El Final Sobre La Visión de Olivita Sobre El Infierno
El Final Sobre La Visión de Olivita Sobre El Infierno
El Final Sobre La Visión de Olivita Sobre El Infierno
Encontramos miles, y miles que iban al camino del infierno. No pegunte quienes
eran ellos, solo iba pensando, misericordia DIOS mío, misericordia Señor....
El no me dijo quienes eran, ni cual fue su pecado, era de toda edad, y de toda
clase, y por algo que yo no entiendo, se me dio a saber, que era de toda religión,
fe y creencia. Porque DIOS hace juicio sobre toda persona que vengan a esta
tierra, nazca donde nazca y crea en lo que crea. Después de caminar y caminar
JESUS me dijo: “Aquí termina el camino al infierno” y se sentó sobre una piedra.
Sus llagas sangraban, sus ropas eran rojas y estaba llorando. Le dije ¿Qué tienes
Señor y DIOS mío? ¿Porque sus vestidos están rojos, si llegaste de blanco y
porque sangran y porque está llorando?
Y me dijo: “Lloro al saber, que para ellos mi sacrificio fue inútil, y mi sangre se
derramo en vano. Pues ellos no quisieron salvarse, me despreciaron. Mis ropas
están rojas empapadas por mi sangre que he vertido en el dolor de sus pecados, y
que ellos no quisieron recibir. Ya que mi perdón esta dado por parte de mi Padre
pero ellos no me recibieron. Y yo les he escrito, el que me reciba lo hare hijo de
DIOS. Oh hija mía!!, ore, ore, ayúdame a la salvación de los hombres y de las
almas. Nos abrazamos y lloramos juntos, de pronto yo estaba en mi cuarto,
abrazada fuertemente en él, el miedo era espantoso, todo mi cuerpo temblaba. Le
dije Señor tengo miedo. Me coloco la mano sobre la cabeza y me dijo: “esto que
has visto no lo contaras hasta dentro de 6 meses que te hayas repuesto
completamente. Luego te llevare al cielo, y te mostrare el camino de quienes van
por el”.
Oramos juntos, se despidió dejándome en paz, lo vi partir, me volvió a mirar. Aun
iba llorando, sus ropas iban rojas, sus llagas, sangraban, me dijo adiós con la
mano, y desapareció de mi vista.
ResponderReenviar
MENSAJE DE SANTA MARIA DEL ESPIRITU SANTO A MARCIA EN LANUS
05–11–00(1.10hs.)
“Hijitos, aquellos que me hacéis feliz aquí, os pido, sed, perseverantes por medio
de la oración.
Pensad que Yo estoy con cada uno, en cada momento y en cada lugar.
Os bendigo con mi Bendición Maternal. Amén, Amén”.
Por ello, tanto en vida, como después de su muerte, San Alonso Rodríguez se
convirtió en un faro que guió e inspiró la vida de muchas personas.
Especialmente la de tantos hermanos jesuitas que supieron ver en él un
testimonio de entrega a Dios desde lo profundo y escondido de la vida
cotidiana.
Por Daniel Cuesta Gómez, SJ