Disciplina
Disciplina
Disciplina
Es una pregunta no recientemente planteada y estudiada desde hace varios siglos atrás, como por
ejemplo el mismo Platón cuando en El Banquete, nos acerca una comprensión de lo que es el amor
y las tendencias amorosas a través de un Mito, el mito de los Andróginos.
Este famoso escrito nos dice que en un comienzo éramos una sola cosa, éramos seres circulares
llamados andróginos formados por dos de quienes somos ahora, es decir, había andróginos
formados por dos hombres, por dos mujeres y por un hombre y una mujer. Según este mito,
contado por uno de los personajes del libro, alguna vez fuimos seres eternos y completos que no
necesitaban reproducirse y desconocían la muerte; seres que no tenían esa falta que tenemos
ahora.
Lamentablemente para esta idea tan encantadora y romántica, mucho tiempo después vino una
disciplina a bajarnos de las nubes y hacernos entender que este sueño romántico no es más que
una dulce mentira, una ilusión; encontrar realmente nuestra “media naranja” es algo inalcanzable
ya que esa supuesta completud nunca existió y si existió no será recuperada jamás.
Freud nos vino a decir que aquello que creemos que es amor, realmente es un intento por llenar
un agujero en nuestro psiquismo que no tiene fondo, es intentar tapar una falta que nunca
desaparecerá con alguien que jamás será esa persona que nos falta, porque justamente quien nos
falta está prohibida para nosotros. Entonces, al igual que los andróginos, estamos lanzados al
mundo con la misión de buscar a alguien que pueda completarnos, con la gran diferencia de que
nunca lo lograremos y sólo debemos conformarnos con aquellas personas que tengan esas mismas
características que quien fue nuestro primero amor. Por lo tanto no existe nuestra media naranja,
sino que existen personas que pueden ajustarse a nuestras carencias pero sin colmarlas por
completo jamás.
Otro autor, Erich Fromm, dice en su libro El arte de amar, que en nuestra época hay un falso
concepto de amor; que desde la antigüedad se lo entiende como un “medio de disfrute” para
embellecer nuestra vida, para otros se refiere a la pasión. Para Fromm el amor es un arte que debe
aprenderse y ejercitarse poniendo en juego toda nuestra personalidad, y ciertamente es así ya que
una vez concluido el Edipo y pasado el periodo de latencia, y por el empuje de la “marea” pulsional
que se despierta en la pubertad y adolescencia, tendremos que empezar a relacionarnos con otras
personas poniendo en juego quienes somos a cada momento hasta consolida por completo
nuestra identidad.
Dice Fromm:
“El amor del hombre es una fuerza activa que atraviesa los muros que separan al hombre de sus
semejantes y que le reúnen con los otros. El amor le hace posible superar el sentimiento de
soledad y de separación, pero le permite también seguir fiel a sí mismo y conservar su integridad y
su manera de ser. En el amor se realiza la paradoja de que dos se hagan uno y no obstante sigan
siendo dos”
(Revisar todo lo de Fromm)Con estas palabras, cuando dice que “el amor es una fuerza activa que
atraviesa los muros que separan al hombre de sus semejantes”, traduciendo esto a las enseñanzas
del padre del psicoanálisis, podría pensarse en el deseo que moviliza a la persona en la exogamia,
en búsqueda del re-hallazgo del objeto perdido por la intrusión de la función paterna en la
constitución de nuestro psiquismo que viene a hacer un corte de esa célula narcisista originaria
con nuestra madre que nos proveía de una ilusión de completud jamás igualable. A partir de ese
momento nos vemos en la necesidad de movernos en el mundo “activamente” hasta encontrar
quienes nos brinden algo de esos sentimientos y sensaciones que tuvimos con nuestro primer
amor.
La segunda y tercera oración de la frase propuesta podría remontarnos a lo planteado por Erick
Erickson cuando habla sobre el desarrollo de las etapas psicosociales, más precisamente la sexta
etapa cuya conclusión adecuada nos lleva a un amor más maduro, nos acerca a poder formar
relaciones íntimas y recíprocas, a poder hacer sacrificios por el otro sin descuidarse uno mismo
Si bien el amor está presente casi siempre en nuestra vida, hay que aclarar que se manifiesta de
maneras muy distintas a lo largo de nuestra vida; no es igual la manera de amar de un adolescente
que está más centrado en los apremios biológicos que la de un adulto o un anciano que tiene una
manera distinta de ver la vida y con objetivos distintos, ya no tan biológicos sino más reflexivos
El Dr. Daniel López Rosetti, en su libro Emoción y sentimientos, explica que el amor, al ser un
sentimiento sostenido en el tiempo, pasa por etapas evolutivas, las cuales no escapan a la simple
observación. No es lo mismo el amor de una pareja que empieza a salir que la de quienes tienen
años juntos. Cada etapa tiene sus características propias y las separa en: 1) enamoramiento o
etapa inicial, 2) amor pasional y 3) amor romántico. Estas etapas son solo una manera de entender
por lo que pasa una persona enamorada pero no quiere decir que todos pasemos por ellas con la
misma intensidad o que las cumplamos a todas.
El Dr. Rosetti nos dice que el amor es mucho más que neurotransmisores y hormonas, que se trata
de una conclusión evolutiva más compleja que acompaña al desarrollo del ser humano, y que
como en toda emoción, intervienen en su desarrollo múltiples variables tanto biológicas, como
psicológicas, sociales y culturales. En sus palabras “el amor es para cada persona una experiencia
única e irrepetible” y tiene razón ya que cada persona es única en la construcción de su
personalidad y por lo tanto amará de una manera sin igual
Bibliografía