Wittgenstein en Español PDF
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Biblioteca
Xalapa, Ver., México
2012
© Universidad Veracruzana
Dirección General Editorial
Hidalgo 9, Centro, Xalapa, Veracruz
Apartado postal 97, C. P. 91000
diredit@uv.mx
Tel/fax (228) 818 59 80, 818 13 88
ISBN: 978-607-502-189-8
Impreso en México
Printed in Mexico
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La concepción tradicional
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4 Cfr.sec. 101.
5 Ibid., sec. 94
6 Ibid., sec.,95.
35
7 Ibid., 96.
8 Ibid., sec. 98.
9 Ibid., sec. 104.
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Dilemas
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40
1
La expresión pertenece a Stanley Cavell. Cf. Excursus on Wittgenstein’s
vision of language, Alice Crary y Rupert Read (eds.), The new Wittgenstein,
Routledge, London, 2000, p. 29.
41
42
and the social sciences, Cambridge University Press, Nueva York, 1996.
43
1993, p. 92.
6 Chisholm parece seguir un camino fundacionalista asentado en el sentido
común: “El punto de vista en la presente obra ha sido el del «sentido común»”
Cf. Roderick Chisholm, Teoría del conocimiento, Tecnos, Madrid, 1982, p. 146.
7 Ludwig Wittgenstein, Sobre la certeza, Gedisa, Barcelona,1988, § 549.
44
45
10
Wittgenstein, Ludwig Observaciones a La rama dorada de Frazer,
Tecnos, Madrid, 2001, pp. 62-63.
11 Sobre el ejemplo del acto simbólico de besar una imagen, agrega
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48
18
Ludwig Wittgenstein, “Causa y efecto: aprehensión intuitiva”, Ocasiones
Filosóficas, Cátedra, Madrid, 1997 p. 375.
19 Ludwig Wittgenstein, Sobre la certeza, op. cit., § 625.
49
50
pp. 388-389.
51
Sellars y Davidson.
28 En este sentido sentencia Wittgenstein: “Para que un hombre se
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La actividad de justificar es tremendamente variada y cumple están-
dares distintos según los juegos de lenguaje. Wittgenstein cree que no hay
estándares de justificación fijados de antemano.
38 Ludwig Wittgenstein, Investigaciones filosóficas, Crítica, Barcelona,
56
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58
49 “Quiencrea que ciertos conceptos son los correctos sin más (…) que se
imagine que ciertos hechos naturales muy generales ocurren de manera dis-
tinta a la que estamos acostumbrados, y le serán comprensibles formaciones
conceptuales distintas a las usuales”. Ludwig Wittgenstein, Investigaciones
Filosóficas, op. cit., II, XII p. 523.
50 Donald Davidson, “Visiones posanalíticas” en: Borradori, Giovanna
59
camaleónicamente de forma.
54 Cf. Joachim Schulte, “Within a system” en: Moyal-Sharrock, Danièle
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55 Cf. Antoni Defez, “¿De qué sujeto trata la filosofía del segundo
61
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Conclusión
63
64 Cf.
David Kishik, Wittgenstein’s form of life, op. cit., p. 117.
65
Cf. Elisabeth Rigal, “Wittgenstein ¿filósofo del lenguaje?”, en Miguel
Giusti (ed.), La filosofía del siglo xx : balance y perspectivas. Actas del VII
Congreso Nacional de Filosofía, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad
Católica del Perú, Lima, 2000, p. 115.
66 Edgar Allan Poe, “La carta robada” http://www.ciudadseva.com/textos/
cuentos/ing/poe/carta.htm
64
67 Ludwig
Wittgenstein, Investigaciones Filosóficas, op. cit., § 325.
68
Ludwig Wittgenstein, Zettel, Universidad Nacional Autónoma de
México, México, 1979, § 314.
65
Witold Jacorzynski
ciesas Golfo
Introducción
67
68
1
Que los lenguajes (2) y (8) consisten sólo de órdenes no debe perturbarte.
Si quieres decir que no son por ello completos, pregúntate si nuestro len-
guaje es completo― si lo era antes de incorporarle el simbolismo químico y la
notación infinitesimal, pues éstos son, por así decirlo, suburbios de nuestro
lenguaje. (¿Y con cuántas casas o calles comienza una ciudad a ser ciudad?)
Nuestro lenguaje puede verse como una vieja ciudad: una maraña de callejas
y plazas, de viejas y nuevas casas, y de casas con anexos de diversos periodos;
69
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2“¿Cómo puedo seguir una regla?” – si ésta no es una pregunta por las
causas, entonces lo es por la justificación de que actúe así siguiéndola.
Si he agotado los fundamentos, he llegado a roca dura y mi pala se
retuerce. Estoy entonces inclinado a decir: “Así simplemente es como actúo”.
(Recuerda que a veces requerimos explicaciones no por su contenido, sino
por la forma de la explicación, una suerte de falsa moldura que nada soporta.)
(IF, 217)
73
¿Una o muchas?
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77
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3
Este tema fue analizado detalladamente por Pirmin Stekeler-Weithoffer
quien distingue entre “reproducibles tipos de enunciados, expresiones o sea,
formas de expresiones y “señales” individualizadas que ocurren en un tiempo/
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serie +2 después de 1000 de la siguiente manera: 1004, 1008 etc. (IF, 185), de
otros que compran y venden madera de acuerdo al área que cubren los monto-
nes de diferentes y discrecionales alturas y no a sus volúmenes (OFM I, 149-
151) o de aquellos que juegan ajedrez de otra manera que nosotros, a saber,
“con preferencia de dar gritos y patadas con los pies” (IF, 200).
89
ras en pequeños trozos y dio tales trozos, que constaban de unos pocos compa-
ses, a sus discípulos más queridos. Este acto, como signo de piedad, nos es tan
comprensible como el contrario: procurar que no se tocaran las partituras y no
fueran accesibles a nadie. Y si el hermano de Schubert hubiera quemado las
partituras, esto también sería comprensible como signo de piedad (ORDF, 148).
90
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Reflexión final
Las últimas dos preguntas que tenemos que hacer son las
siguientes: ¿Cómo difiere la hipótesis C de otras hipótesis
interpretativas acerca del significado de “forma de vida”? En
primer lugar, la hipótesis C admite que el concepto de forma
de vida es un concepto abierto al significado, hecho por el
cual su significado varía de un contexto a otro. Recordemos
en este momento qué significa el contexto para Wittgenstein.
Garver elige como punto de partida el principio de contextua-
lidad (Kontextprinzip) y describe su evolución desde la pri-
mera formulación en Frege (las palabras tienen significado
dentro de la frase) a través de la segunda en Tractatus, (las
palabras tiene significado dentro de la forma lógica como en
T 3.3), hasta la última de Wittgenstein (las palabras tienen
significado en el flujo de vida) y argumenta que la última
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Emilio Ribes-Iñesta
Universidad Veracruzana
1
Richard Rorty, Wittgenstein and the linguistic turn, Philosophy as cul-
tural politics: philosophical papers. Cambridge University Press, Cambridge,
2007, pp. 160-175.
99
100
2 Gilbert
Ryle, The concept of mind, Barnes & Noble ,Nueva York, 1949.
3Stephen Toulmin, The philosophy of science, Hutchinson University
Library, Nueva York, 1953.
101
Oxford, 1953.
102
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105
106
107
108
11 Michel Ter Hark, Beyond the inner and the outer: Wittgenstein´s philoso-
109
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Oxford, 1965.
113
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119
York, 2003.
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Comentario final
123
Marcelo Díaz
Universidad de Santiago de Chile
Introducción
125
126
3
La polémica ha sido recogida por Robert N. McCauley (editor) en
The Churchlands and their Critics, Blackwell Publishers, Cambridge,
Massachusetts, Estados Unidios, Oxford, Reino Unido, 1996.
127
4
Las citas que más adelante se hagan de esta obra están tomadas de su
versión castellana de 1967 con el nombre de El concepto de lo mental, Paidós,
Barcelona.
128
129
130
5 El testo original en inglés fue publicado por The Free Press, Glencoe, Ill.
131
6
Para un examen más detallado de esta teoría véase el análisis de A.
Alemán Pardo en Teoría de las categorías en la filosofía analítica, Tecnos,
Madrid, 1985.
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Comentario
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Conclusión
148
¿…Del alma? ¿De la mente? Bueno, ¿de quién se dice que tiene
una opinión? Del señor N. N., por ejemplo. Y ésta es la respuesta
correcta (Investigaciones Filosóficas, parágrafo 573).
149
Bibliografía
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151
Introducción
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154
155
Valores Jurídicos
(De carácter formal o instrumental)
Estos valores están en función del…
Segundo Estándar Valorativo
(SEV)
Valores superiores
Según la posición teórica (Teoría de la Justicia) que se asuma, se
considerará que: dichos valores (o principios) superiores los establece cada
grupo social o son impuestos por quien o quienes detenten el poder; o, en su ca-
so, son creados y/o aceptados o determinados por un entorno dado; o son fijados
por principios universales de justicia válidos per se (como el Derecho natural).
Son ejemplo de estos valores superiores...
LA VIDA Y DIGNIDAD HUMANAS,
LA LIBERTAD,
LA AUTONOMÍA DE LAS PERSONAS,
EL BIEN COMÚN,
LA EDUCACIÓN, ETC.
-Valores o principios que están implícitos en el concepto de
Derechos Humanos -
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Opuestos jurídicos
Derecho subjetivo privilegio potestad inmunidad
No derecho deber incompetencia sujeción
Correlativos jurídicos
Derecho subjetivo privilegios potestad inmunidad
Deber no-derecho sujeción incompetencia
Cuadro basado en las aportaciones de W.N. Hohfeld que explica los
diferentes significados de los conceptos derecho subjetivo y no derecho
dependiendo de la relación jurídica opuesta o correlativa que posean.
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Federico Marulanda
Instituto de Investigaciones Filosóficas
Universidad Michoacana
Introducción
1 Pueden verse, entre otros, Floyd (2005), Goldstein (1999), Marion (1998),
179
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181
182
183
9
LFM lecciones XXV p. 243 y XXIII p. 224. Ver también OFM III §83;
OFM VII §27.
10 LFM lección XXV p. 243.
184
§55–57.
185
186
recto, pero esta es otra discusión que no podré abordar en este trabajo.
13 Véanse LFM lección XXII p. 218; OFM VII §15.
14 LFM lección XXII p. 220. El mismo argumento es elaborado en Chihara
187
15
Se puede pasar de una contradicción a un enunciado arbitrario sin ape-
lar a EFQ siguiendo, por ejemplo, el siguiente esquema de argumento:
1. α & ~α Premisa
2. α 1, eliminación de la conjunción
3. ~α 1, eliminación de la conjunción
4. 2, introducción de la disyunción
^
α β
5. β 3, 4, silogismo disyuntivo
16 A
este respecto puede consultarse Martin (1986).
17
Ver Chihara (1977) p. 372. Hasta comentaristas simpatéticos con la
postura de Wittgenstein han concluido que este último no tiene una buena
respuesta a Turing. Ver, e.g., Goldstein (1986) p. 52, Goldstein (1989) pp.
554–555.
18 Wrigley (1980) pp. 471, 474–475 (trad. del autor).
19 Shanker (1987) pp. 242–243.
188
Aritméticas inconsistentes
20 LFM lección XXIII p. 223. Ver también LFM lección I p. 13; OFM III §81.
21 Una lectura similar es propuesta en Marconi (1984) §IV.
189
190
25OFM VII §34; ver también OFM VII §11. Por desacuerdos con la tra-
ducción publicada de OFM al español (Wittgenstein (1956/1987), todos los
pasajes citados de OFM son traducidos por el autor a partir de Wittgenstein
(1956/1978).
191
pp. 173–175.
192
193
Pruebas de consistencia
27 OFM VII §35. Véanse también OFM VII §§14 s.; Investigaciones
194
195
31 Véase,
e.g., OFM III §§82–87.
32
La aritmética estándar (la aritmética de Peano), así como teorías bas-
tante más débiles que ella, satisfacen estos requerimientos.
33 OFM III §82.
196
197
198
35 Enla lógica clásica de primer orden, una contradicción es, por definición,
una falsedad lógica.
36 LFM lección XX p. 222.
199
200
201
202
42 Ibid. p. xvi.
43 Ibid. p. xv.
44 Ibid. p. xvii.
45 Ibid. p. vii. En este pasaje Frege expresa reservas acerca de la postu-
203
Wittgenstein (1958/1986).
204
205
206
53 OFM I §7.
54 Ver,
e.g. OFM I §§4, 116, 153; IF §201 ss.
55 OFM I §8.
207
208
58 OFM I §118.
59 OFM I §§131–132. Ver también LFM lección II pp. 26–27; OFM III §38.
209
60 OFM I §103.
210
211
A esto añade
65 OFM I §116.
66 OFM I §118. Ver también OFM I §4; LFM lección XIX pp. 182–183.
212
67 OFM I §131. Ver también OFM I §133; LFM lección XXI p. 201.
68 Frege(1893) p. xvi.
69 OFM I §61.
213
70 OFM I §153. Véase también OFM I §143–152; LFM lección XXI pp.
201–204.
214
215
Bibliografía
216
217
218
Sandra Lazzer
Universidad de Buenos Aires
Universidad Nacional de Rosario
(1967): 324-330.
219
2
Scheffer, H.: Review to Whitehead, Alfred North, and Russell, Bertrand.
- Principia Mathematica, Volume I, second edition, 1925. Cambridge
University Press, Isis, Vol.8, Nº.1 (Feb., 1926), pp. 226-231.
220
3
Véase J. Hintikka, Lingua Universalis vs. Calculus Ratiocinator: An
Ultimate Presupposition of Twentieth-Century Philosophy, Kluwer Academic
Publishers, Países Bajos, 1997.
221
222
223
224
225
5
Coffa, A.: La tradición semántica de Kant a Carnap, Biblioteca de
Signos, Universidad Autónoma metropolitana, México, México, 2005.
6 Tomasini Bassols, A.: Explicando el Tractatus: Una Introducción a la
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241
Santiago Garmendia
Introducción
243
tura, no rompe con ella y está ligado a una práctica confortable de lectura.
Texto de goce: el que pone en estado de pérdida, desacomoda (tal vez incluso
hasta una forma de aburrimiento), hace vacilar los fundamentos históri-
cos, culturales, psicológicos del lector, la consistencia de sus gustos, de sus
valores y de sus recuerdos, pone en crisis su relación con el lenguaje.” en R.
Barthes, El placer del texto. Bs As: Siglo XXI Editores, 1974, pp. 22,23.
5 L. Wittgenstein, Movimientos del pensar. Diarios 1930-1932 / 1936 –
244
245
6
La formulación clásica se encuentra en Diamond, C. “Throwing away
the ladder: How to Read the Tractatus” en The Realistic Spirit: Wittgenstein,
Philosophy and the Mind. Cambridge Mass.: MIT Press, 1991.
246
247
7 A.
Gramsci, Cuadernos de la cárcel, Vol. 2. México: Ed. Era, 1975, p. 37.
8
Carta de C.I. Lewis 1923 al editor del Journal of Philosophy, citado en
R. Bradley, The nature of all being- A study of wittgenstein’s modal atomism.
NY: OUP, 1992, p. xiv, mi traducción.
9 G. H. Von Wright, Wittgenstein. Roma: Ed. Il mulino. 1983, p. 231, mi
248
249
13
Cerezo, María, Lenguaje y Lógica en el Tractatus de Wittgenstein.
Navarra: EUNSA, 1998.
14 R. Bradley, Op. cit., p. 44, mi traducción y mis cursivas.
250
251
Por eso en 2.02 dice claramente Wittgenstein que “por muy di-
ferente del real que se piense un mundo debe tener algo –una
forma– en común con la realidad.” Subrayemos real, pensamien-
to y alguna forma (Etwas –eine Form) en común. Bradley debe
explicar cómo leer esto desde el posibilismo esencialista.
Bien, esa proposición (2.022) y su corolario de la imbrica-
ción entre posibilidad y actividad proyectiva, es exactamente
la razón por la cual Bradley hace aquí un movimiento osado,
como diría Borges “de un coraje borracho”, que marca con total
claridad la posición, o mejor dicho el no-lugar, del hablante
para la lectura esencialista. La solución bradleyana es una
mente que imagine todos los mundos, todas las posibilidades,
no ya únicamente las contenidas en un mundo real, desple-
gadas por la actividad proyectiva de un sujeto. Se trata de las
posibilidades de los mundos radicalmente distintos, con objetos
distintos, y con otro sujeto distinto, a saber el propio Dios.
Literalmente, su respuesta a 2.022 es que:
Hay sin embargo mundos posibles en los que los poderes (de
pensamiento) se encuentran en la misma línea que los de un
ser omnisciente…y en esos mundos, lo que podemos imaginar,
pensar o expresar como siendo el caso es coextensivo con lo que
es lógicamente posible que sea el caso. Lo pensable, imaginable,
252
Creo que son claros los movimientos que hace Bradley en esa
operación teórica posibilista. Pone al sujeto y al lenguaje fuera
del mundo, en la perspectiva del ojo de dios, el no-lugar leibni-
ziano de los mundos posibles absolutos. Una posición que no es
modal ni tractariana.
3. Problematización de la opción
17 R.
Bradley, Op, cit., p. 36, mi traducción y acotaciones.
18
R. Chisholm, “Identity through Possible Worlds. Some questions” en
Nous, Vol. 1, Nº1, 1967.
253
254
255
21
Hintikka, J., “Lingua Universalis vs. Calculus Ratiocinator” en J.
Hintikka (comp), Lingua Universalis vs. Calculus Ratiocinator an ultimate
presupposition of Twentieth Century Philosophy, Noruega, Kluwer, 1997, p. xi.
256
257
258
259
260
261
262
26 J. Carney y G. Fitch, “Can Russell avoid Frege’s sense?”, en Mind 88, 1979.
27 Bertrand Russell, The problems of Philosophy (1912). Oxford: OUP,
263
Problematización de la opción
Parece ser que lo que hay es el lenguaje del sujeto cuya pers-
pectiva no tiene límites. Pero el Tractatus va más lejos aún:
esta carencia de límites es tal que se convierte en una situa-
ción incompatible con la misma formulación del solipsismo, que
pretende justificar el lugar privilegiado del ego como sustan-
cia. Es un sujeto que habla, que proyecta, y en tanto esto es
así, siendo el lenguaje una actividad relacional, no puede haber
264
28C. Diamond, “Does Bismarck have a Beetle on his Box” en Alice Crary
y Rupert Read, The New Wittgenstein. Londres: Routledge, 2000, p. 262-292.
29 He tomado esta idea de un artículo de S. Cabanchik donde relaciona al
lenguaje con la cinta de moebius, donde no hay revés, ver “El muro del len-
265
266
Bibliografía
Barthes, R. El placer del texto. Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 1974.
Cabanchik, S. “El muro del lenguaje”. Penelas, F. y G. Satne. Gramá-
ticas, juegos y silencio, discusiones en torno a Wittgenstein.
Editorial Grama, Buenos Aires, 2007.
267
268
269
271
1
Allan Janik and Stephen Toulmin, Wittgenstein’s Vienna. Touchstone,
Nueva York, 1973, 167.
2 Ibid., 22.
272
3 Ibid.
4 En una carta a Ludwig von Ficker, Wittgenstein dice, “In reality, [the
Tractatus] isn’t strange to you, for the point of the book is ethical. I once
wanted to give a few words in the foreword which now actually are not in it,
which, however, I’ll write to you now because they might be the key for you: I
wanted to write that my work consists of two parts: of the one which is here,
and of everything which I have not written. And precisely this second part is
the important one. For the Ethical is delimited from within, as it were, by my
book; and I’m convinced that, strictly speaking, it can ONLY be delimited this
way.” Ludwig Wittgenstein, Ludwig Wittgenstein: Sources and Perspectives, ed.
C. G. Luckhardt (Ithaca: Cornell University Press, 1979), 94-95.
5 A veces el rechazo de tomar las ideas éticas del Tractatus seriamente
273
ment of the nature of a proposition and the nature and status of logic.” Marie
McGinn, Elucidating the Tractatus: Wittgenstein’s Early Philosophy of Logic
& Language (Oxford: Clarendon Press, 2006), xi-xii.
274
Wittgenstein, and the Point of View for Their Work as Authors,” in The
Grammar of Religious Belief, ed. D. Z. Phillips (New York St. Martin’s Press,
1996), 250.
275
276
8 Ludwig Wittgenstein, The Blue and Brown Books (New York: Harper &
277
El Postscriptum e Investigaciones
278
279
280
14 Ibid.,
219.
15
Søren K ierkegaard, Concluding Unscientific Postscript to the
Philosophical Crumbs, ed. Alastair Hannay, trans. Alastair Hannay
(Cambridge: Cambridge University Press, 2009).
281
282
283
El Postscriptum y el Tractatus
19 Ibid.,
223.
20
Yo tomo la siguiente frase de Peter Hacker: “But the nonsense of
the pseudo propositions of philosophy, in particular the philosophy of the
Tractatus, differs from the nonsense of “A is a frabble,” for it is held to be an
attempt to say what cannot be said but only shown. In this sense it can be
284
285
21
James Conant, “Must We Show What We Cannot Say,” in The Senses
of Stanley Cavell, ed. Richard Fleming and Michael Payne (Lewisburg:
Bucknell University Press, 1989), 255.
286
Fleming and Michael Payne (eds.), The Senses of Stanley Cavell, Bucknell
University Press, Lewisburg, 1989, 224.
24 Ibid., 262.
287
25
James Conant, “ Putting Two and Two Together: K ierkegaard,
Wittgenstein, and the Point of View for Their Work as Authors,” in The
Grammar of Religious Belief, ed. D. Z. Phillips (New York St. Martin’s Press,
1996), 273.
26 “Kierkegaard, Wittgenstein, and Nonsense,” in Pursuits of Reason, ed.
Ted Cohen, Paul Guyer, and Hilary Putnam (Lubbock: Texas Tech University
Press, 1992), 207.
288
Conclusión
289
290
291
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7