Cuento La Niña Mas Linda
Cuento La Niña Mas Linda
Cuento La Niña Mas Linda
NIÑA BONITA
p Había una vez una niña bonita, bien bonita. Tenía los ojos como dos aceitunas negras,
lisas y muy brillantes. Su cabello era rizado y negro, muy negro, como hecho de finas
hebras de la noche. Su piel era oscura y lustrosa, más suave que la piel de la pantera
cuando juega en la lluvia. A su mamá le encantaba y a veces le hacía unas trencitas
todas adornadas con cintas de colores. Y la niña bonita terminaba pareciendo una
princesa de las tierras de África o un hada del reino de la luna.
Al lado de la casa de la niña bonita vivía un conejito blanco, de orejas color rosa, ojos
muy rojos y hocico tembloroso. El conejo pensaba que la niña era la persona más linda
que había visto en toda su vida. Y decía:
- Cuando yo me case, quiero tener una hija negrita y bonita. Tan linda como ella…
Por eso un día fue adonde la niña y le preguntó:
-Niña bonita, Niña bonita, ¡Cuál es tu secreto para ser tan negrita? La niña no sabía
pero inventó: -Ah, debe ser que de chiquita me cayó encima un frasco de tinta negra.
El conejo fue a buscar un frasco de tinta negra. Se lo echó encima y se puso negro y
muy contento. Pero cayó un aguacero que le lavó toda la negrura y el conejo quedó
blanco otra vez.
Entonces regresó donde la niña y le preguntó:
-Niña bonita, niña bonita ¿cuál es tu secreto para ser tan negrita?
La niña no sabía pero inventó:
- Ah de ser que de chiquita tomé mucho café negro. El conejo fue a su casa. Tomó
tanto café que perdió el sueño y pasó toda la noche haciendo pipí. Pero no se puso nada
negro.
Regresó entonces donde la niña y le preguntó otra vez:
-Niña bonita, niña bonita ¿cuál es tu secreto para ser tan negrita?
La niña no sabía pero inventó:
- Ah, debe ser que de chiquita como mucha uva negra.
- El conejo fue a buscar una cesta de uvas negras y comió y comió hasta quedar atiborrado
de uvas, tanto, que casi no podía moverse. Le dolía la barriga y pasó toda la noche
haciendo popó. Pero no se puso nada negro.
Cuando se mejoró. Regresó donde la niña y le preguntó una vez mas:
-Niña bonita, niña bonita ¿cuál es tu secreto para ser tan negrita?
La niña ya iba a ponerse a inventar algo de unos frijoles negros, cuando su madre, que
era una mulata linda y risueña, dijo:
- Ningún secreto. Encantos de una abuela negra que ella tenía. Ahí el conejo, que era
bobito, pero no tonto, se dio cuenta de que la madre debía estar diciendo la verdad,
porque la gente se parece siempre a sus padres, a sus abuelos, a sus tíos y hasta a los
parientes lejanos. Y si él quería tener una hija negrita y linda como la niña bonita, tenía
que buscar una coneja para casarse.
No tuvo que buscar mucho. Muy pronto, encontró una coneja oscura como la noche
que hallaba a ese conejo blanco muy simpático.
Se enamoraron, se casaron y tuvieron un montón de hijos, porque cuando los conejos se
ponen a tener hijos, no paran más.
Tuvieron conejitos para todos los gustos: blancos, bien blancos, blancos medio grises,
blancos manchados de negro, negros manchados de blanco, y hasta una conejita negra,
bien negrita.
Y la niña bonita fue la madrina de la conejita negra.
Cuando la conejita salía a pasear siempre había alguien que le preguntaba: -coneja
negrita, ¿Cuál es tu secreto para ser tan bonita?
Y ella respondía: - Ningún secreto.
Encantos de mi madre que ahora son míos.
Pinta los conejos de acuerdo a la descripción del cuento
Papá Mamá