Oraciones de Liberacion
Oraciones de Liberacion
Oraciones de Liberacion
"Al pedir ser liberados del Maligno, oramos igualmente para ser liberados de todos los males, presentes, pasados y
futuros de los que él es autor o instigador. En esta última petición, la Iglesia presenta al Padre todas las desdichas del
mundo. Con la liberación de todos los males que abruman a la humanidad, implora el don precioso de la paz y la gracia
de la espera perseverante en el retorno de Cristo." (Catecismo n. 2854)
Señor, el demonio anda "como león rugiente buscando a quien devorar" (1Pe 5,8).
No queremos caer en sus garras. Líbranos del mal.
Líbranos del tentador, de sus seducciones y de sus engaños, no dejes que siembre la cizaña del mal en nuestras
vidas.
Líbranos del orgullo, del amor propio y la autosuficiencia.
Líbranos de la idolatría y la vanidad, de toda forma de egoísmo, de ponernos al centro de nuestros pensamientos
e intereses.
Líbranos de ser esclavos de la opinión de los demás, de la cobardía, del respeto humano y de todo aquello que
condicione nuestra autenticidad cristiana.
Líbranos de cuanto nos esclaviza sin que nos demos cuenta.
Líbranos de los malos sentimientos, del rencor, del odio, del deseo de venganza.
Líbranos de cualquier ambición o atadura que nos robe la paz.
Queremos aspirar a las cosas de arriba, no a las de la tierra.
Líbranos de los apegos que nos impiden volar hasta ti.
Aleja de nosotros toda turbación, angustia, tristeza u obsesión.
Líbranos de las fuerzas del mal, de los maleficios, de las brujerías, de la infestación diabólica.
Queremos estar siempre en tus brazos y nunca bajo el poder de Satanás.
¡Queremos ser libres, Señor! ¡Queremos ser tuyos, sólo tuyos!
Queremos despojarnos del hombre viejo y que nos revistas del hombre nuevo a través de la gracia que nos
regalas en los Sacramentos.
Tenemos la certeza de que si tú estás con nosotros, nadie podrá contra nosotros (cfr Rm 8, 31)
Por eso hacemos esta oración llenos de confianza en Ti: Tú has vencido al mundo (cfr. Jn 16,33)
Todo lo podemos en ti que nos das fuerza (cfr Fil, 4,13)
Por los méritos de la pasión, muerte y resurrección de tu Hijo Jesucristo,
te pedimos, Padre, que nos libres del maligno ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
Cuatro poderosas armas contra el Demonio
Desde la Fe nos presenta herramientas para poder luchar contra el demonio
Dijo que el Papa también ha subrayado varias veces que los demonios se disfrazan de ángeles de luz
para hacerse atractivos y engañar mejor a los hombres.
Por ello, consideró que la presencia de un sacerdote exorcista en la diócesis es importantísima, pues
de lo contrario, muy a menudo la gente se dirige a magos, hechiceros, lectores de cartas y del futuro,
sectas…
“El exorcista –agregó– es ante todo un evangelizador, un sacerdote, por lo que sea cual sea el origen
del mal que padece quien acude a él, sea o no sea una auténtica forma de acción extraordinaria del
Demonio, el sacerdote exorcista se esfuerza por infundir serenidad, paz, confianza en Dios y
esperanza en su gracia”.
En septiembre del 2013, el Papa Francisco envió un mensaje a los exorcistas italianos, expresando
su aprecio por el servicio eclesial que realizan con el ministerio del exorcismo, ejerciendo una forma
de caridad en beneficio de personas que sufren y necesitan liberación y consuelo
Las cuatro armas que propone el P. Francesco Bamonte a los fieles para luchar contra el Demonio,
son:
1. La Palabra de Dios. “Esta es el arma más poderosa, como dice el Papa Francisco, quien nos invita
a llevar siempre en el bolsillo un Evangelio. En nuestro interior, esta Palabra, cuando entra, vive, actúa
y nos llena de la gracia del Espíritu Santo”.
2. El Rosario. “Le sigue el rezo del Santo Rosario, el encomendarse a la Virgen, a quien el Demonio
odia especialmente”
4. La Santa Misa. “La participación en la Santa Misa los días festivos, y también la lucha contra
nuestros vicios, contra lo que el pecado original ha dejado en nosotros, para que triunfe el hombre
nuevo en Cristo”.
No vamos a juzgar a nadie, pero lo que sí sabemos es lo que explicó hace un año el P. César Truqui
en un curso sobre exorcismo celebrado en Roma: “Hay un demonio que se especializa en el ataque a
la familia”. Este padre, poco después, en el semanario italiano Tempi, ahondó aún más y explicó que
este demonio es citado “en el libro de la Biblia de Tobías y se llama Asmodeo".
"El demonio
ataca de
muchas formas..."
El Antiguo Testamento nos habla de la presencia de este demonio. En el libro de Tobías, Asmodeo
mató a siete maridos de Sara y fue encadenado en el desierto por el Arcángel Rafael. Y de hecho el
padre Truqui, a tenor de su experiencia, confirma que ese demonio "está presente en muchos
exorcismos”. Una experiencia curtida a la sombra de exorcistas como el P. Francisco Bamonte o el
reconocido mundial y recién fallecido, P. Gabriele Amorth. Este último fue el exorcista de Roma y se
estima que realizó cerca de 70.000 exorcismos en el transcurso de su vida.
El demonio ataca de muchas formas y lo hace en todo momento porque sabe que una familia unida
es un aliado de primera frente a sus asechanzas. El P. Truqui recuerda una pareja de novios a la que
conoció: “Era una pareja joven, muy unida, que quería casarse. Sin embargo, la mujer tuvo que
someterse a un exorcismo para ser liberada". Durante el exorcismo, "el demonio se enfureció y
amenazó al P. Amorth, pues quería impedir ese matrimonio, de lo contrario, mataría a la joven.
Obviamente era la amenaza del mentiroso, porque, de hecho, no ocurrió".
En los ataques del demonio no todo es la espectacularidad de las posesiones o de las infestaciones.
También el demonio sugiere e incita contra la familia por medio de ideologías o de los estilos de
vida. Un ejemplo claro es la confusión que genera, por ejemplo, sobre la sexualidad: ¿el sexo es una
cuestión únicamente administrativa? ¿El sexo es algo que se escoge? El Papa Francisco es el
primero en advertir sobre los peligros que genera la ideología de género. Pero hay temas menos
clamorosos y menos sutiles: el pensamiento individualista o esa mente divorcista.
“Las mujeres piensan: ‘Si mi marido deja de gustarme, yo me sentiría mejor divorciándome’, pero se
olvidan de las consecuencias para los niños y la sociedad", denuncia el P. Truqui. "Esta mentalidad
antifamilia agrada al diablo: él sabe que un hombre que está solo y sin ningún punto de referencia es
manipulable e inestable".
Para aquellos que están en duda, el P. Truqui se ofrece como ejemplo: "Incluso hoy en día, y yo tengo
más de 50 años, sólo de pensar en el amor entre mi madre y mi padre, ya encuentro consuelo y valor.
Por el contrario, los hijos de padres separados son más frágiles y vacilantes".
El Papa Francisco, un faro para muchos. Si hay algo claro en este Papa, es la conciencia que tiene de
la existencia del diablo, y que éste hace lo imposible por llevarse las almas. En 2014, el Santo Padre
dio un discurso sobre la Renovación Carismática en el que señaló que el diablo trata de destruir a las
familias porque es allí donde Jesús crece: en medio del amor de los cónyuges y en las vidas de sus
hijos. No es casualidad que este mensaje lo diera a la Renovación Carismática. Aquí, todos lo saben,
el Espíritu Santo tiene un protagonismo especial. Y los exorcistas confían siempre su trabajo a
comunidades dedicadas a la oración y la alabanza como las carismáticas.
Bien sabía el Papa a quién hablaba: "Jesús crece en el amor de los cónyuges; Jesús crece en las
vidas de los niños. Y es por eso que el enemigo ataca a la familia tanto tiempo. El diablo no ama a la
familia. Se trata de destruirla destruyendo el amor que hay allí", advirtió en el estadio Olímpico de
Roma ante 52.000 personas.
En ese día, el Papa Francisco recordó que "las familias son iglesias domésticas. Los cónyuges son
pecadores, como todos, pero quieren progresar en la fe, en su fecundidad, en los niños y en la fe de
sus hijos".
Por lo que pidió al Señor "que bendiga a la familia, que sea fuerte en esta crisis en la que el diablo
quiere destruirla".
Discurso del Papa Francisco a la Renovación Carismática Católica en su 50 aniversario, en una vigilia de
oración en el Circo Máximo de Roma, sábado 3 de junio de 2017, vigilia de Pentecostés
Hermanos y hermanas:
Gracias por el testimonio que ustedes dan hoy aquí. Nos hace bien a todos, me hace bien a mí también.
Hoy estamos aquí como en un cenáculo pero a cielo abierto. Porque no tenemos miedo al cielo abierto. Y
también con el corazón abierto a la promesa del Padre. Nos hemos reunido, todos nosotros creyentes, todos
los que profesamos que Jesús es el Señor. Muchos han venido de diversas partes del mundo y el Espíritu
Santo nos ha reunido para establecer los lazos de amistad fraterna que no dan fuerzas en el camino hacia la
unidad. Unidad para la misión no para quedarnos quietos. ¡No!, ¡unidos para la misión de proclamar que Jesús
es el Señor!
Para anunciar juntos el amor del Padre por todos sus hijos. Para anunciar la Buena Nueva a todos los
pueblos, para demostrar que la Paz es posible.
No es fácil demostrar que la Paz en este mundo es posible, pero con el poder de Jesús podemos demostrarlo.
Pero eso, es posible si entre nosotros también estamos en Paz. Si nosotros encendemos las diferencias y
estamos en guerra entre nosotros no podemos anunciar la Paz. La Paz es posible a partir de nuestra
confesión de que Jesús es el Señor. Es el Espíritu Santo el que crea unidad entre nosotros.
La venida del Espíritu Santo transforma hombres cerrados a causa del miedo en testimonios valientes de
Jesús. Pedro, que renegó a Jesús tres veces, lleno de la fuerza del Espíritu Santo proclama para que sepa con
certeza toda la casa de Israel que Dios ha constituido en Señor a aquel Jesús que crucificaron. Y esta es la
profesión de fe de cada cristiano: Dios ha constituido la Señoría de Jesús.
Hoy, hemos elegido reunirnos aquí en este lugar, porque aquí durante las persecuciones fueron martirizados
muchos cristianos para el divertimento de aquellos que lo veían. Hoy hay más mártires que antes. Quienes
matan a los cristianos lo hacen sin ninguna distinción. Es el Ecumenismo de la Sangre, de tantos mártires.
Hoy es más urgente que nunca la unidad entre los cristianos. Caminar juntos, trabajar juntos. Amarse. Y
juntos buscar explicar nuestras diferencias, ponernos de acuerdo, pero en camino. Si permanecemos quietos
sin caminar, nunca nos pondremos de acuerdo. Porque el Espíritu nos quiere en camino.
50 años de la Renovación del Movimiento Carismático Católico. Una corriente de gracia del Espíritu. ¿Y por
qué de gracia? Porque no tiene fundador, ni estatutos, ni gobierno. Claramente, en esta corriente han nacido
muchas expresiones que ciertamente son obras humanas inspiradas por el Espíritu, con varios carismas y
todos al servicio de la Iglesia. Pero a la corriente no se le puede poner un “dique”, ni encerrar al Espíritu Santo
en una jaula.
Alegría y coraje. Eso da el Espíritu Santo. El cristiano… o experimenta la alegría del Espíritu de Dios en su
corazón o hay algo que no funciona bien.
Queridos hermanos y hermanas, les deseo un tiempo de reflexión, de memoria de los orígenes. Un tiempo
para sacar de las espaldas todas aquellas cosas que hemos ido añadiendo con nuestro “yo”, y transformarlo
en escucha y en alegre acogida del Espíritu Santo que actúa dónde y cómo quiere.
Agradezco a todos por la organización de este Jubileo de Oro, por esta vigilia y agradezco a cada uno de los
voluntarios que lo han hecho posible, mucho de los cuales se encuentran aquí. También saludo a los jóvenes
de tantas partes del mundo.
Gracias Renovación Carismática católica por todo lo que han dado a la Iglesia en estos 50 años. La Iglesia
cuenta con ustedes, con su fidelidad a la Palabra, su disponibilidad al servicio, y los testimonios de vidas
transformadas por el Espíritu Santo. Gracias.