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Sobre La Teología de La Salud

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Sobre la teología de la salud

Pregunta: Si Cristo murió por nuestras enfermedades ¿Por qué


sufrimos los cristianos?

Respuesta: Pablo, según Gálatas 4.13-15, estuvo enfermo.


Aunque no sabemos qué tipo de enfermedad se trató, parece que
debía haber sido algo desagradable, por lo que dice en el verso 14.

Hay quienes piensan que se trataba de una enfermedad de los


ojos. Por lo que dice en el verso 15. Pero en realidad sería
especular, y en cuanto a la Palabra de Dios eso es algo que no
debemos hacer nunca.

Ahora bien, es muy interesante el hecho de que Pablo hubiera


estado enfermo. Porque por ahí andan algunos diciendo que si
enfermas es porque estás en pecado.

Claro que si los que enferman son ellos, entonces no se trata de


pecado sino de una prueba. Esta doble vara de medir es indigna
de un verdadero estudiante de la Palabra de Dios. Muchos menos
de un pastor que tiene la obligación de conocer profundamente la
Sagrada Escritura.

Este pasaje, pues, es muy importante de cara a estudiar sobre la


teología de la salud, porque ejerce una influencia enorme en
nuestro modo de entender y enfrentar la enfermedad, y a los
enfermos.

A.J. Gordon y A.B. Simpson predicadores pentecostales y


defensores de la sanidad divina enseñan:

• Toda enfermedad es consecuencia directa del pecado y


Cristo vino a salvar a los hombres del pecado y de todas sus
consecuencias.
• Los cristianos no tienen necesidad de doctores o de
medicina, pues la sanidad está incluida en la expiación.

Lo hacen basándose en una mala interpretación de algunos


pasajes bíblicos. Estos “decretan” que los enfermos no están
enfermos; y les lleva a “declarar” que son sanos.

Por si fuera poco, les exhortan a desechar todo tipo de tratamiento


médico. Porque demostraría, según ellos, falta de fe. Y si no
sanan, también les acusan de falta de fe.

Debemos tocar el tema en profundidad. Pues, las personas nos


movemos en base a lo que creemos. Nuestros principios y valores,
son nuestros motores.

Ahora es importante entender que, ambos autores, fueron


vencidos por la enfermedad y murieron a pesar de las muchas
oraciones que se hicieron por ellos y por su sanidad.

Este tipo de teología puede hacer mucho más daño que la propia
enfermedad.

Uno de los pasajes que se mal interpretan es Isaías 53.4-5.


Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros
dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y
abatido. 5Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su
llaga fuimos nosotros curados.

En base a este pasaje enseñan que la sanidad física estaba incluida


en la obra de la cruz y, por tanto, cuando un cristiano enferma es
porque ha pecado.

Es cierto y no niego que hay enfermedades que tienen una


relación directa con alguna práctica pecaminosa. Por ejemplo
cánceres de pulmón por tabaquismo. Cirrosis hepáticas por el
alcoholismo. Sida por la promiscuidad sexual, etc.
Sin embargo, afirmar que todos los cánceres de pulmón están
relacionados con el tabaquismo no sólo no se ajusta a la verdad,
sino que es una afirmación que la ciencia médica desmiente
fácilmente. Lo mismo pasa con las cirrosis hepáticas, no todas
están directamente relacionadas con el consumo de alcohol. Ni
todos cuantos padecen sida son promiscuos, pues, hay niños que
nacen ya con sida.

Comprobemos, pues, ¿Cuál es la correcta interpretación de Isaías


53.4-5? Veamos qué nos dice la misma Palabra de Dios.

Como la Biblia debe ser interpretada por la misma Biblia, veamos


cómo es interpretado en Mateo 8:16-17 Cuando llegó la noche
trajeron a él muchos endemoniados, y con la palabra echó fuera
a los demonios, y sanó a todos los enfermos, para que se
cumpliese lo dicho por el profeta Isaías cuando dijo: El mismo
tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.

Para Mateo, el verso cuatro, que es el que él cita, hace referencia


a una profecía que debía cumplirse, él ve en las sanidades de
Jesús el cumplimiento de esta profecía.

Mateo estaba aquí influido por la teología judía. Sabemos que los
apóstoles también eran hombres como nosotros y cometían
errores de interpretación como muchos hoy. De hecho, muchos de
ellos creían que toda enfermedad tenía su relación con el pecado.

Pero Jesús le sacaría más tarde de su error. No toda enfermedad


tiene relación directa con el pecado, aunque muchos lo crean,
como los apóstoles lo creían.

Juan 9.1-2 Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento.


2
Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó,
éste o sus padres, para que haya nacido ciego?
La respuesta de Jesús a sus discípulos les sacó del error.
Respondió Jesús: No es que pecó éste, ni sus padres, sino para
que las obras de Dios se manifiesten en él. Juan 9.3.

Lástima que muchos pastores no tengan estos versículos en sus


Biblias.

El apóstol Pedro también cita el texto de Isaías, solo que él cita el


verso cinco, que tiene relación con la redención, y aclara: quien
llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero,
para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la
justicia; y por cuya herida fuisteis sanados. 1ª Pedro 2.24.

Pedro no se refiere a la enfermedad física, a pesar de usar la


palabra sanados, sino a la sanidad de los de los pecados.

Si la sanidad del cuerpo estuviese incluida en la expiación,


cualquier enfermedad en un cristiano sería señal de que el
enfermo se habría descarriado del camino, habría pecado. Sin
embargo esto no es lo que enseña la Biblia.

Otra cuestión relacionada con la teología del sufrimiento es la


mala interpretación que se hace de Marcos 16.17-18 Y estas
señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera
demonios; hablarán nuevas lenguas; 18tomarán en las manos
serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre
los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.

¿Acaso está Jesús diciendo que Dios siempre sanaría a todos


aquellos sobre los que pongamos nuestras manos? De ninguna
manera. Dice que esto sucedería. Y sucedió. Se cumplió en los
apóstoles.

Aunque, en el afán de muchos pastores de delegar, echen la carga


sobre toda la Iglesia, en realidad Jesús está hablando aquí con los
once apóstoles, a quienes comisiona.
El libro histórico de los Hechos de los apóstoles, da fe del
cumplimiento de esta comisión que los apóstoles llevaron a cabo,
mediante los dones espirituales que recibieron como evidencia de
su apostolado. De lo cual habla Pablo en 2Corintios 12.12 cuando
dice: Con todo, las señales de apóstol han sido hechas entre
vosotros en toda paciencia, por señales, prodigios y milagros.

¿Significa eso que Dios ya no hace sanidades, prodigios o


milagros? No. No significa eso. Pues, escrito está: Jesucristo es el
mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Hebreos 13.8. Pero
justamente ese mismo pasaje continúa diciendo: No os dejéis
llevar de doctrinas diversas y extrañas. Hebreos 13.9.

De modo que es importante asegurarnos de que lo que creemos en


materia de fe, coincida con la verdad revelada en toda la
Escritura, y no en pasajes sacados de sus contextos.

Los cristianos enfermamos, porque vivimos en un mundo que ha


sido deteriorado por causa de nuestros pecados.

Debemos considerar testimonios como el del propio apóstol


Pablo, quien escribió:

2Corintios 12.7-10 Y para que la grandeza de las revelaciones no


me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi
carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me
enaltezca sobremanera; 8respecto a lo cual tres veces he rogado
al Señor, que lo quite de mí. 9Y me ha dicho: Bástate mi gracia;
porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de
buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que
repose sobre mí el poder de Cristo. 10Por lo cual, por amor a
Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en
persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces
soy fuerte.

En este pasaje vemos a Pablo, el que sanaba por fe a otras


personas, orar tres veces para ser librado de la enfermedad sin que
se le concediera su petición. La respuesta de Dios fue dejarle la
enfermedad, pero darle la gracia necesaria para sobrellevarla.

¿Estaba Pablo en pecado y por eso enfermó? De ningún modo.


Sabemos que era un hombre de Dios, un siervo honesto y fiel.

La respuesta de Pablo fue gozarse en sus debilidades. Ya que


entendió que aún en la enfermedad, cuando dependemos de Dios
podemos llegar a ser más fuertes que en ningún otro tiempo.

La historia bíblica, y la historia de la Iglesia, demuestran que aún


los mejores santos enfermaron y murieron.

Pablo le dijo a Timoteo que usara vino como medicina para su


estómago.

1Timoteo 5.23 Ya no bebas agua, sino usa de un poco de vino por


causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades.

Hechos 9.36-43 nos cuenta la historia de Tabita, o Dorcas, era una


discípula del Señor que enfermó y murió. ¿Estaría en pecado?
Desde luego que no.

La enfermedad ha sido una constante en el ser humano desde


siempre, incluso en la Iglesia. Pablo dice en 2Corintios 11.29
¿Quién enferma, y yo no enfermo?

Filipenses 2.25-27 Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito,


mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro
mensajero, y ministrador de mis necesidades; 26porque él tenía
gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió
porque habíais oído que había enfermado. 27Pues en verdad
estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de
él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no
tuviese tristeza sobre tristeza.
Hombres y mujeres de Dios que enfermaron, no por causa del
pecado, sino por causas naturales. No toda enfermedad tiene
relación directa con el pecado.

2Timoteo 4.20 A Trófimo dejé en Mileto enfermo.

Santiago 5.14-15 como cristiano judío escribiendo a cristianos


judíos dijo: ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los
ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el
nombre del Señor. 15Y la oración de fe salvará al enfermo, y el
Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán
perdonados.

Aquí vemos cómo Santiago, influido aun por la teología judía de


la salud, habla del aceite de la unción, símbolo del Espíritu Santo.
Símbolo que ya no es necesario usar, porque ya tenemos al mismo
Espíritu de Dios en nuestras vidas.

Es importante notar que en el N.T. no hay registro de campañas


de sanidad y milagros al estilo de las que se organizan ahora.

Todo esto demuestra que la sanidad, y la expiación por el pecado,


son dos temas bien distintos.

Dios no siempre sana a todo el mundo que se lo pide. Aunque


puede hacerlo. Si toda enfermedad fuese sanada mediante
oración, nadie moriría.

Si los cristianos no enfermáramos, ni nuestro cuerpo se


deteriorase, no moriríamos. Pero morimos, a pesar de ser personas
de fe.

¿A dónde tiene que llevarnos este conocimiento? A saber que


cuando oramos debemos hacerlo teniendo en cuenta la Soberanía
de Dios. Padre, te rogamos la sanidad de este enfermo, sabemos
que tú eres poderoso para sanarlo, y nuestro deseo es que lo sanes,
pero sea tu voluntad y no la nuestra. Si no lo sanas, Señor, dala al
menos las fuerzas necesarias para enfrentar la enfermedad con
dignidad.

Esto puede que no sea lo que te hayan enseñado, pero es lo que


dice la Palabra de Dios.

Pr. Nicolás García

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