
Palestina, se adhirió a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949 y a los adicionales de
1977 efectuando el trámite correspondiente ante el gobierno de Suiza, el cual es
depositario de dichos tratados. Debido a las presiones de Estados Unidos, el gobierno
suizo no aceptó formalmente el instrumento de adhesión de Pales- tina.
La principal dificultad en torno a la aplicación del derecho internacional humanitario ha
sido el rechazo de los Estados a aceptar las convenciones en situaciones donde deben
aplicarse con claridad. Los intentos para justificar tales negativas han estado a menudo
basados en diferencias entre conflictos específicos en una situación determinada y
aquellos para los cuales estas convenciones fueron teóricamente adoptadas.
Un número importante de expertos en derecho internacional han expresado su punto de
vista de que los Convenios de Ginebra son ahora parte del derecho consuetudinario. Esto
se desprende de la alta cifra de Estados parte en los mismo y del carácter que han
adquirido en la comunidad internacional. En 1993, un informe del secretario general de las
Naciones Unidas al Consejo de Seguridad sobre el establecimiento del Tribunal Penal
Internacional para la ex Yugoslavia indicó que el derecho contenido en los cuatro
Convenios de Ginebra es parte integrante del derecho consuetudinario internacional.
Sobre tal materia, la Comisión de Arbitraje establecida por la Comunidad Europea para
asesorar a la Conferencia Europea de Paz sobre Yugoslavia (conocida
internacionalmente como Comisión Badinter) fue categórica. En su Opinión núm. 10 de
noviembre de 1991, la Comisión declaró que la República Federativa Socialista de
Yugoslavia se encontraba “en proceso de disolución”. De las nueve opiniones que
sucedieron, merece destacarse la Opinión núm. 8, que, en julio de 1992, declaró que
Yugoslavia “no existía más”, bien como la última Opinión núm. 10, de la misma fecha, que
afirmaba que la República Federativa de Yugoslavia que emergía del proceso de
disolución era “un nuevo Estado que no podría ser considerado como el único sucesor de
la antigua Yugoslavia”. Así, la Comisión Badinter desempeñó una función fundamental en
el esclarecimiento de la materia del surgimiento de las nuevas repúblicas en el contexto
de fragmentación de la antigua Yugoslavia. A pesar de que las opiniones hayan sido
blanco de críticas, al menos confirmaron que el reconocimiento era regido por principios
jurídicos.
Durante los primeros meses de 1949, se mantuvieron negociaciones directas, bajo los
auspicios de la ONU, entre Israel y cada uno de los países invasores (excepto Irak, que
se ha negado a negociar con Israel hasta la fecha), cuyo resultado fueron acuerdos de
armisticio que reflejaban la situación al término de los combates.
En este punto la corte procedió a dar una respuesta concreta a la pregunta planteada por
la Asamblea General y constituyó el núcleo mismo de su opinión consultiva. Para tal
efecto, se recurrió a la aplicación de una figura fundamental como la responsabilidad
internacional para determinar las consecuencias legales para Israel, así como para otros
Estados, y las propias Naciones Unidas.
Con relación a las consecuencias jurídicas para otros Estados, la corte determinó que
entre las obligaciones violadas por Israel hay algunas con la categoría erga omnes, a
saber: el derecho del pueblo palestino a la libre determinación, así como ciertas
obligaciones israelíes bajo el derecho internacional humanitario, las cuales deben ser
observadas por todos los Estados debido a que constituyen principios intransgredibles de
derecho internacional consuetudinario.
Respecto a las consecuencias jurídicas para las Naciones Unidas, según la corte esta
organización, "y especialmente la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, deberían
considerar que medidas adicionales son necesarias para poner fin a la situación ilegal
resultante de la construcción del muro y el régimen conexo, teniendo debidamente en
cuenta la presente Opinión Consultiva".
Finalmente, la corte enfatizó "la urgente necesidad de que las Naciones Unidas en
conjunto redoblen sus esfuerzos por lograr una rápida conclusión del conflicto Israel o-
palestino, que sigue planteando una amenaza para la paz y la seguridad internacionales,
y establecer de tal forma una paz justa y duradera en la región".
Fuentes de consulta.