Hipócrates y Sus Aportes A La Psicología
Hipócrates y Sus Aportes A La Psicología
Hipócrates y Sus Aportes A La Psicología
Hipócrates de Cos vivió en Grecia entre los años 460 y 377 a.C. Su padre y su abuelo
paterno también fueron médicos, y el propio Hipócrates enseñó la profesión a sus dos
hijos y a su yerno, lo mismo hizo con un gran número de alumnos a lo largo de su vida,
durante la cual viajó a lugares lejanos, lo que favoreció la popularización de sus ideas.
No existen muchos datos biográficos de Hipócrates que puedan considerarse
completamente ciertos. Su historia puede encontrarse narrada por tres voces
principales: Aristóteles, Sorano de Éfeso y Juan Tzetzes.
Los tres brindan información con cierto grado de contradicción, aunque coinciden en
varios elementos esenciales de las características de Hipócrates. Por ejemplo, estos
historiadores han coincidido en afirmar que Hipócrates era un hombre muy
observador, lo cual guarda sentido con las habilidades necesarias para la actividad que
realizó en vida. Así mismo, se sabe que tuvo dos hijos varones; Draco y Tésalo.
También tuvo una hija, pero no se sabe cuál fue su nombre.
Entre los intereses de Hipócrates también estaba la filosofía. Se estima que este
personaje estudió filosofía mientras seguía las enseñanzas de Heródico de Selimbria,
también médico.
Hipócrates murió cerca del año 370 antes de Cristo. Se cree que su muerte fue en la
ciudad de Larissa, aunque no hay certeza en cuanto a esta información dado que
Hipócrates viajaba mucho a ciudades como Tracia y Tesalia, como consecuencia de sus
labores en el ámbito de la medicina.
Fuentes históricas reflejan que Hipócrates tenía 90 años cuando murió, aunque hay
otras informaciones que indican que llegó a contar con más de 100 años.
Hipócrates de Cos es considerado por la mayoría de expertos como el fundador (o
incluso “padre”) de la medicina occidental moderna; en este sentido, sus
aportaciones constituyeron las bases sobre las que se asentó el desarrollo de esta
disciplina.
Aportes a la psicología:
Sanguíneo
Según las hipótesis arcaicas que describimos, el temperamento sanguíneo se
corresponde con personas de humor variable, aunque con tendencia a las emociones
positivas como la alegría. Otros rasgos de personalidad que se atribuyen a este tipo
son el gregarismo, la calidez y el optimismo, junto con la búsqueda de sensaciones y de
placer inmediato.
Colérico
Las personas en que predomina la bilis amarilla se caracterizan, según Galeno, por su
temperamento fuerte y por la impulsividad de su comportamiento. Se trataría de
personalidades activas, independientes y asertivas que se sienten cómodas en roles de
liderazgo y que provocan momentos de hostilidad y de conflicto con frecuencia.
Melancólico
El tipo melancólico englobaría a personas con tendencia a la fantasía y la imaginación,
pero también predispuestas a sentir emociones negativas, particularmente tristeza.
Algunos de los rasgos que caracterizan al temperamento melancólico son la
introversión, la sensibilidad, la creatividad, el perfeccionismo y la inseguridad.
Flemático
Galeno afirmó que las personas de temperamento flemático muestran una apatía y
una pasividad muy marcadas con respecto a su vida en general, si bien también
destacan por su perseverancia y su perfeccionismo. Dado que su emocionalidad sería
menor que la del tipo melancólico, su comportamiento es supuestamente más frío,
sereno y racional que el de quienes pertenecen a éste.
Al igual que en la medicina, el fin de la psicología es la salud, pese a que
tengamos distintos medios y campos de estudio. Hipócrates de Cos dio un salto
en cuanto a técnica y metodología con la observación clínica, necesaria para la
intervención psicológica terapéutica, así como otros conceptos que sutilmente
influenciaron nuestra ciencia hasta su tardío nacimiento. De igual manera, su
estudio de la ética nos incumbe a nosotros tanto por cuanto estamos llamados
a velar por la salud mental de nuestros pacientes.