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Obras Completas, Tomo V

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ORTEGA Y GASSET
OBRAS COMPLETAS JosÉ ORTEGA Y GASSET

ToMo I TOMO VI
Artículos (1902-1913) Historia como sistema
Vieja y nueva política Del Imperio Romano
Meditaciones del Quijote Teoría de Andalucía y otros ensayos
Artículos (1915) Prólogos (1914-1943)
Personas, obras, cosas (1916)
ToMo VII
ToMo II
El Espectador Prólogos (1950-1956)
El hombre y la gente
ToMo III ¿Qué es filosofía?
Idea del teatro
Artículos (1917-1920)
España invertebrada
Artículos (1922)
Goya
OBRAS COMPLETAS
El tema de nuestro tiempo TOMO VIII
Artículos ( 1924) Prólogo para alemanes
Las Atlántidas (1924) La idea del principio de Leibniz y la
Artículos (1925) evolución de la teoría deductiva
La deshumanización del arte Meditación del pueblo joven TOMO V
e ideas sobre la novela (1925) Velázquez
Artículos ( 1926-1927)
Espíritu de la letra
ToMo IX
Mirabeau o el político
Una interpretación de la Historia
ToMo IV Universal
Artículos ( 1929) Meditación de Europa
Kant Origen y epílogo de la filosofía
Artículos (1930) La caza y los toros
La rebelión de las masas Vives-Goethe
Pasado y porvenir para el hombre actual
Misión de la Universidad
Artículos (1931-1932)
Goethe desde dentro ToMo X
Artículos (1933) Escritos políticos I
(1908-1921)
ToMo V
En torno a Galileo TOMO XI
Artículos (1934-1935)
Misión del bibliotecario Escritos políticos II
(1922-1933)
Artículos (1935-1937)
Ensimismamiento y alteración
Ideas y creencias TOMO XII
Artículos ( 1940-1941) U nas lecciones de metafísica ALIANZA EDITORIAL
Apuntes sobre el pensamiento Sobre la razón histórica REVISTA DE OCCIDENTE
Estudios sobre el amor Investigaciones psicológicas MADRID
..

»Hemos tratado de seguir en estos tomos el orden cronológico en


la mayor medida posible. Al orden cronológico riguroso se oponían va-
rias dificultades, puesto que muchos artículos y ensayos publicados pri-
meramente en periódicos y revistas han sido incluidos después por el
autor en libros. Desprenderlos de éstos sería deshacer la estructura y
consistencia de los libros que son siempre los títulos que se citan; quiere
decirse, que sólo damos por separado y por orden de fecha los que no
habían sido recogidos anteriormente en algún volumen. Por otra parte,
libros y artículos han sido divididos en dos grupos, el primero com-
prende los de tema filosófico, científico o literario; el segundo, todos
los demás. Estos quedan reservados para los últimos de esta ·recopi-
lación *.
»Los libros se colocan en el lugar correspondiente a la fecha de su
primera edición, salvo los ocho tomos de El Espectador, que, a pesar EN TORNO A GALILEO
de sus fechas diferentes, van juntos a partir del primero.
»Además de los índices particulares de cada tomo, insertamos en
el último volumen otros dos : uno, alfabético de nombres citados, y otro, (1933)
también alfabético, de temas tratados.»

El aviso puntualiza, pues, tres decisiones: reunir -por primera


vez- «toda» la obra de Ortega; el criterio -de compromiso- adop-
tado para la ordenación del contenido; y la resolución de disociar el
conjunto de la obra en dos grupos : el primero, que comprende los tra-
bajos de tema «filosófico, científico o literario; el segundo, todos los
demás». La razón de esta peregrina división era la existencia de una
previa censura gubernativa, y el tema excluido y aludido sólo por elisión
eran los escritos políticos, ausentes de los seis tomos proyectados y edi-
tados entre 1946 y 194 7. Estos volúmenes fueron reimpresos varias
veces pero, a la muerte del autor en 1955, no se había agregado ningún
nuevo tomo a la serie inicial.
El tomo VII, publicado en 1961, y los tomos VIII y IX, publica-
dos en 1962, contienen libros y trabajos inéditos del autor, editados
póstumamente. Al modificarse la censura se permitió la publicación,
en 1969, de los tomos X y XI, que incluyen los escritos políticos, ya
conocidos o inéditos. Por último, en 1983, junto a la reimpresión de
los once volúmenes mencionados, aparece el tomo XII, que reúne otros
libros del autor, también publicados póstumamente, e incluye un índice
alfabético de nombres mencionados en los doce volúmenes. El criterio
seguido en la ordenación de los tomos VII al XII respeta el «compro-
miso» adoptado para los seis primeros.
PAULINO GARAGORRI

,., Desde la primera reimpresión (1950): «Estos quedan reservados para los tomos
posteriores al VI que, por ahora, cerrará esta recopilación.>>
..

LECCIÓN XII

RENACIMIENTO Y RETORNO

E RA, por muchas razones, necesario poner bien de manifiesto que


en el siglo xv experimenta la forma del humano vivir un
cambio radicalisimo, aunque, por lo pronto, las manifestacio-
nes de ese cambio son todo menos radicales, son tenuísimas y parecen
ólo diferencias de matiz. El cambio radical consiste en que hacia
1 400 el hombre deja de estar en el cristianismo. La estructura de su
vida no es ya la estructura rigorosa de estar en la fe cristiana. Por vez
primera en la evolución del destino europeo se advierte que la situa-
ión del hombre consiste en venir ya del cristianismo, en vez de estar
en él. Y como todo aquello de donde se viene, queda a nuestra
espalda. Este hombre del xv, como en forma mucho más acusada
nosotros, ha sido cristiano. ¿Significa esto que lo haya dejado de ser?
n modo alguno. ¿Lo que hemos sido ayer o anteayer lo hemos
dejado en absoluto de ser, no pertenece a nuestra consistencia actual?-
laro que pertenece, claro que seguimos siéndolo, pero precisamente
n el modo del «sido». Lo que ayer fuimos ahormó y dio un cierto
álibo a nuestro ser. Cuando el contenido de ayer se volatiliza
ueda en nosotros, indeleble, la horma, el gálibo. Una vez más
·epito que el pasado continúa en el presente, forma parte de él. El
hombre europeo ha sido cristiano, como ha sido platónico, como
a sido estoico, como ha sido gobernante romano, como ha sido
:.~.leolitico, y todo esto que ha sido sigue siéndolo en el' modo de
in rediente abstracto de su actualidad. La prueba de ello es que si
, 1 hombre le hubiese faltado la experiencia radical del cristianismo,
· ria hoy muy distinto del que es. Tal es la inexorabilidad del pre-
iso destino que en la historia concreta ha sufrido el hombre. Pudo
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ese destinq ser otro, pero ahí está, fue ése, precisamente ése y en esto hombre medieval, del puro cristiano cuya vida era en su raíz unita-
consiste lo interesante, lo dramático, lo imprescindible del estudio ria. Y perdóneseme, pero no admito que me venga el católico de
de la historia. Al bajar al pasado no hacemos sino descender a los nuestro tiempo con aire petulante diciendo que a él no le cuesta
sótanos de nuestra propia actualidad. Cada componente de nuestro ningún trabajo, porque el sigue siendo el hombre medieval. Eso es
ser tiene una fecha en que se produjo. Por eso me importaba mostrar completamente falso cuando se miran las cosas cap: alguna precisiórt ·
cómo data del siglo xv una faceta aún plenamente viva de nuestro y claridad. Por supuesto, como ustedes saben, yo, que no soy cató-
ser: tener cristianos a nuestras espaldas, ser cristianos en el modo de lico, no tengo un solo pelo de anticlerical, y creo que ser anticlerical
haberlo ya sido y venir de la fe. Entonces se constituye la vida es una de las mayores pruebas de modestia que hoy un hombre
humana en una dualidad de raíz que ha sido la desdicha y la impureza pueda dar -porque hoy anticlerical es sólo el que no puede ser otra
esencial de la Edad Moderna, que aún no ha sido ni mucho menos cosa, es una manifestación de íntima incultura, es decir, de inactua-
eliminada en nosotros: se vive por partida doble, de la fe y de la lidad, como otra cualquiera; por ejemplo, como ser clerical.
tazón, a sabiendas de que son principios antagónicos. Y para la Pero a lo que voy: el católico de la hora presente, con · todo su
dimensión profunda de la realidad histórica a que ahora me refiero, ferviente catolicismo, está alojado en el mundo actual, en la posición
· es indiferente la ~stínción actual entre cristiano y ateo. El cristiano de naturalista, y este alojamiento no es un extrínseco pasar en ese mundo,
la Edad Moderna y Contemporánea tiene, quiera o no, que ser tam- sino que consiste en ser ese mundo, en llevarlo en sí, quiérase o no.
bién racionalista y naturalista, cualesquiera sean los subterfugios y El católico es sostenido vitalmente, llevado por esa posición natu-
sutilezas -hablo sól() de las leales y honestas- de que se valga para ralista lo mismo que su enemigo -con sólo di(erencias ert el. más
cohonestar en su intimidad la supervivencia de la fe. Y viceversa: el y el menos, a fuer de tales meros accidentes, Usa de esa posición
ateo moderno y contemporáneo tiene una zona decisiva de su vida a onstantemente, habita en el racionalismo, está en él; lo que pasa
la cual no llega la razón ni el naturalismo: ve esa zona, la siente, la que emplea una parte de si mismo en negarlo y comb~tirlo. : Uno
lleva en sí, aunque luche por negarla y cegarse para ella. Es decir, ue está dentro de una casa, cobijado en ella, puede enttetenerse en
cree sin contenido concreto de creencia, vive una fe deshabitada y dar golpes de pico en las paredes para derribarlas, pero no por eso
en hueco. deja de estar dentro de ella.
Conviene, pues, distinguir entre el «estar en algo» y el serlo. El experimento mental que habría que hacer para comprender
Somos muchas cosas y, sin embargo, sólo estamos, sólo gravitamos la situación del catolicismo y, en general, del cristianismo en nuestra
hacia algunas. Y a veces, aquello en que estamos no es ni siquiera f oca es imaginar en serio que el catolicismo tuv:iese de pronto y
lo que más sustantivamente somos. Por ejemplo, es indiscutible que de verdad que tomar en peso, como posición radical y exclusiva·, la
hoy el hombre está en la ·economía y la política. Sin embargo, hace humanidad de. hoy. Pero acaece lo contrario: está en la oposición,
muchos años escribía ya que, después de una etapa de obsesa ocupa- ue es siempre cómoda, y consiste en tomar lo que conviene en c.ada
ción con lo económico y lo político, descubriría de pronto que ambas h ra e irresponsabilizarse del resto. ¡Ah!, no; el catolicismo en
son ocupaciones de segundo orden, lo cual no quiere decir que sean Llestro experimento imaginario tendría, por ejemplo, que sostener
excusables y que haber estado de tal suerte en ellas había sido no sólo todas las ciencias actuales, todas y, nótese, las ciencias -no los discur-
un craso error objetivo, sino · subjetivamente falso, que había estado anticlericales a los cuales es rplsérrimainente fácil contestar.
en esas ocupaciones sin la conciencia limpia, inauténticamente. Ya N o coceemos contra el destino: es inútil. El del hombre moderno
estamos en la etapa de obsesión, ahora falta que el resto del pronóstico ontemporáneo consiste, entre otras cosas, en arrastrar esa dualidad
se cumpla. fruima y tener que atender al doble y opuesto imperativo de la fe
Esta dualidad y disensión íntima entre la razón y la fe nos es tan la razón.
habitual -a unos y a otros, a católicos e irreligiosos-, estamos de Hace pocos días, un ministro socialista pronunciaba un discurso
modo tan nativo sumergidos en ella que no la .percibimos claramente. ' l t Oviedo, donde por motivos biográficos resume la trayectoria de
Hasta el punto de que ella es quien nos impide, sin un costosísimo u vida. En él encuentro este texto que cito, como he citado textos
esfuerzo para compr~nderla, colocarnos en la posición del puro 1 l iglo xv o del xm: «La legión socialista, esta nuestra, cada día

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en mayor cohesión .por ese nuevo espíritu religioso, casi ya tan fuerte Nuevo Testamento tan paradójica: «el que pierde su vida es el que
como el cristianismo, que se .llama solidaridad obrera». ¿Cómo es la gana». Es decir, da tu vida, enajénala, entrégala, entonces es verda-
que este trozo -cualquiera que sea la. exactitud o inexactitud del deramente tuya, la has asegurado, ganado, salvado.
hecho que afirma-, este trozo con su exaltación tan de epístola a Y esta concepción de la vida como dedicación de sí misma a
los corintios surge por escotillón en el discurso de este. hombre tan algo, como misión y no simplemente como uso discreto de algo
denodada y ruidosamente ateo? ¿Qué falta le hace religión y empare- que nos hubiesen regalado y dado ya hecho, tiene un reverso: que
jamientos con el cristianismo? ¿Por qué no le basta con la economía entonces la vida es en su propia esencia responsabilidad de sí misma.
política y el socialismo? ¿Por qué estirar éste hasta hacer de él algo ¿Quién si no el cristianismo ha hecho este descubrimiento de la vida
religioso? como consistiendo en responsabilidad?
Y, sin embargo, fuera un error creer que se trata de puó. retórica, No se diga que he hablado de política; he hecho todo lo contra-
aunque claro es que es también retórica. No es pura retórica y el que rio: de un discurso político que, como casi todos los de nuestra
lea el primer párrafo emocionado de este discurso, no sólo descubre época, es un poco chabacano y ridículo, he tomado unos párrafos
que no lo es, sino que ·encuentra una confirmación ejemplar de mi y he procurado lealmente ennoblecerlos extrayéndoles su arcana
tesis. Refiere, en efecto, cómo niño se encontró en los barrios proleta- médula ultrapolítica.
rios de Bilbao: «Y alli, en ese ambiente, se fue formando mi espíritu He tomado ese ejemplo como podía haber tomado otro cualquie-
y, repasando los tristísimos recuerdos de una infancia desvalida, me ra de nuestro tiempo, pero era menester hacerlo para que su mismo
hice, no sé si de .pronto o lentamente, como se constituyeron las carácter de vulgar actualidad periodística sirviese de expresión hiriente
formaciones espirituales más recias, me hice el propósito, me tracé a esa posición extraña en que el hombre se halla colocado desde el
el designio de servir de por vida a todos los desvalidos, a todos los humildes, siglo xv. Se comprende que en ella han tenido que variar enorme-
a todos los miserables, entre los cuales me encontraba y con los mente las cosas durante estos cinco siglos, pero ya es de sobra elo-
cuales tuve siempre fuertes lazos espirituales». cuente que baste cerrar la mano en el aire de hoy para que quede
Señores, quiera o no el ministro socialista, eso es esencial cristiá- prisionero en el puño algún hecho que perpetúa ese modo de ser
nismo--es cristianismo en hueco. Si no hubiera habido cristianismo, cristiano cuando ya no se es.
no se le habría ocurrido a este hombre dedicar su vida a algo. He Y durante esos cinco siglos asistimos a . un constante empeño
ahí lo fundamental de la experiencia cristiana del hombre: todo lo por llenar con algo que no sea cristianismo el hueco de él: en el
demás es se~undario, casi anecdótÍco al lado de eso. Descubrir, caer mismo quattrocento se inicia ya lo que había de llamarse la religión
en la cuenta de que la vida en su última sustancia consiste en natural. El propio Cusano la insinúa. A su juicio, los credos de
tener que ser dedicada a algo, no en ocuparse de esto o de lo otro las diferentes religiones son, en última instancia, igualmente verda-
dentro de la vida, que eso seria lo contrario, meter en Ja vida algo deros. Dios es inasequible -hizo un libro, De deo abscondito- y
que se considera valioso, sino tomar en vilo nuestra existencia entera nuestras ·ideas de él son vistas que de él tomamos, cons~stentes en
y entregarla a algo, de-dicarla ... , ésa es la averiguación fundamental que proyectamos sobre él nuestra peculiaridad. Por debajo de las
del cristianismo, lo que indeleblemente ha puesto en la historia, es religiones diferentes corre la unidad de una religión natural. De aquí
decir, en el hombre. El hombre antiguo ignoraba eso: para él, en el que llegue a decir: Ego ingenium applicui ut etiam ex Alcoram evan-
mejor caso, la vida recta consistía en aguantar con dignidad los golpes gelium verum ostenderem. Cribatio Alchorani-Prologum. Cusano repre-
de la fortuna -esto era en su mejor extremo el estoicismo: la vida senta los comienzos del siglo -nace en 1401. Esa vena de tole-
como aguantar, el sustine de Séneca. Pero desde el cristianismo el rancia casi dieciochesca no hará sino engrosar en las generaciones
hombre, por ateo que sea, sabe, ve, no ya que la vida huinana debe posteriores hasta el protestantismo que la detiene. La forma extrema
ser entrega de si misma, vida como misión premeditada y destino de ella, · el Colloquium heptaplomeres de Bodino, será ya una obra
interior -todo lo contrario que aguante de un externo destino- sino nefanda que no pudo publicarse. Por. cierto que en el diálogo es un
que lo es, queramos o no. Diganni.e ustedes qué otra cosa significa español-Torralba,.- el encargado de representar la máxima toleran-
la frase tan repetida en el Nuevo Testamento y como casi todo e'l cia religiosa.
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El deísmo del siglo XVII es otro ensayo para henchir el espacio de sentir el hombre medio por vez primera a su espalda el cristianis-
del alma europea que dejó en hueco el cristianismo al evaporarse. mo produjo en él el efecto de lanzarlo sobre el mundo. con un apetito
El XIX intentó teologizar la cultura. Veremos qué intenta el nuestro y una conducta tan profundamente irreligiosos que, sin vac:ilar, puede
o si el nuestro intenta, con una nueva creación, superar esa dualidacl considerarse ésta como la etapa más irreligiosa que haya habido en
radical de la vida moderna que tanto me importaba subrayar. toda la historia europea. Si no se advierte esto y alguna otra cosa
Precisamente porque quería mostrar cómo en el siglo xv deja el que luego diré, reconocerán ustedes que es ininteligible la Roma de
hombre de estar en el cristianismo como lo había estado durante h los Borgia. No es admisible que el historiador se contente con refe-
Edad Media, dediqué la lección anterior a describir exclusivamente rirnos aquella apretada urdimbre de crímenes, es menester .que nos
la forma más sincera y honda de piedad de que era capaz el tiempo. explique cómo fueron posibles. Pero su etapa más exacerbada corres-
Y vimos cómo aún esa devotio moderna era ya una mundanización ponde a las postrimerías de este siglo, en que aparecen ya claros los
de la fe, era vivir desde Dios, pero cara al mundo. Por uno u otro íntomas. propios del ·siguiente. Quede, pues, el tema para cuando
c~mino, aun sin salirnos del lado formatmente religioso de estos nos ocupemos del xvr.
s1glos xv, XVI y XVII, veríamos que siempre se va a lo mismo y en Ahora quisiera yo dejar en la mente de ustedes un esquema
proporción creciente: siempre se acaba por afirmar este mundo. Y brevísimo, pero claro, de las primeras reacciones con que el europeo
ello resulta tanto más curioso cuanto la intención parece tanto más de. 1400 a 1480 responde a esta rtueva situación consistente en tener
contraria. Así, lo que separa a Lutero de la Iglesia es el carácter que habérselas con su contorno sin fe viva, por tanto, con solos sus
mundano de ésta: por eso rechaza la vida eclesiástica como verda- medios humanos. A tales efectos puede dividirse esta centuria de
dera vida cristiana y en su lugar afirma el carácter formalmente transición en dos tramos: una primera etapa en que perdura el goti-
religioso de la vida seglar y sin mundanos quehaceres bajo la especie ismo, y otra en que llega a pleamar .el llamado humanismo.
de trabajo y profesión. Servimos a. Dios precisamente cuando servimo:.; Llamo goticismo sensu stricto a lo siguiente: resten lfStedes de lo
a este mundo, en el oficio y vocación en que Dios nos ha puesto. ue. era el mundo para la Edad Mediá avanzada cuanto se refiere
Y el enemigo · del protestantismo, San Ignacio de Lo yola, crearit Dios -por tanto, teología, mística, piedad- y quédense sólo con
para combatirlo una Orden al revés que las tradicionales. Éstas se que procedía del pensamiento en cuanto actividad profana. Eso
proponían llevar al hombre de esta vida a la otra por el camino ¡ue queda es lo que llamo goticismo. Consiste, pues, en el mundo
más corto. Su disciplina era la palanca que desencaja al hombre de medieval mismo: sólo' que ahora puesto como independiente de Dios.
su encaje y raigambre mundanos. Parten, pues, de esta vida y l emos visto que esta disección y este dejar abandonado a sí mismo
apuntan a la otra. Los jesuitas, al revés, ·parte de la otra vida para ·l mundo, amputándole, mejor ¡;!icho, incomurticándole con el tras-
ocuparse de ésta, para batallar en la mundanidad y con preferencia t undo de la fe, fue la obra de los ockamistas. Esta obra no tuvo,
allí donde lo mundano es más denso -las cortes, las escuelas, la ¡ r ló pronto, más que un sentido crítico y negativo, ése: mos-
política. Es la primera Orden moderna y trae todos los síntomas de . ·ar que no es posible deducir el mundo de Dios, sino que este
la nueva vida cismundana. Por eso, su organización toma como ' un do, bien que creado por .Dios, es un hecho absoluto y desnudo
modelo precisamente el instituto más secular que existe, el más remott, n que hay que habérselas, y que carece de un principio o razón.
de misticismo: el ejército. La Compañía de Jesús es un tercio caste- '·uperior a él que lo explique y fundamente. El ockamismo, pues,
llano a lo divino. Opuesta al _protestantismo, coincide con él en ·el p r motivos de detalle técnico que no tengo ahora tiempo de expo-
vector de su inspiración, revelando con ello la identidad de época 'l r, no modifica, por lo pronto, la figura del mundo; simplemente
a que pertenecen. e rta radicalmente su relación concreta con Dios. El sentido positivD
Si ésta era la religión de los hombres dotados de personal y pro- e. tuvo, y que el otro día expuse, no aparece todavía.
funda vocación religiosa, los que por destino individual hubieran ¿Y ·en qué mundo se encuentra ·teniendo que vivir este hombre
sido religiosos en cualquier tiempo, imagínense us tedes cómo habían 1 e sólo es cristiano de espaldas? O lo que es igual: ¿cuáles son sus
de comportarse en este siglo xv, sobre todo en su segunda mitad, r encías sobre este mundo? En fin de cuentas, el mundo que .Aris-
los demás, los que individualmente no eran religiosos. La impresión 1 eles había pensado, sólo que anquilosado y terriblemente compli-

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cado. Ahora se ve lo poco que la inspiración cristiana fue aprove- tierra, nos encontramos con esta respuesta: lo real son las formas
chada para la interpretación de las cosas. sustanciales, entidades espirituales, es decir, 'inmateriales, que infor-
Intentemos, como el otro día, revivir por nuestra cuenta aquella man la materia, produciendo con esta combinación las cosas sensi-
situación. bles. Esas formas serán u~a para cada especie de cosas, como creen
Dentro de ella nos encontramos estando en una creencia, casi la los tomistas, o una ade~ás para. cada individuo de la especie, como
más opuesta que cabe imaginar a la que sostiene y lleva la vida del creen los escotistas; es decir, que habrá una sola forma «hombre»
hombre actual. Hoy se ve la naturaleza como una infinidad de fenó~ para todos los hombres, que se multipliCa e individualiza al contacto
menos que obedecen a unos cuantos, poquísimos principios. La física con la materia, o habrá además una forma individual «Pedro»,
es hoy una ciencia que casi, casi se deriva toda de un solo principio. «Juan»; mejor aún, «este Pedro», «este Juan». Lo importante es
Todo el cosmos físico-químico es una realidad única, homogénea, que esas formas son el principio de los fenómenos, su realidad, y que
que se reduce en última instancia a masa, gravitación y espacioc cada una no tiene nada que ver con las dem:is; es una realidad, en
tiempo. Para nosotros, que somos ahora imaginariamente hombres este sentido, absoluta e independiente, y además inmortal. Nos encon-
de comienzos del xv, la realidad es mucho más complicada. Aun tramos, pues, con que el mundo está constituido por una muche-
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dejando a un lado el tras mundo divino y ateniéndonos sólo a éste, dumbre enorme de realidades últimas, ' indestructibles, invariables e
encontramos que se divide en dos radicalmente diferentes: el mundo independientes. Pongámonos en el caso menos complicado, que es
de los astros, de los cielos y el mundo de la tierra o sublunar. La dife- el sostenido por los tomistas: este perro nace y muere, porque es
rencia entre ambos, repito, no puede ser más radical: el mundo de compuesto de la forma sustancial «perro» y la materia. Pero la
los astros es inmutable, incorruptible; en. el mundo sublunar; en forma sustancial «perro», ella por sí, es incorruptible, indestructible
cambio, todo nace, muere, se corrompe. La razón es que este mundo y siempre idéntica a si misma . . Una forma no puede cambiarse en
terráqueo y todo en él está hecho con materia, al paso que en el side- otra, y como d inundo consiste principalmente en ellas, tendremos
ral no hay materia, o si la hay es una materia inmutable -el éter. que vivimos en un mundo que no tolera transformación real nin-
La contraposición de caracteres entre cielo y tierra no para ahí. El una. Es como es de una vez pata siempre. Siempre habrá perros y
movimiento de ambos mundos es. de condición contrapuesta. Los caballos y hombres, e irremediablemente idénticos en todo lo esen-
astros se mueven perennemente con movimiento circular y unifor- ia! a como hoy son.
me, que es el movimiento perfecto, siempre igual a sí mismo, sin Y este modo de pensar nos obliga a interpretar análogamente
principio ni fin. En la tierra todo movimiento natural es rectilíneo 1 social: la sociedad está compuesta de rangos indestructibles. Hay
y consiste en un ir de abajo arriba, como el fuego, o de arriba los reyes, los nobles, los .guerreros, los sacerdotes, los campesinos,
abajo, como la piedra abandonada a sí misma. ·Cuando las cosas los comerciantes, los artesanos. Todo esto lo hay, lo habrá siempre,
terrenas no se mueven así es que se ha perturbado violentamente in · remedio, indestructiblemente, cada figura social encerrada en sí ·
su natural moción. Este movimiento rectilíneo de todas las cosas misma. Como habrá la prostituta y el criminal.
sublunares implica su peculiar finitud, porque tiene que empezar en El hombre de hoy está en una creencia opuesta tanto en lo que
un punto y acabar en otro, empezar en la superficie de ·la tierra, por n.fecta a la naturaleza material como a la social. Piensa que la realidad
.ejemplo, y ascender has~a la región del fuego bajo la esfera donde ' en su esencia misma transformación, y que lo que verdaderamente
se mueve la luna. De allí no puede pasar. no hay es el perro, el caballo, el hombre, sino cosas que van a ser
Pero esta complicación de dos ·mundos tan diferentes se multi- proximadamente perros, para luego dejarlo de ser. y convertirse en
plica por la interior ~ cada uno de ellos. El cielo se compone de ~lo-o así como caballos o como hombres u otras cosas hasta ahora
cincuenta y cinco esferas. Tantas o, en el caso de interpretación más in~xistentes. Así como no cree que los astros son inmutables, sino
sencilla, pocas menos son necesarias para describir los movimientos que están en evolución, se forman, plenifican y sucumben para dar
de los astros en el sistema heliocéntrico. lugar a cielos insospechados, cree también que el ser viviente es puro
Pero si ahora nos preguntamos cuál es la efectiva realidad en constante cambio desde el infusorio hasta el hombre. ¿Hasta el
todo eso que vemos a nuestro alrededor, sea en los cielos, sea en la h mbre? No, mucho más -porque esta concepción moderna, al
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hacer consistir la realidad en pura transformación, reconoce que lo lo veremos con toda precisión cuando caigamos sobre Descartes- ,
que ha habido hasta aquí no es todo lo que habrá. La realidad no el hombre moderno es en su raíz revolucionario. Y viceversa, mien-
está encerrada y reducida a lo pasado y presente, sino que tiene abierta tras el hombre sea revolucionario no es más que hombre moderno,
la frontera del porvenir, en el cual será r~al lo que hasta ahora no no ha superado la modernidad.
lo ha sido aún. Pero si vivimos en el siglo xv ante ilna angustia, molestia o
Pero el universo medieval se compone de absolutos. Cada cosa conflicto, se nos ocurrirá todo menos transformar la realidad que
es lo que es y nada. más, pero tampoco nada menos, porque es indes- nos parece lo esencialmente intransformable. ¿Qué haremos, pues?
tructible. Hoy nada es lo que es, sino que está siempre en tránsito Vean ustedes cómo esta emigración imaginaria, este experimento
a ser de otro modo. Cada cosa puec;le ser otra cualquiera, todo es mental que hacemos al suponernos teniendo que existir hacia 1440,
un poco todo, estamos en la época de los gatos pardos. Pero en nos pone enérgicamente de manifiesto la diferencia radical de la rea-
comienzos del xv todavia los mismos estados sociales, los oficios y lidad histórica entonces y ahora.
profesiones son absolutos: hay el obispo y el archidiácono, el canó- Y he aquí que en este principio del xv tenemos que vivir en
nigo, el pastor, el estudiante, el príncipe, el noble, el caballero, el mundo ya demasiado sabido, viejo, recorrido en todos sus rincones,
mercader, el casado, la viuda, la doncella, el religioso. En el libro le una complicación pululante que agobia y ahoga. Nada tiene la
De doctrina et regulis vitae christianorum, de Dionisio el Cartujo, pue- racia incitante de la novedad; todo es lo que fue y lo que será,
de verse la definición absoluta y como para lo eterno . de todas in remedio, sin esperanza. La Iglesia, el Estado, la Universidad
estas formas de realidad humana con que siempre habrá que contar. on su ciencia, la vida social, los usos domésticos, los juegos, todo
Y nótese que el autor es 1+!10 de los más próximos al hombre más está ritualizado, todo son fórmulas como sacramentales. En este
genial de esta época, que, en rigor, anticipa todo el Renacimiento, entido, nuestro problema no es propiamente saber lo que en cada
al gran Cusano, que anduvo trotando sin descanso por el mundo as o tenemos que hacer: la d'esgracia ahora estriba en lo inverso,
con dos 1ntimos a su vera: a un lado, este inenarrable y grafómano que sabemos ya por anticipado lo que tenemos que hacer en cada
Dionisio el Cartujo; al otro, la atractiva figura del español Juan de fas o que demos. Para todo hay ya un canon establecido en . sus
Segovia, que yo sepa completamente desconocido y por vez primera mínimos detalles, que son infinitos. Lo único difícil y lo más deses-
citado en España en este preciso minuto. perante es tener que aprender, que absorber este complicadísimo
Me parece que es un espléndido ejemplo de lo que he llamado ritual. Al ir a la Universidad sabemos de antemano que nada nue-
<<Variaciones de la estructura de la vida humana, del drama que es vo nos va a ser enseñado, pero que tendremos que ingurgitamos
el vivir)). Porque es, evidentemente, una faena bien distinta vivir en montañas de definiciones, de distinciones, de sutilezas puramente
ll1Í mundo inmutable, donde todo es absoluto, y vivir en un con - G rmales. Los ockamistas que protestaban en metafísica de que se
torno donde, en principio, no hay nada absoluto, todo puede cam- n1ultiplicasen sin necesidad los principios o entes, no han hecho sino
biar. Y es no haber c;:omprendido la cuestión decir que, en definiti- Jlevar a un extremo recargado y grotesco la multiplicación de las
va, todo se reduce a que el hombre cambia sus ideas sobre las cosas. lis tinciones en lo que a ellos les interesaba, que era la lógica.
No: todo lo contrario. Si sólo cambiasen las ideas~ como se ha Todo se ha vuelto tópico inerte y complicadísimo: el derecho,
creído hasta aquí, el cambio no sería grave. Pero es que el problema la administración, la ciencia, la teología. En vez de ser un claro y
v~tal que, queramos o no, tiene cada cual que ir resolviendo mientras brío repertorio de soluciones vitales, la cultura se ha hecho abru-
existe, es sobremanera distinto cuando se está en unas ideas que cuando il adora, se ha hecho mamotreto. El vocablo viene de esta época.
·se está· en otras. Mamotreto no es sino Mammetrectus, el nombre de un voluminoso
Si vivimos en el siglo XIX, como creemos .que nada tiene última mentario gramatical que pesó sobre la mocedad de los mejores
y absoluta realidad én torno nuestro, que todo es susceptible de l mbres del xv. Erasmo conservó un odio intangible contra él, y
cambio -lo material como lo social-, a cualquier dificultad con ·n sus diálogos y epístolas amontona burlas y sarcasmos, asegurán-
que tropece~os reaccionaremos procurando transformar a nuestro l le un desprestigio inmortal. ·
gusto esa realidad enojosa ..Eh este sentido, el hombre moderno - ya Como ve!! ustedes, vivir en circunstancia tal es hallarse el hom-
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bre entre la espada y la pared. A la espalda, un cristianismo_ inerte, Por ejemplo: subrayemos la realidad profesional con trajes
anquilosado, formulista, sin fe viva. Al frente, un ~undo ~ntrans­ remiales. Es la época de los uniformes que se complace en largas
formable. Ésta es la dimensión que más hondamente diferenc1a aquel procesiones y cortejos donde cada estado, clase, oficio desfila con su
tiempo de nuestro presente, dimensión que importa ~centuar, ya q~e atuendo representativo. Y a que tengan irremediablemente que con-
en tantas otras hemos descubierto una gran seme¡anza. En el st- vivir unos con otros puesto que nada de lo que es se puede de
glo xv, como durante toda la Edad Media, el h~mbre vive con _un verdad destruir, se gozan en contemplarse espectacularmente dando
horizonte cerrado hacia el lado del futuro. No solo porque conc1be plástico subrayado exterior a la invisible forma sustancial que es la
el mundo como una realidad invariable, sino aiin más concretamen- realidad profunda en cada realidad. El pueblo más modesto apro-
te, porque creía que estaba próximo a su fin. De aquí la frec':encia vecha cualquier pretexto para ostentarse a si mismo su esencial plura-
con que se conmovía Europa, temiendo para una u otra.fecha ~me­ lismo. Cuando Don Juan II va a casar a su hijo con Doña Blanca
diata la terminación de los tiempos. Dominaba aún la tdea anttgua le Navarra, pasa esta Princesa con su madre la Reina por Bri-
de que el destino humano ha~ía at~avesado 1~~ cuatro ~anarquías viesca: «Allí -dice la. crónica- le estaban fiestas aparejadas e le fue
universales; con ella se mezclo la lnterpretaoon del latlno Floro, hecho rriuy solemne recibimiento por todos los de la villa, sacando
que aplica a la historia transcurrida las cuatro edades del ho~bre; ada oficio su pendón e su entremés lo mejor que pudieron, con
por tanto, la vejez al Imperio romano, de que 1~ ~uropa medieval ran gozo y alegría, e después de éstos venían los Judíos con la
se consideraba mera continuación. A esto llamo VlVl! entre la espada 'fora e los moros con el Alcorán», etc. Claro que estamos en un
y la pared. Sólo en la generación de Bacon, y más radicalmente en humilde pueblo castellano -los pueblos castellanos están, por lo
la de Descartes ~por tanto, entre 1 5So y 1 62o-, la vida humana visto, condenados a ser eternamente humildes-, no estamos en las
basculará decisivamente inclinándose del pasado al futuro. El hombre randes y ricas ciudades del tiempo -en Amberes o en Gante o en
moderno va a orientarse en el porvenir y no como el medio y antiguo inant.
en el pretérito. Jorge Manrique expresa el tópico antiguo y medieval; Pero nótese: va también el judío con su Biblia y el moro con
según él, cualql;llera tiempo pasado fue mejor. B~con y De~cartes u Alcorán. Es que todo ser tiene derecho y obligación de ser el que
son los primeros que creen radicalmente lo contrano: que el tlempo -el alto y el humilde, el beato y el precito. El judío y el moro
futuro, no más que ·por ser futuro, será mejor. . , n para este hombre realidades con pleno derecho, en su rango y
Pero al imaginar el siglo xv tenemos que retraer del porvemr, puesto determinado .....,..dentro del jerárquico pluralismo del universo.
que está hermáticamente cerrado, el impulso de nuestra esper~nza Lo que se le ocurriría a un hombre de comienzos de este siglo es
y retenernos en el presente. En esta situación sólo caben dos tlpos primir al judío o al moro. Esto se le ocurrió a la generación de
de actitud: Reyes Católicos -la generación de 1450. ¡Qué casualidad!
Una, la más vulgar, consistirá en acomodarse en el mundo t~a­ ¿ uiénes son de esa generación? Fernando nace en 1452, que es jus-
dicional, usado, . sabido y ver la manera de sacarle gusto exag:ran- Iamente cuando nace Leonardo, y en torno a 1462 Erasmo y Maquia-
dolo, extremando su complicación, creando sobre . él una sene de elo. Basta. Es la primera generación moderna. Y, en efecto, la
convenciones ceremoniales, ornamentales, simbólicas. En suma, _re- xpulsión de judíos y moriscos es una idea típicamente moderna. El
cargándolo, amanerándolo. Éste fue el goticismo, el gótico flor~do 11 derno cree que puede suprimir realidades y construir el mundo a
o como dicen los franceses, flambqyant. Puesto que lo sustantlvo · gusto en nombre de una idea. En este caso es la idea del Estado
d~ la vida no puede cambiar y su constante repetición nos .ha embo- ue los Reyes Católicos inician. Cometen, pues, un lamentable quid
tado para ello, vivamos de añadirle adjetiv~s, de subrayar. lo que t ro quo los que hoy expulsan a los judíos en nombre de un retorno
ya desde siempre es la realidad. Eh suma, vrvamos como s1 fue~an ! la Edad Media. Los hombres actuales no podemos casi ni com-
sustantivos de meros formalismos simbólicos, de una como duplica- ¡' ·ender la sustancial tolerancia del hombre medieval.
ción de la vida real en un plano. de convenciones ~lo mismo que E sta manera de vivir, además de lo real, su duplicación en una
se hace en el juego. Se convienen unas reglas y se las toma como üfltasmagoría de figuras, símbolos y rituales que la expresan era
si fueran realidades. •1 único modo que el hombre medio, vulgar, tuvo de enriquecer su

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existencia, apretado como estaba entre la espada y la pared. La
aumenta y modifica -diríamos- verticalmente. Si a nosotros nos
parece esto absurdo es porque tenemos aún abierto el porvenir y pode-
mos enriquecer, mejorar, cambiar nuestra vida en la franquía de su
dimensión, es decir, horizontalmente.
Pero los hombres mejores de entonces no aceptaban esa solu-
ción. La vida presente, formularía, insincera, sobrecargada, no me-
rece, en su sentir, ser afi1:mada y aceptada. Por otra parte, no cabe
una transformación verdadera, una nueva vida. Las formas reales
son perennes. Pero sí cabe reducirlas a su pureza originaria, lim-
piarlas de excrecencias, añadidos, adjetivos. En suma, ya que no se
pueda transformar, volvamos a las formas puras. Ésta es la re-forma
-a diferencia del espíritu revolucionario-, es el retorno a la forma
primitiva. Y esto significan todos los nombres de batalla y de anhelo
que entonces corren por los labios mejores: re:jormatio, restitutio,
renasci, renovatio. La renovación no es innovación sino, al revés,
volver a ser con toda pureza lo que al principio se fue. ARTÍCULOS
Tal es el espíritu con que comienza la reforma religiosa y el
humanismo. No son impulsos hacia el futuro, sino todo lo contra-
(1934-1935)
rio. Cerrado el futuro, forzoso algún cambio, sólo es posible el
retorno. Se vuelve a lo antiguo, pero no, como se suele repetir, sólo
a la cultura greco-romana por ser tal cultura, sino a todo lo primi-
tivo. Y a Petrarca, cuando tocaba el clarín de retorno a lo antiguo,
une a los clásicos los Padres de la Iglesia, y Conrado Celtis mez-
clará la resurrección de griegos y romanos a la del germanismo
primitivo y Erasmo se dedicará a editar los Padres de la Iglesia y
los libros primeros del Cristianismo.
Pero me quedo en el umbral de esta nueva forma de vida refor-
mista y humanista que va a triunfar en la segunda mitad del siglo.
No ha habido tiempo.

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