Las Pandillas en Bogota PDF
Las Pandillas en Bogota PDF
Las Pandillas en Bogota PDF
Enero de 2011
Primera edición
ISBN XXX-XX-XX-X-X
areadeinformacion@idipron.gov.co cinjd
www.cinjdidipron.blogspot.com
El contenido del texto es responsabilidad Todos los derechos reservados. Esta publi-
exclusiva de los autores y no representa ne- cación no puede ser reproducida total o
cesariamente el pensamiento de la Secre- parcialmente por cualquier medio o pro-
taría Distrital de Integración Social ni del cedimiento sin previa autorización escrita
Instituto Distrital para la Protección de la de los titulares.
Niñez y la Juventud.
Dirección institucional
Dirección de Investigación
Centro de Investigación sobre Niñez y
Juvetud Desprotegida, cinjd
Alirio Pesca Pita
Investigador principal
El actual equipo de investigación del Idipron quiere dar crédito al grupo de trabajo que par-
ticipó en la Segunda Investigación de Caracterización de Pandillas en Bogotá, 2006-2007:
Profesionales de campo: Catalina Ariza, Diana Marcela Corredor Palacios, Damaris Carolina
Gómez, Sergio Fernando González Díaz, Franz Simón Guzmán, Carlos José Nieto Silva,
Cecilia Ospina Rincón, Ivan Mauricio Perdomo Villamil, Martha Cecilia Puentes Montaño,
Óscar Fernando Rivera, Melisa Umaña.
Auxiliares de campo: Miguel Ángel Acevedo Beltrán, Jhon Fredy Agudelo Castiblanco,
Herlbert Juseth Alfonso Montaño, Ronald Yesid Arenas Carrillo, Jhuwer Alexander Coronel,
Danilo Cuervo Navarrete, Jeyson Alejandro Franco Pinilla, Juan Pablo González Agudelo,
José Wilson Lozano Gómez, Hugo Ortiz Mora, Juan Pablo Ortiz Mora, Luis Ángel Salazar
Lara, Jhon Wilson Valbuena Solano.
Agradecimientos
El actual equipo de investigación, mediante esta nueva publicación del
Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (Idipron),
reconoce con profunda gratitud a tantos y tantas, hombres y mujeres, quienes
antes de nosotros han realizado un valioso camino de atención e investigación
sobre el fenómeno de las pandillas juveniles, no sólo del orden distrital, sino
también de los niveles nacional e internacional.
Igualmente agradecemos:
Al señor alcalde de Bogotá, a la secretaria de Integración Social del Distrito
y sus equipos de trabajo, quienes reconocen y valoran la importancia de la
investigación para alimentar y actualizar las políticas públicas distritales.
Al padre Luis Fernando Velandia, director del Idipron, quien se ha referido
en varias oportunidades a la postura crítica que debe tener la investigación,
como una de las condiciones fundamentales sin la cual no será posible una
actualizada intervención.
Al padre Javier De Nicoló, anterior director de Idipron, quien, entre tantas
otras cosas, nos enseñó con su vida que la educación es sinónimo de amor;
que para “los niños, niñas, adolescentes de y en la calle” la calle es una fiesta,
como lo es el parche para los jóvenes vinculados a pandillas; y que las casas del
Idipron tienen como misión continuar esa fiesta, además, preparar en y para
el trabajo y el ejercicio ciudadano.
A Clara Eugenia Sánchez, Aliria López y Patricia Quintanilla, directivas
del Idipron; a los coordinadores de las unidades de proetcción integral (upi) y
de componentes y a todo el personal administrativo que apoyaron y animaron
de diversas formas este trabajo de investigación.
A los educadores del Idipron que, tanto en la calle como en cada una de las
upi, nos afirman y recuerdan con sus vidas que estos jóvenes no les resultan
extraños, sino que, y principalmente, son para ellos sujetos de derechos y de
deberes con quienes caminar.
A los jóvenes vinculados a pandillas juveniles, quienes con sus posturas,
entre otros aspectos, denuncian el orden social vigente; y a los jóvenes que es-
tán probando desvincularse de ellas, pues al parecer intuyen que existen otras
alternativas para ejercer gozosamente su libertad.
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
10
Contenido
Pág.
Preámbulo 13
Presentación 15
Introducción 17
Historia 25
Introducción 31
Presentación general de las investigaciones 33
Marco teórico y metodología 43
Ubicación espacial 66
Cantidad 69
Conformación 74
Características 116
Relaciones 183
Relaciones con la sociedad 215
Evolución 242
Observaciones finales 256
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Introducción 289
Peripecias para el contacto 291
Dificultad para establecer qué es una pandilla 334
¿Cómo son las pandillas? 339
Consideraciones finales 368
Bibliografía 375
12
Preámbulo
Bogotá positiva no ha querido ni quiere ser simplemente un eslogan sino, y
fundamentalmente, una apuesta de gobierno de la Administración actual que
se viene traduciendo en múltiples tareas, por las que esperamos que todos los
bogotanos, sin importar edad, sexo, religión, clase social, etc., experimenten
que son habitados y a la vez habitan, en el sentido amplio de la expresión, un
territorio positivo.
Bogotá positiva también pretende ser un compromiso con tantos ciudadanos
y ciudadanas que históricamente no han sentido en sus vidas tal afirmación.
Reconocemos este problema y estamos movilizando ingentes recursos para
saldar, o por lo menos mitigar, la enorme deuda social que tenemos con una
buena parte de la población de la ciudad.
Bogotá positiva no puede menos que reconocer que una de las poblaciones
que vitalmente no percibe lo positivo de su ciudad es aquella juventud que
parcha principalmente en los barrios populares, no pocas veces, como lo dice
uno de los autores citados en el estado del arte de esta investigación, “con el
diablo adentro”. Ellos habitan su territorio así, porque la familia, la escuela,
la policía, las juntas de acción comunal, la Iglesia, la empresa, entre otras
instancias, tienden, casi reactivamente, a expulsarlos y a no brindarles un lu-
gar en donde sean reconocidos. A ellos, desde temprana edad, se les ha hecho
experimentar que su existir no es ni ha sido positivo. Y tal experiencia se
agudiza cuando, como cualquier otro ciudadano, desean consumir lo que la
sociedad les ofrece pero se dan cuenta de que con sus saberes y haberes no les
es posible adquirirlo. De ahí que el camino real que les queda sea vivir en un
parche y, como un parche, pegados a su barrio, a su familia y principalmente
a sus parceros, con los cuales, casi en forma generalizada, logran sentir que
existen mediante la comisión de delitos y actos violentos. Llegaron a tales
actos buscando ser reconocidos. El parche, en tal sentido, se constituye en el
lugar menos inseguro para habitar la ciudad, una mediación un tanto placen-
tera para vivir la vida y la posibilidad a su alcance para derrochar adrenalina;
opción a la que ayudan los psicoactivos.
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Bogotá positiva seguirá pensando alternativas para que estos jóvenes vincu-
lados a pandillas, cada día y en mayor medida, se constituyan en realidad de
verdad en sujetos de derechos y deberes y constructores del desarrollo humano
de la gente, con la gente y para la gente. Para tal fin contamos, entre otras
entidades, con Idipron, institución madura del orden distrital que ha sabido
conjugar intervención e investigación.
Bogotá positiva pone en manos de quienes trazan políticas en Bogotá y el
país, de quienes atienden a estos jóvenes, de la academia y de la ciudadanía en
general esta investigación, que se constituye en un nuevo insumo del cono-
cimiento de su gente para que continuemos construyendo caminos que, para
el caso específico, le permita afirmar a cada joven que es realmente positivo
habitar la capital.
14
Presentación
Nuestro trabajo educativo con “los niños de la calle” nació hace cerca de
cuarenta años, en el sur de la capital, como respuesta concreta a una situación
social que vivían los, en aquel entonces, llamados gamines de Bogotá. Igual-
mente, hace cerca de quince años, Idipron inició en una de las localidades del
sur de Bogotá una experiencia de trabajo educativo con jóvenes vinculados
a pandillas, a quienes se les dio el nombre de trapecistas. ¿Qué significan, a
grandes rasgos, estos dos hechos para nosotros?
En primer lugar, que en el Idipron ha existido y existe una mirada atenta a
las dinámicas que tiene la ciudad, particularmente las que viven niños, niñas,
adolescentes y jóvenes. Una mirada que, fruto de un “trabajo de calle”, rea-
lizado día y noche por un amplio, experimentado y comprometido grupo
de educadores, centra su atención en aquellos ciudadanos a los que no se les
reconoce como tal, pues viven en situaciones de exclusión social y a los que,
considera, se les debe restituir sus derechos en forma integral.
En segundo lugar, que tanto los gamines como los así llamados pandilleros
han sido mirados históricamente, por la mayoría de ciudadanos que habitan
Bogotá, como un problema, como un peligro, como sureños, como objeto de
limosna, etc., y como tal han sido tratados; pero nosotros hemos visto en ellos
seres humanos, hombres y mujeres, que, entre otros factores, sienten no poca
incomodidad con el ordenamiento establecido en la escuela, en la familia, etc.
Por esto han preferido la calle, pues en ella encuentran un espacio para ejercer
su libertad. Más aún, la calle, el parche, son para ellos su fiesta.
En tercer lugar, al verlos de esta manera y reconociendo que a algunos de
ellos se les ha vulnerado durante años su dignidad, y en no pocos casos por
generaciones, hemos creído, como Idipron, que lo mejor es prolongar “su fies-
ta” en un proceso educativo que respete su libertad y que, al mismo tiempo,
posibilite, mediante un proceso pedagógico, las condiciones que en realidad
los hagan sujetos de derechos y deberes. Tarea que realizamos con múltiples,
creativas y actualizadas actividades.
En cuarto lugar, y aunque pareciera por lo dicho y en el imaginario ciu-
dadano que el Idipron solamente es una institución de intervención, recono-
cimos desde siempre, pero explícitamente hace más de diez años, que sin la
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
16
Introducción
Indagar sobre fenómenos sociales complejos, como los que nos asisten,
es, ha sido y será una ardua y a la vez paciente tarea que requiere el concurso
de diversos actores y disciplinas con el fin de encontrar las claves interpreta-
tivas mínimas, suficientes y necesarias que den cuenta de sus características y
dinámicas. Las teorías de la complejidad, en aras de la comprensión holística
de los problemas, especialmente sociales, reconocidos cada vez más por su
multicausalidad, su incertidumbre y por las interacciones y retroacciones en-
tre las partes y el todo, ha puesto en la mesa de discusión académica que tales
problemas exigen a la ciencia iniciar caminos, muchas veces no transitados
tradicionalmente, para determinar con mayor claridad sus significados, alcan-
ces e implicaciones. Pero, ¿cómo hacerlo cuando asistimos a una época sig-
nada por los cambios vertiginosos que, entre otras cosas, demandan respuestas
inmediatas, mucho más cuando tales problemas afectan los referentes sociales
establecidos por la sociedad dominante y en no pocos casos su emergencia
resulta temprana?
La presente investigación, acerca de las pandillas juveniles, se ubica en es-
tos dos polos. Por un lado, no cabe duda sobre la complejidad y actualidad del
fenómeno y, por el otro, los daños personales y sociales que están producién-
dose reclaman respuestas urgentes para detener, o por lo menos mitigar sus
efectos. Entonces, asumimos como grupo de investigación aquella orienta-
ción que sostiene que una buena teoría será a la postre la mejor práctica. Para
tal fin, y luego de algunas consultas de diverso orden, fueron emergiendo una
serie de preguntas, que finalmente serían recogidas en aquellas que de alguna
manera articulan esta nueva publicación: ¿quiénes son los jóvenes vinculados
a pandillas? Y, más explícitamente: ¿qué son las pandillas juveniles?
Estas preguntas, que a primera vista para algunos parecen tener respuestas
obvias, no resultaron tal para el nuevo equipo de investigación. Y no sólo
por el hecho de la duda filosófica, sino principalmente porque las respuestas
que obtuvimos, tanto de algunos académicos como de quienes mantienen
contacto directo con los jóvenes vinculados a pandillas, ya sea en programas
de atención o contribuyendo con información para alimentar investigaciones,
resultaron en algunos casos opuestas e irreconciliables, parciales y desconcer-
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
tantes en otros y, lo más relevante, carentes de una visión holística. Estos mo-
tivos, entre otros, nos condujeron a lo que creemos será un aporte importante
de esta investigación: el estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá.
Lo anterior se explica básicamente porque, examinando la producción in-
telectual reciente, encontramos algunos aspectos que merecen revisarse con
detenimiento. Dentro de los más relevantes consideramos que, en general,
las metodologías utilizadas para obtener la información son muy diversas y,
a la vez, específicas. Se carece de una amplitud y precisión epistemológica
que dé cuenta de la complejidad del fenómeno. El concepto de pandilla para
algunos es casi definitivo, mientras que para otros se encuentra en construc-
ción. Acopiando una serie de variables importantes y, tal vez, un aspecto que
a nuestro parecer tiene un peso relevante en este tipo de investigaciones, se
hace referencia a los procesos y procedimientos para recoger la información en
campo, dadas, entre otras particularidades, las características y los contextos
propios de la población en estudio. Como lo muestra el trabajo etnográfico
realizado por profesionales del Idipron, para ello se requieren conocimientos
y habilidades por parte de los investigadores que sólo se logran teniendo un
compromiso ético y profesional con el asunto, además de un buen tiempo
de contacto directo con los sectores donde habitan los jóvenes vinculados
a pandillas juveniles. En particular, y valga la digresión, sobre este último
aspecto cabe valorar el conocimiento acumulado que tiene el Idipron en sus
educadores de calle, pues ellos, por su presencia continua desde hace años,
son ampliamente reconocidos a lo largo y ancho de las localidades y barrios de
Bogotá. En tal sentido, ellos deben ser convocados para obtener información
fiable que alimente una nueva investigación.
Sin lugar a dudas, y aunque consideramos que todavía se carece de algu-
nas perspectivas disciplinares suficientes para comprender en profundidad el
fenómeno complejo de las pandillas juveniles en Bogotá, y además asumiendo
como tarea lo dicho en el párrafo anterior, no cabe duda de que nos encon-
tramos con una producción académica significativa sobre el tema. Por esto
creemos oportuno, en un futuro próximo, asumir el reto de convocar una
puesta en común de investigadores sobre el tema, con el fin de aproximar un
conocimiento más comprensivo que pueda dar cuenta holística del asunto.
Teniendo como telón de fondo lo anotado, esta nueva investigación sobre
pandillas juveniles, como ya fue insinuado, busca complejizar las respuestas
dadas por diversos autores a las dos preguntas enunciadas. Significa que la
problemática de las pandillas juveniles en Bogotá, como una realidad histórica
que es, se caracteriza por múltiples factores que se han puesto en juego para
18
Introducción
suscitar tal fenómeno. Y mientras esos factores —hasta ahora no todos abor-
dados en los estudios o por lo menos con el rigor que lo exigen— no sean teni-
dos en cuenta para su análisis y posterior comprensión, se seguirá hablando de
manera parcial sobre el asunto y en no pocos casos en detrimento de dichos
jóvenes y sus contextos más cercanos, como son sus barrios, que por lo general
resultan estigmatizados. Más aún, dichos factores no pueden ser analizados
en abstracto y menos sin tener presente la relación que ellos establecen entre
sí, pues si bien deben ser considerados como dimensiones del fenómeno,
ellos interactúan y establecen relaciones y reacciones que exigen ser abordadas
como tal. Y no porque la presente investigación lo resuelva, tarea que no se ha
propuesto explícitamente, pero, y he aquí un aporte al asunto, porque lo pone
en evidencia, asunto hasta ahora no alcanzado en el escenario académico.
Además, porque esta investigación, en su apuesta por responder a las pre-
guntas enunciadas, reconoce que sus procesos y resultados se ubican episte-
mológicamente en el marco de una apuesta política, ética y espiritual, que
como equipo investigador compartimos ampliamente con la misión que ha
iniciado, animado y actualizado el Idipron: la liberación1 de quienes de algu-
na manera son los más pobres entre los pobres de Bogotá o, en otras palabras,
que los jóvenes vinculados a pandillas juveniles sean real y no sólo formal-
mente sujetos de derechos y de deberes. De ahí que los resultados de esta
investigación, en el nivel que le corresponde, es un nuevo paso del Instituto
en la liberación de sus vidas, donde sea el lugar en que se encuentren, pues la
misión del Idipron no termina ni puede terminar, en relación con los jóvenes
vinculados a pandillas juveniles, en los límites de las casas, patios, oficinas,
etc., que jurídicamente tiene bajo su responsabilidad, sino que se extiende a
cualquier lugar donde estos jóvenes habiten. Con lo cual estamos diciendo
explícitamente que esta investigación tiene su sentido último y final en lo que
puede aportar a la misión del Idipron. Ella toma partido por estos jóvenes, en
el lugar en que se encuentren para que un día, esperamos no lejano, tengan las
posibilidades posiblitantes de ser sujetos reales y no sólo formales de derechos
y deberes.
Esta investigación también reconoce, como uno de sus referentes funda-
mentales, el aprendizaje alcanzado por estos jóvenes que habitan creativa-
mente la calle. Ellos, en su afán de resolver sus intereses, cuales fueren, han
sido estrellados por la muerte, ya sea como víctimas o victimarios. Además,
hay una alta probabilidad, si las cosas no cambian, de que se sigan estrellando
con la falta de oportunidades y de reconocimiento, con las estrategias y ac-
1 Confrontar el concepto liberación en Ellacuría (1994, 1999). Además, ver Freire (2008).
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Introducción
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Historia
Apenas si despuntaba la mañana del día domingo y, en un extremo de
Bogotá, Caliche se hallaba postrado rostro en tierra luego de que fuera
mortalmente herido por el Peludo, quien llegó a ser uno de sus más acérri-
mos enemigos. Y, en lo que puede ser sólo asunto de minutos que conectan
inexplicablemente pasado, presente y futuro, en la mente de Caliche fueron
apareciendo como ráfagas aquellas imágenes que de alguna manera hacían
síntesis de su existencia:
Tal vez, como aquella noche, la noche de hace seis meses, en la que con
aguardiente, música y marihuana celebrábamos el golpe más importante
del parche liderado por mí, y por el que fuimos reconocidos, famosos y
temidos en el barrio, experimentaba yo, moribundo ahora, una levedad
inmensa; era como si el olor y el humo de la marihuana impregnados en mi
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Historia
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en
Bogotá 2000-2010
Introducción
Para que el lector comprenda en profundidad y aproveche mejor el texto
que ponemos a su alcance, conviene precisar los siguientes aspectos. El material
que se presenta en este primer capítulo de la investigación, correspondiente
al estado del arte sobre pandillas juveniles, conserva dos criterios. En primer
lugar, analiza los documentos publicados en la primera década de 2000 y se
circunscribe a Bogotá, Distrito Capital. En segundo lugar, recoge información
de tres fuentes fundamentales: libros, artículos y tesis o trabajos de grado.
Igualmente, buscamos complejizar el tema de las pandillas juveniles, de ahí
la necesidad inicial de dar respuesta a una pregunta básica del presente estado
del arte: ¿en qué va la investigación sobre el tema en Bogotá? Para lograr este
cometido, la información que brindan diversas investigaciones fue recogida
y presentada en nueve categorías de análisis, de las cuales, a su vez, emergen
subcategorías, y se obtiene así una mejor comprensión de las características
de las pandillas. Además, fruto del análisis de las categorías, el texto presenta
una serie de observaciones en la línea de apuestas, vacíos, contradicciones
encontradas en los textos, ya sea en forma individual o en su conjunto.
Al mismo tiempo, evidencia algunas líneas posibles de investigación hacia el
futuro.
En este capítulo el lector también encontrará un buen número de citas
textuales. Se procura dejar hablar a los autores con el fin de ser más respetuosos
y rigurosos con su pensamiento, de tal manera que, como conviene a un estado
del arte, sea un referente lo más seguro posible para quienes investiguen en
el futuro el tema en cuestión e igualmente en aras de actualizar las políticas
públicas y las diversas intervenciones que se realizan con los jóvenes
involucrados en las pandillas. Constituye, por tanto, un insumo fundamental
y lo más fiel posible para quienes aborden el tema de las pandillas juveniles en
Bogotá, en la primera década del siglo xxi.
Finalmente, la búsqueda documental se realizó en las siguientes instituciones:
Biblioteca Luis Ángel Arango (blaa), Biblioteca Central de la Universidad
Nacional, Biblioteca General de la Pontificia Universidad Javeriana, Biblioteca
General de la Universidad de los Andes, Biblioteca General de la Universidad
Central, Biblioteca General de la Universidad Externado de Colombia,
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Presentación general de las investigaciones
Toda acción humana intenta responder, más o menos concientemente, a
un porqué, un para qué y un cómo. Otro tanto —lo dirá Tomas Kuhn— su-
cede con la investigación. Es lo que muestran las publicaciones a las que se
hace referencia a continuación, como tareas humanas que son.
Esta primera categoría, destinada a la presentación general de las investi-
gaciones consultadas, desarrollará el porqué, para qué y/o para quién fueron
publicados los textos, aunque no siempre el lector encontrará tal información,
dado que algunos de los textos no la contienen. El cómo se hallará específica-
mente en la categoría siguiente sobre la metodología.
Los documentos utilizados los hemos clasificado en libros, artículos y tesis
o trabajos de grado.
Libros
En general, los libros desarrollan la investigación sobre el tema en un sen-
tido mucho más amplio que la revista y las tesis de grado. Presentamos seis
libros y un capítulo de libro.
escasamente útiles, con mayor razón para sus mismos integrantes. (en
Ramos 2004, 14)
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Artículos
Los artículos pretenden actualizar al lector sobre el tema que nos convoca.
Hacemos referencia a cuatro, que sirven de instrumento para socializar las in-
vestigaciones de los diferentes autores frente al tema de pandillas, y en especial
para la ciudad de Bogotá.
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
6 En este documento el número de página que aparece en las citas corresponde a la enunciada
en la página consultada: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/325/32512619.pdf (consul-
tado en julio de 2010).
7 En este documento el número de página que aparece en las citas corresponde a la enun-
ciada en la página consultada: http://www.ailasa.org/jilas/all/JILAS-07(2)/D-JILAS%20
7(2)-Perea%20Restrepo.PDF (consultado en julio de 2010).
8 En este documento el número de página que aparece en las citas corresponde a la enunciada
en la página consultada: http://www.psiquiatria.org.co/BancoConocimiento/R/revista_1_
psiquiatria_2007_-_articulos_revision_2/revista_1_psiquiatria_2007_-_articulos_
revision_2.asp (consultado en agosto de 2010).
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
El centro de la mirada
Tesis de Samuel Asdrúbal Ávila, realizada en 2003 para optar por el título
de magíster en Antropología de la Universidad de los Andes. Indaga algunas
de las manifestaciones de agrupamiento juvenil urbano callejero, entre ellas
las pandillas. Enfatiza, especialmente, las dinámicas de desaparición de algu-
nas de estas y cómo en su reemplazo aparecen las barras bravas en determina-
dos territorios.
40
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
va. Tiene como objetivo revisar las políticas públicas, especialmente frente al
tema de la delincuencia juvenil. En palabras de la autora:
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
42
Marco teórico y metodología
Diversas epistemes y metodologías han sido empleadas en la realización
de las investigaciones que sirven de insumo a este estado del arte, que en su
mayoría son de corte cualitativo. Sin embargo, aun las cualitativas no dejan de
utilizar estadísticas y cifras que ilustran, además de complementar las miradas.
Este numeral será presentado en cuatro partes: libros, artículos, tesis o tra-
bajos de grado y muestra. No todas las investigaciones presentan muestra.
Libros
Los diferentes libros enuncian en la mayoría de los casos la metodología
y/o los marcos teóricos explícitamente. En otros se encuentran de manera
implícita.
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
B. Entrevista estructurada.
C. Observación etnográfica.
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Por otro lado, se realizó una distribución por localidades y barrios en-
cuestados, lo cual muestra la cobertura parcial de la ciudad al realizar esta
investigación, aun cuando se observa que se privilegiaron localidades y sec-
tores con mayor presencia de pandillas. En este sentido, se menciona que en
Usaquén se entrevistó a 20 jóvenes que representan el 2,5%; en Chapinero a
uno, que representa el 0,1%; en Santa Fe a 42, que representan el 5,3%; en
San Cristóbal a 95, que representan el 11,9%; en Usme a 56, que representan
el 7%; en Tunjuelito a 11, que representan el 1,4%; en Bosa a 120 que repre-
sentan el 15,1%; en Kennedy a 110 que representan el 13,8%; en Fontibón
a 34, que representan el 4,3%; en Engativá a 17, que representan el 2,1%; en
Suba a 74, que representan el 9,3%; en Barrios Unidos a 3, que representan el
0,4%; en Teusaquillo a uno, que representa el 0,1%; en Los Mártires a uno,
que representa el 0,1%; en Antonio Nariño a uno, que representa el 0,1%;
en Puente Aranda a ninguno; en la Candelaria a 2, que representan el 0,3%;
en Rafael Uribe Uribe a 42, que representan el 5,3%; en Ciudad Bolívar a 92,
que representan el 11,6%. Adicionalmente se cuenta a los 74 entrevistados en
Soacha que representarían para este caso el 9,3%, es decir, 796 entrevistados
(cf. Ramos, 2004, Tabla 1.5, 45)9.
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
En este capítulo, Carlos Mario Perea describe las dinámicas de las pandillas
en términos de la lucha por el poder y el respeto, del que carecen los jóvenes
en otros escenarios de interacción y que conducen a que se integren a pan-
dillas en la ciudad de Bogotá. Esta información es obtenida de una serie de
entrevistas con pandilleros que dan soporte a la construcción de los conceptos
centrales del documento. Se remite a estadísticas que van desde 1974 a 1999
del Observatorio de Cultura Urbana.
venil. (19)
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
de Bogotá. (119)
Artículos
No existe una descripción detallada de las metodologías y marcos teóricos
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
El centro de la mirada
La metodología empleada en esta tesis de grado se funda en la revisión de
la experiencia de las agrupaciones juveniles tipo “barras bravas”. Allí se reco-
gen entrevistas con miembros de estas en las que relatan cómo se constituyen,
cuáles son sus dinámicas, las relaciones con el entorno y otros actores como la
comunidad, la familia, la policía, etc. Si bien esta investigación no se centra
directamente en el tema de pandillas, da cuenta de la hipótesis que consiste en
cómo las barras bravas se instalan en territorios que quedan a su disposición,
después de la desaparición de algunas pandillas que antes las ocupaban. Así
mismo comenta que en ocasiones estas son constituidas por antiguos pandi-
lleros.
En los años 1970 al 2000, la calle en Bogotá fue el lugar de las pandi-
llas; su número era diez veces menor al de los grupos de hinchas en el
2000, y algunos de los sobrevivientes a quienes les gustaba el fútbol
terminaron involucrándose con los grupos de barra en calidad de fun-
dadores o dirigentes. (Ávila 2003, 135)
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Categorías y subcategorías
para la elaboración de la escala de Likert
Conductas
que pueden -Todos los jóvenes delin-
Individual o
Comportamiento caracterizar cuentes consumen dro-
grupal
a los jóvenes gas.
delincuentes.
-Un joven que come-
te delitos puede ganar
Prestigio
reconocimiento dentro
Aspectos que de su comunidad.
contribuyen a
los procesos de -Un joven delincuente
Ideología puede identificarse por
identificación
de los jóvenes su manera de vestir.
delincuentes. Rutina -Cada grupo de jóvenes
delincuentes realizan ac-
tividades diarias que los
caracterizan.
-Ser el líder o pertenecer
Relación a un grupo de jóvenes
existente entre Noviazgo delincuentes aumenta la
Representaciones los vínculos posibilidad de conseguir
interpersonales afectivos y la novia.
delincuencia
juvenil. -Ser delincuente facilita
Amistad
tener más amigos.
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Muestra
En el libro Características, dinámicas y condiciones de emergencia de las pan-
dillas en Bogotá, Leandro Ramos aplica una entrevista estructurada a 275 pan-
dillas y 966 de sus miembros en Bogotá y Soacha. Estima la distribución espa-
cial, el número de estos grupos y cómo están conformadas para el año 2003.
Por su parte, Carlos Zorro, en el libro Pandillas en Bogotá: por qué los jóvenes
deciden integrarse a ellas, menciona que la entrevista semiestructurada se aplicó
a jóvenes vinculados a parches y pandillas: “En total se realizaron 65 entrevis-
tas en siete localidades del Distrito Capital” (Zorro 2004, 66), 23 en Ciudad
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
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Ubicación espacial
Esta tercera categoría se presenta en tres partes: primera, localización y
porcentajes; segunda, estratificación; y tercera, muestra.
Localización y porcentajes
Para Carlos Zorro (2004), además de ser un fenómeno que se extiende a la
mayoría de las grandes ciudades, “[…] cabe reiterar que el pandillismo es un
común denominador de la mayor parte de los barrios ocupados por grupos
de bajos ingresos en Bogotá” (24). Según Ramos (2004), “[…] los barrios de
identificación de las pandillas son populares en más del 95% de los casos”
(55). Y agrega que los porcentajes de pandillas en Bogotá por localidad son:
[…] Ciudad Bolívar (25,4%) […] Usme (9%), Kennedy (8,8%), Ra-
fael Uribe (8,1%), Suba (6,4%), Tunjuelito (4,6%), Fontibón (4,1%)
y Bosa (4%), incluso Santa Fe (3,1%), San Cristóbal (3%), Engativá
(2,7%) y Chapinero (1%) corresponden a la periferia, y la baja cantidad
encontrada en las localidades de La Candelaria (0,2%), Los Mártires
(0,2%), Antonio Nariño (0,6%), Teusaquillo (1%) y Barrios Unidos
(1,2%), sin duda se debe al tipo de doblamiento predominantemente
no popular que allí se encuentra.
Claro que el tamaño de las localidades introduce una representación
inadecuada de la distribución espacial de las pandillas. Si observamos,
en cambio, la tasa de densidad por manzanas populares de la ciudad,
obviamente retirando del cálculo a aquellos identificados con barrios
no populares, encontramos que la mayor concentración de pandillas
por manzanas populares se da esta vez en la localidad de Fontibón
(12,4). Ciudad Bolívar mantiene una posición alta (4,7), pero este in-
dicador nos permite redimensionar su peso como zona “productora”
de grupos juveniles de enfrentamiento y delictividad, ubicándola en
este sentido por debajo de Tunjuelito (6,4) y la misma Soacha (6,3), y
mostrando que es muy similar su situación a la de Rafael Uribe (4,5),
Santa Fe (4,5) e incluso Usaquén (3,9) y Chapinero (3,6). Kennedy
(3,1), Usme (2,6), Suba (2,6), Bosa (1,3) y San Cristóbal (1,1) resultan
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Lo mismo sucede con Perea (2001), quien generalmente tiene como refe-
rente de su investigación, para el caso de Bogotá, el suroriente y más específi-
camente la localidad de San Cristóbal:
Estratificación
Según Zorro (2004), Perea (2001, 2005) y Serrano (2003), los jóvenes
pertenecientes a pandillas generalmente suelen ubicarse en barrios populares
de estratos socioeconómicos uno y dos. Esta afirmación es corroborada por
Ramos (2004), quien precisa además que el 63,8% de las pandillas entrevista-
das se ubican en barrios de estrato 2, el 28% en estrato 1, el 4,7% en estrato
3 y el 1,1% en estrato 4. Refiriéndose a las razones por las que se da mayor
67
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Cabe anotar que autores como Ramos y Perea han referido la existencia de
pandillas en los estratos 3 y 4, pero como casos aislados. Por lo que se puede
afirmar con cierta seguridad que:
68
Cantidad
La categoría de cantidad, subdividida en tres aspectos, pretende presentar
el número de pandillas, de pandilleros y el peso porcentual con respecto a la
juventud capitalina.
Pandillas
Las distintas investigaciones sobre pandillas citadas en este estado del arte,
como resulta casi obvio, no tomaron muestras homogéneas, de manera que
los datos obtenidos sobre la cantidad de pandillas en los diversos textos resul-
tan disímiles, entre otras razones porque se desarrollaron en diferentes años,
distintas zonas y sólo una, la de Ramos (2004), intentó hacer un trabajo que
abarcara la ciudad de Bogotá. Lo anterior se complejiza aún más, porque al
parecer las pandillas tienen un ciclo vital y además son intervenidas, en algu-
nos casos hasta el exterminio violento, por diversos grupos legales e ilegales.
Lo anterior es corroborado por Ramírez (2009):
Por otra parte, de acuerdo con Perea: “La averiguación del área suroriental
de la ciudad, circunscrita al cordón de barrios extendidos entre Villa de los
Alpes y Ciudad Londres siguiendo la antigua carretera que conduce a Villa-
vicencio, identificó 45 pandillas” (2007a, 53). Este dato es reiterado por el
mismo autor:
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Pandilleros
La cantidad total de jóvenes vinculados a las pandillas es igualmente in-
cierta, por las razones señaladas anteriormente, pero además porque tales
grupos, evidentemente, no cuentan con el mismo número de miembros en
la totalidad de los casos. Así, tenemos que: “[…] [el] número de miembros
es variable. No obstante, las respuestas más frecuentes apuntan a que estos
grupos están conformados en promedio por 10 personas o menos. En menor
grado aparecen referencias a grupos de 10 a 20 miembros, o cifras mayores”
(Martínez y Moreno 2003, 161-162).
Según Perea (2001), actualmente el número de integrantes de la pandilla
no alcanza las proporciones de los años setenta u ochenta. “Antes podían ser
13 En cada ciudad se hizo selección de una zona popular de conflicto. En Barranquilla, una
porción de la comuna suroccidental; en Neiva, la comuna 8; y en Bogotá, una parte de la zona
suroriental (Perea 2006).
70
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
grupos grandes: ‘Los Vikingos eran tantos que la policía nunca los pudo con-
trolar. Se decía dizque eran hasta cuatrocientos’” (Perea 2001, 49). Posterior-
mente, el mismo Perea (2007a) afirma que: “[…] en Bogotá 45 agrupaciones
reúnen 924 jóvenes” (54).
De este modo concluimos que cada grupo alberga 20,5 integrantes en pro-
medio. Significa que en la actualidad las pandillas numerosas “[…] perdieron
su tamaño, de agrupaciones grandes compuestas por unos doscientos inte-
grantes pasaron a formar grupos de sólo dos o tres decenas de miembros”
(Perea 2007a, 116).
Ramos (2004), cuyo estudio, como se señaló, abarcó casi toda la ciudad,
afirma que:
Peso porcentual
Hemos expresado que no existe unanimidad de criterio respecto al
número de pandillas, al igual que sobre el número de jóvenes vinculados
a ellas. Lo mismo ocurre al hablar de pesos porcentuales con respecto a la po-
blación total. Frente al número de jóvenes de sectores populares, en relación
con jóvenes vinculados a pandillas, Perea (2007a) afirma: “En Bogota, en 21
barrios de la zona en estudio hay un total de 17.086 jóvenes entre 15 y 24
71
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
años; puestos en relación con los 802 pandilleros de la misma edad contabi-
lizados en la información etnográfica, aparece que las pandillas suman 5% de
los jóvenes del sector”14 (57). Al respecto, Ramos (2004) disiente y expone:
14 En el texto se añade en nota a pie de página 37: “El dato de 802 pandilleros —y no de
924 reportado hace un momento— resulta de la resta de los pandilleros mayores de 25 años;
es decir, el número de la población de la zona” (Perea 2007a, 57).
72
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
73
Conformación
Son múltiples y de diversos grados las situaciones, las experiencias, los ac-
tores, las relaciones, los espacios y los factores que impelen a los jóvenes y
niños a integrarse a las pandillas. A continuación daremos cuenta de las prin-
cipales variables que estimamos pueden favorecer la toma de esta decisión.
Una observación más cuidadosa hace énfasis en la necesidad de una mirada
comprensiva que permita establecer las causas generadoras del fenómeno, o
por lo menos las más determinantes. La investigación del Ceacsc (s. f.) men-
ciona como posibles razones, en su conjunto, para vincularse a una pandilla
las siguientes:
Variables etáreas
Especialmente en la adolescencia, la presencia de otros pares coetáneos
representa un factor relevante en la conformación de pandillas, dado que es
un período en el que se comparten expectativas, frustraciones, carencias, prác-
ticas, experiencias e incluso también historias muy cercanas. Respecto a los
niños y jóvenes de estratos socioeconómicos bajos, Zorro (2004) menciona
que:
75
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Sobre el tema, Perea (2007a) señala: “Todo indica que a la edad de los 14
años se produce el más frecuente ingreso a la pandilla. No existen grupos in-
tegrados sólo por pelados entre 7 y 13 años, como tampoco por adultos entre
26 y 35. Es notable, más bien, la mezcla de edades” (69). Nuevamente Ramos
(2004) afirma:
Variables económicas
El difícil acceso a recursos materiales, bienes y servicios, incluyendo los
económicos, es un factor importante al considerar las razones de ingreso de
algunos jóvenes a las pandillas de Bogotá.
No sólo el capital económico es determinante en la posibilidad de cons-
truir un proyecto de vida autónomo y de ascenso social, pues condiciones y
experiencias limitadas impiden ampliar la mirada a otro tipo de perspectivas.
Cuando los jóvenes no pueden enriquecer sus capitales simbólicos, culturales
y sociales, que en el caso de los pandilleros se acentúa fuertemente por vía
de la exclusión y la marginación, se refuerza su tendencia a insertarse en la
pandilla, como lugar que provee reconocimiento y posibilidades reales, inme-
76
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
diatas, así sea a través del robo, de acceder a esos recursos económicos que en
su presente no tienen.
Con respecto a los jóvenes de la capital, Zorro (2004) menciona:
[…] en 2001, uno de cada cuatro jóvenes bogotanos era pobre (según
línea de pobreza) y uno de cada seis vivía en la miseria. Dadas las defini-
ciones de pobreza y de miseria, es indudable que por lo menos la cuarta
parte los jóvenes estaría al margen de un gran número de oportuni-
dades para cuyo acceso se requiere disponer de recursos monetarios.
Esto los excluiría de la posibilidad de optar por determinadas opciones
de vida y, en consecuencia, frustraría sus posibilidades de verdadero
desarrollo personal.
Los cálculos más recientes sobre cambios en el ingreso por habitante
en la ciudad y niveles de concentración del mismo entre los distintos
grupos sociales ponen de presente que la tendencia actual es al agra-
vamiento de esta situación. (78)
cas de todos los miembros que las integran: no cuentan con una ali-
mentación adecuada y suficiente; no disponen de recursos económicos
para garantizar la permanencia de los jóvenes en los establecimientos
educativos, por lo que muchas veces aquellos se ven forzados a retirarse
del colegio, y tampoco satisfacen cabalmente sus necesidades de vestido
y recreación. (Zorro 2004, 114)
Cuando los jóvenes se dan cuenta de que sus padres no les pueden
brindar todo lo que necesitan o, en algunos casos, todo lo que quisieran
tener, deciden ayudar a sus familias o buscar por sí mismos lo que estas
no están en capacidad de ofrecerles y para ello tratan de obtener recur-
78
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
[…] tal como lo señala la Cepal, una primera clave para entender la ex-
clusión de muchos jóvenes por parte del mercado de trabajo es la “dis-
ponibilidad de activos” con que emprenden su vida laboral en términos
de capital humano y capital social. Un joven que carece de educación
adecuada en los niveles básicos y que no hace parte de redes sociales que
respalden las capacidades de que dispone encontrará extremadamente
difícil hacer frente a la vida sin entrar en conflicto permanente con sus
semejantes. (Zorro 2004, 183)
Variables sociales
El entorno social es fundamental para que un joven o un niño se integren
a una pandilla. Fundamentalmente, una suma variada de motivos van ofre-
ciéndoles como opción hacer parte de la pandilla. En términos de lo social,
se trata de la posibilidad de ingresar a una agrupación con otros sujetos que
comparten similares edades, expectativas y dificultades; y por otro lado, se en-
cuentran experiencias y entornos sociales como la escuela, la iglesia, el trabajo
o la familia que no son atractivos para ellos, ni tampoco les ofrecen respuestas
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
[…] los niños que viven en este tipo de barrios crecen entre los miem-
bros de parches y pandillas y que, inclusive, hay casos en que estos niños
ingresan a tales grupos desde que tienen uso de razón, no sólo por el
contacto que continuamente tienen con sus integrantes, sino porque
las relaciones que entablan con ellos se convierten en una opción atrac-
tiva para dar una nueva mirada al mundo, en ausencia de otros instru-
mentos de socialización en su entorno inmediato. (124-125)
15 En nota a pie de página se añade: “Casi sin excepción, la literatura sobre pandillas
asume esta óptica. El sentido común la confirma en su esquema más simple (su versión más
extendida es la pandilla producida por la familia desecha). Un buen ejemplo de esta analítica
se encuentra en el interesante estudio de Centroamérica en torno a las pandillas y el capital
social (eric 2004)” (Perea 2007a, 22).
81
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Hay que mencionar, además, que Bogotá es una ciudad altamente hetero-
génea, con un gran predominio de quienes tienen bajos ingresos. Un lugar de
contrastes, pues es la capital y se supone que allí se tiene acceso a todo, aunque
no toda su población tenga la posibilidad real de hacerlo. El informe del pnud
de 2008, Bogotá: una apuesta por Colombia. Informe de desarrollo humano,
menciona que la ciudad ha evolucionado positivamente en algunos aspectos,
que esta aporta la cuarta parte del producto interno bruto de la nación. Sin
embargo, muestra que es altamente desigual en la distribución de la riqueza
y de las oportunidades para la integración de la sociedad que la compone en
su conjunto:
16 En la nota a pie número 7 se precisa: “El índice de segregación residencial (isr) muestra
que en Bogotá los ricos y los pobres no se mezclan en el espacio urbano (González 2007). Ver,
además, sdp (2007)” (pnud 2008, 33).
82
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
a los cuales los pandilleros pueden tener acceso, pero el avance que se
consigue en el proceso se frustra en el momento que el joven regresa a
su entorno y se da cuenta que todo sigue igual, los mismos problemas,
las mismas carencias, la misma violencia, o simplemente porque es difí-
cil cambiar las costumbres de toda una vida. (Sierra 2005, 27)
Por otro lado, cabe considerar que: “Ante semejante panorama de exclu-
sión, los jóvenes encuentran como salida la vinculación a parches, pandillas o
grupos de amigos o el aislamiento total que acaba muchas veces en la droga-
dicción, la prostitución y la delincuencia individual” (83).
Desde la perspectiva social, Perea (2007a) identifica elementos que precon-
figuran la forma actual de las pandillas y que denomina los “catalizadores”.
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
En cuanto a la ética del trabajo y la ética del consumo, dos sistemas norma-
tivos de valores que directa o indirectamente orientan a los sujetos, el estudio
del Iepri y la Secretaría de Gobierno del Distrito señalan:
Esta sociedad que margina a los jóvenes, que les impide el acceso a lo que
les propone como obligación para ser aceptados socialmente, desentraña en
ellos la capacidad para trasgredir. No se ataca a lo que genera bienestar y co-
modidad, uno supondría. Sin embargo, ese lugar justo, equitativo y presto
para todos no existe. Por alguna fisura el pandillero abre la grieta, pero no
por deseo, sino porque en su desespero por ser aceptado en el cuerpo social
decide hacer “lo que sea necesario” a pesar de las restricciones y carencias que
lo atrapan. Por ello es importante prestar atención a la construcción subjetiva,
no elaborada desde la razón y el cálculo, sino desde sus entrañas ahogadas en
la mentira del “todos somos iguales”. ¡Pero qué va! No es así, por lo menos
fuera de la pandilla. “Las numerosas mediaciones entre la desigualdad y la
transgresión no despolitizan la violencia: las pandillas, trasegando el afuera,
develan la crisis y la exclusión” (Perea 2008, 223). “El progreso, la voluntad,
la propiedad, el futuro, ninguno tiene cabida en el parche. La vida misma y
sus imaginerías quedan en suspenso, es verdad, ‘se han cruzado totalmente los
fundamentos’” (224).
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
[…] aunque los pandilleros sean muy pocos comparados con aque-
llos que comparten aproximadamente su misma posición social y se
encuentran en la misma cohorte de edad —quienes, tal vez, no hacen
tan manifiesta ni visiblemente regular sus conductas de fuerza, hurto
o trasgresión simbólica—, no elimina esto el carácter enteramente so-
cial que subyace a la emergencia de sus características y dinámicas, es
decir, no los convierte en individuos “desviados” […]. Los pandilleros
[…] son precisamente una expresión específica de la condición popu-
lar, una indicación, en el extremo, de la cercanía genérica en la que se
halla su clase de pertenencia a la línea del margen, cruzada por todos
ellos muchas veces aunque de modos menos sistemáticos, y también,
por supuesto, por las clases medias y dominantes, pese a que sus ca-
racterísticas sean muy diferentes. La pandilla es una solución extrema,
como otras, a la acumulación de tensiones que derivan de la cercanía
a la necesidad y de la frustración permanente a las expectativas de cla-
se socialmente inculcadas […]. No hay tampoco entonces argumento
que pueda apoyarse en estos resultados para justificar que la causa que
erige a un pandillero, dada su condición residual, remite a la mera “in-
tencionalidad”, una rara tautología a estas alturas de acumulación de
conocimientos psicosociales, según la cual las acciones están orientadas
por una intención, y, por tanto, sólo la “disuasión”, que está antecedi-
da de represión, “soluciona” lo que es asimismo una solución en otro
plano. Tampoco las denuncias sobre la estigmatización pueden sentirse
confirmadas, porque igualmente ocultan el carácter social popular ra-
dicalmente asociado a la emergencia de pandillas, y al hacer lo mismo
con las acciones delictivas y agresivas que envuelven el acontecer de
estos jóvenes y jóvenes mayores, terminan apoyando la misma clase de
efectos que trae la anterior toma de posición: la perpetuación, de man-
tenerse las condiciones, de un trámite de las tensiones acumuladas vía
autodesintegración o control desintegrador. (69)
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
La familia de origen
La familia es el lugar primario de socialización de jóvenes y niños. Allí se
cimientan valores, prácticas, creencias y costumbres. Además, se supone el lu-
gar primero de formación del sujeto que en el futuro se integrará y desplegará
lo aprendido en el resto de la sociedad. Por ello la estructura de la familia,
sus experiencias y formas de relacionarse, junto con las vivencias escolares,
pueden ser determinantes en los procesos de socialización y de gradual au-
tonomía que construyen los sujetos. Cuando hay traumas, conflictos errónea-
mente agenciados, una escasa o débil formación en valores y violencia, nos
encontramos con otro aspecto que bien pudiera contribuir a la integración de
los pandilleros.
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Y agrega:
[…] la familia […] no sólo está sufriendo enormes presiones del entor-
no, […] sino que se han venido transformando los roles de sus miem-
bros, debido en gran parte al ingreso de la mujer al mercado laboral
que tiende a convertirse en una necesidad cada vez más apremiante,
principalmente en el caso de las madres cabeza de familia. Por tal razón,
pese a lo que se afirma en ocasiones, no pueden atribuirse a ella la
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
mayor parte de los problemas por los que atraviesa la sociedad actual.
Más que causa de los mismos, es frecuentemente una expresión de sus
efectos. (84)
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Sin embargo, expone que para el pandillero, a pesar de sus diferencias con
la vida familiar, hay que tener otras consideraciones:
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
con los amigos con quienes los jóvenes suplen estas carencias afectivas
y emocionales.
Algunos muchachos reportan que las malas relaciones familiares son
motivo para ingresar a los parches. No sólo mantienen peleas continuas,
discusiones interminables en la casa, sino que con frecuencia reciben
maltrato por parte de los padres. Por esta razón, buscan salir del hogar
tratando de escapar al mal ambiente que se vive en él y, en ausencia
de otras alternativas, buscan la calle para evadir los problemas tanto
económicos como de interacción a que este los somete. (115-116)
100
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
La escuela
La escuela es un espacio de formación de niños y jóvenes, en el que reci-
ben conocimientos de la cultura académica acumulada por la sociedad. Esta
debería prepararlos para desenvolverse como ciudadanos en el futuro. “La
escuela es el mecanismo por medio del cual el individuo se provee de algunas
herramientas para poder ser parte de la sociedad, al igual que ser productivo
de forma que pueda evolucionar su condición social y de esta forma mejorar
su calidad de vida […]” (Sierra 2005, 32). Pero su dinámica formal es poco
atractiva para los jóvenes. Frente a esto, Sierra agrega:
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
2007a, 205). “La escuela está abatida, lo revelan las crecientes oleadas de de-
serción escolar, y el pandillero es parte de ellas” (205). “La escuela se debilita,
pierde su fuerza aglutinante y los jóvenes acuden con menos premura a ella; el
parcero padece la peste del aburrimiento” (206). Por otro lado, se agrega que:
104
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Por otro lado, Ramos (2004) alude a la falta de interés que prevalece por
proseguir con los estudios, aun cuando mayoritariamente se considere que la
educación ayuda a alcanzar bienestar en la vida.
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
En un análisis sobre las dificultades que tienen que enfrentar los maestros
en la escuela, Zorro (2004) menciona:
Variables psicoafectivas
La situación de vulnerabilidad y exclusión a la que en muchas ocasiones se
ven sometidos niños y jóvenes de estratos populares, y las carencias afectivas
y de modelos que den sensación de seguridad y autoridad, son elementos que
pueden conducir a que algunos de ellos decidan integrarse a las pandillas:
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
jóvenes “se queden solos en las casas, sin formación moral y carente de
cualquier tipo de control”. Esto se agrava en el caso de las familias en las
que son mujeres quienes desempeñan el papel de jefes de hogar. (106)
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Variables culturales
Otra causa de la vinculación de los jóvenes a las pandillas tiene que ver con
aspectos como la cultura 17. En este sentido, encontramos que:
17 “[…] la Unesco ha definido la cultura como el modo en que una comunidad organiza y
clasifica la realidad, usa símbolos específicos para comunicarse, tiene determinados modelos
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Carlos Mario Perea (2007b) plantea además que: “Los muchachos ingresan
a la pandilla empujados por el vacío de sentido, la fractura de los vínculos, la
degradación del poder” (14). Por otra parte, Zorro (2004) menciona:
Hay que tener en cuenta que, de acuerdo con lo expresado por los mis-
mos jóvenes, estos se encuentran presionados en su búsqueda de recur-
sos por una cultura que premia la capacidad de “tener” y no la capaci-
dad de “ser”. En la que cada quien trata de satisfacer sus necesidades o
deseos, independientemente de los medios que deba usar para tal efecto
y el tener éxito en lograrlo es fuente de prestigio, tanto mayor cuanto
mayores sean las carencias del medio en que vive la persona. Llevada al
extremo, esta cultura no repara en la realización de actos delictivos con
tal de lograr los propósitos deseados. (115)
Por otro lado, las acciones que desarrollan los pandilleros son un claro
reflejo de aquello que consideran como aceptable o no, aun cuando ello se
enfrente con todo el sistema de valores y la cultura ideales de la sociedad
capitalina.
de comportamiento sujeto a normas específicas que son compartidas por todos los miembros
de una comunidad, todo ello tendente a crear sistemas sociales integrados e interrelacionados,
con gran capacidad de adaptabilidad. Más concretamente, en dos Conferencias mundiales
(México 1982, y Estocolmo 1998), este organismo internacional ha definido la cultura como
el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que ca-
racterizan a una sociedad o a un grupo social y que abarcan, además de las artes y las letras,
los modos de vida, la manera de vivir juntos, los sistemas de valores y creencias” (García y
Escarbajal 2007).
111
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
[…] existe una desviación entre el sistema oficial de valores que pre-
tende inculcarse a los jóvenes y lo que estos realmente han interiorizado
y adoptado como su propia manera de ver las cosas. Es claro el descono-
cimiento que se tiene del otro como un ser con los mismos derechos y
deberes que uno mismo, la falta de respeto por la vida y la integridad
del ser humano, que hace que muchos jóvenes sólo piensen en sí mis-
mos sin importar los demás. Esta constatación no sólo exige que la
sociedad se interrogue sobre la forma como está tratando de cumplir
los valores que considera indispensables para la convivencia y, aun, para
su propia supervivencia; sino sobre la manera como los mismos adultos
los practican ya que, en ocasiones son los jóvenes quienes subrayan la
ruptura que ven entre la expresión verbal de esos valores y la práctica
de los mismos —o más exactamente, su desconocimiento—por parte
de los adultos. (Zorro 2004, 128)
Se presume una falta de ambición, que podría ser explicada por la dificul-
tad de acceso a bienes y servicios, así como a un repertorio más amplio de
oportunidades y experiencias que les permita ampliar su perspectiva:
113
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
A diferencia del mando vertical que prevalece en casi todas las otras
instancias en que ellos están inmersos, como por ejemplo la familia y
los establecimientos educativos, la mayoría de los jóvenes entrevista-
dos manifiestan que dentro de los parches a que pertenecen es posible
plantear opciones con respecto a las cuales cada uno tiene libertad —en
ocasiones puramente formal— para decidir cuáles acepta y cuáles no.
(Zorro 2004, 132)
‘En el parche uno busca que me vieran parado en esta esquina y tengo que
hacer algo pa’que me cojan miedo’, señala alguno” (Perea 2008, 225-226).
Finalmente, Martínez y Moreno (2003) precisan:
115
Características
En esta parte del documento se recoge lo que para diferentes autores es
característico de las pandillas en Bogotá. La caracterización es realizada en
términos de género, aprendizaje, organización, formas de violencia, consumo
de sustancias psicoactivas (SPA), prácticas delictivas, el uso y la relación con
el territorio, así como una breve descripción de las diferentes formas de agru-
pación juvenil, con las que las pandillas comparten un lugar especial dentro
de la mirada criminológica y policiva de la ciudad.
Género
En los distintos documentos consultados no se encuentra de manera sig-
nificativa a las mujeres dentro de las pandillas, a no ser que sea como com-
pañeras sentimentales de los miembros, especialmente de quienes detentan
mayor liderazgo. “Son muy escasas las referencias a pandillismo y mujeres,
excepto cuando se les trata como novias o compañeras de los pandilleros así
como tampoco se mira la condición de género de los jóvenes y sus efectos en
las dinámicas de tales tipos de agrupamiento” (Serrano 2003, 84). Frente al
tema, además se menciona que: “Las mujeres tienen su presencia, básicamente
como novias que logran penetrar en diversos grados las rutinas, pero se trata
de un universo masculino […]” (Perea 2001, 40). Para Perea (2007a) la mas-
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Perea (2007a) también menciona que: “Las novias están allá, en el mundo
del que se ha salido, investidas de un estatuto moral distinto: ‘Mi mujer es
sana, ni fuma cigarrillo. Ella me jode porque estoy metido en la pandilla.
Tiene razón pero yo ya estoy atado a esa vida’” (198). A su vez plantea que:
“Ellas aceptan la imposición sin el mínimo reparo […]. Ella, quizás el único
alivio moral del pandillero, ha de caracterizarse por su intachable compor-
tamiento […]” (199).
La pandilla es un escenario masculino en el que demostrar el poder está
directamente asociado a ganar respeto, y en tal dinámica, no pocas veces la
mujer se ve involucrada como un “objeto” al que se domina. “Las escenas de
celos aparecen de continuo acompañadas de golpizas y maltrato. Es más, el
efecto de la amenaza violenta funciona como argumento […]. En caso de
enamoramiento de una bandida la norma también opera ‘si son tremendas
uno las endereza’” (Perea 2007a, 199). Hay que hacer énfasis en el carácter
masculino de la pandilla, que además reproduce el machismo de la sociedad
colombiana: “La pandilla está compuesta en su mayoría por hombres jóvenes.
En efecto, el sexo masculino hace […] el 87% de los miembros en Colombia”
(Perea 2007b, 6). Además, se puede decir que: “La pandilla recoge el ma-
chismo presente en una cultura patriarcal y violenta, lo hace suyo, lo refuerza
y exacerba. […] ‘El parce no tiene corazón’” (Perea 2007a, 202-203).
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pos etáreos estaría mostrando que podrían hacer esta ruptura con el
conjunto de ideas prevalecientes sobre el “deber ser” de una “señorita”
básicamente entre los 13 y 18 años, porque en el tránsito al siguiente
grupo etáreo resulta más claro que pueden soportar menos las presiones
de permanecer al margen o continuar la resistencia: están 13 puntos
porcentuales por encima de los hombres entre los jóvenes, y 11 pun-
tos abajo entre los jóvenes mayores. (66)
Nos encontramos con que también se habla de una participación más ac-
tiva en las pandillas o por lo menos con unas condiciones de respeto que ellas
se ganan. “Como mujer estar en un parche va en el respeto que uno se logre
ganar, si se hace respetar a los tipos les toca respetar” (Perea 2007a, 201).
La relación con las mujeres está matizada de diferentes formas, se encuen-
tran como parceras, es decir, como compañeras fraternas, como subordinadas
o como madonas, que son las que no cargan con el lastre pandillero:
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Enseñanza-aprendizaje
Se menciona que las personas que enseñan el oficio delictivo son por ejem-
plo amigos, personas mayores y veteranas. Se aprende de los amigos, de los
conocidos o de familiares. En los tres casos ocupa el primer lugar la obser-
vación de estos, en segundo la enseñanza explícita y finalmente la práctica
en compañía de los mismos. En términos del manejo de armas, se aprende
de amigos, conocidos, matones, sicarios y miembros de las Fuerzas Arma-
das. El proceso de enseñanza-aprendizaje, propio de la dinámica pandillera, es
eminentemente práctico y son recurrentes los siguientes aspectos:
Los amigos son vistos no sólo como causas sino como parte importante
de la inducción al delito. La mayoría los consiguieron en su barrio, ellos
los indujeron a delinquir y les enseñaron cosas. Los conocen en fiestas o
en las calles del barrio. Los amigos además están asociados con la adqui-
sición de vicios, de deserción escolar y al abandono del trabajo. Sin
embargo, el grupo que socializa a un joven en las actividades delictivas
no necesariamente corresponde al grupo de amigos, pueden ser simples
conocidos, cuyo mayor contacto es el saludo. (Iepri 2001, 64-65)
Organización
En términos generales, la pandilla privilegia internamente la organización
horizontal, por cuanto observa un respeto hacia todos los miembros alrededor
de las actividades que realizan, ya sea robo, raponeo, asalto, consumo, etc.
Sin embargo, para Perea (2007a) existe una paulatina estratificación en la
pandilla, derivada de liderazgos manifiestos, que establecen unas diferencias
valoradas por todos o que en algún momento pueden entrar a ser considera-
das por la pandilla en su conjunto.
Con respecto al papel del líder en una pandilla, entre las características
que refieren, se destacan: ser persona agresiva y hábil para pelear, y
la capacidad de imponer respeto, por lo general a través de la misma
agresividad o con la posesión y/o control de armas de fuego. […] Mu-
cho menos importante para ellos son las cualidades positivas de lide-
razgo, como la inteligencia, capacidad de autocontrol, organización y
experiencia. (Martínez y Moreno 2003, 163)
Se reunían los muchachos al caer la tarde y era común que los de una
misma pandilla tuvieran un mismo tatuaje, y todos se conocían entre sí
por sus apodos. El liderazgo lo asumía el más antiguo y el más valiente,
y para ser admitido en el grupo el aspirante debía demostrar obediencia
a través del cumplimiento de algunas tareas, relacionadas generalmente
con el robo.
Cada pandilla tenía un nombre, y con él marcaban sus territorios:
hacían grafitis en las paredes de las avenidas centrales de su localidad, y
a menudo se enfrentaban debido a la invasión del territorio por parte
de otro grupo, o porque se disputaban algún nuevo sector donde efec-
tuar sus trabajos. (Ávila 2003, 135)
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Actividades
La pandilla es lo que hace todos los días y sus actividades se convierten en
una manifestación de los factores que llevan a sus miembros a integrarse a ella.
Carlos Mario Perea (2004) dirige su atención a las relaciones entre “cultura y
violencia, conflicto y poder: en el juego de estas tensiones se pretende parar
la mirada sobre el alma pandillera” (2). Se encuentran además dos aspectos
importantes frente a las actividades que desarrollan las pandillas:
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Violencia
Es un elemento fundamental en la definición de las pandillas en Bogotá.
El accionar violento es característico, tanto dentro como fuera de ellas. Este
párrafo apunta a entender la génesis del sentido de sus acciones violentas:
[…] sólo unos parches llegan a las armas de fuego, su adquisición supone
un gasto que no todos están en condiciones de sufragar […]. “Pa’ com-
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
prar un arma hay que tener plata, vale como 300 o 400 y nunca la he
juntao”. En otros casos, los menos sin duda, existe conciencia sobre
los riesgos que entraña portarlas: “Tenemos cuchillos mataganado y
machetes. En cambio pistolas no me gusta cargar, eso es pa’ meterse en
problemas”. Sean cuales sean las razones las armas de fuego tienen una
presencia menor, en […] Bogotá aparecen en un poco más de la mitad
de las pandillas. (Perea 2004, 6)
Y agrega:
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
[…] dos terceras partes, tanto de las víctimas como de los detenidos
por homicidio fueron hombres (edad = 11-35 años), según datos de
la Policía Nacional. En Bogotá, […] en 2002 se presentaron 2.041
muertes a causa del homicidio. Los jóvenes (edad = 15-25 años) fueron
las víctimas en el 33,9% de los casos, y si se amplía a jóvenes entre 15
y 39 años, estos representan el 75,9% de las víctimas (15) (Escobar-
Córdoba 2007, 87)
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Por otro lado, las pandillas “crecen en el anonimato de la calle mas no son
una manifestación espontánea y difusa; por el contrario responden a un tipo
particular de organización que aglutina la violencia local. Debilitan entonces
el cajón de las violencias inorgánicas siendo que su contexto y sentido se cuece
en lo cotidiano” (Perea 2001, 39).
La reproducción de la violencia nacional se da de manera particular en
diferentes territorios. Aquí se presenta una comparación de lo que acontece
en Medellín frente a Bogotá:
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Uno de los aspectos que impulsa la agresividad o más bien los hechos de
violencia entre los grupos, parches o pandillas juveniles, según algunos
de los entrevistados y testimonios recolectados en otras publicaciones,
es la defensa de los territorios que dicen ellos, demarcan los ñeros. […]
comparaba a los ñeros con los leones en cuanto a su conducta territo-
rial que finalmente tenía como fin defender tanto el parche y la vida.
(Sánchez 2000, 204)
Las peleas de las rumbas son más corrientes que las peleas por terri-
torios. Incluso lo que empezó en una pelea de una rumba cualquiera
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Los fines de semana buscan fiestas para ir a baliar y allí ocurren las pe-
leas. “Por la noche, las fiestas. Por salir uno a bailar se ofenden y ahí es
donde empieza el tropel, los madrazos, ya hasta las puñaladas y todo.
Así como los cinco que mataron. […] Así como ellos, todo empezó por
una fiesta. (Entrevista a David).
“Los sábados. […] nos reunimos, […] nos trabamos antes de entrar a
bailar. Adentro se baila, se toma y todo, pero siempre salimos de güiro,
de problemas, siempre hay problemas. Siempre toca estar que mon-
tado, que salir afuera y estar mario de botellas. Sí. Porque eso es lo más
normal el problema siempre que salimos”. (Entrevista a Lola). (208)
Y agrega:
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
tiempo; consumir alcohol y spa; usar armas; así como tener creencias
que apoyan la resolución de problemas mediante la violencia, baja es-
colaridad y condiciones de pobreza importantes […]. (92)
Delincuencia
Para hablar de la delincuencia como uno de los rasgos que caracteriza a las
pandillas, se hace importante definirla e identificarla como fenómeno par-
ticular, pero que hace parte de un fenómeno mas generalizado, el de la de-
lincuencia juvenil. Para mayor claridad al respecto, citamos la investigación
sobre delincuencia en Bogotá del Iepri (2001): “Se realizaron 35 entrevistas
en la Cárcel Distrital. [Además] en la calle como en centros de rehabilitación
fue posible hacer 35 entrevistas más” (39). Con esta población se adelantó una
investigación que arrojó la siguiente información:
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
[…] valoran que los amigos que tuvieron en su adolescencia eran malas
amistades. Algunos dicen que cuando se van del barrio, dejan de delin-
quir y de consumir droga y vuelven a adquirir malos hábitos cuando
regresan a él.
El barrio aparece […] como el espacio de socialización esencial. (Iepri
2001, 50)
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Por otro lado, en la investigación del Iepri se explica que: “Las motiva-
ciones se diferencian de las causas en que las primeras son escogencias del
individuo, es decir, se le presentan opciones pero por razones que él ve como
convenientes decide delinquir. Las segundas, en cambio, parecen circunstan-
cias ineludibles” (65). Entre las motivaciones más frecuentes se destacan:
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
lleva a que la víctima deje la casa de los padres y para sostenerse tenga
que robar. (66)
Roban con frecuencia, un buen número como parte de sus rutinas dia-
rias, pero no se les puede reducir a empresas criminales con el fin de
lucrar: la pandilla es más bien una propuesta de vida cuyo afuera pasa
entre otras por el acto de asaltar. (Perea 2004, 3)
Los delitos contra el patrimonio son uno de los hábitos del parche; la
vida se reparte entre salir a atracar y permanecer en la esquina.
El hurto sostiene el tiempo paralelo, genera el dinero para sufragar los
consumos propios de cualquier persona y los costos que supone el vicio
perentorio. Su papel es tal que termina por generar identidad, incluso
se le concibe como un trabajo […]. Se trata de un verdadero “oficio”,
tanto porque constituye la actividad que deja dividendos como porque
supone una empresa aprendida tras un sostenido aprendizaje. (Perea
2007a, 79)
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
El hurto
El hurto es la principal actividad delictiva pandillera en la mayoría de los
casos y en ocasiones está determinada por el azar, a lo que se suma la dis-
posición de la pandilla para tal fin. Tenemos que mencionar que hay dife-
rentes tipos de hurto: a entidades comerciales, residencias, vehículos, enti-
dades financieras y la piratería terrestre; pero los principales en las pandillas
son el hurto callejero y el hurto simple.
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
La lógica del robo pandillero, si bien dista del crimen organizado, también
se comprende por los grados de peligrosidad.
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
se añade una claridad “mágica” que les advierte que obtener suerte en
un “golpe” no significa que se multiplicará sin más de allí en adelante
[…]. (Ramos 2004, 111-112)
Frente a las motivaciones que llevan a las pandillas al robo aparecen algu-
nas como las siguientes: “[…] los jóvenes […] encuentran en la pandilla la
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
El autor agrega: “[…] el robo, su ejercicio, hace parte de los ritos de ini-
ciación y, luego, de la armadura que sostiene la pandilla. Asimismo la violen-
cia es ingrediente indispensable, el pandillero se entrena con meticulosidad en
el choque violento pues en él reside la supervivencia del grupo” (Perea 2007b,
5). Finalmente, se establece una relación entre delitos económicos cometidos
por la pandilla y cualquier otro ejercicio lucrativo legal de la sociedad.
El sicariato
No es una actividad importante dentro de los delitos de la pandilla, sin
embargo, de ella participan en ocasiones algunos de sus miembros:
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Ramos (2004) menciona sobre este tema, que: “[…] la venta de sustancias
psicoactivas […] les generan siempre bajos ingresos a los pandilleros en una
cantidad notable de casos (20,6%) […], son siempre altos para un núme-
ro substancialmente alto de pandilleros dedicados a comercializar ‘drogas’
(45,7%) […]” (112).
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Consumo
Consumir da cuenta de la capacidad de los sujetos de producir o conseguir
recursos para satisfacer una necesidad o un deseo a través de la compra.
En este sentido, el hábito de robar desarrollado en los pandilleros se convierte
en la forma como se accede a capitales económicos que les permiten luego
consumir lo que necesitan, lo que desean y lo que la sociedad de mercado les
impone, como al resto de la sociedad, para ser aceptados.
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Allí no hay rito alguno, sólo la manía regulada por el rito del consumo
[…]. El pandillero se entrega empujado por un arreglo cultural donde
el artificio ritual es sacrificado a manos del consumo y su núcleo pri-
mordial, el deseo.
El individuo se llena de otro contenido, lo colma la gramática de la
sensibilidad. El drogo lo enuncia con sus cientos de giros evocadores de
placer. […] el raciocinio sobre el sentido de la acción se agota en el giro
de “me gusta”.
Entre el acto y el pensamiento se abre un abismo, tal la disociación so-
bre la que opera el sujeto del deseo. […] Hoy día la disociación hace su
viraje hacia la mitología en torno al cuerpo y sus sensorios; en ellos des-
cansa la lógica del “si uno va a hacer algo hacerlo sin mente”: entre la ac-
ción y el sujeto consciente hay un mediador, un mundo de sensaciones
descompuestas, en alucine, susto, alegría y acción, cada una capaz de
fundar un cosmos ilimitado de experiencia. (Perea 2007a, 177-178)
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Consumo cultural
En la sociedad contemporánea nos encontramos ante una máquina de
dominación denominada “el mercado”, que manipula a través de las lógicas y
ofertas impuestas por la racionalidad del consumo. Ofrece una ilimitada gama
de productos, imágenes y objetos de deseo, y hace suponer que alcanzarlos
equivale a lo que nos imaginamos como la felicidad anhelada.
Bajo este panorama se ahoga el tejido social y se enarbola la lógica de la in-
dividualidad. Con ello se trata de dar sentido a la existencia humana en cuan-
to entidad destinada a la producción para el consumo. Pero aquí aparece un
cuestionamiento profundo, al tratar de entender el pensar-actuar pandillero,
que, primero, podríamos decir parte de la idea de asociación o comunidad,
particular, pero comunidad finalmente; y segundo, que no apela a la premisa
de producir para consumir, sino de parasitar, robar, quitar, para consumir.
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Ramos (2004), quien realiza una lectura del tiempo libre de las pandillas
en relación con el tiempo libre dominante, encuentra sobre los consumos
culturales que:
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
visaje (conflicto), cosquilleo, fleteo, quieto (tipos de robo), quiubos (lo que toca
hacer), liebre (enemigo, problema por solucionar o deuda latente), taponazo
(impacto de bala), puntazo (golpe asestado con la punta de un arma cortopun-
zante), etc.
Parchar el territorio
Parchar el territorio es hacer de este algo propio. También es darle una
identidad particular y concreta. En ese sentido la pandilla entiende el acto de
parchar:
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Por otro lado, las pandillas son parte de un proceso histórico que devela
distintos cambios a lo largo del tiempo, incluso en el uso del territorio: “Sin
duda, frente a las antiguas pandillas las actuales parecen no ser ‘grupos firmes’.
[…] también comprimieron la territorialidad, del dominio sobre sectores
completos se recluyeron en el poderío de unas cuantas calles” (Perea 2007a,
115). Más aún, se considera que: “Desde el parche, el lugar de encuentro y
reunión, el señorío se extiende sobre un puñado de cuadras. Hace un tiempo
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
cialmente a la zona que los contiene. […] las actividades de tiempo li-
bre, laborales y comerciales tienden a realizarlas invariablemente dentro
del contexto urbanístico de la misma vivienda. Pandilleros y habitantes
de áreas populares de la ciudad están más dispuestos a salir de la ciudad
que a recorrer esta […]. Esta experiencia urbana está constantemente
reforzada por la coherencia simbólica en la construcción y uso del espa-
cio […] que advierten con dureza los jóvenes populares en las miradas
de rechazo y temor, o en la redoblada vigilancia y persecución de los
celadores o policías cuando se encuentran por fuera de su medio am-
biente urbano, especialmente en actitud de ocio.
El segundo lo generan las restricciones económicas. La insuficiencia de
recursos económicos propios les impide a los pandilleros una movilidad
que rebase el barrio, el sector o el área, puesto que ello supone gastos
en transporte y consumos básicos (bebidas y alimentos) o culturales a
precios más altos que los que encuentran en sus espacios de identifica-
ción. […] El tercer condicionamiento procede de la más alta autono-
mía normativa que las poblaciones populares poseen en los espacios
urbanos que ocupan. […] la más extensa producción de actos violentos
entre pobladores populares, por ejemplo, está relacionada tanto con el
aún más reducido control normativo estatal del mundo urbano popular
—debido en buena parte al hecho [de] que no están estos poblado-
res plenamente integrados al transcurrir de las fuerzas dominantes de
configuración del orden social, o mejor, estas no dependen de estas
poblaciones de manera significativa dado que no son productores ni
consumidores esenciales—, como con que estos jóvenes se sienten có-
modos precisamente donde se materializa el subsistema social de va-
lores y normas que han incorporado […]. Esta reorganización de la
relación entre pandillas y espacio urbano permite tomar distancia de la
idea recurrente sobre la “territorialidad” de las pandillas. (49-51)
Al preguntar sobre los lugares que acostumbran usar las pandillas para
reunirse, se menciona en general que lo hacen en el territorio que con-
sideran propio, y que varía entre barrios y pandillas. Lo único que se
destaca con cierta precisión es que los parques son sitios de reunión
para muchos de estos grupos.
En relación con la existencia de territorios, cuatro jóvenes dicen que no
existen, mientras el resto de los participantes maneja un conocimiento
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Finalmente:
Actividades rituales
Entre los ritos propios de la pandilla tenemos:
Luego del instante en que la vida cesa vienen los ritos de despedida,
enterramiento y duelo. Presos de una familiaridad que debería per-
manecer reservada sólo para quienes llegan a la vejez o sufren los es-
tragos de la enfermedad, los pandilleros disponen un orden en sus
exequias, manifiestan cómo desean su velorio y el cortejo fúnebre. En
ciertos casos se limitan a reclamar un gesto dejando los demás trámites
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Actividades cotidianas
Las siguientes son algunas actividades regulares que realizan las pandillas.
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La pandilla
Definir a la pandilla es una tarea compleja; sin embargo, bajo una perspec-
tiva como la que nos ocupa, se citan las definiciones de diferentes autores,
con el fin de encontrar elementos característicos. Respecto al tema, Serrano
(2003) menciona:
Perea (s. f.), sostiene que las pandillas se encuentran en un lugar difícil
de ubicar en el escenario de las violencias urbanas en la medida en que
persiguen tanto la búsqueda de su identidad, como un cierto poder
barrial que les permita su aglutinamiento y lugar social. La pandilla no
articula ninguna discursividad política pero su condición transgresora
se vuelve una fuerte denuncia de las condiciones de exclusión que viven
estos jóvenes; trasgresión de la norma sobre la propiedad mediante el
robo, de la norma corporal mediante el consumo de psicoactivos, re-
chazo al disciplinamiento escolar, laboral y familiar; trasgresión que
finalmente une a quienes sobrepasan la norma, los solidariza en ese más
allá al que llegan en su permanente salida. (84)
19 En nota a pie de página, Perea (2007a) aclara: “Cuando ingresan a la guerrilla o al para-
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
militarismo lo hacen a título individual, no como un grupo que pretende mantener alguna
identidad colectiva.” (98).
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
[…] el pandillero establece una conexión con la vida local, con el te-
rritorio, del que carece por completo el crimen organizado. El pandillo
arma su poder sobre el dominio local, establece su tiranía sobre la os-
tentación de fuerza en el área objeto de interés. El miembro del crimen
organizado, por el contrario, se mantiene en el anonimato y la discre-
ción; no puede ser de otro modo, no comportarse con cautela significa
tanto como echar por tierra la continuidad de su actividad. (13)
más graves que los que, según los jóvenes entrevistados a lo largo del
presente trabajo, habitualmente cometen los llamados parches. Como
ya se observó, los pandilleros portan armas de fuego y a menudo se ven
involucrados en enfrentamientos de distinta índole. A lo anterior, los
pandilleros suman con frecuencia el consumo de sustancias sicoactivas
como parte de las actividades del grupo. (25)
[…] esta clase de grupos no sólo sirve para tejer relaciones sociales entre
sus miembros, sino que se convierte en escenario en donde los jóvenes
continúan el proceso de identificación y socialización que iniciaron en
la familia, construyen valores y normas propias, desarrollan el sentido
de la amistad, inician su vida sexual, se organizan y actúan como agru-
pación, creando jerarquías y funciones.
En las pandillas, el grupo se convierte en el eje de la vida de muchos
de sus integrantes y constituye una fuente de aprendizaje, sustitutiva
de la familia. El grupo parece en muchos casos llenar el espacio vacío
dejado por esta y por la escuela, y suministra a sus miembros liderazgo,
comprensión, compañía y un sistema de valores. Más aún, es el grupo
quien brinda al joven oportunidades de amistad, trabajo, relaciones
familiares y defensa contra las agresiones de diversa índole. Además,
debe señalarse, que aunque por lo general este tipo de agrupaciones no
fija normas explícitas, el ánimo de rebeldía de quienes las integran las
conduce a entrar en permanente contradicción con la sociedad que los
rodea. (24-25)
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Al pedir una descripción de cómo son las personas que integran una
pandilla, la mitad hace referencia a que roban y/o consumen drogas,
o que son personas agresivas, dispuestas a enfrentarse a golpes con
cualquiera. Por otro lado, se menciona que en algunos casos se trata de
personas que tal vez se sienten rechazadas en su familia, pero explican
que también pueden ser personas normales, sin ninguna característica
especial, es decir que no se puede caracterizar uniformemente a toda la
gente de las pandillas ya que eso depende del grupo y del individuo.
(162)
Las pandillas, […] si bien también están integradas por jóvenes, com-
parten una identidad barrial y se agrupan para compartir entre iguales,
son más organizadas, tienen una jerarquía, consumen y delinquen, y
más que eso, demarcan y defienden un territorio y, para ello, tienen en-
frentamientos con otras pandillas; así mismo, a diferencia de los parches
negativos, usan con más frecuencia las armas (blancas y de fuego) y
eventualmente llegan hasta el punto de causar homicidios. (91)
El parche
Carlos Zorro (2004) es tal vez el investigador que más acentúa la diferencia
entre parche y pandilla, así como las distinciones entre parche y otras agrupa-
ciones. Al respecto dice que los parches constituyen:
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Sobre este asunto, Perea (2004) considera que: “Parche es la forma como
se autodenominan las pandillas; de allí viene parcharse, en el acto de estar
ahí y parce, el amigo y perteneciente al grupo” (nota a pie 3, 4). Según Ávila
(2003), la expresión parche tiene sus orígenes en los años ochenta: “En esa
misma época la palabra parche fue extendiéndose a sectores de la población.
Su primer uso lo tuvo entre los recicladores de la zona de El Cartucho, y la
palabra designaba sus sitios de alojamiento, el rincón de la calle o bajo un
puente. Era el parche donde quedaban pegados para evadir el frío” (137). Otra
acepción del concepto parche es también mencionada por Ávila:
Las manillas, los collares, los aretes, las faldas largas, los casetes, eran
vendidos por muchachos comerciantes que estudiaban o habían pasado
por la universidad […]. A estos comerciantes se les llamaba artesanos,
y a su maletín, parche, nuevo uso desprendido de llamar parche al sitio
donde ubicaban su tela.
La doble connotación, pegado a sitio y pegado a persona, abrió el es-
pacio para que el grupo de jóvenes amigos reunidos en un lugar de
manera permanente con fines recreativos tomara el nombre de parche
que también pudo ser aplicado sólo al grupo de amigos. Con base en
esta situación términos como despárchese (salga de aquí), o desparchado
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
La banda
Como ya fue anotado antes, se hace una diferenciación importante entre
pandilla y banda. A propósito de las bandas, Perea (2008) sostiene:
El mismo autor reconoce una diferencia sustancial entre los dos tipos de
organizaciones en mención:
22 Vale la pena recoger esta aclaración hecha por Ramos (2004) en nota a pie de página:
“La definición operacional de banda elaborada fue la siguiente: organización orientada casi
exclusivamente a la comisión de importantes delitos contra la propiedad o a actividades
ilegales económicamente lucrativas (falsificación, contrabando, narcotráfico). Los contactos
entre sus miembros se reducen prácticamente a los que demandan sus actividades, intentan
manejar desde hace algunos años un bajo perfil y sus principales enfrentamientos son
internos, recurriendo frecuentemente al homicidio, y con los organismos de seguridad del
Estado” (88).
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Las bandas tienen una estructura más organizada y jerarquizada, que per-
mite definir con mayor claridad funciones y responsables, así como asuntos
relacionados con el manejo de recursos, por ejemplo armas, vehículos, etc.
En las bandas las estrategias más comunes son: visitar y observar con
detenimiento los sitios a los que se va a entrar a robar, distribuir las
funciones, escoger las zonas al azar, cambiar de zonas para robar todo el
tiempo, robar en sitios en los que los cai [Comando de Atención Inme-
diata de la Policía Nacional de Colombia] no estén muy cerca, ubicar el
sitio donde está la plata, sorprender a las víctimas, procurar una huida
rápida, dejar un lapso de tiempo más o menos de una semana entre un
robo y otro para evitar la acción de la policía. (Iepri 2001, 74)
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Es importante anotar que las barras futboleras son primero que todo un
fenómeno que involucra aspectos culturales de la mayor importancia.
No obstante, es evidente que en su interior se mueven redes organiza-
das y asociaciones de individuos que acuden a la violencia y el delito.
Hay evidencia [de] que en su interior puede haber tráfico de drogas y
de armas. Igualmente, algunos de sus integrantes portan armas blancas
y de fuego, se ven involucrados en riñas, homicidios, propician escán-
dalos, hacen vandalismo, etc. […] En las barras hay jerarquías, se habla
de la existencia de capos o jefes, y se practican métodos de reclutamiento
que utilizan los códigos de la delincuencia. Las barras también demar-
can territorios en algunos barrios. (Ceacsc s. f., 112)
[…] se puede encontrar que las barras están compuestas por población
joven entre los 12 y los 25 años, y aunque se ubican en toda la ciudad,
las mayores concentraciones de barristas se presentan en algunos sec-
tores populares, principalmente en el occidente y el sur de la ciudad.
Sus comportamientos altamente agresivos no tienen lugar sólo en el
estadio, ni en su entorno, ocurren también en los barrios donde tienen
fuerza. Hay señales de que buscan establecer y defender territorios, así
como hay pugnas para ingresar a ellas y ganar posiciones en su jerar-
quía, incluso acceder al liderato. (114)
Dentro de los rasgos sociológicos el estudio del Ceacsc (s. f.) encuentra
que:
[…] el principal factor que motiva a los jóvenes para entrar a ellas es el
amor por el equipo y la afición al fútbol que comparten con sus con-
géneres, y en general con toda la hinchada; en los partidos mediante la
emoción colectiva que se produce, se canaliza toda la energía que tiene
consigo la juventud pero, al mismo tiempo, ese “amor enfermizo” de la
barra se convierte en la excusa para que algunos cometan vandalismo,
actos que en sí mismos son asumidos como naturales y necesarios den-
tro de la ideología barrista, como el robo de las banderas o “trapos” de
equipos contrarios, o las luchas territoriales. (118)
claramente de ella. Por lo tanto, los miembros de una subcultura adoptaron e internalizaron
valores y normas de la cultura dominante”.
24 En el texto se añade en nota a pie de página: “El término y su contenido se deriva de la
propuesta de Maffesoli en El tiempo de las tribus, donde se hace referencia a las numerosas
agrupaciones que surgieron en Europa durante la década de los setenta, como una nueva vía
de expresión, en ruptura con los parámetros de normalización prevalecientes. Imaginarios,
presencias y conflictos entre los jóvenes de Bogotá. Observatorio de Violencia y Delincuencia de
Bogotá (Ceacsc, 1998)” (113).
182
Relaciones
Las relaciones de la pandilla, tanto dentro como fuera de ella, están signadas
por la violencia. A continuación presentaremos cómo se dan tales relaciones
con otras pandillas, vecinos, bandas delincuenciales, crimen organizado, mi-
licias, paramilitares, organismos de seguridad del Estado y seguridad privada;
igualmente consideramos importante destacar los efectos de tales relaciones.
En tal sentido:
Son tres los principales tipos de enfrentamiento que sostienen las pan-
dillas. Con: a.) otras agrupaciones al margen de la ley; b.) personas
cuya identidad depende de un contexto específico y c.) organismos
de seguridad del Estado (ose). El 92% de las pandillas entrevistadas
afirmó haber tenido algún tipo de enfrentamiento con agrupaciones del
primer grupo, con diferentes pobladores el 53,8% y con ose el 46,2%
[…]. En este mundo “ilegal”, las relaciones naturalmente deben con-
templar el uso de la fuerza o la coacción física, porque no pueden ser
procesadas las discrepancias o los motivos de conflicto que en él surjan
a través del sistema legal o suponiendo que el contrario permanece,
pese a la primera evidencia, dentro de los procedimientos sancionados
(“confianza”). (71)
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
corazón del conflicto urbano: se enfrentan con otras pandillas; los ve-
cinos organizan destacamentos de vigilancia con el fin de contenerlas;
se arreglan macabras operaciones de limpieza para su exterminio; los
barrios contratan seguridades pagadas para perseguirlas; los guerrilleros
y los paramilitares no cejan en el intento de enrolar pandilleros en sus
filas; y la policía sostiene un enfrentamiento permanente con sus miem-
bros. Es lo que se ha llamado las guerras de pavimento. (2)
185
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Entre tanto, Perea (2007) afirma: “La autoridad del jefe y sus inmediatos
seguidores no tenía discusión. El parche, el lugar de reunión, se emplazaba con
los signos identificatorios […]. Los parceros observaban con cuidado la estruc-
tura de mando, pero también los vecinos, quienes reconocían los símbolos y
sus significados” (113).
Ganarse el respeto es esencial a la hora de definir las relaciones dentro de
la pandilla:
“Me convidaban a hacer cosas y qué iba a decir que no, me tocaba por-
que si no decían que era un cagao”. (4)
186
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
“…quieren ser reyes”, pierde importancia que sea de una cuadra, a fin
de cuentas es “rey”. Tal es la consigna que atraviesa la búsqueda de reco-
nocimiento: quien logra respeto lo hace a punta de trasgresión violenta.
Es necesario esmerarse en el robo y en el consumo […]. El brío en estas
materias es determinante, pero es más decisivo el arrojo en la determi-
nación violenta […]. El corazón se envenena y se transforma el cuerpo,
el pandillo lo cruza un rictus siniestro […].
La tarea de “meter el diablo adentro” se desempeña con insistencia.
[…]. La popularidad empieza, es indispensable mantenerla: “Porque
siempre me han tratado como el más malo siempre he sido el malo.
Me creo el más dañao, donde vaya soy el malo”. La pandilla vive de su
emblema […]. El término circula en lo local instituyendo una entidad
reconocida y sancionada, buscada con ansiedad por unos y temida con
rabia por otros.
El respeto es la búsqueda última del parcero, nada diferente a la perse-
cución rabiosa de reconocimiento. […] Con ello la pandilla se conecta
con una sentida necesidad contemporánea, la de ser aceptado y reco-
nocido en una identidad. Como lo desean casi todos los movimientos
contemporáneos el parcero demanda visibilidad, con la particularidad
[de] que sus medios violentos exigen reverencia y genuflexión. No so-
portan el anonimato y la indiferencia, saben que para salir de ellas de-
ben convertirse con prontitud en “hombres”.
El pandillero se hace hombre de la mano del terror y la muerte. […]
el parcero no pretende cambiar el rumbo de las cosas, busca nada más
manipular la realidad al arbitrio de sus impulsos. […] Con esta arma-
dura simbólica el pandillero se para pletórico en la esquina seguro de su
enunciado primordial “pertenecer a un ruedo significa respeto y poder”.
Es levantarse la represencia, que con una mirada un man se erice. (Perea
2007, 157-159)
Por otro lado, y a propósito de los valores que son importantes en las re-
laciones dentro de la pandilla, se habla de la lealtad, junto con la solidaridad
y la disposición del grupo a brindarse respaldo en “la buena” y en “la mala”.
187
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
189
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
25 Leandro Ramos cita en nota a pie de página a Carlos M. Perea cuando señala que: “‘El
pandillero no admite ni ascendencia ni autoridad’, pero falla al creer, como todos los que
desde la periferia han adherido al discurso de la posmodernidad o a la ideología dominante
de la ‘juventud’, que tal valor es producto de una modernidad capitalista plena, inexistente
en todo el orden social latinoamericano, o sin fractura histórico estructural alguna: ‘Aún más,
la modernidad perfila la condición juvenil acompañada de individualismo irreverente, reflejo
de una época atravesada por la desocialización y el desanclaje. La búsqueda de la afirma-
ción de la identidad personal deja de ser un lujo de las conciencias esclarecidas y los sectores
privilegiados para convertirse en axioma de la subjetividad, incluidos los sectores populares’”
(129).
190
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Los conflictos entre los miembros de los grupos se dan por la repar-
tición de ganancias, pues hay quienes quieren ganar más que otros, o
tratan de obtener más sin que los demás se den cuenta, pero si se dan
cuenta, esto puede ser motivo de rechazo a esa persona o las relaciones
se pueden dañar, pues empieza a haber desconfianza entre ellos.
Hay que decir que encontramos una correlación exacta entre determi-
nados delitos y un número específico de participantes.
En grupo o banda
[…]
Dentro de las actividades delictivas que realizan los asaltos grandes pa-
recen ser los más rentables, como el robo de autos, motos, casas y nego-
cios. Así como estos representan más ganancia implican también más
riesgo. El atraco parece ser menos rentable pero es a su vez más fácil de
realizar y menos arriesgado.
En ocasiones al trabajar en parejas o tríos hay quienes incumplen con
lo pactado, lo que genera conflictos entre los miembros de los grupos.
Se corre el riesgo de sufrir lesiones o perder la vida por disputas con
los compañeros.
Solo
Los entrevistados que dicen delinquir solos, han dicho que han estado
en grupos pero que por conveniencia o porque los han echado de los
grupos delinquen solos. (Iepri 2001, 76-77)
191
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
En cuanto a las relaciones internas que hacen que los pandilleros deseen
permanecer en la pandilla, y aquí hay que aclarar que no tiene que ver con
variables de conformación:
192
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
La pandilla vive del acto violento. Sus relatos están salpicados de con-
frontaciones, de enemigos y venganzas, las más de las veces cruentas.
[…] vemos a los pandillos en el despliegue de su ejercicio unas veces
como victimarios, cebados sobre su presa, otras como perdedores de
una guerra de asfalto dirimida entre numerosos contrincantes. (Perea
2004, 7)
“Si a alguno lo tocaban en algún barrio iba el grupo a ese barrio y mon-
taba la asquerosa. Entonces ya se sabía que nuestro grupo no se puede
tocar” […]. Las historias de enfrentamiento y sangre plagan los testi-
monios pandilleros. Se narran con vehemencia, salpicadas de un tufillo
heroico, atravesadas de cortante frialdad. (Perea 2001, 43)
Las pandillas con quienes se tiene conflicto son los primeros adversarios
a mantener a raya. […] no con todas se mantienen diferencias; con al-
193
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Por su parte, Ramos (2004) considera que: “El poder no está ausente en
las relaciones internas de grupos de amigos como tampoco en sus relaciones
externas, pero en el caso de las pandillas adquiere tal relevancia, especialmente
esta última forma, que llega precisamente a sentar las bases de lo que serán los
enfrentamientos […]” (69-70). Igualmente, entre las razones para los enfren-
tamientos entre pandillas, el mismo autor afirma que:
Además, Ramos considera que las pandillas pueden enfrentarse por ra-
zones de reconocimiento.
195
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Otro motivo de disputa que menciona este autor es meterse con las mu-
jeres del grupo.
196
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
El autor anota además otras causas menores, pero que de igual manera
provocan enfrentamientos entre pandillas:
197
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Con vecinos
Las relaciones de la pandilla con personas del mismo barrio se enmarcan
en el conflicto.
199
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Por otro lado, los miembros de la comunidad barrial emiten las siguientes
valoraciones sobre la acciones de las pandillas:
200
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
201
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
No son pocas las razones que llevan a los comerciantes del barrio a tomar
medidas sobre la pandilla en aras de mantener el control en dicho territorio:
“[…] su sola presencia pandillera impide la libre circulación de compradores
entre los comercios locales, de allí el interés de tantos tenderos en las opera-
ciones de limpieza (Perea 2007a, 245)”. En el mismo texto, Perea describe
específicamente la relación de la pandilla con los vecinos:
La otra pieza local del conflicto es el vecino, blanco del acoso y el te-
rror pandillero. La presencia del parche es por definición problemática,
en su lógica está inscrito el exceso. Un día cualquiera la fiesta con gran
algarabía puede prolongarse hasta altas horas de la noche, en especial
cuando se corona un buen “trabajo”. […] Los asaltos dificultan el ac-
ceso a servicios clave de la vida colectiva como el transporte público
o el suministro de bienes de consumo como la leche, las gaseosas, las
cervezas […]. Las anécdotas de golpizas y asesinatos, de violaciones y
acosos abundan, atemorizando a tantos padres que ven con terror el
ingreso de sus hijos a la pandilla. (260)
202
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Unos se deciden a quebrar el código espacial del parche, “el cucho los
desterró de la esquina, al andén le echaba aceite; otro lo tumbó, donde
nos parchábamos a jugar dominó. Era mucha recocha, los cuchos decían
que no podían ni ver un noticiero”. Aunque poco frecuentes, ruedan las
historias de moradores que toman valor, se arman, y salen a liquidar a
cuanto pelao se encuentre en la esquina […]. Otros pescan en el río re-
vuelto del sórdido mercado de la muerte, vecinos resentidos que, impe-
didos para emprender una venganza por su propia mano, contratan un
sicario que sane la pérdida de un ser querido, la violación o embarazo
de una hija o cualquier otra afrenta. (260-261)
Las hay de dos tipos, legales e ilegales. Las primeras pasan por los cana-
les instituidos de tramitación de conflicto; van de la denuncia judicial
y la presión sobre las autoridades a fin de que intervengan, a la cons-
titución de destacamentos de vigilancia en coordinación con cuerpos
de seguridad del Estado. Las segundas, es decir las ilegales, también
conforman destacamentos pero para actuar de manera autónoma.
Por lo general, el intento de contención de la pandilla comienza con
alguna medida dentro del mismo barrio, como la instalación de una
alarma en cada casa a fin de alertar sobre alguna anomalía: “En el barrio
hay alarmas comunitarias. Eso no sirve, cada rato se la escucha y nunca
cogen a nadie. Al principio uno le comía, creía que todo el mundo lo va
a linchar pero no, puro azare.” […] Cuando tales iniciativas fracasan se
acude al Estado. De continuo, las autoridades de la ciudad y la policía
reciben quejas formuladas por los vecinos.
[…]
Ante la continuidad de la situación […] los vecinos impotentes optan
por una medida radical: la realización de un paro cívico contra la inse-
guridad y sus principales auspiciadores locales, las pandillas.
Ante los precarios resultados, el vecindario decide actuar organizando
un dispositivo de vigilancia dependiente de la policía. Aprovechando la
proximidad con algún miembro de las fuerzas de seguridad un grupo
de vecinos hace rondas por las calles del barrio, dotadas con un radio en
conexión directa con la estación policial más cercana. […] Los vecinos
203
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Perea (2007a) concluye diciendo que cuando lo legal no surte los resulta-
dos esperados, los vecinos deciden acudir a acciones y a actores ilegales para
lograrlos:
Además, agrega:
204
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
205
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Los actores en armas no son el nudo del conflicto urbano hilado al-
rededor de la pandilla. Se conectan toda vez que el pandillero cruza
los intereses estratégicos del aparato, pero el desafío lanzado por estos
muchachos no hace parte de sus desvelos. De tal suerte, los agentes en
armas no son las piezas determinantes del drama barrial, lo son más
bien los otros actores. Los actores locales cuando las pandillas desatan
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Con milicias
La relación de las pandillas con las milicias tiene las siguientes considera-
ciones: “Las guerrillas suelen aparecer como proveedores, en primer lugar de
revólveres: ‘Las farc le da los revólveres a los pandilleros y también se los
roban a los policías’” (Perea 2004, 6). Más aún:
Las pandillas traban vínculos con los ejércitos ilegales. No puede ser
de otro modo, la prolongación del proyecto armado en la ciudad por
fuerza se entrecruza con el poder territorial del parche. Tal entrecruza-
miento no sucede desde un solo lugar, sus mutuas relaciones penden
de la dimensión estratégica en juego. Unas veces se acercan, bien sea
porque los grupos en armas necesitan alimentar sus filas enlistando
muchachos dispuestos al riesgo, o porque necesiten valerse de la tras-
gresión pandillera. Otras, en cambio, son enemigos declarados; cada
vez que el actor armado pretende imponer un orden el exceso pandi-
llero se interpone en su camino. Estamos lejos de algún patrón fijo.
(Perea 2007a, 280-281)
207
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Con paramilitares
El paramilitarismo, como lo conocemos en la actualidad, es un actor re-
ciente de la violencia en Colombia; podríamos decir que por lo menos de los
últimos treinta años. Y los paramilitares se vinculan a la delincuencia común y
al entorno urbano de manera más reciente. “Un peligroso estigma, agazapado
detrás de las operaciones de limpieza que asolan los barrios populares desde
mediados de los 80 y que, hoy, adquiere su mayor peligrosidad en medio de la
guerra y la generalización de la masacre26” (Perea 2004, 2-3).
Llama la atención la relación entre paramilitares y pandillas en el sentido
que Ramos (2004) pone de presente:
También los divide la violencia de que son objeto los habitantes del barrio,
pero particularmente los jóvenes vinculados a pandillas.
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211
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
La seguridad pagada
Ante la imposibilidad de enfrentar directamente a las pandillas, en algunas
ocasiones la comunidad afectada recurre a la presencia de otros actores que
puedan brindarles seguridad. Para este caso, se contrata a la llamada seguridad
pagada, la cual:
Muchos los ven como simples mercenarios, asesinos de oficio por dine-
ro; pero más grave aún, como gentes desprovistas de alguna concien-
cia sobre la vida del sector y sin embargo dotada de la “legitimidad”
para cometer cualquier arbitrariedad […]. La presencia de la seguridad
pagada, recorriendo el día entero la calle del barrio bajo el signo de
la muerte, replegó a los pandilleros forzándolos a desplazar sus activi-
dades: “Ya no nos metemos con nadie, nos vamos a atracar y pelear
lejos”. Por supuesto el macabro mercado de la muerte ha llevado a mu-
chos parceros a enlistarse en sus filas, la mezcla de salario y violencia no
es fácil de resistir. (267-268)
213
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
214
Relaciones con la sociedad
En esta categoría de análisis buscamos indagar, siempre a partir de las ano-
taciones de los diversos autores, cómo son las relaciones de los jóvenes vin-
culados a pandillas con algunas mediaciones de socialización, transmisión de
valores y pautas de comportamiento de la sociedad bogotana, como la familia,
la Iglesia, la escuela, entre otras. Perea (2004) afirma al respecto:
salen a la calle, ya que temen el daño físico que pueden sufrir, pues estos
en el fondo intuyen sus prácticas. (22)
Escuela
Un aspecto que consideramos importante indagar tiene que ver con la
relación, ya sea implícita o explícita, que establece la escuela con los jóvenes
vinculados a pandillas.
216
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
que las enseñanzas de diversa índole que les son transmitidas en los
establecimientos educativos. Evidentemente estas afirmaciones son al-
tamente discutibles, pero no cabe duda de que reflejan la incapacidad
de muchos establecimientos y del sistema educativo en general, tanto
para responder a los retos específicos que afronta la juventud en su vida
cotidiana, como para brindarle las oportunidades y capacidades que le
permitan, en el mediano y largo plazo, actuar con miras a su propio
beneficio y al de la sociedad de la que hacen parte. (120)
Otro aspecto para el que la escuela no está preparada, según el mismo au-
tor, es para abordar asertivamente la situación de los jóvenes en cuestión.
Y entre las causas de que la situación sea tan problemática, Zorro encuen-
tra que: “[…] se atribuyó parte del problema a que los docentes no han con-
tado con una formación que les permita abordar con suficientes instrumentos
los problemas que deben afrontar en la vida cotidiana de escuelas frecuentadas
por jóvenes que tienen comportamientos difíciles” (107). Más aún:
218
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
El autor agrega que: “El pandillero se niega a estudiar y, con ello, se resiste
a su integración en la racionalidad eficiente que porta la escuela (208). Pero
también señala Perea (2008) que para algunos retornar a la escuela significa
romper con la pandilla.
escuela suele tejerse sobre la prolongación del gesto violento. Los testi-
monios se plagan de enfrentamientos con compañeros, pero también
con profesores. (200)
Estado
Si bien las relaciones entre el Estado colombiano y los jóvenes vinculados
a pandillas juveniles pueden parecer etéreas y abstractas, también es posible
sopesarlas, principalmente a través de lo que dichos jóvenes perciben de sus
gobernantes, de los proyectos que afectan sus dinámicas, de los programas que
los cobijan, de la atención que reciben, directa e indirectamente, mediante sus
diversos órganos. En el informe de la oea, Perea (2007b) dice a este respecto:
En el código penal colombiano, entre sus xiv capítulos con sus 476
artículos, la pandilla no aparece mencionada ni una sola vez. Se la con-
sidera más bien una falta administrativa. El pandillismo no se sanciona
en sí mismo —no de manera oficial— sino que se persiguen y castigan
las faltas asociadas a delitos contra la vida y el patrimonio, así como los
ilícitos relacionados con el narcotráfico. Como resultado en Colombia
no existen reportes estatales sobre el pandillerismo.
[…] Entonces […] Colombia […] carece de una base de datos donde
sea posible rastrear el ingreso de pandilleros al sistema judicial. (14-15)
En ese mismo sentido, Perea considera en dicho informe que hay que:
220
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Familia
El pandillero en la mayoría de los casos no se va de su casa, y cuando lo
hace es porque busca “organizar” un nuevo hogar con su pareja, pero y prin-
cipalmente, porque ha nacido un hijo. Esta decisión al parecer trae consigo en
ocasiones la ruptura con la pandilla: “[…] en Bogotá […] un parcero de cada
diez convive con una mujer. […] Unirse a una persona para sortear la vida no
es la opción preferida, ya que una compañera supone compromisos y tiempos
que le restan espacio a la pandilla” (Perea 2007a, 196).
224
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
El trabajo
Como ya lo anotábamos antes, la vinculación al mundo laboral remune-
rado no es una empresa fácil para cualquier ciudadano bogotano, y mucho
menos para los jóvenes pandilleros que consideramos en este estado del arte.
225
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
El trabajo tampoco aparece como una opción realmente seria para satis-
facer sus necesidades, pero sobre todo sus intereses:
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Por supuesto para los pandilleros como para el resto de los jóvenes re-
sulta difícil encontrar trabajo —por no decir imposible—. […] Frente
a un mercado laboral competido y desigual unos muchachos desprovis-
tos de formación académica y experiencia laboral tienen todas las de
perder. Por lo demás, su trayectoria se delata con facilidad. Los prejui-
cios clasistas afloran, haciendo oídos sordos a la petición de empleo:
“A la gente pobre no la miran para el trabajo, todos le tienen descon-
fianza”. (Perea 2007a, 210)
[…] los pandilleros sufren las limitaciones que padecen por igual los
jóvenes subalternos. Su particularidad está […] en la abierta renuncia
a la ocupación laboral […]. No buscan emplearse, no les interesa ha-
cerlo: pierde peso, así, el sentido celosamente salvaguardado a lo largo
de la modernidad según el cual el ser humano se dignifica en el trabajo
puesto que la sociedad y su poder se construyen sobre los engranajes
de la producción. El parcero y su abdicación a emplearse evidencian la
fractura de una ética asentada en la voluntad de disciplina del trabajo.
“Para comprarme algo tenía que trabajar quince días cuando consigo
eso en menos de dos días. Por eso uno cambia de mente, si consigo pla-
ta fácil vuelvo al mal, uno piensa en lo mejor pa’uno”. La oferta labo-
ral no satisface las expectativas de remuneración económica […]. Por
demás la memoria colectiva popular reconoce en el orden económico
una secular fuente de explotación y miseria: “El trabajo es cansón, esa
rutina es mamona porque la gente que paga y tiene plata quiere vol-
verlo a uno un esclavo”. (211)
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Programas de intervención
Según los datos encontrados en las investigaciones, son tres los programas
más relevantes en el orden distrital, para atender a la juventud bogotana que
se encuentra en exclusión social. En primer lugar, se encuentra Misión Bo-
gotá:
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
[…] brindar asistencia a los niños y jóvenes que han hecho de la calle
su hábitat, promoviendo su formación integral, es decir, su desarrollo
físico, social y espiritual para que, en el marco de un profundo respeto
por su libertad e individualidad, logren avanzar gradualmente, inte-
grarse a la sociedad, al trabajo y mantenerse como ciudadanos de bien.
El principio fundamental del método educativo es el respeto por la
libertad del niño. El Programa de atención se desarrolla en 6 etapas.
• “Operación amistad” en las calles, para abordar al niño que sufre la
experiencia callejera, verificar su estado de abandono y motivarlo a en-
trar, voluntariamente, al proceso de rehabilitación.
• “Operación amistad” en los “clubes” o “patios” donde los responsa-
bles buscan simplemente acercarse al niño o al joven, ganarse su con-
fianza y lograr que entre libremente al programa.
• Compromiso, etapa en la que se pretende catalizar en el niño y el jo-
ven la voluntad de abandonar la calle y dedicarse a un proyecto de vida
diferente, más productivo, estimulante y humano.
• Personalización, etapa en la que se busca que quienes ingresen al pro-
grama se sientan seres humanos. El énfasis para lograr infundir en ellos
ese sentimiento es el amor: donde este funciona el niño aprende, crece,
se realiza y se constituye en un modelo de persona y de relación social.
• Socialización, etapa dirigida a aprender a relacionarse con los demás,
a disentir o concordar y ayudarse mutuamente. La capacidad de vivir
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Iglesia
Así como el pandillero transgrede el orden social establecido, las institu-
ciones que detentan o promueven dicho orden también son víctimas de su
desprecio, entre ellas la Iglesia.
Medios de comunicación
Sierra (2005) presenta la relación que se da entre algunos medios de co-
municación y los jóvenes, particularmente aquellos que se encuentran en si-
tuación de exclusión social.
Uno de los programas de televisión que más aborda el tema de las pandillas
en Bogotá ha sido la serie Pandillas, guerra y paz:
[…] [que] recrea el drama de los delincuentes juveniles, sus amores, sus
tristezas, sus alegrías, su bondad, pero sobre todo su maldad.
La serie aborda al joven como un sujeto peligroso, portador de muerte,
uniforme, rebelde, conflictivo, vinculado al delito, el cual es vulnerable
a ser víctima o victimario de problemáticas sociales como prostitución,
abuso sexual, drogadicción, trata de blancas, narcotráfico, satanismo,
homicidio, entre otros.
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De la serie Pandillas, guerra y paz se mencionan varios datos que pueden ser
relevantes a la hora de investigar el fenómeno:
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Representaciones sociales
Un asunto que parece obvio, pero que en realidad no lo es, hace referencia
a que “[…] entre los pandilleros y sus cercanos el término pandilla es inusual;
entretanto lo opuesto acontece entre sus víctimas, siempre dispuestas a se-
ñalarlos” (Perea 2008, 198).
Denise Jodelet (1985) afirma que:
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Conviene, en esta visión que se esfuerza por ser comprensiva del fenó-
meno, afirmar:
Sierra (2005) encuentra que la serie Pandillas, guerra y paz permite que
algunos jóvenes encuentren en ésta:
[…] “un espejo en el cual reflejarse”, ya que hoy en día existe en ellos una
gran preocupación por poderse identificar, y en el programa, hallan
muchachos que hablan su mismo lenguaje, visten similares atuendos,
viven sus mismas carencias y comparten sus mismos ideales (de allí
que Pandillas, guerra y paz haya obtenido uno de los primeros lugares
de audiencia)32, sin embargo, en mi concepto algunos de los términos
y signos utilizados para representarlos resultan innecesarios y un poco
reiterativos, lo cual puede redundar en el aprendizaje de nuevas formas
de agresión, por ejemplo, por medio del lenguaje.
32 La autora se apoya en este punto en el texto de Maritza Sandoval y Rubén Ardila, Análisis
de contenidos en la televisión colombiana: unidades funcionales y prácticas culturales, que puede
consultarse en http://www.cntv.org.co
240
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
33 Para profundizar en este aspecto, la autora remite a Agrupaciones, culturas juveniles y es-
cuela en Bogotá. Informe final presentado por Manuel Roberto Escobar en 2004 (Universidad
Central, Bogotá, mimeo).
241
Evolución
Acercarse académicamente a la configuración y dinámica de las pandillas
toma diferentes caminos según la perspectiva de los autores. Ramos (2004)
considera cuatro momentos en la evolución de las pandillas: ascenso, consoli-
dación, ocaso y disolución.
Llamamos también la atención frente a las reflexiones de otros autores, que
además son pertinentes para interpretar esa serie de procesos que transitan
las pandillas, sin olvidar que normalmente no son iguales unas a otras. Así,
autores como Carlos Mario Perea (2007b), nos acercan desde una perspec-
tiva histórica situada en procesos estructurales: “La pandilla actual es here-
dera natural de la globalización, ella se modifica al tenor de la conversión de
la criminalidad en estructura de mediación de la vida cotidiana del barrio
popular”34 (8). Vemos entonces cómo las condiciones sociales impactan al
fenómeno pandillero, que no desaparece sino que se transforma, adaptándose
a un contexto siempre cambiante.
Desde los años 70 y hasta mediados de los años 80 existen grupos ce-
rrados identificados con ritos y jerarquías reconocidas. Poseían claros
niveles de estructuración, construidos en torno a procedimientos de
ingreso y permanencia cifrados en símbolos emblemáticos. Domina-
ban amplias zonas. Asimismo el tatuaje divisa de la pandilla, fuera una
serpiente, un guerrero o un escorpión, se acompañaba del número co-
rrespondiente a la posición en la jerarquía de poder. (Perea 2007b, 9)
34 Perea puntualiza en nota a pie de página: “Muchos rasgos de la pandilla vienen de grupos
bandoleros de tiempo atrás, así como se puede rastrear en el Bandidos de Hobsbawm (2003).
La pandilla surge con la urbanización, es el caso de Latinoamérica. Pero siempre está de por
medio la diferencia con el tiempo paralelo contemporáneo. Por ejemplo la película de Scorsese
Pandillas de Nueva York retrata la apropiación de la ciudad a comienzos del xix: los grupos,
pese a sus elevados niveles de criminalidad, los dirigen personas mayores, están comprometi-
das en causas colectivas y se integran de una y otra manera a las prácticas urbanas —intervie-
nen en política, controlan las autoridades y tienen nexos con poderes de alto nivel—. Nada
de esto configura la pandilla actual” (8).
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Ciertamente los parches de hoy no son los mismos de hace veinte años,
cambian al tiempo con la ciudad. Las actuales maneras de ordenamien-
to de las pandillas se mueven en un amplio espectro, algunas cerradas
y otras abiertas, unas dotadas de jerarquías y algunas regidas por reglas
laxas. No hay una manera única, aunque el ordenamiento abierto y
flexible es el dominante. No obstante, las pandillas de los años 70 y
comienzos de los 80 resaltan por sus niveles de estructuración en torno
a ritos de iniciación, permanencia y consagración identificados con
símbolos emblemáticos. […] Como dice un parcero de aquel enton-
ces: “Ahora son grupos de aficionados que eso dentran y salen, no son
grupos firmes. Antes había un régimen y se pertenecía [a éste]”. (Perea
2008, 214)
Ascenso
Como todo grupo humano, en especial cuando se generan en él procesos de
socialización particulares, las pandillas también observan su propia dinámica.
Un posible inicio se relaciona de manera significativa con el grupo de amigos.
243
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
[...] en la gran mayoría de los casos, los niños no necesitan que una per-
sona externa les presente los jóvenes pandilleros. Estos son los amigos
244
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
con los que interactúan desde la infancia, son sus camaradas de juego,
aquellos con quienes hacen deporte, sus compañeros del colegio, los
mismos entre quienes crecen. Los niños observan cómo aquellos ami-
gos consumen droga, toman trago, rumbean, van a fiestas, se divierten
y, en ocasiones, cómo son “respetados” y temidos por las gentes del ba-
rrio y quieren divertirse y ser respetados de la misma manera. Es de esta
manera absolutamente natural como en muchos casos llegan a ser parte
de sus grupos. (Zorro 2004, 125)
245
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
246
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Consolidación
Para Ramos (2004) este estado de desarrollo tiene lugar cuando ocurren
dos tipos de conductas distintivas, la comisión de delitos económicos y los
enfrentamientos violentos:
Por su parte, Zorro (2004) desarrolla y complejiza algunas razones por las
que la pandilla se consolida:
247
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Pasado algún tiempo y más de una aventura mortal, dos socios, algunas
veces con la participación ritualizada del resto de la pandilla, intercam-
bian sus torrentes sanguíneos mediante pequeñas cortadas en las mu-
ñecas. Será el único rito de pasaje extendido de alguna manera. (219)
248
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Las armas de fuego, por su parte, por lo general aparecen más tarde de-
pendiendo de la trayectoria de la pandilla, de la experiencia individual
del parcero y el nivel de violencia de la ciudad.
[…]
Regularmente el empleo de armas de mayor calibre acompaña la carrera
descrita para el robo, quienes emprenden asaltos de mayor envergadura
perciben altos ingresos y, por fuerza derivan en su adquisición. (Perea
2007a, 99-101)
No los une una amistad a toda prueba, hay demasiado conflicto dise-
minado por doquier adentro y afuera. De tal modo la identidad y la
solidaridad que tanto invoca el pandillero tienen límites precarios.
No los aglutina tanto el afecto, como el código del respaldo en tanto la
sobrevivencia depende de cada parcero y la vida de cada parce depende
de los demás. La vigilia de la muerte hermana, ahí radica su cohesión.
(Perea 2007a, 229)
[…] aunque no exista una presión física, no es raro que con frecuencia
[…] los muchachos se sientan forzados a hacer ciertas cosas con tal de
quedar bien con los amigos. La sanción por no aceptar la opción ma-
yoritaria es de hecho la pérdida, total o parcial, de reconocimiento por
parte de los otros compañeros. Esta pérdida puede ser catastrófica para
algunos de ellos, en la medida [en] que en constituyen el derrumbe del
único mundo en el que han encontrado respuesta al menos parcial a
sus inquietudes e ilusiones más profundas. De ahí que los muchachos
lleguen a sacrificar inclusive aquellas cosas en que creen, para no perder
el apoyo del parche. (Zorro 2004, 133)
Decaimiento
Luego de ver a muchos de sus parceros caídos, de evaluaciones morales
particulares, de la intervención institucional que se abre como camino de
oportunidades para nuevos proyectos de vida, etc., que representan un punto
de quiebre en la consolidación o en el ascenso de la pandilla o en uno o varios
de sus miembros, el pandillero duda en cuanto a continuar vinculado a ella.
Así lo presenta Zorro (2004):
250
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
Disolución
La disolución como etapa final de la pandilla, según Perea, es el resultado
del impacto de varios factores que deben afrontar, por ejemplo: “El asesinato
de parceros puede poner término al grupo o disuadir a más de uno de su
permanencia en él. […] La caída de un parcero recuerda la devastadora tarea
de la muerte y siembra el turbador interrogante de quién será el próximo”
(2007a, 167). Otro elemento mencionado por Perea en el mismo documento
es la familia: “[…] cuando la pandilla se agota […] la familia aparece como el
primer recurso […]. La familia, sea aquella de la cual se proviene o la que se
forma con la vida de pareja, es una socorrida razón para abandonar el parche”
(193-194).
En ciertos casos, el retorno a la escuela se convierte en el puente mediante
el cual se rompe con la pandilla: “Al igual que la familia, el retorno al salón
puede dar al traste con la pertenencia pandillera: ‘Cuando decidí volver a
estudiar se terminó el parche’” (Perea 2007a, 208). Lo mismo puede ocurrir
con el trabajo: “[…] la adopción de un trabajo puede armar la plataforma de
salida de la pandilla, en particular cuando se funda una familia” (213). Y hasta
la religión: “Con cierta frecuencia el redescubrimiento de lo religioso pone fin
a las correrías pandilleras [...]” (230).
Por otro lado, la disolución de la pandilla se da por un sinnúmero de ra-
zones, que presentamos a continuación:
253
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Otras razones encontradas a tener en cuenta son: unirse a una banda, a los
paramilitares o incursionar en actividades delictivas, entre otros. A nivel de la
dinámica interna del grupo, este autor considera otras razones para la disolu-
ción de las pandillas.
254
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
255
Observaciones finales
Según lo encontrado en las investigaciones que componen el presente es-
tado del arte, la mayoría de las pandillas se ubican en los barrios populares,
más concretamente, en los estratos 1 y 2. Se afirma, entonces, que las pandi-
llas son un fenómeno asociado eminentemente a la pobreza. Pero, a pesar de
que existe un consenso en este punto, habría que anotar que ninguno de los
estudios logra abarcar la totalidad de Bogotá (hacer presencia en una localidad
no implica, ni mucho menos, agotarla) y, más aún, algunos son extremada-
mente localizados (v. g. suroriente, veintiún barrios).
De otra parte, queda la sensación de que algunas investigaciones traba-
jaran con una hipótesis implícita: asociar de partida la pandilla con los es-
tratos bajos. Sin embargo, las investigaciones no pueden dejar de referenciar
posibles pandillas en otros estratos (3,4…), aunque sólo lo hagan de forma
vaga (adjudicándole especulativamente características episódicas o anotando
sucintamente que no estarían motivadas por lo económico, por ejemplo). Por
lo tanto, queda siempre pendiente el lograr precisar y ampliar su localización.
La tensión evidenciada señalaría, entonces, que aunque parecen primar las
pandillas asociadas a la pobreza, es necesario estudiar el fenómeno con mayor
detenimiento en los otros estratos. Además, si bien los porcentajes referidos a
la localización son indudablemente importantes, también es indispensable no
perder de vista las limitaciones de la muestra.
Igualmente, uno de los asuntos que muchas personas e instituciones espe-
ran obtener con certeza es la cantidad de pandillas y pandilleros en la ciudad.
El estado del arte 2000-2010 sobre pandillas en Bogotá deja en evidencia que
en varios casos los autores siguen englobando arbitrariamente a parches y a
pandillas, lo que hace incomparables las cifras con las arrojadas por aquellos
estudios que las diferencian tajantemente. Pero aun dentro de los que se refie-
ren exclusivamente a pandillas, las comparaciones no resultan fáciles, pues en
algunos casos las definiciones todavía no son suficientemente claras.
También entran a jugar en la cuantificación las metodologías utilizadas,
los procesos y procedimientos para recoger la información, que al igual nos
remiten, no sólo a la definición sino a cuestiones como: ¿a quién se pregunta?,
¿quién pregunta?, ¿cómo se pregunta?, ¿dónde se pregunta?, ¿cuánto tiem-
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
te escuchar, por parte de los primeros, que “es aburrida”, “se encuentra alejada
del mundo real”, “no sirve para nada”. De otra parte, no sólo es impotente
frente a la deserción sino que en muchas zonas, y aunque ha mejorado —cla-
ro, ubicando a cincuenta y hasta más estudiantes en un salón—, posee déficit
de cobertura. Con relativa frecuencia también se presenta rezago escolar, lo
que hace que la convivencia en la escuela (por diferencia de edades) compli-
que aún más el panorama. De ahí que la mayoría de pandilleros no se encuen-
tren escolarizados, aunque existen pandillas (y por ende pandilleros) dentro
de las escuelas, aspecto que permite evidenciar la capacidad de adaptarse de
la pandilla a condiciones que aparentemente serían imposibles de conciliar,
lo que al mismo tiempo muestra que no todos los pandilleros se encuentran
desescolarizados.
Los maestros, por su parte, plantean que la cuasi promoción automática
de los estudiantes les hizo perder el control (hasta mediados de 2010 el Mi-
nisterio sólo autorizaba la pérdida del año de máximo el 5% del total de los
estudiantes de una institución), que el número de alumnos por profesor es
muy alto (realmente el segundo más alto de América Latina) y que cada día
desmejoran las condiciones laborales. Esto significa que la escuela cuenta con
un cuerpo docente inconforme con los recursos a su haber para emprender
responsablemente su labor, mucho más cuando se le exige educar jóvenes vin-
culados o en proceso de vincularse a pandillas, pues no pocas veces su labor
cotidiana se torna en tareas de resolución de conflictos, no siempre leves.
Mientras que los alumnos de los colegios populares saben que la posibili-
dad del mundo universitario, y aun el del Servicio Nacional de Aprendizaje
(sena), es en realidad algo muy alejado para ellos (debido, entre otras razones
a los bajos puntajes, un número muy alto de aspirantes con reducidos cupos,
costos elevados...). La escuela en muchos aspectos pareciera insensible a la
problemática. Ha instaurado la media jornada para “afrontar” mágicamente
el déficit de cobertura; los currículos son dictaminados por las pruebas de eva-
luación, negando así la posibilidad de la contextualización y la innovación.
La estrategia de aumento indiscriminado de cobertura sin calidad, consecuen-
cia práctica de los dictámenes de varios organismos internacionales de crédito,
deja poco espacio para los ajustes y transformaciones pertinentes. Con una vi-
sión economicista de la educación, donde ya no existen rectores sino gerentes
y donde no se forma en valores sino en competencias, la crisis de la escuela es
cada vez más grave. Crisis que tiene que ver con que algunos jóvenes prefieran
la pandilla a la escuela como lugar de aprendizaje.
En tal sentido, la necesidad de subsistir, del día a día, hace que la familia
se vea en la obligación de favorecer el trabajo infantil que mostrará la impor-
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
de los rasgos que, según señalan los autores, caracterizan a las pandillas, pero
todavía falta por investigar para comprender mejor el significado del barrio
en sus dinámicas.
Dentro del proceso evolutivo que ha sufrido la pandilla se encuentra un
rito propio de esta. Sólo una actividad de la pandilla es ritualizada en la ac-
tualidad. Encontramos que la muerte de uno de los miembros cuenta con su
respectiva ceremonia, el funeral es la despedida. En él se recrean las prácticas
del difunto con el resto de la pandilla. La muerte se convierte en un aconte-
cimiento público que reafirma su poder. No se han encontrado grupos sa-
tánicos y muy pocos aluden a pactos de sangre. Los tatuajes distintivos se
eluden para evitar ser identificados por grupos de limpieza o por la policía.
Finalmente, las pandillas viven un proceso dinámico y evolutivo. Encon-
tramos que el pandillero, de las travesuras va escalando a las peleas con arma
blanca y a los robos cada vez más duros. Sin embargo, no todos permanecen en
las pandillas. Algunos se retiran (o son expulsados) por droga, porque sienten
que las “ganancias” fueron mal repartidas, porque se enredan con las novias de
otros pandilleros, porque consiguen un trabajo estable o simplemente porque
cambian de barrio. La mayoría de las pandillas desaparecen con la misma ve-
locidad con que surgen; el miedo a ser asesinados, la cárcel, el servicio militar,
los grupos religiosos, el ingreso a la escuela, etc. son factores que determinan
su finalización en muchos casos. Pero fundamentalmente hemos encontrado
que un pandillero se retira porque inicia una relación estable con una pareja
o tiene su primer hijo, o porque alguien (persona o institución) se ha cruzado
en su vida y ha ampliado el abanico de oportunidades y/o de perspectivas para
él, de tal suerte que decide reorientar la trayectoria que llevaba su vida. En este
sentido, las causales anteriores resultan muy importantes cuando se intenta
diseñar un programa de atención para esta población.
265
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
cuesta mucho menos prevenir que curar. Obviamente, habría que abogar por
darle mayor peso a lo preventivo, pero al mismo tiempo conjugarlo con la
cobertura. Estas dos variables hoy son fundamentales para intervenir fenó-
menos sociales como el que nos ocupa.
Con respecto a su relación con el mundo laboral, el robo les permite a los
jóvenes vinculados a pandillas conseguir mucho más rápido y en mayor canti-
dad el dinero que requieren para suplir sus necesidades. No resulta nada fácil
que un joven sin estudio, sin vínculos con la sociedad dominante, algunos con
pasado judicial negativo, etc., consigan un empleo digno. No cabe duda de
que algunos lo consiguen. Pero no es lo mismo decir que algunos muchachos
trabajan, así sea de manera nómada e inestable, que decir que en una pandilla
de tales características el 35% de sus integrantes lo hace. Cuestiones similares
se podrían anotar respecto a la escolarización o la convivencia familiar. Los
estudios cualitativos han ayudado en gran medida a conocer el fenómeno;
falta propiciar más las investigaciones cuantitativas al respecto. Pero, claro
está, cuidando con mucha rigurosidad su confiabilidad.
Los pandilleros, como gran parte de la juventud, poco o nada se sienten
atraídos por las instituciones religiosas, aunque poseen una fe rudimentaria.
Por otra parte, los medios masivos de comunicación hacen una exaltación
de la violencia y el consumismo. Los programas diseñados para reflexionar
sobre los jóvenes pandilleros para muchos, en lugar de ayudar, coadyuvan al
incremento de los estereotipos. Las representaciones sociales oscilan entre mi-
rar a los pandilleros como criminales desalmados y considerarlos como héroes
populares. Las representaciones no son para nada estrictas en la búsqueda de
soportes empíricos. De ahí que es indispensable, desde la investigación, evitar
las generalizaciones. En la medida en que sobre la pandilla lleguen a primar
las representaciones criminalizantes, se puede generar pánico, lo que alienta
la emergencia de propuestas de corte autoritario con evidente respaldo de la
población.
A modo de conclusión
Lo dicho nos pone de presente que, dependiendo de la concepción que
tengamos de las pandillas, serán los resultados de la investigación. Y no porque
el asunto sea reducible a una definición, sino porque permitirá a los que se
acercan, tanto en el orden de la intervención, como en el del análisis, o el de
la política pública, dialogar en un lenguaje común y con unas mínimas coin-
cidencias, que a la postre resultan sustanciales. La investigación tiene mucho
que ver con la forma de definir a las pandillas. En tal sentido, estamos en mora
268
Estado del arte sobre pandillas juveniles en Bogotá 2000-2010
269
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
270
Segunda Investigación de Caracterización de
Pandillas en Bogotá, 2006-2007
Leandro Ramos
Aspectos del marco referencial
La Segunda Investigación de Caracterización de Pandillas en Bogotá,
2006-200735 se propuso cumplir con dos objetivos fundamentales:
A. Identificar y enumerar estas agrupaciones sociales a lo largo de hábitats
populares de Bogotá.
B. Obtener una caracterización grupal e individual de esta población.
Los principios que rigieron el estudio, propios de la investigación científi-
co-social, fueron los siguientes:
A. Objetividad: construcción teórico-empírica del objeto de estudio.
B. Rigurosidad: metodologías, técnicas, protocolos, procedimientos, ins-
trumentos, etc.
C. Estandarización: perspectiva internacional de las fuentes y de los re-
sultados.
Se entrevistó de manera directa en barrios populares de toda la ciudad a
más de 1.100 grupos juveniles, mediante un instrumento con más de 100
variables. De estos, resultó que 989 grupos cumplían con la definición de
pandilla. El excedente de pandillas encontrado, con lo cual se eleva la cifra
a 1.379 grupos, procede de un instrumento anexo denominado “barrido”, y
que establece el carácter de pandillas de estos grupos restantes mediante averi-
guaciones en campo a partir de fuentes confiables (casi siempre las mismas
pandillas entrevistadas).
En cuanto a los postulados teórico-empíricos, la II Investigación continuó
sosteniéndose en: a) las teorías de clases sociales y b) en el análisis de las formas
de interrelación social, como el núcleo fundamental y pertinente para com-
prender a las pandillas.
En resumen, para entender a estos grupos se debe tener claro cuáles son
el origen y trayectoria social de sus integrantes, para lo cual es necesario es-
tablecer y obtener un conjunto coherente de “indicadores”, que muy poco
tienen que ver con la ubicación de las poblaciones de acuerdo con datos de
“estratificación” urbana.
35 El texto presenta los datos sobre el número de pandillas en los barrios y sus respectivas
upz.Nosotros, por asuntos éticos y de seguridad, como fue dicho en la introducción,
consideramos que esta información queda bajo la confidencialidad del Idipron.
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
276
Definición y distribución espacial de las pandillas
Definición
La pandilla constituye una agrupación social que exhibe regularmente
dos tipos de conductas: enfrentamientos agresivos y/o comisión de delitos
económicos. Estas conductas constituyen las características distintivas y espe-
cíficas de la pandilla, lo cual la diferencia de un grupo social informal orien-
tado primordialmente por intereses de sociabilidad (“grupo de amigos”), por
cuanto muestran una manifiesta orientación hacia un fin. En este caso, hacia
unos fines relacionados con la violencia y la delincuencia.
Esta Segunda Investigación de Caracterización se realizó de acuerdo con
la misma metodología de su antecesora, aunque lógicamente se introdu-
jeron todas aquellas reformulaciones en la aplicación y los instrumentos que
se evaluaron necesarios porque fortalecían el rigor en la recolección de los
datos.
Distribución
Entre el segundo semestre de 2006 y el primero de 2007, se llevó a cabo la
aplicación en campo de los instrumentos de la investigación.
Los resultados disponibles permiten estimar el número de estos grupos en
la ciudad, así como establecer una comparación con los hallazgos de 2003 (ver
Tabla 1).
Tabla 1
Estimaciones de distribución de pandillas en Bogotá 2003 y
2006-2007
Antecedentes
Dados los escasos conocimientos que hasta hace cinco años existían sobre
las pandillas en la ciudad, los resultados de las dos investigaciones de carac-
terización de estas en Bogotá, realizadas por el cinjd del Idipron, constituyen
ante todo el primer paso en firme hacia el conocimiento riguroso y sistemáti-
co de esta realidad social.
De ahí que resulte muy importante interpretar los resultados ahora dis-
ponibles como el desvelamiento de una realidad que seguramente existía y
operaba desde hace muchos años en la ciudad, sólo que ahora empieza a ser
claramente entendida.
La existencia de un número significativo de pandillas en la ciudad des-
de mediados de los años ochenta puede “demostrarse” a través de diferentes
fuentes, y su participación en la alteración de la seguridad ciudadana puede
igualmente deducirse históricamente de una interpretación cuidadosa de los
indicadores de homicidios y delictividad económica.
Pero los resultados obtenidos en estos años por la línea de investigación
mencionada permite no obstante transformar lo que no serían más que apro-
ximaciones históricas y por fuentes secundarias, en ejercicio sistemático de in-
vestigación y análisis, soportados en fuentes primarias. De ahí que la línea de
investigación de pandillas del cinjd sea uno de los escasos esfuerzos en Bogotá
de contribución al conocimiento de la lógica real, por medio de la interacción
directa con víctimas y victimarios, de la violencia y la actividad económica en
la ciudad. Esto le permite escapar de la visión parcial y sesgada que ofrecen
las “estadísticas” de homicidios y de “delitos de alto impacto”, por un lado, o
de las generalizaciones improcedentes y desacertadas que se hacen a partir de
“entrevistas” o “testimonios periodísticos”.
Por otro lado, la acción del Idipron ha contribuido a la prevención, di-
suasión y desarticulación de las pandillas en la ciudad. Así lo demuestra la
gran cantidad de población de este tipo intervenida por el Instituto en más
de diez años, lo cual, a grandes rasgos, puede considerarse uno de los factores
que han impedido que estas agrupaciones siempre estén lejos de las graves
manifestaciones que han alcanzado en Medellín y Cali, o en otras ciudades y
metrópolis latinoamericanas.
Pero la correcta medición de este impacto constituye una asignación pen-
diente. Nosotros sugerimos que, para resolver este reto, debe abrirse una línea
de investigación-evaluación que se oriente exclusivamente a analizar la inter-
vención con pandillas desde el punto de vista de la prevención, la disuasión y
la desarticulación o coerción. Tal línea de investigación tendría que ser desa-
279
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Análisis
Las cifras de pandillas en Bogotá resultantes de las dos investigaciones
empíricas realizadas muestran, en primer lugar, la importancia de continuar
fortaleciendo este proceso de identificación de una realidad oculta, agazapada,
extendida por la Bogotá popular.
Se puede pensar que incluso las pandillas hayan podido ser más numero-
sas y/o más violentas y delictivas en años anteriores a 2003, especialmente
durante los años noventa. En este momento resulta imposible determinar lo
anterior, pero sin duda el efecto más importante de estos estudios es el haber
comenzado a revelar con rigor académico las mínimas magnitudes y las carac-
terísticas pertinentes de un fenómeno social que ha demostrado en el mundo
entero ser particularmente capaz de resistir los embates, adaptarse, renovarse y
avanzar, a veces a límites que lindan con la “delincuencia organizada”.
El incremento en el número de pandillas entre 2003 y 2006-2007 no puede
explicarse exclusivamente, ni de manera predominante, por la cifra neta en el
número de pandillas en la ciudad. Y esto porque las siguientes razones juegan
un papel fundamental en la explicación del nuevo dato:
A. El fortalecimiento integral en la capacidad de investigación de este
tema. En otras palabras, en comparación con la primera enumeración,
los recursos disponibles fueron bastante más generosos. En conse-
cuencia, el ocultamiento natural de las pandillas tuvo en esta ocasión
menores oportunidades de ser exitoso por la labor de investigación del
equipo. También, los múltiples aprendizajes de la primera enumera-
ción de pandillas permitieron perfeccionar el diseño metodológico y,
esencialmente, la estrategia.
B. El “nuevo” número de pandillas en la ciudad puede ser el resultado de
tres situaciones:
1. Nuevos grupos de pandillas, inexistentes durante la enumeración de
2003 e identificados en esta segunda enumeración.
2. Grupos existentes durante la enumeración de 2003 que en esta úl-
tima enumeración fueron identificados.
3. Grupos existentes durante la enumeración de 2003 que no se logró
identificar en la primera ocasión y que ahora, en la segunda enumera-
ción, han desaparecido (imposibles de identificar).
280
Segunda Investigación de Caracterización de Pandillas en Bogotá, 2006-2007
Número de integrantes
Los datos disponibles en este momento permiten establecer la muy pro-
bable distribución de estos grupos según el rango de integrantes (ver Tabla 2).
Según el instrumento de barrido, la moda del número de integrantes es de
15 personas por grupo. La desviación estándar es de 11,6 puntos. Esto nos
permite calcular que existen aproximadamente 19.785 jóvenes que integran
grupos de pandillas en Bogotá, aunque grupal e individualmente se observen
diversos grados de compromiso o modos de participación en la entidad enfrenta-
miento y comisión de delitos.
282
Tabla 2
Rango de número de integrantes de las pandillas
2006-2007
2-4 90 6,7
5-10 476 35,3
11-15 278 20,6
16-20 222 16,5
21-25 75 5,6
25-50 182 13,5
51 y más 15 1,1
No responde 2 0,1
Sin respuesta 9 0,7
285
Sistematización de los cuadernos de trabajo de
campo sobre pandillas 2006-2007
Introducción
Paralelamente a la aplicación de una encuesta realizada entre 2006 y 2007
por el Idipron, once profesionales construyeron una serie de cuadernos de
trabajo de campo que recogen la multiplicidad de observaciones, resultado
de sus recorridos por la ciudad.
Esta tarea fue desarrollada en articulación con jóvenes asistidos por el Idi-
pron, quienes en el pasado participaron en pandillas y, para la investigación
ya mencionada, trabajaron como auxiliares de campo. Por tal razón, y además
de los textos de los profesionales, incluimos algunos párrafos escritos por ellos.
También incluimos párrafos de Diana Marcela Corredor, quién realizo la pri-
mera edición de los cuadernos de trabajo. En tales casos, hacemos la referencia
correspondiente.
De otra parte, y considerando la amplitud de este insumo, decidimos rea-
lizar una selección de los textos, aunque reconocemos que su riqueza po-
tencial no se agota en este documento, sino que por el contrario será objeto
de futuras revisiones. Tal selección se realizó teniendo como criterio básico
la diversidad de miradas que resulta de diferentes formaciones disciplina-
rias. En consecuencia, revisamos los textos de: una trabajadora social, Martha
Puentes; cuatro sociólogos, Catalina Ariza, Diana Corredor, Iván Perdomo
y Sergio González; y dos psicólogos, Damaris Gómez y Carlos Nieto. Estos
profesionales se dividieron el trabajo de campo en la ciudad. Los cuadernos de
trabajo revisados se refieren a algunas unidades de planeamiento zonal (upz)
correspondientes a catorce de las diecinueve localidades de Bogotá, pues la
localidad rural (Sumapaz) no fue objeto de investigación.
La organización y presentación de los textos se realizó con base en las temá-
ticas identificadas en los cuadernos de trabajo de campo. La primera, titulada
“Peripecias para el contacto”, se subdivide en dos: “Dificultades” y “Estrate-
gias”. En ellas se evidencian los percances propios de una investigación de este
carácter y, en consecuencia, las maniobras que desarrollaron los investigadores
para llevarla a cabo.
La segunda se denominó “Dificultad para establecer qué es una pandilla”.
En ella se seleccionan apartes etnográficos sobre agrupaciones juveniles cuyas
características no definen de forma clara si se trata o no de una pandilla.
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
290
Peripecias para el contacto
Dificultades
Condiciones de acceso.
• Condiciones de Dificultad de
movilidad transporte.
Perros bravos.
Advertencias sobre
• Condiciones de peligro.
seguridad
Limpieza social.
Temor.
Estrategias de
seguridad de los
u Condiciones • Respuestas de los pandilleros.
del contexto de la pandilleros
investigación Desconfianza.
Se niega información
sobre pandillas.
Actitud de miembros
• Presencia de personas
del grupo.
que inhiben las
Presencia de otros
respuestas
actores.
Desconfianza.
Desinterés en las
• Rechazo y apatía de la problemáticas de los
propia comunidad jóvenes.
Niegan información.
Temor a represalias.
Efectos del consumo de
• Consumo de sustancias alcohol y drogas.
psicoactivas
Distracciones.
Características de las • Comisión de delitos Los querían robar.
agrupaciones Persecución policíaca.
• Viven en situaciones Amenazas entre
de peligro parches.
Venganzas.
u Con relación al • Desconocimiento del No conocen el
Idipron Idipron Instituto.
u No encontrar jóvenes No había jóvenes.
Dolor.
u Desafío emocional a Llantos.
enfrentar Situaciones
lamentables.
Estrategias
A la salida de los
colegios.
Máquinas.
u Identificar sus sitios de
Juegos de video.
encuentro
Parques.
Billares.
Consumo de licor.
Jugar fútbol.
Ir a fiestas.
Eventos musicales.
u Participar en sus
Jugar billar.
actividades favoritas
Acompañarlos en sus
salidas.
Hablar con ellos.
Hablar en movimiento.
Hablar cerca de sus
casas.
u Tácticas frente a la Asegurar la
inseguridad confidencialidad de la
• Frente a la
información.
desconfianza
Explicar el carácter de
la investigación.
No asustarse genera
confianza.
u Importancia de no
Dialogar.
temerles
No inhibir sus
comportamientos.
Abrió las puertas.
Buena carta de
presentación.
• Historia
Facilitó la confianza.
Fácil acceso.
Distender el ambiente.
• Contactos de jóvenes
u Respaldo institucional Puede ayudar con
que pertenecían a otras
información.
agrupaciones
La revista institucional.
Tinto.
• Regalos
Condones.
Cigarrillos.
Los jóvenes regalan cd.
Hizo que los otros
jóvenes se soltaran.
u Buenos contactos
Ayudaba a contactar a
otros.
Dificultad para establecer qué es una pandilla
Enfrentamientos por
el fútbol, por una
• Enfrentamientos camiseta, con otros
entre barras bravas hinchas.
u Características Conflictos propios de
compartidas con barras hinchas.
bravas Barras que cometen
delitos económicos,
• Comisión de delitos cuando van a
acompañar a su
equipo.
Grupos con ciertos
u Dificultades prácticas comportamientos de
pandillismo.
Grupos conformados
u Relación de género por hombres y mujeres.
Miembro del grupo La mayoría son
mujeres.
Colaboración de
integrantes mujeres en
el hurto.
Mujeres que pelean.
u Relación de género Miembro del grupo
Mujeres que prestan su
cuerpo.
Mujer que actúa como
líder.
Endemoniados.
u Nombres de Los Levis.
agrupaciones La Perdición.
Los Nítidos.
Agüeros.
u Creencias Creencia sobre la
marihuana.
Confianza y palabra.
u Valores Amistad.
Ayuda.
Cultura hip hop.
Afinidad musical
u Gustos musicales
compartida.
Hoppers.
Vanagloriarse
de sus vivencias.
u Necesidad de exhibir Demostración de
logros orgullo.
Se emocionaban
cuando contaban.
Hacerse respetar.
Ganan prestigio,
u Relación entre el respeto
dejando en alto su
y el conflicto
buen nombre.
Marcan su estatus.
Respetan mutuamente
u Soluciones no agresivas
sus convicciones.
Esperan apoyo.
Anhelos de cambio.
u Sueños y expectativas
No quieren dejar caer a
otros.
Servicio militar
obligatorio.
Incoherencias en lo que
enseñan.
u Problematizan su propia
Ignorancia de
realidad
las personas.
Consideraciones sobre
la paternidad, el aborto,
la policía.
Respeto inter e
intragrupal.
Relaciones de rivalidad
y respaldo.
Admiración y respeto.
Se apoyan.
• Construcción de
u Entre una pandilla y otra Se unen.
lazos de apoyo
Niegan información
de otras pandillas por
seguridad.
Establecen alianzas.
Firman pactos y
acuerdos.
Tienen contacto
• Construcción de deportivo y cultural.
u Entre una pandilla y otra
lazos de apoyo Comparten actividades
de tiempo libre.
Toman la iniciativa de
persuadirlos.
Fueron acogidos.
La Junta de Acción
Comunal (jac)
desarrolla actividades.
• No sólo problemas
Rechazan la limpieza
y rechazo
social.
Despierta afecto en los
jóvenes.
No se sienten
ofendidos.
Trabajo con jóvenes.
Los jóvenes son hijos
de fulanita.
Hijos de los dueños de
• No sólo problemas la tienda.
y rechazo Su hijo ha hecho parte
del grupo, sus hijos son
sanos.
Son parientes.
u Relación con los vecinos
del barrio Han sido voluntarios
del arreglo de las calles.
Tienen un fuerte
• Relación sentido de pertenencia.
ambivalente con el Se organizan para
barrio defender su espacio.
Falta de respeto
consumir en espacios
públicos.
Contacto con la
u La Iglesia limpieza social.
Trabajo sobre pandillas.
Sacó una lista con los
nombres.
Habían tratado de
cerrar este espacio.
u Juntas de acción
Limpieza con
comunal
autorización de la
Junta.
Lucha para desarmar
un grupo.
Sinónimo de ladrones y
viciosos.
Sinónimo de ladrón y
drogadicto.
Percepción altamente
negativa.
• Percepciones
Relación directa joven=
negativas
ladrón.
Los jóvenes son
considerados
responsables de
u Representaciones sobre
todas las actividades
las pandillas
delictivas.
Sus muchachos son
sanos.
• Problema externo Inseguridad por
que llega al barrio externos.
Los problemáticos son
de otro barrio.
Se intensificó la
• Referencia en los vigilancia y la limpieza.
medios Idea extendida por los
medios.
Se puede decir que el trabajo tuvo una exigencia muy alta para los pro-
fesionales. Aparte del desgaste físico, también fue un reto emocional y
profesional, cada vez que tenían que escuchar historias, acercarse a los
muchachos, cuidar su integridad y la del auxiliar operativo, ya que en
muchas oportunidades trataron de robarles. Esta pequeña introducción
se queda corta en tratar de describir cada una de las historias, vivencias
301
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Dificultades
u Entre las dificultades para la recolección de información, encontramos
ciertas situaciones del contexto barrial en el que se desenvuelven las pandillas.
• Este es el caso de las condiciones de movilidad en los barrios.
Encontramos dificultades en los medios de acceso, porque llegar fue pro-
blemático.
Entre otras cosas, las dificultades se explican por las deficiencias del trans-
porte: “[…] en cuanto a transporte sólo existe el servicio de los carros parti-
culares. Estos trabajan de las cuatro de la mañana hasta las diez de la noche.
Antes tenían el servicio de colectivos pero, por el deterioro de las vías y la
misma inseguridad, fueron reubicados” (Perdomo, Ciudad Bolívar, 1). Estas
condiciones de movilidad dificultaron a veces el contacto con las pandillas,
debido a la imposibilidad de los investigadores para ubicarse en sus lugares de
encuentro y en los horarios en que los frecuentan.
[…] tenemos que decir que durante las visitas realizadas no pudimos
36 En la referencia entre paréntesis indicaremos el apellido del autor del cuaderno de trabajo
de campo, la localidad y la página. Por confidencialidad y seguridad hemos decidido propor-
cionar sólo el dato de la localidad.
302
Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
Otra situación que oscureció el trabajo fue el hecho de que estos grupos
se encontraban a altas horas de la noche alrededor de las ollas del sector
[“venta de droga, lugar donde se vende y consume droga” (Alba 2009,
51)], lo que representaba una alta inseguridad para nosotros. (González
Santa Fe, 11)
303
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
fuimos advertidos por parches sobre horas y lugares en los cuales no era
conveniente transitar debido a su inseguridad, y en algunos casos hasta
éramos protegidos y aconsejados por los productores de dicha inseguri-
dad. (Perdomo, San Cristóbal, 3)
[…] los jíbaros [“vendedores de droga” (Alba 2009, 40)] son otra po-
blación que tiene gran control territorial y dos veces nos recomendaron
salir de la zona, ya que les dañábamos el negocio, además del alto riesgo
que representa que una institución del Distrito estuviera preguntando
sobre enfrentamientos y vueltas [“acción de carácter delictivo con pla-
neación previa” (Alba 2009, 64)] en un sector azotado por la violencia
y la pobreza. (González, Santa Fe, 2)
304
Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
intimida a los jóvenes para que no salgan en las horas de la noche: “Los
niños juiciosos se acuestan temprano”. Durante el tiempo que el profe-
sional estuvo en la zona este fue un obstáculo ya que los jóvenes poco
permanecían en la calle y mucho menos en grupo. En algunas opor-
tunidades hubo conocimiento de casos en los que hacía poco tiempo
habían asesinado a muchachos pertenecientes a ciertos parches, con los
que se logró aplicar el instrumento. (Corredor, Introducción a Ciudad
Bolívar, 8)
305
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
[…] en cuanto a la dinámica juvenil podemos decir que los grupos son
más reservados que en otras zonas de esta upz, ya que fue el lugar don-
de más entrevistas nos negaron (aproximadamente tres), debido a que
por ese tiempo estaban haciendo “limpieza social” en el sector y por lo
tanto la dinámica se nos veló. (González, Ciudad Bolívar, 12)
[El barrio fue visitado] varias veces pero sus jóvenes casi siempre eran
muy reacios a contestar la encuesta debido a los actos de “limpieza so-
cial” de los cuales fueron víctimas. (Perdomo, San Cristóbal, 5)
Los pandilleros guardan sus reservas sobre cierta información. Hubo re-
nuencias para responder a preguntas sobre su participación en actividades
delincuenciales y asociadas a la violencia.
307
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
308
Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
[…] la encuesta fue realizada a tres chicos entre los trece y veinticinco
años, dos de los cuales son consumidores. Pero a la pregunta sobre el
consumo de spa no quisieron responder (por miedo de ser ubicados
como consumidores y por el temor a graves represalias, como las que ya
han padecido en los últimos años). (González, Santa Fe, 12)
309
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
[…] esta misma causa puede explicar por qué, pese a que durante la
charla se mantuvo una buena comunicación entrevistador-entrevista-
dos, estos no accedieron a colaborar en cuanto a la información sobre
delitos o enfrentamientos. (Ariza, Usme, 2)
[…] el parche que encuestamos se nota que es más de calle, pues les pe-
dimos a los integrantes la colaboración con la entrevista y al principio
nos preguntaron como dos veces que para qué eran las encuestas; les
explicamos bastantes veces y, cuando comenzamos, los chinos seguían
en la recocha; y cuando llegamos a las preguntas sobre enfrentamientos
grupales, los manes decían otras cosas que no cuadraban con las pre-
guntas. (Ortiz, en Corredor, Usme, 9)
[…] ahora, estar en las escaleras les permite ver quién sube o baja, ya
que lo empinado de las calles y escaleras les da una gran cobertura visual
de todas las calles; esta circunstancia hizo que en muchas oportunida-
des los parches se nos escaparan ya que nos veían subir —y no es difícil
reconocer el chaleco amarillo— y ellos se esparcían muy fácilmente por
las calles y carreras tan angostas que los rodean. (Corredor, Usaquén, 8)
[…] fuimos bastantes veces y una sola logramos ver al parche, pero
cuando nos vieron, se dispersaron por todo el lugar y no los volvimos
a ver; parece ser que este es uno de los grupos más calientes del barrio,
pero por ser también uno de los más caletos [de bajo perfil] no logramos
hacerles el barrido. (Corredor, Usme, 5)
[…] se puede ver mucha gente por ahí, pero cuando tratamos de con-
tactar a los parches se desvanecen como el agua en la mano; es decir,
que se pueden ver pero que no son fáciles de contactar porque no están
siempre en grupo o parchados por ahí. (Corredor, Usme, 5)
[…] tratamos de abordar a otro parche […], pero los muchachos se nos
marearon debido a que en ese mismo lugar entrevistamos a una pandilla
y ellos alcanzaron a escuchar algunas de sus preguntas y respuestas.
Al abordarlos nos contestaron: “a mí no me gustan las encuestas y ade-
más nosotros no somos así de ñeros [en este contexto utilizado como
término despectivo, equivalente a gamines] como ellos”. (Corredor,
Usaquén, 3)
312
Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
[…] el lugar es pesado, tienen problemas con todos. […] son jóvenes
desconfiados […] hablamos y de una vez nos dijeron que no respon-
dían nada de eso; les insistimos buscando otra respuesta, contándoles el
objetivo del programa y de la encuesta, pero no hubo ningún resultado
positivo. Nos escucharon, nos preguntaron sobre nuestro origen y si
hacíamos parte de los programas, a lo que respondimos que habíamos
sido de calle y pasamos por la problemática de la droga, pero lo único
que obtuvimos de ellos fueron miradas fijas, y de nuevo negaron la
encuesta. (Castiblanco, en González, Santa Fe, 7)
Aunque el miedo de los jóvenes a contestar las preguntas no tenía que ver
sólo con la “limpieza social”.
313
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
hecho con los jóvenes —para muchos se trata de ñeros— asistentes a las
unidades. (Corredor, Introducción a Ciudad Bolívar, 7)
Otros habitantes de los barrios tampoco aportan datos sobre las pan-
dillas.
[…] a los habitantes en estas zonas, por las condiciones geográficas y so-
ciales en que viven, les genera mucho temor dar cualquier información
sobre los jóvenes. Además, la “limpieza social” hace dos años eliminó
una buena cantidad de muchachos entre los quince y treinta años, lo
que generó en la población terror sobre el tema. (González, Santa Fe, 7)
316
Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
7)
Posteriormente nos enteramos, a través de un alumno de Idipron, que
allí funciona el expendio de droga y que quien la vende es la señora que
nos acompañó durante la entrevista a los jóvenes. (Ospina, Bosa, 7)
[…] al pasar por este lugar sentimos el rigor, pues nos miraban, algunos
hasta cerraban las puertas, otros nos veían de arriba abajo con descon-
fianza […] casi al terminar la cuadra, les preguntamos a dos señoras si
por una cuadra había salida al otro lado, una nos contestó que sí y la
otra, entre susurros, nos dijo con rabia que mejor nos fuéramos de ese
lugar. (González, Santa Fe, 7)
[…] la Junta de Acción Comunal del barrio se negó varias veces a ha-
blar por no contar con el tiempo, además de ser necesario un trámi-
te burocrático para hablar con ellos. Finalmente accedieron, porque
equivocadamente creyeron que íbamos con el objetivo de construir un
parque en las zonas verdes. (González, Santa Fe, 12)
Por otra parte, sucedía que la comunidad negaba la información por miedo
a represalias de los jóvenes.
317
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
pandillas.
[…] otra característica de la dinámica en este sector es la apatía de los
adultos a colaborar con información, por temor a que los jóvenes
los puedan fichar [reconocer como sapos o delatores]; además del laten-
te, vivo y fresco recuerdo de la “limpieza social” de hace unos años que
les genera un gran sentimiento de tristeza hacia la población y entonces
optan por el silencio. (González, Santa Fe, 5)
[…] nos quedamos entonces con uno de los socios [amigo, persona de
confianza] del Mono y tratamos de entablar un diálogo con él, pero la
conversación del hombre sólo se limitaba a respuestas monosilábicas.
El clima entonces era bastante tensionante; dos de los muchachos esta-
ban bajo el efecto del bazuco y el otro sin muchas ganas de contestar.
(Corredor, Usaquén, 9)
[…] pese a que no se supo muy bien cuál fue el problema que empezó
318
Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
Esta fue una de las entrevistas de más difícil realización pues, además
del mucho tiempo que gastamos para que reconocieran los delitos eco-
nómicos y enfrentamientos realizados —sobre estos últimos finalmente
no señalaron ninguno—, sin la intervención del auxiliar […] me ha-
319
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
• Estar en medio de los contextos de violencia en los cuales viven las pan-
dillas, enfrentó a los investigadores a los mismos peligros.
Usaquén, 10)
[…] al llegar a una zona del barrio […] donde los jóvenes consumían
marihuana enfrente del resto de la población […], llegó una moto de
policía y muy decentemente nos pidió permiso. Pensamos que iban a
requisar a los jóvenes con los que estábamos, sin embargo, su objetivo
eran dos individuos que se encontraban en la parte alta de un despeña-
dero […]. Un policía se bajó de la moto y se dirigió a donde estaban
los sospechosos, uno de ellos inmediatamente salió a correr y se tiró por
el desfiladero. La policía emprendió la persecución a pie y, al llegar a
la cima […], hizo tres disparos hacia el individuo, acto que nos dejó
perplejos debido a la cantidad de niños que había en ese momento.
El joven terminó escapando, y el ambiente en el barrio se puso bastante
pesado. Decidimos marcharnos. (Perdomo, Chapinero, 4)
[…] son estas horas las indicadas para realizar recorridos, debido a que
los días en que los realizamos había llovido o se había cerrado la zona
por alta presencia policial en el parque y la zona comercial del sector.
321
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
322
Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
[…] uno de los integrantes del grupo […] muy jocosamente contaba
todos sus eventos, y sobre todo el caso de uno de los niños (como de
diez años) que estaba al lado de nosotros —pero que no pertenecía a
ninguno de los dos grupos—, quien cada vez que se encuentra con el
[…] le dice: “Usted mató a mi papá, yo lo voy a matar gonorrea”. Y lo
peor es que este integrante nos confeso que él sí era el asesino. (Corre-
dor, Usaquén, 10)
323
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
[…] pero fue aún mucho más lamentable y desconsolador saber que
miembros del Idipron, como fue costumbre por estos días en esta loca-
lidad, habían ido en una camioneta a tomarles fotos y anotaron todo
tipo de datos, prometiéndoles la vinculación al Instituto. Tristemente
no habían cumplido su palabra. (Perdomo, Ciudad Bolívar, 7)
324
Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
Uno de ellos tenía una hermana pequeña que fue violada por uno de
sus mejores amigos en el barrio. […] al saber por su propia hermana
de esta acción, decidió vengarse de ese supuesto amigo invitándolo al
parque del barrio. Lo dejó hablar y cuando se tocó el tema desenfundó
su cabra [“arma blanca, cuchillo retráctil, de mango curvo, cuya forma
extendida se asemeja a la pata de una cabra, navaja” (Alba 2009, 57)] y
lo degolló sin mirar hacia atrás (no supo si lo mató o lo dejó vivo) […].
Actualmente su propio hermano lo ha amenazado de muerte por estar
consumido en el vicio; además, no puede volver a la casa. (Puentes,
Suba, 11)
325
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Nos impactó su historia sobre la “limpieza social”, que tuvo como re-
sultado la muerte de ocho de sus integrantes […]. Eran individuos
que, según se comentó, se transportaban en taxis y carros de la basura.
A veces avisaban por medio de listas. Fue alto el número de personas
inocentes asesinadas. (Puentes, Kennedy, 2)
Estrategias
Frente a las diversas situaciones encontradas, los investigadores debieron
utilizar técnicas de recolección de información que se adaptaran a las caracte-
rísticas de las pandillas.
[…] prefieren reunirse en las tardes […] donde hay máquinas de pinball
y juegos de video. Allí por lo general esperan a sus parches y se encuen-
tran con otros muchachos, para ir a rumbear en las noches. (Ariza,
Rafael Uribe Uribe, 7)
326
Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
[…] duramos casi dos horas y media haciendo la entrevista, pues parti-
cularmente yo salí con la traba del pajarito [quedar bajo los efectos del
consumo de droga sólo por respirar el humo de otros que la fumaban]
y […] cansada de tanto jugar fútbol; además, conseguimos contactos
muy buenos que nos ayudaron en otros sectores a ubicar a otros pelados
para la entrevista. (Corredor, Usaquén, 6)
[…] nos gustó mucho que los muchachos hubieran sido tan recepti-
vos, cosa que se demostró cuando nos iban presentando a casi todo el
parche; además, nos avisaron de la fiesta de golpe [género musical] y nos
dijeron que si íbamos nos presentaban más gente.
[…] asistimos […] a una fiesta de golpe realizada en el salón comunal
[…] fuimos varias personas del equipo […] entramos obviamente sin
chaleco y pidiendo rebaja al entrar […].
Mientras avanzaba el tiempo, el pisquero o el humo de la nicotina y de
la marihuana se iba esparciendo por todo el lugar […].
[…] uno de los elementos que más le sirvió al equipo de trabajo para
hacerse conocer en la zona y para abordar a los jóvenes, fue el estar pre-
sente en los eventos de rap que se realizaron y, más aún, participar en
ellos. (Corredor, Introducción a Usaquén, 4)
327
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
permanentemente están dando vueltas por el sector para ver a las nenas
que pasan por allí; los acompañamos en su recorrido y regresamos al
sitio en donde inicialmente nos reunimos. Para este momento, ya los
muchachos se muestran más colaboradores y deciden ser entrevistados;
se notan divertidos ante las preguntas que se les hace y responden a ellas
con entusiasmo. (Ospina, Bosa, 1)
A veces dieron plata para la vaca [reunión de dinero para comprar algo]:
“[…] nos acercamos y encontramos a algunos ya algo prendidos por el trago y
la bareta que estaban consumiendo; hablamos un poco y empezaron a hacer
la vaca para comprar más chorro [trago], y nos aceptaron hacerles la entrevista
luego de comprarlo” (Corredor, Usaquén, 1).
Por otra parte, los profesionales debieron identificar los horarios en los que
era posible encontrarlos.
[…] a muchos de los jóvenes que estaban allí no los habíamos visto […]
en los barrios; de hecho […], averiguamos con algunos de los asistentes
y nos corroboraron que eran de otros sectores de la ciudad. (Corredor,
Usaquén, 4)
328
Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
330
Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
[…] la amabilidad con la cual fuimos recibidos fue debida a que varios
de los líderes del grupo conocían el programa y habían asistido a las
unidades educativas del Idipron. (González, Ciudad Bolívar, 9)
[…] una dinámica del sector, que fue de gran ayuda para realizar nues-
tro trabajo, es que muchos jóvenes de estos barrios asisten o han cono-
cido los diferentes programas del Idipron, lo que nos facilitó entrar en
confianza y diálogo, indispensables para recoger con facilidad infor-
mación para el estudio. Desde la primera entrada al barrio, unos mu-
chachos nos presentaban a otros y de esta manera se pudo realizar gran
cantidad de encuestas y el reconocimiento necesario de casi la totalidad
de los parches de estos barrios. (González, Santa Fe, 7)
331
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Después de esto, sí nos recibieron el tinto. Y cuando les dimos los con-
dones casi no nos dejan ir, porque llamaron con silbidos al resto del
grupo y todos bajaron a que les diéramos más preservativos. (Corredor,
Usme, 6)
332
Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
[…] y no permitía que los demás jóvenes hablaran porque con su voz
tan aguda sólo se podía escuchar lo que ella hablaba. La neutralizamos
por un momento ofreciéndole cigarrillos y dulces que ella casi nos rapa,
y continuamos la entrevista. (Ospina, Bosa, 14)
Pero los profesionales no fueron los únicos que dieron obsequios. A ellos
también les regalaron cosas. “Luego de la entrevista, un joven nos regaló […]
cd de los que vende. Demostraciones de afecto que, como me afirmó mi
acompañante, han sido importantes para ayudarlo a salir de la dependencia
de spa y del robo esporádico” (Ariza, Rafael Uribe Uribe, 8).
333
Dificultad para establecer qué es una pandilla
Partiendo de una definición de pandilla en la que se articulan dos varia-
bles, enfrentamientos violentos y/o comisión de delitos económicos, como
criterios de adscripción, recogemos algunos ejemplos de agrupaciones que
consideramos no se pueden incluir de manera precisa en tal definición.
[…] son seis jóvenes entre los trece y dieciocho años de edad, quienes
tienen enfrentamientos con otros parches, bandas y grupos de “limpieza
social”. Uno de dichos güiros son los Sureños que parchan en el sector
de […] (a quienes no pudimos encontrar ni referenciar), ya que ellos
son hinchas del equipo de Millonarios. (González, Ciudad Bolívar, 8)
[…] sobre este sector podemos señalar dos grupos de pandillas que me
parece relevante mencionar. El primero es un grupo de Millos, refe-
renciado por el grupo entrevistado […] y con quienes señalaron varios
enfrentamientos por el fútbol. Si bien buscamos a este grupo […] don-
de —según la referencia— se ubicaba, no fue hallado. (Ariza, Usme, 2)
tamientos con los comandos de […] y del sector, el último de ellos con
una víctima. (Puentes, Kennedy, 6)
335
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
[…] fue bastante difícil que nos contaran la única pelea que han tenido
y, peor aún, sobre robos. Solamente uno de ellos confesó que había
hecho conejo —es decir, salir sin pagar— en una tienda, pero de resto
no más. (Corredor, Usaquén, 7)
• Además, hay que considerar los hurtos que se presentan con diferentes
frecuencias entre grupos.
Al igual que con el subgrupo al que pertenece […], este señaló que sus
vueltas no son de gran monta y que son poco frecuentes, por lo que la
entrevista fue más bien tranquila, pese a mi continuo interés de buscar
un lugar reservado, ante la notoria cantidad de compradores en la olla
en la que estábamos. (Ariza, Rafael Uribe Uribe, 11)
336
Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
Los jóvenes del sector nos contaron que desde jóvenes peleaban entre ellos,
por recocha o un poco en serio, los enfrentamientos se daban entre peque-
ños grupos de cada cuadra. (Nieto, Bosa, 8)
[…] en las escaleras de la casa de uno de los jóvenes, realizamos con ellos
una entrevista que resultó muy amena, puesto que son muchachos muy
tranquilos y espontáneos, les gustan la música y los deportes; han tenido
una que otra pelea y solamente uno de ellos muy de vez en cuando ha
robado, y se justificó un poco frente a la mirada y la risa de los amigos di-
ciendo: “estoy seguro que si yo doy la pata [la ocasión, la oportunidad] me
roban, pues yo hago lo mismo”. (Corredor, Usaquén, 2)
Han cometido vueltas tales como robo a personas, pero solamente por
un miembro del grupo y con un nivel bajo; y venta de spa, aunque
por muy poco tiempo y también sólo por el mismo integrante.
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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¿Cómo son las pandillas?
Algunas características de las pandillas encontradas.
Las anteriores consideraciones y nuestra intención de acercarnos a la com-
prensión de las pandillas nos llevan a tratar de identificar características en-
contradas por los profesionales, que sobrepasan los dos criterios de definición
que guiaron la investigación y que fueron expuestos anteriormente.
[…] Los dos grupos entre sí tienen buenas relaciones, son solidarios y
algunas veces se reúnen en torno a la diversión y el deporte. Por otra
¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
parte, manifiestan que ejercen las actividades ilegales en los barrios ale-
daños porque los habitantes del barrio los conocen y ellos prefieren que
sus familias no se enteren de sus actividades, ya que los padres tienen
un buen concepto de ellos y creen que son sanos [“aplicado a personas
con buenas costumbres, que no tienen vicios” (Alba 2009, 37)] y esto
les acarrearía conflictos familiares y los padres les retirarían el apoyo.
(Ospina, Bosa, 7)
Aunque insistí en poner una hora más o menos fija para encontrarnos,
él insistió en que viniera luego del mediodía, pues es el tiempo en que
se reúnen a jugar micro. (Ariza, Rafael Uribe Uribe, 2)
[…] los problemas con la policía siempre son porque los ven montando
tabla en algunos lugares públicos que estos muchachos han acondi-
cionado como rampas para deslizarse. Estos jóvenes siempre les han
recriminado, tanto a la policía como a sus vecinos y al Distrito, la falta
de lugares públicos destinados para practicar este deporte. (Corredor,
Usaquén, 4).
• Participan en la música.
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Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
conflictos entre grupos del mismo sector. En los barrios los parches sue-
len ser intergeneracionales, y hay algunos enfrentamientos que llevan
bastantes años con varios muertos que evidencian la magnitud de estas
guerras. Los enfrentamientos suelen presentarse por peleas casadas hace
bastantes años que se heredan, por disputas territoriales, por hurtos y,
en varias oportunidades, las peleas se generan en las festividades.
No casualmente uno de los meses que más tiene enfrentamientos es el
de diciembre. (Perdomo, Ciudad Bolívar, 3)
[…] lo único que pudimos saber fue que ellos son la segunda genera-
ción de un grupo conformado hace varios años. (Corredor, Usaquén, 5)
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Algo que causó curiosidad a través de las entrevistas fue el hecho de que
los grupos están constituidos por hombres únicamente. Al indagarlos
por esta situación, ambos grupos coincidieron en comentar que se sien-
ten más tranquilos para hablar y realizar todas las actividades, así sean
de recreación sana, porque las mujeres siempre los están acosando por
el tiempo o les están criticando su jerga particular. Por lo tanto, buscan
otros espacios, ya sea en el colegio o cerca de sus casas, para encontrarse
con las amigas. (Ospina, Bosa, 6)
No obstante, las mujeres también son respetadas. “A otro grupo bien re-
ferenciado en el sector, pudimos entrevistarlo en esta cancha. Es un grupo de
jóvenes residentes que comete robos frecuentemente; una particularidad es
que nunca roban a mujeres. Según argumentaban, esto se debe al respeto que
sienten hacia este género” (Puentes, Kennedy, 8).
• La participación de las mujeres pasa también por ser miembros del gru-
po.
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Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
[…] el único grupo encuestado cuenta con seis miembros, entre los
cuales hay una mujer. (González, Ciudad Bolívar, 19)
[…] grupo de treinta jóvenes, de los cuales veintiséis tienen entre trece
a dieciocho años y los cuatro restantes tienen de diecinueve a veinti-
cinco años. Forman parte del grupo diez mujeres. (González, Ciudad
Bolívar, 16)
Este grupo está conformado tanto por hombres como por mujeres.
[…] La mayoría de ellos consume pegante y algunos conocen o han es-
tado en el proyecto de Idipron. (Corredor, González y Puentes, Rafael
Uribe Uribe, 1)
[…] el único grupo encuestado […], de jóvenes entre los trece y los die-
ciocho años (la mayoría mujeres), con altos índices de enfrentamientos
y un nivel medio en las vueltas que realizan. (González, Santa Fe, 11)
[…] cuando al fin los logramos aterrizar, nos dijeron que el grupo es-
taba conformado por más mujeres que por hombres. (Corredor, Usme,
8)
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
[…] y que en muchas de las peleas las mujeres habían estado también
peleando ya que son bien paradas [valientes]. (Corredor, Usme, 8)
Así mismo, otra característica notoria se refiere a que […] uno de los
grupos entrevistados tenía como integrantes a mujeres, quienes parti-
cipaban —aunque no de manera activa— en los enfrentamientos del
grupo. (Ariza, Rafael Uribe Uribe, 14)
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Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
[…] los nombres de los grupos en algunos casos se derivan del barrio
de donde provienen; en otros, son nombres intimidatorios que dan
cuenta de la bravura de este, como por ejemplo Los Endemoniados.
(Perdomo)
[…] el nombre de Los Nítidos se debe más bien a que, según ellos, to-
dos los del grupo son leales y frenteros: “Nosotros somos nítidos, todos”,
dicen. (Corredor)
[…] algo que me pareció bastante singular eran los agüeros que tenían
37 En este apartado, por razones de confidencialidad y seguridad, omitimos la información
referente a la ubicación.
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
con los objetos que se robaban. Comentaban que era de mala suerte
ponerse la ropa de los muertos, y que cuando se robaban algo de una
mujer o de un niño por nada del mundo se lo daban a su madre o a
su familia, porque según ellos esto traía desgracia. (Perdomo, Ciudad
Bolívar, 7)
Este tenía una herida de cuchillo con varios puntos en la mano dere-
cha, producto de un enfrentamiento. […] Ante mi comentario sobre
la necesidad de ir a un médico para que le revisara la herida que estaba
infectada, me contestó que el humo de la marihuana ayudaba a curar-
lo, e inmediatamente empezó a dirigir el humo del bareto que fumaba
hacia la mano. (Ariza, Rafael Uribe Uribe, 2)
Por supuesto, la charla laboral dio paso a una de carácter más privado
en la que busqué ahondar sobre las relaciones amorosas, las cuales pa-
recen ser un detonante frecuente de los enfrentamientos intergrupales.
Ellos comentan que a las niñas del sector les gustan más los muchachos
que se dan por la cabeza, cirqueros, malos, y que ellos hacen parte de
ese grupo privilegiado. (Ariza, Rafael Uribe Uribe, 2)
La amistad es uno de los valores que comparten: “[…] una de las carac-
terísticas más notables de este grupo es la heterogeneidad que, no obstante,
evidenció fuertes lazos de amistad” (Ariza, Usme, 6). Así mismo, se prestan
apoyo.
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Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
No hay que olvidar que todos los integrantes de este grupo pertenecen
a la cultura urbana del hip hop y algunos de ellos cantan o hacen free
style. (Corredor, Engativá, 2)
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[…] en este caso, también debido a la edad de los jóvenes, estos estuvie-
ron más dispuestos a colaborar con información, sobre todo como un
mecanismo de vanagloriarse de sus propias vivencias. (Ariza, Usme, 8)
[…] la entrevista con este parche se hizo bastante larga, sobre todo en
la parte de las preguntas grupales, ya que cuando terminamos la parte
individual empezaron a llegar los del grupo y todos reunidos se emocio-
naban mucho cuando nos contaban sobre todo de sus enfrentamientos
y vueltas. (Corredor, Usme, 4)
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Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
Otro punto de resaltar es que, ante una confrontación con otro grupo
de jóvenes, es más fuerte quien logra llevar más gente a frentear el güiro,
independientemente de quien gana la pelea uno a uno, lo que involucra
entonces el factor simbólico en esta zona de la ciudad, ya que contar
con más respaldo hace al grupo acreedor de mayor respeto […]. Los
jóvenes relataban hechos donde lograban reunir a casi todos los jóvenes
de un barrio, hecho que dejaba en alto su buen nombre. (González,
Tunjuelito, 2)
[…] sus integrantes [del grupo más reconocido del sector] se identifi-
can no sólo por portar sus camisetas verdes, sino porque curiosamente
se ven acompañados por dos de sus miembros que visten camisetas
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
[…] este grupo espera lograr un apoyo para grabar discos y para que al-
gunos de sus miembros puedan continuar bailando break dance. (Puen-
tes, Kennedy, 7)
[…] una de las experiencias que más recuerdo y que vale la pena des-
cribir fue con uno de los grupos mas pesados del sector […] de repente
llega un policía, o más exactamente un auxiliar bachiller, y los jóvenes
no se asustaron, yo no lo sabía, pero este era uno de los integrantes del
parche. El joven llegó con el uniforme de policía puesto, pidió el bareto
y empezó a fumar. Entonces yo le comente de lo que se trataba nuestro
trabajo y le pedí que se vinculara a la encuesta; el joven me quiso co-
laborar explicándome que simplemente estaba cumpliendo con su ser-
vicio militar obligatorio, pues necesitaba conseguir la libreta si quería
aspirar a conseguir un empleo relativamente bueno. Lo contradictorio
fue que, cuando se empezó a develar lo referente a la comisión de deli-
tos y a los enfrentamientos, el bachiller auxiliar de policía comentó que
cuando no portaba el uniforme era un experimentado quietero [atra-
cador], y, según lo expresaban otros integrantes del grupo, tenía fama
por su manera de pelear a cuchillo. Ante los comentarios de los amigos
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Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
este sólo reía. Le hice un chiste, diciéndole que nunca había visto a un
policía fumar bareta, a lo que me respondió que esa era la manera de él
burlarse de los tombos [policías] por el servicio que no le gustaba pero
que le obligaban a pagar. (Perdomo, Ciudad Bolívar, 8)
Momento propicio para indagar sobre sus ideas […] sobre la paterni-
dad, y particularmente sobre el aborto, puesto que otro día […], uno
de los trapecistas auxiliares había señalado su total rechazo. […] me co-
mentó que cuando la novia estaba embarazada ella quería abortar, pero
él se mantuvo indeciso hasta cuando le comentó al papá sobre el caso,
y este le dijo que si lo hacía no volvería a hablarle, por lo que decidió
tener al niño, de lo que se arrepiente actualmente debido a las dificul-
tades económicas. Esta actitud contrastó fuertemente con la señalada
por […] quien dijo que no ayudaba a la mamá de su hijo pues ella fue
la que se dejó embarazar. (Ariza, Rafael Uribe Uribe, 1)
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
Los dos grupos entrevistados son muy cercanos, […] entre sus miem-
bros hay solidaridad y respeto intra e inter grupal. (Ospina, Bosa, 15)
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Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
[…] se presentó una situación muy diferente a la que se dio en las otras
localidades donde se trabajó, debido a que en la mayoría de sectores los
jóvenes no respondieron a la encuesta de barrido […] también a que la
“limpieza social” es quien ha cobrado la vida de muchos jóvenes; por
lo tanto, respondían acerca de sus parches, pero no de otros. (González,
Ciudad Bolívar, 2)
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
[…] las relaciones entre los miembros del grupo incluyen contactos
para compartir actividades recreativas o culturales, por ejemplo, rumba,
fútbol y microfútbol principalmente. (González, Santa Fe, 6)
Este parche también reconoció una ruptura dentro del grupo original,
pese a que señalaron que se siguen manteniendo buenos contactos con
miembros del otro parche. (Ariza, Rafael Uribe Uribe, 119)
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Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
[…] les preguntamos por la frase tan constante en esa zona: “Acá no hay
jóvenes” […]. Nos contaron que el único parche de amigos eran ellos y
que por lo general no se la pasaban en el barrio sino que se iban a otros
lados […], porque allá sí había gente y tenían conocidos; en cambio, en
el barrio […] no había muchos pelados sino más bien gente adulta a la
que le gusta darles terapia [cantaleta] por todo. (Corredor, Usaquén, 5)
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
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Sistematización de los cuadernos de trabajo de campo sobre pandillas 2006-2007
[…] el grupo que entrevistamos está compuesto por siete jóvenes […];
han tenido tres enfrentamientos de los cuales uno fue con el otro gru-
po del barrio. Aunque algunas personas de este grupo consideren que
tienen una buena relación con la gente del barrio, lo cierto es que dos
miembros tuvieron problemas con un señor de una tienda porque los
acusó de estar consumiendo y vendiendo drogas, afirmación que según
ellos es falsa. (Corredor, Usaquén, 4)
En las relaciones conflictivas con los vecinos del barrio influye el hecho de
que las pandillas desconfíen de los adultos.
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
De parte de los vecinos, vemos cómo en alguna situación apoyan a los pandi-
lleros: “[…] según cuentan los jóvenes, ese día casi todo el barrio salió. Había
un grupo bastante grande del otro bando y en la calle se enfrentaron a puños.
Esa pelea es muy emblemática para ellos porque sintieron el respaldo de sus
vecinos y, de una u otra forma, les permitía conservar las rivalidades con el
otro barrio” (Corredor, Usaquén, 7).
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No hay que olvidar que los pandilleros a veces son hijos de los mismos
vecinos del barrio.
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¿Las pandillas en Bogotá? Reflexiones en torno a su conceptualización e investigación
[…] cuando los abordamos nos miraron bastante mal, “nos miraron
como si nos fueran a hacer la vuelta”, comento mi auxiliar operativo
[…]; pero al final estaban preocupados porque ya era tarde, y qué tal
que nos pasara algo a los dos, situación algo chistosa e irónica ya que
ellos son catalogados como los ladrones del barrio y, más aún, de la
zona. (Corredor, Usme, 4)
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La experiencia de las armas y los juegos bélicos, que desde que eran
pequeños se convertían en una actividad diaria con amigos y familiares,
al poco tiempo se hicieron realidad. (Puentes, Kennedy, 2)
[…] nos encontramos con parches de niños entre doce y quince años,
siempre en la calle jugando con balones o deslizándose en carros por las
empinadas vías de su barrio; en la mayoría de parches […] se identifi-
caba la comisión de delitos. Estos niños ya hasta habían hecho quietos
[“modalidad de robo, que consiste en asaltar a alguien por sorpresa”
(Alba 2009, 62)]. Ellos son los hermanos menores de un parche adulto
y caliente del sector. (Perdomo, San Cristóbal, 4)
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iglesia, debido a que este tiene contacto con la “limpieza social”, y hace
señalamientos claros sobre los jóvenes que la misma comunidad reporta
con problemas de drogadicción y hurto. Este asunto dificultó el acer-
camiento al grupo con el nombre del padre Javier de Nicoló, porque se
ligaba el hecho del sacerdocio con labores de inteligencia para organis-
mos paraestatales; sin embargo, cabe anotar que en general el nombre
del Idipron es muy bien recibido en el lugar, lo que nos brindó un fácil
acceso tanto a grupos de sociabilidad juvenil como a los pocos parches
entrevistados. (Corredor, González y Puentes, Suba, 1)
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Con los militares ocurre algo similar que con la policía: “[…] en esta entre-
vista se encontró un caso de enfrentamientos con militares, por la que supimos
que ellos les cortaron el cabello a los jóvenes” (Perdomo, San Cristóbal, 10).
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En general, fue común encontrar que los adultos habitantes del barrio
[…] creen que sus muchachos son sanos, y que, si hay consumo de dro-
gas o delincuencia juvenil dentro de sus parques, esta tiene su origen en
los visitantes de los barrios vecinos. (Nieto, Kennedy, 4)
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Consideraciones finales
Cuestiones sobre pandillas
El trabajo que se presenta a continuación es el análisis del ejercicio de siste-
matización llevado a cabo con los cuadernos de trabajo campo realizados por
profesionales del Idipron, sobre el tema de pandillas.
Dicho material se pensó como un instrumento que recogiera apuntes refe-
rentes al proceso de acercamiento de los profesionales al contexto pandillero.
En consecuencia, la información revisada se refiere principalmente a observa-
ciones descriptivas sobre condiciones materiales y condiciones de ubicación
de los barrios visitados, así como a dinámicas juveniles determinadas en rela-
ción con la definición de pandilla, que orientó el trabajo de campo (comisión
de delitos económicos y/o enfrentamientos violentos).
Pero, en la exploración de los textos, encontramos algunos “datos anó-
malos”, es decir, datos que se escapan al condicionamiento conceptual, los
cuales se constituyen, para nuestro caso, en un valioso aporte que complejiza
la perspectiva inicial con la que se definieron las pandillas. Igualmente, con-
sideramos de suma importancia tener presente la forma como se recoge la
información y su respectivo análisis, que de alguna manera condiciona los
resultados.
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Cuadernos etnográficos
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Bibliografía
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Esta obra se terminó de imprimir en los talleres de
Panamericana Formas e Impresos S.A. en enero de 2011.
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