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Canonicidad Apocalipsis

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Instituto Biblico Central W.

H
Facilitador: Luis F. Batrez Orosco.
Materia: Apocalipsis y Daniel.

Canonicidad
Apocalipsis

Alumno: Arcadio Isai Roca Quintana.


Grado: Sexto Teologia.
Fecha: 31 de agosto de 2020.
INTRODUCCION

Este libro contiene la revelación de Jesucristo, que le fue dada a Juan (1:1-3).
Juan fue el que recibió la revelación; no su autor. Aunque a menudo se hace
referencia a este libro como "el libro de las revelaciones", y a pesar de que
contiene varias visiones que recibió Juan mientras estaba en el Espíritu, éstas
fueron esencialmente una sola que recibió en un solo día, "el día del Señor" (1:10).
La unidad del libro se expresa en sus primeras dos palabras: La revelación.
Este libro fue admitido en el canon de las Escrituras por sus propios méritos y, con
excepción de las dudas sobre su autor, fue aceptado con muy poca oposición.
Como parte integral de las sagradas Escrituras, Apocalipsis no debería ser
evadido debido a su naturaleza predominantemente simbólica.
Aunque los teólogos liberales disputan sobre la paternidad literaria juanina de
Apocalipsis, sus objeciones no nos apartan de la seguridad de que Juan, el
discípulo amado (el que escribió el cuarto evangelio y las tres epístolas que llevan
su nombre), fue también el autor de este último libro de la Biblia. No se puede
ignorar el testimonio de la Iglesia primitiva en cuanto a la paternidad de Juan.
HISTORIA Y CANONICIDAD DE APOCALIPSIS

El Apocalipsis es considerado uno de los libros más controvertidos y difíciles de la


Biblia, por la multiplicidad de posibles interpretaciones en los significados de
nombres, eventos y símbolos que se narran. La admisión de este texto en el
canon bíblico del Nuevo Testamento no fue nada fácil, la polémica entre los
Padres de la Iglesia respecto a la canonicidad del Apocalipsis duró varios siglos.
El término “apocalipsis” viene del latín apocalypsis y este del griego Aποκάλυψις
Iωάννου [Apokálypsis Ioánnou]. Este término se refiere al último libro Canónico del
Antiguo Testamento que contiene las revelaciones escritas por el Apóstol San
Juan, referentes en su mayor parte al fin del mundo. Este término también tiene un
significado misterioso, oscuro y enigmático, a la vez que terrorífico que amenaza o
implica la devastación y el fin. El libro en mención se le atribuye a San Juan y
también se le da el nombre de “apocalipsis de Jesucristo” y al cual se le da el
carácter exclusivamente profético a pesar de que está escrito simbólicamente.
Históricamente hay que hacer constar que el discípulo, de Jesucristo Juan, fue
desterrado a la isla de Patsmo en el mar Egeo y al cual también se le atribuye el
cuarto evangelio y las tres cartas. Sin embargo, también se ha atribuido que
pertenece a un comunidad denominada “Juanina” fundada e influenciada por él y
que se le asignó como autor a San Juan para darle renombre y una tradición. Aquí
es necesario hacer hincapié cómo este escrito fue realizado a finales del Siglo I y
principios del II, durante las persecuciones romanas contra los cristianos durante
el emperador Domiciano cuando eran obligados los judíos y cristianos, por los
emperadores romanos, a adorar las estatuas de sus dioses incluyendo los césares
que se proclamaban señor de señores hijos de Dios y que al negar hacerlo eran
severamente castigados.
Fecha
Éfeso era el centro desde el cual Juan supervisaba las iglesias de Asia Menor en
lo que se refería a asuntos espirituales. La escritura del libro ocurrió mientras Juan
era prisionero de Roma en la isla de Patmos ya casi al final del gobierno del
emperador Domiciano (probablemente cerca del año 90 d.C.). Sin embargo,
Tertuliano, uno de los padres de la Iglesia primitiva, opinaba que este libro había
sido escrito durante la persecución de Nerón, alrededor del año 64 d.C. Los
eruditos modernos suelen preferir esta fecha más temprana.
Lectores originales
Los lectores originales de Apocalipsis fueron los miembros de las iglesias de Asia
Menor, la cual era notable por el número y la riqueza de sus ciudades. Las siete
iglesias mencionadas en el libro fueron centros importantes de los cuales se
extendió el Evangelio al este y al oeste. El Apocalipsis es para la Iglesia de todo el
mundo y de todas las generaciones. Aquí Cristo se manifiesta así mismo a todas
las iglesias (2:23; 22:16). ¡Qué poderoso avivamiento espiritual experimentarían
las iglesias de hoy si vivieran a la luz de este último libro de la Biblia!
Partidarios de la canonicidad del Apocalipsis
Al final del siglo II el Apocalipsis fue reconocido por los representantes de las
iglesias principales como una obra genuina del apóstol Juan. En Asia, Melitón,
obispo de Sardes, reconoció el Apocalipsis de Juan y escribió un comentario sobre
él (Eusebio de Cesarea, Historia Eclesiástica, IV, 26). En la Galia, Ireneo de Lyon
creía firmemente en su autoridad divina y apostólica (Adversus Haer.,[3] V, 30). En
África, Tertuliano citó frecuentemente el Apocalipsis sin dudas aparentes sobre su
autenticidad (Contra Marción, III, 14, 25). En Roma, el obispo Hipólito asignó su
autoría al apóstol Juan, y el Fragmento Muratoriano lo enumera junto con las otras
escrituras canónicas. La Vetus Latina contenía el Apocalipsis. En Alejandría,
Clemente y Orígenes creían sin vacilación en su autoría joánica. Orígenes
aceptaba el Apocalipsis como inspirado, y lo catalogaba como parte del
Homologoumena. Atanasio, obispo de Alejandría, lo reconoció plenamente en su
carta pascual 39 en el año 367.
En occidente, el libro fue definitivamente aceptado por el decreto del papa
Dámaso I, en el año 382, confirmado luego en los concilios de Hipona (en el 393)
y de Cartago (en el 397), junto con todos los demás escritos del Nuevo
Testamento. En oriente, fue incluido en el canon después de mucha polémica (que
se prolongó hasta el siglo IX) aunque es el único libro del Nuevo Testamento que
no es leído como parte de la liturgia en la Iglesia Ortodoxa.
La simbología del Apocalipsis tiene que ver con la aparecida en el antiguo
testamento en la liturgia y a la aparecida en los primeros siglos del cristianismo en
que surgen en alabanzas, oraciones, peticiones, personajes, cultos, ornamentos,
incienso, eucaristía, cálices, el santo santo, el amen, el cordero de Dios, la virgen,
la intercepción de los ángeles, el arcángel Miguel, las antífonas, el sacerdocio, los
fieles, el silencio meditativo, la cena nupcial del cordero; así mismo están los
números y colores los cuales han sido estudiados por Prévost,
A la vez se trae una simbología de los números dándoles significados a los
mismos; es por esto por lo que para este autor el “uno” se refiere a Dios; el “tres”
puede representar a Dios, aunque para los judíos representa la divinidad y para
los cristianos la trinidad (padre-hijo y espíritu santo). En el apocalipsis el tres
aparece como una fracción en vez del número entero una tercera parte, un tercio;
lo que indica que ni es un pleno Dios, ni el “cuarto” que es la creación, y que dos
tercios no se ven afectados por lo que la tercera parte si lo es; el medio y tres y
medio sacados son del libro de Daniel y significa plenitud, así como el “cuatro” y el
“siete” la perfección, así como el universo o creación o la representación de los
cuatro puntos cardenales, los cuatro evangelistas, los cuatro vivientes que están
con Dios. En el apocalipsis “el 5 y el 6” originan cataclismo y el “sexto” una visión
de esperanza, el “séptimo” las trompetas. El “seis” denota imperfección pero le
falta uno para llegar al siete que es la perfección; este último número en hebreo se
denomina “Sheba”; “el doce se refiere a las 12 tribus de Israel” (Jacob) (16), a los
12 apóstoles. Si hacemos un cálculo de las doce tribus de Israel, también tenemos
que hacerla de los 12 hijos de Ismael, que también las podemos considerar como
doce tribus. Lo que equivale a dos pares de 12 o 24; éste último número
multiplicado por 2 es igual a 48 y 12 por 12 igual a 144. Aquí podemos seguir
haciéndonos cálculo de los múltiples de 10 y 4 y así agrupar cifras para darles
interpretaciones. El número 1.000 sería la idea general de un gran número, los
1.000 años del encierro del dragón. Obsérvese el aspecto negativo de algunos
números que en los textos sobre “numerología” no aparecen.
Los colores juegan un papel importante; por ejemplo el blanco pureza y victoria, el
negro desgracia y miseria; el rojo violencia; el verde o amarillo muerte; el rojo,
escarlata y púrpura desenfreno. El negro representa la hambruna y la pobreza y el
verde y amarillo enfermedad, el blanco para algunos era la muerte o lo contrario.
Los personajes y figuras en la simbología del apocalipsis aparecen también
además de ellos el arca de la alianza.
El juicio final se lee en la siguiente forma: “… vi luego también una multitud que
nadie podía contar de toda nación, raza y lengua…”. Según Prevost 2001: 105-
106). Es bien conocido cómo todo tiene su principio y su fin y el hombre quiere
conocer a uno y a otro. Para uno y otro debe haber un principio de causalidad, un
determinismo, a la vez también que un azar. El fin de lo días se le achaca también
a un personaje que provoca el fin, la destrucción y a este se le identifica en el
apocalipsis con el nombre de dragón o con el nombre de diablo en los cristianos y
con un número y este es el 666 el cual sería para los judíos la plena imperfección;
este juego numérico conocido como “gematría” con letras del alfabeto griego trata
de reconocer la bestia.
En el alfabeto griego cada letra tiene un número excepto el 6, y, después del 10,
se cuenta de 10 en 10 hasta 100 y luego de 100 en 100 hasta 800. Por lo tanto el
666 trata de identificar la palabra o frase con sus características y éste número
representaría a Domiciano que persiguió a los cristianos en la época que se
escribió el apocalipsis. Este mismo número 666 se podría relacionar a varios
césares romanos; por ejemplo, Calígula como cruel, incestuosos y a Nerón quien
incendió Roma; la frase Nerón Cesar en hebreo o en griego, de acuerdo a una
numeración del alfabeto hebreo realizando la suma daría de nuevo 666, mas no
en griego sino en latín, y en latín sería el número 616; por lo tanto la bestia sería
Nerón y los testigos de ese entonces Pedro y Pablo o el Antiguo Elías y Moisés;
recuérdese que Elías fue llevado en un carro de fuego (18), (19) y Enoc también
como testigo caminó con Dios y desapareció porque lo llevó aquél (Dios). Todo
esto corresponde a fantasías, asociaciones e interpretaciones; algunos hacen
interpretaciones para identificar el 666 con fechas críticas.
CONCLUSIÓN:
Apocalipsis es un libro con mucho simbolismo, una mínima parte del cual ya se ha
cumplido en la iglesia, pero la gran parte de su mensaje espera todavía un
cumplimiento literal. Concluyendo, permítame añadir un pensamiento final. Para
los creyentes, el libro de Apocalipsis muestra lo absurdo de vivir amando las cosas
de este mundo porque estas cosas son muy pasajeras. También motiva a testificar
a los perdidos y anima a esperar con paciencia el regreso del Señor. Para los
incrédulos, el libro de Apocalipsis es una solemne advertencia del terrible castigo
que espera a todos los que rechazan al Salvador.
Es indudable que el libro de Apocalipsis es uno de los que despierta mayor
curiosidad entre los creyentes. Para algunos, es un libro vedado al cual les da
temor acercarse, otros manifiestan interés en su estudio con el fin de pronosticar
los eventos del fin de los tiempos. Sin duda, esto no es nuevo. Desde hace
siglos, tanto los creyentes comunes como aquellos que tienen distintos grados de
erudición han reflejado este interés de estudiar el Apocalipsis. No podemos negar
la complejidad que acompaña la interpretación de este libro. Por lo tanto, al
acercarnos a él debemos tener definida una estrategia de estudio, ya que es la
única parte de la Palabra de Dios acerca de la que se han desarrollado varios
sistemas básicos de interpretación, que por supuesto, tienen un fundamento y un
argumento sólido, desarrollados durante mucho tiempo.
BIBLIOGRAFIA:

 Biblia de Estudio Arqueologica NVI, Editorial Vida.

E-GRAFÍA:

 https://descubriendolaverdad.wordpress.com/2012/06/09/la-inspiracion-del-
libro-de-apocalipsis/
 https://www.iglesiapueblonuevo.es/index.php?
codigo=enc_canonb#veintidos
 http://www.hutters-online.de/publikationen/uwe/09.html

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