Alejandro Romero Seguel PDF
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Introducción
2. El acuerdo de arbitraje
3. El contrato de compromiso
4. La cláusula compromisoria
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Para que la cláusula de arbitraje sea eficaz es necesario que los que
convienen en dicho acto o declaración de voluntad sean legalmente capaces
(art. 1445 CC). Conjuntamente con lo anterior, esa declaración debe respetar
las exigencias propias del arbitraje, específicamente que el árbitro tenga
capacidad, que la materia sea susceptible de arbitraje (que no sea de arbitraje
prohibido), y que el convenio arbitral cumpla con las formalidades señalas por
la ley para que pueda producir los efectos positivos y negativos ya indicados.
De igual forma, la cláusula arbitral debe estar exenta de errores que sin
tipificar técnicamente un vicio del consentimiento puedan convertir a esta
declaración de voluntad en un acto ineficaz, esto es, evitando que surja en la
práctica lo que el jurista francés Frederic Eismeann denominó como “cláusula
patológica”. Con dicha expresión se quiere hacer referencia a aquellas
estipulaciones de arbitraje que por distintas razones no logran el efecto
esencial de esta declaración de voluntad, que sabemos es someter un conflicto
a arbitraje.
Los vicios o defectos que generan una cláusula patológica no se limitan
a un tema de control de los requisitos de existencia o de validez del acto
jurídico. Para que se dé esta situación puede resultar suficiente un simple error
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Un caso jurisprudencial
LOS ÁRBITROS
1. EL ÁRBITRO COMO TERCERO EN EL CONFLICTO
En el campo interno los árbitros son definidos como los jueces
nombrados por las partes, o por la autoridad judicial en subsidio, para la
resolución de un asunto litigioso (art. 222 COT).
En esa lacónica definición se recoge una rica tradición proveniente del
derecho romano, canónico y castellano, donde el árbitro —en cuanto juez—
debía ser siempre un tercero designado por las partes.
Como se explicaba, esta manifestación de voluntad en el arbitraje
interno se reducía al contrato de compromiso, el que debe contener —entre
otras exigencias— “el nombre y apellido del árbitro nombrado” (art. 234 N° 2 COT).
A la anterior forma de convenio arbitral se sumaría luego la cláusula
compromisoria, como un logro de la doctrina y de la jurisprudencia.
2. ÁRBITRO Y FIGURAS AFINES
La caracterización del árbitro antes analizada no se debe confundir con
otras figuras que podrían aparecer como análogas.
2.1. EL ARBITRIO DEL TERCERO
La figura del denominado arbitrio del tercero, se admite en cierto actos,
donde terceros son llamados a completar o integrar una determinada relación
jurídica no finiquitada plenamente por las partes. Una hipótesis de esta
intervención se admite para la determinación del precio en una compraventa o
en el contrato para la confección de una obra material, regulada por los
artículos 1809 y 1998 del CC.
2.2. EL LIQUIDADOR
El liquidador es un tercero nominado para llevar adelante la liquidación
de una persona jurídica en proceso de extinción.
2.3. LA PERICIA CONTRACTUAL
La pericia, en general, dice relación con la actividad desarrollada por
personas expertas con el objeto de emitir un informe técnico o dictamen. La
actividad pericial normalmente se desarrolla para fines prácticos,
especialmente para ilustrar al juez sobre un aspecto determinado de una
ciencia o arte.
2.4. EL MEDIADOR
La mediación es un procedimiento no adversarial y tiene por objetivo
propender a que, mediante la comunicación directa entre las partes y con
intervención de un mediador, ellas lleguen a una solución extrajudicial de la
controversia.
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2 LA TEORÍA DE LA IMPREVISIÓN
A través de la figura del arbitrador se ha podido aplicar en Chile la
teoría de la imprevisión. En este punto se ha convertido en una referencia
obligada la sentencia pronunciada en calidad de arbitrador por don Carlos
Urenda Zegers, en los autos arbitrales “Sociedad de Inversiones Mónaco
Ltda.”, de 1986.
EL PROCEDIMIENTO ARBITRAL
- 1. La relación procesal arbitral
- 2. El convenio y la competencia del árbitro
- 2.1. El fuero y el arbitraje
- 2.2. El factor materia en el arbitraje
- 2.2.1. La cláusula arbitral y la competencia del árbitro
- 2.2.2. Competencia arbitral y congruencia de la sentencia
- 2.3. El factor cuantía en el arbitraje
- 2.4. El factor territorio en el arbitraje
- 3. La instalación del tribunal
- 3.1. En el arbitraje interno
- 3.2. En el arbitraje comercial internacional
- 4. La fijación de las reglas del procedimiento
- 4.1. El procedimiento en el arbitraje interno
- 4.2. El procedimiento en la LACI.
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Jorge Zerr Serk, abogado, por la Sociedad Larroche y Jorge Coch S.A.,
en los autos arbitrales caratulados LARROCHE Y JORGE COCH S.A.
con LAROCHE S.A., Rol IC Nº 7.806-2008 a VS.I. Digo:
Que en virtud de los dispuesto en los artículos 1, 2, 16 y el art. 34 de la
Ley 19.971 sobre arbitraje comercial internacional solicito se declaren
inadmisibles los recursos de apelación interpuestos en contra del laudo arbitral
dictado por don Samuel Vivaldi Oliveros, en virtud de las siguientes
consideraciones:
ANTECEDENTES DEL ARBITRAJE
1) Se ha iniciado en Chile un arbitraje entre la Sociedad Larroche y Jorge
Coch S.A., esta última sociedad constituida de acuerdo a las leyes de Francia y
domiciliada en 22, rue Louis Bro 89 800, Chabilis, Francia.
2) Dicho arbitraje se debió instalar en nuestro país, atendido que los
Tribunales Ordinarios franceses declararon incompetencia, considerando que
existía una cláusula de arbitraje que obligaba a resolver el litigio en un arbitraje
en Chile. Lo anterior lo resolvió la Corte de Apelaciones de Paris, 25ª Cámara,
sección A, con fecha 5 de marzo de 2008, cuya copia acompaño en un otrosí.
3) En consideración a lo anterior el Centro de Arbitraje y mediación de
la Cámara de Comercio de santiago, en virtud del artículo 20 del contrato de
constitución de sociedad anónima cerrada, otorgado por escritura pública de
17 de enero de 2002 ante el notario público don Andrés Allende Vial, designó
como árbitro al abogado Samuel Vivaldi.
4) En la tramitación de dicho proceso se cometió un error de derecho
que debe ser subsanada por esta I. Corte, al haberse concedido un recurso de
apelación en contra de una resolución de una dilatoria que rechazó una
excepción de incompetencia que opuso la parte de la Sociedad Larroche S.A.
5) El referido error de tramitación no fue advertido por el árbitro ni por
esta I. Corte, tal como consta de la resolución de fecha 22 de mayo de 2009
que se pronunció sobre la incompetencia. Dicha resolución debe ser anulada
de oficio, fundamentalmente por las siguientes razones:
A) LA IMPROCEDENCIA DE LA APELACION EN UN ARBITRAJE
COMERCIAL INTERNACIONAL
6) Una revisión de los antecedentes relativos a este arbitraje deja en
claro que las partes han suscrito un acuerdo de arbitraje, cuya eficacia
determinó que la jurisdicción francesa se declara incompetente de conocer de
la demanda que sería conocida y fallada en el arbitraje instalado en Chile.
7) Sin embargo, en dicho proceso arbitral se ha cometido un grave error
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8° Conciliación:
En caso de conciliación el árbitro continuará en funciones mientras no
se haya dado íntegro cumplimiento a lo acordado, a menos que esté vencido el
plazo para el cual fue nombrado.
9° Notificación expresa y desglose:
Las partes se dan por expresamente notificadas de todas las
resoluciones dictadas hasta esta fecha. Asimismo, en este acto las partes
autorizan al árbitro para proceder al desglose de lo obrado con anterioridad a
su nombramiento, con excepción de la solicitud original de arbitraje, el
contrato, los poderes y actuaciones de constitución de este compromiso.
10º Honorarios:
Los honorarios del Arbitraje se regirán por la Tabla de Honorarios del
C.A.M. Serán propuestos por el Juez Arbitro y se determinarán una vez
concluido el período de discusión, oportunidad en que se devengará un 50% del
honorario. El 50 % restante se pagará una vez concluido el término de prueba.
En caso de producirse avenimiento con posterioridad al inicio de la etapa de
prueba, el honorario quedará reducido a un 80%.
El honorario del actuario ascenderá a un 10% de lo estipulado para el
árbitro, y deberá ser pagado en la misma oportunidad fijada para el árbitro.
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1. Explicación introductoria
Bajo el título de los conflicto de intereses se busca examinar, lo que,
genéricamente, se presenta como una colisión de intereses que puede surgir en
la ejecución de determinados actos o contratos. Como lo explica Rodríguez
Pinto, el problema del conflicto de intereses se da cuando se está en presencia
de un riesgo de actuación desleal de un agente.
En materia arbitral el tema de los conflictos de interés es una materia
que justifica un estudio en profundidad, atendida la relevancia que tiene este
medio de solución de controversias en nuestro medio.
Como el árbitro no actúa en calidad de agente de una o de ambas
partes, la forma de abordar el tema obligará, necesariamente, a examinar si se
trata de una situación especial o los conflictos que surjan se resuelve con los
mismos criterios que se aplican en otros campos donde el tema está más
desarrollado, como es el caso de en la actuación de directores de sociedades
anónimas, en la ejecución de contratos de colaboración, realización de
negocios fiduciarios, entre otras hipótesis.
Desde la perspectiva ética, el árbitro está obligado siempre a revelar los
conflictos de intereses que le puedan afectar, para cumplir con el mandato de
la conciencia que si está bien formada y es recta, le impele a cualquier sujeto a
“hacer el bien y evitar el mal”.
Conjuntamente con lo anterior, el tema también se ve facilitado cuando
por la existencia de una “ciencia del deber”, se le impone heterónomamente
este deber de abstención de una conducta desleal en contra de una o de ambas
partes del arbitraje. Tal comunicación será á exigible mediando una norma
fijada, por ejemplo, en un código de buenas prácticas.
Por último, el estudio de los eventuales conflictos de intereses en el
arbitraje también puede venir dados considerando los mecanismos de
inhabilitación de los árbitros, que tradicionalmente han estado regulados en
las causales genéricas o específicas de inhabilitación, derivadas en algunos
sistemas jurídicos del mecanismo de inhabilitación de los jueces.
La necesidad de perfeccionar este mecanismo obedece a la complejidad
que ha adquirido el arbitraje, especialmente, en los países con un mayor
desarrollo económico, donde el entrecruzamiento de intereses también se
proyecta a los árbitros.
las reticencias en que puede incurrir alguno de los compromisarios. Para tal
efecto, indicaremos la causal legal que existe sobre el particular y la forma
como debería ser interpretada para el arbitraje.
a) Actuaciones profesionales del árbitro realizadas con anterioridad
b) El prejuzgamieto del árbitro
c) Interés del árbitro en el objeto del proceso
d) La recusación del árbitro por su vinculación con el abogado de la
parte.
Propuesta discutida en la modificación del sistema arbitral
“La persona propuesta para ser árbitro deberá revelar todas las
circunstancias que puedan dar lugar a dudas justificadas sobre su
imparcialidad e independencia”.
“Salvo que las partes hayan dispuesto otra cosa, cada árbitro, dentro
del plazo de diez días contados desde que toma conocimiento de su
nominación, deberá aceptar el encargo. Si en el plazo establecido no
comunica ese hecho, se entenderá que no acepta su nombramiento”.
“Una vez que el árbitro acepta su nominación está obligado a realizar
una declaración acerca de los posibles conflictos de interés que le afecten,
con relación a las partes o a la materia litigiosa”.
“Para cumplir lo anterior, el árbitro está obligado a poner en
conocimiento de las partes”:
“1ª) Cualquier relación de negocios o profesional que, directa o
indirectamente, tenga con alguna de las partes”;
“2ª) Las relaciones profesionales que haya tenido con algunas de las
partes en un plazo de tres años con anterioridad a su designación”;
“3ª) Cualquier relación de negocios o profesional que, directa o
indirectamente, tenga con alguna de las empresas competidoras de las partes
del arbitraje”;
“4ª) Si se encuentra en alguna situación de inhabilidad prevista en el
artículo siguiente”.
Motivos de inhabilitación
“Todo árbitro debe garantizar la independencia e imparcialidad de las
partes al aceptar la designación y durante todo el procedimiento arbitral”.
“En cualquier momento del arbitraje las partes podrán pedir al árbitro
la aclaración de sus relaciones con algunas de las otras partes”.
“Una parte sólo podrá recusar al árbitro nombrado por ella, o en cuyo
nombramiento haya participado, por causas de las que haya tenido
conocimiento después de su designación. El árbitro nombrado por una de las
partes no es mandatario de la parte que lo nominó, debiendo conducir su
actuación arbitral con entera independencia e imparcialidad”.
“El árbitro no deberá aceptar su designación si tuviere dudas acerca de
su imparcialidad e independencia y, si le surgieren dudas una vez comenzado
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